Saint Seiya ¿A Que Le Tienes Miedo?

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por AMMU TEIKOKU YUDAINA, 5 Junio 2025.

Cargando...
  1.  
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    358
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    ¿A Que Le Tienes Miedo?
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    16
     
    Palabras:
    2028
    Pequeños fragmentos de cada caballero y sus miedos, algunos demasiad crueles, otros cayendo en la diversión, pero al fin de cuentas son temores que todos los humanos tenemos.

    Especial de Octubre-Halloween.

    Disfruten, pues ruego que cada noche se vuelva elegante como intelectual.

    Los personas no me pertenecen si no a Masami Kurumada, lo mío es la historia.

    Feliz Octubre Sangriento.

    --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

    Alguna vez te preguntaste, ¿Por qué tenemos miedo? ¿De dónde viene esa horrible sensación?

    Que nos deja completamente estático, alteran nuestros sentidos, haciendo que huyamos o nos petrificamos.

    Explotando todo lo que deseamos mantener dentro, que nadie lo vea.

    Por qué tenemos que poner nuestra mascara que todo está bien, que nada nos puede perturbar.

    ¿En qué momento de la vida, olvidamos ser humanos?

    El sonido que hacia la lluvia, hacía que el ambiente se sintiera frio, incluso bastante oscuro, ya que no había luna, ni estrellas en el firmamento, solo las nubes negras dominaban.

    Ya entrada la noche, era obvio que todos en el santuario estarían durmiendo, cada uno en sus respectivos templos.

    Descansando del duro entrenamiento que viven a diario, pero ya están acostumbrados.

    Pero en general no se hablara, cada quien tendrá un turno, de demostrar quienes son en realidad.

    Ahora debemos pasar al primer templo, donde el descanso de su guardián, estaba siendo un sufrimiento, pues en esos sueños, algo sucedía.

    Moviéndose de un lado a otro, sudando un poco aun con el clima, parecía que una pesadilla estuviera instalada en su mente.

    ¿Qué podría ser?

    ---Sueños de Mu---

    El Lemuriano estando en un ambiente oscuro, como si al caminar pudieras caer en un abismo que no contemplaras su fondo nunca.

    Estando alterado, por una voz tan familiar que le reconfortaba en más de una ocasión, pero en esta le causa un tremendo dolor en su corazón.

    Sus cabellos lilas desordenados, la respiración agitada, tratando de mostrar su mejor cara, pero es difícil cuando te están lanzando insultos y creyéndolos que son de verdad.

    -Creí que te había entrenado mejor- Esa voz sonaba de decepción absoluta –Pero veo que me equivoque-

    -No… Por favor… Patriarca… No…- Llevaba un rato con esas palabras retumbando en su mente, que ya se había cansado de hablar, pero duelen.

    -Te enseñe como ser un caballero dorado, pero olvidaste todo, no pudiste hacer nada para ayudar a que no me asesinaran- Resonaba en todo el lugar, con un profundo eco, que estremecía cada fibra de ese corazón.

    -Maestro, si pudiera haber previsto lo que Saga haría, claro que…- Fue interrumpido.

    -No, Mu… No hubieras hecho nada, tu bondad y buen corazón es un estorbo en todo momento-

    Esta vez varias imágenes del pontífice siendo atacado por el caballero de Géminis vinieron a incrementar la pesadilla del carnero dorado.

    Cerraba sus ojos, verse envuelto en esa cruda realidad de sueños, estaba siendo demasiado, algunas lágrimas cayeron, mientras apretaba su mandíbula.

    ¿Por qué no era capaz de lanzar algún ataque?

    Su cosmos, su cuerpo, nada le respondía como quería.

    Solo podía quedarse de rodillas contemplando el desastre de hace años, como una maldita película que se repetía una y otra vez.

    La voz que siempre había sido amable, pero exigente, estaba solo para recriminarle constantemente que no podría hacer nada.

    -Has preferido siempre evitar el conflicto- Cada palabra podría ser una daga que lo atravesaba -¿Qué hiciste? En vez de quedarte a enfrenarlo, huiste- Sonaba a un reclamo.

    -¡¡¡NO!!! Usted me dijo… Que… Si…- Estaba mudo, no podía seguir.

    Algo le impedía defenderse.

    Lloraba desesperadamente, sentía esa culpa en su interior, deseaba cambiar las cosas, pero no podía hacer eso jamás.

    Él no fue quien lo mato, pero… Creyó que al convertirse en dorado protegería a todos y no poder hacerlo con la única persona que le importaba, quien fue su maestro, aquel que lo cuido con tanto esmero y al final se convirtió en una decepción.

    La voz se hizo una imagen, y pronto fue una persona parada delante de él, mirándolo como si fuera la peor escoria de todas.

    Esos ojos rosas, que antes demostraban cariño y amor, ahora solo eran de furia, de un desprecio tal.

    -Maestro…- Le llamo con suavidad… Su voz estaba quebrada por aquellas lágrimas surcando su rostro.

    -¿Que dirás?- Estaba enojado, portaba la armadura de Aries, pero esta era la Sapuri -¿Qué no fue tu intención? ¿Qué te disculpe?-

    Todo era demasiado confuso, pero lo único que sabía es que le fallo a su maestro, eso es lo que atormenta a su mente, produjo en una pesadilla tan vivida.

    Bajo su cabeza ante él, no era ni siquiera digno de verlo, Aries no estaba en su cuerpo, no recordaba donde estaba.

    -Per…Do…Neme… Por… No salvarlo…- Se quebraba su voz, las lágrimas solo salían como mares, incluso golpeo el piso con furia, pero no hacia ningún efecto.

    -Ja- Cruzados sus brazos, mirando hacia el frente con una sonrisa algo despiadada –No es a mí a quien le debes una disculpa ahora-

    -¿Qué?- No entendía a que se refiera, alzo su vista y al ver que estaba mirando algo a su espalda, decidió girarse.

    Lo que alcanzo a ver con sus preciosos ojos cristalizados, fue algo que lo dejo helado, llenándolo de un completó terror que recorría su cuerpo.

    -¡¡¡NO!!! ¡¡¡POR FAVOR NO!!!- Ese grito ahogado que lanzo, estaba desgarrando su garganta.

    Quería levantarse ir corriendo hacia la escena bañada en sangre, pero no podía, una fuerza externase lo impedía, sus piernas estaban débiles.

    -¿Lo ves ahora Mu?- Parecía divertirse con lo que miraba, pero de nuevo la mirada se endureció –Si fueras mejor maestro, tu alumno habría sobrevivido- Negó con su cabeza –Pero, ni para eso fuiste suficiente- Dio la media vuelta, dándole la espalda comenzó a alejarse por el lado contrario.

    Era una locura, toda esa sangre derramada de su pequeño aprendiz, que era quien estaba portando la armadura de Aries en un futuro, perdiendo la vida de esa manera, le estaba enloqueciendo, las lágrimas estaban escurriendo sin permiso alguno.

    Sentía el dolor más grande en su pecho, tomaba su cabeza con fuerza, pidiendo que parara.

    -¡¡¡MAESTRO, POR FAVOR PARE ESTO!!!- Le estaba rogando al único que podría ayudar a Kiki.

    -Oh, Mu…- Se detuvo, con la voz más inhumana del mundo -¿Aun no te ha dado cuenta?-

    Los grandes ojos verdes, se abrieron de par en par, observando la espalda de aquel hombre, para encontrarse con algo horripilante que nunca deseo observar.

    -Yo ya no puedo ayudar a nadie- Al girarse, solo se pudo ver que dentro de aquella Sapuri solo había un montón de huesos, que se desmoronaban pedazo a pedazo.

    Negó con su cabeza una y otra vez, ver dos de las personas que más apreciaba en este mundo alejarse de esta forma, de una que nunca podría recuperar, le provocaba una desesperación, intentando levantarse hacer algo, pero cada vez su cuerpo estaba más pesado.

    Comenzó a sentir como debajo de él se estuviera hundiéndose a un vacío, que no podría alcanzar a ningún.

    Algún tipo de cadenas estuvieran aprisionándolo, pero siendo invisibles, no lograba verlas.

    ¿Ya no tenía su fuerza?

    -Por favor… Atena… Sálvalos… Por favor…- Sus plegarias era lo único que lograba dejar escapara entre llanto y gimoteos.

    Se hundía en su propia prisión de dolor.

    Eran sus medios, sus recuerdos más tristes, la culpa de no poder hacer nada, el hecho de que se hubiera aferrado en diferentes tiempos a ellos dos, y perderlos de una vez.

    -No… No puede… Ser… Real…- Dijo por lo bajo.

    No había nada que escuchar, pero su voz resonaba como un eco lamentable.

    -¡¡¡Esto tiene que ser una maldita broma!!!- Grito esto con todas sus fuerzas, desgarro su garganta con esto, pero no sentía dolor.

    -¿Maestro?-

    Esa voz… La dulzura de la inocencia…

    -¿Quién?- Aun con la cara en lágrimas, estaba hecho un desastre, la oscuridad comenzó a tener una débil luz, que quería llegar a ella desesperadamente, pero… No podía.

    -Maestro… ¿Esta bien?-

    De nuevo, quería llegar hasta donde estaba, pero su cuerpo no respondía.

    -Por favor despierte-

    -¿Despertar?- Se preguntó esto, como si no lo creyera.

    ---Vuelta a la realidad---

    El pequeño aprendiz de Aries, cabellos rojizos, ojos violetas y una silueta pequeña, estando tirando bruscamente al pelilila, que se movía en la cama, sudando y balbuceando algo que no tenía forma de comprender.

    -Maestro… Despierte… Ya es tarde…- Le rogaba, pues desde hace un rato había escuchado que hablaba en sueños, sufriendo.

    No tardo mucho, solo unos segundos, que parecieron eternos.

    Abrió sus ojos de golpe, incorporándose de la cama, apoyándose con ambas manos por los costados, su respiración agitada, el corazón estaba latiendo desbocado, y unas lágrimas aun salían de sus ojos.

    Levanto sus manos, hasta el nivel de su cara, como inspeccionando, ver que su fuerza había regresado.

    No estaba regulando su respiración bien.

    -Fue… ¿Solo un sueño…?- Se lo preguntó, como si no creyera que hubiera acabado.

    -Maestro Mu- Kiki le llamo, estaba preocupado por el mayor, que no se notaba nada bien.

    Ese fue el interruptor necesario, para que reaccionara de una vez, se giró para verlo.

    Una sonrisa de dibujo en su rostro pálido, aquella agua salada volvió a derramarse, sujetando al niño entre sus brazos, para darle una abrazo fuerte, no tanto para lastimarlo, pero si para sentirlo.

    Había sido la peor pesadilla de todas, perderlos a ambos, la figura que más se imponía, demostrándole un cariño paternal y al niño, que deseaba proteger aunque sabía que no era posible por siempre.

    Solo quiera compraba que su pesadilla fue eso, el producto de sus miedos pasados y futuros. Que no podía negar que estaban allí.

    -Maestro… ¿Esta bien?- Preguntaba, al estar entre los abrazos de Mu, no porque fuera raro esa demostración de afecto, si no por su semblante.

    -Ahora lo estoy… Kiki- Solo dijo esto, para seguir abrazándolo y dejando que alguna lagrima escapara.

    Puede ser demasiado para uno, recordar lo cruel que es la vida, si te han arrebatado algo, peor es que te culpes, si no lo pudiste prevenir, porque no quisieras, si no, que no era tu deber hacerlo, y que así debió ser.

    Lo puedes entender, pero inconscientemente deseas haber hecho más, te culpas, te atormentas por no proteger lo que amas.

    Y ese mismo sentimiento puede estar en el futuro, cuando tienes a alguien que dependa de ti, y que sabes que en algún momento seguirá tu camino, deseas protegerlo de todo ese mal que rodea el mundo, pero en el fondo sabes que será imposible.

    Amar, querer, proteger a las personas a ti alrededor no es malo, pero… La dependencia que ejerces con esas personas puede ser peligroso.

    Nadie quiere perder a un ser preciado, pero la vida es tan caprichosas que se encarga de hacerte sufrir un poco cada vez, si no logras superar lo que te daña y más al darte una oportunidad que si no fuera por el poder de su Diosa, no estaría con toda la orden dorada completa y su maestro.

    Tiene un nombre para este miedo, o más bien la causo, una dependencia emocional que creaste inconscientemente, que sigue hasta este paso del tiempo.

    Pero… ¿Acaso es imposible no formar ese tipo de dependencia si esas personas son tu familia? Si es que lo son.

    ---Coliseo---

    Todos ya estando allí, solo faltaba el primero.

    El cual llegaba cabizbaja, signo de que solo durmió, más no descanso en lo absoluto.

    -Llegas tarde Mu- Esa voz algo molesta, pero que sonaba viva y que no le odiaba ni recriminaba nada, le regaño.

    Lejos de molestarse, al contrario sonrió, el simple hecho de ver a Shion mirándolo algo enojado, por su impuntualidad rara en él, le lleno de paz.

    -¿Qué tienes amigo? Luces cansado-

    -Solo tuve una mala noche Aldebarán- De nuevo se ponía la máscara de aquella sonrisa tenue, pero el brillo de sus ojos se había opacado.
     
  2. Threadmarks: Capitulo 2 (Baja Autoestima)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    358
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    ¿A Que Le Tienes Miedo?
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    16
     
    Palabras:
    1380
    Terminar aquella práctica matinal es la parte sencilla del día, después de esto cada uno tienes sus obligaciones, planes, convivencia o simplemente ir de regreso a su templo a refugiarse.

    Donde los demás creen que las risas y carcajadas no faltan.

    Ya que siempre muestras esa faceta tuya a todos, como si nada de quebrantara, y la respuesta a todo es una sonrisa, que lograr dar ánimo y apoyo a quienes te rodean.

    Pero… ¿Quién te lo da a ti?

    ¿Quién es la persona que te ayuda a sobrellevar ese instante en donde te sumerges en la inseguridad que llevas por dentro?

    Cada quien tiene sus defectos y sus virtudes, pros y contras.

    Debe ser absurdo compararse con los demás, sabiendo esto desde siempre.

    Nunca compares ningún aspecto tuyo con nadie, cada quien ha vivido cosas diferentes y no reaccionan de la misma manera.

    Puede que en algún momento alguien lanzara una broma inofensiva a tu persona, solo para divertirse a tus costillas.

    Pensando que así se comportan los amigos, pero aquellas pequeñas burlas ocasionan que la inseguridad aparezca.

    Y es allí cuando llega la maldita comparación, tu aspecto físico, puede que no sea agraciado para todos, que los demás tengan cierto grado de belleza externa.

    Que tu mejor amigo te aclarar que ese no era el punto, que todos tenemos cosas buenas y malas, y si lo entiendes, lo comprendes, pero… El inconsciente es tan testarudo y cruel, la propia mente lo lleva a ser, que se repite el comentario hiriente una y otra vez, que sientes que no sales.

    Aldebarán de Tauro, caballero dorado protector de la segunda casa, después de sonreír para los demás, divertirse con los jóvenes de bronce dándoles confianza para seguir.

    Siempre se daba cuenta que podría ser hipócrita, pues la confianza que deseaba que los otros tuvieran, él no podía tenérsela.

    El físico nunca lo es todo.

    Se debe aceptar como es, se lo podría repetir pero no funcionaba.

    Su rutina que nadie conoce, es después del entrenamiento, tiene que ir a su templo comer algo, darse un baño, y siempre trataba de estar rodeado de otras personas, para no pensar en esas inseguridades.

    Esto no solo se basaba en lo físico, si no que… Al viajar en sus memorias, sentía que en las batallas que había librado, no fue lo suficientemente fuerte.

    Los errores que cometió, las distracciones, la muerte que se lo llevo, comparado con los demás, podría ser que su nivel de cosmos no sea el necesario para estar en la fila de elite.

    Obviamente no compartía esto con nadie.

    ¿Qué pensarían del alegre Aldebarán?

    Si vieran que en realidad sufre en silencio lo minimizado que podría llegar a sentirse todo el tiempo.

    Se sentaba en la orilla de su cama, mirando fijamente el piso, solo alimentando la carga de pensamientos crueles a su persona.

    -No soy atractivo, no soy suficientemente fuerte, no sé qué hago aquí…- Su rostro tosco, con esa mirada triste, perdida en algún punto.

    Las manos sostenidas entre ambas, suspirando.

    Trataba cada día de volverse más fuerte, sin embargo sentía que por un paso que daba, algunos otros daban saltos, que lo superaban.

    Además, ellos entrenaban igual o más que él, así que por más que tratara no los alcanzaría jamás.

    Se alejaban de él, se volvían mejores.

    Entrenar a otros te da una perspectiva más elevada de lo que has aprendido y te lo apropias para ayudar a la siguiente generación, volviéndose más consciente de lo que sabes, comprendiéndolo.

    Un suspiro de cansancio por estar pensando en cosas que deseaba olvidar, no se daba ese permiso, seguía rumeando toda la inseguridad que tenía, una y otra vez, siempre la soledad no es una buena compañía, si deseas superar algo que te atormenta y te acosa.

    La autoestima que uno debe manejar, puede ser muy delgada a veces, no debe ser poca para caer en depresión, ni mucha para llegar a ser soberbio.

    Un punto medio es muy difícil de alcanzar y no se puede negar que a veces estaremos en un extremo, pues la vida es tan ambivalente, los cambios, el ambiente, las personas a nuestro alrededor influyen demasiado en nosotros.

    Algo que le ha pasado al Toro dorado desde infante.

    Siempre las críticas, de aquellas voces lo llenaban.

    -“Eres muy grande”-

    -“Tu cara es horrible, amigo”-

    -“Si te veo de noche si me asusto, ja, ja, ja”-

    -“Debes tener cuidado de no aplastar a los más pequeños”-

    -“Que bueno que entrenas, si no estarías bastante gordo, por como comes”-

    -“¿De qué te sirve estar así? Si no puedes perfeccionar el “Gran cuerno”-

    Eran las antiguas voces de sus compañeros, cuando todo eran niños, algunos adolescentes con varios cambios y obviamente se desquitaban.

    Se suponía que los había perdonado.

    Que eso no influiría en su vida, todos reciben bromas e insultos de parte de todos.

    Sin embargo el no entendía ¿Cómo era que aun cargaba con ello?

    Ahora todos se llevaban bien, todos habían madurado de alguna forma, salvo por Death que siempre se comportaba como un tonto sin importar la ocasión, pero siempre ha sido esa su forma de ser y estaban acostumbrados.

    No estaba dispuesto a decirle a nadie, se vería como un idiota que su autoestima estaba por los suelos, aparentando estar bien siempre.

    Quería cambiar, ser diferente, pero no se puede a la fuerza.

    No quería molestar a nadie con sus tonterías, pues pensaba que a nadie le interesaría, al final es su propia cruz y debe cargar con ella.

    -Somos caballeros dorados, ¿Podemos sentirnos así?- La pregunta de cada día, cuestionarse si un guerrero de su nivel, debía tener esos pensamientos.

    -En algún momento… ¿Déjame de pensar así?- Suspiro, tallándose la cara con fastidio.

    -Sin importar que, aun soy un caballero dorado, debo actuar como tal- Así concluía sus pensamientos concisos, sus pequeños traumas.

    Puede que el los sienta como si no fueran la gran cosa y algunos pensara que es así, pero… No, cuando has algo así atormenta tu mente una y otra, y otra vez, sin descanso, es allí que debes darte cuenta, que no es normal, y no está bien.

    Ocultarle a los que te aprecian, tu sentir, solo por no preocuparlos, por no verte débil ante los ojos de los demás.

