Tragedia ¿Truco o trato? [Pidamos Dulces]

Mi primera historia para esta actividad, yey (?

Pues... realmente pensé que esta imagen me iba acostar más pero la lluvia ha hecho que me viniera la inspiración y aquí está (? Se ha intentado hacer lo mejor posible, como siempre~

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Entregada por: @SweetSorrow

~¿Truco o trato?~​

— ¡Abuela! ¡Abuela! — empezaron a gritar un par de infantes, corriendo por la casa arrastrando una mochila cada uno de ellos.


— ¿Sí, pequeños? — la mujer mayor salió de la cocina, secándose las manos con un paño, mirando con una sonrisa orgullosa los disfraces de sus nietos.


— ¡Vamos a pedir caramelos! ¡Y vamos a traer muchos! — exclamaron ambos a la vez, chocando las manos después por su coordinación.


— Está bien. Tened mucho cuidado ¿sí? — la señora depositó unos dulces besos en la cabeza de ambos y los vio marchar con una sonrisa algo melancólica.


Y es que crecían tan rápido…


…


— ¡Venga, Adam! ¡Ponte ya la máscara! — gritó el mayor por minutos, metiéndole prisa a su gemelo.


— ¡Ya voy! — respondió de igual manera el menor, apareciendo después con la máscara puesta, completando el disfraz.


— Ya verás que susto se va a llevar la señora Wood — dijo emocionado el mayor, guiando a su hermano por las calles hasta la casa de la vecina y amiga de su abuela.


— ¡Cierto! Y nos dará muchos dulces.

Y así comenzaron a caminar más apresuradamente hasta que llegaron a la vivienda de la anciana, llamando al timbre nada más alcanzarlo.


— ¡Truco o trato señora Wood! — exclamaron ambos chicos tras escuchar los pasos de la mujer por el pasillo.


— ¡Oh! Los gemelos. Un momento niños… — la mujer murmuró, yendo a por el cuenco en el que guardaba los caramelos, sin llegar a fijarse en los disfraces de los pequeños — Aquí tenéis… — pero la fémina no llegó a pronunciar más palabras pues al fijar la vista en los chicos, hubo algo en su interior que se paró y provocó que se cayera hacia atrás, con expresión estática.


— ¿S-señora Wood? — empezó a hablar el mayor, acercando el rostro a la reja para mirar mejor — ¿E-está b-bien?


— ¡Sam! ¡Vámonos de aquí! ¡Por favor! — el menor empezó a llorar e hiperventilar, asustando más a su hermano que era incapaz de pensar con claridad.


Segundos después ambos hermanos pudieron ser vistos corriendo por las aceras, Adam siendo arrastrado por Sam, hasta que lograron volver a su hogar.


— ¡Abuela! ¡Abuela! — empezó a gritar este, buscando a la mayor con desesperación.


— ¿Qué pasa? — ésta bajó los escalones lo más rápido posible — ¿Por qué estáis aquí tan temprano?


— ¡He-hemos matado…! — el joven empezó a balbucear algo entre lloriqueos, haciendo que la mujer se acercara a ambos preocupados.


— ¿Por qué llora Adam? ¿Y qué son estas máscaras? ¿Qué ha pasado?


— La señora Wood… hacia atrás… y no se movía… — el mayor intentó explicarse, pero la situación empezó a hacer presión y acabó estallando en llanto al igual que su gemelo.


Minutos después y un poco de chocolate caliente provocó que los niños pudieran hablar nuevamente con algo más de tranquilidad y explicarle a su abuela lo ocurrido.


— Pero no queríamos matarla, abuela. No queremos ir a la cárcel…


— Tranquilo, Adam. No iréis a la cárcel — Evelyn, con paso lento se acercó al teléfono fijo y se metió en la cocina para hablar con la policía.


…


“Señora Wood encontrada muerta en el umbral de su entrada.”


Anunciaba el periódico matutino del pueblo a la mañana siguiente.


“…Evelyn Ritcher ha testificado que encontró el cadáver cuando fue a pedir algo de azúcar. Abrió con la llave que poseía en caso de que algo ocurriese y encontró a la mujer tumbada en el suelo […]. La policía afirma que ha sido un paro cardíaco. La mujer sufría problemas con el corazón.”


— Abuela… ¡estamos salvados! ¡No nos arrestarán! — exclamó alegre Sam al leer el diario.


— Pero no está bien mentir… — recalcó Adam, haciendo una mueca con los labios.


— No hemos mentido, pequeños, hemos decorado al verdad, ¿sí? — ambos chicos asintieron no muy seguros ante las palabras de su abuela.


Sí, finalmente ninguno fue acusado de nada, pero los niños no pudieron escapar de las pesadillas de esa mujer, recriminándoles por todo, que los persiguieron durante años.


La historia no acabó bien para ellos, pues la locura se apoderó de sus frágiles mentes al alcanzar la adolescencia, y sin dejar rastro, una fría madrugada decidieron acabar con su vida llevando la misma vestimenta que aquella fatídica noche.