Alice in Wonderland DEMENTE Y MARAVILLOSO AMOR

Tema en 'Fanfics sobre TV, Cine y Comics' iniciado por Andrea Sparrow, 10 Enero 2016.

  1.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    DEMENTE Y MARAVILLOSO AMOR
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    32
     
    Palabras:
    1695
    DEMENTE Y MARAVILLOSO AMOR


    Alicia…25 años son los que lleva a cuestas…pero no sólo eso.

    Desde que salió de Londres aquella mañana en el Wonder y “Absolem” parecía haberla ido a despedir al muelle…en realidad no era tal…no era un despedida…ella debió haber entendido entonces que se trataba de una “Bienvenida”.

    El viaje duró mucho tiempo…el suficiente para que su memoria guardara no en la mente sino en el fondo del corazón detalles especiales…de una visita…de un lugar…de algo que conmocionara su carácter y su forma de ver la vida….pero de lo cual recuerda muy poco.
    Lord Ascot con sus ocurrencias y su capacidad de razonamiento y visión le han abierto muchas puertas…ha madurado mucho ...y eso no lo ha notado solamente ella…sino también la gente con la que trabaja. Hombres importantes del sitio de Hong Kong la aprecian…en recuerdo de su padre, Charles Kingsley…ese hombre visionario que le enseñó tantas cosas y compartió con ellos los momentos más dulces de la infancia.
    Pero ahora se siente un poco sola…Hamish Ascot aún no se ha casado…pero afortunadamente ha salido de su lista…aunque no es su prioridad el matrimonio, pero sí afianzar los puestos comerciales que ha conseguido con la Compañía que Lord Ascot comprara al morir su padre.
    Sin embargo…hay un hueco en su mente…el cual está a punto de llenar…sólo que ella todavía no lo sabe…aún no sabe que un demente y maravilloso amor está en espera de ella..desde los 19 años…en Infratierra…¿acaso?

    Cap. 1 Fairfarren
    [​IMG]
    By sra_sparrow at 2010-04-10

    - Fairfarren, Alice…-resonaron esas palabras en su memoria sin poder evitarlo.

    Despertó sobresaltada. Entreabrió los ojos con bastante pesadez…tenía todavía algo de aquel sueño…pero todo era confuso…nada tenía lógica ni orden…su propia mente desechaba ciertas ideas que le parecían insufribles o completamente…¿dementes?

    Tal vez esa era la palabra correcta. El día anterior había sido de mucho trabajo. El clima de Hong Kong era agradable, cálido y a la vez refrescante; había firmado un par de documentos sobre la compra-venta de especias, sedas y porcelanas hacia Europa. Los cargamentos iban y venían repletos de mercancía valiosísima y las ganancias se repartían de forma equitativa entre quienes pertenecían a la Compañía.

    Ella se encargaba de administrar algunos de los negocios que su padre comenzara. A pesar de todo, por momentos lo extrañaba demasiado…sobre todo cuando comenzaba el día y tenía que pensar en seis imposibilidades. Si no lo hacía, era señal de que su día comenzaría mal.

    Así que forzó a su mente a intentar comenzar a pensarlas.

    Dejó la calidez de las sábanas y se dispuso a darse un baño. Entonces comenzó la lista de imposibilidades. La primera…pensar que en lugar de agua pudiera bañarse con ¿miel? Era clara, cristalina, pura y limpia…con propiedades curativas según los chinos…así que…podría ser. Rió ante la consideración de esa situación y decidió apresurarse si no quería que la mañana se le fuera de manera inesperada. Tardó en decidirse qué ropa usar. Su madre se habría confundido si hubiera descubierto que le había perdido el miedo al corsé…pero ni ella misma entendía a qué se debía. No podía entender muchas de las cosas que antes habían sido tan difíciles de aceptar…¿y ahora? ¿Era acaso mucho más valiente que antes?

    Una de las chicas que le servían le llevó el desayuno. Pan tostado y té…el sabor del té le despejó la mente…¿té? Sabía que había probado un té delicioso en alguna parte…pero…¿dónde? Degustó el sabor del té…delicado y sustancioso…con poca azúcar…de pronto se detuvo en los grabados de la taza…china…con líneas ligeramente arqueadas…dibujos de dragones decoraban el servicio…sin quererlo sintió nostalgia…una necesidad de acariciar cada pieza del juego de té…recorrió con sus manos cada parte de los platos y tazas…si no es por una de sus sirvientas que la llamó no habría salido de aquella meditación.

    - Lady Kingsley…tiene visitas- dijo la mucama.
    - Voy, Charlotte…-dijo Alice suspirando fuertemente

    Salió de aquella habitación y se dirigió hacia el vestíbulo de aquella casa. Descendió por las escaleras contando los escalones…uno, dos…tres…pero no pudo terminar de contar…entonces vino a su mente la segunda imposiblidad: creer que encontraría a algún animal animando el desayuno…un conejo…una liebre o…de pronto se encontró frente a ella nada menos que a Lord Ascot.

    - Querida Alice…¡qué gusto de encontrarte tan hermosa hoy!- susurró mientras besaba la mano de quien una vez hubiera podido ser su nuera.
    - Señor…¿cómo está usted?- dijo con su acostumbrada sonrisa.
    - Alice…me preguntaba cómo estabas…desde hace dos meses no sabía nada de ti…y el vapor que llega a Hong Kong se retrasó bastante…tuve que quedarme varado en Nueva Delhi hasta esperar el siguiente.
    - Le entiendo- respondió Alice con vivacidad- supongo que vendrá usted algo cansado.
    - No tanto como yo hubiera creído…creo que tu vitalidad me contagia, eso es innegable, hija…

    Aquella forma de llamarla le recordaba mucho la manera de hablarle de su padre…aunque ya tenía tanto tiempo que lo había perdido…pero la confianza en aquel hombre era perfecta. Le parecía estar escuchando a Charles dar consejos o escucharla comentar las novedades.

    - Si he de serle franca- añadió Alicia- le esperaba hasta dentro de un mes…

    Lord Ascot bajó la mirada y dijo con algo de preocupación.

    - Es verdad…te dije que hasta dentro de un mes nos veríamos…lo que sucede es que…tu madre está preocupada por ti…¿sabes? No se ha sentido bien y deseaba que pudiera decirte que necesitaba saber de ti solamente.

    Alicia se tornó preocupada y preguntó:
    - ¿Está acaso enferma? Margaret no me dijo nada en el telegrama que me envió hace una semana…
    - No lo está del todo…es una dolencia que comenzó a aquejarla…pero es pasajera…se sentirá mejor cuando le diga que te he visto…contenta y bien posicionada en este lugar.
    - Sí, señor…no puedo quejarme…el lugar es excelente…la comida es exquisita…la gente ha sido muy cordial…me han consentido mucho.
    - Eso me alegra- añadió Lord Ascot- llegué a temer que no te recibieran bien…pero tú te has ganado el apoyo de la gente y eso es muy loable…así que…podemos pensar en un puesto más importante para ti en la compañía.

    El rostro de la joven se iluminó:
    - ¿De verdad, señor? Eso es…estupendo!

    Lord Ascot sonrió también…quería a Alicia como a una hija…la había visto crecer al lado de su hijo Hamish, aunque ella fuera mucho más inteligente y despierta que su hijo…tenía que reconocerlo…no era fácil lidiar con un hijo tan prepotente…hecho un verdadero caballerete por su madre.

    De esos pensamientos salió repentinamente cuando notó que Alicia miraba hacia el mantel de la mesa…lo revisaba con afectación y luego trataba de reconocer cada uno de los decorados…de forma casi obsesiva.

    - ¿Te ocurre algo?- preguntó Lord Ascot.
    - No, milord- dijo ella- es que…me parece reconocer algo en éstos grabados…un lugar…un tiempo…algo que pasó hace mucho tiempo…
    - Una vez me dijiste que me hablarías de lo que sucedió el dia que…rechazaste a mi hijo como esposo…

    Alice miró con ternura a Lord Ascot.

    - Milord…su hijo siempre fue mi amigo pero…no era el hombre para mí.
    - Lo sé…no me refiero a eso…si no a lo que pasó antes…¿por qué nunca me has contado?
    El rostro de Alice se tornó serio y triste…¿cómo contar algo que…realmente no recordaba del todo?

    - No sé qué pasó, milord…pero…me temo que con el golpe en la cabeza olvidé muchas cosas que pasaron en…

    De pronto llegó la tercera imposiblidad.

    - La tercera…viajar al fondo de la tierra…¿sería posible? Imagínese…conocer lo que hay en el fondo de la tierra…donde los mapas terminan…donde no podríamos saber que hay más abajo.
    - Algo me intriga de tus imposiblidades…que las dices con tanta convicción que uno termina por creerlas..

    Alice sonrió.
    - Es verdad…pero hay veces que me da miedo creerlas con tanta convicción…es como si presintiera que se harán realidad…como mi padre decía…

    Entonces vino la cuarta imposiblidad.

    - ¿Qué pasaría si…uno pudiera creer cualquier cosa que alguien le contara…sólo porque alguien más lo dijo? Y aún hay más…¿por qué no pensar que no somos los únicos en el universo? Y más aún…¿por qué no creer que los mapas no han encontrado un lugar especial…donde nada es como aquí…donde todo lo que parece ser…no es…o lo que aquí no puede ser…allá es posible realizar?

    Lord Ascot sonrió agradado:

    - Me has demostrado tantas cosas con esa forma tuya de pensar que ya no puedo dudar de nada de lo que digas…sólo no lo hagas costumbre porque entonces creeré que los gatos sonríen y…

    Alice sintió una punzada en el corazón. Lord Ascot había inventado una imposibilidad más…una número siete que no había considerado. Pero no le parecía imposiblidad…más bien…era como un vago recuerdo.

    - ¿Dijo usted…gatos que sonríen?
    - Sí…eso dije…no me digas que hay siete en lugar de seis por el día de hoy…

    Alice añadió:
    - Milord…usted dijo que lo imposible puede parecer posible…¿por qué no pensar entonces que…¿pueda haber una número siete por hoy?- sonrió.

    Lord Ascot soltó una leve carcajada. Terminó el desayuno y se dispusieron a hablar de negocios.

    Sin embargo, el ánimo de Alice cambió repentinamente. Estaba más segura que antes de algunas cosas…pero…tal vez no tenía mucha idea de qué tanto era capaz de creer en más imposibilidades a la vez
     
  2.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    DEMENTE Y MARAVILLOSO AMOR
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    32
     
    Palabras:
    831
    Cap. 2 El asombroso día

    Tras desayunar fueron a la oficina principal de Lord Ascot. Ahí revisaron algunas cuentas relacionadas con los últimos cargamentos de sedas.
    - Has hecho excelente trabajo, Alice.- dijo Lord Ascot- justo es que arreglemos qué parte de las ganancias se te van a entregar.
    - Bueno- señaló Alice- sería bueno que se me entregara un 40 por ciento…sin embargo…quisiera destinar una parte para mi madre…
    Lord Ascot sonrió y añadió:
    - Estoy seguro que ella se sentirá muy orgullosa de ti, Alice, ya que no tuvo ningún hijo varón y tú te has comportado con ella mejor que cualquiera que lo tuviese.
    - Lord- dijo Alicia- lamento que usted no esté muy contento con lo que ha hecho Hamish últimamente.
    Alice se refería al hecho de despilfarrar el dinero en un viaje que le costó un ojo de la cara a Lord Ascot.
    - Mi hijo invirtió mucho del capital que teníamos pensado utilizar en una transacción comercial…eso nos cambió la perspectiva. Si no fuera por tu espíritu emprendedor y tu forma de creer en lo que podría ser increíble…no sé si habría sobrevivido a ello.
    - No se preocupe, Lord Ascot…tenemos todavía suficiente capital para la transacción…si movemos gente de Hong Kong a Pekín es seguro que podemos afianzar parte de lo que ya tenemos ganado.
    Lord Ascot se acercó a Alice y preguntó:
    - Hija…¿no te sientes sola? Tu hermana Margaret acaba de tener a su primer hijo…tú estás en la edad más adecuada para ello…no estoy tomando en consideración a Hamish como posible pretendiente…eso ya fue…sólo que…me preocupa que te dediques demasiado a esto y dejes tu juventud en estos negocios..entre esta gente…con estas costumbres.
    Alice sonrió y respondió con seguridad:
    - No tiene que preocuparse, milord…esto es mi vida…me siento muy orgullosa de conseguir el sueño que mi padre tuviera hace años…siempre quise lograr que el nombre de Charles Kingsley estuviera por todo lo alto más allá de la región que él quería considerar para comerciar e intercambiar no sólo eso sino…cultura…aprendizajes…nos expandimos a China y eso era algo que ni siquiera mi padre estaba seguro de lograr.
    - Lo sé…y estoy seguro de que cualquier cosa que tú te propusieras lo lograrías…así se tratara de acabar con el monstruo más temible…
    Esas palabras hicieron que el corazón de Alicia se tornara frágil…la nostalgia hizo presa de ella…por un instante desconoció el lugar y momento en que se encontraba…ella había logrado algo asombroso…en otra dimensión…en otro momento…en un espacio lejano…donde había aprendido a vencer sus más terribles miedos…pero…¿ese lugar sería sólo ficticio? ¿Sería acaso sólo un espacio de su propia mente…donde se sentía más segura de sus recuerdos?
    De momento se quedó en espera de las palabras de Lord Ascot y éste insistió.
    - Si quieres hablar de ello…hazlo…
    Alicia comenzó:
    - Lord Ascot…es poco lo que recuerdo…sólo sé que me golpeé la cabeza y fui…a un lugar…pero…no recuerdo bien los detalles…es como si…supiera que el lugar es demasiado hermoso…o demasiado tormentoso para evocarlo desde aquí.
    - Sin embargo…hay momentos en que parece que estás pensando precisamente en ello…¿no es así’
    - Es que…no estoy segura- añadió Alice- es como si por instantes estuviera segura de lo que sucedió allí…pero por otro lado…no es así…no puedo recordar nada- dijo con desesperación.

    Corrió por el pasillo central. Fue a dar a un jardín muy hermoso donde crecían bonsáis y setos magníficos. La vegetación hermosa le recordó un poco su casa…su natal Londres. Sin embargo ésta era aún más hermosa.
    Paseó por el jardín. La hora del té de las cinco estaba aún lejos. Ese era un evento bastante consolador. De igual forma, aunque era temprano, el sol del mediodía no alumbraba como de costumbre.
    Tras de pasear un rato y tratar de entender un par de simbolismos que se reflejaban en el agua desde una vieja puerta…decidió regresar a sus habitaciones. Curiosamente no se sentía bien.
    Al entrar recibió un telegrama. Era de su madre. Lo entreabrió.
    - Alice…te envío esto para que sepas de mí. Caballero honorable busca casarse contigo. Esperará por ti en un mes. Besos, Helen Kingsley.
    Otra vez la palabra “matrimonio” se posaba en su mente con un sonido ensordecedor. Primero Hamish…ahora…sabría Dios quién…pero…¿por qué Lord Ascot no le habría dicho nada acerca de eso? Tal vez su madre le pidió que no lo hiciera…pero el hombre no le habría mentido para nada con respecto a eso…¿por qué se lo ocultaría esta vez?
    Guardó el telegrama en un lugar seguro. Ya tendría tiempo para volverlo a releer y pedirle alguna aclaración a Lord Ascot. De pronto descubrió algo que…creía era sólo un sueño…
     
  3.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    DEMENTE Y MARAVILLOSO AMOR
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    32
     
    Palabras:
    677
    [​IMG]

    Cap. 3 Recordando detalles

    [​IMG]

    By sra_sparrow at 2010-04-24

    - Madison…Hataway- leyó aquel nombre del caballero que deseaba casarse con ella.

