Los Simpsons [Two-shot]Aún más amarillos[Los Simpson]

Recientemente aunque para muchos los Simpson han perdido su chiste para mi simpletemente han tomado otro sentido, la familia amarilla con su sátira critican con cierta comedia problemas actuales, bajo ese concepto y con un reto que me he impuesto para aprender a llevar mis escritos de manera más universal le pregunté a un amigo -no del foro- que le gustaba y me dijo los Simpson, entonces aquí está. Espero les agrade.



Homero se balancea completamente ebrio en el bar de Moe, camina decidido hacia la vieja rockola que descansa en la esquina de la habitación la mira luchando por lo que sus ojos no cedan al efecto somnífero que produce el alcohol y frunce el ceño molesto.

— Muy bien rockola—exclama con la voz arrastrada y más aguda de un ebrio— quiero que me expliques ahora mismo ¿por qué no tienes una canción sobre rosquillas en tu repertorio?...no me mires así…

Se detiene un momento como si esperara que esta le respondiera, arquea la ceja retrocede y tira un puñetazo al aire quedando tirado semiconsciente.

— Muy bien, muy bien, ganas está vez, pero solo porque eres más rápido y me siento cansado—su voz se va apagando y se queda dormido.

—¡Vaya! —exclama Moe mientras deja de lado uno de los tarros y lo observa— será mejor que llame a Marge pues este borrachín podrá conducir—toma el teléfono y marca los números— si Marge, hola, si soy yo Moe, mira por la seguridad de Homero es mejor que vengas por él, claro, creo que lo podríamos subir a haciendo con una de esas grúas que están usando en la construcción no sería problema, hasta luego—suspira y se pone las manos en la cintura— es una suerte que ha Barney le haya rentado la mesa de billar para dormir aquí, no soportaría perder a mis mejores dos clientes.

—Buenas noches Moe—dice Barney recostándose mientras se echa encima una cobija.

—Buenas noches, Barney y no te olvides pagarme la renta

—Claro, que si Moe— Barney saca un fajo de dinero— solo tengo esto.

Moe levanta la ceja.

—¡Ay!, bueno, bueno, pues queda a crédito— los toma, los pone a contar y los guarda en el bolsillo.

—Gracias Moe. —responde el incrédulo Barney.


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Marge arriba al bar unos minutos después, Maggie descansa en su brazo muy inquieta intentando trepa moviéndose mucho.

— ¿Qué le ocurre a la cachetoncita? —pregunta el cantinero.

— Tuve un día muy largo, y confundí su fórmula de bebe con azúcar de dieta, ahora ha estado inquieta desde la tarde, espero que vaya dormir ¿Dónde está Homero?.

—¡Muchachos! — exclama.

Dos hombres corpulentos usan dos grúas de carga simultáneamente levantándolo forzadamente con ellas a su esposo que ronca balbuceando y lo depositan en el auto.

—Gracias, muchachos—dice Marge. —Suspira, cada vez más parece más rutinario hacer esto— bajó la mirada y se metió al auto, cerró la puerta y arrancó.


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—Por qué la gente sigue creyendo en tantas cosas tan absurdas Marge, “Batman y Bruce Wayne son la misma persona”…—balbucea Homero adormilado—puufff ¡Eso es una bazofia!, ese ricachón con sus mansiones y mujeres, y…¡ay mira un trozo de rosquilla en el piso!... —se tira hacia abajo del asiento y se queda dormido antes de llegar a ella.

Marge lo mira por el retrovisor torciendo sus labios y suspira de nuevo cansada, en ese momento su pequeña bebe inquieta llega hasta su rostro y le pica el ojo, todo pasa tan rápido que la ama de casa apenas tienen tiempo de darse cuenta, Kent Brockman el presentador de noticias del canal siete va cruzando la calle cuando la luz del sedán naranja que conduce le alumbra la cara, aunque Marge encaja el pie en el volante termina empujándolo unos metros.

