Contenido oculto Este es el primero de una tabla de relatos relacionados entre sí, es la primera cosa que hago de este estilo, así que bueno, ya veremos cómo me sale. Contenido oculto Los otros relatos relacionados son: Drabble - Fanfic - Un merecido descanso Drabble - Fanfic - El dichoso Duende de Cornualles Alohomora No se podía decir que a la pequeña Doris Montelfort no le gustase estar en Hogwarts, adoraba las clases y especialmente herbología. El profesor Longbottom le parecía amable y no le daba vergüenza alguna preguntarle dudas. Por esto, lo que estaba a punto de hacer le parecía realmente desagradable. Unas chicas más mayores de su casa, habían robado su libro de herbología y para colmo, le habían chantajeado con que se lo romperían si no iba al despacho del profesor Longbottom y les traíra una mandrágora. ¿Para qué la querían? Eso Doris lo desconocía por completo, pero como no quería tener problemas, debía hacer lo que esas chicas decían, ya que habían prometido no volver a meterse con ella después de eso. Según habían dicho, esa era la “típica novatada”. Así que allí estaba, delante de la puerta que debía atravesar para lograr su objetivo. Intentó abrirla, pero la puerta estaba cerrada con llave. Así que solamente le quedaba una opción, un hechizo que había aprendido recientemente, pero que sabía que pronunciaría muy bien. Sacó su varita y apuntó a la cerradura. —Alohomora —susurró. La puerta se abrió al instante y entró rápidamente cerrándola tras de sí. Una vez dentro, la sensación del primer triunfo la hizo sentir muy bien. Empezó a explorar por la habitación, había ojeado un libro en la biblioteca para saber reconocer a una mandrágora, no obstante, no conocía mucho sobre ellas, todavía era una novata. En su exploración, reparó en lo que parecía una jaula que estaba cubierta con una sábana. La curiosidad le picó, así que se acercó y destapó aquello para ver qué contenía. Se sorprendió al ver la criatura que estaba dentro, era algo así como un diablillo azul, que se puso eufórico en cuanto lo descubrió. Aquella sorpresa la llevó a dar unos pasos atrás y a pisar algo... o no, a alguien. Se dio la vuelta inmediatamente asustada. Esperaba encontrarse con una mirada severa, pero en su lugar, allí estaba, la sonrisa amable del profesor Longbottom. —Vaya, qué estudiante de primer año tan astuta tenemos aquí, que ha conseguido entrar en mi despacho que estaba cerrado con llave. ¿Alohomora? —Doris asintió tímidamente, empezando a notar el rubor en sus mejillas—. Me lo imaginaba. Veo que ya lo dominas y ni siquiera llevas dos semanas, eres muy hábil, eso merece diez puntos para Gryffindor. Aquello pilló por sorpresa a Doris, que no entendía por qué su profesor la recompensaba en esa situación. —Fuera lo que sea que te hayan prometido esas chicas, no te lo darán, de hecho seguro que te han pedido algo imposible. —¿Cómo lo...? —Vaya, estás hablando con Neville Longbottom, soy experto en estas cosas. Ahora, vuelve a tus quehaceres, ya me encargaré de endurecerle la tarea a esas graciosillas y que te devuelvan lo que te han quitado. Dicho eso, le guiñó un ojo a Doris, quien sintió más calor en sus mejillas. Su corazón empezó a latir muy rápido. —Gracias —solo dijo eso y se fue.
Ayyy, así tal cual me imagino a Neville de profesor! Jajaja, como él mismo lo dijo, ¿quién conoce mejor ese tipo de penurias que él que las vivió? Muy muy bueno. :3
