Hetalia Axis Powers [Long-fic] Hechos históricos no comprobados...

Tema en 'Anime Heaven' iniciado por InunoTaisho, 11 Abril 2017.

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  1. Threadmarks: Introducción
     
    InunoTaisho

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    [Long-fic] Hechos históricos no comprobados...
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    Hechos históricos no comprobados.



    Nota: para que no se nos acuse de plagiar la obra reconocemos los derechos de autor de Himaruya Hidekaz y socios, aquí solo nos divertimos jugando con la imaginación.



    A veces los sucesos mundiales no son registrados en los libros de historia o sólo conocemos algunas cosas sobre ellos… aquí he tratado de reflejar lo que pudo haber sucedido en un hecho en particular, pero eso no ha sido comprobado… ☺.


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    Introducción


    Sala de juntas del G8 ubicada en algún lugar del planeta, en una fecha reciente que no podemos mencionar por ser “Top secret”



    ─… ojalá algún día dejaran de pelearse por todo… ─suspiró Canadá con un deje de melancolía en tanto apoyaba el rostro entre sus manos con los brazos descansando sobre la mesa, observando la escena que se desarrollaba frente a sus ojos con algo de pesadez.



    En esa reunión se encontraban juntos aquellos que son considerados como los países más altamente desarrollados en el mundo de acuerdo a ciertos criterios del FMI: Estados Unidos, Alemania, el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte representado principalmente por Inglaterra, Francia, Japón, el mismo Canadá, Rusia ─con ciertas reservas por el conflicto de Crimea─ y, aunque sea difícil de creer, también tenemos a Italia. Este tipo de reuniones se pactaban cada determinado tiempo para revisar los avances mundiales en distintos ámbitos y así tomar los mejores acuerdos para cada región.



    Claro que eso de firmar acuerdos es estirar bastante la verdad pues generalmente Estados Unidos quería imponer su postura así fuera de lo más absurda, lo que ocasionaba que Inglaterra riñera mucho con él; Francia intentaba tranquilizarles pero terminaba enfrentándose de igual manera con Inglaterra; Japón prefería abstenerse de opinar hasta que Alemania terminaba por gritarles a todos cuando ya lo tenían harto, sobre todo si Italia decía alguna tontería sin sentido; y Rusia… bueno, Rusia se tomaba su tiempo para hablar como si estuviera analizando cuidadosamente la situación, pero sus intervenciones estaban tan fuera de lugar que no aportaban nada más que encender la discusión. Y por si eso no fuera suficiente en alguna que otra reunión Italia llegaba acompañado por Romano, su hermano mayor y parte importante del país, pero ello no significaba ninguna mejora puesto que a éste no le cae nada bien el tener que usar el cerebro para pensar y usualmente ha terminado durmiéndose sobre la silla sin que los alaridos de Alemania le hagan despertar. Además está el hecho de que a Canadá lo ignoran la mayor parte del tiempo como si no estuviera ahí, llegando incluso a dejarlo encerrado todo un día en la sala porque no se acordaron de cuántos eran.



    ─… ¿puede alguien escucharme?... ─intentando llamar la atención de los presentes Canadá habló, pero su tono de voz es tan bajo que no obtuvo los resultados esperados─… que se le va a hacer… ─suspiró nuevamente.



    Toda la discusión de ese día en particular se centraba al hecho del cambio climático como resultado del calentamiento global, y Estados Unidos hacía eco de los dichos de su actual jefe en relación a que sólo se tratan de cuentos chinos contados por alguien que no tiene otro mejor quehacer [afortunadamente para su causa China aún no ha sido aceptada en el grupo debido a que no cumple con los lineamientos del FMI, que si no… ☺]; por ello Inglaterra le echaba en cara todo lo que ellos, los gringos, han hecho para contribuir a elevar los niveles de contaminación a nivel mundial.



    ─… ¿o es que acaso ya se te olvidó “El desastre del Exxon Valdez” ocurrido en 1989 allá en Alaska? ─argumentó el británico enfurruñado sin dejar de mirar fijamente al norteamericano.


    ─ ¡Uuuhhh, eso ya pasó a la historia, Igirisu! ─respondió el susodicho minimizando el hecho con un ademán de la mano, haciéndose el indiferente desentendido─. Mis jefes se aseguraron de dejar todo tan impecable como antes ─comentó con mucho orgullo por haber realizado tan gran hazaña.


    ─ Aun no se pueden descartar los efectos a largo plazo en la región, Amerika ─intervino Alemania con voz grave dándole la razón al inglés.


    ─ ¿Ves como no estoy equivocado, eh? ─el verse apoyado por el alemán sirvió de aliciente al sajón, y está vez observó al norteamericano con un airecito de superioridad por demás chocante.


    ─ Alaska… ese es un bonito lugar para tener una casita de verano ─la intervención de Rusia en ese momento fue, para variar, un comentario sin sentido aparente, empleando un tono infantil y soñador como si estuviera admirando algo muy lindo frente a sus ojos. Eso hizo que todos, menos Romano e Italia quienes habían aprovechado la distracción para huir al comedor y así poder almorzar a sus anchas, le miraran con extrañeza.


    ─ Oye, Roshia, no empieces con tus alucines… ─Inglaterra le habló con irritación y los nervios de punta, sospechando que ese colega tan singular saldría con alguna de sus barbaridades.


    ─ Sólo me estaba acordando de cuando se la vendí a Amerika para hacerte rabiar… ─y claro, el ruso no pudo dejar de señalar el suceso que no venía al caso sonriendo con aire de diversión.


    ─… si serás… son of a bitch!! ─al británico se le erizaron de más los cabellos al sentirse injuriado, queriendo apretarle el cuello al eslavo desvergonzado con su propia bufanda; a eso el francés disimulo una risita burlona ocultándola con un carraspeo bajo.