Marge se queda paralizada sin saber qué hacer, hasta Maggie abre sus ojos como platos y queda boquiabierta tirando su chupón, por unos segundos lo único que se escucha es los ronquidos de sus esposo que ahora si se encuentra perdidamente dormido y una vez más como tantas, ella se siente sola aunque esté a su lado y entonces decide, que será la última.

Arqueando sus cejas se queda unos segundos viendo el mando del automóvil, toma a Maggie y la deja en el asiento y sale del auto.

— Espera aquí pequeña Maggie— le indica

La bebe toma de nuevo su chupón y con su mano hace su señal de aprobación.

—¿Se encuentra bien? —pregunta con voz quebradiza.

El presentador de noticias se levanta y se sacude el polvo mirándola por un momento.

—No tiene nada de qué preocuparse, creo que me encuentro bien, yo mismo lo he hecho un par de veces— le dice mientras le extiende la mano— Soy Kent Brockman, rostro emblema del canal 6.

—Lo conozco, vivió un tiempo en nuestra casa, aún tengo algunas de las playeras que olvidó, las lavé y ahora han quedado totalmente blancas— dice ella estrechando su mano, el afirma con la cabeza en señal de asentimiento. — me alegra mucho que este bien, tengo muchas presiones y bueno…

— No ocurre nada, ahora si me disculpa, quiero dormir un poco, tengo que presentar un noticiero en tres horas y no he revisado ninguno de los reportajes que debo presentar— comienza a alejarse trotando— pasaré por esas playeras.

Marge da un suspiro de alivio, pero al mirar a su esposo tumbado en el asiento y a su bebe metiéndole todo lo que encuentra en los orificios de la nariz.


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—Homero, Homero— escucha el Simpson la voz de su hijo lejanamente. —Homero tienes que despertar, bueno viejo si quieres que esa rata se coma tu pie adelante.

—¿Qué pasa muchacho? — pregunta Homero mientras bosteza.

—Creo que estás en problemas de nuevo, tu cabeza calva tiene que pensar algo que hacer al respecto para no arruinar todo cada semana. —dice el chico riendo.

—¡Pequeño demonio! —exclama mientras se levanta para estrangularlo, pero antes de que llegue a media habitación está desfalleciendo.

—En serio papá necesitas algo de ejercicio…

— ¡Gran demonio! ¡ya verás cuando me recupere! — luego de gritarle se tira en el piso y mira el extrañado el sitio donde está. — ¿Y este lugar?.

—Creo que ha tocado fondo de nuevo Homero, estás en el sitio de los perdedores. —Dice Bart señalando a un hombre que está en la esquina.

Éste no es otro que Kirk Van Houten saludándolo amigablemente mientras que porta un disfraz de camarón.

—Hola Homero bienvenido al hotel de los hombres solos, toma tu desayuno continental de cliente frecuente. — le entrega un sobre de papel con un huevo frito goteando grasa.

— Un momento— interrumpe Bart— ¿que usted y la mamá de Milhouse no estaba ya bien?.

—Claro que sí, mi sofá está en la misma habitación que ella, solo que este sitio ahora es mío, viví aquí por tanto tiempo que el dueño me lo heredo a su muerte, vivía aquí así que no tenía hijos.

—¿Y por qué si es dueño de un hotel sigues siendo tan miserable? — cuestiona Homero.

—Pues porque lo habitan hombres igual de fracasados que yo, sin dinero para pagar la renta— dice cabizbajo— si me disculpan iré a escuchar algo de música— toma un Goldman en sus manos – un reproductor de videocasete- y le pone play, en cuanto lo hace, la cinta se enreda y se prende fuego, el baja sus hombros aún más y sale de la sala cabizbajo arrastrando los pies.

—Dime muchacho ¿Qué hago de nuevo aquí?

—Pues mi mamá te echó de nuevo, dijo que no podía aguantar más tu problema de bebida.

En ese momento Homero Simpson no tuvo el impulso de decir algo estúpido, siente en su corazón una pena y temor similar a cuando su mamá se fue, de alguna manera esa separación es distinta a cualquiera que hubiera ocurrido antes.


