Однажды день в ла мансион Von Schweetz

Tema en 'Relatos' iniciado por Gray Vermillion, 11 Julio 2013.

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    Gray Vermillion

    Gray Vermillion Entusiasta

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    Escritor
    Título:
    Однажды день в ла мансион Von Schweetz
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2944
    Однажды день в ла мансион Von Schweetz

    Recuerdo ese día, el día en que me di cuenta de que el dinero no vale, el terrible día en que la vida de mis padres se redujo… a nada.


    El día en que perdí mi inocencia comenzó como cualquier otro de mundanos y patéticos días. Era en aquel tiempo en el que no me daba cuenda de lo frágil que es la vida. En aquel entonces yo renegaba por no pasar tanto tiempo con mis padres, sin saber que esa misma tarde, yo no los tendría conmigo nunca más.

    Yo esa mañana desperté emocionado, al escuchar la dulce y hermosa voz de mi madre que no escuchaba hace ya dos meses, justo en el día de mi cumpleaños. Mi madre debía de estar cerca de mi habitación, puesto que para que yo lograra escuchar su voz en la inmensa mansión a la que yo llamaba hogar, tenía que estar a unos pocos metros de mis aposentos.

    Rápidamente me levante de mi cama queen, me coloque mi bata, y corrí hacia la puerta de mi habitación. Ya me encontraba en el largo corredor que daba a las escaleras por un lado y al final del otro solo había una pared, el la que mi padre tenía escondida la bóveda familiar.

    Contemple esa pared por un minuto, no la veía igual que otros días esta vez tenia algo diferente; a mi larga distancia no podía sacar conclusiones, estaba dispuesto a acercarme y ver que ocurría, Cuando una voz que era más melodiosa que la de todos los pájaros del mundo me llamó. Me volví en dirección a la parte del pasillo de da a las escaleras; y la vi, era ella, la mujer más hermosa del mundo para mis ojos, mi madre. Sin pensarlos dos veces corrí en dirección a ella, pero mientras más corría ella se alejaba más, era como en las películas; el terror me invadía, no podía hacer nada más que gritar su nombre mientras ella desaparecía el la distancia. Entonces desperté, Con mis gritos y llanto alerté a la ama de llaves que se encargaba de mi, la Señora Strauss, ella entro a mi habitación y se sentó en mi cama. Me acurruque en sus brazos, y ella con sus delicadas manos me acariciaba mi cabello.

    — ¿Volviste a soñar con lo mismo? —. Me pregunta la Señora Strauss, a lo cual respondo asintiendo con la cabeza aun sin parar de llorar.

    Luego de un rato logro calmarme. La Señora Strauss se levanta de mi cama y me dice que baje con ella a desayunar. Bajamos hasta el comedor de la cocina, ya que el comedor principal solo se utilizaba cuando estaban mis padres el la casa. La Señora Strauss nos trajo la comida. Esa mañana el Zavtrak consistía en un plato de Khleb c Colbasai bliny c koziy syr y una taza de Sbiten, la comida estaba deliciosa.

    Después de comer fui con la Señora Strauss a la sala de estar para esperar un rato a que nos bajara la comida. Yo tome un libro de un autor que me gustaba mucho, claro que ya había leído el libro, pero lo vuelvo a leer solo por diversión, mientras que por otra parte la Señora Strauss tomó una revista de modas, no era una señora tan joven, pero a pesar de su edad ella tenia el sueño de trabajar en la industria de la moda, no como modelo claro. Ella cuando la conocí no era una señora muy inteligente, y a decir verdad creo que a duras penas logro terminar la escuela superior. Una vez mi padre quiso despedirla por no saber pronunciar bien una palabra, pero yo no lo permití. ¿Como pretendía mi padre que me separara de la única persona que en verdad me comprendía y me acompañaba en las largas jornadas en mi casa?, esa vez me enoje con él. Desde ese día he procurado enseñarle a la Señora Strauss a mejorar su lectura y escribir bien, e incluso, llamé a uno de mis antiguos profesores en secreto para que le diera unas clases privadas por la noche, se la hubiera dado yo mismo, pero ella no me lo permitía, ella decía que no era apropiado que alguien como yo perdiera su tiempo con una sirvienta, pero eso ya hace años, ahora tengo mucha más confianza con la Señora Strauss.

    Luego de leer aproximadamente unos veinticinco minutos, alguien tocó a la puerta. La Señora Strauss dejó su revista y se levantó para abrir la puerta. Desde el sillón en el cual yo estaba sentado de podía ver la puesta de entrada a través del ventanal que tenia a mi lado izquierdo. Veo a una persona desconocida hablando con la Señora Strauss, luego de un rato la persona le entrega un sobre y se va. Me pregunto de qué habrán hablado.
    La Señora Strauss entra en la sala de estar con una bandeja de plata, en la cual lleva una carta que esta sellada con el logo de mi familia.
    —Le han dejado esto amo Klaus—. La Señora Strauss baja la bandeja a mi altura, tomo la carta y la abro. — Creo que le gustará lo que va a leer—. Me dice mi querida Señora Strauss.
    Comienzo a leer la carta en voz alta:


    Lunes, 15 de junio. Islas Solovetsky.

    Hijo, ya han pasado dos largos meses que no nos vemos.

    Esta semana tu padre y yo logramos culminar el tratador con Sir Reginald,

    así que volvérenos a casa antes de lo planeado, ¿no es fantástico?.

    Llegaremos el día jueves a eso de las 4:30 de la tarde.

    Espero con muchas ansias ver tu hermosa cara hijo.
    De tu amorosa madre, Tiana Von Schweetz.
    Me quedé sin moverme por un momento, miré a la Señora Strauss, la cual tenia una sonrisa el la cara. Era hoy, hoy era jueves, hoy vería a mis padres. Lo único que pude hacer fue abrazar a la ama de llaves y llorar de la alegría.

    Se me ocurrió algo en ese momento, podría ir a la ciudad un rato a comprarles un regalo de bienvenida a mis padres, ¡Ja! Que inocente era en ese entonces, mis padres no necesitaban regalos, eran tan asquerosamente ricos que podrían tener todo lo que quisieran con solo mandarlo a comprar, aunque en ese momento una idea estupenda hacerles es detalle.


    Le cuento mi plan a la Señora Strauss la cual se ofrece a acompañarme. Yo subo a mi habitación, tomo una ducha y me visto, me pongo una camisa de vestir con las mangas recogidas de color celeste, un pantalón formal de color negro y unos zapatos de vestir, me visto de esta forma ya que como un Von Schweetz tengo que dar la talla siempre, aunque evito ponerme la corbata y el saco ya que no me agrada usarlos.

    Cuando bajo las escaleras veo a la Señora Strauss muy bien arreglada, llevaba puesto un vestido con armadores de tono rosado pastel muy suave y faralaos. Su largo pelo de color grisáceo estaba amarrado en una trenza, y tenía un lazo de color rosado el cual la sostenía. Y en sus manos tenia dos parasoles, uno rosado con detalles y uno negro. La Señora Strauss me da el para sol y hace una reverencia.

    — ¿Me permite acompañarlo en este paseo?—. Me dijo la Señora Strauss como si me estuviera pidiendo que bailara con ella.

    Tomo a la Señora Strauss por el brazo y salimos de la casa. Y bajando las escaleras principales se encontraba el auto que yo utilizaba como transporte; el chofer nos abrió la puerta a mí y a la Señora Strauss. Yo podría haber conducido el auto pero mis padres no me lo permitían. De camino a la ciudad, charlé un rato con la Señora Strauss:

    —Será una noche fabulosa, le he dicho a los cocineros que preparen un banquete, y también le dije a las floristas que llenen toda la casa con Orquídeas y Cayenas, además cuando lleguemos yo misma me encargaré de dirigir la limpieza de la casa. ¡Todo resultará fantástico! —me contó la señora Strauss su plan para la llegada de mis padres. Yo le contesto con una sonrisa muy cordial. —Aunque…—Se detiene un momento, yo la miro extrañado. —… ¿No le ha parecido raro que sus padres nos mandaran la carta hasta hoy?—. Preguntó muy extrañada la Señora Strauss. — Digo, ya de tantos años de conocer a sus padres, me ha parecido que su puntualidad es impecable. —

    La Señora Strauss tiene toda la razón, mis padres era extremadamente puntuales.

    —Tal vez se extravió la carta en el correo. — Le respondí yo muy optimista.

    —Pero joven amo, ellos poseen cientos aviones, muy fácil pudieron enviar la carta en uno de sus vuelos— Al decir esto la Señora Strauss me desanimé un poco. Yo solo hice un gesto vago con los hombros.


    Dejamos de hablar del tema. Luego de un rato llegamos a la ciudad el conductor nos dejó en uno en una de las más visitadas calles de Moscú, estaba llena de tiendas por donde miraras y era muy extensa, llegaba hasta donde alcanzaba la vista, y siempre estaba llena de gente ansiosa por gastar su dinero. Claro que hoy en día sigue estando llena de gente, pero son personas totalmente distintas.