    El telegrama de su madre la perturbó, ¿qué significado tenía ahora ese matrimonio? No estaba segura pero creía conocer al joven de nombre, no sabía nada de él y nada ni nadie la haría cambiar de opinión con respecto a sus intereses verdaderos. Pero…¿por qué Lord Ascot no le había mencionado nada?

    El té de las cinco llegó sin pena ni gloria. Algunas de las jóvenes que la atendían la dejaron sola con aquel hermoso jardín repleto de bonsáis y de setos coloridos y nostálgicos.

    Junto al té, había llegado una orden de deliciosos pastelillos, tan exquisitos a la vista que parecían decir…¿cómeme?

    Iba a probar uno cuando el tintinear de la campanilla del jardín sonó.

    - Soy yo- dijo un joven que siempre se encargaba de recordarle algunas reuniones importantes.

    - ¿Qué sucede, Lin?- insistió.

    - Le esperan en la noche en la casa de Lord Ascot, para un informe de sus recientes actividades en la capital.

    - Dígale a Lord Ascot que iré…ah un favor más, Lin…¿puedes venir en un rato por un telegrama urgente que quiero enviar a Londres?- preguntó cortésmente.

    - Sí, milady, claro que sí…con su permiso, Lady Kingsley.


    Alicia le dejó ir. Tenía que ir a redactar el telegrama…sólo que no tenía las palabras precisas para hacerlo…no quería contrariar a su madre pero ya no estaba dispuesta a que nadie decidieran por ella; así que sólo tenía que decir la verdad…¿pero, qué verdad? ¿Decir que no le interesaba casarse con Madison? Casi no le conocía, eso también sería mentir, puesto que si nada sabía de él no podía dar una opinión tan fidedigna y mucho menos negar las cualidades de un caballero a quien no conocía.

    Una de las nuevas mucamas la atendió tras el té.

    - ¿Eres nueva aquí?- preguntó Alice.

    - Sí…mi nombre es Mallymkund, señorita Alice.

    Ese nombre, estaba segura de haberlo escuchado en otro lado…pero ¿dónde?

    -Bien, Mally, puedes hacerme compañía un rato en lo que me voy a una reunión?

    - Claro, milady- dijo la joven con una ligera inclinación de cabeza.

    - Gracias, Mally- susurró mientras la joven se sentaba.

    Alicia comenzaba a redactar el telegrama. Dudaba…no quería abusar de las palabras, pero quería al ser precisa, ser concisa también y no decir otra cosa que no quisiera expresar.

    Así pues…comenzó. Pero antes de escribir una palabra preguntó a Mally:

    - Oye…¿crees que debería aceptar salir con un joven caballero a quien casi no conozco.

    - Bueno…milady, la forma de conocer a la gente es conviviendo con ella…así que…si le interesa conocerle…debería frecuentarlo.

    - Pero…es que…no estoy segura…ya que…tal parece que quiere pedir mi mano.

    - En ese caso…debe darle tiempo al tiempo y esperar que el joven la busque.

    - Tal parece que eso no sucederá…tendré que ir a Londres a eso…en unas semanas…

    Mallymkund hizo un gesto gracioso y dijo a Alice:

    - Si yo fuera usted…dejaría que él viniera acá…es lo que un verdadero caballero interesado en su amada haría…

    Entonces recordó que había dejado a alguien en espera…en algún lugar…una promesa alargada de volver …pero no estaba segura de dónde ni cuándo había sido la cita.

    - No sé…siento que es todo tan apresurado…

    - Sólo…no tenga miedo decir que no…pero tampoco quiera decir no cuando quiera decir sí…

    Eso tenía mucho sentido…al menos para ella pero…no estaba muy segura de haber entendido perfectamente. ¿Por qué la chica le instigaba que había posibilidades de decir sí? ¿Qué parte de la historia desconocía?
     
  4.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    DEMENTE Y MARAVILLOSO AMOR
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    32
     
    Palabras:
    1114
    [​IMG]


    Cap. 4 El caballero




    <object width="425" height="344"><param name="movie" value=""></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><param name="allowscriptaccess" value="always"></param><embed src="" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="425" height="344"></embed></object>

    Por un momento creyó que Mally se equivocaba, pero...analizando bien el comentario, éste entrañaba mucho de verdad; la única forma de saber si el caballero estaba verdaderamente interesado en ella…era hacerle saber que ella era quien le esperaba…que no se iba a desplazar para verle hasta Londres…que no estaba dispuesta a hacerlo puesto que su prioridad estaba en la Compañía.

    -¿Y crees que sea capaz de venir?-insistió como si supiera que Molly tenía la respuesta perfecta.

    -Si el interés del caballero es tan grande que por milady sea capaz de desplazarse, entonces lo hará, nada lo detendrá en ese intento. ¿Sabe usted acaso, lady Kingsleigh, si el caballero es de buena ley y es capaz de tal travesía?

    - No le conozco del todo; creo que le he visto un par de veces; no puedo saber si está tan interesado en mí como para realizar tal aventura. ¿Qué me aconsejas, Mally?

    - Milady- añadió la chica- no soy yo quien pueda daros un buen consejo….soy pésima, además el que os dé seguramente sea el peor de todos. Pero si me permites decirlo, sería conveniente decir a vuestra madre que aceptas que te corteje ese caballero con la condición de que él se desplace a Hong Kong para estar más cerca de vos.

    Alice sonrió. Era justamente el consejo que esperaba. Así que decidió escribir el telegrama cuanto antes y lo enviaría esa misma tarde.

    Mally ayudó a Alice a escoger el vestido que usaría para la gala en la noche.

    Había varios que le gustaban. El inconveniente era decidir si usar o no corsé.

    Entonces vinieron a su mente recuerdos tan extraños…parecían tan lejanos pero estaban más cerca de ella de lo que pensaba.

    Recordó la fiesta de petición de mano de Hamish…aquel vestido azul…aquella caída y…su mente se bloqueó momentáneamente.

    Trató de respirar hondamente, si no lo hacía se asfixiaría…y no podría estar bien para la reunión.

    Al atardecer las nubles se veían platinadas y sólo una luz rojiza alumbraba el horizonte causando en ella una nostalgia aún más profunda.

    De pronto, como en un sueño, una mariposa azul se posó sobre su hombro. Los colores tan vivos en sus alas la admiraron demasiado…parecía un ser tan increíble…lleno de verdad y de absolutez…¿esa era la palabra correcta? Por un instante lo dudó.

    Se internó en la habitación, cuando una de las mucamas la llamó para indicarle que su baño estaba listo.

    Ella se dispuso al aseo. La bata que la cubría era blanca con destellos azules. La apartó cuando entraba a la bañera y sintió un leve escozor en el brazo…como una vieja herida que parecía abrirse en el momento menos oportuno.

    La revsió. Ella la creía totalmente curada, pero de pronto los colores rojizos indicaron que estaba enconada, cual si fuera reciente.

    Tras bañarse buscó lienzos limpios y un ungüento para apaciguar la molestia. Esperaba que sólo se tratara de un problema provocado por el ajetreo y el nerviosismo. Pero el volver a pensar en esa herida sólo la asutó cuando recordó aquel sueño en el que un animal feroz con afiladas garras la hería inmisericorde. Pero para su sorpresa no era un sueño, la herida estaba ahí.

    LONDRES


    Lord Hataway conversaba con un amigo de su padre.

    - Se rumora que pedirás la mano de Alice Kingsleigh…

    - Tal vez la pida, pero eso no es garantía de que me acepte- argumentó el joven lord.

    - Lo hará, no encontrará mejor noble y cumplido caballero como tú en Londres.

    - Ella no vive en Londres- insistía Madison.

    - Lo sabemos , pero en la Compañía ya no hay candidato más seguro que tú. Alice es una chica sensata e inteligente. Aunque algo testaruda

    - Visionaria…rebelde y visionaria…mi padre, Samuel Hataway admiraba a Charles Kingsleigh, fue para él muy difícil asimilar que ese hombre tan fuerte y decididido sin miedo a nada se viera atacado por la tuberculosis.

    - Es cierto…pero…¿acaso deseas contraer nupcias con Alice por simple admiración a su padre?

    - Claro que no…conozco muy poco a Alice y sus ideas me parecen magníficas, además de que es muy bella y tiene un carácter afable y bondadoso. Además, no pienso presionarla…quiero que me acepte por plena convicción, sin nada ni nadie que la presione para ello…no quiero tener una esposa resignada, obligada a serlo por los convencionalismos…quiero su amor, no su aceptación.

    - Me habían dicho que estabas loco, pero creo que eres el joven más cuero y coherente de todos cuantos conozco…lamento haberme dejado arrastrar un poco por el criterio de oros hacia ti.

    - No se lamente, milord…es normal, desde pequeño por traer cosas exóticas de otros países…por aventurarme semanas en empresas que a otros parecieran alocadas e impertinentes, pero nunca me ha importado.

    - Por cierto- insistió el otro caballero-supe que estableciste un negocio en Scotland…

    - Una…sombrerería- dijo el joven- para ser exactos.

    - Bien…te dejo…espero entonces que Lady Kingsleigh acepte tus pretensiones.

    - Así lo espero yo también, milord. Buenas noches.

    El caballero se retiró. El joven Hataway continuó leyendo un libro de aventuras. Madison había quedado huérfana desde los quince años. Esa situación lo marginaba un poco en los círculos sociales de Londres, por lo que prefirió estudiar ciencias y evitar los vínculos con la aristocracia. Pero también entendía que sin el apoyo de quienes estaban mejor posicionados en los negocios no podría salir adelante, así que buscó vínculos comerciales con Lord Ascot y otros inversionistas a fin de verse posicionado en la mira de la Compañía.

    Conoció a Alice de pequeña pero debido a su poca influencia en la sociedad londinense no pudo frecuentarla hasta después del ingreso de ella como aprendiz en la Compañía. Ahí trató de acercársele para aprender de ella y había quedado cautivado por su dulce belleza y su talento…

    Para Alice aquel joven era un reflejo de Charles Kingsleigh en sus primeros años de emprender travesías, eso era lo que admiraba de él, pero no le había interesado en otro plan al menos por ese momento.

    Lord Hataway suspiró y se preguntó:

    - ¿En quién piensas, niña soñadora?
     
  5.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    DEMENTE Y MARAVILLOSO AMOR
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    32
     
    Palabras:
    977
    Cap. 5 Acercamiento


    [​IMG]


    El caballero Hataway caminó de forma parsimonioso por el pasillo de su estancia…tal como una vez lo hiciera Charles Kingsleigh. Algunos de los viejos conocidos de éste y amigos de su padre estaban reunidos en aquella sala.

    - Dinos, Mad…¿qué era lo que querías comunicarnos?

    - Tengo un sueño…-dijo él con bastante emoción en la mirada.- Mi sueño es expandirnos en una empresa sin límites…ésta vez romperíamos cualquiera de las expectativas…América…

    - Pero esa parte ya la tenemos conquistada…

    - No mis señores…no como ustedes creen…eso fue hace años pero la América que mis tatarabuelos, bisabuelos suyos, conquistaron para Inglaterra se independizó hace años…ahora ellos tienen un conflicto interno que no les permite ver más allá de su nariz…están luchando contra ellos mismos…corren peligro de no poder afianzarse como nación…tal vez nosotros podamos ayudar a su levantamiento y recuperación económica.

    Uno de los hombres dijo abiertamente.

    - Si crees que te vamos a ayudar, estás completamente loco…

    Esas palabras resonaron huecas y duras no sólo en la mente sino en el corazón de Madison quien deseaba no estar ahí en ese momento con aquellas mentes tan cerradas.

    - Me habían dicho de ustedes que eran bastante herméticos…pero esto es ridículo.

    Uno de aquellos caballeros se levantó y dijo al joven:

    - Nos estás insultando, Mad, y así no conseguirás nada de nosotros.

    Madison los miró de nuevo de forma torva y fría como acostumbraba hacerlo cuando se perdía en sus cavilaciones que era las más de las veces. Luego repasó a cada uno de ellos.

    - Sé que esta empresa les parece loca y arriesgada…pero aquellos que lo intentaron lo lograron…¿qué tiene de diferente mi propuesta?

    Otro más añadió:

    - Nos parece estar escuchando a Charles Kingsleigh.

    Madison contestó con valentía.

    - Al hablar de tan noble caballero deberías tener en consideración lo que hizo por la Compañía…además de que tiene una hermosa hija…hermosa e inteligente.

    El primero en hablar continuó:

    - Tal vez hablas así sólo por la vehemencia en tu futuro matrimonio con ella…pero no movido por la sensatez, Madison…

    - Claro…no puedes fundirte con las ideas de tu futura esposa…recuerda que es algo…soñadora…increíblemente testaruda.

    - Basta- dijo Madison sintiendo una extraña rabia por dentro.- Evítenme la pena de tener que abandonar esta reunión, señores…no puedo soportar que se expresen así de tan hermosa chica…es mejor que no conversemos al respecto porque saldrían ustedes perdiendo, caballeros…

    Todos los presentes se ofendieron y decidieron dejar solo a Madison.


    El joven se dedicó entonces a redactar un extraño telegrama:

    “ Alice…lamento tener que importunarte con esto…pero…necesito verte…sé que tal vez tu madre te ha puesto al tanto de la boda…pero no es para eso…hay asuntos que quiero que arreglemos en conjunto…tú tienes una visión extraordinaria de los negocios y de las grandes hazañas…así que no será difícil que compartas conmigo tu visión y tu forma de trabajar…no quiero quitarte el tiempo…sé lo duro que es para ti tener que trabajar en Hong Kong…espero que esta misiva no te importune…y de paso…podré conocerte un poco más. Así pues…te ruego que me recibas en aquel lugar…viajaré a Hong Kong en esta misma semana. Saludos. Madison Hataway”.

    Lo dobló y lo guardó en una cajonera. Apagó las luces entrada la noche y se dispuso a dormir. Pero no podía…la cabellera rubia de Alicia se erguía majestuosa frente a él como invitándolo a soñar. Y ese sueño…sería algo complicado.


    En tanto Alice se dispuso a ir a aquella reunión. Todos los caballeros distinguidos de la Compañía en Hong Kong se desvivían por llenarla de atenciones. Eso le pareció extraño ya que generalmente era criticada por las damas de sociedad por su simplicidad y su forma de vestir…en cambio ellos...Eso le recordó que en algún lugar había sido tratada por la nobleza con desprecio y por otro lado con suma dignidad…estaba confundida.


    Se atavió lo mejor que pudo…sólo que siempre faltaba un detalle…a veces las medias…otras el corsé....pero ya estaba acostumbrada. Sin embargo, ahora había cumplido con todas las reglas de etiqueta que se requerían. La noche era de gala y no quería que alguien comentara algo inadecuado que pudiera llegar a oídos de su madre.

    Lord Ascot la tomó de la mano y la ayudó a subir a su coche.

    - ¿Te sientes bien, Alice?- preguntó Lord Ascot

    - Sí…es sólo que el brazo me molesta un poco…

    - Esa herida…parecía estar sana…

    - Lo estaba- añadió ella- pero ahora…no entiendo por qué me molesta más…

    Lord Ascot insistió.

    - Debe revisarte un médico.

    - Será mañana…ahora me siento bien y no voy a dejar a tan noble caballero plantado- dijo sonriendo a aquel hombre.

    El lord continuó:

    - Gracias, milady…

    Pero Alice de pronto se perdió en las palabras de un hombre que las había dicho antes…viajar en carruaje…en tren o a caballo pero la más estupenda forma de viajar era en…

    - ¿Sombrero?- se preguntó ella misma.