    Sufrir en silencio s lo peor que una persona puede hacer, porque… Muchas cosas ocurren en aquella soledad.

    Se mantendría siempre feliz, con esa careta de que las cosas están bien, que es el mismo hombre, grande, corpulento y sonriente, que las bromas se le resbalan.

    Cuando las cosas no son así, que sin importar a que dediques tu vida, sigues siendo humano, y eso es algo que no podemos desistir nunca.

    No podemos evitar las duras palabras de los demás, pero si decidir si nos afectan o no.

    Aldebarán, comprendía tanto de lo que estaba mal en su mente, que la baja autoestima radicaba en esos recuerdos, pero no quería hacer nada.

    Solo silencio, seguir y fingir la alegría hueca.

    Pasaron unos minutos, cuando salió de su habitación y se encontró en su templó a Seiya un caballero de bronce que aprecia tanto como si fuera un hermano menor.

    -Aldebarán, buenos días- La alegría de ese niño, ¿Seria genuina o fingida?

    -Hola Seiya- Saludo con esa sonrisa de costumbre, levantan la mano para desordenarlo los castaños cabellos -¿Qué estás haciendo?-

    -Voy a ir a ver a Aioros- Señalo para la parte trasera del segundo templo.

    Sonrió, recordó que debía ir hablar con uno de sus compañeros, por una misión que tendría en unos días.

    -¿Así que Aioros, ya empezó con tu entrenamiento?- Cruzado de brazos, esbozando esa sonrisa que se forzaba para que sea genuina.

    -Si- Bostezo, cruzando las manos por detrás de su nuca –Extrañaré entrenar con Marin, pero es lo que debo hacer, para ganarme la armadura de Sagitario-

    -Muy bien te acompañare- Se encaminó su lado, para subir por ese sendero.

    Cruzando el tercer templo, se encontraron con el guardián, serio como siempre.

    -Con permiso Saga- Taro saludo tranquilo al mayor.

    -Aldebarán- Solo asintió, ignorando un poco al bronce.

    A este no le importó y siguió, con la compañía del segundo guardián.
     
  3. Threadmarks: Capitulo 3 (Culpa)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    358
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    ¿A Que Le Tienes Miedo?
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    16
     
    Palabras:
    1289
    La carga de conciencia, puede ser tan pesada e inútil como cargar un reloj roto.

    Lo llevas por costumbre, pero de nada servirá si la hora es incorrecta, si cada que miras solo te das cuenta que está destruido, y así seguirá, hasta que aceptes que debes cambiarlo o repararlo.

    Más cualquiera requiere un esfuerzo, si no estás dispuesto a hacerlo, solo tendrás el pensamiento de mejorar, pero no las fuerzas.

    Es una analogía bastante oportuna, cuando nos referimos al tercer guardián Saga, serio, distante, pero relegado a su manera, queriéndose mantener feroz, como si lo que ha pasado no lo afecte, pero sabemos que no es así.

    Sufrió su propio colapso mental, destruyo por completó su ser, por palabras mal intencionadas deseos ocultos de su corazón, teniendo un ideal que dependiendo del cristal con el que se vea puede ser acertado o rechazado.

    Tal vez su enfoque para lograrlo, fue lo que estuvo mal.

    Pero ¿Quiénes somos para juzgarlos?

    Llamarlo una posesión de una Diosa o enfermedad mental, eso dependerá de quien aprecie toda la verdad, si solo conoces un detalle más no la visión, tienes que averiguar.

    Todos cargamos con ese reloj roto, puede ser de bolsillo, de muñeca, arena, piedra, dependerá que tanto has guardado en tu interior.

    Saga, mantenerte al margen para no volver a dañarlos es lo que te está acabando.

    ¿Recuerdas esa noche?

    Acabaste con su ilustrísima, por una maldad que no era por completó tuya.

    ¿Te arrepentiste de eso?

    Posiblemente.

    Deseaste matar a la bebe Atena

    ¿Crees que tengas redención?

    Distes órdenes para acabar con un camarada, provocando de alguien inocente se manchara las manos con esa sangre.

    ¿Por qué no fuiste tú mismo a reclamar su vida?

    En algún punto de su vida, o más bien de la nueva que habían logrado todos por la bondad de su Diosa.

    Se acostumbró a aquella voz en su mente, que le recordaba aquellas vivencias del pasado, provocando que estuviera de mal humor todo el tiempo.

    Este no era su verdadero ser, pero estaba cansado de tratar de ignorar las imágenes aterradoras que provocaban un estremecimiento en su ser, pro se mantenía tan estoico que asustaba.

    Provocando una inestabilidad emocional, no deseaba estar cerca de nadie, para no verse capaz de ser grosero.

    Podría ser una razón de peso, pero la verdad.

    En el fondo, sufría mucho… Una parte de Saga deseaba tanto tratar de recuperar el tiempo perdido, integrarse con los dorados, aquellos que fueron sus amigos, los que ayudo a criar, pero la culpa, el desprecio que siente hacia su persona, no lo deja estar tranquilo.

    -No te acerques a ellos- Allí estaba de nuevo, no era otra más que su propia voz –Les harás daño-

    -No lo hare- Pensaba en que con esta nueva vida podría estar de nuevo en el lugar que las sonrisas se daban, estaba siendo imposible.

    -Lo mismo pensaste años atrás, que no le harías daño a los que más apreciabas, que los protegerías, pero ¿Qué ocurrió?-

    -Cállate…- Apretaba sus ojos, suspirando, levantando su cabeza al techo del templo.

    -El patriarca acabo muerto por tu propia mano- El tono lo conocía, la burla de su mente, agobiaba todo su ser.

    No hubo respuesta, tendría que ser fuerte… Si era el castigo por lo que había hecho antes, lo aceptaría como lo que es, un caballero dorado.

    -¿Continuo?- Una pausa hubo que se rompió –La sangre de Aioros, el desamparo de Aioria, la culpa que colocaste en los hombros de Shura, la huida de Mu siendo un niño, la enemistad que causaste con varios caballeros, las burlas ante el recuerdo de un traidor…-

    -Basta- Le estaba doliendo, cada palabra siendo cierta.

    -Mentir en que Atena estaba en el santuario, provocar que se cometieran injusticias en el nombre de ella, proclamarte alguien benévolo y justo pero claro eres como una moneda, tienes dos caras Géminis y eso siempre lo serás-

    Se tapaba los oídos, deseaba dejar de escuchar esas palabras, pero estando en su cabeza, el ceño fruncido, desesperándose por no saber qué hacer.

    -¡¡¡SOLO MIRA TUS MANOS!!!- Ese grito potente, recordándole a como sonaba detrás de la máscara patriarcal.

    Abrió los ojos de golpe, mirándose a sí mismo, estaba en lo correcto, estaba manchado de sangre.

    -Pero… ¿Qué…?- Sus ojos no daban crédito a lo que veía, temblando, sudaba frio, la respiración se le había agitado.

    -Hagas lo que hagas… ¡¡¡JAMÁS PODRÁS LIBERARTE DE LA CULPA!!! ¡¡¡NUNCA TE LO PERMITIRÉ!!! ¡¡¡ES TU CASTIGO POR TODO LO QUE HAS HECHO!!!-

    La tortura mental auto infligida, es el castigo más cruel que nosotros mismos nos damos.

    El pasado nunca se podrá cambiar, pero… ¿Culpándote toda la vida lo solucionará?

    -¡¡¡BASTA!!! ¡¡¡BASTA!!! ¡¡¡CÁLLATE!!!- Estaba gritando, aun sumergido en el producto de su atormentada imaginación, sus manos ensangrentadas.

    -Mira más allá… ¿Puedes ver los cadáveres de quienes asesinaste?- La culpa interna se divertía con el sufrimiento y si le damos cabida se alimenta cada día más.

    No quería ver al frente, cerró los ojos con fuerza.

    -No, esto no es real… Nunca… No de nuevo…- Negaba una y otra vez con la cabeza, temía que de verdad pudiera verlos.

    -Afróntalo, no te justifiques más, este es tu verdadero ser, y nada de lo que hagas cambiara tus pecados-

    -No más… No… Déjame…- Estaba rogando por lo bajo, llega un punto que no lo soportas y te quiebras.

    -Si tratas de acércate a ellos de nuevo, solo provocaras daño- La voz iba desapareciendo pero la lograba escuchar –En cualquier momento escapare y ya no existirás más-

    -No permitiré que les hagas daño…- Se daba cuenta de lo que decía, estaba hablando consigo mismo. –No me permitiré lastimarlos- Suspiro, sus ojos estaban rojizos, por las lágrimas que de algún punto brotaron –Si… Me mantengo lejos, estarán bien…-

    Suspiro, necesitaba sentarse… No tenía fuerzas suficientes para seguir, puedes recibir golpes tan fuertes físicamente, pero uno mental causa estragos, que no se pueden curar tan fácilmente.

    Si te cortas ¿Cómo te curas?

    Limpiando la herida, vendándola, y esperar a que sane, sabes que no debes tocarla, porque si quitas la costra seguirá brotando la sangre, una infección podría depararte.

    Pero… Cuando el daño es en tu psique, un trauma, un golpe demasiado duro de la infancia, o algo que cometiste y no te puedes perdonar.

    ¿Cómo logras aliviar esas heridas?

    Puedes ignóralo, fingir que no existe.

    ¿Te sirve?

    Claro, algo que enmascara el verdadero problema.

    ¿Temes tanto afrontarlo que no puedes hacer nada contra ello?

    ¿Te das cuenta?

    Tu dolor te ha ganado.

    Pero de ti dependerá si dejas que siga reinando en tu o haces algo al respeto.

    Enfrentar los monstruos internos es lo más aterrador, pero… Aliviador.

    Acepta ayuda, cuando la necesites, identifica a las personas que lo quieren hacer de verdad.

    -Saga, ¿Qué te pasa?- La voz masculina, que estaba de pie delante del peli azul, sus ojos puestos sobre este, preocupado.

    No hubo respuestas, aun trataba de calmar su alma atormentada, sentado apoyando sus codos sobre las piernas, cubriéndose la cara.

    Su instinto de hermano, le obligo a tratar de verlo.

    Puede que estén siempre peleándose, y pronunciado palabras de odio uno contra el otro, pero la verdad es que se querían aunque fuera un poco.

    -Oye, Respóndeme… ¡¡¡¿QUE TIENES?!!!- Trataba de quitarle las manos de la cara, para verlo mejor.

    Ver el rostro de su hermano en ese estado, llorando con la culpa impresa, le removió algo en su interior.

    .Saga…- Fue empujado por el mencionado.

    -¡¡¡DÉJAME EN PAZ KANON!!!- Se levantó de aquel asiento, caminando apresurado hacia su habitación, limpiándose con el antebrazo las lágrimas que surcan su rostro.
     
  4. Threadmarks: Capitulo 4 (Masoquismo)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    358
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    ¿A Que Le Tienes Miedo?
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    16
     
    Palabras:
    1380
    Aquel hombre, de apariencia similar al que se retiró, se quedó mirándolo, primero con un ceño fruncido, una rabia que se le acumulaba, sin embargo de a poco, se fue suavizando.

    Todos hemos hecho cosas, que la más seguro nos debemos arrepentir, sería lo lógico, pero existen personas que aun haciendo el mal a otros se sienten bastante bien.

    Cada quien carga su culpa o lo que ha hecho, puede arrepentirse y mejorar, o disfrutar del sufrimiento ajeno y empeorar como un ser podrido.

    Al principio podría ser que este hombre cayera en la segunda calificación.

    No es su culpa del todo, el solo dijo lo inevitable, lo que sentía y podría utilizar a su provecho, conocía la maldad en el corazón de su hermano gemelo, y la exploto para su conveniencia.

    Lamentablemente para él, le jugo mal y quedo encerrado en aquella prisión en cabo Sunion. Allí permaneció guardando odio y rencor contra el mayor.

    Tomaría venganza lo haría contra todos los del santuario, controlar todo el mundo era un ideal que deseaba hacer.

    Despertar y embaucar a un Dios, que al principio no deseaba hacer tanto mal o le daba igual la humanidad, solo con que el mar estuviera en orden.

    Kanon quería más y más, nunca era suficiente.

    Tuvo su momento de arrepentirse, disculpar con Atena y algunos dorados, jugó por el bando de la justicia al final de su vida.

    ¿Se rectificó?

    Pues sí, se podría decir que sí.

    Pero aun después de todo, lo vivo antes y lo que ha hecho ahora, se ha dedicado a ser alguien bueno, que juega bromas, divertido, incluso algo desesperante, en un buen sentido de la palabra.

    Era su forma de demostrar algún tipo de cariño, sobre todo con Saga.

    Al ser niños ambos fueron bastante cercanos, pero al entrenar y verse más distantes cada vez.

    El corazón de uno pudo haberse llenado más fácil con el deseo de ser lo único que el otro quisiera.

    Algo de celoso por parte del menor que ya no era el centro de atención completo.

    Hizo lo que creía necesario.

    Ahora su relación de hermanos estaba quebrada.

    Pensaría que al volverse a ver, Saga lo despreciaría, pero… Le tomo tanto de raro, que no fuera así.

    Al estar de frente, el mayor solo le dio un abrazo.

    ¿Quedaba todo perdonado?

    Claro puedes perdonar a los demás, a veces más fácil que a uno mismo.

    -No, no puede ser así de fácil- Susurro en silencio.

    -¿Por qué no me odias más?-

    -Maldita sea, soy tu hermano y te hice tanto daño-

    -Ódiame, golpéame, despréciame, dime que me largue de tu templo… Pero- Golpeo con fuerza la mesa de madera en donde una naranja cayó al suelo.

    -No seas un buen hermano conmigo- Se cubrió la cara con la mano que no estaba dejando salir su ira.

    Eso era, no soportaba que Saga lo tratara bien, o por lo menos que no lo despreciaba tanto, le tenía paciencia, si le gritaba tanto y había discusiones, más el mayor siempre ponía la otra mejilla y prefería alejarse para pensar.

    El otro se molestaba más, porque en el fondo, deseaba que el otro le gritara que lo odia, que se fuera, que de verdad era lo peor que la vida le pudo haber dado.

    ¿Expiar su pecado?

    Solo entendía, que si una persona te hace daño, debes alejarte de ella y no tratarla bien, eso no es lógico.

    Kanon se lo repetía una y otra vez.

    Su hermano rompía con su punto.

    -Saga… ¿Por qué no me odias?- Camino en dirección a su habitación.

    Porque si, tenía un espacio privado en el tercer templo.

    Saga insistió en que se quedara en el santuario con él, que podría ir y venir cuando deseara, este acepto.

    Pero el menor, quería esto y a la vez no se lo esperaba.

    Nunca se disculpó de alguna forma con el peli azul, al contrario parecía que no le hubiera importado en absoluto sus crímenes.

    Obvio el mayor ni lo deseaba mencionar, con las tormentas mentales propias, ya no deseaba hablar de ello.

    Puede sonar incluso incoherente, pero existen personas, que simple y sencillamente prefieren ya no hablar de algún tema que afecto a muchos y siguen sus vidas como si nada, sin disculparse, pero mejoren, nunca se disculpan.

    Y los afectados los aceptan pues son familia, y la familia se debe perdonar.

    Cada quien con sus ideas.

    Ahora, cuando esto pasa, el que cometió los actos actúa como si nada, más en el fondo desearía ser tratado mal, que lo desprecien, lo hagan llorar, herirlo, un grado de masoquismo, pero no por satisfacción sexual, porque aún tienen ese grado de conciencia que les indica que el mal cometido, no se ira, al contrario esta allí, pero no pueden pedir disculpas.

    Porque una parte de ellos se los impide, para muchos es difícil decir “Perdón” “Lo siento” Lo lamento” por qué creen que las palabras no sirven, las acciones sí.

    Depende también de la otra persona.

    Ahora viéndolo así, Kanon se atormenta porque un trato de hermanos es lo que menos merece.

    Fue un maldito que destruyo los mecanismos de defensas de Saga, manipulo un Dios y cometió am cosas.

    Pero… Nunca se disculpó con quien las cosas hubieran sido tan diferentes.

    Quería recuperar a su hermano mayor protector, pero estaba tan lejos de lograr hacer algo.

    Entre sus cosas, encuentro una muy vieja y maltratada foto de ambos, no debieron tener más de cinco años y sonreían.

    -¿Ha donde se fueron esas sonrisas?- Se preguntaba aquello, no solo por su malestar, de no ser merecedor de un buen trato de parte del mayor.

    Porque realmente no le importaba las opiniones de los demás.

    Se daba cuenta que el mayor sufría en silencio, no se metería en ello, pero verlo como hace rato, le impacto.

    Provocando que su sentir brotara de nuevo.

    -Que idiota soy- Arrojo aquello al suelo y lo aplasto sin más.

    Decidió salir del tercer templo, iría a molestar a quien fuera.

    No soportaba estar en el mismo lugar que su gemelo, prefería perderse un momento, estar solo.

    Seguir fingiendo que las bromas es lo mejor que dará, y que el hecho de siempre fastidiar a su hermano mayor es lo que siente y lo único que siempre será.

    Lejos de la verdad es, que desearía volver a los tiempos infantiles, cuando todo eso no existía y el dolor no importaba con tener la sonrisa del otro ante él.

    Esto se llamaría masoquismo, el simple hecho de querer ser odiado por la persona que le hiciste un daño, no eres capaz de disculparte y prefieres su desprecio a un buen trato.

    Es tan complicada la forma de pensar y sentir del gemelo menor.

    Solo el podría entenderse, y no gustaba que nadie se metiera en sus cosas, solo caminaba, solo estaba en la vida, aunque llegó a esta junto a alguien más.

    Tan hundido en estos pensamientos iba que no se percató que cierto caballero estaba apuntándole a la cara con un objetó de color azul.

    Solo sintió como el agua fría golpeo su rostro, provocando que se mojara su cabello y parte de su ropa.

    -Ja, di en el blanco- Dijo esto de manera burlona, no le interesaba dejar sus niñerías jamás.

    -¡¡¡IDIOTA!!! ¡¡¡¿QUÉ DEMONIOS TE PASA?!!!- Estaba a nada de ir a torcerle el cuello.

    -Es mi nueva forma de defender Cáncer- Decía con una sonrisa burlona, mientras arrojaba un globo con agua de arriba abajo con su mano.

    -Eres un imbécil Death Mask- Se limpió el rostro, no lo detendría un poco de agua.

    -Sí, sí, lo que digas- De nuevo esa sonrisa de burla pura, todos lo detestaban por esa forma de actuar –Pero el costo para pasar por Cáncer es que tengas la cara mojada, así que ahora puedes cruzar- Le mostró con la mano que siguiera su camino, ya había hecho su maldad.

    -Debería mandarte a otra dimensión maldito- Furioso cruzo por la entrada, pero en esta ocasión mostro el dedo medio levantándolo, clara señal de un insulto.

    -También tengo uno- Lo fue levantando de a poco, simulando como si su mano fuera una de esas cajas que les da cuerda y muestra algo de repente.
     
  5. Threadmarks: Capitulo 5 (Fobia)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    358
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    ¿A Que Le Tienes Miedo?
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    16
     
    Palabras:
    1442
    Cada broma que hacia Death Mask, es un suplicio para sus compañeros, siendo alguien tan despreciable en ocasiones, molesto, ruin, hasta llamado cobarde.

    Le daba igual ser llamado de las formas que quisieran, tenían razón en casi todo, pero también fue alguien en de buen corazón en algún punto de su vida.

    Por algo Cáncer lo había aceptado al principió y volvió después de lo pasado en Asgard.

