A casa [Torneo]

Tema en 'Relatos' iniciado por Milmel, 6 Julio 2013.

  1.  
    Milmel

    Milmel Con un sueño en el pecho que pronto florecerá

    Capricornio
    Miembro desde:
    11 Mayo 2011
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    303
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    A casa [Torneo]
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    3927
    A casa
    En definitiva, ése no fue mi día; había empezado con el pie izquierdo. Primeramente el cajero automático se tragó mi tarjeta dejándome casi en banca rota; la presentación del anteproyecto a unos inversionistas europeos para el nuevo supermercado terminó en un completo desastre, no se presentó el delegado de nuestra planta y yo tuve que hacer la presentación.

    Tómese en cuenta que eso era un proyecto constructivo, labor de un arquitecto, incluso un ingeniero, pero yo soy administrador, fue como intentar explicar un ejercicio de algebra a estudiantes de preuniversitario. Ellos sabían mucho más que yo y me hicieron picadillo, textualmente hablando.

    Gracias al cielo decidieron posponer la reunión del anteproyecto hasta dentro de un mes, donde se pedirían más detalles del diseño y algunos otros aspectos que no entendí. Pude salir vivo y con solo un memorándum en mano.

    Al salir del trabajo, pude ver como remolcaban mi coche, por las prisas del asunto del supermercado, no me dio tiempo para pagar el parquímetro, ni tampoco el de estacionar bien, ganándome una multa con nota para recogerlo mi coche de un garaje del gobierno.

    Estresado, deprimido y cansado me dirigí a casa de Laura, mi prometida, habíamos peleado la noche anterior, y estaba decidido a enmendar las cosas con ella y terminar mi tarde de la mejor manera. No había motivo para estar pelados por más tiempo, estábamos próximos a contraer nupcias, además la pelea fue por una tontería.

    Laura me reclamó que no le dedicaba tiempo suficiente, que estaba tan metido en mi trabajo que la descuidaba y que la dejaba sola. Tenía razón, este último mes, por las premuras del proyecto y demás trabajos atrasados la había dejado casi abandonada.

    Pasé por una florería y compre un ramillete de rosas rojo pasión, sus favoritas, y me encaminé hasta allá. Sabía que ella estaría en casa, le daría una sorpresa. Tenía la copia de sus llaves, pero lo pensé mejor y decidido me dirigí a la entrada posterior, estaba casi seguro que ella se encontraba en el jardín leyendo algún libro, quizá pintando algún cuadro nuevo, pero cuando estaba llegando al portal, mis pasos se congelaron a medio camino.

    Ella estaba allí, de pié, en la entrada posterior con los brazos alrededor del cuello de otro hombre que no era yo, y lo besaba de una manera que nunca me besó. Intenté continuar, huir, escapar, pero no lo puede hacer, me quedé allí de piedra mirando la escena completamente helado.

    ¿Qué había pasado?

    Ayer me decías que me amabas, que estabas loca por mí, que estabas dispuesta a pasar el resto de tus días a mi lado, que contabas los días que faltaban hasta nuestra boda y ahora te veo en brazos de otro, dejándote besar de una manera tan salvaje que me produce arcadas.

    Intento moverme nuevamente, pero es inútil, siento como si tuviera los pies clavados en el suelo, y tampoco puedo cerrar los ojos, es como si los tuviera mimetizados. No te das cuenta de mi presencia, o simplemente no te importa.

    Cuando el muchacho te toma por la cintura y te alza en brazos haciéndote girar mientras ríes, mi desgracia aumenta.

    Ese joven que ahora te abraza, que te besa el cuello y te acaricia las piernas de una manera insistente y casi obscena, ése joven apuesto de un metro ochenta y seis, de piel clara, pelo rubio, pecho musculoso, de sonrisa tan sincera, sencilla y agradable es quien me deja más impactado que tú. Y siento la traición aún mucho mayor, porque ése joven a quien abrazas ahora no es otro que mi propio hermano, mi misma sangre. Ese ser que juró estar siempre conmigo, que desde niño siempre me dijo que mi felicidad estaba antes que la suya, era ése mismo muchacho que ahora te besaba con pasión y tomándote en brazos entraban en tu casa.

    Me quede estático por unos minutos asimilando toda la información que entró a través de mis ojos. Con pasos robotizados los seguí hasta dentro de tu morada, el rastro de ropa tirada que dejaron al entrar me dio una clara idea de adonde se dirigieron y que es lo que fueron a hacer.

