Al final del invierno.

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Un corazón que siempre ha estado sumergido en la oscuridad tiende a perder su calidez y por siempre se mantiene en un invierno permanente, no permite que la primavera o el verano aparezcan y llené de calor y luz su interior.

Pero un corazón en el cual siempre ha florecido la primavera que no conoce la frialdad o la oscuridad, no ha sentido el temple que necesita para tener equilibrio y mantiene una falsa felicidad porque se resiste a experimentar nuevas sensaciones.

¿Puede una flor sobrevivir en el invierno? , ¿puede el invierno cuidar una flor y mantenerla viva?

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Prólogo.​

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¿Quién soy? mi nombre es Camila Boncy y tengo 17 años, soy la hija menor de Mariana Boncy y Omar Boncy un par de cocineros retirados que manejan una pequeña cafetería en el centro de la ciudad, tengo dos hermanos mayores Ricardo y Lucy, ellos son gemelos y ambos tienen 18 años.


A pesar que mi familia es muy unida siempre he sentido que ha existido una distancia entre ellos y yo por lo que he vivido siempre en una rara soledad.

Cuando yo tenía tres años mi familia se mudo de la casa en la que vivíamos y nos cambiamos de cuidad, nunca supe porque mis padres lo hicieron ellos tenían buenos empleos y mis hermanos estaban en pleno año escolar pero sin importar nada un día sólo decidieron dejar el lugar.

Hace mucho tiempo tuve una experiencia que me cambio la vida.

En la ciudad en la que vivíamos había un enorme parque con mucha vegetación silvestre, un día que estaba yo muy triste y me encontraba sola en la casa salí y fui al parque, estaba llorando mucho ese día y recuerdo que mis lagrimas rodaban por mis mejillas sin parar y sin darme cuenta me perdí.

Estaba sola en aquel lugar, sin esperanza que alguien me encontrara, sola en la oscuridad rodeada por la naturaleza y cuando estaba a punto de quebrantarme aún más en llanto una suave mano tocó mi cabeza.
Era una anciana que sin conocerme me cargo en sus brazos y me abrigó, me llevó hasta una banca y se sentó junto a mí, no sabía qué hacer ni siquiera podía decir algo para agradecerle y por eso sólo nos sentamos en silencio.

Noté que junto a la anciana caminaba un pequeño niño que nunca se apartó de su lado, pero por más que lo mirara el niño no cruzó su mirada con la mía y por eso no puedo recordar el rostro de aquel niño sólo el de la anciana.

―No importa si en este mundo nadie te comprende, te acompaña o te muestra amor falso, siempre y cuando tu creas en el amor y ames a todo lo que te rodea podrás tener calidez en tu interior, observa siempre a la naturaleza ella necesita del calor para verse así de hermosa y vivir pero nadie se lo da ella misma lo crea, incluso cuando es invierno el panorama sigue siendo igual de hermoso e incomprendido, cuando en tu corazón exista amor, fortaleza y calor podrás compartirlo con los que amas y así no estarás sola nunca más―me dijo, completamente convencida de aquellas palabras mi mente asimiló cada frase.

―Cuando sientas tristeza toma una flor y observa la delicadeza de su exterior eso te hará apreciar tu existencia porque aunque las flores son hermosas no duran mucho pero una persona puede florecer y durar por mucho tiempo, cuando florezcas pequeña eso le provocara alegría a tu corazón y en el corazón de alguien más también.―Las palabras de aquella anciana quedaron para siempre gravadas en mi corazón aunque en su momento yo no las comprendí del todo.

La señora me llevó a mi casa y jamás la volví a ver ni a ella y tampoco al niño, desde ese día no importaba lo sola que estuviera no volví a llorar por culpa de la soledad, desarrolle un gran amor a la vida y admiración y respeto por la naturaleza, no tengo la fortaleza aún pero sé que un día podre ayudar a esos seres que me rodean y llenar sus corazones de calidez para demostrarles mi aprecio.

La tristeza siempre llega a mi cuando es invierno por el hecho de que todas la flores y plantas mueren y se cubren de nieve pero me gusta cuando esa estación llega, porque me da la esperanza de que después vendrá la primavera y traerá mucha más belleza a mi alrededor.

Ahora que mi familia y yo regresaremos a la antigua casa espero que todo sea diferente y poder tener un nuevo comienzo.

 

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Al final del invierno​

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Capitulo #1.​

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Era un agradable día de verano y todo parecía tan sereno por la época, mi familia y yo habíamos regresado a la casa en la que solíamos vivir cuando yo era pequeña, nos fuimos de esa casa por razones que aún desconozco pero jamás me ha interesado saber el por qué mi familia se fue con tanto apuro del lugar.

