One-shot 1UP[Left 4 dead 2]

Este escrito participa en la actividad "Un regalo especial" creado por washimi, que lo disfruten.


El viento invernal auguraba la temporada que en otra época hubiera significado luces de colores, decoraciones y regalos, Nick había recibido en toda su vida solo un presente en navidad,un llavero con forma de un perro que probablemente su madre hubiera comprado en algún puesto callejero, el cual a pesar de su distanciamiento, en secreto siempre conservó entre sus bolsillos; nunca había sido una época de esperanza o alegría, no era siendo un niño un momento del año que esperara y tuviera algún significado especial, sin embargo ver el paisaje yermo y desierto, plagado de sangre y podredumbre, recuerdos colectivos de una humanidad casi extinta perforaban su mente y estrujaba su corazón con melancolía mientras que apenas se mantenía latiendo por simple inercia.


Aquel sobreviviente en ese momento era la simple sombra de un hombre, vivo por suerte si se le pudiera llamar así y no una terrible condena, el mantenerse vivo en ese mundo plagado de muerte completamente solo.


Aquel día, hace un par de semanas el cielo a forma de broma enfermiza obsequiaba un bello atardecer, de aquel tipo de compartes con una persona especial o que marcan el final de un día perfecto, en los ojos de sus compañeros vio aflorar recuerdos y también esperanzas.


—Me gustaría armar un impala del 67, un chico llamado Richard y yo vimos uno en una exibición color negro, era precioso— indicó Ellis con entusiasmo.


—Una vez que pueda conseguir algo de papel y plumas escribiré una crónica de todas nuestras vivencias, espero que haya alguien en el futuro que pueda leerlo— indicó Rochelle inclinándose hacia delante y juntando sus manos.


—¿Qué hay de ti Coach? ¿Qué planes tienes ahora que saldremos de aquí?— preguntó el mecánico con curiosidad.


— Solo quiero descansar— respondió el entrenador retirado reclinándose en su asiento.


—¡Oh vamos anciano! Nick dile algo— espetó Ellis.


— Couch...— murmuró Nick con cierta condescendencia.


—Había un buffet por mi barrio, había un estofado de mariscos increible.— explicó Coach con emoción.


—¿Un buffet?— preguntó la chica incrédula.


Coach se encogió en hombros.


Los tres comenzaron a reír y el entrenador se le unió después de cierta forma apenado.


—Asegúrate de anotar eso en tus memorias Rochelle— indicó Nick señalándola.


Recibiendo un codazo de su compañero.


Tal vez podrían vivir


Tal vez.


—¿Qué dices tú Nick?— indicó Coach a modo de acusación.


—Yo, bueno podria acompañarte en el buffet— respondió


Y todos rieron de nuevo.


— Por favor Nick, de verdad— dijo Ellis poniendo su mano en su hombro.


— Yo, lo digo en serio, chicos, si no les importa mis planes son solo pasarlo con ustedes— respondió el apostador.


Nick recordó sus primeros pensamientos cuando los encontró, como imaginó dejarlos de lado en cuanto pudiera salir de la ciudad antes de que cualquiera de ellos tuviera la misma idea y terminará con una bala entre las cejas. Pero se cuidaron las espaldas, se consolaron, se dieron fuerza de rincones imposibles de sus almas, se enfrentaron a la muerte juntos más de una ocasión.


¿Cómo diablos eso no podía cambiarlo todo?.


El helicóptero que tripulaban estaba por alcanzar el océano, el plan consistía según el piloto salir del país,poner una brecha lo suficientemente grande entre ellos y los infectados, rogándole a todo poder existente que solo allí, la plaga verde existiera.


La nave se inclinó de manera antinatural, el cuerpo de Rochelle salió impulsado hacia la orilla de la aeronave y Nick se apresuró a tomar su mano antes de que la reportera cayera al vacío, gritos del piloto siendo desgarrado, uno de los podridos se había mantenido expectante dentro del helicóptero esperando el momento propicio para atacar. El lugar entero se tambaleaba mientras que todo a su alrededor eran líneas desdibujadas de caos mientras caían al suelo. Observó la luz desaparecer de sus ojos mientras deseaba obtener el mismo destino.


Despertó con un par de costillas rotas, una mano lastimada y un arma sin balas para ponerle fin a su miseria. Se levantó y se alejó antes de que los infectados llegaran a él, no por que intentará vivir solo quería alejarse de todo.


