Amenaza lunar

Tema en 'Fanfics Abandonados de Naruto' iniciado por Adamas, 26 Agosto 2013.

Estado del tema:
No se permiten más respuestas.
  1.  
    Adamas

    Adamas Iniciado

    Libra
    Miembro desde:
    17 Enero 2013
    Mensajes:
    7
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Amenaza lunar
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2147
    Prólogo

    La Cuarta Gran Guerra Ninja ha concluido, pero el precio ha sido excesivo: la muerte de incontables personas, cada una de ellas con un pasado, familia y amigos que llorarán su muerte durante años. Este terrible conflicto fue orquestado por Madara y Obito, ambos del clan Uchiha, dos individuos que superaron los límites del poder humano para convertirse en dioses capaces de subyugar a toda la humanidad mediante el Plan Ojo de Luna y la todopoderosa energía del Jubi, con la ayuda de Kabuto y su aberrante ejército de revividos. Sin embargo, este poderoso enemigo logró que los shinobi dejaran atrás el odio que los había mantenido dividido durante años y formaran la Alianza Ninja. Con los esfuerzos de miles de ninjas y de las dos Bestias con Cola que seguían libres, Kurama y Gyūki, así como de un grupo de inesperados aliados invocados del mundo de los muertos, la Bestia de Diez Colas volvió a escindirse en los restantes bijü y los Uchiha que la habían resucitado fueron finalmente vencidos y desterrados al más allá.


    Naruto Uzumaki tiene mucho que celebrar: la Alianza Shinobi ha ganado la guerra y los humanos siguen poseyendo su libre albedrío; Sasuke Uchiha, tras la conversación mantenida con los Hokages invocados mediante la Resurrección del Mundo Impuro, ha regresado a la Villa Oculta de la Hoja para asegurarse de que todo aquello por lo que su hermano se sacrificó perdurara; se le han abierto las puertas a una oportunidad de ser amigo de Kurama, la bestia sellada en su interior; las relaciones entre las diferentes villas se han vuelto más amistosas y los bijü que han quedado libres por el mundo, gracias a la particular personalidad del joven Uzumaki y a su extraña capacidad para hacerse amigo de cualquiera, ayudan a las naciones a reparar los daños causados por la guerra y a prestarles su ayuda siempre que la requieran.


    Sin embargo, una nueva amenaza se cierne sobre el mundo ninja; una amenaza que no tiene nada que envidiar a la del Jubi, procedente del cielo, de la plateada superficie rocosa de la Luna. Cuando Madara invocó la Estatua Demoníaca del Camino Exterior antes de su muerte, no se dio cuenta de que estaba colaborando en la liberación de otro poder, un poder tan antiguo como el que un día dormitó en el interior del Sabio de los Seis Caminos, un poder con voluntad propia que tenía sus propios planes para el mundo y que jamás se habría unido al Uchiha en el caso de que este hubiese conocido su existencia.



    Cinco meses después del final de la Cuarta Gran Guerra Ninja…


    Mientras las naciones ninja se concentraban en estabilizarse y en lograr que las cosas volvieran a la normalidad, la Luna estaba experimentando su más extraño fenómeno: en medio del extenso y frío vacío del espacio, la plateada superficie del astro se había ido resquebrajando con el paso del tiempo, desde que la parte del Jubi sellada en ella fuera invocada por Madara, y en los últimos meses había empeorado por toda la energía residual de la guerra. La noche en que todo comenzó, las fracturas alcanzaron el núcleo de la Luna, liberando una extraña luz de color blanco azulado, que se elevó y rodeó el astro como un manto de coloridas llamas. Llegada a su límite, una cuarta parte del satélite se desprendió del resto e, impulsada por aquella extraña energía procedente de sus profundidades, puso rumbo a la Tierra.


    —¡Elemento cristal: Muralla de Cristal!

    Guren, una antigua servidora de Orochimaru, se había apartado del Sannin mucho tiempo atrás, gracias a la influencia de Naruto Uzumaki durante el enfrentamiento con Sanbi, para llevar una vida pacífica con Yükimaru, el joven al que ella misma había dejado huérfano al matar a su madre, y con Gozu. Los tres se habían trasladado a una pequeña isla lejos de cualquiera de las grandes naciones, lejos de la terrible guerra que se estaba preparando. En aquellos días, cinco meses después de que la Gran Guerra acabara, Guren se encontraba ocupada creando grandes muros con su elemento cristal para contener las mareas e inundaciones, pues el terreno de aquella isla era muy bajo y el mar estaba alborotado.

    —Esto bastará para evitar que el pueblo se inunde—le comunicó la mujer al jefe del pueblo tras levantar un muro de dos metros de altura y dos metros de grosor alrededor del pueblo.

