Alma de niño [varias parejas]

Hola a todos. Bueno, luego de un laaaargo tiempo, he decidio publicar un fic, no sé, de pronto sentí ganas de hacerlo, espero les guste.


Autor: Hyuuga
Título: Alma de niño
Tipo: Long-fic
Género: Friendshp~Romance, aventura asdf~~
Clasificación: K+
Advertencias: ninguna.

Alma de niño.​

​

​

Prólogo


Ino Yamanaka:
Cuando era niña solía reír mucho, siempre salía a jugar con mi mejor amiga y ayudaba a mis padres en nuestra florería. Me gustaba mucho correr por los prados y nadar en el lago. Debo aceptar que siempre fui vanidosa, pero antes mi principal deseo era divertirme, reír y ser feliz. Hoy en día, con tan solo veintiséis años de edad, soy una famosa y miserable modelo; estoy llena de restricciones, no puedo comer lo que me gusta, me someten a duras dietas y excesivo ejercicio para mantener una figura que ni siquiera me gusta, ya casi no veo a mis amigos ni a mi familia, siempre estoy siendo encandilada por flashes y caminando como zombi sobre una pasarela luciendo cientos de vestuarios. ¿Esto era lo que realmente quería?

Sakura Haruno:
Cuando era una niña, siempre lloraba por mi enorme frente, los niños me molestaban con dolorosos comentarios y burlas. En mi casa la relación con mi madre era buena, pero ella, al ser madre soltera tenía que trabajar muy duro para mantenerme, por eso casi siempre estaba sola. Admito que en un principio no era muy feliz que digamos, pero después de conocer a aquella chica mi vida cambió por completo, ella me enseñó a no temerle a los absurdos comentarios, me dio un nuevo look y me enseñó lo divertida que era la vida. Recuerdo que paseábamos por los montes y me iba enseñando la variedad de flores que veíamos... Sí, aquellos tiempos fueron los mejores de mi vida. Hoy en día soy una aburrida noticiera de veinticinco años de edad, paso la mayor parte de mi tiempo encerrada en un set de televisión, vistiendo ropa formal de horribles colores opacos, viendo a un montón de cámaras y relatando las desgracias y crímenes que pasan en el mundo. ¿Eso es realmente lo que quería?


Sai:
Cuando era niño quedé huérfano, así que me metieron a un reclusorio militar, allí me enseñaron la crueldad de este mundo, me dijeron que las emociones no servían para nada y naturalmente así lo aprendí. Durante mucho tiempo cerré mi corazón y me volví un niño serio que esbozaba sonrisas engañosas, y aunque no lo aceptara ni me lo creyera, en mi interior yacía un vacío, uno que, al cumplir los nueve años desapareció con la llegada de aquel chico, él era demasiado alegre e hiperactivo, me mostró un mundo diferente, uno donde los sentimientos sí existían y poco a poco me fui abriendo a él; aunque tiempo después lo trasladaron a otro reclusorio, mas eso no me hizo regresar a mi antiguo yo, disfruté el resto de mi infancia como nunca, aplicando lo aprendido; pero las cosas cambian: Hoy en día, soy un coronel que odia su trabajo, he tenido que matar a personas, siempre cargo un arma y estoy bajo el sol; dirijo a todo un ejército al cual debo tratar con firmeza, se me prohíbe la piedad y ahora mi alma está atrapada. ¿Realmente esto era lo que deseaba?


