One-shot de Pokémon - ¿De verdad eres tú? (Advanced Shipping)

Tema en 'Fanfics Terminados Pokémon' iniciado por MrJake, 17 Agosto 2012.

  1.  
    MrJake

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    Título:
    ¿De verdad eres tú? (Advanced Shipping)
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    1419
    Os presento mi nuevo proyecto. Un shipping que realmente no es un shipping. Pretendo utilizar el clásico fic romántico en un ambiente más oscuro, rodeado de misterio y suspense. Una nueva idea que espero que les guste, protagonizada y narrada por nuestra conocida May/Aura. He aquí la ficha:

    Título: ¿De verdad eres ? (AdvancedShipping)
    Género: Suspense / Romance (más de lo primero que de lo segundo)
    Breve resumen: Ash y May se han reencontrado tras varios años. El amor que una vez se apagó volvió a surgir en sus corazones. Ya mayores de edad y manteniendo una relación estable, Ash invita a May a vivir con él en la nueva casa que ha comprado en Ciudad Verde. Todo será idílico y maravilloso… pero ciertas cosas que May descubrirá hará que investigue, llegando a dudar si realmente el Ash con el que vive es la misma persona que un día viajó con ella.

    Comenzaré con una introducción. Rezo por que les guste la idea, y no duden en comentar. Gracias de antemano. :)


    INTRODUCCIÓN.

    Desperté aquella mañana como un día más. Junto a mí descansaba un chico de pelo azabache, siempre de punta. Su mano derecha me abrazaba, juntándose su pecho con mi espalda
    Aún era de noche, muy tarde. Las cuatro de la madrugada. Me había desvelado.
    Delicadamente, aparté el brazo de mi novio, que aún dormía, y me levanté de la cama, pensando en tomarme un vaso de agua.
    Salí de la habitación y entré en el largo pasillo, buscando el interruptor que encendiese la luz. Lo pulsé varias veces, pero la luz no se encendía. Estaría fundida.
    Caminé a oscuras, palpando las paredes para evitar chocarme con algo. Cuando noté la puerta de la cocina, la abrí, y pulsé el interruptor que iluminaba la misma. Tampoco reaccionaba, ¡era extraño! Parecía que ninguna de las luces de la casa funcionaba.
    Un fuerte trueno y el gotear de la lluvia contra la ventana me dieron la explicación al problema de la luz: esa noche había una tormenta, probablemente se fuese la luz en todo el vecindario.
    Avancé a oscuras, iluminada de vez en cuando por el resplandor de los relámpagos insonoros. Me acerqué a la ventana, que se estaba empapando por la lluvia. ¡El cabeza hueca de Ash se había olvidado de bajar la persiana una vez más! La bajé yo misma, pues. De todos modos, ya el cristal estaba empapado.
    Abrí la nevera, aún a oscuras, y saqué una botella de agua, y llené un vaso que me bebí casi de un trago.
    Aún no tenía sueño. ¿Qué podía hacer? Con la casa a oscuras…
    Recordé entonces que había una vela en la mesa de la misma cocina donde me encontraba. La cogí, y busqué a oscuras una cerilla entre los cajones de las encimeras.
    Por fin logré encender la vela. Una tenue luz me permitió ver poco más de un metro a mi alrededor.
    Gracias a la pequeña iluminación, salí con algo de luz al pasillo. Era una vela grande la que llevaba. Aún así, la luz que producía era muy tenue.
    Pude llegar sin problemas al salón principal. Me senté en el sofá y coloqué la vela en la pequeña mesa de cristal que había frente a mí. Una pena que no pudiese encender la televisión.
    Aburrida, me levanté y me acerqué al mueble sobre el que se apoyaba el televisor. Había una foto. La cogí, sonriendo mientras la miraba. En la foto podía verme a mi misma, mirando a la cámara, sonriente, y a Ash, dándome un beso en la mejilla.
    No hace mucho que nos tomamos esa foto. Poco antes de decidirnos a vivir juntos. Aunque sólo llevaba dos meses viviendo con él.
    Abrí uno de los cajones. Lo cierto es que nunca me había dado por mirar en esos cajones, y la curiosidad me mataba.
    Sí, soy muy cotilla.
    No había nada especial, pilas, algún que otro mando a distancia cuya función no estaba clara, algunas facturas y cartas del banco, y poco más.
    Pero una de esas cartas no era del banco. Es más, no tenía remitente. Sin embargo, el sobre estaba abierto, lo indicaba que había sido leída. Saqué la carta y comencé a leerla, a pesar de que resultaba complicado por la poca luz que había.

    Para ti. No la enseñes a nadie.
    No veo necesario poner mi nombre en estos papeles. Tú sabes de sobra quien soy. Y también sabes por qué te escribo.
    Quiero saber qué h pasado con mi hija. Tú sabes dónde está, y que le ha pasado. Así que dímelo, te lo exijo. ¡Es mi hija!
    Algún día iré a buscarte. Me presentaré ante ti en persona, ¡y me contarás todo lo que sabes! ¿Qué le has hecho a mi pequeña? Dímelo. Créeme, mejor por las buenas, chico. No quiero que esto acabe en manos de la policía. Ambos sabemos que mi hija está muerta. Y no quiero creer que tú la has matado, pero me estás obligando a pensar lo contrario. Así que cuéntame lo que sabes y no tomaré medidas. Créeme…

    Mi lectura se vio interrumpida. La luz ya no me permitía leer, se había apagado la vela. Quedé a oscuras otra vez. Busqué con mi mano en la mesita de cristal, pero, para mi sorpresa, no estaba allí.
    Pude ver como, del pasillo, una breve luz resplandecía.
    Me incorporé y caminé, temerosa, hacia esa luz. Pregunté con voz entrecortada:
    —¿Ash? ¿Eres tú? No tiene gracia, Ash.
    Cuando llegué al pasillo, vi como una llama de un extraño color brillaba en el suelo, iluminando un poco el pasillo. Miré al fondo, donde estaba la habitación. No parecía que Ash estuviese por ahí. Pensé que estaba escondido, tratando de asustarme.
    Me agaché a recoger la vela, y, cuando me di cuenta, unos ojos amarillos me miraban y una boca sonreía, ¡la vela cobró vida! Saltó y lanzó un gritito que me hizo caer hacia atrás.
    —¡Aaaah! —grité, asustada.
    Poco tardó en aparecer Ash, soñoliento. Avanzó por el pasillo, que de nuevo estaba a oscuras.
    —¿May, estás bien?
    —Estoy aquí… — dije, aún en el suelo.
    Él me levantó y me dijo:
    —¿Por qué has gritado?
    —Había —traté de explicar, asustada —. La vela… ¡saltó! Y me asusté.
    Ash se rió mientras me abrazaba.
    —Debes estar cansada, simplemente —dijo tratando de consolarme —. Anda, vamos a la cama. Es muy tarde.
    Abrazada por mi chico, caminamos hasta acostarnos en nuestra cama. El shock de la vela viviente había hecho que, por un momento, me olvidase de aquella enigmática carta, cuyas palabras me produjeron unos extraños escalofríos. Aunque no me dio demasiado tiempo a pensar en ello. Me dormí, abrazada por mi novio. El calor de su cuerpo me hizo dormirme plácidademente…
     
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  2.  
    Poikachum

    Poikachum Gurú Comentarista empedernido Usuario VIP

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    Hola GalladeLucario, me gusta la trama que le has dado al fic, con solo leer esta parte ''May descubrirá hará que investigue, llegando a dudar si realmente el Ash con el que vive es la misma persona que un día viajó con ella.'' ya me han entrado ganas de continuar leyendo, buena narración, buena trama, buen enlace de ideas...''vas mejorando pequeño saltamontes''. Aunque he visto un pequeño error que te ayudara en este fic y en todos.
    Aquí:
    Avancé a oscuras, iluminada de vez en cuando por el resplandor de los relámpagos insonoros. Me acerqué a la ventana, que se estaba empapando por la lluvia. ¡El cabeza hueca de Ash se había olvidado de bajar la persiana una vez más! La bajé yo misma, pues. De todos modos, ya el cristal estaba empapado.
    Abrí la nevera, aún a oscuras, y saqué una botella de agua, y llené un vaso que me bebí casi de un trago.
    Aún no tenía sueño. ¿Qué podía hacer? Con la casa a oscuras
    Repites la misma palabra 3 veces aunque es un error un tanto comun, para la proxima vez utiliza sinonimos.
    Por ejemplo:
    Avancé por el oscuro pasillo, el resplandor de los relámpagos iluminaba mi cara o cuerpo o bueno...algo parecido podrías poner.
    Sin más que añadir hasta la conti!!
     
  3.  
    MrJake

    MrJake Game Master

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    ¿De verdad eres tú? (Advanced Shipping)
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    1546
    CAPÍTULO 1.

    Volví a despertarme, esta vez a una hora algo más decente. Ya era por la mañana.
    Ash no estaba en la cama.
    Estiré los brazos y bostecé enérgicamente. Después me levanté y me vestí con mi ropa de siempre. Me dirigí a la cocina para tomarme un vaso de leche, y eso hice. Luego fui al salón, y allí había una nota.

    He salido un momento con Pikachu, volveré enseguida.
    Te quiero, Ash”

    Sonreí al leer aquello, y después lo volví a soltar sobre la mesa.
    Encendí un rato la tele. Parecía que la tormenta había cesado, y ya la luz funcionaba perfectamente.
    No pude evitar dirigir mi vista hacia el cajón donde se encontraba aquella carta… y hubo algo que me desconcertó.
    ¿Guardé la carta ayer? Creí que no. Al fin y al cabo, pasó lo de la vela, y me olvidé de aquel papel. Creí que lo había dejado encima del mueble, pero no estaba allí.
    Entonces pensé: “Ash”. Claro, era obvio. Ash había visto que la carta estaba fuera de su sitio y la había vuelto a guardar. Y eso, lógicamente, implicaba que él sabía que yo la había leído.
    Por algún motivo que desconozco, me estremecí.
    Recordé que me faltaron por leer un par de líneas de la inquietante carta. Sin poder evitarlo, me dirigí de nuevo al cajón y volví a sacar el escrito, que de nuevo descansaba en su sobre.
    Saqué la carta, y leí lo que me quedaba.

    Por favor, Ash. No hagas esto más difícil, y cuenta lo que sabes.”

    Ash… ¿en serio esa carta iba dirigida a él? No pude creerlo. ¿Debía preguntarle directamente? Algo dentro de mí me decía que no.
    En cualquier caso, coloqué la carta en su sitio y me dispuse a llevar el vaso de leche, ya vacío, al lavavajillas. Cuando entré en la cocina y solté el vaso, otro escalofrío. Aquella vela, la que el día anterior saltó sobre mí, como si tuviese vida, estaba donde la encontré al principio, quieta, sin vida, apagada.
    Me acerqué y la cogí, algo asustada. ¿Acaso me imaginé lo que pasó ayer? Hubiese jurado que aquel objeto cobró vida.

    En ese momento oí un fuerte portazo y vi como Ash pasó rápidamente, casi corriendo, sin siquiera decir hola. Me extrañó mucho esa actitud.
    Avancé con cuidado hasta la habitación, dónde Ash se había metido seguido de Pikachu. El pokémon tenía rostro triste, subido en la deshecha cama, mientras Ash sujetaba su cabeza con las manos, apoyando los codos en la cómoda. Iba a entrar, pero decidí no hacerlo al ver lo que hacía Ash.
    —¡Mierda! —gritó Ash — ¡Mierda! —repitió.
    Entonces comenzó a tirar los frascos de perfume y demás objetos que había en la cómoda. Me asusté, no se solía ver a Ash reaccionando así.
    Pikachu comenzó a intentar consolarlo, saltando frente a él.
    —¡Pika! Pika pika…
    Y, en ese momento, Ash rompió a llorar, tumbado en la cama. Las palabras que murmuró luego me sobresaltaron.
    —Yo no he sido. Yo no he sido.
    ¿Yo no he sido? Algo me hizo pensar que la carta tenía algo que ver con ese ataque de nervios. El hecho de que hubiese visto la carta fuera de su lugar… probablemente le hizo recordar, eso pensé. Y salió, ¿tal vez a ver a alguien? Puede que al remitente.
    En cualquier caso, me asusté un poco y me encerré en el salón. Nunca había visto a Ash así, nunca. Él siempre ha sido tan optimista, tan bueno conmigo. Verlo tan alterado me causó mucha impresión. No supe cómo reaccionar.
    Pasó un momento cuando Ash entró en la sala. Parecía haberse recuperado.
    —Hola —dijo con una voz algo entrecortada. Se acercó a mí y me dio un beso, sentándose a mi lado en el sofá —. ¿Has desayunado?
    Afirmé con la cabeza.
    Pikachu entró también en el salón y se sentó en el brazo del sillón. Me saludó con un alegre “Pika pi”.
    No comprendí muy bien la situación. Ahora actuaba como si nunca hubiese pasado nada. Puede que creyese que no lo vi. Yo, supongo que por miedo a oír algo que no quería, le seguí el juego.

    Llegó la tarde, y la situación se normalizó un poco. Ya casi había olvidado el berrinche de Ash.
    Aquella tarde íbamos a ir a visitar a la madre de Ash, a pueblo Paleta. Claro que para eso había que cruzar la ruta 1.
    Cogidos de la mano, avanzamos a paso rápido por la ruta. Pikachu iba subido al hombro de Ash.
    Llegamos al fin a casa de Dalia, que nos esperaba sonriente, como siempre. Había preparado toda una comida, a pesar de que le dijimos que comeríamos en casa. Al fin y al cabo, las madres son las madres.
    Comimos allí, los tres juntos (cuatro, si contamos a Pikachu), y Ash, servicial, se levantó para quitar la mesa.
    Había madurado muchísimo, Ash. Su madre siempre me lo decía.
    Quedamos mi suegra y yo en la mesa mientras Ash fregaba los platos. Tras meditarlo un poco, decidí preguntarle a Dalia… sobre aquella carta. Pero tenía que hacerlo sutilmente, claro.
    —Dalia —dije —, ¿sabes si Ash tuvo alguna otra novia antes de llegar yo?
    Esperaba oír un “no” que me tranquilizase y así pudiera quitarme esa idea de la cabeza. ¿Cómo iba a Ash a…?
    Pero la respuesta no fue no. Tampoco fue sí. Simplemente, no contestó. Se levantó con rostro serio, y dijo lentamente:
    —Voy a ayudar a mi hijo.
    La observé atónita, mientras ella caminaba en busca de su primogénito.
    Aquella reacción me hizo asustarme aún más.

    Esa noche, no pude dormir. Demasiadas cosas en mi cabeza, demasiadas preocupaciones.
    Como la noche anterior, me vi obligada a levantarme.
    No sé porqué hice aquello. Realmente estaba empezando a dudar de Ash. Fuese por lo que fuese, la cuestión es que cogí su teléfono móvil, y revisé sus llamadas.
    ¿Qué estaba haciendo? Parecía una novia celosa.
    Ash tenía en su móvil varios mensajes de un tal “X”. Mensajes muy similares.

    “Contesta a mis cartas”
    “No compliques más las cosas”
    “Si me ignoras será peor, dudaremos más de ti”
    “Vamos, contesta, es mi hija”

    Solté el móvil, asustada. No podía creer aquello, ¡tenía que ser un error!
    Fui a la cocina. Un poco de agua me vendría bien.
    Bebí poco a poco el agua fría. Y luego, al mirar a mi alredor, solté el vaso precipitadamente en el fregadero, y retrocedí, saliendo de la cocina para ir a la cama. Pensé que me estaba volviendo loca.
    La vela… no estaba.
     
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  4.  
    Paralelo

    Paralelo Viajero dimensional

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    Me gustó bastante el aire misterioso del fic, casi podría llegar a ser un creepypasta, por su aire de suspenso e intriga, pero depende de como lo desarrolles.
     
  5.  
    MrJake

    MrJake Game Master

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    1385
    Continúo con el fic. Antes de nada debería aclarar que puede haber ciertos matices de terror en el fic, género que no especifiqué en la intro.

    CAPÍTULO 2:

    A lo lejos vi a Ash. ¿Qué hacía? Estaba tan oscuro que resultaba difícil verlo. Parecía que arrastraba algo.
    Estaba en pueblo Paleta y, ya era muy tarde. Se dirigía al agua del sur del pueblo.
    Cuando la luz de la luna iluminó su cuerpo, me estremecí, al verlo desde lejos, escondida. Un rayo de la luz lunar se reflejó en el cuchillo ensangrentado que portaba en su mano derecha. Con la otra mano, arrastraba un cuerpo sin vida, un cuerpo de una mujer. Su cuello estaba rajado, obra del mismo cuchillo que en su mano portaba. Temblé, muerta de miedo.
    Cuando llegó al agua, arrojó el cuerpo a ella, e hizo lo mismo con el cuchillo. La pobre víctima se hundió, manchando la cristalina sustancia con la roja sangre que brotaba de su cuello. Ash sonrió, y, al darse media vuelta, me vio.
    En mis ojos se pudo ver el verdadero miedo. Caí al suelo de espaldas, al intentar huir retrocediendo, caminando hacia atrás. Ash me alcanzó, y me levantó, agarrando mi mano. Su camiseta estaba manchada de sangre. Me dio un abrazo.
    —Tranquila —dijo, en un tono siniestro— Será rápido.
    En ese momento, noté una punzada en mi espalda. Ash me soltó. En su rostro se dibujó una malévola sonrisa.
    Palpé mi espalda, y mi mano estaba llena de sangre.

    Entonces, me desperté
    Todo había sido una pesadilla. A mi lado descansaba Ash. Su cara no era malévola, como en mi sueño. Era tranquila, llena de paz, sonriente. Era la de una buena persona.
    ¿Cómo podía pensar que Ash había matado a alguien? No puede ser, ¡es algo inconcebible! Puede que me estuviese volviendo loca. Cerré los ojos, al ver que aún era de noche.

    A la mañana siguiente, todo fue muy normal. Despertamos, e hicimos la rutina diaria.
    Noté a Ash algo distante. O puede que fuese yo quien me distanciaba de él.
    Desde luego, algo raro pasaba. Y yo no podía quitarme la idea de la cabeza. La carta, la reacción de Dalia, mi pesadilla, los mensajes de su móvil. Todo parecía indicar que alguien “desapareció”. Y, según el padre o la madre de la chica desaparecida, era evidente que estaba muerta. ¿Por qué lo sabía? En la carta decía que no quería sospechar de Ash… pero que era algo inevitable. ¡Le exigía que le contase lo que sabía!
    Pero, ¿qué es lo que sabía?

