Aquella habitación con la puerta en forma de la carta de pica es oscura, las lamparas son tenues y los cuadros colgados son de distintos casinos, como si se tratase de apuestas, de problemas, de violencia. Está ambientada con aroma a cedro. El aire acondicionado mantiene siempre prendido, por lo tanto podría tomarse como una habitación fría. El suelo está hecho de madera oscura y sus paredes de un blanco tenue. ¿Qué posee esta habitación? 1 cama medianamente amplia. 1 baño pequeño. 1 escritorio con su respectivo asiento. 1 ventana que permite ver las luces del parque de diversiones a lo lejos. 1 Noche en wonderland. Asignada a Connie Dubois. Asignada a Balto Russo Contenido oculto GigiBlanche rhapsodic
Connie Dubois Al menos, la atención médica de ese lugar era de calidad. Aunque fuera con el único fin de mantener saludables a los títeres con los cuales generar entretenimiento, Connie no podía negar que, incluso habiendo transcurrido tan poco tiempo desde todo lo sucedido, se sentía mucho mejor. Las heridas habían comenzado a cicatrizar y los calmantes se habían encargado de mitigar cualquier rastro de dolor muscular. Cuando llegó a su habitación designada, alzó las cejas ante la decoración. Vaya, se sentía como ingresar a una casa de apuestas ilegal. Se abrazó a sí misma, advirtiendo el ambiente frío, y buscó el jodido control del aire acondicionado por todas partes... sin éxito. ¿Acaso era parte de los planes de Agnes? ¿O a la maravillosa prisión ideal se le había olvidado dejarles el dispositivo a mano? Bufó, dándose por vencida, y se metió al baño para darse una buena ducha caliente. Su cuerpo realmente la necesitaba, y su salud mental también. Una vez dentro, se quitó toda la ropa y la dejó hecha un bollo al otro lado de la puerta; le habían dicho que ellos se encargarían de lavar y arreglar su ropa, y Connie se permitió el derecho de amenazarlos con arrancarles sus bonitas cabezas de felpa si no finalizaban su labor para cuando ella acabara su ducha. Dudaba que sus palabras fueran a moverle alguna fibra sensible a aquellos tipos, pero siempre venía bien escupir un poco para relajar tensiones. Cuando abrió el grifo y la pequeña habitación comenzó a llenarse de vapor, Connie soltó un suspiro y sonrió, sintiendo finalmente una pequeña porción de felicidad dentro de esa película indie gore de bajo presupuesto. Inspeccionó el jabón líquido, el shampoo y el acondicionador de cabello, comprobando que eran de buena calidad. Luego se deshizo el peinado, dejado sus coletas de osito sobre el espejo del baño, y se peinó un poco el cabello rosáceo antes de ingresar al agua. Planeaba, como mínimo, dedicarle una hora entera a asearse con propiedad. Una vez finalizó su tarea, sonrió al comprobar que, efectivamente, su ropa yacía limpia y pulcra sobre una silla. Se vistió, se colocó el parche, se secó el cabello y lo dejó suelto, aplicándole una loción que encontró por ahí, husmeando en el botiquín del baño. Se sentía mucho mejor, ahora que estaba limpia y libre de cualquier rastro de sangre. Pero estaba aburrida. Soltó un bufido y se lanzó sobre la cama, notando cuán mullida era, y entonces se dio cuenta que solo había, justamente, una cama. Otro bufido, más sonoro que el anterior, y se incorporó de un brinco, inspeccionando la decoración con más detalle para matar el tiempo. Sólo quería algo de paz, y presentía que esa noche no iba a traérsela.
Balto Russo. Entró a la que sería su habitación, quedándose de pie en el umbral de la puerta tan pronto sus ojos se posaron en los cuadros y en el ambiente en general. Of course, bufó con una media sonrisa, rodando los ojos. Agnes estaba buscando cada mínima oportunidad para jugar con su mente, hacerlo enojar, o quebrar. Pues tendría más suerte asesinando al presidente de los estados unidos. Balto se cortaría la lengua antes de admitirle a ella o a nadie que la estaba pasando mal. Sacudió levemente la cabeza y fue directamente al baño, pasando totalmente por alto a la otra persona que compartía cuarto con él porque por supuesto que no iba a presentársele a nadie ni a intercambiar charlitas casuales. Ahora lo que le interesaba era beber un poco de agua, pues estar enojado lo dejaba sediento y vaya que había pasado cada molestia hoy. Aparte, no le había hecho falta ver dos veces en dirección a la cama para darse cuenta de que Agnes había sido lo suficientemente perra como para hacerlo roomie de la perdedora del día. Como si algún día se le ocurriría hacer alianzas con alguien que se había dejado derrotar, já. Lloverían ferraris cuando eso pasara. Abrió el grifo del único lavabo y recogió un poco de agua, bebiendo hasta que se sació. Pasó los dedos mojados entre sus hebras oscuras, hacia atrás, considerando la idea de tomarse un baño y rechazándola inmediatamente porque con lo perturbada que estaba Agnes, no le constaba que no hubiera cámaras en el jodido baño. Lo último que quería hacer era enseñarle su entrepierna a esa loca y quienes trabajaran con ella. Se apoyó del lavabo, ezhalando profundamente, pensando en Aimi y su expresión destrozada cuando se acercó a saludarlo. Tendría que ser especialmente desagradable hacia ella si quería quitársela de encima de una vez por todas.
Connie Dubois Giró la cabeza hacia la puerta cuando la oyó abriéndose, y frunció el ceño por partida doble: no sabía quién era ese tipo, pero acababa de ignorarla de plano para encerrarse en el baño. Suspiró, confirmando sus sospechas sobre cuán agradable sería su noche, y se incorporó de un brinco mientras chasqueaba la lengua y comenzaba a caminar. Ese debía ser, por diferencia histórica, el peor día de su vida. —¡Anda! Deberías echarle seguro a la puerta, quizá me gusta asesinar gente mientras hace sus necesidades —exclamó, luego de entrar al baño como si nada, y comenzó a rebuscar entre el lavabo, los cajones de éste y dentro de la ducha—. ¡Ah! Aquí está. Pensé que la había perdido en la jaula, pero esta gente es bastante eficiente. —Sonrió amplio, agitando la corbata en el aire luego de alzarla del piso, junto al inodoro, y se dirigió directamente al chico por primera vez—. ¿Tú quién eres, por cierto? No te recuerdo del autobús. Comenzó a caminar hacia la salida del baño y se recostó en el umbral de la puerta abierta, aguardando por su respuesta. Recordaba el asiento vacío del bus, junto al loco de la máscara, y cómo Agnes parecía haber puesto nerviosa a la chiquilla castaña antes de emprender el viaje hacia la prisión. ¿Sería el compañero de ella? Creía recordar, sin embargo, que la perra de Agnes había mencionado a su padre, y ese tipo frente a ella no parecía tener la edad suficiente para haber traído una adolescente al mundo.