    Fuimos a la tienda Tiana’s, la tienda de joyas favorita de mi madre, le compre un collar de ora con incrustaciones de diamante, y me aseguré de que no fuera igual a uno que ella ya tuviera. Después de eso fuimos a una tienda de la cual no recuerdo el nombre, allí le compre a mi padre un reloj muy caro de una marca muy reconocida de donde yo vengo. Al salir de la tienda caminamos en dirección hacia el final de la calle, en donde el chofer ya nos debía de estar esperando, a mitad de camino noté que la gente se amontonaba en una cafetería, todos viendo un televisor, aunque no nos detuvimos logré escuchar algo de lo que decían en el noticiero: “Recomendamos a todos los ciudadanos que mantengan la calma, la autoridades controlaran la situación. Según fuentes no oficiales el número de atacados esta entre 100 y 200 personas, más 400 personas que aun siguen desaparecidas. La fuente de estos ataques…” Ya no pude escuchar más, ya estaba demasiado lejos para escuchar.

    Llegamos al auto y fuimos a la mansión. Ya en mi casa, la Señora Strauss y yo fuimos a la sala de estar, dejamos las compras y nos dirigimos al comedor de la cocina, ya estaba preparado y servido el obyed consistía en un tazón de Borshch y entre los dos nos comimos un plato de Pirozki, y nos tomamos una jarra de Kompot, y de postre unos Blinis. Fue mucho más deliciosa la comida de ahora que la que comimos en la mañana.

    Luego de almorzar subí las escaleras para ir a mi habitación, tenia que cambiarme de ropa para mi clase de Kali, a la cual asistía escondido, ya que mi madre ordeno a todos los sirvientes que no me permitieran ir, ella decía que era un arte peligroso y que terminaría perdiendo un ojo, ¡Jaja¡ si ella hubiera sabido defenderse tal vez estuviera aquí conmigo. La única que sabia lo que hacia era la Señora Strauss.

    Caminé por el pasillo que daba a mi cuarto, entré en mi habitación, me puse mi ropa de entrenamiento, tome mi chaleco de 40 cuchillos y me lo coloque, y salí del cuarto. Serré la puerta de mi cuarto con llave, mientras lo hacia, me volví hacia la pared de la bóveda, la note extraña justo como lo fue en mi sueño de esta mañana, me acerqué a la pared, la toque y pegue mi oído a la pared intentando oír algo, se escuchaba un ligero ruido, era como el de una gota de agua que cae constantemente de una gotera a la mitad de la noche, pero sentí que se acercaba, ya no eran gotas, eran pasos. Me coloque en mejor posición para escuchar mejor lo que estaba detrás de la pared. Yo estaba muy nervioso, cuando una mano me toca el hombro, doy un brinco e instintivamente saco un cuchillo y me volteo.

    — ¡Ay!—. Exclamó la Señora Strauss que tenía un cuchillo a punto de atravesarle la garganta.
    Me quedé paralizado, la cara de la Señora Strauss se volvió mucho más pálida de lo normal, luego de un segundo de asimilar lo que estaba sucediendo me separo de la Señora Strausss y guardo el cuchillo. Lo hice por puro instinto, yo nunca le haría eso a la Señora Strauss.


    Luego del incidente, olvide lo de la pared, le pedí perdón a la Señora Strauss, Y me fui a mi clase. Ese día pasé toda la tarde con diez muñecos de madera, bueno… fueron muñecos de madera, ahora solo son astillas. Ya eran las 5:00 de la tarde se me había pasado la hora, tomé mis cosas y fui corriendo hasta mi casa. De camino, en la calle noté que la gente estaba alborotada, decían cosas como: “Vamos a morir” o “Es nuestro fin”. No les presté atención, ya quería llegas a mi casa para ver a mis padres.

    Luego de un rato llegué a hogar, desde afuera noté que la casa estaba totalmente oscura, no se veía ninguna luz. Entré por la puerta trasera, todo estaba totalmente oscuro, y tampoco se sentía ni escuchaba ninguna alma.

    —Hola—dije en una voz apenas audible

    Camine hasta el interruptor de las luces y las prendí (no lasa de toda la casa claro, solo las del recibidor de atrás y las del pasillo que dan al comedor principal).

    Fui hasta el comedor principal; no había nadie.

    Estoy muy confundido Me dirijo hacia la entrada de la casa cuando escucho un ruido, que al pareces venía del despacho pe mi padre.

    — ¡Papa!—Grité aliviado, ya que pensaba que todos me habían dejado solo en la casa.
    Salgo corriendo hacia el despacho de mi padre, abro rápidamente la puerta, y me encuentro con algo que me dejo marcado por el resto de mi vida: Mi padre, estaba en el suelo, su camisa estaba llena de agujeros y estaba todo lleno de sangre. Estaba horrorizado, salí corriendo de allí con lagrimas en los ojos, solo se me ocurrió ir en busca de mi madre.


