Bueno, aquí os dejo una nobelilla que llebo tiempo escribiendo; nobela porcierto bastante extraña... Así que os aviso que : 1º: No soy responsable de daños morales ni sicológicos que cause este fic.2º: Este fic da a conocer la cara más malébola, ruín, bochornosa y podrida del mundo en general.3º: Este fic contiene párrafos violentas (en algunos capítulos, no en todos) que pueden parecer realmente brutales.4º: Este fic contiene lenguage "mal sonante" y bastantes palabras subiditas de tono.5º: Esta historia es ficticia, así que conocen a alguien que se parezca a alguien del fic; es pura casualidad. Quedaís avisados. ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 1. “I, just me.” Sentada en un banco de una pequeña plaza, una chica de 16 años de edad escribe en una libreta negra: [14:47 del 6-9-2012. Sobreviviendo a 8 huracanes, 5 tsunamis, y 14 terremotos en lo que va de año. Me la paso perdiendo el tiempo en un banco del parque la iglesia de “Morons-Town” (lo del nombre no es broma). Es un pequeño pueblo a las afueras; aunque tal y como están las cosas de un momento a otro desaparecerá como muchos otros, ya que será comido por la ciudad y pasará a ser un barrio de pacotilla en vez de un pueblo de pacotilla… En cuanto a mí… supongo que mejor iré directamente al grano; es decir, seré completamente sincera y te diré que hasta yo misma me sorprendo de lo MUY (y escribo la palabra “muy” con mayúsculas) rara que puedo ser. Y por ello hace tiempo que escribí 13 “cosas” para in tentar… ¿Cómo decirlo? ¿Conocerme a mi misma y por lo tanto no llevarme tantas sorpresas por no saber controlar mis emociones intrapersonales a través de las redes neuronales que comunican las tantas identidades personales interiores que tengo dentro de mi cabeza? Dios, hasta diciéndolo yo suena retorcido. Bueno, las “cosas” son: 1. Aquí SOLO escribo cosas de las que estoy completamente segura. 2. Soy rara. 3. Soy bipolar 4. Soy muy, muy, MUY rara… 5. Por muy, muy, muy, rara que creas que sea lo seré mil veces más multiplicado por un billón. 6. No intentes cambiarme, mucha gente lo a intentado y todos han fracasado; así que por favor no pierdas el tiempo y déjame vivir en paz tal y como soy. 7. No soy gótica. Solo me gustan los gatos negros, los cuervos, los escorpiones, las serpientes, las sanguijuelas, las arañas, (etc.) como mascotas, mi color favorito es el negro, adoro las calaveras, los crucifijos y escucho grupos siniestros en mi mp4. 8. Puesto que no soy gótica; tampoco soy ni friki, ni emo, ni empollona, ni macarra, ni marimacho (etc. Otra vez…). 9. Por mucho que lo creas, no te pareces para nada en mí. 10. Cuando digo la frase “Quiero estar sola”, déjame sola; por tu bien. 11. No controlo mi furia, así que no me hagas enfadar. 12. No intentes comprenderme. Puede que antes me cambies mi forma de ser… 13. Mi número favorito es el 13. Y punto. No voy a dar explicaciones sobre este tema. Sigue pasando el tiempo y sigo sin hacer nada. Dan, está en casa de su padre en el sur del país tomando el sol en una hamaca y rascando se las pelotas a dos manos; Hellen, esta en Italia con su autocaravana que cuesta más de 18.500 $ y Amy, está en la ciudad con sus abuelos paternos (creo que ella es la única medianamente normal de nosotros 4). Todos ellos no vuelven hasta los 3 últimos días de vacaciones. Que lata… me iría a casa pero mi madre me ha echado con la excusa de: -Es que pasas la vida en tu cuarto, no me extraña que estés tan pálida.- Y de eso también aprovecho diciendo:-Además esa ropa te hace parecer más “especial” de lo que eres… ¡Y mira tu habitación! Esto parece una mezcla entre pocilga y casa del terror. Siempre a oscuras. Tienes suerte de no usar gafas… siempre en el ordenador descargando películas de miedo más grupos de los tuyos.- Puede que algún día comprenda lo que mi madre toma exactamente por “especial”. Además… ¿Por qué siempre se mete con mi cuarto, mi ropa y mi música? Admito que mi cuarto esté algo desordenado y que el 87% de mi ropa contenga el color negro, calaveras, serpientes, escorpiones, angeles caídos seres tanto fántaásticos como mitológicos y telas de araña… ¡¡¡PERO MI MUSICA ES MI VIDAAA!!! ¡¡¡NO TIENE NINGÚN DERECHO A DESPRECIAR “Hijos de Hades”, “K & R Musical & Death” o “Tearing Fangs”!!!] -Me voy la pista de skate, esa que está al lado de la cancha de baloncesto…- Dice cerrando la libreta. -¿Eh? ¿Qué es eso, entre los arbustos? La chica se pone en pié y poco a poco se va acercando a ellos. -¡Ah, eres tú!