One-shot Héroes enjaulados

Héroes enjaulados ​

El ambiente se encuentra cargado de tensión.

Los veinticuatro tributos se encuentran en el área de entrenamiento para conocerse en persona. No es que cada pareja no conociera ya los datos de sus contrincantes, estar un paso adelante es la clave entre la vida y la muerte, pero una cosa es ver fotografías y leer las descripciones, y otra muy diferente es ver a los ojos a quien podría quitarte la vida en un instante.

La tensión se acrecienta, únicamente lanzar miradas fugaces, desconfiadas y evaluativas son todo lo que estos adolescentes parecen ser capaces de hacer. Las miradas tropiezan, rebotan, taladran a sus oponentes, tratando de sobrellevar su propio miedo y llenar de valor inexistente todo su ser.

En otras circunstancias quizás hubiesen sido amigos, compañeros, aliados; esa es la idea que revolotea fugazmente en la mente de todos, el último rastro de inocencia que queda en sus almas y trata de frenar las matanzas sin sentido que provocaran los Juegos del Hambre.

Una inocencia que cada tributo intenta aplastar, aniquilar, destruir, de lo contrario provocara su muerte antes de ingresar a la arena de combate.

Sin embargo, aquello parece imposible para algunos de los adolescentes, quienes no pueden apartar la mirada entre sí por más que lo intentan. No se observan de la misma manera tensa que lo hace el resto, se trata de una mirada cálida, llena de curiosidad que despierta una emoción abrumadora y desconcertante en su interior.

La voz del organizador de esta entrega de los juegos del hambre llama la atención de todos, sacando del trance a los tributos para recordarles lo que se espera de su próxima contienda y desearles buena suerte.

La sesión de entrenamiento de aquel día se lleva a cabo sin problemas, cada uno demuestra sus habilidades y fortalezas para dejar en claro que no serán presa fácil.

Sin embargo, una vez más, algunos de los tributos parecen observarse entre sí con un sentimiento diferente al de verdugo-victima de asesinato en la que deberían estar concentrándose. Robin, el tributo masculino del distrito doce, no puede dejar de apreciar la belleza y la destreza en combate de su oponente femenina del distrito uno: Starfire. Y al parecer el sentimiento es mutuo; la gladiadora de cabello rojo se impresiona con la gran cantidad de armas y estilos de pelea que aquel muchacho de cabello negro logra manejar.

Al final del día, cada pareja de tributos regresan a sus habitaciones para descansar y planificar sus tácticas. Pero en el caso de algunos, comienzan a discutir por las distracciones que sufrieron durante la sesión de entrenamiento.

— ¡Qué fue lo que sucedió!— exigió Slade, entrenador y antiguo campeón de los juegos del hambre del distrito doce, al llegar fastidiado frente a sus protegidos para detener la discusión en la que se nombraba a la tributo femenina del distrito uno.

— ¡Pregúntale a Romeo!— estalló Raven, tributo femenina del distrito doce, apuntando acusadoramente a su compañero.

— ¿Y bien?— Slade se acercó amenazante ante el silencio repentino del muchacho.

— No sucedió nada, señor. Fueron solo un par de miradas…— Robin intentaba encontrar una excusa o explicación a su comportamiento, pero la mirada inocente y valiente de Starfire asolaban su mente provocando que su corazón latiera incontrolable— No ocurrirá de nuevo— declaró controlando sus emociones.

— Por supuesto que no— comentó Slade con voz fría para luego atacar de forma repentina a Robin, la sorpresa jugó a su favor y pudo someter al muchacho sin problemas, doblando su brazo tras la espalda— Parece que olvidaste que cada tributo es tu enemigo, si lo que quieres es morir de forma patética, yo te mataré ahora mismo— la amenaza fue clara y sincera, luego soltó el brazo aprisionado para no romperlo accidentalmente. No podía cometer errores, si lograba que la hija ilegitima del presidente Trigon fuera la vencedora, su futuro estaría asegurado— ¿Eso fue todo?— preguntó de nuevo calmado dirigiéndose a Raven.

— El distrito uno nos impuso una alianza— informó Raven, luciendo ligeramente incomoda por recordar al muchacho de piel verde que se le acercó llamándola “nena” todo el tiempo.

— Ya veo. Se percataron de la ventaja que tienen sobre nosotros— declaró con furia observando amenazante al muchacho— A pesar de todo, esta parece una gran oportunidad; los implantes cibernéticos y las mutaciones serán un grave problema— Slade se mostraba pensativo en busca de una estrategia que le asegurara la victoria.

— ¿Debemos seguir su juego?— preguntó Raven con pesadez.

— Por ahora…— fue la respuesta de Slade.

***​

— No entiendo la lógica de tus acciones, compañero tributo— Starfire observaba confundida a Chico Bestia sin comprender la necesidad de una alianza debido a los poderes que poseían y debían mantener ocultos hasta el día de los juegos.

— Es solo diversión, compañera— Chico Bestia se encontraba sentado en el sofá dejándose llevar por los recuerdos de la hermosa nena del distrito doce— Tenemos la victoria asegurada, pero debemos darle un gran espectáculo al público— informó de forma animada.

— Esta dentro de nuestras órdenes, así que no tengo quejas— declaró Starfire retirándose a su dormitorio para descansar; y una parte de ella se encontraba feliz ante la posibilidad de poder hablar con el tributo del distrito doce sin la incomodidad de idear la mejor forma de matarlo.

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— ¿Tuviste suerte proponiendo la alianza al distrito uno?— preguntó Cyborg a su compañera tributo, en parte serio, en parte bromeando con ella por su fama de traer mala suerte.

— Muy gracioso— reclamó Jinx, sentándose pesadamente sobre el sofá— Pero, no. Están más interesados en el distrito doce— informó con fastidio.

— No perdíamos nada con intentarlo, compañera. Nuestro plan puede seguir sin ellos— reflexionó Cyborg, terminando de darle un ajuste a sus miembros cibernéticos.

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Los más jóvenes de Panem solo logran recordar las grandes batallas que vieron por televisión de los juegos del hambre del año pasado, antes que interrumpieran la transmisión. Luchas impresionantes llenas de emoción y gran destreza que rondan sus mentes, les hacen soñar poder combatir de aquella forma contra los rebeldes que atacaban la ciudad y provocaban destrozos, para traer paz a la ciudad y que los juegos regresen a la televisión.

Ahora cada distrito posee una torre que los protege de los bombarderos y de un justo castigo por alzarse contra su generoso gobierno, la única forma de atacarlos era con tropas de tierra; soldados valientes que llevaran justicia y traerán paz. Esta era la nueva propaganda que se repite en la televisión una y otra vez; junto con la lista de los crímenes que comenten día a día los rufianes conocidos como los Teen Titans.