-Me sonrió levemente y se acomodó el pelo- ¿Cuantas veces he tirado de ese revoltoso pero aliñado pelo mientras me sumergía en el clímax por correrme dentro de él?¿Cuantas? He perdido la cuenta. -¿Qué tanto miras?- Me chasqueó los dedos en la cara y volví a la realidad, debí quedarme como idiota sumergido en mis sucios pensamientos- ¿Te gusto o qué?Digo, es que últimamente me observas mucho- y rió. Claro, para él sólo era una broma. Acompañé su risa con una arqueada de cejas irónica- -En tus sueños, Kiyoteru.- Ah...si tan solo supiera. Al principio sólo era sexo sin compromiso y lleno de lujuria pero luego llegaron las risas, el tiempo compartido y más que nada, comencé a observar. Él era una persona ummm...digamos que bastante interesante. Rondaba los 23, era profesor de primaria y estaba en una banda. Combinaciones raras, siempre tomando té y tenía una respuesta para todo. Había "adoptado" a Kaoru y este se convirtió en su quinto hijo. Sí, quinto. Oliver, Alice, Yuma y Taylor (adoro este último) Ha tenido cuatro hijos con, según él, la persona que más ama en el mundo; un crío de 16 años, más joven que su hijo adoptivo. ¿Mi opinión? Se cagó la vida, pero mientras pueda seguir visitando ese jugoso culo, me da igual, o eso quiero creer... -¿Y qué tal todo?- Me preguntó sin quitar la vista del camino. Seguro no le interesaba pero quería entablas una "no tan aburrida conversación" durante este viaje de dos horas. -¿A qué te refieres con qué tal todo? Creo que me gustas, nada podría estar peor- Cómo me gustaría decirle eso...Peor en cambio acorté la pregunta.- ¿A qué te refieres? -Ya sabes, el trabajo, tu vida, el clima.- Rió de su pésima broma- Cosas así. -El trabajo está bien, mi vida es...Dulce, creo. Y el clima-miré por la ventana- se asoma una tormenta muy fuerte. -¿Tu vida es dulce?- Me dedicó una mirada de las matadoras y apreté la mandíbula- -Sí, todos los dulces que compra Kaoru para él, me los termino comiendo yo.-me relamí- -¿Y por qué?-ladeó leve la cabeza- -Es tu hijo y no sabes por qué- Reí irónico- Lo matarás, la diabetes ¿recuerdas? -Cierto, cierto...-Se mordió el labio y negó con la cabeza. ¡Me estás matando, para ya o te violaré con auto en marcha y todo!- -Suspiré- ¿Qué pasa Saitou, cansado?- me preguntó y me volvió a mirar- A esta altura, con dos miradas matadoras, alguna que otra risa y una mordedura de labio, ya no era dueño de mi boca ni de mis palabras-Kiyoteru...- lo miré serio y con el ceño fruncido- -¿Qué sucede?-Me respondió sin quitar la vista del frente- -Creo que me gustas.- Y lo último que recuerdo es su mirada sorprendida y un rayo a lo lejos- FIN (?)