One-shot A chocolate kiss

Bueno pues este es mi primer One-shot que está inspirado en un lindo sueño que tuve con mi querido Len-kun *¬* Espero que os guste y cualquier comentario que me sirva de ayuda será bienvenido ^^

Título: A chocolate kiss
Fandom: Vocaloid
Personajes: Kagamine Rin & Len
Palabras: 1784
Summary: Rin y Len quedan para ver una película.
Advertencias: Ninguna.

Rin POV​

Len y yo nos conocemos desde el día que nacimos. Bueno para ser más exactos, nuestros padres se conocían desde pequeños y nuestras madres nos tuvieron a la vez.

Él y yo somos amigos íntimos, somos como hermanos. Nos pasamos el día uno en la casa del otro.


Pero ahora, con 16 años, las cosas han cambiado. Seguimos siendo amigos íntimos, obviamente, y seguimos pasando el día juntos, pero lo que pasa es que desde hace algunos meses, mis sentimientos no se aclaran.


Mi cabeza me dice que seguimos siendo esos amigos, casi hermanos, de siempre.

Aquellos que se contaban sus “penas más grandes” de pequeños y que en realidad tan solo eran una gran tontería.


Aquellos que se quejaban de la cantidad de deberes y lo que había que estudiar cuando aun estaban en 6º de primaria y no sabían lo que les esperaba.


Pero mi corazón no atiende a razones y no me deja pensar con claridad.


Cuando estamos en clase, sentados los dos juntos, mi mente no para de pensar en lo que podríamos pasar si fuéramos pareja: paseando por la calle cogidos de la mano, ir al cine, poder ir a la playa y jugar con la arena y en el mar... etc.


Además, verle en los cambios de clase hablando con Luka, con Gumi o con esa chica mayor, Meiko, hace que me ponga muy celosa. Ellas son unas chicas muy simpáticas. ¿Qué cómo lo sé? Pues porque ellas son mis amigas.


No debería darme celos porque creo que también se han dado cuenta de mis sentimientos y pienso que no son tan falsas como para ir ligando con él a mis espaldas. Pero con ellas se ríe, se le ve feliz. Las dos son unas chicas muy hermosas y muy bien dotadas. ¿Cómo puedo luchar yo contra ellas?


Sí, vale, yo conozco a Len desde hace mucho tiempo y puedo usarlo a mi favor pero...¡ellas están muy buenas!


Se contradice con lo que he dicho antes ¿verdad? Lo sé, ¿no os he dicho que mis sentimientos no se aclaran?


Mi cabeza dice que no son capaces pero mi corazón quiere que me declare y que yo pueda sentir que es solo mío y de nadie más.


Por la tarde, cuando hacemos los deberes y estoy tan cerca suyo, mi corazón empieza a latir y anuncia con salirse de mi pecho en cualquier momento.


Pero eso no es lo peor, lo peor son las noches. ¿Cómo consigo no lanzarme a sus brazos teniéndolo tan cerca mío? ¿Sintiendo su respiración acompasada y escuchando sus latidos tan tranquilos? ¿Viendo su linda cara de niño? Esa es una pregunta que ni siquiera yo sé responder. Es cierto, no sé como lo consigo.


Miku, mi mejor amiga, lo sabe (es decir, es a la única a la que se lo he contado). Ella es la única que me escucha, me comprende y sabe consolarme. Me da muy buenos consejos pero yo no les hago caso. ¿Cómo podría hacerle caso? Me dice que me declare, pero ¿cómo hago eso?


Sí, ya sé lo que pensáis: “Tan solo diselo y ya está” pero no es tan fácil, ¿y si me rechaza? Vale no es el único chico del mundo y tengo que reconocer que tengo bastante pretendientes, pero su amistad es lo que me importa, y no quiero perderla.
Seré feliz si los dos empezamos a salir pero si pierdo su amistad mi vida no será la misma. Me he acostumbrado tanto a su compañía que no podría vivir sin ella.

Pensareis que estoy dramatizando pero yo no puedo cambiar lo que siento. Ojalá pudiera.