Nick se derrumbó en el piso de una tienda de abarrotes en el presente, tomó una botella de alcohol en la oscuridad, la destapó y se dispuso a beberla, apenas le quedaba en su organismo humedad para desembocar de sus ojos lágrimas de desesperación y rabia, desencadenándola contra la botella que estrellaba contra el piso volviéndola añicos alcanzando algunos su mano sin que le importara.


Dormitando entre el agotamiento y su espíritu desvaneciéndose a cada segundo, deslizó su mano sangrante al rincón de su bolsillo, palpando la figura ya grabada en su memoria de aquel obsequio de otros tiempos, una etiqueta amarillenta de una bolsa de papas fritas dibujaba un árbol de navidad, adornado con luces y debajo un par de obsequios, sonrió irónicamente antes de perder el conocimiento, imaginando que sería la última vez que cerraría sus ojos.


El toque suave y cálido de una mano acarició su rostro unos momentos, percibió aquel aroma a lavanda que ella había conseguido mantener como si emanara de piel, abrió los ojos redondos mirando hacia él, desconcertado miró hacia todos lados recordando en seguida donde se encontraba, por más imposible que pareciera estaba allí,era el último refugio que habían usado antes de salir de cruzar el puente hacia el helicóptero.


Eso ocurriría hasta esa tarde y ahora podría evitarlo.


Tomó a Rochelle entre sus brazos por la cintura, presionó sus labios a los de ella, su labios danzaron unos segundos disfrutando de un contacto que pensaron que en el fin del mundo tuviera lugar, el apostador se separó, corriendo y eufórico corrió hacia el piso de arriba, le saltó encima a Ellis que reponía municiones lo abrazó por los hombros y le golpeó el hombro, lo sacudió hasta tirarle la gorra.


— Espero escuchar de ti muchas más historias absurdas de cuando tú y alguno de tus extraños amigos hicieron o fueron a algún sitio, siempre hicieron más ligera la situación— afirmó Nick


Coach se aproximó al encuentro y alzó las manos defensivamente cuando este se le acercó.


— Rochelle me contó que acabas de hacer, te pegaré un tiro si buscas besarme— bromeó el ex entrenador.


Nick rió y lo golpeó en el hombro.


— ¿Qué rayos te pasa? ¿te volviste loco?— preguntó desconcertado.


—Algo así, pero que tal si luego de que salgamos de aquí me dejas prepararé un estofado de mariscos amigo— declaró.


Y se dio cuenta que era la primera ocasión que pronunciaba esa palabra.


— Ahora estamos hablando el mismo lenguaje ¿sabes? donde yo vivía había un lugar con un muy bueno…



Nik salió del refugio con su amigos cuando el sol estaba en lo alto, les llevó mucho esfuerzo y varias horas pasar por las hordas de los infectados, así como enfrentarse a los especiales, pero como en cada ocasión cuidaron de sus espaldas y los cuatro llegaron hasta el final, un helicóptero de evacuación, los esperaba en un andén del otro lado.


Era su salvación


Lo hubiera sido


Ahora lo sería.


—Esperen chicos.. —advirtió Nick— no te muevas, confía en mi— le indicó al piloto.


—Nick, ¿pero que?...


Indicó a Rochelle que guardara silencio llevando su índice a su boca.


Los rugidos de los Tanks se escuchaban abajo, arrancaban trozos de hormigón para lanzarlos al aire, Nick avanzó con decisión por la cabina y con la katana en su mano atravesó por la cabeza al infectado que esperaba durmiente a que el piloto bajará la guardia, arrojándolo luego hacia afuera donde la horda esperaba.


— Vaya, eso fue increíble— señaló Ellis.


Nick sonrió


— ¿Todo esta bien Nick?— preguntó Coach.


— Mejor que nunca, Ellis ¿por qué no nos cuentas qué harás ahora que saldremos de aquí?.


Aquella ocasión el cielo obsequiaba un bello atardecer, de aquel tipo de compartes con una persona especial o que marcan el final de un día perfecto, como la promesa de algo más, en los ojos de sus compañeros nuevamente vio aflorar recuerdos y también esperanzas, en los de él también, después de todo estaba allí por causa del regalo, una segunda oportunidad.