Tenten:
Cuando era una niña vivía con mis abuelos en una humilde granja. Me gustaba mucho ordeñar a las vacas, corretear a las gallinas y jugar en el lodo con los cerdos. También ayudaba a mi abuelo a sembrar trigo, papa, tomates y mucho más. Mi abuela siempre nos preparaba un delicioso chocolate caliente y me contaba maravillosas historias de hadas, caballeros, sirenas y místicas criaturas. Siempre imaginaba que yo pertenecía a ese mundo, soñaba con ser una legendaria guerrera y luchar contra el mal. Y en los días de lluvia, salía con mis abuelitos a jugar un buen rato, nos empapábamos y reíamos sin control. Pero hoy en día, soy una cocinera en un asqueroso restaurant, el dueño es un avaro y tramposo, ha salido adelante gracias a sus múltiples estafas y eso es algo que a mí me purga, no puedo tolerarlo… mas no hay remedio, tengo que aguantarme pues es el único lugar donde pude conseguir trabajo, nadie quiere contratar a una muchacha de campo con veintiséis años que no tiene estudios básicos. Mi vida es un infierno, encerrada en una rutina y en una ciudad enorme llena de gente extraña y viciada, donde uno tiene que cuidarse hasta en su propia casa. ¿Esto es lo que realmente quería?


Uchiha Sasuke:
Cuando era niño, recuerdo que siempre fui muy alegre, siempre jugaba con mi hermano mayor, él me enseñaba muchas cosas e incluso me entrenó en artes marciales. Mi padre era algo estricto conmigo, pero era porque quería que fuera una persona de bien, y aunque no lo entendía en ese entonces, siempre lo quise, no importaba las veces que me regañara, al poco rato se me olvidaba el enojo y la tristeza y volvía a hablarle con una amplia sonrisa. Mi madre siempre fue dedicada y cariñosa, nos mostraba una dulce sonrisa en cualquier situación, apaciguando cualquier pena. Tuve una infancia feliz, era un niño al que no le faltaba nada, pero todo eso cambió cuando cumplí doce años... en un viaje familiar fuimos asaltados, y al no tener mucho, los ladrones asesinaron a mis padres en frente de mis ojos. Desde ese día mi vida cambió por completo, cerré mi corazón y me volví frío, serio y reservado, desconfiando de todo mundo. Mi hermano cuidó de mí por un tiempo, pero dos años después se fue sin decirme ni una palabra... me abandonó, me dejó a mi suerte a los catorce años, eso hizo que odiara aún más al mundo, odié a mi hermano, odié mi vida, odié a todos... Lo único que quería era venganza en contra de los miserables que mataron a mis padres, y eso es lo que me llevó a ser quien soy ahora. Hoy en día llevo el título de policía, estudié leyes pero me ejerzo como agente, mi vida está destinada a matar a todos aquellos gusanos miserables que atenten contra la sociedad, no tengo piedad con nadie, quienes asesinan y cometen crímenes merecen ser tratados como la basura que son. Pero algo me sigue molestando, una extraña sensación en mi pecho me remuerde cada instante de mi vida y me dice que hay algo que he olvidado. ¿Qué realmente esto e ra lo que quería?


Hyuuga Neji:
Cuando era un niño vivía tranquilamente con mis padres, recuerdo que siempre fui tranquilo pero me gustaba sonreír y observar todo mi entorno. De vez en cuando me juntaba con mi prima y jugábamos en los columpios, mi vida era sencilla pero era feliz con lo que tenía, aprendía y tomaba las cosas de la mejor manera posible. Mas el destino me cambió todo, mi padre se peleó con su gemelo por una estúpida herencia, su pleito fue tan grande que involucró la violencia y por un descuido mi madre murió... Fue asesinada en medio de una absurda disputa. La familia se separó por completo, mi mundo se tornó gris y espeluznante, rompimos total comunicación y nunca más volvía a ver a mi prima. Hoy en día soy abogado y no puedo decir que me guste, mi padre me obligó a escoger esta carrera para evitar más injusticias y estúpidas peleas por herencias y cosas por el estilo, como ocurrió en mi familia. Mi vida está dentro de un juzgado, mirando la corte e involucrándome en miles de problemas que sinceramente no me interesan, todos los días son tan monótonos... no tengo metas ni sueños, vivo encerrado en una cápsula donde el tiempo no existe. ¿Realmente esto es lo que quería?