Balto Russo Al paso al que iba, tensando la mandíbula y rechinando los dientes, al salir de aquí (porque saldría, maldita sea) necesitaría un odontólogo. Se enderezó tan pronto la vio entrar al baño por el rabillo del ojo, revolviendo los cajones, y en la ducha, y a donde fuera que sus manos inquietas alcanzaran para encontrar y tirar al piso una corbata. Dafuq? Se enderezó en su lugar, alcanzando su impresionante altura de casi metro noventa y la vio desde su posición, cuando la muchacha se había ubicado ya en el marco de la puerta para caerle a preguntas como loca (¿qué era eso que había dicho sobre matar gente mientras defecaban?). ¿Las personas aquí no sabían captar una indirecta? Si había entrado sin decir 'hola' entonces no quería tener que decirlo después, aka no estaba de humor para saludar a nadie. —¿Siempre hablas tanto? Preguntó con desdén, cerrando el grifo que había dejado abierto para salir del baño, pasándole al lado sin tocarla porque por supuesto que no iba a arriesgarse a que se le pegara la mala suerte. Lo menos que le convenía ahora era perder. ¿Y qué era eso del autobús? ¿Habían llegado en autobús? Pobres infelices, juntos como ganado marchando a su muerte y tortura (o en el caso de la chica molestándolo: mutilación). Por lo menos él había llegado en carro, con aire acondicionado porque por supuesto que si viajaba con Agnes, tenía que ser cómodo. Cosas positivas en medio de tanta desgracia... —Soy no estoy interesado en charlar contigo —Dijo casi en una voz cantarina pero no menos masculina, tirándose de espaldas en la cama para cruzar los brazos debajo de su cabeza y cerrar los ojos. Mañana. Mañana se dedicaría a tantear el terreno, evaluar a todos para alianzas. Bloody hell, tenía que encontrar al fulano Noah. Maldita Agnes.
Connie Dubois —¿Siempre eres arisco como gato? —le replicó cuando pasó junto a ella, soltando una risa divertida al oír su respuesta... ¿ingeniosa? Bueno, supuso que debía darle puntos por su altura y cuán imponente quería lucir frente a ella. Le recordaba mucho a Shade, cuando apenas se habían conocido. ¡Eran tan adorables! ¿Quizás al destino le divertía? Más bien a Agnes, en este caso. Lo vio mientras caminaba y se echaba sobre la cama, cerrando los ojos con toda la pinta de querer relajarse un rato. Connie sonrió y comenzó a recorrer la habitación durante un buen tiempo, observando los cuadros, asegurándose de emplear la presión suficiente como para que sus pisadas se escucharan sobre la madera. Luego se detuvo un rato en la ventana, detallando el parque de diversiones, tarareando una canción con liviandad. —¿Qué se siente tener un nombre tan largo? Seguro todos terminan usando un apodo y nadie lo recuerda completo —comentó al aire, aún viendo por la ventana, con un tono relajado y divertido—. ¡Ah! Ya sé. Te diré Nono. Oye, Nono, ¿qué crees viene de la nieve cuando se derrite?
Balto Russo Se pasó ambas manos por la cara, conteniendo un gruñido de molestia porque justa sería su suerte que la tipita esta sería habladora y una peste en general. —Por supuesto que Agnes tuvo la oportunidad de hacerle un favor al mundo, pero en vez de arrancarte las cuerdas vocales, te sacó un ojo. Rió casi con incredulidad, lanzándole apenas una mirada condescendiente de reojo para luego proceder a voltearse en la cama, sobre su costado, dándole la espalda a la muchacha porque definitivamente no quería saber nada de ella ni que ella supiera nada de él. Si tan interesada estaba en su nombre podía tratar de sacárselo a la mismísima Agnes la próxima vez que tuviera la desdicha de verla; pero Balto no gastaría saliva en perdedores, así que Srta Tuerta no tendría suerte hoy... ni mañana... y ojalá, ninguno de los días que les quedaran a ambos en esta prisión del demonio. Ojalá el resto de los individuos aquí no fueran ni la mitad de molestos que su compañera de habitación.
Connie Dubois Se sonrió, aún viendo por la ventana, al oír sus palabras. Ese idiota... no tenía idea, ¿verdad? Agnes parecía no haberle confiado nada. Volvió su rostro, alcanzando a verlo de soslayo mientras giraba sobre sí para darle la espalda. Una parte de ella quería seguir molestándolo como si no se enterara de nada, aunque también le tentaba la idea de comenzar a gozarle, poco a poco, la maravillosa satisfacción de tenerlo justo donde quería. —Ah, veo que ya elegiste el lado derecho —comentó, lanzándose sobre la cama sin quitarse las botas—. Qué amable, Nono, dejándome tanto espacio libre. Quién lo hubiera dicho, ¿verdad? —Soltó una breve risa, con la vista fija en el techo de la habitación—. Aunque "Nono"... No, no, no termina de gustarme Nono. Demasiada negatividad, ¿sabes? Me da repelús. Digo, creo que pegaría bien contigo, eso no lo niego, pero también tengo que pensar en mis chakras. —Se mantuvo pensativa unos segundos, golpeteando su barbilla con los dedos, y de repente soltó una exclamación—. ¡Ah! Ya sé. ¿Qué tal si te digo Barto? Suena más lindo que el original y todo. Además sé que me será mucho más fácil de recordar, y no planeo gastar demasiadas neuronas contigo~ —Se giró sobre su costado, en dirección al chico, y sonrió, modificando levemente su tono de voz—. Parece que tenemos ideas más parecidas de lo que querríamos, ¿eh? Aunque quizá las tuyas sean ligeramente más transparentes.