    Esa misma tarde, mi novio salió de casa. Le pregunté adónde se dirigía. Me contestó que tenía algo importante que hacer.
    Yo me quedé desde las siete o las ocho hasta la noche, sola, en esa gran casa.
    Una casa que empezaba a darme miedo.
    Por la vela.
    Algo raro pasaba ahí. Y mi mente, loca, comenzó a pensar más barbaridades. ¡La mujer muerta! La que desapareció… su fantasma sigue en la casa.
    Acurrucada en el sofá, empecé a tener miedo. Y, cómo si alguien oliese mi miedo, la luz comenzó a parpadear. Miré la bombilla, que, derepente, explotó. Los cristales cayeron al suelo, y no pude evitar gritar, al quedarme a oscuras.
    La televisión se apagaba y encendía sola. Podía escuchar como la lavadora comenzó a funcionar, el timbre del microondas sonaba, se oía la puerta de la nevera abrirse y cerrarse.
    Tenía verdadero miedo.

    En ese momento, como un rayo de esperanza, mi móvil sonó. También, como por arte de magia, la luz volvió y todo se tranquilizó. Es más, la bombilla que había explotado no estaba hecha cristales, sino que brillaba en su lámpara, intacta.
    Un fuerte escalofrío recorrió mi cuerpo. Cogí el móvil, era Ash.
    —¡Cariño! ¿Dónde estás? —dije, insinuando claramente que quería que volviese.
    —May, ven al restaurante Tres Aves. Es… importante.
    ¿El restaurante Tres Aves? Uno de los mejores de Ciudad Verde. En cualquier caso, quería salir cuanto antes de esa casa.
    Llegué al restaurante. En la terraza del mismo, no había nadie, sólo Ash, sentado en una mesa redonda. La mesa tenía varias velas y estaba cubierta de pétalos de color rosa.
    Ash estaba muy arreglado, con su corbata y todo. Me indicó que me sentase frente a él. Estaba algo nervioso.
    —Era una sorpresa. Quería invitarte a cenar aquí —dijo, sonriendo.
    —Pero, ¿cómo no me avisas antes? —dije, mirando mis ropas—. Me hubiese arreglado algo más.
    El mostró sus blancos dientes y comentó en tono dulce:
    —Tú siempre estás guapísima.
    Yo me sonrojé un poco.
    Comenzamos a comer.
    Cuando ya degustamos los exquisitos platos, Ash comenzó a aclararse la garganta bruscamente.
    —Ejem.
    Miró discretamente a su alrededor. Volvió a repetir, más fuerte aún.
    —¡Ejem!
    Al ver que algo no iba bien, volvió a hacer lo mismo, con un tono forzado.
    —¡¡EJEM!!
    Entonces, un grupo de músicos con sus instrumentos y varios Kirlias salieron de la nada.
    —¿Ya nos toca? —preguntó uno de ellos.
    — (Con una gota al estilo animé) Sí, os toca —contestó algo avergonzado Ash.
    Empezaron a tocar mi canción favorita. Los Kirlia danzaban al ritmo de la misma. Miré a mi alrededor, sorprendida.
    Ash miró al cielo, justo donde estaba la ventana de la planta alta del restaurante.
    —¡Eh! —gritó—. ¡Que te toca a ti también!
    Entonces, comenzaron a llover pétalos. Yo no comprendía muy bien qué pasaba.
    Ash se levantó y se arrodilló junto a mi asiento. Estaba muy nervioso.
    —Bueno —comenzó a decir—, no ha salido todo como yo esperaba, pero al menos, algo es algo. May, todo esto… lo he hecho porque te quiero. Eres la persona a la que más he querido en mi vida. Y quiero vivir por siempre contigo. Quiero que seas tú la persona que vea cuando me levante por las mañanas —sacó una cajita, que el mismo abrió, mostrando un bello anillo de diamantes—. May, ¿quieres casarte conmigo?
     
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  6.  
    Paralelo

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    Deberías usar solo un tamaño de letra para hacer más fácil la lectura.
    No recuerdo haber leído si cambiaste en algo la edad de los personajes o siguen siendo niños, como para que hayan peticiones de matrimonio, bueno, espero que le diga que sí.
     
  7.  
    MrJake

    MrJake Game Master

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    Sí, es cierto, lo de la letra es algo que hace el paranoico de mi ordenador, que hay veces en las que le da por fastidiarme (?) Lo corregiré en cuanto pueda.
    Respecto a lo de las edades, lo especifico al inicio, en la intro, justo aquí...

    Título: ¿De verdad eres ? (AdvancedShipping)
    Género: Suspense / Romance (más de lo primero que de lo segundo)
    Breve resumen: Ash y May se han reencontrado tras varios años. El amor que una vez se apagó volvió a surgir en sus corazones. Ya mayores de edad y manteniendo una relación estable, Ash invita a May a vivir con él en la nueva casa que ha comprado en Ciudad Verde. Todo será idílico y maravilloso… pero ciertas cosas que May descubrirá hará que investigue, llegando a dudar si realmente el Ash con el que vive es la misma persona que un día viajó con ella.


    Respecto a lo que responderá, lo veremos pronto ;)
    Eso es todo, gracias por comentar. GL.
     
  8.  
    MrJake

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    A punto de terminar, estamos. El capítulo cinco será el desenlace.

    Capítulo 3.

    Miré a sus ojos, sinceros, brillantes. Su rostro sonreía tímidamente mientras me miraba desde abajo, arrodillado.
    ¿Por qué me lo pensé tanto? ¿Realmente… dudé? El chico de mis sueños, ese mismo chico, me estaba pidiendo matrimonio.
    —Sí. ¡Claro que sí! —dije al fin.
    En la cara de Ash se dibujó una profunda sonrisa. Se levantó y me abrazó, emocionado. Cuando el sincero abrazo llegó a su fin, se separó de mí, pero únicamente lo justo y necesario para quedar mirándome a los ojos, rozando nuestras narices.
    —Te prometo —me dijo— que vamos a ser felices.
    Y entonces nos fundimos en un beso, un beso con el que sentí que tocaba las estrellas. Aquel beso, bajo la lluvia de pétalos, con la música sonando y bajo la lluvia de pétalos… fue el mejor beso de mi vida.

