Adiós a mi fantasma favorito

Hola.

Dedicado: George Asai.

Adiós a mi fantasma favorito.​

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La lágrima que intenté contener cayó por mi mejilla, me sonrojé no quería que pensara que yo era débil, acaso debía importarme su opinión, porque me afecta, ¿porqué se vuelve algo tan relevante para mí?​

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Al que hace no más de un año le lanzaba lo que tuviera en frente ahora era el dueño de la única opinión que calificaba como válida para mí, sentí su pulgar atrapar mi lágrima cuando todavía esta caía por mi cara, no quise ni darle una mirada, él lo entendía sólo rió un poco, ¿qué era tan gracioso?, no lo vería jamás, o ¿acaso eso era lo que le producía tanto chiste?​

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La escena que presentábamos era realmente tétrica, quise que fuera así, me vestí con un vestido ajustado negro, de falda corta y pomposa, tacos altos, me parecía a un maniquí, a excepción de mi cabello que jamás está peinado.​

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—Te ves hermosa... incluida tu melena —leyó mi mente, entrometido, sólo entonces le dirigí una mirada; una mirada asesina— al fin vuelves a regalarme esa mirada azabache —cómo era posible que no borrara esa maldita sonrisa de su perfecto y muerto rostro.

No lo pude contener, mi tristeza salió a flor de piel y las lágrimas salieron de una manera fugaz, respingué la nariz, él no sólo era un fantasma, igualmente un brujo, ¿qué hechizo usó para enamorarme?

Su sonrisa al fin se borró, abrí más de lo normal los ojos, me sorprendí, qué esperaban. Él no quería que yo derramase lágrimas por él, no soy acaso yo la que se odia a sí misma, la que no vale la pena ni por media lágrima, aunque igualmente soy la única aquí que tiene una vida que valorar.

Me abrazó, ¡Oh por Dios!, no puedo creerlo, se lo permití, nunca jamás hubiera pensado que le permitiría a ese fantasma abrazarme, a pesar de lo que puedan pensar, su abrazo fue cálido, podía sentir que enserio me quería, me siento bella, al fin hay una persona que de verdad me quiere, le correspondí, fue un momento bello. El instante más bello de mi vida.

Entonces no me importó nada más, me separé lentamente, y mientras él aún mantenía su mirada fija en mí me acerqué con cuidado y uní nuestros labios en lo que sería mi primer beso, mi forma de decirle.

Te amo​

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Jamás nada podrá compararse con ese mágico momento, el momento más triste y hermoso de mi vida, mi único y primer amor, estaba muerto, y jamás podría verlo de nuevo, separamos nuestros labios y sentí como se acurrucó sin apoyarse del todo en mi hombro derecho, susurró en mi oído las simples palabras que jamás olvidaré.​

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Déjame abrazarte, déjame besarte, déjame quererte y nunca te arrepentirás, viva o muerta te amaré y cuidaré de ti, ángel mío, hiciste realidad mi sueño, pude amar más allá de lo mortal.​

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Volvieron a caer mis lágrimas, estaba encantada, entonces vi sus ojos, ese bello color esmeralda, me lo decía todo, enserio me amaba, enserio me correspondía.​

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La tenue luz que nos cubría se hizo más brillante, era la magia del momento. No podía durar, comencé a ver a través de él, él ¿era transparente?, unas luces doradas que me cegaban levemente, parecían luciérnagas, su alma se iba en ellas, se elevaban al cielo, llegó su momento, era cierto, él sabía que me besaría, que cumpliría su único deseo y se lo llevaría la luz, que al fin descansaría en paz.​

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