Historia larga Los Viajeros: La guerra Rhajik

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Manuvalk, 8 Octubre 2017.

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  1. Threadmarks: Xhander: un pozo sin fondo
     
    Manuvalk

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    Título:
    Los Viajeros: La guerra Rhajik
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    5814
    Xhander: un pozo sin fondo





    El joven Vaalot corría a toda velocidad por los pasillos de la gran nave Rhajik mientras era perseguido por decenas de máquinas con la orden de asesinarlo. El hombre proveniente de Marte se volvía cada cierto rato para disparar con su Striker, logrando eliminar a unos pocos en el proceso. Sin embargo, aquella nave era inmensa y la cantidad de Rhajik que había en ella era equivalente a la que había asaltado su propio planeta natal.

    Las máquinas, por su parte, disparaban constantemente su potente láser contra el humano y en uno de esos disparos lograron acertarle en el hombro izquierdo, arrancándole un trozo de traje y rozándole la piel. Axlor soltó un grito agudo de dolor y rápidamente se metió en el interior de una amplia sala con el fin de despistar a los Rhajik.

    El chico marciano se dolía de la leve herida sufrida y debido a que su piel podría estar expuesta pronto al espacio y su radiación, no tuvo más remedio que cubrirse aquel boquete en su hombro izquierdo con una gasa y cinta adhesiva que portaba consigo mismo. Aquello solo era una solución temporal, pero le serviría para salir del paso.

    En ese instante, Axlor escuchó como una de esas máquinas entraba a aquella sala poco iluminada pero muy grande. El hombre se encontraba escondido tras lo que parecía una serie de taquillas en fila, esperando no ser descubierto. Sin embargo, cada vez se podía oír más cerca al Rhajik, sintiendo como sus pasos lentos sonaban metálicos al golpear el suelo de la nave.

    Consciente de que le quedaba poco tiempo, el joven Vaalot empuñó con fuerza su Striker, respiro hondo y se dispuso a salir para fusilar de cerca a la máquina, pero para su sorpresa escuchó un potente disparo que le hizo permanecer resguardado, preguntándose qué o quién había provocado eso.

    El Rhajik cayó al suelo como un trapo pesado y tras esto solo hubo silencio. Axlor sentía como una gota de sudor le recorría un lado de la cara en el interior de su traje espacial, y decidido, sujetó su arma y salió de su escondite para enfrentar a lo que hubiese ante él.

    El movimiento fue rápido, lo suficiente para percatarse de que el causante de aquel sonoro disparo fue Arva, que portaba en sus brazos la escopeta Buster. Ambos se quedaron quietos, apuntándose entre sí, mirándose. Tras unos segundos, los dos soldados de La Unión bajaron las armas y respiraron aliviados.

    — Gracias por... — Axlor trataba de recuperar el aliento después de la tensión que había acumulado — Gracias por aparecer.

    — Ahora estamos en paz — Respondió Arva, recordando cuando su compañero la había salvado allí en Marte — ¿Cómo te encuentras?

    — He estado mejor, la verdad — Murmuró el joven Vaalot, haciendo muecas de dolor.

    — Déjame ver eso — Musitó la chica, al percatarse de la herida superficial que tenía Axlor en su hombro izquierdo.

    — ¿Y bien? — El chico proveniente de Marte esperaba noticias sobre su herida.

    — Aún sangra un poco — Dijo la joven Tidder, volviendo a tapar dicha herida — Aunque corres el riesgo de que se infecte si no la limpiamos y sellamos ese boquete en el traje.

    — Sí, bueno, no creo que encontremos un traje de mi talla en este sitio — Axlor se veía visiblemente cansado tras haber estado huyendo de muchísimos Rhajik — Oye, ¿cómo me has encontrado?

    — Creo que esas máquinas han preferido buscarte a ti primero, porque yo no me había encontrado con ninguna hasta ahora — Respondió la mujer, a la que se veía de una pieza — Tenemos que pensar en nuestro siguiente movimiento, esas cosas están peinando toda su nave para buscarnos y el disparo deben haberlo oído.

    — Tienes razón — Musitó Axlor, animándose — Sugiero que regresemos por donde hemos venido, tomemos una de sus naves y nos larguemos. Abortamos la misión.

    — ¿Qué? ¿Lo dices en serio, Axlor? — Arva se sorprendió mucho con la decisión del marciano — ¿Tanto esfuerzo para huir ahora?

    — ¡Son cientos de máquinas, Arva! — Exclamo el joven Vaalot, quién había estado al borde de la muerte hacía poco más de cinco minutos — ¡Nosotros solo somos dos! ¡¿Qué opciones tenemos?!

    Arva le miró a los ojos durante unos segundos y acto seguido agachó la cabeza, comprendiendo la situación. Axlor cerró los ojos y suspiró para liberar los nervios que contenía en su interior. En ese momento en el que el silencio se instaló entre los dos, el hombre de Marte levantó la mirada y vio por el largo cristal de la sala como varios Rhajik apuntaban desde fuera sus láseres.

    — ¡ARVA! — Gritó Axlor, lanzándose sobre ella para evitar que fuera alcanzada.

    Ambos soldados cayeron al frío suelo de metal mientras varios disparos láser golpeaban al otro lado de la sala, haciendo saltar por el aire distintos objetos y piezas de utilidad desconocida.

    — ¡Hay que salir de aquí o nos van a masacrar! — El joven Vaalot alzó la voz entre los disparos de los Rhajik para que su compañera pudiese escucharle.

    — ¡Sígueme! — Indicó Arva, señalando un conducto que se encontraba al nivel del suelo.

    Ambos soldados comenzaron a arrastrarse por el suelo poco a poco en dirección a esa potencial salida que había descubierto Arva bajo presión. No obstante, antes de que pudiera llegar al conducto, los disparos cesaron. La piloto Tidder se apresuró en llegar y quitar la tapa del conducto para poder meterse en él, cuando de pronto tres Rhajik entraron en la sala, ya listos para acabar con los humanos.

    — ¡A un lado! — Gritó Axlor, rodando por el suelo hacia su derecha mientras su compañera hacía lo propio hacia su izquierda.

    Los disparos láser dieron de lleno en el conducto, destruyendo la tapa que Arva se disponía a quitar y agrandando si más cabía el hueco por el que ambos soldados de La Unión querían entrar.

    — ¡Qué os jodan, Rhajik! — Exclamo Axlor, lanzando una granada de fragmentación que portaba en su traje.

    Ésta golpeó en el torso de un Rhajik y cayó al suelo, dando varios saltos antes de explosionar, llevándose consigo a esas tres máquinas que estaban allí presentes y fundiéndolas en chatarra. Sin embargo, aquello no había acabado puesto que seguían habiendo muchos robots allí.

    Axlor se incorporó y comenzó a disparar con su Striker como si la vida le fuese en ello, gastando su último cargador en ocho de esas máquinas que esperaban su turno para entrar a la sala. El humano comprobó, cuando el humo de las balas se disipaba, que esos Rhajik estaban agujereados de arriba a abajo. Incluso la luz roja de varios de ellos parpadeó durante unos segundos hasta apagarse, confirmando su destrucción.

    — Decidle a El Supremo que eso es lo que le espera, putos robots asesinos — Dijo Arva, incorporándose junto a su compañero — Mierda, no sabía que supieses manejarte así.

    — Por algo era la mano derecha de Naylon en la primera Expedición — Murmuró el joven Vaalot, tirando de ego.

    — Muy bien, Rambo, usted primero — Indicó la joven Tidder, señalándole el camino por el conducto — Antes de que vengan más de esas máquinas.

    Axlor accedió y entró primero al interior del conducto, mientras Arva se disponía a seguirle. La mujer se arrodilló y se metió en el conducto cuando de pronto un Rhajik la tomó de las piernas y la sacó, ante los gritos de la chica.

    — ¡ARVA! — Exclamo Axlor, dándose la vuelta conforme podía en aquel conducto y apuntando con su Striker.

    — Yo no haría eso, humano — La voz provenía del Rhajik que sujetaba a Arva — Sal de ahí si no quieres que aplaste su cráneo contra el suelo.

    — ¡Vete, Axlor! — Le gritaba la joven Tidder, entre lágrimas — ¡No puedes salvarme ahora! ¡Debes sobrevivir y contarles a todos lo que hemos visto!

    — ¡Está bien! — Respondió Axlor, saliendo del conducto como se le había exigido — Está bien, no le hagas daño.

    El Rhajik parecía estar controlado por El Supremo, que hablaba a través de él. La máquina sujetaba con uno de sus brazos metálicos el cuello de Arva y con el otro la sujetaba por el abdomen para evitar que pudiese huir. Tras éste, una docena de máquinas permanecían inmóviles. El joven Vaalot rompió el silencio que tan solo era interrumpido por el leve sollozo de la piloto Tidder.

    — ¿Por qué no nos has matado ahora? — Las preguntas eran dirigidas a El Supremo — ¿Qué es lo que quieres?

    — No te equivoques — El Supremo respondió rápidamente — Os voy a matar.

    — ¡¿Entonces a qué esperas, hijo de perra?! — Axlor estaba furioso y era consciente de que no tenían escapatoria.

    — Espero a vuestros amigos — Dijo la máquina, sorprendiendo a ambos humanos.

    Aquello confirmaba que la señal activada por Axlor con su traje sí había sido recibida por sus amigos como si de una baliza de seguimiento se tratara.

    — ¿Qué? — Arva estaba impactada — ¿Vienen hacia aquí?

    — No, no vienen hacia aquí — Respondió El Supremo — Vienen hacia mí.

    [...]

    — Un momento, esto no puede ser posible — Dijo Lill, con la atención de sus compañeros — ¿Un agujero negro?

    La tripulación observaba desde una distancia prudente un agujero negro, que era supuestamente el lugar de las coordenadas de la señal de Axlor y Arva. Los dos neonianos lo observaban con especial atención.

    — ¿Crees que se trate de el? — Turak se dirigía a Vanth, haciendo que los demás les prestaran atención.

    — No lo sé, pero podría serlo — Respondió Vanth, con una mirada intrigante hacia el agujero negro.

    — ¿A qué os referís? — El comandante Karless intervino en la conversación — Si tenéis alguna teoría o información sobre ese fenómeno universal del que proviene la señal que seguimos, os sugiero que la compartáis.

    Vanth y Turak se miraron a la vez, dubitativos. Aquello provocó en Juice un enfado notable, al ver que no parecían muy dispuestos a cooperar.

    — ¿Para qué mierda habéis venido entonces si no compartís información ni entabláis conversación con los demás? — La piloto Tidder estaba harta de la actitud neoniana en aquella misión — Si estamos aquí es por vosotros, los neonianos, así que os conviene decirnos todo lo que sabéis porque sino ésta alianza se irá a la mierda y vosotros volveréis a vuestra querida Neonia pero no podréis salir a ver la puta luz de vuestro sol porque habrá muchas de esas máquinas esperando a que asoméis la cabeza para volárosla, ¿capisci?

    — ¿Qué acaba de decir ésta humana? — Preguntó el comandante neoniano — Mi traductor no ha entendido la última palabra.

    — Tan solo estábamos pensando acerca del agujero negro, no teníamos intención de esconderos ninguna información — Matizó el neoniano Vanth — Según creemos, ese agujero negro es el famoso Xhander. Cuando éramos pequeños, nuestros padres nos contaban acerca de éste agujero negro, como si de un cuento o leyenda se tratase.

    — ¿Estás diciendo que ese agujero negro es un mito en vuestra cultura? — Hillary se mostraba extrañada.

    — Exacto, pero hasta ahora no sabíamos de su existencia — Prosiguió Vanth Dheer — Si la historia es cierta, ese agujero negro no se mueve de ahí y además no atrae nada a su interior, no tiene campo gravitacional, por lo que no engulle nada y sería seguro acercarse con la Arcadia.

    — Entonces debe ser artificial — Teorizó Lio al escuchar al neoniano.

    — No lo sabemos, y es probable que nunca lo sepamos — Respondió Vanth — Sea como sea, si los Rhajik están ahí, os aseguro que no son los creadores de Xhander.

    — No sé si quiero arriesgarme... — Murmuró Snow, reacia a esa idea.

    — La señal sale de ahí — Indicó Naylon con seriedad — Tenemos que aproximarnos sí o sí.

    — Entendido, comandante — Dijo Juice, marcando la ruta de la Arcadia — Aproximándonos.

    La tripulación, vestida con los trajes espaciales de combate proporcionados por La Unión, observaba en el puente de mando como la Arcadia surcaba una distancia corta del espacio y se aproximaba al agujero negro de donde provenía la señal de Axlor y Arva. Para su sorpresa, éste fenómeno abarcaba un gran espacio del área, viéndose increíblemente amplio.

    Juice aproximó la nave a una distancia que en una situación normal haría que la Arcadia fuese atraída y engullida por el agujero negro, sin embargo, Xhander parecía completamente inofensivo mientras su oscuridad se cernía sobre la nave espacial.

    — ¿Se supone que hay que entrar en el? — Preguntó Lill, extrañado.

    — ¿Vanth? — Naylon esperaba una respuesta del neoniano, que supuestamente conocía un poco a Xhander.

    — No lo aconsejo — Respondió el neoniano, con recelo — No tiene fuerza gravitatoria pero lo que albergue dentro suya es una incógnita que no conviene resolver ahora. Xhander es un pozo sin fondo por lo que sabemos.

    — ¿Entonces qué hacemos, comandante Karless? — Juice esperaba órdenes al mando de la nave.

    — Un segundo — Lill llamó la atención de sus compañeros — ¡El radar detecta algo!

    — ¿Qué? — Hillary se aproximó.

    — ¡Hay algo a nuestra izquierda! — Señaló Snow, observando por el ventanal transparente.

    — Pero, ¿cómo...?

    A la izquierda de la nave se hallaba una infraestructura de gran dimensión que ensombrecía por completo a la Arcadia, sumiéndola en una oscuridad que solo las luces del vehículo espacial podían contrarrestar. Aquella especie de base de gran envergadura yacía quieta a un lado de Xhander, dejando muy sorprendidos a todos los miembros de la tripulación. El comandante Karless no lo dudó y propuso un plan.

    — Juice, deja la Arcadia anclada aquí — Ordenó Naylon, volviéndose hacia los demás — Iremos en una de las dos lanzaderas a esa especie de estructura flotante.

    — ¿Todos? — Preguntó la piloto Tidder, pensando que ella permanecería en la nave.

    — Todos — Respondió el comandante con absoluta seriedad — Coged las armas, nos vemos en el muelle en cinco minutos.

    Obedeciendo a las órdenes del comandante, el resto del grupo se dirigió a la armería para prepararse en esos cinco minutos que se le habían concedido. Todos los soldados se encontraban en silencio, concentrados y conscientes de la peligrosa misión que estaban a punto de iniciar. Sorprendentemente, Turak se aproximó a cada uno de los soldados y juntó su antebrazo derecho con el de ellos, un saludo neoniano y militar.

    — ¿Nerviosa? — La pregunta de Vanth fue dirigida a Juice.

    — Un poco — Dijo la piloto Tidder — No voy a una misión desde lo ocurrido en Neonia.

    — No temas, confía en ti misma — Le dijo el neoniano, que asintió y se fue a otro lado.

    Lill y Snow se abrazaron muy fuerte y acto seguido se dieron un tierno beso. El joven Crane tomó de la cabeza a su chica y chocó suavemente su frente con la de ella, mientras ambos sonreían.

    — Vamos a luchar codo con codo — Le decía el hombre, confiado — Tú y yo.

    — Te quiero — Musitó la joven Carver, muy emocionada pero a la vez nerviosa.

    — Y yo a ti, Snow — Lill la abrazó y cerró los ojos con fuerza, rezándole al cosmos para no perder a su chica — Y yo a ti.

    Lio se aseguraba de que el cargador de su Striker estaba lleno cuando Hillary apareció por detrás, sorprendiendo al hombre de la devastada Ceres. Ambos se miraron en silencio durante unos segundos hasta que el soldado se aproximó a ella.

    — Sé que te impactó lo que te conté — Dijo Leonardo Santos ante la mirada de la mujer — Y solo voy a decirte que las apariencias engañan. No soy la persona que parezco ser.

    Lio tomó su Striker y se marchó al lugar de salida, dejando a Hillary muy pensativa. En el muelle esperaban el comandante Karless junto al comandante Klamp. Humano y neoniano permanecían en silencio a la espera del resto de sus compañeros para despegar en la lanzadera cuando Turak quiso decir algo.

    — ¿Estás preparado, comandante Karless? — Preguntó el neoniano con aire de superioridad.

    — Lo estoy — Respondió Naylon manteniendo su seriedad — ¿Y tú?

    — Sí, aunque ojalá tuviera a mí pelotón aquí — Dijo Turak — Esos soldados nos vendrían muy bien.

    — Sí, bueno, mí equipo sabe manejar este tipo de misiones — Naylon se mostró confiado con los suyos — No echaremos en falta más gente, tranquilo.

    En ese momento, Vanth llegaba al muelle ya preparado con todo lo necesario. Un minuto después apareció Lio, seguido de Juice. Al momento llegaron Lill y Snow, seguidos por Hillary. Finalmente, los siete miembros de la Arcadia se encontraban listos para la misión.

    Juice pilotaría la lanzadera, por lo que entró la primera y comenzó a encender el transporte y activar los mecanismos para que ésta se elevara. El resto tenía el rostro serio y estaban concentrados para inspeccionar aquella estructura al lado de Xhander.

    — Listos para salir de la Arcadia cuando tú lo órdenes — La piloto Tidder observaba al comandante.

    — Pongámonos en marcha — Indicó Naylon, respirando hondo.

    Finalmente, la compuerta de la Arcadia se abrió y la lanzadera salió, dirigiéndose al lugar del que provenía la señal de sus compañeros y dejando atrás su buque insignia para evitar que sufriera posibles daños o que fueran descubiertos en ella.

    [...]

    Axlor y Arva seguían por obligación al Rhajik que El Supremo tenía bajo su control, mientras tras ellos avanzaban las demás máquinas para evitar cualquier intento de fuga de los humanos. El cambio repentino del ser que hablaba a través del robot debía tener un motivo importante, cosa que inquietaba más si cabía a los dos soldados. Caminaban por los pasillos de la gran nave Rhajik en dirección al hangar por el que habían entrado infiltrados.

    Una vez llegaron, la compuerta que daba al exterior de la nave comenzó a abrirse ante la mirada de todas las máquinas. Esto dio paso a que el joven Vaalot y la piloto Tidder descubrieran que la nave había aterrizado hacía ya rato, sin embargo, no lo habían notado. El Rhajik controlado por su líder les indicó que dieran unos pasos al frente, pues estaban sobre una especie de pista de aterrizaje.

    Ante ellos se vislumbraba el espacio, pero lo extraño de ello, era que no había estrellas; nada iluminaba el horizonte. Cuando Axlor y Arva miraron más abajo, comprobaron aterrorizados que se encontraban en una gran estructura metálica y que ésta se mantenía inerte al borde de un agujero negro.

    Por un momento, Arva sintió que las manos le temblaban y su compañero se percató de esto, por lo que la tomó de una mano. La chica se sorprendió de que en un momento como ese, Axlor demostrara el cariño que le tenía. No obstante, sabía que podían morir, por lo que comprendió que su compañero hiciera aquello. De pronto, El Supremo habló, rompiendo el silencio que reinaba en aquel siniestro y vacío lugar.

    — Seguidme — Ordenó, mientras se ponía en marcha.

    — ¿Dónde vamos? — Preguntó el joven Vaalot, harto de dar vueltas sin motivo aparente — ¿Por qué nos quieres vivos?

    — Muchas preguntas y una sola respuesta — Respondió El Supremo — Cállate y obedece si no quieres que tu breve visita lo sea más aún.

    El hombre de Marte contuvo sus ganas de lanzarse contra la máquina y decidió seguir caminando de la mano de Arva. La mujer estaba comenzando a asimilar la idea de que iban a morir, por lo que comenzó a susurrarle a su compañero para iniciar una conversación.

    — Quiero que sepas que, si no salimos de aquí con vida, moriré feliz de haber participado en esto contigo — Las palabras de la chica de la Luna sonaban muy sinceras.

    — No me digas eso — Le recriminó Axlor con inquietud — Podrías ser más optimista. No sé, podrías haberme dicho que si salimos de aquí, seremos algo más que amigos, ¿no?

    Arva sonrió tímidamente tras las palabras de Axlor, y no tardó en responderle.

    — Si salimos de aquí, seremos algo más que amigos — La joven Tidder no pudo evitar sonreír tras lo que había dicho.

    El Supremo parecía haber visto el gesto de Arva, cosa que le sorprendió dada la situación precaria en la que los dos humanos se encontraban.

    — No sabía que los humanos erais tan estúpidos — Gruñó el Rhajik por el que hablaba El Supremo — En fin, ya hemos llegado al final de vuestro efímero trayecto.

    Tras haber recorrido varios pasillos de aquella gran y amplia base, los dos soldados de La Unión se toparon con una puerta de la que desconocían a donde daba. Unos instantes después, la puerta se abrió, separándose por el centro y enseñando una sala que parecía propia de un laboratorio.

    — Tumbaos sobre una de esas camillas — Indicó El Supremo, con frialdad.

    Axlor no estaba dispuesto a hacerlo pero al observar a las demás máquinas comprobó que estas estaban listas para disparar su mortal láser si se negaba. Arva, por otra lado, parecía estar pendiente del joven Vaalot y cuando éste se resignó a obedecer al ser, ella le siguió.

    Los dos humanos se recostaron cada uno en una camilla distinta pero anexa a la del otro, mientras los Rhajik observaban en silencio. Una vez ambos soldados estaban tumbados, dos máquinas comenzaron a sujetarles los brazos y las piernas con enganches metálicos que portaban dichas camillas, sorprendiendo a ambos.

    — ¡Eh! ¡¿Qué mierda es esto?! — Dijo Axlor, luchando inútilmente por soltarse.

    — Nunca he tenido a dos humanos con vida, ni dos humanos habían llegado tan lejos — Respondió El Supremo a través de la máquina — Así que sentíos especiales, porque sois mis primeros sujetos de prueba con vida.

    — ¡¿Prueba?! — Arva se temía lo peor — ¡¿Qué pretendes?!

    — Muy pronto lo sabréis — Los Rhajik comenzaban a salir de aquella sala excepto dos de ellos, que parecían quedarse a vigilar a los humanos — Ahora disculpadme, tengo que recibir a los de vuestra especie.

    El robot por el que hablaba El Supremo salió de la sala y cerró las puertas tras él, dejando a dos de los suyos la vigilancia de Axlor y Arva, para los que parecía tener algo en mente.

    [...]

    Juice aterrizó la lanzadera sobre una explanada próxima a lo que parecía ser una torre muy alta. Sin lugar a dudas, aquella base de grandes dimensiones parecía casi un trozo de una ciudad cualquiera. Cuando el transporte tocó superficie, el comandante Karless ordenó a todos salir del vehículo con las armas en las manos. Incluida Juice, junto a los demás soldados pisaron aquella base dentro de sus trajes espaciales y con Strikers o Busters en sus manos.

    — ¿Hacia dónde nos dirigimos? — Preguntó Lio, observando el borde que daba a un precipicio oscuro.

    — Hacia esa especie de edificios extraños que tenemos a quinientos metros — Señaló el joven Crane, que tenía el receptor que recibía la señal de Axlor y Arva.

    — En marcha — Ordenó Naylon, yendo a la cabeza del grupo.

    La expedición enviada por La Unión comenzó a caminar hacia esos edificios, guiados por la señal de sus compañeros. Aquel lugar provocaba una sensación extraña en los humanos más que en los neonianos, pues parecían estar en el olimpo o algo por el estilo. Todos mantenían los ojos abiertos, expectantes y a la espera de cualquier movimiento que pudiera indicar que había máquinas a su alrededor. Sin embargo, el tiempo iba pasando y no aparecía nada ni nadie.

    — Esto no me gusta — Snow fue sincera.

    — Ni a mí — Añadió la soldado Murphy — Hay mucho silencio.

    — Permaneced alerta, es cuestión de tiempo que nos ataquen — Dijo el comandante Karless, con el dedo en el gatillo.

    — En qué momento nuestros científicos crearon a estas cosas... — Turak se lamentaba de que su especie fuera la creadora de los Rhajik.

    — ¡Silencio! — Lio llamó la atención a los suyos — ¡He oído algo!

    De la nada, un potente disparo láser de alguna de esas máquinas golpeó en el torso del comandante Klamp, lanzándolo hacia atrás y provocando que la sangre del neoniano salpicara a varios de sus compañeros, además de caer por el precipicio, desapareciendo en la infinita oscuridad.

    Cuando todo el grupo estaba en shock, un segundo disparo se dirigía hacia Vanth, que lo vio venir y dio un gran salto hacia atrás para evitar ser alcanzado. La tripulación de la Arcadia alzó la mirada y vio una extraña figura en el interior de uno de los edificios, que se disponía a disparar.

    — ¡Todos a cubierto! — Exclamo Naylon, lanzándose a un lado.

    — ¡Rhajik! — Gritó aquella figura que estaba a contraluz y era difícil de ver — ¡Borradlos de su miserable existencia!

    De la nada, los Rhajik cayeron como asteorides contra la explanada metálica de la infraestructura y acto seguido se incorporaban y comenzaban a atacar.
    Uno de los Rhajik cayó justo delante de la joven Carver, que reaccionó disparando su Striker hasta el punto de acribillar a la máquina.

    En ese momento, otro Rhajik cayó tras ella y preparó su disparo láser cuando instintivamente Lill se lanzó sobre ella y provocó que ésta comenzara a dar vueltas en sí misma. El joven Crane recordó que su amigo Alexander le contó que rompiéndole el cableado interior a la máquina podría pararla, y eso hizo. Entre lágrimas de tristeza y furia, Lill arrancó el cableado que vio del Rhajik, bajo su cabeza, provocando que el robot cayera inerte al suelo.

    — ¡Lill! — Gritó Snow, disparando al lado de su chico a una máquina que se encontraba tras él.

    — Vaya, buena puntería, hermosa — Respondió el chico, sonriéndole y volviendo a la acción.

    Juice observaba a sus compañeros desenvolverse muy bien en combate mientras que ella comenzaba a tener recuerdos de la muerte de Chris, momento que vivió en primera persona. Aterrada, la piloto Tidder comenzó a correr en una dirección mientras el resto del grupo la perdía de vista.

    Lio Santos y Vanth atacaban y defendían juntos, sorprendiéndose incluso ellos mismos de como luchaban codo con codo. El hombre de Ceres corrió hacia una de las máquinas y se deslizó por el suelo en forma de plancha para golpear las patas del Rhajik y hacerlo caer, momento que aprovechaba Vanth Dheer para saltar sobre él y volarle lo que era la cabeza del robot con su Buster.

    — Lo haces muy bien para ser ingeniero — Dijo Vanth, dándole la mano al joven Santos.

    Lio se dispuso a responderle cuando vio que un Rhajik iba a disparar por detrás al neoniano, por lo que lo tomó de la mano y lo empujó hacia sí mismo, cayendo ambos al suelo y esquivando de milagro aquel láser. Una vez en el suelo, Lio tomó su Striker y disparó repetidas veces al Rhajik, hasta que las balas lo hicieron retroceder y caer por el borde de la plataforma.

    — ¿Cómo has hecho eso? — Vanth estaba sorprendido.

    — Hay cosas que no te enseñan en la academia de La Unión — Lio sonrió y volvieron juntos a la acción.

    Hillary estaba cubierta tras una pared mientras apuntaba y eliminaba a los Rhajik más lejanos para evitar que pudieran sorprender al resto de sus compañeros. En ese preciso instante la chica vio como Juice corría hacia el interior de aquella especie de ciudad cuadriculada con calles, cosa que la impactó un poco.

    — ¡Juice! ¡Juice! — La soldado Murphy trató de frenarla sin éxito — ¡¿Dónde vas?! ¡Espera!

    Hillary no lo dudó ni un instante y se fue tras ella ante la mirada de Naylon, que volvió a alzar la vista y vio a la figura ensombrecida del principio en uno de los edificios. El grupo no se percató de que esa figura había hablado anteriormente para dar órdenes a las máquinas, pero sí lo hizo Naylon, que optó por ir a por él mientras sus otros compañeros seguían en el combate.

    [...]

    La joven Tidder observaba con temor todo lo que la rodeaba. Mientras lo hacía, recordaba aquella oscura cueva de Neonia por la que salieron de la base neoniana y fueron atacados por los Rhajik, volviendo a la muerte del doctor Chris Holloway. Además de aquello, temía encontrarse con su hermana gemela muerta, por lo que todo se le hizo un nudo en el estómago y no pudo evitar llorar.

    Ella era piloto y no soldado, además de que su entrenamiento con armas no fue el mejor. Sin embargo, todo ese temor decidió armarlo de valor y poco a poco la chica comenzó a recuperar la compostura.

    El silencio era total y tan solo podía escucharse a ella misma respirar dentro de aquel traje en el que estaba. La chica comenzó a vagar por las calles de color gris metálico y decidió inspeccionar algunos de los edificios cercanos cuando de pronto escuchó pasos tras ella y se volteó con el Striker en sus manos.

    — ¡Eh, Juice! — Hillary se sorprendió al verla apuntándola y alzó las manos — Tranquila, soy yo, Hill.

    — Lo siento, pensaba qué, qué... — La chica comenzó a tartamudear y finalmente suspiró — Perdona Hillary, estoy un poco tensa, eso es todo.

    — Como para no estarlo en éste sitio — La soldado Murphy observó todo lo que la rodeaba — ¿Qué se supone que haces aquí? ¿A dónde ibas?

    — No lo sé, lejos del combate — Dijo Juice, sintiéndose mal por ello — No pretendía irme, es simplemente que... bueno, he comenzado a recordar la muerte de Chris y...

    — Quizá no debiste haber venido... — Murmuró la soldado de la Tierra — Será mejor que volvamos a ayudar a nuestros comp...

    De repente, ambas chicas escucharon un golpe seco en el metal, como si algo hubiese caido de la nada y hubiese chocado contra la fría superficie metálica de aquella base. Juice y Hillary se miraron en silencio durante unos segundos, hasta que volvieron a escuchar el sonido.

    Las dos miembros de la Arcadia tomaron una su Buster y otra su Striker respectivamente y apuntaron al lugar del que provenía el ruido, que poco a poco comenzaba a sonar como pasos, fuertes y sonoros. Cuando menos se dieron cuenta, un Súper Rhajik apareció ante ellas con su forma neoniana, algo imponente.

    — ¡Corre! — Exclamo Hillary, disparando una ráfaga de cinco tiros contra la máquina.

    Juice hizo caso y comenzó a correr hacia delante sin saber a donde iba, seguida de su compañera. El Súper Rhajik no dudó en seguirlas con una gran zancada, mientras disparaba repetidas veces su láser.

    — ¡Aquí dentro, rápido! — Juice encontró una entrada hacia un extraño edificio y no dudó en tomarla para despistar al robot.

    Temiendo por sus vidas y conscientes de que acabar con un Súper Rhajik implicaba que fueran más personas, las dos chicas se limitaron a huir de la presencia de dicha máquina, que no se cansaba de correr tras ellas.

    Sabiendo que debían hacer algo para retrasarlo, Juice se volteó un instante armándose de valor y disparó su Buster a las piernas de la máquina, haciéndola trastabillar durante unos segundos y ganando unas milésimas más de tiempo.

    De pronto Hillary chocó con una puerta que terminaba el pasillo y al ver que no había otra salida, la chica trató de abrir la puerta, sin éxito aparente. Cuando Juice vio lo ocurrido, ambas se voltearon para ver como el Súper Rhajik las arrinconaba.

    — No... — Musitó Juice, aterrada.

    — ¡Ábrete, maldición! — Hillary golpeaba la puerta con desesperación — ¡Vamos, vamos, vamos!

    El Súper Rhajik preparó un potente y certero disparo al ver que tenía tiempo de sobra y que sus presas no podían escapar. No obstante, en ese momento la puerta se abrió y las chicas fueron recibidas por dos Rhajik normales, que cuando se dieron cuenta, recibieron un fuerte disparo de uno de los suyos, lanzándolos hacia atrás y acabando con ellos.

    Sorpresivamente, Hillary y Juice vieron a Axlor y Arva anclados en unas camillas y percatándose de que estaban en una especie de laboratorio. Pese a ello, el Súper Rhajik seguía delante de ellas y ahora tenía dos presas más en clara desventaja. La gran máquina comenzó a dar varios pasos hacia el interior de la sala mientras Juice y Hillary trataban de soltar a sus compañeros a la desesperada.

    — ¡Chicas, cuidado! — Les advirtió Arva al ver que el Súper Rhajik entraba en la habitación.

    Juice no dudó en defender a su hermana y comenzó a disparar su Buster repetidamente mientras gritaba llena de ira, haciendo retroceder a la máquina que no tenía tiempo para reaccionar a los disparos.

    — ¡No me queda mucha más cadencia de disparo! — Avisó la piloto Tidder — ¡Hill, suéltalos!

    — ¡Eso intento! — La soldado Murphy luchaba por romper los enganches metálicos que tenían en brazos y piernas sus dos compañeros.

    — ¡Mira en la sala, debe haber algún botón, aparato o mecanismo que desactive esto! — Axlor comenzaba a impacientarse.

    — ¡Sí, veo algo! — Hillary vio un pequeño armario lleno de botones y palancas y con el escaner comenzó a pasarlo sobre las palabras neonianas para saber cuál botón o palanca era de las camillas — ¡Debe de ser esto!

    Juice seguía fusilando al Súper Rhajik, que se vio abrumado por la humana y el arma que usaba. La joven Tidder observaba con miedo como el cargador se agotaba de balas y se volteó para ver como iba la liberación de su hermana gemela y el chico marciano.

    Hillary comprobó con el escaner como en una de las palancas ponía "camillas" y decidió bajarla. La soldado había acertado, pues los enganches metálicos que mantenían a Axlor y Arva en esas camillas se quitaron, soltándolos. Los dos humanos se unieron a las otras dos en la lucha contra la máquina.

    Axlor tomó una de las cabezas de los Rhajik normales y comenzó a tirar del cableado que tenían en éstas, para accionar el disparo láser de las máquinas. Arva hizo lo propio mientras Hillary vaciaba su cargador contra el Súper Rhajik. Ambas cabezas robóticas lograron ser disparadas por Axlor y Arva, y con trabajo en equipo, aquel Súper Rhajik cayó al suelo con el metal humeante.

    — ¡Toma esa! — Gritó Juice con satisfacción y júbilo.

    — Combatir fuego con fuego, capullo — El joven Vaalot soltó la cabeza del Rhajik normal con desprecio.

    Arva corrió hacia su hermana y la abrazó con fuerza ante la tierna mirada de Axlor y Hillary. Las dos gemelas llevaban muchos días sin verse, pues Juice estaba en el hospital y Arva salió a luchar contra las máquinas durante el ataque al Sistema Solar.

    — Gracias por haber venido — Dijo Arva, sujetando de la mano a su hermana.

    — Fue gracias a la señal de uno de vuestros trajes que pudimos llegar hasta aquí — Murmuró la soldado Murphy, sonriendo — Por cierto, ¿quién la activó?

    — Eso fue cosa mía — Axlor asintió con una sonrisa de oreja a oreja.

    — Axlor Vaalot un tipo muy, muy listo — Las palabras de Arva sonrojaron al hombre de Marte.

    — ¿Cómo habéis acabado aquí? — Juice cortó las risas de sus compañeros — Quiero decir, ¿os secuestraron los Rhajik o algo por el estilo?

    — Nos infiltramos en una de sus naves de descenso cuando estaban en Marte — Explicó el joven Vaalot.

    — Eso fue idea suya — Arva señaló a su compañero — Y yo fui tras él.

    — Pues gracias a vuestra imprudencia y valentía hemos encontrado lo que parece ser la base principal de estas cosas — Dijo Hillary mientras portaba su Striker en los brazos — Así que buen trabajo chicos.

    — Ahora tenemos que ir a apoyar a los demás, están peleando allí abajo — Juice señaló por una de las ventanas de aquella sala el arduo combate entre los Rhajik y Vanth, Lio, Lill y Snow.

    — Lo haremos, pero antes inspeccionemos el lugar, tenemos que explicaros muchas cosas... — Propuso Axlor con seriedad — Puede que sea la única oportunidad que tengamos. Esto es una mina de oro para obtener más información sobre los Rhajik.
     
    Última edición: 25 Mayo 2018
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Hola amigo, paso a comentar el capitulo.

    Tengo que decir que fue un capitulo que mezcla intensidad con misterio, lo cual me encanta en cualquier obra de ficcion que consumo.

    Yo creia que Xhander era un planeta al leer el titulo, pero me sorprende que se trate de un agujero negro que no succione todas las cosas que pasan cerca de alli. Es un lugar misterioso, y me pregunto que sera lo que habra al otro lado. Eso seria buen material para una secuela tras la trama principal.

    Yo creia que Turak iba a morir, por lo ansioso que estaba, pero esperaba que muriera en batalla y no ante un ataque sorpresa. No puedo decir que me ponga triste su muerte.

    Presiento que alguien mas morira en el proximo, y dudo que sea Vanth porque eliminarias al unico neoniano guerrero que queda. Estoy seguro que muere uno de los humanos, y sera doloroso porque todos me caen bien. Creo que la siguiente victima esta entre Hilarry, Lill o Axlor. Naylon no morira tan pronto, Lio tiene el asunto con Jim pendiente y dudo que mates a una de las pilotos. Por eso esos 3 son mis candidatos.

    Por primera vez llegue a sentir miedo de lo que los Rhajik puedan hacer. Antes eran una amenaza pero no me daba miedo lo que hicieran dado a que estaban en el Sistema Solar. Ahora juegan en casa y son un gran peligro.

    Habra que ver como salen de esta. Tengo muchas dudas, pero la que mas me intriga es la identidad de El Supremo. Podria ser un ser fisico o tal vez una inteligencia artificial en una computadora. Lo que si tengo claro es que no es un Rhajik, dado a que no habla como alguien que los lidera sino como alguien que simplemente los controla. Creo que podria ser un neoniano traidor o alguien de otra raza que les guarde rencor a los mismos.

    No creo haber encontrado errores. El capitulo me parecio excelente y estoy ansioso por ver que ocurrira ahora. Espero que mi corazon resista XD. Eso sera todo por ahora. Saludos.
     
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    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    Hola.

    Parece que me atracé un poco con la historia y debo decir que va por buen camimo. Me gustó que se viera como Axlor y Arva se infiltraron en la nave Rhajik, ya que cuando se supo de una señal en una baliza humana me quedé WTF?? y ahora por fin entiendo como sucedieron las cosas.

    Antes de centrarme en este último capítulo, tengo que decir que me agradaron los dos anteriores. Me sorprendió la facilidad con la que mató Jim a Ed, fue tan fácil que no me la creí, pero de todas formas tampoco es que me la esperaba, así que por ese lado estás perdonado XD.

    Ahora sí, me gustó mucho que Xhander sea un agujero negro y estoy de acuerdo con Rey, eso puede ser un buen material para una secuela, así que estaré expectante en saber más sobre ese lugar. Sobretodo porque a mí me encantan los temas del universo y esas cosas.

    Me agrada mucho la idea de que Arva y Axlor sean más que amigos, hay un 80% de probabilidades de que salgan con vida e inicien una relación y el 20% de que los Rhajiks maten a alguno de los dos, pero dudo mucho que sean asesinados.

    Otra cosa que quiero saber dentro de poco es saber quien es El Supremo, ese tío debe tener un grave problema de egocentrismo, usar un nombre como ese es una clara señal del problema que tiene. A ver qué o quién es próximamente. Por el momento no me parece muy peligroso, sí me han dado miedo los Rhajiks en este último capítulo, pero hay ver que tan podereso y terrorífico es El Supremo, estaré pendiente a la actualización para saber más de él.

    Eso es todo por ahora, nos vemos la próxima. Saludos.
     
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  4. Threadmarks: Un horizonte de sucesos
     
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Zurel gracias por comentar. He comenzado a leer la primera temporada de Zero Zone (leí la antigua y ahora que vi que la hiciste de nuevo la retomé) y me han sorprendido algunos cambios. Cuando me ponga al día con la segunda temporada comentaré.

    Reydelaperdicion ya sabes que sigo de cerca a LGC y me alegra ver que haces lo mismo con mi historia. Gracias por estar.

    Gracias a ambos (y a los que lean en la sombra, si es que hay alguien) por estar aquí leyendo Los Viajeros. Es un placer y espero que os mantenga intrigados y os guste en general. Dicho esto, os dejo con el capítulo.



    Un horizonte de sucesos


    El comandante Karless mantenía su Striker siempre al frente con el ojo sobre el visor del arma, el dedo en el gatillo y el pulso controlado. El hombre nacido en Plutón había sido uno de los mejores soldados salidos de la AFE (Academia de Formación de Exploradores) y su historial era implacable, motivo por el que se convirtió en el segundo comandante de la historia de la humanidad — el primero había sido Jefferson Stagger, representante de Marte y padre de Kyllian — y por el que se le decidió dar la Heaven I y una tripulación, creando la que fue la Expedición I enviada a Neonia.

    El haber llegado hasta este mismo momento lo convertía en el mejor comandante hasta la fecha y líder de un grupo de talentosos exploradores y soldados espaciales de La Unión. Un orgullo que Naylon Karless sentía, pero que dejó aparcado para centrarse en la guerra contra los Rhajik. Además, ser el primer humano en contactar con los neonianos también era otro privilegio del que disponía. Sin duda alguna, un currículum intachable.

    No obstante, ahora Naylon estaba centrado en encontrar a la figura ensombrecida que había vislumbrado al llegar a la infraestructura en la que se encontraba. No era un Rhajik, y eso le hacia replantearse toda la situación puesto que si se trataba de otra especie inteligente significaría que esa guerra podría durar mucho más de lo que creían.

    El comandante Karless avanzaba con sigilo hasta la entrada a esa especie de edificio en el que había visto a aquel ser. Decidido, Naylon irrumpió allí y observó lo que había a su alrededor. El silencio, el frío y el vacío que había allí no podían compararse con nada.

    El silencio era interrumpido fugazmente por los disparos del combate entre sus compañeros de grupo y aquellas máquinas asesinas, el frío era nivelado dentro del traje espacial gracias a que éste regulaba la temperatura y el vacío contrastaba con la panorámica de la infraestructura vista desde el ventanal de la Arcadia. Allí no había nada.

    Desconcertado, el comandante decidió dirigirse escaleras arriba en busca de la figura a la que perseguía. Sus pasos resonaban al mínimo en el suelo metálico a medida que subía escalones y alcanzaba el primer piso. Otra cosa que le sorprendía era el hecho de que todo estaba construido de metal, un metal más oscuro al que conocen en la humanidad. Ello le daba a la base un toque tétrico y tenebroso.

    La primera planta de aquel edificio se veía normal, al igual que la segunda, la tercera, la cuarta... cada piso que Naylon escalaba era un piso vacío. Como si todos los que hubiesen residido allí — si es que aquello fue habitado — se hubiesen ido con prisa. Aquello no hacia más que desconcertar e inquietar la mente del soldado Karless, que acumulaba en su subconsciente cada vez más preguntas sin aparente respuesta.

    Finalmente, Naylon había llegado a la última planta. Ésta era idéntica a las anteriores, exceptuando de algo que llamó la atención del humano: asomado a una de las ventanas se encontraba, entre contrastes de luces y sombras, aquella figura que el comandante Karless había estado persiguiendo hasta llegar a la octava y última planta de aquel curioso edificio. Naylon no dudó un instante en apuntar a lo que fuera que fuese aquella cosa, que pareció girarse y observarlo durante unos instantes, hasta que decidió articular palabras ante las expectativas del comandante de la Arcadia.

    — Bienvenido, humano — Fueron las palabras que el traductor interpretó — Tú debes de ser la punta de la lanza que me ataca, ¿verdad?

    Naylon tragó saliva, sin saber como responder a eso y con la necesidad imperiosa de ver el rostro y la forma de aquel ser que parecía liderar a todos los Rhajik.

    — Muéstrate — Le ordenó el comandante Karless, sin dejar de apuntarle — Ahora.

    Aquella cosa asintió y comenzó a caminar en dirección al centro de la habitación en la que ambos se encontraban, mostrándose ante el humano tal y como había pedido. Naylon sintió una punzada en el abdomen, como si le hubiesen clavado una estaca por la espalda. Aquel ser era nada más y nada menos que un neoniano. La mente del hombre de Plutón parecía sentirse desubicada.

    — ¿Sorprendido, comandante Naylon Karless? — El neoniano sonreía con picardia ante la perplejidad del humano.

    — ¿Cómo sabes quién soy? — Fue lo primero que preguntó Naylon, sujetando aún el arma — ¿Y quién eres tú?

    — Las preguntas de una en una, Naylon — Dijo aquel ser, consciente del desconcierto de su enemigo — Yo soy El Supremo, la voz de los Rhajik.

    — ¡¿Y cómo mierda sabes quién soy?! — El comandante Karless se sentía ninguneado — ¡Contesta joder!

    — No estás en posición de hablarme así.

    El Supremo señaló la espalda del comandante y cuando éste se volteó, vio a dos Súper Rhajik tras él, bloqueándole la salida. Naylon comenzó a sudar fruto de los nervios y el descubrimiento que acababa de hacer.

    — Te conozco por el simple hecho de que tú fuiste el nexo entre los neonianos y los humanos — Dijo El Supremo, ahora con un rostro serio — Un error que pagaréis a la larga.

    — ¿A qué te refieres con eso? — Preguntó Naylon, que por primera vez en mucho tiempo se sentía indefenso.

    — Me refiero a que ambas especies estáis condenadas a la extinción — El Supremo comenzó a aproximarse a Naylon — Y tú serás el causante de ello.

    Antes de que el comandante Karless pudiera reaccionar, El Supremo se adelantó con rapidez y le inyectó algo en el cuello, provocando que el humano cayera desmayado ante la mirada fría del neoniano.

    [...]

    Axlor, Arva, Juice y Hillary inspeccionaban distintas áreas de la gran base Rhajik. Aprovechando que el resto de sus compañeros tenían la situación más o menos controlada en la zona de aterrizaje, los cuatro soldados se limitaron a investigar más sobre sus enemigos. Centrados en el trabajo, los humanos permanecían en silencio y no fue hasta llegar a lo que parecía ser un almacén iluminado cuando comenzaron a hablar.

    — ¿Lo escucháis? — Preguntó Hillary, que oía un ruido de maquinaria en el interior de aquel almacén.

    — Sí, parece que el lugar está operativo a diferencia de otros sitios — Respondió Arva, acercándose a la gran puerta que tenía dicha construcción metálica — ¿Veis algo para poder abrirla?

    — Sí, creo que esto es un interruptor — Señaló su hermana Juice, un botón a un lado de la puerta — ¿Lo pulso?

    — Dale — Indicó Axlor, preparando su Striker por si lo requería.

    La chica de la Luna pulsó dicho botón y la puerta comenzó a abrirse de par en par ante la mirada expectante del grupo, que por un momento se sorprendió de la gran iluminación que había. Cuando sus ojos se acostumbraron a la visión, los cuatro soldados de La Unión observaron con asombro y temor lo que albergaba aquel amplio y alargado almacén.

    En su interior se encontraban diversas filas de Rhajik normales que parecían en un estado de letargo del que supuestamente se les podría despertar para cualquier cosa. Sin embargo, lo que llamaba más la atención y de mala forma era el hecho de que también había filas de Súper Rhajik.

    Como bien sabían todos los miembros de la Arcadia, esas máquinas eran las más peligrosas de los Rhajik y las más difíciles de destruir, por lo que dejarlas inactivas era una idea magnifica que podría decantar parte de la victoria a favor de los humanos y los neonianos.

    — Si todos se pusieran en marcha ahora mismo... — Juice no quería ni pensarlo.

    — Podríamos darnos por muertos — La cortó Hillary, observando la escena.

    — Debemos hacer algo con esto — Arva lo tenía muy claro — Aprovechemos que estamos aquí.

    — Destruirlos nos tomaría una eternidad, soy máquinas muy resistentes — Axlor fue lógico — Aunque si supiéramos cómo desactivarlas...

    — ¿Veis algo? — Preguntó la soldado Murphy.

    Las gemelas Tidder se acercaron a uno de los Rhajik, concretamente la máquina se hallaba sujeta mediante una gran cantidad de cables a lo que parecía ser una potente fuente de energia que la mantenía en letargo, pero operativa si así El Supremo lo requería.

    — Quizá cortando todos esos cables... — Propuso Juice, dubitativa.

    — Siempre has sido la de las soluciones fáciles — Le reprochó su hermana en buen tono — Lo óptimo sería destruir su fuente de energia, por lo que vemos, parece como si se recargaran de estos cilindros brillantes.

    — Eso parece — El joven Vaalot no perdía detalle, escaneando todo lo interesante que veía — Entonces hagámoslo.

    — Chicos, entiendo que hay que hacer esto, pero los demás están peleando contra otros Rhajik — Hillary sentía que no estaban pensando en sus demás compañeros — Deberíamos marcar las prioridades y una de ellas, aparte de obtener información, es ayudarnos mutuamente.

    — Lo entiendo, y no vamos a dejarles solos — El hombre de Marte parecía tener un plan — Arva, Juice; vosotras encargáos de desactivar estas cosas, pero hacedlo rápido, por si se activan. Yo y Hill iremos a ayudar a los demás para traerlos aquí; tenemos que estar todos juntos.

    — Entendido — Juice lo comprendía.

    Arva observó a Axlor con cariño, que le fue devuelto por el chico marciano con una sonrisa. Este gesto lo notaron sus compañeras, especialmente Juice.

    — Contactad por radio si algo sale mal, esta es nuestra frecuencia — Hillary se la pasó a través del escaner a sus dos compañeras — Nos vemos pronto.

    — Tened cuidado — Respondieron al unísono las hermanas y pilotos Tidder.

    [...]

    Pese a que cada vez había menos, los Rhajik operativos seguían llevando al límite a los miembros de la Arcadia. Lill y Snow luchaban codo con codo mientras que Lio y Vanth formaban una alianza humanoneoniana que parecía ser de gran ayuda.

    Con el comandante Karless desaparecido, los cuatro soldados tenían que lidiar con una considerable cantidad de Rhajik. Conscientes de que la munición no era infinita y la lucha cuerpo a cuerpo no era una opción, el pequeño grupo decidió moverse a otro lado que les concediese una ventaja estratégica.

    Aunque para sorpresa de los humanos, Vanth les mostró que su Rypper — el arma estándar de los neonianos — usaba la energía del propio neoniano para disparar, siendo bastante más duradera aunque agotadora si se usaba mucho tiempo prolongado. No obstante, solo tenían un arma de esas y la otra que portaba Turak yacía en el frío suelo metálico en campo abierto, por lo que ir a por ella sería muy peligroso.

    — Puedo hacerlo — Dijo de pronto el joven Crane, ante la sorpresa del resto — Puedo ir a por ella, tomarla y regresar. Soy rápido.

    — Rápido y estúpido — Le recriminó Snow, molesta — ¡Es un suicidio, Lill!

    — Prefiero morir realizando una acción que morir acorralado, joder — Lill había tomado una actitud suicida de pronto — Esas mierdas mataron a Chris, mataron a Martha, mataron a Max, mataron a Alexander... Si he de morir, moriré matando.

    — ¡Lill, deja de hacer el idiota! — Lio lo tomó de los hombros con fuerza, mientras Vanth disparaba inagotablemente y Snow gastaba sus últimas balas, cubiertos tras una lámina metálica muy resistente — ¡Murieron muchas personas, no hagas que haya que lamentar otra más!

    — ¡No quiero morir, simplemente lo asumiré si me toca! — Exclamo Lill, apartando al hombre de Ceres hacia un lado — ¡Cubridme!

    — ¡Lill! — Gritó Snow, aterrada y casi sin balas.

    — Mierda, maldito terco — Susurró Lio, molesto durante unos segundos pero reconociendo la heroicidad de su compañero después — Aunque tiene huevos.

    Lill aprovechó que los Rhajik disparaban a una zona concreta — en la que estaban sus compañeros — para salir por otro lado y correr toda la explanada metálica para alcanzar la otra arma neoniana. Cuando las máquinas se dieron cuenta, el joven Crane se deslizó en plancha por el suelo y tomó el Rypper, frenó con su brazo izquierdo y con el derecho apretó el gatillo. Para su sorpresa, el arma no disparaba.

    — ¡¿Pero qué mier...?!

    Varios Rhajik se disponían a disparar su potente láser a un Lill que estaba prácticamente vendido a la muerte. En ese momento, varios disparos procedentes de otro lado golpearon a la aglomeración de máquinas que había allí, llamando más su atención. Se trataba de Axlor y Hillary que desde una altura decente comenzaron a fusilar a los robots, viéndose estos sorprendidos y momento que aprovechó el joven Crane para volver a cubierto junto a los demás.

    — ¡Estás jodidamente loco! — Snow le golpeó con fuerza en el hombro, aunque con el traje espacial puesto Lill no notó casi nada — ¡Has hecho que casi te maten!

    — Casi — Lill hizo énfasis en esa palabra — Casi, pero no.

    — Definitivamente eres qaskart — Murmuró Vanth ante la sorpresa de los humanos — Aunque por otro lado he de reconocer tu valentía.

    — Gracias — Asintió Lill con satisfacción e ironía.

    — ¿Qué es qaskart? — Preguntó Lio, con curiosidad.

    — Supongo que lo que vosotros llamáis como... idiota — Respondió Vanth Dheer.

    — ¡¿Y por qué mierda no disparaba el arma?! — Lill parecía echarle la culpa al neoniano — ¡Por su culpa casi muero!

    — Tienes que conectarla a tu traje, ¿no ves que tiene tres pequeños cables con enganches? — Le indicó Vanth — Así la energía de tu traje y el calor que desprendes desde dentro podrá ser disparado.

    — Menos mal que Hillary ha aparecido con... ¡es Axlor! — Señaló la joven Carver con sorpresa y alegría.

    Efectivamente, Axlor y Hillary se encontraban acribillando a los Rhajik, aunque estos seguían dando pelea a los soldados de La Unión. Lill, Snow, Lio y Vanth ofrecieron la poca ayuda que podían darles a sus compañeros, y sin embargo, parecía haberse abierto una brecha entre las máquinas.

    — ¡Venid aquí! — Les indicó Axlor, gritando para ser oído entre tanto disparo — ¡Arva y Juice nos esperan!

    — ¡Vamos! — Dijo Lio, saliendo primero de su posición y seguido de los demás.

    Aprovechando que los Rhajik se habían dividido para disparar tanto al dúo formado por Axlor y Hill como al cuarteto de Lill, Snow, Lio y Vanth, estos últimos se abrieron paso a disparos con los dos Rypper que usaban. Finalmente, ambos grupos se reunieron, pero sin tiempo para saludarse, los seis soldados pusieron rumbo al lugar en el que Arva y Juice se encontraban mientras los Rhajik les seguían.

    [...]

    Al minuto de que Axlor y Hillary se hubiesen ido, las hermanas Tidder se dispusieron a destruir todos los cilindros de energía que mantenían a los Rhajik para así evitar que pudiesen ponerse en funcionamiento.

    — ¿Hay algo entre tú y Axlor? — Preguntó Juice con una sonrísa pícara — He visto cómo os miráis.

    — ¿Tan evidente es? — Arva soltó varias carcajadas mientras apuntaba con su Buster al cilindro de energía que abastecía a una docena de Súper Rhajik — Sí, lo hay. Al menos, eso creo.

    Arva apretó el gatillo y disparó justo en el centro del cilindro desde una distancia prudente, provocando que de éste saltaran chispas y explosionara. Para la grata sorpresa de las gemelas, los Súper Rhajik que estaban conectados a ese cilindro de energía se activaron al verse despertados de su letargo, aunque quizá su fuerza podía verse mermada al saber que estar conectados les proporcionaba energía.

    Aquello indicaba que disparar a los cilindros fue un error y que ahora una docena de Súper Rhajik — las máquinas más difíciles de matar — iban a arremeter contra las dos chicas de origen lunar. Impactadas, Juice y Arva tomaron sus Buster y comenzaron a disparar rápidamente contra los tres primeros robots que se les aproximaban. Sin embargo, para derribar a uno se necesitaba mucha cadencia de disparo y ahora mismo, dos humanas contra doce de ellos era una locura.

    — ¡Juice, tenemos que irnos! — Gritó Arva, decidida a correr.

    — ¡Sí, vamos! — Respondió Juice, siguiendo a su hermana.

    Los Súper Rhajik comenzaron a disparar su láser mientras las chicas provenientes de la Luna huían en cualquier dirección con el fin de despistar a las máquinas. Arva tomó la radio y avisó a sus compañeros.

    — ¡Una docena de Súper Rhajik se ha activado cuando he disparado a su fuente de energía! — La voz de la joven Tidder sonaba aterrada y agitada — ¡Yo y Juice estamos huyendo de ellos!

    ¡¿Por dónde vais?! — Preguntó Axlor, temiendo que pudieran morir — ¡¿Puedes describir tu alrededor?!

    — ¡Es confuso, mucho edificio metálico! ¡Todo es igual! — Intervino Juice, volteándose para ver que las máquinas trotaban detrás de ellas.

    ¡Vamos a por vosotras! ¡Atajaremos por los edificios!

    Juice se percató de que una de las máquinas preparaba un disparo mientras las perseguía. Instintivamente, la joven Tidder empujó a su hermana Arva a un lado, coincidiendo en que la chica cayera en el interior de un edificio. El disparo se efectuó por parte del Súper Rhajik y Arva comprobó desde el suelo y sorprendida, como parecía dar de lleno en su hermana, pues se escuchó un grito agudo y luego como si su cuerpo cayera al suelo metálico.

    Tras eso, solo se escuchaban pasos rápidos de los Súper Rhajik. Arva se encontraba en shock, pero tuvo el tiempo justo para esconderse tras lo que parecía ser un mostrador. En ese preciso instante, varios disparos procedentes del final de la calle que habían recorrido pareció llamar la atención de las máquinas, que decidieron dejar de buscar a la piloto y centrarse en los demás.

    La joven Tidder esperó un largo minuto hasta que no escuchó rastro alguno de algún Súper Rhajik merodeando y salió para ver que había sucedido. El cuerpo de Juice estaba inmóvil en el suelo y boca abajo, con la mirada perdida. El casco del traje de la joven piloto estaba roto y a través del cristal se podía ver brotar la sangre que le había salido por la boca además del agujero que tenía casi en la nuca — zona del impacto del disparo — y por el que se podía ver el otro lado.

    Arva no podía articular ninguna palabra, ningún movimiento, ninguna emoción. Las lágrimas comenzaron a brotarle de los ojos, empañándole la vista del interior del traje mientras se arrodillaba ante el cadáver inerte de su hermana gemela. De fondo se escuchaban los disparos de sus compañeros, enfrentando a esa docena de Súper Rhajik que habían asesinado, de alguna manera, a Juice. Cuando se dio cuenta de que había alguien detrás de ella, pero no se dignó ni a girarse. Se trataba de Axlor, observando la escena con una mezcla de ira, terror y tristeza.

    [...]

    Los ojos del comandante Karless se abrieron por primera vez desde el encontronazo con El Supremo. A medida que estos recuperaban la nitidez y la visión, Naylon pudo ver el lugar en el que se encontraba. Atado de pies y manos, se hallaba en una camilla en lo que parecía ser también una especie de sala científica, concretamente un laboratorio.

    Al mirar a su derecha pudo ver a dos máquinas totalmente quietas, vigilándole. A su izquierda, El Supremo observaba por una de las ventanas la dura batalla que la tripulación de la Arcadia mantenía contra unos pocos Rhajik y una docena de Súper Rhajik.

    — Veo que los humanos sois seres muy obstinados — Murmuró de pronto El Supremo, al haberse percatado de que Naylon estaba despierto — Sois patéticos, al igual que los neonianos.

    — Tú eres un neoniano — Respondió el comandante Karless, intrigado por la forma de hablar de éste — ¿Por qué les haces esto a los tuyos? ¿Por qué hablas como si no fueras parte de ellos?

    El Supremo cerró los ojos y asintió, pero acto seguido sonrió maquiavélicamente y se volteó hacia Naylon con un rostro desencajado, haciendo que el humano se impactara.

    — Comprendo tu curiosidad, comandante Karless — Dijo El Supremo, dando varios pasos por alrededor de la camilla donde el humano estaba retenido — Y pese a que pronto lo sabrás todo, siento el irrefrenable deseo de darte las respuestas pertinentes ahora mismo, para que tu mente humana sea la primera en procesar algo único.

    — ¿Qué mierda dices? ¿Cómo que pronto lo sabré todo? — Naylon comenzaba a ponerse cada vez más nervioso.

    — Verás, humano, como puedes apreciar, mí apariencia física es neoniana — Comenzó a explicar El Supremo ante la mirada tensa del comandante Karless — Pero, ¿quién ha dicho que realmente sea uno de ellos?

    — ¿A qué te refieres?

    — El cuerpo es un envase y yo necesito uno vivo para pasar desapercibido — La voz de El Supremo pasó a un tono siniestro — Fue así como obtuve el control de los Rhajik.

    — Entonces, ¿eres una inteligencia artificial? — A Naylon se le acumulaban las preguntas en la cabeza.

    El Supremo se aproximó a Naylon y con tranquilidad le quitó el casco del traje espacial ante la negativa del humano, consciente de que si le quitaba el casco perdería el oxígeno y allí en el espacio no lo tenía. Sin embargo, para sorpresa del comandante Karless, en aquella sala podía respirar con total y absoluta normalidad.

    — ¿Cómo...? — El hombre de Plutón estaba muy sorprendido — ¿Cómo es posible...?

    — Toda la base está equipada con tanques de oxígeno — Le explicaba El Supremo — Soy un ser vivo, necesito respirar al igual que tú. Al igual que todos.

    — Pero acabas de decir que necesitas un cuerpo para pasar desapercibido — Naylon retrocedió en la conversación — ¿Qué eres?

    — Soy como tú — Respondió el dueño de los Rhajik — Pero con un objetivo vital.

    — ¿Qué objetivo vital? ¿Qué mierda estás diciendo? — El comandante Karless no lograba comprender del todo a El Supremo — Estás loco, no sé que maldita cosa eres pero voy a evitar que cumplas con tu propósito. Si no lo hago yo, lo harán mis compañeros.

    — Tus compañeros están huyendo como cobardes — Dijo El Supremo, decidido a mandar una orden a sus máquinas — Rhajik: activad el campo gravitacional de Xhander — Acto seguido se giró hacia Naylon — Tus compañeros estarán muertos.

    — ¡¿Qué mierda estás haciendo?! — Naylon trataba desesperadamente de soltarse de aquella camilla.

    — Mandando a tus compañeros a lo que vosotros llamaríais el infierno — Musitó El Supremo, sabedor de que tenía el control de la situación.

    [...]

    — ¡Nos superan en número! — Gritó Lio Santos por encima del sonido atronador de los disparos — ¡Tenemos que irnos!

    — ¡Concuerdo con eso! — Lill disparaba con el Rypper a varios Rhajik.

    — ¡¿Dónde está Naylon?! — Preguntó Vanth, cubriéndose del disparo de un Súper Rhajik.

    El grupo luchaba desesperadamente por sobrevivir, momento en el que llegaron Axlor y Arva. La joven Tidder llevaba el cuerpo de su hermana Juice en brazos. Vanth, Lill, Snow, Lio y Hillary observaron, impactados, la escena.

    — ¡Es momento de largarse de aquí! — Exclamo el joven Vaalot, consciente de que estaban en clara desventaja.

    — ¡Falta el comandante Karless! — Indicó Snow a su compañero — ¡No podemos dejarle atrás!

    — Mierda — Susurró Axlor, llamando a su amigo por radio — ¡Naylon! ¡¿Estás ahí?!

    Un Súper Rhajik disparó con mucha potencia su láser y éste golpeó en la cobertura donde Lio se encontraba, provocando que saliera lanzado por los aires y cayendo unos metros atrás.

    — ¡Lio! — Exclamo Hillary, temiendo por la vida del hombre.

    La soldado Murphy no lo dudó y corrió hacia el hombre de Ceres con el fin de regresarlo a una cobertura cuando dos Súper Rhajik se interpusieron en su camino. En ese instante, Leonardo Santos saltó sobre uno de ellos, sujetándose por el cuello de una de las máquinas. Hill aprovechó para escabullirse y el otro Súper Rhajik disparó su láser contra su compañero, dándole en la cabeza y quemando un poco los antebrazos del traje de Lio, que saltó hacia un lado para evitar un segundo disparo.

    Lill y Snow tomaron una granada de fragmentación cada uno de sus respetivos trajes y las lanzaron al mismo tiempo contra cuatro Súper Rhajik, sin embargo, antes de que llegaran a caer delante de ellos, Vanth Dheer disparó su Rypper contra las propias granadas provocando una fuerte explosión que lanzó a las cuatro peligrosas máquinas por la borda de la infraestructura. La pareja se giró hacia el neoniano, que les guiñó el ojo en un claro gesto que acababa de aprender por parte de los humanos.

    Arva no dejaba de contemplar el cadáver de su hermana que portaba en brazos. Ya no lloraba, simplemente lo observaba sin ningún gesto o rastro de emoción facial. La chica de la Luna estaba tras un edificio a salvo mientras Axlor se rendía al no contactar con su amigo Naylon. Temiéndose lo peor, el chico marciano decidió tomar el mando del grupo y darles una orden.

    — ¡Hora de irnos! — Gritó Axlor con todas sus fuerzas — ¡Hacia la lanzadera! ¡Lio, pilotas tú!

    — ¡Entendido! — Respondió el joven Santos.

    — ¡¿Sabes algo de Naylon?! — Preguntó la soldado Murphy, que dudaba de si obedecer a alguien que no fuese el comandante.

    — ¡No responde! — Axlor se sentía mal por tener que irse sin saber si el comandante Karless seguía vivo o muerto en alguna parte — ¡No podemos hacer nada más, hay que largarse ya mismo!

    Todo el grupo se resignó pero obedeció al completo y comenzaron a correr en dirección a la zona de aterrizaje donde tenían la lanzadera que les llevaría a la Arcadia. Axlor ayudaba a Arva a cargar con el cuerpo de Juice mientras los Rhajik perseguían al grupo con el fin de acabar con todos ellos.

    Lio y Hillary iban al frente para acabar con cualquier máquina que se interpusiera en el camino, mientras que Axlor estaba con Arva y el cadáver de Juice en el centro y finalmente Lill, Vanth y Snow se encontraban detrás de los demás, volteándose y disparando para relentizar a los Rhajik.

    Una vez llegaron a la explanada, los primeros en subir a la lanzadera fueron Lio, Axlor, Arva y Hillary que ayudaron a meter a la fallecida Juice en la nave mientras Lill, Snow y Vanth repelían los disparos Rhajik. Rápidamente, estos tres últimos subieron al vehículo espacial y el hombre de Ceres aceleró para evitar que un disparo láser les acertara de lleno.