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Mientras tanto en la Avenida Siempre Viva # 132, Marge Simpson intentaba poner sus pensamientos en orden, aunque amaba a su esposo había tenido suficiente a causa de su irresponsabilidad, lo que había ocurrido esa mañana le había abierto los ojos, cuando más había necesitado a su esposo él estaba inconsciente a causa del alcohol y ese pequeño incidente que había ocurrido en la madrugada hoy era un escándalo de proporciones increíbles.

— ¡Mamá! —escuchó gritar a Lisa esa mañana.

Al abrir los ojos apenas habiendo dormitado unas cuantas horas se dio cuenta que había encendido el televisor, su hija lo señalaba alterada.

—Dime que no es cierto lo que dicen en las noticias mamá, tu no pudiste hacer algo así— suplicó la niña de cabello de estrella.

— Lisa, ¿a qué te refieres? — preguntó adormilada tallaba su ojo izquierdo.

—Mira— dijo señalando el televisor.

En la pantalla estaba Kent Brokman presentando su noticiero matutino, lucía en un estado lamentable, con heridas y laceraciones por todo el cuerpo, un collarín y cabestrillo hablando pausado y lento.

— Continuamos hablando con la psicóloga especialista en la ira Margaret Concilion, señorita ¿podría ilustrarnos que es lo que puede probar una ira incontrolada en las personas como Marge Simpson? ¿Cómo es que una aparentemente inofensiva ama de casa puede volverse en un ser violento en la carretera, una amenaza para inocentes reporteros como yo?. — preguntaba lastimeramente.

—Señor Brockman, la explicación es simple, la frustración, una persona con tres hijos encima, estancada y sin aspiraciones puede proyectar estás frustraciones hacia otra persona en una explosión de ira, en este caso usted. —explicaba la mujer.

Marge dejó de escuchar en ese momento ya tenía suficiente, se levantó y avanzó hasta el teléfono y pensó en corregir esa injusticia que hacían contra ella. Pensó en tener la mejor elocuencia en decir los mejores argumentos. Marcó el número que aparecía debajo de la pantalla, comenzó a sonar la línea.

—Soy Marge Simpson— se anunció cuando alguien contestó en la línea.

— Un…momento— dijo la telefonista y se quedó en silencio, su llamada le había caído por sorpresa.

—Actualmente nos encontramos cuestionando la naturaleza agresiva de los Simpson— explicaba Kent—el señor Mongomery Burns un respetable empresario dueño de la planta nuclear de Sprinfield habla de los constantes ataques que ha recibido de Homero Simpson, mientras que Seymour Skinner nos habla del terrorismo escolar de parte del vástago primogénito llamado Bartolomew, es momento de hablar de las agresiones anarquistas de la pequeña Lisa contra la comunidad…

Marge volteó a ver entonces a Lisa, ella tenía los ojos vidriosos a punto de llorar.

— No pude salir de la casa mamá…con todo esto no podré entrar a una buena universidad…— decía sollozando.

Marge sintió que le hervía la cabeza, si con algo no deberían meterse, era con su familia. Presionó sus dientes y llena de rabia.

— ¡Kent Brockman eres un hijo de ….!...

Su hija se le quedó viendo impresionada, a su madre no le gustaba hablar con maldiciones y menos haciéndolo en televisión abierta, pues justamente se les había ocurrido pasar su llamada a línea directa. Todo se había empeorado aún más.


Continuara.

 

La historia está hecha de acuerdo a los nombres y sitios hechos en el doblaje latino, así que amigos españoles si se pasan pues puede y haya partes que no entiendan.
Que lo disfruten.


Kent Brockman se reclina en su escritorio a sus anchas saboreando la sensación de éxito en el rating que le ha dado la última noticia, revisando las notas de lo que presentará en su próximo programa. Da un largo respiro, toma otro bocado del pan danés que lleva en su mano izquierda y comienza a leer la nota.

— Una persona termina herida en un viaje en lancha en el lago de Sprinfield, suena bastante simple— se reclina hacia el escritorio tomando un bolígrafo del bolsillo de su saco escribe, luego de unos segundos observa satisfecho su obra.

—En un hecho sin precedentes de los accidentes marítimos, una terrible tormenta provoca la muerte de al menos diez ciudadanos de Sprinfield, que viajan en lancha en el lago, las familias aún no han podido soportar la conmoción— se levanta y las pone con el resto de las hojas— perfecto eso si es una noticia.

—¡Usted señor es un farsante! —exclama la voz de una niña detrás de él.

Lisa Simpson espera tras su escritorio mirándolo con furiosa.

—Hola pequeña, ¿te has perdido?, el programa del payaso Krusty es en el otro estudio— le indica ignorando su acusación.

— No intente cambiar la conversación, ¡yo tenía un futuro antes de que usted inventara toda esa falacia sobre mi madre! — espeta.

—Debes de aprender algunos modales niña, esa no es forma de hablarle a tus mayores, llamaré a alguien para que te saque de aquí— le amenaza

— ¿Y luego qué?, ¿va exagerar la nota para más audiencia como lo hace en el tabloide amarillista que llama noticiero?, tenía la esperanza de razonar con usted, hacerlo entrar en razón, pero veo que no tiene caso, por personas así el mundo cada vez se ve más sombrío, cruel y amenazante, su misión era informar la verdad, no fabricar escándalos entre violencia e invasión a la vida de otras personas para llamar la atención de la gente.

Kent Brockman quedó sin habla, con esas palabras realmente le había golpeado en varios puntos clave, lo había insultado, había menospreciado su trabajo y todo esto en su propia oficina, ella era una niña, ¿qué iba a saber del mundo?. Nunca se había manejado de acuerdo a la verdad, el mundo funcionaba de acuerdo a intereses de los que tenían dinero y con esto poder.

—Hagan favor de escoltar a esta niña fuera del canal síes, no quiero volver a verla por aquí— les indicó.

Dos gorilas con traje y mala cara, tomaron a la niña de los hombros de manera intimidante, pero ella ni se inmutó.

—Debería avergonzarse, tener que hacer uso de la fuerza para sacar a una niña porque le dice una verdad que le duele, creí que iba a hacer las cosas distintas cuando tocó fondo y lo dejamos quedar en nuestra casa, esto no quedará así— declara y sale por la puerta aún más furiosa.


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— ¿Qué dice la señora hombre calvo? — pregunta Bart mientras mueve algunos alambres de la pared que parecen pertenecer a un pequeño radio en ellos.

Homero entra la habitación, con la ropa elegante desaliñada con manchas cafés y varios tallos de rosa metidos entre los pantalones chupando uno de sus brazos un tanto cabizbajo.

— Vaya viejo, esta vez mamá si está enojada, ¿no funcionaron los regalos de disculpa verdad? — pregunto Bart.

Homero negó con la cabeza y suspiró.

— Y más con esas dos harpías Paty y Selma rondando con su cabeza, deberían de volver a notra dame y volverse piedra.

—Ay Homerito— se acercó y le dio una palmada— ¿Por qué comes tu manga?.

—Tiene chocolate, ¿Qué estás haciendo muchacho? — preguntó Homero.

— ¿Qué esto?, intentó hacer algo ahora que Mary está libre de nuevo— explica, luego de esto cierra la compuerta y se asoma a la ventana. — ¡Esta listo Mary!. —exclama.

La niña le sonríe desde abajo y presiona el timbre de la entrada, el edificio entero empieza a tocar una melodía produciendo una serie de sonidos agudos en cada radio instalado en cada habitación.

—Vaya muchacho, eso ha sido bastante ingenioso.

—Nah, lo hice por primera vez en la casa de esquinar para simular que lo estaban abduciendo los extraterrestres, el idiota salió corriendo en calzoncillos hasta la mitad de la calle antes de darse cuenta que era una broma, está en youtube.

La puerta toca en ese momento, la puerta se abre y Mary Spuckler abraza a Bart contenta.

— Esa es la tonada de la canción que te había compuesto ¿verdad Bart Simpson? — pregunta la chica estusiasmada.

