¿Amigos Por Siempre?

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por TheNobody, 18 Septiembre 2012.

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    TheNobody

    TheNobody Iniciado

    Leo
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    ¿Amigos Por Siempre?
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    3
     
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    803
    Alice, Amy, Charlotte, Leo y Jack eran el tipo de amigos inseparables. Los que todos los días peleaban sin razón y nunca se enojaban. Una amistad que parecería indestructible e inseparable.

    Capítulo 1

    Flash Back
    Alice, de 17 años caminaba con pereza, como siempre, por los pasillos del colegio con su bolso cruzado, negro y sus pines de sus bandas favoritas. Junto a ella caminaban su amiga Charlotte (A quien llamaban Charles) y su hermana Amy. Las tres tenían los mismos gustos en general. Caminaban lentamente, como siempre, estaban dispuestas a llegar tarde a clases de nuevo. Mientras caminaban Alice giró su cabeza y los vió, dos chicos altos y fuertes, riendo y burlándose mientras lanzaban una mochila por el aire. En el medio de esos dos sujetos estaba él, ése chico alto, pero no tanto como sus abusadores, cabello negro, rizado y despeinado. Alice lo miró por unos segundos mientras él brincaba desesperadamente, tratando de alcanzar su mochila. Los tipos se reían de él y era obvio que no era la primera vez que lo hacían.
    Alice vió en el rostro de ese chico, sus mismas expresiones, las mismas expresiones que ella hacía cada día al salir de su casa, al llegar al colegio, al irse a dormir y al despertarse cada mañana, esa misma expresión de soledad y tristeza con la cual ella se pudo identificar.

    -Alice, ¿Qué tanto ves?- preguntó Charlotte.
    -A ese pobre chico.- dijo Alice sin apartar su mirada de él.
    -Si, pues a nosotras siempre nos hacen eso y nadie nunca se ha apiadado de nosotras.- dijo Amy sarcásticamente.

    Alice no dijo nada, las tres amigas continuaron caminando lentamente hacia el salón de clases, siempre calladas y sin expresión alguna en sus rostros, al menos así era cuando estaban en público.

    La clase de ciencias se pasó volando, Alice no puso atención ésta vez, usualmente ésta clase era una de las pocas que no odiaba tanto, el profesor era agradable en comparación con otros y no parecía odiar tanto a Alice a pesar de que ella rara vez obedecía lo que él le decía.

    Al salir de clases las tres amigas tomaban el bus a casa, Charlotte vivía en frente de la casa de Alice y Amy, así que la ruta le servía. Estaban caminando hacia la salida del colegio cuando a Alice, como de costumbre, se le olvidó ir al salón de música para recoger su bajo eléctrico.

    -Adelántense, olvide recoger mi bajo, llegaré enseguida.
    -De acuerdo, pero no te tardes.

    Alice salió corriendo hacia el salón de música pero pronto dejó de correr y recordó que de todos modos ella siempre ansiaba llegar tarde a su casa, prefería quedarse en el colegio vacío que en su casa encerrada en su habitación. Siguió caminando lentamente hasta su destino. En cuanto pasó por el baño de los hombres y escuchó ruidos dentro, se detuvo por un segundo tratando de analizar lo que decían, eran risas burlonas y sonidos de golpes fuertes. Siguió parada, ahí, escuchando como golpeaban a alguien detrás de la puerta. De repente, ésta se abrió fuertemente y golpeó la pared, de allí salieron los dos tipos grandulones de la tarde, estaban carcajeándose con una cara de satisfacción en sus rostros, se volvieron a Alice y le hicieron una mirada amenazadora haciéndole referencia a que debería largarse de ahí. Alice los miro unos segundos, esas miradas no la aterrorizaban para nada. Finalmente los dos sujetos se fueron caminando por el pasillo sintiéndose muy orgullosos de sí mismos.

    Alice no pudo evitar sentir curiosidad de quien sería el pobre dentro del baño, pero recordó que después de todo, era el baño de hombres, ya iba muy tarde para poder alcanzar el bus y también para poder llegar al salón de música antes de que lo cerraran hasta el día siguiente. Empezó a correr y llegó a tiempo para recoger su instrumento e irse a casa.

    Camino de vuelta a la salida volvió a pasar por el baño de hombres, donde desde afuera apenas se oía los pequeños quejidos de dolor de aquel pobre chico. La curiosidad la traicionó, abrió lentamente la puerta del baño y dijo en voz muy baja:

    -¿Hola? Oye, ¿Estás bien?

    Nadie respondió. Aquél quejido se había callado, era un silencio temeroso que provenía del interior del baño.

    -Disculpa, ¿Puedo pasar? - dijo Alice nuevamente, tratando de sonar comprensible y amistosa con una voz suave. Ella no se daría por vencida, sabía que había alguien allí dentro.
    Nuevamente no hubo respuesta alguna a su pregunta pero eso no la detuvo, abrió la puerta del baño por completo y dio un par de pasos cuidadosos de no hacer ruido, se asomó por la pared que está en frente de los sanitarios y logró ver por fin a aquel pobre chico.
     
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  2.  
    Mikoto-chan

    Mikoto-chan Guest

    Hola! n.n
    Me encanto estuvo muy bien, tienes algunos errores deOrtografía, pero me encanto ^u^
    Lo siento no entre invitada n.nU
     
  3.  
    Asche

    Asche Iniciado

    Virgo
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    Hola! ^^ Me encanto tu fic, en serio, me gustaría saber que pasa despues con el chico al que golpeaban y con Alice. Por ahí vi un error ortográfico, pero no cambia la historia de todos modos :) Por favor si pudieras avisame cuando hagas la conti.
    Saludos >w<
     
  4.  
    TheNobody

    TheNobody Iniciado

    Leo
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    Gracias por los comentarios. Seré mas cuidadosa con los errores ortográficos, gracias por avisarme.

    Capítulo 2

    Ahí estaba él, el mismo chico de aquella tarde que tanto le llamó la atención a Alice. Sentado en el suelo del baño, recostado en la pared, con sus rodillas encogidas y su cara escondida detrás de ellas. Solo dejaba ver sus jeans negros, rotos en la rodilla y sus zapatillas negras y sucias. No daba señales de vida.
    Alice camino cuidadosamente hacia él, se agachó y posó su mano sobre su hombro al mismo tiempo que le dijo amablemente:

    -¿Estás bien?

    El chico alzó su mirada rápidamente hacia la Alice, dejando ver su cara golpeada. Dibujada con facciones muy masculinas, de piel delicadamente morena. De ojos iguales a los de Alice, tan negros que te pierdes en ellos y mostraban expresión de sorpresa.

    -Soy Alice, lo siento... ¿Te puedo ayudar en algo?

    El joven agachó la cabeza con una mirada perdida hacia la pared por unos segundos, cuando finalmente dijo:

    -No creo que deberías estar aquí, es el baño de hombres.
    -No me importa.- dijo Alice sin pensarlo un segundo.

    Él se quedó viéndola confundido, nadie desconocido había sido amable con él antes. No supo que responderle y bajó la mirada.
    Alice cogió su instrumento y lo recostó sobre la pared, se sentó frente al joven mirándolo y esperando una respuesta. Al ver que él no le dirigía la palabra Alice dijo nuevamente:

    -Creo que deberíamos ir a la enfermería. Estas sangrando un poco.

    El chico la volvió a ver y no le quedó más opción que responderle.

    -Me llamo Leonardo, dime Leo si quieres.
    -Mucho gusto, pero no me cambies el tema. Deberíamos ir a la enfermería. ¿Te duele mucho?- Alice se puso de pie y lo vio desde arriba extendiéndole la mano.

    El chico volvió a ver para arriba, la examinó de pies a cabeza. Alice llevaba unos jeans viejos, botas negras y una blusa de The Misfits, una de sus bandas favoritas. Él le dio la mano y se ayudó a ponerse en pie.
    Al hacer esto ella tuvo que alzar su mirada mucho más arriba, él era bastante alto para una chica de tan baja altura como ella.
    Él la volvió a ver hacia abajo y soltó una pequeña sonrisa nerviosa al ver lo baja que era ella en realidad.

