One-shot de Inuyasha - ¿quién soy yo?

¿quién soy yo?

¿Quién soy yo?​

El aire soplaba con fuerza y determinación. El cielo estaba nublado. Tenía un tono muy negro. El ambiente era de mucha tensión, o bueno eso yo sentía. No se escuchaba nada, absolutamente nada. Todo era un silencio incómodo.
Veía sin cesar como los árboles se movían de un lado a otro, parecía que querían defenderse del indomable aire frio. Sin darme cuenta estaba tiritando.
Me encontraba sola en un lugar desconocido. ¿Quién soy yo?
Con la mirada recorrí el extenso pastizal que se alzaba ente mis ojos. Árboles, plantas silvestres, y el aire que jugaba con mi cabello azabache.
¿Qué hacía yo aquí? Me sentía muy sola. ¿Qué es este lugar?
- tu mente – respondió una extraña voz
Solté una palabrota. ¿Qué había sido eso?
- enserio, me das risa.
Eso me hiso enojar. No iba a dejar que una extraña se burlara de mi. Así que tome fuerza, de no sé donde, pero tomé fuerza. Puse mi cuerpo recto, infle lo más que pude mi tórax, y mantuve mis hombros hacia atrás. Quería verme valiente.
Tome aire una y otra vez, hasta que me sentí lista.
- ¿quién eres?- le pregunte con firmeza a la misteriosa voz mientras recorría con la vista el territorio en busca de la “extraña”.
Se escuchó una pequeña risa. Aterciopelada y dulce.
- Bueno debó admitir que si yo fuera tu, habría preguntado lo mismo- admitió la voz.
- Aún no respondes mi pregunta- me sorprendió mucho el tono de voz que use. Había salido firme y claro, sin ningún rastro de miedo.
- Soy tu consciencia- después de esa corta respuesta hubo un pequeño momento de silencio y su risa volvió a resonar por todo el lugar- ¡wow! Eso sonó como de película, como cuando Dori y Merlín están en el fondo del mar y merlin finge ser la “consciencia” de Dori- vuelve a reír- esa fue buena.
Suspiré. Esto no podría salir peor. Primero me encontraba en un lugar desconocido donde el clima era muy frio (debo decir que me gusta más el calor) y también debo añadir que ni siquiera sé quién soy , en segundo ahora me encuentro escuchando a mi supuesta “consciencia” hablando de la película de buscando a Nemo. ¿Porqué me tenía que pasar esto a mi?
La misteriosa voz me hiso volver a la realidad.
- Lo siento ¿si? Esto te debe de resultar muy confuso- dijo.
- Nah… ¿tu crees?- dije sarcásticamente.
Ignoró mi sarcástico comentario y siguió.
- Bueno sólo estoy aquí para ayudarte a salir de aquí, ahora dime ¿quién eres?- preguntó.
¿Quién soy?, ¿quién soy?, ¡¿quién soy?!
- No losé- susurré mientras fijaba mi vista en mis pequeñas manos níveas.
- ¡vamos no hay tiempo! ¡¿quién rayos eres?!- gritó la voz
- ¡ya te dije que no losé!- le respondí con el mismo tono
Me estaba desesperando ¿quién era yo? No podía recordar nada. ¿quién soy yo?
Me deje caer de rodillas sobre el verde pasto. Subí mis manos y con ellas sostuve mi cabeza. Las lágrimas empezaron a salir.
- No recuerdo nada- le susurré a la voz- nada…
- ¡¿Quién eres?!- volvió a preguntar la extraña voz subiendo cada vez más el tono.
Cerré mis ojos tratando de concentrarme para poder recordar. ¿quién soy?
Dentro de mi cabeza pude escuchar como una cerradura se abría y miles de imágenes empezaron a surgir. Dentro de mis párpados pude distinguir unas letras llameando incitándome a leerlas. Era un nombre. Kagome.
Poco a poco fui levantando mi cabeza. Puse todo mi peso en mis pequeñas manos para levantarme. Cuando ya estaba sobre mis piernas, tome una gran bocanada de aire para gritar.
- ¡ SOY KAGOME!- le grité a la voz mientras miles de lágrimas empezaban a correr por mis mejillas - soy Kagome…- susurré
El viento paró. Los árboles volvieron a su postura normal. Las nubes desaparecieron dejando a la vista a un hermoso sol. Los pájaros salieron de su nido. Y yo sentí una total calma en mi interior.
- Muy bién claire- dijo la voz- ya puedes regresar.
Iba a preguntar a qué se refería al decir eso, pero no logré gesticular las palabras.
La oscuridad me invadió.


Lo primero que pude escuchar fue un golpeteo rítmico. Después muchos murmullos. Poco a poco fui abriendo mis párpados. La blanca luz llegó a mis ojos dañándolos , los volví a cerrar. Una vez más empecé a abrirlos. Me encontraba acostada en un pequeño cuarto.
El cuarto era blanco, al frente se encontraba un pequeño sillón negro, a su lado una mesita con una lámpara de estilo rústico sobre ella. Volví la mirada hacia mi lado izquierdo. Lo único que había era una puerta totalmente blanca con la manilla dorada.
Un punzante dolor recorrió mi brazo izquierdo. Con la mirada recorrí mi brazo en busca del objeto causante. Fruncí el seño. Tenía una aguja conectada a la vena de mi antebrazo y esta daba a una bolsita con líquido blanco. Suero.
Ahí fue cuando por fin supe en donde estaba. Era el hospital.
Fui consciente de un movimiento en la cama. Así que volví mi cabeza hacia mi lado derecho .Ahí se encontraba alguien sentado en una silla y estaba recostado sobre la cama. Tenía el pelo negro y corto. Una blusa negra llena de arrugas. Piel bronceada. Y también un pequeño tatuaje en el hombro con forma de una “K” . Y fue ahí cuando supe quién era. Era InuYasha.
Debí de haber hecho algún tipo de ruido o movimiento, porque el empezó a abrir sus ojos dejando al descubierto sus hermosos y extraños ojos dorados.
Le sonreí.
- Hola InuYasha- dije mientras movía mi mano derecha de un lado a otro para saludarlo.
Con un movimiento rápido él levantó la cabeza y por un largo momento no me quitó de encima su hermosa mirada.
- ¡Kagome!- el gritó y me abrazó
Le correspondí el abrazó y aproveche para inhalar su característico olor. Menta y hierbabuena.
Él volvió a sentarse.
- Tonta, cuánto tiempo más tenías pensado dormir ¿eh?- lo dijo con un tono muy cálido que me sorprendió- pero eso ya no importa ¿sabes?, ahora estás aquí- y una pequeña sonrisa apareció en su rostro.
Nunca antes el me había hablado con tanta calidez, siempre era muy frio con migo y se enojaba por todo lo que hacía pero ahora, todo era diferente.
Le devolví la sonrisa.
- InuYasha… estoy aquí- y lo abrecé, mientras que el pitido constante aumentaba su ritmo, yo sabía el porqué. Me encontraba abrazada de la persona a la que más yo amaba.