Último Asentamiento Varelkraft En el Camino de los fieles, poco después de entrar, uno puede encontrar la parte suburbial del asentamiento de los varelkraft, sellada por un enorme portón que separa a los ancianos, decrépitos y moribundos del resto de la población viva varelkraft, cortesía de Krom, el Héroe de los mismos. El propio Krom protegía este asentamiento, último bastión de los de su especie, y su entrada quedó limitada, con el cierre del portón, a un acceso norte, justo antes de los campos sagrados, que él mismo custodiaba. Así, en esta zona, múltiples casas de maderas, claramente talladas a mano, se encontraban por todas partes: este es el puro centro del Asentamiento, al fin y al cabo. Al ver entrar al Elegido, los guardias lo hicieron con asombro e incredulidad, y pronto empezó a correrse la voz. No le atacaron, pese a que los varelkrafts solían ser hostiles, más aún con humanos. No, todo lo contrario. Algunos parecían alegres, y corrían por la zona, rumbo al portón enorme que había al sur del poblado. Había un varelkraft negro, de tamaño pequeño, casi como si fuese un niño. Qué curioso, solo los mejores y más fuertes tenían sus venas ardiendo y se veía la lava corriendo por los surcos de su piel, y aquel... pese a ser algo más pequeño y menudo que el resto, tenía dicha lava a fuego vivo. Debía ser un varelkraft poderoso y especial, a pesar de su tamaño. Destacaba, también, un puestecito que parecía ser parte de un mercado. Ah, ¿comerciaban allí, incluso? Caray, en aquel lugar se habían organizado tremendamente bien... tenían mercados, guardias custodiando la zona, unas barreras de tocones de madera rodeando el poblado, ¡estaban muy bien preparados! Sin duda este sitio era todo un refugio. NPCs en la zona: - Gurt, el asesino varelkraft
Egin Pude ver que las luces provenían de una suerte de pueblo compuesto de casas de madera tallada a mano, el cual estaba rodeado por un muro de tocones. Casi en el otro extremo del lugar se podía ver una inmensa puerta. No estaba muy seguro de si era buena idea meterme en el lugar, estaba seguro de que había varelkrafts ahí. Quizás podrían llegar a pensar que el tal Krom me dejó pasar y por lo tanto no tendríamos problemas. Si eso no ocurría, bueno, tenían mi hacha y urnas heladas. Me adentré en lugar ante la atenta mirada de los guardias. Caminando por entre sus callejuelas y observando las casas, podía sentir de lejos cómo todos a mí alrededor comenzaban a decir cosas por lo bajo. Aquello me puso nervioso, pues estaba rodeado. Esperé unos instantes de pie, quieto… Pero nada pasó. Todo lo que pude observar fue cómo algunos varelkrafts parecían ponerse contentos. Ignorándome por completo, muchos de ellos corrieron hacia el portón del sur. Curioso y extrañado por esta reacción, me dirigí a ese lugar a ver qué pasaba.
Egin bajó hasta el portón, lleno de curiosidad. Múltiples varelkrafts se concentraban allí, balbuceando y gritando, como locos. ¿Qué sucedía? Pronto se dio cuenta. Un gran número de varelkrafts comenzaron a empujar el portón, después de desbloquearlo, y este se abrió, mostrando al otro lado la zona suburbial. Otros muchos varelkrafts, la mayoría más ancianos y decrépitos, se encontraban en la zona. Y todos reaccionaron alarmados al ver cómo el portón se abría. Hubo gritos, casi como si fuesen gritos de guerra, pero parecían ser... celebraciones. Los Varelkrafts parecían haberse reunido con familiares y amigos que hacía tiempo que no veían, se notaba. Y pronto uno de los ancianos se dirigió a Egin. —¡A-Ah! ¿Eres tú humano que matado ha a Krom? ¡G-Gracias! ¡Tiranía una era casi! Mi familia visto no la he en meses muchos... Pronto todos los Varelkraft se giraron hacia él... o casi todos, desde luego. Habia otros que miraban con recelo, furibundos, distantes. Pero la mayoría parecían felices. Y uno le dijo: —Bienvenido eres aquí. El tiempo que necesites descansa... este tu hogar es. Y otro cúmulo de gritos de guerra se sucedieron. Vaya... parecía, en cierto modo, que había hecho un favor a esos Varelkraft, ¿no? Hasta le ofrecieron zona para descansar y le permitieron quedarse tanto tiempo como quisiese. Je. Con lo hostiles que solían ser los de esta especie, el asunto debía ser grave para que mostrasen tal hospitalidad. Has desbloqueado un pozo. Puedes descansar y viajar de forma rápida a este punto cuando quieras. Se ha abierto el portón. Esta zona conecta ahora no solo con la "muralla de varelkrafts" sino también con el "asentamiento varelkraft", ubicados ambos en el Camino de los fieles.