    Todos los presentes empezaron a murmurar, impresionados por el poder de Guren. Yükimaru y Gozu se aproximaban a Guren y la abrazaron para felicitarla por su habilidad cuando un intenso resplandor azulado iluminó el cielo como un nuevo sol que hizo desaparecer las estrellas y la propia Luna. Utilizando sus manos como viseras, los pueblerinos miraron directamente a la fuente de aquella energía y vieron lo que parecía ser un meteorito atravesando el aire y desintegrándose en millones de pedazos. El trozo más grande cayó a medio kilómetro de la isla, hacia el sur, iluminando las profundidades con su siniestra luz.

    La isla se sacudió.

    — ¡¿Qué ocurre?! —exclamó Yükimaru, abrazando con fuerza a Guren.

    Una espesa niebla blanca se alzó desde la zona del océano en la que se había hundido el meteorito y comenzó a deslizarse sobre la superficie del agua acompañada por una violenta ráfaga de aire helado que congelaba todo lo que encontraba a su paso; era tal el frío de aquel extraño fenómeno atmosférico que unas gaviotas quedaron congeladas en pleno vuelo y cayeron al agua, quebrándose al chocar con la sólida superficie: el agua también estaba congelando según avanzaba la niebla.

    — ¡Gozu, quédate con Yükimaru! —le ordenó Guren a su compañero a la vez que saltaba el muro que había creado y se dirigía a la playa.

    Utilizando sus habilidades de control del chakra, Guren corrió por la superficie del mar que todavía permanecía intacto para salir al encuentro de aquella niebla. Para su sorpresa, había una mujer caminando a través de la niebla; no, en realidad era como si la niebla la generara con su cuerpo, como si fuese un largo vestido que se expandiera indefinidamente.

    — ¿Quién eres tú? —le preguntó Guren, preparada para atacar si fuera necesario—. ¿Qué es lo que quieres?

    La misteriosa mujer se detuvo y contempló a la kunoichi con dos ojos tan oscuros como las profundidades del océano en el que se encontraban. Era una mujer muy bella, delgada y pálida, de largos y lisos cabellos blanco; vestía un kimono de color blanco y no llevaba calzado; los pequeños movimientos que hacía su cuerpo en aquellos momentos eran fluidos, semejantes al de las mareas cuando suben y bajan; de su cuello, sostenido por una fina cadena plateada, colgaba un pequeño espejo circular.

    —Mi nombre es Kaguya, la princesa de la Luna—respondió con una voz susurrante y desprovista de emoción—. En cuanto a lo que quiero…, es algo que una mortal como tú no puede llegar a comprender. ¡Plenilunio del Lobo!

    Guren retrocedió cuando un extraño fuego de color azul blanquecino, el mismo que había rodeado el meteoro antes de perderse en el océano, rodeó el cuerpo de la mujer, Kaguya, del que surgieron dos decenas de pequeñas esferas de energía que adoptaron la apariencia de feroces lobos de color blanco. Las bestias parecían estar hechas del mismo componente que la niebla; eran tan ligeros que volaban sobre el agua y se retorcían de tal manera que parecía que no tuvieran huesos. ¿Qué clase de técnica era aquella?

    — ¡Atacad! —ordenó la princesa.

    Los lobos se abalanzaron sobre Guren, que creó dos cuchillas de cristal unidas a sus brazos y comenzó a cortar sus cabezas. Sin embargo, las bestias se regeneraban cada vez que salían heridas. Al cabo de un rato, uno de los lobos clavó sus colmillos en la pierna izquierda de Guren.

    — ¡Arde! —gritó Kaguya.

    Guren apenas tuvo tiempo de librarse del agarre del animal antes de que este se hinchara emitiendo un agudo silbido y explotara en una llamarada azul.

    —Has tenido suerte—comentó la princesa de la Luna mientras ordenaba a los lobos restantes a reagruparse a su alrededor.

    Guren realizó rápidamente unos sellos y creó cientos de shurikens de cristal para lanzárselos a su enemiga. Incluso si esos lobos se regeneraban, no podrían hacerlo a tiempo de proteger a aquella mujer.

    Pero Kaguya no necesitó usar a sus lobos como escudos, pues un simple movimiento de sus manos provocó que una gran ola se alzara e inutilizará los shurikens, que quedaron flotando en la superficie del mar después de que la ola se retirara.

    —Es inútil—susurró la mujer de pelo plateado.

    —Ya lo veremos—replicó Guren, que utilizó su poder para cristalizar el agua en un área amplia para evitar que su adversaria pudiera volver a usarla como escudo o como arma—. Ahora no podrás usar el agua a tu antojo, Kaguya.

    Kaguya sonrió y tocó la superficie del espejo que llevaba colgando del cuello, que emitió un intenso fulgor plateado. Luchando contra el asombro que sentía, Guren creó una barrera de cristal para protegerse de la lluvia de shurikens que Kaguya, o más bien su espejo, lanzó contra ella. ¿Acaso podía copiar las técnicas de los ninjas?

