One-shot ¿Cita? [Desafíos mágicos]

Actividad: Desafíos mágicos
Recurso: Desafio- (Gajeel invita a una cita a Levy pero esta lo malentiende y termina invitando a sus amigos).
Personajes: Gajeel, Levy, Droy y Jet.

Contenido oculto

Él la observó mientras intentaba elegir alguna de las misiones clavadas en el mural. Tragó saliva intentando disolver el nudo en su garganta. Sin detenerse a pesar más, llevaba días con los mismos pensamientos, se acercó parándose a su lado fingiendo observar las hojas pegadas ahí.

—¿Ves algo interesante? —Ella le observó de reojo con su forma tan tranquila de hablar.

Gajeel permaneció callado mientras negaba con la cabeza. Entonces su labios se abrieron y obligó a las palabras a salir.

—Enana, ¿quieres dar una vuelta? — evitó que su voz sonara nerviosa.

Levy lo encaró observándolo detenidamente, sonrió ampliamente afirmando con la cabeza.

Gajeel era el hombre más feliz en ese momento pero lo disimuló con maestría. Cuando ella se alejó prometiendo verlo a las afueras del gremio él pudo permitirse sonreír con autosuficiencia.

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¿Qué tan súbito puede cambiar una persona de humor? En un simple segundo. Lección que aprendió Gajeel muy bien, al sentir los nervios atorados en la garganta pensando en sus jugadas que se vieron estropeadas al ver al equipo Shadow Gear completo acercarse a su posición. La maga lo saludó con la mano alzada.

Y sin poder darse cuenta de nada más estaba en una salida grupal con aquellos compañeros idiotas e irritables de la Mcgarden. Riendo sin reparo y arrastrándolos a los puestos de comida que había en el centro de Magnolia.

Gajeel frunció con fuerza el ceño sintiendo las ansias de muerte de nuevo en sus venas. Casi no dirigió palabra cuando los otros intentaban integrarlo a la salida y se negó a cualquier actividad. Cosa que no pasó desapercibida.

Droy y Jet se encontraban jugando en una máquina de videojuegos bastante absortos de cualquier otra cosa que ganar a su contrincante. Gajeel se mantuvo al margen, bastante alejado de ellos. Levy se acercó al Dragón Slayer y lo observó con detenimiento.

—¿Que pasa contigo Gajeel? Antes estabas de un humor espléndido. Ahora tu cara de amargado casi estropea la salida.

Él la ignoró con esmero y ante esto la magia enojada comenzó a presionarlo para que le dijera que diablos le pasaba. Él había dado la idea, y ahora no parecía gustarle nada.

—¿Que diablos me pasa Levy? Joder ¿quién te dijo que invitaras a ese par de idiotas?— La cólera se abrió paso de los labios del amante del metal.

Levy lo miró ofuscada ante su tono. — Pensé que sería más divertido de esa forma Gajeel.

—Hubieses invitado a todo el maldito gremio entonces. —Volteó la cara evitando mirarla.

La fémina lo observó detenidamente mientras su propia inconformidad dominaba su cuerpo.

—Bajale a tu tono, no puedo adivinar lo que pretendes. Es una maldita salida Gajeel, no una cita.

El silencio se hizo presente con pesadez entre ellos. Y si más el Dragón Slayer torció la boca soltando una queja y dio la vuelta.

—¿Cómo diablos puedes asegurar eso?

Y si más se alejó con las manos en las bolsas y dejando a una fémina estupefacta viendo su partir.

¿Que diablos había pasado y que significaba eso último? Unos segundos fueron suficientes para que las piezas comenzaran a encajar en su cabeza y apretara los labios ante su error.

Gajeel se maldecía con esmero. Tal vez no había sido suficientemente específico por su petición, debía ser más conciso pero solamente había logrado eso. Súbitamente sintió algo cálido chocando contra su espalda. Se detuvo y observó unas manos rodear su cintura, unas pequeñas manos que conocía por dedicarse a contemplarlas ante su ansiedad de querer entrelazar las suyas con ellas y no atreverse a hacerlo.

Sus orbes reflejaron su asombro y su corazón rebotó con fuerza en su pecho.

—Lo lamento Gajeel, yo malentendí todo y...

Ambos músculos cardiacos latiendo a la par con desenfreno ante el contacto contrario. Redfox respiró profundamente y en una maniobra la atrajo hacia su pecho sujetándola con fuerza y emitiendo una sonrisa divertida.

—Bueno enana, me debes una.

Ella sonrió dejando salir una ligera risa confirmando la idea con las mejillas sonrojadas, cosa que no pasó desapercibida por el Dragón Slayer.