    ─ Y por cierto, Igirisu, también fuiste muy desconsiderado con Kanada en el acuerdo para fijar la frontera entre Alaska y su territorio, cediéndole más a Amerika con tal de mantenerlo contento ─agregó Rusia poniéndose algo serio al tiempo que dirigía su atención al tímido y casi invisible Canadá, lo que originó que éste enrojeciera de las orejas al sentirse el centro de interés en ese momento sin habérselo propuesto.


    ─ Bueno, la verdad es que… ─respondió en voz baja y algo abochornada sin atreverse a mirar directamente al anglo. Ese hecho le llegaba a molestar ocasionalmente cuando Estados Unidos acudía a torturarle con su prepotencia.


    ─ Kanada es muy razonable para enojarse por cualquier cosa, por eso lo tengo en mi equipo ─fue la opinión despreocupada del americano acercándose a su joven hermano para meterle una “suave y cariñosa” palmada en la espalda, haciéndole lagrimear un poco.


    ─ Eso me dolió, Amerika… ─se quejó en un susurro y claro que no obtuvo la disculpa merecida.


    ─ Como sea, ese no es el tema ahora… ─intervino Alemania con mayor formalidad intentando retomar la conversación principal de la reunión.


    ─ Vamos, Doiutsu, a ti también te hubiera gustado vacacionar allá en Alaska donde la nieve es más blanca que en Moscú… de hecho Furansu también la ha de recordar con claridad, ¿verdad? ─más Rusia no pensaba ceder ahora que manejaba la tertulia a su antojo, así que le refrescó la memoria al germano recobrando la sonrisa cínica de diversión e incluso se tomó la libertad de dirigir un pequeño ataque a Francia.



    El alemán le lanzó una mirada de furia contenida… ¿qué caso tenía mencionar ahora esas reminiscencias del pasado después de tanto tiempo? En tanto el franco no dudó en protestar empleando un tono de voz levemente ofendido:



    ─ Comment cruel vous, la Russie! ... yo no he dicho nada en tu contra el día de hoy ─alegó en su defensa.


    ─ Oye, Roshia, si estás pensando que te devolveré Alaska así porque sí déjame decirte que te equivocas ─habló el estadounidense empleando a su vez un tonito burlón, dado que ya conocía lo suficiente las dobles intenciones del ruso ambos podían jugar el mismo juego.


    ─ Descuida, Amerika, por lo que parece tus jefes han hablado con mis jefes en secreto y tal vez lleguen a firmar un acuerdo, no lo sé… ─obviamente que el eslavo tiene una gran experiencia en este juego así que supo contestar la afrenta sin cambiar el tono alegre─… además, ya sé que de todos modos no puedes sacar todo el petróleo de ahí porque los ecologistas no quieren y eso me da mucho gusto ─agregó un tanto más mordaz y el estadounidense sintió una punzada de coraje porque eso era cierto.



    A pesar de que Alaska cuenta con grandes reservas petroleras y minerales que podrían significar considerables ganancias para los consorcios del ramo, el gobierno americano no permite la extracción en algunos lugares y hasta ciertos límites debido a los acuerdos internacionales con grupos ecologistas y otras organizaciones afines. Y precisamente ese es uno de los asuntos a tratar en la reunión actual.



    Pero ahora demos un salto al pasado mientras dejamos a los países arreglar sus diferencias, aunque varios de ellos y algunos más seguirán acompañándonos en nuestro viaje.




    Nota: este corto sólo fue introductorio como pueden ver, no todos los sucesos históricos pueden ser narrados en orden dado que varios se sucedieron casi al mismo tiempo lo que originaría bastante confusión, más he tratado de darle un toque lo suficientemente realista a como pasaron basándome en la Wikipedia (que no es la información más completa ni correcta pero nos da una idea de la historia). Saludos y sigan divirtiéndose.
     
    Última edición: 13 Abril 2017
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  2. Threadmarks: Parte 1: Descubrimiento
     
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    Hechos históricos no comprobados (2).



    En la parte inicial…

    ─ Alaska… ese es un bonito lugar para tener una casita de verano ─la intervención de Rusia en ese momento fue, para variar, un comentario sin sentido aparente, empleando un tono infantil y soñador como si estuviera admirando algo muy lindo frente a sus ojos.


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    Parte I: Alaska, entre los 56° y 57° latitud norte, en el lejano año de 1741…



    ─ Desde aquí parece una buena tierra… si me esperan voy a ir a explorar ─le comentó un muy joven Rusia a sus acompañantes marineros en cuanto desembarcaron del otro lado de lo que en unos años llegará a ser conocido como el Estrecho de Bering¹.


    ─ Como usted ordene, señor ─respondieron el capitán² y el resto obedientemente.



    El Imperio del zar Iván VI ─y su sucesora, la zarina Isabel I─ había autorizado y financiado expediciones hacia las costas orientales más allá de Siberia en un intento de hacerles frente a los insolentes imperios británico y español que se las daban de dueños del mundo, y para ello nada mejor que asentar posesiones en ese nuevo territorio.



    Por otro lado…



    ─ Mira, Igirisu, yo quiero ir a ese lugar tan bonito para jugar a las escondidas con Kanada ─un pequeño Estados Unidos de aparentes diez años había llevado a Inglaterra y a su hermanito Canadá un poco más al norte de su vivienda habitual, mostrándole el paisaje boscoso que se extendía frente a sus ojos.


    ─ Mmm… se ve bien… ─observó el inglés con interés. Más ricas tierras para su imperio, nada mal.


    ─ A mí me da algo de miedo… está muy oscuro… ─opinó el tímido Canadá cargando con un brazo a su diminuto osezno dormilón, acercándose un poco más al británico hasta aferrarse a su pantalón.


    ─ No tienes de que preocuparte, Kanada, todo va a estar bien… ─le dijo éste en tono amable dándole unas palmaditas reconfortantes en la cabeza─. Si me esperan aquí voy a darle un vistazo, no tardo ─agregó.


    ─ Yo quiero ir contigo… ─comentó el infante Estados Unidos poniendo carita de enfurruñado.


    ─ Es mejor que se queden aquí, Amerika, yo sé lo que te digo… además es seguro que Furansu venga por Kanada cuando se dé cuenta que nos lo llevamos sin su permiso y no quiero oírle lloriquear ─fue la respuesta del sajón empleando en está ocasión un tono paternal que no admite reproche, y posteriormente se alejó internándose en el bosque.



    Los dos niños se quedaron muy quietecitos sin atreverse a desobedecer. Pero a los diez minutos…



    ─ ¡Vamos, Kanada, a que no me atrapas! ─Estados Unidos salió corriendo con rapidez adentrándose también en el bosque.


    ─ ¡Amerika, no me dejes aquí solito! ─obviamente que el asustadizo Canadá prefirió ir tras él a quedarse ahí sin compañía.



    E Inglaterra, por su parte, avanzó varios metros admirando las preciosas maderas de los árboles y el conjunto de animales que habitaban ahí, imaginándose ya las cuantiosas ganancias que podría obtener en el mercado mundial… oh, sí, sería más rico que cualquiera.



    ─ ¡Jojojojo!... ese tonto de Supein no podrá hacerme la competencia con esto, y el idiota de Furansu se morirá de envidia… ¡jojojojo! ─se carcajeó alegremente regodeándose de su suerte.


    ─ ¿Acaso dijiste algo, Igirisu? ─una conocida voz, amenazadoramente cándida, le hizo silenciarse al momento y detenerse en seco.


    ─ ¡Aaahhh, maldición!, ¿quién ha invocado al demonio? ─por ello observó hacia todos lados buscando al dueño de esa voz de pesadilla─. ¡Óyeme bien, tú, miserable cretino!, ¿por qué no sales y me das la cara, eh? ─gritó enfadado.


    ─ Hola, hola, a mí también me da gusto verte… ─y tal como lo había temido, una de sus quimeras actuales se materializó frente a sus ojos. Rusia se apareció entre la espesura luciendo tan fresco y campante vestido con su pesado abrigo y su larga bufanda, mostrando esa sonrisa angelical que contrasta con su ruda apariencia─. La verdad llegué aquí porque me gustó este lugar para veranear, además está muy cerca de mi casa ─respondió con total tranquilidad sin borrar el gesto burlón.


    ─… Roshia… nada de estas tierras te pertenece… ─le reclamó el inglés exudando su irritación por una nubecita de vapor que salía de sus orejas.


    ─ ¿Y quién dice eso aparte de ti? ─le preguntó el ruso sin mudar la actitud, agrandando la sonrisa como si hubiera escuchado un chiste─. Mejor deberías ocuparte más de Supein o es seguro que va a querer aplicarte las bulas papales de 1493 que le dan mayores derechos de posesión sobre estos territorios acosta de lo que le has ganado… ah, y también está Furansu que no te va a dejar en paz ─añadió alegremente como si nada.


    ─ A esos tíos bobos ya les tengo tomada la medida… ─resopló el británico con brusquedad para darle a entender que ese no era un asunto de su incumbencia.



    En ese momento llegaron a sus oídos los alaridos infantiles de Estados Unidos y Canadá, los cuales se apersonaron ahí al siguiente segundo.



    ─ ¡Te dije que yo ganaría, Kanada! ─dijo un alegre Estados Unidos con sus aires de grandeza.


    ─… eso no fue muy justo, Amerika… ─replicó el pequeño Canadá con visible cansancio. En su loca carrera había arruinado un poco su ropaje.


    ─ ¡Oigan, ustedes dos, les dije claramente que me esperaran allá! ─Inglaterra les llamó la atención enérgicamente haciéndoles dar un respingo─. ¡Ahora tendré que castigarlos! ─recalcó.


    ─ Tienes unos nuevos hermanitos muy simpáticos, Igirisu… ─Rusia puso ojitos soñadores mirándoles con atención y se acercó un poco a donde ellos se encontraban─. Que hay, chicos, me llamó Roshia y me gustaría que fuéramos amigos… ─fue su saludo de forma amistosa.


    ─ Caramba, este señor se ve más grande y fuerte que Igirisu… ─Estados Unidos no se mostró amilanado y antes bien dio su parecer soltando un silbido de admiración, algo que no le hizo mucha gracia al señalado inglés.


    ─ Hola… ─no así Canadá, quien se mostró más reservado y sólo atinó a dar su saludo en voz muy bajita sin atreverse a mirar al joven eslavo de frente.


    ─ Vámonos ya, Amerika, Kanada… ─tomando las manos de los infantes Inglaterra los llevó con él alejándose a pasos agigantados, sin tomarse la molestia de despedirse ni permitirles decir nada más.


    ─ Proshchayte druz'ya, skoro uvidimsya… ─pero el ruso ni se achicopaló y antes bien se despidió de todos con un movimiento de la mano.



    En cuanto salieron del bosque Inglaterra les habló a los pequeños con bastante severidad.



    ─ ¡Nunca se vayan a hacer amigos de un tipo como ese!, ¿les quedó claro? ─recalcó en tanto continuaba arrojando la leve nubecilla de vapor por las orejas en prueba de que aún no se le bajaba el coraje.


    ─… como tú digas, Igirisu ─respondió Canadá con su vocecita atribulada.


    ─ ¿Pero por qué no?... ─no así Estados Unidos, quien con su peculiar estilo entre curioso y voluntarioso se atrevió a lanzar la pregunta un tanto retador sin disimular su interés─… a mí me parece que es un buen sujeto ─agregó más que convencido dado que ya se imaginaba a Rusia como un buen aliado para jugar.


    ─ ¡Pues porque yo digo que no y punto! ─obvio que el inglés no le iba a permitir una insubordinación a esa edad así que reafirmó su negativa sin darle una mejor explicación─. ¡Por una vez en tu vida has caso a lo que te digo, Amerika! ─añadió a la desesperada tomándolo por los hombros al agacharse a su altura. Casi se le salen las lágrimas de la impotencia.