    —¡Elemento cristal: Dragón Desgarrante de Crital! —gritó a la vez que realizaba unos sellos y recurría a su chakra.

    Cristalizando el aire que la rodeaba, creó un inmenso dragón chico de cristal que se abalanzó sobre Kaguya, cuyos lobos alzaron sus hocicos al cielo y aullaron al mismo tiempo, desatando un sonido más agudo del que podía emitir un lobo normal. Las ondas sonoras se transmitieron a través del aire e hicieron añicos el dragón de Guren, pues el elemento cristal era débil a las vibraciones de alta frecuencia. La onda también hizo añicos el cristal con el que Guren había aislado el agua del océano para evitar que Kaguya.

    Por pura desesperación, Guren creo tres dragones más y los arrojó contra su enemiga, que volvió a tocar la superficie de su espejo. En un instante, Guren se descubrió siendo atacada por su propia técnica y decidió aprovechar la oportunidad. Corriendo a lo largo del cuerpo de los dragones recubrió sus brazos con cristal, creando un par de lanzas, y se lanzó a luchar contra Kaguya cuerpo a cuerpo. Su objetivo era destruir el espejo, la clave que le permitía a Kaguya reflejar y utilizar sus propios ataques en su contra.

    —Ilusa—susurró Kaguya, tocando el espejo una vez más.



    Los habitantes de la isla, que habían estado observando toda la batalla desde lejos, ahogaron un grito de asombro al ver un estallido de luz plateada y se taparon los ojos con las manos. Cuando la luz desapareció, vieron que Guren regresaba a la isla montada en uno de sus dragones. Parecía magullada, pero no tenía heridas graves.

    — ¿Lo ves? —le preguntó Gozu a Yükimaru—. Te dije que estaría bien.

    Yükimaru, que había estado sollozando por el miedo a que algo le pasara a su madre adoptiva, asintió con ojos brillantes. Nada ni nadie podía superar a Guren, armada con su poderoso elemento cristal.

    El jefe del pueblo se aproximó para darle las gracias a Guren por haberles salvado de aquella extraña niebla y de lo que contuviera, pero lo único que salió de su boca fueron unas palabras de sorpresa ahogadas por la sangre: una lanza de cristal arrojada por la mismísima Guren había atravesado su corazón. Ante el horror de los habitantes del pueblo, el hombre cayó al suelo, muerto, en medio de un charco de sangre.

    — ¡¿Por qué lo has hecho?! —le preguntó Gozu a Guren.

    La mujer esbozó una cruel sonrisa de placer y arrojó dos lanzas más, acertando en el pecho a dos pescadores, al mismo tiempo que saltaba de su montura de cristal y la hacía estrellarse contra uno de los edificios cercanos. Los aldeanos echaron a correr, aterrorizados por el extraño cambio que había experimentado la kunoichi que tantas cosas había hecho por ellos. Gozu se transformó en barro y trató de detener a Guren inmovilizando sus piernas, pero la mujer se elevó haciendo crecer dos pilares bajo sus pies.

    —No permitiré que me toques con ese asqueroso cuerpo, Gozu—se burló con aquella sonrisa tan despiadada.

    Yükimaru, incapaz de ver a su madre adoptiva así, salió corriendo, pero chocó contra una mujer de pálida piel y cabellos blancos que sostenía un pequeño espejo colgado de su cuello. Gozu, percatándose del peligro, se acercó corriendo al joven en el preciso momento en que el espejo emitía una cegadora luz plateada y los engullía a ambos.

    Guren observó el proceso sin borrar aquella sonrisa de su rostro. Sus ojos, ahora tan blancos como la luna llena, brillaban divertidos.


    Mientras tanto, los aldeanos que intentaban escapar de la isla descubrieron que todos los barcos habían quedado destruidos y que toda la isla estaba rodeada por una gran cúpula de agua marina.
     
  2.  
    Pinkamena

    Pinkamena Usuario popular

    Escorpión
    Miembro desde:
    10 Enero 2013
    Mensajes:
    867
    Pluma de
    Escritora
    gracias por la invitacion
    me encanto :D
    me dejastes con intriga

    me pregunto que le pasa a guren para que actua de esa forma
    y kaguya es muy poderosa

    plis avisame la conti
    chao
     
  3.  
    Sasuki-chan

    Sasuki-chan Entusiasta

    Leo
    Miembro desde:
    24 Noviembre 2012
    Mensajes:
    77
    Pluma de
    Escritora
    Hola, perdón por no darte el comentario antes pero me quede sin internet cosas que pasan bueno el prólogo es genial ahora solo espero que contínues la historia y yo gustosamente la voy a leer
    pd: gracias por invitarme a leer y cuando hagas mas historias de lo que sea te pido que me invites a leer –Ttebayo
     
Estado del tema:
No se permiten más respuestas.

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso