¿Vampiros?

Tema en 'One Piece' iniciado por Monii-chan, 19 Marzo 2012.

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    Monii-chan

    Monii-chan Entusiasta

    Capricornio
    Miembro desde:
    7 Mayo 2011
    Mensajes:
    83
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    ¿Vampiros?
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1004
    Avisos:

    -Luffy tendrá un poco de OoC, en varias ocasiones seguirá con su actitud infantil y despreocupada, pero también en algunas ocasionas saldrá serio, inteligente y... bueno, lo contrario al Luffy de siempre xD
    -Bellemere no estará muerta, por lo que Nami tendrá un apellido, aunque no se muestre en demasiadas ocasiones.
    -Los personajes no me pertenecen, sino que pertenecen a Eiichiro Oda
    -Lenguaje obsceno

    Ahora sí que no los aburriré más y les dejaré que lean tranquilos:

    ¿Vampiros?
    Prólogo: Malas sensaciones
    Era un día como otro cualquiera en la vida de una joven muchacha de dieciséis años: alta, delgada, con un tatuaje que adornaba la parte superior de su brazo izquierdo con forma de un molinillo y una mandarina, pelirroja, pelo corto y ojos color castaño extenso.

    El despertador acababa de sonar. Perezosamente se levantó de la cama dirigiéndose hacia el cuarto de baño dispuesta a darse una corta ducha.

    Tenía poco más de una hora para prepararse e irse al instituto.

    Pasaron cinco minutos cuando la puerta del aseo de la joven se abrió dejándole el paso. Rápidamente se vistió con su uniforme.

    El uniforme era sencillo, estilo marinero: Una corta falda azul marino de pliegues conjuntada con una camiseta blanca con el cuello y los bordes de las mangas del mismo color que la falda y un pañuelo rojo. Sin olvidar el calzado: Zapatos negros y calcetas blancas.

    Tras vestirse y arreglarse bajó corriendo las escaleras con su mochila colgada en un hombro y saludó a su familia, que la esperaba alegremente con su desayuno preparado encima de la mesa.

    Dejó la mochila en el suelo apoyada en la pared cerca de la puerta y se sentó en una de las sillas de la mesa de la cocina.

    —Buenos días.

    —Buenos días —le devolvieron el saludo a la vez.

    —¿Qué tal has dormido, Nami? —le preguntó su madre dejando un plato que portaba dos tostadas, y un vaso de leche en la mesa. La mujer era pelirrosa con el pelo largo recogido en una coleta, alta y delgada. En cuanto a sus vestimentas, llevaba una camisa azul mar a cuadros y unos pantalones morados largos con unas sandalias del mismo color.

    —Muy bien. Ojala pudiera dormir así todas las noches —respondió la pelirroja con una falsa sonrisa.

    Era mentira lo que acababa de contarle a su madre. La verdad era todo lo contrario, no pudo dormir en casi toda la noche debido a un mal presentimiento que no hacía más que preocuparla y rondarle por la cabeza. Pero no se lo contaría su madre y su hermana, pensarían que estaba loca y la llevarían a un psiquiátrico, por eso decidió mentir.

    —Me alegro —dijo su hermana—. Por cierto, ¿al final vendrás a despedir a tu hermanita o te quedarás en casa estudiando?

    Pelo corto y azulado recogido con una cinta roja, ojos color turquesa y un hermoso tatuaje adornaba su escote y parte del brazo derecho de la mujer. Camiseta amarilla de tirantes, pantalones vaqueros azul oscuro y sandalias rojas. Así es como se definiría a la hermosa hermana mayor de nuestra protagonista en esos mismos momentos.

    —¡Por supuesto que iré a despedirme! No te irás sin antes despedirte de mí. Que lo sepas, Nojiko.

    —Jajaja, me alegro —dijo la peliazul dirigiendo una mirada al pequeño reloj que había colgado en la pared—. Pero deberías darte prisa, son las ocho y diez.

    —¡¿Ocho y diez? ¡¿Cómo no me habéis avisado antes? ¡Tengo que darme prisa! —Se dijo Nami alterada recogiendo su mochila, colgándola sobre sus hombros y metiéndose una tostada en la boca—. Hasta luego —se despidió, cerrando la puerta tras de sí.

    Al bajar del pequeño escalón de su casa vio algo que le llamó la atención. ¿Alguien se había mudado a la casa de enfrente? Eso quería decir que tendría que presentarse ante los nuevos vecinos y soltar los típicos rollos de siempre. Era demasiado aburrido para ella.

    Tras unos segundos de estar ella embobada con la nueva casa, reaccionó dándose una palmada en las mejillas y mirando de nuevo el reloj: las ocho y cuarto. Si se daba prisa, todavía podía llegar con el tiempo justo al instituto sin que ningún profesor se diera cuenta. Así dejó de mirar la casa y salió corriendo intentando llegar lo antes posible a su destino.

    —¿Qué le pasaba a esa casa? Me quedé como hipnotizada mirándola, especialmente una ventana. Espero que no traiga muchos problemas. No me da muy buena espina… —pensó mientras corría, desconcertada.

    Lo que ella no sabía, era que desde aquella ventana con la que se había hipnotizado, la observaba un muchacho con sombrero de paja.

    Era moreno y de pelo corto y alborotado, alto, delgado y musculoso. Llevaba una camisa blanca de manga corta con una corbata roja deshecha y unos pantalones largos color azul marino, todo bien conjuntado con unos zapatos negros y unos calcetines blancos. ¿Su edad? Fácil de adivinar. Diecisiete años.

    El chico miraba por la ventana con una sonrisa maliciosa a la joven muchacha de cabellos naranjas que caminaba apresurada, hasta que una barítona y tenue voz se escuchó de fondo, haciéndole reaccionar:

    —¡Luffy! ¡Date prisa en llegar al instituto! El que puedas volar no signifique que puedas usar tus poderes, así que, acostúmbrate a no utilizarlos. Correríamos un grave riesgo si nos vieran utilizándolos.

    Suspiró, no le agradaba mucho esa idea, pero si quería acercarse a ella tendría que ir acostumbrándose, no quería arriesgar a su familia, y menos a él mismo. Por lo que, pegó un salto desde la ventana hacia el exterior y se dirigió hacia su nuevo instituto, andando tranquilamente. Allí la encontraría y cumpliría con su misión.

    Continuará…

    ¡Gracias por leer! Sé que ha sido un prólogo bastante corto de lo normal, y he de decir que pensaba alargarlo más, pero me quedé satisfecha con ese final (aunque podría haberse quedado mejor, lo reconozco, pero uno hace lo que puede).

    Hasta la conti~ Nos leemos~
     
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