Hyuuga Hinata.
Cuando era niña solía ser muy tímida, pero siempre me divertía con mi primo, salíamos a jugar en el parque y alimentar a las palomas. Mi mente y alma eran puras, realmente no necesitaba cosas para sonreír y sentirme bien, lo más sencillo me bastaba para sentir una cálida sensación en mi corazón. Pero un día, a mis diez años, mi padre y mi tío se pelearon horriblemente por una herencia, y eso mismo ocasionó la muerte de mi tía. Desde ese día el lazo Hyuuga se rompió, mi padre se sintió terriblemente culpable, no tenía cara para volver a ver a mi tío, así que nos fuimos lejos y nunca más volví a ver a Neji. Tanta violencia, tanto cambio e injusticias me lastimaron mucho, ¿por qué tenía que pasarle a mi familia todo eso? Sinceramente nunca lo entendí. Hoy en día, trabajo como recepcionista en un hotel, es divertido... supongo. No, no puedo mentir, con el tiempo he aprendido a despreciar mi trabajo, estar todo el tiempo sentada frente a un gran escritorio y con una computadora en la cara no es nada agradable. Muchas veces hay que escuchar reclamos y quejas de los clientes, creen que yo puedo solucionarles sus problemas y no, así que lo único que me queda es quedarme callada y aguantarme todo. ¿Realmente esto es lo que quería?


Sabaku No Gaara:
Cuando era un niño vivía tranquilamente con mis padres y mis hermanos en Suna. Siempre fui muy callado y reservado con todas las demás personas, mis compañeros y demás niños siempre me evitaban sin yo saber porqué. Admito que sí me importaba, no entendía el porqué de mi rechazo, me causaba tristeza y poco a poco me volví más serio. Mas mis hermanos y mis padres me sacaron adelante, ellos siempre estuvieron a mi lado, me apoyaron y me enseñaron que uno tiene que ser feliz por sí mismo y no depender de los demás; esa idea se me quedó grabada y la apliqué por el resto de mi infancia; seguía siendo rechazado, pero eso no me importó más, empecé a leer mucho, el conocimiento captó mi atención, empecé a desear saber más y más, eso era algo que disfrutaba y me hacía feliz. Pero hoy en día, soy un político candidato a la presidencia, tengo que estar escuchando múltiples problemas y estar lidiando contra mis rivales deshonestos, quienes muestran al pueblo una cara brillante y llena de propuestas, cuando en realidad son unos tacaños que lo que en verdad buscan es regocijarse en dinero. Así es el mundo en el que vivo, uno donde si no aplicas la frase “el que no tranza no avanza” pierdes todo y quedas a la deriva de la crueldad del mundo. ¿Es esto lo que en verdad quería?


Sabaku No Temari:
Cuando era una niñita solía hacer acrobacia aérea, adoraba la gimnasia y sus derivados. Mi hermano Kankuro siempre me ayudaba con mis coreografías mientras que mi otro hermano, Gaara, simplemente me miraba y me daba su opinión. También recuerdo que mi padre solía tocarnos el piano, mi madre el violín y yo mientras cantaba; adoraba las tardes familiares, todos nos divertíamos, no podía pedir más... era feliz. Hoy en día soy un edecán oficial, siempre me solicitan para pesados eventos, tengo que lucir siempre bien, vestir formal, estar totalmente derecha y por sobre todo no cometer ningún error, si lo hago, recibo largos sermones por parte de mi jefe. ¿Esto es lo que realmente quería?


Uzumaki Naruto:
Cuando era niño, vivía de lo más feliz con mis padres, siempre jugábamos y me enseñaban todo lo bueno y lo malo de la vida. Lo que más me gustaba, era que los domingos siempre íbamos a ‘Ichiraku’ a comer ramen, los tres contábamos chistes y competíamos haber quién podía comer más tazones. Pero... cuando cumplí nueve años, mis padres desaparecieron. Ellos iban a un viaje de negocios, pero su vuelo colapsó; encontraron los restos del avión hundidos en el mar y muy pocos cadáveres, mas los restos de mis padres nunca fueron hallados, por lo que en mí nació una mínima esperanza de algún día volver a verlos. Hoy soy un piloto internacional, estudié para ello pensando que así me dejarían buscar a mis padres, pero me equivoqué, todo el tiempo estoy aplatanado en un sillón, viendo coordenadas y siguiendo órdenes. Manejo por horas en un avión, es sumamente cansado, además del estrés de saber que en tus manos recae la vida de muchas personas. ¿Esto... es realmente lo que quería? Dattebayo.