    Lord Ascot preguntó:

    - ¿Pasa algo?

    - No…es que creo que recordé el texto de un libro…que hablaba de un sombrero…

    - Entiendo…por cierto…eso me recuerda a Madison…tiene una empresa de sombreros en Londres…es un muchacho honrado y trabajador.

    - ¿Sombreros ha dicho?- se preguntó ella.

    - Sí…de la mejor calidad- argumentó Lord Ascot.

    Alice entonces comenzó a divagar…se imaginaba a Madison vendiéndolos…¿pero por qué los sombreros le causaban tanta curiosidad?
     
  6.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    DEMENTE Y MARAVILLOSO AMOR
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    32
     
    Palabras:
    1386
    Cap. 6 El baile

    [​IMG]

    Alice seguía con la mirada perdida, pensando en aquel detalle que Lord Ascot le había mencionado en relación a lord Hataway. El hecho de que el joven se dedicara a la venta de sombreros causaba en ella un efecto contradictorio.
    - ¿Por qué sombreros?- preguntaba ella.
    Lord Ascot trató de no contestarle, ya que no sabía por qué Alice preguntaba eso.
    - No entiendo por qué te causa tanta extrañeza…
    - No es eso- respondió Alice un poco más atenta- es que…nunca había escuchado que un noble fuera capaz de tener un negocio alterno tan extraño como una sombrerería…
    - No debería extrañarte a ti- dijo Lord Ascot- hay cosas que a los demás parecen extrañas cuando realmente no lo son…por eso pienso que no debería causarte tanta sorpresa…los que conocemos a Hataway pensamos que es un muchacho extraordinario, aunque sus puntos de vista no siempre concuerdan mucho con lo que pensamos el resto de los nobles de la Compañía.
    - Algo escuché al respecto- analizó Alice- por lo poco que lo conozco hay un aire de importancia, uno que me permite incluso comparar a Madison con mi padre cuando empezó…pero…aún no lo conozco verdaderamente…¿cómo es, lord Ascot?
    El padre de Hamish hizo una pausa para luego insistir:
    - También me extraña que quieras saber sobre Hataway…¿algún interés particular?
    - Creí que lo sabía, milord- soltó Alice sorprendida.
    - ¿Saber qué?
    Alice pensó entonces que tal vez Helen Kingsleigh no le había informado a Lord Ascot la petición de mano que en breve esperaba realizar Hataway. Lo más probable era por consideración al hecho sucedido años atrás…su hijo había realizado la misma acción. Esa debía ser la razón por la que su madre no había puesto al tanto al lord de la decisión del joven lord.
    - Nada- contestó ella sin contar la verdad- quiero saber de Hataway porque…hay una empresa difícil…que…quiere realizar..y …está algo indeciso al respecto…de hecho ha dicho que vendrá a Hong Kong- añadió sin saber siquiera lo que Madison había escrito en aquel telegrama que ni siquiera había enviado y a duras penas había logrado redactar.
    - Ah, ya veo…supongo que el joven quiere saber si para ti es tan importante esa empresa que él pretende.
    Alice pensó entonces que si en determinado momento decidía ser su esposa tenía que comprometerse por lo menos conociendo los proyectos de vida que Lord Hataway tenía en mente…por lo poco que había escuchado de él debía tener proyectos muy parecidos a los de su padre…y por lo que sabía era un hombre valiente que no le temía al fracaso y al escándalo…muy loable de su parte…pensaba para sí…pero para una boda…no bastaba sólo eso…debía haber lo principal…el amor.
    Amor…una palabra corta pero difícil de pronunciar y mesurar en cuanto al amplio contenido. Y eso era lo que quería sentir en determinado momento por Madison…amor…un amor libre, sin prejuicios, sin ataduras, lleno de sorpresas y de aventuras, dispuesto a todo y sin miedo a nada. Pero sus pensamientos fueron turbados por la nueva contradanza que envolvería a los participantes de la velada.

    La mañana llegó a Londres. Madison revisaba un par de documentos. De pronto, encontró el telegrama que estaba por enviar. Era un poco largo…tal vez debía reducirlo…pero entonces no podría decir todo lo que quería…y se quedó pensando un rato frente a la mesa adornada de colores azulados: ¿quién dictaba el tamaño del telegrama y su extensión’ ¿Había normas para ello? Por el momento no…la extensión del telegrama iba en función de la disposición de dinero que tuviera el que lo enviaba de acuerdo al número de palabras…pero él tenía suficiente dinero para poder extenderse en aquel documento…que más que eso…quería fuera una forma de acercarse a Alice…de tratar de captar su atención y sus ilusiones…recordaba todo lo que había escuchado alguna vez decir a Charles Kingsleigh…cuando él todavía era un muchacho y por su inexperencia más de uno le impedía tomar decisiones importantes, a pesar de que parte de las acciones de su padre en la compañía ya estaba a nombre de él.
    Entonces se dispuso a firmar el telegrama y lo envío rápidamente.
    Salió de su casa a altas horas para encontrase con algunos amigos. Pero la emoción del viaje no lo dejaba pensar del todo.
    Paró en un viejo jardín del centro. Decidió aspirar el aroma de las flores…eso le recordaba mucho a su madre…los momentos hermosos que pasaran juntos en el centro de Londres…en aquel precioso rosedal…pero no tardó en entrar cuando percibió cerca de ahí un objeto que se movía. No tardó tampoco mucho en descubrir que no era un objeto…era un animal. En específico…un conejo blanco.
    Sentí afición por los conejos blancos…y curiosamente siempre se había imaginado cómo se vería un conejo vestido de traje y corbata. Trató de adentrarse en el jardín pero se dio cuenta por medio de su reloj que era algo tarde. Así que decidió volver a preparar sus cosas para el viaje.


    En tanto Alicia estaba ya casi lista. Casi todo estaba empacado y dispuesto. Los días habían transcurrido un poco rápido para su manera de ver…pero eso ya era normal…el tiempo era tan raro en los sueños.
    Revisó un pañuelo, una tarjeta y un dije.
    Pensó en todo lo que haría en la fiesta de té que se organizaría en el centro de la ciudad. La habían invitado algunas nobles damas inglesas que visitaban Hong Kong con sus esposos…esperaba tener mejor suerte con ella que con las londinenses, esclavas de la etiqueta.
    Su sorpresa fue grande cuando vio a un grupo de chicas que la esperaban en un carruaje para marchar hacia la casa de una noble señora, conocida de Lord Ascot.
    Llegó a la casa que estaba rodeada por un inmenso jardín. Amaba tanto las rosas…pero pasado un rato las chicas la llamaron para formar un corrillo de juegos en lo que se servía el almuerzo.
    - Nos han platicado mucho de tu costumbre de pensar en seis imposibilidades antes del desayuno- dijo una- ¿podrías compartirla con nosotras?
    Otra añadió.
    - Sí, Alice…suena muy interesante y divertido.
    Alice no lo hacía sólo por diversión, por eso le pareció tan de mal gusto que le pidieran que lo hiciera sólo para divertirlas…eso era demasiado serio para tomarlo solo como un juego. Sin embargo, no quiso desairarlas:
    - Veamos…¿qué es lo más irreal que pudieran imaginar en éste momento?
    Una de ellas participó:
    - Pues…encontrarnos a un caballero apuesto y rico que se decidiera a casarse con nosotras inmediatamente…
    - ¿Por qué?- respondió ella.
    - Porque…de esos ya no hay…
    Alice hizo una pausa y añadió.
    - Se me acaba de ocurrir una…que el caballero exista pero que…sea tan irascible e ilógico al grado de no poder controlar su estado de ánimo…¿no sería magnífico tener un novio que cambiara un poco de carácter y que sólo ustedes pudieran aterrizarlo cuando sus enojos lo llevaran a los límites?
    Ellas se miraron unas a otras y dijeron:
    - Vaya que se te ocurren cosas extrañas, Alice-
    - La segunda podría ser…que no son las únicas interesadas en el caballero…sino que…haya alguien más que desea tener a ese loco y que ese alguien sea una hermosa mujer, tanto o más que ustedes…
    - Eso no es una imposibilidad…siempre sucede…con la mayoría de los solteros.
    Y jugando al juego de las imposibilidades llegó la última.
    - Y la sexta: que mientras estamos aquí pensando en esto llegara un telegrama de ese caballero dispuesto a todo para ser sólo de la mujer amada.
    Todas rieron. Era algo que parecía ilógico y verdaderamente imposible. Pero en ese instante Lin llegó con un documento para lady Kingsleigh. En cuanto leyó aquel papel se quedó helada. Las demás la observaron sin entender aún lo que aquel telegrama revelaba.
     
  7.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    DEMENTE Y MARAVILLOSO AMOR
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    32
     
    Palabras:
    11
    [​IMG]
     
  8.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    DEMENTE Y MARAVILLOSO AMOR
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    32
     
    Palabras:
    821
    Cap. 8 La bonanza


    La tormenta se desató en altamar. Lord Hataway estaba acostumbrado a las noches de tormenta…especialmente cuando se trataba de viajes largos. Así que ésta era una más…al menos eso era lo que él creía. Era una tormenta peculiar…el olor de la brisa marina despertó en él una nostalgia del terruño como nunca la sintió antes…siempre su espíritu soñador lo llevaba a lugares exóticos, visitados o no, donde él era el recién llegado y hacía uso y despliegue de su intensa capacidad de asombro para percibir y compartir los detalles de los lugares que acababa de encontrar. Incluso se podía dar el lujo de referirse a lugares en los que la situación geográfica era lo de menos…podía tratarse de lugares reales o algunos cuya situación no necesariamente coincidía con los mapas del mundo conocido. Aún así, uno de los lugares que más llamaba su atención era América…para algunos ya conquistada pero nunca realmente descubierta…para otros un lugar enigmático que aún tenía mucho que enseñar y mostrar a Europa. Sin embargo, en esos momentos, la nostalgia por la tierra era ahora lo que ocupaba su mente y decidió hacer uso d su bitácora para anotar los detalles preponderantes del viaje.
    Su mente se reunió curiosamente a la distancia con la de aquella hermosa joven que enfundada en una bata blanca color plata se disponía a dormir a pierna suelta. Había sido un día de grandes e intensas emociones…de comentarios y confesiones hacia Lord Ascot, quien parecía tener en la mirada la comprensión y el apoyo que su padre habría tenido para con ella. Pero Alice también pensaba en Madison…a pesar del poco tiempo que lo había visto cerca y de lo mucho que se hablaba de él, estaba segura que no era la descripción lo suficientemente fidedigna como para poder creer todo lo que se hablaba de él; se decía que estaba un poco loco y que era algo retraído. Quizá le costaría algo de trabajo engancharlo con las nuevas ideas que ella tenía en mente. Pero tal vez valdría la pena intentarlo.
    La tormenta sirvió para los dos para realizar remembranzas y reorganizar sus sueños y esperanzas. Madison, recordando situaciones vividas en antaño…en algún lugar fantástico de sus múltiples “pesadillas” y Alice dispuesta a tratar de recordar nombres, objetos, lugares y situaciones de aquel lugar fantástico.
    Revisó el telegrama…el nombre del buque en el que Madison volvería a Londres…el Wonder…el mismo que la había llevado tiempo atrás a ella a Hong Kong en la Compañía. Wonder…un buque dispuesto a llevarles a conocer y encontrar grandes…¿maravillas? Esa era la palabra clave…tenía que encontrar algún otro objeto que le ayudara a reencontrarse con aquel extraño pasado.
    Madison por su parte, tenía en sus manos un listón blanco…tan blanco como la cabellera de la portadora…una joven hermosa de andar cadencioso y extraño que por un momento pensó había robado su corazón. Pero en su mente aquella hermosa visión se confundía con Alice y entonces su mente se volvía una vorágine profunda…que parecía no tener fin.
    Al tener en sus manos el telegrama derramó por equivocación el contenido de un frasco transparente que antes había contenido algo de color púrpura…¿pero qué era? Al parecer ese pequeño frasco llevaba mucho tiempo de no ser usado y era curioso que jamás lo hubiera tirado. ¿Qué había contenido entonces?

    La mañana trajo consigo nuevas esperanzas e ideas. Alice recibió muy temprano la visita de uno de los dueños de la compañía.
    - Lady Kingsleigh…el joven Madison está por llegar…será necesario que le vaya a ver al muelle para recibirle…
    - En un momento salgo- dijo tratando de arreglarse lo más rápidp posible.
    No pensó en arreglarse mucho…sólo lo necesario…lo útilmente necesario para aquel encuentro. Sin embargo admiraba a Madison por haberse decidido a visitarla a Hong Kong…eso hablaba muy bien de él.
    Avanzó lentamente entre la gente para observar si Madison había cambiado mucho en antos años. Pero le pareció que no lo encontraba. Avanzó entre varias personas.
    La tormenta había amainado. Alice se topó con un caballero de vestimenta negra.
    - Perdón…no le vi venir…
    - Dispénseme usted, milady…creo que fui yo quien cometió la torpeza..
    De pronto se miraron un instante. Alice se disculpó pero el joven la llamó.
    - ¿Es usted de casualidad, Lady Kingsleigh?
    Alice asintió con la cabeza. Una sonrisa se dibujó en el rostro de él.
    - Soy Madison Hataway…
    Alice se quedó seria. Pero él trató de llevarla a otro tipo de recuerdos.
    - ¿No me recuerdas, Alice? Sé que mi nombre habla por mí en cuanto a los detalles que te han dicho al respecto mío pero…deberás recordar a aquel torpe muchacho amigo de Charles Kingsleigh…Tarrant…
    Aquel nombre hizo que Alice se desmayara momentáneamente. La impresión era demasiado grande.
     