Nuestra casa antigua a la hemos vuelto es grande y bastante hermosa, tiene un enorme jardín en el cual pienso sembrar flores y tal vez vegetales porque a simple vista se puede notar que es tierra fértil, mi amor por la naturaleza es algo que no puedo explicar pero es mucho más grande que cualquier sentimiento que exista en mi corazón.

Siento que amo más a la naturaleza que a cualquier persona, por supuesto que adoro a mis padres y a mi hermana y hermano mayor pero el poder admirar a la hermosura natural que posee el mundo hace que mi corazón se sienta feliz.

―¡Camila baja de ese árbol ahora!, ¡deja de soñar despierta y ven ayudar!―Exclamó molesta Lucy mi hermana mayor, todavía nos encontrábamos desempacando las cosas de la mudanza y yo no soy buena para hacer trabajos pesados por eso me había salido de la casa para contemplar el nuevo jardín.

Siempre me he sentido más cómoda en compañía de los árboles y flores, pero uno de mis más grandes anhelos es poder estar con amigos y compartir con ellos de manera normal como todo el mundo.

―Sí, ya iré Lucy.―Debía ser de ayudar porque es parte de mi deber y porque me gusta sentirme útil.

Nunca me he sentido parte de la familia y es algo con lo que aprendí a vivir, mis padres son dueños de una pequeña cafetería en la cual mis hermanos y yo ayudamos después de la escuela, pero siempre es innecesaria mi ayuda y por eso mis padres prefieren que este en casa sola por el simple hecho de que soy un tanto distraída suelo tropezarme, caerme y tiro todo al piso.

Pero en general son dulces y me han protegido toda la vida, lo que más me preocupaba es la escuela ya que por habernos mudado de ciudad en diciembre iniciaré el año escolar en otra escuela con gente nueva y desconocida, en mi escuela anterior no pude encajar y siempre me mantuve al margen de todo ahora me pregunto ¿cómo será todo este nuevo año?

―Mamá ¿Dónde pongo estos platos?―Pregunté con la mejor intención de ayudar a mi dulce madre.

―¡Deja eso ahí!―Respondió mi madre con una cara de angustia.

―Digo… es mejor que vayas y acomodes tus cosas en tu habitación, y recuerda que es la que está al final del pasillo en el segundo piso, justo frente a tu puerta te he dejado tus cosas Camila.―A pesar de que siempre es igual nunca me he acostumbrado del todo a este sentimiento que me provocaba el no serle útil a los demás y más a mi propia familia.

Haciendo lo que mi mamá me “sugirió” me dirigí a mi habitación y en el camino iba pensando en lo bella y grande que es la nueva casa, pero también estaba convencida que me sentiría aún más sola que antes porque ahora las habitaciones de mis hermanos están muy lejos y ya no los escucharé o los veré tan a menudo.

―¡Fíjate por donde caminas! si sigues andando en las nubes todo el tiempo te meterás en problemas―espetó Ricardo mi hermano mayor, es un poco gruñón y siempre se enoja porque suelo caerme o chocar con él, pero no me importa su carácter él me cuida y me ayuda si lo necesito.

Mis hermanos son muy mal humorados conmigo pero es curioso que siempre que los necesito me ayudan, a veces pienso que lo hacen sólo porque es su deber de hermanos y no porque me quieran pero si pienso en eso me pongo triste y prefiero mejor dejar las cosas así.

―Mi nueva habitación es enorme―susurré asombrada, mi antigua habitación era pequeña y tenía una pequeña ventana pero está habitación nueva tiene un balcón y por ende los ventanales son grandes y entra mucha luz, es genial porque ahora podre apreciar las estrellas y la luna durante esas noches en las que no puedo dormir.

Observando un poco más mi enorme habitación me di cuenta que tengo mi propio baño y un armario espacioso, la cama es grande y muy suave, todo es maravilloso sobre todo las paredes que tienen un lindo papel tapiz con dibujos de flores y de color rosa.

―¡Maravilloso!―Repetí una y otra vez mientras inspeccionaba mi nuevo lugar de morada.

Me pregunto ¿Cómo serán los nuevos vecinos?, en mi antigua casa teníamos cómo vecinos a una pareja de ancianos que no tenían hijos tan sólo perros, y estos daban mucho miedo, desde mi ventana se podía observar la casa de los vecinos y está me pareció muy desierta, lo único que no es de mi agrado de la habitación es el hecho que mi ventanal queda justo enfrente de uno de los ventanales de la casa vecina, eso significa que quien sea que duerma en esa habitación podrá ver hacia dentro de mi cuarto.