— La última vez, fui un cretino con tu música y quería que vieras que bueno…si me importaba. —exclama el niño apenado.

— En ocasiones puedes llegar a ser sorprendente, ¿Qué tal si vamos por un helado?, bueno si tu papá te da permiso

— Adelante Bart— dice Homero.

—Gracias Homero, te traeré uno, tal vez.

Los dos salen de la habitación caminando hacia la calle.

—¿Oyes Bart y cuando se detendrá? — pregunta escuchando que la melodía se reinicia.

— Pues…

De pronto se escucha un chispazo y surgen varias chispas, un poste de luz medio incendiado cae en la piscina y se apaga provocando una gran humareda.

—Mmm, eso mismo pasó en la casa de Skinner, creo que debo de practicar más.

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Marge yace en cama comiendo el tercer bote de helado, suspira resistiéndose a recoger el desastre a su alrededor, Maggie, gatea de un lado a otro de la cama solo con el pañal puesto, se recuesta en la cama, se lo desabrocha, toma uno limpio, se limpia con toallas húmedas, se pone talco y se abrocha uno nuevo, gateando toma un nuevo mameluco y se lo pone ella y se recuesta junto a ella tomando un biberón abrazándola.

— Mi linda Maggie, contigo si puedo contar— dice con cierta melancolía mientras la abraza. —tal vez deba dormir un poco más, no quiero hacer nada el día de hoy— cierra los ojos y se acurruca.

La puerta se abre un momento después y Lisa entra en la habitación, creyendo que está dormida solo la besa en la mejilla y vuelve a salir, ya afuera encuentra a su padre reparando algo bajo el auto, sale de él y la observa.

— Hola Lisa

— Hola papá, ¿no estas durmiendo de nuevo verdad? — pregunta triste.

— No pequeña, incluso un baboso como yo sabe que esta vez ha hecho algo malo, es por eso que me puse a reparar el auto de tu mamá.

—¿El auto de mamá esta averiado?

— Pues creo que no, pero el asunto era que…se me olvido, es que quería que …creo que también se olvidó, era algo que hizo Bart con esa niña del montañés.

—¿Cleto?, escucha papá, nuestra familia está pasando por una situación muy difícil, nos han difamando públicamente y aunque trágicamente no es la primera vez, esta ocasión si se ha venido todo abajo— le explica.

— ¿Eso tiene que ver con los problemas que tengo con tu madre? — pregunta Homero con su usual distracción.

—Lo tiene que ver todo, no quiero que te sientas mal, pero todo esto es tu culpa, otra vez, mamá tuvo que irte a recogerte al bar de Moe, empujó a Kent Brockman con el auto y él ha exagerado la noticia tanto que todos ven a nuestra familia como salvajes, bueno aún más.

Homero se limpia las manos y pone la mano en su hombro.

— Marge me necesitaba en ese momento pero estaba inconsciente, una vez ya le había fallado a tu madre de esta manera, pero no lo haré más.

— Tenemos que hacer algo ahora mismo antes de que se extienda más, la Fox quiere comprar los derechos de la historia para hacer una película.

—Esos pasan pura basura— señala Homero con gesto despectivo— Bien mi pequeña Einstein, vamos a darles una lección. — le extiende su mano y ella la toma.

—Nada de caratazos

—Awww— se lamenta Homero cabizbajo.

—Aunque tal vez…

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El presentador de noticias ya está frente a las cámaras, un grupo de maquillistas trabaja en su rostro mientras que el camarógrafo le indica que en segundos entrara al aire.

— Buenas noches Sprinflied, estamos hoy presentando de nuevo una noticia alarmante, un conocido presentador de noticias Kent Brockman suma a la sarta de mentiras que dice al aire como la del ama de casa llamada Marge Simpson el ataque a su hija y a su esposo cuando ellos querían desmentir todo el asunto y los corre a patadas del canal seis, aquí tenemos las imágenes— no es hasta que la imagen de Homero y Lisa aparecen en pantalla que se da cuenta de lo que ha dicho— espera, no, espera, ¿Quién me ha puesto esta nota?...

