¿Por qué?

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Leonhart, 7 Julio 2009.

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    Leonhart

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    ¿Por qué?

    Bueno, ésta historia la presenté para el concurso: 'Corazón roto'. Me gustaron mucho mis calificaciones, agradezco a Saya y Blacki *¬*

    Espero les guste ;)

    ***

    ¿Por qué?

    ¿Por qué?
    Esa pregunta no deja de pasarme por la mente. Entra, sale; regresa y se queda…
    Se queda intentándome hacer la vida imposible y tenerme distanciada del mundo real por un buen tiempo. Lo peor de todo es que cuando lo veo, todo empeora y mi fuerza de voluntad poco a poco se viene abajo.

    Lo he entendido.
    Sé perfectamente que él no me ve ‘como algo más’; sé que significa, lo entiendo, pero no puedo acatarlo. O ¿será que simplemente no quiero?

    El enamorarme de mi mejor amigo ha sido de las cosas más estúpidas e innecesarias que he hecho en toda mi vida. Por primera vez me ha pasado y aunque creo que es algo muy cliché; no he podido evitarlo. En realidad, jamás quise reconocerlo.
    Me hacía de la vista gorda e intentaba forzarme a mí misma a decir que no era verdad; cómo me hubiera gustado haberme convencido de ello…

    Pasó el tiempo y empezaron a pasarme esas cosas tontas que suceden cuando te enamoras: se te acelera el corazón, te sonrojas, tienes la necesidad de verlo y estar con él a todas horas… Bueno, eso es lo principal, ya que el estar bajo las redes del amor es algo mucho más complejo y conlleva a infinidad de reacciones más. Y lo peor es que él nunca se daba cuenta.

    Jamás.

    Tal vez es parte de ‘la magia’ que él no se dé cuenta en un tiempo y de pronto ‘boom’ todo se vuelve lúcido; va con la chica y le dice: ‘¡Hey! Ya lo he entendido. ¡Tú también me gustas!’
    Sí, esa sería una situación de cuento de hadas, de novela; de serie de anime… pero en la vida real, eso es difícil que suceda. Mucho más para mí.
    No puedo pedir mucho teniendo a un tonto despistado como mejor amigo.

    Un tonto que ni siquiera estando en la puerta del salón de clases se da cuenta que su maestro entró a oficiar labor. Sí; así es él… es un completo tonto.
    ¡Pero sólo a mí se me ocurre!

    Y como todo tonto, no se da cuenta de los sentimientos de su mejor amiga por lo que nunca cuida sus palabras; todo eso conlleva a que yo acabe lastimada.
    Poco a poco, pero ha llegado casi a terminar con mis nervios y ‘paciencia’, si se le puede llamar así a soportar que a él ni le pase por la cabeza lo que siento.

    Hemos aprendido a llevarnos cada vez mejor. Todo el mundo nos ve como un par de amigos ‘con sentimientos reprimidos’ ¿por qué? Por la simple razón de que todo el tiempo nos estamos peleando. Por una cosa o por otra, pero siempre nos peleamos. Creo que ni siquiera me peleo tanto con mis propios hermanos, pero bueno… todos dicen que los que se pelean se quieren, ¿no?
    Sí. Toda la gente que me rodea me decía lo mismo:

    —Estoy segura/o de que él sí quiere contigo, ¡se le nota!

    Escuchaba esa frase por lo menos una vez al día, descontando los fines de semana e inclusive a veces en esos días, la repetida frase brillaba con su presencia.
    Y de tantas veces oírla, hubo un momento en que llegué a creerla…

    Me ilusioné y comencé a ver con detalle todo lo que él hacía. Lo acepto, y no porque sienta algo por él lo digo, pero había momentos en que se portaba ‘raro y diferente’ conmigo.
    Jamás había visto que se portara así con una amiga y, además de todo eso, le adicionaré los lindos celos que él daba a notar cuando un chico (inexistente, por cierto) ‘me invitaba a verlo tocar con su banda’. ¡Por Dios! Ahí sí que se molestaba.

    Se ponía serio, hacía sus caras de molestia y era aún más frío y orgulloso de lo que suele ser. Todo eso me indicaba que, por lo menos, sentía algo mínimo; pequeño… inclusive del tamaño de una canica, pero sentía algo.
    Mis ilusiones acrecentaban y con ello, el sentimiento se hacía más fuerte. No diré que lo amo, porque no es verdad; pero acepto con pesadez que lo quiero demasiado; de más, debiera decir.