―Hoy me conseguiré unas cortinas muy grandes y oscuras―pensé mientras continuaba observando hacia la otra casa, aunque siempre soy discreta en verdad mi deseo de conocer a quien será mi vecino de ventana era grande , pero si seguía observando tal vez podría ver a alguien del otro lado, aunque después de un rato me pareció imposible pues las ventanas de la otra casa estaban cerradas y cubiertas por cortinas negras.

―Es extraño pero da una sensación extraña el ver hacia la otra casa―susurré en mi interior.

―Bueno en otra ocasión trataré de ver más, ahora iré a la cocina―musité y al mismo tiempo me di la vuelta para dirigirme a la cocina, pero la sensación de sentirme observada me envolvió, con rapidez me di la vuelta y observé que justo en la ventana de enfrente alguien me miraba no logré ver con claridad el rostro pero me pareció haber visto a un chico de mi edad, es una lástima que me asusté tanto y corrí cómo alma que lleva el diablo y no tuve valor de saludar a esa persona.

No creo que pueda olvidar el miedo que sentí al ver al “vecino de la ventana” me gustaría conocer a los que viven a lado, tal vez me pueda sentir mejor si los conozco y esa extraña sensación desaparezca.

―Mamá ¿puedo ir a visitar a los vecinos?―pregunté inocentemente, mi madre es alguien muy sociable y ella es la que me había enseñado a ser amables con las personas del vecindario pero me pareció que se puso muy enojada con mi idea.

―No, es mejor que te mantengas alejada de las personas que viven a lado, si los ves no les hables, si te hablan sólo ignóralos y si te siguen corre a casa o escóndete pero hagas lo que hagas no te acerques a ninguno de ellos.―Las advertencias de mi madre me asustaron mucho pero por alguna razón sólo pensé en una cosa, ahí deben vivir muchachos y ya que mis padres son muy sobre protectores tal vez esa es la razón de sus advertencias.


―Entiendo, no me acercaré a esa casa.―Le di a mi madre la respuesta que deseaba escuchar, mi papá sólo escuchó sin decir nada, no sé el porqué su actitud pero no preguntaré más de lo debido a ellos les molesta cuando los cuestiono.

Después de eso mis padres volvieron a ser los de siempre, me alegre al ver que sus caras serias desaparecieron.
Como si nada el día termino muy rápido, después de cenar subí a mi habitación y ya que era sábado no tenía nada que hacer más que concentrarme en mi segunda pasión y esa era dibujar, no soy muy buena pero hago mis dibujos secretos y siempre es sobre cosas bellas cómo flores o el lindo atardecer, ahora que tengo un balcón en mi habitación iba poder pintar la luna cuando esté completamente llena.

―Hoy no hay luna―dije muy triste, teniendo una linda vista y no poder ver la luna me desilusiona, sin embargo eso no me detendría de pintar.

―Mejor voy a dibujar el cielo completamente lleno de estrellas.―No me iría a dormir tan rápidamente era lo que pensaba en ese momento.

Pero la sensación de estar siendo observada regreso a mi cuerpo, esta vez no pensaba en asustarme y huir cómo lo hice antes, pero no podría describir el escalofrió que me provocaba esa sensación, el misterio que giraba en mi cabeza era simple ¿Quién me observa?.

―¡Hora de dormir!―Grité cómo si deseara que mi voz llegara a los oídos de alguien, rápidamente entré y cerré los ventanales de mi habitación y por una pequeña abertura a través de las casi transparentes cortinas pude ver que alguien estaba viendo hacia mi habitación a través de esas densas cortinas negras, era más que claro que el temor me ganaba siempre.

¿Cómo será la persona que vive enfrente? aunque me muera de curiosidad no estaba pensando en investigar porque me aterra un poco el aura que emana esa habitación, no comprendo ¿Quién podría tener cortinas negras en su cuarto? tal vez alguien que odie la luz pero de ser así no es alguien muy alegre supongo.

―¿Por qué pienso tanto en ello?―Exclamé molesta, es mejor no pensar en ello pero existen cosas que tampoco se pueden ignorar.

Aunque me costó auto convencerme dejé de pensar en la casa vecina y me quede profundamente dormida, ese día la noche fue muy fría a pesar de ser verano pude sentir frio en mi habitación cómo si los ventanales esa noche hubiesen sido abiertos por alguien que no era yo.

El domingo por la mañana todos los miembros de mi familia se habían ido a la cafetería a trabajar y me dejaron sola, suele ser así casi siempre se van sin despedirse es muy feo de su parte pero así es mi muy extraña familia.