Pues lo que os voy a contar ahora cambió mi vida drásticamente.


Era un día lluvioso, más bien un sábado lluvioso, muy lluvioso. Len y yo estábamos tumbados en el sofá de mi casa, estábamos solos, viendo la tele.
Yo iba cambiando de canal buscando algo decente para ver cuando de repente un mano me arrebató el mando.


– ¿Qué haces, Len-kun? – le pregunté mientras veía como iba buscando algo en la tele.

– ¿No lo ves? – me respondió mientras ponía un canal que estaba echando una película romántica.

– ¿Desde cuando te gustan las películas de amor? – le pregunté otra vez cogiendo las palomitas de la mesita.

– Desde siempre – me contestó mientras yo le daba las palomitas.

– Pues es raro que después de 16 años aguantándote no lo supiera – dije mientras me tumbaba en su regazo, como solía hacer cuando eramos pequeños.

Después de pasar un rato, Len me despertó (ya que me había quedado dormida)

– ¿Qué pasa?

– ¿Rin-chan? ¿No te gustan las películas románticas?

– Me gustan si son de tragedia. Los dramas son lo mío...y las películas de fantasía, ¿por qué...?

– ¿Y los chicos románticos?

– Esos chicos me fascinan, ¿pero por qué...?

– Y para ti...¿quién es el chico más romántico de nuestra clase?

– Oh bueno, eso es una pregunta que no sabría como responderte. Según Miku, Kaito es súper romántico con ella así que yo diría que Kaito.

– Pues no sabes lo equivocada que estás.

– ¿Ah sí? ¿Y por qué? – le cuestioné mientras me incorporaba en el sofá.

– Porque estás al lado del chico más romántico del mundo – me contestó mostrando orgullo.

– ¿Y donde está? – pregunté mirando a ambos lados de la casa como buscando algo.

– Ja-ja-ja, que graciosa-cuando me contestó le saqué la lengua en signo de protesta– Me refería a mi – se señaló orgulloso.

– ¡Venga ya! Tú lo que eres es mi chico shota – me tiré a sus brazos y empecé a estirarle los mofletes.

– ¡Qué no me llames así! ¡Y no me tires de los mofletes! – me gritó intentando apartarme de encima suya.

– ¡Gomen! – me aparté – Pero es que eres tan kawaii... bueno, ¿de que hablábamos?

– Pues de que soy el chico más romántico del mundo – me repitió.

– Pues si eso es cierto, demuéstramelo.

– ¿Y como hago tal cosa?

– Sencillo – me senté decentemente en el sofá y le señalé – Len-kun, imagínate que soy la chica que te gusta e intenta seducirme.

Aquél, aquél era mi momento para poder declararme de verdad.

Len POV
​

¿Con qué no se creía que yo soy el chico más romántico? Pues ahora se iba a enterar. Además era una ocasión perfecta para poder decirle toda la verdad. ¿Qué toda verdad? os preguntaréis. Pues que la chica que me gusta es ella.


Quizás me rechace, ella es una chica muy linda y tiene muchos pretendientes, pero por intentarlo ¿que iba a perder?


Su amistad de 16 años, su confianza y su cariño. Sí, eran muchas perdidas pero también había muchas ganancias.


Su amor, verla cada día y poder decirle todo lo que siento, saber a que saben sus labios, sentir su calidez por las noches...solo de pensarlo me ponía rojo hasta la punta de mi rubio cabello.


Y parece que ella lo notó.

– Len-kun, ¿te sucede algo? ¿Tienes fiebre? – me preguntó con el ceño fruncido.

– ¿Qué? ¡Ah no! ¡Qué va! ¡No me pasa nada! – respondí sacudiendo la cabeza.

– ¡Qué lindo te ves sonrojado! – me dijo con una sonrisa burlona.

Me acerqué decididamente hacia ella y la miré a sus ojos azules tan brillantes e inocentes

– Hola Rin-chan, hoy te ves muy guapa, ese conjunto te queda muy bien y el color blanco te favorece.