    Como un imbécil subí las escaleras sabiendo a la perfección lo que encontraría allí, cuando mis piernas tambalearon y flaquearon me apoyé suavemente sobre la mesita del pasillo que daba a tu habitación, mi mano cayó en la empuñadura de un cuchillo de pan. Mire la hoja afilada casi con locura, mi dedos se cerraron firmemente sobre la empuñadura y con paso firme me dirigí a tu habitación siguiendo el sonido de voces y gemidos.

    Abrí le puerta de tu habitación de un solo golpe, te encontré allí, desnuda sobre mi hermano disfrutando de placeres que nunca quisiste compartir conmigo.

    ― ¡Sebastián! ―gritaste mi nombre completamente sorprendida intentando cubrir tu evidente desnudes, miraste a mi hermano con pánico y volviste tu mirada culpable hacia mi ―yo… esto…

    ―No me vengas con las estupideces que esto no es lo que parece Laura, porque bien sabes que eso no viene al caso― le dije escupiendo cada palabra como si fuera ácido. Te miré con odio, el mango del cuchillo quemaba la palma de mi mano, y tenía la sensación que el cuchillo me gritaba pidiéndome por un poco de sangre― ¿cómo piensas explicar esto?― dije al patético sujeto que me miraba con horror y culpa en la mirada, un ser al que nunca jamás volvería a llamar hermano― ¿Era así como siempre la cuidabas? ―pregunté con sorna― ¿A mi prometida? ¿A tu futura supuesta cuñada? ¿Revolcándote con ella en la cama? Pues… gracias… ― sonreí como loco mirando el cuchillo en mis manos jugando con la hoja probando su filo con los dedos.

    Me apoye contra el marco de la puerta respirando con aire cansado, volví a mirarte de frente con odio, me sentía herido, dolido y más que nada traicionado por los dos seres a quienes más había querido en los cuales había confiado, esos seres que juraron amarme, pero que simplemente se burlaron de mí.

    Me sorprendí a mí mismo por la tranquilidad frente al asunto, pero toda esa escena parecía que no estuviera pasando en la realidad.

    ―Ahora comprendo perfectamente porqué nunca quisiste revolcarte conmigo a pesar que nos casábamos dentro de tres meses― pasé la mirada de tu rostro al de esa basura que ahora estaba a tu lado― no eres más que una zorra que prefirió revolcarse con cualquier otro a conmigo ― sonreí sin ánimos― pero… ¡¿porque tenías que ser tú?! ― pregunte a mi hermano que me miraba con ojos dolidos.

    ― Sebastián yo…

    ― ¡¡CALLATE!! ― le grité, no quería escuchar su voz, no quería escuchar nada más― esto que acabas de hacer― dije reprimiendo el nudo de mi garganta― Nunca. Jamás. Te lo perdonaré, ¡¿me oíste Esteban?! De ahora en adelante estas muerto para mí, al igual que esa zorra con la que te revuelcas―, intentaste replicar algo, pero levante el cuchillo amenazante y guardaste silencio― solo un último consejo, si esa zorra ― dije señalándola ― hizo esto conmigo, engañándome con mi propio hermano, también te lo hará a ti.

    ―Eso no…

    ―Y algo más― te corté― recuerda que todo lo que se hace en esta vida Esteban, se paga.

    Y con toda la furia, la frustración que sentía, tome en cuchillo y lo clavé con todas las fuerzas de mi ser contra la puerta atravesándola.

    Soltaste un grito de susto y no me importó, te odiaba, realmente te odiaba, tenía unas ganas locas de correr y ahorcarte, apretarte el cuello hasta que dejes de respirar, cortarte los dedos con los cuales lo tocaste, destrozarte la cara con la que me hechizaste, pero antes de que diera un solo paso en tu dirección, me detuve. Fue como si una suave voz me detuviera y me susurrara.

    ―«No vale la pena… vámonos»

    Y así lo hice, no iba a arruinarme la vida por un par de traidores como ellos, para pudrirme en la cárcel mientras esos tienen una muerte sencilla, tranquila y feliz.

    No.