―Comeré algo y luego saldré al jardín―planeé mientras me servía cereal en un tazón y luego le agregué la leche, cuando todos se van la casa se siente más grande de lo normal y lo mismo pasaba en la antigua casa.

No puedo cambiar mi situación de soledad pero no importa yo ya había planeado comenzar el trabajo en lo que sería mi hermoso jardín, pienso sembrar muchas flores y así la casa se verá muy hermosa por la parte de afuera.

Cuando estoy fuera de la casa me siento mejor, el sol brilla con tanta intensidad que me siento viva al sentir su calidez, me gusta mucho ser parte de algo por eso cuando siembro flores, me encanta ver su proceso de crecimiento es algo maravilloso primero tener en mis manos la semillas y luego de un tiempo ver que se han convertido en hermosas flores llenas de color y vida.

―Que pacifico y callado está todo―susurré mientras hacía agujeros en la tierra que estaba preparando, pero de pronto sentí por mis piernas algo peludo que se frotaba a mí.

―¡Dios mío!―Grité del susto, de un momento a otro esa cosas apareció, cualquiera se hubiese asustado aunque me avergüenzo mucho del grito que solté.

—¿Un gato negro?―Exclamé asombrada, mis ojos no me fallaban un gato negro de la nada se apareció a mi lado, parecía estar muy hambriento, se me ocurrió llevarlo adentro pero creo que el gato ya poseía dueño porque tenía un collar con una pequeña plaquita que gravada con la palabra “Moon” en ella, si bien comprendo el gato se llama “luna” en español.

Me gustan los animales y por eso pensé en quedarme con el gato hasta que encontrara al dueño, me pareció buena idea alimentarlo y que durmiera en mi habitación.

―!Ven Moon, te daré algo de leche! ―Dije al gato, este me siguió cómo si yo fuese su dueña y eso me hizo feliz, al entrar a la cocina el gato saltó a la mesa esperando su leche se la serví en un pequeño tazón y Moon comenzó a beberla.

Era un lindo gato pero no era mío y debía encontrar al dueño, tal vez alguien lo andaba buscando, vi por la ventana con el pensamiento de ver si el dueño estaba cerca.

―¿Has encontrado al gato Damián?―Escuché decir desde el otro jardín, es posible que Moon les perteneciera a los vecinos, quise observar quien era esa persona que buscaba a Moon pero sólo pude ver su espalda.

Lo que vi era un muchacho aproximadamente de mi edad, su cabello era de color negro y largo hasta los hombros de piel blanca, por su vestimenta pude notar que su estilo es muy rockero , vestía un pantalón negro con cadenas colgando, botas grandes y su camiseta era negra con el nombre de una banda famosa, en sus brazos el llevaba pulseras de cuero y algunos tatuajes, no vi su rostro porque cuando ese chico giró la cabeza cómo reacción me escondí, ahora no me cabía duda Moon era la mascota de los vecinos y si se enteran que lo tengo pensarían que lo robé.

―Bien gatito te llevaré a tu casa.―Debía ser cuidadosa si mis padres se enteraban de lo que pasaba estaría en problemas, sin más remedio tenía que devolver a Moon y salir rápidamente de ese lugar.
Tomando al gato en mis brazos salí de la casa en dirección a la casa vecina, la puerta de la cerca estaba abierta y no parecía haber nadie pero un momento antes yo escuché voces así que es probable que las personas estén dentro de la casa.

Acercándome sigilosamente toqué el timbre de la puerta y sorpresivamente atendieron de inmediato.

―¿Qué demonios se te ofrece intrusa?―Me dijo groseramente el joven que abrió la puerta, nunca nadie me había hablado así eso hizo que me sintiera algo intimidada, pero si no equivocaba era el mismo chico que había visto antes, el que buscaba al gato.

―Yo… traigo a su gato, el se metió a mi jardín y lo vine a devolver.―No sé porque me sentía tan nerviosa al hablar con ese chico, puede que sea porque él es muy atractivo aunque ese estilo tan gótico también era raro.

El joven sólo tomó al gato de mis manos y lo arrojó hacia dentro de la casa, lo maldijo y después giró su rostro hacia mí.

―Ya lárgate o ¿acaso quieres que te pague por haber traído al vago ese?―Musitó el chico de ojos verdes, creo que esa persona me odia porque sentí que me habló con desprecio aunque nos conociéramos pareció que enserio le desagrado.

―¿Por qué me dan tristeza sus palabras?― Pensé en ese momento pero no me preocuparé por él sinceramente tampoco esperaba tener algún amigo cerca de la casa. El sólo estar cerca de ese chico y cerca de la casa me daba mucho frio, tal vez sea su actitud pero no podía evitar sentir que se me congelaba la sangre.