    Pasó un mes desde aquello. Apenas recuerdo esos días.
    Tras ese mes, ya teníamos fecha para la boda, y estábamos preparándolo todo. Aprovechando que dentro de un mes empezaban las vacaciones de verano, planeamos la boda para entonces. Había relativamente poco tiempo para organizarlo todo. Así que nos pusimos a ello, con bastante rapidez.
    Estábamos decidiendo los invitados.
    —Veamos —dijo Ash mientras apuntaba en una lista—. Mi madre y tus padres. Tu hermano. El profesor Oak. Misty, Brock, Tracey.
    Al escuchar ese nombre, me puse algo celosa. En realidad, fue ridículo.
    —¿Vas a invitar a tu ex?
    Sin levantar la vista de la lista, me contestó:
    —Claro, ¿no? Misty ya es simplemente mi amiga. Tú también deberías invitar a Drew.
    —¿A Drew, dices? —dije, y mis recuerdos se dispararon.

    ***FLASHBACK***

    La chica de rojo pañuelo llamó a la puerta. Llevaba una tarta en forma de corazón en las manos y estaba muy contenta.
    —¡Drew! —gritó— ¡Cariño! ¡Abre!
    Pero Drew no abría. Se asomó a la ventana: la cortina estaba echada. Así que volvió a llamar.
    Por fin, Drew, el chico de verde cabellera, abrió la puerta algo alterado. Su camisa estaba desabrochada, y estaba algo sudoroso.
    —¡Feliz aniversario, cielo! —dijo May con una sonrisa, tendiéndole la tarta. Drew la agarró y May le dio un beso—. ¡Estás sudando! —le comenzó a abrochar la camisa—. ¡Eres un desastre!
    Y, con aire despreocupado, entró en la casa de Drew.
    —May, no creo que debas…
    Ella le puso un dedo en los labios.
    —Shh. ¡Aún no te he dado mi regalo! —habló May con tono alegre.
    Drew miró a sus dos lados, nervioso.
    —¡Ta-chán! —dijo May mostrando un precioso collar plateado. Agarró a Drew de la mano—. Ven, vamos a un espejo, ya verás que bien te queda.
    Y se dirigió al dormitorio.
    —¡No, May, no abras…!
    Pero ya había abierto la puerta. Se asomó, extrañada.
    —¿Por qué no puedo entrar?
    Drew, al comprobar que no había nada, entró, y suspiró.
    May lo miró con perspicacia, y sonrió.
    —¡Claro! Tienes por aquí mi sorpresa, ¿eh? ¿Me has comprado un regalo? —habló alegremente, mientras comenzaba a mirar debajo de la cama y en los cajones.
    —May —dijo muy nervioso Drew—. Mejor será que…
    Pero ya era tarde. May había abierto el armario, y se había encontrado con su “sorpresa”. Una mujer, en ropa interior, rubia y de ojos azules, estaba ahí dentro, escondida. May retrocedió, y miró a Drew con los ojos llorosos.
    —Esto… —dijo con voz entrecortada.
    —May, no es lo que piensas —intentó excusar Drew, pero fue brutalmente sorprendido por un fuerte tortazo que May le propinó.
    —Esto me ha dolido, Drew —habló con lágrimas en los ojos—. ¡Encima en el día de nuestro primer aniversario! Eres un… un… —se dio media vuelta, y antes de salir a correr, gritó— ¡No quiero volver a verte!

    ***FIN DEL FLASHBACK***

    No me apetece mucho ver a Drew.
    Ash me miró, comprensivo.
    —May —explicó—, deberíais ser amigos. Dejaos de rencores y de restregar el pasado. Lo pasado, es pasado.
    Miré al suelo.
    —Se pasó días suplicándome perdón —contó—. Pero no podía volver con él.
    —Bueno —dijo sonriendo Ash—, gracias a que lo dejaste, ahora nos vamos a casar tú y yo —e, irónico, dijo—. En el fondo se lo debes.
    Comencé a reír.
    —Está bien —contesté finalmente—. Invítalo. Quedaremos… como amigos.

    Así, concluimos nuestros preparativos para la boda. Solo nos quedó esperar a que llegase el día.
    No pude dormir los días antes. Me despertaba por las noches, sin recordar al principio el miedo que la casa me daba.

    [Cuarto día antes de la boda]

    El primer día que me desperté, estaba muy nerviosa. No podía dejar de pensar en mi gran día, ¡todos vendrían! Todos.
    Como acostumbraba a hacer los días en que me desvelaba, tomé un vaso de agua. Mientras me dirigía al salón, oí un fuerte estruendo, que hizo que las luces se apagasen. Un terrible rayo.
    Aquel apagón me hizo recordar momentos horribles. Pensé en coger algo para iluminarme, pero no me vi capaz de coger aquella vela. ¿Qué podía coger? Medité y medité. No había linternas en casa. Lo único que había era… un farolillo, un quinqué. En un armario del salón.
    Lo cogí, y con una cerilla, iluminé el salón. La luz, que duda cabe, era muchísimo mejor que esa tenue iluminación que daba la vela. Me sentí aliviada, al ver algo de luz, aunque siniestra, pero al fin y al cabo, luz.
    Me senté en el salón tras coger algunos cacahuetes, que comí con gusto.
    Miré a mi alrededor. ¡Cierto! Ash hizo una foto justo cuando me pidió la mano, y colgó en el salón la foto, en un cuadro. Me acerqué, y lo miré con una gran sonrisa. Cuando me giré, un escalofrío recorrió mi cuerpo. No sé porqué, pero volví a mirar el cuadro. Algo había que me inquietaba.
    Y entonces me fijé. Los ojos de Ash, en la foto, estaban clavados en mí. Me miraban como si tuviese vida.
    Supuse que eran imaginaciones mías, así que anduve hacia el quinqué, que estaba en una mesita a mi derecha.
    Cuando comencé a caminar, pude ver, de reojo, como los ojos del Ash del cuadro me siguieron con la mirada. Me tembló todo el cuerpo.
    Miré al cuadro. Efectivamente, los ojos ahora no estaban en la misma posición. Caminé de lado, manteniendo la mirada en el cuadro. Caminé así, para comprobar si estaba en lo cierto.
    Y lo estaba. Los ojos me siguieron con la mirada. Donde yo me moviese, ahí se iban los ojos.
    Retrocedí, aún mirando al cuadro. Noté como la luz se volvía azulada, y me extrañé. Pude notar como la sonrisa de mi yo en el cuadro fue apagándose, poco a poco, hasta adquirir una expresión triste. Me asusté, pero no tuve tiempo a reaccionar. Oí un ruido, el quinqué se había caído de su mesa. Me acerqué a él, y, cuando lo fui a agarrar, los brazos decorativos rompieron su curvatura y se pusieron rígidos, agarrando mi mano. Unos ojos amarillos, como los de aquella vela, se iluminaron en el quinqué.
    Grité, cayéndome, otra vez, de espaldas. La luz del quinqué se apagó, y otra vez la televisión comenzó a encenderse y a apagarse, ¡si no había luz! ¿Cómo era posible?
    Salí de allí como pude, muy asustada, y vi una luz en la cocina. Sin poder evitarlo, me asomé.
    La nevera se abría y cerraba, sola. El microondas pitaba. La lavadora giraba.
    Y, en la encimera, el florero que ahí había, comenzó a flotar.
    Volví a gritar, y corrí apresuradamente al dormitorio. Ash no se había despertado esta vez. Me metí en la cama, abracé fuertemente a Ash, y, con mucho esfuerzo, logré volver a dormir.

    ---------------
    El siguiente capítulo serán la tercera, penúltima, y última noche antes de la boda. Y el quinto, como ya dije... el desenlace. Gracias por leer.
     
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  9.  
    Paralelo

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    Interesante el efecto de combinar romance con lo que parece ser algún hecho fantasmal, aunque puede ser solo un efecto psicológico de la mente de May ante la inseguridad o el miedo, o no sé, a ver como termina.
     
  10.  
    MrJake

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    CAPÍTULO 4:

    [Tercera noche antes de la boda]

    No comprendo porqué lo hice. Ese día, me dio un arrebato de pura valentía.
    Cuando desperté, como de costumbre, por los nervios, que no me dejaban dormir, lo primero que pensé fue: “¿Serían lo de ayer imaginaciones mías?” Me refería a aquel cuadro con vida. Aquel que me seguía con la mirada, que cambiaba de expresión.
    Y entonces, recordé la carta. Recordé como un padre, o puede que una madre, hablaba de su hija, desaparecida. Recordé como afirmaba que sabía que estaba muerta. Recordé que la carta estaba dirigida a Ash. Recordé que en el teléfono de Ash había unos mensajes de “alguien”, en el que le decía que le contase lo que sabía, que era su hija de quien estaban hablando, que lo necesitaba. Recordé las palabras que dijo Ash cuando se derrumbó: “yo no he sido”. Trataba de convencerse a sí mismo. Recordé la actitud que tuvo Dalia cuando le pregunté acerca de una posible antigua mujer que viviese con Ash… justo después de Misty, y antes de mí. Ella parecía saber algo. Y lo ocultaba.
    ¿Qué pasó realmente? Una posible mujer muerta, que desapareció, y con cuya desaparición o muerte Ash está relacionado. Tal vez, las cosas que pasaban en esa casa… cosas que sólo yo veía, que solo a mí me pasaban… eran obra de un fantasma. Puede que del fantasma de esta chica. Quizá me quería advertir de algo.
    Empecé a pensar que Ash le había hecho algo a esa hipotética chica. Que realmente él mató, aunque fuese por accidente, pero mató a alguien. Y lo hizo pasar por una “desaparición”. Ahora, el fantasma de la víctima estaba en esta casa. Y quería advertirme, avisarme quizá de que corría peligro.
    ¿Cómo pude pensar eso? Ash nunca haría algo así. Al menos, no el Ash que yo conocía.
    En cualquier caso, repito que no sé porqué lo hice, pero me coloqué delante del cuadro fantasma, y lo miré atenta.
    Efectivamente, los ojos del Ash de la foto me miraban.
    Me miraban y me seguían con la mirada. Contuve mi miedo, respiré hondo, y dije:
    —¿Hay alguien ahí?
    De repente, vi como la cabeza de mi yo en el cuadro asentía. Me asusté, me asusté mucho.
    —¿Quién eres? —pregunté, con voz entrecortada.
    Esta vez, no asintió, pero tampoco negó. Simplemente, mis ropas en el cuadro, empezaron a cambiar. Se convirtieron en un vestido de novia. Casualmente, el mismo que pensaba llevar en mi gran día.
    Incliné la cabeza a un lado.
    —¿Qué quiere decir esto?
    De mi estómago en el cuadro, comenzó a brotar un fluido rojo que tiñó de dicho color todo el vestido, poco a poco. Retrocedí, muy asustada, y choqué con algo, al hacerlo. Di un pequeño grito, y me volteé. Allí estaba Ash, que me sonrió y me abrazó por detrás, mientras ambos mirábamos al cuadro, el cual recuperó mágicamente su forma normal.
    —¿Qué hacías? —me dijo Ash—. Estás nerviosa, ¿eh?
    Mi mirada seguía fija en el cuadro, y mi atención también. Con voz temblorosa, le contesté que sí, que estaba muy nerviosa.
    —Fue un gran día. No salió muy bien, pero al fin y al cabo, fue cuando te pedí matrimonio —Ash se refería, naturalmente, al día en el que nos hicimos la foto enmarcada que mirábamos— Anda, volvamos a la cama.
    Y así, se acabó esa noche.

    [Penúltima noche antes de la boda]

    Mañana sería la última noche antes de la boda. Estaba especialmente asustada, ya que, como era costumbre, el novio no vería a la novia en el día anterior a la boda. Así que mañana Ash pasaría el día con su madre, y yo me quedaría sola en la casa. Mis padres no podían venir de Hoenn aún, por motivos diversos. Así que sería el mismo día de la boda cuando los vería.
    En cualquier caso, era la penúltima noche antes de ser la señora Ketchum. De nuevo me fue imposible dormir, y me desperté, como los días anteriores, durante la madrugada.
    Una vez más, me encaré al cuadro.
    —¿Estás jugando conmigo? —dije al ver que no me seguía con la mirada, ni hacía nada raro.
    ¿Yo, hablando con un cuadro? Pero, ¿qué estaba haciendo? Estaba dudando de Ash, hasta tal punto, que pensaba que una posible víctima suya trataba de comunicarse conmigo en su forma fantasmal.
    Pero esta vez, el cuadro no hacía nada.
    —¡Explícame qué está pasando! —exclamé, convencida de que habría una respuesta—. ¿Eres tú, quien seas, quien hace que la vela y el quinqué se muevan, quien enciende y apaga el televisor, quien destroza las bombillas y luego las restaura como si no pasase nada, quien abre y cierra la nevera, hace pitar el microondas, hace que funcione la lavadora?
    Estaba muy alterada. Por fin, el cuadro reaccionó, y esta vez, de nuevo, mi ropa pasó a ser el traje de novia.
    —¿Qué demonios me quieres decir? —pregunté, atemorizada.
    La mano de la May del cuadro se movió. Me señaló con el dedo índice, y después llevó el mismo dedo al extremo contrario de su cuello. Técnicamente, ese cuello era mi cuello. A paso lento, la otra May arrastró el dedo por toda la superficie del cuello. Y, como si fuese una persona de verdad, e igualmente como si su dedo fuese un cuchillo, el cuello comenzó a sangrar, brotando la sangre como en una fuente y manchando la superficie, como si el cristal del cuadro fuese una ventana justo enfrente suya, de un color rojo muy oscuro.
    Me estremecí, y salí corriendo a acostarme. Esta vez sí que habían conseguido asustarme de verdad.

