Preludio Los esfuerzos de todo un año para poder sacar buenas notas al fin se habían visto recompensados. Aquel era el último día antes de que les diesen las vacaciones y todos los alumnos lo iban a celebrar por todo lo alto. Los alumnos de sexto, quinto y cuarto curso de Hogwarts se pusieron de acuerdo para hacer una pequeña fiesta en el bosque, sin internarse dentro de él. Algunos de los prefectos estaban en contra de esa fiesta, sobretodo Hermione Granger y Alec Arkadievich,...pero sus quejas no les sirvieron de mucho y al final tuvieron que ceder a regañadientes ante la dichosa fiesta. Aunque impusieron dos condiciones: La primera era que nadie se iba a adentrar en los lindes del bosque prohibido...y la segunda que nada de alcohol. Ya claro, nada de alcohol. La idea era buena, pero era una lástima que Castiel Arkadievich no siguiese las normas de nadie, ni siquiera de su hermano mayor. Castiel era el hijo menor de la familia Arkadievich. Y al contrario que sus dos hermanos mayores él era un completo desastre. Alexander, o mas bien Alec, era su hermano mayor. Sus dos hermanos mayores habían resultado ser mellizos. Alec era el mayor solo por dos minutos y físicamente, por evidentes motivos, eran iguales. Los dos rubios, de piel pálida y ojos azules zafiro...como su padre. Pero ahí acababan las semejanzas entre los dos mellizos. Alec era el mayor y por tanto era el que mas responsabilidad llevaba sobre sus hombros. Muy noble e inteligente, inevitablemente acabó en Ravenclaw. A los trece años fue el buscador del equipo, y a los quince se estrenó como capitán y prefecto de Ravenclaw . Era sin lugar dudas el que mejores notas sacaba de los tres hermanos. Su ingenio e inteligencia rivalizaba con la de la propia Hermione Granger. Alec es demasiado paciente...y demasiado bueno, y puede que por eso muchas veces esa bondad le ocasionaba mas de un problema (sobretodo cuando tenía que sacar a Nayara y Castiel, sus dos hermanos, de los líos en los que se metían). Pero si de algo se caracterizaba Alec es por se un joven muy comprensivo y muy empático. Nayara Arkadievna era la melliza de Alec, la hija mediana de los Arkadievich y la única hija de Alexey y Kayla. Ese hecho hacía que de alguna manera siempre ha estado mas sobreprotegida de lo normal, sobretodo por parte de su padre y de su hermano Castiel. Nayara es una joven cabezota y muy orgullosa, cosa que eran los tres hermanos por igual, y con un carácter muy fuerte. Se pica en seguida, es rencorosa y a veces es un poco irritable. Pero cuando se la conoce uno se da cuenta del buen corazón que tiene en el pecho. Es prefecta de Slytherin al igual que su hermano mellizo y juega también en el equipo como golpeadora. Nayara esta muy unida a su tía Natasha, de ella ha heredado su gran habilidad con las pociones. Y luego estaba el benjamín de la familia: Castiel Arkadievich. El mas diferente de sus hermanos. Moreno, de pelo azabache y unos ojos azules celestes heredados de su madre, sin lugar a dudas Castiel era el vivo retrato de Kayla y era el mas mimado por Alexey, aunque su padre nunca lo admitiría. Castiel era el que mas se parecía psiclogícamente a su padre. Y precisamente por esa personalidad es por lo que en mas problemas se metía siempre. Es despreocupado, se salta casi siempre las normas...y parece que no se toma nunca nada en serio, como si nada le importase realmente. Castiel jugaba en el equipo de Gryffindor como cazador. Pero siempre estaba metido en algún lío.... Como esa noche. —Recuerda porque me has convencido para esto. Jared Ward, un muchacho de catorce años de pelo castaño oscuro y ojos grises azulados, volvió a suspirar mientras caminaba prácticamente arrastrado por Castiel por el pasadizo secreto que conducía directamente a las cocinas del castillo. Para robar alcohol. ¿Cómo le había convencido su mejor amigo para hacer algo así? A Jared le gustaba beber, al igual que a Castiel, pero no le hacía ninguna gracia saltarse la norma de directa de su prefecto (porque Castiel parecía haberse olvidado que Alec era su prefecto) y mucho menos ir hasta las cocinas a robar alcohol. Castiel esbozó una medio sonrisa. Su amigo siempre se preocupaba demasiado. —Relájate, ¿quieres?