―Yo siento mucho haber molestado, no lo volveré hacer―musité con sinceridad, él chico sólo me observó con esos ojos verdes tan intensos y fríos para luego cerrar bruscamente la puerta, el estruendo sólo provocó un enorme sobresalto en mi.

―Damián ¿con quién hablabas?―Escuché decir al unisonó desde el otro lado de la puerta, parecían las voces de dos hombres jóvenes.

De algo estoy segura y es que ese chico llamado Damián es un grosero mal educado, me trató mal sin conocerme no pienso volver a esa casa tan lúgubre, ese jardín está completamente muerto y la casa se ve tan sombría y descuidada que da pavor.

―Mañana inicia la escuela me pregunto ¿cómo será mi nueva vida escolar? ojala sea mejor que mi nueva vida en el vecindario―deseé con todas mis fuerzas, quería un nuevo comienzo y debía tratar de conseguirlo.

Después de mi terrible encuentro con el vecino me pase el día completo trabajando en el jardín, no había nadie que me molestara así que continúe hasta que oscureció, hubieron momentos en el día en el que la sensación de ser observada se hacía presente pero no temía pues supuse que es sólo paranoia mía.

Mis padres y mis hermanos llegaron, me puse tan feliz que les di una cálida bienvenida ellos me habían traído comida de la cafetería y pastel admito que hay momentos muy lindos con mi seres queridos.

Luego de eso me fui a la cama sin problema, decidí no colocar cortinas tan gruesas en el ventanal porque yo quería que la luz de la luna entrara a mi habitación, esa noche dormí tranquilamente a pesar que nuevamente sentí como si las ventanas hubiesen sido abiertas, abría los ojos por momentos en la noche pero no había nada por lo tanto ignoré todo y dormí profundamente el resto de la noche.

Continuara.

Hola queridos lectores espero les gustara el primer capítulo, espero no lo encontraran tan aburrido pero les prometo que se pondrá mejor en los siguientes capítulos, por favor cualquier duda, sugerencia, corrección u opinión dejen sus comentarios estaré feliz de leerlos, hasta la próxima.

 

Bueno deje pasar un buen de días pero aquí estoy de nuevo.

Moe-kun gracias por ser el primer fanboy xD y por tus observaciones enserio se te agradece y se te quiere mucho.

Cindy linda gracias por tu opinión y pues tal vez tus presentimientos sean cierto y ya veras despues comprenderas a los hermanos de Cami n.n

Chipi onee gracias por el coment -así te conocí que feliz soy- gracias por las observaciones tecnicas y pues Damián es un Tsundere el la tratara a veces mal T-T

Kohome me alegra que captaste bien la trama y pues no puedo decir mucho pero los vecinos tienen lazos muy fuertes entre ellos n.n

Kei onee gracias también por las observaciones n.n y nyaaa espero que el ojiverde te atrape aunque quien sabe los Tsundere pueden ser odiados xD

Josefita-chan hermanita gracias por todas las correciones me alegra pues se nota que lees y te interesas espero no tener tantas esta vez.
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Bueno sin decir más le dejo el cap.

Capitulo #2​

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Por fin había llegado el primer día de clases, mis hermanos y yo nos había retrasado mucho porque siempre hemos sido unos holgazanes cuando se trata de despertar por las mañanas y por ese retraso tuvimos que salir de la casa sin desayunar, ya que mis hermanos son un año mayor sus clases estaban en dirección opuesta a las mías y por eso cuando llegamos a la escuela nos separamos al sólo llegar al edificio educativo.

Caminando por los jardines de la escuela me percaté de lo hermosos y grandes que eran.

Entré al edificio y recorrí con rapidez los pasillos hasta llegar a los casilleros cuando me dispuse a guardar mi abrigo y otras cosas algo me sorprendió, justo al lado de mi casillero se encontraba un chico de cabello largo guardando sus cosas y ese chico era ni más ni menos que Damián mi horrible vecino.

―Buen día ― exclamé tímidamente, estaba consciente que la primera impresión que tuve de él era pésima, pero no estaba demás llevarnos bien si nos veríamos seguido cuando nos topáramos en los casilleros.


―Buen día ―exclamó casi en susurro el chico de ojos verdes.


El que me respondiera me sorprendió mucho, esperaba ser ignorada por él aunque a pesar de que no ve viera a los ojos cuando respondió al menos sentí un alivio de que me hablase tranquilo.


Muy sorprendida todavía me dirigí al salón en el que me correspondía recibir mis clases, ya todos los demás habían llegado, cuando yo entré me di cuenta que era la ultima en ingresar al aula. El profesor me saludo muy cordialmente y me presentó ante todos.


