One-shot de Naruto - A las tres de la mañana.

Autor: Caótica/Insane
Título: A las tres de la mañana.
Tipo: One-shot
Género: Comedia.

A las tres de la mañana.​

Los orbes azules se deslizaron minuciosamente por el lugar mientras tomaba asiento en una de las mesas, llamando a sus amigos a lo lejos. Shikamaru siendo el segundo en sentarse bufó exasperado, pues les comentó que ese lugar no parecía de fiar, ¿pero quién podía con el estómago vacío de Naruto? Y aunque sabía que Sasuke no podía aceptarlo, también tenía hambre. Pero vamos, ¿quién confía en un restaurante abierto a las 3:00 de la madrugada en medio de la nada? Naruto y Sasuke hambrientos.

El Nara recibió la carta del menú, pidiendo unas papas fritas con aderezo de queso y una hamburguesa. Pues al parecer, su estómago también le reclamaba por atención.

—¿Ves cómo eres de desconfiado Shikamaru? —susurró el rubio masticando las frituras que habían dado de entrada en el lugar—. Ya nos querías hacer aguantar hambre hasta llegar a casa de Sasuke.

Shikamaru torció los ojos y se dedicó a explayarse con el sitio.

Mesas de madera perfectamente pulidas, asientos con un acabado en terciopelo y el bar del centro con un acabado en granito. Bastante costoso el interior para la comida tan barata. De verdad que se estaban metiendo donde no debían, y a la hora menos indicada, o al menos eso pensaba él.

—Faltan las bebidas —comentó Naruto, lo cual Sasuke secundó con una monosílaba.

Shikamaru se sintió tenso al ver al Uzumaki levantarse para dirigirse a la cocina al no ver la mesera. Naruto se apoyó en el mármol y notó a dos hombres. Uno de cabello rubio y otro completamente rojo. Tragó pesado al verlos sentados inhalando por la nariz el polvo blanco y con un par de navajas sobre la madera.

Caminó suavemente hacia atrás y sintió cómo chocó con algo abultado, volteando y notando a la joven que los atendió en el suelo por el choque. Hinata estaba con las limonadas sobre su blusa, transparentando ésta al contacto con el líquido.

Cuando Naruto iba a extender su brazo para ayudarla observó como otro hombre la paró de los hombros por la espalda.

—Mi novia aún no aprende a atrabajar debidamente, ¿eh? —una nalgada se escuchó de manera estruendosa por el silencio. Naruto detalló el rostro de la mujer, la cual tenía las lágrimas al borde de los lagrimales.

—Fue mi culpa —se disculpó y sacó un pañuelo de su bolsillo, tendiéndoselo a la Hyüga.

Cuando volvió a la mesa sus amigos notaron su mal humor.

—¿Y las bebidas?

—Cállate Sasuke idiota —susurró—. Ya no me interesan la bebidas, ahora necesitamos llevarnos es a la mesera.

Shikamaru atónito curvó una de sus cejas.

—¿De qué hablas, tonto?

—Vi a un par de hombre metiendo por la nariz. Me choqué con la mesera y ese tipo, que es el bartender la nalgueó como si fuera una cualquiera.

—¿Eres imbécil? —contestó el Uchiha con una negativa rotunda—. Eso es problema de ella.

El Uzumaki bufó.

—Se nota que está aquí en contra de su voluntad, es obvio.

—¿Desde cuándo para ti algo es obvio? —respondió incrédulo el Nara terminando su porción de papas fritas—, ya terminamos de comer, paguen y nos vamos.

Sasuke no pudo estar más de acuerdo con el perezoso, buscando la billetera en sus pantalones.

—Hmm —Los orbes azules se deslizaron hasta los oscuros al verlo con la mano por mucho tiempo en el bolsillo.

—¿Sasuke?

—¿Qué?

—El dinero.

—No tengo.

Naruto fue el único en sonreír ante la noticia.

—Nos vamos sin pagar, con la mesera.

Shikamaru no sabía si era por aún el alcohol que los tres tenían en las venas que estaban haciendo una estupidez tras otras, pero ahora, sin el dinero del Uchiha, porque el suyo y el de Naruto se fueron en la discoteca estaban en un aprieto. Lo más viable sería encontrar cómo irse del lugar, sin la mesera, por supuesto. Sasuke visualizó las esquinas superiores del restaurante, ya que no negaba que en alguna ocasión llegó a hacer cosas ilegales como el vandalismo cuando estaba en el colegio.

—L-la cuenta —susurró Hinata colocando la suma de lo consumido en la mesa.

Naruto casi se va para atrás, pues no recordaba que en la carta estuvieran los alimentos tan costoso. El Uchiha comenzó a ver viable lo que proponía el idiota. Convencer a la mujer y salirse con la suya. Shikamaru disimuló sujetando el papel.

La Hyüga se retiró hacia la cocina. Y en ese momento los tres escucharon el quiebre de varios objetos de vidrio.

—Les dije, ella está secuestrada acá —aseguró Naruto apretando los puños.

—O solo es una torpe —concluyó Sasuke torciendo los ojos—, en fin, salgamos de esta mierda.

Shikamaru señaló con la mirada el hombre de cabello blanco que se estaba encargando de preparar bebidas alcohólicas en la barra, seguido a los dos hombres que acababan de salir de la cocina con una pinta de matones. El rubio y el de cabellos rojizos. Y por último, la única mesera.

—Yo salgo de primero con ella.

Cuando Shikamaru quiso detener a Naruto fue demasiado tarde. El imbécil ya se había infiltrado en la cocina. Tragó pesado al visualizar sus posibilidades.

—Sasuke, sal por la puerta principal y ten encendido el auto.

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Naruto encontró a Hinata levantando los vidrios del suelo.

—Nos vamos mesera, levántate.

Los orbes lavanda se abrieron en demasía con las mejillas carmín.

—Sa-sal de aquí —chilló nerviosa. Naruto negó con la cabeza y la obligó a levantarse del suelo. El pitido del auto sonó afuera y Naruto la sujetó de la muñeca. Hinata trató de alejarlo pero le fue imposible.

—Estás secuestrada, yo lo sé —cuando ella iba a hablar él posó su dedo índice en sus labios y la entró a un armario de limpieza a causa de las pisadas que se acercaban. Deidara gruñó furioso y llamó a Hidan y Sasori.

—¡¿La cocaína, dónde demonios está la cocaína?! —pegó un puño a la madera— ¡Mañana hay que entregarle eso a Konan!

Naruto nervioso sintió la pequeña bolsa en las manos de la mujer, con la sustancia que aquellos hombres buscaban.

—Cre-creí que era azucar —murmuró Hinata con las manos temblorosas—, soy nu-nueva en el sitio.

—Nueva y secuestrada, lo sé —la calló y al verlos salir y formar un escándalo al no verlos a ellos, siendo sus únicos clientes se exasperaron.

Sujetó fuerte del brazo a Hinata y la obligó a salir por el pequeño ventanal, empujándola del trasero al ésta no caber por las caderas. Cuando se abrió nuevamente la puerta dio un respingo y la empujó fuertemente, seguido salió él. Sasori trató de cogerlo pero lo único que quedó en sus manos fue una de sus zapatillas.

El Uzumaki corrió con la mujer arrastras hasta el carro. Sasuke arrancó cómo alma que lleva el diablo mientras Hidan y Deidara les gritaba gran cantidad de malas palabras.

—Ahora está a salvo, señorita —afirmó Naruto abriendo la ventana. Hinata sudó frío. Se había quedado sin empleo el mismo día que lo consiguió.