de Inuyasha - Adiós de Papel

Adiós de Papel

"La desconfianza no permite segundas oportunidades, ni en las vidas pasadas, ni en las existencias futuras.

Bueno, volví al foro después de un año de ausencia por motivos personales. Antes solía publicar en el foro mis fics, (en realidad solo 2 ½ fic) y no creo que nadie me recuerde Dx Como sea, veo el foro un poco abandonado a comparación de cómo cuando me fui (eso, o me hice una mala idea) por eso por hoy me conformo con dejar este pequeño asco de Drabble.

Adiós de Papel.
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El interminable rasgueo de papel era el único sonido en la habitación.

Sus ojos cafés nuevamente se encontraban vidriosos. Las palabras eran propias de ella y sin embargo no dejaban de sonar tristes, o más bien solas. Más a pesar del nudo en la garganta y las lágrimas que luchaban por escapar no lloro, ni el más mínimo sollozo ni un pequeño lamento, absolutamente nada porque estaba decidida y no se permitía el llanto.

Cuando termino deslizo la pluma fina a la izquierda, tomo el amarillento papel entre sus manos pálidas. La nota escrita con caligrafía perfecta y ni la más mínima falta ortográfica daban muestras de cuanta perfección había emanado siempre la chica.

“La desconfianza no permite segundas oportunidades, ni en las vidas pasadas ni en las existencias futuras”

Dejó la nota sobre el escritorio, en un lugar visible, se dirigió con paso lento y se acostó en la cama, boca arriba.

Se dio unos minutos para reflexionar; en la traición, la desconfianza y el amor de los cuales había sido víctima. Pensó en InuYasha como un demonio, mucho tiempo antes cuando le había entregado su pequeña alma de hibrido y no lograron estar juntos. Pensó en ella en un cuerpo de barro, condenada a vagar por el mundo sola y aún conservaba esperanzas. Pensó en Julieta que siempre había sido tonta y sintiéndose destrozada echo la culpa a la muerte de Romeo, le arrojo sus problemas y cobardemente se suicido. Pensó en InuYasha ayer, con su cabello negro, sus ojos cafés y una sonrisa en el rostro. Pensó en su actual vida, al borde de la muerte en completa salud, con su felicidad remota que a diferencia de él era lo único que había podido alcanzar, aun después de tanto tiempo y tantas reencarnaciones.

Giro a la izquierda, tomo la pastilla y el vaso con agua que había preparado. Se pasa la tableta por la garganta y se volvió a acostar, preparándose para dormir y no despertar. Pensó en su adiós de papel y la única oración que había escrito, pensó en como llevaba una vida sin comprensión hasta que volvió a ver a InuYasha y lo recordó todo, su amor en la época Sengoku, la trampa de la que habían sido víctima y la desconfianza que se habían dirigido.

Pensó en cuantas veces se había suicidado, y cuantas más lo haría, por la eternidad… hasta que se le permitiera descansar.
Se que la historia tiene muchos huecos (mejor dicho… ¡Abismos!) pero fue escrita una de mis aterradores noches de vigilia y por eso no llega a ser la gran cosa.

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Lamento el OoC, Kikyou no es tan “corta venas” pero simplemente fue tal como me salió, aunque en parte se debe porque lo escribí terminando de leer “cien años de soledad” y el final me vuelve loca (¡es genial!) y en parte porque siempre me imagine que Kikyo supo desde el comienzo que no tenía ya oportunidades.

[FONT=&quot]Ah, y si, odio a Romeo y Julieta por la misma razón que odio a Edward y Isabella. ¡Eso no es amor, es la maldita codependencia! ¡aghh! Meyer no sabe cuántos suicidios de fanáticas va a causar o.o[/FONT] Ok, exagero, no me linchen, es una opinión.

Apiádense de una mal escritora y dejen un comentario, que de alguna retorcida manera, me vuelven remotamente feliz.