Matsuri:
Cuando era una niña, adoraba montar a caballo. Vivía en la ciudad con mis tíos, pero cada fin de semana, de ser posible, íbamos al rancho de mis padres, ahí montaba casi todo el día. Tenía mi propia yegua, era toda blanca y se llamaba ángel, su pelo era suave, me encantaba cepillarla y peinarla. También solía recostarme en el pasto a ver el atardecer, amaba el ambiente del campo, el aire fresco y puro, el canto de la naturaleza, el sonido del agua... todo me gustaba. Hoy en día soy secretaria en una escuela, me la vivo encerrada en una oficina frente a un ordenador. Siempre tengo que estar haciendo tablas y arreglando papeles, casi no tengo tiempo libre, siempre hay mucho trabajo que me estresa y me llena de imposibles la vida. ¿A caso esto es lo que quería?


Nara Shikamaru:
Cuando era niño, siempre me iba a la azotea de mi casa a contemplar las nubes, me gustaba jugar con mi padre al shougi y por sobre todo dormir; era un niño vago y flojo, bueno, todavía lo soy, pero en mi niñez podía disfrutar de serlo, mi mente estaba tan clara y despejada, no tenía las preocupaciones de un adulto, las cosas pequeñas no las hacía grandes como ahora lo hago. Me doy cuenta que antes mi visión era otra. Hoy en día, me ejerzo como chofer, siempre soy contratado por familias ricachonas que desean que lleve a todas partes a su hija malcriada; me la vivo tras un volante, siguiendo órdenes y reproches. Tengo que soportar el terrible calor, metido en la ciudad tras el tráfico, lo único que ya oigo es el claxon de los coches. ¿Esto era lo que quería?

 

Saludos~~ después de unos días aquí traigo el primer capítulo. Antes que nada, agradezco a quienes leyeron mi fanfic, pero especialmente a lo que comentaron, gracias, sus opiniones es lo que me hace querer traer más.

Una cosa más, pido por favor, que los comentarios 'tengan contenido' no hagan spam para evitar que los borren, expresen su opinión. Gracias.






Capítulo 1.





Temari:


Ahí estaba yo; parada, derecha y firme. Sentía húmeda mi nuca de tantas gotas de sudor que resbalaban. Estaba abochornada gracias al sofocante calor. Mi cara se mostraba sonriente, cálidas miradas y gestos amables dirigía a quienes me miraran; pero no estaba nada feliz, al contrario, estaba colérica, me dolían los pies de tanto estar parada; pero ese era mi trabajo, debía aguantar como una edecán oficial y de élite.


Toda la semana me habían llamado para diversos eventos, bastante pesados debo decir, que ya me tenían hasta mi límite. Me dolía la cabeza por las insolaciones que sufrí, cada vez me advertía más débil, sin duda alguna necesitaba un descanso.


—Buen trabajo —escuché la voz de mi jefe.


Solté un gran suspiro de alivio, pues al fin había concluido el tan pesado evento. Me quité el saco del uniforme, sentí un gran sosiego cuando mi piel por fin pudo respirar, sentir el aire fresco.


—Gracias Kabuto-sama —me dirigí a mi superior.


Todas las edecanes nos subimos a la camioneta de la agencia para por fin regresar. Al llegar nos fuimos a los vestidores, mi hora de descanso al fin había llegado. Me quité el sudado uniforme, y de mi locker saqué un fresco cambio de ropa: un pesquero de mezclilla y una blusa verde de botones.


—Temari-san, te están llamando en la oficina —me comunicó una de mis compañeras.