    Ese era un final demasiado bueno para ellos, era mejor dejarlos vivir con el peso de la conciencia, al menos tu Esteban, mi hermano, vi en tu rostro el dolor, y conociéndote, sé que te torturarás con el remordimiento de haber destruido lo que pudo haber sido mi felicidad.

    Resignado gire sobre mis talones y salí de allí con paso firme.

    ―¡Sebastián! ¡Espera! ― oí que me llamabas, escuche tus pasos torpes y un cuerpo caer al pavimento― ¡hermano!, perdóname por favor… hablemos, ¡Sebastián!

    Pero yo ya me había ido, casi corrí hasta el auto, metí primera y pisé el acelerador a fondo haciendo patinar las llantas, quería salir de allí, desaparecer, olvidarme de que alguna vez tuve un hermano, de que alguna vez estuve comprometido, de olvidarme de todo. Sabía que no sería fácil, el dolor de la traición era un trago demasiado amargo para pasar.

    Ni siquiera fui a mi departamento, tenía todo lo que necesitaba conmigo, mi poca autoestima, y el poco orgullo que me quedaba. Salí de la ciudad, esa misma noche, no me importó ni el rumbo ni la dirección; en la ciudad siguiente, vacié mi caja de ahorros, y con todo el dinero que tenía salí de la gran metrópolis dirigiéndome a ningún lugar.

    Vendí mi coche y lo cambie por un deportivo, la velocidad me relajaba, me despejaba y me ayudaba a no pensar. Pero los recuerdos volvían una y otra vez, los veía juntos, besándose, revolcándose, y el dolor de la traición volvía a latir y con mayor fuerza. Manejé sin rumbo por muchos lugares, buscando siempre alejarme de la ciudad, alejarme de todo aquello que me fuera conocido, que me recordara a ella, y a él.

    Un día de tantos, cansado de tanto manejar me detuve en medio de la nada se podría decir, no sabía porque, pero me dio una necesidad increíble de caminar, de respirar aire puro, sentía que algo me atraía a ese bosque, a lo profundo del mismo.

    Siguiendo mi instinto me adentré sin mirar por donde iba, ni nada, simplemente seguí escalando, subiendo, siempre cuesta arriba. El bosque era tranquilo, ese aroma a aire limpio, plantas verdes y tierra mojada era relajante.

    Cansado de tanto escalar, me detuve, y mirando el cielo azul no recordaba la razón por la cual me hallaba allí. Anduve un par de pasos más acercándome a una especie de cueva, recordaba haber visto lugares así en nationalgeographic, pero nunca en la vida real.

    Mis dedos recorrían la roca con tranquilidad cuando un resoplido a mi costado congeló mis movimientos, por el rabillo del ojo pude observar una sombra oscura, giré el rostro con lentitud y me vi de frente cara a cara con un oso gris enorme.

    Al verme el oso se paró de dos patas indicando su supremacía, la sangre abandonó mi rostro, mis rodillas se volvieron de gelatina, y mis sentidos se pusieron alerta.

    ― ¡No te muevas! ―oí que alguien gritaba, pero yo, incapaz de hacer otra cosa, di media vuelta y corrí como alma que lleva el diablo.

    Escuchaba claramente como el oso me perseguía, sus pesadas pisadas aplastaban la hierba y rompían los pequeños trocitos de madera a su paso; a pesar de ser un animal tan grande y pesado, era veloz. Sentía como si cada rugido que daba lo hiciera a unos centímetros de mi oreja incrementando el nivel de adrenalina.

    Nunca fui un gran corredor, pero puedo asegurar que en esos momentos podría haberle ganado al campeón olímpico.

    Giraba de tanto en cuando esquivando los zarpazos del gigantesco animal, me sentía como una liebre escapando de un león. Al intentar escapar, mi última elección fue pésima, en lugar de saltar hacia la derecha lo hice hacia la izquierda y me encontré en un callejón sin salida, por un lado tenia al enorme oso, y por el otro, una caída de doce metros.

    Como no tenía más elección, respirando agitadamente, me encomendé al creador y salté. Sentí como las garras del oso me alcanzaban y se enganchaban en mi chaqueta de cuero cambiando la trayectoria de mi caída estampándome contra las rocas cercanas a las cuales me aferré con todas mis fuerzas. Estaba a medio camino entre el suelo y las garras del oso, éste furioso rondaba de un costado al otro del borde lanzando zarpazos al aire intentando alcanzarme sin éxito.

