Ciencia ficción Montaña Rusa.

Tema en 'Relatos' iniciado por Paulijem, 17 Marzo 2018.

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    Paulijem

    Paulijem Hija de Aslan, Larcha y Tributo del andén 9 y 3/4

    Tauro
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    Título:
    Montaña Rusa.
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    1
     
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    Bueno, si fuese el fin del mundo y me dijeran que me quedan pocos días de vida por x razón, definitivamente iría a un parque de diversiones (por supuesto, con esperanzas de que haya electricidad (?)) Me basé en eso xd; no tengo idea si era la idea, si llegué a cumplir con lo establecido, pero aquí les dejo mi humilde contribución para la actividad de The Last Days de Fenix Parker.



    Se miraron. La sonrisa de ella le pareció lo más contagioso para él; como en esos viejos tiempos, cuando todo era... perfecto aún con sus imperfecciones. Por supuesto, no lo habían visto de esa manera hasta que todo, literalmente, había acabado en la mierda.

    —Mamá nos mataría —dijo ella mirando hacia arriba.

    Pablo soltó una carcajada. Una carcajada que había hecho eco en lo único que estaba de pie en aquella maldita ciudad desolada. Miró a su hermana gemela y rodó los ojos con indignación. Nada se lo causaba más que pensar que, esa mujer maravillosa que alguna vez había sido su madre, llegaría a regañarlos por aquella locura.

    —Mamá no está aquí, tonta —la empujó con el codo y fue su turno para mirar la majestuosidad de «La Salvaje Montaña Rusa». El viento la atravesaba, provocando que se moviera en contra de su voluntad de manera peligrosa. Le provocó escalofríos el ruido de bisagras viejas y oxidadas, y regresó su mirada a Paula —. Pero, sí, definitivamente nos acabaría con su sandalia Luis Vuitton.

    Habían tardado seis días en llegar ahí y había valido cada maldito minuto invertido para lograrlo. Aún a pesar de que los últimos estudiosos refugiados y vivos, le advirtieran que: había una posibilidad para esos días, de una aproximación del momento en que el oxígeno dejara de existir en la Tierra. Ante esto, no pudieron sino largarse a disfrutar de lo único que les quedaba de pie: «La Salvaje Montaña Rusa». Estúpido, claro, pero ya no tenían nada que perder.

    —¿Qué dices, la probamos? —Paula tenía un brillo de entusiasmo en sus ojos marrones. Su cabello negro se movía con ferocidad por la brisa apocalíptica, como habitualmente le habían comenzado a llamar por mera diversión. Su aspecto desaliñado nunca había estado tan a la moda como en ese instante y su corazón nunca había saltado tan animado desde que todo había sucedido —. Supongo que no es un pecado disfrutar algo antes de morir —añadió con un deje de ironía.

    Pablo negó divertido con la cabeza, comenzando a caminar hacia los controles del parque. Las luces de cada lugar se encendieron y el brillo y la música, se convirtieron en un concierto sublime en aquella desolación. Volvió con Paula justo en el instante en que, uno de los tantos carros de la montaña rusa, quedó frente a ambos; sin pensarlo, cada uno se subió y se quedaron unos instantes en completo silencio. De algún modo el momento se había tornado en algo que ameritaba seriedad y un segundo para darle lugar al sentimentalismo.

    —Eres mi mejor complemento —murmuró él mirando hacia el frente —. Fue realmente una gran aventura y un placer, nacer junto a ti.

    —Es lo más estúpido y tierno que has dicho en mucho tiempo, hermano. Si morimos, quiero que sepas que: tú bigote es lo más ridículo del fin del mundo —éste se encogió de hombros y estirando su mano hacia la palanca del pequeño panel de allí, comenzaron a moverse.

    —¡No tanto como el tuyo! —exclamó por encima del ruido ensordecedor. Miró su reloj llegando a cero en esa rara cuenta regresiva, marcando el momento en que el oxígeno, hipotéticamente, se acabaría por caprichos de la naturaleza. No le había dicho a su hermana que había guardado aquello que, aquel científico trastornado, le había dado por alguna razón para su viaje en esa sucia cueva. Pero supuso, que saber el momento del fin, no sería malo. No había existido nada más qué hacer para sobrevivir. Nada más que tener, al menos, una última oportunidad para hacer algo estúpidamente divertido —. Si vivimos para contarlo, me lo quitaré —dijo cuando el carro se detuvo en lo más alto.

    —Eso no pasará, como cuando prometías ordenar tu habitación y las cosas seguían de la misma manera. Ese cuchitril seguía siendo un cuchitril por muchas promesas que hicieras.

    —Hablas demasiado, ¿lo sabías?

    Bajaron. Era como la sensación de estar cayendo y en el que, por mucho que lo intentaras, no podías evitar gritar. Ellos, los gemelos, Pablo y Paula, soltaron los gritos desde lo más profundo de sus gargantas y las carcajadas más inexplicable de la existencia humana. Subían y bajaban, reían y lloraban tomados de las manos mientras el cronómetro permanecía en cero. Sin embargo, no fue hasta el final del recorrido en que sus gritos dejaron de escucharse por encima de la música y el viento intenso.

    El carro se detuvo. Cualquiera que hubiera estado presente, hubiese creído que sólo estaban cómodamente dormidos. La desolación era perturbadora. Todo a su alrededor era «la nada» misma; escenario de la desgracia y del silencio más abrumador. Pero sus sonrisas estampadas en sus rostros eran indescriptibles y, aunque sonase estúpido, muy esperanzadoras.

    —Esa última vuelta fue rara.

    —Lo sé, no fue divertido —murmuró Pablo abriendo sus ojos marrones, pasó su mano por su bigote de mariachi loco y salió del carro —. Bueno, supongo que seguimos vivos por alguna razón que desconozco; se me antoja ganar un peluche, antes de que en verdad pasemos a mejor vida.

    —Apoyo la moción con toda violencia.


    Morir, después de todo, no era algo que pudieran evitar. Ya no existían recursos de ningún tipo y llegaría, tarde o temprano, el momento en que sucediera, hubiese o no hubiese oxígeno. Pues, llevaban días sin probar un solo bocado o una gota de agua. Posiblemente estuvieran usando sus últimas fuerzas para darle algo de sentido a sus vidas. Sin embargo, poco les importó.
     
    Última edición: 17 Marzo 2018
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    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

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    Dentro de lo que cabe me gustó el relato. Me imaginé a los dos niños disfrutando de la montaña rusa y que a pesar de todo pronostico, mantuvieron su esperanza y alegría ha hasta el final.
    Y sin duda, mi parte favorita y la que me encanto de verdad fue la escena final. Esta:
    Me la imagine tan vivida que sentí estuve al lado de ellos. Y luego, si es que no comprendí bien, el hecho de que ellos bajaran, ¿eran sus espíritus? ¿fantasmas? ¿o algo similar? Es lo que entendí. En fin, fue bonito leer.

    Eso sí, eché en falta el saber la razón de porqué el mundo estaba así. Aunque sé que no era el enfoque del relato, sino la esperanza.
     
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    Fénix Kazeblade

    Fénix Kazeblade Creador de mundos Comentarista destacado

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    Me ha encantado la historia y es que cumple justo con lo que esperaba leer. Puesto que comienzas a narrar literalmente al final de historia no considero importante saber que es lo que pasaba en si, además de que dejas claro que en si no era explicable. Me agradó bastante tu forma de expresar su libertad, su sentimiento de seguir adelante sin dejarse derrumbar.
    Ademas es trampa, te pones a usar frases de los simpson con un fan.

    Gracias por participar en The Last Day.
     
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    Paulijem

    Paulijem Hija de Aslan, Larcha y Tributo del andén 9 y 3/4

    Tauro
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    ¡Hola, Sorel Rodriguez ! Aprecio muchísimo tu comentario :3. Sobre esto:

    Juro que no se me había ocurrido verlo de esa manera y estoy segura que no, no eran sus espíritus xD. Lo escribí una madrugada y posiblemente haya comido algo raro que provocó que expresara esa idea de esa manera. Es lo único que puedo decirte con gran seguridad.

    No hay una explicación o una razón científica (?, puede haber sido por los cambios climáticos, los hombres, Dios, etc. Parte de la humanidad desapareció y posiblemente la Tierra estaba por dejar de ser el hogar ideal para esta misma —mencioné lo del oxígeno, aunque como una teoría— (no sé si se entiende xd). Pero, claro, no me basé en ello. Más bien lo dejé a la imaginación del lector :v

    Sentí que debía responder a esa dudas, así que aquí están espero haber aclarado algo.

    Fenix Parker

    No sabes cuánto me tranquiliza leer tu comentario xD. Me alegra realmente que te haya gustado; escribí esto una infinidad de veces y tengo pruebas xd. Me hiciste sufrir con el tema de la actividad (?

    Jajajaja :MUAJAJAJAJ: Los Simpson son parte de mi vida diaria, no podía dejarlos afuera de esto :v así que culpable :wahaha:


    Fue un gran placer haber podido participar (y alcanzado a dejar mi contribución D: creí que no llegaría)

    ¡Un gran saludo!
     
  5.  
    Elliot

    Elliot Usuario común

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    También pensé por un momento que al final los hermanos habían muerto y estaban ahora en el más allá o algo, pero de hecho me gusta más que hayas preferido un final más alegre a pesar de toda la situación. Lo hace irónicamente más creativo a mi parecer.
    Todo lo anterior también me gustó, por cierto. La escena de ellos en la montaña rusa es muy bonita, y estuvo buena la dinámica entre los hermanos.

    Un saludo!
     
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