  9.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    DEMENTE Y MARAVILLOSO AMOR
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    32
     
    Palabras:
    1263
    Cap. 9 Descubriendo lugares

    [​IMG]





    -¡Señorita Kingsleigh!- dijo Madison llamándola con fuerza.- ¡Rápido, ayúdenme!- dijo a uno de los encargados del muelle.
    Con sumo cuidado la llevaron hasta uno de los camarotes externos. Ahí Madison acarició su frente y apartó con suavidad sus cabellos.
    - ¿Se encuentra bien?- preguntó con cuidado.
    - Sí…-repuso Alice incorporándose.
    Madison la miró con dulzura. Alice no sabía qué decir. Le parecía que aquellos ojos los recordaba tal vez de hacía años…o de otro lugar. Pero al verlo trató de recordar que aquel caballero era parte de su pasado.
    Para Madison fue una coincidencia…también recordaba a la chica de cabellos rubios…la enigmática hija de Charles Kingsleigh…aquella a quien admiraba desde muchacho…y que ahora era toda una mujer y estaba frente a sus ojos…tan hermosa y confundida ahora…así que tenía que aclararle el panorama.
    Tras incorporarla volvió a saludarla.
    - Lady Kinglseigh, Madison Hataway…a sus órdenes.
    Alice sonrió. Se sentía gratamente conmovida por el tono de voz de Madison…algo en la emisión de sus cuerdas vocales evocaba sensaciones placenteras y nostálgicas.
    - Joven Madison…un gusto en recibirle…disculpe mi confusión…estoy a su disposición…
    - Espero que haya recibido mi telegrama…- comentó con algo de timidez.
    - Sí…lo recibí apenas…pero…
    La esperanza en los ojos de Madison hizo nacer algo en el corazón de Alice. No era tan irreal la posibilidad de llegar a ser feliz al lado de aquel hombre…la serenidad y a la vez la nostalgia que su mirada reflejaba le hablaban de un alma pura…serena, libre de prejuicios y capaz de las más grandes hazañas.
    - La reunión es precisamente hoy en la noche- dijo Alice.
    - Es un honor- dijo Madison- he venido a ser yo quien se ponga a sus órdenes…señorita…
    - Llámame sólo…Alice…-añadió ella.
    La llevó hasta aquella hermosa casa. Ella le ofreció una bebida originaria de China. Madison se sentó bajo aquellos setos hermosos a contemplar la belleza del rostro de Alice. La frescura del aire le recordó aquel lugar que él también había conocido…un lugar tal vez extraordinario o maravilloso…sus pensamientos lo llevaron de vuelta a la mirada de Alice y decidió concentrarse en charlar con ella de los asuntos que interesaban a la chica Kingsleigh; no le era difícil darse cuenta de sus gustos y aficiones…las sabía de antemano y ahora compartirlas con ella iba a ser algo verdaderamente excitante y divertido.
    Sin embargo, había alguien que no estaba de acuerdo con aquel recibimiento, por lo menos no del todo era Lord Ascot, quien veía en Madison un rival de su hijo y como un posible obstáculo para consolidar la Compañía si Hataway contraía nupcias con Alice. El muchacho era bueno pero era un posible y fuerte contrincante…sobre todo por la apreciación que de él tenía ahora Alice.
    La celebración sería hasta la noche. Pero Madison tuvo algo de tiempo para conversar con Alice.
    - Supe un poco de tus proyectos…me parecieron fascinantes…
    - Gracias…supongo que para ti ha de ser difícil notar que…una mujer pueda hacerse cargo de algo tan difícil…o que pueda tener la capacidad…-añadió Alice un poco intranquila.
    - Nunca lo he dudado- dijo tomando levemente su mano- siempre me has parecido alguien inteligente y arriesgada…al igual que tu padre. Sin embargo, mi interés en ti va más allá de los asuntos de la Compañía…ya debiste haberlo notado- dijo con voz melosa y una mirada arrobadora.
    Alice de pronto se dio cuenta que nunca había sentido eso antes por ningún hombre…sólo ahora comprendía el significado de que un hombre pueda compartir contigo aficiones, sueños e ilusiones…por un momento se sintió la mujer más feliz de la tierra…pero no estaba segura de que realmente Madison fuera el hombre de su vida…con quien debía compartir sus deseos y sus proyectos.
    - Madison…yo…
    - Sé cómo debes sentirte- dijo él- pero…no deseo mortificarte ni presionarte…quiero que me conozcas…que sepas cómo soy…a qué aspiro y qué puedo ofrecerte…sólo eso…no quiero que pienses que soy ningún oportunista…
    - Entonces…ven conmigo- invitó Alice tomándolo de la mano.
    Entraron a un bello salón donde ahí escucharon un vals. Alice bailó con él cual si fuera un sueño…pero de pronto se sintió desvanecer…
    - ¿Qué ocurre?- dijo sosteniéndola con amor.
    Alice se incorporó entre sus brazos y suavemente aspiró el aroma de su piel. Madison no pudo resistir el tenerla tan cerca y rozó sus labios con los de él regalándole un suave beso que erizó la piel de los dos.
    - Perdóname…no quise presionarte.
    - No…no lo hiciste…yo…-musitó Alice quedamente.
    Lord Ascot llegó entonces.
    - Madison…gusto en saludarte…
    - Lord Ascot…un gusto igualmente…Alice…digo, la señorita Kingsleigh me mostraba este lugar tan hermoso…
    - Madison…¿puedes venir un momento?- preguntó Lord Ascot invitándolo a salir.
    Madison asintió. Alice le hizo una reverencia y se adentró con el corazón a mil.
    Mally estaba cerca. Había visto todo.
    - Mallymkund- dijo Alice…¿qué debo hacer?
    - Lo que le dicte su corazón- contestó Mally con una leve sonrisa. Parecía que sabía más que la misma Alice acerca de Madison.
    Alice dio vueltas por el salón. Se sentía algo inquieta. De pronto Madison apareció.
    - Me voy a casa de Lord Ascot. Vendré en la noche para la celebración- añadió besando la mano de Alice ruborizándola.- Hasta la noche, Alice…
    - Hasta la noche…Madison…

    La noche llegó y con ella la celebración por la llegada de Madison Hataway. Varias damiselas de sociedad buscaban la oportunidad de saber dónde estaba el joven lord y tratar de iniciar una conversación con él. Pero él no estaba interesado en eso…quería solamente escuchar y ver a Alice. Ambos conversaban en el suelo del estudio.
    - Entonces…-dijo Alice- mi padre me pellizcó y dijo. “Es un sueño, Alice, nada ahí te puede dañar…” y entonces comprendí que a nada debía tener miedo.
    - ¿Y nunca más lo tuviste?- preguntó él.
    - Sí…más que nunca…pero…por un momento sentí que valía la pena enfrentar los miedos hasta las últimas consecuencias…si no lo hacía, no estaría viviendo verdaderamente…sin embargo…cuando mi padre faltó, mucho de esa magia…se fue con él…-dijo con tristeza.
    Madison acarició el mentón de Alice. Ella se conmovió suavemente. Madison no quiso presionarla pero ella salió hacia el balcón. Madison la siguió.
    Bailaron una suave pieza de vals. Cuando la pieza terminó Madison insistió.
    - Alice…quiero…quedarme para que juntos…iniciemos un nuevo proyecto de vida…
    - Es muy pronto- musitó ella…
    - Tal vez para ti…pero yo…llevo toda mi juventud soñando con un día como éste…-susurró tan dulcemente que la piel de Alice se erizó.
    De pronto Madison vio en su brazo aquella herida.
    - ¿Qué te ocurrió?- preguntó como si esperara la respuesta o si la conociera.
    - No…no lo sé…-dijo ella y salió corriendo de la estancia…
    Corrió hasta el jardín…aún no oscurecía…pero cuando lo hizo le pareció ver a un Conejo Blanco que la guiaba…era tan real…lo advirtió como hace tiempo…tan oportuno como siempre. Era momento de recordar cosas de un pasado…tal vez no muy lejano…
     
  10.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    DEMENTE Y MARAVILLOSO AMOR
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    32
     
    Palabras:
    650
    Cap. 10 Comienza el viaje

    [​IMG]
    subir fotos






    Tras seguir a aquel Conejo Blanco comenzó a pensar con bastante sorpresa:
    - ¿Qué es lo que estoy haciendo ¿ ¿Qué fue lo que me motivó a venir detrás de él?
    Trató de hacer una pausa para entender la gravedad de lo que podía sucederle. Había dejado a Madison a la expectativa de una respuesta. Y ésta vez pensaba no tardaría tanto en contestarle.
    Pero no tuvo tiempo de pensar lo suficiente…comenzó a caer hacia el fondo de la madriguera del conejo. El lugar le parecía conocido. Era un hueco tan profundo que semejaba verdaderamente un túnel. Pero curiosamente ya no le asustaba. Era como si supiera qué había del otro lado. Sin embargo, estaba lejos de saber lo que realmente estaba abajo.
    Pasó por el túnel y encontró a su paso trozos de metal, pasto, ramas, animales ponzoñosos, serpientes, toda clase de alimañas…frascos de mermelada podrida, potes de miel echada a perder, olor putrefacto, telas rotas y roídas, llaves oxidadas y huesos de animales. No recordaba hacer visto algo así en mucho tiempo.
    Cuando terminó de caer se encontró en un salón alto y con piso terminado en loseta en forma de ajedrez. Aquella conformación sólo lograba enmarañar más su mente y provocarle un mareo y una ilusión óptica difícil y dolorosa. Cuando reaccionó el lugar no era tan conocido como ella pensaba.
    Avanzó un par de pasos y se encontró frente a un cúmulo de puertas. Pero ésta vez vio puertas en diferentes conformaciones. Unas estaban bien alineadas, con sus chapas invitando a ser abiertas como toda puerta común, pero otras tenían conformación inclinada, con picaportes retorcidos y desvencijados, con ojos de cerradura enmohecidos y oxidados. Aquel lugar tenía un matiz más tétrico que lo que podía recordar.
    Por un momento suspiró. Creyó que tenía en sus manos la clave. El sueño tenía mucho de no venir a su mente, pero recordaba algunos detalles, viéndolo bien.
    - Ahora tengo que ubicar la puerta que se abre.
    Revisó entre todas y ninguna parecía abrir. Revisó sobre la mesa y sonrió con satisfacción.
    - Vaya…después de todo esto no va a resultar tan crítico.

    Se apresuró a tomar la llave y empezó a revisar todas las chapas que podía. Pero ninguna parecía ser la correcta hasta que reparó en una llave doblada. Entonces la tomó. Esa abría una puerta que estaba en posición lateral.
    - ¿Y ahora…cómo voy a pasar por ahí?
    La estatura que se requería no era tan reducida. Sí se necesitaba ser más pequeño, pero lo más crítico era considerar que se necesitaba tener cuerpo serpenteante para poder atravesar la estrecha entrada.
    Entonces descubrió en una botellita algo que decía: Bébeme.
    Se preguntaba de qué forma aquel brebaje podía servirle. Pero sin más lo destapó, percibió su hostigoso olor y se dispuso a beberlo. En cuestión de segundos su cuerpo se hizo más delgado para poder pasar por ella. Sin embargo, la llave no podía acomodarla en la chapa por ser ella más delgada. Ya no alcanzaba el orificio de la entrada.
    Más abajo había un pastel que decía CÓMEME. Ella lo tomó y lo probó. En cuestión de minutos su cuerpo se retorció fenomenalmente para poder atravesarlo. Pero se había retorcido demasiado de tal manera que parecía más una serpiente que una mujer. Eso la asustó demasiado. Y mordiendo y bebiendo aquellas dos porciones logró tomar la distorsión adecuada para caber por la puerta. Cuando pasó trató de acomodar su cuerpo a la posición normal.
    Cuando la obtuvo notó que no era tan pequeña como entonces. Avanzó con cuidado entre los matorrales y lo que encontró la dejó estupefacta.
     
  11.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    DEMENTE Y MARAVILLOSO AMOR
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    32
     
    Palabras:
    797
    [​IMG]


    Cap. 11 De vuelta en Underland



    Al pasar a través de aquella puerta era un poco más delgada de lo que creía. Pero eso no fue un impedimento para que su asombro fuera creciendo conforme se iba acostumbrado a las circunstancias. Los colores y sus combinaciones fueron entrando en su mente, cada vez con mayor claridad y nitidez. Pocos cosas habían cambiado. Sólo que ahora todo parecía reflejar mayor alegría y colorido. Se respiraba un aire diferente…incluso notó que ya no era tan pequeña como…¿antes? Ahora todo tenía sentido. Sí…ella había estado antes en ese lugar pero…¿por qué parecía diferente? Sin embargo seguía siendo muy extraño.

    Debido a que era más delgada que antes el vestido le quedaba demasiado holgado. Tenía que recogerlo al caminar para evitar tropezar con los holanes de aquella exquisita prenda que la hacía lucir más femenina que cuando estaba por casarse con Hamish. Sin embargo, aún no terminaba de creer que se encontraba en el mismo lugar.

    Había setos lila y rosados, hongos verdeazules, plantas que se mecían al viento, en el aire las partículas que el diente de león se había encargado de esparcir flotaban suavemente como cargadas por un hada o un duende invisible.

    Avanzó y sus pasos casi nos e escuchaban pero su delgadez le impedía moverse demasiado rápido. Sentía que ella era más ligera que el aire y por momentos casi volaba como una hoja.

    El cielo era igual de azul pero las flores tenían mayor colorido. Una de ellas fue quien habló:

    - ¿Quién eres?-

    - Alicia- respondió ella.

    La flor la contempló y al verla tan delgada chilló:

    -¡Eso no es verdad! Tú no eres Alicia…pareces…pareces una…serpiente.

    -¡No soy serpiente! Soy Alicia Kingsleigh y creo que ya estuve hace tiempo aquí.

    -¡No! ¡Nunca!- insistía otra flor.- Nunca habíamos visto a una flor con un tallo tan delgado.

    - No soy flor…y ustedes son muy…maleducadas.


    En eso el Conejo Blanco interrumpió la charla.

    - Es Alicia, no cabe duda. Cambiamos la forma de entrar y lo logró…así que…conclusión, es la misma Alicia.

    - ¿Quién lo asegura?- aseveró el Dodo.

    Alicia se exasperó e insistió pretendiendo ser escuchada:

    - No han tomado en cuenta mi opinión. Yo tengo algo que decir.

    - Pide la palabra- sugirió el Dodo.

    - Entonces…pido la palabra- comentó Alicia decididamente.

    El Dodó interrumpió:

    - Eso está bien, pedir la palabra es lo correcto. Ahora, cállate.

    - ¡Un momento! Si ni siquiera he hablado.

    - Aquí nadie habla- continuó el Conejo, llamado McTwisp- hasta que yo lo decida, ya que soy el vocero de la Reina Blanca.

    - ¿Reina Blanca? –repitió Alicia. Un recuerdo vago venía a su mente.

    - Sí, Mirana, la Reina Blanca, la majestuosa y dulce Reina de Underland. Ella autoriza o desautoriza para hablar. Así que si yo lo digo, hablas.

    - Oye…eso no es justo, yo pedí la palabra.

    El Conejo masculló algo entre sus salientes y largos dientes superiores y dijo al fin sentándose en un hongo:

    - Está bien…habla.

    Alicia empezó:

    - Pues bien…no sé cómo vine a dar aquí, pero estoy segura que…

    - Yo sí sé- interrumpió un extraño personaje regordete.

    - ¿Tweedle Dee?- preguntó Alicia.

    - No, soy Tweeedle Dum, Tweedle Dee es él- dijo señalando a alguien exactamente igual a él.

    - Bien, ¿cómo sabes cómo vine aquí?

    - Lo sabemos, es todo- dijeron los dos gemelos al unísono.- Comiste “thinalver” para ser ma´s delgada y bebiste longshaver para ser más larga.

    - Bueno, eso no importa ahora, sólo quiero decirles que soy Alicia por encima de lo que todos digan y no me importa lo que piensen. Sólo quisiera saber por qué el Conejo me trajo…

    - Si eres Alicia tendrás que dar una contraseña.

    - ¿Cuál contraseña?- dijo ella.

    - Debes contestar un acertijo…pero no soy yo quien debe proponértelo.

    - ¿Puedo saber qué quieren de mí?- insistía Alicia.

    - Mira- dijo uno de los gemelos. – La única forma de saber cuál es tu propósito es que consultemos a Absolem.

    - ¿Absolem?- se preguntó.- Pero si Absolem ya…

    - Lo sé- dijo McTwisp – pero aquí siempre necesitamos un Absolem. Debe haber siempre un Absolem en Underland. Si no, Underlad, dejaría de existir.

    - Está bien- dijo Alicia- vamos.

    Se dirigieron a donde un ave del Paraíso descansaba sobre unas ramas. Su rico y vistoso plumaje asombró a Alicia, ya que ella conocía dichas aves pero no estaba tan familiarizada con notrar que aquella ave escribía en un viejo pergamino con una de sus plumas.
     
  12.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    DEMENTE Y MARAVILLOSO AMOR
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    32
     
    Palabras:
    600
    [​IMG]

    Cap. 12 Huída

    Se encontraba ya frente a quien en ese momento era conocido y reconocido como Absolem. El ave del paraíso escribía y dilucidaba un enigma al parecer preocupante.

    - ¿Absolem?- preguntó Alice.

    - ¿Quién osa dirigirse a mí en este momento y a ésta hora?