    ─… No tienes por qué llorar, Igirisu, te juro que no seré amigo suyo, en serio… ─bueno, el pequeño estadounidense le habló consoladoramente adoptando una actitud más sumisa y obediente… en ese tiempo todavía consideraba al británico como su hermano mayor y le tenía respeto.


    ─ Así me gusta… ─suspiró Inglaterra limpiándose las lagrimitas, y se enderezó para darle unas palmaditas amistosas en lo alto de la cabeza─. Mejor vámonos a casa antes de que Furansu empiece con sus sermones, chicos ─agregó tomando a los dos pequeños nuevamente de la mano para volver sobre sus pasos a su hogar, sonriéndoles con amabilidad─. Además tengo que irme mañana temprano a ver a su majestad George porque necesitaremos más navíos para ganar el norte ─añadió.


    ─ ¿Y cuándo nos vas a llevar a ver al rey, Igirisu? ─le preguntó Estados Unidos con visible emoción dando saltitos.


    ─ Por ahora es imposible dado que el papanatas de Supein quiere hacernos la competencia y ya intervino las rutas comerciales con su flota ─confesó el británico resoplando un poco su molestia ante la última hazaña del maldito español.


    ─ Ah, yo quería ir… ─a lo que el norteamericano pareció momentáneamente abatido.


    ─ Yo creo que el mar es muy peligroso… al menos eso dice Furansu ─opinó Canadá en voz baja en tanto apretaba un poco la mano del sajón.


    ─ El mar no es ningún problema para mí, Kanada, dado que soy el rey de los mares ─le respondió éste muy ufano de sí mismo sin mencionarles que tenía dificultades para nadar, así no dañaría su inmaculada reputación de pirata.


    ─ Vous, putain de malade! Comment osez-vous prendre mon précieux au Canada? ─y tal como Inglaterra había temido escucharon los alaridos de Francia acercándose a ellos, y venía de muy mal talante.


    ─ Shut your mouth, idiot, and let's get out of here right now! ─le refutó el anglo en tono de exasperación para indicarle que ese no era el momento ni lugar adecuado para discutir.


    ─ ¿Acaso pasó algo malo? ─fue la pregunta del francés al alcanzarlos, mirando al inglés con mayor desconfianza.


    ─ Camina y no preguntes, tonto, ¿no ves que los árboles oyen? ─contestó el señalado sin dejar de jalar a los niños en tanto apuraba el paso.


    ─ Oye, Igirisu, no me digas que tus amigos mágicos te siguieron hasta acá… ─observó Francia un tanto suspicaz siguiéndole los pasos.



    Se alejaron tomando rumbo al sur sin notar verdaderamente la presencia de Rusia entre los árboles.



    ─ Amerika y Kanada son tan lindos que ya quiero jugar con ellos… ─dijo el ruso en voz muy bajita manteniéndose en su escondite, sonriendo con aire inocente en tanto frotaba sus manos con alegría.





    Notas: es corto para lo que acostumbro a escribir… ☺.

    La historia de Alaska, que no se llamó Alaska hasta después de ser comprada por los Estados Unidos, me pareció un tema interesante para desarrollar interacciones de algunos personajes de Hetalia en un contexto histórico fuera de la Segunda Guerra Mundial y algo más contemporáneo… a pesar del tiempo Rusia siguió siendo terroríficamente meloso al querer acosar a Estados Unidos y Canadá, ¿o ustedes qué opinan?... ☺

    Fueron tantos los sucesos que se dieron por esas lejanas fechas de fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX que por lo menos esto tendrá tres o cuatro partes, aunque las fechas no serán muy cercanas entre sí:

    1. El rey Jorge II era el monarca británico de ese tiempo (1741); Inglaterra aún compartía la posesión del territorio canadiense con Francia, lo que originaría una guerra ─otra más entre ellos para variar─ unos cuantos años adelante (con la participación de otros tantos reinados europeos en uno y otro bando).

    2. España había conseguido la anuencia papal mediante una bula que la nombraba como la dueña absoluta de todos los territorios descubiertos en el Nuevo Mundo (las bulas de 1493 llamadas “Inter Caetera” y “Dudum siquidem” en realidad nombraba a las coronas de Castilla, León y Aragón, y a sus sucesores, sin dar el reconocimiento a los otros reinos que se integraron al Imperio español como Cataluña y Navarra; por ello también tuvieron pugnas internas entre ellos y el reino de Portugal que facilitaron el dominio británico en el norte del continente).

    3. Y para completar el panorama Rusia vino a integrarse a las potencias que querían mayores territorios para agrandar su imperio… todo un cuadro para estudiar.

    ¹ Vitus Bering fue el nombre del navegante danés al servicio del Imperio Ruso en aquellos años, conocido por el nombre eslavo de Iván Ivanovich.

    ² Alekséi Chirikov fue el segundo al mando de la expedición de Bering y quien verdaderamente llegó al continente.


    Sigan divirtiéndose y yo espero más cooperación de la inspiración e imaginación.
     
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    Fushimi Natsu

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    Como ya te lo había dicho, me encantan tus trabajos sobre Hetalia porque sabes cómo manejar a los personajes mientras los desarrollas en variados momentos históricos que aún desconocemos de la misma serie. La verdad que se aprenden varias cosas y, para variar, es divertido hacerse la imagen de nuestros queridos personajes pasando por cada situación :D

    Del primer capítulo no tengo mucho para decir. Fue algo corto y sirvió como introducción a lo que se espera. Además que pareció una típica reunión del G8, con todos lanzándose pullas, ignorando a Canadá. Y me gustó mucho el agregado de Romano a la reunión <3, aunque ni él ni su hermano intervinieran por ahora (lo mismo que Japón, que se mantuve en silencio a todo momento...).