– Oh, vaya muchas gracias Len-kun, tu también estás muy bien hoy.

– ¿Puedo deleitarme con tu compañía? – le pregunté señalando un sitio a su lado.

– Por supuesto, de hecho no tenía ningún acompañante – me respondió sonriente apartándose un poco para dejarme espacio.

– Muchas gracias dulce dama – me senté a su lado.

– ¿Y que haces tú por estos lares?

– Oh, muy simple milady, yo quería confesarle algo que ya no puedo guardar – mi corazón latía fuertemente mientras decía eso.
Ella se lo estaba tomando como un juego pero yo iba a confesarle mis sentimientos verdaderos.

– Pues digame, yo le escucho...pero solo una cosa te quiero pedir antes de nada.

– ¿Y esa cosa es...?

– Me puedes tutear – me dijo sonriente.

– Muy bien, pues entonces te tengo que decir algo muy importante – respiré hondo y me preparé – Lo cierto es que desde el día que te vi no puedo dejar de pensar en ti. Te veo todas las mañanas y a veces no sé que decirte. Mi corazón se desboca siempre que te veo sonreír. Cuando veo que te ríes conmigo me alegras el día. Cuando te veo por las tardes saliendo con esos chicos me entran ganas de salir corriendo, cogerte en brazos, gritarle al mundo que eres mía y llevarte a un lugar lejos de aquí para ver el atardecer y quedarnos despiertos toda la noche hablando de tonterías para luego poder ver el amanecer y si tú lo deseas, grabarlo. Quiero desayunar por las mañanas contigo y poder robarte besos de chocolate. Quiero escuchar tu voz por la mañana, cantando y despertarme con tu delicado aroma. Quiero vivir muchas cosas contigo, pero, solo si tú deseas pasarlas conmigo.

– V-v-vaya L-L-Len-kun, e-eso ha s-sido r-realmente m-muy bonito. Ha s-sido c-como si lo s-sintiera de v-verdad – dijo ella tartamudeando y vi sus suaves mejillas sonrojadas.

– Es que lo he sentido de verdad – musité mirando hacia otro lado.

– ¿¡¿C-c-c-c-como?!? – exclamó sonrojándose hasta la raíz de su rubio cabello.

– Sí, Rin-chan, todo eso que acabo de decir es verdad. Quiero hacer todas esas cosa contigo...todas esas y más, pero tranquila, si me rechazas te entenderé.

– Len-kun... – susurró ella mientras apoyaba su mano en mi hombro – ...mírame.

Así lo hice y vi que en sus ojos celestes lágrimas, pero, eran lágrimas de felicidad porque en sus finos labios se dibujaba una sonrisa.
Se me tiró a los brazos.
Al rato se alejó un poco de mí y sus labios se juntaron con los míos.
“Tenía razón, sus labios saben muy dulces, a miel” pensé en ese momento.
Quería que ese momento fuese eterno, que pudiéramos estar pegados por nuestros dulces labios para siempre pero ella se separó de mí con una sonrisa inocente.

– Yo también te amo, baka chico shota.

– ¿Y ahora porque me insultas?

– Por no haberte declarado antes. No sabes las de problemas que me hubieras ahorrado.

– Gomen pequeña damisela pero no sabía si mis sentimientos iban a ser correspondidos.

– Pues lo han sido.

Me volvió a dar un beso.


Esta vez más rápido pero también más intenso.


Cuando ese beso acabó, ella se acurrucó en mi brazo

– Pero tengo una duda Len-kun.

– Dime princesita.

– ¿Con cuál de esas cosas que me has dicho antes empezarías?

– La del desayuno es la más fácil de toda mis locas ideas que tengo contigo.

– Bueno, pues...¿sabes que vamos a desayunar mañana?

– ¿Qué?

Se acercó a mi oído y me susurró unas palabras que marcaron el comienzo de mi aventura junto a ella:

– A chocolate kiss....



¿Qué os ha parecido? Espero que os haya gustado ^^