    Sentía sus garras a centímetros de mi cabeza, lo que provocaba que instintivamente me encogiera más procurando poner distancia entre mi seguridad y el final de mi vida. Entre los rugidos frustrados del oso, oí el claro sonido del disparo de un arma de fuego en las cercanías que espantó a los pájaros e hizo salir huyendo al gigante gris.

    Al cabo de lo que me pareció una eternidad, escuché una voz, suave como un murmullo distante que poco a poco comenzó a tomar fuerza y forma.

    ―Puedes subir, ahora estas a salvo― dijo alguien desde la cima arrojándome una cuerda― sube, yo te sujetaré.

    Tardé un par de minutos en reaccionar, sólo cuando vi la cuerda insistente sacudirse al lado mío supe que estaba a salvo. Tomé la cuerda con mucho esfuerzo e intenté escalar. Nunca fui bueno en el arte, por no decir que era pésimo. Pero hice mi mayor esfuerzo y subí.

    Al llegar a la cima, alguien me tendió la mano. No sabía cuál era mi estado, pero ni bien hube puesto un pie fuera del pequeño risco, una pequeña figura se colocó a mi costado intentando estabilizarme. No pude fijarme quien era, la sien comenzó a martillarme con fuerza provocándome un terrible dolor de cabeza obligándome a cerrar los ojos. La carrera comenzó a pasarme factura, sentía todo mi cuerpo acalambrado, me dolían las manos, me ardía la espalda y la garganta me raspaba por el esfuerzo realizado. Intenté abrir los ojos nuevamente, pero un mareo me invadió, mi visión se fue volviendo borrosa hasta que todo quedo de color negro.

    Desperté después de un largo rato en una habitación extraña, me dolía cada parte de mi hermoso cuerpo; intenté incorporarme, pero un dolor en la espalda me lo impidió. Levante la mano izquierda para tocarme pero la vi igualmente vendada.

    Hice un recuento de mi cuerpo y vi vendas por todas partes, me sentía como una momia, solo faltaba que me venden la cara, me quiten los intestinos, me llenen de algodón y me pongan formol.

    ―¿Te sientes mejor? ― preguntó una familiar voz cantarina llamando mi atención ―pensé que no despertarías ― dijo apareciendo por la puerta. Giré el rostro para ver al portador de esa voz tan melodiosa, y me encontré a la criatura más asombrosa que habría visto en toda mi vida.

    Tenía una esbelta figura, piernas largas y bien torneadas, cintura delgada y un aura extraña pero atrayente que me dejó boquiabierto; mi corazón comenzó a latir desbocado, y sentí claramente como un leve rubor comenzaba a invadir mis mejillas.

    ―Llevas inconsciente tres días―, dijo ignorando mi estado― pensé que estabas en coma, ya estaba viendo que era lo más conveniente para hacer contigo, lidiármelas hasta que despiertes, o lanzarte por el barranco más cercano para que sirvas de comida para lobos ― sonrió divertida― Que bueno que hayas despertado, me libras de un leve cargo de conciencia― Llevaba una bandeja en las manos y la dejó en la mesa al lado de la cama.

    Al tenerte cerca pude observar tu rostro en detalle, tus ojos de un extraño color verde avellana cubiertos por unas gruesas pestañas, enmarcadas en una cejas espesas, tus cabellos de un rojo tan hermoso, que podría compararse con las llamas de fuego por la noche, esa piel blanca tan tersa, que podría apostar que era suave al tacto, esos labios rojos y delicados que se movían en una grácil sonrisa.

    ―¿Tengo moscas en la cara?― preguntaste divertida.

    ―¡¿Qué?!

    ―Es que me miras como si tuviera moscas en la cara― sonreíste― por eso pregunto―. Te inclinaste a mi nuevamente y acercando una silla me tendiste la mano― déjame ver cómo va la herida― dijiste y no pude notar nada más que tu rostro hasta que un dolor en el hombro derecho llamo mi atención sacándome un quejido de dolor―. Lo siento― te disculpaste― pero debo limpiar la herida.

    ―…

    ―No es nada que no se cure con unos buenos cuidados y las medicinas adecuadas, lastimosamente aquí solo tengo remedios caseros; deberás conformarte con eso por el momento ― dijiste, yo sentí y te dejé hacer, al cabo de un rato, mientras terminabas de vendar mi hombro y te dedicabas a revisar las heridas de mis piernas me miraste un poco apenada― te dio miedo Teodora, ¿verdad? Siempre asusta a los extraños, y cuando se pone en plan de caza es difícil detenerla― sonrió apenada.