    Del segundo capítulo, pues me encanta la idea de tener a unos pequeños América y Canadá comenzando sus vidas como países. Y a Inglaterra y Francia como sus hermanos mayores <3 Ya veremos cómo se las arreglan para cuidar que Rusia no merodeé tanto a estas linduritas, y espero sinceramente que más tarde no se aparezca Bielorrusia a intentar asustarlos por llamarle tanto la atención a su hermano, de veras que no querría ver algo así xc
    Por cierto, amé que Inglaterra no se olvidara de Canadá y que pusiera el mismo empeño de llevárselo lejos de Rusia como con América. Iba a ser horrible que se lo dejara olvidado allí solito, con ese loco y el dormilón de Kumajiro.

    Lamento haberme tardo tanto en pasar a leer y comentar, pero al fin llegué y ahora sólo me queda esperar pacientemente por la continuación. Que la inspiración te llegue y no te abandone <3 Bye~
     
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  4. Threadmarks: Parte 2: Rebelión en la familia
     
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    Hechos históricos no comprobados (3).


    Previamente, en la parte anterior…

    ─ Amerika y Kanada son tan lindos que ya quiero jugar con ellos… ─dijo el ruso en voz muy bajita manteniéndose en su escondite, sonriendo con aire inocente en tanto frotaba sus manos con alegría.



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    Parte II.- Alaska, cerca de los 58° latitud norte, año de 1775.




    A aquella lejana región al norte del nuevo continente también llegaron varias expediciones venidas de la península Ibérica debido a que el rey Carlos III no consentiría el entregar territorios… ni en sus peores pesadillas les dejaría el control del mundo a los reyes de Francia e Inglaterra después de todo el trabajo y dinero que les había costado a ellos, los españoles, descubrir esas tierras.



    ─ ¡Uf, las guerras son tan pesadas y aquí hace mucho frío! ─se quejaba el pobre España tiritando bajo su traje escasamente abrigador en tanto navegaba por el Pacífico Norte, muy al norte. Nada mejor para él que disfrutar en las cálidas y soleadas latitudes ecuatoriales a estar sufriendo en ese horrendo clima por la terquedad del rey.


    ─ ¡Tierra a la vista, señor! ─le indicó el capitán¹ del barco señalando a la lejanía.


    ─ Gracias a Dios y a Nuestra Señora la Inmaculada que llegamos… ─el español agradeció con una pequeña plegaria al tiempo que suspiraba aliviado. Por lo menos al fin podrían encender una fogata para calentarse.



    Algo animados con el hallazgo todos los marineros descendieron y se encaminaron como medio kilómetro tierra adentro en busca de un lugar donde descansar un poco. Ya después explorarían el área circundante.



    ─ Bien, ustedes me esperan aquí mientras yo voy para allá… regresaré en seguida ─así que, un par de horas más tarde luego de un almuerzo frugal, España le dio indicaciones a sus hombres y se apartó de ellos adentrándose en la maleza.

    ─ ¡Cuídese, señor! ─le alentaron a una voz deseándole la mejor de las suertes.



    Intentando no alejarse mucho de la costa el ibérico admiraba el paisaje boscoso con curiosidad. Aunque, en realidad, ese panorama no le resultaba muy atrayente que digamos.



    ─ Ya me imagino como se pondrá esto cuando llegue el invierno… ¡brrr! ─musitó un tanto abatido acomodándose la capa que traía sobre los hombros. El alejarse de sus acompañantes hizo que le diera frío una vez más.


    ─ Es un gusto verte por estas latitudes, Supein… ¿acaso también viniste a veranear? ─a sus oídos llegó una voz dulce y alegre que le puso la carne de gallina. ¿Cómo se le pudo olvidar que él también se encontraba ahí?


    ─… eto… ─respondió en un hilo de voz procurando sonar alegre y relajado─… que hay, Roshia, me alegra saber de ti después de tanto tiempo.


    ─ Lo que a mí me sorprende es comprobar que sí llegaste hasta acá con vida… ─el ruso apareció entre las sombras de unos árboles cercanos luciendo igual que siempre en su largo y calientito abrigo, y se aproximó al español sonriendo con su acostumbrada desfachatez─. ¿No te encontraste con Igirisu por el camino? ─le preguntó a continuación de un modo que pretendía ser casual.


    ─… por culpa de su flota tuvimos que dar todo un rodeo y casi encallamos en las rocas ─respondió España volviendo a mostrarse abatido por su mala fortuna, soltando un sonoro suspiro de desazón. Si no fuera porque el británico es tan prepotente y odioso casi podría asegurar que se llevarían bien porque a los dos les gusta navegar.


    ─ Bueno, es lógico que el muy idiota ahora se sienta el invencible dueño del mundo después de haberle ganado la guerra a Furansu para quedarse con todas sus colonias ─mencionó Rusia empleando en esta ocasión una entonación más hilarante, si bien no ocultó su desagrado al torcer un poco el gesto en una mueca extraña─. Pero el tiempo de su caída ya está cerca y entonces podremos reírnos en su cara ─agregó en voz un poco más baja mientras frotaba sus manos en un gesto de gusto, y su sonrisa se hizo más grande imaginando ya el momento en que eso sucedería.


    ─… eee… si tú lo dices… ─bueno, el español reconocía que difícilmente llegaría a tener una amistad con el sajón, pero tampoco podía considerar al eslavo como un amigo confiable dado que le parecía bastante aterrador, así que le respondió de esta forma para no llevarle la contra.


    ─ Por cierto, Supein, déjame decirte que lo mejor que puedes hacer ahora es volver con tus hombres antes que ese tío loco de Igirisu se dé cuenta de que están aquí ─y en un gesto de amabilidad y compañerismo como pocas veces Rusia le hizo la invitación a España de retirarse lo antes posible, para evitar así alguna confrontación no deseada.


    ─… creo que tienes razón, Roshia, mejor me voy ─admitió el hispano tras meditarlo unos segundos. En ese momento no venía preparado para librar una batalla, además tenía frío y no había dormido bien en los últimos días.


    ─ ¡Así que te atreviste a venir para retarme, tú, tonto Supein! ─hablando del rey de Roma… la encolerizada voz del británico llegó a sus oídos rompiendo la tranquilidad del ambiente─. ¡Ahora sí me las pagas! ─y se acercaba a ellos blandiendo una bayoneta de forma amenazadora.