―Ella es Camila Boncy, trátenla bien―exclamó el profesor Armando, yo de igual manera salude aunque fue de forma muy tímida, no soy muy expresiva que digamos.


―Camila tu asiento es el que está al final de la segunda fila, el que está junto al del joven Zaría―me especificó el maestro, no podía creerlo de nuevo ese chico Damián se cruzaba en mi camino y lo peor de todo era expresión al verme, parecía muy molesto, sus ojos destilaban frialdad.


―¿Por qué este chico se está cruzando en mi camino?, ¿por qué me odia? creo que no tendré el año escolar tranquilo que yo quería ―pensaba mientras me dirigía al asiento que estaba junto a aquel extraño joven.


Por alguna razón cuando caminaba hacia mi lugar me di cuenta que todos me observaban muy asombrados, y cuando creía que era sólo paranoia provocada por mi nerviosismo algunos comentarios me aclararon todo.


Algunas frases como “ella se sentara junto a la bestia” o “el rostro de ángel estará junto al demonio” me hizo comprender la situación, era muy evidente que Damián no era querido por los demás y los asientos que estaban cercanos a él estaban vacios, él parecía excluido completamente del grupo.


Llegué a mi asiento y me dispuse a acomodar mis libros y lápices en la mesa, el profesor comenzó la lección y todos comenzaron a seguirle a la perfección, yo me concentré en tomar apuntes pero algo no me dejaba estar tranquila, aquella sensación de frio envolvió todo mi cuerpo tal y cómo sucedía en casa.


Esa sensación fue la misma que sentí cuando estuve en la casa de los vecinos la ultima vez, giré el rostro justo a mi lado derecho y noté que Damián me observaba, cómo reacción involuntaria yo giré nuevamente mi rostro a otra dirección, al ver sus ojos verdes tan intensos observándome directamente no pude resistir mirarlo a la cara, ¿por qué me pone tan nerviosa?, aunque sus ojos se veían fríos y sin brillo el verlos me hacen recordar al hermosos verde de la naturaleza.


―Es hora de su primer trabajo del año, su primer proyecto de historia consistirá en investigar algún tipo de mitología antigua, puede ser mitología de cualquier parte del mundo cuando realicen su investigación redacten un informe y me lo entregaran, el plazo que tienen es de dos semanas así que el resto de la clase será para que busquen una pareja y se organicen―expresó el profesor Armando, me emocioné tanto al escuchar esa tarea, era mi primera oportunidad de poder hacer algún amigo o amiga.


Miré a mi alrededor y me di cuenta que todos estaba juntándose y no observaba a alguien con quien pudiera trabajar.


―¿Sucede algo malo señorita Boncy?―me preguntó el profesor un poco preocupado.


―Nada, sólo que estaba pensando en que prefiero trabajar sola ―le dije al profesor con un rostro muy serio, estaba muy avergonzada cómo para admitir frente al profesor que nadie parecía estar interesado en trabajar conmigo.


―Señorita Boncy no me gusta que mis alumnos sean solitarios, debe ser difícil querer adaptarse a un aula en segundo año puesto que todos se conocen y sientes que no puedes unirte a sus grupos ya formados, desde el año pasado tuve un problema con estos alumnos y es que aquí había número impar y siempre había un chico que quedaba fuera pero ahora contigo ya no hay necesidad de que alguien trabaje solo.―No comprendía ni una palabra, el profesor quería relacionar algo conmigo y mi mente no podía descifrar que era.


El profesor me pidió acercarme a su escritorio y obedecí, ya estando donde me indicó el maestro sentí esa sensación gélida de nuevo recorriendo todo mi cuerpo, volteé y justo detrás de mí estaba Damián, él tenía una expresión seria y sombría en el rostro.


Lo extraño era otro chico que también estaba parado cerca mío parecía alguien agradable pero serio aunque no tanto como Damián, quería saludarle pero nunca he podido hablar normalmente con un chico y eso me avergüenza mucho.


―Señorita Boncy y joven Zaría cómo ambos están sin pareja los asignaré juntos, por favor trabajen
bien―musitó el profesor Armando, en ese momento me quedé sin palabras, quería protestar pero mi boca no se pudo mover para decir algo.


Estar cerca de Damián me daba algo de temor y pensar en trabajar a su lado es más intimidante de lo que cualquiera pudiese creer.

―¿Qué pretendes Armando?, ¿es acaso una broma?―exclamó Damián molesto.
Me sorprendí al ver la forma en que el chico de aspecto gótico se dirigía al profesor, el llamarlo por su nombre y con el tono de voz que utilizó no eran apropiado o eso pensé.