    ―¿Teodora?

    ―El oso gris que te siguió colina abajo hasta que te acorraló contra un peñasco ―explicó.

    ―¿Teodora? ― volví a preguntar, como intentado comprenderlo ― ¿Tiene nombre? ¿Acaso es tu mascota o algo por el estilo?― pregunté impactado.

    Mi cuestionamiento pareció molestarte; por el gesto de incomodidad de tu rostro y la fuerza innecesaria con la que limpiaste la herida supe que así fue.

    ― Perdona mi torpeza, no fue mi intención ― me disculpé

    ― No te preocupes, ― dijiste en tono molesto― los citadinos son como tú, así que ya estoy acostumbrada, pierde cuidado.

    ―¿Citadinos?

    Y solo allí repare en tu vestimenta, ese traje, esas botas… eras un guardabosques.

    ―No lo sabía, perdona.

    ―Olvídalo, pero ¿que hacías aquí? ¿Cómo llegaste hasta éste lugar?

    ― ¿Eh?

    ―Esta cabaña― explicaste paciente― te encontré no muy lejos de aquí, que debo aclarar fue una bendición, porque imagina cargarte desde un lugar más alejado.

    ― ¿Me cargaste?

    ―Sí, y déjame decirte que deberías visitar a un nutricionista, ¡Estas piel y huesos hombre! ¡Esa ropa que llevas no hace nada más que camuflar tus huesudas curvas! No me digas que ahora en la ciudad hasta los hombres tienen complejos de gordura.

    No sabía porque, pero tu comentario fuera de lugar me saco una sonrisa, y tus gestos al hablar, lograron hacerme reír. No recordaba el sonido de mi risa hasta que brotó por mi garganta, ese sonido tan extraño, tan ajeno a mí por un largo tiempo volvió a surgir. Sorprendiéndome.

    Desde ese día no me separo de ti, dejé la ciudad, y me alejé de todo lo demás, me enlisté como guardabosques y me quede contigo cuidando de él. Entable amistad con Teodora, aunque debo aclarar que me costó un montón, perdí la cuenta de la cantidad de veces que terminé corriendo por todo el bosque y trepándome a un árbol como mono para que no me alcanzara, poco a poco se acostumbró a mi presencia y me dejo estar.

    Nunca supe el pesado trabajo de ser un guardabosque hasta que te conocí. A tu lado aprendí a querer la naturaleza, a quererme a mí, y en transcurso, a quererte a ti. Tu sonrisa, tu alegría contagiosa, todo de ti, era como un faro para mí, un faro que me alumbraba en ésa inmensa oscuridad que fue mi vida.

    No sabía lo que era vivir hasta que te conocí, nunca supe que la alegría podría llegar a ser un sentimiento tan grande que te daba la sensación de explotar el pecho. A tu lado aprendí a reír, y a llorar desde el fondo de mi corazón.

    Me enseñaste la razón de vivir, y los caminos de la vida.

    ―¿Crees en el destino? ― me preguntaste un día.

    ―¿Porque lo preguntas?

    ―¿Nunca te pusiste a pensar que fué tu destino el que te trajo aquí, a este bosque?

    ―¿El destino el que me trajo hasta ti? ― te pregunte dándote un beso en la frente.

    ―¿Crees que estábamos predestinados a estar juntos?

    ―Yo creo que el destino está escrito, pero nosotros decidimos cambiarlo a nuestro antojo, algunas veces para bien, y otras veces para mal. Por más que lo doblemos que intentemos cambiarlo siempre llegaremos al mismo lugar al que estábamos predestinados a llegar. Y de una manera u otra conoceremos a las personas que deberíamos conocer.

    ―¿Es decir a mí?

    ―Te lo pongo de esta manera; si algún día me perdiera en el bosque, no supiera dónde está el norte, el cielo estuviera encapotado y no habría una sola estrella en el firmamento. Aún pese a eso sabría cómo encontrarte, sabría cómo llegar a ti, porque todos los caminos me llevarían a ti, todos los caminos me traerían de vuelta aquí ―dije indicando tu corazón.

    Con un leve rubor en las mejillas sonreíste y me besaste.

    ―Yo también, pese a cualquier cosa sabría cómo llegar a ti.

    Vivimos nuestras vidas tranquilos, dejé mi pasado atrás, nunca volví a mi ciudad natal, a mi casa, ni me puse en contacto con nadie; éste era mi mundo ahora, éste era mi hogar, y mi casa estaría donde estés tú.

    Desempolvando fotos de antaño que tenías guardados en un baúl, encontramos una foto de preescolar que te habían tomado tus padres muchísimo tiempo atrás. Grata fue mi sorpresa al descubrirme allí, tomándote de la mano y mirándonos con ternura.

    ―Éste muchacho― me señalaste en la foto― fue mi primer amor, después de preescolar nunca volví a verlo, no recuerdo su nombre. Pero si recuerdo la sensación de calidez que tenía a su lado.

    No te dije nada, ya te lo diría después, simplemente te tome en mis brazos y con un suave suspiro sonreí. Recordé nuestra charla de tiempo atrás, y saboreé cada letra con emoción. Si tu corazón sabe a donde pertenece, no importa que rumbo tomes, porque todos los caminos te llevaran a casa.

    Fin.
     
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  2.  
    MisakiChibi

    MisakiChibi Iniciado

    Escorpión
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    Ah kawai kawai... Al principio penseque él se iba a quedar solo vagando por el mundo como alma en pena, pero cuando vi que conocio a la guardabosque dije: "¡Suertudo!" no todos pueden hallar a su persona destinada, por eso mi exclamacion, cuando él siguio a su ex prometida y a su hermano pense: "Esta loco, si ya sabe que va a pasar para que va" esta historia me dejo en casi un estado de locura compartida por el, hasta que llego al bosque y de ahi todo se fue al caño y me tranquilice :p amo tus historias Milmel... Matta nee :D
     
  3.  
    Ana inukk

    Ana inukk Gurú

    Libra
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    Realmente encantador, creo que mi terquedad esta rindiendo frutos.

    Elogiare la fluides, como me llegaron los sentimientos, la continuidad de los sucesos...Sin embargo siempre hay un detalle creo, a mi parecer, que fue perfecto hasta lo del baul ahí te apresuraste, da la impresion que solo querias acabar con la historia.

    Un beso...
     
  4.  
    Aramiza

    Aramiza Entusiasta

    Cáncer
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    Escritora
    Wow, Milmel... no dejas de sorprenderme, tu escrito es fluido, fácil de digerir y hablando de sentimientos ¿qué puedo decirte? Amor, irá , odio... compasión... un revoltijo de emociones que al final desbordan en esta ocasión en un final feliz... Encontré un par de errores...
    Aquí como puedes ver nos hablas de que se llevaron su coche... pero más adelante...

    Haber... como que aquí ya no se entiende... ¿no que se habían llevado su coche? Como ves son pequeños detalles que al final te hacen dudar un poco y pueden perder parte del momento que hasta apenas se tiene captado, encontré otros dos más errores de dedo, pero te los hago llegar por MP

    Gracias por haberme invitado como siempre es un placer y no dudes en que te pida permiso para hacerla audio... n.n ;)
     
  5.  
    Love Temari

    Love Temari Entusiasta

    Aries
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    20 Febrero 2013
    Mensajes:
    134
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    Escritora
    Nai, que linda historia ^^
    Pobrecito Sebasitán que todo le salga mal en el día y luego cuando se va reconciliar con su novia la encuentra con su hermano. Maldito su hermano como puedo haberle echo eso a Sebastián, sangre de su propia sangre. Uyy!! como odio a su hermano :mad: y la odio a ella ¿Qué se cree, acostándose con el hermano de su novio? cuando se iban a casar en tres meses, maldita Zorra, la odio :mad: LOS ODIO!!!
    Pero al escaparse del mundo se encontró con el verdadero amor de su vida :3 y lo mejor que ellos ya se conocían desde pequeños :D y lo mejor es que ella estaba enamorada de ese niño y ese niño era él. ^-^
    Me gusto mucho como expresaste los sentimientos de Sebastián, hasta yo los pude sentir XD
    Me gusto mucho tu historia Milmel

    Saludos!!! :D
     
  6.  
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

    Capricornio
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    Saludos.
    Iba a señalar lo del auto que se me hizo también bastante extraño, pero ya te lo dijeron.
    Además esta parte:
    Ese te corté, no sé, pero supongo que fue que se cortó.
    No soy experto en osos, pero ¿el término correcto para un oso gris no es oso grizzly? Aunque si no haces mas que decir que el oso es de color gris, pues sí está bien, XD
    No sé si ese habría fue a propósito o no, pero suena mejor hubiera.