    -¿Así que te gusta The Misfits?- dijo Leo cambiando nuevamente de tema -Buena banda.
    -¿Por qué insistes en cambiar de tema? Estas herido.
    -Porque preferiría hablar de cualquier cosa excepto esto.- lo dijo con un rostro serio y en blanco.
    -De acuerdo, pero primero te llevaré a la enfermería, luego hablaremos de lo que quieras.

    Ella puso su mano detrás de él para hacerle entender que podía apoyarse en ella para ayudarle a caminar. Él la obedeció y llegaron finalmente a la enfermería, se sentó en la camilla y esperó que la enfermera llegara.

    Leo volvió a ver el instrumento que Alice llevaba en su espalda y dijo:

    -¿Tocas guitarra?
    -Bajo eléctrico.- dijo Alice sin interés de hablar del tema y antes que Leo pudiera contestarle ella dijo: -¿Por qué te hicieron esto?
    -Siempre lo hacen, no creo que haya una razón verdadera.
    -Siempre la hay. Por más absurda que sea, la hay.
    -Tal vez es solo porque les divierte.

    Después de eso hubo un corto silencio que fue interrumpido por la llegada de la enfermera. Ésta revisó a Leo y curó sus heridas en la cara y en el abdomen. Éstas eran golpes fuertes, que provocaban dolor al simple hecho de ser rozadas por el algodón. Leo salió de la habitación, donde Alice lo esperaba sentada en una silla cerca de la puerta. Ella al verlo se levantó y le agradeció a la enfermera, ambos salieron caminando por su lado. El dolor se había detenido lo suficiente como para que Leo pudiera caminar hasta su casa. Saliendo del colegio Alice notó que Charlotte y Amy se habían ido, por lo que revisó su celular y encontró un mensaje de Amy diciendo que tuvieron que irse o perderían el bus. Alice lo comprendió, esperó al siguiente bus mientras vio a Leo caminando lentamente hasta su casa. Éste se volvió hacia ella y le hizo un saludo con la mano y una seca sonrisa la cual fue correspondida con el mismo gesto de parte de Alice.
    Fin del Flash Back
     
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    TheNobody

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    Leo
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    965
    Después de aquel día, no volvieron a hablar. En ocasiones, Leo se topaba con Alice camino a clases pero ella nunca lo notaba. Siempre parecía que estaba en su propio mundo, donde no se daba cuenta de lo que pasaba a su alrededor. Por otro lado, Leo no paraba de pensar en aquella chica que lo ayudó cuando nadie más lo hizo.

    Capítulo 3

    Narra Leo.
    Se limitaban a comer, casi sin hablar y cuando lo hacían, hablaban en silencio como si estuviesen contando un secreto o chisme. Yo las veía de reojo, algo de ellas tres me llamaba la atención.
    Jack me estaba contando algo increíblemente aburrido, cuando noté que una de las tres chicas volvió a vernos. Era muy parecida a Alice pero más alta y con cabello más lacio. Seguían hablando y volvían a vernos de vez en cuando. Me avergoncé, tuvieron que haber notado que las veía y de seguro se sintieron incómodas.
    -Te reto. – escuché decir a una de ellas.
    -No vayas. – dijo Alice con seriedad.
    De repente la chica parecida a Alice se levantó de su asiento y empezó a caminar hacia nuestra mesa.
    -¡Hola! – dijo con un tono muy entusiasta. – ¿Les importa si me siento aquí?
    -No, para nada. – dijo Jack.
    Las otras dos chicas nos veían desde su mesa. La chica alta y pálida se quedo viendo con cara de asombro mientras Alice no expresó ninguna emoción.
    -Soy Amy, aquella chica es Charlotte. – dijo señalando desde lejos. –Y ella es Alice, mi hermana.
    -Soy Jack.
    -Leonardo.
    -¡Mucho gusto! – dijo con tono alegre. Era una chica en serio simpática, nada de lo que aparentaba de lejos.
    -Igualmente. – dijo Jack. Luego de esto hubo un silencio muy incómodo.
    -Ya nos vamos Amy. – dijo Charlotte desde lejos.
    -Bueno, supongo que debo irme. Fue un placer conocerlos. – nos dijo sonriendo amablemente.
    Ella se levantó de la silla y se unió a las otras, quienes ya se habían adelantado. Caminaban lentamente hacia la puerta de la cafetería con gracia y elegancia.
    Al día siguiente, caminábamos por la cafetería cuando oímos una voz llamándonos.
    -¡Jack, Leo! Por acá. – era Amy que nos gritaba del otro lado del comedor. Alice volvió a ver a Amy disgustada.
    Nos acercamos a la mesa donde las tres estaban sentadas, Charlotte nos sonrío cálidamente y Alice ni nos volvió a ver.
    -¿Les gustaría almorzar con nosotras hoy? – preguntó Amy con cara de cachorro abandonado.
    -Si no les molesta… - dijo Jack tímidamente.
    -No, para nada. – dijo Charlotte dirigiéndose a Jack, éste le respondió con una sonrisa torcida. Yo volví a ver a Alice esperando una respuesta pero no dijo nada.
    Jack y yo nos sentamos silenciosamente mientras Charlotte y Amy no nos quitaban la vista de encima. Alice se puso sus audífonos y se desconectó del mundo. Así pasó un rato, hablamos de cosas sin importancia y nos dimos cuenta de que compartíamos más gustos de lo que pensábamos.
    -¿Les gustaría ir a mi casa hoy por la tarde? – preguntó Amy inesperadamente. Alice la volvió a ver de inmediato, después de todo sí estaba prestando atención. Charlotte se limitó a sonreírnos callada, no parecía desagradarle la idea.
    -Pues… ¿Qué dices Leo? – me preguntó Jack con sonrisa de idiota sin apartar la vista de Charlotte.
    -No creo que yo pueda ir hoy, lo siento. – dije para excusarme. Alice bajó la mirada y de nuevo, sin decir nada, siguió en su mundo.
    - Si es por Alice, no te preocupes. A ella le encantaría que fueran, ¿No es así Alice? – Alice la escuchó y sin volver a ver, apoyó su cabeza en su puño y volvió a ver para otro lado.
    -Aunque no lo creas, eso es un sí. – dijo Charlotte.
    -De acuerdo. – dije. Amy sonrió y volvió a ver a Charlotte, quien también sonreía. Era increíble el simple hecho de pensar que dos chicas estaban emocionadas por que Jack y yo fuéramos a su casa.

    Amy abrió la puerta. Lo primero que salió corriendo fue un pequeño perro peludo de color negro que movía la cola rápidamente mientras Alice lo alzaba y dejaba que lamiera su cara. Las paredes del cuarto estaban cubiertas por posters y fotos de bandas, casi no entraba la luz y tenía un olor particular a perfume. En el escritorio había un pequeño gato gris durmiendo y en la cama inferior del camarote, otro de color negro.
    Estar ahí era bastante incómodo, éramos un estorbo para una de ellas y las otras dos eran tan tímidas como nosotros. No había señales de sus padres en la casa. Durante toda la tarde, Alice pasó en la cama de arriba recostada, no se asomó ni un solo segundo. Al anochecer, Jack y yo nos marchamos. Camino a casa no podía entender que pude haber hecho para molestarla tanto. ¿Dije algo mal? Lo que ella sentía por mí no era más que odio y aunque apenas la conocía, me dolía.

    Narra Alice.
    -¿Ya se fueron? – pregunté al asomarme hacia abajo.
    -Se fueron hace como 20 minutos.
    -¡Por fin! – exclamé.
    -¿No te caen bien? – preguntó Amy
    -No es eso.
    -¿Entonces?
    -No me gustan las visitas. Por favor no lo vuelvas a hacer. – dije de mal humor.
    -¡Qué amargada andas!
    -No soy amargada, soy realista.
    -¿A qué te refieres?
    -No importa.
    -¿Leo no era el chico que dijiste que te dio lástima aquel día que aquellos tipos lo molestaban en el colegio? – me sorprendió que recordara eso. -¿Cómo es que lo odias tanto ahora?
    -No lo odio. – mis palabras eran cortantes y desinteresada. Comenzaba a pensar que tal vez si estaba siendo bastante tonta.
    -Pues tendrás que empezar a ser más amable porque a nadie le agradan las personas tan antisociales.
    -Mejor dicho, a nadie le agrado.
     

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