    La Arcadia estaba a una distancia prudente pero lo suficientemente alejada como para que los Rhajik no pudieran alcanzarla con sus disparos. La compuerta de entrada a la nave se abrió y el grupo aterrizó con la lanzadera. Uno a uno comenzaron a salir del vehículo aún con el shock de tener a Juice y Turak muertos y al comandante Karless desaparecido.

    — Me sorprende que no nos hayan seguido con sus naves — El joven Vaalot estaba asimilando todo lo sucedido.

    — A mí me sorprende que la mayoría sigamos vivos — Dijo Lio, observando los antebrazos de su traje — Si no llego a tener el traje, hubiese perdido los dos brazos.

    — Arva, lo... lo siento mucho, de veras... — Hillary trató de consolar a una Arva aún en shock por lo sucedido.

    — Y hemos abandonado al comandante Karless — Snow estaba molesta por haber huido sin su líder — ¿Qué vamos a hacer ahora?

    — ¿Quién es el siguiente al mando? — Preguntó Vanth, ante la mirada de todos.

    — No tengo ni idea — Musitó Lill — Habría que mirarlo en...

    — Soy yo — Dijo Axlor, llamando la atención de todos — Soy el segundo al mando de la Arcadia.

    — ¿Dónde pone eso? — Hillary era reacia a obedecer a Axlor así sin más.

    Lill se dirigió al puente de mando junto al resto del grupo y comenzó a mirar en un ordenador el orden exacto de quién seguía en la cadena de mando a Naylon. Todos esperaban expectantes la respuesta del cartógrafo, que no tardó en llegar.

    — Efectivamente, Axlor es el comandante provisional de la Arcadia — Confirmó el joven Crane ante el desconcierto y las dudas de los demás — Así que no hay más que habl...

    De pronto, la Arcadia comenzó a balancearse y moverse repentinamente hacia su izquierda. El grupo, que se encontraba en el puente de mando, observaba como la nave parecía ser arrastrada por una fuerza invisible. El primero en darse cuenta de lo que sucedía fue Vanth, que no dudó en decírselo a sus compañeros.

    — Xhander está arrastrándonos hacia él — Indicó el neoniano con temor — Sugiero que abandonemos la Arcadia lo más pronto posible.

    — ¡¿Abandonarla?! — Snow entró en pánico — ¡¿Y a dónde iríamos?!

    — ¡Todos a las cápsulas de salvamento! — Ordenó el joven Vaalot, dando su primera orden oficial como comandante provisional — ¡Es la única forma de sobrevivir!

    — ¡En ellas podemos poner las coordenadas de Vulkano! — Propuso Lill, una idea que parecía la única y la mejor.

    — ¡No perdamos tiempo! — Lio fue el primero en correr hacia una de las cápsulas.

    Junto a Lio fueron Hillary, Lill y Snow mientras que Vanth y Axlor trataban de que Arva dejara a Juice, puesto que cargar con ella era claramente un lastre y podría relentizarla.

    — Arva, mírame — Le decía el chico de Marte, sujetándole de la barbilla — Tenemos que irnos, rápido.

    — No quiero abandonarla — Respondió la piloto Tidder con la mirada perdida.

    — Comandante Vaalot — Las palabras de Vanth llamaron la atención de Axlor, pues era la primera vez que le llamaban así pese a que era en una tensa y arriesgada situación — Tienes que dejarla ir.

    — ¡No! — Exclamo Axlor, decidido a ser paciente — Arva, por favor, no me hagas esto, no te quedes. Vámonos juntos.

    — Axlor, yo... — Arva comenzó a llorar mientras acariciaba el rostro frío de Juice.

    La Arcadia se zarandeó fuerte y aquello provocó que Vanth, Axlor y Arva cayeran al suelo. La nave comenzó a dar un vuelco, siendo atraída cada vez más hacia el agujero negro de nombre Xhander. En ese momento, la cápsula que llevaba a Lio, Hillary, Lill y Snow salió eyectada de la nave pues la luz que indicaba la cápsula anclada pasó de estar en verde a estar en rojo.

    — Ya es demasiado tarde — Vanth observaba por el gran ventanal como la Arcadia se precipitaba hacia Xhander.

    Por el gran ventanal frontal del puente de mando se podía vislumbrar como la nave adquiría cada vez más y más velocidad, llegando a difuminarse por momentos la vista y sumiéndose todo en una oscuridad absoluta en la que solo destacaban las luces encendidas de la Arcadia. No obstante, todo no acabó ahí. Para sorpresa de Vanth, Axlor y Arva, la oscuridad dio paso a una gran luz que les cegó por completo.

    La ceguera duró unos breves segundos, pues instantes después los tres miembros de La Unión vieron como la Arcadia caía hacia lo que parecía ser un planeta abandonado y perdido en la profundidad del agujero negro. En ese momento se precipitaban contra la superficie de un mundo con un paisaje desértico que seguramente albergaría muchas incognitas y sorpresas que darían paso a un horizonte de sucesos.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Hola amigo, paso a comentar el capítulo. Tengo que decir que ha sido genial. Ha habido acción y junto con la misma se han dado varias respuestas interesantes a varios interrogantes.

    En primer lugar, me siento mal por la muerte de Juice. Ella me agradaba, no tanto como para ponerme totalmente triste por su muerte, pero sí era un personaje que me agradaba. Estoy seguro de que ella saltó a salvar a su hermana dado a que sabía lo que ella sentía por Axlor, y que habrá creído que era mejor salvarla a ella que salvarse ella misma.

    En segundo lugar, creo que ha sido excelente que hayas dividido a todo el grupo, dado a que así le das más intriga a la historia. Cuatro soldados sin comandante o figura de autoridad irán al planeta Vulkano; Axlor, Arva y Vanth estarán en el planeta desértico del cual les costará mucho salir, y además estarán indefensos. Si el Supremo dijo que los enviaría al infierno, imagino que ese lugar debe ser muy peligroso, incluso para él. Mientras tanto, Naylon se quedará con el Supremo.

    En un principio se menciona que es un neoniano, pero creo que él simplemente es una inteligencia artificial que toma el control de un ser viviente junto con sus conocimientos. Eso explicaría como fue capaz de controlar a los Rhajik, y podría explicar por qué dice que Naylon será la llave a la extinción de los humanos y neonianos. Podría tomar su cuerpo y usar sus conocimientos para conocer mejor a los humanos, e incluso los puntos débiles de la Unión.

    Ahora a saber que le ocurrirá a todos ellos, que claramente la tienen muy jodida para poder regresar a la Tierra. Si me preguntas, creo que habrá una baja más como mínimo en el grupo. Me pregunto quien será.

    Sin dudas, ahora estoy más impaciente que nunca por leer el siguiente capítulo. Me agradó que fuera un capítulo largo, y no he encontrado ningún error en el todo el mismo. Sin más que decir, me despido hasta la siguiente ocasión. Saludos.
     
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  6.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    Hola.

    Este ha sido el capítulo que más me ha gustado hasta el momento, realmente me causa muchas interrogantes, puesto que hasta este momento me he remplanteado algunas que realmente valen la pena.

    Es impresionante saber que dentro de Xhander haiga un planeta desertico, eso es nuevo, sin dudas, y si el El Supremo dijo que los enviaría al infierno, es seguro que debe ser muy peligroso, incluso para él y sus máquinas. Ahora que sabemos qué es El Supremo, me da la impresion que es un ser parasitario o bien una inteligencia artificial, pero si es una IA no tiene caso que necesite un cuerpo fisico, puesto que podría crearse un cuerpo con el conocimiento informatico que posee, además de que es ilogico que necesite oxigeno. Ahora, si es un ser parasitario, entonces estamos hablando en otro idioma, porque si cabe la posibilidad de que lo sea, entonces tiene logica que necesite un cuerpo para pasar desapercibido.

    Ahora que el equipo se ha dividido están en problemas. Axlor, Arva y Vanth les será muy dificil salir de ese planeta, en especial porque aunque lo intentaran la fuerza gravitacional de Xhander los atraería, convirtiendo de ese modo la proeza imposible de realizar. Mientras que el otro grupo volverá a Vulkano, un lugar del que no se sabe mucho, pero de seguro encontraran algo de utilidad, puesto que si Vanth encontró un objeto de su raza, significa que los Nenonianos debieron crear alguna base en ese lugar, a lo mejor encuentran una nave poderosa y además información sobre Xhander.

    Lo unico que queda es esperar a ver como sigue. Lamento la muerte de Juice, aunque nunca fue un personaje al que le tuve mucho cariño, pero se lamenta al final de cuentas, en especial por la pobre Arva, será dificil seguir adelante sabiendo que su hermana arriesgó su vida para salvarla a ella. Es en estos momentos donde Axlor debe apoyarla para ganarse su cariño.

    Nos vemos en la próxima oportunidad. Me alegro que hayas retomado la lectura de mis historia, y creeme que espero tu comentario, estaré esperando tu opinión acerca de Zero Hour y también la de Lost Years. Saludos.
     
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  7. Threadmarks: El limbo
     
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Los Viajeros: La guerra Rhajik
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    Ciencia Ficción
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    El limbo




    La cápsula salió eyectada de la Arcadia en dirección a Vulkano, el planeta más cercano a Xhander pese a que la distancia entre ambos era muy grande. Sin embargo, los cuatro que se encontraban dentro se temieron lo peor cuando el rumbo de ésta varió drasticamente hacia su izquierda, precipitándose de manera rápida al interior del agujero negro.

    Lill, Snow, Lio y Hillary se sujetaron con fuerza a los arneses que los mantenían fijados en los asientos y cerraron los ojos, conscientes de que estaban cayendo en un agujero del que era imposible salir. Sus mentes comenzaban ya a procesar la idea de que no volverían a ver a sus compañeros y que, cayesen donde cayesen, terminarían muriendo eventualmente.

    Sin embargo, la sorpresa que se llevaron los cuatro soldados de La Unión fue notable cuando un destello iluminó por completo el interior de la cápsula, que solo tenía las luces de emergencia encendidas. La cápsula se zarandeaba con fuerza y vibraba debido a la velocidad que comenzaba a alcanzar. En ese momento comenzó a sonar la alarma que indicaba la colisión inminente con alguna superficie.

    — ¡Sujetáos fuerte! — Exclamo Lio, apretando los dientes.

    Los cuatro humanos se prepararon para el impacto, que tardó treinta segundos en producirse. No obstante, el choque no fue tan doloroso, cosa que extrañó al grupo. Todos se miraron entre sí, dubitativos y temerosos, preguntándose que se iban a encontrar al salir de allí. Tras diez segundos, Hillary decidió desabrocharse el arnés y fue directa hacia el compartimento de suministros que llevaba la cápsula incorporada.

    — Tomemos todas las provisiones, no dejemos nada — Dijo Hillary, mientras se disponía a cargar consigo una especie de mochila cargada con suministros.

    — Colocaos los cascos — Indicó Snow, preparada por si el aire del exterior era irrespirable — Creo que no estamos en Vulkano.

    Una vez todos se lo colocaron, Lill accionó una palanca y ésta hizo que la puerta de la cápsula se abriera hacia arriba. Los cuatro miembros de la Arcadia observaron con preocupación el horizonte que se les presentaba.

    — Definitivamente no estamos en Vulkano — Murmuró el joven Crane con seriedad — Xhander ha logrado engullirnos.

    — ¡Mirad allí! — Hillary señaló a su izquierda — ¡Es la Arcadia!

    Frente a ellos se vislumbraba el morro de la nave de La Unión además de un yermo arenoso, idéntico a un desierto de la Tierra. El traje marcaba una temperatura de setenta grados celsius, lo que indicaba el abrumador calor que había en aquel engullido planeta. Además, el cielo tenía un color amarillento y muy vivo, lo que provocaba una fuerte luz que dificultaba la vista de los humanos.

    — Los trajes no aguantarán esta calor durante mucho tiempo — Murmuró Lio, consciente del peligro que se cernía sobre ellos — Acabamos de aterrizar y ya tenemos a nuestro primer enemigo.

    — La Arcadia parece intacta a simple vista — Dijo Snow, que no veía más opciones — Vayamos a resguardarnos de ésta luz allí, quizá en la sombra el calor abrasador disminuya la temperatura.

    — Esperemos que Axlor, Arva y Vanth sigan con vida — Las palabras de Lill hicieron temerse lo peor a más de uno — No perdamos más tiempo.

    Abandonados en la nada de un lugar inhóspito, el grupo emprendió el camino más lógico poniendo rumbo a la Arcadia bajo una luz cegadora y un calor en auge.

    [...]

    Axlor comenzó a abrir los ojos poco a poco mientras recobraba el sentido y el control de su cuerpo. Cuando se dio cuenta, el marciano comprobó que las luces de emergencia de la nave no dejaban de parpadear y la alarma resonaba con fuerza. El hombre notó como la sangre le corría por el rostro y al palpar su frente con los dedos se percató de que estaba sangrando. Adolorido por el accidente, el joven Vaalot se reincorporó con dificultad y dio un vistazo a su alrededor en busca de sus compañeros Arva y Vanth. Sin embargo, no había rastro de ellos.

    — ¡¿Arva?! — Comenzó a gritar el comandante momentáneo de la Arcadia, desesperándose cada vez más — ¡¿Vanth?!

    Axlor sabía que sus gritos eran en vano, pues parecía no haber nadie para responderlos. El chico de Marte dio unos pasos hacia el puente de mando, que estaba justo enfrente suya, pero antes de llegar sus piernas debilitadas le hicieron caer al suelo. La vista se le comenzó a nublar mientras éste se arrastraba a la desesperada con el fin de contactar a sus compañeros a través del canal principal de la nave.

    En ese instante, el joven Vaalot escuchó un ruido tras él seguido de unos pasos que resonaban metálicos. Axlor tragó saliva, temiéndose lo peor e intentando voltearse para ver lo que se le acercaba. Los pasos cesaron justo a su espalda, provocando en el marciano un escalofrío que le recorrió de arriba a abajo. Casi podía jurar que esa cosa lo estaba observando fijamente. Prácticamente sin fuerzas, el comandante Vaalot se rindió ante quién fuera que se encontraba junto a él.

    — Si vas a matarme, hazlo ya — Murmuró con resignación.

    Sin embargo y para su sorpresa, aquel ser — que Axlor suponía que era un Rhajik — lo tomó de las piernas con una especie de pinzas y comenzó a arrastrarlo. Suponiendo que aquello no era nada bueno, Axlor sacó fuerzas de flaqueza y pateó a aquella cosa para que le soltara. Lo consiguió y se giró rápidamente para verle la cara.

    Efectivamente, era un Rhajik, pero lo destacable era el hecho de que no tenía la característica luz roja de las demás máquinas, sino que el color de ésta era azul. El robot se quedó quieto mientras que el humano quedó paralizado. Ninguno de los dos hizo un movimiento durante casi un minuto, hasta que la máquina volvió a sorprender a Axlor con otra característica que lo hacía distinto a los demás.

    — No voy a hacerte daño — Cuando el joven Vaalot escuchó estas palabras a través del traductor, parpadeó varias veces para ver si era un sueño — Te llevo a un lugar seguro.

    — ¿Dónde están? — Fue lo primero que Axlor quería saber — ¿Dónde están mis compañeros?

    — A salvo — Respondió el Rhajik.

    — ¡¿Dónde?! — El marciano se cansaba de las respuestas simples de las máquinas cuando quería obtener información.

    — En las habitaciones de ésta nave — Dijo la máquina — Ven conmigo si puedes caminar.

    — Joder, claro que puedo, maldita máquina — Le recriminó Axlor, poniéndose de pie con dificultad — No necesito que me apuntes el camino, conozco mi nave.

    El Rhajik no respondió y se limitó a avanzar en dirección a las habitaciones donde supuestamente estarían Arva y Vanth. Axlor comenzó a seguirlo a una distancia reservada y prudente por si se trataba de una trampa, aunque en ese momento estaba desarmado e ir a la armería podría hacer que la máquina se lo impidiera. El chico de Marte guardó silencio y se dirigió a ver a sus compañeros esperando que ambos estuviesen lo mejor posible tras el accidente.

    [...]

    Lio iba en cabeza dejando tras de sí la huella de sus pies en la arena, mientras el resto de sus compañeros pisaban por donde él lo hacía. El hombre de Ceres se giraba de vez en cuando para asegurarse de que los demás le siguieran, pues llevaba una gran distancia a sus amigos. A más de treinta metros, Snow y Lill se atrevieron a preguntar a Hillary por la relación que tenía con el joven Santos.

    — ¿Qué os pasa a vosotros dos? — Preguntó la joven Carver — Antes de llegar hasta aquí, parecía que ibáis en serio.

    — Íbamos en serio, al menos, eso creo — Respondió Hillary, recordando lo sucedido — Simplemente es algo difícil de explicar.

    — Pues tenemos todo el tiempo del universo para que nos cuentes — Dijo Lill, caminando junto a ella — ¿Habéis discutido? No debe ser tan grave.

    — Mató a alguien en el pasado — La soldado Murphy soltó la bomba a sus compañeros — Él dijo que ya no es esa persona, que fue por vengar a su hermano, pero... cuando le miro a la cara, no sé si veo a Lio o a un asesino.

    — ¿Lio tenía un hermano? — Snow parecía muy sorprendida.

    — Sí, pero lo mató el hermano del representante Baker — Las palabras de Hill chocaron muy fuerte en sus compañeros — Lio terminó en Ceres y Jim lo ha estado usando como infiltrado en nuestra expedición, pero según Lio, ya no le pasa información y está deseando tener la oportunidad de meterlo en una celda.

    Lill y Snow se miraron en silencio, ambos totalmente impactados. Hillary no sabía si había hecho bien en contarlo, pues la situación de Lio en el equipo podría estar comprometida.

    — No seré yo quién lo juzgue — Murmuró Lill, acelerando el paso — Supongo que todos tenemos secretos, pero eso no nos hace ser otras personas.

    Snow y Hillary observaron con curiosidad como el joven Crane aceleraba el paso. Las dos chicas prosiguieron con su conversación.

    — Lill tiene razón — Musitó Snow, tratando de hacer entrar en razón a su compañera y amiga — Lio se guió por un impulso que todos tendríamos en su lugar. ¿Quién no vengaría la muerte de su hermano? Además, todos sabemos que Jim Baker es una sabandija pero, ¿usarlo como espía? Seguro que lo chantejeó.

    — Lo hizo — Le confirmó la soldado de la Tierra.

    — Entonces no hay más que hablar — Sentenció la hija de Eduard — Ahora debemos apoyarle y demostrarle que su pasado no influenciará en las decisiones que tome en su futuro. Le ayudaremos para que el representante de Ceres termine en una prisión de máxima seguridad y se pudra en ella.

    Hillary asintió con satisfacción al oír las palabras de la joven Carver. Sin duda alguna, Snow la había convencido por completo: debía darle una oportunidad a Leonardo.

    Lill recortó distancia entre el hombre de Ceres y las chicas hasta llegar finalmente a su lado. El joven Santos avanzaba a paso rápido en dirección a la Arcadia y mantenía un ritmo asombroso dada la situación y el calor por el que estaban pasando.

    — ¿Por qué vas tan deprisa? — El joven Crane trataba de avanzar al mismo son que su compañero — La Arcadia no se moverá de allí.

    — Eso no lo sabemos — Murmuró Lio, serio — Es nuestro único billete de salida, si es que realmente podemos salir de aquí.

    — Encontraremos la forma — Musitó Lill, que cambió de tema acto seguido — Dime Lio, ¿qué hacías antes de entrar en la Expedición II?

    El hombre de Ceres se giró para observar a Lill con sorpresa. Santos no se esperaba una pregunta así y en su rostro se podía apreciar la incomodidad, cosa que notó el joven Crane. Tras unos segundos a la espera de una respuesta por parte del hombre, Lill decidió zanjar el tema.

    — Tranquilo, Lio — Musitó el novio de Snow — Cuando estés listo para darte a conocer, hazlo. Nadie aquí te va a juzgar.

    Lill bajó la intensidad de su caminar y se fue quedando atrás mientras Leonardo se encontraba dubitativo tras la breve conversación. Los cuatro miembros de La Unión prosiguieron su andadura durante más de quince minutos, soportando las altas temperaturas de aquel extraño planeta.

    Finalmente, exhaustos y abatidos, llegaron a la ubicación de su nave. La Arcadia yacía semienterrada en la arena fruto de la caída en la superficie aunque sorprendentemente parecía intacta. Lio, Lill, Snow y Hillary observaban en silencio su única oportunidad para salir de aquel lugar.

    — No me gusta el silencio — Murmuró Hillary, preocupada por los compañeros que no llegaron a salir de la nave — Espero que ahí dentro estén Axlor, Arva y Vanth.

    — ¿Y si... y si no están ahí dentro? — Snow no pudo evitar ponerse en lo peor — ¿Y si están... muertos?

    — No lo están — Lill trató de focalizar su positividad en los pensamientos de su chica — Son increíblemente fuertes y saben sobrevivir. Los encontraremos ahí.

    De pronto, Lio tomó el Striker que tenía sujeto en la espalda de su traje y con la mirada seria apuntó a una zona de la Arcadia. El resto de sus compañeros le miraron extrañados, sin entender el motivo de armarse repentinamente.

    — ¿Lio? — La soldado Murphy quería saber que ocurría.

    — Allí — El joven Santos señaló a un lado de la nave, donde si vislumbraba movimiento — No estamos solos.

    Lill, Snow y Hill hicieron lo propio que Lio y centraron su atención en aquella zona indicada. Los Rhajik marchaban en fila al interior de la Arcadia ante la mirada temerosa de los cuatro humanos.

    [...]

    Aquel Rhajik distinto caminaba con parsimonía hacia una de las habitaciones donde tendrían que estar la piloto Tidder y el neoniano Dheer. Axlor estaba atento a cualquier movimiento sospechoso u extraño de la máquina para abalanzarse sobre ella y arrancarle el cableado que la mantenía operativa.

    Durante el transcurso del corto camino ninguno de los dos dijo nada. El robot parecía estar tranquilo pese a tener a un humano detrás suya que fácilmente podría atacarle. Fue ese aire de superioridad y confianza lo que dejó al joven Vaalot totalmente descolocado. Tras dos minutos a paso lento, el Rhajik señaló la puerta de una habitación con uno de sus brazos.

    — Tú primero — Musitó Axlor, que no dejaba de ver posibles trampas en cualquier lado.

    — Como quieras.

    La máquina se aproximó a la puerta de la habitación y ésta se abrió al notar la presencia de alguien frente a ella gracias a un sensor de proximidad que portaban las puertas de la nave. Axlor entró tras él alzando la mirada en busca de Arva y Vanth. El marciano se llevó una grata sorpresa cuando vio a Vanth de pie y a Arva recostada sobre una cama pero al ver esto último corrió hacia la joven Tidder temiéndose lo peor.

    — ¡¿Está bien?! — Axlor sonaba muy desesperado — ¡¿Está viva?!

    Vanth colocó su mano izquierda sobre el hombro derecho del marciano, haciéndole presagiar lo peor. No obstante, las palabras del neoniano eran una buena noticia que contrastaba con el gesto que acababa de hacer.

    — Está descansando — Murmuró Vanth Dheer con tranqulidad — Estaba buscándote a la desesperada y pensando que los Rhajik nos habían raptado, así que la sedé para que durmiera y retomara fuerzas.

    — ¿Acaso no lo han hecho? — Axlor se volteó a ver al Rhajik con rabia, refiriéndose a las palabras del neoniano sobre haber sido raptados.

    — Estoy tan sorprendido y dudoso como tú, comandante Vaalot — Respondió el neoniano — Pero no nos han raptado. Es más: nos van a ayudar a salir de aquí.

    — ¿Cómo? — El hombre de Marte se incorporó y se volteó para centrarse en la conversación mientras Arva dormía — ¿Ayudarnos? ¿Un Rhajik?

    — Soy un Rhajik pero no estoy bajo el control de El Supremo — Dijo la máquina, metiéndose de lleno en la conversación — Por eso estoy aquí.

    Axlor miró a Vanth y luegó miró al Rhajik, preguntándose si se le escapaba algo de la situación y si de verdad lo que estaba oyendo era cierto. La máquina decidió explicar más a fondo lo que estaba sucediendo.

    — El Supremo tomó el control de todas las máquinas excepto de veinte — Comenzó diciendo el robot — Los veinte primeros Rhajik que fuimos creados por los neonianos.

    — No lo comprendo — Al marciano le crecían las dudas — ¿Por qué pudo obtener el control de todas las máquinas excepto de las primeras veinte?

    — Las primeras veinte fueron creadas con capacidad de raciocinio — Intervino Vanth, ayudando a Axlor a que entendiera lo acontecido — Ellas podían tomar decisiones y vivir a su libre albedrio. Fue un error a priori que mis antepasados decidieron no borrar y comenzaron a crear máquinas que solo se limitaban a obedecer órdenes explícitas; esas son las máquinas que se enfrentan a nosotros.

    — Muy interesante, pero yo no me conformo con eso — Axlor se aproximó al Rhajik con recelo — La pregunta es: ¿estáis con El Supremo o estáis contra él?

    — Ven a verlo tú mismo — Indicó el Rhajik, pidiendo que Axlor le siguiera.

    Vanth asintió en señal de tranquilidad al joven Vaalot, que decidió seguir al Rhajik de nuevo. La máquina quería probar que era de fiar, por lo que quiso enseñarle algo que podría mostrarle la prueba definitiva al humano. Axlor se dio cuenta de que el robot se dirigía al núcleo de la Arcadia, su motor principal.

    Tras poco tiempo de pasear por la nave, la máquina y el hombre llegaron a la sala del núcleo. Axlor se quedó atónito y sin articular palabra al ver como varios Rhajik más se encontraban reparando el motor dañado de la Arcadia tras el accidente contra la superficie de aquel planeta. Todas estaban trabajando específicamente en el núcleo, demostrando que estaban del lado de los humanos y los neonianos, al menos aparentemente.

    — ¿Ahora me crees cuando te digo que estamos de vuestro lado? — La máquina no sabía que más hacer para probar su lealtad a otro que no fuera El Supremo — Yo fui el primer Rhajik en ser creado, me llamaron Zyon.

    Axlor seguía impactado debido a la situación cuando de pronto se comenzaron a escuchar disparos en el exterior de la nave. Zyon no lo dudó y comenzó a correr en la dirección de la que provenía el ruido mientras que el marciano hizo lo propio.

    Cuando salieron de la nave se toparon con Lio, Hillary, Lill y Snow apuntando a las máquinas restantes de los veinte que dijo Zyon mientras estas mostraban sumisión ante la sorpresa de los humanos. Al ver a Axlor, bajaron las armas.

    — ¿Axlor? — Snow se sorprendió al verlo — ¿Qué es esto?

    — Os lo explicaré, vamos, venid dentro — Indicó el joven Vaalot con tranquilidad.

    El resto de miembros de la Arcadia obedeció a su actual y temporal comandante y entraron a la nave por uno de sus lados. Rhajik al margen excepto Zyon, el grupo se reunió al completo en la sala donde se planeaba cualquier cosa y era específica para ello o reuniones del equipo.

    Axlor, una recién despierta Arva, Vanth, Zyon, Lill, Snow, Lio y Hillary formaban un círculo alrededor de una mesa redonda que podía proyectar hologramas en tres dimensiones si quisieran mostrar alguna estructura. Siendo la máxima autoridad por decreto, el comandante Vaalot tomó la palabra y activó el holograma de los daños en el núcleo para mostrarles a los demás.

    — La Arcadia ha sufrido daños superficiales en la coraza exterior, pero internamente tenemos daños en el núcleo. Todos sabéis que el núcleo es el principal motor que nos mantiene a flote y lo que suministra energía a toda la nave, por lo que perderlo sería fatal para nuestra supervivencia — Narraba el chico de Marte a sus compañeros — Zyon y sus Rhajik están reparándolo lo más rápido que pueden para que no tengamos que estar aquí mucho tiempo, pero sabemos que no será fácil ni rápido.

    — Una cosa — Intervino Lio — ¿Cómo sabemos que estas máquinas son de fiar?

    — No lo sabemos al cien por cien — Vanth decidió responder al hombre de Ceres — Pero son la única posibilidad de salir de aquí, al menos en unos días.

    — ¡¿Unos días?! ¡¿Aquí?! — Lill se echó las manos en la cabeza — ¡No me jodas! ¡El Supremo podría atacar Neonia o el Sistema Solar de nuevo!

    — No eres el único que lo piensa, Lill, pero es lo que tenemos: unos días dependiendo de como evolucionan las reparaciones — Indicó Axlor con seriedad — Volviendo al tema, el plan es salir de éste agujero en el que nos hemos metido lo más rápido posible, pero el tiempo no lo podemos manejar nosotros y es lo que juega en nuestra contra. Así que vamos a trabajar todos juntos para irnos de aquí lo más pronto posible y dejar el limbo en el que estamos. Regresaremos a la Tierra y le contaremos a los representantes de La Unión todo lo sucedido — El comandante Vaalot lanzó un suspiro de agotamiento y liberación — Estamos solos en esto.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Hola amigo, paso a comentar. Pese a que se trató de un capítulo más corto y menos intenso que los dos anteriores, tengo que decir que me ha gustado mucho.

    Fue una sorpresa que todos cayeran en Xhander y no hayan ido a Vulkano. Me hace pensar que ese planeta tendrá importancia más tarde. Me parece asombroso el hecho de que los primeros veinte Rhajik hayan escapado al control de El Supremo. Imagino que es por eso que se encontraban en Xhander. Al ver que no los podía controlar, el Supremo se habrá deshecho de ellos. Lo que no entiendo es si no tenía conocimiento de las capacidades de los mismos, porque al haber tirado a los humanos allí, lo único que hizo fue comprometerse un poco. Imagino que habrá creído que los Rhajik no sobrevivirían al desierto, o que los humanos morirían antes de establecer contacto con ellos.

    Aparentemente, Zyon se integra al equipo en contra del Supremo, pero no lo veo durando más allá de esta parte. Por algún motivo, creo que él podría ser asesinado. Pero solo queda esperar.

    Me alegra que Lill, Snow, Hillary estén decididos a desenmascarar a Jim. Era necesario que se dieran cuenta de que un criminal no puede tener una colonia para él. Me pregunto quién habrá sido el idiota que lo propuso en primer lugar. Imagino que cuando Lio revele la verdad, Axlor, Arva y Vanth se sumarán al plan. Ahora tienen una estrategia perfecta. Podrían llevarse a los Rhajik "primitivos" a la Tierra y mantener vigilado a Jim. Seguro él intentaría obtener el control de los mismos, y cuando falle, tendrán evidencia suficiente de lo que hicieron. Aunque me gustaría que Kyllian y Ashley (que han perdido protagonismo desde hace varios capítulos) participaran también. En fin, cuando ocurra daré mi opinión.

    Ahora a ver cuanto tardarán en salir del agujero donde cayeron, y ver como les va en la guerra contra los Rhajik. Por cierto, me agrada que hayas dividido la historia en partes. Creo que es mejor así. Puedes estar seguro que estoy ansioso por ver como se llamará la siguiente.

    Por ahora será todo. Saludos.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Los Viajeros: La guerra Rhajik
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    Antes de comenzar con el capítulo, quiero decir que éste será el último hasta seguramente principios de Agosto, pues por motivos de trabajo tengo poco tiempo para escribir y además me falta una historia por terminar a la que le daré fin a lo largo de éste mes y el próximo:


    Tan solo quería informarles. Sin más que decir, espero que os guste.



    Tiempo muerto


    Los representantes y algunos de los miembros de La Unión formaban un círculo alrededor de una mesa hecha de la misma forma. La representante de Neonia, Narisha Taaliv, mostraba un gesto de preocupación y temor mientras parecía sumida en sus profundos pensamientos. La representante de la Luna, Chloe Miller, se limpiaba las lágrimas de los ojos fruto de un largo llanto al recordar al fallecido Eduard Carver. El representante de Marte, Jefferson Stagger, tenía el ceño fruncido y los puños apretados, conteniendo la ira y la impotencia en su interior.

    El que fuera comandante de la Expedición I, Kyllian Stagger, estaba con la mirada seria y a la espera de que se le fuera encargada la misión de buscar y encontrar al asesino del representante de la Tierra. Junto a él, la soldado Cleo Allier se encontraba cabizbaja pero al mismo tiempo lista para ponerse a trabajar. Unos metros a su lado, el soldado Igor Ahmov y la soldado Ashley Ripley esperaban órdenes y estaban deseosos de hacer pagar al asesino su cruel crimen. Tras unos minutos de absoluto silencio en aquella sala, uno de los representantes tomó la palabra.

    — Ha sido Jim Baker — Murmuró Chloe, notándose en su voz la tristeza y las lágrimas contenidas — ¿Verdad?

    — No lo sabemos, representante Miller — Respondió Cleo con suavidad.

    — Pero es evidente que ha sido él — Intervino Kyllian, con los brazos tras la espalda — Tan solo hay que ver que no está aquí reunido con nosotros, que no atiende llamadas, que está ilocalizable y que sus pertenencias no están en su despacho aquí en la sede.

    — Tenemos un primer y gran sospechoso, entonces — Musitó Igor, frotándose las manos — Representantes, ¿cuando empezamos?

    De pronto, el representante Stagger golpeó con fuerza la mesa que tenía frente a él y donde estaba apoyado. Todos los demás allí presentes observaron a Jefferson con sorpresa y pena. El que fuera el primer comandante de la historia de la humanidad en viajar por el espacio — no fue muy lejos, pues llegó hasta Plutón — descargó su rabia contra la mesa y alzó la vista para ver a la gente allí presente.