Agradecí y emprendí el camino. Cada paso que daba me hacía pensar en una sola cosa “más trabajo”, sino ¿para qué otra cosa me llamaría mi jefe? Llegué a la oficina, me acomodé el cuello de la blusa y toqué.

—Adelante.


Abrí la puerta —Con permiso Kabuto-sama.


Tras de mí volví a cerrar la puerta. Caminé lenta y derechamente con la cabeza en alto hacia el escritorio, mis hábitos como edecán siempre salían a relucir cuando estaba en presencia de alguien importante o superior a mí.


—Felicidades Temari-san.


No gesticulé palabra alguna.


—En Inglaterra pronto se festejará una boda, quizás, la más grande de estos tiempos.


—Lo sé —confesé—. Pocos nobles quedan en nuestra actualidad. El príncipe Dan y la princesa Tsunade se unirán en matrimonio.


—Eso es correcto. Será una evento enorme, y para la fiesta, han solicitado a las más prestigiadas y destacadas agencias su mejor edecán.


En ese momento comprendí lo que él deseaba.


—Por eso te felicito, eres la elegida. Ten en cuenta que es un enorme honor y privilegio.


Me quedé callada durante unos momentos; estaba atufada por tanto trabajo, lo que yo quería eran vacaciones. Mas era consciente que, no podía rechazar la oferta, Kabuto no me dejaría, además asistir a un evento tan grande implicaría una considerable paga.


—¿Cuándo será? —pregunté.


—La boda, en seis meses. Pero viajaremos en dos semanas, pues hay que ensayar muchas cosas, no creas que será algo tan sencillo; es más, puedo asegurarte que este trabajo será el más duro que realices en toda tu vida.


Solté un respiro de resignación y terminé accediendo. Solita me metí en la boca del lobo, tendría un arduo trabajo por delante, tendría que olvidarme de mi preciado descanso, pues inevitablemente viajaría a Inglaterra.




Naruto:

Después de un pesado viaje trasnacional por fin había regresado a Japón. Ser piloto resultó ser más difícil de lo que pensé. Llegué a mi casa, me quité los zapatos y de un brinco me eché en el sillón. Cerré mis ojos, respiré tranquilamente y me relajé como nunca, sentí que mi cuerpo su hundió en los arrullos de los cojines, por fin mis nervios regresaban a su lugar.
Abrí mis ojos, mi serenidad se transformó en nostalgia al divisar aquel pequeño portarretrato. Me senté y lo tomé entre mis manos, no podía dejar de mirar la imagen presente, la acariciaba y mi corazón volvía a sentir ese vacío.


—Mamá... Papá.


Muchos años habían pasado desde la última vez que los vi. Yo era un niño cuando me dijeron que los había perdido, pero... No, no podía aceptarlo, era mentira. Los cuerpos de mis padres nunca fueron encontrados, algo en mi interior me decía que ellos seguían vivos.


—Tengo hambre ¡a Ichiraku ramen se ha dicho! —exclamé dejando de lado mi momento melancólico.


No era del tipo de personas que hunden la cabeza en la almohada y se la pasan llorando, no me gustaba, mis papás me enseñaron a ser diferente, a darle la cara a lo que se me ponga en frente y a no rendirme jamás.


Corrí por las calles rumbo a mi lugar favorito para comer, adoraba el ramen, yo diría que era mi segundo amor. Doblé en una esquina y frené violentamente en mis talones, sólo para encontrarme con la desagradable sorpresa de que...


—¡Cerrado! —grité a todo pulmón—. ¡No puede ser!


Me dejé caer de rodillas al piso; muchas personas me habían dicho que mi comportamiento era el de un chiquillo, es más, había quienes ni creían que fuera piloto.

—¿Ahora qué hago?


Y como si estuviera planeado, el viento azotó un volante en mi cara.


—¡Auch! —me quejé al recibir el impacto—. ¿Qué rayos es esto?