Balto Russo ¿Por qué sería que lo perseguían crías inmaduras a decir estupideces? Aimi, Agnes, y ahora esta ridícula con delirios de grandeza... Justo como moscas a la mierda, parecían no poderse alejar de él. ¿Sería su colonia? Sabía que era especialmente atractivo y que tenía un aura irresistible, pero hasta ahora jamás se había topado con tantas insulsas en un solo lugar. Maldita prisión, era como un imán para la gente patética y, por cuestión de mala suerte, había terminado aquí encerrado entre locos. Porque esta niña sí que estaba delirando. —Me parece que Agnes te hizo algo en el otro ojo sin que te dieras cuenta porque si estás viendo que tú y yo nos parecemos en lo más mínimo, entonces en vez de un parche estás necesitando lentes. La descartó con tranquilidad, sin inmutarse por su indeseable presencia junto a él en la cama. Esperaba que la mala suerte no se pegara, porque qué asco daría que la perdedora del día le frotara su mala racha. Cerró los ojos, relajado en su lugar porque realmente ya no valía la pena gastar saliva en semejante desperdicio de mujer, y se propuso a dormir, muy a pesar de la constante y molesta charla de ella.
Connie Dubois Su sonrisa se ensanchó al oírlo y volvió a su posición original, cerrando momentáneamente los ojos. Estaba segura de que ya era suficiente. Se permitió reposar un rato, aunque a decir verdad le parecieron cinco míseros minutos. Una voz masculina se oyó por los altavoces de la habitación y Connie, aunque molesta por haber podido descansar poco y nada, sonrió al saber que su misión por fin había acabado. —Supongo que debería agradecerte —murmuró, incorporándose de la cama—, pero ¿la verdad? Ni eso vales. Notó que su collar hizo un suave pitido, y advirtió la luz roja que desprendía. Bufó, yendo hasta su mochila, y se lanzó el caramelo a la boca sin más. Fue un gran error saborearlo con el preconcepto de que sería dulce y apetecible. —Pero me cago en la puta madre, ¿es en serio, perra? —bramó, haciendo lo posible por no escupir aquella bola de mierda. Anda, ni siquiera les dejaba evitar la muerte por envenenamiento en paz. Bufó otra vez, claramente molesta, y cuando logró tragar la cosa esa se encaminó hacia la puerta de salida. No volvió a reparar en su compañero de habitación, tan sólo se marchó sin más. Esperaba encontrarse con Agnes, porque tenía muchas ganas de escupirle todo su enojo encima. Y de hacer valer esa noche en el paraíso, claro está.
Balto Russo Pero por fin, cinco malditos segundos de silencio en los que ya no tenía que escuchar a la babosa de Srta Tuerta y Estúpida hablar pistoladas. Casi tuvo ganas de sonreír tan pronto como la puerta se cerró detrás de la idiota esa. Con suerte la próxima vez Agnes le arrancaría la lengua, juraba que si eso llegara a pasar, la besaría (a Agnes, porque al intento de chica ruda, jamás). Se sentó en la cama, escuchando el molesto pitido que su collar estaba haciendo. Asumía entonces que era hora de comerse el fulano caramelito, así que sin más se levantó y fue hasta el baño en donde había tirado su mochila. Lo sacó, dándole vueltas entre sus dedos para tragárselo. Si la reacción de Tuertulia le había confirmado algo, era que no tenía buen sabor. —Ah, maldita Aimi. Murmuró sin energía, maldiciendo a la susodicha en su mente de aquí a China, cerrando la puerta de la habitación detrás de él al salir. Estaba emocionadísimo por conocer a los demás (nótese el sarcasmo).
Galen Rutonver Me terminé recargando en el marco de la puerta cuando Franklin me alcanzó y me dijo algo cuanto menos extraño y curioso; que no llamara a la gente por su nombre. Que no llamara... A la gente, por su nombre... ¿Es en pinche broma? No evité dedicarle un gesto de indignación y molestia, yo muriéndome de sueño y todavía quiere que tenga cuidado en esos detalles. Tan solo le di un par de palmadas en la espalda asintiendo con mi cabeza y abrí la puerta. Los guardias estarían esperándonos, así que pronto nos escoltaron y nos llevaron a sitios distintos de donde Shawn y yo habíamos sido llevados con anterioridad. Pronto, llegamos a un pasillo con el símbolo de la espada en la puerta. ¿Que diantres? Abrí la puerta e ingresé. Sin dudas, era mil veces mejor que el cuarto del castigo... Sombrío, incitando a las apuestas, a la violencia. Luz tenue de las lámparas que apenas si se notaban pues aún era de día. Un baño con agua normal y no carmesí, una pequeña mesa y una cama. No podía creerlo. Al diablo con delicadezas o atención... ¡Esto es el jodido paraíso! Hasta una ventana dando al parque, algo sin dudas con qué distraerse. De todas formas, no evité expresar auténtica alegría en mi rostro, al punto de soltar una breve carcajada de alivio, no me quedaría en aquel infernal sitio por ahora. Boté mi mochila azotándolo en la pared y trote hacia la cama dando un pequeño salto y tumbandome ahí, respirando con tanta tranquilidad que mejor parecía que estaba agonizando. —Ahhh... Esto sin duda alguna es mejor que ese puto cuarto, no me importa siquiera comer ahora. Tan sólo... Dejame dormir por ahora como por unas. Mil horas, estoy acabado—. Dije, esperando que "Ricochet" me escuchara, si me alegro por verlo. Pero el agotamiento era brutal, aunque tal vez de alguna forma no me dormiría tan pronto como pensé.