    ─ ¡Espera, Igirisu, seamos razonables por favor! ─al pobre no le quedó de otra más que salir corriendo tan rápido como le permitían sus entumecidas extremidades por ese ambiente tan poco favorable a su persona.


    ─ Que te vaya bien, Supein… ─el cínico ruso se despidió de él con un movimiento de la mano, conservando la sonrisita alegre y despreocupada.


    ─ ¡Ya volveré por ti, bastardo! ─antes de alejarse Inglaterra le dedicó una amenaza mirándolo con fiereza.


    ─ Acá te espero… ─respondió el eslavo sin mortificarse ni dejar de sonreír complacido.



    Unos minutos después…



    ─… Ese papanatas cobarde… ─rumiaba Inglaterra volviendo sobre sus pasos arrastrando el fusil.


    ─ ¿Y qué pasó con Supein? ─le preguntó Rusia en un tono mordaz conservando el gesto alegre.


    ─ ¿¡Por qué diablos sigues aquí, eh?! ─por respuesta el sajón levantó el arma para apuntarle con ella, exhalando su irritación en una nubecilla de humo que brotaba por sus orejas.


    ─ Por lo que veo Amerika ya te hizo enojar otra vez… ¿se puede saber cuál fue la fechoría que cometió ahora? ─fue la observación del eslavo sin mostrarse amedrentado por la amenaza, seguro de dar en el clavo.


    ─ That does not matter to you, idiot!! ─exclamó Inglaterra visiblemente iracundo al tiempo que se ponía morado de la rabia.



    Le era tan doloroso el ver a su pequeño Estados Unidos convertido ahora en un joven renegado que deseaba a toda costa emanciparse de él, provocándole con ello constantes dolores de cabeza en el transcurso del último año. Al menos Canadá había resultado muy disciplinado a pesar de hablar francés la mayor parte del tiempo.



    ─ ♫ Lo sabía ♫… ─canturreó Rusia en voz bajita ensanchando la sonrisa una vez más. Cómo le gustaba hacer rabiar al británico dado que se veía tan gracioso a su parecer.


    ─… mejor me voy… pero esto aún no termina, Roshia… ─el anglo bajó la guardia soltando un suspiro al tiempo que ahogaba un sollozo, y se alejó por donde había llegado arrastrando los pies para que el malicioso ruso no lo viera llorar ya que no estaba de humor para soportarlo.


    ─ Uvidimsya pozzhe… ─y Rusia le dijo adiós con la mano del mismo modo en que lo había hecho con España, sin borrar la sonrisita traviesa. Ya llegaría esa fecha fatal en que Inglaterra se hundiría en el fango y ese sería un día para celebrar.



    Varios metros más adelante…



    ─ Igirisu, ¿te encuentras bien? ─un atento y servicial Canadá de aparentes 16 años fue a alcanzar a Inglaterra en cuanto lo divisó en la lejanía.


    ─ No te preocupes por mí, Kanada… ¿qué pasó con Amerika? ─respondió el aludido haciendo caso omiso de su malestar indagando por el traidor a la casa real, más preocupado por lo que podría ser un destino incierto sin sus cuidados.


    ─… eto… Amerika se fue pero te dejó una nota… ─indicó el más joven con gesto cohibido entregándole la misiva en mano, la cual el sajón abrió presuroso y la leyó con ansias.



    “My dear old England... because now I'm better than you, so what?


    Para que veas que yo no soy una mala persona te diré lo siguiente, apuntalo bien: Hemos decidido, yo y este pueblo que es parte de mí, ya no comprarte más artículos de exportación en vista de que nos vendes muy caro lo mismo que nosotros podemos producir aquí… es más, no nos agradan los esclavos que traes porque son muy negros y algo feos. Aparte de todo fuiste muy desconsiderado al agraviarnos bloqueando el puerto de Boston cuando lo único que hicimos fue tirar el té porque tampoco nos gusta el té (eso de la hora del té a las cinco me ocasiona dolor de cabeza). Además tampoco vamos a venderte nada porque no nos pagas bien y nos cobras muchos impuestos… ¿pues quién te crees que eres, el rey del mundo?


    Por ello estamos en guerra... esa es la opinión de este pueblo que ha tomado las armas en defensa de la libertad que es nuestro derecho de nacimiento. Nuestra causa es justa, nuestra unión es perfecta, nuestros recursos internos son grandes, y, si es necesario, la independencia es sin duda alcanzable… ²


    See you later, looser!”



    ─… Amerika… ¡eres un verdadero tonto! ─soltando el contenido llanto Inglaterra destrozó la carta en miles de pequeños pedazos y se dejó caer sentado en el suelo para lamentarse.


    ─… ¡Igirisu, por favor no llores!... ─y el pobre Canadá intentó consolarlo sin saber en realidad que hacer.





    Nota… el tiempo avanza y como les decía toda una serie de sucesos se fueron dando en el transcurso del siglo XVIII:

    1. Luego del descubrimiento de América por Cristóbal Colón (1492) la corona española, representada en ese momento por los Reyes Católicos Fernando e Isabel, consiguieron varias bulas papales que los designaban, a los españoles, como los verdaderos dueños del nuevo continente a condición de convertir al catolicismo a todos los habitantes de esas tierras; obviamente que los ingleses, como ya no eran oficialmente católicos, no tenían derechos… cosa que a estos últimos les tuvo sin cuidado por lo que se dedicaron a explorar y conquistar territorios para su causa. Pero los españoles intentaron llegar más al norte y, aunque no lograron su cometido, sí dejaron un poco de influencia en la zona costera del litoral de Alaska denominando algunas regiones con apellidos hispanos que se mantienen hasta el día de hoy.

    ¹ Bruno de Heceta es el nombre del capitán español que fue el primero en alcanzar una latitud más al norte del continente americano para el imperio de España.

    2. La Guerra de los Siete Años (1756 – 1763), cuyos protagonistas principales para variar fueron Francia e Inglaterra, fue una de tantas revueltas cuasi mundiales que consolidó en parte el dominio británico al quedarse con varias de las que alguna vez fueron colonias francesas y otros tantos dominios españoles, portugueses y holandeses, entre ellas la totalidad de Canadá; pero también fue el motivo por el cual los norteamericanos, las Trece Colonias en un principio, empezaran a reclamar su independencia de la corona británica que en esos tiempos ostentaba Jorge III, el hijo de Jorge II.

    ² Texto tomado en parte (sólo la última parte, aclaro) de “La Declaración de las causas y la necesidad de tomar las armas”, un documento emitido por el Segundo Congreso Continental ─un anteproyecto del Congreso de Estados Unidos en tiempos de la guerra de independencia─ el 6 de julio de 1775, para explicar por qué las Trece Colonias habían decidido tomar las armas en lo que ya se había convertido en la guerra revolucionaria americana .

    3. Y Rusia con sus rusos seguía estando ahí para fastidiar al prójimo… ☺, si bien no conquistaron propiamente sea dicho todo lo que hoy es reconocido como Alaska.



    P.D. He estado investigando para tener buena información y así narrar una trama lo suficientemente apegada a la historia, y he encontrado información que desconocía totalmente como el hecho de que Canadá no se independizó del Reino Unido en su totalidad sino paulatinamente desde 1867 hasta 1992 cuando el conjunto de los territorios y provincias británicas se integraron como un solo país… tal vez por ello es presentado como un personaje cuasi invisible, porque no había completado su consolidación como nación hasta casi finalizar el siglo XX… ☺. Saludos.
     
    Última edición: 5 Mayo 2017
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  5. Threadmarks: Parte 3: Primer asentamiento
     
    InunoTaisho

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    [Long-fic] Hechos históricos no comprobados...
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    Hechos históricos no comprobados (4).



    Previamente, en la parte anterior

    ─… Amerika… ¡eres un verdadero tonto! ─soltando el contenido llanto Inglaterra destrozó la carta en miles de pequeños pedazos y se dejó caer sentado en el suelo para lamentarse.


    [​IMG]



    Parte III.- Alaska, año de 1784, aproximadamente a 57° latitud norte; en la zona costera del Pacífico se crea el primer asentamiento ruso permanente.



    Al fin, después de tantísimos años en espera, la zarina Catalina (Catalina II La Grande) había dado su autorización para la creación de un asentamiento de carácter permanente en esas lejanas tierras de Alaska y así explotar los abundantes recursos de la región, principalmente las pieles finas de nutria que se vendían a exorbitantes precios en los mercados europeos. Además estaba el hecho de que los malditos británicos no cejaban en su intento de dominar la región norte del nuevo continente desde 1778, sobre todo después de haber sufrido la pérdida de sus importantes Trece Colonias y un poco más de terreno en las costas del Atlántico, y por ello habían puesto la vista en aquella zona más al noroeste de la Columbia Británica¹, algo que el Imperio ruso no pensaba consentir de buenas a primeras.



    ─ Señor, Roshia y sus hombres ya se han instalado cerca de la costa occidental ─le comunicó el guarda del fuerte a Inglaterra en esa mañana en particular, lo que arruinó el desayuno.


    ─ ¡Me lleva la…! ─masculló el británico levantándose violentamente de la mesa, y sin más tomó su casaca para salir con rumbo hacia la torre de vigilancia.


    ─ Igirisu, no creo que estemos en condiciones de una nueva guerra ahora… ─Canadá, quien se encontraba a su lado en esa ocasión, procuró hacerle entrar en razón, pero no obtuvo resultados ya que el anglo salió de allí ignorándole olímpicamente.



    Y de hecho, el vigilante que había llevado la información dio un respingo al reparar en la presencia del joven canadiense.



    ─ ¡Señor, no sabía que usted también estaba aquí! ─exclamó levemente asustado, inclinándose frente a él con evidente vergüenza.


    ─ Descuida, de hecho la cocinera tampoco se acordó de mí y tuve que ir a la cocina a preparar personalmente mi desayuno… ─reconoció el muchacho más apenado que él, con una sonrisita cansina porque eso ya se estaba volviendo costumbre.


    ─ Bueno, ¿tú quién eres? ─fue la pregunta de Kumajiro, el pequeño oso polar que le pertenecía desde niño, mirándolo con gesto de duda mientras saboreaba unos pancakes empapados en jarabe de arce².


    ─… yo soy Kanada, tu dueño, ¿acaso lo olvidaste?... ─le respondió el pobre canadiense casi llorando.


    ─… ejem… será mejor que vaya tras el señor Igirisu o podrá cometer una locura… señor ─el centinela llamó su atención apremiándole a salir para evitar una desgracia mayúscula. Ya habían tenido suficiente con la independencia de Estados Unidos como para involucrarse en otra batalla en menos de un año.


    ─ Tienes razón, en seguida volvemos ─Canadá admitió la sugerencia y salió tomando también su chaqueta, esperando llegar a tiempo.



    Y es que, efectivamente al observar por el telescopio del fuerte, el inglés pudo notar como la bandera rusa se agitaba campantemente mecida por una repentina brisa. Pero lo peor fue darse cuenta que el muy cínico de Rusia le saludaba alegremente como si estuviera consiente de ser visto.



    ─… ¡Ese hijo de su tal por cual!... ─lo que le hizo rechinar los dientes de rabia─. ¡Rápido, denme mi fusil que ahora mismo voy a darle su merecido a ese cretino! ─exclamó enfadado gritándoles a los soldados que estaban allí.


    ─ ¡Sí, señor, a la orden, señor! ─respondieron asustados y corrieron en tropel para cumplir con su deseo.



    En cuanto tuvo el mosquete en mano el anglo dirigió sus pasos hacia la costa en tanto mascullaba maldiciones en voz baja deseándoles lo peor a sus enemigos. Afortunadamente no llegó demasiado lejos debido a la nieve que caía en forma intermitente.



