Mitología 3. Sol.

Tema en 'Otros Fanfiction' iniciado por Kohome, 31 Julio 2017.

  1.  
    Kohome

    Kohome Fanático Comentarista destacado

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    3. Sol.
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    Reto #1.

    Tercera parte.
    1. Herba
    2. Lúa

    ~
    3.
    SOL

    Debo admitir que… la curiosidad de un infante jamás debe ser subestimada, mucho menos su elocuencia y capacidad de enlazar hechos en aquella manera tan propia e imposible de maquinar luego del crecimiento, de la triste maduración de la mente.

    Y lo admito porque, después de segundos en que di un bocado más al salmón que descansaba sobre mis piernas, ya asado de forma correcta, él preguntó de nuevo, pero ésta vez, fue él quien me dio la lección.


    “Ahora que lo dice… “había hecho una larga pausa, como buscando las palabras en su desbocada mente “… una vez escuché al sol”.


    “Al sol.” fue mi respuesta, con un amago de sonrisa burlona. No me culpen, a veces la inocencia puede resultar graciosa de escuchar, casi gratificante “. ¿Y qué fue eso que te dijo?”.


    Y él, con una seguridad que me dejó perplejo, me miró. Una madurez brillante destellaba en sus iris mientras sus labios eran enmarcados por los hoyuelos que provocaban esa curvatura tan suya.


    No escuché de su voz un ‘Se dice que…’, como ya estaba yo acostumbrado a contarlo todo, sin el ánimo de que mi palabra fuese la única verdad.

    Y aunque en otra boca hubiese sonado pretencioso, de él podría jugarme la mano afirmando con fe ciega… que decía la verdad.


    Me dijo que…


    Él convalecía cada día de su vida viendo a su Luna lamentarse –y fue la primera ocasión donde escuché aquel nombre ya olvidado por nuestra lengua–. Que él, en su afán de ayudarla a cuidar de quien alguna vez había sido su hija, quemaba fuerte con sus rayos, procurando que Hierva sintiera su amor ardiente llenando el posible frío melancólico que su madre hubiese dejado la noche anterior.

    Sabía que no era intencional, pero que siempre dejaba secuelas de dolor en la diosa Terra –nombre por el que, al parecer, le llamaban otras culturas–, y al notar que empezaban a marchitarse sus plantas y sus pastos verdes se caían de pesar, convenció a su mujer de tomar turnos.


    Aunque le doliera en el alma no poder ver a su amada todo el tiempo –pues antes de ello uno sólo de ellos dejaba de brillar para que el otro cubriera su turno–, prefería sacrificar su felicidad antes que ver terminar de morir a su pequeña inexperta e ingenua.


    A diferencia de Terra… o Herba, o Hierva…–el sol en realidad prefería llamarle Gea, pero cada quien podría usar el apelativo que deseara–, ellos, gracias a su tiempo prolongado de vida y a ser, prácticamente, de los primeros dioses habidos, habían podido conservar el habla al menos entre sus seres. El sol y la luna profesaban un amor tan puro, que era capaz de romper la barrera del silencio forzoso.

    Y fue así como decidieron tomar turnos, permitiéndose un encuentro ínfimo cada tanto en el cielo, provocando un eclipse –fue la primera vez que escuché una explicación a ese fenómeno hermoso–.


    Luna se lamentaba cada vez que cuidaba de ella, y luego sol eliminaba el pesar dejado con sus rayos tibios.


    Era cierto que en invierno no podía hacer mucho por la niña, pues era en ese punto donde el dolor de ambas ya era tanto… que no podía seguir acumulándose.

    Pero al igual que su madre, él poseía una estación donde alegraba a la chiquilla. Verano.


    La amaba con fuerza e invadía sus tierras de calor abrumador. Calor que Herba agradecía y que hacía acrecentar sus plantas.


    “Un momento” le interrumpí, en parte consternado, en parte maravillado. “¿Cómo es que te dijo todo eso?”.


    El chiquillo otra vez me miró, antes había clavado la mirada en el cielo, protegido de la luz dolorosa para sus pupilas por la sombra de aquel árbol.


    “Me dice que soy hijo de Gea”. Y no pude quedar más mudo en ese punto. “. Que todos lo somos… pero que el hombre hace oídos sordos… y los niños no”.


    “Entonces…”


    “No soy el único con quien él ha hablado”.