―Cálmate, no es necesario que te molestes y por cierto ya te dije que aquí no debes llamarme por mi nombre porque aquí soy tu profesor, ¿entiendes hermanito?―exclamó el maestro muy sonriente.


No comprendía nada de lo que pasaba ¿acaso le dijo hermano? entonces el profesor debe vivir en la casa vecina, jamás he visto a alguien a parte de Damián en aquella casa realmente es un sorpresa que personas vivan ahí.


―Profesor, ¿entonces yo que hago aquí?―cuestionó el otro chico.

Ese chico llamó mucho mi atención por el color café dorado de su cabello y sus ojos negros daban un buen
contraste con su color de piel.

El educador lo observó y soltó unas pequeñas risitas antes de contestar.

―Joven George te olvidé por completo, quería avisarte que tu amiga Gabriela será transferida por lo tanto te integraré al equipo de Boncy y Zaría―dijo el hombre de ojos verdes, tanto Damián cómo George no objetaron tal decisión, pero yo no me sentí nada conforme con eso.


Yo quería amigas pero en cambio sólo obtuve el estar junto a dos chicos lindos pero raros.

Como de costumbre mi inútil boca no sirvió, sin nada que decir regresé a mi asiento junto a los otros dos chicos.

―Deberíamos coordinarnos con esto, mientras más pronto acabemos mejor―comentó el joven de cabello largo y ojos verdes, su tono de voz tan indiferente me pareció muy feo pues una cosa era que yo no le cayera bien y otra que no hiciéramos bien la tarea.


―Yo trabajo hoy, pero si lo desean ustedes dos pueden iniciar a la investigación y mañana podemos quedar los tres en mi casa―sugirió tranquilamente George.

A su manera ambos querían hacer bien la tarea, percibir por un momento la compañía de otros era muy bueno ya que siempre trabajé sola nunca me había dado cuenta lo fácil que son los trabajos en equipo.


―¿Y qué opinas?―me pregunto el joven de ojos negros con amabilidad.


Estaba tan distraída observándolos que al escuchar la simple pregunta de el chico de ojos negros mi voz pareció estancarse en mi garganta y comencé a tartamudear.

―Yo…yo… digo que está bien.―Por sus miradas supe que ambos me creyeron idiota, pero era inevitable estaba muy nerviosa pues estar rodeada de chicos atractivos puede aturdir a cualquiera.

―¡Demonios!, ¿qué clase de respuesta es esa? si vamos a trabajar todos en esto también tendrás que ayudar aportando alguna estupidez que se te venga a la mente, cuando hables no titubees cómo retrasada eso me molesta―espetó con enojo Damián, sus palabras penetraron en mi cómo dagas filosas o mejor dicho su
frialdad me volvió a congelar la sangre.



Tenía tantas ganas de llorar que no soporté y me levanté del asiento, pedí permiso de salir al baño y con rapidez me alejé del salón de clase.


¿Por qué sus palabras me herían?, no le encontraba lógica a ello, salí al jardín y me senté en el pasto, el sol estaba muy fuerte y recuerdo que no había ninguna nube en el cielo.


Con el viento soplando en mi cabello comencé a calmarme y las lagrimas que querían brotar de mis ojos las contuve, no valía la pena llorar por las palabras de un desconocido.

―¿Quién se ha creído que es ese tonto?, no quiero verle la cara me quedaré aquí hasta que las clases terminen―exclamé molesta, cada vez que me sentía molesta o triste lo único que me puede mejorar el humor es un collar con un dije en forma de sol que llevó siempre conmigo.


Cuando se pone el dije frente a la luz del verdadero sol un hermoso rayo de luz se forma, ese rayo de luz se asemeja a un pequeño arcoíris, lo hermoso que se ve es imposible de describir.


Seguí jugando un rato sin percatarme del tiempo, de pronto comencé a sentirme mareada y con mucho sueño y lentamente me recosté en el pasto, mis ojos se nublaban era evidente que me había dado insolación y lo
último que recuerdo haber visto fue a alguien acercándose a mí.


―¡Oye, tú debes despertar!―escuché decir, abrí los ojos y me encontré acostada en la enfermería.


―¿Dónde estoy?, ¿qué hago aquí?―comencé a preguntar un poco asustada.

―Me alegro que estés bien, nos preocupaste mucho―exclamó George muy sonriente.

Cuando me senté me di cuenta que estaba en la enfermería, al parecer fue ese chico llamado George quien me había llevado ahí.

―¿Por qué te saliste de las clases?―me preguntó el chico, no quería responder así que baje la mirada muy apenada.