    - Es un poco…-analizó ella.

    - Presuntuoso- contestó McTwisp- sin embargo tuvimos que elegirlo como tal.

    - ¿Puedo saber quién eres?- insistía el ave.

    - Alicia…

    - ¿Lo sabes o lo preguntas?

    - ¿Cómo voy a preguntar algo que ya sé?- casi chilló Alice.

    - Entonces…¿qué quieres de mí? Alguna duda debes tener. Nadie me molesta si no es para preguntarme dudas importantes y la tuya debe serlo.

    McTwisp insistió:

    - Queremos saber…si ella es Alicia y si ha venido a lo que esperamos que venga.

    El ave hizo una pausa. Sacudió sus bellas plumas coloridas y extensas y reacomodándose en el árbol en que estaba parada dijo:

    - Extiendan el Oraculum…

    El Oraculum era un tanto diferente al que ella pretendía recordar. Este era colorido y tenía viveza en las imágenes, aún más que el anterior. Este parecía más que tridimensional.

    - Hoy es el Dreamleag día en la era de la Reina Blanca…-dijo McTwisp indicando el dibujo. Ahí aparecía Alicia contemplando el oraculum en compañía del resto de los animales y las flores que hablaban a lo lejos observaban la escena.

    - Muéstrenle el Magnoujous día

    - Sí…es el día en que vences al caballero Negro.

    - ¿Caballero Negro?- observó ella cuestionando el asunto.- ¿Cuál caballero negro?

    - Un caballero negro…un soldado rebelde de la Reina Roja que se había pasado a las filas de la Reina Blanca. Tras la muerte del Jabberwocky entrenó a los Growins para que se levantaran contra la soberana. Pero la verdadera Alicia es la única capaz de vencerlos, aunque no sola…ahora sólo queda saber si en verdad eres la verdadera Alicia…

    - ¡Claro que lo soy!- aseveró Alicia casi molesta.- ¿Por qué no habría de serlo?

    El ave continuó:

    - Seré yo quien dé mi veredicto. Será Alicia sólo cuando ella misma demuestre que lo es.

    - ¿Y qué tengo que hacer ahora para demostrarles que lo soy? ¿A quién tengo que matar ésta vez?

    McTwisp al escuchar eso agregó esperanzado:

    - Un momento…entonces…reconoces que tú mataste al Jabberwocky…

    Alice respondió:

    - No…bueno yo…no sé…¿por qué tratan de confundirme?

    - Está confundida- completó Absolem.

    - No se necesita ser “Absolem” para saber eso- dijo ella- pero…hay cosas que aún no estoy segura de creer o de recordar.

    - No hables sin autorización- chilló Absolem.

    - Pues trata de estar preparada para cuando venga el Caballero Negro o no podrás dar tu opinión nunca más.

    Alice se molestó de forma vehemente y se fue caminando lejos de allí. Tenía que ordenar sus ideas.


    No lejos de allí encontró una pequeña casa. Un niño lloraba dentro y una mujer gritaba mientras lo observaba.

    - ¿Quién eres?- preguntó la mujer al ver a Alicia.

    - Soy…Alicia…

    - ¿Eres la nueva niñera? Cuida del bebé, allí está su agua para el baño…yo voy a guisar el puchero.

    Le dio a cargar al bebé. En cuanto lo observó el pequeño salió de los brazos de Alicia. Era un cerdo.


    Alicia se asustó y salió corriendo.

    La noche casi iba a caer en Underland. Sin embargo un ruido extraño y una presencia casi fantasmagórica la vigilaba con mucha atención.
     
  13.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    DEMENTE Y MARAVILLOSO AMOR
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    32
     
    Palabras:
    909
    [​IMG]

    Cap. 13 Un dulce encuentro


    Alicia avanzó por un claroscuro muy espeso…le parecía que ya lo conocía de tiempo atrás…pero no estaba segura…sin embargo, el frío que calaba y la vegetación tan penetrante que espesaba el paisaje le daba un toque casi fúnebre.

    Para estas alturas ya podía creer lo que fuera pero estaba cansada…había dado vueltas en varios lugares y por fin dio contra un paraje que le pareció familiar: un viejo árbol. Aunque no se veía tan viejo.

    Se sentó a esperar en un abeto cuando una sombra que volaba la asustó.

    - ¿Te espanté?- preguntó una voz sensualmente extraña.

    Alicia volvió hacia la voz y se sorprendió un poco al encontrar a un gato que sonreía sin medida.

    - No…no me asusté- dijo valientemente- es sólo que…no te esperaba encontrar…

    - Lo sabía…nunca nadie espera encontrarme…pero…siempre aparezco cuando menos lo esperan…es una de mis…grandes cualidades gatunas…

    - ¿Me conoces?-preguntó Alicia

    - Creo que sí…quien no se conoce bien creo que eres tú…

    - ¿Cómo se sale de aquí?- insistió.

    - Por donde llegaste…-insinuó el gato sonriendo.

    Alicia casi rompía a llorar cuando de pronto el gato le indicó un camino:

    - Te llevaré con alguien que posiblemente estará esperándote…pero hasta ahí…

    Avanzaron por el claroscuro…por fin dejaron aquella densa oscuridad para hallar una pequeña casa con picos en forma de orejas y una gran mesa repleta de servicio de té completo y un hombre sentado en el otro extremo parecía amenizar la reunión.

    - Y ahora todos juntos: un murciélago pasooo…no se dónde se escondió…en el cielo brillarás…cual tetera tú serás…brilla, brilla, brilla..brilla….

    Dejó de cantar en cuanto la descubrió…sus asombrados y verdosos ojos se entreabrieron como platos al encontrarla. Avanzó parsimonioso y luego con más prisa y se detuvo frente a ella. Una liebre que estaba sentada a la mesa del té decía a un pequeño lirón.

    - Por fin…creímos que nunca volvería.

    Alicia lo contempló. Su cabellera anaranjada y la viveza del color de su saco, los tubos de hilo colgados cruzados sobre el pecho, así como el extraño sombrero que corona su cabeza le recordaron a alguien que había visto antes. Luego lo miró con detenimiento y dijo:

    - Eres…¿tú?

    - Sí…el Sombrerero…Alicia…

    Una franca sonrisa los hizo reconocerse después de tanto tiempo. Pero aquel reencuentro culminó también con un gran abrazo que los animales festejaron.

    Alicia tomó sus manos y dijo:

    - Te dije que vendría…por un momento pensé que esto era una sin razón pero…ahora…al volver a verte, me doy cuenta que…yo también debía venir aquí…te extrañaba…

    El Sombrerero estaba embobado en la contemplación de la recién llegada.

    - Te esperaba desde hace tiempo…creí que nunca volverías…y los chicos me decía que este día nunca llegaría…pero nunca les creí…siempre pensé que mis esperanzas se verían recompensadas…y es justo a tiempo…como siempre.

    - ¿Por qué? Me hablaron de algo extraño…un…caballero Negro…

    - ¡Fin al oscuro caballero!- dijeron al unísono.

    - El Caballero Negro…quiere matar a la Reina Blanca…pero sólo tú y yo podemos ayudarla y evitar que eso pase…¿ lo harás?

    Alicia se encontraba en una nueva disyuntiva sin saber por qué…era demasiado pronto y El Sombrerero lo entendió así. Por eso aseveró.

    - No te preocupes, por ahora hay tiempo…sólo debemos prepararnos…y unirnos…-dijo tomando la mano de Alicia.

    Ella le dejó hacer…la mano del Sombrerero cobijaba tan bien su mano…después de tanto esfuerzo en entender qué hacía en el lugar por fin se sintió protegida y segura…deseosa de saber cómo la había pasado él en tanto tiempo.

    Tarrant, el verdadero nombre del Sombrerero, ofreció té a Alicia y juntos compartieron aquella reunión.

    - Y dime…¿viniste para quedarte?

    - No lo sé…-dijo Alicia- sólo sé que por ahora estoy en ese descubrimiento…y no pienso irme hasta haberte ayudado…y tal vez en ésta ocasión…decida quedarme para siempre.

    El Sombrerero sonrió y abrazó a Alicia por la cintura. Balió un pequeño vals con ella y al terminar acarició su cabello dorado, pero cuando iba a besarla recordó que tenía que llevarla con la Reina Blanca.

    - Lo siento…debo llevarte con ella…y hacer planes…¿vienes?

    - Claro…vamos…

    El Sombrerero fue con ella de la mano hasta montar en un caballo color miel que los llevaría a Marmoreal.

    En el camino el Sombrerero preguntaba a Alicia.

    - ¿Recuerdas el camino a Troter’s Bottom?

    - Sí…sólo que lo recuerdo desde Salazen Grum…por cierto…¿qué fue de ese castillo?

    - Está siendo…remodelado…pronto será ocupado por un par de nuevos inquilinos…y cuando eso pase…podrás conocerlo…te encantará…

    - Y dime…¿está bien la Reina Blanca?

    - La reina Mirana está asustada…pero ahora que volviste…se alegrará muchísimo…

    Al llegar a la entrada del castillo, El Sombrerero ayudó a bajar a Alicia y antes de entrar besó su mano delicadamente.

    - Alicia…mi- Alicia…estoy tan feliz de volver a verte…juntos detendremos al Caballero Negro…

    - Es un promesa- dijo ella alegremente, contemplando a su vez sus ojos y su franca y hermosa sonrisa.
     
    • Adorable Adorable x 1
  14.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    DEMENTE Y MARAVILLOSO AMOR
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    32
     
    Palabras:
    1075
    [​IMG]

    Permanecieron en la gran entrada al reino de Mirana en Marmoreal. Caminaron hacia el interior mientras seguían conversando.

    -¿Sabes, linda?- dijo el Sombrerero.- Ahora que te veo las palabras pensaba decirte cuando te volviera a ver, parecen no querer salir de mí…pero es mucho, mucho lo que tendría que expresar ahora sobre tu regreso…te extrañé demasiado linda…todos en Underland lo saben, no tienes idea de lo duro que ha pasado el tiempo aquí, sin poder verte y contemplar tu mirada que me ayudó a creer en seis imposiblidades antes de empezar el día.

    - Yo también te extrañaba…-dijo Alicia tomando su mano.- Era curioso…despertaba generando en mi mente las seis imposibilidades y siempre mi cabeza viajaba hacia acá. Hubo ocasiones en que creí que todo era un sueño, como antes, pero había demasiadas evidencias de lo contrario y eso terminaba por desconcertarme más. Y sin nadie que pudiera ayudarme la situación se complicaba aún más.

    - Puedo casi imaginarlo.- observó “Tarrant”, seguro al parecer de comprender a Alicia mucho más de lo que ella pensaba.

    - ¿En verdad lo entiendes?- preguntó ella.

    -Claro- contestó el Sombrerero- yo también me preguntaba en ocasiones si no eras tú acaso un sueño también. Un hermoso y delicado sueño…y aún ahora que estabas aquí me lo sigo preguntando.

    - No tienes por qué dudar de que estoy aquí. Soy real…

    - La vez pasada también lo eras pero ninguno de los dos terminaba de creerlo. Hasta que observé con mis propios ojos la cabeza del Jabberwockey cayendo por aquellas escaleras comprendí que era verdad que el caballero de la cabellera dorada que el Oráculo nos mostraba existía…en ti…que era real- contestó el Sombrerero mirando con expresión dulce a Alicia, recorriendo su mirada suavemente.

    Alicia se conmovió ante aquellos ojos…la forma inquietante con que la observaba, lejos de atemorizar la confortaba. Eran tan cercanos el uno al otro que parecía que ya nada ni nadie podría separarlos. Un sentimiento que creyó dormido desde hacía mucho tiempo parecía renacer al escucharlo hablar entre dientes y percibir en su fisonomía estrafalaria y graciosa un alma intensa y atormentada, pero dispuesta a vivir y arriesgarse hasta el límite. Eso era lo que ella había aprendido de él…a vivir hasta el límite, a arriesgarse por quienes amamos hasta los confines de nuestra propia convicción. Y ahora comenzó a dilucidar que estaba dispuesta a todo.

    - Tengo curiosidad por saber qué ha pasado en todo éste tiempo- preguntó Alicia.

    - Muchas cosas linda y casi todas buenas…te asombrarás…

    Llegaron a Marmoreal y un fuerte can ladró para darles la bienvenida.

    -Alicia, ¡qué gusto volver a verte!

    -¿Bayard?- preguntó intrigada.

    -Oh, no soy Rohan, el hijo mayor de Bielle y Bayard, mi padre está dentro.

    - Te dije que te sorprenderías- musitó el Sombrerero cerca de su oído.

    Tomó su mano suavemente y avanzaron juntos hacia el trono de la Reina Mirana. Tarrant hizo una reverencia como un caballero mientras Alicia se inclinaba gentilmente.

    - Alicia…- susurró Mirana sonriendo. Casi no había cambiado en nada. La chica de Londres pudo ver que el semblante de la Reina Blanca era más luminoso y lleno de color que la última vez, tal vez refeljo de la alegría que tenía. Sin embargo parecía ensombrecida por una preocupación evidente.

    - ¿Ya…lo sabe?- preguntó Mirana al Sombrerero.

    - Sí…aunque no todo…

    - ¿A qué se refieren, si puedo preguntar?

    - Te lo explicaré…pero vengan, tomen asiento…dentro en la terraza estaremos más cómodos.

    Los hizo pasar la habitación donde recibía a huéspedes distinguidos.

    -Alicia, estás más hermosa de lo que te recordaba…

    -Gracias, majestad, usted también está preciosa…

    -Bien…dime…¿qué te han dicho desde que volviste?

    - No mucho- suspiró Alicia.

    El Sombrerero acarició su cabellera y apretó suavemente su mano.

    - No te preocupes, escuches lo que escuches…yo estoy contigo- dijo con mucha ternura.

    Mirana se aclaró la garganta y comenzó a cantar.

    - Verás…después del destierro de Iracebeth, junto con Ilosovich Stayne, todo Underland celebraba ya la muerte del Jabberwockey. Aunque algunos aún dudaban de que hubiera muerto. Todos estábamos felices…hasta que apareció él…

    - El Caballero Negro- observó Alicia.

    - Sí…él…de la nada pareció estar presente en los campos de Underland cortando aquí y allá, cobrando la vida de animales inocentes. Mis guardias y los que pertenecieron a Racie trataron de detenerlo, pero no fue suficiente…lo envié encerrar durante un tiemo. Pero en las partes bajas del bosque había entrenado a unos pequeños hombrecitos llamados Growins que le sirven y obedecen en todo y que tiene la peculiaridad de que solamente él los puede ver y si llegan a comer Upelkuchen crecen desmesuradamente y sus efectos son sumamente destructivos.

    - -¿Por eso ya no lo usaron para hacerme entrar?- preguntó ella.

    - No…ellos se robaron la receta para elaborarlo, así que…tuvimos que reforzar nuestras entradas. Nos han amenazado con una invasión de más allá de Underland de la región perdida donde Iracebeth e Ilosovich cumplen su condena de destierro.

    - ¿Y…de qué forma se les puede destruir?

    Entonces intervino el Sombrerero.

    - Verás…linda…el Caballero sólo puede morir con una espalda forjada con la espada Vórpica y la mezcla de tu sangre y la mía…pero tenemos que mezclar ambas sangres previamente, en una…ceremonia especial…

    - Pero acaso es…¿toda la sangre?- preguntó asustada.