    Fue entonces que miré hacia el cielo también, y escuché su risa cantarina llenando el silencio de nuestras voces.

    Auga se reía de mí con él.


    “Su rostro es gracioso”.


    Y aunque hubiese deseado preguntarle cientos de cosas, sonreí, y viendo el salmón sobre mi regazo, lo extendí hacia él en silencio.


    Ya estaba listo.

    ~
    Aunque el fic no tiene como base la mitología celta, decidí utilizar la tradición Druida. Los Druidas, en resumen son como sacerdotes. Son los únicos que pueden ver el plano espiritual, y por ende los únicos con derecho a comer Salmón entre los celtas.
    El niño es aprendiz de Druida, y con éste último relato... el mayor se da cuenta de que está listo.
     
    Última edición: 31 Julio 2017
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  2.  
    Zireael

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    Leo
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    Escritora
    Uy, ese dedazo en "Informativo" x'D

    Esta vez ya en serio casi lloro.
    COME EL SALMÓN, NIÑO. TE LO MERECES. ;uuu;

    Es que de verdad no puedo con mi vida ahora mismo, el diálogo que me mató:

    Me dice que soy hijo de Gea.
    Es para ponerse a pensar, eh. Somos hijos de Gea, somos hijos de la Tierra, sin ella no somos nada. El hombre hace oídos sordos, no hay nada más cierto que eso.
    Yo tampoco pude quedar más muda en ese punto, para ser sincera.
    Aquí no hubo angst, pero me pegó fuerte en los feels de todas formas.

    Me encantó esta pequeña serie de relatos, la adoré tanto que estoy aquí comentando a las 6:00 am, cuando me dije que los leería pero los comentaría más tarde. Mi asombro fue tal que no pude esperar.

    Soy tu fan, mujer.
     
    Última edición: 1 Agosto 2017
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  3.  
    Shani

    Shani Maestre Comentarista empedernido Usuario VIP

    Sagitario
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    Escritora
    Kohome, hija, ¿de dónde sacas semejante imaginación?

    Te has lucido con esta trilogía. Este último relato, a pesar de plasmar la tristeza de los astros, también ha sido como una pequeña llama de esperanza. Es verdad que la inocencia de los niños muchas veces significa una lección para los adultos, y en este caso ha sido así.

    Todos somos hijos de Gea, nuestra madre, nuestro hogar. Si descuidamos a Herba, si le hacemos daño, nos dañamos a nosotros mismos.

    La parte donde el sol cuenta que se han divido por turnos con Lúa para estar con su hija me recordó mucho a Perséfone de la mitología griega. Sólo que en ese caso no son los otros dioses los que la visitan sino al revés. Perséfone pasa seis meses con su madre, porque esta no puede ingresar al inframundo, y otros seis meses con su esposo Hades, que no puede salir de su reino.


    Una serie de relatos realmente preciosos.
     
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  4.  
    Ichiinou

    Ichiinou Amo de FFL Comentarista destacado

    Sagitario
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    Escritora
    Lo único que lamento de esta hermosa historia es que ya acabase. Simplemente, me ha encantado leerla. Me ha gustado especialmente en esta parte, el que el niño lo narrase esta vez y el hecho, de que los niños pudiesen escuchar cosas que los hombres no. Simplemente es un hecho hermoso. Supongo que el hombre adulto pierde esa pureza, que le hace no poder hablar con los dioses de esa manera.
    Me ha agradado lo del eclipse. Hace tiempo hice un poema que se basaba en ese mismo hecho, del encuentro entre el sol y la luna. Y es que es muy hermoso el concepto.
    En fin, los tres relatos han sido maravillosos. Tienes una imaginación hermosa y desbordante y no puedo si no felicitarte por esta serie de relatos. Simplemente, lo más maravilloso que he leído en mucho tiempo.
    Espero leer más cosas tuyas, me has cautivado. ¡Saludos!
     
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  5.  
    Nyxbel

    Nyxbel ♣ El Orgen ♣ Game Master

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    Escritor
    Kohome, conozco muy poco de la mitología Celta pero me has enseñado algo que no sabía, muchas gracias por la historia.
    Esta muy buena y explica desde el punto de vista de un niño, su ascenso a Sacerdote (por lo que entendí al final).
    Estaré pendiente de las demás historias :)
     
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