―No tienes que responder, me alegra que despertaras pero lastimosamente debo irme al trabajo no quiero dejarte pero creo que debo hacerlo por el bien de alguien, en fin nos vemos―dijo el joven de cabello dorado, me sonrió y tomó sus cosas para luego salir del lugar.

Me quedé sola en aquella habitación, la enfermera no aparecía, estando sentada empecé a suspirar profundo estaba apenada con mi compañero él se portó muy amable y yo no pude ni siquiera agradecerle.


―¿Cómo te sientes?―escuché decir, esa voz fuerte y profunda era de Damián cuando giré el rostro pude verlo parado en la puerta, tenia mi bolso y el suyo en el brazo derecho y en el izquierdo traía una bebida enlatada.


―Este… un poco mareada pero creo que estoy bien―respondí en voz baja, mi temor hacia él había aumentado un poco.

―Yo me disculpo―susurró Damián mirando hacia otra dirección.


―¿Qué dijiste?―pregunté porque creía haber escuchado mal, mi mente no concebía que él se disculpase y por eso le cuestioné.


―Olvídalo, y para la próxima si te vas a saltar clases procura dormirte en otro lado―replicó el chico secamente.

Aún me sentía confundida por lo tanto no pude seguir respondiéndole.

―Si estas de ánimo vamos a la biblioteca a empezar la investigación o ¿prefieres que te lleva a casa?
―cuestionó el joven de ojos verdes, me sorprendió verlo preocupado por mi, me acerqué a él para tomar mi
bolso después que lo tomé el me ofreció la bebida y la tomé con un poco de vergüenza.

―Gracias―dije tímidamente.

―Ni lo menciones, vámonos o se hará tarde―me dijo y comenzó a caminar, lo seguí sin decir nada, ambos caminábamos sin hablar era algo incomodo pero era lo mejor mientras caminábamos noté que en su muñeca el tenia un brazalete con un dije de luna muy hermoso me llamó mucho la atención porque podría decir que se me hacía muy familiar.


Llegamos a la biblioteca y nos dimos cuenta que estaba vacía, ambos nos dirigímos a una mesa y colocamos nuestras cosas ahí, comencé a buscar algunos libros sobre mitologías antiguas y mi vecino de ojos verdes hizo lo mismo, cuando pensé que no encontraría nada útil un antiguo libro me llamó mucho la atención ya que en su cubierta había el dibujo de un sol muy parecido al mi collar.


―Encontré algo―musité muy contenta.

―Igual yo―exclamó él secamente.

Curiosamente ambos libros eran sobre la misma mitología e inclusive parecía que uno fuese la segunda parte del otro, los libros contenían mucha información acerca de la famosa mitología china del Ying y Yang, siempre tuve mucho interés acerca del equilibrio cósmico del universo y debe ser suerte que encontráramos esos libros los dos.


―Deberíamos prestar los libros y cada uno puede comenzar a leerlos en casa―sugerí amablemente con la idea de no darle problemas a Damián se veía que no lo agradaba estar cerca de mí y eso me deprimía un poco.


―¡No me des ordenes!, si quiere vete yo lo leeré aquí en mi casa es imposible―me respondió el joven de cabello largo, no me dejo contestar pues rápidamente se sentó en una de las mesas y comenzó a leer el libro.

―Yo me quedaré contigo―exclamé sin pensar, él me miro sorprendido pues sin preguntarle me senté junto a él.

―Haz lo que quieras―respondió mostrando un leve sonrojo en su mejilla derecha.

Tener a Damián cerca hacia que mi corazón comenzara a sentir ansiedad, habían momentos en que sentía frío y era extraño pero el estar cerca de él provocaba un sentimiento extraño dentro de mí a tal grado que sentía un poco caliente mi rostro.

Mientras leía el interesante libro noté una ilustración que me dejo impactada, era una hermosa mujer muy parecida a mí y en su cuello colgaba un collar parecido al mío pero este tenía el dije del sol y un dije en forma de luna.


La ilustración tenía algunas palabras que claramente decían “ pintura de la diosa del Yang, modelo de la pintura Romina Oris” era claro que esa mujer del dibujo no era una diosa ese debía ser su apodo pero yo no pude negar su extremo parecido a mí.


Observando más detalladamente la ilustración habían unas pequeñas letras debajo del dibujo que decían “Obra pintada por Ernesto Zaría y Roque Boncy” al leer esos nombres mi piel se erizo puesto que ese era el nombre mi abuelo y por el apellido del otro hombre seguramente el otro nombre le pertenece al abuelo de Damián.

Continuara…………………………………………………………….


Espero les haya gustado y nos vemos en la próxima queridos lectores de mi corazón y si fue corto pero pronto les traeré el próximo y sera mas largo en interesante es una promesa.