    - No, pequeña-observó Mirana- Sólo es un poco de tu sangre y de la del Sombrerero…y yo debo ser quien realice esa mezcla especial. Sin embargo el Caballero Negro ya dirige sus huestes hacia acá con la idea de matarte, matar al Sombrerero y mátame a mí en cuanto nos encuentre. Hemos reforzado la vigilancia en todo Troter’s Bottom, quiere hacer su cuartel en Salazen Grum, aprovechando que el castillo está ahora deshabitado. Debemos evitar que eso ocurra. Además, el tiene algo que le da poder.

    - ¿Qué es?- preguntó Alicia.

    - Tiene mis tijeras doradas- dijo el Sombrerero.- Mis tijeras me dan invulnerabilidad ante él. Pero sin ellas, podría matarme. Así que, hay que quitárselas antes de que con nosotros.

    El Sombrerero comenzó a recordar la forma en que el Caballero se las había quitado…
     
    • Adorable Adorable x 1
  15.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    DEMENTE Y MARAVILLOSO AMOR
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    32
     
    Palabras:
    804
    [​IMG]


    Cap. 15 Planes de protección

    El Sombrerero comenzó a mirar en lontananza…sus ojos se perdían de momento en la contemplación de una última escena que parecía causarle algo de tristeza.
    - ¿Recuerdas el Dungeon?- preguntó Alicia.
    - No, linda…recuerdo el momento en que el Caballero Negro me quitó las tijeras…era abrilij…y los ilescos topos gurifleando gimeaban en el waibo. Oh…mimosos estaban los borojobos y gurifleaban los ratajaibos…
    - ¿Qué dijiste?
    - ¿No lo has entendido, verdad?- sonrió el Sombrerero.
    Alicia negó y añadió:
    - Continúa, por favor…
    El Sombrerero siguió contando:
    - Ese día…caminaba por el bosque, tratando de encontrar hierbas aromáticas para el té, cuando escuché ruidos detrás de la maleza…traté de esconderme, en esa vegetación mi ropa colorida se camufla gea bastante bien , así que era prácticamente imposible que alguien me encontrara…sin embargo, debía se precavido- contaba casi como si lo hiciera para él mismo.
    Alicia lo seguía por la estancia procurando que no tuviera aquellos arranques excesivos de angustia que desencadenaban sus crisis.
    - Entonces…él llegó…me acorraló…me dijo quien era…que era un rebelde de Underland que buscaba la liberación de Mirana…yo le dije que estaba equivocado…que yo no tenía nada en su contra…pero él insistió y por fin…sus manos trataron de torcer mis brazos y en un impulso, arrebató mis tijeras del saco y…se fue corriendo…fue horrible, excesivamente…horrible!
    La crisis saltaba ya a la vista cuando un grito de Alicia lo detuvo:
    -¡Sombrerero!
    Tarrant recuperó la cordura y musitó con voz entrecortada:
    - Estoy…bien…
    Mirana pareció respirar más tranquilamente.
    - Entonces…él tiene tus tijeras doradas…habrá que idear un plan para quitárselas.
    - Claro…su Majestad – dijo ahora dirigiéndose a la Reina Blanca- ¿puedo…llevar a Alicia en la búsqueda de las tijeras doradas?
    - Si ella quiere ir…-dijo Mirana con su característica forma de hablar.
    El Sombrerero sonrió hacia Alicia y ésta respondió:
    - Claro que sí…debo ir contigo para recuperar ese objeto tan preciado y tan importante.
    - Gracias…-susurró el Sombrerero.
    Abandonaron el castillo de la Reina Mirana, acompañados por Rohan hacia la casa del Sombrerero. En el camino, tal vez, idearían algo.
    - ¿Ahora a dónde vamos, Sombrerero?- preguntó Alicia.
    - Hacia Salazen Grum…quiero mostrarte cómo está quedando el castillo.
    Avanzaron por el interior. Todo estaba siendo modificado. El color rojizo y los corazones en los vitrales habían sido cambiados por tonos azulados y rosas. El ambiente que se percibía ya era completamente diferente.
    Tarrant avanzó con Alicia de la mano por cada pasillo mientras charlaba.
    -¿Y dime, linda, qué has hecho en todo este tiempo?
    -En mi mundo- dijo Alicia- estoy cumpliendo el sueño de mi padre…pertenezco a la Compañía de la cual él era dueño, al lado de su mejor amigo, Lord Ascot, y tratando de llevar a cabo travesías insospechadas.
    - El espíritu aventurero te persigue…-dijo El Sombrerero con ternura.
    - Claro…creo que siempre me ha acompañado…tal vez por eso volví.

    El Sombrerero se acercó con dulzura y mirándola a los ojos dijo:
    - Volviste…porque yo te esperaba…cada mañana veía el sol surgir en el horizonte de Underland, esperando el momento de volver a verte…y sólo el viento me traía leves recuerdos y esencia de tu persona…pero ahora…estás aquí y ya todo va a ser diferente.
    Alicia asintió recorriendo la mirada de él con la suya.
    - Yo también pensaba mucho en ti, pensé que tal vez te sentirías muy solo…y ¿sabes? Todas las tardes, entre mis imposibilidades había una muy particular.
    - ¿Cuál?- preguntó él tiernamente.
    - La de…salir corriendo y bajar hacia acá y volver a bailar el Futterwacken contigo…
    El Sombrerero sonrió complacido.
    - Lo bailarás…ya verás…en cuanto el Caballero Negro sea derrotado, tú y yo…bailaremos juntos de nueva cuenta… y…
    - ¿Y…?
    - Todo a su tiempo…por ahora ven…quiero mostrarte…más cosas…
    Dentro había un salón lleno de sombreros y un vestido precioso en color azul.
    - Mira…éste vestido lo hice para ti…-dijo con amor.
    Alicia lo contempló. Era justo de su talla.
    Mientras ella de espaldas a Tarrant observaba los detalles del vestido él se acercó por detrás y la contemplaba a ella…Alicia sintió su mirada y se volvió frente a él.
    - ¿Qué pasa?
    - Pasa que…te ves muy hermosa ahora…
    Y sin más, Tarrant acercó sus labios a los de Alicia y depositó un dulce beso que los hizo de momento olvidarse de las penas y del tiempo…
    Alicia se abrazó al Sombrerero…nunca creyó que ese amor bizarro realmente le causara tanta alegría.
     
    • Adorable Adorable x 1
  16.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    DEMENTE Y MARAVILLOSO AMOR
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    32
     
    Palabras:
    1194
    Cap. 16 Secretos y búsquedas

    [​IMG]

    By sra_sparrow at 2010-06-17

    <object width="960" height="745"><param name="movie" value=""></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><param name="allowscriptaccess" value="always"></param><embed src="" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="960" height="745"></embed></object>

    - No sabía que también fueras sastre…-dijo Alicia apartándose suavemente.

    - No soy sastre, pero…el hacer sombreros también da ideas para crear algunas cosas…además…recuerda que la vez pasada…hice un vestido para ti…

    - Sí…recuerdo…pero éste vestido es aún más hermoso que aquél. – dijo ella contemplándolo de nueva cuenta.

    El Sombrerero volvió a mirarla con dulzura.

    - Me agrada tanto que te guste…te lo hice con…mucho…amor…

    Alicia se volvió de nuevo frente a él. La expresión de su rostro, serena y enamorada no pudo menos que enardecer su corazón. Entonces, estrechó de nueva cuenta al Sombrerero y acercó sus labios para besarlo. El Sombrerero tomó su cabellera dorada entre sus manos y siguió decorando de besos aquellos labios delgados que tanto amaba.

    Sus pasos por aquel salón se hicieron cada vez más rápidos. De pronto, el Sombrerero la abrazó y dijo con visible preocupación:

    - Tengo miedo de perderte otra vez…a causa del Caballero Negro…

    - ¿Qué dice el Oráculo al respecto?

    Tarrant respondió:

    - Dice que…entre tu y yo debemos acabar con él…y que él morirá irremisiblemente…y también…hay algo más.

    - ¿Qué más?

    El Sombrerero no se atrevía a decirle aquello que el Oráculo había predicho respecto a los dos…pero que para él era parte de su vida.

    - No puedo decírtelo aún…sólo espero que cuando el momento llegue…decidas eso…porque…al igual que, en la batalla contra el Jabberwocky, la decisión será…completamente tuya.

    Alicia bajó la cabeza mientras tomaba las manos del Sombrerero.

    - Yo también tengo miedo por ti…es curioso…cuando vine aquí sabía de qué huía, pero ahora…ahora no sé qué fue lo que dejé detrás de mí…no recuerdo qué fue lo que quedó allá, arriba, en el mundo superior…pero sólo sé que no puede ser tan importante como lo que tengo ahora frente a mí…tengo muchas ansias de luchar por ti, por todos…de ayudarlos a vencer las dificultades que se nos están presentando…no quiero separarme de ti…

    El Sombrerero preguntó a Alicia lo que tanto temía pero al mismo tiempo, tanto deseaba:

    - Alicia…tú…¿qué sientes por mí?

    Alicia lo miró…aquellos ojos verdosos pero llenos de esperanza…aquellos labios tan tiernos…aquellas manos suaves…acostumbradas a los hilos, a las agujas, a las tijeras y los dedales…el olor a fantasía que desbordaba su pecho, cubierto con aquella gabardina negra…los tubos de hilo de colores que pendían de su traje…pero sobre todo…la sincera sonrisa que siempre tenía para ella…la dulzura de sus palabras, de su tono y su trato, el calor de su abrazo…eso la convencía inmediatamente de que su ser lo anhelaba, de que había vivido durante muchos años aguardando el momento de volver a estar cerca suyo…entonces…respondió :

    - Yo…te amo, Tarrant…apenas si puedo creer lo que te estoy diciendo…pero…es verdad…te amo, y agradezco que…no seas un sueño…que no seas producto de mi imaginación…

    Una gran sonrisa se dibujó en el rostro del Sombrerero…entonces un ataque de alegría lo abordó.

    - Eso me da mucha alegría, porque…eso quiere decir que tú sientes lo mismo que yo…o sea…yo también te quiero, es más…te amo y…

    - ¡Sombrerero!

    - Estoy bien…-dijo conteniendo la respiración.

    Dieron otra vuelta por el castillo y volvieron a la mesa del té.

    Ya sentados Tarrant tomó su reloj y mirándolo dijo a Alicia:

    - Tal parece que el tiempo volvió a detenerse…qué extraño, ahora ya camina…-dijo con una leve sonrisa. Por cierto, linda…¿ya descubriste por qué un cuervo es igual a un escritorio?

    Alicia sonrió y dijo:

    - Aún no…no tengo idea…-contestó ella tiernamente…-¿tú ya lo sabes?

    - Juntos podríamos averiguarlo…-susurró cerca de sus labios.

    L a Liebre de Marzo lanzó un grito de emoción:

    - ¡Viva! El Sombrerero cumplirá su sueño.

    Tarrant hizo una señal a la Liebre de que no revelara aquel secreto.

    El Lirón continuó:

    - Sabíamos que eso pasaría…están hechos el uno para el otro…

    Las tazas pasaron de unos a otros y las teteras iban y venían sirviendo el té continuamente. El Gato de Cheshire también estaba presente en aquella reunión.

    - El tiempo es algo raro en los sueños- aseveraba Alicia.

    - Pero ahora has vuelto…y podemos pensar en el Magnous Day…

    - Magnous Day- susurró casi en un suspiro La Liebre de Marzo.

    Chessur comentó:

    - Estoy tan cansado de tener que hablar de muertes y de justicia que de nuevo no puedo tomar mi té.

    El Sombrerero retomó aquella actitud de ironía.

    - Como antes…nuestro mundo está cerca del caos…y el humilde Chessur ya no tiene ganas de su té.

    Alicia ya estaba a la expectativa de una posible crisis inmediata. Igual que en la otra ocasión, ya sabía lo que tenía que hacer.

    - Sabes perfectamente que no pude defenderte del Caballero Negro.

    Alicia estaba a punto de evitar aquella tragedia que parecía inminente. Pero, para su sorpresa, el Sombrerero se calmó tras mirarla a ella.

    - Está bien...tienes razón, Chessur…no puedo enojarme contigo ésta vez…no pudiste evitarlo…el Caballero te engañó y se llevó mis tijeras…- señaló con algo de tristeza.

    Alicia respiró hondamente y el Lirón y la Liebre descansaron.

    De pronto una sombra pareció cernirse sobre todos. El Sombrerero no estaba tranquilo. Pretendió ocultar a Alicia pero ésta vez no había pishalver que pudiera servir para hacerle pequeña, además de que no sólo por Alicia el Caballero estaba dispuesto a invadir.

    - Los Growins- dijo La Liebre- deben ir al fondo de Trotter’s Bottom.

    - ¿Cómo saben que son los Growins?- preguntó Alicia.

    - Cada vez que aparecen…las nubes se ennegrecen.

    - Entonces…es mejor irnos de aquí- dijo Alicia.

    El Sombrerero la tomó de la mano. La Liebre dijo:

    - Nosotros los cubriremos por ahora…escapen…

    Tarrant y Alicia salieron corriendo juntos y se escondieron en el bosque de árboles altos. Cuando estuvieron escondidos dijo él:

    - Creo que por ahora estaremos tranquilos..-dijo él.

    Alicia volvió a recostar su cabeza en el pecho de El Sombrerero. Él musitó:

    - No dejaré que nada te pase.

    - Podemos ganar tiempo…¿dónde crees que el Caballero tenga tus tijeras?

    - En el palacio que tiene en el parte oscura de Underland… donde adiestra a los Growins…

    - Vamos…

    El Sombrerero dijo:

    - No quiero arriesgarte…

    - Yo no pienso dejarte solo…

    - ¿Por qué siempre eres…demasiado hermosa y demasiado buena…?

    Un beso dulce los unió y juntos salieron hacia la oscuridad de Underland.
     
    • Adorable Adorable x 1
  17.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    DEMENTE Y MARAVILLOSO AMOR
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    32
     
    Palabras:
    1502
    Cap. 17 El castillo oscuro


    Tarrant y Alicia avanzaron lentamente por el bosque de los árboles altos, en busca de aquel paraje desde el cual podía llegar casi sin problemas al castillo donde el Caballero Negro entrenaba a los Growins para destrozar Underland. A cada paso el frío iba calando en la piel…se podía sentir y percibir el miedo al ir atravesando cada río, cada grupo de árboles que, con sus ramas retorcidas, parecían ir tratando de infundir temor en aquellos que cruzaran por aquel bosque sombrío.

    - La vez pasada esto estaba más alegre…-musitó Tarrant mientras llevaba de la mano a Alicia y la ayudaba a pasar por las rocas que sobre un río pantanoso separaban ese lugar de Troter’s Bottom.

    - Siento nostalgia cuando nos alejamos de Marmoreal…-dijo Alicia.

    - No te preocupes…estaremos bien…vamos a tratar de encontra en ese castillo el lugar donde ese malvado escondió mis tijeras.

    - ¿No piensas, quizá, que las lleve con él todo el tiempo?- preguntó Alicia.

    - No- contestó Tarrant inmediatamente.- No las porta porque no las necesita por ahora…aunque le dan poder, lo necesita para el combate final…donde…tratará de acabar con nosotros.

    - Me da miedo la forma en que lo dices…entonces…¿por qué se las llevó?

    - Lo más probable es para asegurar la defensa del castillo…seguramente los Growins no lo habrían aceptado como líder si no les hubiera mostrado algún objeto de poder…como Iracebeth con la espada Vórpica..

    - Por cierto- continuó Alicia- ¿la reina Mirana tiene la espada Vórpica?

    - Sí- contestó el Sombrerero- está guardada bajo llave en Marmoreal, hasta el momento oportuno.

    Avanzaron con algo de dificultad. Alicia tenía frío y estaba muy cansada.