Franklin Maxwell Tire el escritorio a un lado y arrastre la silla para sentarme mirando frente a aquella cama con el niño acostado, extendiendo mis piernas allí sentado mientras entrelazaba los dedos de mis manos y me inclinaba hacia adelante, mirándolo fijamente. — Sabes... a el le agradas, en verdad le agradabas. ¿Porque fucking shit tienes que actuar como si me conocieras desde hace años? solamente hemos conversado una vez, ONE FUCKING TIME, ONE, O-N-E FUCKING T I M E, LITTLE BOI. — pronuncie mientras me levantaba de aquella silla y caminaba errático por la habitación, torciendo los cuadros al pasar. — Un día, solo un maldito día, una maldita fiesta y ¿eso te hace actuar como si fuéramos amigos? ¿RECUERDAS QUE PASÓ DESPUÉS NO? REMEMBER, GALEN, REMEMBER... — Sujetaba mi rostro con ambas manos, la voz se ponía rasposa y grave con cada vez que alzaba mas la voz... — Esa maldita sangre... esa maldita sangre... los cadáveres... esa maldita trampa... — camine rápidamente hacia la silla para inclinarme para sujetarla con ambas manos y golpear con ella contra la ventana, ni se rompió el vidrio, ni siquiera se araño, y la silla de metal seguía luciendo igual, solamente causo mucho ruido, la deje tirada en el suelo y me senté encima del escritorio, dejando una pierna sobre sobre ella de la cual afincarme mientras veía al parque por aquella ventana que había tratado de partir. . . . — ... no es tú culpa, little boi... —exalte un momento para relajarme — Simplemente pensamos que actúas con demasiada confianza con nosotros, mucha mas de la que deberías mostrar con alguien que solo llevas conociendo... ¿qué? ¿10-12 horas en total? ... Eres demasiado confiado, niño. Escucha, debes ser mas precavido, si no eres precavido, te van a destrozar aquí adentro. Simplemente solo actúa como una persona normal ¿Quieres? como alguien de tu edad o lo mas parecido por todos los santos... ustedes los blanquitos son todos unos idiotas. — Estaba creando una mejor imagen mientras tú hacías quiensabeque, es una cárcel, no sabes que clase de personas hay aquí, la idea de crear confianza y adaptarte a tu nuevo habitat es clave en todo esto, en especial tú, niño bonito... tienes cara de niña ¿sabias? — tapaba mi boca con mi mano como si estuviese pensando mientras le veía — si tuvieras el pelo largo... serias una niña bastante simpática, ahora que lo pienso. pff... ten cuidado de no tirar el jabón al bañarte cuando compartas habitación con otros... podría pasarte algo malo — le dije riendo. — Ya, ya me calme un poco. Simplemente me saca de mis casillas que se hagan pasar de listos en mi cara, llámame Maxwell, solo Maxwell. Sin diminutivos ni exceso de confianza, tenemos trabajo que hacer si queremos dominar este lugar tu y yo... compañero. La luz tenue opacaba mi figura allí montado sobre aquel escritorio, no dejaba ver completamente mi rostro sonriente. — Ahora cuéntame que sabes de los otros chiquillos que estaban en el bus, también podrías dormir un par de horas claro... duerme tranquilo, Galen. Yo estaré justo aquí cuando despiertes.
Galen Rutonver "Y aquí vamos de nuevo... A lidiar con detalles" Pensé, volteando un poco mi cabeza y revelando mi ojo derecho para observarlo, tiró el escritorio solamente para arrastrar escandalosamente la silla y sentarse muy seriamente, diciéndome que el porqué de actuar así de confiado, después torció los cuadros mientras parecía que de la nada sacaría un cuchillo y me lo clavaría encima... Meh, la verdad es que ando sin propósito, me haría un gran favor. "Esa maldita sangre... Esa trampa" Sí, sé a lo que se refiere. Tomó la silla y la azotó en el vidrio el cual no le hizo ni cosquillas, yo en todo el rato ni me inmuté, esa jodida pesadilla en esa habitación infernal ya me había mostrado lo suficiente, tan sólo solté una breve carcajada y me reincorporé, sentándome ahora en el filo de la cama y poniendo ambos pies en una de las patas de la tirada silla. —Sí... Sé a lo que te refieres, Franklin. Recuerdo perfectamente nuestra querida bienvenida. El Alcohol, las personas, la felicidad... Rebosaban tanta confianza y alegría que, aún a pesar de la vida que tuve, podría haberlo considerado como el mejor día de mi vida. Si bien aquél líquido es milagrosa, cuando dije que me agradabas no mentía, brother. Y aún en la celda quedándome a solas contigo mostraras esta... Digamos forma de ser como lo haces ahora, si bien me asustaste bastante, al ver a esa perra de Agnes me hizo darme cuenta que eras lo único que me quedaba, y aún no me gustara, estaría dispuesto a ayudarte.— Dije, ahora mirándolo, viendo como se sentaba en el escritorio. —Sí, puede que tengas razón, actué muy normal como para el poco tiempo que llevamos conociéndonos. ¿pero qué te digo? No debemos mostrarnos débiles ni mucho menos vulnerables, como estabas haciendo. Discúlpame si tumbé tu teatro, pero creo mostrarse como el sujeto elegante pero tímido no es la mejor jugada que podemos hacer ahora...— Dije, volviendo mi vista a la silla. No evité reírme un poco con lo que me dijo, confiado con ellos. Tal vez sí... —Si, tal vez actúo muy confiado con ustedes. Tal vez y hasta inclusive, actúo como si supiera todo el rato lo que Agnes piensa de mí y quiere hacerme, y eso hace que me descarrile. Pero no soy un estúpido, Frank. Si hay alguien que no puede ser mi aliado, lo evadiré, si hay alguien que puede ayudarme, lo ayudaré... De hecho a un sujeto albino lo ayudé y espero no olvide nuestra "alianza" Que realmente siento que no vamos a tardar en ser enemigos—. Hablé aunque un poco reflexivo con mis palabras y las de Franklin. Esta vez solté una carcajada al escuchar lo último del jabón y el baño —Contigo presente no lo dudo, y más si me ves como una niña. ¿Envidia? Realmente no me importa ser demasiado "fino" mientras no me confundan al acto por una todo bien—. Dije ahora mirándolo de nuevo —Adaptación, si lo entiendo. Como dices, no tenemos mucho de conocernos, pero te puedo asegurar que puedo mostrar cuantos máscaras necesite, aunque realmente creo que eso no va a durar mucho, estar en un cuarto pesadillesco me ha afectado demasiado. Tanto que, tal vez y me ha hecho alguien más estúpido. O más precipitado... >>Ya no siento que sea el mismo, y por como actúas parece que más que sufrir te lo has pasado de maravilla, que envidia. No dudaría que inclusive le agrades a Agnes de alguna forma... *suspiro* como sea, estoy acabado ahora mismo, y lo que menos quiero ahora es andar con sutilezas... "tenemos trabajo que hacer si queremos dominar este lugar tu y yo... compañero." Me dejó pensando esa última frase, tiene razón. Nadie nos va a ayudar, nada ni nadie, ni Shawn, ni esa niña que parece ser que se llama Aimi, ni nadie más. Franklin y yo estamos solos en esto, y si queremos salir de una pieza. Él y yo somos los únicos quienes podemos ayudarnos... —Discúlpame, en serio. Tampoco quería tumbar tus planes, trataré de no mostrarme tan confiado contigo, de hecho. Para ser franco me das algo de miedo, pero ya me acostumbraré... Je, si inclusive lo ves necesario hazme algo, realmente no me importa ser "castigado" ahora. Seguro no será tan grave como Agnes podría hacerlo, no te reto. Simple y llanamente no me importa lo que suceda ahora, aún así. Confiaré en ti, Maxwell— Le dije, serio, directo y vació. Pero en lo último mirándolo y sonriendole —Con respecto a eso, sí. Por eso ya necesitaba verte...— Dije, bajando mis piernas y levantándome al fin, dando vueltas por el cuarto y mirando los cuadros, deteniéndome frente a uno y acomodándola otra vez. —Hay una niña toda débil y hasta manipulable en las filas, Maxwell. Una que parece ser que se llama Aimi, ¿Viste a una chiquilla con uniforme escolar? Bueno, ahí la tienes. Parece extrañar bastante a su padre y parece que vino con alguien que tuvo que ver con él, razón por la que se encuentran aquí. ¿Historia? Ni idea, la mocosa nunca quiso hablar en claro, fue desesperante no hacerle la plática, pero no la culpo, no es como que la situación ayude. >>Luego hay un dúo, una pareja. Un sujeto albino y una mujer con color violeta en el cabello. Hablo de esa misma pareja que al final se abrazaron y se consintieron en aquella batalla. Esa mujer parece que compartiste una noche con ella. Yo sin en cambio compartí curto con ese sujeto, se llama Shawn, un chico lleno de determinación y esperanzas, hm. Esperanzas que lamentablemente le han arrancado por las malas... Es muy buen sujeto, hasta siento lástima por él, y lo apoyaré hasta que sea imposible, no por mí. Si no por él, ya que si suponiendo Agnes me obliga hacerle algo a esa mujer, no dudo que ya no confié mas en mí. Si hay algo peligroso en él podría decirte que no hay nada de que preocuparse, se tendrá que dejar pasar el tiempo para ver cómo empeora... >>Y bueno, si me veo fatal es porque pasé la noche en un cuarto pesadillesco, uno que no deseo que nadie pase una noche ahí. Si de casualidad notaste que no me exalté al ver tu breve locura que de hecho no me sorprende— Dije, dejando de mirar los cuadros y aproximándome a la silla para levantarla y sentarme en ella, montando mi pierna derecha en la izquierda y dejándola caer al lado derecho, mientras ponía mis manos detrás de mi cabeza y mirando a Franklin. —Ahh, es por ese jodido cuarto, la pesadilla que tuve fue suficiente como para esperarme algo así. Tal vez no di los suficientes datos, pero me parece que lo dicho fue lo suficientemente esencial. Maxwell, somos compañeros, es cierto. Pero al menos te puedo decir con total serenidad, que tienes mi apoyo, y espero tener la tuya también. Estamos juntos en esto, no quiero que nos llevemos mal por algo tan patético como un error. Todos nos equivocamos, tan sólo... Espero que logremos manipular todo a nuestro favor—. Le dije, con lo último sonriendole un poco esperando pacientemente su respuesta... Estaba agotado, como no. Pero valdría la pena esperar un poco más.
Servicio a la habitación Han entrado dos chicas disfrazadas de colegialas, con un televisor pantalla plana. Instalándolo en una de las paredes que da frente a la cama. Encendiéndolo y quitando el volumen por completo. —El televisor se apagará automáticamente. No le hagan ningún daño. Indicaron al unisono. Reglas del televisor. No se puede cambiar el canal, ni subir el volumen ya que todo es controlado de manera inalámbrica desde fuera de las habitaciones. No se permite dañarlo ni romperlo. Si no desean ver lo que se mostrará por éste pueden encerrarse en el baño. Al ser encendido se ve la habitación del Joker por éste.
Franklin Maxwell — Well, al menos no has perdido del todo tu tiempo, es buena información, bueno, no tan buena, pero es algo. Los nombres son armas, Galen. Los nombres... son la puerta a muchas cosas... ¿Pero en que clase de cuarto a ti te han metido, little boi? Momentos después, pasaron dos colegialas bastante atractivas dejando un televisor y encendiéndolo frente a nosotros, ni siquiera se tomaron la molestia de vernos aunque... tenían un lindo trasero, en verdad que sí. Dijeron al unisono que estaba prohibido diñarlo, y que se apagaría solo. ¿Pero que clase de juego es este, Agnes? espero sea divertido. Cuando se largaron de aquí levante la silla del suelo y me senté frente a aquella pantalla sin ruido, pasando mi mano por mi cabellera para acicalarme un poco, cuando de repente, reconocí a aquella chiquilla por su pelo, ¿Pero que hacia allí? me levante de la silla con pesadez y busqué en mi bolso los lentes para ponérmelos y ver mejor, todavía no podíamos creerlo, el chico no quería creerlo. "Cinco minutos, solo tendrás cinco minutos" menciono él allí adentro, no, no era correcto, pero el cuerpo se movía solo, ¿Porque hacerle esto? ¿Para que ver? intentaba resistirme, no, Rico no, pero el cuerpo demandaba a otra persona y el hombre obedece. Cinco minutos, solo debes aguantar cinco minutos, Rico. El cuerpo me temblaba a cada paso que daba ya con los lentes puestos mientras me acercaba de nuevo a aque-aquella silla frente al televisor, cuando me senté a tan solo unos 40 cm de distancia a aquella pantalla ya no tuve dudas, pu-puse... puse mis manos sobre aquella, aquella pantalla mientras mi voz se volvía quebradiza y un tic nervioso predominaba mi ceja derecha. — La... Lail... Laila... ¡Laila! — Mis piernas le fallaron, me resbale de aquella silla y caí inclinándome hacia adelante mientras mis manos seguía aferrándose a aquella pantalla, pero mirando hacia el suelo intentando tragar lo que sentía. ¿Por-porque? ¿Por qué te ves tan-ta-tan-tan lastimada? ... ¿Porqué me hacen ver-ver esto?
Galen Rutonver —En un cuarto que te puede desquiciar hasta tal punto que no puedas reconocerte... Maxwell...— Respondí a secas e iba a seguir explicándole cuando un par de chicas vestidas como colegiadas entraron con una enorme pantalla para instalarla. La prendieron y le quitaron el volumen... ¿Qué es esto? ¿Otro juego acaso? Aunque... Esas dudas se interrumpieron súbitamente a la hora de que las cámaras. Cámaras que coincidían perfectamente a donde se hallaban aquellos ojos de esas jodidas muñecas. Se mostraba ese puto cuarto... "Joker" Conque así se llama. P-Pero... ¿Porqué mostrarlo? ¡¿Qué acaso Agnes quería seguirme torturando mostrándome ese cuarto aún sin estar ahí?! Pero pronto las cosas dieron un vuelco brutal. La silueta que pareció haber sido aventada a la alfombra carmesí, cayó de rodillas, ese color. Era ella, la mujer que Agnes llamó "Laila" ¿Qué hace ahí? No puedo creerlo, fue llevada ahí, si iba a tener una oportunidad de poder convivir con ella, se acabó. Y definitivamente lo haría, cuando guardias entraron y de un punto ciego sacaron a un sujeto noqueado y completamente herido, casi que muriendo. La cámara cambió de perspectiva hacia otro de los cuadros e incapaces de escuchar algo. Estaba esa bastarda, lastimaba a Laila sin vergüenza alguna y le decía algo. Era incapaz de leer los labios y de comprender lo que sucedía. No tardé en notar cómo Franklin se alteraba en serio, se puso sus lentes. ¿Otra vez? ¿Es Rico? Parece que sí, se alteraba de sobremanera... Fuese lo que fuese, Agnes sujetaba las muñecas de Laila detrás suya, como si de un títere se tratase... Los guardias trajeron una charola con herramientas quirúrgicas. E-Espera, no sera en serio... ¿Verdad? ¡¿Hacernos prescienciar esto?! N-No... No otra vez, se veía cómo Agnes le decía algo, pero resultaba agobiante no poder escuchar nada. Yo... No tardé en quebrarme y gritar: —¡ESE ES EL JODIDO CUARTO EN DONDE ME ENCERRARON! ¡El maldito sitio donde compartí la noche con Shawn! ¡P-Pero..! ¡No! ¡¿Porque Agnes me hace esto?! ¡¡Esa perra sabe que me afecta esto, que no soporto ese sitio!! ¡¿Y en serio me hace ver esto?! ¡Ah!—. Grité, realmente agobiado... Pero, a pesar del shock. No me atreví a encerrarme en el baño, por alguna razón. Quería ver lo que sucedía... Franklin se ponía cada vez más y más tenso, al punto de tocar la pantalla, y tartamudear. Sus piernas flaquearon e hicieron que cayera, su shock era tremendo. Jamás lo había visto así... ¡¿Porqué él en específico lo obligaba a presenciar ésto?! Sí él mas que nadie podía afrontarlo... ¡Estoy aquí presente maldita sea! Al final, solamente me quedé hasta atrás, mirando la escena mientras Franklin no podía mirar. Le abrió el pecho al sujeto, sujeto que ni maldita idea de dónde salió, Agnes lo guiaba, pero desde otra cara y perspectiva, dejaba ver con claridad que Agnes tan sólo le decía cómo hacer las cosas, Laila, a pesar de quererse detener. Parecía que le encontraba un asqueroso y extraño gusto a lo que hacía, y no tardó en abrirle el pecho. Cortando de tal manera, limpia y certera. Que daba horror... Otra vez, estaba realmente afectado. En shock, tocando con mis manos mi rostro y ya decidiéndome a quitarme mis guantes y aventarlos a la cama, no podía soportarlo. Pero aún a pesar de todo. Me quedé viendo. Con total detalle y en silencio lo que presenciaba... De principio a fin. Para muchos seguro se les habrá hecho eterno, pero. De alguna forma, fue rápido, tanto. Que me sentí con una extraña sensación de vacío. Como si algo le hubiera faltado a la escena... Cuando intercambiaron un par de palabras, la comunicación se corto. Mostrando estática, sin sonido aún. Yo tan sólo me quedé ahí, parado, con mi mano derecha tapando medio rostro por el shock. Aunque, de alguna forma. No evité sentir una emoción agridulce con lo que presencié... "Ha llegado la noche, el día de mañana nos veremos en la batalla de cadáveres, los dulces a cambio de la carta se entregarán por medio del servicio a la habitación —suspiraron todas a la misma vez para continuar la melodía sin ritmo—. Duerman deliciosooo~" Resonaron las bocinas, los altavoces... Al escucharlo, no evité sentir horror, se repetiría, y ahora habrían dos que serían omitidos pues ya habían peleado. Pero... De alguna forma, me daba, adrenalina. De alguna forma, quería que comenzase pronto esa batalla... —Oye, Maxwell... ¿Qué pasaría si te dijera que..? Me ha, gustado lo que vi. No sé... Le encontré un gozo que ni yo mismo me explico. Me ha shockeado como no, pero... Por alguna razón, lo disfruté más de lo que me habría gustado—. Dije, vacío, frío y hasta que, con una ligera sonrisa plasmada en mi rostro, mirando fijamente a Franklin. Poco después, comencé a soltar una carcajada, no escandalosa. Pero una si liviana, constante y dolosa. No lo evité, por mucho que quise hacerlo, no pude hacerlo. Necesitaba reírme, necesitaba dejarlo salir. No sé porqué, pero tenía que hacerlo... —¡Pobre Shawn! ¡Seguramente también le puso su pantalla! ¡Admirando toda esta mierda! ¡Observando, impotente y con ganas de matarlos a todos con tal de ir y abrazar a su querida chica! ¡Jajajaja! ¡No me imagino cómo se ha de sentir ahora! Tratando de ayudar a todo mundo, tratando de aliviar la situación, tratando... Ser ser un auténtico héroe. Un héroe... Que sabemos es imposible que exista aquí dentro. Vamos, Frank. Seguro tú mas que nadie comprende lo que quiero decir. ¿No es así?—. Le dije, aún carcajeándome aunque aliviando un poco mi risa al final, y mirándolo tan vacío que si estuviese Shawn presente, me desconocería en su totalidad...