    [Última noche antes de la boda]

    Esta noche era la última. Estaba sola.
    Esta noche sí que no pude dormir, ni siquiera una hora. Tampoco quise levantarme de la cama. No quería que el cuadro me dijese algo que no quería saber. Me iba a casar con Ash. Él era el hombre de mi vida, no corría ningún peligro. Él jamás me haría daño, nunca le haría daño a nadie… ¿o sí?
    No sabía que pensar, todo esto había hecho que le diese demasiadas vueltas a la cabeza.
    Oí un susurro. Era una voz, como una especie de voz apagada que murmuraba algo.
    Quise agudizar el oído, tapada con las sábanas de la cama. Aquella voz decía, de una forma muy extraña:
    —May…
    Me incorporé rápidamente, quedando sentada en la cama.
    —¡Ya basta! —grité—. ¡Déjame! Ash es bueno, ¡es bueno! No le haría nada a nadie.
    Pero seguían los susurros.
    —May…
    Respiré muy profundamente, tratando de calmarme.
    —¿Quién eres?
    Ignorando todo lo que decía, el susurro seguía pronunciando mi nombre.
    —Eres… ¿la chica que murió? ¿Eres el fantasma de esa chica? —pregunté, ¿en qué pensaba? El tema de la chica de la carta me reconcomía por dentro.
    Pero la voz seguía sin contestar, únicamente repitiendo mi nombre una y otra vez. Una y otra vez. Una y otra vez. Y cada vez más fuerte
    —¡Déjame! —volví a exigir, metiendo esta vez la cabeza bajo la almohada—. Voy a casarme con Ash. Voy a casarme con Ash —repetí—. Déjame…
    Traté de dormir, mientras una voz que sonaba como un eco decía, cada vez con más fuerza:
    —¡¡May…!! ¡¡May…!!
     
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  11.  
    MrJake

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    Palabras:
    1956
    De nuevo acabo otro fic. Con este capítulo, doy fin a esta historia. Nuevamente, deseo que disfruten con el desnlace.

    CAPÍTULO 5:

    Hoy, precisamente hoy, era el gran día. Hoy, justo hoy, sería la señora Ketchum, la mujer del hombre al que yo más amaba.
    Íbamos a casarnos, evidentemente, en la iglesia de pueblo Paleta. Una boda por todo lo alto. La limusina nos recogería y nos llevarían a mí y a mi padre, quien actuaba de padrino, al altar, desde Ciudad Verde.
    Mi padre… estaba tan contento en ese momento. No hacía más que felicitarme y alegrarse por mí.

    Mientras terminaba de arreglarme, le pregunté a mi padre, que aguardaba pacientemente:
    —Drew… ¿ha venido Drew?
    Papá agachó la cabeza.
    —Sí, hija, ha venido —dijo algo malhumorado. Mi padre odió a Drew desde que se enteró de lo que pasó.

    Finalmente, llegó la hora. Estaba lista, y emocionada. Hoy, sería el día más importante de mi vida.
    Por fin alcanzamos la iglesia. Subí al altar, acompañada por mi padre. Ash me esperaba allí. Estaba tan guapo con ese traje…
    La ceremonia acabó perfectamente. Ash y yo, definitivamente, éramos marido y mujer. Salimos de la iglesia, y todos nosotros, mi familia, su familia, nuestros amigos… todos, nos dirigimos a donde celebraríamos el convite. En un buen restaurante del pueblo de Ash.

    Allí, la fiesta siguió durante horas, y alcanzamos horas altas de la madrugada.
    No vi a Drew en todo el tiempo, o al menos no me fijé en él.

    Cansada del alboroto de la fiesta, decidí salir a tomar el aire. La noche estaba tranquila, no había nadie en la calle; prácticamente todos los ciudadanos estaban en la boda.
    Me acerqué al agua, y miré mi reflejo en ella. Aquel vestido me quedaba muy elegante. Entonces, vi como alguien se acercaba; pude ver su reflejo en el agua.
    Era Drew.
    —¡Drew! —exclamé. No supe muy bien qué decirle—. Hace tiempo que no nos vemos, ¿eh?
    Drew me miró. Se tambaleaba un poco; creo que estaba borracho.
    —May, ¿por qué te has casado con ese demente? —me dijo, mostrándome así su aliento, que apestaba a alcohol.
    —Porque él me quiere —comencé a irritarme un poco—. No cómo tú. Tú me utilizaste.
    Drew negó con la cabeza, y me agarró fuertemente del vestido.
    —¡No, May! Yo te quiero. Aquello fue un error. Vuelve conmigo.
    —Estoy con Ash —dije—. Y no pienso dejarle por alguien como tú.
    Quise irme, pero él me agarró del brazo.
    —May, estás guapísima.
    —Gracias —dije sin ganas—. Ahora, déjame irme.
    Drew tiró de mí y me agarró con fuerza, pegando su cuerpo al mío. Intentó besarme, pero yo le di un golpe con los antebrazos y lo empujé, separándome de él.
    —¡Déjame!
    Con una voz ahogada, extraña, dijo:
    —May… May… ¡May…!
    Y se acercó a mí. Noté un fuerte pinchazo en mi estómago. Cuando se separó, mostró un cuchillo lleno de sangre. Mi vestido se estaba manchando de la misma. De mi propia sangre.
    Comencé a notar cómo se me acababan las fuerzas. Caí de rodillas, aún con algo de conocimiento. Miré a Drew, y vi que se había llevado la mano a la boca. Aún agarraba el cuchillo, con la otra mano.
    —¿Qué he hecho? —se preguntó, rompiendo a llorar.
    Él estaba asustado. Mi último soplo de vida estaba apunto de acabar. Me cogió en brazos, y me arrojó al agua, asustado. Entonces, cerré los ojos…