    - Hemos caminado mucho- dijo ella.

    Tuvo que sentarse en un paraje más seco. El Sombrerero miró en lontananza. Ya estaba cerca. Pero era tarde…el Sol estaba por terminar de ponerse.

    - Lo siento, pequeña…me duele tanto no poder ofrecerte por ahora mejor cama…tendremos que pasar la noche aquí, en descampado…

    - Pero hace mucho frío- observó Alicia.

    El Sombrerero se quitó el saco y se lo cubrió a Alicia.

    - Tómalo…tiene la propieda de ser cálido…

    - ¿Y tú…no tienes frío?

    - Tu mirada me da calor…-observó El Sombrerero sonriendo a Alice.

    Alicia se recostó sobre un césped café y sombrío. El Sombrerero se acostó junto a ella, mientras juntos contemplaban las estrellas.

    - Las estrellas en Underland son tan centelleantes…

    - Como tus ojos…-dijo Tarrant.

    Alicia lo miró de reojo sonriendo y señaló:

    - Parece como si se fueran a caer…y por instantes…como si pudiéramos tomarlas con la mano…

    - Así es…cuando no estabas, me parecían tan lejanas…muchas veces…intenté tocarlas pero me era imposible…y volvía a pensar en tus ojos y con ese recuerdo la estrellas tocaban los míos- dijo dejando que una pequeña lágrima escapara de sus ojos.

    Alicia la secó con su mano . Parecía un cristal.

    - Tienes frío…-comentó mientras se abrazaba al pecho del Sombrerero.

    Tarrant suspiró suavemente. Sentir el delicado cuerpo de Alicia cobijándose junto a él era algo que nunca pensó que alguna vez sucedería. Era tan extraño que para él tiempo pasara de forma tan extraordinariamente rápido y Alicia ya se hubiera convertido en una linda doncella…acarició su cabello dorado. Ella se quitó el saco y abrazando a Tarrant, los cubrió a ambos con dicha prenda. Tarrant baja de vez en cuando la mirada para sonreír a Alicia.

    - ¿Has entrado alguna vez al castillo del Caballero Negro?

    - No…nunca…espero poder encontrar rápido lo que fuimos a buscar…de todos modos, no estaremos solos…McTwisp, el Conejo Blanco, se hizo sirviente del Caballero y de vez en cuando está ahí, así que él nos ayudará para poder encontrar las tijeras…

    - ¿Tienes alguna idea de por qué no usó el castillo de Salazen Grum para vivir en él?

    El Sombrerero respondió:

    - Supongo que porque no le agradaba como se encontraba…

    - ¿Quién vivirá ahí?- preguntó Alicia.

    Tarrant hizo una pausa y abrazando a Alicia preguntó ahora a ésta:

    - ¿Te gustaría que siempre estuviéramos juntos?

    Alicia, casi fuera de sí respondió emocionada:

    - Claro…claro que me gustaría.

    - Entonces- continuó el Sombrerero- hagamos una promesa…

    Estrecharon sus manos y Tarrant comenzó.

    - Siempre…juntos…pase lo que pase…

    El rostro de Alicia dibujó una ligera sombra de preocupación:

    - No sé por qué te pones melancólico pero sí…te hago la promesa…juntos siempre…

    Entonces Tarrant dio un beso suave a Alicia en la frente y apretando la mano de ella sobre su corazón se quedó dormido. Alicia entrecerró los ojos y abrazada al Sombrerero se quedó dormida también escuchando el tic-tac del latir del corazón de Tarrant…y también de su descompuesto reloj.


    Las primeras luces en aquel paraje les indicaron que ya era de día.

    El Sombrerero se despertó primero. Sintió la mano de Alicia sobre su pecho y le dio un suave beso en el dorso y otro en su frente. Bajó la mano y la colocó a un costado de su cabeza. Luego, volvió a cubrirla con su saco y se sentó. Miró su reloj. Era hora de ponerse en marcha.


    Cuando Alicia despertó, Tarrant había ya puesto frente a ella un poco de unas bolitas rosadas que olían muy bien.

    -Buen día…¿qué son?- preguntó azorada.

    - Se llaman Undermoras, sólo crecen en Underland…se usa para hacer con ellas tartas, pasteles, postres y toda clase de delicias culinarias…pruébalas, te confortarán.

    Alicia probó una. Sabían dulces como el arándano y eran suaves …tras probarlas se sintió mucho mejor.

    - Se levantó mientras Tarrant contemplaba el horizonte para visualizar cuánto camino faltaba por recorrer.

    Alicia tomó el saco y lo colocó en la espalda del Sombrerero, invitándolo a ponérselo.

    - Su saco, milord…y su sombrero.

    El Sombrerero se colocó el saco con cuidado y luego dejó que las delicadas manos de Alicia le colocaran de nueva cuenta el Sombrero en la cabeza.

    Siguieron caminando un poco más. Por fin, a unos pasos, frente a ellos se alzaba imponente el castillo oscuro del Caballero Negro.

    La fortaleza se veía bien atrincherada…un alto puente restringía la entrada principal. Las almenas tenían estatuas enormes de cabezas de caballos negros, briosos y salvajes. Aquella observación hizo a Alicia conmocionarse de terror.

    El Sombrerero la hizo ocultar su rostro en su solapa y dijo suavemente:

    - No te preocupes…no pasará nada malo…vamos…

    - ¿Pero cómo vamos a entrar?- preguntó Alicia.

    - Debemos buscar algún escondrijo en la parte posterior del castillo.

    - ¿Quién vigilará la entrada por dentro?- insistía ella.

    - Son demasiadas preguntas, linda- dijo el Sombrerero- habrá que ir descubriendo como llegar al lugar donde escondió ese objeto. Ven…

    Un chasquido de los dedos del Sombrerero hizo aparecer ante sus ojos a Chessur.

    - Qué tal, Chess- dijo Tarrant.

    - ¿Me necesitaban?

    - Mucho…

    - Claro- siguió Chessur- siempre alguien con facilidad para evaporarse es necesario en éstas circunstancias- dijo con voz sensual.

    - Necesitamos que nos ayudes a entrar al castillo.

    - Con gusto.

    Y ni corto ni perezoso se colocó sobre el cuello de Alicia.

    -¿Qué haces?- preguntó ella.

    - Tú…relájate…-dijo él…

    Al punto, entrecerró los ojos y en breve ya estaba en el patio del castillo.

    Luego fue el turno del Sombrerero, y por último, el sombrero con su listón llegó con la cabeza del incorpóreo gato que sonreía satisfecho de haber ayudado.

    - Gracias, Chessur, no sé qué haríamos sin ti- dijo Tarrant.

    - Nada, amigos…nada podrían hacer sin mí…

    Alicia sonrió. El Gato de momento se negaba a devolver el sombrero a su dueño. La chica lo conminó:

    - Chessur…

    - Está bien- dijo el gato acariciando el sombrero de nueva cuenta con cuidado, y haciendo un gesto como si le costara desprenderse de él- un día tendré uno como ese…

    Ya dentro del patio escucharon el cabalgar del caballo infernal de aquel oscuro caballero.

    - Ven, linda…escondámonos y tratemos de entrar por un resquicio.

    Intentaron entrar por una rendija pero el Sombrerero pudo cruzar sin problemas. Cuando Alicia estaba por lograrlo el relincho del caballo de aquel ser demoniaco le heló la sangre en las venas.

    - Buen día, hermosura- dijo el Caballero Negro- ¿a qué debo el honor de que esta hermosa damisela haya entrado a mi castillo?

    Alicia se turbó ligeramente y luego dijo.

    - Me han hablado de usted, milord…deseaba conocerle…disculpe que haya entrado de ésta manera…

    Al parecer el Caballero Negro no la había reconocido. Tal vez porque nunca la conoció.

    - Está bien…ven hermosura…ven a mi castillo…serás mi invitada de honor…

    El Sombrerero del otro lado escuchó todo. Por lo menos ahora ya sabía que Alicia estaría en el castillo. Ahora tenía que cuidar de ella con muchos sigilo y precaución.
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  18.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    DEMENTE Y MARAVILLOSO AMOR
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    32
     
    Palabras:
    1344
    [​IMG]

    Cap. 18 Mentiras

    El castillo oscuro se erguía imponente y terriblemente poderoso. Sin embargo, tan sólo había sido fundamentado en la promesa de la devastación en Underland a manos de su Caballero Oscuro…un ser verdaderamente oscurecido por el odio y que, en su afán de poderío, había sometido a creaturas inocentes y estaba a punto de terminar con la vida de todos los de Underland, si no era detenido a tiempo.
    Alicia apenas si tuvo tiempo de observarlo. No parecía horrendo, parecía terriblemente odioso. Su rostro desencajado ocultaba la verdadera naturaleza que su persona encerraba. Alicia podía presentir que tal vez ese hombre había sufrido mucho. Y sin embargo, le era un tanto familiar. ¿Por qué? No lo sabía, pero le parecía que era como la contraparte de Tarrant…no había colorido en él…era totalmente sobrio, extremadamente para el gusto de Alicia…imponente y erguido pretendía infundir miedo, sin darse cuenta que más que eso, lograba infundir lástima.
    Avanzó con Alicia una vez que, a caballo, entraron al castillo. El caballero oscuro ayudó a descender a Alicia de su caballo y contemplándola un segundo, se quedó contemplando la blancura impoluta de su rostro…le parecía increíble que tanta pureza pudiera albergarse en el corazón de una mujer. Alicia apartó su rostro con horror. El hombre pareció sentirse un tanto ofendido.
    - Veo que no te agrado…en lo más mínimo- masculló el Caballero.
    - No…-resolvió ella sin mirarlo siquiera.
    El Caballero fue insistente y dio varias vueltas alrededor de Alicia para ubicar su mirada. Alicia temblaba por dentro, pero ya no tenía tanto miedo como antes.
    - Dijiste que querías conocerme…-susurró el Caballero Oscuro acariciando con el dorso de la mano el mentón de Alicia- y no veo…tu interés por ningún lado.
    - Me habían hablado de usted…pero…no creí que realmente podría conocerlo…y mucho menos que sería usted…como lo es…
    El Caballero se aproximó aún más a Alicia y soltó un dejo de su aliento cargado de voluptuosidad y de odio.
    - Hueles delicioso…tienes un aroma…completamente exquisito- dijo soltando una sonrisa maquiavélica.
    Alicia trató de no temblar. Así que sonrió a su vez, inclinándose para tratar de ocultar el temor que aquel hombre le infundía.
    - Y bien, dime…¿qué cosas tan horrendas te han contado de mí?- preguntó él.
    - Pues que…vive usted solo aquí y que…pretende acabar con Underland.
    El Caballero se llevó las manos a los bolsillos del saco y gritó:
    - ¡Todos están en contra mía! Se han confabulado para tejer historias alrededor de mi persona…cuando yo solamente estoy tratando de realizar un solo sueño…
    - ¿Y…cuál es ése?- preguntó Alicia nerviosamente.
    - Hacer renacer Underland…ahora se llamaría Darkland…¿no te gusta el nombre?- preguntó tratando de acercar su rostro al de Alicia.
    Ella trató de aguantar el horror que le provocaba e insistió.
    - Suena…interesante…¿y cómo piensa reconstruir el país?
    - Es sencillo…primero tengo que doblegar a cierta persona…la Reina Blanca…ella es la primera que debe ceder a mis ofrecimientos…y tras ella…el Sombrerero Loco…ese idiota que cree tener la sartén por el mango, pero que sólo es un cretino…un estúpido soñador que piensa que puede alcanzar el cielo con las manos…
    Le dolía mucho a Alicia escuchar la forma en que el Caballero se expresó de Tarrant, era hiriente y engreído. Alicia añadió:
    - ¿No le gustan esa clase de personas?
    - No…a decir verdad, no? Y dime…¿no te gustaría habitar este hermoso castillo?
    - Pues…es hermoso…-comenzó a mentir.- Tiene…buen gusto…aunque creo que le faltan algunos ajustes…
    - Así lo creo yo también- continuó él.- Quería que lo habitara una mujer con agallas…
    - ¿Cómo Iracebeth?- preguntó Alicia.
    - No…alguien con más carácter y valentía…Iracebeth era un pobre enferma de egoísmo…yo necesito a alguien más hermosa…
    Alicia tembló un segundo.
    - ¿Y a todo esto…cual es tu nombre, linda?-preguntó el Caballero Oscuro.
    - A…Ada…
    - Ada…corto y fácil de pronunciar…Ada…eres bellísima…tú podrías ser mi nueva princesa…pero no podría traerte aquí, hasta que no haya vencido a mis enemigos y no haya acabado con la vida de la peor de todas…Alicia…
    La chica se conmocionó interiormente. Era demasiado para soportarlo. En su propia cara le había dicho que la quería muerta. Avanzó lentamente tratando de darle la espalda de nuevo. Pero el Caballero se acercó a ella de nueva cuenta.
    - Ven…no me digas que no te agrado ni un poco.
    Alicia fijó su mirada en él. Tenía ojos arrogantes, llenos de odio y de deseo. Trató de contenerse para no llorar. Y comenzó a mentir.
    - Está bien…te ayudaré a conseguir lo que deseas…si tú quieres…yo sé dónde está Alicia…
    - ¡Bien! – gritó el Caballero.- ¿Y qué es lo que piensas hacer?
    - Voy a tratar de acercarme a ella a través de…el Sombrerero Loco…
    - Pero necesito matarlo…
    - Antes de eso…déjame intentar acercarme a ese tipo…lo enamoraré y cuando lo haya conseguido…lo entregaré en tus manos…¿estás de acuerdo, mi señor?
    El orgulloso Caballero no sospecho nada, así que creyó en las palabras de la chica.
    - Bien, Ada…así lo haremos…pero…recuerda una cosa…tú debes ser mia…sólo mía…¿entendiste?
    - Claro…-dijo ella tratando de sonreírle de forma furtiva.

    Dentro del castillo, El Sombrerero Loco se abría paso para avanzar por las cámaras. Tenía miedo por Alicia. No estaba seguro de lograr que aquel nefasto Caballero fuera capaz de respetarla. Tarrant avanzó con mayor rapidez por los pasillos del palacio. Bajó por unas escaleras y al llegar al fondo, encontró un pasadizo que parecía llevar a varias habitaciones. Una de ellas debía ser la del Caballero Oscuro.
    Había toda clase de oscuros seres pintados en varias partes del lugar. Le provocaban demasiado horror tan sólo de mirarlos por dos segundos. Pero trató de ser más valiente y entrar en la cámara del Caballero.
    Dentro había una urna que parecía esconder algún objeto. Ahí fue dónde pensó podría esconder el caballero sus tijeras.
    Sin embargo, escuchó ruido de escolta.
    Se escondió detrás de una cortina. Salió por otro juego de habitaciones. Ahí vio al Caballero en persona que escoltaba a Alicia hasta una habitación azul oscuro. Cuando el hombre la dejó, Tarrant se coló por un lado de la pared, sin ser visto.
    Dentro Alicia trataba de contener la horrenda desesperación. Se arrellanó entre las almohadas azules cuando sintió los pasos de él del otro lado de la puerta.
    - Soy yo, linda…-susurró Tarrant.
    Alicia comenzó a llorar y dijo suavemente.
    - Estoy aquí, pero…no puedo abrir. No sé si estoy encerrada con llave.
    - No te preocupes- dijo el Sombrerero.
    Sacó de entre sus cosas un juego de agujas y con una de ellas insertada en la chapa intentó abrirla.
    Al fin, Tarrant abrió la enorme puerta y estrechó a Alicia en sus brazos.
    - ¿Qué te ha hecho?- preguntó él.
    - Nada…todavía…Tarrant…quiere matarme…sólo que no sabe quién soy yo…le dije que…lo ayudaría…para conseguir sus planes, pero será todo lo contrario.
    - Lo sé- dijo él, comprendiendo.- No te asustes…
    - Creo que lo mejor sería que te escondieras…si te encuentra te matará…
    - Tal vez, pero no pienso dejarte sola.
    - Ya sé…le pediré que me deje salir para que nos reunamos y así pueda comenzar mi plan…
    - Sí…espero que lo decida…antes de que…
    Alicia puso su mano en los labios del Sombrerero y le dio un suave beso que los consoló a ambos. Pero el miedo se seguía cerniendo sobre Alicia y Tarrant. ¡Quién sabe si podrían salir bien librados!
     
  19.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    DEMENTE Y MARAVILLOSO AMOR
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    32
     
    Palabras:
    1612
    [​IMG]

    Cap. 19 Escudo de armas

    Tarrant dijo a Alicia:

    - Debes permanecer en esta horrenda habitación mientras tanto…yo vigilaré fuera…

    Alicia hubiera querido pedirle que la sacara de aquel lugar tan oscuro y horrible, pero sabía que no podría hacerlo sin exponerlos a los dos.

    - Eso me temo…pero trataré de estar tranquila…no voy a dejar que por culpa mía ese hombre te hago algo.

    El Sombrerero se sorprendió de la valentía de Alicia.

    - ¿Por qué siempre eres tan valiente…o tan necesitada de protección?

    - Porque…trato de ser ambas cosas al mismo tiempo, cuando se necesite…

    - Por eso te amo tanto…-suspiró el Sombrerero.- Debo irme…pero estaré pendiente de ti…descansa, tienes que estar tranquila, aún falta lo peor, linda…

    Alicia le dio un beso en los labios y se acomodó entre sus brazos un segundo. Luego se apartó para dejar que él pudiera esconderse sin problemas.

    Tarrant buscó cobijo en una de las habitaciones contiguas. Avanzó por pasillos muy oscuros…por tenebrosos y asquerosos pasadizos, cubiertos de legajos de polvo y telarañas. Nadie, en mucho tiempo, había visitado aquellos rincones, que más parecían mazmorras que habitaciones. En uno de los recovecos un viejo escudo de armas yacía en el suelo. Le dio algo de temor levantarlo. Pero lo que aquel escudo representaba era algo no muy lejano para él.

    Encontró cerca de ahí un viejo camastro. Con cuidado dejó su sombrero en una repisa y se dispuso a encontrar el sueño. Sin embargo, aquel camastro era duro y rechinaba demasiado. Usó un poco de paja suelta para conformar una almohada que no tenía nada de cómoda o mullida.

    Comenzó a encontrar el sueño para despejar su mente. Era difícil…había sido un día de grandes emociones…encontrar a Alicia…saber lo que aquel hombre estaba tramando…llegar hasta su castillo, saber que ahora ella estaba prácticamente presa en las garras del oscuro Caballero…demasiadas para un hombre con la sensibilidad y la inquietud a flor de piel como él. En otras circunstancias, tanta presión hubiera acabado inmediatamente con sus nervios. Pero ahora, curiosamente, se encontraba más sereno que de costumbre. Aún recordaba los cardenales que los esbirros de Iracebeth y el mismo Ilosovich Stayne habían infligido en sus carnes cuando lo torturaron para conocer el paradero de Alicia. Había sido una noche horrible entre los caballeros rojos…pero ahora, lo que se cernía parecia aún más negro.

    Alicia seguía con la preocupación latente de que el Caballero Negro encontrase al Sombrerero por sorpresa antes de que pudieran quitarle las tijeras doradas de éste. Ella tenía que colaborar en ello, tratando de encontrarlas antes que ese hombre la pescara. ¿Pero…dónde podría tenerlas? Comenzó a revisar entre todo lo que había en aquella oscura y siniestra habitación.

    La cama era mullida pèro el carácter tétrico le causaba verdadero insomnio y mucho temor. Debía permanecer despierta mucho tiempo para impedir que las pesadillas comenzaran a llegar a su mente. ¿Mente? ¡Qué palabra! Algo ya completamente ajeno para el Sombrerero y tan necesario aún…tener que usar la mente para evitar que aquel oscuro personaje acabara con ellos de forma irremediable. ¿Pero cómo usarla? Tal parecía que los únicos gramos de inteligencia o madurez que se necesitaban para dicha empresa, eran proporcionados solamente por ella. Pero las ganas de salir avante, el ferviente deseo de vencer al Caballero Negro y el amor eran cosas que El Sombrerero Loco tenía a manos llenas, tal vez más que ella y que estaba segura que en el momento oportuno saldrían a flote. Aún tenía algo que el Sombrerero llamó “muchez” o “muchosidad”…términos completamente fuera de contexto en su propio léxico pero en el de Underland parecía ser una palabra con una perfecta definición: valor…algo que ella, gracias al Sombrerero, precisamente, había aprendido a tener.

    Comenzó a quedarse dormida. El tiempo era raro en los sueños…eso podría resultar en un día o en una semana completa, tal vez. Debía tener cuidado con dormir demasiado.

    En tanto Tarrant despertó sobresaltado. No pudo conciliar el sueño, puesto que varias ratas recorrieron su lugar, paseándose nerviosas por una de las esquinas de la habitación. Tarrant puso un gesto de desagrado y otro de miedo. Al poco rato, después de temblar un poco ante la presencia de aquellos seres, trató de calmarse. Sin embargo, justo a tiempo, alguien le ayudó a vencer el temor.

    - Pensé que me necesitarías…-susurró una voz varonil.

    - Vaya…pero si eres tú, Chessur- dijo Tarrant.

    - Aquí estoy de nuevo. Sabes que estoy viviendo en el castillo por ratos…tratando de conocer los planes inicuos de ese…oscuro individuo, antes de que los Growins comiencen a hacer de las suyas en Underland.- contestó orgulloso de su aparentemente noble misión.

    - Y dime…¿cómo va todo para el resto en la reunión del té?

    Chessur contestó:

    - Te diré que bien. Rohan nos avisó a tiempo por qué lado venían los Growins y pudimos escondernos antes de que nos encontraran.

    - Pero…si tú y Rohan no se pueden ver ni en pintura.

    - Sabes que ese sabueso es un tanto irritable…

    - Y tú eres un poco…intratable- murmuró El Sombrerero.

    - Vuelves a decir algo así…y dejo de ayudarte en esto, Tarrant- dijo el gato cruzándose de brazos, volviendo la cara hacia otro lado.

    - No lo tomes, así, Chessur- continuó El Sombrerero.- Sabes que eres muy importante en todo Underland, especialmente para Alicia y para mí.

    - Por cierto…¿dónde está esa linda criatura?- preguntó el gato insistentemente.

    - Está…en una habitación cercana…prácticamente presa del Caballero Negro.

    - ¡No puede ser!- exclamó en voz baja el gato.- ¿Pero…cómo pudo pasar algo así?

    - No te preocupes…ese hombre desconoce todavía la personalidad de Alicia, él cree que es alguien más…sabes que él nunca la ha visto.

    - Es verdad…ni siquiera se ha tomado la molestia de ver bien el Oraculum…-continuó el gato de Cheshire.

    - Oye…ahora que lo mencionas es cierto…yo lo he visto pero…lo que no entiendo…¿qué significa el escudo de armas que aparece al final?

    - Yo tampoco lo sé…-añadió sereno el Gato.- Por cierto…¿esos pequeños…animalitos no te dejan dormir?-

    Las ratas dijeron al Gato:

    - Estamos aquí porque somos esclavas del Caballero…estamos condenadas a vivir aquí, de las sobras de la mesa del amo…

    El Gato las miró con algo de ternura.

    - Entonces…¿permitirán que las libre…de tan ingrata y dura…esclavitud?

    Las ratas dijeron al unísono:

    - Mejor será…por lo menos alguien lo disfrutará.

    El Sombrerero observó:

    - ¿Estarás cerca?

    - En cuanto termine…de cenar…me esconderé…Fairfarren, Tarrant- contesto el gato mientras observaba de reojo a sus pequeñas presas.

    Tarrant cerró los ojos. Deseaba entregarse ligeramente al sueño aunque fuera un rato.


    La mañana siguiente, Alicia se despertó temprano. Una vez de haberlo hecho, encontró a una mucama lista para vestirla. Una mujer delgada de ojos profundos y andar cadencioso que se dispuso a arreglar sus ropas.

    -Milord desea que baje a desayunar con él…así que…para eso he venido.

    - Dígale a milord que me siento indispuesta.


    La mujer sonrió de forma malévola.

    - Creo que eso…no va a ser posible…milord tomaría como una…grave ofensa que milady se negara a tomar el desayuno con él…así que…me ha ordenado que la lleve ahora o..ahora…

    Alicia pensó que estaba en graves problemas. Así que se decidió a tomar el desayuno con aquel oscuro hombre.

    Cuando la mujer comenzaba a vestirla, la primera prenda que apareció ante sus ojos fue un corsé.

    - Señorita…¿podría hacerme el favor de permitirme vestir sola?

    La mujer indagó:

    - ¿Por qué no desea que lo haga yo? Soy una perfecta dama de arreglo…

    - Lo sé…no lo dudo- mintió- pero…me sentiré más cómoda si yo misma me arreglo para milord…

    La mucama continuó.

    - Está bien…pero si milord llega a preguntarle algo de su arreglo, le dirá la verdad…que fue usted misma quien se arregló…

    - Claro…pierda cuidado…ahora…haga favor de retirarse.

    La mujer extraña abandonó la habitación que ocupaba Alicia.

    Mientras se cepillaba el cabello, un escudo de armas apareció ante sus ojos. Estaba empotrado en la pared y se veía claramente a través del espejo. Alicia avanzó un poco para tratar de tocarlo.

    De pronto, un llamado a la puerta la asustó.

    - ¿Quién?- preguntó sobresaltada.

    - Soy yo, milady Ada…el Caballero del castillo…

    Alicia, ahora llamada Ada, contestó:

    - Estoy terminando de arreglarme…bajaré en un rato…

    En breves minutos, Alicia bajó de la habitación, lista para tomar el desayuno con aquel hombre en una gran y larga mesa. Había de todo, pero el mejor manjar era nada mientras tuviera que tomarlo con aquel hombre tan mezquino y ruin. Tomó asiento lo más lejos que pudo, pero el Caballero tomó su mano, la besó y dijo:

    - Ese lugar no, milady…tiene que ser aquí…junto a mí…

    Alicia hizo una venia…tenía que aceptar muy a su pesar.

    Probó con dificultad cada bocado, ya que el hombre la observaba cuidadosamente. Cuando ya iba algo avanzado el desayuno, dijo:

    - Ven hermosa…te presentaré a un invitado especial…creo que ya lo conoces…pero te dará mucho gusto saber que precisamente hoy llego a mi palacio…

    Alicia tembló…¿y si el hombre había encontrado al Sombrerero? Si eso había pasado…las cosas se complicarían…
     
  20.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    DEMENTE Y MARAVILLOSO AMOR
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    32
     
    Palabras:
    736
    Cap. 20 Invitado especial



    La gran puerta que separaba el comedor de las demás piezas se entreabrió. Alicia cerró los ojos…no estaba dispuesta a ver de nuevo a Tarrant encadenado frente a ella y ahora por culpa de aquel oscuro ser, y mucho menos ahora que había develado los sentimientos que albergaba para el Sombrerero.

    Su sorpresa fue mayúscula, aunque no tanta como si hubiera sido quien ella creía…pero no…no era el Sombrerero…era Chessur…

    - Buen día a todos…-dijo con algo de inseguridad.

    Alicia respiró y con un guiño indicó al gato que no soltara ni una sola palabra.

    El Caballero Oscuro inició:

    - Te presente, mi querido gato a Ada…mi nueva compañera en el Castillo.

    - Oh…milady Ada- dijo el gato haciendo una ligera reverencia.- No sé si la conozco, pero si no es así…es un gran gusto poder decirle que…es un honor para mí conocerla ahora…

    Alice sonrió bajando la cabeza y rogando que nada malo sucediera en aquel desayuno.

    Chessur ocupó uno de los extremos de la mesa, mientras el caballero oscuro no dejaba de contemplarla y de acariciar de vez en cuando de manera furtiva su mano. Alicia trataba a cada momento de apartarla y hacía alguna señal al gato para que interrumpiera al Caballero cuando el peligro se presentaba.

    - ¿Y bien…qué información me tienes sobre la Resistencia de las Tierras Bajas?- interrogó el Caballero Oscuro.

    - Nada…todavía…aunque…ya tengo detectados a aquellos que pudieran causar algún problema, milord…

    El Caballero sonrió de lado y continuó con el interrogatorio.

    - ¿Y…qué sabes sobre…El Sombrerero Loco…?-

    Chessur se armó de valor para la dar la respuesta que aquel caballero esperaba.

    - Pues…parece que está cerca…pero…aún no sabemos exactamente dónde puede estar.

    - ¿Ya buscaron a Alicia?

    - Eso es lo que están haciendo todos…están advertidos de que, si la ven, la atrapen cuanto antes.

    El Caballero se puso de pie y señaló:

    - Así debe ser…Alicia debe pagar por haber asesinado al Jabberwocky…y el Sombrerero por haber ayudado a su deceso…Mirana deberá ceder la corona para que yo pueda ser el nuevo rey de Underland, o Darkland…mejor dicho.

    El Gato de Cheshire se atrevió a preguntar:

    - Milord…puedo saber…¿por qué le tenéis tanto odio al Sombrerero?

    El Caballero percibió un poco de duda en el gato pero respondió.

    - Me causa un poco de confusión tu pregunta pero…igual la contestaré…puede parecerles extraño pero…algo muy importante nos une a Tarrant y a mí.

    Alicia esperó con ansiedad que el Caballero Oscuro explicara la naturaleza de aquel vínculo.

    - Hace años…encontré evidencias de que Tarrant y yo…somos parientes…soy uno de los únicos descendientes del Clan Hightop, que pudimos escapar…pero…al notar que nuestro clan había desaparecido tratamos de juntarnos. Ninguno quiso volver a Underland. Sólo Tarrant permaneció fiel al servicio de Mirana…en lugar de volver con el resto.

    Alicia entonces comprendió que había una equivocación. El Caballero Negro pensaba que Tarrant era un cobarde al haber permanecido al lado de la reina Blanca. Pero ella tenía que hacer algo para evitar que el Caballero continuara con aquella venganza sin razón.

    - Milord- hizo una pequeña intervención- ¿crees que vale la pena que…desgastes tus energías por tratar de acabar con alguien de tu propio clan?

    El Caballero sonrió veladamente. Alicia creyó por un momento que se molestaría con ella pero no fue así. En lugar de eso, le explicó con suma sensualidad:

    - No, hermosura…no vale ya la pena…tú porque no conoces todavía al Sombrerero…es por eso que opinas así…pero aún te falta mucho para ser una gran dama Oscura.

    Alicia asintió con sumo temor. El Caballero no estaba dispuesto a negociar de ninguna forma para acabar con aquella terrible venganza sin fundamento.

    Chessur estaba al tanto de todo y lo que hablaran en el desayuno era suficiente para poner sobre aviso a Tarrant.


    En tanto, el Sombrerero se escondió tratando de ubicar en la medida de lo posible a Alicia. Pero…aquel escudo de armas fue algo que lo hizo perder un momento el tiempo. Se acercó a él y sacando un viejo dije que llevaba prendido a su sombrero encontró la naturaleza del porqué le era tan familiar.
     

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso