One-shot de Pokémon - Acompáñame

Tema en 'Fanfics Terminados Pokémon' iniciado por SacriDH, 11 Abril 2010.

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    SacriDH

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    Acompáñame

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    Dedicado a Sumita Chan.


    La Liga Pokémon. Uno de los más grandes eventos que existen en el planeta, los mejores entrenadores del mundo tienen como objetivo consagrarse campeones en esa competencia. Tantos sueños, tantas promesas, tantos días de soledad, de frío que se pasan para poder llegar a ella. Y los caminos se van cerrando al avanzar, la carga se hace pesada, parece que de clavos estuviera formada la senda. Pero para lograr sueños hay que saber abrirse puertas, hay que ponerse firme para soportar cualquier problema que se nos venga encima y tachonar el suelo que pisamos de sudor y lágrimas para que los clavos que tanto duelen se vayan con la corriente.

    Sin embargo, cuando uno ya ganó la liga un par de veces y cuando ya recorrió casi todo el mundo y atrapó una gran diversidad de pokémon, se da cuenta que el sueño se va cumpliendo. Y si le sumamos a eso que quien lo logró es alguien tan joven, que apenas pisa los 17 años, nos deja para pensar cual será el siguiente sueño que el llamado “Maestro Pokémon” vaya a cumplimentar.

    Ash tiene ya 17 años. Las energías que tenía el día que empezó su viaje no han disminuido, al contrario, se han potenciado y se siguen incrementando indefinidamente. Pero, ¿qué hacer cuando uno tiene demasiado tiempo libre y ya no le quedan retos? Ash sabe lo que tiene que hacer, tiene que encontrar algo nuevo que le genere deseos de dar el ciento por ciento de las fuerzas de su espíritu por cumplirlo.
    Y que mejor manera para encontrar nuevos objetivos que empezar de nuevo. Se liberó de sus amigos y dejó a Pikachu en su casa con su madre. Quería estar solo, sí algún entrenador lo veía con sus pokémon lo retaría a duelo y todo seguiría como antes. Iba a empezar de nuevo su viaje, ahora más adulto, pero ya no para ser un Maestro Pokémon, ahora no tenía una meta, pero iba a creársela.

    ----

    Caminó con precaución desde el laboratorio del profesor Oak con destino a ciudad Verde. Como si los años no hubieran pasado recordó el lugar donde se detuvo con Pikachu en el intento de atrapar un Pidgey. Recordó también el desastre que provocó un momento después al molestar a ese Spearow. Cómo tentándolo, una pequeña parvada de estos salvajes pokémon se encontraba picoteando el suelo cerca del lugar. Ash tomó una piedra.

    - De aquí en adelante no recuerdo el camino… Sólo me dediqué a correr sin saber a dónde iba. Que pasaría sí…

    Arrojó la piedra con más fuerza y puntería de lo que lo hizo siete años atrás. El Spearow al recibirla casi queda con el cuello descoyuntado. Éste y sus cuatro compañeros alzaron vuelo, en un desesperado intento por atacar a Ash. Pero el joven de pueblo Paleta no les temía… Había pasado por muchas dificultades peores. En cuanto los cinco se acercaron se cubrió con su mano derecha la cara y con la izquierda los espantó. Se fueron sin dudarlo.

    Ash suspiró con cansancio. Era imposible, no podría suceder dos veces lo mismo, ya no podría volver a pasar lo que pasó aquella vez… ¿Qué era lo que quería encontrar molestando a un grupo de Spearow?

    Había algo que sólo había conseguido en la salida de pueblo Paleta. Algo que nunca más pudo encontrar, algo que era único en esa región. No lograba darse cuenta de lo que tanto añoraba.

    Un chillido ensordecedor se oyó a la derecha. Allí donde los Spearow se habían perdido. Ash abrió los ojos sorprendido. Un Fearow, alrededor de 20 Spearow, una manada de Mankey y un enjambre de Beedrill se proyectó ante él. Eso sí que era nuevo. A correr.

    Ash galopó casi con los ojos cerrados, esquivando casi cualquier elemento que se interpusiera en su camino, raspando su piel con ramas, lastimando sus pies con piedras, golpeando su cuerpo muchas veces. Volvía a sentir la adrenalina, ese momento en cuanto empezó su viaje. Pero tampoco era lo que buscaba… no era eso lo que quería hacer de por vida.