    Duro así un buen rato mojando con globos rellenos de agua a quien quisiera cruzar su templo, hasta que se cansó y sabía que es mejor no estar en el mismo lugar de las bromas, pues alguien podría acusarlo con el patriarca y le iría mal.

    Una caminata por los alrededores, podría descansar y flojear como deseara.

    Esa actitud tan desesperante, podrida y molesta, puede que sea solo eso, y no exista nada en trasfondo, pero sabemos que las apariencias siempre engañan.

    Pues puede existir una persona que sea tan amable, se vea agradable, pero demuestre ser alguien tan toxico, perjudicial incluso manipulador.

    Death demostraba aspectos bastante negativos de su personalidad, pero… No quiere decir que sea la única verdad.

    Además que este hombre de una apariencia de vagabundo, y sonrisa sarcástica, podría estar ocultando un temor bastante grande.

    Que de hecho es algo tan normal en todo el mundo, es un miedo muy común, que todos llegamos a tener.

    Algunos le temen a la propia, otros a la de sus seres queridos.

    Suena irónico, pero solo recordar como demostraba su desprecio al estar tan cerca del camino final.

    Obviamente en la última parte de su vida, lo hizo acompañado, por el regalo de poco tiempo.

    Pero en el fondo, y jamás lo admitiría abiertamente, ni siquiera hablaba de ello.

    Es tan retorcido pensar que temiera a algo que el mismo representara.

    Pero no es el simple hecho de desaparecer y ya que le causaba tormentos, no.

    Alguien que lo ha vivido en tres ocasiones, puede darle igual ya.

    En esta vida si podría despreciarlo, deseaba hacer más con este regalo, vivir experiencias nuevas.

    No le importaban los caídos antes, al contrario su templo fue aquel recordatorio de las muertes que provoco a tantos y si, no tenía ni pisca de sentirse culpable por ello, lo gozo y le gustaba verlas.

    Ahora que las tuvo que quitar, esas caras de dolor y sufrimiento, solo le traían recuerdos que no le demostraban nada de una emoción conflictiva.

    Le importaría poco s las almas de aquellos estarían vagando aun.

    Viviría bien o mal, el pasado era aquello solo la vivencia de los actos cometidos, bien o mal los hizo, no se arrepentía y gozaba del ahora.

    Respirar aire fresco, burlarse de los demás.

    El miedo de volver a caer en las garras de la muerte, no lo sofocaba, solo le incomodaba hablar un poco del tema ahora.

    Sus amigos más cercanos lo habían notado, pero el Cangrejo no les diría nada, solo desplazaría el tema a alguien más y listo.

    Escuchar la posibilidad de las muertes de sus camaradas no le resultaba mucho efecto.

    Puede que en esos dos, si le dolería, pero era la vida que escogieron.

    Lo sabía era consciente, por eso se avergonzaba que tuviera ese sentir de incomodidad de su propia despedida.

    -¿Cuál sería la marca que dejare en este mundo?- Fue una pregunta que lanzo al aire sin más.

    Quién diría que el pudiera, preocuparse por cosas tan triviales.

    Es obvio, después de todo es un humano que pensar ante la posibilidad de no ser alguien querido o que lo recuerden con una sonrisa.

    -¿Me recordaran como el despiadado caballero de Cáncer?- Sonrió con burla ante la cuestión.

    -Bien, eso me gustaría- Estaba satisfecho con ese recuerdo de los demás.

    Posiblemente deseaba otras cosas por hacer, utilizaría esta nueva vida a su mejor conveniencia, gastaría las bromas que deseara, molestaría a todos hasta el grado de hartarlos, sus maldades no tendrían límites.

    Aun estando viejo con la edad del patriarca, seguiría siendo un maldito.

    -Recuérdenme como el maldito que soy o no me recuerden- Ir pensando en eso le agradaba y ocasionaba algún conflicto.

    Puedes tener tú más grande miedo bajo control que es algo que muchas personas logran durante su vida, pero no dejara de ser lo que es.

    Este hombre no es alguien tan amable o agradable para muchos, deben existir personas que lo vean genial, pero posee una capacidad de resiliencia y solución de problemas que no muchos logran.

    Se le debe dar crédito.

    No se la pasaba sufriendo en silencio, pues el dolor era lo más mínimo como un rasguño de un gato, pero estaría allí siempre.

    Se espera que con el tiempo uno lo haga desaparecer o tener el menos control de uno, más si apenas empiezas…

    Solo el tiempo dirá si algo te afecta a ese nivel o solo lo dejas pasar.

    Es complicado tener un diagnóstico, cuando es el inicio.

    La muerte es algo que a todos nos llega, al final de cuentas así es la vida. Temerle es algo normal y tonto.

    Suena irónico, pero se ha demostrado que trato de rehuirle a ese destino, varias cosas si se recuerdan, lo confirman.

    Además el hecho de despedazar a los demás, es una clara muestra de que necesita el control, para saber que él tiene el destino de otros en sus manos.

    Por esa razón Cáncer lo abandono.

    Aunque a este hombre parece importarle muy poco todo esto, algunos no llegan a arrepentirse del todo y prefieren seguir siendo como son, tal vez sin tantas muertes, pero ruines al final de cuenta.

    En cambio ahora es capaz de hacer el bien, más allá de sus deseos egoístas.

    Sonrisas de parte de este hombre, caminar por los alrededores tan tranquilo, dando algunos sustos con su cosmos a los novatos del santuario, algunos soldados rasos, es su pasatiempo preferido.

    No cambiaría por las veces que fuera revivido, pero al menos ya estaba del lado correcto, bueno se supone eso.

    Caminar sin prestar atención, divirtiéndose por sus maldades ahora hechas y las anteriores, un poco psicópata en mi opinión, pero fuera de las muertes, y su falta de sensibilidad no tengo más pruebas.

    Mas puede que este no sea por completó su mayor miedo, es uno si, que es común. Pero existen aquellos pequeños y algo insignificantes, que los demás considerarían ridículos.

    Debemos admitir que cada persona tiene sus cosas que lo aterran, puede ser más que otras y algo difícil de creer, pero no todos hemos vivido lo mismo, nuestras experiencias son diferentes y no actuamos de igual forma ante situaciones de miedo.

    Lo que para mí es un gran miedo, para ti es algo ridículo, pero… Por ese simple hecho significa ¿Que es menos?

    Sus ojos se fijaron en algo en el suelo que se movía.

    -¿Qué es eso?- Lo miro con atención, existía una cosa que le causaba algo de asco que no lo tocara.

    Poco a poco se dio cuenta de la forma, y sus movimientos.

    -Agh… Una cucaracha… Qué asco- Esa mueca de repulsión lo daba todo a entender.

    En su dedo aparecieron esas ondas infernales y comenzó a jugar con ese animal, para matarlo, pero es escurridizo.

    -Me voy a entretener un rato contigo, ha, ha, ha, ha- Esa risa burla se podía escuchar a los alrededores.

    Duro poco, porque la cucaracha decidió que usuaria un as bajo la manga y es que… Este animal puede volar.

    El momento en que muchos salen corriendo.

    Death miro aquello con sus ojos bien abiertos, su boca haciendo una mueca de desagrado, mostrando los dientes.

    -¡¡¡AAAAAH!!! ¡¡¡MALDITO INSECTO ASQUEROSO!!!- La cucaracha se fue en su dirección, y este solo salió corriendo, mientras seguía tratando de acabarlo con sus ondeas infernales.

    No se podría creer que un animal de ese tamaño, se volvió un mejor adversario que cualquier otro, pues parecía ganarle con creces al dorado.

    -¡¡¡ALÉJATE!!! ¡¡¡TE VOY A ACABAR!!!- Lanzar aquello a diestra y siniestra es su gran pasión.

    Incluso uno impacto en un montículo de rocas, que tenía en medio un gran hoyo en donde la maleza había comenzado a echar raíces.

    Alguien se encontraba reposando un momento en ese orificio, suficientemente grande para que se sentara y contemplara el paisaje.

    -¡¡¡¿QUÉ FUE ESO?!!!- No gustaba mucho de que lo interrumpieran en ese lugar, que lo había considerado tan preciado.

    Al ver en la dirección en donde vino ese ataque, ver correr a Death a lo lejos le dio bastante gracia.

    -¿En que se metió ahora ese idiota?- Solo dijo esto el joven caballero de la quinta casa.
     
  6. Threadmarks: Capitulo 6 (Ideas Rumiantes)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    358
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    ¿A Que Le Tienes Miedo?
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    16
     
    Palabras:
    1708
    Suspiro cansado, estando sentado a la orilla de ese enorme agujero que formaba un circulo irregular, posiblemente se produjo en algún tipo de entrenamiento, que alguien estuviera explotando su cosmos al máximo o solo jugando.

    Miraba el suelo, pensando en varias cosas, pero todo lo llevaba a solo una idea y varias personas.

    -¿Por qué no puedo perdonarlos?- Echo su espalda para atrás por una orilla apoyándose, dirigiendo su mirada ahora al cielo –Es demasiado difícil para mí, verlos a la cara y no tener ganas de golpearlos-

    -¿Por qué Aioros puede actuar como siempre ante Saga y Shura?- Bufo molesto, mientras pensaba en ese hecho –Por favor, fueron quien quiso tu muerte y la llevo a cabo, ¿Acaso no tienes ni una pisca de enojo?- Lanzaba estas preguntas y reclamos como si adelante estuviera su hermano mayor.

    Negó con su cabeza, tocando el puente de su nariz, se sentía bastante molesto todo el tiempo.

    -¿Soy el único que siente estas ganas de matarlos? Este resentimiento…- Cerro sus ojos un momento, y diferentes recuerdos regresaron.

    Uno donde vio a su hermano huyendo con la bebe Atena en manos, y detrás de este él caballero dorado de Capricornio, solo era un niño, no comprendía lo que pasaba hasta el día siguiente.

    Todos diciendo que su hermano es un traidor, un miserable un maldito que merecía morir.

    El siendo la única familia que le quedaba, y recibía los maltratos de todos, el desprecio que el hermano de un traidor merecía.

    No entendía lo que pasaba, solo sabía que es un niño, recibiendo insultos, incluso golpes por solo ser Aioria el hermano menor de Aioros.

    Así paso su niñez, ganando luego el título de caballero dorado de Leo, pero igual las cosas no mejoraron, al contrario.

    Antes mínimo le decían las cosas a la cara, pero en ese instante lo decían por lo bajo, cuchicheando. Eso hacia rabiar más al castaño claro.

    Llego incluso a pensar en cambiar su color de cabello para alejar cualquier recuerdo que aparentara del mayor.

    Creyó en las mentiras, cayendo bajo el control mental del patriarca, asesino por ese suceso.

    Al final la verdad salió a la luz, y todo lo que había pasado, fue completamente en vano.

    Creyendo que se lo merecía para expiar las culpas del mayor, y ahora todo fue una maldita mentira de Saga y quienes lo ayudaron lo sabían…

    Cuanta rabia había ardiendo dentro de él, al saber que murieron le trajo una gran alegría, pero no se comparaba en nada con el dolor que sentía.

    Mas el nombre de Aioros de Sagitario se había limpiado y eso le trajo la paz que no tuvo desde esa noche.

    Volver a verlos bajo las órdenes de Hades, le agrado tanto, podría golpearlos y matarlos cuanto pudiera.

    Pero sí que odio a Mu que no se lo permitiera, aun a sabiendas que uno de sus camaradas habían sido asesinados por ellos. No tendría nada contra Camus, se lo dejaría a Milo, pero el con sus propias manos quería mandar a los otros dos de regreso al inframundo.

    Todo lo pasado ya lo conocen.

    En las tierras frías de Asgard, tuvo que perdonar de verdad a Shura, era necesario, lo sabía.

    Trataba de ser sincero, de en verdad ya no odiar, pero se le era imposible.

    Ahora con esta nueva vida que todos recibieron, solo una cosa en mente.

    El amor de Atena, su Diosa es tan grande que perdona todo mal, pero… ¿Por qué tuvieron que Saga y Shura volver?

    Si bien el mayor culpable en todo esto es Géminis, no evitaba sentir rencor contra Capricornio.

    Los miraba, solo les volteaba la cara. Y Si les tocaba entrenar con ellos, como lo gozaba.

    Mas ahora quedaba el hecho de que su propio hermano los trataba como camaradas, como antes, esos amigos que aprecio tanto.

    No le daba importancia al hecho de que fue asesinado por ellos.

    Lo hacía rabiar tanto ese hecho.

    -¡¡¡ERES UN IDIOTA AIOROS!!! ¡¡¡YO… SUFRÍ TU MUERTE, LO QUE DECÍAN DE TI!!!- Cambio de estar enojado a sentirse triste y después otra vez volver al estado furico -¡¡¡Y A TI PARECE NO IMPORTARTE ESO!!! ¡¡¡SI CLARO, SAGA SUFRÍA ALGÚN MAL Y SHURA SOLO SEGUÍA SUS ÓRDENES!!!-

    Tenía un rato hablando consigo mismo, que bueno que nadie pasaba por esa zona, si no crearían que estaba perdiendo la razón, enojándose con la nada.

    No dejaba la idea de resentimiento por nada del mundo, con solo su presencia siendo suficiente para odiarlos más.

    Que el mayor ni le importara y fuera tan bueno, lo mataba más.

    Recuerden de nada sirve mover el pasado una y otra vez, si no encuentras una solución.

    La gente te daña, eso no se puede evitar, pero lo que si puedes hacer es que sus acciones no te afecten en lo más mínimo.

    Claro aquí es muy diferente, asesinaron a tu única familia e hicieron creer cosas terribles, bueno solo uno de ellos.

    Ahora ¿Qué podría hacer?

    Sentarse siempre solo, odiándolos cada día más.

    Se había planteado perdonar de todo corazón a Shura, pensaba con la cabeza a veces, si se daba cuenta que el solo fue una marioneta en todo este rebuscado plan.

    Quedaba el hecho de que fue quien dio fin a la vida de su hermano. Lo meditaba a diario.

    Declarando que poseía una idea rumiante, una que movía todo el tiempo.

    Sagitario muchas veces lo noto, fácil… Después de todo, seguía siendo el mayor proyector de Leo.

    Entendía como se sentía, pero le explicaba y le invitaba a que olvidara ese rencor, de que nada le serviría, pero…

    ---Flash Back---

    -¡¡¡¡CREES QUE ES FÁCIL PERDONARLOS?!!! ¡¡¡TODO LO QUE HICIERON!!! ¡¡¡LO QUE TE HICIERON!!!- Lo miro furioso, mostrándolo los dientes como un depredador a punto de atacar -¡¡¡A MÍ!!!-

    -Aiora… Entiéndelo… No ganas nada guardando todo ese odio en tu corazón…- Sonrió para reconfortarlo –Aprende del amor infinito de Atena, ella los perdonó y también la iban a asesinar…-

    Lo señalo con el dedo índice –¡¡¡TÚ LO HAS DICHO!!! ¡¡¡LA “IBAN” A ASESINAR!!! ¡¡¡PERO NO LO HICIERON EN CAMBIO A TI SÍ!!!- Apretaba sus puños, el ceño fruncido, sus ojos verdes parecían volverse entre llamas, el cosmos elevándose agresivamente.

    -Estamos en una nueva era de paz, debes perdonar y olvidar, las cosas son mejor- Se acercó para darle u abrazo al menor.

    Pero este solo se alejó, dándole un aventó, no deseaba alguna demostración de afecto, solo quería hundirse en su coraje.

    -No debes odiar, para así conseguir la paz que tanto anhelas- Le dedicaba algunas palabras, esperando que le llegaran –Aioria con mente clara perdona y mira alto, es lo mejor que puedes hacer, sé que puedes vivir esta vida sin ningún rencor-

    -¡¡¡Y LAS ESPERANZAS Y SUEÑOS QUE TENÍAMOS DE NIÑOS!!! ¡¡¡¿DÓNDE QUEDARON?!!!- Le reclamaba, como si él fuera el culpable de todo.

    -Por eso mismo, debes olvidar querer vengarte de ellos, y perdonar te libera más que odiando- No se daría por vencido con su hermano, aunque fuera un cabeza hueca.

    -Pues es tarde para eso- Frunció el ceño, mirándolo de perfil, con sus manos en puño, viéndose tan orgullos con la armadura de Leo.

    -Nunca es tarde para perdonar- Quería alcanzarlo, pero el menor se había alejado tanto de él y no solo nos referimos a lo físico, si no a la emocional.

    ---Fin Flash Back---

    Se paró de ese asintió, pisando con firmeza, su capa que portaba ondeaba con el ligero aire de la tarde, el sol se ocultaría en cualquier instante, así que era mejor volver, además por el toque de queda.

    Durante su camino, iba sumergido en esos pensamientos que no deja ir.

    Porque era el quien los atraía, no queriendo perdonar, desean que desaparezcan.

    Es un completó cabeza dura nuestro leoncito, pero ¿Lo podemos juzgar?

    ¿Qué harías tú, si tu única familia fuera asesinada sangre fría?

    ¿Qué todos te odiaran por cosas que creen cometidas por el fallecido?

    Creo todo, sentir vergüenza, hasta repudiarlo.

    Para que al final te digan…

    -Sabes que… Fíjate que tu familiar, no era en si un traidor, si no demostró ser muy fiel a Atena-

    -Siéntete orgullos ahora-

    -Lo tienes permito-

    Ni una disculpa, los asesinos de tu hermano, solo obtuvieron muerte.

    Un final bastante noble para ellos.

    ¿Qué clase de castigo era ese?

    Todo esto, está a diario en la mente de Aioria, no lo deja ir, cada día lo alimenta más, esas ideas rumiantes que no le condujeran a nada bueno.

    No es justo estar solo, aun después de todo.

    Una parte de él, quería borrar su dolor, olvidar y perdonar.

    Pero no lo dejaría así de fácil, desechaba la idea y se concentraba de alguna forma hacerlos sufrir.

    Por lo menos que paguen algo de todo el daño hecho.

    Ya no era por haber matado a su hermano, no… Todo esto es por el sufrimiento que tuvo durante esos trece años.

    Un caso perdido en otras palabras.

    Au sigue siendo en el fondo ese niño que sufrió todo el mal de una persona que hizo mucho mal.

    Solo fue una víctima.

    No quiere volver a confiar, no quiere ser herido por nadie, es su forma de protegerse, aprender y cuidarse.

    Mal enfocado, pues si no sanas tu niño interior es muy complicado poder ser un adulto sano mentalmente.

    Todo lleva un proceso, y lo más probable es que el León dorado se quedara estancado en alguno.

    La subida por los templos, al principio los dos son fáciles, el tercero detesta tanto y no saludaba, solo pasaba de largo. Con cáncer las cosas son de te golpeo si te arrojas algo.

    Y llegar a su destino, el quinto templo.

    Le tomo de raro, sentir un cosmos muy familiar, pensó por un segundo que se trataba de su hermano, pero no.

    -¿Qué se te ofrece?- Pregunto suspirando de mala gana, no tenía ánimos de tratar con nadie.

    -No me hagas caso, solo pase por tu templo- Le contesto a su compañero de armas, que se dirigía a Virgo.

    -Como quieras- Se adentró a su habitación, para cerrar la puerta, el enojo se incrementaba cada día más.
     
  7. Threadmarks: Capitulo 7 (Fracaso)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    358
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    ¿A Que Le Tienes Miedo?
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    16
     
    Palabras:
    1421
    Que serenidad desprende del sexto templo, la soledad, el silencio.

    Se supone que el ser humano no puede estar tanto tiempo en estas situaciones, sin contacto humano, pero los guardianes de Virgo, lo tienen que hacer, para ir incrementando y controlando mejor su cosmos.

    Seamos sinceros a este punto sería difícil verificar que acongoja a Shaka.

    ¿Soledad?

    No, la disfruta.

    ¿Ser algo asocial?

    Prefiere así, además que tiene capacidades de socializar, pueden ser pobres pero están.

    Es orgulloso, otro punto para darnos cuenta que ocultaría cualquier temor.

    Una vida monótona, despertar, entrenar, comer, meditar, y si le apetece salir un poco de su templo por voluntad u orden y volver a dormir en la noche, dependiendo si le toca guardia en el santuario.

    Sereno, tranquilo, reservado, discreto, sus virtudes.

    ¿Miedo al cambio?

    El mismo ha realizado un esfuerzo por dar pequeños cambios a su vida, motivados por cualquier cosa que se le cruza por la mente.

    Así que… ¿Su miedo existe?

    ¿Algo podría aterrar al caballero dorado de Virgo?

    Todos lo tenemos, él no puede ser la excepción.

    Por más iluminado que sea, sin importar los años de entrenamiento, todos padecemos algo que nos mortifica de alguna forma.

    No niego que una persona sea mentalmente estable, sí que las hay.

    Pero hasta esas personas, aun llegan a tenerle un pequeño temor a algo, y eso no necesariamente represente una situación a tratar.

    Veamos, existen grandes expectativas en Shaka.

    Siempre debe estar tranquilo, y solo en ciertas situaciones poder soltar todo su comos si es necesario.

    Mantener los ojos cerrados, pues controlarse es esencial.

    Creerse que no puede llegar a mantener mucha cercanía con los demás aunque lo desee.

    Medita todo el día, alcanzando una iluminación que está logrando a grandes pasos.

    Es normal que se sienta orgulloso, considerado el caballero más cercano a Dios

    Admirado por otros de menor rango, temidos por muchos, apreciado por algunos.

    Aunque socialice un poco, los mantiene a raya.

    Un suspiro se escuchó en ese templo.

    -Me pegunto… ¿Cuando llegara el próximo enemigo?- Una duda que cualquiera tendría en sus condiciones.

    Ni siquiera en soledad, es fan de hablar consigo mismo.

    ¿Por qué las personas mantienen a raya a los demás?

    Para que no las dañen.

    Su pequeño círculo se debe mantener así.

    O ¿Por qué no quieres que vean lo que realmente te preocupa?

    Poco a poco se va encontrando el camino hacia su temor.

    Cuando toda tu vida te han dicho que debes mantenerte siempre perfecto, que tu cosmos es extremadamente fuerte, siempre bajo a la expectativa de lo que esperan de ti.

    Obviamente demuestras lo que vales y creces cada vez más en varios aspectos, te puedes volver arrogante, orgulloso creer que nadie está a tu altura y comenzar a ver a los demás por debajo del hombro.

    Al final de cuentas cuando recibimos halagos, estar en un pedestal como el mejor, logra que muchos si no es que a todos se les suba esa fama a la cabeza.

    Virgo nunca será la excepción de esta regla, lo demuestra con su forma de actuar.

    Existe quienes considera a su mismo nivel, pero a un amigo como tal no ha querido tener o no ha dejado que pasen su barrera auto impuesta.

    Esto es lo que atormenta al rubio.

    ¿Qué pasa cuando tienes tanto sobre tus hombros y que no compartes ese peso con nadie?

    Fácil, empiezas a temerle a algo.

    Podrás ser la persona más poderosa, fuerte e inalcanzable del mundo, pero aun así existe un miedo bastante grande.

    No cumplir esas expectativas, mostrarse frágil, que vean cómo eres en realidad, que en algún momento fracases y digan.

    -No es como lo esperábamos-

    -Te jateas que eres mejor que nosotros-

    -Un hablador de primera-

    -¿Por qué no confiaste en nosotros?-

    -Siempre mirándonos por debajo-

    -Pero tu cosmos no fue suficiente para hacer algo-

    A veces lo pensaba, algunos escenarios molestos, pero los ignoraba, incluso las palabras de los dorados que se creaba.

    Todo eso, aunque fuera una leve tortura, lo mantenía consiente y centrado en lo que siempre debía aspirar.

    Lo lograba cada día, pero existiría un punto en donde no haría más avances, que se estancaría.

    Y eso era lo que alejaba con esos tipos pensamientos.

    La humillación de no ser al final el más cercano a Dios

    Que su entrenito no fue suficiente.

    Al final que no lo seria.

    Pero el orgullo lo hacía olvidar esos pensamientos y mantener siempre en concentración.

    ¿Se podría objetar eso?

    Claro que sí, pero dependiendo de lo que se vea, se puede ir a una cosa, y es que los miedos reinan en todos los seres vivos.

    Nadie puede estar exentó.

    Hasta el miedo más simple a lastimar una persona ya es considerado como un temor.

    Shaka lo ha ocultado también, que es perfecto ante todos.

    Pero en la soledad del sexto templo, en su mente, la imaginación vuela y te trae tus verdaderos motivos para mejorar.

    Única permitirá que nadie lo vea por debajo del hombro, como un fracaso, un mentiroso que no logro cumplir las expectativas.

    Que sea el primer Virgo en derrumbarse o no alcanzar por completo a lo que todos los de su religión esperan.

    Una razón para que se alejara de todos, no mostraría esa debilidad de ningún instante y por ello no gustaba de que entraran a su templo sin permiso, salvo si no está presente.

    Podría hablar un momento, tratar de estar interesado en los demás.

    Es contradictorio a sus actitudes, pero ¿También existirá una razón por la cual desea convivir un poco más?

    Su rutina es monótona casi siempre lo mismo, solo ciertos días se da permiso alejarse de Virgo.

    ¿Bajara o Subirá?

    Debe cruzar Leo para llegar a su destino.

    Se alejaba de esa manera de su imaginación recordándole que si no es capaz de entrenar a diario, que no mejoraría aunque fuera un poco más, llegaría el futuro más frustrante de todos.

    Perder el respeto de los demás.

    Demostraría a quien fuera que es lo suficientemente fuerte y que con solo su cosmos podría ser suficiente para defender el santuario.

    Soberbió como ninguno, pero temeroso como todos.

    El miedo a fracasar logra que nos pongamos metas a veces inalcanzables, pero todos los días nos esforzaremos para estar más cerca.

    Puede ser un gran motivador, pero ¿En dónde queda tu vida?

    ¿Tu alegría?

    ¿Tu diversión?

    Obvio no existe tiempo para ello, o no te lo das.

    Al final eres humano, y no una máquina que solo sirve para una cosa y no más.

    Demasiado poder, puede también corromper a cualquiera, así que debía mantener un equilibrio en todo esto.

    Alguien alguna vez dijo algo cierto.

    “Quien luche contra monstruos, corre el riesgo de volverse uno”

    Aunque Shaka este lejos de este desenlace y puede que nunca llegue, no es bueno sobre exigirse para no caer del pedestal que se te impuso.

    ¿Abandonas lo que realmente deseas solo por lo que todos esperan de ti?

    Es afirmativo para Virgo.

    ¿Puedes fallar?

    -No, jamás-

    ¿Lograras la iluminación deseada?

    -Lo hare-

    ¿Quién estará orgullos de eso?

    -Yo, con eso es suficiente-

    Nunca pedí que me afirmaras si era suficiente para ti, si no ¿Quién lo estaría?

    -Mmmh-

    Adelantarse a los hechos es un mal hábito que tienes.

    -No es un mal hábito, anticiparse a lo que vendrá es mejor para preparase-

    El fracaso es algo a lo que temes, lo demuestras con tus respuestas.

    -El fracaso no es una opción para mí-

    Lo es para los humanos… Dime ¿Lo has dejado de ser?

    -No-

    Entonces es comprensible si lo experimentas, nadie te juzgará. Piensa en ello.

    No contesto más el rubio, su comunicación con su gran maestro se cortó.

    Lo dejo pensando, pero por este día ya no se ocuparía de esa plática.

    La noche en el santuario llego, con la ligera brisa cálida de la primavera que llegaba apenas.

    Deseaba que no lloviera, pues con eso el frio venía dando u despedida.

    Sintió un cosmos tan poderoso como antiguo acercarse, sabia de quien se trata.

    -Buenas noches viejo maestro- Saludo por cortesía, a un superior. De los pocos que conociera a su mismo nivel.

    Con esa sonrisa que lo caracterizaba, tan juvenil ahora, ¿Quién diría que antes fue un anciano de piel morada?

    -Buenas noches Shaka, ¿Cómo estás?- Saludando tan tranquilo, regresando de una misión lo más seguro.

    -Bien- Seco como siempre.

    -Como veo que estas ocupado, me retiro- Sonrió, dándole una despedida con la mano levantada y pasó de largo a su templo.
     
  8. Threadmarks: Capitulo 8 (Soledad)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    358
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    ¿A Que Le Tienes Miedo?
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    16
     
    Palabras:
    1899
    El viejo maestro, bajito, alegre, a veces bastante inmaduro por su forma de actuar que lo hace apropósito, pues su sabiduría no está peleada con bajar al nivel niño de vez en cuando.

    Usualmente Dohko trata de estar al tanto de todo lo necesario en el santuario junto a su viejo amigo de armas y puede que un poco más.

    Queriendo ayudarlo en todo lo que pudiera, sabemos que Shion no es capaz de soltar fácilmente responsabilidades, pero el castaño lograba algunos milagros en este tema

    Desde temprano levantándose temprano, con una sonrisa, haciendo algunas pequeñas bromas que si tiene el sentido de divertirse.

    Jugueteando con los más jóvenes, a veces les daba concejos.

    Siempre estando para los demás.

    Llegar a su templo ya al anochecer, no muy tarde, suficiente para hacer lo simple y dormir.

    Pero es allí cuando llega los recuerdos del día, todo lo que has hecho como una mini película, que puedes decir.

    “Oh, qué gran tontería hice”

    “Eso fue gracioso”

    “Tengo que preguntar sobre eso”

    Así es un recuento de todo, dependiendo de tu día puede estar el último momento de conciencia antes de dormir feliz o triste.

    Usualmente ese castaño tenía una sonrisa antes de dormir y planeando el día siguiente, que siempre resultaba ser tan espontaneo como su personalidad.

    ¿Entonces?

    ¿Qué podría estar mal con él?

    ¿Cuál es su miedo?

    -Ja, ja, ja, se va a enojar por que no hice lo que me encargo pero…- Acostado en su cama mirando hacia el techo –No podía negarme a esa invitación con Alde a tomar un poco- Sonrió entusiasmado.

    Paso un poco la tarde bebiendo con Aldebarán, aunque este realmente le invito a comer, pero el Chino aprovecho para tomar alcohol, aunque fue solo una.

    Miro a s u reloj de pared, con los brazos cruzados –Son las nueve y veinte…- Cerro sus ojos suspirando –No creí que regresara tan temprano-

    Se acomodaba de un lado a otro, había cenado, tomado un baño y listo para descansar, pero no lo lograba.

    -¿Por qué no me quede mejor con alguno de los muchachos antes de venir?- Cuestiono su decisión de llegar a Libra a esa hora.

    Esos pequeños momento en los que te encuentras solo, sin ningún pendiente importante en mente, después de un día lleno de la compañía de otros, disfrutando tanto como puedas y sacando de sus casillas a tu mejor amigo, solo para hacerlo recordar que un descansó es esencial.

    -Mmmh, me hubiera quedado un rato con Mu, lo vi raro este día…- Se sentó en la orilla de su cama, cruzado de piernas sobre esta y de igual los brazos delante del pecho, pensando en la circunstancias que aclaraba.

    -Note que Aioria está muy enojado últimamente- Rasco su cabeza –Tendré mañana que hablar con ellos, debe pasarle algo- Y de nuevo esa sonrisa se posó en sus labios –Aun son jóvenes deben tener problemas, para eso estoy aquí ahora, no es justo cargar con todo para Shion-

    Ahora que tenía la impunidad, el tiempo y hasta el permiso de alejarse de aquella responsabilidad encomendada hace más de doscientos años, podía empezar ayudar a la nueva generación más de lo que pudo hacer antes.

    Y eso lo llenaba de tanta alegría, quería volverse alguien necesario, que pudiera comprende los problemas de todos y ayudar a solucionarlos.

    Una actitud bastante paternal, no solo con los dorados, después de todo tuvo esos inicios cuando la pequeña Shunrei y Shiryu llegaron con él, por diferentes medios pero los crio, cuido y en el hecho del Dragón lo entreno lo mejor que pudo.

    Estando orgullos de todos, sentía mucha felicidad de esta nueva oportunidad de vivir a lado de una generación nueva, que si bien extrañaba a sus viejos amigos con los que creció, aprendió, reto, recibiendo regaños y jaladas de orejas.

    Pero se volvieron sus memorias más preciadas al final.

    Además que en esta ocasión no estaría solo, el patriarca es de su generación y lo logra comprender siempre o casi.

    Las sonrisas vuelven a ocultar a lo que tememos.

    Dicen por allí que una persona que siempre está feliz, sonriendo, preocupándose por los demás, ayudándolos a solucionar sus problemas, son los que más sentimientos de tristeza ocultan y como no quieren que otros las experimenten, prefiere ocuparse al estar pendiente de quienes lo rodean estén bien.

    Creyendo que con su felicidad vendrá la propia.

    Es una linda forma de pensar, bastante noble, pero… Debemos recordar que la felicidad propia solo depende de uno, no de los demás, las cosas que poseemos o lo que nos rodean, si no de uno mismo.

    Seguía sin conciliar su sueño, moviéndose en la cama, tratando de cerrar sus ojos y dormir, pero no se lo permitía.

    Su cuerpo estaba acostumbrado a dormir a cierta hora y despertar temprano, pero se carga una energía de más, así que es difícil lograrlo.

    -Aaaaagggg… Que molesto- Se incorporó de golpe apoyándose en sus brazos –No me gusta…- Bajo su mirada.

    Decidió levantarse para gastar algo de energía en caminar, la noche poseía esa sensación cálida que llegara ser reconfortable para muchos, y más para alguien que paso tanto sin una compañía para hablar, el calor humano se puede extrañar en más de una ocasión.

    El caballero de Libra de dos generaciones una del siglo XVIII y otra del actual.

    Ha vivido mucho y por eso podría ser peligroso, no solo para los demás porque su cosmos es bastante poderoso, si no para ellos.

    Los recuerdos del pasado a veces te ayudan a mejorar, pero en otras ocasiones, te retrasan o no te dejan avanzar.

    Mirar hacia el horizonte que tenía la vista de su templo, recordando aquella época que fue joven, donde sus compañeros los predecesores de los muchachos dorados, como suele llamarles, reían, se enojaban o demostraban su forma de ser tan abiertamente.

    Tantos recuerdos que solo es eso ahora.

    Siempre ha sido impulsivo, risueño y a veces burlón, pero un corazón tan puro.

    Recordar todo lo que ha pasado en su longeva vida, puede llegar a volverse una tortura.

    La guerra santa de aquella época, las perdidas, como poco a poco el número de sus compañeros se fue reduciendo.

    Apretó sus puños, dejando escapar otro suspiro cargado de tormentos.

    La primera vez que se sintió de esa forma fue al creer que había sido el único en sobrevivir a la guerra, el último en pie.

    La opresión de sentirse en soledad, que todos dieron su vida y que al final quedaras, para ver sus cuerpos.

    La agonía de pensar que no lo merecieras, que había almas más jóvenes que tenían derecho a una oportunidad de vivir.

    ¿Por qué él?

    Agradeció que ese sentimiento desapareciera pronto al encontrarse al caballero de Aries y apoyarse mutuamente por las heridas de cada uno.

    Pensar que ahora todo estaría bien, reconstruyendo el santuario todos los sobrevivientes, pero no fue su destino.

    Encomendado de nuevo a la soledad, vigilar el sello de Atena sobre los espectros de Hades.

    -¿Shion aun estará despierto?- Pensó levanto su vista hacia la sala patriarcal –Podría ir a molestarlo un rato-

    Bajo la mirada, las memorias iban y venían en cada instante, recordándole un sentir que deseaba olvidar.

    Esos años que paso en soledad, en donde debía mantenerse al pendiente de su misión, todo el tiempo sin descansó.

    Envejeció como se debía, aprendió maduro y podría ser que al morir no tuviera arrepentimientos, pero esta es una nueva vida y ahora es un joven con una mentalidad madura.

    Aun así, el simple hecho de pensar que tenga que pasar de nuevo, le lastima.

    -No quiero pensar más…- Toco su cabeza, el sueño aun ni cerca de tomarlo –Aunque me revolucione con su polvo estelar, iré a verlo un momento- Decidió camino hacia la salida posterior.

    ¿Por qué algunas personas necesitan estar contantemente en contacto con otras?

    ¿Sociables por naturaleza?

    Eso lo es casi todos los seres humanos

    Pero si estas constantemente ocupándote de que los demás estén bien, que solo piensas en ayudarlos, rodeándote de más personas, sobresaturando tu mundo.

    Existen varias razones para esto, pero Dohko lo hace porque… No desea la soledad, ya que la ha vivido.

    Y fue porque así debía ser, lo soporto por que tenía.

    Ahora con una oportunidad diferente, de actuar un poco egoísta, no quiero volver a ella.

    Pasando tiempo con los jóvenes dorados de esta época.

    Por qué puede sentir que ayudarlos a ellos es su deber, de alguna forma llenar algo que no se puede solucionar así.

    Sentir que no puedes lograr ayudarte, cuando es a ti principalmente al que debes prestarle más atención.

    Sabes que muchas veces Dohko es bastante sabio y cree que por eso tiene más respuestas y no está lejos de la verdad.

    Sin embargo si guardas algo por muchos tiempo, siglos… Una situación que te incomoda, la soledad es una forma de hundirse en un abismo de que no puedes salir fácilmente.

    A varios les gusta, encuentran la paz.

    Y otros que la han vivido huyen de ella.

    Por esa razón la tendencia de este castaño de estar rodeado, de pasar todo su día ocupado con otras personas, aunque sepa que puede estar molestando un poco, sacar sonrisas a los demás, estar para ellos.

    Llenando el vacío de que, nadie estuvo para él, nadie se ocupó de sacarle una sonrisa, no podía pedir que lo hicieran por él, todos estando tan ocupados restaurando el santuario, el solo una misión que debía cumplir sin quejarse.

    Recordar las veces que estando sentado dejo escapar algunas lágrimas, pensó que el contacto humano se ha ido para él, suspendido en el tiempo por un instante.

    Agradeció infinitamente cuando aquellos niños llegaron con él, le llenaron de alegría y felicidad, pero mantenía su pose de viejo maestro sabio, ya comprendía más cosas.

    Ahora volvía a sentirse tan vulnerable, ese es su medio la soledad, aquello que sientes que te agobia más que nada, que temes volver a recaer en ella y esta vez no salir.

    No se daba cuenta que por mucho que lo temiera, esta vez no estaba solo, estando en el santuario o en cinco picos existía personas que deseaban verlo y abrazarlo siempre, escucharlo y hablar con él.

    Recorrer los templos de noche, puesto después del toque de queda, le vendría un buen sermón por su mejor amigo, más sabia que no pasaría de eso y con alguna broma le haría olvidar su enojó.

    Sonrió ante eso, odiaba encontrarse temprano en su templo antes de dormir, pues recuerda lo que desea olvidar.

    Todos libramos luchas internas a la hora de dormir, algunas fáciles de sobrellevar, otras complicadas, pero al final son nuestros temores reflejados en la perpetua oscuridad de nuestros aposentos a la hora de entregarnos al sueño natural de cada noche.

    Pudiera que por estos recuerdos, algunas lágrimas escaparan de sus verdes ojos, pero no dejaría atrás su sonrisa.

    Subió, dejando atrás Libra, llegando a Escorpio en este solo se escuchaban los ronquidos del guardián de este templo.

    Rio por lo bajo, cuando deseo dejar escapar una carcajada –Milo ronca peor que yo, ja, ja, ja, ja-

    Con esa pequeña burla ante el octavo guardián dormido, salió para dirigirse a ver a su contemporáneo, y lograr así no pensar en lo que tortura su mente, aquel miedo a volver a estar en un abismo de soledad.
     
  9. Threadmarks: Capitulo 9 (Incomprendido)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    358
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    ¿A Que Le Tienes Miedo?
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    16
     
    Palabras:
    1889
    La mañana llego, como siempre algunos dorados bajando para el entrenamiento.

    Combatir en parejas, es como algunas veces el patriarca maneja esto, además que no está de tanto humor de aguantar tonterías.

    Así es su mejor amigo lo mantuvo despierto, hablando de cualquier cosa aun cuando el pidiera que regresara a Libra y al final le dejo dormir en su habitación.

    -Vamos Camus, no te enojes- El octavo guardián sonreía nervioso.

    -Esto te mereces por andar haciendo estupideces- Y un muy enojado acuariano, tratando de no entrenar si no meterlo en un ataúd de hielo.

    No hubiera pasado a mayores, si no fuera que por estas tonterías que cometía constantemente Milo, provocaba que esos intentos de hacerlo paleta de Escorpión, resultaron en que otros dorados cayeran ante Camus.

    Aiora sufriendo este frio intenso.

    Afrodita acompañándolo de una vez.

    Y por poco Shion, si no fuera que lo esquivó y Dohko lo recibió.

    Esta mañana no sería la mejor para nadie, ya estaba predicho.

    Pero sobre todo, la furia no se contuvo.

    -¡¡¡BASTA!!!- Esos ojos rosas furiosos, tenían bastantes años que no los contemplaban, recordándoles a cuando solo eran unos niños.

    Acuario se detuvo en seco, más que nada por el cosmos amenazante que venia del mayor, avergonzado por lo que había hecho, se disculpó. En verdad que no es su intención, pero mirando tan enojado al peli cerúleo.

    -Camus, descongela a tus compañeros- Esa fue su orden, sabía que la responsabilidad no caía toda en el peliaguamarina.

    Dirigió su mirada a un apenado Escorpión que ya se venía venir el regaño que le dejaría caer sobre, por su comportamiento.

    -Milo- llamándolo tan serio, y de la misma forma contemplándolo.

    -Patriarca… Solo fue una pequeña broma…- Sonrió nervioso, de esta ni la misma Atena lo salvaría –Fue para relajar el ambiente, últimamente estamos muy tensos y no existe razón aparenté- Encogido los hombros, restándole importancia al hecho.

    Aquel peliverde estaba por hablar, pero los jóvenes dorados de esta época interrumpieron.

    -Bien hecho Bicho- La voz sarcástica y burlona de Cáncer tenía que mofarse de su compañero.

    -¿Tienes que comportarte tan imprudente siempre?- El más cercano a Dios no gustaba de entrar con los demás justo por esta razón.

    -¡¡¡¿QUIÉN ESTA TENSO?!!! ¡¡¡SOLO ES UNA EXCUSA PARA COMPORTARE TAN IDIOTA COMO SIEMPRE!!!- Géminis hablo, con su manera acida últimamente de actuar.

    -Oh, vamos chicos- Sonrió de nuevo –Aman mis bromas y mi forma de ser- Queriéndose mostrar tranquilo y seguro, cosa que hace un tiempo había dejado atrás, pero trataba aun.

    -Ya no eres un niño- La autoridad estando en acción –Esos comportamientos tuyos, estarían bien si fueras un aprendiz, pero ya eres un caballero dorado, no puedes estar interrumpiendo de esa manera y poniendo en resigo a tus compañeros, por supuestas bromas tuyas- Tal vez actuaria de otea forma, si no fuera que paso una mala noche, pero tampoco es un motivo para desquitarse con el pobre Escorpión.

    -Patriarca…- Su voz nerviosa se demostraba, porque últimamente el si se daba cuenta de mucho, pero no decía todo, además que ver los ojos de molestia de los jóvenes, le causaba un conflicto interno.

    -Nada milo, quiero que te quedes aquí y termines el entrenamiento que siempre interrumpes- Sentención, no tenía las ganas de imaginar un mejor castigo, solo dejarlo en el coliseo para que siguiera entrenado por su cuenta.

    -Pero… Tenía planes… Yo…- Fue interrumpido.

    -¡¡¡YO TAMBIÉN TENÍA PLANES BICHO DEL DEMONIO!!!- Un muy enojado y mojado Piscis le grito, antes de dirigirse a las doce casas -¡¡¡PERO AHORA POR TU CULPA TENGO QUE POSPONERLOS!!! ¡¡¡YA MADURA DE UNA VEZ MILO!!!-

    Con la autorización del patriarca todos comenzaron a retirar, no sin antes decirle algunas palabras no muy amigables.

    -¿Qué Milo madure? Ja, es más posible que Hades hagas las paces con Atena, antes que eso pasa- Death aprovechaba cualquier cosa para fastidiar a los demás.

    -Debes aprender a canalizar tu entusiasmo… No es conveniente interrumpir los entrenamientos o cualquier cosa-

    -¿Cuándo dejaras de ser tan infantil? Ya somos adultos y aun te comportas como un mocoso-

    Pequeñas palabras, que ya las había escuchado antes, posiblemente no le daba la importancia que quisieran los demás.

    Después de todo al octavo guardián, tiene esa naturaleza infantil, y no siempre quiere decir que sea algo malo.

    Al contrario es sano, pero no comprendía como es que… El trataba de hacer eso por ellos, que sonrieran con sus bromas, que rieran… Como cuando todos eran pequeños aprendices, aspirantes de una armadura.

    Ahora todo era tan diferente y lo entendía, pero sentía que necesitaban recordar esos momentos de inocencia que se les fue negada.

    Un pensamiento bastante profundo que nadie crearía que Milo tuviera, considerarlo un tonto, un idiota, imprudente, salvaje, infantil.

    Podría decirse demasiado, el solo quiere que todos están bien, puede ser una forma en la que ve mundo y es válido, después de todo somos diferentes y cada quien enfrenta la realidad como puede.

    Se sentía mal, por el hecho de querer hacer algo bueno por todos.

    Y nadie lo aprecia.

    ¿Cuántas veces nos sentimos así?

    Tratamos de hacer pequeñas cosas por otros, y simple y sencillamente, no lo aprecian, lo ven como algo tonto, que no tiene valor y nos hacen sentir mal.

    Puede que esto solo sea un día más en un entrenamiento que al final del día todo estará resulto, pero estos acontecimientos se estaban volviendo más cotidianos.

    Antes riendo con él, alabando sus bromas o uniéndose a ellas.

    Y viendo lo que era ahora, debía existir algo por el cual ya no disfrutaban sus bromas, sus acciones.

    ¿Un nuevo enemigo?

    ¿Una situación ajena a él?

    ¿Qué todos tengas sus propios problemas?

    O que realmente en el fondo.

    Lo consideran como una persona de la cual se han llegado a fastidiar y desearían que se comportara a la altura de la situación por una vez.

    No creía que incluso Death o Kanon quienes se unían a él, ahora se comportaban más reservados y si hacían sus bromas, pero en soledad, o sea sabían dónde hacerlas.

    Ya no como una idea infantil de donde fuera, volviendo a caer en la imprudencia del Escorpión dorado.

    Al solo quedar el patriarca, el viejo maestro, Camus y él.

    Dohko, trataba de hacer sentir mejor al peli cerúleo, le recodaba que no es tan malo ser uno mismo, solo debía aprender a donde hacer tal vez cosas.

    Shion mejor paso de largo.

    Y Camus… Solo lo miro molestó, porque ahora recibiría un castigo también por encerrar a tres en un ataúd de hielo un poco menos denso que los acostumbrados.

    Esas miradas… Esas palabras, recuerdos de la niñez en que hacia enojar a los demás, y si se sentía mal por los regaños, después cualquier niño pasa por esto.

    Pero siendo un adulto, que sigas comportándote de esta manera en situaciones que no deberían pasar, si, ya no es algo propio de cierta edad.

    Además que ya no tenía justificación.

    Se sentó en medio del lugar, con los brazos abrazando sus piernas, esa posición siendo la que tomaba en la infancia, al momento de sentirse triste por alguna situación.

    Y esta no era la excepción.

    Le dolía que sus amigos, porque para él todos son sus amigos, bueno el patriarca podría ser como un padre y el viejo maestro el tío buena onda, pero al final como una familia bastante rara y disfuncional, pero que amaba tanto.

    Pensaba que su papel en este núcleo es mostrase como el payaso, el que debe sonreír siempre y animar a los demás.

    Y no mal interpreten, le gusta mucho ser esa persona que trae felicidad a los demás.

    El viejo maestro empatía es lo que trata de desarrollar con los demás, pero Milo quiere sonrisas sinceras y darle algo de que burlarse.

    Pero cuando tu papel en el ámbito “Familia” No es querido o desea ser desplazado por que no funciona en la actualidad.

    Se entiende como el conflicto de un incomprendido.

    Sintiendo que nadie lo comprende, que lo toman como un tonto ahora, no como quisiera el bromista, pero si como alguien que no entiende la magnitud de las situaciones actuales.

    -Estamos en paz, por el amor a Atena- Estando enojado, como un puchero –No tienen que estar tan serios todo el tiempo-

    Pensaba que debían estar pasando por algo, es lo más seguro… Además que lo notaba.

    No sonreían tantos, estaban siempre amargados, quienes aún mostraban una sonrisa la sentía tan falsa.

    ¿Y cómo lo sabe?

    Oye, el hecho de que seas el que tiene el papel o la función del “Payaso” No quiere decir que tu vida sea solo risas.

    El también sufría, el hecho de que nadie lo tomara enserio.

    Que cuando deseaba mostrar o buscar algún consuelo en alguien sobre cómo se sentía respecto en algo en particular, como un poco la inseguridad de no llegar a complacer a todos, o que a veces desearía ser tan serio un poco más concentrado en situaciones que lo ameritaba.

    Milo si es capaz de hablar de sus problemas, pero paso tanto tiempo en el que siempre a quienes acudía, lo ignoraban pensando que solo se trataba de sus bromas, o que se burlaban y las utilizaban contra él, fracturando de alguna forma su confianza en los demás.

    Incluso a quien consideraba un gran amigo, sentía que lo fastidiaba con lo que hablaba y en si Camus no le daba respuesta claras, o pasaba de largo.

    Todo esto sumado con lo que pasa en su entornó, se podría llamar un caso de una persona que se siente incomprendido.

    Y que aun contra todo pronóstico de triunfo aún sigue queriendo ayudar a los demás, aun cuando nadie lo hace por él.

    Es el papel que tomo desde pequeño, nadie se lo pidió, solo lo quiso hacer.

    Le gusta hacer reír a los demás y volver cualquier momento en risas estridentes.

    Siendo capaz de estar solo en paz, cansan lo chistes de vez en cuando, pero con la satisfacción de que todos están bien.

    Todos nos cansamos de que nadie nos aprecie, lo que hacemos por los demás, que siempre seamos el que se esfuerza por sus seres queridos, pero… Que nadie lo aprecie.

    Aun estando en el suelo, no lloraría… No era su estilo hacerlo y más en público, pero frunció el ceño y decidió, arrojar todas las piedras que encontraba hacia el frente, cuidaba que no cayera a nadie que pasara, pero a esa hora los demás caballeros de plata, bronce y soldados rasos estaban de seguro en sus zonas de entrenamiento o haciendo sus tareas cotidianas.

    -¡¡¡SI YA NO QUIEREN QUE LOS HAGA REÍR, ESTÁ BIEN!!!- Su voz se elevaba con cada piedra tirada -¡¡¡¿A VER QUIÉN SE PREOCUPA POR USTEDES?!!! ¡¡¡YA NO VAN A TENER A SU IDIOTA PARA HACERLOS REÍR!!!- Apretó esa última piedra antes de arrojarla, pero no pudo.

    La dejo caer con suavidad delante de él.

    Se paró de aquel suelo y prosiguió a entrenar.

    Es difícil romper con un habito que se te arraigo desde la infancia. Sobré todo cuando es parte de ti.

    Quiere ponerlos felices, pero roto por dentro estas.

    -Milo… Entiendo cómo te sientes…- Uno de sus compañeros, que se había quedado para observarlo, suspiro cabizbajo.
     
  10. Threadmarks: Capitulo 10 (Inadaptabilidad)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    358
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    ¿A Que Le Tienes Miedo?
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    16
     
    Palabras:
    1410
    Ese castaño de cinta roja, lo trataba de entender, ese sentimiento de estar fuera de lugar.

    Por qué el mismo lo vivía a diario, aunque no fuera por la misma razón de Milo, ya que Sagitario no se hacia el tonto, no se esforzaba en hacer aquello, pero si en otra circunstancia.

    Se retiró del lugar dejando a ese joven con su berrinche, le provocaba compasión, al fin de cuenta aun veía en sus compañeros a aquellos niños, que cuido junto con Saga, que alimento, enseño y acompaño en travesuras, pero como es que la existencia de una persona que complica en un segundo y con la misma acaba.

    Decidió ir un momento a un pequeño lago, conocía su existencia y aunque ya ha pasado el tiempo, sigue siendo igual, como quisiera el que las cosas fueran como antes de que iniciara esta locura.

    Jamás creyó que en algún momento de su vida…

    Podría volver, tan tangible y de nuevo estar con todos…

    Su muerte por injusta que parezca, porque así es, fue necesaria para que todo se desarrollara.

    Con solo catorce años, perdió todo, agradeció que pudiera salvar a la bebe Atena, pero… Dejo a su hermano menor completamente solo.

    La muerte fue solo un sueño largo, que después despertó en dos ocasiones, en la última lo que es ahora.

    Al principio, todos alegres… Que volvieran a empezar, aun recordando sucesos que demostraban un tanto de rencor hacia ciertos compañeros, principalmente a Géminis.

    Aioros, siempre con un corazón tan puro que parece irreal, lo perdonó sin más…

    Algunos creyendo que en verdad es un tonto amante de los barrancos.

    Pero no puede cambiar como es, o lo que cree que es.

    Existe algo que puede no ser un miedo, porque es una realidad al fin de cuentas, y una muy aterradora.

    Sagitario, ha hecho lo posible para encargar en este nuevo tiempo, pero se le complica demasiado, además que tiene un cuerpo de hombre adulto de veintisiete años.

    Al principio se sentía tan ajeno a él.

    Recién devuelto a la vida como todos, y despertar cada mañana se volvía bastante confusa, se miraba al espejo, creyendo que todos los eventos de los últimos trece años habían sido parte de una pesadilla, pero volvía a la realidad, como si un balde de agua le cayera encima.

    La angustia que sentía cada mañana, sintiendo que vivía en el cuerpo de alguien más, que nada de esto le pertenecía.

    Ahora esta es su nueva realidad y no por eso quiere decir que es mala.

    Sentado sobre ese pasto verde, contemplando su reflejo, recordando que la última vez que se vio antes de morir por primera vez.

    Ya no era ese adolecente, las cosas cambiaron en su ausencia.

    Su hermanito menor, ahora es un joven adulto, que creció sin un hermano, escuchando tantas palabras de odio.

    Se lamentaba que pasara Aioria por ese caos, trataba en esta vida estar junto a él, incluso volviendo a ser como ese hermano mayor sobreprotector que fue.

    Varias veces el León dorado le molestaba ese comportamiento meloso, y se lo daba a entender.

    Repitiéndole que no es un niño, que debería entenderlo.

    El Griego mayor al escuchar eso… No decía nada…

    Pero se guardaba su sentir en silencio, es un tema bastante complicado y no saber lidiar con ello

    -Aioria… Si entiendo… Ya no eres un niño, pero… ¿Quién me entiende a mí?- Frunció el ceño de manera melancólica –Siento que lucho a diario por cómo debería comportarme ahora, pero los recuerdos de hace años, y ahora… Existe una diferencia muy grande… Un abismo que no puedo agregarle nada-

    Es bastante reflexivo, algo que siempre ha sido, tratando de pensar en solucionar sus problemas, respetuoso, incluso ocurrente.

    Tal vez esos atributos parte de la bondad en su corazón lo hacían un candidato perfecto para ser sucesor del patriarca en aquella época.

    Su pesar, su molestia, el miedo, la frustración que presenta, solo se podría describir, como una forma en la que se siente completamente fuera de lugar, porque al fin de cuentas, él estuvo muerto durante trece años.

    No creció como los demás, contando cada año, teniendo experiencias para ir creciendo.

    No tuvo la oportunidad de hacer más misiones, de hacer locuras, de tener conversaciones, de sufrir, enojarse, llorar, no le dieron ese derecho.

    Le arrebataron años, que no podría recuperar, jamás tendría recuerdos de los quince años hasta la fecha actual, sintiendo como una especia de tiempo perdido, lo cual no le ayudaba en lo más mínimo en su actualidad.

    Incluso cosas tan simples como chistes locales, no los entendía.

    Aun que se los explicarán, al final le decían.

    -Deberías haber estado ahí-

    Solo sonreía y afirmaba aquello, pero… Por dentro le causaba dolor.

    No pudo ver crecer a esos niños que quiso tanto.

    Pero… No odiaba, no podía hacerlo…

    Comprendía un poco la afectación que provocó que Saga se comportara así, la lealtad de los otros que ayudaron a su muerte.

    Tal vez, es porque dentro de su mente aún son esos pequeños que concia, y su mejor amigo de antaño.

    Suspiraba con todos los pensamientos revueltos que tenía.

    -¿Qué puedo hacer para no sentirme de esta forma?- Abrazo sus piernas, apoyando su mentón en las rodillas, contemplando aun su reflejó.

    -Quisiera… Poder comprender todo, pero… Se me hace imposible. Nunca recuperare ese tiempo muerto…- Dejo caer una lagrima, no lo demostraba pero solía, ser tan ajeno a este tiempo.

    Creer que no lograra nunca ponerse al día con todos.

    Sentirse que no perteneces aquí, su malestar incrementa por su incapacidad de adaptarse a su entorno como quisiera.

    ¿Cuantas veces puede pasar eso en realidad?

    Llegas a un nuevo lugar, no conoces a nadie, y de pronto ya tienes un papel que cumplir, donde todos esperan ciertas cosas de ti y tu solo hacer lo que puedes por inercia, tratando de integrarte, pero a veces es como si hubiera un abismo que te separa de todos.

    Y no porque sean malos contigo o te ignoren al contrario ellos tratan de que enseñarte lo que debes hacer, lo que podría ayudarte.

    Haces tu mejor esfuerzo, pero por aun así, te sientes que no perteneces, ese sentido de pertenencia a algún lugar o personas, no lo sientes.

    Por qué sabes que este ya no es tu lugar en absoluto o así crees que es.

    Este es el temor vuelto realidad de Aioros, lo vive a diario, pero creyendo que si le contara a su joven hermano, este solo se preocuparía por él, y es algo que no quiere… Porque de verdad cree que pronto se pasara.

    -Sí, me esfuerzo lo necesario… Podría sentirme a gusto…- Suspira de nuevo, bajando la mirada –Debo mostrarme tranquilo, no es lo peor que puede existir… Algunos tienen luchas internas más crueles-

    Otro error que muchos tienen a hacer, minimizar tus problemas, comparándolos con los de otros, no te ayudará en nada.