    — ¡Nunca confié en ese parásito! — Exclamo Jefferson, furioso — ¡Quisimos ser cordiales con un criminal y le hicimos representante de los suyos! ¡Todo por considerar a Ceres como una colonia de La Unión! ¡Todo por puta burocracia!

    Los presentes en la sala de reuniones asintieron. El representante de la colonia marciana tenía toda la razón del mundo y en sus palabras se podía apreciar la frustración contenida. Jeff nunca fue partidario de hacer a Jim representante, pero sí lo fueron los demás.

    — Supongo que se quiso convertir a Ceres en una colonia autosuficiente en vez de una prisión espacial — Dijo Ashley, suponiendo las razones por las que el criminal llegó al cargo — Aunque fue un evidente error. Mi hermano murió allí cuando estábamos tratando de rescatarlo de la invasión Rhajik... no puedo evitar pensar que él es el total responsable de su muerte, máquinas asesinas aparte.

    — Le haremos pagar por todo, Ash — Murmuró el joven Stagger, volviendo al tema principal — No podemos perder más tiempo aquí, Jim podría estar en cualquier parte.

    — A estas alturas, quizá no lo volvamos a ver — Indicó Narisha, la neoniana — No hay que olvidar que nuestro principal objetivo es la guerra contra los Rhajik, y que tenemos al comandante Karless y su equipo dirigiéndose a un sector desconocido. La búsqueda de Jim Baker está en segundo plano.

    — Sí, pero no por ello vamos a dejarlo a un lado — Kyllian se plantó ante los representantes — Me lo ordenen o no, voy a buscar a ese malnacido para hacerle pagar todo lo que ha hecho — El joven Stagger observó a su padre — Porque perder a un padre debe ser doloroso y cuando Snow regrese... quiero poder decirle que tenemos al asesino del suyo entre rejas.

    Tras las palabras del que fuera el tercer comandante de la historia de la humanidad — por detrás de Jefferson y Naylon — los demás allí presentes asintieron con satisfacción, sobretodo su padre. Así pues, habían decidido que extraoficialmente irían a capturar y encerrar a Jim Baker para que sus atrocidades terminasen de una vez por todas. Y ésta caza de brujas estaba en medio del clímax de la guerra contra los Rhajik.


    [...]

    Tres días después

    — ¿Todo listo? — Preguntó el comandante Vaalot, con la mirada al frente puesta en el gran ventanal del puente de mando.

    — Listo — Musitó la piloto Tidder con absoluta seriedad y accionando los pasos correspondientes para encender el motor de la Arcadia — Núcleo operativo. Preparados para salir de éste maldito agujero cuando lo ordenes.

    — Ahora.

    Arva activó los propulsores y la nave comenzó a elevarse, quitándose arena de encima y logrando lo impensable hacia tan solo unos días. Pese a que el tiempo pasaba relativamente lento en el interior de Xhander, la tripulación era consciente de que llevaban unos días allí y temían encontrarse con un escenario en el que los Rhajik atacaran las colonias humanas y neonianas.

    Sin querer perder ni un minuto más y con el núcleo reparado gracias a los veinte Rhajik que se unieron a la causa, los miembros de La Unión lograron arrancar la nave. Ahora venía lo complicado: salir de allí. La fuerza de atracción de Xhander estaba desactivada pero si El Supremo veía a la Arcadia salir, podría activarlo para volver a engullirlos y todo habría sido en vano.

    — ¡Sujetáos todos conforme podáis! — Exclamo Lio a sus compañeros — ¡Es la hora de la verdad!

    Arva dio la máxima aceleración a la Arcadia y puso rumbo a la salida de Xhander. La nave se impulsó hacia el cielo a una velocidad impresionante y de pronto la tonalidad amarillenta de dicho cielo se tornó en destello, cegando por completo a todos los integrantes de la nave. En ese instante, la Arcadia salió disparada del agujero negro rozando la infraestructura que había a un lado y desapareciendo en cuestión de segundos de la supuesta y posible vista de El Supremo.

    Cuando la piloto Tidder se dio cuenta ya habían dejado atrás a Xhander, por lo que desaceleró la Arcadia y puso rumbo automático a la Tierra. Todos sus compañeros lo celebraron gritando y festejando el haber salido del pozo en el que estaban sin que El Supremo pareciese haberlo notado. Sin embargo, mientras la tripulación se liberaba del temor acumulado, Arva se dirigió en silencio hacia la sala médica.

    Allí yacía el cuerpo sin vida de Juice cubierto por una sábana blanca. Su hermana gemela se sentó a un lado y buscó entre la sábana su mano. Cuando Arva notó el tacto, la sintió fría e inerte. Aquello provocó en la joven Tidder un llanto apagado que trató de disimular sin éxito cuando Axlor entró por la puerta. El marciano, sin articular palabra, se sentó a su lado y la abrazó con todas sus fuerzas.

    Lill y Snow se abrazaron tras ver que estaban de regreso a la Tierra. La pareja sentía alivio de que la misión se hubiera cumplido, aunque lamentaban las muertes de Turak y Juice.

    Por otro lado, Vanth observaba a los veinte Rhajik en silencio. Zyon le llamaba mucho la atención, siendo el más destacado de las máquinas rebeldes por así decirlo.

    Lio y Hillary se miraban entre tanta celebración. Ambos humanos tenían sentimientos recíprocos y cuando encontrarán el momento, hablarían de ellos.
    Finalmente tras un buen rato de alegría, el grupo decidió descansar mientras la Arcadia los llevaba en dirección a la Tierra para hablar con La Unión de todo lo sucedido.

    [...]

    Vanth Dheer observaba por un ventanal el infinito espacio repleto de estrellas. El neoniano era alguien muy soñador y no podía evitar imaginarse viajando más tiempo por el espacio, descubriendo y desentrañando misterios universales. Sumido en esos sueños, el neoniano no se percató de la presencia que había detrás de él.

    Se trataba del joven Vaalot, que estaba visiblemente cansado. Todos los demás se encontraban durmiendo o al menos en sus respectivos camarotes, por lo que humano y neoniano se encontraban teóricamente solos. El marciano dio unos pasos más hasta colocarse al lado de Vanth. Éste giró el cuello un poco para mirarle y luego prosiguió con mantener la vista al frente.

    — Deberías ir a descansar, comandante Vaalot — Dijo el neoniano sin apartar la vista de las estrellas — Ha sido una dura misión la llevada a cabo.

    — Deja de llamarme así — Musitó Axlor, que no se sentía comandante — El comandante es Naylon, y cuando hablemos con La Unión, volveremos a por él.

    — Entiendo el optimismo que mantienes por tu amigo pero, ¿sería el mismo si se tratara de alguien menos... querido? — Quiso matizar Vanth.

    — No tengo hermanos, mis padres faltaron hace mucho... — Murmuró Axlor con seriedad — Mi prioridad es Arva, seguida de Naylon. Es como un hermano para mí.

    — Es evidente — Respondió el neoniano, volviéndose hacia el humano — Pero sé que no estarías tan dolido si el muerto o desaparecido fuera otro de nosotros.

    — ¿Qué estás insinuando, Vanth? — Axlor comenzaba a molestarse.

    — No me malinterpretes, no te estoy reprochando nada — Dijo el neoniano, volviendo la vista al frente — Lo que quiero decir es que, el título de comandante es solo eso, un título. Y que pese a ser un equipo, todos tenemos nuestras prioridades.

    — ¿Ah, sí? — El joven Vaalot observaba el rostro serio del neoniano — ¿Y cuál es tu prioridad? Porque haber perdido a Turak no parece que te haya afectado.

    — La supervivencia de los treinta y cinco neonianos que quedan con vida — Respondió Vanth Dheer, manteniendo el contacto visual con el humano — Turak era nuestro comandante, él no sufriría por la muerte de otro de los nuestros, la usaría para enfurecerse y atacar con más fuerza. ¿Por qué iba a lamentarme por su muerte si él no lo haría por la mía ni la de los demás? Turak Klamp representaba la valentía y rudeza de los neonianos; yo, la inteligencia que los mantiene con vida.

    La conversación terminó en aquel momento. Vanth dio media vuelta y comenzó a caminar en dirección a su habitación ante la mirada seria de Axlor, sin embargo, antes de irse quiso decir unas últimas palabras.

    — Ve a descansar — Insistió el neoniano, sin molestarse en voltearse — Te necesitamos fresco para la reunión con La Unión.

    Lill y Snow observaban desde una prudente distancia a los veinte Rhajik que habían sido ubicados en el gimnasio, pues no había otro sitio más adecuado para ellos. La pareja procedente de la Tierra se sentía intrigada acerca de la capacidad de hablar de esas veinte máquinas.

    — ¿Crees que si me acerco pueda hablar con ellos? — Al joven Crane le invadía la curiosidad.

    — ¡Claro que sí! — Exclamo Snow, alzando los brazos — Han demostrado ser razonables y útiles. Lo de leales debemos comprobarlo poco a poco.

    — Entonces, ¿me acerco?

    — Sí quieres, sí — Musitó la joven Carver, mostrando un Striker entre sus manos — Te cubro por si resultan no ser amigables.

    — No sé si será necesario usarlo, pero... — Lill parecía dubitativo durante un instante — Es bueno saber que mi espalda está protegida.

    — Siempre lo estará — Snow le dio un tierno beso — Ahora ve, si tantas ganas tienes.

    — Gracias, mamá — Musitó Lill con sarcasmo — Voy a ello.

    El humano salió de su posición y empezó a caminar en dirección a los Rhajik. Las máquinas se fijaron en él mientras lo veían aproximarse a ellas, y fue Zyon quién se puso al frente. Al parecer, él hablaba por todas las demás.

    — Esto... — El joven Crane no sabía como iniciar la conversación con la máquina — Te llamas Zyon, ¿no?

    — ¿Cómo lo has sabido? Aquí todos somos iguales — Zyon hizo referencia a las demás máquinas.

    — Te has puesto al frente de ellas, como si fueras su portavoz — Murmuró Lill — Por eso he supuesto que eras tú.

    Zyon no respondió al comentario de Lill, cosa que incomodó al humano puesto que éste quería mantener una conversación. Tras un minuto entero mirándose, el joven Crane comenzó a dar pasos hacia atrás ante la mirada — supuestamente sorpresiva — de los Rhajik.

    — Bueno, esto, yo... — Lill sonreía forzadamente — Hasta luego... a todos.

    Lill regresó a su cobertura donde Snow lo observaba con una mezcla de ternura y extrañeza.

    El hombre de Ceres se encontraba en su correspondiente habitación, sumido en sus pensamientos mientras tumbado en la cama hacía chocar una pequeña pelota sobre la pared de enfrente. Leonardo estaba deseando llegar a la Tierra, y el motivo era uno al cuál había llegado tras contarle a Hillary la persona que él fue.

    Lio tenía decidido presentar su renuncia a los representantes de La Unión en lo que al puesto en la Arcadia se refería. Tenía claro que mantener su pasado enterrado no era la solución y creía firmemente que había perdido el interés de la soldado Murphy en él.

    Mientras Santos jugaba con su pelota alguien tocó a la puerta de su camarote. Lio activó el cerrojo desde la mesita que tenía al lado de su cama para que la puerta se abriese ante la presencia que hubiese tras ella. Ésta lo hizo y para sorpresa del hombre, Hillary entró en su habitación.

    — ¿Qué pasa? — Lio lanzó la pelota a un lado y se sentó al borde de la cama — ¿Ha ocurrido algo?

    La soldado Murphy no dijo nada. La chica se sentó en silencio al lado del hombre de Ceres y acto seguido le sonrió, para finalmente hablar.

    — He tenido todos estos días para reflexionar acerca de lo que me contaste — Murmuró Hillary, mirando fijamente los ojos de su compañero — Y me he dado cuenta de que ya no importa que persona fuiste, sino la que eres ahora.

    Lio quedó perplejo tras las palabras de la mujer, pues no esperaba ni de lejos esa respuesta final. Además, para su sorpresa, Hill se aproximó a su rostro tras sus palabras y le besó. El hombre de Ceres no sabía como reaccionar pero apostó por disfrutar del beso, que fue lo largo que ambos quisieron que fuera.
    Ambos se quedaron juntos en la habitación; Hillary feliz de haber retomado su relación — que nunca había sido oficial — y Lio feliz por ello pero pensándose seriamente la decisión que parecía tener tomada hacía un rato antes.

    [...]

    Una semana después

    Los trabajadores de La Unión despejaban la pista de aterrizaje donde la Arcadia iba a descender y asentarse, trayendo de vuelta a los hombres y mujeres que fueron tras la señal enviada por Axlor y Arva.

    Jefferson, Chloe y Narisha vieron descender a la nave y se colocaron a unos metros de ésta cuando ya había aterrizado, deseosos de ver a sus miembros y ansiosos por saber que habían descubierto. Habían pasado diez días desde que se fueron de la Tierra y en La Unión había reinado hasta entonces una sensación de intranquilidad que con la muerte de Eduard se convirtió en una tensión que cortaba como cuchillos.

    La tripulación de la Arcadia comenzó a descender con Vanth Dheer en cabeza. Al no ver al comandante Karless ni al comandante Klamp, los representantes se temieron lo peor. Pero el golpe duro llegó cuando vieron a Axlor cargar con el cuerpo sin vida de Juice y Arva con un rostro pálido tras él.

    — Oh, no — La representante de la Luna, Chloe Miller, se acercó impactada hacia el cuerpo de la piloto Tidder sujetado por el marciano — Esto no... ¿cómo ha...?

    Arva rompió en llanto y Chloe hizo lo propio mientras se abrazaba con ella. El resto de soldados y representantes se encontraban cabizbajos y dolidos por la escena que estaban viendo. En ese momento la joven Carver se sorprendió de no ver a su padre con los demás representantes.

    — ¿Dónde está mí padre? — Preguntó Snow, deseosa de verlo — Necesito abrazarle.

    Jefferson y Narisha se miraron apenados. Los demás estaban extrañados de la reacción de ambos representantes, que no sabían como decir la verdad. En ese instante aparecieron Kyllian, Ashley, Igor y Cleo para ver a sus compañeros.

    — ¿Me podéis decir dónde está mí padre? — Insistió Snow.

    — ¿Dónde está Eduard? — Lill se temía algo y en su rostro se podía ver.

    Nadie tenía el valor de decir lo que había sucedido, pero de pronto, el joven Stagger dio un paso al frente para hablar.

    — Snow, tú padre... — Kyllian tragó saliva antes de soltar la bomba — Eduard ha sido asesinado hace unos días.

    El rostro de Snow dio un cambio drástico pasando de la incertidumbre a la palidez. Antes de que nadie pudiera decir nada, la joven Carver se tambaleó hasta casi caerse.

    — ¡Snow! — Exclamo el joven Crane, corriendo a tomar en brazos a su novia para evitar que cayese al suelo.

    Todos los presentes quedaron en shock con la noticia y el ver a Snow tan afectada pesó mucho, haciendo que algunos de sus compañeros como Hillary, Cleo y Lill comenzaran a llorar con ella. Sin embargo, aún quedaba algo más que contar.

    — ¿Quién...? — Snow luchaba por articular palabras mientras un llanto incontrolable le recorría el rostro y su novio la abrazaba por la espalda — ¿Quién lo hizo...?

    Jefferson y Chloe se miraron entre sí, dolidos por no haber evitado algo que de alguna forma podía terminar ocurriendo. Una vez más, el joven Stagger fue el mismo en dar los detalles de la noticia que había revelado.

    — Ha sido el representante Baker — Murmuró Kyllian con resignación y seriedad — Está en paradero desconocido y llevamos días buscándole.

    Nadie podía dar crédito a lo que estaba oyendo. Les acababan de informar de que Jim había asesinado a Eduard y se había fugado de la sede de La Unión. Todos parecían afectados con la noticia pero Lio se sentía, de alguna forma, culpable de ello.

    Lill se volteó hacia el hombre de Ceres con la cara llena de lágrimas y una expresión de ira que nunca se le había visto al cartógrafo espacial. Antes de que cualquiera reaccionase, el joven Crane se lanzó contra Lio y le asestó un fuerte puñetazo en la cara que hizo que el joven Santos se desplazase unos metros hacia atrás y tuviese que apoyarse en sus rodillas para recomponerse.

    — ¡Debiste hablar antes! — Gritaba Lill, sumido en la furia de ver a su chica rota por la muerte de su padre — ¡Esto ha ocurrido por tu culpa!

    Lill se disponía a volver a golpear a Leonardo pero el soldado Ahmov y Kyllian intervinieron a tiempo, sujetándole ambos de un brazo cada uno. Hillary no sabía a que lado mirar, quedándose simplemente paralizada entre lágrimas.

    La situación se había ido fuera de control, por lo que todos se dispusieron a calmarse y hablar de todo lo sucedido en unas horas. Sin embargo, la situación fue a peor cuando los veinte Rhajik que el grupo se había llevado consigo de Xhander comenzaron a bajar por la rampa de salida de la Arcadia.

    — ¡Rhajik! — Gritó un trabajador de La Unión, señalando a las máquinas — ¡Es una trampa!

    Inmediatamente comenzaron a sonar las alarmas en toda la sede de La Unión y sus soldados salieron de todos lados armados con Strikers y Busters, rodeando la nave y a su tripulación. Tanto Vanth, Lio, Hillary, Arva, Lill, Snow y Axlor como Kyllian, Igor, Ashley, Cleo, Jefferson, Narisha y Chloe se quedaron impactados ante el despliegue tan rápido de soldados. Ni los representantes ni los soldados que no participaron en la misión parecían entender la situación.

    — ¡Bajad las armas, no es lo que parece! — Exclamo el actual comandante de la expedición con las manos en alto — ¡No son hostiles! ¡Hay una explicación!

    — ¡Explica ésta mierda ahora mismo, chico! — Dijo Jefferson, furioso de ver a esas máquinas en la Tierra.

    En ese momento, los treinta y cinco neonianos que tenían una zona reservada para ellos salieron de su lugar escoltados por soldados de La Unión y con Cinthia junto a ellos. Los nativos de Neonia comenzaron a gritar en su idioma que los Rhajik fueran exterminados allí mismo mientras Zyon y los suyos observaban expectantes y sin una postura amenazante a los humanos que les apuntaban.

    — ¡¿Qué diablos es esto?! — Cinthia no entendía que estaba sucediendo — ¡¿Qué hacen esas máquinas asesinas aquí?!

    — ¡Están de nuestro lado! — Indicó Axlor, tratando desesperadamente de calmar a los suyos — ¡Por favor, tenéis que creerme! ¡Gracias a ellos hemos llegado aquí!

    — No tenéis nada de lo que temer — Musitó Vanth con una voz suave — Son los primeros veinte que creamos, sus capacidades son superiores a las de los que hemos combatido. Son conscientes de que no somos una amenaza para ellos y vienen a ayudarnos.

    — ¡¿Ayudarnos?! — Ashley estaba furiosa de ver tantos robots allí plantados — ¡Son unos malditos asesinos y vosotros sois sus creadores! ¡Merecéis la extinción!

    Las palabras de Ashley no sentaron bien en el grupo de neonianos, que comenzó a increpar a la soldado Ripley. Narisha decidió poner paz al aproximarse a los suyos y decirles que se calmaran mientras el resto esperaban expectantes la decisión de los representantes sobre los veinte Rhajik.

    — ¡Bajad las armas, todos! — Ordenó Chloe, la representante lunar — ¡Los Rhajik serán trasladados a un área vigilada hasta nueva orden!

    Jefferson miró a su compañera con un rostro de evidente enfado, pues no estaba de acuerdo con tener Rhajik en la sede de La Unión. Narisha, por otro lado, asintió con satisfacción ante la decisión tomada por la representante Miller. Nadie la discutió, por lo que Zyon y los suyos fueron llevados a una gran sala tecnológica de la sede bajo la vigilancia de más de cincuenta soldados de La Unión.

    Tanto representantes como miembros de la expedición terminaron por acordar una reunión inminente en una hora, dándoles algo de tiempo para que asimilaran lo sucedido y prepararan en siguiente paso que dar en la guerra contra los Rhajik.

    [...]

    Tres hombres que trabajaban como enterradores en el cementerio de soldados caídos de La Unión acababan de enterrar el cuerpo sin vida de la piloto Tidder. Frente a su reciente tumba, la representante de la Luna y el joven Vaalot acompañaban a Arva en uno de los momentos más dolorosos de su vida.

    Sin una lápida que llevase su nombre, la tumba de Juice parecía ser la tumba de una persona que no existía y que nadie conocía, no obstante, tenía a tres personas venerándola y sintiendo una fuerte tristeza por su pérdida. Tras más de diez minutos allí, en silencio, Chloe Miller decidió dejar a la pareja a solas. Unos minutos después, Axlor pensó que ya era momento para irse.

    — ¿Estás bien? — Pese a que la pregunta sonaba ridícula considerando el escenario en el que estaban, el marciano se refería al estado anímico de la chica.

    — Sí — Musitó la piloto Tidder, sin dejar de ver la cruz blanca que tenía enfrente — Tan solo quiero estar aquí un rato más.

    — Entiendo — Respondió Axlor, respetando el deseo de la mujer — Estaré esperándote en la entrada, ¿vale?

    Arva asintió, movimiento que interpretó Axlor con normalidad. El chico nativo de Marte apoyó su mano derecha en el hombro izquierdo de la mujer en señal de pésame y luego se dirigió a la salida del cementerio, dejando a las gemelas Tidder a solas.

    Al otro lado del recinto se encontraba Snow de rodillas frente a la tumba de su padre, el representante de la Tierra, Eduard Carver. Tras ella estaba su pareja, Lill, de brazos cruzados y observando con mirada seria la lápida decorada con distintas flores.

    Cuando el hombre se dio cuenta, vio que la joven Carver se encontraba apretando la tierra arenosa de la tumba con sus manos. Aquello le indicaba que la mujer estaba llena de ira y al igual que el propio Lill, tenía claro que irían a por Jim Baker.

    Mientras tanto en la sede de La Unión, concretamente en el área en la que los neonianos convivían, se estaba realizando una especie de ceremonia en honor al recientemente fallecido y comandante neoniano: Turak Klamp. Tanto la representante de Neonia como Vanth estaban allí presentes para venerar lo que los neonianos llamaban como 'sacrificio por el bien común', que se basaba en morir luchando por la prosperidad de la especie neoniana.

    [...]

    Pasada la hora concedida a la tripulación de la Arcadia, soldados y representantes de La Unión se reunieron en la sala especializada para ello en el interior de la sede. No había tiempo para muchas explicaciones ya que se quería dar el siguiente paso lo más pronto posible. La palabra la tomó el actual comandante, Axlor Vaalot.

    — Durante la batalla ocurrida en Marte, yo y Arva nos infiltramos en una de las naves de descenso Rhajik — Contaba el marciano, captando la atención de todos los presentes — Ésta nos llevó a una gran nave en la que las máquinas reposaban y en la que descubrí que tienen registros de nosotros, los humanos.

    — Entonces, ¿conocen nuestros movimientos? — Preguntó Jefferson, queriendo saber más.

    — Antes sí, ahora no lo sé — Murmuró Axlor, que decidió proseguir — El caso es que en dicha nave descubrí además que los Rhajik obedecen a alguien que les ordena los pasos a dar.

    — ¿Tienen un líder? — Preguntó Narisha, sorprendida.

    — Así es — Asintió Vanth.

    — No lo hemos llegado a ver en persona, pero sí hemos hablado con él — Arva tomó la palabra — No sabemos cómo es, pero sabemos que es alguien que nos conoce mucho, tanto a humanos como a neonianos.

    — Eso no es nada bueno — Dijo Igor, consciente de que la cosa se complicaba — Si no conocemos a nuestro enemigo, derrotarlo será difícil.

    — Tras estar en esa gran nave, llegamos a una especie de estructura que se mantenía al lado de un agujero negro que los neonianos conocéis como Xhander — Prosiguió contando el joven Vaalot — El ser o la cosa que lidera a los Rhajik se hace llamar El Supremo, y al parecer, quería experimentar con nosotros.

    — Así es, vimos cadáveres de humanos en su nave — Añadió la piloto Tidder — No tengo ninguna duda de que, sea quién sea, nos estudia.

    Algunas personas resoplaron al enterarse de las cosas que Axlor y Arva contaban mientras que otros sentían aún más curiosidad por saber más y obtener respuestas a tantas preguntas. Incluso Narisha estaba perpleja de oír tales descubrimientos, pues no esperaba que una creación de su especie pudiese llegar tan lejos.

    — ¿Qué más pasó? — Preguntó la soldado Allier, intrigada.

    — Lo principal que quiero saber es dónde está el comandante Karless — Intervino Kyllian, que no se andaba con rodeos — No ha venido con vosotros, ¿qué le ha pasado?

    — Muerto o desaparecido — Musitó Lio con seriedad.

    — ¿Dónde?

    — En esa estructura a la que llegamos mediante la señal enviada por el traje de Axlor — Respondió Lill — Al aterrizar, los Rhajik nos atacaron y nos dispersamos.

    — Le perdimos la pista y no lo volvimos a ver — Dijo la soldado Murphy — Cuando nos vimos superados y tuvimos que huir, Naylon no contestaba a la radio y nos temimos lo peor.

    — Pero algunos no hemos perdido la esperanza de que siga vivo — Axlor sonó muy convencido.

    — ¿Qué vino después? — La pregunta provenía de Ashley.

    — Cuando nos disponíamos a huir, el agujero negro nos tragó — Contó el joven Vaalot — Caimos en una especie de planeta desértico y fue allí donde nos encontramos con los veinte Rhajik que hemos traido.

    — No son un peligro, ellos repararon el núcleo de la Arcadia y gracias a ellos logramos volver hasta aquí — Terminó de contar Arva.

    — Si vamos a ir de nuevo a luchar, les necesitaremos de nuestro lado — Dijo Axlor con convicción.

    Los tres representantes se miraron dubitativos y se separaron del resto para debatir. El resto de presentes, que eran todos exploradores y soldados, esperaban en silencio a que los máximos responsables de La Unión hablaran. Pasaron más de cinco minutos cuando Chloe tomó la palabra.

    — Hemos decidido que volveremos a esa estructura de la que habláis — Confirmó la representante Miller — Y considerando que el comandante Karless no está, será Kyllian el que lidere de nuevo a la expedición.

    — ¿Vamos a volver solos? — Lill no lo comprendía — ¡Allí hay un puto ejército de esas máquinas!

    — No vais a ir solos, yo lideraré a todas las tropas de La Unión que participarán en el asalto — Musitó Jefferson, un hombre con jerarquía — Se acabó el tiempo muerto, vamos a aniquilar a los Rhajik de una vez por todas.

    Kyllian se sorprendió de que su padre se apuntara a la gran batalla final. Pese a que el representante de Marte ya estaba retirado de la lucha, su regreso hacía confiar mucho más a todos. Si el primer comandante de la historia de la humanidad regresaba para terminar una guerra, ¿quién no iba a acompañarle?

    Todos asintieron, listos para el desenlace de una guerra que los humanos nunca buscaron y que los neonianos crearon.

    [...]

    La expedición partiría en la Arcadia al día siguiente junto a una gran flota de naves comandada por Jefferson Stagger, por lo que tendrían esa noche para descansar y recuperar las fuerzas que les faltase a los miembros de La Unión. Kyllian, que ahora era el comandante principal de la expedición a la espera de saber si Naylon estaba con vida o no, se encontraba en una habitación de hotel donde se encontraban todos sus compañeros que partirían mañana junto a él en el viaje que esperaban que fuera el definitivo.

    El comandante Stagger se encontraba asomado al balcón de su habitación, observando en el horizonte la ciudad de Oslo, Noruega, donde la sede de La Unión se encontraba. La propia ciudad estaba completamente iluminada y se veía como algunas lanzaderas la sobrevolaban como si de estrellas fugaces se trataran. Sumido en sus pensamientos, Kyllian no fue consciente hasta unos segundos después de que alguien estaba tocando a su puerta.

    Al oírlo, el comandante se aproximó a la entrada de su habitación y observó por la mira de la puerta, viendo que era Lio el que estaba tras ella. Kyllian abrió con tranquilidad y le indicó con un gesto que entrara en el cuarto. Mientras Lio se sentaba en una silla, el joven Stagger cerraba la puerta y se sentaba frente a él.

    — ¿Qué ocurre, Lio? — Preguntó Kyllian, suponiendo que éste quería algo.

    — Debo confesarte algo muy importante — Respondió Santos con seriedad — Pero antes, he venido para informarte oficialmente que no viajaré con la expedición.

    — Pero... no lo entiendo, ¿acaso viajarás en otra nave?

    — No, no voy a la misión — Confirmó Leonardo — Voy a dejar de formar parte de La Unión en todos los aspectos.

    — ¿Cómo? — Kyllian no comprendía el porqué de aquella decisión — ¿Por qué dices eso?

    — Porque es como debería haber sido desde el principio.

    Lio y Kyllian se miraron fijamente durante unos segundos pero luego el comandante agachó la cabeza, asimilando la decisión del hombre de Ceres.

    — Bueno, si es lo que quieres... — Murmuró el comandante Stagger, alzando la cabeza de nuevo — ¿Qué es lo que querías confesar al principio?

    — Que realmente no soy miembro de La Unión, sino un espía bajo el mando de Jim Baker — Dijo Santos, cabizbajo — Falsificó mi informe para que no figurara como criminal de Ceres sino como ciudadano de la Tierra.

    Los ojos de Kyllian se abrieron como platos al escuchar aquello mientras Lio esperaba la reacción de su comandante, que no tardó en llegar.

    — ¿Estabas en Ceres? ¿Qué hiciste? — Kyllian se sentía traicionado al recordar que había sido su comandante al inicio de la expedición.

    — Maté al hermano de Jim porque él mató a mi hermano — Murmuró Leonardo con seriedad — Terminé en la colonia criminal y cuando Jim supo quién era, me chantajeó para que trabajara para él. Y le he dado información de las misiones, pero dejé de hacerlo cuando volvímos a Neonia la segunda vez.

    — ¿Cómo tienes el valor de venir y decírmelo a la cara? — El joven Stagger se levantó de su silla y se encaró con el hombre de piel morena — Trabajas para un asesino y lo dices como si nada.

    — Trabajaba — Musitó Lio, incorporándose para colocarse cara a cara con Kyllian — Dejé de trabajar para él cuando me di cuenta de que ponía a mis compañeros en peligro.

    — ¡¿Y lo cuentas ahora?! — Le reprochó el comandante, molesto.

    — ¡No encontré el momento! — Exclamo Lio, tenso — ¡Ahora Eduard está muerto porque yo he dejado con vida ese monstruo! ¡¿Tienes idea de lo que pesa en mi conciencia?!

    — Los asesinos no tienen conciencia — Dijo Kyllian, señalándole la puerta de salida — No voy a detenerte, pero no vas a volver a formar parte de La Unión y no vas a tener contacto con nadie que pertenezca a ella, ¿entendido?

    Lio abrió la puerta se volteó con el rostro serio mientras Kyllian le observaba con un notable enfado.

    — Lo encontraré y acabaré con él — Dijo Lio, mientras se disponía a salir, quizá para nunca volver a ver a Kyllian ni a sus compañeros — Buena suerte y acabad con los Rhajik.

    CONTINUARÁ
     
    Última edición: 19 Junio 2018
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    Hola amigo. Paso a comentar el capítulo. Es una lástima que esta historia vaya a estar en pausa hasta agosto. Porque es una que me gusta mucho. Pero también entiendo que tienes que terminar la primer historia que tienes pendiente. Me gusta esa historia, pero esta me gusta más, así que es un consuelo que luego te dedicarás de lleno a terminar esta historia.

    Finalmente se le ha caído la máscara a Jim. Ya sería el colmo que siguiera yendo tan tranquilo como si nada, y me alegra que los demás se hubieran decidido a capturarlo. Ahora la historia se asegura una trama nueva para incluir tras la guerra contra los Rhajik, que es atrapar al líder de la colonia criminal, que imagino tendrá varias piezas en el tablero sueltas por ahí.

    Te felicito por las reacciones de todos los personajes. Ver las reacciones de los representantes y soldados a la muerte de Jim, de los personajes ante los Rhajik, y de los personajes entre sí me han parecido 100% acertadas. Sobre todo, me encantaron las reacciones de Kyllian y Lill contra Lio, ya que pensé que era lógico que lo trataran así. Te doy un 10 en ese aspecto.

    Ahora habrá un equipo que irá a enfrentar a los Rhajik en Xhander mientras que otro grupo acompañará a Lio. Y puedes estar seguro de que estoy impaciente por ver ambas tramas. Me pregunto quien irá a que lugar. Creo que Kyllian, Axlor, Hillary, Cleo, Igor y Zyon van a ir junto con Jefferson a la pelea. Pero no sé si Vanth, Cinthia, Arva, Snow, Ashley o Lill irán a la guerra contra los Rhajik, a atrapar a Jim, o a quedarse en la Tierra en caso de tener que defenderla. Será bueno ver como se dividen los equipos.

    Tengo la teoría de que el Supremo no morirá en el final de la primera parte. Es inteligente y de seguro sabe que la Arcadia pasó por allí. Probablemente él se retire y se lleve a varias máquinas con él, dejando a unas pocas para luchar. La Tierra ganará la "guerra" con algunas bajas y rescatará al comandante Naylon. Y una vez que regresen, el Supremo controlará a Naylon y comenzará su plan de contra ataque. Creo que alguien inteligente como él accionaría así.