Egin La escena que vi me resultó algo enternecedora, y eso que estábamos hablado de varelkrafts. Presencié cómo el grupo que vi correr en dirección al sur se amontaba contra el portón que allí había. Habían quitado la cosa que lo trababa y en ese momento lo empujaban. Lo que abrieron fue el camino hacia una continuación de este asentamiento, que daba a una zona mucho más empobrecida donde pude ver, desde mi lugar, un número considerable de ancianos decrépitos y otros varelkrafts de aspecto débil y moribundo. Me sobresalté un poco cuando los escuché gritar. Eran gritos horribles que incomodaban mi cuerpo, pero en ellos se notaba la alegría. La felicidad de numerosos reencuentros. Me acerqué a ver el grupo más de cerca. En eso, uno de los ancianos se me acercó para agradecerme por matar a Krom, quien al final no parecía ser tan héroe como su título decía. Entonces todos aquellos seres se me quedaron viendo, algunos contentos y otros bastante desconfiados. En mi interior había una mezcla de sentimientos parecidas, porque me gustaba ver familias reunidas pero me inquietaban estar rodeado por ellos, porque eran criaturas fuertes a las que no había que subestimar. —Bienvenido eres aquí —me dijo uno—. El tiempo que necesites descansa... este tu hogar es. —Eh… No es nada, supongo —respondí con torpeza—. Gracias. Me ofrecieron una zona para descansar donde había un Pozo, el cual aproveché para volver mis armas a su estado original y curar mis leves heridas. Pero no necesitaba descansar ahora, seguía curioso. Dejé la zona de descanso para acercarme al puestecito del lugar. Se ve que los varelkrafts eran buenos comerciantes, o eso creía. No estoy muy seguro.
Egin se acercó al puesto, analizando el mismo. Había múltiples cosas curiosas y útiles, sin duda: armas, armaduras... se notaba que los varelkraft eran un pueblo guerrero, sin duda. Y fue mientras curioseaba cuando uno de los tenderos le miró, curioso, y dijo: —Eh, visitante. ¿Dinero tienes? Si dinero tienes no, comprar no puedes. Humanos vosotros soléis usar extrañas monedas, sí. Aquí, con Ascuas comerciamos. ¡Moneda es regional de varelkrafts los! >> Pero si tienes ninguna no, ¡te preocupes nada no! En mercado este, no solo productos vendemos, compramos también materiales, comida, recursos, ¡lo que todo se te ocurra! Tráelo, y diremos te cuánto en Ascuas vale. Se editarán los Mercados de Refugios para incluir la sección de productos varelkraft. Podéis vender materiales y recursos de la sección "Otros" de vuestro inventario aquí o en el propio tema de los Mercados para ganar Ascuas.
Egin Armas, armaduras y otras cosas fueron lo que encontré en el mercado de los varelkrafts. No hacía falta un genio para darse cuenta de que eran toda una raza guerrera, el aspecto de lo que había en venta así lo declaraba. Me quedé tan embobado imaginándome cómo me vería con estas cosas encima, que tardé en darme cuenta de que uno de los tendederos me hablaba. Di un pequeño respingo antes de prestarle atención. —No tengo de esas cosas —me lamenté, negando con la cabeza. Entonces me detuve, recordando algo—. ¿Pero compras cosas? —pregunté— Tengo esta esencia ilusoria. La obtuve por aquí cerca. A decir verdad, dudaba que aquello valiera algo para esos varelkrafts, pues las panteras merodeaban cerca de este lugar.