    Subo las escaleras al primer piso (las que dan al pasillo donde esta mi cuarto). Giro la cabeza hacia donde esta la pared con la bóveda, me sorprendo con lo que veo; la pared de la bóveda estaba... Mejor dicho no estás, es como si una gran explosión la hubiese destrozado toda. Paso de largo, estoy preocupado que mi madre este en peligro. Cuando llego a su habitación me detengo un momento, no abro la puerta, me aterra pensar que mi madre este muerta, pero tomo el valor luego de unos segundos y lo hago, abro la puerta.

    La figura estaba parada junto a mi madre, con un cuchillo en la mano, la figura y yo nos miramos por un segundo.

    De primer momento no entendí lo que había pasado en tan solo unos minutos, lo voy asimilando: No hay nadie en mi casa, mis padres están…muertos, y yo… estoy en la misma habitación que el acecino de mis padres.

    El acecino comenzó a correr hacia la ventana, mientras que yo le comienzo a disparar los cuchillo de mi entrenamiento, estoy tan desorbitado que no logro acertar ninguno. El señor que mato a mis padres escapó rompiendo la ventana y cayendo sobre el suave césped de mi jardín, yo me acerqué a la ventada y miré abajo, el señor había escapado perdiéndose en la oscuridad de la noche. No podía hacer nada más que llorar, era un niño rico que ahora era huérfano.

    Alcé mi mirada y mire el panorama de la ciudad, un aura roja la rodeaba, como si se estuviera quemando, desde mi mansión apartada podía escucha los gritos de las personas, la desesperación se sentía en el aire, supuse en ese momento que la peste que había escuchado en la mañana nos había alcanzado ya, cosa que posteriormente confirmé.
    Ya no me quedaba nada, solo estaba yo, Klaus... el nuevo hombre de la casa.
     
    Última edición: 25 Febrero 2014
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  2.  
    Sacnite

    Sacnite Entusiasta

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    Oh!!!!

    Impresionante me encanto ..!!! Me imagine con cada detalle la escena de la tragedia de sus padres y cuando Klaus se asoma a la ventana llorando y ver la desesperación en que se consumía la ciudad así como el, en ese momento pensando que se convirtió en un huérfano...:eek:
    Convirtiéndose en el hombre de la casa.. de seguro eso lo fortalecerá de alguna manera...

    Pobre Klaus de la noche a la manana su vida da un giro de trecientos sesenta grados...
    sin poder hacer nada para evitar la tragedia que estaba al asecho... Dejándolo solo :(
    que habrá pasado con la ama de llaves que siempre lo acompaño sera que también murió ?

    Espero con ansias que continúes la historia me fascino!!
    me fascino !!!! waaaaa espero lo continúes lo vuelvo a repetir porque me gusto !!!

    Felicidades!!!

    Saludos Gray Vermilion ^^ gracias por invitarme a leer tu historia me impresionas !!!
     
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  3.  
    wasabi

    wasabi Flamer Comentarista empedernido

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    Señor Klaus debo decir que me encantó tu fic, describiste a la perfección cada parte de la historia y sin duda se puede llegar a transmitir el sentimiento que encierra la tragedia de tus padres, la desesperación y el dolor, todo eso combinado con el 'Apocalipsis Zombie' uff... sin duda me has dejado marcada, aún me resuena tu historia en mi cabeza y las escenas, sobre todo la última de la tragedia y el virus consumido.

    Creo que sólo faltó un poco más de descripción sobre el caos ya que en esa parte llegaste a brincarte muchas partes clave, ya que al principio se describe como que no se le presta la menos importancia al caos y después se relata como si se conociera todo de él, además noté que tienes unos errores ortográficos como tildes y coherencia en el número y la narración, aquí unos cuantos ejemplos que logré notar:

    Eso es todo, espero volver a leer alguna historia tuya y poder apreciar tu mejora y tu gran facilidad de descripción ¡Saludos!
     
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  4.  
    Tarsis

    Tarsis Usuario VIP Comentarista supremo Escritora Modelo

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    Escritora
    Excelente escrito, de verdad. ¡Me ha encantado! Las descripciones, y como la incoencia de ese dulce joven amrcaba el principio de la historia. Incluso su visión de la vida era inocente. Dos recomendaciones y detalles. La primera, casi confundo esto con un bot ruso, por favor, coloca el título en español. :) Y segundo, creo que hubo un detalle que te señalaron que no editaste:

    Es "asesino", el mismo error lo cometes en el párrafo siguiente. :)

    Ha sido un placer leerte.
     
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