Él es un atrevido, y ella lo sabe [DMC/Inuyasha]

Serie de Drabbles independientes
Él es un atrevido, y ella lo sabe
(Dante&Kagome)​

Cínico, desvergonzado, burlón, arrogante, egocéntrico. Dante es así, y Kagome no puede hacer nada contra ello.
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Advertencia: UA.
Palabras: 150
Aclaraciones: Ambos son humanos y trabajan juntos, de allí el porqué ella fue a su casa.
Dedicado a mi Axl, me dio suerte para poder subir sonido.

Descarado
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Su afable sonrisa se esfumó al verle allí, frente a ella. Ésa ridícula sonrisa socarrona se extendía con burla a través de los finos labios del hombre, con ella la había dejado levemente pasmada. Era un estúpido descarado. Para ella haber ido a su casa la noche anterior le causó ilusión en demasía, sin embargo el ego del joven de mirada azulada logró ponerla nerviosa con su sola presencia.

Fue mucho peor cuando se acercó a ella, peligrosamente cerca, rozando sus labios en una suave y abrasadora caricia, para luego formar una sonrisa que ella sintió y reírse en su cara, al alejarse le dio una muy suave nalgada, sorprendiéndola.

―Eres fácil de seducir ―susurró al retirarse. Su aliento cálido la azotó con dulzura, pero ella estaba furiosa.

Hoy simplemente lo ignoraría así estuviese más que tentada a probar de nuevo sus labios. Tenía que resistirse a sus endemoniados encantos.

 

Él es un atrevido, y ella lo sabe
(Dante&Kagome)​

Advertencias: Alusión a un Dante sin camisa *O* (?
Palabras: 213.
Aclaraciones: La primeras veces que lo grabé traté hacer voz de Dante sexy :C No funcionó como podrán imaginar. Algún día mejoraré mi voz de macho (¿ Mientras, disfruten mi aniñada voz risueña :3

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Mortalmente tierno​

Colgó su abrigo en el perchero, y muy cerca de sí oyó el agua de la ducha correr libremente, vio un poco de vapor deslizarse por debajo de la puerta, hasta donde ella estaba.

Suspiró.

Repentinamente la puerta fue abierta con una patada, y ella estando frente a esta se llevó el golpe de lleno, especialmente su nariz.

―¡Estúpido! ―bramó la mujer tambaleándose hacia atrás.

Él abrió los ojos con sorpresa, botó la toalla con la que secaba su cabello, y rápidamente la sujetó de la cintura, antes de que tocara el piso. Kagome tapaba su nariz afectada con una mano y tenía el ceño fruncido.

Cuando Dante quiso acercar una de sus manos para verificar su estado ella manoteó y le alejó, casi gruñendo, iracunda. ¡Siempre era tan descuidado! Ahora entendía por qué terminaba debiéndoles dinero a sus clientes.

―Deja de patalear y alterarte, será peor ―riñó el chico. Ella hizo caso no por la orden sino por el rostro angustiado de él.

Se dejó cargar en vilo, inclinando la cabeza hacia atrás ante una leve caricia de su mano, que aprovechó para cerrar los ojos. Ése estado de autentica preocupación hizo que su corazón diera un vuelco. Sí, era un descuidado sin remedio, pero también podía llegar a ser mortalmente tierno.

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