    El piso se terminó bajo sus pies y cayó de cabeza a un pequeño arroyo. El peligro había cesado, por el momento.

    Sin salir del agua nadó hasta la orilla. Admiró a los Magikarp bucear en el estanque, trayéndole recuerdos invaluables. Su corazón comenzó a palpitar aceleradamente. Estaba cerca.

    Emergió y se encontró cara a cara con ella. No sabía en realidad quien era, pero le daba la respuesta a lo que estaba buscando.

    Una niña de cabello rubio, ojos celestes y cuerpo muy delgado lo admiró salir del agua totalmente empapado. Esa niña era un misterio para él, pero en realidad significaba mucho. Era la siguiente parada en su meta. Cerca de ella vio una bicicleta y una alocada idea se le ocurrió.

    - Niña, no sé cómo te llamas, pero necesito tu bicicleta.

    La pequeña no atinó a decir nada, ese muchacho era mucho mayor que ella y su mamá siempre le había dicho que ante un robo no opusiera resistencia.

    - ¡Te la devolveré algún día!- gritó el joven subiéndose y dejando a la pobre muchacha con un dejo de tristeza en su cara.

    Manejar esa bici era mucho más difícil de lo que fue años atrás cuando hurtó la de Misty. Sus piernas habían crecido, además la bici de Misty no tenía florcitas dibujadas por lo que no llamaba tanto la atención como esa.

    Pero no le importó y pedaleó sin parar. Cruzó ciudad Verde como un rayo y se internó en el Bosque homónimo. Esquivó los insectos venenosos y llegó a ciudad Plateada. Dobló hacia el este rumbo al Monte Luna y realizó acrobacias en la pequeña bicicleta para cruzar la montaña.

    Llegó por fin a la ruta que dividía ese monte de ciudad Celeste. Allí estaba su siguiente objetivo. Misty no había sido la primera niña que Ash conoció, pero en su corazón sentía que así lo era. Había tenido infinidad de compañeras en su viaje pero ninguna le había enseñado tanto como ella. Más bien, él fue el maestro de May y Dawn. Pero Misty era diferente, ella sí que sabía cosas que él no sabía. Tenía más experiencia que cualquiera de las muchachas que había conocido. La había dejado ir hacia mucho tiempo poniendo la estúpida escusa de la devolución de la bicicleta. Quería recuperar a una amiga que había perdido hacía muchos años.

    Llegó al gimnasio de ciudad Celeste y estacionó la bicicleta allí, frente a la entrada. Debía entrar… ¿pero cómo? Posiblemente ella estuviera allí dentro con sus hermanas, con su novio, con mucha gente… No podía sólo meterse allí a saludar. Además, no sólo quería saludar. Con eso no le alcanzaba, necesitaba que ella fuera, nuevamente, parte de su vida.

    ----

    La idea surgió rápida en su mente. Entraría como un entrenador novato a pedir un reto. Para eso debía ocultar un poco su identidad y atrapar un par de pokémon de la región. Debía conseguir información sobre la vida de Misty, y quería verla otra vez sin que ella se diera cuenta.

    Se vistió con ropa moderna, con una bufanda, con una gorra mucho más a la moda que la que llevaba siempre y cubrió su rostro con una barba falsa. Con detenimiento era fácil de reconocer, pero esperaba que Misty no se diera cuenta hasta que fuera el momento indicado.

    Consiguió un Odissh simpático que había cerca de allí y un Meowth bastante dócil que se le cruzó cerca de la tienda de bicicletas de la ciudad. Misty jamás lo reconocería si iba con esos pokémon.

    ----

    Ingresó al gimnasio, ansioso como nunca recordó estarlo. Ni siquiera había estado tan nervioso el día que enfrentó por primera vez a Brock. Caminó hasta el área donde se celebraban los combates. Ella estaba sentada en un alto trampolín. Allí donde se exhibía como la reina de ese lugar.

    - Quiero obtener la medalla cascada- gruñó con la voz ronca. Misty se paró exponiendo frente a él el fruto del paso de los años.

