One-shot Adolescense

Estos eran Rin y Len: un par de adolescentes que fueron los mejores amigos de la infancia desde muy pequeños. Su amistad era incomparable. Pasaban la mayoría del tiempo uno en casa del otro. Almorzando, tomando siestas, jugando, todo siempre juntos. Eran también muy similares en aspecto, y sus padres bromeaban diciéndoles que eran hermanos separados al nacer. Se conocían más o menos desde los dos años.

A la edad de diez años, Rin y sus padres se mudaron de casa y a Rin la cambiaron de escuela. Se fueron a otra ciudad no muy lejana, pero por los empleos de sus padres, Rin y Len no tuvieron la oportunidad de verse de nuevo. Hasta que un día, después de cuatro años, cuando ya ambos cursaban el segundo de secundaria, la familia de Rin volvió a su antiguo hogar, y ella y Len se reencontraron.

Al encaminarse con sus padres a la casa de enfrente y tocar el timbre esa noche por primera vez en cuatro años, Len estaba desbordante de alegría y nervios. Seguro Rin iba a haber cambiado y podía ser que su amistad continuara o las cosas entre ellos hayan cambiado con ella.

Todas sus dudas empezaron a ser respondidas cuando se abrió la puerta. Ahí estaba Rin; ligeramente más alta, con el cabello corto como siempre, con su característica diadema con moño blanco, un hermoso vestido blanco hasta arriba de la rodilla, con mangas ligeramente caídas y un listón delgado que hacía un moño en el centro de su pecho. Len no pude evitar un ligero sonrojo.

—Oh, hola. Que gusto verlos otra vez.— dijo ella sonriendo.
—Cielos Rin, vaya que has crecido.— dijo la señora.
—Si, tal vez un poco, jeje.— respondió.
—Cada vez más bonita. Eso el tiempo no lo cambia.— dijo el señor.
—G-gracias.— dijo sonrojándose. —Mis padres los esperan en la estancia.
—Gracias querida.— los padres de Len pasaron a la casa y Rin y él se quedaron en la puerta.
—Pues... yo no te veo tan diferente.— dijo Len rompiendo el hielo.
—Curioso que yo a ti si.
—¿Ah si? ¿Cómo me ves diferente?
—Tres pantalón de vestir, chaleco y corbata.
—¿Muy formal?
—Algo, jejeje.
—No sabía que usar. Quería dar una buena impresión. Ha pasado mucho.
—Cuatro años que me parecieron eternos.
—No puedo negar que hacías falta por aquí.
—¿Que tal han estado los demás?
—No he hablado mucho con ellos desde que te fuiste. Si acaso aún frecuento a Miku.
—Cómo no si vive al lado.
—Cierto, me sorprende que no esté aquí asfixiándote con un abrazo de bienvenida.
—La busqué hace una hora pero no estaba en casa.
—Ya veo.
—Oye, ya estuvo bueno de estar parados en la puerta. Vamos arriba.
—Con arriba, te refieres a ¿tu cuarto?— Len se sonrojó un poco.
—¿A dónde más? Justo como cuando eramos niños.
—Claro.

Rin y Len subieron a la habitación de Rin. Ciertamente, ese era el lugar donde pasaron la mayor parte de su infancia juntos. Era su pequeño castillo en el enorme mundo de fantasías de su niñez. Se sentaron en la cama a hablar tanto de sus viejos tiempos juntos así como de lo que hicieron el tiempo que estuvieron en distintas ciudades. De pronto reían y de pronto se deprimían un poco, pero a los cinco segundos estaban riendo de nuevo. Estaban sentados uno al lado de otro, y hubo un momento en que la mano de Rin se posó sobre la de Len. Él se sonrojo ante el acto que pensó inconsciente.

Sin pensarlo, hablando les dio la media noche y sus padres habían salido a cenar sin haber vuelto aún. Dejaron una nota diciendo que si les daba sueño se durmieran, ya que los padres de Len no le dejaron llaves como para que volviese a casa. Rin se burló de la nota recordando algo similar de cuando eran más niños. Len leyó y leyó la nota hasta hacerse ver que la idea no era de su agrado. Ya no eran niños y compartir cama sería raro. "¿Pero en qué estoy pensando? Obviamente si me quedo me iría al sillón o al suelo" se dijo. A pesar de que no querían irse a la cama, sino seguir platicando, tratando de compensar algo de esos cuatro años; entre bostezo y bostezo, Len sugirió irse a dormir. Rin muy contenta se sentó en la cama y aventó sus sandalias dispuesta a dormir con su vestido blanco puesto.

—Pues, a dormir.— dijo Rin palmeando la cama.
—¿Eh? jajaja, Rin.
—...
—No sería correcto compartir la cama.
—¿Hmm? ¿Por qué? Lo hacíamos de niños.
—Pero si ya no somos niños. Se ve raro y mal.
—Entonces, desde ahora ¿dormiremos en camas diferentes?

Rin lucía seriamente decepcionada. Len no entendía ni su desilusión ni haber reaccionado sonrojado. Lo único que supo hacer fue sonreír y decir "buenas noches". En el momento en que giró el pomo de la puerta, Rin se levantó de la cama y lo detuvo sosteniendo su brazo. Len se dio la vuelta y besó la mano de Rin para volver a darse la vuelta para salir: No tenía otra cosa en la mente más que la palabra "corre". Rin volvió a detenerlo.

—N-no apagues la luz todavía s-si vas a dejarme dormir sola esta noche. A-aún no quiero ir a dormir.
—Jajaja. "Tengo miedo de los monstruos" te faltó decir. No creí que estaría de vuelta esa infantil princesa.

Los ojos de Rin comenzaron a lagrimear, de la misma forma en que lo hacían de niña, diciéndole a Len "estás mal" cuando no le cumplía un capricho. Sin embargo, de niños, era evidente que esos lloriqueos eran caprichosos momentos suyos en los que molestaba a Len, y siempre que se encaprichaba así desviaba la mirada. Ahora le miraba fijamente, confundiéndolo.

Siendo que Rin no le permitía salir del cuarto, Len huyó al baño y se sentó junto a la puerta cerrada a pensar. Rin volvió a sentarse en el cama a hacer lo mismo.

"El tiempo con mamá y papá se acabó. Es un sueño distante. No quiero aceptar el hecho de crecer si tengo que alejarme de ti, justo cuando hemos vuelto a vernos." eran los pensamientos de Rin.

"Las sábanas de la cama solían ser cálidas. ¿Por qué ahora que has vuelto me haces perder la cordura? Ni de niños me ocasionabas tantos problemas. No quiero crecer si tengo que sentir esto... ¿y qué es esto?" eran los pensamientos de Len.

Mientras pensaba, Rin optó por dejarse caer a la cama. Mientras tanto, con la mente aún más revuelta, Len decidió ponerse de pie y repensar un poco antes de volver con ella. "Es mi amiga de la infancia. He vivido casi toda mi vida con ella. La quiero... la quiero..." Entonces finalmente abrió la puerta y salió despacio.

Al verla tirada en la cama, en una pose provocativa, sus latidos aumentaron y la sangre le ardía por todo su cuerpo. Se apresuró cerrar la puerta con llave y luego se lanzó a la cama y se posicionó lentamente sobre Rin. Ahí estaban, sin decir nada: ella acostada debajo suyo, él sin saber que hacer. Se miraban a los ojos fijamente buscando al que se hiciera responsable. Los latidos de ambos iban a mil por hora, pero quien debería haber dado el primer paso no tenía ni idea. Rin, que era la que tenía más o menos un plan, susurró el nombre de Len y le acarició el cabello. Len quedó inmóvil. No quería hacer nada porque... ¿a quien querían engañar? Aún eran unos niños, aunque tal vez no quisieran. Sonrió, se levantó de la cama y se sentó en el suelo. Rin se sentó al centro de la cama mirando a len confundida.

—¿No tienes sueño?— dijo él sin dejar de sonreír.
—Dormir...— Rin sentía los parpados pesados.
—Si, será mejor que te acuestes ya.
—No, no quiero. No me acostaré sin ti.— Len abrió sus ojos como platos y apagó su sonrisa un minuto.
—Ah, Rin... Se te nota cansada bella durmiente.

Len volvió a acercarse a la cama; levantó ligeramente a Rin, corrió las sábanas y la acostó tapándola. Le dijo varias veces que cerrara sus ojos, hasta que sus párpados dejaron de obedecerla y le hicieron caso a Len. Cuando contemplaba a su querida princesa felizmente dormida, se quedó sentado en la cama acariciando su cabello, tratando de liberarse de esa rara sensación de culpa. Pero lo que se lo impedía era que cada que rosaba a Rin sentía sus calmados latidos diferentes a los suyos, acelerados; quería coincidirlos con los suyos. También su aliento era pacífico, mientras el de Len perdido.

"Este tendrá que ser mi último movimiento... y después tu caballero huirá aterrorizado. Perdóname" dijo en voz muy baja robándole un beso a Rin y saliendo del cuarto de la forma más silenciosa posible. Al roce de sus labios, ella despertó y miró alrededor para notar que Len ya no estaba. Se quedó mirando fijamente la puerta, en la cual se recargaba al otro lado su cobarde caballero, quien dejaba escapar una pequeña lágrima, avergonzado. Maldijeron la adolescencia toda la noche.

NOTA DE LA AUTORA: Fic basado en la canción de Vocaloid del mismo nombre que el fic, interpretada por los personajes del mismo.