¿Quién tiene buena suerte en el amor?

NOTA DE LA AUTORA: Hola. Gracias por hacer clic en el extraño título que le puse a esta historia. Lamento si no tiene muchísimo que ver el título con lo que van a leer, pero últimamente escribo sólo lo que tengo en la cabeza y... Esto para empezar sólo lo visualicé, casi como una idea de un video musical (pero no quise incluir la canción) y no tenía idea de cómo quedaría si lo intentaba narrar: Además lamento muchísimo que no supe darle final (a fin de cuentas NO es un video musical y no quería terminarlo tal cual lo había pensado). Espero que sea de su agrado o al menos no parezca una pérdida de tiempo leerlo.
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En lo que se parece a un amplio salón de baile, bañado en color blanco desde el piso hasta el techo, con docenas de amplios ventanales en cada pared y columnas en los alrededores; se encuentra en el centro un piano negro.

Las majestuosas puertas de entrada al salón se abren y dejan el paso a una silueta alta y delgada, de largos cabellos que cubren su espalda, que viste un elegante traje y zapatos relucientes por el boleo. Desde que entró, sostuvo una extraña sonrisa en su rostro, hasta que llegó hacia el piano y se sentó con los dedos sobre las teclas.

Suspiró. Empezó a tocar, y a cantar, con la vista clavada entre las partituras y sus dedos en movimiento sobre las teclas. Se trataba de una canción de desamor.

Su voz era extrañamente melodiosa: Muy grave pero a la vez muy aguda. Al empezar a cantar, la sonrisa con la que entró se convirtió en un semblante de tristeza mezclado con seriedad. Interpretaba la canción con el máximo potencial.

El principio de la canción era bastante calmado, con una letra algo descorazonadora. El estribillo sonaba con algo más de intensidad, tanto en música como en letra: Y la voz de la persona frente al piano se elevó, y sus dedos golpearon con más fuerza las teclas, para reafirmar la rudeza del estribillo.

No tanto como rudeza. Como se supone que sea en todas las canciones, el estribillo era mucho más expresivo que el resto de la canción, y quien cantaba lo hacía notar. Durante el estribillo, el gesto de quien tocaba cambio a una expresión que de algún modo reflejaba, igualmente, dolor y pasión. ¿Por qué? ¿Por quién?

La canción volvió a ser bastante calmada y el semblante de la silueta volvió a ser triste y serio. Pero después de un par de versos, hizo una extraña mueca al intentar sonreír; como si lo hiciese con ironía. No tardó en volver al estribillo, y volver a mezclar dolor y pasión en su rostro y en su voz.

Al terminar el estribillo esa segunda vez, añadió otro par de versos: Ahora golpeaba las teclas como si la ira le poseyera, y dejaba que el cabello largo le cubriera el rostro.

Cuando ese par de versos acabaron, dejó de tocar por un segundo. Luego siguió cantando, con tanta calma como al principio, tocando apenas un par de notas.

De pronto, hizo la cabeza hacia atrás y su larga cabellera cayó al suelo.

No era realmente su cabello.

No dejaba de cantar y tocar. Después las música del piano se intensificó una vez más, y frenó de golpe unos segundos mientras empezaba a gritar el estribillo. Ya ni siquiera veía las partituras o las teclas. Sus ojos se habían llenado de lágrimas y entre palabras intentó hacer que sus labios sonrieran, antes de que terminara de cantar con la voz totalmente quebrada por el llanto, haciendo que desafinara en la última palabra.

Ah...

Se sentó con buena postura y mantuvo la mirada al frente, con una incómoda sonrisa acompañada de sus interminables lágrimas. No había nada ni nadie más en el salón.

Suspiró una vez más. Hizo el banquillo hacia atrás; pero en lugar de ponerse de pie, lo hizo para dejar un espacio que le permitiera dejar caer la cabeza sobre las teclas.

Ese sonido que hacen las teclas cuando golpeas varias de ellas al azar, de un solo golpe, sólo porque si.

Ese último sonido... lo emitió su celular, como alarma despertadora. En efecto, le hizo despertar en su cama y darse cuenta que se había dormido y seguía con los audífonos enchufados.

Creyó que esas canciones de desamor nunca le llegarían a afectar.

Creyó mal.