    Si es verdad, todos atravesamos por cosas malas, que no nos gustan, pero es diferente en cada quien.

    No compares tu inseguridad, con el narcisismo de una persona.

    Son casos muy diferentes, y la magnitud de cada uno afecta distinto, pero tienen a ser situaciones agobiantes para cada persona.

    Claro aquellas que están conscientes de lo que está ocurriendo en su ser.

    Por esa razón, para evitar que alguien lo viera cuando trataba de encontrar fuerzas en uno de los pocos lugares que no habían cambiado, en donde se podía sentir tranquiló.

    No es bueno aferrarte a cosas del pasado, que te hacen sentir bien para estar en calma, eso es solo un parche, que cumple un efecto placebo, con el que crees que ya estarás mejor para seguir.

    Salvo que cuando pasa el tiempo vuelves a sentirte igual.

    Aunque obviamente este Griego se encuentra en una situación algo difícil, pues no es un padecimiento muy común.

    Tiene más capacidad de resiliencia de la que crees, solo que necesita encontrar un punto en donde logre hablar y comprenderse a sí mismo.

    Pues los demás lo han tratado de ayudar, Sagitario solo necesita un empujón, para superar una situación de tiempo perdido, la incapacidad de adaptarse por completó que presenta.

    Cerca de allí, por ese bosque en la parte más profunda, se escuchaban cortes limpios y algunas ramas de árboles caían, las rocas cortadas de un solo tajo.

    Con la armadura puesta, su semblante serio, encontramos a Capricornio entrenando como todos los días, su mejor técnica.
     
  11. Threadmarks: Capitulo 11 (Negación)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    358
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    ¿A Que Le Tienes Miedo?
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    16
     
    Palabras:
    1358
    Serio como ninguno, ni siquiera se podría decir que Camus lo supere, mínimo el si deja que sus sentimientos puedan estar en la superficie de vez en cuando.

    Pero con Shura, la situación es bastante difícil, como todos sus problemas son solo de él, sabrá cómo enfrentarlos.

    Algunos se dan cuenta que tienen una situación en particular, que los atormenta, molesta, les causa conflicto interno.

    En cambio para este peliverde de cabellos cortos, la situación no es así.

    Todo el tiempo es entrenar, durante las mañanas con sus compañeros, en soledad el resto del día, seguir perfeccionando la Excalibur, y aun después al anochecer, leer un poco, para alimentar el cerebro de nuevo conocimiento.

    ¿Se toma descansó?

    Claro, para eso está la hora de la comida, y demás necesidad fisiológicas.

    ¿Convive con sus compañeros?

    Lo hace, pero la interacción es la menos posible, solo deja entrar en su círculo más íntimo a Death y Afrodita, sus amigos de infancia, con los cuales casi no comparten mucho en común, pero le brindar esa necesidad de socializar.

    Pero tampoco siente la confianza o cree necesario hablar sobre temas que le causen incomodidad.

    Siempre ha preferido ignorar lo que le pase.

    La culpa por asesinar.

    La decepción interna que siente al darse cuenta que de cierta forma traicionó a Atena, al servicio ciegamente al falso patriarca.

    Cuando él siempre ha sido considerado el santo dorado más fiel a ella.

    Incluso recordando que fue un idiota por no hace caso a esa ligera duda que sentía en su interior.

    No quiso nunca matar a Aioros, pero lo hizo, tenía remordimientos… Pero lograba callar esas voces internas que le recordaban lo mal que se comportó.

    Seamos claros, se disculpó y el afectado respondió, sonriéndole, abrazándolo y diciendo que está todo bien.

    Para Capricornio fue suficiente, por ende cree que los pensamientos que presenta a diario, son solo como un fantasma, que le recuerda un poco esa época, que fue solo un niño, siguiendo instrucciones de una figura que creía era la correcta.

    Las cosas entonces pueden ir bien para este caballero, no existe mucho que decir, solo que sus miedos y preocupación no son tan grandes o no las deja que crezcan.

    Allí la razón del por qué siempre trata de tener la mente ocupada.

    Se sabe por un dicho que “No te preocupes y ocúpate”.

    Sí, es bastante bueno… Te entretienes y dejas de pensar en lo que te molesta, no necesitas estar rodeado de personas, sabes cuándo quieres hacer ciertas cosas, expandes tus horizontes.

    Sirve mucho, porque cuando ya estas agotado, lo único que queda es dormir.

    Ahora bien… Se preguntaran ¿Dónde está su miedo?

    ¿Qué le preocupa?

    ¿Qué lo hace angustiarse por las noches?

    O simple ¿Qué lo hace llorar?

    Lo que pasa, es que si niegas que tienes un problema, que no existe, y no le temes a nada.

    Es bastante fácil sobrellevar las cosas.

    Guárdalas en tu inconsciente, deja que se incrusten de una manera en ti.

    Puedes hacer todo lo que gustes, y es válido… Es otro mecanismo de defensa, solo negar que existe un problema.

    Que esos pensamientos de que traicionaste a tu Diosa, ignóralos, total siempre haces eso…

    ¿Con que derecho te puedes catalogar como el más fiel a ella?

    -Mmh-

    No pudiste ver más allá de esa mascara… El cosmos fue tan obvio…

    -Mmhh-

    Saga manipulo a todos, pero ¿Tu lo sabias y querías que eso pasara?

    Experimentar hacer algo como asesinar a un inocente…

    ¿Aun come tu conciencia?

    Te redimiste al heredar tu técnica al dragón…

    Al final el gran Shura de Capricornio pago su pecado.

    ¿Pero no quieres ver lo que hiciste?

    Acéptalo como tu antigua verdad, ahora eres bueno ¿No?

    Estas débiles frases, preguntas, que pueden notarse incoherentes, con ideas desordenadas, porque no les da una verdadera importancia.

    Pero si molestan algo al Cabrío, ya que esos sonidos guturales, dan a entender que si le afectan algo.

    Sus cortes se vuelven ligeramente errados, clara demostración que la perturbación y molestia esta.

    A un nivel bajo, pero existe.

    Entonces ignorarlo es mucho más fácil, cuando deja de prestar atención a algo lo haces más pequeño, es difícil mas no imposible.

    Eso sucede y es correcto cuando ya etas teniendo algún tratamiento, que se te indiqué hacer eso.

    Ya después de una resolución de problemas.

    Aquí no ha habido nada de eso.

    La negación es una gran compañía, para aquellos que solo se encierran en sí mismos, y no dejan ver lo que les molesta.

    Como todos los dorados, es algo que hacen siempre.

    Al darse cuenta que necesita despegarse de alguna otra manera, piensa que sería bueno ir a caminar por los alrededores.

    Ni siquiera es bueno para hablar con el mismo.

    Si tuviera que ir a terapia, debemos ser sinceros, sin duda seria de esos pacientes que se niegan a hablar con el terapeuta.

    ¿Conocen a algún otro caballero que haría exactamente lo mismo?

    Pues para Shura, él no tiene ningún problema, está bien.

    Y hasta se lo cree, es necesario creer tus propias mentiras, aunque sabes que estés mal, tú mismo finges que estas completamente bien, y que esas palabras, imágenes, no te pueden afectar en tu presente.

    Es algo que ya paso, ¿De qué sirve recordarlo?

    No se arreglara nada.

    -Espero que tengan algo nuevo- Fue su única frase en todo el día, desde que el entrenamiento matinal termino.

    Caminar de a poco, mirando el paisaje, le relaja un poco, no piensa en sus fastidios.

    ¿Cuánto creen que pueda alguna persona aguantar así?

    Hasta llegar al punto de quiebre, cuando se llega a ese momento, es donde dejas salir todo, en donde lloras, te enojas, expresas el malestar guardado, y llegar a ese momento es muy duro para la persona que lo padece.

    Pues sentirás que todo tu esfuerzo, las horas que dedicas a algo, las veras como pérdidas de tiempo, que al final no lograste tu cometido por ti solo.

    ¿Es tan difícil pedir ayuda?

    ¿Aceptar que tienes un problema?

    Si, si lo es… Pero no siempre tienes que enfrentar todo tu solo.

    Shura lo sabe, lo entiende, comprende perfectamente, pero… Es necio, cree que el solo puede con eso y más.

    Que nadie necesita saber sus conflictos, pues los pueden usar en su contra.

    Algo desconfiado de sus propios compañeros.

    Creo que esa fue la advertencia que le dejo el hecho de confiar ciegamente en Saga.

    Si sabía o no que era un falso patriarca, se deja a la interpretación de cada quien, Capricornio no habla del tema.

    Aunque alguien se lo pregunte, cambia de tema o solo no contesta.

    Mutismo selectivo, cuando un tema es demasiado para ti o te enoja, prefieres ignorarlo, no contestar, mostrando desinterés.

    No es su caso en particular, pero… Es de no hablar mucho.

    Se encierra en sí, para no comentar nada.

    Algunas personas son reservadas, pero tiene aunque sea una persona con la que confía y hablar sobre lo que le molesta, aunque sea pequeño.

    Esa confianza puede que no esté en nadie del santuario, para Capricornio, otra razón por la cual s reservado.

    No deja mucho a la interpretación este caballero, solo pequeños indicios de lo que afecta su ser, e incluso llegando a su primer cualquier tormento, a lo mínimo, es demasiado fuerte mentalmente, pero repito el quiebre emocional viene en un instante.

    Puede pasar cuando un evento que le recuerde inconscientemente al inicio de todos sus remordimientos, le llegue y no esté preparado.

    Se quebrara, lo peor podría ser que sucediera en una misión.

    Sin importar lo entrenando que estés, el cosmos que tengas, cuando el ser humano está en este punto donde el cerebro ya no puede negar lo que le duele, caes en la tormenta, y es difícil componerse en ese momento.

    Llego a la librería, su pasatiempo de por vida, leer un poco… De lo que fuera, no tenía preferencias.

    Últimamente se interesaba en libros de psicología, algo consciente para ayudarse.

    Puede ser.

    -Hola Shura- Ese gélido saludo, inconfundible.

    -Camus- La contestación cortante, como su espada.

    -Nos vemos luego, me retiro- Solo le saludo por cortesía, debía retirarse con algo pequeño que había comprado.
     
  12. Threadmarks: Capitulo 12 (Inseguridades)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    358
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    ¿A Que Le Tienes Miedo?
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    16
     
    Palabras:
    1615
    El de cabellos aguamarinos camino con paso firme y semblante serio como es su costumbre, mientras sostenía entre sus manos una bolsa de papel, que su contenido es comprado de aquella librería.

    No tardo mucho para llegar hasta su templo, después de todo, había terminado el castigo que el patriarca le doy, quería olvidarse de todo por ese día.

    Mas antes debía comprar aquel objetó.

    Quedo un momento parado, sosteniendo aquello con mucho cuidado, incluso sonrojándose un poco, porque usualmente no hacia este tipo de regalos o más bien hace mucho que no.

    Pensaba colocarle algún adorno, pero se limitaba a dejarlo en la bolsa, cada que la idea se cruzaba y a la misma vez se esfumaba.

    Suspiro derrotado, cabizbajo, con una pequeña lucha interna por lo que contenía la bolsa -¿Por qué hago esto? Yo no debería interesarme en esta cosas, pero…- Apretó sus labios, cerrando los ojos y colocando sus brazos a los laterales.

    -¿Desde cuándo doy regalos?- Se interrogo a sí mismo, sintiéndose algo confundido –Si, cuando eran más pequeños, se los daba… Eran unos niños, pero ahora… Hyoga creció y… Sigo tratándolo como uno, no debería- Suspiro, avergonzado por su comportamiento.

    Es capaz de actuar de una forma bastante sensible cuando está en la privacidad de su templo.

    ¿Para quién no es cansado tener que guardar una fachada todo el tiempo?

    Y sobre todo cuando resultas ser más cálido de lo que todos piensan.

    Dentro de un lugar seguro y confortable, podemos ser nosotros mismos, aun así Camus debe estar calmado, pues su cosmos, si llegara a demostrar sus emociones espontáneamente, lograría congelar Acuario, o incluso el santuario entero.

    No lo pensó más, el pequeño regalo que le daría a su alumno, que pronto cumpliría años de vida, de seguro es que, lo entregaría de una manera discreta, como algo anónimo.

    Lo que se le llegara a ocurrir.

    Temiendo emocionarse más de la cuenta, provocando que así la temperatura bajara.

    Sin embargo ahora es un adulto, sabe controlarse, sería difícil que eso pasara, al menos que estuviera expuesto a emociones muy traumáticas en un solo lapso de tiempo, podría pasar.

    Pero dar un regalo, no podría aunque se quiera, la posibilidad es sumamente baja que ocurriera.

    Deicidio ir a su habitación, quería descansar un momento, solo recostarse un breve momento, cerrar sus ojos y pensar en cualquier otra cosa.

    Sería imposible, a teniendo la idea antepuesta, solo es cuestión de dejarla germinar.

    Sus pensamientos lo regresaron a la época que solo era un pequeño niño de no más de tres años, comportándose como un niño, un poco am serio que los demás, pero integrándose a los juegos como quisiera.

    Pero varias veces, más de lo que pudieron contar, su emoción, lograba que el aire alrededor de él se volviera gélido, provocando que congelara a quienes o que estuviera cerca.

    Todo esto, a veces molestaba a sus compañeros, sobre todo a los que eran tres años mayores, molestándolo y poniéndole alguno que otro apodo, que solo intensificaba sus emociones de tristeza e irritación.

    Obviamente teniendo amigos que lo defendían y que las peleas por ese hecho se volvían en pequeños golpes entre Death y Milo.

    Todos esos recuerdos venían asaltando su mente, pero los dejo seguir, no le causaba conflicto interno, estando acostumbrado a guardar su compostura y sus emociones, sabe cómo manejarse ahora.

    Pero todo es un proceso de reforzamientos, estímulos, ensayo y error.

    Como condicionar a alguien de que si te comportas de tal manera, obtener alguna recompensar favorable, pero si no logras hacerlo, habrá una consecuencia.

    Otro recuerdo vino a su mente, estando en la sala patriarcal, junto con aquel hombre de cabellos en ese tiempo grises, esponjados aun, ojos rosas, una piel ya marcada por los años.

    Aunque fuera la máxima autoridad en todo el santuario a todos los pequeños les demostraba ese lado paternal y cariñoso, pero igual que todos, obligado a guardar las apariencias estando rodeado de otros.

    -Camus- Su voz cansada.

    -Sí, pa…Triar…Ca…- Algo temeroso, se impresionaba cuando el pontífice portaba su máscara.

    Este lo noto, así que se la fue quitando, para mostrar aquel rostro sonriente, y dándole unas caricias en el cabello del menor.

    -Lo siento, olvido que a veces puedo asustar cuando la uso- La sonrisa dedicada para trasmitir un poco de paz a cualquiera de los infantes.

    -Está bien…- Bajo su mirada, angustiado, sabia porque estaba en ese lugar –Perdón…-

    Le enternecía que el mayor de los más pequeños, se disculpara, sin duda un pequeño muy listo, sabiendo la diferencia entre el bien y mal, que muy pocos tienen ese capacidad a dicha edad.

    -Camus, no te preocupes… Entiendo lo que hiciste- Con dificultad tratando de estar al mismo nivel que el niño –Pero, te he dicho muchas veces, que debes aprender a controlar tus emociones- Suspiro, ya era una carga muy grande para un niño tan pequeño, pero debía aprender lo antes posible.

    Bajo su mirada, se encontraba más apenado ahora, incluso amenazando con derramar sus pequeñas lágrimas, esperando un regaño más fuerte, como el patriarca solía darles a los mayores.

    -Lo se…- Su vocecita infantil se fue casi ahogada, aspirando con fuerza por la nariz.

    Volvió a acariciarle el cabello aguamarinos, para reconfortarlo.

    -¿A ti no te gusta congelar a tus amigos verdad?- Esa sonrisa de nuevo para darle confianza.

    Negó con su cabeza, sin mirarlo.

    -Tampoco que las flores que te gustan se marchiten ¿Verdad?- Estaba utilizando un método algo cruel, pero no tenia de otra.

    -No…- Limpiaba sus lágrimas, con un ligero puchero.

    -Entonces, trata pequeño de controlarte, sonríe de manera tranquila, si te molestan ignora lo que te dicen, no debes caer en eso, si te sientes triste cálmate y manteen la temple siempre- Al final estos son metidos del pasado, que aplicaba con el pequeño.

    No existía mucho de dónde agarrar, cuando ya tenemos un conocimiento por muchos años, puede volverse óbstelo, pero sin más formas, después de que todo se ha agotado y también que tienes mucho más que hacer, prepararlos para una futura guerra, entrenamientos, debía utilizar todo a sus manos para que pudiera ser rápido el aprendizaje.

    -Patriarca… En verdad lo intento, pero… Es muy… Difícil…- Dejo escapara sus lágrimas, la tristeza dominaba en su corazón, por ende el frio se estaba incrementando en la sala patriarcal.

    -Tranquilo, no debes alterar de esta manera, sé que esto puede…- Tuvo que parar de hablar, pues su mano con la que daba caricias al menor, comenzó a congelarse.

    Esto no representaba riesgo a su vida, lo sabía perfectamente que elevando su cosmos, el frio desaparece.

    Pero cuando Camus vio lo que había hecho.

    -Pe… Perdón…- Dio algunos pasos para atrás, con su carita llena de angustia –Yo, yo… Voy a lograrlo… Pero… Perdón…- Aun con lágrimas en sus ojos, cerro sus ojos tratando de que el frio regresara a su cuerpo, que no inundara el lugar.

    De a poco lo lograría.

    Para un niño pequeño, que hiciera “Daño” a su figura paterna, causo un conflicto interno, que en su momento solo sería un impulso para seguir controlándose, pero con el tiempo se volvió… Un recordatorio, más porque estaba teniendo resultados positivos, para controlar su cosmos y aquellos poderes de hielo.

    Que le dieron la fama del mago del hielo y agua.

    De aquí es el recordatorio, para que siempre controle sus sentimientos, y cuando desea dar un poco más de sí, demostrar emociones, expresar si está feliz, triste, enojado, o que solo desea darle un pequeño detalle a alguien muy preciado.

    Empezar a sentir esas inseguridades que lo fastidian de repente, no están todo el tiempo, solo cuando desea demostrar más de lo que se permite.

    Ese ligero recuerdo, las memorias que guardo en su inconsciente, lo que vino después.

    La manera que pudo evolucionar con su comportamiento, su cosmos, que ya no dañaba a sus amigos, a la naturaleza… Pero que da a poco se autoaislaba para seguir así.

    Causándole que siempre, tuviera que reprimirse ante lo que sintiera.

    Logro su cometido, pero ¿A qué precio?

    Ahora nada de eso le podría importar menos.

    Se sentía bien, estar solo… No gustaba de estar con los demás, pero a veces es bueno dejarse llevar, pero no sabe cómo hacerlo, sin que de repente se le pudiera ir un poco esa sensación gélida.

    Abrió sus ojos, no se quedó dormido, solo fue presa de aquellos ligeros recuerdos.

    Al levantarse rápido, deseando salir de su habitación ahora, no sintió o tal vez lo ignoro aquella lagrima que se escapó del rabillo de sus ojos violetas.

    Prepararía de nuevo el mismo método para dar aquel obsequio a su aprendiz, necesitaría la ayuda de una persona, pero se encontraba en unos templos más abajo.

    Tendría que salir, sería bueno para sus pensamientos ordenarlos es lo más sensato.

    A la entrada de Acuario encuentro a un hermoso caballero que regresaba de dar un paseo, con esa sonrisa que adornaba su rostro siempre.

    Teniendo particulares formas de saludar.

    -Hola, Camus amigo mío- Dándole un fuerte abrazo

    -Afrodita… No me gustan los abrazos- Le dijo esto quedándose un poco estático.

    -Pero si lo hago de todo corazón, demostrándote que te perdono, por haberme congelado y arruinado mi cabello- Sonrió, un sujetándolo de los brazos.

    -Esa fue la culpa de Milo, pero admito que debí controlarme más…- Suspiro.

    -No te preocupes, todo está perdonado, para eso somos amigos- Sonrió tan tranquilo –Bueno debo irme, tengo que limpiar mi cutíes después de salir, adiós- De manera despampanante su caminar, se perdió ante los ojos de Acuario.

    Negó con su cabeza –Siempre es igual-
     
  13. Threadmarks: Capitulo 13 (Juzgar)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    358
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    ¿A Que Le Tienes Miedo?
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    16
     
    Palabras:
    1551
    Cabellos celestes, mirada azulada clara, sonrisa encantadora, un lunar que daba el toque perfecto al caballero más hermoso de los ochenta y ocho que conforman el ejercito de la Diosa Atena.

    Gran carisma, personalidad despampanante que donde sea que va, la gente puede mirarlo, admirándolo o envidiándolo.

    Cualquiera que sea el caso Afrodita de piscis, siempre le agradaba esa atención.

    Sin contar cuando demostraba que no solo es una cara bonita.

    Quienes pensaran que portaba el título de Piscis, solo por el hecho de ser hermoso como se tenía acostumbrado del ultimo guardián dorado.

    Su cosmos estando a la par de su belleza, demostró que se lo gano por su poder y no por otra cosa.

    A decir verdad, es un tema que aún le molesta… Varias veces tanto en el pasado como en esta nueva vida, escucho como la gente murmuraba.

    -Afrodita es realmente hermoso-

    -Sí, pero no es tan fuerte como sus demás compañeros-

    -¿Qué dices? ¿Cómo sabes algo así?-

    -Los rumores dicen que si es poderoso, pero que por andar siempre pensando en sus vanidades, no presta tanta atención a los entrenamientos y es muy débil a comparación con los otros dorados-

    -Eso no lo sabía…-

    -Un soldado raso, que está custodiando la entrada del patriarca me lo dijo-

    -Deberían mejor estar trabajando y no juzgar a los demás-

    -¿Por qué te enojas?-

    Aunque esas dos personas tuvieran punto de vista diferentes y se alejaban del lugar en donde chismeaban.

    Justamente de quien estaban hablando, los escuchó.

    En otra vida, posiblemente los hubiera perforado con sus rosas piraña, pero decidió solo callarse, aguatarse ese coraje, apretando sus puños.

    Demostraría que no importa la apariencia, que uno puede ser hermoso y tener una fuerza extraordinaria.

    Pero a veces pensaba… En sus momentos en que se contenía, si era correcto hacer esto.

    No es como si se pasara la vida entera, cuidando su cabello, y su piel… Al contrario poseía una rutina, que le ayudaba a darle tiempo todo.

    Entrenando a más no poder cuando se le requería.

    Incluso sus compañeros veían esto como una exageración en ocasiones.

    Otras solo lo necesario y prefería dar un paseo.

    Tratando de equilibrar ambos aspectos de su vida, el entrenamiento como caballero y seguir viéndose bien.

    Su templo el lugar donde puede relajarse, sin escuchar tonterías, pero resuenen en su cabeza a veces.

    Recostado en uno de sus sillones, con una mascarilla de un color rojizo, mientras había recogido sus cabellos que caen en la cara con unos pasadores, tranquilo, como si los chismes no llegaran hacia él.

    Pero en su mente estaban un poco.

    No frunció el ceño, sabía que debía estar en calma total, por posibles arrugas.

    -¿Y que si soy algo vanidoso? No tiene nada de malo- No quería enojarse, solo hablaba para sí mismo.

    -Cumplo con mi deber de caballero dorado, y debo cuidar mi título como el más hermoso- Cerro sus ojos.

    -Pero… Me juzgan sin siquiera conocerme- Suspiro.

    Es verdad… Nadie conocía a ciencia cierta el verdadero Afrodita.

    Su forma de ser va más allá de la apariencia de frivolidad y vanidad que proyecta a los demás.

    Tiene su orgullo, como cualquiera, el hecho que radica en su apariencia y su cosmos.

    Pero solo ven la superficie, lo que les conviene y juzgan sin piedad.

    Por las cosa que has hecho en el pasado, por aquello que no puedes remediar y tratas de superarlas. Es fácil cuando tú mismo te lo propones, pero al existir persona que aunque sean ajenas a ti, se la viven riendo a tus espaldas, murmurando tus errores.

    Y si, quisieras acabar con ellas, teniendo el poder de un dorado ¿Quién no?

    Pero eso solo afirmaría lo que se dice por ahí.

    Enumeran tus errores, los riegan como veneno peor que de aquellas rosas que utiliza Afrodita para defender la decimosegunda casa.

    Y las cosas buenas que has hecho, se ven opacadas por todo lo malo.

    Paso el tiempo para que aquella mascarilla secara y tuviera que limpiarla.

    Así lo hizo, yendo hasta su baño, lavándola con agua fría, sabia como hacerlo no es su primera vez, seco su rostro y al retirar la toalla, miró fijamente el espejo.

    Su propio reflejo, le gusta verse, no es un pecado admirarte, a veces es hasta sano a cierto punto amarse a uno mismo.

    Pero en un mundo en donde, si te dices cumplidos a ti mismo, mencionas que eres muy feliz con tu apariencia que te consideras alguien bastante atractivo, ya es algo que las personas catalogan como narcisismo, soberbia, arrogancia.

    No dejaría que los demás lo hicieran sentirse mal por ser como es, se gusta a sí mismo, se quiere, y eso debería ser un gran logro, muchos de los dorados no pueden verse a un espejo sin enumerar sus defectos físicos con respeto a lo atractivo o no le toman importancia.

    Afrodita en cambio tiene un equilibrio extraordinario que no cualquiera puede lograr.

    Aun así lo juzgan por tratar de estar a la par en todo.

    -Por verme bien… Los demás creen que no soy tan fuerte- Suspiro, pero su sonrisa no se iría tan fácilmente –No me importa del todo, puedo demostrar siempre que doy lo mejor de mí, si los demás solo ven lo que les conviene, no es mi problema-

    Son palabras muy sabias, que demuestran la fuerza de una persona y su amor propio.

    Lo malo es que todo cansa, que te lo digan una y otra vez o que no sean capaces de decirlo a la cara, escondidos detrás de los rumores que inundan el santuario.

    Se puede incluso sentir mal… Pero no se deja vencer, al día siguiente seguirá entrenando y siendo el mismo para aumentar su cosmos.

    Tendrá misiones en donde saldrá vencedor y regresara sonriendo, con deseos inmensos de darse un baño y quitarse la sangre del cabello.

    ¿Lo hace por sí mismo? O ¿Por los demás?

    Puede que también sea por ambos lados, quiere que lo vean como un hombre hermosamente fuerte.

    Es necesario tener una motivación, la cual es demostrar a todos que esas habladurías no sin ciertas y no lo definen.

    Solo se espera que cuando llegue ese punto, en donde lo sobrepase aquellos chismes molestos, que ha tratado de no demostrar enfado por todo, pueda aun seguir siendo fuerte.

    Nunca tendrás contenta a la gente, siempre será lo mismo, pero debe uno aprender a no hacer caso a palabras más venenosas que aquellas rosas.

    Si bien es feliz como es, y cómo se comporta, es normal dudar si como vive esta bien en toda la extensión de la palabra.

    Todos tenemos dudas en nuestras vidas, pequeñas o grandes, pero están.

    Afrodita trata de que aquello nunca lo sobrepase, haciendo su mejor trabajo, pero viviendo para probarle a los demás que es superior por su capacidad, no es la forma correcta.

    Es mejor vivir, superarse y lograr coas maravillosas por ti mismo, porque tú quieres que eso pase, porque es necesario para ti.

    No para los demás.

    -Ser narcisista es sobreestimar mis habilidades…- Se quedó pensando un momento, con la vista en alto, cruzado de brazos –Puede que sí, pero es porque de verdad soy fuerte, digan lo que digan-

    Caminaba por su templo, pensando en esa palabra con la que tanto lo describen, refutando lo que no le gusta.

    -Hace referencia al mito de Narciso- Pensó un instante, frunciendo el ceño –Me amo, pero no tanto como para morirme de hambre por admirarme o ahogarme en un lago- Posando su mano sobre el pecho –Además si fuera un completo narcisista, no me atrevería a luchar arriesgando mi hermoso rostro en batallas en que se puedo salir bastante herido, pero eso no me importa con tal de defender a Atena- Apretó sus dientes y puños.

    -¿Cómo se atreven a decir que soy así? Ni siquiera me conocen bien y me juzgan- Llegando un poco de cólera, investigo bastante de aquel padecimiento mental, para solo mostrar que no es como lo pintan todos.

    -¡¡¡TODOS SON UNOS IMBÉCILES!!! ¡¡¡YO SOY MÁS DE LO QUE PUEDE VER EN EL ESPEJO!!!- Su grito de frustración lo dejo escapar, para librarse de la carga emocional de aquel día.

    -Afrodita ¿Por qué grita de esa manera?- La voz de mando que todos conocían, sonó más bien preocupado que molesto.

    Abrió sus celestes ojos, algo atónito porque ahora parecía lo más seguro un loco gritándole a la nada.

    -Patriarca… Perdóneme…- Suspiro, tratando de sonreír forzadamente –Solo… Me relajaba…- No es mentira.

    -¿Relajarte?- A ese Lemuriano de cabellos verdes, no lo pueden engañar tan fácilmente –Sonabas bastante alterado, ¿Qué te ocurre?- Se preocupa por todos los dorados de esta generación de cierta forma son sus pequeños, aunque ahora sean unos adultos y sus cuerpos sean hasta más grandes que el del propio patriarca.

    Negó con la cabeza, sonriendo tan apaciblemente –No es nada, de verdad… Yo solo…- Giro su vista hacia la parte trasera de su templo –Iré a arreglar un poco el jardín de rosas y siempre grito cualquier cosa antes de empezar, es bastante sano- Solo quería dejar de estar bajo la mirada rosa del mandamás, tomo las herramientas necesarias y salió, no sin antes dar la reverencia de protocoló.
     
  14. Threadmarks: Capitulo 14 (Dolor)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    358
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    ¿A Que Le Tienes Miedo?
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    16
     
    Palabras:
    1509
    En ocasiones aun habiéndolos criado a esos jóvenes dorados, sentía que no los conocía del todo.

    ¿En qué momento fue que cambiaron todos?

    ¿En qué punto sus sonrisas inocentes se volvieron aquellos rostros con dolor oculto?

    Después de todo Shion, de nuevo en su joven cuerpo como en la guerra santa del siglo XVIII, portaba de nuevo su título de patriarca, sintiendo algo de intriga a su alrededor.

    Pero sobre todo… Existe algo que perturba su mente.

    Cada vez que regresa a la sala patriarcal al recinto de donde se ocupa de mantener al santuario en orden, aquellos papeles que debe revisar con cuidado, hundido en todas esas responsabilidades.

    Posee el mísero tiempo de aun recordar el pasado, aunque sea un poco.

    Pensando constantemente en que si hubiera hecho las cosas diferentes, el simple hecho de adelantarse a lo sucedido como debía hacer un patriarca, se habría evitado tanto dolor, la sangre de inocentes derramada y sobre todo esa culpa, odio, desolación que se impregno en los corazones de los dorados.

    Son sus niños, todos ellos lo son, y le duele tanto verlos separados unos de los otros.

    Es normal que formaran sus pequeños grupos en donde se sentía en confianza, pero aun así en su niñez siempre estaban riendo entre todos, con las bromas pesadas de los mayores, o la protección y regaños de Saga y Aioros.

    Las travesuras que hacían los más jóvenes para vengarse de Death y Afrodita.

    Esos momentos que se permitía aun con sus responsabilidades.

    Recordar en su cansada mente aquellos niños corriendo en ese despacho, las risas, como lograron destruir papeles muy importantes.

    Ya era mucho trabajo por ese día, después de ese paseo vespertino para despegar su mente y retomarlo después.

    Ver la noche caer por esa ventana que la mantenía cerrada, pues la brisa podría desordena su trabajo.

    Pero ahora el tiempo de descanso llega.

    Quería contemplar lo único que aún seguía igual, la luna… Cuantas veces en su soledad de siglos, fue lo único que le recordaba que aun el tiempo pasado existía y debía seguir…

    No podría dudar de su propia vida, aunque de a poco las personas que conoció en su juventud ya no estuvieran más que un amigo lejano que no podía conversar con el aquel dolor que en su corazón se impregnaba a diario.

    Aquello fue el pasado, ahora en su presente… Las cosas para el patriarca mejoraron bastante.

    Sonría de manera genuina a ver a esos pequeños, que ahora le ganaban en edad física, porque cronológica competía con Dohko.

    Teniendo a ese amigo cerca, a veces más de lo que deseaba, pues cuando el otro quería llegaba y lo mantenía despierto con historias que no sabía si las inventaba o de verdad pasaron, pero aun con su cara de molestia, disfrutaba no estar solo.

    Pero nunca comento el dolor profundo… El miedo que lo corrompía de nuevo, porque no supo ser patriarca a sus propias palabras.

    -Debo hacer algo… Si hubiera prestado más atención a las señalas que daba Saga… Las palabras que Kanon le decía…- Se tocaba la frente, el dolor de cabeza se estaba intensificando, recordar como uno de sus niños mayores… Lo asesino.

    -Saga… No quiero que sigas sufriente…- Dolía, el simple hecho de ver esa culpa en el peli azul, los ojos de odio de Aioria, la vergüenza en Shura.

    -Esto fue mi culpa… Era el patriarca y… No hice nada para evitarlo- Las lágrimas salieron e aquellos orbes rosas, apoyado con sus manos en el marco de la ventana.

    Deseaba que esta brisa cálida se llevara e dolor del santuario.

    -Si pudiera… Quisiera que todo los sentimientos que los dañan… Cayeran en mi- Aunque no fueran en verdad sus hijos, ninguno compartía su sangre, los ama a todos por igual.

    La imaginación del peliverde volaba al pasado una y otra vez.

    -Mi edad me jugo una muy mala pasada, aun con mi experiencia… No logre prevenirlo…- Apretó sus labios, mirando hacia debajo de aquella ventana, pensando en lo que nunca se cambiara.

    -Les prometo que ahora en el futuro, no permitiré que nada malo ocurra…- Golpeo con su puño la pared cercana, si no fuera que se controló en su cosmos pudo haberla destrozado.

    Retirándose cabizbajo, cerrando la ventana, retirándose de a poco de la sala patriarcal, para ir a sus aposentos, en el camino en silencio, recibiendo reverencias de los guardias que estarían en turno.

    Shion siempre educado aun sin importar su rengo, solo asentía aceptando aquella muesa de respeto.

    Al llegar a su habitación, se preparó como cada noche, de manera lenta y monótona.

    -No hagas promesas que no puedes cumplir Shion- Esas palabras se las dedica el mismo.

    El riesgo de ser un caballero dorado al servicio de Atena, es muy grande, las misiones de su rango son bastante peligrosas, que no garantiza la supervivencia de ninguno.

    Pero debía confiar en ellos, en su fuerza, su cosmos, más que nada en que cada uno aprovecha su entrenamiento lo mejor que puede.

    Por esa razón aún les sigue exigiendo tanto, prepararlos para lo que sea. Estar alerta en todo momento, aunque los fastidiaba, siempre tienen en mente que debía hacer más por ellos.

    Y más con lo que podía ver.

    Tal vez sea algo que solo alguien que los conoce de toda su vida, o bueno desde la niñez.

    Nota que no son realmente feliz, que están sufriendo en silencio, que cada uno posee una batalla interna que no logra superar, pero ninguno habla, jamás lo hará por que es algo que lamentablemente el mismo les enseño con el ejemplo.

    Guardarse lo que sienten, sufrir en silencio, no quejarse y ser fuertes.

    La conversación de la noche anterior en donde no durmió y su mejor amigo Libra, le comento lo que podía percibía en Mu y Aioria, pero no se detuvo en ellos dos, comento que Aldebarán se le notaba algo de tristeza.

    De a poco menciono a algunos otros y los que faltaron, Shion podía notarlo.

    Quiere aliviar su dolor, pero ni siquiera el mismo sabe manejar el propio.

    -Debo prevenir cualquier tipo de ataque… Arreglar lo que paso en el pasado, verlos tranquilos- Sentando en la soledad de su cama, mirando el piso, reflexionaba lo que creía que es su responsabilidad.

    Cerrará sus ojos le traían cosas desagradables, imágenes que prefería ignorar todo el tiempo, pero es lo que pasaría con otros descuido más de su parte.

    La mente es el peor enemigo de alguien, te intensifica los miedos a un nivel que no logras comprender del todo.

    En esa imaginación, veía a los dorados, a los de bronce, a su Diosa… Perdiendo una batalla contra un Dios que no identificaba o reconocía.

    Gritaba desesperado, queriendo zafarse de una fuerza invisible que lo detenía, en la que no podía entrar en la batalla, no podía hacer nada por protegerlos.

    Sus lágrimas resbalando de su rostro, la impotencia de no ser capaz de liberarse aun quemando su cosmos al máximo, la sangre derramada de esos jóvenes, mirándolos no como los caballeros dorados de siempre, si no como esos pequeños niños que llegaron a su cuidado.

    Su más viejo amigo, peleando como pudiera, pero ni las armas de Libra eran suficiente, su cuerpo destrozado por solo un ataque.

    Los caballeros de la esperanza, los jóvenes de bronce, sus vidas partiendo una a una.

    Por ultimo su Diosa, cansada, con manchas de sangre en su cuerpo y vestido desgarrado, su armadura, por todos lados… Nadie podía ayudar ante lo que seguía.

    La cabeza de ella siendo cercenada, y un patriarca que no pudo detener esa masacré…

    -¡¡¡NO!!! ¡¡¡NO, ESTO NO PUEDE PASAR!!!- Esa imagen mental, en donde su cuerpo no podía enfrentar a quien fuera ese nuevo enemigo, le provoco temblar en la vida real.

    Estaría pensando demasiado en el futuro, puede que ese escenario nunca ocurriera.

    Apretó la orilla de su cama con sus manos, estando sudando, agitado un poco por aquella horrible ilusión que se manifestó en su mente.

    Sería lo peor que ocurriera, y entendía que ese era su peor miedo de allí radica su dolor.

    Exceso de pasado es depresión.

    Exceso de futuro es ansiedad.

    Es una ley escrito y pronunciada, pero todos prefieren ignorarla.

    -Cuando tienes dudas, miedos, odio, culpa, tantas cosas que pueden afectar la mente humana, y aun así no queremos hacer nada al respecto- Suspiro, cerrando sus ojos de nueva cuenta, apretando sus labios, está procesando una idea, que podría darle un halo de esperanza.

    -Esto no puede seguir así… Esto solo terminará dañándonos a todos- Se levantó de su cama, directo al escritorio rustico de su habitación en una esquina.

    Sentándose en la silla de frente, para poder hacer lo que quisiera.

    Tomando una pluma entre sus manos, decidid a escribir… Las palabras que plasma en aquel papel blanco, serian solo leídas por su Diosa.

    -Espero que entienda mi petición Diosa Atena- Su rostro serio, escribía firme, tenía que darle fin a ese dolor que todos están experimentando y son demasiado tercos para aceptar.
     