    Cuando los abrí, todo estaba oscuro.
    —¿Hola? —pregunté.
    Una voz, una extraña voz siniestra se oyó. Frente a mí, un Gengar apareció.
    —Menos mal… al fin.
    ¡El Gengar estaba hablando!
    —¿Quién eres? ¿Dónde… dónde estoy?
    Gengar se encogió de hombros.
    Aparecieron entonces un pokémon con forma de vela. Luego, uno con forma de quinqué. Los dos gritaron, al unísono.
    —¡Ya era hora, May!
    No comprendía muy bien. Antes de que pudiese hablar más, un Rotom se presentó ante mí.
    —¡Por fin, todo se ha solucionado!
    —¿Qu-qué hago aquí? —mi mente estaba confusa—. ¿Y Ash?
    Los fantasmas empezaron a hablar. Primero, se presentaron. El que respondía al nombre de Litwick fue el primero en explicarse.
    —Has muerto.
    —Algo… algo recuerdo —dije, acordándome de cómo Drew hundió ese cuchillo en mi estómago—. Acabo de morir.
    El pokémon Lampent negó con la cabeza.
    —No. Llevas tres meses muerta.
    ¿Eh? ¿Qué decía ese pokémon? No podía ser cierto lo que decía, ¡recordaba lo que había pasado, y había sido hace poquísimo tiempo!
    —Sabes que cuando alguien muere de forma injusta, se materializa su fantasma, ¿no? —explicó el Gengar. Yo asentí—. Pues hubo un pequeño fallo contigo. Por accidente, se mezclaron tus recuerdos del tiempo transcurrido antes de morir con tus vivencias como fantasma.
    —¿Có-como?
    —Tratamos de avisarte —informó Rotom—. ¡Intentamos llamar tu atención, moviendo los electrodomésticos, y tal!
    —Cuando, por fin, te comunicaste conmigo a través del cuadro —me explicó Gengar—, te mostré como pude que estabas muerta. Por eso te mostré a ti con tu traje blanco manchado de sangre. E intenté hacerte recordar, reproduciendo las mismas palabras que dijo Drew pronunció antes de matarte. Tu nombre, varias veces.
    Yo no supe que decir. Eso… ¿era cierto?
    —¿Y qué hay de la carta, la chica muerta?
    Lampent miró a Gengar, y Gengar me contó la verdad, agachando la cabeza.
    —Esa chica… siempre has sido tú. La carta la mandó tu padre, igual que los mensajes. Te he dicho ya que tus recuerdos se mezclaron con tus vivencias de fantasma. Recordabas… y a la vez te movías con libertad en el presente, como un fantasma, como un alma. Cuando Ash entró en la casa, y se derrumbó, eras un fantasma. Cuando Dalia te ignoró, eras un fantasma, por eso no contestó, porque no te oía. Cuando encontraste la carta, viste el móvil de Ash y te diste cuenta de las “cosas raras” que pasaban en la casa, también eras un fantasma —tomó aire—. Sin embargo… todas tus conversaciones con Ash, cuando te abrazaba, cuando leíste su nota, cuando te pidió matrimonio, la boda, y tu asesinato por parte de Drew, lo que acabas de ver… eso eran recuerdos. Ambas cosas se mezclaron en tu subconsciente, de forma que no distinguías uno de otro, y de igual forma, no sabías que estabas muerta. Pero al fin, al llegar tus recuerdos a este punto, se han acabado. Y ya todo está solucionado.
    Todos los fantasmas me miraron. Agaché la cabeza.
    —Ahora —dijo Gengar—, eres libre. Haz lo que quieras como fantasma. Y recuerda, para tu descanso eterno, debes solucionar lo que te quede pendiente. Supongo… que en tu caso es venganza.
    Lampent sonrió.
    —Nuestro trabajo ha terminado. ¡Suerte, May!

    De repente, toda la oscuridad se desvaneció. Me vi en la casa de Ash. Él estaba en el sofá, triste.
    Ahora, era un fantasma. Y tenía que solucionar mi “cuenta pendiente”.
    ¿Era la venganza? No lo creí. Sabía muy bien qué era lo que tenía que hacer para descansar eternamente.
    Ash se levantó, y fue a darse una ducha. Ése era el momento.
    Aprovechando el cristal empañado, escribí unas palabras.
    Cuando Ash salió de la ducha, se quedó mirando las palabras. Lo abracé. Por un momento creí que pudo sentirme. Derramando una lágrima, Ash miró al cielo, y dijo.
    —Eso haré —sonrió, aún llorando—. Te quiero…
    Con su dedo, dibujó en el espejo, bajo mi mensaje, añadiendo unas palabras.
    Y entonces, vi una luz…

    He muerto, pero estaré bien.
    No te preocupes por mí,
    siempre estaré contigo,
    en tu corazón.
    Sé feliz. Te quiero…

    Yo también, May.


    Fin...
     
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  12.  
    Poikachum

    Poikachum Gurú Comentarista empedernido Usuario VIP

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    Hola, por fin puedo pasar a comentar ^^. Bien, desde el principio me ha encantado el fic, ese aire misterioso, las caracteristicas de cada personaje, su personalidad, has sabido llevarlas. Me alegra de haberlo leido algo así. Espero leer más fics tuyos :).
    No he visto ningun error.
     
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  13.  
    Paralelo

    Paralelo Viajero dimensional

    Virgo
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    ¡Vaya! a mí en general no me gustan los Shipping, pero este es muy bueno, un final tan trágico, muy al contrario a como suelen ser normalmente, buen trabajo.
     
  14.  
    SilverSky

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    Valla muy buen shipping! el final aunque fue muy trajico,fue muy emoivo es de los mejores fics de shipping que e leido y aunque el final no me gusto mucho ya que realmente May avia muerto pero aun asi me encanto que mas yo uviera querido un final feliz con ellos dos siendo felizes por siempre, pero bueno si uvieras echo eso le hubiera quitado algo de originalidad y uviera quedado como cualquier otro shipping,este es mi shipping favorito (Advanceshipping) y solo acepto a otro shipping el "Pearlshipping" de ahi en fuera los demas shippings no me gustan por eso es que a tu fic le doy un 10! sigue asi.
     
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