La imagen corre, esta Homero gritando sobre una silla con ruedas armando con una escoba intentando defenderse de los guardias con su hija detrás de él.

— Quiero que digan que mi esposa es inocente, ella es la persona más buena que he conocido, a pesar de que todos los años que le he fallado, que no he estado para ella, no ha dejado de creer en mí, espera que aún le de sorpresas, que aún me arrepienta y entienda a pesar de que soy un tonto, mientras que yo soy un gorila lleno de ira, ella es un ángel que con esmero le quita las cortezas al pan y los pequeños huesecillos que tiene los filetes para que no termine ahogándome con ellos, ella no le haría daño a nadie a propósito y si lo hiciera lo repararía al instante, así que si no pueden perdonar mis tonterías o las travesuras del muchacho, al menos háganlo con ella y mi pequeña Lisa que se parece tanto a ella…

Lisa lo observa orgullosa y los guardianas de detienen.

— Tienes que decir la verdad Kent o diré aquel secreto tuyo que me dijiste cuando te quedaste en nuestra casa— sentencia Homero.

— Esta bien, está bien, lo invente todo, llevo años inventando noticias, con youtube, con toda esa violencia en todos lados ¿qué oportunidad tiene un pequeño noticiero?.

— Salimos del aire— anuncia alguien entre las cámaras.

Lisa se acerca él y le pone la mano en la espalda.

—Tendrá que encontrar la manera de nuevo, como le dije, ustedes son el principal medio para informarnos de lo que ocurre en todos lados, pero no siempre tienen que ser noticias malas ni morbosas, hoy ha ocurrido una muy buena— dice la niña sonriendo— presentador de noticias decide ser honesto y con esto limpia el nombre de una familia.

—No suena tan mal, nos haría diferente al resto de los canales, me agrada. ¡Lo haré preparen todo!.

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La noche a caído en la ciudad, Homero yace detrás del umbral de una puerta acomodándose una corbata respira hondo y decide entrar.

—Solo queda algo por hacer…

Toma asiento, respira de nuevo, mira a los ojos mientras toma las manos.

— Sé que pasamos mucho juntos, pero pienso que la chispa se perdido y últimamente el que estemos juntos ocasiona problemas, lo he pensado mucho y no hay nada más que hacer— baja la mirada mientras se escucha un sollozo— sé que están esos tres, les será difícil al principio no vernos juntos, pero se acostumbraran y verán que podemos ser mejores personas separados, podemos seguir hablando, tal vez me pase un par de ocasiones por aquí, pero no quiero causar más problemas, ya no puedes ser el centro de mi vida, se acabó. — concluye Homero

— Pero Homie ¿estás seguro?, ¿yo podría cambiar? — le responde.

— Mira Moe, no eres tú, es la taberna, tomar alcohol me era divertido pero he notado que me pierdo de muchas cosas por estar inmerso en él, debería ser solo ocasional, no vivir para él. — le explica, se levanta y sale del Bar.

Lenny, Carl y Barney lo observan salir sin decir nada. En cuanto sale, su semblante cambia y toma la mano de Marge, que esta arreglada portando un elegante vestido rojo.

— Haz salido de la taberna sin haber vestido una gota de alcohol, Homero eres maravilloso.

— Debo de serlo, la chica más maravillosa del mundo está conmigo— declara Homero.

Ella sonríe y lo besa.

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En la casa de Avenida Siempre Viva, Lisa y Bart ven televisión comiendo comida chatarra.

—Vaya Bart últimamente te has portado muy distinto, parece que Mary está teniendo un cambio positivo en ti— le indica Lisa mientras come una galleta.

— Puede ser, quiero hacerlo bien esta vez, aunque no puedo perder por completo mi imagen de niño malo.

—¡Mamá, mamá! — se escucha los gritos de Skinner por la calle y se le ve corriendo en ropa interior, Bart estalla en una carcajada.

— Tenía que hacer algo para equilibrar el universo— se justifica.

— Ay hermano, bueno lo considero un avance para ti.

FIN