—Oh, bueno... no que sea es lo mejor mundo del, pero... algo utilidad de le dar podré. Obtienes 3 Ascuas.
Egin —Muchas gracias —dije, guardando el dinero varelkraft en una bolsita atada al cinturón de mi armadura; no era mucho, debería aprender a ahora si quería conseguir equipamiento de esta raza. Me alejé del mercado y continué explorando el lugar. Comencé por la zona de las murallas. El lugar, a decir verdad, estaba bastante bien cuidado ante cualquier tipo de peligro, parecía un refugio sólido. En el lugar vi a unos cuántos guardias. Me acerqué a observarlos, pues no lograba juntar el atrevimiento suficiente para hablarles.
Uno de los guardias pareció notar que le miraban. Movió ligeramente sus picudas orejas, y, brazos musculados cruzados, alzó la voz. —Eh. Humano. ¿Miras qué? Ven, acércate. Aquí que estás ya, escucha que te digo lo. Ahora que muerto Krom está, gente podemos de fuera traer. Así que, alguien si conoces de fuera, que refugio busque y de raza nuestra sea... avísame, o a él dile aquí que venga. Desde ahora, podéis informar al guardia de varelkrafts que puedan ser traídos aquí o decírselo directamente a ellos. Aquí se reunirán NPCs que podrán ofrecer servicios, tener sus propias tramas y funciones y, en definitiva, podréis interactuar con ellos.
Egin Lo único que me interesaba era ver lo que esos guardias vigilaban, aunque fuese obvio que todo lo que hacían era mantener a los descerebrados lejos del refugio. Uno de ellos notó mi presencia en el lugar, lo supe porque vi cómo se movían sus orejas. Y, bueno, porque se dio la vuelta y habló casi gritando. Un poco cohibido por el tono potente de aquella voz, me acerqué a oír lo que tenía para decirme. El guardia me explicó que ahora que Krom estaba muerto, podía avisarle de varelkrafts que estuvieran fuere de este refugio para darles cobijo en su hogar. —Ahora que lo mencionas, hay un varelkraft en el Templo de los Dioses. Lo he visto de lejos, pero no recuerdo muy bien su nombre —“aparte sabe trucos de magia y eso me gusta” pensé para mis adentros—. Pronto regresaré al Templo, así que le avisaré de esto si ustedes no lo hacen antes. Saludé al guardia con un gesto de la cabeza y me alejé respetuosamente del lugar. No quería molestarlos, así que volví a mí tarea de reconocimiento del pueblo. De hecho, había alguien que me interesaba. Lo había visto desde un comienzo, pero lo olvidé rápidamente debido a la conmoción que me produjo el reencuentro entre familiares varelkrafts. Ahora que seguía caminando sin saber que hacer, volví a verlo. O sea, no costaba tanto verlo porque la lava brillaba con intensidad en sus venas. Pero lo que más llamaba mi atención era su pequeño tamaño. Tenía muchas ganas de conocerlo, pero no sabía muy bien qué decirle. Pese a lo cual, me acerqué a él con pasos firmes, aunque por dentro me sentía dubitativo. Me paré junto al pequeño varelkraft negro, tomando una postura intimidante. —Hola —dije con tono seco—. Pareces muy poderoso… ¿Quién eres?
—... ah. ¿Bolm? ¿De Bolm hablas tú? Si en el templo está, ahí estar déjalo. Familia no tiene, nada aquí le queda. Allí... bien estará. Vaya, conocía a Bolm... y no parecía que tuviese intenciones de ir a por él, porque él mismo no parecía que tuviese intenciones de volver, ¿eh? Seguramente en el templo estaría bien. Tras eso, se dirigió a hablar con el pequeño Varelkraft. Era curioso, porque cuando le respondió a Egin, habló con una voz tremendamente ronca, como todos los varelkrafts. Claramente era un niño, o al menos joven, pero, con todo, tenía voz de adulto. ¿Sería que todos los varelkrafts tenían esa voz desde que nacían? Tampoco había mucha diferencia entre niño y adulto, a decir verdad. Todos los varelkrafts parecían iguales: algunos morados, otros negros, unos más grandes que otros, pero luego todos eran casi iguales. No había diferencia entre hombre y mujer, porque no había géneros, todos tenían aspecto masculino y eran hemafroditas. No había diferencia entre niños y adultos más allá del tamaño. No era... fácil distinguirles. Pero tenía sentido, ¿no? Eran todos ciegos y carecían de sentidos. Únicamente sentían a través de sus poros especiales. Así les bastaba para distinguirse entre ellos, ¿para qué iban a necesitar ser diferentes? —... hola. ¿Eres tú quien a mi padre mató? Vaya. Q-Qué incómo- —... gracias. Al fin volver podemos a normalidad la. Problema tenemos ahora uno, sin embargo. O... tengo. Crimson, por cierto, mi nombre es. Y, verás... complicada esta situación es, porque varelkrafts los nosotros elegimos líderes nuestros a los según fuerza su. "Héroes" líderes nuestros se llaman. Padre mi, Krom, último era Héroe Varelkraft. Suspiró, con una mezcla de miedo y preocupación. —Pueblo varelkraft el necesita no otro Krom. Por eso, elección cuando nueva se realice del Héroe, ganar debo. Seguidores los de mi padre pocos son, pero poderosos son. Y dinero y apoyo tienen. Armas, armaduras, todo. Yo fuerte soy, pero pequeño también; en mi confían no. Mercaderes los no me dinero dan, no me armas dan. Así, ganar no podré. Apoyo no tengo tanto; otros candidatos fuertes no tan son, y mi padre los seguidores de vencer lograrán. Si solo... dinero tuviese... y gente apoyase me, yo... P-Pobre Crimson. Parecía querer proteger a su pueblo sobre todas las cosas, y, al parecer, por el sistema de elección de líderes varelkraft, los "Héroes", solo el que se mostrase más fuerte podría ser el líder. Y los seguidores de su padre, de Krom, que mantendrían esas políticas estrictas y perjudiciales para las minorías, parecían ser muy fuertes. Solo Crimson, que solo era un niño, confiaba en ser capaz de ganarles (¿tan fuerte era siendo un niño...?), pero necesitaba dinero y gente que le apoyase, ¿eh...? Todo para poder prepararse de cara a la futura elección de un nuevo Héroe. Tal vez podrían ayudarle, ¿no? Desde ahora, podréis donar Ascuas a Crimson para contribuir al desarrollo del refugio. Como en el anterior refugio, al donar cierta cantidad y traer a cierto número de NPCs, el refugio irá subiendo de rango y ofrecerá en su tienda más productos y mejores servicios, además de que progresará la historia del lugar y sus personajes.
Egin El niño habló con voz de hombre, tomándome desprevenido. Los varelkrafts no dejaban de sorprenderme como raza. El pequeño me preguntó si fui yo el que había matado a su padre, quien no era otro que Krom, el Último Héroe. No supe muy bien cómo responder a semejante pregunta, debido a la incomodidad. Pero antes de disculparme o algo, el niño me agradeció por haberlo hecho. Se llamaba Crimson. Me contó que, ahora que Krom había muerto, el pueblo debía elegir a un nuevo Héroe que los liderara. Qué él debía ganar esa elección. Pero estaba el problema que los seguidores de Krom parecían tener bastante influencia y poder en aquellos páramos; también estaba el hecho de que no recibía apoyo de nadie, por lo tanto no contaba con dinero ni nadie que los apoyase. Así, no podría lucir ante los varelkrafts el inmenso poder que yo veía en él, aquel que le haría merecedor del título de Héroe. No podría poner fin a esa cosa de abandonar a los viejos y débiles. Alcé la vista por sobre el pequeño. Aun se podían ver a los varelkraft disfrutando de estar juntos otra vez. Sus gritos seguían resonando en mis oídos, horrendos y agradables al mismo tiempo. La sonrisa burlona de Krom casi se volvió a dibujar antes mis ojos, mientras hacía arder a su propia raza detrás de él. Quizá, sólo tal vez, varelkrafts a los que él había considerado “débiles”. Apreté los labios con indignación. Me arrodillé junto al pequeño Crimson, tomé una de sus manos y deposité en ella las tres Ascuas que acaba de ganar con mi venta. —Sé que no es mucho —le dije con seriedad—. Pero es apenas el inicio: yo seguiré vagando a las afueras de estos muros, de seguro conseguiré más Ascuas con las cosas que encuentre, para ayudarte a cumplir tu misión. Mientras, cuida a tu pueblo. >>Diles a todos que tienes la confianza de Egin, uno de los Elegidos. Asentí en silencio y me incorporé. Giré sobre mis talones y me dirigí al Pozo del Refugio. Antes de ingresar por él, miré por sobre mi hombro a Crimson y lo saludé con un gesto de la mano.
Kashya Tras meterme en el pozo, acabé por aparecer en el asentamiento Varelkraft. Había escuchado en el Templo que uno de los Elegidos había conseguido vencer a Krom y por lo tanto el refugio estaba al fin libre. No solo eso, también estaba agradecidos con nosotros y nos permitían entrar sin mayor problema. Observé el lugar un par de minutos, detallando cada zona, y me acerqué primero al puestecillo para vender los brazaletes que había conseguido contra las mutaciones. No pensaba que fuesen a darme muchas monedas, pero al menos era algo y seguro que servían como en el refugio de Verghal. Después de aquello, me dirigí hacia los guardias para informarles sobre el paradero de Gurt. >>Vender Brazalete dorado x2 + contarle al guardia sobre Gurt.
—Oh, ¡oro! Interesante es, duda sin, pero aquí varelkrafts de por preferimos carboplata o más duros materiales los. Oro delicado es, pero... ¡fundirse puede para armas hacer decoradas! Obtienes 8 ascuas. Por su parte, el Guarida se quedó impactado al oír lo que Kashya tenía que decirle. —¿G-Gurt? ¿Gurt, el Asesino? Bromeando espero que estés no, muchacha. Debemos te a tu amigo y a ti mucho, pero a broma esto suena. A Gurt muerto lo dábamos por... ¡s-si verdad es dices que lo, iré por él a seguida en! ¡Gracias! La próxima vez que vengáis al refugio, Gurt estará aquí.
Kashya El guardia parecía especialmente contento con la información que le di de Gurt, e incluso me hizo negar con la cabeza un par de veces cuando dijo si no era un broma. Entendía, de todas formas, que lo diesen por mucho, porque parecía que llevaba muchísimo tiempo ahí encerrado en las mazmorras. Observé después las monedas aquellas había conseguido con los brazaletes, que había sido una venta mejor de lo esperado. Por supuesto, llamó mi atención el pergamino que tenían a la venta y tenía suficiente para comprar, además de que me sobraban unas cuantas. Recordé entonces que en el refugio de Verghal, las edenitas podían ser donadas para mejorarlo y, tras buscar un rato, encontré al pequeño Varelkraft que parecía encontrarse en la misma situación. Así pues, le di las monedas suficientes para dejarme con las que necesitaba para comprar. >>Donar tres ascuas.
Egin Salí del Pozo del refugio, proveniente desde el Templo. Como no tenía mucho más que hacer en este lugar, al menos por ahora, tomé el camino que conducía al horripilante muro de cadáveres en llamas.