  15. Threadmarks: Capitulo 15 (Fijación)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    358
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    ¿A Que Le Tienes Miedo?
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    16
     
    Palabras:
    1743
    Los días pasaron, aquel pergamino que Shion plasmo con sus preocupaciones, pidiendo a su Diosa, algo que considero importante.

    Esperando una respuesta positiva.

    Aun después de esto, existen otras pequeñas historias, pues todos las tienen, algunos las ocultan mejor, otras las ignoran, pero están allí y no por eso significa que sean menos.

    Pero cada quien trata de enfrentar lo que le teme.

    Aunque los dorados tuvieran que enfrentar batallas a casi diario de manera física, las mentales igual están allí, y hacían lo que se podía, pero se teme que en algún punto llegue el quebré y sea peligroso.

    Los entrenamientos de los caballeros de plata tienen a ser en el coliseo, pero a una hora más tarde que los guardianes de las doce casas.

    Además que podían hacerlo en zonas de su agrada, entrenar en grupo o solitario, lo que más les plazca.

    Y en uno de ellos es en el que nos basaremos en esta exploración.

    Shaina, caballero femenino de Ofiuco, entrena sola, lo prefiere así.

    Algo renuente a socializar con los demás, salvo por algunos pocos que logra aceptar en su círculo, pero aun así la soledad le protege.

    Es una mujer bastante fuerte, es considerada una de las mejores y despiadadas de los caballeros femeninos que ahí en el santuario.

    Como siempre su máscara ocultando su rostro por aquella regla arcaica, que le ha traído tantos problemas.

    Parece que hoy en día esas situaciones que enfrento, quedaran en el pasado.

    Pero a veces es difícil dejar atrás todo lo que has hecho, solo por ser mujer, querer proteger a una Diosa, demostrar que es capaz de mucho mas, que su vida no solo se limita a la belleza, si no que la fuerza femenina existe y puede incluso ser mayor que la masculina, en algunos casos.

    Entrena hasta al cansancio exigirse de mas es su método infalible para superarse a diario.

    Cuando termina de destrozar las rocas, algunos árboles, incluso dejar árido el suelo de su entrenamiento, es cuando decide descansar, y aun que la máscara sea ya una costumbre, el principio debió ser una molestia por el hecho de respirar correctamente.

    El único momento que podría despejarse, solo sería en la privacidad de su hogar, de nuevo en silencio.

    Recargó parte de su cuerpo en un montón de rocas destrozadas, cruzada de brazos y las piernas ligeramente por los tobillos, para poder apreciar el atardecer.

    Al encontrarse en silencio, sin nada de distracciones, después de haber estado entrenando a todo lo que tienes y saber que el día se ha acabado, que solo te queda regresar, asearse, comer algo y tal vez hacer algo que te agrade.

    Te puedes poner a divagar un poco, te das ese permiso.

    Un suave suspiro dejo escapar de su labios, su rostro un poco elevado, se podría decir que miraba al cielo que se tornaba con tonalidades naranjas, amarillas y rojizas.

    -¿Cuánto ha pasado?- Se hacía aquella pregunta para sí misma, como si la respuesta la conociera y de repente la olvidara.

    -Casi dos años…- Hablo con ese tono autoritario y seco que mostraba su forma de ser, pero el mensaje es diferente –Debí haber hecho las cosas diferentes… No tengo excusa a mi comportamiento-

    -Debí manejar la ley de las máscaras de mejor forma… No pasarme todo el tiempo…- Poso su mano en su cabeza, apoyándose de esta manera –Creí que hacia lo correcto, pero… Solo demostré una actitud tan estúpida e infantil, que vergüenza-

    Ella misma se reclama, como actuó a partir de que alguien la vio sin su máscara, cuando su rostro fue observado.

    Debía matarlo o amarlo.

    Decidió matarlo, pero de a poco y sin darse cuenta o tal vez sí, pero lo negaba… Logro amarlo.

    Pero ese amor, no fue uno que cayera en lo “Normal” Al contrario, se volvió una fijación en ella, que debía perseguirlo hasta darle fin a su vida.

    Decidía en asesinar al caballero de Pegaso, por mirarla sin la máscara, pero cuando tenía la oportunidad comenzaban las dudas, por ese amor que se desarrolló.

    Además que mucho antes de siquiera tener que acabar con su vida, por deseos y órdenes.

    Entreno a su alumno Cassios, para que el fuera quienes obtuviera la armadura de Pegaso, a sol y a sombra lo hacía, sin descansó para aquel Griego.

    Las ideas que le inculco, de los que son extranjeros y que no tienen derecho a las armaduras.

    Cuando es contradictorio, si varios de los de mayor rango no son exactamente de nacionalidad Griega, pero bueno… A veces las ideas colectivas que se presentan en un ámbito, logran modelar el estilo de pensar de tantos.

    Pensar en todo lo que provoco por su comportamiento, incluso llegando a interferir con los planes de aquel patriarca que usurpó el trono por trece años.

    Con al escusa, que ella misma quería acabar con Seiya.

    Sin querer, de manera inconsciente provocaba un auto sabotaje.

    Llega a ocurrir cuando se nos obliga a hacer algo, pero no queremos en el fondo y lo evitamos a cualquier costa.

    También esta, cuando deseamos hacer algo que nos gusta, pero creemos que no somos suficientes y no merecemos sobresalir, nosotros mismos deteniéndonos.

    Pero los recuerdos no terminan allí, los motivos por lo cual a veces se sentía avergonzada, no de detienen con Seiya.

    Se lo dijo alguna vez, de ese amor que aun siente por aquel castaño, tan inmaduro en la mayoría del tiempo, pero sabe cuándo debe ponerse serio.

    Tal vez esa manera de ser es lo que provoca que lo ame tanto.

    Más trataba de mantenerse lejos de él.

    Es extraño, mas no imposible como ella con el tiempo, se dio cuenta de lo que estaba haciendo.

    Se comportó como una loca, por un hombre que ni siquiera la tomaba en cuenta de una manera romántica, si como una digna oponente, pero fuera de eso… A lo más que podría aspirar es a ser una buena amiga, si se daba la oportunidad.

    Todo por esa ley, que parecía que ya no mucho se respeta hoy en día.

    Si se contaran los caballeros femeninos que llegaron a ser vistos sin sus máscaras por hombres, podría ser con solo una mano, pero no tuvieron que cumplir aquella ley del todo.

    Algunas si, mataron a esos quienes osaron arrancarles la máscara por mera burla, cuando fue un accidenté y no existía odio o sentimientos de por medio, se podía ocultar aquel hecho.

    ¿Se arrepentía de esa manera de actuar?

    Claro que sí, todos somos capaz de sentir vergüenza por como actuamos en el pasado ante una situación, que ahora nos damos cuenta y solo sentimientos que debimos ser diferentes.

    Pero aquello es lo que provoca que seamos humanos.

    Si en algún punto de tu vida, miras al pasado y te preguntas.

    Demonios ¿Por qué actué así?

    Es cuando sabes que has madurado y no cometerás los mismos errores de antes.

    -Que tonta fui- Dijo esto algo bajo, con pena de por medio.

    No solo existe ese antiguo recuerdo, de esa fijación tan grande que logro tener por Seiya.

    Existe un arrepentimiento más en su corazón.

    Aquel alumno… Que se sacrificó por verla feliz, ese sujeto… Tan grande, corpulento, que en un principio tenía malos sentimientos, arrogante, nefasto, un vivo ejemplo de que el odio se puede pasar.

    Mas dentro de su ser, fue una persona que decidió darle felicidad a su amada maestra.

    Conocía los sentimientos de Shaina por Pegaso, que él jamás seria amado de esa manera por la peliverde.

    Y que si algo malo le ocurrió al caballero de bronce, ella solo sufriría y le dolería toda la vida.

    Durante la batalla de las doce casas, tuvo que sacrificarse, siendo destruido por Aiora, bajo el control mental del falso patriarca.

    Cuando todo acabo y se enteró de que Cassios nunca volvería, que todo había sido por ella.

    Fue el punto que decidió hacer un cambio en su vida.

    Nunca quiso que eso ocurriera.

    Lloro la muerte de su alumno, le dolió al fin de cuentas, no a un nivel sentimental, pero si a uno en donde ese hombre fue importante para ella.

    Puede que a él, le prometió que trataría ser la mejor versión de ella. Que no volvería a sufrir por alguien como Seiya, aunque este siempre le dejo en claro la situación.

    Ella era quien poseía esa fijación en el castaño.

    Una lágrima debió surcar su mejilla aun por dentro de la máscara, pues la levanto levemente, para secar aquel rastro.

    Se intuye que más.

    Trata de comportarse al nivel, ya no dejarse llevar por esos arranques emocionales.

    Ha hecho un gran trabajo, se ha apoyado en algunas personas que al final le brindaron un poco de su amistad.

    Sobre todo Marin, aquel caballero femenino de águila, con la cual tuvo varios roses por defender a Seiya de una peliverde muy enojada.

    Ahora, no se volvieron las mejores amigas del mundo, pero lograban tener conversaciones tranquilas en donde los concejos los daba más la pelirroja a la otra.

    ¿Los sentimientos de amor?

    Aún existen, pero la diferencia es que ya no es una fijación como tal.

    Al contrario, entiende que el corazón de Seiya el pertenece a otra persona, y aunque conocía de quien, no interferirá nunca.

    Más, se conoce… Y teme con todo su corazón volver a hacer lo mismo, a que no sea lo suficientemente madura ahora, para caer de nuevo en ese círculo vicioso que estuvo atrapada un buen tiempo.

    La fijación, es cuando una idea está en tu mente y no puedes dejarlo ir, hasta que lo logros.

    Se parece mucho a la obsesión, la diferencia que en la fijación exista más raciocinio, lo cual puede ayudar a resolverlo de una manera lógico.

    Con la obsesión no existe tal cual, si no que debes realizar la acción a como dé lugar para estar tranquilo.

    Unas conversaciones muy animadas se lograron escuchar cerca de ella, conociendo esas voces tan molestas a su parecer.

    Acomodo su máscara, incorporándose de aquel punto de descansó, para irse a su pequeña casa cerca del santuario, allí podría seguir pensado con tranquilidad.

    Pero ahora justamente llegaban aquellos jóvenes de bronce, y pasaron por ese camino cercano, para ir al santuario y reportarse, por haber concluido la misión de manera satisfactoria.

    Puede que esté trabajando tanto en su nueva versión, pero debe tener una fuerza de voluntad muy grande para no volver a caer en la misma zona.
     
  16. Threadmarks: Capitulo 16 (Debilidad)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    358
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    ¿A Que Le Tienes Miedo?
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    16
     
    Palabras:
    1521
    Los caballeros de bronce, bueno no todos, rindieron su reporte como tenían indicado después de una misión.

    Siendo solo cuatro, de los principales, aunque sabemos que hay uno más… Pero usualmente decide apartarse de todos.

    Por su forma de ser, su carácter, o la comodidad de estar ajeno a los demás.

    Salvo por quien le importe.

    Solo Shun es el único que logra hacerlo un poco más abierto a socializar, pero eso nunca dura más de tres horas.

    Ikki de Fénix, su paradero para mucho es bastante incierto, Andrómeda trata de comunicarse con el de vez en cuando, más tienen una gran conexión, que logran saber cuándo alguno de los dos esta e problemas.

    Usualmente el Fénix es quien salva al más joven.

    La isla de la reina muerte, es el lugar donde entreno, o más bien donde su corazón se volvió tan frio, y no solo por el maltrato constante que sufrió por su maestro.

    Si es que a alguien como ese hombre se le puede llamar así.

    Es obvio que cada maestro del santuario, debió ser estricto, rígido, frío y calculador para entrenar a sus discípulos, para prepararlo a la inminente guerra santa o cualquier otra situación.

    Pero hasta ellos en algún punto, fueron amables, agradables con los menores, para darle confianza, tal vez no un amor paternal en todos, pero mínimo un vínculo de una amistad posiblemente.

    En cambio Ikki no la tuvo nunca fácil en toda su vida.

    Su madre, hasta cierto punto lo pudo cuidar, pero después de nacer Shun, poco paso para su muerte, quedare la orfandad, hacer lo que fuera para cuidar de aquel bebe, con tan solo dos años de diferencia entre ambos.

    Encontrarse personas que deseaban apartarlos, lo defendió contra todos, demostrando su fuerza, aun siendo tan joven.

    Después en el orfanatorio en donde conoció a los demás bronce y medios hermanos.

    Aunque no ondearemos en ese punto.

    Al final la fuerza, valentía y querer proteger a su hermano menor, fue lo que le impulso a seguir adelante, incluso cambiando su lugar para ir a la isla Andrómeda para que Shun pudiera entrenar en un lugar más seguro y el enfrentándose a su peor prueba.

    Seguía siendo de un corazón muy bondadoso, pensando a diario en que si Shun estaría bien, su mente siempre iba a ese peliverde.

    Pero logro conocer a una joven de cabellos rubios, que por alguna manera se parecía demasiada a su hermano, recordándolo a cada rato.

    Y al final desarrollar un sentimiento muy especial hacia la joven Esmeralda.

    Era la única que lograba mantenerlo con fuerza y voluntad, la esperanza de salir de la isla y portar la armadura del Fénix.

    Pero sus planes fueron interrumpidos, todos sus sueños desaparecieron.

    Verla morir, fue lo que destruyo la única luz que tenía para sobrevivir.

    Nunca quiso asesinar a su maestro, lo hizo.

    Su corazón fue corrompiendo, volviéndolo lo que fue por una temporada, cruel, sin sentimientos, incluso dejando a la persona que más quería de lado.

    Logro superarlo, con el apoyo de quienes se volvieron sus únicos amigos.

    Siempre alejado, pero atento cuando se le necesite.

    Nadie lo negara, que aparece en el momento justo.

    Nunca deseo pelear a favor de la Diosa Atena, pues cargaba todo lo malo que le ha sucedido a los Kido, y ella al ser como una “Nieta” de Mitsumasa Kido.

    Sin contar cuando descubrió de la peor manera, el origen de los huérfanos, de quien fue su verdadero padre.

    Siempre la fuerza fue quien lo guio, por el deseo de proteger a la única familia que le quedo.

    Y de allí es como comienza a radicar su temor.

    Ikki, en aquella isla que le cambio la vida, dejo cicatrices tanto emocionales como físicas, que no deja que nadie las sane.

    Las prefiere así, es un recuerdo constante de que nunca debe dejarse pisotear por nadie, que siempre deberá luchar, y que la debilidad es algo que jamás debe permitir en su ser.

    Aunque en la soledad de aquel lugar tan miserable, junto a la tumba de una gran amiga, quien fue su luz, el apoyo que necesitó y un hermoso recuerdo.

    -Esmeralda…- Con ella podía hablar un poco, abrir su corazón con alguien que ya no está en este mundo –Te lo he dicho varias veces, pero… Lamento tanto no haberte protegido…-

    No es un hombre que deje escapara las lágrimas, pero en este momento deja que solo ocurra, está en privado, nadie lo escucharía o vería.

    Además que serían amenazados con la muerte si llegara a pasar.

    Más allá del trasfondo de un joven malhumorado, consiente de su fuerza y que constantemente se esfuerza para alcanzar sus límites.

    Todo eso es solo la máscara de su verdadero temor.

    Paso lo siguiente, sabemos que Ikki nunca quería hacer la última prueba para conseguir la armadura de bronce que le correspondía.

    Debía acabar con su maestro, pero se negaba a ensuciarse las manos.

    Aquello fue llamado como debilidad por su mentor y los golpes constantes, insultos estaban presentes, pero siempre se mantuvo firme de lo que no haría jamás.

    Mas con la muerte de la única en esa isla que le daba una sonrisa cálida, que lo reconfortaba.

    Se llegó a sentir impotente, culpable, mal, débil… Simplemente esa fue la palabra que más odio durante esos años y es lo que demostró al final según él.

    Con la debilidad de no ser capaz desde un principio acabar con su maestro, provoco la muerte de Esmeralda de forma indirecta, al final acabo con la vida de este, volviéndose un monstruo peor de lo que fue aquel sujeto.

    Ese recuerdo, es lo que le da la fuerza para seguir adelante, pero realmente es porque temía algo.

    Una situación que nadie puede evitar, al final es un joven de casi diecisiete años, a esa edad nos sentimos completamente poderoso o que tenemos la razón, al final aun adolecente.

    Pero maduro tanto, aunque sigue siendo bastante terco.

    La debilidad, un factor completamente humano.

    Todos la llegamos a experimentar en algún punto, no solo de manera física, que no tuviéramos la fuerza para realizar alguna acción.

    Para Ikki, este es un miedo constante, que no le dirá jamás a nadie, que tal vez solo esa tumba ha podido compartir.

    Los momentos en que al pensar en no poder llegar algún día a tiempo.

    Que también pierda a su pequeño hermano como a esa joven.

    -Quisiera que Shun… No tuviera en cuenta el santuario…- Es cuando hablaba entrecortado, dejando su tono firme.

    -Siempre lo protegeré… Es lo que más amo en mi vida… Pero… Temo que algún día… No logre llegar- Apretó su puño y sin pensarlo golpeo un punto del suelo, desquebrajándolo.

    Le daba tanta desesperación, que Andrómeda llegara a morir, en ese punto… Sin ninguna duda, se volvería loco.

    Matara a quien le quito la vida y al final… No tendría ya nadie más por quien seguir.

    La fuerza física no siempre representa la mental.

    El Fénix puede resurgí de sus cenizas de manera infinita se podría decir, pero… Su mente se ha de dañar un poco más con cada vuelta.

    -Tengo que hacer algo, Shun no debe seguir protegiendo a personas como ellos- Sus lágrimas salieron de sus ojos, con el ceño fruncido y la mandíbula apretada –Nadie es merecedor de la sangre que han derramado… Todo por nada-

    Su corazón mantenía el odio de aquella vez.

    El mundo es un lugar tan cruel y despiadado, que él puede soportarlo pero… Su hermano menor no.

    Ta equivocado está en su pensar, Shun ha hecho tanto para demostrar que no es el joven débil que todos creen.

    Ikki es el único que no lo nota, pues ante sus ojos siempre será el menor que necesita cuidados.

    Su motivo para ser fuerte.

    Pero su miedo más grande.

    Y cae en lo mismo, mientras más fuerte te vuelvas, el miedo de ser débil, incapaz de proteger a un ser amado.

    Solo pensarlo, le revuelve el estómago, y la furia vuelve.

    Teniéndose que regañar a si mismo por pensar en que… “No logre protegerlo”.

    Su miedo de debilidad, radica en que no logro proteger a su hermano menor, no tanto por él mismo.

    Si el muriera… Reamente le da igual, pero no se lo permite, ya que… Para Ikki, solo morirá cuando Shun ya no este con él o que alguien más… Logre protegerlo.

    Nunca lo admitiría abiertamente.

    Solo a lado de una persona especial, lo logro decir, ahora aun recurre a ella, aunque sea figurativamente.

    Es su forma de hacer catarsis, de desahogarse y regresar.

    Por esa razón desaparece durante un tiempo, necesita aliviar su propio dolor y lo hace lo mejor que pueda, de la única manera que conoce.

    La vida nunca ha sido fácil para nadie, pero…

    ¿Qué tanto dolor estamos dispuestos a aguantar?

    -----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

    Buenos días, tardes, noches, ¿Qué hora es? ¿Quién me ha robado el reloj? ¿Cómo están mis terrones de azúcar?

    Espero que les gustara mucho este fanfic y lo disfrutarán.

    Si les gusto mucho, dejen un lindo comentario.

    Nos leeremos después.

    Los quiero mucho, terrones de azúcar.

    Ammu se va.
     
Cargando...

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso