¡Ya soy padre!

Tema en 'CLAMP' iniciado por Clyo, 31 Julio 2010.

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    Clyo

    Clyo Guest

    Título:
    ¡Ya soy padre!
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    3749
    ¡Ya soy padre! [CCS]

    Declaimer: Los personajes de esta historia no son míos, son tomados de Sakura Card Captor, hecha por las Clamp. Este fanfic este hecho sin fines de lucro solo es para divertirse leyendo.
    Sumary: ¿Cómo se siente Shaoran ante la noticia de que va a ser padre? ¿Cómo pasa la espera por la venida de su bebé? ¿Cómo afronta el momento de la llegada de su hijo/a? Sakura también lo está esperando pero… ¿Alguien alguna vez se ha dignado a preguntarle a él como se siente? Los momentos más difíciles de un hombre enamorado… ¿Sobrevivirá?

    ¡Ya soy padre!
    La noticia

    Todo se resume a eso ¿verdad?
    La desesperación, la angustia, la felicidad, la euforia, la preocupación ¡todo a la vez! ¡¿Por qué? Debería ser más simple… bueno uno sabe el proceso pero ¡¿Por qué lo que más asusta es la llegada? ¡No! Es la noticia lo más paralizante ¿o era la espera?... Dicen que las mujeres sufren cuando pasa… ¿alguna vez se alguien se ha preguntado lo que el padre siente? ¡¿Por qué todo mundo se enfoca en ella y a mí que me parta un rayo? ¡¿Por qué?

    Respira…

    Todo pasará…

    Unas cuantas horas más…

    Cuando acabe serás feliz…

    Respira…

    ¡En fin! Todos esos consejos se los daba… él mismo ¡Nadie lo entendía! ¿No sabían que él también estaba asustado?
    Aún recordaba la vez que se lo dijo…

    Meses antes…

    ¡Por fin! Un día de trabajo muy agotado. En un solo día había tenido que resolver cuatro diferentes tipos de conflictos: una señora se quejó en su oficina por la mala forma en que la trataban los guardias de seguridad y fue a quejarse a su propia oficina ¿no se supone que eso lo resuelven los de Recursos Humanos? Bueno, cuando terminó con la señora se enteró que hubo un accidente de trabajo, a uno de sus empleados le habían caido tres cajas muy pesadas en la espalda y él mismo tuvo que encargarse de estar en el hospital para recibir la respuesta del médico y dar apoyo a los familiares. Nuevamente ¿no se supone que de eso se encarga Recursos Humanos? Muy bien, o ellos trabajaban poco o nada o él era que el trabajaba demasiado…
    Los demás conflictos se referían a cosas que le concernían: papeleo y más tedioso papeleo, no era agradable pero eso era mejor que resolver cosas que ni él mismo sabía como solucionar. Para eso estaban los sicólogos que ayudaban a la gente ¿no?
    Aunque si hubiese sabido lo que le esperaba en casa hubiera llamado ya mismo a uno de los tantos sicólogos que había en su trabajo…
    - ¡Shaoran! – exclamó una voz desde el vestíbulo y a él la sonrisa le llegó más rápido que inmediato. Esa era la parte buena de llegar de trabajar.
    El hombre ni siquiera había acabado de sacarse los zapatos cuando la vio.
    Era preciosa, los años de matrimonio no le habían sentado nada mal; seguía igual que cuando la conoció siendo adolescente.
    Sí, esa era su esposa, Sakura Li (antes Kinomoto) con su cabello largo hasta los codos, lacio y brillante… como le encantaba enredarlo en sus dedos… color café claro, tan claro como la miel; en ese momento suelto y rodeando la fina cara con su boca delicada, cejas finas, nariz pequeñas y a esos ojos esmeraldas que ahora lo veían emocionados y asombrados ¿Por qué? Todo en ella era perfecto, su cuerpo, su figura, su personalidad. Todo.
    Sí, Sakura, su Sakura, a sus 23 años seguía tan radiante como en su adolescencia.
    Pero él tampoco estaba mal, había cambiado su físico por uno más fornido, sus músculos se acentuaban claramente en sus trajes de camisa y corbata que acostumbraba a llevar, trajes que dependiendo del color hacían resaltar más su cabello castaño eternamente desordenado, ya sus ojos color ámbar. Se lo veía tan bien como a su esposa, eso era seguro.
    Aunque en ese momento lo que llamaba su atención no era su físico ni el de su propia esposa… bueno el de ella sí pero no en "ese sentido"; era el hecho de que ella lo veía emocionada, muy emocionada. Simplemente estaba ahí parada, viéndolo fijamente y si la conocía como creía que la conocía, sabía que estaba a punto de saltar de alegría; no es que no le gustara pero… ¿Por qué esa sonrisa de oreja a oreja tan grande que si fuera otra persona o alegraría (según el caso)? ¿Por qué seguí topándose el vientre? Parecía como si tuviese un tic nervioso, no dejaba las manos en un solo sitio, las ponía a los lados luego en su vientre y así como veinte veces más… aunque ahoera que lo pensaba también se veía algo ¿alarmada?
    - Eh… Sakura ¿estás bien?
    - ¿Eh? – pareció despertar de un letargo.
    - ¿Estás bien? – se terminó de sacar los zapatos y se acercó a ella lentamente. Ella aún no reaccionaba, seguía en su sitio viéndolo con esa sonrisa y esa extraña expresión en la cara.
    ¿Qué hacer?
    No pareció pensárselo mucho, si había alguna forma de despertarla era esa, después de la primera vez, cada vez que la despertaba así ella respondía y esta no fue la excepción.
    - Shoaran… - suspiró
    Ella rodeó el cuello masculino con sus brazos y correspondió el beso, dulce, gentilmente como si el tiempo se hubiese detenido para ellos dos.
    Allí estaban ellos besándose, parados, en medio de la tenue luz de la sala ¿por qué todo estaba casi oscuro?
    - ¿Ahora me dirás si estás bien? – le dijo apenas se separaron para tomar aire.
    - Sí… - rió un tanto sonrojada – creo que estoy bien – volvió a reír y él no tardó en hacerlo. Puso una mano en la mejilla de ella y empezó a acariciarla.
    - Mi linda Sakura… - dijo bajito. Iba a besarla de nuevo cuando de pronto ella lo detuvo poniendo ambas manos en su pecho.
    - ¿Qué sucede? – preguntó confundido al ver como ella lo separaba más.
    - Nada – respondió simplemente.
    - ¿Nada? – Suspiró - ¿Qué pasa, Sakura? No quisiera decir esto pero es que estos días has estado muy rara y la verdad yo quisiera… - ¿cómo decirlo? Prefirió desviar la mirada, no sabía como tocar el tema sin que ella lo tome a mal; últimamente estaba tan sensible que estallaba por cualquier cosa. Era extraño, unas veces se levantaba tan radiante que todo su día se volvía maravilloso y otros tan molesta que le era difícil no gritarle al primero que se le cruce por la calle ¿Qué podía hacer? Ella transformaba su mundo y todo lo que le pasaba a ella le pasaba a él.
    Estaba por explicar lo que iba a explicar cuando notó algo: la sala estaba casi oscura, el comedor solo estaba alumbrado con unas cuantas velas y la cocina, no la veía desde donde estaba pero si su olfato no le fallaba de ahí provenía un olor exquisito, olía a asado, tal vez el más delicioso que haya probado y eso lo sabía incluso antes de probarlo siquiera.
    - ¿Por qué todo está tan… - empezó a señalar los lugares de la casa que le llamaron la atención y se detuvo cuando Sakura dio un respingo - ¿Qué pasa?
    - ¡Es cierto! – Exclamó - ¡La cena! – y tan rápido como lo dijo desapareció dejando a Shaoran con su pregunta revoloteando en el aire.
    - ¿Sakura? – se movió de su sitio y fue directo hacia el lugar donde había ido su esposa. Cuando llegó al lugar (la cocina) la encontró muy afanada en la comida.
    La cocina era linda, tenía un toque hogareño que le encantaba pero que lamentablemente en ese momento no se veía o notaba debido a la oscuridad que había ¿Se había ido la luz? Dirigió su mano hasta el interruptor y lo presionó. La luz apreció.
    - ¡Shaoran! – lo regañó la mujer mientras soltaba una cuchara, con la que revolvía algo en el horno, para enseguida taparse los ojos. Shaoran hizo lo mismo, había estado ya varios minutos en la oscuridad y sus ojos se habían acostumbrado; encender la luz de golpe había sido mala idea pero eso le había permitido ver la cocina de su casa. En el mesón se encontraban unos cuantos vegetales a medio cortar, en el fregadero unos platos y algunos cubiertos, y en la cocina, revisando el horno, se encontraba Sakura con un delantal puesto; se hubiera detenido a pensar en lo tierno que se le veía ese delantal con estampado de flores de cerezo de no ser porque ella lo veía con una cara entre alarmada, molesta y alegre ¿se podía manifestar emociones tan diferentes en un solo momento? Sakura lo lograba eso era seguro.
    - ¿Qué está… - otra vez su pregunta quedó a medio terminar porque al girar su cabeza y ver el comedor (el cual era visible desde la sala y la cocina) se sorprendió al ver lo arreglado que estaba: la mesa tenía un mantel puesto, uno muy elegante, sobre este se encontraban unas servilletas con unos platos a su lado y junto a ellos unos cubiertos, seguidos por un para de copas y en medio de todo eso se estaban un calendero con unas velas y junto a él una jarra de agua y una botella de vino.
    Estaba confundido, ahora sí que estaba sorprendido ¿Qué pasaba ahí? No era su cumpleaños ni el de Sakura y tampoco pudo haberlos olvidado, no era tan distraído como para olvidarse ¿o sí?, tampoco era su aniversario de bodas, sólo habían celebrado dos y el último fue hace cuatro meses… ¿Entonces qué? ¿Qué pasaba en su casa, esa noche?
    - Sakura no sé si… - se rascó la cabeza – esto es normal o no pero la verdad es que no creo que hoy sea un día tan especial como para… - la vio y observó la sorpresa en su cara - ¿Qué?
    - ¡Claro que es un día especial! ¡¿Cómo se te ocurre decir lo contrario? – cerró la puerta del horno con fuerza y puso sus manos en la cintura lo que le decía que se había molestado y… sensibilizado, la lágrimas a punto de salir de sus ojos se lo decían.
    - Sakura no lo dije para que…
    - ¡Eres un insensible! – fue imposible. El llanto llegó y no pudo evitarlo.
    ¿Se acercaba o no se acercaba? Si lo hacía ella aceptaría un consuelo ¿a qué? (ni el mismo lo sabía) o lo rechazaría por haber sido un "insensible" pero si no se acercaba y lo tomaba a mal quedaría definitivamente como el insensible que creía que era.
    - No lo dije por eso, amor, yo solo… no llores por favor. Sabes que verte llorar me mata… - dijo despacio.
    Ella sonrió levemente ¿Qué podía hacer? Así era su Shaoran tan tierno, gentil y amoroso.
    - Lo siento, no quise llorar… es que me pareció tan…
    - ¿Insensible? – él enarcó las cejas.
    - Sí – sonrió. Él iba a besarla nuevamente pero Sakura hizo lo mismo que antes: rechazarlo.
    - ¿Ahora qué? – preguntó desesperado.
    - Hay que comer – fue lo que dijo antes de voltearse y volver al horno. Él seguía ahí parado sin entender nada - ¿Sigues aquí? – inquirió al notar que él seguía en la cocina.
    - ¿Eh?
    - Vete Shaoran – le dio vuelta y lo empujó hasta que estuvo fuera de la cocina y dentro del comedor – Ahora, siéntate y no espíes; enseguida serviré la cena.
    - Claro… - fue lo único que pudo decir.
    Había llegado a su casa hace menos de 30 minutos y ya estaba más confundido que nunca antes en su vida.
    Los minutos pasaron, uno a uno, y cada uno más largo que el otro. Su reloj dio las nueve en punto, había llegado a casa a las ocho y seguía ahí sentado en la mesa, en una habitación apenas alumbrada por unas velas que empezaban a consumirse, había llegado una hora antes para ver a su esposa, Sakura, no para ver ¡unas estúpidas velas rojas! ¿Qué le pasaba a Sakura esa noche?
    Ya no podía más, iba a levantarse para ver que tanto detenía a Sakura cuando la vio atravesar la habitación con una gran bandeja de comida, suficiente para dos.
    - Se ve delicioso – murmuró cuando ella puso la bandeja en el centro.
    - Comamos – dijo. Se sentó frente a él y empezó a servirse - ¿Qué esperas?
    - ¿Así nada más? - ¿Había esperado tanto para eso? ¿No le iba a explicar por qué tanto misterio y arreglo para la cena? ¡¿No iba a hacerlo?
    - Shaoran – se rió – solo tienes que comer. No es necesaria una ceremonia para comer.
    - Pero…
    - ¿Pero qué? – ella había cogido el plato de él y le estaba poniendo comida.
    - Sakura…
    - ¿Qué? – volvió a reír ¿nerviosa? (al menos a él le parecía que sí)
    - Nada – suspiró con paciencia – Muy bien… comamos – aplaudió y se frotó las manos en un gesto que pretendió ser animado, para luego agarrar los cubiertos.
    La cena transcurrió tranquila entre una conversación amena y una que otra risa. Era tan relajado el ambiente que incluso había olvidado su confusión anterior.
    - Eh… Shaoran.
    - ¿Sí? – Él sonrió mientras bebía de su copa de vino - ¿No vas a beber?
    - No… no puedo, prefiero agua – agarró su copa y se sirvió el líquido en cuestión.
    - ¿Por qué? Tú siempre bebes – ella enarcó las cejas – perdón, no sonó bien, a lo que me refiero es a que bueno, en una celebración generalmente nunca te privas de una copa y bueno, supuse que si pusiste vino es porque íbamos a beber ¿no?
    - De hecho no… lo puse para que tú bebas – le acercó la botella.
    - ¿Yo? – alejó la botella y como las manos de ella aún no la habían soltado, ambos se rozaron la mano. Ella iba a alejarla pero Shaoran la retuvo - ¿Qué sucede Sakura? Háblame mi amor – la mujer agachó la cabeza.
    - Yo… - ella se soltó de su agarre y llevó ambas manos a su regazo. –Re… re… recuerdas que esta… - tragó saliva y levantó al cabeza para ver a su esposo a los ojos – esta mañana yo iba a ver al… al…
    - ¿Al? Tranquila, cariño. Dime qué sucede.
    - Al médico.
    - ¿Médico?
    - Sí, ¿te acuerdas?
    - Pues… - él empezó a recordar y sí, Sakura ese día iba a ir al médico precisamente por eso de que estaba rara, porque no sólo eran sus altibajos emocionales, era el hecho de que desde hacia varias semanas no comía nada que no se le antojara, no comía en las mañanas porque lo vomitaba y tenía mareos constantes y en unos de esos hasta se desmayó, por lo que ambos acordaron que ella iría al médico ese día pero como había tenido el día tan ocupado se le olvidó el llamarla para preguntar como le fue.
    - Sí, ya me acordé. Dime ¿qué te dijo el médico?
    - Es que él… es que yo… - se rió nerviosa y sonrojada y volvió a bajara la mirada.
    - Cariño – él se levantó de su puesto y se puso junto a ella. Le levantó la barbilla y ella se levantó – Dime…
    - Shaoran yo… - le tomó las manos y las colocó sobre su vientre, se sonrojó nuevamente – Shaoran… estoy embarazada.

    Estoy embarazada…
    Estoy embarazada…
    Estoy embarazada…

    ¿Por qué esa frase retumbaba tanto en su cabeza? Parecía un zumbido interminable en su cabeza… embarazada, embarazada ¡Embarazada! ¿Por qué?

    - ¡Espera! – le soltó las manos bruscamente.
    - ¿Qué? ¿Esperar qué?
    - Estás bromeando ¿verdad?
    - Bromeando – el llanto empezaba a inundarla - ¡Estoy embarazada! No es ninguna broma.
    - ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde?
    - ¿Qué? – Se sonrojó furiosamente - ¿Cómo? Pues… tú… tú sabes como, ¿Cuándo? Hace 10 semanas, ese es mi tiempo de embarazo y ¿Dónde? No sé… por ahí… - volvió a sonrojarse – Pero ¿por qué me preguntas eso? Los importante es que vamos a ser padres.
    - No, no… tengo que pensarlo – empezó a retroceder asustado – ya va… ya va…
    - ¿Pensarlo? ¿Pensar qué? – soltó ella sorprendida y más aún al ver a Shaoran salir apresuradamente de la casa dejando la puerta principal abierta.

    0o0o0o0o0o0o0
    - No, no… había una respuesta, ella no… él sí… ¿Qué estaba hacien… ¡AY! – chocó deliberadamente contra una parte de la acera.
    Había caminado alrededor de media hora tratando de digerir lo que Sakura le había dicho.
    Ahí tirado en la calle viendo el cielo estrellado recordó…
    - ¿Te imaginas Shaoran? – preguntó soñadora con la cabeza apoyada en el hombro del chico.
    - Un hijo tuyo y mío. Sería fantástico – le agarró las manos que rodeaban su cintura.
    - Me encantaría que fuera un niño… - dijo ella.
    - A mí una niña… - la vio a los ojos - ¿Y si tenemos los dos? – le preguntó traviesamente.
    - ¡La parejita! ¡Sería hermoso! – su sonrisa era grande.
    - Sí, un hijo o hija tuyo y mío… sería lo más hermoso – murmuró pensativamente antes de darse la vuelta y colocarse frente a su prometida para poder besarla.
    - Un hijo tuyo y mío – repitió atontado debido al golpe – Un hijo tuyo y mío ¡Un hijo! – se levantó bruscamente - ¡Un hijo! – Se vio las manos como si nunca las hubiese visto - ¡Seré padre! – Rió fuertemente mientras se levantaba y la gente lo veía como si se hubiese vuelto loco – Tengo que decírselo a… ¡No puedo ser! ¡Sakura! ¡¿Qué hice? – Se agarró la cabeza – Me comporté como un estúpido ¿Cómo fui capaz? – se dijo desesperado. Se quitó las manos de la cabeza y a lo lejos vio una pareja de enamorados; la chica tenía un gran ramo de flores y el chico sostenía lo que parecía ser una caja de bombones - ¡Ya sé!
    Tengo que remediarlo – se dijo y empezó a correr en dirección contraria a su apartamento.
    ¿Por qué no había llevado su auto?... Porque fuiste un patán ¿Por qué no traje abrigo?... Porque te lo merecías… ¿Por qué tenía en su bolsillo la cantidad exacta para un ramo de flores y una caja de bobones y no para un transporte?... Porque tienes que complacerla y pagar por tu estupidez… ¿Por qué su conciencia se había puesto de repente en su contra?... Porque Sakura lo merece… ¡Basta! Primero el ramo, luego los bombones, luego Sakura y finalmente su conciencia, a esta la mataría pero ya era parte de él así que no le podía hacer algo.

    12:00 PM.

    Ramo: listo
    Bombones: listos
    Caramelo: listo (lo encontró en su chaqueta camino a casa)
    Llaves: listas
    Sakura: en casa…
    - Tú puedes Shaoran… - sacó las llaves de su bolsillo y abrió la puerta de su casa. Encendió las luces pero… nada - ¿Sakura? – buscó en la sala, el comedor, la cocina, el jardín. Empezaba a asustarse – ¿Sakura? – Volvió a llamar - ¡Sakura! – dejó el ramo y los bombones en la mesa ratona de la sala y sin siquiera cerrar la puerta subió corriendo a la segunda planta. Buscó en todas las habitaciones y nada - ¡Sakura! – llegó a su dormitorio y se lanzó a la cama.
    Sólo se había ido dos horas ¡dos horas! ¿Cómo es posible que en ese tiempo a Sakura le haya pasado algo? ¿Cómo?
    Estiró los brazos y los colocó a ambos lados de la cama y tan pronto lo hizo se detuvo ¿Una nota? ¡Una nota! En el lado izquierdo de la cama que era donde solía dormir su esposa. Decía:
    Shaoran:
    ¡No puedo creer lo que hiciste! ¡No puedo creerlo! Yo creí que me querías pero por lo visto no (al parecer había llorado porque la letra no se entendía bien debido a las lágrimas derramadas sobre la nota)
    Si no quieres a nuestro hijo tampoco debes quererme a mí, por eso te ahorraré el trabajo, ya no me verás más ¡Me voy! Adiós, Shaoran.
    Sakura.
    - ¿Me voy? ¿Cómo que se va? ¿A dónde? – Volvió a leer la nota y cada vez estaba más sorprendido - ¿A dónde pudo haber… ¡Tomoyo! Tomoyo debe saber – se estiró hacia su mesita de noche, agarró el teléfono y empezó a marcar el número.
    - ¿Quién es? – preguntó una voz soñolienta y algo molesta al otro lado de la línea
    - ¿Eriol?
    - ¿Shaoran? ¿Tienes idea de qué hora es?
    - Sí lo sé y lo siento ¿Me pasas a Tomoyo?
    - ¿Qué quieres con mi esposa a estas horas? Está dormida y…
    - ¿Dormida?
    - Sí, la gente acostumbra a dormir por las noches. ¿Estás bien? Porque generalmente el de las bromas soy yo y el hecho de que estés haciéndolas significa que tú no…
    - ¿Entonces Sakura no ha ido para allá?
    - ¿Sakura? Shaoran ¿qué pasa? En primera: tú no llamarías. En segunda: suenas raro. Tercero: es tarde ¿Qué pasó? ¿Sucedió algo malo?
    - ¿No ha llamado?
    - No… Shaoran…
    - Adiós – cortó dejando al otro con la palabra en la boca.
    - Con Tomoyo no está, entonces donde… ¡Ay no! No puede ser… ¡Rayos! ¿Por qué? – se sostuvo la cabeza y ahora sí se preparaba para lo peor. Si no era con Tomoyo iría a la casa de su padre y allí estaba Touya Kinomoto, su cuñado y su peor pesadilla…

    Continuará…

    Notas de autora:
    ¿Qué les pareció? Espero que bien. Debo confesar que siempre (desde que conocí los fanfics y todo eso) he querido hacer un fic de Sakura Card Captor, pero nunca se me había ocurrido una idea así que me conformaba con leer los buenos fics de SCC que había en esta página y en otras que por cierto son muy lindos, algunos me han hecho hasta llorar… pero bueno.
    Esta es mi idea de las ideas de paternidad de Shaoran, déjenme decirles que esta historia fue escrita a mano y ya la han leído tres personas, a ellas les gustó y es por eso que me animé a subirla.
    Espero que les guste, estaré esperando sus comentarios, espero sean positivos, si tienen alguna sugerencia o crítica me la hacen saber que yo los recibiré gustosa ¿sí?

    Att.

    Clyo
     
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  2.  
    Kobato

    Kobato Guest

    Título:
    ¡Ya soy padre!
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    88
    Re: ¡Ya soy padre!

    Tienes faltas ortográficas por montones y ni las puedo señalar porque esto es un desastre, hazlo recto, no centrado y mira si separas mas eso y lo arreglas. Y creo que no dejare mi crítica porque ando corta de tiempo y de paso si no mal recuerdo, este FF ya había sido publicado antes y resulto ser un plagio, espero que sea tuyo.


    Aidem.
     
  3.  
    Clyo

    Clyo Guest

    Título:
    ¡Ya soy padre!
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    84
    Re: ¡Ya soy padre!

    ¡Hola, Aidem!
    Gracias por la crítica, la verdad me di cuenta de que estaba centrado hasta que lo publiqué y como recién me registré en la página me ha costado adaptarme un poquito.
    Sí, este sí es mi fanfic, la verdad una amiga y yo nos confudimos por lo que ella lo publicó pero cuando nos dimos cuenta del error tuvimos que remediarlo y fue haciendo mi propia cuenta jajaja.
    Gracias y espero te guste la historia.
    Att.
    Clyo.
     
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  4.  
    cliana

    cliana Guest

    Título:
    ¡Ya soy padre!
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    77
    Re: ¡Ya soy padre!

    hola!!!!!
    Al fin posteo....
    Bueno ya sabes que me encanta tu fic de sobra.......
    este es uno de los mas divertidos......y no soy la unica que lo dice...los de fanfiction opinan lo mismo eres una esritora excelente espero que pronto.....escribas mas de tus fics.....
    como el de Te voy a enamorar.....que es genial deberias publicarlo.....
    vas por el cuarto capitulo...continualo a mi me encantaria.......
    Bueno sayo!!!!!
     
  5.  
    Clyo

    Clyo Guest

    Título:
    ¡Ya soy padre!
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    3968
    Re: ¡Ya soy padre!

    Bueno actualizo...y a ver que tal!!!!!!


    ¡Ya soy padre!
    La espera (1era. Parte)
    Muy bien, llevaba parado, ahí frente a la puerta, cerca de veinte minutos intentando respirar y controlar sus nervios.
    Cuando llegó a la deducción de que Sakura estaba en casa del padre se paseó nervioso por la habitación ¿Llamar o no llamar? Si lo hacía era seguro que contestaba él…
    ¿Por qué demonios Kinomoto vivía allí? ¿No se suponía que vivía en Tokio? ¿No se suponía que tenía novia y debía estar con ella? ¿Por qué justo esos días estaba viviendo en Tomoeda? ¿Por qué allí habiendo tantas ciudades en Japón? ¡¿Por qué?
    Bueno, no había nada que hacer. Era ahora o nunca.
    Respiró hondo, puso su dedo en el timbre y lo presionó… no había pasado ni un minuto cuando la puerta se abrió de golpe y ante sus ojos apareció la gran figura de Touya Kinomoto, ahí parado con su metro ochenta de estatura, sus hombros anchos, cabello castaño, facciones duras y su ceño eternamente fruncido y ahora más que nunca.
    Se armó de valor, iba a hablar pero…
    - ¡Entra de una maldita vez, mocoso! – lo agarró del cuello de la camisa con ambas manos y con tanta fuerza que le era difícil respirar.
    - Es… pe… ra ¡suél…ta…me! – agarró loas manos de su atacante (entiéndase cuñado) y empezó un forcejeo - ¡Suéltame! – exigió con más fuerza al verse "ligeramente" más libre.
    - ¡¿Cómo te atreves, imbécil? – intentó elevarlo y estrellarlo contra la pared pero Shaoran también era fuerte y no se dejaba ganar.
    - ¡Suéltame! ¡Esto no es asunto tuyo, Kinomoto! – ambos estaban furiosos y Shaoran casi morado por lo que en vez de soltarse lo agarró igual a como él lo hacía.
    - ¡Claro… que es… mi asunto! ¡Es mi… hermana! – Logró estrellarlo contra la pared - ¡Maldito usurpador de monstruos inocentes! ¡Argh! – Shaoran le dio un rodillazo y debido a la fuerza del golpe ambos cayeron al piso y con ellos un florero que se hizo añicos en el suelo.
    - ¡¿Qué estás pasando aquí?
    Fujitaka apareció en el vestíbulo seguido de su hija, Sakura. La pregunta la había soltado Fujitaka y ambos se miraron avergonzados y sorprendidos. Razón uno: el señor Kinomoto casi nunca gritaba y si lo hacía era porque la situación era grave (tal como lo parecía esta) y Razón dos: se encontraban tirados en el piso agarrados del cuello con los pedazos de un florero a su alrededor.
    - ¡Explíquense! Touya, Shaoran – miró a uno y a otro muy serio y ante la intensidad de la mirada ellos solo pudieron soltarse, pararse y agachar la cabeza avergonzados mas no arrepentidos.
    - Lo siento, papá.
    - No hay excusa, señor.
    - Estoy de acuerdo – ambos alzaron la cabeza – No hay excusa.
    - Pa…
    - Sin excusas, hijo. Te estábamos esperando, Shaoran.
    - Sí, ya me di cuenta – repuso sarcástico mientras se sobajeaba el cuello y miraba de forma asesina a su cuñado quien le respondió de igual forma.
    - Pasemos a la sala – empezó a caminar con sus hijos y Shaoran detrás pero él se detuvo.
    - Señor Kinomoto, lo que yo quería es…
    - Hablar con Sakura – la aludida volteó y vio a su padre y a su esposo – lo sé. Ahora por favor, vamos a la sala – su voz no le decía nada, no sabía si estaba molesto, triste, indignado (como ciertamente estaba su hijo)… nada.
    - Sí… sí
    - Idiota – masculló Touya claramente dirigido a Shaoran.
    Se dirigieron a ala sala y ahí pudo constatar que Sakura ya llevaba rato ahí y a juzgar por la caja de pañuelos desechables que había en la mesa del centro, ella había estado llorando.
    Se sentaron: Shaoran frente a su esposa, Touya junto a su hermana y el profesor Kinomoto en el centro. El silencio invadió el lugar, nadie dijo nada por un buen rato. Él quería hablar, quería disculparse por haber sido un tonto, había llegado muy estresado y cuando Sakura le dijo eso sólo pudo acordarse de los problemas en la oficina ¡Estúpido! Comparó los problemas de su trabajo con la responsabilidad de ser padre y… se asustó.
    Lo admitía, él, Shaoran Li, un hombre adulto de 23 años de edad y dueño de todas las empresas Li se había asustado como un adolescente al momento de saberse futuro padre. Lo sentía, no por él, por Sakura; fue un completo idiota, debió mostrar su apoyo, la emoción y la felicidad que en esos momentos lo embargaban… pero no, él decidió preguntarle si era una broma y ahora se encontraba ahí frente a los Kinomoto tratando de justificarse por haber sido un tonto con Sakura.
    - Ejem, ejem – carraspeó el padre de los Kinomoto – Muy bien, creo que todos sabemos por qué estamos aquí.
    - Yo…
    - Sé – interrumpió el argumento de su yerno – que discutiste con mi hija y… también nos enteramos de la feliz noticia.
    - Claro – tragó saliva y se aflojó más la corbata (más de lo que ya estaba debido a la pelea con Touya)
    - Y por eso sé que tú y ella deben hablar… ahora.
    - ¿Eh?
    - ¡Sí!
    - ¡¿Qué? - Fueron las múltiples reacciones.
    Sakura pareció asustarse; no quería hablar con Shaoran, estaba molesta pero más que todo triste, ella creyó que Shaoran se alegraría no que saldría huyendo.
    Shaoran se alegró ¡Lo dejarían explicarse!
    Touya enfuereció ¡¿Cómo podía ser?
    - Creo que es lo mejor, hijo vamos. Dejémoslo solos.
    - ¡No voy a dejar que este mocoso se acerque a Sakura después de lo que hizo! – se levantó y se mostró dispuesto a volver a agarrar a su cuñado de no ser por la intervención de Fujitaka.
    - Hijo, ellos deben hablar – explicó paciente.
    - Papá… - ella intentó decir algo.
    - Hija. Chicos dije que deben hablar – ella lo vio dubitativa y casi rogando para que no la deje sola – Touya, vamos, estamos estorbando aquí – le sonrió a su yerno antes de salir de la habitación, seguido de un Touya muy furioso.
    - Sakura, yo…
    - No lo digas, Shaorna, yo creí que… - sollozó nuevamente.
    - Sakura… - se acercó a ella y se sentó a su lado pero ella se corrió al otro extremo del sofá. – ¡Fui un tonto!
    - ¿En serio? - se secó las lágrimas - ¿Por qué? Yo estaba feliz y tú… - se lanzó a llorar. Escondió su cara en sus manos.
    - Sakura – se aproximó a ella, pero ella intentó alejarse pero ya no había espacio y se paró dándole la espalda – Lo siento ¿sí? – Dio un golpe en el apoyabrazos del sofá y también se levantó y se puso tras ella – Cariño – le dio la vuelta. Sakura intentó resistirse pero él la agarró por los hombros, no con brusquedad pero sí con la firmeza suficiente para que no escapara.
    - No puedo creerlo…
    - Mírame – su esposa negó – Hazlo, Sakura… - pidió casi desesperado.
    Sakura bajó la mirada y lo vio a los ojos.
    - Lo siento, es que… me asusté
    - ¿Qué? – él se sonrojó.
    - Lo que oíste… - ¡Rayos! ¿Por qué es tan difícil? – Por un momento me asusté y preferí pensar que era una equivocación – él desvió la mirada. Se sentía un tonto, no era bueno revelando sus sentimientos, sobre todo siendo que él era un hombre capaz de intimidar con la mirada.
    - Pero Shaoran – le puso una mano en la mejilla y lo obligó a mirarla.
    - Anda, ríete.
    - ¿Por qué habría de hacerlo? Me has hecho la mujer más feliz del mundo.
    - ¿Qué? – le agarró la cara con las dos manos y lo besó tiernamente – Pero sí…
