Mansión Abandonada

Tema en 'Rutas' iniciado por MrJake, 1 Septiembre 2013.

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    Naiki

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    La exploración continuó de manera lenta debido a la gran cantidad de pokémon Fantasma y Psíquico, desde pokémon comunes como Gastly o Haunter hasta seres tan extraños como lo era Spiritomb, de quien huí de manera inmediata por miedo a ser debilitados.

    —Casi, ¿eh?—Pregunté con una pequeña risa a mis pokémon, quienes solo me miraron de manera reprobatoria. Yo me limité a agacharme y otorgarles una pequeña caricia a ambos.
    >>No se preocupen, en poco aparecerá el pokémon que necesitamos.

    Confiado en mi suerte solo me decidí a caminar por los interminables pasillos de la descuidada morada. Entre aquellas caminatas empezaron a aparecer a mi mente los recuerdos de la vez de la investigación que hicimos en la zona con intención de resolver el asunto del Espectro Etéreo... Realmente es una lástima que no haya podido asistir a esa pelea. Fallo mío.
     
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    Naiki

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    —Ahí estás.

    Ante mis ojos residía una pequeña bola de un material verdusco con aspecto de material viscoso. En su centro había una pequeña forma de ovalo, acompañada de un par de protuberancias que podía denominar como "patas" y otro par que seguramente serían para dar equilibrio a su estructura al momento de andar. Sus ojos estaban claramente abiertos y se le veía completamente alerta a la zona, posiblemente asustado por su debilidad al tipo Fantasma.

    —Duosion, desde ahora formarás parte de mi equipo—Aclaré con tranquilidad al colocarme frente a él, habiendo retirado una pokéball de mi bolso y dejándola frente a su cabeza.—. Soy Alpha, mucho gusto.

    El pokémon, aterrado y a su vez sin comprender la situación comenzó a mover sus ojos de un lado a otro, como intentando decidir si escapar o quedarse y pelear. Mas el tiempo se le acabó, el esférico había hecho contacto con él, transformándolo en un destello rojo y haciendo que entrase.

    Uno... Dos... Tres... Click.

    —Bienvenido al equipo, Midoho.

    Liberé en el instante al Pokémon Mitosis, sonriéndole de manera amable al ver su desconcertado rostro. Él sería desde ahora una parte bastante notoria en mi equipo, así que lo menos que podía hacer era llevarme bien con él, para ello me agaché y lo tomé en mis brazos, llevándolo cual bebé apegado a mi pecho.

    —Fue bueno investigar un poco de ti antes: No eres bueno tomando decisiones, ¿eh? Según la pokédex tienes el cerebro divido.

    El pokémon se dio la vuelta y simplemente pronunció su nombre de manera serena, puede que haya funcionado la cercanía con él.

    Tras haber terminado mi labor en la mansión salí de manera un tanto acelerada al exterior, donde dejé salir a mi Skarmory, en quien monté para posteriormente retirarnos de aquel lugar utilizando vuelo.
     
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    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    Nuestro trayecto por el aire nos trajo hasta allí. Hacia esa mansión ruinosa y decrépita a orillas de una lago pantanoso. Emily me dijo durante el vuelo que un pokémon fantasma o siniestro no vendría mal en su equipo y yo había estado de acuerdo con ella. Pero eso era... ¿era realmente necesario ir allí? ¿Hacia una mansión abandonada de más de cien años que parecía sacada de una película de serie b? La casa era enorme, lúgubre, una mansión de estilo barroco que se recortaba contra el cielo nublado de la tarde. De paredes ajadas por el tiempo y enredaderas que se aferraban con desesperación a estas. Todo trasmitía un ambiente de soledad y miseria.

    En cuanto descendí del lomo de Isamu lo sentí: Un escalofrío que me heló la sangre.

    —Emily... ¿realmente necesitas un pokémon de tipo fantasma?—le pregunté a la entrenadora sintiendo helada la piel de mis brazos. Me abracé a mi misma tratando de entrar en calor, disimulando la inquietud que aquel lugar me producía—. Este lugar es horrible.

    Un Murkrow graznó desde un árbol cercano y mi corazón dio un salto que logró sobresaltarme. ¡Maldita sea! Sí, me inquietaba. Aquella casa era el decorado perfecto para una película de terror sobre fantasmas y asesinos en serie y yo no tenía intención alguna de ser una de sus protagonistas. Cuando abrimos la puerta y eché un vistazo al interior lúgubre, frío y oscuro, mi gesto palideció.

    >>Ni siquiera he entrado aún y ya odio este sitio.

    Amane pos vamos a por Mimiko... digo, Mimikyu (???)
     
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    Nuestro viaje aéreo nos acabó llevando hasta la Mansión Abandonada. No me hacía especial ilusión, no iba a mentir, pero tenía que aguantar por el bien de mi equipo. Sabía que un pokémon de la Mansión me vendría especialmente bien.

    Cuando bajé del Braviary de Mimi, sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Sabía que los pokémon fantasma no eran necesariamente malos, la mayoría de ellos eran más bien traviesos, pero no podía evitarlo... solo el ambiente era ya terrorífico.

    Miré a mi amiga con una expresión de disculpa, asintiendo con la cabeza.

    —A mi también me da miedo estar aquí, ¡pero al menos estamos las dos juntas! Y tenemos a nuestros pokémon~ —dije, en un intento de calmar la situación y hacerlo ver menos horrible—. ¡Ah! Ahora que lo recuerdo, aquí atrapé a Gothorita, seguro que a Gothi le gustará salir...

    Mientras decía aquellas palabras liberé de su pokéball a la Gothitelle que ya hacía tiempo que había evolucionado. Observé como se quedaba observando la zona con su típica expresión de neutralidad, pero estaba segura de que en el fondo se alegraba de volver a ver ese sitio.

    >>¡Vamos! Seguro que Gothi nos puede ayudar a que no nos pase nada~

    Yo creo que voy a ir por el Mimikyu y/o el Spiritomb so yeah (?)
     
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    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    A mí no... no me da miedo esta casarepliqué cuando Emily comentó que este sitio la inquietaba y liberó a Gothielle a continuación. Pero mi voz sonaba titubeante—. Solo digo que es horrible. Es como la versión miserable de mi propia mansión en Sinnoh.

    Y no mentía, pero por supuesto tampoco decía del todo la verdad. Aquel entorno, hasta el lago, lograba ponerme los pelos de punta. El sentimiento era muy similar al que experimenté cuando Effy me llevó a Pueblo Brocha. Esa sensación de inquietud y vacío. Como si algo estuviese mal en el ambiente. Se sentía agobiante y pesado.

    Y el frío parecía ser más notable en el interior que en el exterior. Mi mayor temor eran los pokémon tipo bicho pero los fantasmas no me agradaban especialmente. Eran perturbadores y siniestros con entradas oscuras en la pokédex. No entendía como Elisa podía amarlos tanto.

    Si tenía a Pumkaboo en mi equipo era solo porque la necesitaba no porque realmente quisiera o me agradese tenerla allí. Era la mejor opción contra ataques de tipo normal.

    Armándome de valor por la compañía de Emily y su pokémon, sin embargo, di un paso hacia dentro, internándome en aquella oscura mansión, en un hall polvoriento que olía a humedad. ¿Pero cuanto tiempo llevaban sin airear este sitio?

    El suelo crujió bajo mis pies.

    —¡Kyah!—chillé.

    Y solo... solo era una maldita madera suelta... ¡Ah~ quería salir de allí cuanto antes!
     
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    Factummale

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    En camino a Tempera cambié de opinión, hace mucho que no les daba una visita a los pokémon de la mansión, además, me llamaba la atención saber si algunos nuevos se habían unido al lugar, de alguna forma sentía esa responsabilidad de hacerles compañía, después de todo yo parecía ser la única que genuinamente desfrutaba a los pokémon del lugar.

    Así que le pedí a Altaria que me llevase al lugar, que después iríamos de forma definitiva a la torre. Cuando llegamos le recompensé el vuelo con una galleta lava, la misma que había usado para atraer al Munchlax que ahora descansaba en mi bolsa.

    Drifloon, como siempre, fue a mi lado cuando caminé por las afueras de la mansión, rodeando la misma para entrar por detrás, siempre se entra por el frente, quizá un cambio de perspectiva sea interesante. Entramos por la cocina, de inmediato reconocí el olor a polvo y humedad del lugar, la nostalgia de recordad el lugar donde había atrapado a dos compañeros inseparables me invadió. La fantasma/volador pareció sentir lo mismo, miraba todo curiosa, al parecer analizando si estaban las cosas en orden o todo estaba más desastroso que en el momento de irse.

    —Wow, parece que siempre te preocuparon esas cosas, ¿no? —pregunté con una risa, ella continuo en lo suyo, pasando completamente de mi —. ¡He!, que no he dicho sea algo malo —aclaré volteando a mirar la encimera llena de adornos polvorientos —... a mi me gusta como eres...

    Tardemos en encontrarnos :smiledark:
     
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    Yugen

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    Era un lugar realmente... horrible. Oscuro, húmedo, espeluznante en general. ¿Por qué precisamente este lugar, precisamente en estas fechas? Se sentía como una mala broma. Conveniente, pero de pésimo gusto.

    Era por la tarde, pero el cielo estaba tan nublado que la luz que se colaba por las mugrosas ventanas era mínima, así que le pedí a Dex que activase la linterna que tenía incorporada para que nos iluminase el camino. ¿No eran geniales los avances tecnológicos? Aunque mi relación con papá no era la mejor actualmente—porque había tenido la desfechatez de acostarse con la perra de mi madrastra y dejarla embarazada de una media-hermana que dudaba querer conocer jamás—, agradecía el hecho de que me hubiera regalado a Dex. Una pokédex-holomisor con un sinfín de funciones que solo se activaba con mi voz.

    Había tratado de calmarme, si embargo. Un par de respiraciones profundas lograron serenarme mínimamente y hacía rato que habíamos dejado atrás el hall para internarnos en un espacio amplio con largas escaleras que llevaban a la planta superior. Si las alumbraba con la luz de la linterna podía ver que tenían una alfombra roja y descolorida sobre sus peldaños.

    La decoración y los cuadros, feos como pocos había visto en mi vida y la pesadez del ambiente no servían de mucho en tratar de aumentar mi agrado por esta maldita mansión. La mayoría de las pinturas que decoraban las paredes presentaban escenas de índole religiosa—como esa donde aparecían Giratina bajo tierra y Arceus en el cielo con una aureola de luz en la cabeza— y otras eran simplemente espeluznantes.

    Decidí acercarme solo para leer la inscripción de una de ellas. Una pintura amarillenta por el tiempo de una chica en el agua. Estaba tan pálida que parecía estar muerta.

    "Hay un sauce inclinado en el arroyo" 1852—leí. No era muy explicativo por sí mismo pero yo recordaba esa historia—. Parece ser un cuadro de Ofelia—le expliqué a Emily sin volverme—. Hamlet. Se cayó a un arroyo y se ahogó... ¿por qué demonios alguien querría tener un cuadro tan—?

    Repentinamente sentí algo húmedo y pegajoso recorrerme la parte posterior del cuello. Un horrible escalofrío me sacudió la columna—tanto por la extraña sensación como por la inequívoca idea de que algo completamente ajeno a mí acababa de tocarme dentro de una oscura y espeluznante mansión—; y mi alma cayó a mis pies con estrépito mientras dejaba escapar un chillido.

    ¡¿Q-qué demonios había sido eso?! ¡Esa sensación húmeda y pegajosa, como si un Ditto se hubiese arrastrado por mi piel! Aún podía sentirlo aunque hacía rato que había pasado.

    Mis manos temblaban cuando me volví para mirar a Emily blanca como una hoja de papel.

    —E-Emily, ¿has sido tú quien me acaba de lamer el cuello?

    Pegunté. Aunque era una pregunta estúpida, esperaba un sí.

    Absolutamente prefería que hubiera sido ella a alguno de estos fantasmas babosos.

    Emily: ¿Eh? Oh no, yo no fui~ Yo no me hubiera contentado con lamerte solo el cuello~

    Mimi: *Screams internally in gay panic*

    *Aprovecho que es Halloween para "halloweenizar" la mansión y hacer una especie de capítulo especial del rol por los loles (?)

    Btw, el cuadro de Ofelia es una referencia al juego de rpg Mermaid Swamp.
     
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    Amane

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    Emily Hodges

    Mientras nos introducíamos más y más en la mansión, sentía como mi piel se erizaba por el ambiente. El hecho de saber que estábamos en un sitio como aquel me hacía estar algo incómoda, pero realmente la temperatura tan baja del lugar y los ruidos que retumbaban debido al paso del tiempo no ayudaban en absoluto a calmarme.

    Al menos estaba con Mimi y tenía a mi equipo conmigo, así que podía sentirme segura y saber que estaríamos protegidas si algo nos pasaba... o eso esperaba.

    No me alejé demasiado de Gothitelle, sabiendo que ella se sabía mejor los recovecos de esa zona y los pokémon que ahí habitaban, creyendo que así no nos atacarían y sabrían que vamos en son de paz. Solo tenía la sensación de que había un pokémon de nunca antes había visto y que quería en mi equipo.

    —¿E-eh? —me giré, algo asustada al escuchar de repente el grito de Mimi, encontrándomela pálida y temblando, esperando una respuesta a la pregunta que me había hecho—. N-no... habrá s-sido un Haunter travieso o algo así... ¿no?

    No pude evitar tartamudear al hablar, tanto por el miedo como por el frío del lugar que me hacía temblar. Y quizás eso no ayudaba a parecer segura y no asustar a mi compañera, pero tampoco podía hacer nada para evitarlo.

    ¿Dónde estaría ese pokémon...?

    Eli, voy a ver si me sale un Mimikyu que me gusta más (?) pero si no tengo suerte, te acepto el Spiritomb con mucho gusto xDD
     
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    Yugen

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    Aterida, me abracé a mí misma. La sensación húmeda aún era palpable en mi piel. Ew...

    —Supongo—le respondí a Emily. Avergonzada de mi compartamiento apreté los puños con fuerza, sintiendo arder mis mejillas por el pudor—. ¡Ugh! Esto es tan ridículo... S-solo son unos fantasmas pervertidos. No les voy a dar la satisfacción de inquietarme.

    No iba a dejar que aquello me asustase. Y Emily parecía bastante temerosa también. Temblaba ligeramente cerca de su pokémon. La temperatura parecía haber descendido como dos grados desde que entramos. ¿Cómo era eso siquiera posible? ¡No hacía gran cosa por mejorar el ambiente horrible y pesado que se respiraba!

    No me gustaban los fantasmas. Nunca me habían gustado. Pero al menos no eran bichos. Skorupi, Weedle, Caterpie... no podía con ellos.

    Eran muy superior a lo que podía soportar.

    Me acerqué a Emily y tomé su mano entre las mías sin pronunciar palabra. No estoy segura si lo hice para reconfortarme a mí misma o a ella. Quizás a las dos. Quizás solo fue un impulso.

    Y entonces giré sobre mis talones y comencé a subir las escaleras usando la luz de Dex para cuidar mis pasos. No quería terminar pisando un tablón suelto y rompiéndome una pierna.

    >>Vamos—le dije—. Busquemos ese pokémon que quieres y larguémonos de aquí de una vez.
     
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    Factummale

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    Elisa Daroch.

    Salimos de la cocina, el comedor estaba oscuro, pero Drifloon iba frente mio, guiando mi camino por la casa, claro que de todos modos podía adivinar la estructura de la misma, años de exploraciones aleatorias y el tiempo que ya había pasado en el lugar.

    Me abracé a mi misma, sorprendida por el repentino cambio de temperatura que se había producido entre una habitación y otra, casi podía ver mi aliento.

    —Drifloon, dime, por favor, que también sientes esa corriente de frío aquí —ella volteó en mi dirección, encogiendo su cuerpo, indicando que solo yo notaba el cambio.

    Rebusqué en mi bolsa, tomando la pokéball de Ponyta, sacarla a ella era un dos por uno, no solo me daría calor, también lograría alumbrar el lugar, lo suficiente para avanzar por el lugar, claro que podría ser un inconveniente para los habitante de la casa...

    Mientras buscaba pude sentir como chocaba contra algo, al levantar la vista noté como la mesa se encontraba frente mio, me pareció extraño, estaba segura de que esta estaba a mi derecha hace unos segundos. Di un par de pasos en retroceso, pero una silla me hizo caer.

    —Drifloon, ¿has movido algo?, porque estoy segura de que esta habitación no estaba así hace unos segundos...
     
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    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    Mimi Honda

    La planta superior se dividía en ala norte, este, oeste y sur. Un espacio frío, que se oscurecía más y más a medida que la tarde daba paso a la noche. El viento hacía que las ramas de árboles muertos arañase los cristales del pasillo dibujando extrañas sombras en las paredes.

    Sujeté con más fuerza la mano de Emily. El calor que me proporcionaba lograba reconfortante y darme el coraje suficiente para no detener mis pasos a pesar del temor.

    —¿Q-qué pokémon estás buscando exactamente? ¿Duskull? ¿Haunter?—se me ocurrió preguntar, alumbrando el pasillo de lado a lado con la linterna de Dex. Cortinas algo raídas, una alfombra roja descolorida... más de esos cuadros horribles... no se podía decir que esta mansión fuese un santuario al buen gusto.

    Todo olía a rancio y humedad. ¿Por qué tenían que gustarle a los fantasmas estos sitios oscuros y mugrientos? ¿Qué podía tener de bueno una mansión centenaria abandonada a orillas de un pantano?

    Repentinamente me detuve en medio del pasillo. Hasta el último vello de mi piel se erizó.

    —¿Has... oído eso?—cuestioné. Mi voz baja, cauta. En un principio me rehusé a creerlo, pero todos mis sentidos se pusieron en alerta—. Casi sonaba como...

    ¿Era siquiera posible? No... no, ¿verdad? No podía tener una suerte tan condenadamente mala. Solté la mano de Emily y caminé unos pasos hasta llegar a una puerta abierta que daba a una de las habitaciones del ala este.

    >>Un piano...

    Mi tono de voz cayó hasta ser poco más que un susurro. Allí, en un salón con lámparas de araña había un enorme piano de cola frente a una ventana cerrada. Sus teclas eran pulsadas agilmente y una melodía lúgubre sonaba aunque no había nadie físico tocándolas.

    Era un piano. Como... el que tenía en mi mansión en Sinnoh. Como el piano de mamá.

    La música la reconocía. Era "Para Elisa" de Beethoven. Pero no había nadie allí. Era como si un ente invisible estuviese tocando las teclas en una velada solitaria y tenebrosa. Incluso alguien había colocado velas rojas aromáticas que llenaban el ambiente de un suave aroma dulzón.

    Sentí una repentina opresión en el pecho, la suficiente para notar que me faltaba la respiración. Mi garganta se cerró. Y pálida e incrédula retrocedí un paso prudencial.

    Después de tanto tiempo...

    —N-no...—musité trémula. Mi voz se quebró— No... Esto... esto sí que no...

    En ese momento, abrumada por la imagen que tenía frente a mí una repentina ansiedad se apoderó de mi ser. Pánico quizás. Mis manos empezaron a temblar salvajemente. Yo no quería saber nada más de estos malditos instrumentos. ¡Los detestaba con todo mi ser!

    Yo no... no importaba que antes amara la música. ¡Nada de eso importaba! ¡No estaba preparada para afrontarlo aún! ¡¿Es que todo en esta maldita mansión tenía algo personal en mi contra?!

    Mi mente se cerró. Mi pensamiento lógico dejó de fluir. Mi cuerpo se llenó de histeria y recuerdos del pasado. De nostalgia y dolor.

    —¡No!—chillé.

    Y sin mirar a Emily ni a Gothielle, sin pensar en lo que hacía, di media vuelta y eché a correr por el ala norte, perdiéndome en la oscuridad de la mansión.

    Wow, angst! :D
    Que raro en mí (?)
    Ahora es mas díver gg :smiledark:

    Si alguien pregunta el por qué de la melodía escogida es porque los fantasmas le dan a Elisa la bienvenida a la mansión. Era muy conveniente xD
     
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    Factummale

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    Continué atrapada unos minutos más entre los muebles que se movían, la paciencia comenzaba a caer, siempre que intentaba sacar a Ponyta para que me ayudase a ver al pokémon travieso que me molestaba me encontraba o sentada en una silla o dando un traspié, logrando soltar el esférico de vuelta a mi bolsa.

    —Drifloooooon~ —llamé en un ligero jadeo cuando me encontré definitivamente tumbada en el suelo —, por favor, habla con el pokémon que me esta gastando la broma y dile que se detenga~

    Pero no recibí respuesta de la fantasma, tampoco la sentí cerca de mí, de inmediato levante la vista, sentándome sobre mis piernas. Estaba completamente sola, sin rastros de mi amiga. Nuevamente sentí la temperatura bajar, esto ya no estaba siendo gracioso.

    —Chi-chicos, vamos, so-soy yo, Elisa —anuncié tratando de mantener la calma —, siempre les visito, ¿qué les tiene tan inquietos ahora? —pregunté al aire, esperando que, milagrosamente, un Gastly risueño o un Duskull aburrido me respondiese.

    Pero lo único que recibí fue un penetrante silencio.

    Creo que en esto de jugar con los miedos internos me centro más en el de Elisa de que no le quieran los pokémon a los que les dedica tanto esmero y pasión... O io que se, me parece divertido verla asustada por sus propios amigos :D
     
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    Yugen

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    Corrí y corrí desesperada, sintiendo una vorágine intensa de sentimientos contradictorios dentro de mí. Mis rápidos pasos hacían crujir la madera vieja bajo mis pies pero yo no estaba pensando con claridad.

    ¿Por qué un piano? ¡¿Por qué precisamente un piano?!

    Cuando finalmente mis piernas no dieron más de sí, angustiada, sintiendo un sabor amargo en la garganta, me apoyé contra la pared del pasillo y luché por calmar el ritmo acelerado de mis latidos. Estaba temblando tanto y mi respiración era tan rápida que prácticamente hiperventilaba.

    —C-cálmate...—me reprendí apretando los puños—. Cálmate estúpida...

    Me abracé a mi misma dejando caer la cabeza mientras luchaba por contener mis emociones. Mis ojos estaban llenos de lágrimas, las cuencas me ardían.

    Ver un piano después de tanto tiempo... me trajo recuerdos que prefería no evocar. Era demasiado duro hacerlo. Me recordaba a mi madre, a aquella época en la que todo parecía estar bien en mi vida. Antes de que mi padre empezase a pensar que yo era prescindible y que el hecho de que volviera a casarse lograría reemplazar su pérdida.

    Yo amaba la música. Hubo un tiempo en el que lo hacía. Me gustaba el piano, solía tocarlo. Disfrutaba genuinamente haciéndolo. Era una melodía que serenaba mi alma.

    Pero...

    Me quedé así unos momentos reprendiéndome a mí misma. Luchando por mantener controlada mis emociones, por dejar de llorar. Y entonces, una vez me calmé, la realidad me golpeó como una maza.

    Había salido corriendo, eso era obvio. Mi mente se había cerrado y simplemente huí, incapaz de tolerarlo.

    Eché un vistazo a mi alrededor.

    —¿Dónde... estoy?

    Un escalofrío recorrió mi espalda. Estaba en un pasillo oscuro, frío y silencioso. Sola. El único sonido que percibía era el silbido del viento colándose por las ventanas.

    Miré mis manos.

    No había nadie sujetándolas. Hace un instante sentía calor en la palma y ahora solo frío. Ese frío helador que odiaba. Podía sentirlo en los huesos.

    ... Emily.

    ...

    ¿La había dejado sola? ¿Cómo había...? ¿Cómo demonios había podido hacer eso? A ella le aterraba este lugar tanto o más que a mí... Y yo había soltado su mano. Incluso si tenía a Gothielle con ella no podía creer que la hubiera dejado sola. ¿Pero qué clase de amiga hacía eso?

    Cerré los dedos en un puño.

    —Tsk.

    Y me dispuse a desandar el camino pensando que si volvía tras mis pasos regresaría al pasillo con Emily. Pero... me equivoqué. Porque al cruzar una esquina me topé con un enorme agujero en el suelo que se perdía en la oscuridad de la planta inferior.

    Era enorme, ocupaba todo el pasillo de extremo a extremo. Era imposible que lo hubiera salteado sin dificultades cuando pasé por allí hace unos instantes.

    —¿Qué?—exclamé sorprendida—. ¿Cuándo...? ¿Cómo...? ¿Esto estaba así antes?

    No lo recordaba. ¡Y se suponía que yo había pasado por allí! ¿Qué demonios pasaba con esta casa...?

    Ya dije que quería hacer un especial de Halloween *wink wink* (?)
     
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    Factummale

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    Fueron minutos los que pasé en ese silencio, minutos en los que pensaba en la pequeña Drifloon, a la cual había perdido, minutos en los que solo podía desear volver a los días donde estar con pokémon fantasma era una experiencia excitante, cuando mi madre salía al pueblo y su Banette me llevaba a las aguas termales, o simplemente cuando jugábamos juntos al escondite por los rededores de la casa.

    Y entonces el silencio fue roto, primero por una risa casi infantil, seguida del sonido de pisadas apresuradas, miré a mi alrededor, sorprendida, se supone que estaba sola, se supone que era yo y un montón de pokémon, trague en seco, si en algún momento se había cruzado la barrera entre una broma inocente y una cruel tortura la división había quedado kilómetros atrás.

    Me levanté del suelo, incapaz de quedarme a escuchar esa risa, lo siento Drifloon, pero debo salir de esta habitación.

    -----

    Había logrado dejar el comedor, la risa se apagaba más cerca estaba de la puerta al hall de entrada, apenas podía ver por donde caminaba, pero el dejar de escuchar esa risa me había dado confianza, claro que extrañaba a Drifloon, esté donde esté, espero que no le pase nada malo (aunque lo más seguro es que se fuese a jugar con sus antiguos amigos de la mansión).

    Cuando pasé frente a la escalera un escalofrió me recorrió toda la columna vertebral, ahora no escuchaba una risa, si no un piano, tocaba con suavidad, como una madre que intenta arrullar a su hijo. Tragué saliva, estaba a un paso de irme, pero primero debía encontrar a mi compañera.

    Puse un pie en el primer escalón, sintiéndole crujir bajo mi peso, el siguiente paso sonó igual o más fuerte, debía tener cuidado, no quería romper la escalera y caé quien sabe cuantos metros.

    Cuando estaba a unos escalones de llegar a la planta de arriba el crujido del escalón fue más fuerte, di un respingo y un paso atrás, para así notar como la tabla se rompía bajo mis pies y yo pasaba por ella.

    Fue un milagro ver que un montón de ropa y telas sucias habían amortiguado perfectamente mi caída, claro que ahora tenía otro problema.

    No sabía como salir del closet bajo las escaleras.

    Igual y se pueden encontrar a Drifloon vagando por allí :D


    Bueno, igual se nota que no se escribir terror xD
     
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    Yugen

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    No había forma de que pudiera pasar por allí. No entendía como ni cuando ni qué Dittos acababa de pasar para que esa monstruosidad de hoyo apareciese, pero no tenía forma de rodearlo. De modo que volví tras mis pasos buscando otro camino. Si esta mansión era tan inmensa, debía tener otras escaleras por algún lugar.

    Sin embargo, el ambiente frío y pesado no me ayudaba demasiado a llevar a cabo aquella tarea. ¿Por qué hacía tanto frío? ¿Un Frosslass había usado vaho gélido o algo así? Mi piel estaba helada.

    Tampoco había luz eléctrica. Solo velas. Velas dispuestas en candelabros. Velas apagadas sin embargo. La única iluminación a aquellas alturas era la platina luz de la luna y mi linterna.

    —Debería avisar a Emily vía Holomisor—me dije deteniendo mis pasos al darme cuenta de que tardaría más de lo pensado en reunirme con ella—. Dex, ¿puedes contactarla?

    Sorprendentemente no hubo respuesta. Nada. Mi pokédex-holomisor no respondió. La pantalla se mantuvo inalterable por segundos eternos.

    Era como si simplemente nunca hubiera estado prendida en primer lugar. Solo tenía la luz de la linterna activada, nada más. El silencio se hizo hosco y pesado.

    Se prendió en un chasquido poco después. Pero la única respuesta fue estática. Un chirrido distante y molesto. La pantalla se veía como si hubiese sufrido un fuerte golpe y algún componente interno presentase errores.

    Fruncí el ceño.

    ¿Qué... diablos...? ¿No que era un dispositivo infalible de última generación? ¿Que mi padre la había construído especialmente para mí y era a prueba de todo tipo de fallos? ¿Por qué se veía con interferencias?

    —¿Ah...?

    Repentinamente volvió a chasquear y la linterna también se apagó.

    Grité. ¡¿Pero por qué me pasaban a mí estas cosas?! ¡Ah, rayos! ¡Ahora sí que no podía ir a peor~!

    Tardé un breve instante en entender qué acababa de suceder. Ahora estaba sola, en la oscuridad de una mansión centenaria y arcaica. Mi única fuente de luz había decidido que aquel era el momento perfecto para dejar de funcionar.

    —Ugh— bufé molesta y la lancé dentro del bolso.—Cacharro estúpido, robot inútil.

    Tampoco tenía ningún pokémon que pudiese iluminarme... Moltres probablemente terminaría prendiéndole fuego a la mansión. Ni siquiera cabía en el pasillo.

    Estaba sola. Sola en la oscuridad.

    A mis espaldas, lejana y susurrante por el viento que hacía ondular las cortinas del pasillo me pareció oír una risa. Una risa aguda y burlona.

    Mi corazón se estremeció.
     
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    Factummale

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    Me levanté con dificultad, me encontraba enredada entre las mantas sobre las que había caído, además, el polvo que estas habían soltado aún rondaba el aire, opacando aún más mi vista e incomodandome para respirar con tranquilidad.
    Cuando al fin logré quitarme toda la tela de encima sacudí mi cabello y ropas, más polvo y tierra salió al aire, tosí un poco inconforme. Debería salir de este armario cuanto antes, me estaba sintiendo un poco sofocada por el polvo.
    Estiré los brazos al rededor de mi cuerpo, tratando de marcar un perímetro para saber con mayor exactitud donde estaba la pared o la puerta, además, no quería seguir cayéndome.

    Pude tocar una pared a mi derecha, una sonrisa ligera se asomo en mis labios, así sería más fácil dar con la salida. Coloqué las dos manos sobre la pared y comencé a caminar guiándome por esta.

    -------

    No sabía cuanto llevaba caminando, pero ciertamente no parecía ser poco tiempo, el cuarto tenía una pinta de ser enorme, pero era imposible que lo fuera si estaba bajo la escalera, o sea, era una mansión y todo, pero era simplemente imposible tener un lugar tan amplio en un espacio que no lo era.

    No tuve más opción que seguir caminando, esperando dar con una puerta.

    Continué así hasta sentir algo golpear mi brazo, tanteé un poco y pude reconocer el picaporte de una puerta, una sonrisa se colo en mis labios, al fin podría salir de aquí.

    Claro que no pude abrir la puerta, arrugué la nariz pensativa, Hasta que recordé que no estaba sola, tenía a mis pokémon conmigo.
    Rebusque en mi bolsa, no podía ver, pero si sentir, ahora era cuando agradecía el pegar pegatinas con formas.
    Sentí una con unas puntas y una base redonda, supuse sería una llama, de inmediato saque a Ponyta de su esférico.

    La luz de cegó unos segundos y tuve que cubrir mis ojos con las manos, poco a poco me fui acostumbrando, era extraño al fin poder ver.

    —Querida, me alegra tanto que estés conmigo —dije colocándome a su altura para poder darle un abrazo —. Por favor, ayúdame a salir de este enorme cuarto.

    Vi como giraba la cabeza, confundida, parpadeé un par de veces y miré a mi alrededor, la habitación que me había atrapado durante 20 minutos era un cuartucho pequeño y polvoriento, eso no tenía sentido alguno.

    —P-ponyta, quiero salir de aquí, por favor.

    Dije sintiendo escalofríos, extraños escalofríos si estaba junto a una tipo fuego que emana calor natural.

    La vi ponerse frente a la puerta, lista para hacer un ataque, cuando caí en cuenta de lo peligroso que era.

    —¡E-espera! —le detuve poniéndome frente a la puerta —, si la incendiamos podemos quemar toda la mansión, no podemos hacerle eso a los pokémon que aquí viven, es todo lo que tienen —me explique, moviendo nerviosa las manos —, quizá necesitemos otro tipo de ayuda, solo queremos derribar la puerta...

    >>¡Ya sé quien nos puede ser de ayuda!

    Y tras buscar unos segundos en mi bolso, La pokébola con una pegatina de un vestido blanco me indico que tenía en mis manos a Kirlia.
     
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    Yugen

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    ¡Odiaba este lugar! ¡Odiaba este lugar! ¡Odiaba este lugar!

    Simplemente lo odiaba con toda la fuerza de mi alma. A aquellas alturas de mi caminata por la mansión tratando de regresar con Emily, me había topado con un extraño agujero en el suelo, una risa siniestra, mi pokédex-holomisor infalible había dejado de funcionar y constantes sombras pasaban de un lado a otro de la pared del corredar. Y no eran las sombras de las ramas de los árboles, estaba segura. Era... algo mucho más siniestro.

    Me froté los brazos sintiéndolos helados. Estaba aterida. La temperatura había bajado tanto que mi aliento era visible.

    —Arceus...—gruñí—. ¿Pero qué pasa en este sitio? El piano, el frío... es como si la casa entera me pusiese en frente todo lo que aborrezco.

    ¿Era eso? ¿Era un poco loco pensar que los habitantes de la mansión tenían algo en mi contra? Quizás yo no les gustaba igual que ellos no me gustaban a mí. Quizás solo estaba cansada y aterrada.

    Y esos cuadros horribles. Eran de estilo gótico o barroco... no estaba segura, pero eran auténticos engendros de la pintura clásica. Oscuros y siniestros. ¿Quién en su sano juicio compraría cuadros tan horrendos para que adornaran las paredes de su casa?

    —Dimitry. Mil ochocientos noventa y tres—leí en el membrete del retrato de un hombre de apariencia adusta. ¿Quizás fuese el dueño de la mansión? Tenía pinta de aristócrata.

    Al final del pasillo chirrió una puerta y se abrió posteriormente. Palidecí. Aunque imaginé que se trataba de otro pokémon no pude evitar que un escalofrío me recorriese la espalda.
     
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