- Un conejo negro sale de los arbustos, ella se sienta en el suelo y el pequeño se acurruca en su regazo. –Con hoy llevas 12 días seguidos viniendo aquí. ¿Tanto les das igual a tus dueños que no se dan cuenta cuando no cuando estás en tu casa? Si tú fueras mi mascota no me separaría de ti en ningún momento. Por cierto iba a la pista de skate, ¿te vienes conmigo? El conejo pone tiesa una oreja y se esconde en un bolsillo gigante del pantalón de la chica. -Eso me lo tomaré como un sí. Después de varias calles, llegan a la pista. Mucha gente mira a la chica; unos en los ojos se les ve adoración y a otros mas bien de odio, pero en todos ellos se puede ver reflejado el miedo. Aún así, un joven se acera a ella diciendo: -Jekka. ¿Q-Que tal las vacaciones? -No tienes por qué temerme…- Le dice sin ni siquiera mirarlo. -¿Qué? ¿Temerte, yo? Já, ja, ja, ja…- Se esfuerza, pero no hay ser vivo que engañe a Jekka. -No me mientas.- Ella le mira directa a los ojos y entonces todo el mundo da un paso hacia atrás. Sus ojos son fríos, oscuros y penetrantes; se acerca al chico. –Apestas a miedo… Con estas da media vuelta y se va a un rincón del parque dónde un gran árbol da una húmeda y acogedora sombra. Allí de su mochila (nota: mochila, no bolso) sacó un libro de texto, un libro que leía siempre que no tenia nada más que hacer; aunque era difícil leerlo pues el conejo siempre le daba golpecitos para que le diera mimos o se apoyaba en el libro para ganar así la atención de Jekka. [21:45 del 6-9-2012 Me voy a casa. El conejo se a metido entre los arbustos nada más pararme enfrente de ellos, suspiro… tengo hambre y este maldito libro está empezando a engancharme… ¡Oh, maldición! Me duele el culo de estar tanto tiempo sentada… Estos días del verano que no hay clases de kárate o Kit Boxing me aburro mogollón. Menos mal que esta el pequeño conejo me hace compañía y me saca un poco de esta asquerosa rutina.] Jekka camina mirando al suelo, como si estuviera buscando uno de estos pirulos de plástico transparente que se usan de cierre para esos esmirriados (pero muy guays) pendientes que venden en los chinos. Por el camino los chavales, la mayoría con un cubata o una botella de vodka en la mano le dicen cosas como “De qué juguetería te has escapado, muñeca”, “Si saliste de un cuento, yo quiero ser tu príncipe”, “Deben estar cayendo ángeles del cielo” y un sinfín de frases por el estilo; pero Jekka no hacia caso de tales piropos y seguía su camino. Al llegar a casa su madre estaba haciendo ya la cena, así que se quitó el chaleco, fue al baño y se lavó las manos en el lavabo, entro en la cocina y la ayudó a poner la mesa y preparar parte de la comida. Como siempre. La conversación fue la de siempre: -¿Te has hecho algún amigo hoy? -No. -¿Por qué no? -Porque no me convienen. -Es bueno tener amigos. -Mamá ya basta. No he hecho, ni aré amigos. -¿Dónde está esa Alice que jugaba y reía haciendo travesuras aquí y allá? -Esa niña murió en el incendio.- La mujer le mira procurando no llorar o pegarle una bofetada. –Me voy a mi cuarto. -Buenas noches. -Si, como sea.- Sube las escaleras dejando caer sus pesadas botas en cada peldaño. Llega al segundo piso, entra en su cuarto y se tira en plancha en la cama. «Lo que más me fastidia es que ella tiene razón. Yo no era así antes... ¿Tal vez me tome lo del accidente demasiado en serio?» Piensa mientras estruja un peluche medio descosido contra su pecho. –No.- Dice cabizbaja. –Yo soy Jekka Alice Eagleshadow, y juré que desde aquel día no volvería a ser la misma. Mi vida está llena de sombras y susurros; susurros que nadie oye ni comprende, nadie menos yo. Soy distinta a la pequeña Alice que soñaba con perseguir un conejo blanco hasta su madriguera; por la cual caería, después de jugar a crecer y encoger, conocer a un sombrerero y un conejo que tomaban el té, perseguir un gato sonriente, encontrarme con una oruga que fumaba y toparme con una reina de corazones que juega al cricket usando un flamenco de palo cuando no tiene a nadie a quien cortarle la cabeza. Yo no soy así. Solo soy una chica diferente y original, que solo ve le única cara de la vida. Sola e independiente, si… pero sobre todo sola; porque sé que yo cambiaré a este mundo, yo… sola. ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Garcias por leer. Por favor comenten tanto para pedir que deje este fic, como para que les diga el manicomio donde me encuentro. Gracias por léer. Salu2 Cordiales: BLaCK NiGTH