-Castiel caminaba a pasos seguros por el oscuro pasillo, la única que luz de la que disponían era la que emanaba de la varita de Castiel-. Te recuerdo que todos están disfrutando de la fiesta, no creo que nadie sea tan idiota como para quedarse aquí. —Granger... -En el bosque, vigilando de cerca a Fred y George-Castiel sonrió aún mas-.Está todo controlado, confía en mi. Confiar en él...como si eso fuese a ser tan fácil. Siempre que Castiel le decía que confiase acababan metidos en líos. Apreciaba a Castiel, no por menos él era su mejor amigo, pero Jared tenía que admitir que su amigo tenía un imán para meterse en problemas...y de alguna manera él siempre se veía arrastrado a esos problemas. Jared solo rezaba porque esa noche tuviesen algo de suerte y ese plan saliese bien. Si sus padres llegaran a enterarse...simplemente ya podía ir considerándose hombre muerto. —Castiel, te juro que como mi padre se entere de esto yo mismo me encargaré de darte una buena patada en el culo. El joven Arkadievich bufo y continuó caminando sin prestar mucha atención a la amenaza de Jared. Todo iba a salir bien, ¿Porque no era capaz de confiar en él y ya esta? Cuando acabaran esa pequeña travesura y llenasen sus mochilas con las botellas de alcohol, Jared estaría el resto de la noche dándole las gracias. Castiel caminó con pasos seguros, sabía exactamente a donde tenía que ir sin necesidad de echar un ojo al mapa del merodeador del que tanto fardaba Harry Potter. Lo bueno de ser buen amigo de los gemelos Weasley es que ellos mismos te podían indicar cuales eran los pasadizos mas ocultos de Hogwarts....como el que estaban usando ahora mismo Jared y él para ir directamente a las cocinas. —Ya casi estamos-anunció Castiel. Jared asintió con la cabeza a modo de respuesta y continuó andando a pasos cautelosos detrás de su amigo. Quizás esta vez si pudiese confiar en él. Prácticamente ya habían llegado y no había ocurrido ningún altercado. Castiel casi podía oler la confianza que estaba teniendo su mejor amigo en él. Le hubiese gustado soltar su clásico “te lo dije” pero no se lo diría hasta que llegaran al bosque y abriesen su primera botella de alcohol. El pasillo dejó de estar a oscuras solo unos segundos después. Una gran puerta de madera estaba ante sus ojos. Castiel sonrió de medio lado. Lo habían conseguido. —Hombre de poca fe-dijo Castiel haciéndose el ofendido a medida que se acercaba a la puerta—.Te dije que confiases en mí, que todo saldría bien...pero claro tú siempre tienes que dudar de mi. Espero una recompensa por esto, Jared. Y acto seguido Castiel abrió la puerta...y se puso pálido. * * * Alec estaba de brazos cruzados mirando insquisitavamente a Jared y su hermano pequeño. Solo descruzo los brazos para posar sus dos dedos sobre el puente de su nariz en un gesto de exasperación... —Castiel Darel Arkadievich, ¿me puedes explicar que estás haciendo? Jared también se puso pálido...no es solo que les hubiesen descubierto, sino que encima había sido su prefecto...y el hermano mayor de Castiel. Estaban muertos, sencillamente estaban muertos. Conocía su prefecto desde que él entrase en Hogwarts en el primer curso. Jared tenía once años y Alec trece, el hermano de Castiel siempre había sido muy comprensivo con todo el mundo pero no se dejaba mangonear por nadie. Era frío y tenía mano de hierro a la hora de infligir castigos...y tampoco hacía ningún tipo de favor especial a nadie, ni siquiera a su hermano pequeño (al cual en mas de una ocasión se había encargado personalmente de castigar). Cuando el color de piel volvió a tener su color habitual Castiel se enfrentó a la mirada gélida de su hermano. Era lo único, según su punto de vista, tenía algo de similar con su padre. Su mirada glacial carente de sentimientos. —Se suponía que tú tendrías que estar en el bosque con los demás—dijo Castiel algo ofendido porque su hermano hubiese descubierto la traversa. Jared fulminó con la mirada a su amigo. Bastante problemas tenían ya como para que encima el idiota de su amigo sumase mas con su actitud arrogante. Ese era el problema de Castiel Arkadievich, demasiado orgulloso y demasiado prepotente para admitir que había perdido. Porque si, ambos habían perdido en el momento en que habían entrado y Alec les había pillado in fraganti. El rostro de Alec seguía siendo impasible, las palabras de su hermano no le habían afectado en absoluto. Tan solo se limitó a arquear una ceja. —Si, eso es lo que sin duda te he hecho pensar durante todo el día. Si te sirve de algo mi plan inicial ir al bosque-Alec frunció un poco el ceño—.Pero esta mañana cuando he bajado a mi mesa a desayunar se ha extendido un rumor un tanto curioso: alguien se iba a encargar de pasar de stranguis alcohol en la fiesta—Alec escurridiñó a su hermano con la mirada-, ¿y sabes que pensé automáticamente?. -¿Que era un plan ingenioso?