    - Yo creí… creí que tú huías porque tú no querías a nuestro bebé pero ahora se que temías no hacerlo bien- sonrió emocionada y feliz.
    - ¿Hacerlo?
    - Ser padre ¡Seremos padres, Shaoran! – gritó emocionada y a él por fin la noticia le llegó como se debía.
    Completamente emocionado agarró a Sakura por la cintura y la besó, Sakura al sentirse atrapada por él le rodeó el cuello con los brazos y gritó de la sorpresa cuando él la alzó quedando la cabeza de Shaoran a la altura de su vientre y ella viéndolo desde arriba, ambos rieron, él la bajó de una sola y volvieron a besarse y a abrazarse.
    - ¡Seremos padres!
    - ¡Voy a ser papá! – gritó él emocionado mientras reía junto a su mujer.
    Al oír los gritos Fujitaka y Touya se dirigieron a la sala y a juzgar por las risas que daban y las expresiones de su cara dedujeron que se habían reconciliado y ahora sí celebraron la noticia con todas las de la ley, al menos por parte del futuro abuelo porque lo que era el tío se limitó a felicitar a su hermana y a darle un apretón de manos a su cuñado, un apretón que se convirtió en una silenciosa prueba de fuerza y una amenaza ante un futuro error del chino.
    Voy a ser papá, voy a ser papá…
    ¿Cómo será este embarazo? Esto ha sido lo peor, nada puede ser peor que lo que sucedió esta noche… al menos eso espero.
    o0o0o0o0o0o0o0o
    Amo a Sakura…
    Amo a Sakura…
    Amo a Sakura…
    Respira… Inhala…exhala… inhala…exhala.
    Muy bien, ahora sí, a prepararse para otra noche más…
    Si esa noche que se enteró de la noticia hubiese sabido lo que le esperaba en los siguientes seis meses (ya que Sakura tenía dos y un poco más cuando se lo dijo) una parte de él hubiese puesto a otro a sufrir esa tortura pero su otra parte (aquella totalmente sensible y enamorada) era lo que lo obligaba a repetirse:
    Amo a Sakura…
    Amo a Sakura…
    Amo a Sakura…
    Y a…
    Respirar… Inhalar…exhalar… inhalar…exhalar…
    Y es que todo empezó al término del tercer mes…
    Meses antes…
    - ¡¿Por qué?
    - ¿Por favor? Es que acaso… acaso ¿ya no me quieres? – estalló en llanto.
    - Por favor, Sakura no llores – pedía casi al borde de la desesperación.
    ¿Cómo se suponía que debía manejar eso? Sakura lloraba desconsolada en un extremo de la habitación, cerca de la puerta; ese último punto lo tenía tan alarmado como el llanto de su esposa. Si recordaba todos los incidentes anteriores (porque hubieron muchos más) casa vez que el llanto le empezaba y él intentaba acercarse, abría la puerta y salía corriendo a cualquier parte de la casa y era una casa algo grande con muchos escondrijos… no quería pasar otra noche jugando al gato y al ratón con Sakura. No otra noche.
    ¿No sabía que él también debía descansar? Ella sí ¿no? Pasaba todas las tardes durmiendo – siendo que el trabajo de ella era por las mañanas – porque como había comprobado el embarazo le causaba bastante sueño a Sakura y a él insomnio…
    ¿Por qué?
    Porque desde que había culminado el tercer mes y el cuarto había hecho aparición sus noches de sueño relajado eran fácilmente contados con los dedos de una mano… y todo por culpa de los ¡malditos antojos!
    Sakura tenía la costumbre de levantarse todos los días a las tres de la mañana parar buscar comida porque le daba hambre. La primera vez que sucedió ella estaba tan hambrienta que se fue corriendo a la cocina y se bajó tan rápido de la cama que a él le fue imposible no despertarse por culpa de un certero codazo en la boca…
    - Lo siento – murmuró mientras seguía corriendo.
    - Eh… Sakura… ¿A dónde vas? - ¿por qué preguntó esto? ¿Por qué no se quedó como todo hombre con sueño, en la cama? ¿Por qué? Pero no, su preocupación y amor por Sakura lo hicieron levantarse y seguirla en su camino.
    - ¿Dónde hay? ¿Dónde hay? ¡¿Dónde hay? – cerró la fuerza de la nevera con fuerza.
    - ¿Sakura? – asomó por el umbral de la cocina y lo que vio fue un caos en proceso: vasos, ollas, cucharas, todo removido de su sitio y puestos donde sea menos en el lugar que les correspondía; lo mismo sucedía con la despensa de la semana: la nevera estaba vacía y todo su interior desperdigado en el mesón y en el fregadero pero mayor fue su sorpresa al ver a Sakura con su bata de dormir abierta en medio de todo ese caos culinario buscando algo. La pregunta era ¿Qué?
    - Fuiste tú ¿verdad? Lo sabía, fuiste tú ¡Niégalo! – empequeñeció los ojos y al mismo tiempo que lo hacía le lanzó una caja vacía de cereal que él evitó por puro milagro.
    - ¡Hey! ¿Qué pasa? ¿Por qué me lanzaste esto? – agarró la caja y la puso en el tacho de basura.
    - ¡Fuiste tú! – lo apuntó con el dedo.
    - ¿Yo qué? ¿Qué hice?
    - Tú te los ¡comiste! ¿Por qué? ¡Eres un tonto!
    A esas alturas su mente se encontraba náufraga en un mar de confusión…
    ¿Comer? ¿Qué se comió? ¿Por eso Sakura había revuelto la cocina? ¿Por eso se encontraba al borde del llanto con una caja vacía apretada contra el pecho?
    - Sakura…
    - ¿Por qué lo hiciste?
    - ¿Qué cosa? – se acercó a ella lentamente. Ahora sí que temía que ella fuese víctima de un desequilibrio mental.
    - Te comiste el cereal con sabor a frutas. ¿Por qué? Si a ti te gusta el de chocolate – murmuró en tono lastimero.
    - Es que ya no había y me comí el que sobraba… además que ya habías desayunado y…
    - Pero era mío. ¡Tú no me quieres!
    - Tranquila, Sakura, por favor. No llores, no lo hagas… puedes comer otra cosa y…
    - No quiero otra cosa, quiero cereal con sabor a fruta. También quiero leche, chocolates, crema batida, helado y galletas ¡Y no hay nada! ¿Por qué? – el llanto volvió a hacerse presente pero esta vez más pronunciado que el anterior; tanta era la fuerza de sus sollozos que ya respiraba agitada y se sentó en la silla de la cocina, recostó su cabeza en sus brazos y siguió llorando desconsoladamente.
    - ¡Sakura! ¡Por favor! Si quieres lo compro mañana y…
    - No lo quiero mañana ¡LO QUIERO AHORA! – Él pegó un respingo ante semejante grito ¿esa era su Sakura?
    - Pero son las… - vio el reloj de la cocina – tres de la mañana, ven, vamos a dormir y…
    - ¿Ves por qué digo que no me quieres? ¡No me comprendes! Si lo hicieras sabrías que lo que quiero comer, lo quiero comer ahora y no mañana, Shaoran.
    - Pero es muy tarde y… ¿Qué tienda puede estar abierta a esta hora? – inquirió desesperado ¿En verdad Sakura le estaba pidiendo que salga a comprar cereales… leche… galletas… (¿Qué más?) ahora, ¡justo ahora!
    - Una que abra las 24 horas del día. Ve, qué sí hay.
    - Pero… - ella se levantó y Shaoran retrocedió asustado.
    - ¿Qué haces?
    No obtuvo respuesta sólo vio a Sakura salir de la cocina con la frente en alto, algo indignada e ignorarlo completamente dejando la cocina igual que antes: hecha un caos.
    Decidió seguirla (por si acaso) y se alarmó al ver como tomaba un abrigo y unas llaves para ir directo a la puerta de la calle.
    - ¡Sakura! ¿Qué haces? Le cerró la puerta en la cara y ella lo vio molesta.
    - Si no quieres ir tú lo haré yo – abrió la puerta pero él al volvió a cerrar.
    - Sakura… - intentó respirar lento para poder calmar su frustración - ¿Cómo se te ocurre? Son las tres de la mañana, podría pasarte algo y además ¡estás en ropa de dormir!
    - ¿Y qué? Está visto que no quieres a nuestro hijo.
    - ¿Qué tiene que ver nuestro hijo con todo esto?
    - Se me antojó comer algo y tú no me lo quieres dar…
    ¿Antojar?
    ¿Antojos?
    ¿Hijo?
    Fue ahí cuando lo comprendió… Hijo=antojos.
    ¡Era por culpa del embarazo! Y según lo poco que sabía de embarazos a las mujeres embarazadas no se les negaba un antojo, por lo tanto él debía ir a comprar sí o… sí.
    Soltó un gran suspiro antes de decir:
    - Está bien, iré a comprar eso que me pediste – cogió las llaves que Sakura tenía, sacó un abrigo del armario y se lo puso sobre el pijama - ¿Qué quieres que compre?
    - ¡Sí! – Aplaudió emocionada – Quiero cereales sabor a frutas, leche, chocolates, crema batida, helado y galletas… ¡ah! Y algo de mayonesa.
    - Muy bien, cereal, fruta, le…
    - ¡NO! Cereal sabor a frutas, no frutas.
    - Bien – se rascó la cabeza en un gesto de impaciencia – Cereal sabor a frutas – ella asintió – leche, galletas, crema batida, helado, chocolates y ¿mayonesa?
    - Sí, sí, sí.
    - ¿Para qué quieres mayonesa?
    - Todo sabrá delicioso con…
    - ¿Vas a comerte todo eso de una sola? – sus ojos se abrieron sorprendidos, Sakura no era de comer mucho y…
    - ¿Qué pasa si lo hago? – volvió a poner esa misma expresión de antes, aquella que tenía justo antes de lanzarle la caja.
    - Nada, no pasa nada ¡ya vuelvo! – dijo un tanto asustado por la actitud de su esposa.
    - Te estaré esperando ¡Apresúrate!
    Sí, así fue. Su primera noche con antojos… vagó por las calles de Tomoeda cerca de tres horas, una opción no era volver a casa. Sakura lo llamó para preguntarle si había conseguido lo que le pidió y cuando dijo que no estuvo a punto de volver a llorar de no ser porque le prometió ir a Tokio si era posible pero no regresaría hasta conseguir lo que le pidió, ella le respondió con un gracias pero él sólo pudo cerrar el teléfono y seguir buscando.
    1 hora…
    2 horas…
    3 horas…
    ¡Al fin! Luego de tres horas de búsqueda encontró lo que buscaba ¡Una tienda abierta!
    Estacionó su auto casi con descuido y se bajó corriendo para entrar de igual forma a la dichosa tienda.
    - ¡Buenos días! – lo saludó el dependiente cerrando de paso una revista que había estado leyendo.
    - ¡Buenos días! - ¡buenos días! ¡Ya eran las seis de la mañana! Y él no había dormido nada más que DOS horas ya que por culpa del trabajo se había desvelado y sólo se pudo acostar a la una de la mañana – tiene cereal con…
    - Pasillo dos, a la derecha – señaló un lugar al fondo del local que en vez de tienda parecía un súper mercado y decía parecía porque era muy pequeño para ser uno.
    - ¡Gracias! – Corrió al lugar indicado – Cereal… ¡cereal! Listo… ahora… crema ba… ¡aquí hay!... choco… ¡muy bien!... leche, galletas… ¡mayonesa! ¡Gracias, gracias! – alzó la cabeza mirando al techo como agradeciendo su buena suerte - ¡Tome! – dijo apenas llegó al mostrador y colocó las cosas en él.
    - Muy bien, son el cereal, los chocolates… ¿se va a comer todo esto?
    - No es para mí – repuso un tanto molesto ¿A él qué demonios le importaba lo que hiciera con su comida? Técnicamente no era suya pero ¿a él que le importaba?
    - Uy, alguien aquí está de mal humor – dijo con una risita que a él le pareció estúpida mientras metía en una bolsa la comida – Tranquilo, lo entiendo, he visto a muchos como usted venir por aquí todos los días…
    - ¿Qué quiere decir con "mucho como usted"?
    - Ya sabe… como usted – lo señaló – pálidos, ojerosos, con pijama y bata de dormir, con el cabello desordenado, mal, mal, mal – negó con la cabeza repetidamente – se nota que lo obligaron a salir de su cama.
    - ¿Pero qué…
    - Mi padre pasó por eso siete veces.
    - ¡Siete!
    - Sip… eso me motivó a abrir una tienda de estas, ya sabe para tipos como usted.
    - Ajá… - a esas alturas ya no sabía que pensar de ese tipo.
    - Son…
    - ¡No puede ser!
    - ¿Qué sucede?
    - ¡Mi billetera no está! – se palpó los bolsillos de su abrigo desesperado hasta que cayó en la cuenta que en su prisa por salir había olvidado su dinero.
    - ¡Qué problema! Si no hay dinero no hay comida… lo siento pero temo que tendrá que buscarse un lugar donde dormir.
    - ¿Qué?
    - Si no lleva, no duerme así de sencillo; ya se lo dije, mi padre no llevó la comida en tres ocasiones y en las tres tuve que pasarle una almohada y una manta. Soy el mayor de los siete ¿sabe?
    - Por favor – rogó.
    - ¿Quiere que me quede con la comida?
    - ¡No! – su mente empezó a trabajar rápido hasta que algo se le ocurrió – Ya sé… le daré mis documentos que están en mi carro y volveré por ellos más tarde junto con el dinero ¡lo juro! Volveré pero no me ha… - el tipo se rió.
    - ¿De qué se ríe? Esto es serio, le estoy di…
    - Tranquilo, tome – le entregó la bolsa – esto va por la casa.
    - ¿Eh?
    - Tome – insistió y Shaoran la recibió un tanto dudoso – volverá, lo sé, siempre vuelven.
    - Gracias… - el hombre chico entendió la indirecta.
    - Hitori, Hitori Mayamoto.
    - Gracias, Hitori.
    - Vaya, su mujer debe estar esperándolo, además de que querrá matarlo si no lo hace rápido.
    - ¡Sí, gracias! – agarró la comida y salió de ahí no pudiendo creer su buena suerte ¿Será cierto? ¿En verdad me veré obligado a volver? Los antojos no duran tanto ¿o sí?
    ¡Qué equivocado estaba!
    Esa noche y muchas otras tuvo que repetir la misma rutina y por eso se encontraba ahí, de pie, tratando de calmar a una llorosa Sakura antes de que se le ocurra volver a escapar.
    - Vamos, cariño. No me hagas esto.
    - Es que tú no me quieres – siguió llorando – si me quisieras irías…
    - Mañana tengo una reunión muy importante, si salgo ahora llegaré a las seis de la mañana, apenas si tendré tiempo de venir y cambiarme.
    - ¡¿Ves? Prefieres a tu estúpido trabajo antes que a mí y a nuestro hijo ¡Te odio Shaoran!
    - ¡Sakura! ¡Vuelve! – era tarde, ya había empezado la correteadera ¿Por qué no le hizo caso? Ahora tendría que buscarla y perdería el tiempo porque de una manera iría a comprar para satisfacer sus antojos sí o… sí.
    Continuará…
    Notas de autora:
    Cómo verán, la historia va acerca del embarazo de Sakura desde el punto de vista de Shaoran de tal forma que parezca que el que sufre también… imagino que se habrán dado cuenta por la expresión "su primera noche con antojos" jajajaja. Me pareció algo muy gracioso, es casi como una paradoja de la vida de este castaño: La mujer a la que tanto ama lo hace tan feliz como infeliz (en el buen sentido), lo mata de la desesperación jejejejeje. Ya vieron el encuentro de Touya y su reacción ante "el usurpador de monstruos inocentes". No es por nada pero Shaoran, de un modo u otro se lo merecía por dejar a Sakura (aunque fuera por un par de horas) porque se asustó ante la noticia y ella ¿qué?, si ella se asustaba ¿qué podía hacer? Nada.
    Pero bueno, esta historia me causa mucha risa al escribirla y espero que a ustedes también. Ansío sus comentarios, quiero saber lo que piensan de cómo avanza este fic… ¡ah! Y otra cosa, este capítulo es más o menos como la primera parte, el siguiente es el segundo de La espera CHAN, CHAN, CHAN jejejeje.
    Ahora sí me despido, con muchos besos, abrazos y buenos deseos.
    Att.
    Clyo...
     
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