    La pelirroja era toda una adolescente. Tenía el cabello más largo de lo que Ash recordaba y los labios más rojos. Los ojos verdes brillaban con una intensidad y una determinación que nunca había visto. Su cuerpo se había desarrollado mucho, incluso pensó que era más alta que él, aunque quizá fuera porque estaba muy arriba. Llevaba puesto un traje de baño que le permitió ver a Ash mucho más de lo que esperaba conocer de ella. Sus delicados brazos blancos reposaban en su ancha cadera. Su fina cintura contorneaba su vientre plano coronado por un tierno ombligo desnudo. Sus pechos estaban vigorosamente sostenidos por la parte superior del traje de baño, eran demasiado ostentosos para la vista de Ash, tanto es así que tuvo que apartar su rostro bastante ruborizado al verlos. Y sus piernas, fibrosas y esculturales, eran dignas sólo de una excelente nadadora como ella. No podía ser ella… había cambiado tanto. Era toda una mujer.

    El miedo inundó el corazón de Ash al verla tan crecida. Ya no era su amiga, era una extraña. Y lo peor es que le llevaba años de ventaja, él aun era un niño. Se sintió infantil frente a ella, se sintió más inmaduro de lo que era.

    - Yo, Misty, líder de gimnasio de ciudad Celeste, acepto tu desafío. Será un duelo de dos contra dos. El retador comienza. El líder no puede cambiar de pokémon. Quien se quede sin pokémon primero es el perdedor. En caso de empate el retador se lleva la medalla. ¿Estás listo?

    Ash sonrió debajo de su disfraz. Estaba listo. Totalmente preparado para terminar eso que hacía años quedó inconcluso.

    El chico empezó con Meowth, ella con Starmie. Misty lo apaleó. Ash ni siquiera supo dar una orden. Fue la primera vez en su vida que dejó los pokémon de lado y se concentró en algo que comenzaba a importarle. Sólo la observaba a ella, ruda, elegante, decidida. No había dudas, Misty era incomparable, era diferente, única. Acabó con sus dos pokémon en un abrir y cerrar de ojos. Ash quedó maravillado, sin palabras.

    Misty, por el otro lado, sólo podía pensar en lo patético que había sido su contrincante. Nunca había tenido una batalla tan fácil.

    El chico no habló más y se retiró sin decir nada. Misty era distinta por fuera, pero seguía siendo la misma por dentro.

    ----

    Así fue al gimnasio, todos los días, sin falta, por tres semanas. Siempre fue derrotado con la misma facilidad. Misty ya comenzaba a cansarse. Pero él cada día la idolatraba más.

    ----

    El día Lunes de la cuarta semana, Ash volvió al gimnasio con los mismos pokémon y el mismo atuendo que siempre. Pero Misty ya no lo esperaba en el alto trampolín. Ahora lo esperaba en la entrada. Al verlo llegar se cruzó de brazos con impaciencia.

    - Quiero obtener la med…

    - ¡Si! ¡Ya lo sé! Has venido todos los días de las últimas tres semanas con el mismo propósito, pero siempre has perdido. ¿No tienes amor propio? ¿No eres capaz de entrenar un poco para hacerte más fuerte? Si pierdes hoy contra mi, no volveré a aceptar ninguno de tus retos.

    Ash no dijo nada. Ella, ofuscada, se subió al trampolín y sacó a su Gyarados.

    - No tendré piedad. Te demostraré que los gimnasios no son para jugar.

    - Pero se supone que yo debo comenzar primero- reprochó Ash.

    - ¡Al diablo! Te daré esa ventaja.

    Ash volvió a sacar a Meowth.

    - ¡Gyarados, Hidrobomba!

    - Meowth… Esquívalo y usa Golpes Furia.

    El pokémon de Ash esquivó con una elegancia inesperada. El Gyarados falló el ataque por mucho y recibió los rasguños en su cara.

    - No te dejes tratar así, Gyarados, usa Mordisco.

    El Meowth de Ash esquivó cada uno de los ataques como si fuera un pokémon de elite. Misty estaba confusa.

    - Acábalo, Meowth. Rayo.

    El ataque eléctrico recorrió el cuerpo de Gyarados completamente, dejándolo fuera de combate. Misty no salía de su asombro. No lo podía creer. ¡Se estaba burlando de ella!

    - ¡A combatir, Qwilfish!

    El pokémon salió de la pokebola y Ash regresó a Meowth para sacar a Oddish. Misty sonrió.

    - Ese fue un grave error, novato. ¡Puya Nociva, Qwilfish!

    - Doble Equipo, Día Soleado y Rayo Solar- bramó Ash.

    El pequeño Oddish esquivó el ataque del Qwilfish y con una velocidad asombrosa lanzó dos pequeñas bolitas de energía para hacer brillar el sol en el cielo celeste. Misty quedó abrumada por la velocidad en que todo transcurría.

    - Emm… Qwilfish…¿Reserva?- le preguntó con miedo.

    El pokémon efectuó el ataque, pero de nada le sirvió ya que el pequeño Oddish disparó un cañonazo de energía natural que lo mandó a volar y lo dejó sin fuerzas para continuar, escarchado en la pared que estaba a las espaldas de Misty.

    La chica quedó con la boca abierta. No lo podía creer, sinceramente eso no era lo que esperaba. El chico regresó a su pokémon y se dio la vuelta.

    - Volveré mañana. Éste no fue un duelo oficial ya que las reglas se quebraron.

    - ¡Espera!

    Alcanzó a vociferar Misty y se arrojó al estanque para llegar junto a su contrincante por agua.

    Ash la esperó paciente. Había llegado el momento.

    Misty terminó de nadar, se hincó en la orilla donde estaba Ash, y cuando logró salir del estanque se cuadró frente a él, completamente mojada. Lo miró un largo rato, intentando saber qué era lo que ocultaba. El chico desvió sus ojos, no quería que lo reconociera antes de tiempo.

    - Oye… ¿A que estás jugando? Vienes aquí… Haces presentaciones desastrosas todos los días… Y hoy peleaste como si fueras un campeón… No entiendo que haces.

    El chico levantó la mirada para verla. Misty lo observó, pero no pudo desenmascararlo.

    - Aprendí. Fui paciente, me lo tomé con calma, y recordé todos los consejos de una vieja amiga que me llevó hasta la cima.

    El rostro de Misty se deformó por completo presa del desconcierto. Rápidamente admiró esos ojos negros y comenzó tener flashes de recuerdos donde pudo haberlos visto. El tipo se quitó la gorra, se quitó la bufanda y poco a poco desprendió la barba falsa. Misty se fue para atrás, tropezó y cayó al agua.

    Emergió con el rostro totalmente confuso y empapado y se encontró con la sonriente cara de Ash.

    Él también estaba diferente. Su piel era más blanca de lo que recordaba, quizá porque hacía mucho que no viajaba bajo el sol. Sus mejillas estaban oscurecidas, sin saber si era una especie de pegamento para la barba falsa o si era porque la barba real comenzaba a hacerse presente.

    Allí mismo desde el agua, Misty le surtió una sonora bofetada al chico.

    - ¡Ash Ketchum!

    - ¡Auch!

    - ¡Eres un tonto! Te apareces por aquí luego de cinco años que no nos vemos y me haces esta broma. Es de muy mal gusto.

    La chica salió del agua y se abrazó a si misma mientras tiritaba. El frío que tenía no era más que un reflejo psicológico a lo nerviosa que estaba por volverlo a ver luego de tanto tiempo… ¿Y como olvidarlo si había pasado cada día de su existencia pensando en él y guardando cada noticia que encontraba sobre su viaje?

    - Oye, lo siento. Fue la única forma que encontré para poder llegar a ti.

    - ¿Única forma? ¿No te parecía más fácil golpear la puerta y decir “Hola, soy Ash, el chico que se olvidó de ti hace cinco años”?

    Ash se quedó con la boca abierta y frunció el seño.

    - Yo no recuerdo haberte olvidado… ¿No fue que te pagué la bicicleta y volviste a hacer tus cosas dejándome a mi sólo en mi viaje?

    - ¿Qué? ¿Me echas la culpa? Ya, no quiero ponerme a discutir con ningún niñito.

    - No soy ningún niñito. He ganado Ligas Pokémon y tantos gimnasios que ya perdí la cuenta. Me he vuelto muy maduro.

    - ¡Ayyy! La madurez no se mide en batallas de gimnasio ganadas. Si fueras maduro nunca me hubieras dejado ir sabiendo todo el tiempo de mi vida que di para acompañarte en ese viaje que tanto anhelabas.

    Ash iba a decir algo pero decidió actuar con madurez y cerró la boca. Sonrió y se acercó un poco más a ella.

    - Es cierto. Nunca te valoré lo suficiente. Es por eso que vine a buscarte. Quiero enmendar mi error.

    Ambos se miraron con rigidez. No podían apartar la vista el uno del otro. Ash abrió un poco sus brazos, intentando abrazarla. Misty no sabía qué hacer, si recibía ese abrazo se estaría casi entregando a él, pero si no lo recibía… podría perderlo para siempre.

    Ash pareció darse cuenta que Misty tenía una ensalada mental bastante importante y bajó sus brazos.

    - Hay una región descubierta hace poco. Nuevos pokémon, nuevas aventuras… Pero no quiero viajar con nadie más que contigo. ¿Me harías el favor de acompañarme?

    Misty lo admiró con los ojos completamente confusos. ¿Volvía luego de tanto tiempo a pedirle que deje todas sus obligaciones y se fuera con él? ¿Así, sin más?

    - No, no Ash. No puedo. ¡Mira lo que me pides! ¡Soy la líder de gimnasio de ciudad Celeste! Tú eres un Maestro Pokémon. Somos mundos aparte, ya ganaste mi medalla una vez, ahora la volviste a ganar. Ya no aceptaré tus retos en éste gimnasio así que no tenemos por qué volver a cruzarnos.

    - Pero Misty… ¡yo te necesito!

    La sorpresa dentro de ella ya no cabía y trataba de expeler un poco por sus ojos. Ash sí que se había vuelto más maduro.

    - Ash… No basta con eso. Hay mucha gente, está Brock para acompañarte.

    - Brock está por tener un hijo. Y lo sabes, sé que vino a decírtelo.

    Misty miró al suelo ya sin saber que excusa poner.

    - Misty, todos crecemos. Cuando pase los veinte años ya no tendré la misma habilidad. Otros me superarán, lo sé. Pero quiero disfrutar de mi éxito al lado del principal emblema femenino que he tenido en mi viaje pokémon, porque ni siquiera mi madre me apoyó tanto como tu. ¿Quieres que hagamos tu viaje? ¿Quieres ser tú la que participe en la Liga Pokémon? Hazlo. Pero por favor, llévame contigo.

    Los ojos de la pelirroja se llenaron de lágrimas y se dio vuelta para evitar que el chico se diera cuenta. Ash no era tan estúpido como para no verlo…

    Estaba muy confundida, pero estaba segura que no iba a dejar todas sus cosas por un viaje sin sentido.

    - Vete, vete, por favor. No dejaré el gimnasio por nada.

    La pelirroja salió corriendo rumbo a los vestidores. Ash de quedó masticando dolor en la entrada al gimnasio.

    ----

    No volvió a pasarse por el gimnasio. Misty lo esperó, internamente sabía que no volvería, su negativa fue muy rotunda, pero ella esperaba que lo hiciera, quería estar con él, quería viajar a donde sea que quisiera llevarla… pero no volvería.

    Al tercer día del encuentro, Violeta entró al gimnasio corriendo y hablando apresurada.

    - ¡Misty! ¡Como que el estanque está vacío! ¡Que no hay agua ni pokémon ni nada ¿no?!

    - ¿De que hablas?

    - ¡Alguien se los habrá robado, no quedó ni el rastro!

    Misty fue a inspeccionar y, efectivamente, allí en el gran estanque donde debían estar… no había nada. Sólo quedaban las rocas y las plantas marinas artificiales sobre el frío suelo metálico del acuario.

    - Entraré. Llama a la oficial Jenny.

    Misty se metió dentro de la imponente pecera y rastrilló todo el fondo buscando alguna pista. Llegó hasta un lugar sospechoso con una gran roca musgosa que nunca antes había visto. Ella conocía ese acuario a la perfección y esa roca nunca la había visto. La movió con un poco de esfuerzo y se encontró con un enorme agujero en la base. Quien sea que haya entrado vació el tanque por allí. Luego entró, tomó a los indefensos pokémon y se fue por el mismo lugar que vino. Había sólo una forma de llegar hasta el centro de ese problema. Debía arriesgarse a seguir el túnel.

    ----

    El hoyo pareció llevarla a ningún lugar. La condujo varios metros sin rumbo y llegó hasta un sitio donde necesitaba zancos o algún pokémon que la ayudara a subir. Eso no fue problema, tenía a su Golduck.

    El pokémon la ayudó a subir y juntos lograron salir del lugar. Lo devolvió a su pokeball y admiró su alrededor. Estaba en una estepa con bastante barro en los alrededores, posiblemente a causa del agua que había en el estanque. Se veía el rastro de algo que al parecer había arrastrado una pesada bolsa por el suelo y más adelante había una bicicleta tirada.

    Misty corrió siguiendo las huellas sin detenerse a hacer nada, pero en cuanto había avanzado bastante lo pensó bien y volvió a buscar la bicicleta para hacer más rápido. Pedaleó a la velocidad del viento, sin parar, quería saber qué era lo que había pasado con sus amigos. Llegó hasta una zona donde el terreno se hacía muy resbaloso y la bicicleta comenzó a patinarse. Decidió bajarse y dejarla allí. El terreno ahora era completamente lodoso, estaba húmedo y los desechos que había cerca le daban un mal aspecto al lugar.

    El rastro aun estaba presente y ella lo siguió con valentía. Preparó alguna pokeball por si acaso y avanzó.

    El trayecto que seguía terminó unos metros más lejos, donde el pasto comenzaba a crecer. La extensión de pradera que había bajo sus pies ahora era mucho más calida que el anterior panorama. Allí, en esa inmensidad de grama y árboles, había un joven sentado sobre una gran roca, sonriendo con impaciencia.

    - Hola Misty.

    - ¿Ash?- preguntó incrédula.

    - Sí, fui yo.

    - Pero… ¿y los pokémon?

    - En el gimnasio, los metí a sus pokeball y los dejé en los estantes. Sólo vacié el tanque.

    - ¿Mis hermanas…?

    - Ellas no sabían nada. Fui yo quien planeo todo.

    - ¿Tú? ¿Y por qué?

    - Para llamar tu atención. Quizá arruinando tu gimnasio quieras venir conmigo.

    Misty observó como el joven se paraba y avanzaba hacia ella con premura.

    - No seas tonto. Aunque hubieras robado mis pokémon, tengo a los que siempre uso conmigo. Nunca dejaré el gimnasio por una tontería como esa.

    - Lo sé. Por eso planee otra cosa.

    - ¿Otra? De verdad me sorprendes. ¿Qué fue lo qué…?

    - ¿En que viniste hasta aquí?

    Misty recordó la bicicleta y también recordó el incómodo lugar donde la había dejado. Se oyó un ruido sordo, y ambos se fijaron hacia atrás, donde el terreno era de barro y había basura. Allí ahora trabajaba una gran máquina aplastando, triturando y pulverizando la suciedad.

    Los pedazos rojos y negros de la bicicleta que Misty había usado se veían caer sobre una montaña de desperdicios. La chica se encontraba con la boca abierta. La pelirroja se volteó confusa a hablarle.

    - Ash, yo…

    El chico estaba a un palmo de ella. Habían vuelto a estar tan cerca como hacía mucho que no se encontraban. El viento silbaba sin piedad y el ruido de la maquinaria trabajando no se dejaba de escuchar. Los latidos de ambos corazones se intensificaron como ya hacía mucho que no lo hacían. Casi podían sentir el ruido que provocaban, aun con el bochinche que había a sus alrededores. Los ojos de él la invitaban a sentirse libre de nuevo, a dejar las presiones del gimnasio y de vivir con sus hermanas. Los de ella le brindaban una calidez que no recordaba haber sentido antes, lo protegían, lo mimaban. Ash abrió los brazos un poco y Misty esta vez no lo dudó… se lanzó a él sin miedo. El abrazo fue potente y perduró indefinidamente. No supieron cuanto estuvieron procesando ese reencuentro pero cuando se separaron no podían hablar.