2. “Interested” -¿Te vas sin desayunar?- Pregunta la madre a su hija. -Así es. Hoy no me esperes despierta.- Nada más decir esto se va cerrando la puerta de un portazo. -Adolescentes…-Piensa su madre en voz alta. Jekka se sienta en el banco y una vez más abre su libreta: [08:12 del 07-09-2012 Este mundo está podrido y cada vez va a peor. Ayer, de vuelta a casa me encontré a las puertas de un hospital público una banda de motoristas intentando violar a una pobre cría de 12 años; pero les dejé bien claro que eso no se debe hacer… a cambio de unos cuantos moratones y un par de chichones, claro… Bueno, aquí estoy; un día más perdida en la pegajosa, escurridiza, chorreante y placentera humedad acumulada en los jardines esta románica iglesia. Tengo hambre… así que me voy a “In Hell”, una especie de cafetería/bar/discoteca a la que suele ir la gente más o menos y/o ligeramente parecida a mí; aunque sea en su forma de vestir.] Jekka cierra el cuaderno y su amigo peludo y negro de largas orejas salta hasta el banco donde está La chica. -Te bienes conmigo a “In Hell”, pequeño. Un momento, ¿Qué es esto? ¿Un reloj de bolsillo? ¿Tienes una cinta roja en el cuello de la cual cuelga un reloj de bolsillo? Y mi madre dice que tengo un look extraño…- Jekka da la vuelta al reloj, donde se ve grabado un nombre: “Lost Time”. –Supongo que este será tu nombre. ¿Me equivoco?- El conejo lamió su mano y se metió dentro de un bolsillo de la chaqueta de Jekka. Ella solo sonrió y se puso en camino hacia dicha cafetería. Cuando entro la gente la miraba al pasar; pero no con adoración, ni envidia; sino con una especie de intentar comprenderla. Ella se sentó el la barra, donde Sócrates; el dueño del garito, le saludo: -¡Buenos días Jekka! -Si, puede que para alguien sean buenos. -Jo, jo, jo… tan apagada como siempre, ¿no? -Así es, Sócrates. -Si… ¡Hey! ¿Y Dan, Hellen y Amy? -Dan está con su padre, Hellen en Italia y Amy con sus abuelos paternos. -Valla, te han dejado solita… -Si. -Bueno, ¿te pongo lo de siempre? -Eso no hace falta que lo preguntes. -¡Un té negro al limón y un pastel de manzana marchando! De pronto un chico se sienta al lado de Jekka. Por lo normal Jekka le gritaría: “¡¡Largo de aquí!! ¡¡Estás violando mi espacio vital!!” o algo así; pero no lo hizo. Tenía algo que llamaba la atención de Jekka. Era un chico alto, pelo castaño con un largo y tupido flaquillo recto que no dejaba ver sus ojos y unos carnosos labios. -Ponme un café solo y un pastel de arándano.- Dijo muy secamente mostrando su ronca voz. -Vale Justen, veo que las clases de Kit Boxing te han ido bastante bien…- Empieza a hablar Sócrates con él. -Sí. Pero ahora en verano no encuentro ningún gimnasio que dé clases de Kit Boxing. -Jekka sabe mucho de Kit Boxing, de hecho ha ganado el nacional de estos últimos 8 años. Podría darte clases particulares.- Jekka lanza una mirada asesina a Sócrates. –Bueno, me llaman en otra parte así que tú, toma tu té y tú, toma tu café; adiós.- El camarero desparece de entre la nada dejando Jekka con la mirada asesina en sus ojos. -Así que tú eres la famosa Jekka Eagleshadow… -Noto un pequeño problema: tú sabes mi apellido, pero yo no sé el tuyo…- Contesta Jekka sin siquiera mirarlo. -Bones. Me llamo Justen Bones. Por lo que he oído eres la chica más peligrosa del lugar. -¿Has oído hablar de mí? -Oye, Sócrates me acaba de decir que sabes hacer Kit Boxing. ¿Qué te parecería la idea de… -50$. -¿Qué? -Me vas a preguntar cuanto me vas a tener que pagar por clase. Mi respuesta son 50$ por clase. -¿50 pavos? ¿Eso no es algo barato para la que presume de ser la campeona nacional de Kit Boxing? -Estúpido. 50$ sólo es una parte del pago. -¿Y cual es la otra parte?- Pregunta pícaramente el joven. Jekka se gira mirando con su ojo derecho al verdoso ojo izquierdo de Justen, tratando de esconderse por el tupido flequillo. -Pronto lo sabrás.