-contestó Castiel con una sonrisa condescendiente en sus labios. —No—el gesto de Alec se hizo mas serio, si cabía,-.Pensé: ya esta mi hermano haciendo de las suyas. Castiel rodó los ojos. A veces no soportaba a su hermano. Tan solo era dos años mayor que él pero a veces Castiel tenía la sensación de que en realidad Alec tenía muchos años mas. Siempre correcto, cumpliendo las normas, empleándose a fondo en el deporte y en los estudios...¿es que no sabía divertirse? Le quería, pero a veces le sacaba de sus casillas. —Corta el rollo quieres, hoy no tienes que hacer de perro guardián. Hoy es el ultimo día de clases, todo el mundo esta en la fiesta pero tú tienes que estar aquí-Castiel bufó-.¿es que no sabes divertirte? Como si tú no bebiese con Black. Jared soltó un gruñido. Estaba a un paso de meterle un calcetín en la boca a Castiel para que se callase. Ahora entendía porque estaba en Gryffindor en vez de Ravenclaw. La inteligencia estaba claro que no era su punto fuerte. Lanzó una mirada a su amigo que claramente quería decir que se callase de una maldita vez. —Punto número uno-dijo la cortante voz de Alec—.Deberías hacer un esfuerzo por hablarme con un poco menos de altanería. No quisiese recordar delante de tus amigos a que edad dejaste los pañales—Castiel se enrojeció levemente pero no dijo nada al respecto—.Soy un prefecto y tu hermano mayor así que deberías tenerme respeto. Punto número dos, si bebo pero no tanto como tú y mucho menos dentro del colegio así que no te atrevas a compararme contigo—luego reparó en la presencia de Jared—.¿Y que pasa contigo? Lo que tenías que haber hecho es intentar hacerle ver lo absurdo de ese plan, no alentarle a que se colara en las cocinas. Jared se mordió la lengua, para aquel entonces ya tenía la cara del mismo color que del estandarte de Gryffindor. —No se como te dejas mangonear siempre por mi hermano...me hubiese gustado que fueses tan responsable como tu padre lo fue en su momento—Alec soltó un suspiro cansado—.A Darel no le va a gustar saber esto. —Oh venga, déjale—bufo Castiel sin poder morderse mas tiempo la lengua—. No puedes decíselo a Darel. —¿Ah no?-Alec arqueó una ceja—.¿y eso porque? Castiel volvió a abrir la boca para replicar. No tenía ningún miedo a su hermano mayor, también se sentía demasiado seguro de sí mismo. Como bien le había dicho a su hermano era el último día de clases. Aunque quisiera, Alec no podría castigarle. La puerta se abrió de repente y Jaden Black entro. *** Jaden era el hijo mayor de Sirius Black y Eliah Nyx. Al igual que su padre era un Gryffindor... era peligrosamente la vida imagen de él. Un muchacho alto con los músculos bien formados pero sin ser exagerados. Su pelo es negro azabache, y tan revuelto como el de Sirius. Sus ojos son iguales que los de su padre de una tonalidad gris que conseguía atraer a muchas chicas. Jaden también se parecía mucho a Sirius en su carácter. El joven Black también era muy mujeriego y un viva la vida...realmente Jaden y Castiel se parecían mucho en carácter. Quizás por eso en muchas ocasiones Jaden le salvaba el culo...como ahora. —Venga Alec, es fin de curso...—Jaden sonrió de medio lado—.No seas así con ellos, si tu hermano no hubiese pasado alcohol lo hubiese echo otro... Alec se frotó de nuevo el puente de la nariz y fulminó al que consideraba su mejor amigo hasta el momento con la mirada. —Jaden... Era una advertencia. No iba a tolerar que nadie se le subiese a las barbas y menos su amigo , a diferencia de lo que pasaba con Jared, él no se dejaba mangonear tan fácilmente. —Venga tío—dijo él sin perder aun su sonrisa. Esa sonrisa que hacía que cualquier mujer callese rendida sus pies-.Solo es una noche y un poco de alcohol...que puede pasar, ¿eh?. Y sin saber como, Alec acabó cediendo y permitió a sos dos gandules que llevasen un par de botellas al a fiesta. ¿Un poco de alcohol...que puede pasar? Pero sin embargo esa noche fue el principio de muchos de los problemas que tuvieron mas adelante. Fue el comienzo de todo.