    Los brazos del chico se sellaron en la cintura de ella. Con temor a ser despedazada por el cariño de él, se apresuró a apoyar las manos en su pecho para defenderse, sólo cuando fuera necesario, claro está. Los parpados del muchacho pesaban una tonelada, querían cerrarse, no los necesitaba, no precisaba verla, podía sentirla. Ella sí quería verlo, no quería perderse nada de lo que el chico hiciera, estaba pasando el mejor momento de su vida y quería atesorarlo para siempre. Las frentes de ambos se tocaron y las narices se rozaron. Nunca habían estado tan cerca. Él se dejó caer y ella sintió como la arrastraba hacia un abismo donde le sería imposible levantarse. En el trayecto que tardaron sus cuerpos en llegar al piso, los labios se fueron uniendo. La humedad se hacía presente, la lengua de él hacia cosquillas en el paladar de ella.

    Sobre la hierba se tumbaron con pesadez. De seguro dolería mañana, pero no importaba, no por el momento ya que solo podían sentir lo que pasaba en sus bocas. Los brazos de Misty se enroscaron en el cuello de Ash buscando un poco de su piel para poder acariciar. Los del morocho se hundieron en la parte alta de la espalda de la pelirroja. Cuando las lágrimas y la saliva comenzaban a mezclarse, Ash la frenó de la barbilla para poder hablar.

    - Misty… quiero decirte algo.

    Volvieron a mirarse a los ojos, ambos con una pícara sonrisa de felicidad. Ella hincó sus codos en las costillas de él y su rostro se endulzó.

    - Dime, Ash…

    - Ehh… Me debes una bicicleta. Te seguiré a cualquier parte del universo hasta que me la pagues.

    La chica sonrió y recostó su cabeza en su pecho, sintiendo un mar de placer al oír esa frase.

    - Ash… Quizá tarde un buen tiempo en pagártela.

    Él le acarició los anaranjados cabellos con serenidad.

    - Tengo todo el tiempo del mundo para esperarte.

    Los ojos de ambos se cerraron, y el abrazo que los unía se estrechó. Ahora el objetivo de ambos era claro, y ese amanecer, juntos, en el húmedo césped de los campos de ciudad Lavanda, no era más que el principio de su camino para ser maestros de su propia felicidad.

    ----

    - ¿Un chico andando en una bicicleta con florcitas? Pues sí, lo vi hace unos días, vino a comer aquí. Su nombre era…

    - Ash Ketchum. Lo sé. Lo encontraré.

    La niña rubia a la que Ash le había quitado la bicicleta, le siguió el rastro hasta ciudad Celeste. Su cara expresaba la más inmensa furia.

    - ¡Te encontraré Ash Ketchum! ¡No te perderé pisada hasta que me devuelvas mi bicicleta!


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    Bueno, ahí los dejo con mi primer Pokeshipper. No me gusta mucho hacer éste tipo de historias, a mi me gusta hacer cuentos, con personajes originales, cosas fuera de serie. Pero éste se lo debía a Sumita Chan y quise hacerlo. Creo que quedó bien, ustedes me dirán. Podría haber seguido, pero no quiero agobiarlos. Lo dejé con un final abierto, por si alguna vez me dan ganas de continuar por aquí. Suerte a todos!!
     
  2.  
    SuMiTa ChAn

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    Escritora
    Re: Acompáñame

    Que lindo!!! Muchas gracias! Ha sido muy tierno, y muy realista! Ash ha estado completamente en caracter y Misty tambien! Me gustó mucho realmente, deberías escribir one shots de este tipo mas seguido ^^

    De las faltas de ortografia -que para mi no las hubo- no hablaré sino que dejaré a la gente de aqui que... sabe mas que yo. Pero tu historia fue lo mas!!! :)
     
  3.  
    Mr Fey

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    Escritora
    Re: Acompáñame

    ;__; me siento celosa, no me has dedicado ni un fanfic, ok no xD.

    Me ha gustado, aunque el final es muy abierto, aunque creo que esta bien LOL despues de todo realmente no son una pareja real.

    xD me dio una risa como le dijo que no tenia amor propio, tan de Misty me encantó, histerica, genial, ruidosa, tan ella.


    Eso me gustó mucho, mucho.

    Gran fic, x3 felicidades por escribir tan bien.
     

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