    Quedo a la espera de ver como sigue la historia. Más allá de unos errores en las tildes, no noté nada raro. Pero me llama la atención la razón por la que usas los guiones en la narración junto a las comas. Es algo confuso, y lo veo innecesario, dado a que las comas funcionan perfectamente para eso.

    Estaré esperando ansioso al regreso y conclusión de esta primera parte. Saludos.
     
    Última edición: 20 Junio 2018
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Los Viajeros: La guerra Rhajik
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    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
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    Finalmente y después de unas largas semanas, Los Viajeros retoma la recta final para terminar con su primera parte. Contando con éste, son tres capítulos para el final de La guerra Rhajik. Aquí se decide el destino de la humanidad pero principalmente, el de los neonianos, que no dependen de ellos para sobrevivir. ¿Podrán los neonianos recuperar sus vidas y comenzar una alianza próspera con los humanos?


    Contrarreloj


    Todos los habitantes de la Tierra, de la Luna y de Marte contemplaban con orgullo como las tropas de soldados de La Unión se alzaban al cielo con sus naves y desde sus respectivos hogares hasta salir de sus atmósferas. Los ciudadanos lanzaban gritos de apoyo y motivación hacia los encargados de enfrentar a los Rhajik en lo que parecía ser la batalla que decidiría el destino de todo.

    Una victoria de la humanidad haría que estos obtuvieran un puesto en Neonia y salieran reforzados de cara a posibles enfrentamientos con enemigos en el futuro. Una derrota, conduciría a un estado de pánico ante un contragolpe por parte de los Rhajik, que ya sabían lo que era atacar medio Sistema Solar.

    La Arcadia partía como punta de lanza del gran ejército que se dirigía a Xhander y al que le tomaría una semana de viaje aproximadamente. El actual comandante, Kyllian Stagger, viajaba en su nave junto a la piloto Arva Tidder, la doctora Cinthia Marlow, la soldado Hillary Murphy, el especialista en entornos hostiles Axlor Vaalot, la soldado Ashley Ripley, la soldado Cleo Allier, el soldado Igor Ahmov y Zyon junto a sus diecinueve Rhajik además del neoniano Vanth Dheer.

    En una de las grandes naves viajaba, cómo comandante de toda la flota, el representante Stagger. Jefferson era un soldado curtido que pese a no haber enfrentado nada parecido a los Rhajik, era de los que mejor supo desenvolverse en combates de prueba durante su etapa de comandante. Narisha y Chloe, representantes de Neonia y la Luna respectivamente, permanecerían en el Sistema Solar para mantener el orden en las colonias.

    Mientras la gran flota de soldados humanos salía de los planetas y esperaba abandonar el Sistema Solar en unas horas, Lill y Snow permanecían en la sede de La Unión, habiendo declinado la opción de ir a la batalla final. Su motivo no era otro que buscar y matar a Jim Baker para así vengar la muerte de Eduard Carver. La pareja yacía recabando toda la información acerca del representante de la devastada Ceres desde el asesinato hasta su huída para así tener una pista por donde comenzar a buscar.

    Al igual que el cartógrafo y la científica e historiadora, había alguien más que se encontraba en la misma misión que ellos: Leonardo Santos. El hombre de Ceres, como se referían a él, se hallaba también en la sede de La Unión. Sin embargo, estaba de incógnito a la espera de descargar la información de los ordenadores centrales sobre el asesinato del representante terrestre para así saber por donde comenzar la captura. Su motivo era el mismo que el de Lill y Snow aunque no compartiesen sentimientos: Lio cargaba con la culpabilidad y Snow con el deseo de venganza. Sin embargo, buscar a Jim Baker no será tarea fácil. En el mundo criminal y escurridizo, él es el mejor.

    [...]

    En algún lugar remoto de la Tierra, alejado de todos los focos de la civilización, un grupo numeroso de hombres y mujeres esperan a que su líder les diga cuál será el siguiente paso a dar. Jim se encuentra junto a sus súbditos en el interior de un hangar de aviones en el que acaba de aterrizar tras huir de la sede de La Unión. Con el tiempo a su favor y con margen de maniobra, el representante Baker reunió a todos los criminales que sobrevivieron al ataque Rhajik de Ceres en unas coordenadas que solo ellos recibieron. Finalmente, el encuentro llegó.

    Todos y todas se hallaban impacientes y deseosos de saber cuál era el plan que la mente brillante de Jim tenía preparado para efectuar. Su motivo y el de todos era el mismo de siempre pero con menos grandeza: de querer acabar con el gobierno intergaláctico llamado La Unión a querer salir de sus dominios lo más pronto posible.

    Tanto él como sus seguidores tenían claro que se encontraban en una clara desventaja si lo veían desde una vista general, y que era cuestión de tiempo de que fueran encontrados, por lo que la baza que Jim y su grupo de criminales quería usar era la de caminar en otra dirección: formar una nueva colonia lejos del Sistema Solar para no ser nunca encontrados.

    Jim Baker salió de una pequeña oficina que se encontraba en un piso superior del hangar. Su gente lo esperaba abajo, esperaba que les contara cuál sería el próximo movimiento. El representante de Ceres se apoyó en una barandilla metálica llena de polvo y acto seguido dio unas palmadas para quitárselo de las manos, esparciéndolo por el aire. Tras unos segundos, el líder criminal tomó la palabra.

    — Compañeros, y compañeras... sé que os preguntaréis el porqué de ésta reunión tan clandestina en un lugar tan remoto y tan... polvoriento — Jim se limpió las manos con un trapo que sacó del bolsillo de su chaqueta y prosiguió con su discurso — Creedme: hay una respuesta.

    Los criminales observaban con expectación y curiosidad a su líder mientras éste relataba lo ocurrido en las horas previas y lo que iban a hacer.

    — Hace unas horas maté al representante de la Tierra — Jim soltó la noticia a sus compañeros — Maté a Eduard Carver. Fue justo cuando iba a largarme de la sede para reunirnos y comenzar nuestro plan. Digamos que fue un... daño colateral. Pero no es nada que vaya a impedir nuestro propósito. Queridos amigos y amigas... ¡vamos a tomar la base lunar!

    Los criminales comenzaron a gritar, entusiasmados y exasperados, mientras su líder alzaba el puño con ira. El plan de Jim consistía en secuestrar a la base lunar con todos sus científicos dentro que, considerando que eran los únicos que tenía La Unión — Plutón era otra colonia científica pero fueron asesinados — podrían así negociar con fuerza para obtener una nave con destino desconocido y lejano al Sistema Solar. Pero para ello, necesitaban todo tipo de armamento y algún transporte para poder moverse entre colonias sin ser detectados.

    — Pero antes de eso, necesitaremos abastecernos — Quiso añadir el representante Baker — ¿De dónde obtendremos lo que queremos, que son putas armas y lanzaderas? Sencillo; nuestra próxima parada es la colonia de la guerra: ¡Marte!

    Hombres y mujeres comenzaron a gritar con más fuerza aún tras las palabras de su líder. El plan estaba trazado y la ruta que iban a tomar también, por lo que sin dudarlo ni un segundo se pondrían manos a la obra.

    [...]

    Los treinta y cinco neonianos que se encontraban recluidos en la sede de La Unión desde que estos fueron rescatados en Neonia y llevados a la Tierra, se encontraban con incertidumbre y temor de que los humanos no pudiesen ganar la batalla contra El Supremo y los Rhajik. Para saber el desenlace tendrían que esperar una semana y el tiempo los mantenía nerviosos, por lo que su representante, Narisha Taaliv, decidió permanecer con ellos para apaciguarles y demostrarles que había que confiar en sus aliados. Uno de los jóvenes neonianos que ya había hablado con la representante neoniana anteriormente, se aproximó de nuevo a ella cuando ésta se encontraba con los ojos cerrados y en plena meditación.

    — Perdone, representante Taaliv — El joven no quería molestarla — ¿Tiene un momento?

    Narisha abrió los ojos, mostrando las arrugas que estos tenían a su alrededor, y se volteó para ver al joven neoniano. Rápidamente lo reconoció, pues se trataba de aquel joven que días atrás le dijo que estaba deseando luchar contra los Rhajik.

    — Claro que tengo un momento, dime que ocurre — La voz pausada de la anciana neoniana tranquilizaba a cualquiera.

    — Me llamo Yak Quetaryan — Dijo el joven — Quería preguntarle si es posible que, cuando Vanth regrese, pueda formarme como soldado.

    La representante de Neonia asintió con una media sonrisa y colocó su mano izquierda sobre el hombro derecho del joven. Éste también asintió, retomando de nuevo la conversación.

    — Sé que se preguntará el porqué de mi ímpetu por luchar contra los Rhajik... — Murmuró Yak, mirando fijamente a Narisha — Mí madre murió durante la guerra que tuvimos en Neonia, días después de la creación de las máquinas.

    — Siento oír eso, Yak — Musitó la representante, apenada — Pero si lo que buscas es la venganza, deb...

    — No, no busco venganza — El joven neoniano intervino en lo que Narisha quería decirle, su tono era serio — Antes de que muriera, me hizo prometerle que algún día volveríamos a Neonia, libre que esa maligna creación — Yak parecía decidido — Quiero cumplirlo, por ella. Por todos.

    Narisha observó los ojos del joven Quetaryan, y en ellos ardía el deseo de que los suyos pudiesen regresar a su planeta natal sintiéndose libres y pudiendo comenzar una vida de nuevo. La anciana neoniana estaba impactada por la historia del joven, pero tenía claro que éste no iba a cesar en su empeño y debía darle esperanzas.

    — Lo cumplirás, Yak, estoy segura — La representante Taaliv lo tenía claro — Cada vez queda menos para que podamos regresar a nuestra tierra. Vanth ha ido con la Expedición de la Arcadia para que eso sea posible, así que cuando regrese, le hablaré sobre tu petición, ¿te parece?

    — Entendido, muchas gracias Narisha — Yak se mostraba muy agradecido — Les daré toda mi energía desde aquí para que puedan vencer a los Rhajik.

    [...]

    Dos días después de la salida de la Arcadia y la flota humana en dirección a Xhander, Lill y Snow se encontraban en la sede de La Unión, concretamente en la sala de entrenamiento de ésta. El joven Crane se hallaba desarmando por completo un Striker con el objetivo de volver a montarlo, comprendiendo así su funcionamiento.

    A unos metros y usando uno, la joven Carver disparaba contra varios hologramas en tres dimensiones que imitaban con exactitud la forma de los Rhajik. Snow lo había programado con el objetivo de añadirle algo de realismo y seriedad al entrenamiento de precisión que estaba realizando.

    La pareja se mantenía concentrada en sus respectivos quehaceres tras haber recopilado las grabaciones de las cámaras que había en los pasillos de la sede. Después de entrenar, irían a comprobar que ruta había tomado Jim después de haber asesinado a Eduard, y así, ver si podían seguir su rastro.

    La representante Miller les observaba desde una planta superior con la mirada firme y con la tristeza aún presente por la muerte de su compañero y representante terrestre. Tras unos minutos dudando, Chloe decidió bajar para verlos. Lill y Snow seguían con lo suyo cuando la representante de la Luna hizo acto de presencia, siendo junto a la pareja las únicas personas en la amplia sala de entrenamiento.

    — ¿Cuanto tiempo lleváis aquí? — Preguntó Chloe, que desconocía cuanto llevaban los jóvenes soldados.

    — Unas dos horas — Respondió Lill, alzando la cabeza.

    — Pronto terminaremos aquí — Dijo Snow, disparando repetidas veces su Striker — Tenemos algo que hacer.

    — He oído que habéis obtenido las grabaciones de las cámaras de seguridad de la sede — Chloe no se andaba con rodeos — ¿Vais tras Jim Baker?

    — Evidentemente — Musitó Snow, dejando el arma a un lado y quitándose el sudor de la frente con el antebrazo — ¿Algún problema?

    — Ninguno — La representante Miller se sorprendió con lo borde que estaba siendo Snow — Si necesitáis mi ayuda, ya sabéis dónde estoy.

    — Gracias, Chloe — Murmuró Lill, que había montado de nuevo el Striker que tenía en sus manos — Pero esto es algo que tenemos que hacer nosotros. Solo nosotros.

    — Lo comprendo, pero no por ello debéis negaros a obtener alguna ayuda externa. Yo también quiero encerrar a Jim en una celda.

    — Yo no — Intervino la joven Carver, con seriedad — Yo quiero matarlo.

    [...]

    Lio se encontraba en una habitación de hotel en la que se había alojado durante su estancia en la Tierra, justo antes de que el grupo de la Arcadia partiera sin sus servicios. Tras haberse infiltrado en la sede de La Unión — Lio no quería llamar la atención tras conocerse que fue un infiltrado de Jim en la Expedición II — y haber obtenido las imágenes de las cámaras de seguridad de sus pasillos, el hombre de Ceres comenzó a analizar fotograma a fotograma en el que salía Jim algún detalle que pudiera indicarle a donde se dirigía.

    El analisis fue intenso y Santos estuvo muchas horas buscando algún indicio del próximo destino del que fuera representante de Ceres, sin embargo, no lograba encontrar nada que pudiera llevarle a otro sitio. Enfadado consigo mismo, Leonardo golpeó la mesa en la que tenía el ordenador con sus dos puños y se levantó con rápidez y brusquedad, estresado por la exhaustiva búsqueda de una pista que no encontraba.

    Lio sabía que solo no tenía muchas opciones de encontrar a Jim Baker y que, además, no era el único que quería hacerlo. Tras unos minutos intensos en los que el hombre se dispuso solo a pensar y recapacitar, finalmente se le ocurrió algo. Leonardo Santos conocía bien a Jim Baker y estaba convencido de algo: había que meterse en su mente para conocer sus pasos. El hombre se preparó una mochila con todas sus pertenencias imprescindibles y salió de la habitación de hotel en la que había vivido durante los últimos dos días.

    [...]

    — Ahí está — Lill señaló en la pantalla la figura que representaba a Jim en la imagen — Ahora podremos seguir su ruta, al menos hasta ver por donde salió de la sede.

    Tanto Lill como Snow observaban como la grabación avanzaba y el joven cartógrafo saltaba de cámara en cámara para seguir los pasos del líder criminal. La persecución digital duró más de dos minutos, para llegar finalmente a la cámara de la entrada a la sede. En ella, se podía ver que Jim Baker abandonó La Unión con total normalidad mientras en ese momento nadie se había percatado de la muerte de Eduard.

    — ¡Es un callejón sin salida! — Snow explotó — ¡No sabemos a dónde pudo haberse ido! ¡No tenemos nada y han pasado demasiados días!

    — Snow, no podrá desaparecer para siempre — Lill trataba de tranquilizar los nervios de su chica — Es cuestión de tiempo que lo encontremos.

    — ¡¿Pero cómo?! ¡¿Cómo lo haremos si no tenemos pistas?! — La joven Carver lloraba de rabia — ¡Ese asesino siempre se sale con la suya!

    — ¡Encontraremos la forma! — Lill se levantó de la silla, contagiándose de la tensión de la joven Carver — ¡Debes tranquilizarte y pensar en frío!

    — ¡No puedo! ¡No puedo! — Snow parecía desquiciada — ¡Solo quiero verlo morir! ¡Lo quiero muerto! ¡Muerto!

    Lill no lo dudó y abrazó con fuerza a su chica, que cayó llorando en sus brazos, liberando toda esa rabia que contenía en lágrimas que le recorrían las mejillas. El joven Crane la sujetaba con fuerza y ella se sujetaba a él con la misma fuerza. Snow era consciente de que, sin Lill y su apoyo en ese momento, terminaría por volverse loca. Lill, por su parte, quería hacerle saber a Snow que estaría para ella siempre que lo necesitara y que, si era necesario, mataría a quien la hiciera sufrir.

    El abrazo era prolongado y duradero hasta que alguien golpeó la puerta de la sala en la que se encontraban. Tanto el hombre como la mujer tomaron unos Striker de tamaños reducidos que parecían ser pistolas y apuntaron a la entrada, desconfiando por completo de todo. Segundos golpes comenzaron a sucederse, seguidos de un silencio incómodo.

    — ¡¿Quién mierda es?! — Lill se cansó de no oír nada más que golpes en la puerta.

    — Lio.

    Lill y Snow se miraron sorprendidos y extrañados mientras sujetaban los Striker de tamaño reducido. No entendían que hacía el joven Santos tras la puerta, pidiendo permiso para entrar. La pareja desconfiaba del hombre de Ceres totalmente, pero la curiosidad del porqué había ido a verlos les carcomía por el interior. Tras unos largos segundos, la puerta se abrió. Lill sujetaba el pomo de la puerta con la derecha mientras con la izquierda portaba el Striker. Al verlo, Lio abrió los ojos, sorprendido, y alzó las manos mientras esperaba que le dejaran entrar.

    — Pasa — Musitó Lill con seriedad — Lo que tengas que decir, dilo rápido.

    Leonardo entró en la pequeña sala ante la mirada seria de Snow, que seguía firme y mantenía el arma en alto. Lill cerró la puerta tras el hombre y se colocó exactamente tras él, empuñando sin parar el Striker. La pareja esperaba que el joven Santos dijera a que había ido allí.

    — Estoy buscando a Jim, y sé que vosotros estáis haciendo lo mismo — Lio observó las pantallas que yacían allí con las grabaciones de las cámaras de la sede — Vengo a proponeros algo.

    — No escucho propuestas de criminales — Dijo Snow, tajante — Así que puedes irte por la puerta si no tienes nada más que decir, a ser posible, que sea algo que valga la pena oír.

    Lio tragó saliva, consciente de que los que una vez fueron sus amigos, ahora ya no parecían serlo. Además, convencerles para unir fuerzas sería una árdua tarea.

    — Por favor, Snow — Lio se decantó por la súplica — Ambos queremos lo mismo y tendremos más opciones de conseguirlo si trabajamos juntos. No pido que volvamos a ser amigos, solo pido que colaboremos. Una vez Jim Baker esté muerto, nuestros caminos se separarán. No me volverás a ver si es eso lo que quieres.

    — Quién es traidor una vez, lo es siempre — Intervino Lill, en la espalda del hombre de Ceres — ¿Por qué volvernos a fiar de ti?

    — Estamos perdiendo el tiempo — Lio comenzaba a cansarse de la situación — No he venido a discutir, he venido a unir fuerzas. Vamos contrarreloj y cada minuto que perdemos así es un minuto que gana Jim para esconderse mejor.

    — Eso no impedirá que lo termine encontrando y lo mate — Dijo Snow, convencida en sus palabras — Cometiste un error y ahora quieres enmendarlo, redimirte... pero el perdón no se obtiene de la noche a la mañana. Si quieres que colaboremos, está bien... lo haremos.

    Lill se sorprendió de las palabras de Snow, al igual que Lio, aunque para este fuera gratamente. Sin embargo, la hija del asesinado Eduard Carver no había dicho su última palabra.

    — Pero con una condición indispensable — Añadió Snow para sorpresa del hombre de Ceres.

    — ¿Cuál?

    — Una vez termine todo esto, contarás frente a los representantes de La Unión quién eres de verdad, para que seas juzgado — Las palabras de Snow parecían una losa para Lio, que cada vez que escuchaba más se venía abajo — Jim Baker pagará la muerte de mi padre, pero tú pagarás por todo el daño que ha hecho y que tú encubrías.

    Lio quedó enmudecido durante unos segundos ante todo lo que acababa de oír, y al ver que no articulaba palabra, Lill le metió más presión.

    — ¿Hay trato... o te entregamos ahora mismo? — El joven Crane era consciente de que tenían la sartén por el mango.

    — Si me entregáis ahora mismo, no diré el posible paradero de Jim — Lio decidió jugar sus cartas — No tengo pistas, pero sí sé como piensa, y tengo en mente varias localizaciones en las que podría estar, aunque hay una en especial que me parece la idónea.

    — Entonces, creo que tenemos un trato — Dijo Snow, bajando el arma — A medias.

    — Discutiremos los términos una vez hayamos cumplido con nuestro objetivo — Murmuró Lio, comprobando que Lill también bajaba su arma — Ahora empacad vuestras cosas; nos vamos a Marte.

    — ¿Marte? — Lill no comprendía porqué allí.

    — Aquí en la Tierra es el hombre más buscado de todo el Sistema Solar, y la Luna es demasiado pequeña como para esconderse en ella — Lio hablaba desde la lógica — Si yo fuese Jim, y sé que él lo haría, iría a un lugar grande y poblado donde encontrarme fuese algo muy remoto. Marte es el sitio perfecto para él y nuestra única baza ahora mismo, ¿me equivoco?

    Lill y Snow asintieron, conscientes de que las palabras de su compañero eran ciertas o al menos, tenían sentido.

    — Muy bien, Lio, iremos a Marte — Confirmó Snow, apagando los ordenadores en los que tenían las grabaciones — Pero si nos la juegas, si intentas algo, cualquier cosa... después de Jim, iré a por ti, ¿entendido?

    — No me podría haber quedado más claro.
     
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    Hola. Me paso a comentar el capítulo. Tengo que decir que me ha encantado lo que se ha mostrado aquí. Sinceramente, creo que este ha sido de los mejores capítulos de la historia. Le he dado un me gusta porque creo que los otros dos capítulos que queden serán mucho mejores y no le puedo dar el rating de "ganador" a todo porque se pierde el valor del mismo XD.

    No se ha visto casi nada del grupo que partió a Xhander a pelear contra los Rhajik, pero considero que está bien porque no era su momento. En su lugar, creo que lo mejor fue centrarse en los tres personajes que van a perseguir a Jim, y en el mismo criminal. Recuerdo cuando te dije que Lill y Snow simplemente estaban en la historia para ser una "pareja tierna" y nada más. Ahora ellos mismos están dirigiendo una operación para capturar al criminal más buscado del sistema solar. No sé si fue el comentario que te dejé el que te hizo cambiar sus roles, pero me alegro que finalmente formaran parte de la historia. Lio, por su parte, me da lástima. Ya se ha quedado casi sin amigos, y todo fue por culpa de que Jim, que lo extorsionó desde el principio. Todo esto empezó con su hermano, y debería terminar con él. Principalmente no sé quien es el que más me gustaría para acabar con Jim. Snow y Lio tienen motivos válidos. Ya te daré mi opinión cuando los vea seguir con esto. Por otra parte, Jim, a pesar de ser una rata, es inteligente. No se si sabe que Jefferson se iría de Marte para pelear, pero le cayó como anillo al dedo, y sabe aprovechar su ventaja. Realmente me recuerda mucho a un personaje de Juego de Tronos XD. Su plan es lógico, con algo de suerte, pero lógico.

    Me dio un poco de rabia cuando Chloe dijo que quería a Jim encerrado. Encerrar a Jim sería mandarlo a su habitat natural. Es un criminal que sabe como dirigir a los otros criminales. En otras palabras, tenerlo encerrado es un peligro aún mayor que tenerlo suelto. Lo mejor será asegurarse de que no pueda seguir usando su inteligencia, y para eso se debe asesinar. Creí que ella se daría cuenta, pero me parece que no. Si te digo la verdad, que la representante de la luna se muera o no ya no me importa. No ha sospechado de Jim cuando debía, y ahora lo quiere enviar con su propia gente. Por mí se puede ir a coser tapioca XD.

    Y por último, la charla entre Narisha y el neoniano joven Yak me agradó mucho. Yak me recuerda mucho a un personaje de un anime (desafío a todo ser humano leyendo esto a descubrirlo XD). Lo digo en el sentido en el que ambos perdieron a su madre, ambos se vieron obligados a abandonar su lugar natal, y ambos quieren ser soldados para pelear por la libertad de su gente y de su hogar. Por suerte, dicho personaje me cae bien, así que pasa lo mismo con Yak. Espero grandes cosas de él en el futuro.

    Bien, ahora que quedan dos capítulos, me imagino que la guerra llega a su fin. Me animo con estas predicciones para los personajes:

    • El Supremo: será derrotado, pero no morirá.
    • Naylon: sobrevive pero es controlado por el Supremo.
    • Jefferson: morirá en combate y será Kyllian quien quede a cargo de las tropas, y posteriormente de Marte
    • Kyllian: sobrevive y queda con las tropas y como representante (temporal) de Marte
    • Arva: con una piloto muerta, dudo que mates a la otra. Ella sobrevivie
    • Axlor: no lo veo muriendo en esta guerra. Tal vez llegue a morir en un futuro, pero no será en este caso
    • Cinthia: sus habilidades de doctora la podrían convertir en un objetivo. Ella muere
    • Ashley: ella no morirá ahora. Su personaje siempre ha estado en el medio de algo, sin aportar mucho. Ella sobrevive
    • Igor: él muere. No ha demostrado tener algo que lo diferencie del resto de soldados
    • Hillary: con su relación con Lio terminada, creo que ella morirá
    • Vanth: siendo el único neoniano, dudo que muera
    • Zyon: probablemente morirá
    Eso me lleva a algo que me preocupa. Dos cosas en realidad: primero ¿qué es lo que pasará si Zyon que es el líder de las máquinas se llega a morir? Imagino que como tienen inteligencia propia, no ocurrirá nada, pero tal vez el tener inteligencia les haga algo "humanos" y sufran con la muerte del líder. Y segundo, ¿qué van a hacer con la gravedad de Xhander? No recuerdo una contra medida planeada para eso.

    Quedo a la espera. Saludos.
     
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  13. Threadmarks: Un daño colateral
     
    Manuvalk

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    Hemos llegado al penúltimo capítulo de la primera parte de Los Viajeros. El inicio de éste sigue los acontecimientos del capítulo Un horizonte de sucesos, cuando El Supremo provoca que Xhander engulla a la Arcadia y al grupo. Lo digo para que no haya confusiones, pues acto seguido retoma el momento actual. Sin más que añadir, les dejo con la lectura.




    Un daño colateral


    — Tus compañeros están huyendo como cobardes — Dijo El Supremo, decidido a mandar una orden a sus máquinas — Rhajik: activad el campo gravitacional de Xhander — Acto seguido se giró hacia Naylon — Tus compañeros estarán muertos.

    — ¡¿Qué mierda estás haciendo?! — Naylon trataba desesperadamente de soltarse de aquella camilla.

    — Mandando a tus compañeros a lo que vosotros llamaríais el infierno — Musitó El Supremo, sabedor de que tenía el control de la situación.

    La estructura que se mantenía a un lado del agujero negro comenzó a tambalearse ante la mirada de terror del comandante Karless, que veía en los ojos de El Supremo la locura que lo guiaba hacia sus acciones. Tras varios minutos frenéticos, la base Rhajik dejó de tambalearse. El Supremo asintió con una sonrísa maquiavélica y para sorpresa del humano, se tumbó en la camilla que había a su lado.

    — Ahora toca poner en marcha el plan trazado — Murmuró, cerrando los ojos y apretando uno de los botones que había en la camilla.

    Naylon observaba con temor como la puerta de la entrada de aquel laboratorio se abría, dando paso a un Rhajik normal y corriente. Éste se aproximó a su líder, colocándose casi sobre su cabeza, y con el láser al mínimo le hizo un corte al lado de la oreja, provocando que brotara algo de sangre.

    Sin embargo, lo que parecía no tener sentido pronto comenzó a tenerlo. El humano vio con sus propios ojos como de entre la sangre que salía de la herida, caía algo muy diminuto. El Supremo de pronto comenzó a combulsionar durante unos breves segundos hasta que finalmente dejó de hacerlo.

    — ¡¿Qué mierda está pasando?! — El comandante Karless luchaba desesperadamente por soltarse de la camilla — ¡¿Qué pretendéis?!

    El Rhajik tomó lo que había caido de la cabeza de El Supremo y se aproximó a Naylon, quién luchaba por dificultarle las cosas a la máquina. El humano pudo comprobar que eso que había salido del corte superficial hecho a un lado de la oreja del neoniano era nada más y nada menos que una especie de chip o tarjeta informática de un tamaño minúsculo.
    — ¡Aleja eso de mí! ¡No me toques! — Gritaba Naylon a la desesperada.

    El Rhajik no lo dudó y sujetó la cabeza del humano con fuerza, mientras disparaba su láser al mínimo justo a un lado de la oreja izquierda del comandante, provocando la misma reacción que en El Supremo. Mientras la sangre comenzaba a fluir, la máquina acercó dicho chip a la herida. Naylon, aterrorizado, pudo ver de reojo como el chip cobraba vida y con una especie de tentáculos entraba de lleno en la herida, colándose en el interior de su cabeza.

    — ¡¡¡NO!!! ¡¡¡SÁCAMELO!!! ¡¡¡SÁCAMELO!!! — Gritaba el humano, moviéndose y luchando con todas sus fuerzas, consciente de que ese chip iba a tomar el control de su cuerpo y de su mente.

    Finalmente, el comandante Karless cayó inconsciente. Tras unos segundos, comenzó a combulsionar al igual que hizo el neoniano que era El Supremo. Y de pronto, los ojos del humano nacido en Plutón se abrieron como si nada. El Rhajik ya no estaba allí, y el comandante Karless ya no estaba retenido en la camilla.

    Naylon observaba sus manos y comenzó a tocarse el rostro, preguntándose si todo había sido un sueño. Cuando se dio cuenta, vio que el neoniano yacía en la otra camilla, aún inconsciente. El humano se acercó para verlo de más cerca, y en ese momento escuchó algo que le heló la sangre.

    — Mátalo.

    Para sorpresa del propio Naylon, sus manos comenzaron a estrangular al neoniano que fue El Supremo. El humano no quería hacerlo, pero la voz que le acababa de hablar parecía haber tomado el control de sus extremidades y las manejaba a su antojo. Cuando el comandante Karless se percató, el neoniano ya había dejado de respirar. Lo acababa de asesinar.

    Mirando sus manos con terror, el comandante Karless salió de aquel laboratorio y comenzó a correr sin rumbo, impactado por lo que acababa de hacer, que se le escapaba de su propio control. Tras correr por varios pasillos y distintas salas, el humano terminó justo donde comenzó: la explanada donde horas antes había aterrizado con su grupo. Sin embargo, allí no había ninguna lanzadera que pudiera tomar.

    De pronto, el comandante Karless comenzó a escuchar un pitido muy agudo que cada vez le dolía más y más. El humano se arrodilló y se puso las manos en la cabeza mientras gritaba desatado, fruto del dolor que estaba sufriendo. Las orejas comenzaron a sangrarle al igual que los ojos, la nariz y la boca.

    — Ahora seremos solo uno.

    Los gritos de Naylon eran cada vez más fuertes y los Rhajik comenzaron a formar un círculo a su alrededor, observando la escena como si nada. El soldado de Plutón estaba sufriendo cada vez más y no sabía como hacerlo parar. En ese preciso instante, el dolor cesó y Naylon Karless cayó de nuevo inconsciente al suelo.

    [...]

    Todo era oscuridad y silencio. La nada. Naylon se encontraba solo en un lugar vacío. De repente, una lluvia de estrellas comenzó a iluminarlo todo. El humano observaba sin entender que estaba ocurriendo ni en donde se encontraba cuando de pronto una voz que resonaba en todo el escenario le llamó la atención.

    — Naylon Karless — Su eco era inmenso — El Supremo.

    — ¡¿Qué...?! — Naylon no comprendía lo que estaba ocurriendo — ¡¿Quién eres?!

    — Soy tú, ahora — Dijo esa voz fuerte que resonaba por todo el lugar — Estamos en tu subconsciente.

    De pronto, el comandante Karless cayó en todo. Se acababa de dar cuenta de que estaba hablando con la inteligencia artificial que le habían colocado en la mente hacía muchos minutos. Ésta estaba apoderándose, inevitablemente, de él.

    — ¿Por qué haces esto? — Naylon comenzó a darse por vencido — ¿Por qué yo?

    — Llevo años con el control de Tymoth Ghaar — Dijo la voz, refiriéndose al neoniano que antes era llamado El Supremo — Cuando te vi, supe que por condiciones y habilidades, ibas a ser perfecto para mí.

    — Estás tomando el control de mi cuerpo y de mi mente, ¿verdad? — El humano sentía mucha impotencia.

    — Así es, al principio es doloroso, como acabas de sentir — La voz parecía ser aquel chip que Naylon tenía en su cabeza — Pero pronto nos fusionaremos, seremos uno.

    — No quiero que seamos uno, quiero exterminarte — Dijo el comandante Karless con ira.

    — No será posible — Indicó el chip — Voy a ponerte en contra de tus amigos y de tu especie, todos los que alguna vez te han querido... van a terminar odiándote.

    Naylon se puso de rodillas y comenzó a llorar como nunca había hecho. El soldado nativo de Plutón se sentía abatido, sin fuerzas, perdiendo cada vez el control de su vida.

    — ¿Por qué...? ¡¿Por qué haces esto?!

    — Los neonianos erradicaron a mi especie hace más de doscientos años — Empezó narrando la voz — Yo soy producto de los últimos que seguían en pie, yo soy quién debe cumplir el propósito que ellos no pudieron; la venganza.

    — ¿C-cómo... cómo que los neonianos os erradicaron? — Naylon estaba impactado con esa revelación.

    — Los neonianos no son lo que dicen ser — El chip hablaba con total seriedad — Eran conquistadores, y cuando viajaban por el cosmos, se encontraron con nosotros. Creímos en una alianza, en intercambiar cultura e información... pero jugaron sucio y nos llevaron a la extinción. Y justo cuanto yo estaba cerca de hacer lo mismo con ellos... vosotros, los humanos, llegásteis a Neonia y les ayudásteis. Ahora obtendréis el mismo destino que ellos.

    — ¡Nosotros no lo sabíamos! ¡Mí especie no tiene culpa de nada!

    — Estáis de su lado, no hay nada más que discutir. Cumpliré con mi propósito, y tú me ayudarás.

    — No dejaré que hagas daño a nadie — Naylon haría lo que fuera por liberarse de esa cosa que tenía en su cabeza.

