Historia larga ¿No vale la pena?

Antes que nada deseo aclarar que a lo largo de todos estos micros los personajes carecen de nombres, hasta de descripciones, sé que pude haber hecho un One shot, pero algo me dijo que lo hiciese de esta forma. Ningún escrito pasará de 300 palabras.

¿No vale la pena?​

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I​

Adiós​

Había entrado en pánico por lo que el chico le había comentado el día anterior, sus ojos se empañaban y las lágrimas peleaban por emerger en contra de su voluntad, no lo permitiría. No le había contestado los mensajes, se sentía un poco paranoica, pero rezaba que no hubiese hecho lo que le había dibujado.

Salió volando del auto para poder tener crédito en su móvil y así llamarle, tenía que contestarle. Se apartó de todo el bullicio de la ciudad subiendo lo más alto que pudo en el edificio y le marcó nerviosa, con el corazón en la garganta, las manos sudorosas y el pecho encogido.

Él no contestó.

Las lágrimas salieron a pesar de haberlas retenido con fuerza. Era como si tragara lejía y la corroyera por dentro. No dispuesta a aceptar el hecho de no verle nunca más marcó de nuevo con los dedos aún temblorosos.

―Por favor, atiende, atiende ―dijo entre sollozos, angustiada―. No puedes hacer eso, de verdad que no ―gimoteó.

Que le contestara, que lo hiciera, con tal de que dijera un “hola” con suma desgana le bastaba para poder respirar, sentía que moría lentamente a cada tono que pasaba y no le atendían, ¿acaso el chico de verdad lo había hecho, de verdad nunca más lo vería?

214 palabras​

 

II​

Aflicción​

Ahora lloraba de alegría.

¡Le había contestado! Y como supuso fue un saludo con desgana, pero eso le bastaba, estaba respirando, su corazón ya no se acongoja de dolor, de ése terror al haber pensando que el joven desaparecería tal y como había llegado, en un corto y sonoro “puff”.

―¡No digas ésas cosas! ―Le gritó con el líquido bajando por sus mejillas, marcándolas.

―No debí decirte nada, bah ―musitó el chico, como si nada hubiese pasado.

―Te comportas como un crío, entré en pánico ―retuvo un gemido y continuó―, me importas, ¿eso no cuenta? ―apretó el tabique de su nariz y secó las lágrimas con sus manos.

―Sabes que no es cierto ―alegó él con voz cansina, ella sabía que había estado llorando―. No le importo a nadie realmente ―concluyó.

―Oh claro, me presento, soy Nadie ―dijo sarcástica la chica―. No le importaste como querías a una sola persona que no te merece ―enfatizó el “no” con fuerza―. Yo te quiero ―musitó con dulzura y sinceridad.

―Yo también te quiero ―respondió el chico sin pensarlo―. Por ello lo hago, sólo lastimo a quienes quiero ―explicaba con suma calma, pero la chica no estaba calmada.

―Alguien que tú quieres te lastimó, ¿merece la pena lastimar a quienes te quieren mil veces más?
―soltó en un suspiro la joven―. Mira, te conozco de sólo unos dos meses, o menos. Vamos no seas crío, déjate de cobardías, vales la pena ―susurró, casi suplicando que entendiera.

―Pero yo no te merezco, tú no mereces esto ―dijo al borde del llanto, apagando su voz.
Antes de que ella hablara él colgó y apagó el teléfono.

271 palabras​

 

III​

Desaparecer​

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Ella lo conocía, no duraría mucho desconectado de todos. Era un niño temeroso que necesitaba escuchar una voz conocida, ver una cara que le ayudara a animarse un poco. Escribió todo lo que quería decirle en una hoja y le llamó a su otro número, como no la tenía registrada atendió de inmediato.

―Espera a que termine, si cuelgas voy a tu casa, te lo advierto ―señaló la chica a penas él contestó, creyó escuchar un leve silbido de sorpresa pero con pesadumbre.

La chica se sentó de la forma más cómoda que pudo en la escalera, y empezó a leerle con voz calma.

―No deseo que desaparezcas, dime egoísta o masoquista, ¡lo que sea! Soy egoísta y me contradigo cuando digo a la vez que… ―tragó con fuerza―. No puedo obligarte, aunque desee hacerlo. Duele pensar que no te vaya a ver más, demasiado. ―Hasta ése momento se le dificultó tanto la lectura que tuvo que parar y respirar, el chico trataba de consolarla.

―No te pongas así ―pidió con dolor a la joven. Ella se mordía el labio para controlarse.

―¿Cómo no quieres que me ponga así?, ¡me importas! ―bramó con una mezcla de sentimientos en su voz.

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200 palabras​

 

IV​

Sonrisa​

Él suspiró al otro lado de la línea.

―¿Tienes un lápiz? ―Ella respondió de forma afirmativa―. ¿Papel? Claro que tienes papel ―corrigió―. Haz lo que te diga. No mal pienses ―dijo en un tono jocoso muy forzado.

―No seas bruto ―respondió ella y volteó los ojos, sí solo pudiera verla.

―Bien, agarra el lápiz y haz dos puntos; uno al lado del otro. ―Le oyó pelear un poco con las hojas.

―Ya lo hice, pero no entiendo el pun…

―Calla. ―La oyó claramente hacer un puchero por ésa orden―. Ahora dibuja una línea curva justo debajo de ésos puntos, hacia arriba ―aclaró―. ¿Qué ves?

―Una cara, pero este no es el asun… ―Él le calló, de nuevo, no quería que hablara ahora, había entendido.

―Que incluso así, a distancia y con los ánimos por los suelos, puedo hacerte dibujar sonrisas ―explicó con leve agrado.

La chica hipó y rió un poco, sorprendida. Ése chico era especial, diablos que lo era. ¿Y él creía que no valía la pena? Era realmente irónico, ella le había llamado para calmarlo a él pero todo había salido al revés.

―Tonto ―musitó secando sus lágrimas.

―Y también puedo hacer que sonrías, como ahora. ―Casi la chica pudo oír como él curvó sus labios.

Ambos suspiraron con calma.

―Te quiero ―dijeron a unísono, con una sonrisa.

220 palabras​

 

V​

Recompensa​

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―No haré ninguna idiotez, la pienso a cada segundo pero… ―Hizo una larga pausa, ella le instó a hablar―. El que duela no quiere decir que me dé por vencido ―concluyó.

Ella se rió con tristeza por ello.

―Eso me suena a algo que alguien te dijo ―señaló melancólica.

―Soy de lento aprendizaje en ésas cosas, mucho más si las leo ―aclaró con gracia, aludiendo su extraña personalidad.

La chica cerró los ojos y quiso hablar, pero se mordió el labio para no hacerlo. Tenía que ir con calma, no presionarlo a nada; que las cosas fueran naturales y salieran de él por completo.

―Entiendo ―dijo con simpleza.

―Iré a verte, te lo has ganado. ―Fue como si le leyera la mente, sonrió. Había sido decisión de él después de todo―. Nos vemos en una hora ―acordó colgando el teléfono.

140 palabras​

 

VI

Tonto​

Ésa hora pasó tan lenta como un siglo.

Cuando él llegó simplemente se saludaron a la distancia, agitando la mano realmente afligidos. A pesar de que lo peor había pasado, el contacto era doloroso, con temor, tan imponente y gélido que los dos estaban aturdidos.

Pidieron permiso para salir y les fue concedido. Cuando se sentaron en el parque, voltearon a verse. A ella le rodó una traicionera lágrima por su mejilla, él se la secó con tacto, acortando la distancia entre ellos. Así la chica tomó valor y con sus manos tomó sus mejillas, él cerró los ojos y ella acarició sus párpados con los pulgares, hizo lo mismo con su nariz, y al final con sus labios, delineándolos.

Se acercó lo suficiente a ellos y depositó un suave beso. Eso causó sorpresa en el chico, ella nunca tomaba la iniciativa en ésas cosas, era realmente tímida, pero sabía cómo consolarlo.

―Eres un tonto, ¿sabías? ―susurró ella contra sus labios―. Pero así de tonto hay gente que te quiere.

―Estoy seguro de ello ―musitó él y la besó de nuevo, con suma delicadeza mientras ella aún sujetanba sus mejillas.

190 palabras

Contenido oculto

@Alessandra Mikaelson , @Hetllery , @Silent Love , @Tears of demon

 

A la mier..un año, de verdad no me enteré que tenía tanto sin conti, eso me pasa por perder los archivos y demás, pero, qué más, esto es parte de un ciclo que debo cerrar~

VII

Distancia​

Más tarde ése día, cuando se despedían, acordaron mantener la distancia por varios días, quizás una o dos semanas. Ella accedió a regañadientes, entendía el por qué él pedía aquello: se sentía culpable de arrastrarla en todo eso, de ilusionarla a pesar de que la chica le había dejado claro que no era tonta y sabía lo que hacían, a él no le bastó ése juramento que realizó.

―Cualquier cosa, estoy a un mensaje de distancia ―recordaba la chica apretando sus manos entrelazadas.

―Lo sé ―dijo él y le dio un suave beso en la nariz.

Bajaron lentamente las escaleras del edificio, ella le acariciaba la mano con el pulgar mientras él correspondía el gesto estrujando su pequeña mano. Cuando llegaron al umbral de la salida voltearon a verse, suspiraron, ella hizo un pequeño puchero y él tomó su mentón.

―Sólo será un tiempo, pasará volando. ―Le aseguró él acortando la distancia.

―Eso espero ―susurró ella al tiempo que él conectó sus labios en una muy suave y rápida caricia.

Deshizo el agarre de sus manos y se fue caminando por la acera, metiendo las manos en sus bolsillos y con la cabeza gacha.

194 palabras
@Kohome​

 

VIII
Imposible

¿Mantenerse alejados? Era imposible.
No pasaron ni veinte horas cuando él le había escrito. Ella en sí no pegó ojo durante toda la noche, preocupada de que hiciese alguna locura caminando sólo por la calle, estuvo tan tentada de llamarlo a la hora que suponía ella arribara en su casa, pero se contuvo. Debía darle espacio.

“Voy hoy para allá. Tienes que cambiar ése teléfono, y deseo acompañarte”, escribió el chico a eso de las diez de la mañana.

“No debes hacerlo, puedo ir sola”, tecleó ella rápidamente. Él casi pudo imaginarla haciendo un puchero.

“Iré y punto, ¿te negarás a abrirme la puerta? Creo que no”, así dio por finalizada la conversación, ya que ella, sabiendo que tenía razón, no le respondió más.

Él llegó a las dos en punto y se fueron al centro. Ya habían visto dos tiendas cuando les tocó cruzar una gran avenida, sintieron de repente la tensión y el joven para aliviarla sólo pudo decir:

―Mejor me tomas del brazo, quizás se me ocurra saltar frente a un auto ―bromeó.

A ella claramente no le dio risa y le empujó rápidamente hasta llegar al otro lado de la calle, le golpeó el hombro con fuerza y él se quejó.

―Otra “bromita” como ésa y yo misma te empujo. ―Le espetó apretando los dientes.

Ése día no hubo más bromas.

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225 palabras

 

IX

Expuestos

Ya se había decido por un teléfono, y el joven estaba tan de acuerdo en ésa decisión que los ojos le brillaban como a un niño en Navidad. Ella rió en cuanto le vio, y él tuvo unas ganas tan inmensas de callarla con un beso, pero no pudo ya que la madre de chica apareció frente a ellos para ir a comprar el dichoso aparato.

Fueron en auto, pero aún así tuvieron que caminar una distancia para llegar al local.

―Ése es el que quiero ―dijo la chica con ojos de borrego a su madre, sabía que el precio era escandaloso, pero podrían llegar a un acuerdo.

―Considérelo así, no le pedirá nada más hasta dentro de un año. Es justo, y… son menos gastos mensuales ―persuadió el joven a la madre de la chica, como un simple consejo. Luego se hizo a un lado, estaba en la joven terminar de convencerla.

Al minuto la chica se dirigía a él pegando brincos, lo había logrado. La recibió con una sonrisa y se colocaron uno al lado del otro, no muy cerca y miraron vidrieras durante un rato. Cuando la madre de la chica no miraba ella lo abrazó rápidamente, y rozaron sus manos.

Diablos.

Como quisieran abrazarse cada que le provocara sin problema, pero, no eran novios y su madre vería todo mal y luego ellos no se podrían ver de nuevo. En un momento de euforia la joven olvidó esto y se acercó peligrosamente a él, casi besándolo. Él echó hacia atrás cuando la madre de ella volteó e hizo que la chica tambaleara para sujetarla de los hombros, haciendo parecer que ella había tropezado.

―Lo siento ―susurró ella―. Me dejé llevar ―musitó mordiendo sus labios.

―Me di cuenta ―acordó él con una sonrisa.


296 palabras

 

X

Hola

El tiempo había pasado volando.

Se veían una vez por semana, como ésos amigos confianzudos que tocaban a tu puerta sin avisar, que iban así no más, y tú les dejabas pasar y hacer de las suyas. Ellos no tenían experiencia real de la vida, y la joven se lo había hecho ver cientos de veces. Con ejemplos absurdos que no venían al caso.

―¡Que te quedes quieta! ―riñó él entre risas. Trataba de alcanzar el papel que la chica tenía en su espalda. ¡Era demasiado escurridiza!

Y sabía su punto débil: soplar su oído. Causa más de mil sensaciones en él.

―No ―murmuró en su oído, y mordió su labio. Él retrocedió mirándole retadoramente.

Al parecer a la chica no le importaba que la mitad del centro comercial les mirara. Le divertía.

―Bien ―dijo él. Dio media vuelta para irse, sin mirarla.

Ella parpadeó sin entender nada. Y enseguida bajó la guardia y extendió su mano para tomar la de él, al hacerlo el joven dio la vuelta, la tomó a ella, la abrazó desde la cintura y besó sus labios. La chica correspondió y dejó caer un papel en blanco.

―Hola ―susurró él contra sus labios cuando se separaron.

―Hola ―dijo ella risueña al mirarle a los ojos.


Y sí, ellos podían decirse hola o adiós sin amarse, pero con un cariño único. Como en todas las cosas. En el aire cuando llena tus pulmones, como el beso de buenos días de tus padres, el crecer del césped. Sólo hay que mirar a tu alrededor, porqué después de todo, sí vale la pena.
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Fin.

Contenido oculto: Tururú

Mil años después terminé de publicar esta cosa, que de hecho, ni corregí xD