    Ya sé, ya sé, sólo criticar, XD

    Ahora sí.
    Pues al principio pensé que el pobre sujeto se iba a matar, eso que sufrió fue terrible, ser traicionado de esa manera por quienes piensa que lo aman es un duro golpe del que cuesta recuperarse, pero me cautivaste en serio con el final, me encantó, en verdad se nota que le pusiste emoción a este escrito.

    Dark RS de Sheccid.
     
  7.  
    Aoi Hotaru

    Aoi Hotaru Iniciado

    Escorpión
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    26 Abril 2013
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    Escritora
    Awww señorita milmel es tan hermoso como tus otras creaciones, pude sentir las emociones aunque en el principio no fueron tan bonitas pero al final senti el amor que plasmaste. Simplemente hermoso
     
  8.  
    Borealis Spiral

    Borealis Spiral Fanático Comentarista destacado

    Libra
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    4 Mayo 2010
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    Pluma de
    Escritora
    Te seré honesta. Me asustaste, Mel, en serio que lo hiciste XD. ¿Por qué?, te preguntarás. Bueno, porque al inicio nada le va bien al pobre de Sebastián y cuando encuenta a su "prometida" y su hermanos haciendo cosas que no deberían ¬¬, y que dabas tanta alusión al cuchillo, pensé: "¡No! Mel nos dará más sangre. Una vengnaza sádica". ¡De verdad que lo pensé! XD Pero después leí que el pudo controlarse por esa vocecilla interior y lo admiré un montón; además de que me encantó la manera de razonar con respecto al final "feliz" que ellos tendrían si los mataba y el desgraciado que terminaría por ser él al pudrirse en la prisión XD Fue alentador :p

    Ay, Mel, ame esta historia llena de felicidad... bueno, no tanto así, pero al final sí hubo mucha dicha, así que... tú entiendes XD. Me gustó prácticamente todo. Entiendo que el tema del destino se acoplaba muy bien al estilo que manejaste y para que la historia quedara bien, pero como personalmente no creo en el destino, pues no le presté mucha atención a éste. Pero insisto, precioso one-shot. Sin más que agregar me despido deseándote lo mejor.

    Hasta otra.
     
  9.  
    Shassel

    Shassel Usuario común

    Tauro
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    465
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    XD jijiji, pues a mí sí me vino a la mente la imagen de una venganza sádica,perdón XD pobre sujeto, cuando todo parecía que no podía ir peor..... vaya Milmel qué te diré, :/ sí a mí me pasó algo similar en la vida, y pues resulta hasta chistoso ya que puedo ponerme en los zapatos del protagonista al imaginar lo del viaje al lugar más recóndito del planeta para olvidar cosas que no valen la pena ser recordadas, recuerdos, como dejarlos atrás..... sin embargo, me encantó, definitivamente, no hay nada más hermoso y reconfortante que la vida del campo, lo digo por experiencia ;), me alegró mucho el final, y la frase "Todos los caminos te llevarán a casa" sabias palabras sin duda :)
     
  10.  
    Sheccid

    Sheccid Usuario común

    Géminis
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    Escritora
    Me quedé de una pieza: ¡su hermano! que traicionero tipo. Y la verdad es que sí, todo en la vida se paga....agradezco que Sebas se hubiera dado cuenta de la tipo de mujer con la que se iba a casar.
    Y como dice mi mamá: todas las cosas pasan por algo. Todo el dolor y el sufrimiento de tu camino no llega a supear la aegría y el amor que te da la persona correcta,el amor de tu vida. no fue casualidad la atracción a ese bosque ni que la chica lo hubiese encontrado. Todo estaba planeado...si,ya se,parezco el Alquimista andante XD pero en serio que tu fic me inspiro,hasta me sentí un poco identificada con el proceso de la historia.
    Descubres que al final estabas con una escoria,pero que la vida te llevo a alguien que te hace ser tu mismo y con quien quieres pasar el resto de tus días.
    Miles de gracia por invitarme y perdón en la tardanza en comentar
     
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