    — El daño ya es irreparable — Dijo el chip, sintiéndose superior al humano — Fui creado para obtener el control de seres orgánicos y acabar desde dentro con los neonianos, por eso era aquel neoniano. Pero su cuerpo ya era débil, llevaba doscientos años siendo él y cuando su especie comenzó a crear a los Rhajik, vi la oportunidad perfecta. Tenía a mi ejército y tenía la venganza al alcance, aún la tengo. Y contigo, la terminaré de cumplir.

    — No si puedo permitirlo — Naylon trataba de sonar convencido.

    — ¿Acaso no lo entiendes, humano? — La inteligencia artificial tenía la ventaja — No vas a volver a ser Naylon Karless nunca más. Ahora eres y serás, El Supremo.

    [...]

    Dos días para la llegada a Xhander

    La flota de naves humanas avanzaba por la ruta marcada y guiada por la Arcadia a través del espacio exterior conocido. Una docena de naves con más de mil soldados iban a Xhander con el propósito de acabar con la guerra de los Rhajik de una vez por todas.

    A dos días de la batalla final, todos los soldados de La Unión se preparaban física y mentalmente para emplearse a fondo. Podrían morir o podrían vivir tras la lucha, pero tenían claro que era una amenaza que debían erradicar si querían vivir en paz y armonía.

    En la Arcadia, el grupo estaba bastante nervioso pero lo compensaban con las ganas de terminar definitivamente con los Rhajik y El Supremo. La piloto Tidder se encontraba en el puente de mando junto al joven Vaalot. Ambos observaban desde el gran ventanal principal como algunas estrellas brillaban unas más que otras. De pronto, el marciano rompió el silencio con la idea de iniciar una conversación con la chica.

    — ¿Crees que podamos acabar con El Supremo y los Rhajik? — El marciano no estaba totalmente convencido de que pudiesen derrotar a las máquinas.

    — Creo que tenemos muchas posibilidades, pero si lo que quieres saber es que pienso... — Arva se tomó una pausa para respirar profundo — No hay que subestimar a esas cosas. Hemos visto de que son capaces.

    La piloto Tidder aún tenía muy presente la muerte de su hermana Juice y de todos los demás que habían perecido en batalla ante los robots creados por los neonianos. Sin embargo, durante el viaje mantuvó sus pensamientos en la idea de acabar con los Rhajik, dejando a un lado la tristeza que aún cargaba por haber perdido a su hermana gemela.

    — Pienso lo mismo — Respondió el joven Vaalot — Es ahora o nunca. Si no los vencemos ahora... no sé si podremos hacerlo en el futuro.

    — Esperemos lograrlo dentro de unos días.

    Arva acercó su asiento al de Axlor y se recostó sobre el hombro de éste, cabizbaja. Ambos seguían contemplado el infinito repleto de estrellas mientras se preparaban mentalmente para la batalla final.

    Mientras tanto, Zyon y los diecinueve Rhajik originales que le acompañaban se encontraban recluidos en la sala principal de la Arcadia, donde Cinthia y Vanth los observaban. La médico sentía curiosidad por aquellas máquinas que permanecían allí sin inmutarse. No hacían ningún movimiento, cosa que llegaba a inquietar un poco a la doctora Marlow. El neoniano tenía la sensación de que, pese a no estar haciendo nada, las máquinas se estaban comunicando entre sí.

    — ¿Por qué piensas eso? — Cinthia no comprendía a su compañero alienigena — ¿Qué te hace pensarlo?

    — Soy neoniano, tengo una idea de como mis antepasados crearon a los Rhajik — Vanth estaba siendo lógico — Además, he leído mucho sobre nuestros enemigos. Antes no lo eran.

    — Ya, pero, ¿cómo sabes que están comunicándose entre sí si ninguno está haciendo ruidos? — La doctora Marlow estaba invadida por la curiosidad.

    — Fíjate, sé observadora — Le indicó Vanth Dheer — La luz que tienen, con la que disparan su láser, se apagada cada unos segundos y se enciende al instante.

    Efectivamente, el neoniano estaba en lo cierto. Zyon y sus compañeros permanecían en silencio, pero se comunicaban de alguna forma entre sí. La médico humana se dio cuenta y su rostro indicaba que estaba sorprendida.

    — Es como parpadear...

    — Exacto — Musitó Vanth — Como si vosotros, los humanos, hablaseis a través de los párpados, parpadeando para deciros algo. Es una forma de mantener una conversación sin que se note.

    Cinthia estaba fascinada, sin embargo, su rostro varió de la fascinación a la preocupación.

    — Entonces, ¿crees que estén diciéndose algo que no quieren que sepamos? — La doctora no dejaba de observar a las máquinas.

    — Es muy probable — Murmuró Vanth, manteniendo la mirada en Zyon.

    [...]

    En una de las naves de la flota humana que se dirigía a Xhander, se encontraba una que acompañaba a la Arcadia como líder de la flota. Ésta tenía el nombre de MS1 — llamada Marte Stagger 1 en referencia al representante y el planeta en el que fue creada, siendo la primera — y llevaba a bordo más de cien soldados de La Unión, al igual que las otras once naves de tamaño similar.

    Allí, el comandante Kyllian Stagger esperaba junto a Cleo, Igor, Ashley y Hillary a que su padre, que lideraba la flota, se reunese con él para preparar una estrategia antes de llegar a Xhander y la estructura Rhajik. Tras unos minutos en una sala de espera, un soldado de La Unión les indicó a los miembros de la Arcadia que accediesen al interior de la habitación donde Jefferson esperaba.

    La puerta se hizo a un lado al notar la presencia de alguien tras ella y acto seguido entró Kyllian seguido de sus compañeros. El representante de Marte y líder de todas las naves para aquella misión se volteó al percatarse de que su hijo y los demás soldados ya estaban allí.

    — Hijo — Jefferson le tendió la mano y Kyllian se la estrechó, acto seguido Jeff observó a los demás soldados — Por favor, tomad asiento.

    Ashley, Igor, Hillary y Cleo tomaron asiento al mismo momento que su comandante. Jefferson hizo lo propio frente a ellos y decidió tomar la palabra.

    — Dentro de dos días vamos a llegar a nuestro destino y hay cosas que nos quedan por debatir — Dijo el representante Stagger con seriedad — Me contásteis acerca de lo que visteis durante vuestra estancia allí, incluso en la última visita que me hicisteis vino Axlor personalmente para relatarme lo que vivió junto a Arva al estar infiltrados en una de sus naves. Pero hay algo que no hemos discutido y que es de vital importancia; por eso os he pedido que vinieráis.

    — Y aquí estamos, padre — Dijo Kyllian, mostrándose cordial — Debemos salir con un plan claro y conciso de ésta habitación.

    — Se trata del control que tiene ese ser sobre el agujero negro, ¿verdad? — Jefferson había oído algo días atrás — ¿Cómo podemos contrarrestarlo?

    — Considerando que El Supremo puede activar el agujero negro y que éste adquiere su característica particular... no hay mucho que hacer con eso — Dijo Hillary, partiendo desde la lógica — Xhander es un agujero negro y un agujero negro se traga todo lo que tiene a su alrededor, aunque por una extraña razón, la plataforma en la que está ese ser no es engullida.

    — Pero debe haber alguna forma — Jefferson estaba pensativo — Si no contrarrestamos esa medida, no habrá posibilidad de dejar soldados en esa estructura flotante y no podremos acabar con los Rhajik.

    De pronto, el hijo del representante marciano se levantó de su silla, pensativo. El resto de personas allí presentes le observaban con inquietud, esperando que dijera algo. Tras unos largos segundos que comenzaban a convertirse en minutos, el comandante Stagger alzó la voz.

    — No podemos contrasrrestarlo — Las palabras del comandante cayeron como una losa sobre sus compañeros.

    — Pero, ¡debe haber alguna forma! — Exclamo la soldado Allier, impotente.

    — Hay que ser realistas — El soldado ruso entendía la situación — No podemos quitarle a un agujero negro su habilidad, y más si esa habilidad está en manos de un enemigo.

    — Si tan solo supiéramos dónde tiene lo que sea que active a Xhander... — Ashley asentía con rabia.

    — No obstante, si que podemos acercarnos a la estructura Rhajik — Dijo Kyllian, retomando la atención de sus compañeros y de su padre — Creo que tengo una idea.

    — ¿Conlleva daños colaterales? — Jefferson conocía la mirada de su hijo y sabía que lo que fuese que tuviese en mente, conllevaba un riesgo que asumir — Esa mirada...

    — Sí, corremos riesgos — Respondió el comandante con seriedad — Pero no se me ocurre nada mejor, y creo que a vosotros tampoco.

    — Dejémonos de mierdas y cuéntanos cuál es tu plan — Ashley deseaba ir al grano.

    Kyllian se sentó en su asiento mientras los demás esperaban, espectantes, conocer su estrategia contra la fuerza de Xhander.

    — Crearemos una distracción — Fueron las primeras palabras del plan de Kyllian — La nave más rápida de nuestra flota...

    — La Arcadia — Intervino Ashley sin inmutarse.

    — Sí, eso, la Arcadia — Prosiguió el comandante Stagger — La Arcadia se aproximará a la estructura como si nada, de frente, para que nos vean venir.

    — ¡Eso es un suicidio! — Soltó la soldado Murphy, levantándose de la silla — ¡¿En qué piensas, Kyllian?!

    — ¡Por eso he dicho que colleva riesgos! — Kyllian respondió con dureza a su soldado — Bien, como iba diciendo, la Arcadia se aproximará lo máximo que pueda a la estructura Rhajik hasta que, salvo sorpresa, El Supremo active la fuerza gravitacional de Xhander y se disponga a engullirnos. En ese momento, el resto de nuestra flota se dirigirá a la estructura, pero por detrás.

    — No lo entiendo — Igor tenía una duda — ¿Acaso vamos a desviarnos de la ruta?

    — Algo así — Respondió el comandante Stagger, sonriente.

    — Sigue, hijo — Jefferson quería oír lo que quedase del plan.

    — Bien, nuestra flota aparecerá por detrás de la estructura, cosa que no deberían esperarse, y ahí será el momento perfecto para dejar soldados en ella — Indicó Kyllian — Con toda probabilidad habrá un combate entre naves, así que tendremos que evitar bombardear la estructura salvo orden mía o de mi padre.

    — Deberíamos destrozar esa estructura sin más — Ashley guardaba un enorme rencor a los Rhajik — ¿Por qué no las destruimos sin más?

    — Se te olvida algo, Ashley — Jefferson tomó la palabra — Esa estructura es una fuente de información, los neonianos no quieren que la destruyamos salvo caso extremo y La Unión nos ha pedido que tomemos el control de ésta para poder estudiarla a fondo y conocer más sobre los neonianos y los Rhajik. Vamos allí a conquistarla, no a destruirla. Además... — El representante de Marte se levantó de su silla y se dirigió al ventanal de su despacho, donde se veía un horizonte estrellado — Naylon Karless está allí, abandonado a su suerte. Quién sabe cuantas cosas sabrá ahora mismo...

    — ¿Quién sabe si está allí? — Contestó Ashley, molesta — ¿Quién sabe si sigue vivo? Nadie. Es un daño colateral, uno más de los que estamos dispuestos a tomar.

    — No hay nada que discutir — El comandante Stagger tomó la última palabra — Obtendremos esa estructura para La Unión y los neonianos, rescataremos a Naylon y aniquilaremos a El Supremo junto a los Rhajik, para siempre.
     
    Última edición: 15 Agosto 2018
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    Agus estresado

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    Hola, amigo. Paso a comentar el penúltimo capítulo de esta primera parte. Debo decir que no es lo que esperaba de un prólogo de guerra, pero igualmente me ha encantado lo que ha ocurrido aquí. En primer lugar, ya se sabe que el Supremo es una inteligencia artificial orgánica, y estoy seguro que no se va a morir al final de esta parte. Siendo muy pequeño y desconocido para todos los demás, seguro que logrará escapar. Aunque de seguro descubrirán todo si consiguen capturar la base de Xhander, por lo que sería una ocasión única para él.

    Veo que todos ya se van mentalizando para el combate. No me gustó el hecho de que están decidiendo lo que van a hacer con Xhander cuando están a solo dos días de aparecer allí. Eso es algo que debieron de haber previsto desde el momento en el que toda la tripulación llegó. Entendería que hubieran estado un largo tiempo decidiendolo y que no se les ocurriera nada hasta ahora, pero debatirlo faltando tan pocos días cuando se supone que Jefferson es un hombre con inteligencia para asuntos militares no cuadra muy bien. Además fue su hijo quien terminó dando la idea en su lugar, por lo que no sé que tan bien pueda manejarse Jefferson en esta guerra. Eso sí, el plan de Kyllian es arriesgado y estoy seguro de que generará división, dado a que dudo que algunos quieran aproximarse a ser la distracción mientras que otros aparecen por detrás. Tengo intriga por ver que ocurre con ese aspecto.

    También me llama la atención lo que puedan llegar a hacer los Rhajik primitivos a cargo de Zyon. Probablemente hayan descubierto la verdad sobre los neonianos y estén planeando algo que no esté dentro de los planes de Vanth ni de los humanos. En dicho caso, creo que los Rhajik primitivos saben que los humanos no tuvieron nada que ver antes, pero que consideran que lo mejor sería detenerlos dado a que colaboran con los neonianos. En fin, creo que Zyon y los primitivos harán algo que condicionará el resultado de esta guerra.

    Me intriga saber algo más sobre la raza que fue casi exterminada por los neonianos, y me pregunto si los treinta que quedan ahora seguirán los pasos de sus descendientes. Aunque no creo que lo hagan, y que deben aprovechar esta oportunidad para redimirse o morir.

    Lo último lo haré referente al hecho de El Supremo y Naylon. Debo decir que la forma en la que habla me recuerda mucho al simbionte de Venom hablando con Peter Parker. Y una invención hecha para conseguir venganza me suena muy familiar a lo ocurrido con Baby en la saga Tsufur de Dragon Ball GT. Y tengo curiosidad en varias cosas respecto a eso: ¿el Supremo se puso ese nombre a sí mismo o se lo dieron? ¿Cuánta información alberga en ese microchip orgánico? ¿Qué planea una vez que los neonianos y humanos estén muertos? ¿Naylon recuperará el control si se lo pueden sacar? ¿Cuanto tiempo puede sobrevivir sin un portador? En fin, muchas preguntas.

    Ese fue el único error que encontré. Naylon debería decir "impedirlo" en el contexto de esa situación.

    En fin, un gran capítulo. Esperaré la guerra con ansias. Saludos.
     
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  15. Threadmarks: El fin de los Rhajik
     
    Manuvalk

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    Estas últimas semanas he tenido mucho trabajo y me ha sido imposible avanzar con la escritura de los capítulos. Pero ahora voy a tener algo más de tiempo para escribir y finalmente puedo traer el que será, inesperadamente, el penúltimo capítulo de ésta primera parte. ¿Por qué inesperado? Por el simple hecho de que el final completo no pretendía ser dividido, pero al ver que me iba a quedar muy largo he tenido que dividirlo en dos partes.

    Ésta es una de ellas, la primera, así que espero que os guste.


    El fin de los Rhajik



    Doce naves de origen humano se aproximaban a Xhander a medida que los minutos de los relojes pasaban. La semana de viaje fue transcurriendo con nerviosismo y temor en algunos pero con confianza y optimismo en otros. En cabeza, liderando a las demás naves de guerra, se encontraban la MS1 y la Arcadia.

    Casi cien soldados convivieron durante esa semana en dicha nave, donde el representante Stagger yacía. El que fuera el primer comandante de La Unión ya sabía lo que era sentir la incertidumbre en la mirada de sus hombres durante el primer viaje espacial prolongado que la humanidad hizo.

    Sin embargo, ahora se trataba de algo distinto. Aquel viaje fue de exploración, con el fin de asentar una base en Plutón. El viaje actual estaba siendo llevado a cabo con el fin de terminar una guerra interplanetaria contra una especie de inteligencia artificial que fue creada por una especie orgánica.

    Años atrás, ni Jefferson ni La Unión se hubiesen visto realizando una travesía con dicho propósito. No obstante, tampoco se esperaban que una misión de exploración con el objetivo de instalarse en un nuevo planeta terminase con una alianza entre especies y una batalla contra máquinas a cambio del perseguido sueño de colonizar un planeta ajeno al Sistema Solar.

    [...]

    Ashley observaba por la ventana de su habitación como el basto espacio infinito se expandía ante su mirada. Lo más llamativo de ello era que en el centro de su vista panorámica, no había estrellas. Un círculo oscuro se cernía sobre la nave sigilosa e incesantemente. Se trataba de Xhander, el agujero negro. Diminutas luces lo rodeaban como si no quisieran aproximarse por algún motivo.

    La soldado Ripley frunció el ceño y se puso seria. A muchos les podría intimidar aquella vista, pero la mujer solo sentía deseos de venganza. Sabía que allí le esperaba una batalla dura, y con la fuerza que cargaba de su fallecido hermano, haría todo lo posible por ganarla.

    Ashley seguía perdida en sus pensamientos sin quitar la mirada de aquella imagen cuando de pronto la puerta de la habitación se abrió, dando paso a alguien. La chica había olvidado activar el cierre.

    — Ash, es el momento — La voz resultó ser la del comandante Stagger — Tienes dos minutos. Nos reuniremos todos en la sala para contactar con mi padre y comenzar la aproximación a la estructura.

    Ya vestida con el traje de combate estándar de La Unión, la joven Ripley se colocó el casco que se encargaría de darle oxígeno durante la batalla. Con el puesto, la chica ya estaba preparada para reunirse con sus compañeros.

    — Ahora voy — Respondió Ashley con seriedad, sin voltearse a ver a su comandante.

    Kyllian se quedó allí, observándola de pie durante unos instantes, para finalmente volverse en sus propios pasos y salir de la habitación de su compañera. En la mente de Ashley solo cabía algo: aniquilar a los Rhajik y a El Supremo para poder darle a Alexander un merecido descanso.

    [...]

    Zyon y los diecinueve Rhajik que acompañaban al grupo ya se encontraban en la sala de reuniones de la Arcadia a la espera de que el resto del grupo hiciese acto de presencia. Solo el neoniano Vanth Dheer estaba allí, junto a ellos. Él era el único neoniano que había ido a la que presuntamente iba a ser la batalla final, cosa que a la máquina le sorprendió bastante. Fue por ello que, repentinamente, Zyon le preguntó.

    — ¿Por qué no han venido más neonianos? — El Rhajik llamó la atención de Vanth — La lucha que estamos a punto de librar, es la suya.

    — En ésta lucha no tienen que haber neonianos — Vanth fue tajante — Solo quedamos treinta y cinco con vida, estamos prácticamente extinguidos. Que vinieran todos a pelear, sería un suicidio colectivo.

    El resto de Rhajik parecían ajenos a la conversación que se estaba desarrollando entre Vanth y Zyon. Este último tenía más preguntas para el neoniano, que pese a no tener problemas en responderlas, se sentía algo incómodo.

    — ¿Cómo habéis quedado tan pocos con vida? — El Rhajik y los otros diecinieve fueron los primeros en ser creados, y por ende, fueron ajenos a la guerra que se desarrollo con las demás máquinas.

    — Todos los... — Vanth no quería decir que los Rhajik fueran todos iguales — Todos los otros que fueron controlados por El Supremo estaban asediándonos en Neonia. Fueron ganando terreno poco a poco, durante años. Yo solo he conocido guerra, desde que nací. Maldigo a mis antepasados con todo mi ser, pero la única forma de enmendar su error es terminar con el y comenzar una vida de nuevo.

    — ¿Junto a los humanos? — Zyon parecía presionar al neoniano — ¿Crees que luego os dejen tomar decisiones sobre Neonia?

    — ¿Por qué no iban a hacerlo? — Vanth comenzaba a molestarse — Es nuestro planeta natal.

    — Sois treinta y cinco, ellos son billones — El neoniano tenía la sensación de que Zyon quería sembrarle de dudas — Si quisieran, solo tendrían que ponerse de acuerdo para acabar con vosotros y tener Neonia para ellos.

    — Lo hubiesen hecho cuando nos encontraron, ahora no tendría sentido — Vanth buscaba ser lógico — Si han llegado hasta aquí, junto a nosotros, ¿qué sentido tendría quitarnos de en medio después? — Zyon mantuvo el silencio — No somos una amenaza para ellos y ellos lo saben.

    — La humanidad tiene la ventaja — Dijo Zyon, que parecía querer apostar por el caballo ganador.

    — Siempre busca tenerla — La doctora Marlow hizo acto de presencia en la sala, sorprendiendo al Rhajik y al neoniano.

    — Como todos, imagino — Murmuró Vanth, queriendo cambiar de tema — ¿Dónde están los demás? El comandante Stagger me dijo que viniera aquí hace unos minutos.

    — Deben estar a punto de llegar — Supuso Cinthia, junto al neoniano y los veinte Rhajik que tenía como aliados.

    [...]

    Hillary, Igor y Cleo avanzaban por uno de los pasillos de la Arcadia con el objetivo de reunirse en la sala acordada por el comandante Stagger. Ya vestidos y preparados para la batalla a falta de tomar las armas, el trío de soldados hablaba entre sí preguntándose si podrían vencer a los Rhajik definitivamente y conscientes de las probabilidades que tenían de no sobrevivir.

    — ¿Tenéis miedo? — La soldado Allier rompió el incómodo silencio que había durante el breve paseo hasta la sala.

    — ¿Miedo? — Igor soltó una carcajada — Son esas máquinas las que deberían tener miedo. Vamos a convertirlos en hojalata.

    — ¿Y esa confianza? — Hillary quería bajarle el ego a su compañero — Deja de fingir y admite que el miedo recorre todo tu sistema nervioso. Nos pasa a todos, nadie nos preparó para algo así.

    — Nos prepararon para ser soldados y los soldados definen guerras — El soldado Ahmov se puso serio — Claro que tengo cierto temor, pero si no tuviese confianza en mí mismo, ¿qué mierda haría aquí?

    — Probablemente morir — Murmuró Cleo, comprendiendo a que se refería el ruso — De todas formas, no deberíamos tener vergüenza de admitir que tenemos miedo. Es algo humano.

    — Es algo universal — Intervino la soldado Murphy — Supongo que los neonianos también sienten miedo.

    El trío de soldados terminó el breve recorrido y llegó a la sala de reuniones donde se encontraban los Rhajik de Zyon, Vanth y Cinthia. Estos se sorprendieron de verla allí, pues ella no tenía experiencia en combate, era una simple doctora.

    — ¿Vas a venir con nosotros? — Igor estaba sorprendido.

    — ¿Qué? ¡No, claro que no! — Cinthia casi se ofende — ¡Soy médico, no soldado!

    — ¿Qué haces aquí, pues? — Preguntó Cleo, con curiosidad.

    — ¿No puedo estar aquí? — La doctora Marlow respondió algo molesta — Arva tampoco va al combate y vendrá igual aquí.

    — ¿Y cuál va a ser vuestra tarea? ¿Quedaros en la nave? — Hillary no entendía que pretendían las dos mujeres.

    — Arva os dejará en la estructura y yo me quedaré con ella aquí — Explicaba Cinthia — Si algún soldado cae herido de gravedad, una de las naves de extracción será ésta; así fue acordado por Kyllian y Jefferson. Yo soy médico, así que atenderé aquí en la nave a los heridos mientras se desarrolla la batalla. Arva pilotará y nos mantendrá lejos del combate que seguramente se desarrolle entre naves.

    Hillary, Igor y Cleo comenzaron a asentir, comprendiendo la importancia que iban a tener sus dos compañeras. Ellas no eran soldados — pese a que Arva tenía cierta experiencia — por lo que su rol sería muy distinto al del resto, aunque no por ello menos importante.

    [...]

    — Ten cuidado ahí abajo — Murmuró la joven Tidder mientras abrazaba por detrás a Axlor — No quiero tener que recoger otro cadáver de alguien a quién quiero.

    Tras estas palabras, el joven Vaalot se volteó sorprendido y tomó las manos de Arva, que tenía los ojos vidriosos. El marciano apretó sus manos con las de la chica en un intento de darle ánimos.

    — Eso no va a pasar — Axlor sonaba convincente, cosa que la chica de la Luna agradecía — La que debe tener cuidado eres tú, que estarás sobrevolando un terrotorio hostil y realizando maniobras peligrosas. Créeme, estoy más preocupado por ti que por mí.

    Arva apoyó su cabeza sobre el torso de Axlor y éste la apretó con fuerza contra su pecho. La piloto Tidder podía escuchar los latidos del joven Vaalot, a un ritmo bastante trepidante. El marciano sabía disimular sus nervios, pero su corazón le delataba. La chica nacida en la Luna temía por la vida de su recientemente pareja y más después de haber perdido a Juice en el mismo lugar al que iban a aterrizar.

    Ambos se estaban abrazando cuando de pronto alguien tocó a la puerta de la habitación. Los dos humanos se voltearon y activaron la apertura de la puerta para que el que estuviese al otro lado pudiese entrar. Se trataba del comandante Stagger.

    — Os espero en la sala de reuniones — Kyllian habló con seriedad — No tardéis demasiado.

    — Allí estaremos en un momento — Asintió Axlor, tranquilizando a su comandante.

    Kyllian decidió no molestar más a la pareja y se fue, dejándolos a solas de nuevo. El comandante Stagger, tras avisar a todos los miembros de su grupo uno por uno, tomó el camino en dirección a dicha sala. Una vez allí, contactarían con el representante de Marte y darían paso a la ofensiva final contra los Rhajik.
    Toda la tripulación se encontraba presente en la sala de reuniones de la Arcadia, conversando los unos con los otros previo a que su comandante llegara. Una vez Kyllian entró en la sala, todos dejaron de hablar y quedaron en silencio a la espera de que el comandante les dijese algo.

    — Antes de contactar con el señor Stagger, quiero dirigirme exclusivamente a todos vosotros — Kyllian solía ser muy cordial en sus palabras cuando se dirigía a una masa. Todos estaban expectantes para oír al comandante — Sé que quizá algunos de vosotros tengáis miedo. Otros, probablemente tengáis ganas de que esto comience, tendréis vuestros motivos. Unos pocos, seréis conscientes de que no todos vamos a salir con vida de esto.

    La tripulación de la Arcadia observaba a su líder con atención y en absoluto silencio. Algunos rostros delataban preocupación, miedo o seriedad y deseos de luchar. Kyllian siguió con su discurso.

    — Cuando obtuve el título de comandante, no se me pasó por la cabeza que podría terminar liderando a todo un ejército en una batalla crucial para la humanidad, pero aquí estamos — Proseguía el comandante Stagger — Esto es nuevo para todos nosotros, nadie tiene la experiencia para manejar ésta situación y sé que esperáis de mí que os guíe a la victoria... — Kyllian tragó algo de saliva fruto de los nervios y los sentimientos a flor de piel — Pero no os puedo garantizar que lo haga.

    Todos miraron atónitos a su comandante, sorprendidos por las palabras sinceras que éste les estaba dando. Más sorprendido estaba Vanth, pues el neoniano nunca se habría esperando un discurso tan cercano de un líder a sus soldados.

    — Sin embargo, lo que sí que os puedo garantizar es que vamos a darlo todo por ganar — Kyllian ahora se mostraba ambicioso y furioso — Vamos a darlo todo por la Tierra, por la Luna, por Marte, por todo el Sistema Solar, por la humanidad, por Neonia y los neonianos... pero sobretodo, vamos a darlo todo por nuestro futuro. Porque a medida que avancemos y exploremos más terreno de la Vía Láctea, nos encontraremos con más amenazas, es así y es inminente — Todos escuchaban, perplejos, al comandante Stagger — Los Rhajik son la primera piedra del camino, pero no será la única. Y nosotros, como viajeros que somos, queremos llegar hasta el final del viaje. Hoy, compañeros, daremos un paso más en la buena dirección — Kyllian apoyó ambas manos en la mesa redonda que había al centro de la sala y que estaba rodeada por toda la tripulación — ¡HOY VAMOS A PRESENCIAR EL FIN DE LOS RHAJIK!

    El grupo al completo comenzó a gritar y a levantar un puño en señal de unión. La locura se desató en aquella sala y todos los presentes estaban más que motivados para la gran batalla. Para sorpresa de Kyllian, su padre lo había escuchado todo. El holograma de éste, colocado en el centro de la mesa, se encendió de pronto y se podía vislumbrar detrás suya a varios soldados entusiasmados.

    Así se habla, hijo — Jefferson sonaba orgulloso y sonreía de oreja a oreja — El resto de naves han oído tu mensaje y sus soldados están más que motivados — El representante de Marte se volteó a ver a sus soldados y luego se volvió hacia al frente para ver a su hijo — Se suponía que iba a ser yo quién lideraría a todas estas naves de guerra, pero eso solo lo puede hacer el actual comandante. Has despertado al avispero con tus palabras, hijo, estamos entusiasmados — Kyllian estaba sorprendido de que su padre le cediese todo el liderazgo de forma repentina — Todas las naves avanzarán por detrás de Xhander una vez la Arcadia haga de distracción... y tú des la orden, comandante Stagger.

    Todos los miembros de la Arcadia centraron sus miradas en Kyllian, que aún estaba asimilando que su padre le hubiese cedido el control de todas las tropas. Aquello era un orgullo y una responsabilidad que el joven Stagger nunca había esperado obtener pese a que se sentía más que preparado. Una vez se recuperó del breve shock, el comandante se puso serio y dio la orden.

    — Todos a vuestras posiciones, vamos a terminar esto de una vez por todas — Kyllian sonaba desafiante y confiado — Arva, déjanos en la estructura si es posible. Nosotros y los demás soldados que aterricen nos ocuparemos desde ahí.

    — Entendido, comandante — La piloto Tidder se dirigió a toda velocidad al puente de mando para pilotar la nave.

    Kyllian se aproximó al holograma en tiempo real de su padre mientras el resto de tripulantes de la Arcadia se dirigía a la compuerta que daba salida al exterior, listos para caer sobre la estructura Rhajik.

    — A toda la flota de naves: a mí señal, invadid la plataforma — Murmuró Kyllian con firmeza — Nos vemos sobre el metal.

    [...]

    La docena de naves enviada por La Unión en dirección a la base Rhajik se cernía poco a poco sobre la estructura comandada por El Supremo. A un lado, el agujero negro Xhander, impotente y en letargo. En cualquier momento podía activarse y comenzar a engullir a toda la flota humana, por lo que el tiempo jugaba en contra del ejército de La Unión.

    La Arcadia avanzaba a toda velocidad dirigiéndose de forma descarada a la estructura con el objetivo de dejar sobre ella a la expedición. Cuando entró dentro del radar, de la estructura metálica comenzó a sonar una especie de alarma que parecía dar aviso de que el perímetro había sido violado.

    — Preparaos todos — Advirtió el comandante Stagger, junto a su equipo — Vamos a tener que saltar sobre la superficie de la estructura.

    El grupo se hallaba junto a la gran exclusa de la Arcadia, por donde se salía a pie o con las lanzaderas. Sin tiempo para maniobrar, el grupo tendría que saltar literalmente sobre la superficie metálica de la base Rhajik, pues Arva no podía mantener la nave quieta mucho tiempo. En el preciso instante en el que la nave se colocaba sobre la estructura, cuatro diminutas naves Rhajik salieron de la nada y se dirigían a toda velocidad sobre la Arcadia.

    — ¡Saltad ya! — Exclamo la piloto Tidder, comprobando en el radar de la nave como se aproximaban cuatro objetos — ¡Tenemos compañía!

    — ¡Vamos, todos abajo! — Ordenó Kyllian, siendo el primero en lanzarse de la nave.

    El comandante Stagger cayó sobre la superficie metálica apoyándose en una de sus rodillas. Anclado a su espalda portaba el rifle Striker, que rápidamente tomó y se colocó en sus manos. Tras él, los demás miembros de la tripulación ya habían descendido y esperaban órdenes de su líder.

    — ¡He de retirarme, comandante! — Arva se comunicó ya por radio — ¡Buena suerte a todos!

    La Arcadia no permaneció quieta más de lo esperado y cuando la expedición ya estaba fuera de la nave, ésta activó rápidamente los propulsores para alejarse lo más pronto posible mientras era seguida por varias naves Rhajik. El comandante y sus soldados observaron como su buque insignia era perseguido por cuatro objetos de menor tamaño.

    Aquí el representante Stagger — La voz de Jefferson se escuchaba en la radio de todos los soldados — Kyllian, la Arcadia está siendo perseguida y no podrá aguantar mucho, no es una nave de guerra.

    — Lo sé, lo sé — El comandante Stagger sabía que le iba a proponer su padre — Sé lo que estás pensando, y la respuesta es que sí. Envía a una de las naves, solo a una.

    Entendido.

    Dicho y hecho, Jefferson ordenó a una de las naves de su flota que saliera en ayuda de la Arcadia. Al ser una nave de guerra, podría quitarle de encima a las peligrosas naves Rhajik. El grupo veía, temeroso e impaciente, como la Arcadia y su nave amiga se debatían entre la destrucción y la salvación.

    La nave de La Unión tenía armas con las que atacar y no dudó en usarlas. Dos misiles salieron disparados de sus cañones y lograron impactar en dos de las cuatro pequeñas naves enemigas que perseguían incansablemente a la Arcadia.

    Segundos después, una de las dos naves Rhajik que quedaban en el aire se volteó y comenzó a disparar una especie de metralla láser contra la nave humana, logrando acertarle en un costado y provocando que perdiera velocidad. En ese momento apareció de la nada el sonido de un estruendo con eco, seguido de una especie de fuerza que parecía arrastrarte. Todos los soldados se miraron aterrados, conscientes de lo que estaba ocurriendo.