Repasé la mirada por todo el papel, el cual decía:

‘Todo cuanto quieras’​

Ven y disfruta de exquisita comida japonesa, tenemos los más variados menús, desde nuestro Ramen especial hasta los más laboriosos platillos. ¡No lo pienses más! Ven y disfruta todo cuanto quieras por increíbles precios. ​

—¡Estupendo! Iré a ese lugar a probar su ramen especial.




Tenten:
Mi vida empezaba hacerse cada vez más monótona, ya hasta soñaba el enorme caldero donde preparaba los fideos. Vivir encerrada en una cocina no era algo que me agradara, y servirle a un restaurantero deshonesto era algo que odiaba. ¿Pero qué remedio? Era una chica de campo sin estudios, nadie me quería dar trabajo, y el señor Kakuzu fue el único que se apiadó de mí, mas eso no disminuía en lo más mínimo mi rencor hacia él.


—¡Una orden del ramen especial extra grande!


—A la orden —contesté.


Me acomodé mi cubre bocas y la red de mi cabello, tomé mis instrumentos y puse manos a la obra. Cuidadosamente elaboré finos fideos, largos y precisos. Con virtud los coloqué de la mejor manera en la olla a vapor y sazoné inteligentemente; eché la cantidad adecuada de sal y especias. Corté rápidamente trozos de carne de cerdo y un poco de naruto. Serví en un tazón con una buena cantidad de caldo y agregué el resto de los ingredientes.


—¡Ramen especial extra grande listo! —anuncié.


Lo entregué al mesero y sólo pude ver cómo se alejaba con mi creación. No odiaba cocinar, al contrario, podía saborear con el olfato todos los exquisitos olores que desprendía la comida. Pero no lo que sí odiaba era trabajar en aquél repugnante lugar, ¿hasta cuándo debería hacerlo? Mi sueldo no era la gran cosa, parecía como si estuviera condenada a pasar el resto de mis días en aquél lugar.


—Tenten, alguien pide verte —me comunicó un compañero.


—¿A mí?


—Sí, al parecer el cliente quedó fascinado con el ramen.


Un poco extrañada dejé mis aposentos para acudir al llamado. El mesero que atendió a la persona que me llamó me guió hasta él. Y lo vi, relucía una enorme sonrisa, parecía estar hechizado bajo los efectos ramenísticos.


—Encantado, mi nombre es Uzumaki Naruto, déjame decirte que eres una estupenda cocinera, jamás en mi vida había probado un ramen tan delicioso.


El muchacho tomó mi mano en forma de saludo y empezó a sacudirla violentamente y sin parar.


—G-gracias... mi n-nombre es T-Tenten —dije con dificultad, pues aquel sujeto no dejaba de agitar mi mano.


Por fin me soltó. Sobé mi mano, pues aquél apretón sí que había sido fuerte.


—Tenten-san debes de decirme el secreto del ramen.


—Eso es algo imposible —dijo una tercera voz.


Giré mi cabeza para encontrarme con el inexpresivo rostro de Kakuzu, mi jefe.


—Es una receta secreta del establecimiento y si la quieres tendrás que pagar por ella.


—¿Cuánto? —preguntó Naruto.


—Un millón de yens.


—¿¡Qué!? —gritamos al unísono.


Por eso lo odiaba, él siempre quería salirse con la suya, el dinero era su estúpida vida, pero aquél precio sí que había sobrepasado los límites.


—¿Está usted loco? —rezongó el rubio.


—No.


Hubo un momento de silencio, noté que Naruto se quedó pensativo por unos momentos.


—Me niego, no pediré la receta, pero sí que me deje hablar a solas con Tenten-san, prometo que no le rogaré el secreto.


Kakuzu me miró asesinamente, dándome a entender que, si decía una sola palabra estaba frita.


—Ese jefe tuyo sí que tiene cara de pocos amigos —me dijo una vez que mi superior se retiró.


—Lo sé.


—Tenten-san tienes talento, tus habilidades en la cocina están mucho más arriba que esta fonda de barrio.


—¿Q-qué quieres decir?


No entendía a lo que se refería.


—Que tú puedes trabajar en un lugar con mayor alcurnia, o por lo menos más reconocimiento.


Solté una leve risa de tristeza y pena. Él me observó extrañado.


—¿Por qué te ríes?


—Porque nadie quiere contratarme. Yo vengo del campo, no tengo estudios de nada, con trabajos sé leer y escribir, y eso es algo reciente.


Nuevamente se quedó pensativo, él me pareció una persona de lo más peculiar; era como un niño disfrazado de adulto, a todo le encontraba una solución por más descabellada que fuera.


—¿Y a quién le importa eso? —preguntó—. Estoy seguro que si los grandes chefs prueban tus platillos no les importará que no tengas estudios, aquí lo que cuenta es la habilidad para preparar.


—Puede que tengas razón —admití—. Pero ¿cómo llegar a lo alto?


—Yo te ayudaré —sonrió—. Mira, yo soy piloto, y dentro de unos meses haré un viaje a Inglaterra, pues como supongo sabes, se celebrará la boda de la princesa Tsunade y el príncipe Dan, así que como piloto, tengo que llevar a cientos de personas que van a la boda. Me dijeron que podré quedarme en Inglaterra unos días, así que, ¿qué te parece si buscamos allá un buen trabajo? Seguro que más de uno querrá contratarte.


Tuve que taparme la boca para ahogarme un tremendo grito; lo que él decía estaba totalmente fuera de la realidad.


—No, eso es imposible, ¿cómo asegurar que encontraré trabajo? Y además no tengo el suficiente dinero para viajar a Inglaterra.


—¡No digas eso Tenten! —me reprochó—. Nadie puede asegurar que encontraremos un trabajo allá, pero si sólo te aferras a las “posibilidades” entonces ya perdiste, hay que arriesgarse. Y con lo del dinero, no hay problema, te estoy diciendo que soy piloto, en la aerolínea que trabajo me permiten llevar a una persona conmigo en mis viajes.


Era una oferta tentadora, pero sumamente arriesgada, si no conseguía el trabajo mi vida estaría prácticamente en el hoyo, pues de este lugar yo vivía. Pero también... seguía ese deseo reprimido en mi corazón; zafarme de este sitio era lo que siempre había deseado, y por fin se me presentaba la oportunidad, ¿qué haría?


—De acuerdo.


—¡Eso es Tenten! Ahora solamente tienes que renunciar a esta pocilga, anda, ve y dile a ese jefe tuyo en su carota que renuncias.


—¿Quién va a renunciar?


Por segunda vez Kakuzu se apareció a mi lado de la nada, él era muy sigiloso, siempre me saca sustos. Sus depredadores ojos nos miraban sin titubear, sentí un tremendo estremecimiento y los vellos de mi espalda se erizaron completamente.


—Ella va a renunciar, ya se dio cuenta que tiene un futuro fuera de aquí. ¡Díselo Tenten!


—Eh... S-sí, eso mismo, me largo de aquí.


No sé de dónde rayos me salieron las palabras, pero de alguna manera saqué fuerzas para encarar al monstruo.


—No puedes renunciar.


Sus palabras me partieron, ¿¡quién diablos era él para decidir eso!? Fue entonces que la sangre me empezó a hervir del coraje.


—¿A no? Mírame hacerlo —me quité la red del cabello y el delantal—. ¡Renuncio! —los tiré al piso.


Me di la media vuelta, tomé mi bolsa y junto con Naruto me dirigí a la puerta.


—¡Ambos se van arrepentir! —nos gritó—. ¡Los denunciaré a los dos! A ti por sonsacar a mi empleada, por robo, por interferencia, y a ti malagradecida, por abandono sin razón y por robo!


—¡Yo no robé nada! —grité.


—Déjalo Tenten —me indicó y se giró hacia Kakuzu—. Nos vemos en la corte, conozco a un abogado intachable.