Kashya Cassandra había parecido bastante contenta cuando le propuse ir al Refugio, pero una vez ahí... bueno, supuse que era un poco difícil deshacerse de la paranoia que se había apoderado de ella. Ser traicionada por alguien en quien confiabas plenamente, no tenía que ser nada bonito de experimentar. No tenía mucho que hacerle sin embargo, salgo esperar que no le diese por matar también a la gente de ahí y ya. Decidí mejor dejarla tranquila y justo en ese momento Espella se acercó a mi posición. Me vino bastante bien porque pude contarle sobre lo nuevo que había encontrado en el castillo y sobre Robbert. Luego volví hasta el pozo y aparecí en el asentamiento Varelkraft, en busca de Gurt.
Gurt vio llegar a la chica, sintiéndola nada más acercarse. Movió casi por instinto sus dos extrañas orejas/cuernos, y esbozó una sonrisa que, con esos dientes tan afilados, daba algo de miedo. —Vaya, pero qué tenemos aquí. Una humana con sangre fresca y caliente se acerca a mí, ¿huh? Hmmm... la sangre humana huele tan bien, y es tan cálida... si solo pudiese... darle un mordisco... Acercó sus mandíbulas a Kashya, amenazante. Pero antes de morderla, empezó a reír. —Ja, ja, ja... es broma, es broma. Bueno, realmente no lo es, pienso eso; pero no te voy a hacer nada, tranquila. ¿Cómo mataría a una de mis grandes salvadoras? >> Tal y como esperaba, me han acogido aquí muy bien, debo decir. Je. Un héroe ha vuelto, ¿eh? Y ese chaval, Crimson, se ha puedo muy contento. Dice que él os pidió que trajeseis gente. A vosotros, los supuestos "Elegidos". Todo para apoyarle. Je, se siente bien tener influencia; un asesino renombrado como yo podría ayudarle mucho a conseguir apoyo. Una pena que la pérdida de mi brazo me haga tener que retirarme. Me hubiese gustado clavar unas cuantas balas más en cráneos humanos. Lo decía con tanta calma que era un poco... terrorífico. Parecía decirlo como si, de poder tener un rifle en sus manos, le dispararía sin dudarlo. —Ah, pero bueno. Jubilarse no está mal, supongo. Mejor que seguir en la celda. Hmmm... ahora que lo pienso, ¿te apetece un trato? Ya que mi futuro parece ser estar aquí sentado sin hacer nada, me gustaría, al menos, dedicarme a lo segundo que más me gusta. Lo primero es matar humanos, claro, y lo segundo... las armas. Ah, me encantan. De todo tipo. Así pues, hagamos un trato: fui asesino, así que sé fabricar balas, cuchillos, flechas, lo que se te ocurra. Tú me traes cualquier arma y yo... te doy a cambio municiones y objetos arrojadizos, ¿trato? Contenido oculto Gurt ofrecerá un servicio de trueque: podéis darle cualquier arma que no queráis y él os la cambiará por una de dos cosas: municiones (flechas, cartuchos, balas o dardos) u objetos arrojadizos (cuchillos, cuchillos envenenados, shurikens, etc). Solo pedidle un tipo de munición o pedidle objetos arrojadizos, dadle un arma, y él os dará esos objetos a cambio. Ojo: solo podéis pedir el TIPO de objeto, pero no qué objeto en concreto queréis. La cantidad e identidad de las municiones o arrojadizos que os dé dependerá del arma entregada.
Egin Llegué al Asentamiento de los Varelkraft, el cual seguía viéndose algo más animado desde que a los ancianos y débiles se les permitió volver. Sin perder tiempo, atravesé el lugar dando grandes zancadas, rumbo al Pozo, desde el cual viajé hacia el Templo de los Dioses.
Egin Emergí del Pozo del asentamiento, sintiéndome renovado y pleno. Además, llevar urnas ígneas y las piedras reparadoras me llenaban de tranquilidad y confianza para llegar más lejos en mi segunda exploración hacia los Campos Sagrados. Pero antes que nada, me dirigí al comercio de lugar, esperando conseguir muchas Ascuas para el pequeño Crimson.