    — Xhander ha sido activado — Dijo Zyon, quién estaba acompañado de sus diecinueve similares.

    Efectivamente, el agujero negro fue activado de pronto y la nave humana que sufría daños comenzó a ser arrastrada por su fuerza acompañada de las otras dos naves Rhajik, que al no estar tripuladas, no significaban una baja para las máquinas.

    Por suerte, la Arcadia había salido del rango de atracción de Xhander justo a tiempo, permaneciendo temporalmente a salvo de ser engullida por el agujero negro. No obstante, ahora el resto de la flota no podía acercarse a la estructura sin ser engullida.

    — ¡Maldición! — Gritó Kyllian con rabia.

    — El plan no ha salido como esperábamos — Murmuró Igor, haciendo una mueca de resignación.

    — ¿Y ahora qué? ¿Cuál es el siguiente movimiento, comandante? — Preguntó Hillary, esperando una orden.

    Tendréis que buscar la forma de desactivar a esa cosa — Jefferson intervino por la radio, pues podía escuchar la conversación de los soldados — Solo así podré aproximar a la flota y hacer descender a mis soldados.

    — Parece que no tenemos otra opción — Dijo Axlor, decidido — Comenc... pero, ¿qué mie...?

    La expedición alzó la vista para vislumbrar como varias naves de gran tamaño salían de detrás de la estructura Rhajik. El joven Vaalot las reconoció al instante.

    — ¡Son las naves de guerra Rhajik, las que nos atacaron en el Sistema Solar y en la que me infiltré con Arva! — Exclamo el marciano, impactado y señalándolas.

    — ¡Papá, papá! — Kyllian tomó la iniciativa de hablar por radio para avisar a su padre — ¡Que se prepare toda la flota, naves Rhajik se dirigen a tu posición!

    — Pero, ¡¿cómo es esto posible?! — Ashley observaba incrédula la escena — ¡Xhander no las engulle!

    — Hay muchas cosas de los Rhajik que aún no sabemos — Vanth se veía visiblemente preocupado — Es... es sorprendente...

    — Estas cosas no deben ser obra de una especie artificial como nosotros — Zyon parecía pensar más allá — El Supremo debe ser el artífice de esto. Debe haber diseñado algo para evitar que sus grandes naves sean absorvidas por el agujero negro.

    — No encuentro otra explicación más lógica — Murmuró Cleo, boquiabierta.

    Las grandes naves Rhajik comenzaron a avanzar en dirección a la flota humana. Eran un total de once naves de La Unión contra cinco naves Rhajik que doblaban en tamaño a las humanas y que parecían tener más poder armamentístico. Sin embargo, el comandante decidió no distraerse con la guerra aérea y centrarse en desactivar a Xhander.

    — Pongámonos en marcha, debemos desativar a esa cosa — Dijo Kyllian, señalando el agujero oscuro e infinito que tenían a su derecha.

    El escuadrón se puso en camino hacia los diversos edificios que habían en la estructura, a unos quinientos metros de la explanada donde habían aterrizado. El silencio en el espacio llegaba a ser hasta intimidante, pero en cuestión de minutos se comenzaron a escuchar los primeros golpes entre naves de La Unión y naves Rhajik.

    — Espero que ganéis ahí arriba — Pensó el joven Vaalot, preocupado por la piloto Tidder.

    — Vamos papá, demuéstrales de qué somos capaces los Stagger — Kyllian observaba la lejana batalla entre las naves.

    El grupo avanzaba con el comandante Stagger en cabeza seguido de Axlor, Vanth, Hillary, Ashley, Cleo, Igor, Zyon y el resto de Rhajik amigos. A medida que se adentraban en las diversas calles rodeadas de edificios sin vida, todos se mantenían alerta y expectantes ante un posible ataque de las tropas de El Supremo.

    Tras un rato sin ser sorprendidos, el comandante decidió que lo mejor sería separarse en tres grupos para tener más opciones de encontrar la sala donde se pudiese desactivar la fuerta gravitatoria de Xhander.

    — Yo me llevaré a algunos conmigo — Indicó Kyllian con seriedad — Axlor llevará otro grupo y por último Ashley.

    Todos se sorprendieron de que Kyllian optara por la soldado Ripley como líder de uno de los grupos. La sorpresa se la llevó especialmente ella, que no esperaba algo así de parte de su comandante.

    — Yo llevaré conmigo a Zyon y los suyos — Dijo el comandante Stagger, que prefería tener a sus nuevos aliados bajo control.

    — Yo iré con el marciano — Murmuró Igor, prefiriendo a Axlor debido a que Ashley se enfadó con él no volvieron a hablar más.

    — Iré con vosotros — Musitó la soldado Murphy, realmente dándole igual con quién ir.

    — Pues yo y Cleo estaremos con Ashley — Añadió el neoniano con relativa tranquilidad.

    — Bien, entonces ya está todo claro — El comandante estaba deseando ponerse en marcha — Mantened el canal activo, quién descubra antes el lugar en el que desactivar a Xhander que avise al resto.

    — Entendido, comandante — Murmuró Ashley, tomando un camino mientras Vanth la seguía.

    — ¡Espera! — La soldado Allier se aproximó a Kyllian y frente a todos le dio un beso — Ten mucho cuidado, por favor.

    — Siempre lo tengo — Kyllian no pudo evitar sonreír al sentirse querido — Nos veremos muy pronto.

    — Lo sé.

    Cleo dio media vuelta sobre sí misma y se marchó junto a Vanth y Ashley por la dirección que esta última había decidido tomar. La soldado Ripley nunca había estado en aquella estructura, por lo que tenía que ser guiada un poco por el neoniano.

    — Buena suerte, comandante Stagger — El joven Vaalot le tendió la mano a su líder y éste le devolvió el saludo.

    El grupo de Axlor, Igor y Hillary puso rumbo por otro camino y dejó a Kyllian junto a un mini ejército de Rhajik liderado por el misterioso Zyon, siendo éste el único que hablaba por el resto.

    — Antes de ponernos en marcha, déjame decirte algo — El comandante Stagger se aproximó, desafiante, a la máquina — Las órdenes las doy yo, así que quiero que tú y todos tus amigos me obedezcais directamente, ¿me has entendido?

    — Por supuesto, comandante Stagger — Zyon parecía sonar sarcástico en muchas ocasiones, y aquella no fue distinta.

    — Bien, a ver si es verdad — Musitó Kyllian — No hay tiempo que perder.

    [...]

    La soldado Ripley avanzaba al frente seguida de la soldado Allier y el neoniano Vanth Dheer. El trío iba en absoluto silencio mientras el cosmos emitía destellos fruto de los misiles que se iban lanzando entre las naves. Cleo alzó la vista y pudo ver como una nave de La Unión parecía difuminarse en la lejanía, abatida y en llamas. El gesto triste de la marciana fue visto por el neoniano, que decidió no decirle nada. No fue hasta llegar a una calle repleta de Rhajik abatidos cuando Ashley les dijo algo a sus compañeros.

    — ¿Esto fue de la primera vez que estuvistéis aquí? — La soldado Ripley vislumbraba pistas de una lucha intensa.

    — Así es — De los tres, Vanth era el único que estuvo en la primera batalla en Xhander — Creo que más adelante fue donde Juice murió.

    — Malditas máquinas — Ashley pateó con fuerza un trozo de metal que posiblemente sería alguna parte de Rhajik — Acabaremos con todas, hoy.

    — Tenemos que hacerlo — En el rostro de Cleo se podía apreciar algo de preocupación y temor — No podemos dejar que nos vuelvan a contraatacar.

    — Asegurémonos de que no lo hagan — Murmuró Vanth, firme en su deseo de erradicar la abominable creación de sus antepasados.

    — Bueno, sigamos buscando — Ashley observaba con desprecio los restos de chatarra Rhajik que les rodeaban — Con un poco de suerte nos encontraremos con esas cosas y las reduciremos a trozos.

    [...]

    — ¡¿De dónde mierda han salido?! — Hillary disparaba contra varios Rhajik mientras se cubría tras la entrada a un edificio.

    — ¡Parecía una emboscada preparada! — Axlor decidió lanzar una granada contra un Súper Rhajik que hizo acto de presencia.

    — ¡Vienen más! ¡Por la derecha! — Señaló el soldado ruso, viendo como se incorporaban al ataque varias máquinas más.

    El trío formado por Axlor, Igor y Hillary se hallaba en una comprometida situación. Rodeados en lo que parecía ser un cruce de pequeñas calles, los humanos fueron emboscados repentinamente minutos después de haberse separado del resto.

    Igor corrió hacia el lado del que provenían más Rhajik que se sumaban a la lucha. Rápidamente, el soldado ruso tomó su arma estándar en la mano derecha y en la izquierda portaba una granada dispuesta a lanzar. Cuando el grupo de máquinas lo vieron venir comenzaron a disparar su potente láser, momento que aprovechó el soldado Ahmov para arrojar contra ellos la granada.

    A unos metros, la soldado Murphy recargaba su arma velozmente mientras un Súper Rhajik se le aproximaba directamente. Viendo el peligro en el que se iba a encontrar en cuestión de segundos, Hillary decidió ponerse a correr en dirección a una entrada de un edificio cercano. La máquina aceleró el paso cuando una serie de disparos en su espalda le hicieron frenar y voltearse.

    — ¡Eh, tú! — El soldado ruso se armó de valor para defender a su compañera tras haber eliminado al grupo de Rhajik con la granada y varios disparos — ¡Ven a por mí!

    Sin embargo y para sorpresa de Igor, el Súper Rhajik le hizo caso omiso y se dirigió de nuevo hacia Hillary. La distracción le había dado tiempo suficiente a la mujer para recargar su Striker, y cuando la máquina se volteó de nuevo hacia ella, la soldado descargó toda su furia a través del arma. Hillary terminó el cargador de su Striker sobre el rostro de la máquina, provocando que ésta cayera abatida al suelo.

    — Son duras de roer, eh — Musitó el soldado Ahmov, aliviado al ver que habían derrotado a una máquina muy peligrosa.

    — Lo son — Respondió Hillary, decidida a volver a la lucha — Tenemos que ayudar a Axlor, parece que está en problemas.

    El marciano se encontraba en el interior de uno de esos edificios mientras la mayor parte de Rhajik presentes lo habían atrincherado en dicha zona. Claramente superado, el joven Vaalot optaba por esconderse y zafarse de los disparos enemigos. Al no ver donde se encontraban sus otros dos compañeros, Axlor decidió contactar por radio con los demás para obtener ayuda.

    — ¡Aquí Axlor, aquí Axlor! — Exclamo, mientras agachaba la cabeza para no recibir el golpe de un disparo láser — ¡Necesito apoyo, voy a compartiros mí ubicación! ¡Hemos sido emboscados!

    Hillary y Igor se colocaron de manera estratégica para poder acabar con las máquinas mientras el marciano esperaba la respuesta de alguno de sus compañeros, que no tardó en llegar.

    Aquí Ashley, he recibido tu ubicación — La soldado Ripley dio media vuelta junto a Vanth y Cleo para ayudar a su compañero — Estamos en camino.

    [...]

    — Están en problemas — Murmuró Kyllian al oír el mensaje de Axlor en la radio de su traje.

    — Eso parece — Dijo Zyon, esperando órdenes.

    — Pero no podemos ir todos a ayudar — El comandante quería seguir buscando el lugar en el que poder desactivar a Xhander — Creo que lo mejor será que te lleves a la mitad de máquinas y me dejes a mí la otra, por si tengo problemas más adelante.

    — Por supuesto — Zyon accedió y le comunicó a uno de los suyos que debían quedarse con el comandante — Me llevaré nueve conmigo, así tú tendrás diez.

    — Genial, gracias — Dijo Kyllian, que no quería perder mucho tiempo hablando.

    — No te preocupes, entienden tu idioma — Le explicó Zyon al comandante — Cualquier orden que les des, ellos la ejecutarán.

    — Vale, ahora ve a ayudar a los demás.

    Decidido, Zyon se llevó consigo a nueve de sus máquinas dejando a las otras diez a manos del comandante Stagger. Por una parte, Kyllian se sentía raro teniendo a varios Rhajik como escuadrón al que dar órdenes, no obstante y por otra parte, era una clara ventaja respecto a los otros grupos que formaban sus compañeros.

    El comandante Stagger avanzó en silencio con las diez máquinas siguiendo sus pasos durante casi diez minutos, hasta que llegó a lo que parecían ser unas instalaciones operativas. Kyllian hizo un gesto con la mano que los Rhajik amigos comprendieron al instante.

    — Quietos — Dijo el comandante por si su gesto no había quedado claro — Esto es muy extraño...

    Lo extraño de todo era que aquella zona de la estructura a la que habían llegado estaba iluminada y en perfecto estado, demostrando que, de alguna manera, alguien estaba allí y estaba manteniéndola operativa. Kyllian no pudo evitar sentir como un cosquilleo le recorría la columna vertebral, pues salvo sorpresa, El Supremo estaría allí.

    No sabía que forma tenía porque nunca le había visto y sus compañeros no podían describirlo porque tampoco lo habían hecho. Sin embargo, la curiosidad le dio la adrenalina suficiente para ponerse de nuevo en movimiento.

    Los Rhajik de Zyon comenzaron a seguir con cautela al comandante mientras éste se aproximaba a la entrada principal del complejo, que no parecía muy grande pero si tenía cuatro pisos. La entrada parecía tener un código de desciframiento que ellos no tenían.

    — Mierda, necesitamos un código... — Kyllian comenzó a observar a su alrededor en busca de alguna pista que le llevase a descubrir dicho código.

    — Nosotros podríamos destruir la entrada con nuestro láser, si no hay alternativa — Dijo una de las máquinas proponiendo una idea.

    Tras barajarlo durante unos instantes, el comandante Stagger le dio el visto bueno a la idea de la máquina. Aquello delataría su posición y alertaría a las demás máquinas que pudiesen haber en las proximidades, sin embargo, Kyllian quería entrar y desactivar a Xhander lo más rápido posible.

    Los diez Rhajik se colocaron de forma que todas concentrasen su potente rayo láser contra la entrada. Kyllian observó con asombro como la luz de estos, color azul, se unía en un punto y era disparada. La fuerza del disparo hizo que la entrada se hiciera pedazos, no obstante, aquello había despertado a los Rhajik del interior.

    — ¡Acabad con ellos! — Exclamo el comandante Stagger, señalando a los robots enemigos que salieron del interior a su encuentro.

    Los diez Rhajik de Zyon se enzarzaron en una tremenda batalla contra los otros de su misma especie. Kyllian jamás había imaginado que podría presenciar una batalla entre esas cosas, pero lo estaba haciendo. Sin embargo, no iba a quedarse viendo el combate, por lo que aprovechó la distracción de la batalla y logró escabullirse al interior del lugar.

    A medida que dejaba atrás el combate que se estaba desarrollando entre máquinas, Kyllian tenía la sensación de que allí hacia más frío. Al observar su medidor térmico comprobó que no era ningún fallo de su traje, pues éste tenía una temperatura adecuada. No obstante, al exterior de su traje la temperatura estaba bajo cero.

    El lugar no tenía puertas y era todo alargado con escaleras hacia varios pisos además de una maquinaria extraña a cada lado donde miraba. Kyllian seguía sintiendo que cada vez que se adentraba más, el frío aumentaba y para su sorpresa, el frío fue lo de menos cuando vio algo que le congeló literalmente por dentro.

    A escasos metros suyos, había varias cápsulas asistidas con agua y oxígeno en lo que parecía ser un intento de engendrar algo. Sin embargo, la teoría se confirmó para Kyllian cuando en otras de las cápsulas había personas en un estado de letargo y desnudas. Ahora sí, el comandante comenzó a comprender el porqué de la sensación térmica bajo cero que había en ese lugar: estaban modificando y creando seres humanos mediante tecnología Rhajik.

    Totalmente aterrado, el joven Stagger se echó atrás hasta chocar contra la pared mientras trataba de respirar tras lo que acababa de descubrir. A su izquierda había una serie de interruptores y palancas que durante unos segundos no prestó atención pero que, al recuperar un poco la compostura, se encargó de escanear junto a todo lo que estaba viendo.

    Los escaneos proporcionaban datos para La Unión y eran transferidos en tiempo real a su base de datos, pero al encontrarse a cierta distancia de la Tierra, los datos eran almacenados temporalmente en los ordenadores de la Arcadia. Kyllian activó su traductor y junto al escaner terminó averigüando cuál interruptor desactivaba al agujero negro que impedía que sus naves pudiesen aproximarse a la estructura.

    — Ya te tengo — Musitó el comandante Stagger, apretando el interruptor que desactivaba a Xhander.

    Una vez cumplido el objetivo inicial de la misión, Kyllian decidió que escanearía todo lo que había en el interior de aquel lugar, yendo después a sus pisos superiores. Sin embargo, al voltearse, sus ojos no pudieron dejar de mirar: de pie, a veinte metros de él, se hallaba el que fuera el comandante Naylon Karless.

    — Habéis tardado lo vuestro en volver a por mí — Dijo Naylon mientras parecía suspirar aliviado — En fin, no perdamos tiempo y terminemos lo que hemos comenzado.

    — Oye, eh, un momento... espera — Kyllian sentía que todo estaba siendo muy repentino — ¿Cómo has sobrevivido todo este tiempo aquí solo? ¿De dónde acabas de salir?

    — ¿Sabes qué, Kyllian? — Naylon no le quitaba la vista de encima — No pienso jugar a esto.

    — ¿De qué mierda estás hablando? — El joven Stagger miraba con incredulidad a su compañero — Debemos reunirnos con el resto y aniquilar a todos los Rhajik y a El Supremo de una maldita vez. Luego me explicarás como sigues vivo, vamos.

    Kyllian se aproximó a Naylon y le colocó la mano a un lado mientras le invitaba a salir de allí junto a él. En ese momento, el soldado Karless tomó la mano de su compañero y la volteó, haciendo que éste se retorciese de dolor.

    — No voy a ir a ningún lado contigo, escoria — El hombre nacido en Plutón doblaba con fuerza la mano del de Marte.

    — ¡¿Qué mierda estás haciendo?! — El comandante le dio un gancho que hizo retroceder a su antiguo compañero — ¡¿Has perdido la puta cabeza en éste sitio?!

    — Humano, quiero que sepas que esto no es el final de la guerra — Naylon Karless sonreía mientras adoptaba una posición de pelea ante Kyllian Stagger — Es tan solo otra batalla más de la que saldréis perdiendo.

    — No sé que mierda te ha pasado aquí, Naylon — Kyllian Stagger se puso serio y adoptó una posición defensiva — Pero no voy a permitir que tus delirios se interpongan al objetivo que tenemos. Con o sin tu ayuda, le pondremos punto y final a esto — El joven marciano preparó su mano derecha en forma de puño — El fin de los Rhajik está cada vez más cerca.
     
    Última edición: 12 Septiembre 2018
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Hola, amigo. Paso para comentar el penúltimo capítulo de esta primera parte. Teniendo en cuenta que dijiste que este capítulo iba a ser el final pero lo dividiste porque quedó muy largo, solo me da mucha más intriga para lo que será el final.

    En primer lugar, lo de Zyon me parece algo "raro". Parece que está intentando motivar a Vanth para que replantee la idea de hacer una alianza con los humanos. Aunque lo que dice es cierto, no lo menciona como algo a secas, sino como una gran posibilidad. En parte, el objetivo de conquistar Neonia seguro pertenecía a Jim, pero no está del todo equivocado. De hecho, si los humanos colonizan Neonia, y luego algo los obliga a marcharse de la Tierra, no quedarán dudas de que irán a Neonia. Sea lo que sea, estoy seguro de que Zyon y los primitivos no serán parte de una alianza con los humanos.

    Por otro lado está Kyllian, que verdaderamente ha madurado, y ha demostrado que él también estaba para ser un comandante, tal y como yo comenté al principio de la historia. Me imagino que ahora ya todos lo van a respetar más con eso. Ciertamente su lucha contra Naylon será espectacular, dado a que ambos tienen un rango militar similar, y de seguro el Supremo sabrá como sacar el potencial completo de Naylon. Me pregunto que pasará entre ellos dos.

    Me da la impresión de que Igor y Cleo van a ser los desafortunados en morir, independientemente de que muera alguien más. Igor se muestra muy confiado, y los Rhajik le van a dar una gran sorpresa cuando se enfrente a ellos. Cleo, por otro lado, no destaca en nada desde que apareció, y viendo la madurez que alcanzó Kyllian, su muerte podría ser un buen punto de giro para él.

    Ashley, Axlor y Arva (que curioso, todos sus nombres son con la A) van a sobrevivir, lo presiento. Ashley finalmente está tomando algo de relevancia en la historia, lo cual me agrada. Mientras tanto, veo a Cinthia y a Hillary con altas posibilidades de morir en esta guerra. También creo que Jefferson podría morir, después de todo, Kyllian ya está en condiciones para poder reemplazarlos.

    Sinceramente, creo que podrías haberte buscado un título mejor para el capítulo, dado a que se sabe que los Rhajik van a ser exterminados. Sin embargo, el Supremo no es un Rhajik en sí, lo cual quiere decir que no se detendrá aquí.

    He visto un par de errores con comas o con las tildes, pero no cortan para nada la lectura del capítulo. Así que no los marcaré porque no son muy graves, pero te aviso que están.

    Espero poder leer el final de esta parte lo más pronto posible, además de que también estaré deseoso de continuar la historia. Por ahora es todo. Saludos.
     
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  17. Threadmarks: Las consecuencias de sus actos
     
    Manuvalk

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    Los Viajeros: La guerra Rhajik
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    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    24
     
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    7145
    Finalmente, tras muchos días en los que iba poco a poco con el capítulo, durante los tres últimos le he dado un empujón final para terminarlo. Estoy contento con el resultado y con la primera parte de la historia Los Viajeros. Los lectores juzgan, pero el creador debe sentirse bien con su obra y es así como me siento. Espero que el sentimiento sea mutuo. Sin más que añadir, os dejo con el final de La Guerra Rhajik.



    Las consecuencias de sus actos


    — ¡Naylon, escúchame, no estás siendo tú! — Kyllian frenó con el antebrazo izquierdo un golpe de su compañero — ¡¿Por qué te estás comportando de ésta forma?! ¡Estamos en el mismo equipo!

    El comandante Stagger usó su mano libre para apartar de un empujón al ex comandante Karless, que parecía decidido a atacar al que en anteriores misiones fue su compañero.

    — Tú y yo nunca seremos del mismo equipo — El hombre de Plutón no dejaba de mantener la seriedad en su rostro — A menos que desees ser uno más de nosotros.

    Naylon extendió los brazos mientras señalaba a ambos lados, donde había diversas cápsulas con humanos creados genéticamente en su interior. Aquello solo hizo que enfadar más al hombre marciano, consciente de que a su compañero le habían hecho algo.

    — No sé que te han hecho en éste sitio, amigo, pero me encargaré de llevarte de vuelta a casa y de que te quiten de la cabeza todas esas tonterías que dices — El comandante recordó que tenía su Striker anclado en la espalda, pero no quería dañar a su compañero por lo que volvió a ponerse en una posición defensiva.

    Repentinamente, Naylon se lanzó sobre Kyllian y ambos comenzaron a rodar por el suelo hasta chocar contra una especie de aparato. El hombre de origen marciano logró obtener la ventaja colocándose encima y se dispuso a bajarle el nivel de oxígeno del traje del soldado Karless con el fin de dejarlo inconsciente y llevárselo.

    — Te vas a venir conmigo, Naylon... o quién quiera que seas — El comandante Stagger manipuló el traje de su compañero realizando la maniobra que pretendía.

    En ese momento, el ex comandante Karless aprovechó las intenciones de Kyllian y rápidamente le quitó el casco del traje, dejando su cabeza al descubierto. Tras este movimiento, el hombre de Plutón pateó a su enemigo y logró alejarlo unos metros.

    Inicialmente, Kyllian temió que al quitarse el casco fuese a ahogarse al no haber oxígeno en el espacio, pero lo que el hombre de Marte no sabía era que en dichas instalaciones había oxígeno, implementado por El Supremo. Naylon lanzó el casco a un lado y se reincorporó ante la mirada seria de su compañero.

    — Pretendías dejarme casi sin oxígeno, ¿verdad? Muy ingenioso — El soldado Karless extendió sus brazos, mostrándose superior — Acabas de descubrir que tengo oxígeno en toda la base... ¿por qué no vienes ahora a por mí, humano?

    — ¡Deja de llamarme así! — Exclamo el comandante Stagger, poniéndose nervioso — ¡Tú también eres humano, Naylon!

    — Dejé de serlo en el momento en el que los demás me abandonaron aquí — Respondió Naylon con seriedad.

    Kyllian asintió, pues él no formó parte del grupo que llegó a Xhander la última vez. Ambos soldados se miraban fijamente esperando el siguiente movimiento de su enemigo, sin embargo, éste no llegaba. El comandante Stagger decidió contactar con sus compañeros, pues llevaba rato sin saber de ellos y esperaba que hubiesen salido del apuro en el que se encontraban.

    — Aquí el comandante Stagger, ¿me recibís? — Kyllian esperó una respuesta que no llegaba.

    Naylon comenzó a reírse ante la mirada incrédula y desafiante del marciano.

    — Éste laboratorio bloquea todas las frecuencias tanto del interior como del exterior — Dijo Naylon, consciente de que Kyllian estaba solo allí al no poder contactar con sus compañeros — Solo estamos tú y yo, y no vas a salir de aquí hasta que yo lo permita.

    En un acto de furia, Kyllian descolgó el Striker de su espalda y apuntó al Supremo. No obstante, éste no parecía muy preocupado.

    — Eso ya lo veremos — Kyllian estaba cansado de perder el tiempo con él — No quiero matarte, Naylon, pero me lo estás poniendo difícil.

    — ¿Difícil? — El soldado Karless tenía las manos en alto — ¿Quieres que esto sea más difícil para ti?

    De pronto, Naylon se lanzó contra una tabla donde había diversos botones y controles y apretó uno de ellos provocando que instantáneamente las cápsulas con humanos en su interior se abrieran y estos cayeran al suelo junto a un gran charco de agua.

    Kyllian sujetaba su rifle mientras observaba con una mezcla de terror y tensión como esos humanos creados por El Supremo se incorporaban como si no pasase nada. Estaban desnudos y en una condición física envidiable, sin embargo, lo que más intimidó al joven Stagger fue ver que aquellas cosas tenían un aura roja en sus ojos, recordando a los Rhajik. Eran un total de siete, pero tenían totalmente rodeado al hijo del representante de Marte.

    — Espero que disfrutes con los retos, el mío fue crearlos — Naylon comenzó a echarse atrás para dejar paso a que sus experimentos se aproximaran a Kyllian — Te presento al híbrido entre un humano y un Rhajik... ideales para luchar tanto física como psíquicamente contra sus adversarios, o sea, los humanos — Tras estas palabras, El Supremo desapareció al irse por una puerta, no sin antes añadir una última cosa — Ahora no lo tienes difícil, lo tienes imposible.

    [...]

    En el interior de la MS1 se encontraban docenas de trabajadores de La Unión que manejaban la nave de guerra junto a las armas que estas llevaban. Las naves Rhajik, de gran tamaño, ya se encontraban al frente y el combate era inminente. La MS1 era la punta de la lanza y tras ella habían diez naves idénticas que enfrentarían a cinco naves Rhajik.

    — ¡Todos a vuestras posiciones, el combate es inminente! — El representante de Marte estaba apoyado sobre un panel del puente de mando — Es ahora o nunca.

    Los trabajadores y los pocos soldados de La Unión corrieron a sus puestos para comenzar a controlar las armas de la nave mientras los enemigos se aproximaban cada vez más. En ese momento, Jefferson recibió una llamada por radio que uno de los trabajadores le desvió a su lugar.

    ¡Representante Stagger, soy Arva! — La piloto Tidder estaba junto a la doctora Marlow a bordo de la Arcadia — ¡Solicito atraque en la MS1! ¡La Arcadia no tiene armas, es una nave de exploración!

    — Mierda, tienes razón — Musitó el representante de La Unión, volteándose hacia uno de sus hombres — Abrid el muelle número uno para que la Arcadia pueda atracar.

    — ¡A sus órdenes, señor!

    Rápidamente, aquel hombre se dirigió a una sala donde había diversos comandos y uno de ellos era la activación de cualquier muelle de la nave. Mientras éste lo activaba, Jefferson retomó la conversación con la chica nacida en la Luna.

    — El muelle uno se está abriendo — Dijo el representante Stagger — Pero tienes que venir ya, antes de que esas naves Rhajik entablen combate con nosotros.

    ¡No se preocupe, ya estamos atracando en el muelle!

    Efectivamente, los presentes en el puente de mando de la MS1 vieron por el gran ventanal como la Arcadia iniciaba una aproximación a la izquierda de la nave, concretamente al primer muelle. Mientras esto sucedía, el padre de Kyllian volvió a ser llamado a la radio.

    ¿Representante Stagger? Soy Hellom Bridge, capitán de la MS5.

    — Le escucho, capitán Bridge.

    Desde la MS2 hasta la MS11 esperamos órdenes de ataque, señor.

    — No he dicho que vaya a ordenar que ataquemos primero — Jefferson se molestó un poco con la prisa de las demás naves en comenzar la batalla.

    Con el debido respeto, señor, sabemos de que son capaces los Rhajik y conocemos esas naves del ataque al Sistema Solar — El capitán de la MS5 no quería esperar — Si las dejamos actuar primero, podríamos tener serios problemas.

    Mientras la conversación por radio entre el capitán Bridge y el representante Stagger se sucedía, Arva y Cinthia llegaban al puente de mando tras haber estacionado la Arcadia en el interior del muelle número uno. Sin embargo, no fue aquella tensa conversación lo que les llamó la atención.

    Su vista y la de cada vez más trabajadores de La Unión estaba en el frente. Las cinco naves Rhajik se habían posicionado unas al lado de otras, formando una barrera que evitaba el paso de las naves humanas a la estructura donde el comandante Stagger y su expedición luchaba.

    — Le repito, capitán Bridge, que no...

    — Representante Stagger... — Cinthia llamó la atención de Jefferson mientras señalaba al frente — Vea eso...

    Jefferson dejó al capitán Bridge en la radio y observó aquello que todos veían. Las cinco naves Rhajik dejaron de aproximarse hacia ellos pero se colocaron enfrente y parecían intentar evitar que los humanos se aproximaran.

    — Pero, ¿qué... qué pretenden? — Se preguntó una trabajadora de La Unión.

    — ¿A qué esperan? — Dijo otro.

    — No entiendo porqué no vienen a atacarnos — La joven Tidder observaba incrédula la escena — Hasta hace un momento se aproximaban a nosotros.

    — ¡Representante Stagger! — Uno de los hombres de Jefferson quiso mostrarle algo — ¡El sensor! ¡Indica que la fuerza gravitacional de Xhander se ha desactivado!

    — Pero, ¿cómo es eso pos...? — Jefferson fue a comprobarlo con sus propios ojos — No lo entiendo, ¿por qué no he recibido la confirmación de mi hijo?

    — Quizá tenga problemas para contactar — La médico Marlow teorizó ante la mirada del resto.

    — Sea lo que sea, tenemos que bajar allí a los demás soldados para ayudar — Dijo Arva, a la espera de que hicieran un movimiento — ¿Cuál es la orden, Jefferson?

    El representante de Marte asintió con seriedad y se aproximó de nuevo a la radio, donde el capitán Bridge se hallaba a la espera de una respuesta a su insistencia por atacar las naves enemigas.

    — Hellom, ¿estás ahí? — Musitó Jefferson.

    Aquí estoy, ¿lo ha visto? Esas naves parecen formar una barrera ante nosotros, creo que nos están esperando. Quizá ahora lo más prudente no sea atacar...

    — La expedición liderada por el comandante Stagger en la estructura podría tener problemas, no pueden contactar con nosotros y necesitamos tener más soldados allí abajo. Además, el sensor indica que Xhander está desactivado — Indicó el representante Stagger, que ya tenía clara su orden — Avisa al resto de la flota; vamos a atacar.

    [...]

    El joven Vaalot observaba a su alrededor y allá donde mirase solo podía ver decenas de máquinas aproximándose hacia su posición. A su derecha, el soldado Ahmov se encontraba en el segundo piso de uno de los edificios vacíos, colocado de forma estratégica mientras disparaba su Striker a conciencia. A su izquierda, la soldado Murphy se cubría tras una especie de paneles metálicos mientras los Rhajik no dejaban de dispararla y se aproximaban a ella.

    Viendo que su compañera podría tener problemas en breve, Axlor salió de su escondite y comenzó a correr hacia su izquierda mientras los disparos láser le pasaban muy cerca. El marciano saltó por encima de uno de aquellos paneles y se cubrió en la esquina de un edificio. Sin embargo, lo tenía complicado para llegar hasta Hillary, que estaba prácticamente sin escapatoria.

    — ¡Hillary! — Axlor le gritó para llamar su atención — ¡Te voy a sacar de ahí!

    Hillary salía de su cobertura cada varios segundos para devolver los disparos a las máquinas, pero cada vez que asomaba la cabeza un disparo láser impactaba muy cerca de ésta. Viéndose en una situación crítica, la soldado decidió pensar medidas más drásticas. La mujer comprobó que portaba con ella una última granada de fragmentación, y considerando que los Rhajik se le iban a echar muy pronto encima, la sostuvo en su mano y cerró los ojos.

    — ¡Hill, no! ¡Aguanta! ¡No hagas eso! — El joven Vaalot se percató pronto de la idea suicida de su compañera.

    — ¡No voy a morir sin llevarme a varios de ellos por delante! — Exclamo la soldado Murphy con una voz entrecortada debido al acto que se disponía a hacer.

    Hillary se dispuso a activar su granada en cuanto tuviese a las máquinas literalmente sobre ella y en ese instante una explosión le hizo frenar sus intenciones. Tanto Igor como Axlor observaron, impactados, como el grupo de Rhajik que se aproximaba a la posición de la soldado Murphy había sido convertido en pequeños trozos de metal ardiendo.

    — Las granadas son para lanzarlas, Hill — Dijo Ashley, junto a Cleo y Vanth.

    — ¡Ash! — Axlor estaba entusiasmado gracias a que sus demás compañeros habían aparecido para rescatar a tiempo a Hillary — ¡No sabes cuanto me alegra veros aquí!

    — ¡Lo mismo digo! — Exclamo la soldado Ripley, cubierta junto a Vanth, Cleo y Hillary en la posición de ésta última — ¡No iba a perder la oportunidad de fundir unas cuantas máquinas!

    Ashley, Vanth y Cleo habían lanzado al mismo tiempo todas las granadas de fragmentación que llevaban encima, aniquilando a un grupo numeroso de Rhajik que se aproximaba a su compañera. Se habían quedado sin granadas, pero el hecho de haber salvado a Hillary les parecía motivo más que suficiente para hacerlo.

    — ¡Se acercan más Súper Rhajik por mí derecha! — Gritó Igor, mientras veía como diez de esas máquinas peligrosas corrían hacia ellos.

    Al mismo tiempo que el soldado ruso dijo eso, Zyon y nueve de sus máquinas aparecieron por otro callejón y se encontraron de cara contra los diez Súper Rhajik. Además de ellos, por todos lados volvió a aproximarse otra oleada de máquinas normales. Era más que evidente que necesitaban la ayuda de muchos soldados para tomar el poder de aquella estructura flotante, pero estos necesitaban aterrizar y las cinco enormes naves Rhajik les cortaban el paso justo sobre ellos.

    Con todos los miembros del grupo colocados estratégicamente, la lucha se retomó de manera más intensa aún. No obstante, las fuerzas Rhajik parecían superar poco a poco a los humanos mientras Zyon veía perecer a sus compañeros frente a las imponentes máquinas Súper Rhajik. Todos estaban luchando sin darse cuenta de que a unos kilómetros por encima de la estructura se estaba librando una batalla encarnizada entre naves Rhajik y naves de La Unión.

    [...]

    — ¡¡¡Disparad los misiles!!!

    Las órdenes del representante de Marte no dejaban de repetirse mientras la MS1 disparaba sus misiles guiados contra una de las naves Rhajik. El resto de la flota humana se aproximó a las otras cuatro naves enemigas mientras docenas de pequeñas naves de guerra salían de las grandes naves de La Unión para enfrentar a las diminutas naves Rhajik que salían de las de más envergadura.

    Los disparos entre ambos bandos no cesaban y algunas naves, tanto humanas como Rhajik, se iban abatiendo entre sí. La MS5 del capitán Hellom Bridge peleaba con todo hasta que vieron como una de las naves Rhajik preparaba un disparo. En ella, al igual que en las demás, había un gran cañón al frente que parecía aspirar energía hasta el punto de que esta se tornaba de un color rojizo.

    — ¡Maniobra de evasión! ¡Maniobra de evasión, ya! — Gritó el capitán Bridge, aterrado.

    Antes de que la MS5 pudiese apartarse de la trayectoria del disparo Rhajik, un fuerte rayo láser la golpeó por la mitad hasta el punto de partir la nave de La Unión en dos trozos a la deriva. El resto de naves humanas observaron la escena con horror, viendo como la MS5 se partía y acto seguido explotaba brutalmente lanzando una onda expansiva que por unos instantes tambaleó al resto de naves. Con aquello, había quedado patente que las naves Rhajik estaban un escalón por encima de las humanas y que, pese a estar en desventaja numérica, tenían opciones de ganar.

    En la MS1, los trabajadores de La Unión estaban muy asustados y miraban a su líder, Jefferson Stagger, esperando alguna orden o idea que pudiese evitar que su nave corriese el mismo destino. Las cinco naves Rhajik comenzaron a preparar, cada una, dicho láser que parecía literalmente aniquilador y del que no había defensa posible. En cuestión de segundos la batalla había pasado a ser una misión suicida de la que todos querían huir.

    Las demás naves de La Unión, desde la MS2 hasta la MS11, ordenaron la huida de la zona y el regreso inmediato a la Tierra, pero en ese momento el que una vez fue comandante tomó la radio, al ver la espantada que los suyos estaban haciendo, para hacerles un llamamiento que les hiciera cambiar de idea mientras las naves Rhajik cargaban cada vez más energía en el disparo que pretendían efectuar en muy poco tiempo.

    — ¡SOLDADOS! — Gritó el representante marciano por la radio que comunicaba con toda la flota — ¡¿Cómo podéis ser tan cobardes de darle la espalda al grupo de soldados que está en esa estructura, abandonándolos a su suerte mientras huís de regreso a la Tierra?! ¡¿Vais a desertar?! ¡No seréis recibidos en ninguna colonia de La Unión por malditos traidores y sucias ratas!

    — ¡Señor Stagger, vamos a morir si permanecemos aquí! ¡¿No acaba de ver lo que le ha ocurrido a la MS5?!

    — ¡Estamos condenados, los Rhajik van a aniquilarnos como prácticamente han hecho con los neonianos!

    — ¡Esta guerra no es nuestra, no deberíamos estar aquí!

    — ¡Se trata de huir o morir y si huir es sobrevivir, pues eso haremos!


    Arva y Cinthia observaban como Jefferson se armaba de paciencia ante tantos mensajes negativos y de rendición. Una vez estos mensajes dejaron de oírse, el padre de Kylian volvió a hablar una última vez.

    — Está bien, nadie os impide que os marchéis — Dijo en un tono más sosegado y serio mientras la luz roja de los cañones de las naves Rhajik se intensificaba — Podéis volver a casa y decirles que habéis sido unas ratas cobardes y miserables... la MS1 no va a irse a ningún lugar. Si hemos de morir, moriremos ganando.

    Acto seguido comenzaron a sucederse diversos mensajes apuntando a que Jefferson iba a cometer un suicidio colectivo junto a sus hombres en la MS1 y que no estaba pensando con claridad. Allí dentro de la nave todos observaban a su líder, que decidió dirigirse a ellos.

    — Los que no queráis morir y vivir para luchar otro día, porque por culpa de vuestros compañeros habrá otro día... podéis tomar lanzaderas e iros con ellos. Huid. Regresad a la Tierra y preparadlos para una contra de los Rhajik, porqué seguro que la habrá — Jefferson estaba decidido a hacer algo — Tengo un plan, pero es mí plan y no tengo derecho a arrastraros conmigo. Con un poco de suerte, distraeré a esas naves para que podáis huir.

    — Representante Stagger, no hay necesidad de...

    — ¡Salid de aquí, ya! — Jefferson tomó el control del puente de mando — Señorita Tidder, suba a cuantos soldados pueda a la Arcadia y déjelos sobre la estructura para que ayuden al pelotón que lidera mí hijo — El hombre de Marte cerró los ojos y asintió con una leve sonrisa — Y cuando esto acabe, dile que estoy lo más orgulloso que un padre puede estar de un hijo.

    — E-entendido, s-señor... — Musitó Arva, volviéndose sobre sus pasos junto a Cinthia para regresar al muelle uno y salir de la MS1 con la Arcadia.

    La mayoría de trabajadores se fueron corriendo a tomar lanzaderas y unirse a la repentina huída de las demás naves humanas mientras que unos pocos se quedaron junto a Jefferson.

    — Representante Stagger, nosotros no nos vamos a ningún lado — Dijo un hombre con firmeza — ¿Cuál es el plan, señor?

    — Morir como héroes — Respondió Jefferson, mirando al frente donde las cinco naves Rhajik estaban a nada de disparar.

    Arva y Cinthia corrieron por los pasillos acompañados de casi cincuenta soldados para subirlos a bordo de la Arcadia y aterrizar sobre la estructura paralela a Xhander. Una vez subieron, encendieron los motores y salieron disparados mientras veían como las lanzaderas de los demás trabajadores y soldados huían junto a las demás naves de La Unión.

    Una vez Jefferson se aseguró de que todas las lanzaderas habían salido de la MS1, puso la nave a su máxima velocidad para que se fuera directa contra la barrera de naves Rhajik. Los trabajadores que habían permanecido con él se fueron a sus puestos pero no hicieron nada, conscientes del sacrificio que iban a cometer. Sin embargo, morir junto a la eminencia que era Jefferson para la gente de La Unión, les parecía una muerte increíble.

    En la Arcadia, los casi cincuenta soldados dispuestos a ayudar al grupo se encontraban algo apretados en la sala principal, por lo que se distribuyeron por toda la nave hasta que se les avisase de que iban a aterrizar. La piloto Tidder se dirigió a toda velocidad hacia la estructura mientras Cinthia luchaba desesperadamente por contactar con sus compañeros.

    — ¡Kyllian, aquí la doctora Marlow a bordo de la Arcadia! ¡¿Estás ahí?! — Cinthia esperó unos segundos sin recibir respuesta — ¡¿Axlor?! Mierda, ¡¿hay alguien ahí?!

    ¿Cinthia? — La voz era femenina — Aquí Ashley, ¿qué está ocurriendo? Veo como casi toda la flota se repliega y se aleja, ¿qué ha pasado?

    — ¡Están huyendo! ¡Todas las naves menos la MS1 están huyendo de regreso a la Tierra! ¡La MS5 ha sido destruida y...!

    ¡¿Y por qué mierda huyen?! ¡Nos están dejando tirados! — Axlor parecía furioso.

    — No nosotros, Vaalot — Murmuró Arva en un tono atrevido — Vamos en la Arcadia hacia vosotros, vamos a desplegar a los soldados voluntarios para que os ayuden en combate.

    ¡Pues date prisa, porque aquí estamos realmente jodidos!

    [...]

    En la estructura al borde de Xhander, las cosas solo iban de mal en peor para el grupo. Cada vez había más Rhajik y menos balas para la expedición de la Arcadia mientras respondían conforme podían al ataque por parte de las máquinas. Los Rhajik liderados por Zyon eran de gran ayuda, no obstante, cuatro de sus máquinas ya habían perecido bajo la fuerza abrumadora de sus enemigos.

    Ashley corrió hacia uno de los edificios para despistar a dos Súper Rhajik que le seguían, y una vez dentro, apuntó con su Striker hacia la entrada esperando no tener que verse en una peligrosa situación. Sin embargo, las máquinas la habían encontrado y estas prepararon sus respectivos disparos láser. La soldado Ripley no lo dudó y comenzó a ametrallar a los robots, que recibían los disparos en el torso, aparentemente sin daño alguno. Ashley se temió lo peor pero en aquel instante, alguien disparó por detrás a los Súper Rhajik, llamando su atención y evitando que se concentraran en la joven Ripley.

    — ¡Eh! — Se trataba de Igor, colocado tras las dos máquinas, que se voltearon para atacarle — ¡Probad un poco de vuestra medicina!

    Los dos Súper Rhajik se dispusieron a disparar su láser contra el soldado ruso cuando éste se lanzó a un lado y tras él estaba Zyon acompañado de dos de sus máquinas. Las tres dispararon al unísono, perforando las cabezas y los torsos de ambos robots para que estos terminasen cayendo al suelo. Ashley salió de su cobertura con un rostro aliviado gracias a que el trabajo en equipo de sus compañeros la habían salvado.

    — Gracias, de no haber aparecido, quizá no lo habría contado — Murmuró la soldado Ripley, dándole la mano a Igor y agradeciéndole a Zyon con un gesto.

    — Para eso están los compañeros — Respondió Igor — Y si además tie...

    Autodestrucción.

    De la nada, una explosión lanzó por los aires a Zyon y sus dos máquinas además de Igor y Ashley. La fuerza de dicha explosión provocó que entre los dos edificios paralelos donde se encontraban, estos fuesen destruidos desde su base y por ende comenzasen a derrumbarse. Cientos de trozos metálicos comenzaron a volar por los aires mientras los dos edificios se venían abajo ante la mirada de terror del resto de los compañeros de grupo.

    — ¡¿Qué ha sido eso?! — Cleo se hallaba cubierta tras un panel metálico acompañada de Hillary.

    — ¡No lo sé! — La soldado Murphy tenía una expresión de terror en su rostro — ¡¿Había alguien de los nuestros ahí?!

    Colocados en otra posición se encontraban Axlor y Vanth, que cesaron durante unos instantes sus disparos para ver el humo y el fuego que se desprendía de aquel derrumbamiento. Ambos temían que alguno de sus compañeros hubiese estado allí, por lo que decidió corraborar que todos seguían con vida mediante la radio.

    — ¡Aquí Axlor, estoy junto a Vanth! — Dijo el hombre nacido en Marte — ¡Por favor, reportaos!

    ¡Soy Hillary, estoy con Cleo, cerca del derrumbamiento!

    Los cuatro soldados esperaron una respuesta de sus compañeros Igor, Ashley o Zyon, sin embargo, ésta no se daba y la preocupación comenzó a crecer entre los cuatro mientras los Rhajik seguían asediándolos.

    — ¡Ash, Igor, Zyon! — Gritó Axlor por la radio — ¡Por favor, decid algo!

    El marciano y el neoniano se miraron preocupados mientras en la radio no sonaba nada. Hillary y Cleo corrieron al lugar de derrumbe y comprobaron que entre todo el humo solo había trozos de metal y chatarra casi fundida. Sin embargo, se llevaron un susto de muerte cuando un trozo del metal salió disparado hacia el cielo y de entre todo el escombro salía un Rhajik. Tanto la soldado Murphy como la soldado Allier apuntaron con sus Striker a la máquina, que rápidamente hizo saber que se trataba de Zyon cuando parpadeó la luz azul que éste llevaba.

    — ¡Hemos encontrado a Zyon! — Hillary avisó a sus compañeros por la radio.

    — ¿Qué ha ocurrido aquí? ¿Cómo ha pasado esto? — Cleo le preguntó a la máquina — ¿Y dónde están Igor y Ash?

    — Un Súper Rhajik seguía operativo y activó su autodestrucción — Dijo Zyon, lleno de polvo y alguna que otra abolladura — Igor y Ashley están bajo esta montaña de piedras metálicas.

    — ¡Tenemos que sacarlos, quizá sigan con vida! — Exclamo Hillary, que no iba a rendirse pronto.

    — Un momento — Musitó el Rhajik ante la mirada de las soldados humanas.

    Mientras Axlor y Vanth hacían frente al resto de máquinas con serias dificultades, Zyon usó sus habilidades para ver si tanto Igor como Ashley habían sobrevivido a la explosión. Mediante una visión térmica que detectaba el calor de un ser orgánico vivo, Zyon comprobó que había dos cuerpos y que solo uno de ellos estaba vivo, no obstante, no podía identificar si se trataba de Ashley o de Igor.

    — No sé quién es, pero uno de los dos está vivo — Indicó la máquina, que señalaba a la zona donde se encontraba el superviviente.

    — ¡Vamos, ayudadme a quitar el metal de encima! — Dijo Cleo, apartando trozos metálicos ayudado por Hill y Zyon.

    ¡Daos prisa, nos están superando por completo! — Exclamo Axlor, metiendo prisa a sus compañeros.

    En ese momento, la Arcadia sobrevoló la zona y se dirigió a la explanada donde siempre habían aterrizado al llegar a la estructura. Estaba a más de doscientos metros pero por lo menos los casi cincuenta soldados de La Unión podrian ayudar con la batalla. Pensando, a Vanth se le ocurrió una idea que le transmitió al joven Vaalot.

    — Axlor, aunque los soldados nos servirán de ayuda, aquí hay miles de Rhajik que no para de venir y seguiremos en desventaja numérica considerando que las demás naves humanas han huído — Dijo el neoniano, que pensaba con la cabeza fría — Sugiero que hagamos lo mismo.

    — ¡¿Cómo?! — El marciano no podía creer lo que oía — ¡¿Estás diciendo que huyamos como han hecho el resto de soldados?! ¡¿Qué seamos cobardes?!

    — Que seamos inteligentes y nos vayamos para poder luchar otro día — Vanth Dheer quería hacer entrar en razón al humano — ¿No lo ves? Puede que Igor y Ashley hayan muerto, nosotros podríamos haber estado en su lugar y un pelotón de soldados no marcará la diferencia en una batalla en la que los Rhajik nos doblan en número. Créeme, Axlor, yo ya he vivido algo parecido en Neonia... ¿por qué crees que solo quedamos treinta y seis neonianos, de toda una civilización, con vida? ¡Nos masacraron, y harán lo mismo con nosotros al menos que huyamos!

    Axlor se quedó detenidamente pensativo durante unos segundos mientras las palabras de Vanth resonaban en su cabeza una y otra vez. Recordó cuando tuvieron que huir de la estructura la primera vez que llegaron, abandonando a Naylon a su suerte. En ese momento, el joven Vaalot recordó que Kyllian estaba solo al igual que muy probablemente Naylon también.

    — Está bien, le pediré una extracción a Arva — Murmuró Axlor, al que no le gustaba tener que huir — Pero tenemos que encontrar a Kyllian y a Naylon.

    — Avísale por radio — Indicó Vanth — Pero recuerda que no tenemos tiempo, cada vez vienen más Rhajik.

    — Arva, soy yo, Axlor — El marciano tomó la radio de su traje para comunicarse primero con la Arcadia — Cambio de planes: aterrizar y que tus soldados se preparen para cubrirnos en la huida. Nos vamos de aquí ya.

    Pero, ¿lo dices en serio? — La piloto Tidder se sorprendió de la decisión tomada por su chico — ¿Eso no lo decide el comandante Stagger?

    — No está con nosotros, voy a ver si responde a la radio pero si no es el caso... tendremos que irnos sin él — Axlor no sonaba convencido pero siendo el segundo al mano tenía que pensar en el resto de sus compañeros — Tú haz lo que te he dicho, que se preparen los soldados. Nos dirigimos a la explanada en unos minutos.

    Entendido — Musitó la piloto Tidder — Y por favor, Axlor... llega de una pieza.

    — Lo intentaré — Axlor finalizó la conversación con su pareja y se dispuso a hablar con el comandante Stagger — Kyllian, aquí Axlor, ¿me recibes? Es urgente.

    [...]

    Kyllian evitó el golpe de uno de los híbridos con su antebrazo izquierdo y con el derecho le devolvió el golpe, empujándole varios metros atrás. Sin embargo, antes de poder centrarse en otro objetivo, el joven Stagger recibió una patada en el estómago y un codazo en la nuca que lo dejó en el suelo aturdido. Al alzar la vista, vio que su Striker estaba a un lado de la sala, pero para llegar hasta allí tendría que quitarse de encima a los siete híbridos.

    El comandante Stagger pateó desde el suelo las piernas de uno de sus enemigos provocando que éste cayera al suelo y creando un hueco entre los demás. El marciano, casi por el suelo, se impulsó con las manos para salir del asedio en el que se encontraba y corrió a tomar su Striker. Una vez en sus manos, se volteó rápidamente y los siete híbridos se le quedaron mirando impasibles, como si les diera igual.

    — Puede que seáis fuertes, pero sois demasiado lentos — Kyllian les apuntaba con su Striker — Volved al infierno del que habéis sido creados.

    El soldado Stagger apretó el gatillo y disparó contra los siete híbridos con la intención de quitárselos del medio e ir en busca de Naylon. Sin embargo, la expresión del rostro del marciano cambió drásticamente cuando las balas que disparaba contra sus enemigos solo les hacía agujeros pero no los mataba. A uno de ellos se le podía ver incluso el interior, lleno de cables y lo que parecía ser un exo-esqueleto. Sin duda alguna, se trataban de verdaderos híbridos entre humanos y Rhajik.

    Los siete comenzaron a caminar hacia Kyllian para volver a enfrentarlo, y éste, viendo que tenía todas las de perder, se colocó el casco de su traje que yacía a un lado en el suelo y salió corriendo de aquel laboratorio. Justo fuera había dejado a los nueve Rhajik que le prestó Zyon para que le ayudaran, pero al volver a ese lugar, solo vio decenas de Rhajik tirados en el suelo metálico y agujereados por los disparos láser.

    — ¡Mierda, mierda, mierda! — Gritó el comandante Stagger, viendo que la situación parecía ir empeorando.

    Al voltearse, comprobó que los siete híbridos seguían acercándose a él, por lo que no lo dudó y con su Striker sin balas en la mano comenzó a correr en dirección a los edificios del centro de la estructura donde sus compañeros deberían estar. En ese momento comprobó que su radio volvía estar en funcionamiento, pues escuchó con algunas interferencias el mensaje que le estaba dando Axlor.

    ...sé si oir... esto per... amos a evac... las nav... han hui... y aquí estam... superados... completo... ento tener que dec... no... vuelta... trás — Pese a lo mal que se escuchaba, Kyllian comenzó a hacerse una idea de que le estaba diciendo Axlor.

    — ¡No, Axlor, espera! — Kyllian no quería que le ocurriese lo mismo que a Naylon cuando se quedó abandonado en aquella estructura — ¡Estoy aquí, esperadme! ¡Joder!

    El joven Stagger se volteó para ver si los siete híbridos le continuaban siguiendo, pero para su sorpresa no había nadie tras él. Pero cuando volvió a voltearse al frente, recibió un fuerte golpe que lo dejó realmente aturdido en el frío suelo metálico. Aún teniendo la vista difusa, vio que se trataba de Naylon Karless acompañado de los siete híbridos creados por él.

    — Tú no vas a ninguna parte, Kyllian — La voz de Naylon cada vez era más distinta hasta el punto de sonar como si se tratara de un robot hablando — Estás destinado a ser mi segundo al mando.

    En ese momento, una explosión en el lugar donde se estaba desarrollando una batalla entre naves minutos atrás hizo que ambos levantaran la vista sobre ellos. La MS1 había colisionado con una de las naves Rhajik y ésta había provocado una explosión que se llevó consigo a las cuatro naves enemigas restantes. La explosión sacudió por completo la estructura al borde de Xhander e hizo que la mayoría de edificios se derrumbasen.

    — ¡Malditos humanos! — Exclamo El Supremo, viendo como la onda expansiva de la explosión comenzaba a causar estragos en la estructura — ¡Esto no quedará así! — El líder de los Rhajik señaló al marciano — ¡Acabad con él!

    Naylon decidió irse dejando al comandante Stagger a su suerte mientras los siete híbridos se quedaban para evitar la fuga del hijo de Jefferson, aún impactado por ver como la nave de su padre se había hecho pedazos que comenzaron a flotar por el espacio. Cuando retomó el control de su situación, Kyllian comprobó que los siete híbridos lo habían rodeado. Su misión parecía clara: dejar que Kyllian sucumbiese junto a la estructura.

    [...]

    Axlor, Vanth, Hillary, Cleo y Zyon miraron hacia arriba solo para ver como una explosión de enormes dimensiones hacía temblar la estructura y derrumbaba la mayoría de sus edificios. Sabiendo que era el momento de irse, Cleo y Hillary con la ayuda de Zyon se apresuraron en sacar de debajo de los escombros al único compañero que había sobrevivido a esa repentina explosión durante el combate.

    — ¡Veo una mano! — Indicó Cleo, quitando trozos de metal desesperadamente.

    Con la ayuda de la soldado Murphy y Zyon, la soldado Allier logró descubrir de quién era esa mano. Se trataba de Ashley, que se encontraba inconsciente pero viva. Aquello solo significaba que el soldado Igor Ahmov había muerto durante el derrumbamiento o durante la autodestrucción del Súper Rhajik que lo provocó todo.

    — ¡Tenemos que sacarla! ¡Vamos! — Dijo Hillary, sintiendo que cada vez tenían menos tiempo.

    Axlor y Vanth lograron escabullirse de las máquinas que les seguían atacando para encontrarse con sus compañeras e irse. Al ver que Ashley estaba inconsciente y que Igor estaba muerto según el radar térmico de Zyon, tanto el marciano como el neoniano agacharon la cabeza apenados. Para nadie era fácil ver morir a un compañero aunque no tuviesen mucha relación con éste.

    Sin embargo, no había tiempo para apenarse, pues de la tremenda explosión entre naves Rhajik y la MS1 comenzaron a caer partes de estas como bolas de fuego que golpeaban el suelo metálico de la estructura, que era cuestión de tiempo que se precipitase al interior del agujero negro.

    — ¡Corred! — Indicó el joven Vaalot, tomando su radio para avisar a la Arcadia — ¡Arva, estamos en camino hacia la explanada! ¡Que no salga nadie de la nave, esto se viene abajo!

    ¡Entendido, daros prisa, no podré aguantar mucho tiempo!

    En el interior de la Arcadia, los casi cincuenta soldados que se encontraban junto a la doctora Marlow y la piloto Tidder se dirigieron a la compuerta de salida para recibir a los tripulantes de la Arcadia. Cuando dicha compuerta se abrió, vieron como el grupo llegaba corriendo con Axlor cargando a Ashley. Tras ellos, un grupo de Súper Rhajik querían impedir que los humanos se fuesen a salir con la suya, por lo que comenzaron a disparar su láser.

    Decididos a darles apoyo y cubrirles, los soldados salieron de la nave para disparar contra las máquinas y distraerlas durante un momento. Gracias a la ayuda de los soldados que no huyeron junto a las demás naves, el grupo pudo llegar a la Arcadia. Todos corrieron a su interior y cerraron la compuerta mientras unos pocos Súper Rhajik corrían hacia ella. No obstante, Arva le dio potencia y la nave de La Unión salió rápidamente de allí para evitar que pudiese ser dañada por los disparos láser de las máquinas.

    [...]

    El comandante Stagger corría en busca de sus compañeros mientras era perseguido por los siete híbridos cuando vio como la Arcadia se alzaba y salía disparada de la estructura. El hombre nacido en Marte cayó de rodillas y comenzó a golpear el suelo metálico fruto de la frustración y la rabia, añadiendo también que ver la destrucción de la nave en la que iba su padre le provocó una repentina sensación de derrota para él.

    Los híbridos corrieron hasta colocarse frente a él cuando uno de los edificios más cercanos comenzó a derrumbarse. Kyllian dio media vuelta y corrió hacia el lugar del que había venido para evitar ser aplastado, cosa que también hicieron los híbridos. Sin embargo, tres de ellos tuvieron la mala fortuna de no correr lo suficiente y fueron sepultados por toneladas de metal.

    Mientras corría sin rumbo, el comandante Stagger comenzó a notar que el oxígeno implatando por El Supremo en aquella estructura estaba comenzando a desaparecer y el oxígeno de su traje estaba en la reserva. Entonces recordó que en el laboratorio donde estuvo cara a cara con Naylon podía seguir operativo y con oxígeno, por lo que se dirigió allí de regreso mientras veía de reojo como los cuatro híbridos restantes no le daban tregua.

    Una vez llegó a dicho laboratorio, que estaba operativo y por ende accesible, el marciano se metió dentro y atrancó la puerta rompiendo el sensor de movimiento para evitar que los híbridos entraran durante al menos unos minutos. Dentro del laboratorio, el comandante Stagger se quitó el casco al ver que el traje estaba a segundos de quedarse sin oxígeno, sin embargo, al poder respirar en aquel lugar, el casco no era necesario.

    Kyllian se sentó en el suelo apoyando su espalda sobre la pared y con las manos en la cabeza, consciente de que no tenía una forma de salir de allí y de que debido a ello tenía muchas posibilidades de morir.

    — Tu muerte por lo menos ha servido de algo, padre... — Murmuró el marciano mientras las lágrimas le recorrían el rostro — Yo moriré aquí, sin sentido, sin un propósito...

    En ese momento escuchó que los cuatro híbridos habían logrado entrar en el laboratorio, por lo que se puso de pie y se colocó en posición de ataque para pelear contra ellos. En ese momento, algo recordó el hombre nacido en Marte.

    Naylon lo dejó a su suerte, por lo que significaba que tendría alguna nave o forma de salir de allí. Kyllian supuso que El Supremo estaría librándose de ser destruido junto a su base, por lo que se volteó y buscó los controles para activar a Xhander. Repentinamente le había encontrado un sentido a su posible muerte: evitar que el líder de los Rhajik sobreviviese.

    — Si tengo que caer, te arrastraré conmigo — Murmuró con rabia, mientras activaba la fuerza gravitacional de Xhander.

    Tras hacer esto, los pedazos de nave que flotaban alrededor de la estructura y la propia estructura comenzaron a ser arrastradas hacia el interior del agujero negro. Las luces del laboratorio comenzaron a parpadear hasta fundirse mientras los híbridos llegaban a la sala donde Kyllian se encontraba a oscuras.

    Antes de que pudiese iniciar un combate, la estructura dio un vuelco y tanto los híbridos como Kyllian cayeron al suelo. En el caso del marciano, el golpe fue fuerte y sus ojos se cerraron al instante. La base de los Rhajik se precipitó sobre Xhander sin dejar rastro en el exterior de que hubiese habido alguna guerra.

    [...]
    Diez días después

    "Por aquellos que dieron su vida en la guerra más importante que ha tenido la humanidad, en especial por sus líderes caídos".

    Una gran lápida con una frase grabada en ella seguida de miles de nombres entre los que se destacaban a Jefferson Stagger, Kyllian Stagger y Naylon Karless.

    Al margen de ellos, que fueron importantes en el desarrollo y desenlace de la guerra Rhajik — bautizada así por La Unión en los libros de historia — también estaban Chris Holloway, el primer humano asesinado por los Rhajik; Martha Thompson, la representante de Plutón; Eduard Carver, representante de la Tierra que pese a no ser asesinado en la guerra formaba parte de la lista de fallecidos; Turak Klamp, el comandante neoniano; Max Toussand, Igor Ahmov, Kiat Yung, Alexander Ripley y Juice Tidder.

    El joven Vaalot observaba el monumento a los caídos, cabizbajo y con una notable tristeza en su mirada. Tras el viaje de una semana que era el volver de Xhander y pasar tres días recuperando energías, el marciano también tuvo tiempo para pensar en muchas cosas.

    Hacía unos días que el invierno había llegado a Oslo, lugar donde está instalada la sede de La Unión. En la ciudad se respiraba un aire de victoria para los humanos, pero los que fueron héroes de la guerra, Los Viajeros — como fueron apodados los tripulantes de la Arcadia tras la guerra — tenían secuelas de por vida.

    Axlor no dejaba de pensar en que las decisiones que tomó en situaciones de emergencia eran las correctas, sin embargo, aún seguía preguntándose si pudo haber otra forma de evitar que tanto Naylon como Kyllian terminasen a su suerte en aquella estructura. Ahora, borrada del mapa junto a la totalidad de las tropas Rhajik, no representaba ya un problema para humanos o neonianos.

    La guerra había terminado, y con ella, la tripulación de la Arcadia. Los soldados que la conformaban acordaron con La Unión la disolución del grupo y la Arcadia pasó a ser convertida en una especie de museo donde los ciudadanos de todo el mundo podían ver y conocer todos los secretos que la nave contenía. Finalmente, cada uno volvió a su vida normal. Sin embargo, las consecuencias de sus actos seguían siendo una losa con la que Axlor Vaalot tendría que cargar durante toda su vida. Y al igual que él, otros miembros de la expedición.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Hola amigo, paso a comentar el final de esta parte I. Tal parece que los Rhajik han llegado a su fin, pero yo no creo que esten totalmente perdidos. Es decir, la Arcadia tambien fue engullida por Xhander, y logro escapar. Estoy seguro de que los Rhajik no han dicho su ultima palabra. Aunque no parece que vayan a salir de allí pronto. El Supremo seguro debe tener algún plan de reserva que aun nos está esperando. Aunque no tengo esperanzas de verlo en la siguiente parte, se que volverá en el futuro.

    Me sorprendió lo cobardes que fueron los soldados de la Union. Solamente vieron caer una de sus naves y ya se cagaron encima. Abandonaron a su lider y a todos sus compañeros a su suerte. Espero que hayan sido quitados de su rango.

    Al final, la guerra la ganaron gracias a los Stagger. Jefferson y Kyllian fueron los salvadores de la humanidad. Increible como Axlor volvió a dejar atrás a su comandante una segunda vez. Aunque entiendo que estaban apresurados, realmente no me agradó mucho. Sigue estando en mis personajes favoritos, pero eso le restará puntos.

    Ashley finalmente tomó protagonismo en la historia, aunque haya sido en el final, es un comienzo para su personaje. La muerte de Igor ya me la esperaba, pero creo que estuvo bien en el sentido que el super Rhajik fue astuto al fingir que había muerto. Con todo esto, Zyon fue el unico de su especie que ha sobrevivido. Imagino que no lo debe afectar por ser un robot, pero igual debe ser una mierda.

    Me da lastima que el grupo de la Arcadia (los Viajeros) se hayan separado. Pero estoy seguro de que van a volver en el futuro.

    La Union ha quedado en la mierda ultimamente. Los representantes de Pluton, la Tierra y Marte estan muertos. El de Ceres está profugo, y solo quedan la de Neonia y la de la Luna. Elegir a un nuevo representante para Marte y la Tierra les es urgente.

    Lo que quiero ver para la siguiente parte es ver el progreso de Lio, Snow y Lill en la cacería por Jim. Y como reaccionaran Axlor, Ashley y Cleo ante la muerte de su comandante.

    Por ahora será todo. Ha sido una historia espectacular. Espero ver la parte II en poco tiempo. Saludos.
     
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