3.“Fathers” -Bien… ah… ah… ah… la clase… a acabado…- Dice Jekka hiperventilando. Después de que Justen se retirase ella se fue a el aseo de su casa, donde hoy, su madre no volvía a casa hasta las 5:30 a.m. de un viaje de negocios. La casa era extraordinariamente grande; tanto, que tenía un pequeño dojo donde Jekka entrenaba tanto Karate como Kit Boxing. Jekka se lavó la cara y se dirigió al salón, donde Justen recogía sus cosas. -¿Dónde vives? -¿Q-Que…?- Preguntó el chico confuso. -¿Dónde vives? Nos conocemos desde casi un mes y todavía no sé nada de ti. -Tampoco es que yo sepa mucho de ti.- Dice el chico sonriendo. -Vámonos. -¿A dónde?- Pregunta otra vez el chico dudoso. -Por ahí. Eres mayor de edad, tienes una Harley; vámonos a algún sitio del centro. -Pero, ¿y tu madre? -Ella no volverá hasta las 5:30 de la mañana. No te preocupes por ella. -¿Estás segura? -Completamente. Voy a vestirme, tú espérame en la Harley. -Ok. Unos 5 minutos más tarde, Jekka sale se pone un casco y ambos salen camino al centro. Más tarde aparcan y ambos se van a “Paradise of freaks”: un lugar donde hay mangas, comics, videojuegos, cosplays, merchandising, gashapons, camisetas, etc… Estuvieron jugando, comprando y se hincharon a base de ankos y ramen. Más tarde, después de ganar un concurso sobre la trilogía “Millenium”; fueron a una discoteca donde bailaron toda la noche. Era extraño que Jekka fuera amable con alguien que no fuese Amy, para variar… Acabaron salieron a las 9:30 de allí y decidieron ir a dar un paseo. Se sentaron en un banco de la plaza de la iglesia y empezaron a hablar: -No te había visto nunca por aquí.- Menciona Jekka. -Es que no suelo salir mucho de mi casa… O mejor dicho de mi habitación. Mi madre está hasta la coronilla de que pase la mayor parte del día allí.- Igual que Jekka XD… -¿Y tu padre? -Nunca le conocí. Cuando mi madre se quedó embarazada la abandonó, de forma que yo no sé nada sobre él. Mi madre no quiere que sepa ni siquiera su nombre. -Lo siento. -No importa. Tú tampoco tienes padre, ¿verdad? -Tenía. Se llamaba Richard, Richard Eagleshadow. Era psicólogo por la mañana, escritor por la tarde y el mejor padre del mundo los fines de semana. Él, mi hermanita y yo éramos inseparables. -¿“Éramos”? -Yo tenía 8 años. Era un viernes por la tarde. Volvíamos de comer una hamburguesa y a Lissa, mi hermana pequeña; le dolía la tripa por comer tantas patatas fritas. No paraba de llorar y me estaba poniendo nerviosa… Así que le grite. Mi padre se enfadó y se giró para llamarme la atención. Fueron apenas 10 segundos, pero chocamos contra ese camión. El coche explotó… Fui la única que sobrevivió de los tres… Todo por mi culpa. -No, tú no tienes la culpa. Eso fue un accidente. Además sólo tenías 8 años. -¿Sabes cuales fueron las últimas palabras que le dije a mi hermana? Fueron: “¡¡Eres una inútil!! ¿¡Te pones a llorar como un bebé por comer un par de patatas de más!? ¡¡Eres una estúpida!! ¡¡Tú ya no eres mi hermana!! ¡¡Yo no te quiero!!”- Una frágil lágrima cae por el rostro de Jekka. –Y es que era mentira… Yo la quería… La quería más que a mi propia vida… Lo único que gané aquél día fue una cicatriz en mi brazo derecho.- Afirma la chica agarrando con fuerza dicho brazo, que siempre lo lleva tapado. -Todos cometemos errores alguna vez Jekka… -¡¡ME DA IGUAL!! ¡¡Yo quería a Lissa!! ¡¡Y a mi padre también!! ¿¡Por qué tenía que decir una gilipollez como esa?!- Justen abraza con fuerza a Jekka mientras acaricia su azabache pelo corto intentando calmarla con caricias; puesto que se veía incapaz de hacerlo con palabras. -Déjame.- Dice apartándose de Justen. -Perdón. -No. Perdón yo. Soy una estúpida; juré que no volvería a llorar pos este tema.- Jekka suspira. -¿Y desde cuando dices que lees mangas? -Desde que mi prima me los enseñó. ¿Y tú? -Toda mi vida.- Ambos sonríen y siguen hablando de sus extrañas aficiones.