    Por mucho tiempo no dije nada, sólo le mandaba indirectas y una que otra directa; pero el joven jamás se percataba, o eso parecía.
    ¡Ya estaba al borde de la crisis! Había pasado considerable rato (léase: meses) desde que yo le daba ‘señales de vida’ pero él seguía sin reaccionar. Y como bien dicen: Si no te funciona… ¡psicología inversa!
    Los hombres son tan contrariados (incluso dentro de ellos mismos) que hay que tratarlos con la psicología inversa, como a los niños chiquitos.

    Durante un buen tiempo lo pensé con extremo cuidado además que, conociéndolo, estaba bastante segura que podría funcionar. Creo que esperaba que después de aplicar todo al revés, fuera conmigo y me dijera: ‘¡Oye, ya entendí, lo siento!’
    Pero mi ingenuidad sale a relucir en estos momentos; creía que todo iba a ser como cuento de hadas, novela o serie de anime… ¡antes lo he mencionado!

    Estaba tan desesperada que era lo único que me faltaba intentar. ¿Por qué desesperada? Por el simple hecho de que cada vez me ilusionaba más. Quería saber de una vez por todas si él sentía algo o si sólo eran imaginaciones mías y de unas veinte personas más. Así que finalmente, lo hice.

    Comencé a mostrarme indiferente, un poco más seria, fría y orgullosa; tal y como él fue en su momento. Estuve así sólo un par de días porque después me lleve una no muy agradable sorpresa… ¡me dejó de hablar!
    Sí, así sin más. Dejo de hablarme y frecuentarme, todo se acabó…
    Y ahora, no podía ir con él a decirle: ‘Perdón’; ¡no tenía porqué pedir perdón!

    Fueron más o menos una o dos semanas sin hablarnos y yo ya no podía más. Por mis estupideces, había perdido no sólo ‘la oportunidad’ si no a mi mejor amigo. Me preguntaba qué sería bueno hacer y entonces vino la respuesta a mi mente: Debía decirle lo que siento.
    Ahora, vuelvo al inicio… ¿Por qué?
    ¿Por qué tuve que decirle? ¿Por qué tuve que enamorarme de él? ¿Por qué el amor es tan difícil?

    Si se preguntan: ‘Bueno, ¿y dónde quedó el corazón roto?’ aquí va la respuesta:
    Además de todo lo que mencioné antes (que puede leerse sencillo, pero en realidad es de lo más difícil que pueden imaginarse), el momento de la verdad tuvo que llegar en algún momento: le dije lo que sentía.
    Hablé con él y aún con la seriedad y tensión del ambiente; el joven no llegaba a entender del todo lo que le estaba diciendo, o tal vez se hacía el tonto.

    Tuvieron que pasar alrededor de diez minutos y una casi-derramada de lágrimas por parte mía para que él al fin comprendiera mi situación.
    Ahora… ¿cuál fue su respuesta? Bien…

    Cita uno: ‘Pues… yo quiero que volvamos a ser amigos y esté todo como antes’

    Trece palabras… ¡Trece malditas y secas palabras!

    Cita dos: ‘Y… sí; sólo te veo como amiga’

    Siete palabras… tan sólo siete palabras me bastaron para destrozarme la ilusión, por un momento la felicidad y el corazón.
    Me quedé con infinitas ganas de preguntarle por qué había hecho todo eso, entonces. ¿Por qué sus celos? ¿Por qué su comportamiento raro? ¿Por qué era distinto? ¿Por qué todo mundo decía que parecíamos ‘otra cosa’? ¡¿Por qué?!

    ¿Por qué estoy llorando?

    Todo se disuelve de nuevo al inicio… ¿Por qué?
    Si esa pregunta pudiera contestarse con exactitud, estoy segura que sería muy feliz hasta cierto punto… tendría muchas respuestas que desde ése día no he podido responder.

    Supongo que las cosas debieron darse así y hay que aceptarlas de alguna forma. Por enésima vez, debo aceptar tener el corazón roto y continuar hablando con él como si nada hubiera pasado.
    Creo que eso es lo más difícil. Verlo a diario sabiendo que él no siente nada y que esas ‘cosas raras’ que alguna vez hizo eran sólo producto de mi imaginación, pues tal vez para el fueran normales…

    Preguntas sin responder, respuestas que ignorar, un rechazo más que aceptar… sólo me queda la resignación y continuarme preguntando:

    ¿Por qué?


    ***

    Se aceptan jitomatazos :rolleyes:
     

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