Franklin Maxwell "Ha llegado la noche, el día de mañana nos veremos en la batalla de cadáveres, los dulces a cambio de la carta se entregarán por medio del servicio a la habitación —suspiraron todas a la misma vez para continuar la melodía sin ritmo—. Duerman deliciosooo~" Un hilo de baba corría por la boca de Maxwell, como si hubiera estado desconectado un rato allí tirado, solo para pestañear y levantarse contorsionándose como un muñeco de trapo enorme al escuchar la voz de Agnes por aquel altavoz, con una gran sonrisa al escuchar una de las palabras que menciono Galen, "Héroe", giro sobre su propia pierna derecha para extender sus brazos a los lados para posteriormente sujetar a Galen por sus hombros con fuerza, haciendo presión hacia abajo para arrinconarlo. — Mi querido niño... ¿Acaso no has prestado todavía suficiente atención? esta historia no se trata sobre héroes ni villanos... — sus ojos estaban mirándole fijamente, casi lo suficientemente engrandecidos como para salir de sus cuencas mientras mantenía esa enorme sonrisa y el hilo de baba finalmente se cortaba y caía al suelo frente a ellos. — Esta historia... supongo que lo mejor es no revelarlo todavía... todo esta en las palabras, Galen. Allí, escondido en mis palabras hay mucho mas de lo que aparento. Me pregunto... ¿Seras capaz de encontrar mi narrativa antes del momento esperado? — Procedió a soltarlo y caminar hacia los cuadros y al verse reflejado en uno de ellos, simplemente abalanzó su brazo contra el cristal, desquebrajandole y a su vez cortando su mano muy ligera y diminutamente. Solo un par de arañazos en aquella mano que luego deslizo por su rostro y cabellera en silencio antes de volver a voltear hacia Galen. — Y... entonces te gusta lo que viste ¿No? — Se quedo viendo por un momento al techo mientras acicalaba su sedosa cabellera. Sin prestar la mínima atención a sus raspones — Es normal, niño. Estas en la etapa donde... te empieza a gustar probar cosas ¿sabes? solo... experimenta y todo estará bien ¿all right, little bro? — Le menciono sonriendo antes de caminar frente a la cama para tirarse sobre ella y tapar su rostro con la almohada mientras usaba su propio bolso como cojín. —Si quieres dormir... tú del lado derecho en posición invertida a la mía, así cuando despiertes veras mis pies frente a tu cara — bostezo por un momento. — Lo... lo ultimo que quiero es despertarme con un mocoso con hormonas locas viéndome con cara de enamorado o alguna cosa rara. — Good night, boi!
Galen Rutonver Parecía estar muerto por momentos, mientras dejaba mi risa de lado y me ponía serio. Quité mi mano del rostro y voltee hacia la ventana, cuando al fin Franklin se levantó y me dijo cosas que de hecho ya sabia... En especial esa frase: "Esta historia... supongo que lo mejor es no revelarlo todavía... todo esta en las palabras, Galen." —No me digas... Maxwell, ¿Porqué crees que dije que... Por alguna razón, lo que contemple me gustó? Ya sé que dije muchas cosas en esa simple frase, no por nada me cuesta toneladas de trabajo lidiar con Agnes, lidiar con un nuevo individuo... Tratar, de reanimar a alguien como el pobre de Shawn. No creas que no sé, Maxwell. Inclusive, ya hasta contigo debo tener cuidado. Como dices, no me gustaría revelar mi acto tan pronto—. Respondí, serio y a secas, mirándolo fijamente mientras Franklin se alejaba. Golpeó uno de los cuadros lastimándose, pero actuando como si nada hubiese pasado. "Es normal, niño. Estas en la etapa donde... te empieza a gustar probar cosas ¿sabes? solo... experimenta y todo estará bien ¿all right, little bro?" ¿Little bro? Curioso, antes me decías que no actuara como si te conociese y ya hasta "bro" me dices. Meh, como sea. Mientras esa confianza se mantenga intacta, por mi bien. —Bueno, supongo que tienes razón. Hum, tal vez experimentar de vez en cuando no estaría mal, pero tampoco debo dejarme llevar tan fácilmente. Actuar de manera distinta de un momento a otro me hará ver obvio, así que todo será cuestión de improvisar—. Dije, cuando Franklin comenzó a dirigirse a la cama y a dejarse caer ahí. —¿Ya te vas a dormir? Vaya, creí que tendríamos una platica... Bueno, como quieras. Realmente no importa ahora, lo importante es esa famosa "Batalla de Cadáveres" Que... Te puedo decir algo Maxwell. Y es que por alguna razón presiento que ya no seré jamás el mismo a partir de mañana, no sé. Siento además que me tocará luchar esta vez... ¿Contra quién? Ni la más mínima idea, pero seguro las cosas se acomodarán para que hasta Shawn y Aimi me odien. Descansen, mis buenos hombres. Yo me daré una ducha, estoy que me repudio... >>Sweet Dreams, my sir—. Exclamé y me dirigí al baño, me desvestí y boté todo afuera para cerrar y tomar la ducha. Pasado los minutos, salí y me topé con la sorpresa de que mi ropa estaba limpia, vaya. Eso es nuevo... Las tres de la madrugada y aún atendiendo, al menos de seguir así puede que le tome cierto gusto a este infierno. Así que como pude me vestí de nuevo y me acosté como Franklin me recomendó. No me importa que esto se torne "homo" si hasta tal vez le genera gracia sería capaz de hacerlo. Igual, mi sueño es pesado. Es probable que lo termine haciendo al final de forma inconsciente... "En breves minutos iniciará la batalla, se les desea suerte a todos." Desperté de golpe al escuchar a Astaroth. ¿Ya era hora? Exactamente, era de día ya, y la iluminación del collar había disminuido, un día ya. Miré a mi alrededor y exactamente, estaba encarando a Franklin como decía que no quería verme, solté una breve risa y me estiré ahí mismo... Llevando mi mano derecha a mi ojo derecho y posteriormente al izquierdo nadamás para decir: —Buenos días, sir. ¿Qué tal el breve descanso? ¿No desea darme un beso de buenos días? Jejejeje... Parece que ha llegado la hora de bailar un poco, tu acto favorito de la prisión esta por comenzar, y no creo que te lo quieras perder. Vamos, Maxwell... No hagamos esperar a la miss universo —. Exclamé, sin dudas con un descanso mucho mejor que antes, e inclusive con una mejor actitud. Aunque yo mismo sabía que ese lado positivo no duraría mucho... «Así que ya es hora, la Batalla de cadáveres se llevará a cabo por segunda ocasión. Es hora, de que dos individuos luchen a muerte, por esos asquerosos caramelos. Hum... Me pregunto, ¿Y ahora qué sucederá? ¿Quienes lucharán? ¿Mi predicción resultará? ¿Shawn? ¿Aimi? ¿Laila? ... No lo sé, me temo que es ese tipo de cosas que uno no descubrirá hasta que llegue la hora». Pensé. Me senté al borde de la cama y me quedé ahí un momento. —Maxwell, me ha puesto a pensar esa frase tuya de "una historia de héroes y villanos". Sabes, creo que realmente no he puesto la suficiente atención, o mejor dicho. No estas siendo tan claro como piensas, lo único que me da a entender éso es que esto no es una película. No es un sitio donde alguien destaque más que otros, u inclusive otros menos. Es un lugar en donde nos guste o no, todos somos iguales. Nadie es poderoso, nadie es listo, nadie es tonto. Solamente somos piezas de ajedrez que podemos ser desechados en cualquier momento, así alguien inclusive sea la mismísima Reina. Es eso, ¿no? Ése es tu mensaje, o al menos parte de... >>Como sea, si acerté o no realmente no me importa. Dime, Maxwell. ¿Quién es y cómo es esa chica que Agnes la llevó a Joker? Te conté lo poco de Shawn y Aimi pero no me contaste nada de Laila. Creo que entre más información tengamos mejor podremos desenvolvernos... ¿No? Tal vez y hasta haya una forma de tener aliados —. Dije, ahora observando de soslayo a Franklin esperando su respuesta. ... —Como sea, supongo que no nos queda de otra mas que seguir adelante por ahora. Muy probablemente no podamos volver a compartir habitación dentro de mucho, tal vez y hasta Agnes sea consciente de ello. Aún así, agradezco haber compartido un rato más contigo, aunque seas todo un loco y un sujeto impredecible. Me agradas, bro. Y espero no haberte decepcionado... *suspiro* como sea, vamos. Colócate esa máscara o no sé, y prepárate. Tenemos un combate pendiente—. Le dije, serio y directo a Franklin, inclusive delatando cierta emoción e interés por el día de hoy. Al fin me digné a levantarme y dirigirme al baño, enjuagandome la cara, tomando el vaso de vidrio y llenándolo de agua para beberla, vaya. Ya que logré evadir tremenda habitación mínimo habrían traído algo de comida o no sé. Como sea, salí y tomé mis guantes de nuevo además de ponerme mis zapatos. Me acomodé mi chaqueta y di otro suspiro, mirando una última vez hacia la ventana... —¿Crees que de casualidad algún día vayamos hacia aquella feria? Conociendo a Agnes y su inestabilidad puede que sí, limitados, claro. Pero sería interesante... Como sea, Maxwell. Síguete portando bien... No hagas travesuras y... See ya —. Le dije, riéndome un poco de mi último comentario y me di la vuelta para salir y ser recibido por los guardias quienes me llevaban hacia esa jodida jaula de nuevo... «Batará Carcajada... Galen, recuérdalo. Ahí eres y serás Batará Carcajada... Nadamás». Pensé, dirigiéndome con serenidad e inclusive que con cierta elegancia hacia el sitio. Como si de verdad no me importara lo que pudiera pasar. The Pacman
Franklin Maxwell Cuando desperté, El niño ya no estaba allí, le había escuchado hablar, había escuchado el comentario de Agnes, pero mi sueño era mas importante. Se debe descansar antes de cualquier presentación. Allí estaba, yo, el televisor y mis cosas. Me dirigí somnoliento al cuarto de baño para lavar mi rostro y darme un pequeño baño para terminar de despertar. Cuando salí de allí ya había un nuevo set de vestimenta esperándome sobre la cama y unos zapatos limpios, incluso el guante del guardia había sido cambiado por otro con mayor simplicidad (y elegancia, a mi ver) con ese tono negrizco cercano al carbón - decidí guardarlo en mi bolsillo derecho - . Me acerque al espejo y me vestí correcta y pulcramente aún sin poder ver completamente bien sin los lentes. Mi tarea llegaba hasta aquí, recogí mi mascara y utilizando su cuerda de amarre de cuero la coloque colgando en mi espalda, la ropa la tapaba, al hacer la prueba frente a aquel espejo, podía moverme, estirarme, torcerme, girar, hacer todo lo necesario para comprobar sin duda alguna, que la mascara seguiría en su lugar invisible para el resto - y tampoco era incomodo llevarla allí, por suerte - me dirigí a la puerta enderezando los cuadros que faltaban y arrastrando los trozos de vidrio a una esquina con los pies, volteé por un segundo e hice una reverencia a la habitación. — Gracias por servirme. — dije susurrante mientras mi pelo se despeinaba y se generaba una mueca en mi rostro mientras mi mano a mis espaldas buscaba con el tacto para girar la perilla de la puerta para salir de allí. — Me pregunto... cuantas ideas han sido aceptadas para la escenografía. — masculle entre risas atoradas en mi garganta mientras extendía mis piernas dando pasos largos saliendo finalmente de la habitación, en camino a mi nueva locación.