    ─… el idiota de Furansu… el papanatas de Supein… el bellaco de Ōsutoria… y Oranda… y Denmāku… y Suuēden… y encima este maldito bastardo de Roshia… ¿es qué no me pueden dejar en paz? ─murmuraba enfurecido llevando la escopeta en posición de ataque.


    ─ Yo no tengo la culpa de que Amerika se haya hecho independiente de ti, Igirisu ─como una aparición no deseada Rusia se hizo presente sonriendo descaradamente de oreja a oreja, apuntándole con un rifle de apariencia enorme. El verlo ahí, luciendo su pesado abrigo, hizo que al sajón le diera un estremecimiento… ¿por qué diablos no se había puesto una gabardina más gruesa?


    ─ ¿Pero qué tonterías dices, eh? ─replicó Inglaterra con un signo de enfado en la frente.



    A un año del nombrado suceso todavía le incomodaba bastante puesto que el muy malagradecido de Estados Unidos ahora quería cobrarle derechos de posesión en el hemisferio bajo el alegato de que América ─el territorio continental en su totalidad─ era para los americanos³ (o sea sólo para ellos… ☺).



    ─ Yo sólo digo lo que sé… ─mencionó el eslavo muy quitado de la pena sin cambiar el tonito burlón.


    ─ ¡Esas son puras habladurías! ─vociferó el inglés escupiendo su rabia al echar humo por las orejas, como muestra de estar acalorándose.


    ─ Si tú lo dices… ─susurró Rusia en cantarina voz infantil sin molestarse ni un ápice.


    ─… ¡Igirisu… Igirisu!... menos mal que llegué a tiempo… ─ por fortuna Canadá les alcanzó antes que sucediera algo peor, así que saludó al ruso un poco apenado─. Muy buenos días, Roshia… ─hablándole en voz baja y amable en tanto se colocaba al lado del británico para detenerlo por si las dudas.


    ─ Hola, hola, Kanada… me da mucho gusto verte ─éste correspondió el saludo de forma más que gentil si bien ninguno de los dos, él y el inglés, habían bajado sus armas con la finalidad de hacerse daño mutuamente.


    ─ No recuerdo haberte dicho que vinieras, Kanada… ─fue el regaño de Inglaterra por su parte sin mostrarse agradecido de su atención.


    ─… eto… no sé cómo decirte esto, Igirisu… ─el canadiense lucía bastante abochornado dado que ya no quería sufrir otra guerra en la proximidades de su territorio. Eso sería más que terrible para el bello ecosistema.


    ─ Deberías estar contento de que Kanada se ocupé de ti en estas latitudes, Igirisu… ─comentó Rusia en tono dulce poniendo ojitos soñadores, mirando al más joven con simpatía─. Al menos es más respetuoso contigo de lo que fue Amerika… ─añadió a continuación como si no dijera nada malo, saboreando el lento efecto de sus palabras.


    ─ Argh, already I do not support you!! ─y por supuesto que logró su cometido pues, como ya mencionamos, el tema de Estados Unidos aun le molestaba al inglés en lo más profundo de su ser. Así que sin más dejó salir el tiro con toda la intención de herirle.


    ─ ¡No lo hagas! ─menos mal que Canadá estaba alerta a sus movimientos y alcanzó a desviar la puntería del británico justo por un pelo, y la bala pasó silbando al lado del rostro del ruso quien sin embargo no se mostró perturbado y continuaba sonriendo.


    ─ Eso estuvo cerca… ─dijo alegremente.


    ─ Roshia… por favor ya no sigas torturando a Igirisu… ─le suplicó el canadiense abiertamente porque el sajón se había puesto a llorar sentado en el suelo, recordando al estadounidense ingrato.


    ─ ¡Amerika es un… malnacido! ─sollozaba lastimosamente con el rostro oculto entre las manos ya que había soltado el arma.


    ─ Oh… eso sí que es triste… ─Rusia cambió momentáneamente el gesto por uno de pena mirando al anglo en esa postura tan indefensa.



    Pensándolo bien él tampoco quería guerra en ese momento dado que no tenía una gran tropa por esos lares con la cual hacerle frente a Inglaterra y sus hombres, sobre todo porque ellos, los ingleses, tenían pleno dominio en el área cercana, la Columbia Británica y el Territorio del Yukón ─ambos futuros territorios canadienses fronterizos con Alaska─. Sólo había llevado una pequeña armada con la cual sometería a los nativos que no se alinearan a los intereses de la zarina y su imperio.



    ─ Nos vemos en otra ocasión, Kanada… ─así que sin más se despidió del canadiense recuperando el mohín infantil de gozo volviendo sobre sus pasos en tanto se echaba el agrandado arcabuz sobre su hombro, silbando una breve tonada melancólica.


    ─ Hasta luego… ─el aludido correspondió la deferencia con un movimiento de cabeza y solícitamente levantó al inglés sosteniéndolo por encima de su hombro─. Lo siento mucho, Igirisu… ─se disculpó visiblemente apenado por llevarlo en una postura tan poco elegante debido a que ahora ya es más alto que él.



    El británico ni se quejó ya que continuaba lanzando gemidos ahogados y afligidos.



    Un par de horas más tarde…



    ─ ¡Qué hay, Kanada!, ¿cómo se encuentra el llorón de Igirisu? ─Estados Unidos se reunió con Canadá un tanto alejado del fuerte, saludándolo de forma despreocupada.


    ─… Amerika, sabes que no deberías estar aquí… ─le respondió éste un poco aturullado ya que, aun habiendo alcanzado su independencia, a Estados Unidos le gustaba ir a importunar a Inglaterra de vez en cuando en su afán de conseguir que él, Canadá, siguiera sus pasos.


    ─ Quien no debería estar aquí es él, ¿o es que acaso no te gustaría descansar de su mal genio? ─contraatacó el gringo en tono inquisidor haciéndole el cuestionamiento sin dejar de sonreír divertido.


    ─… Bueno… es cierto que Igirisu se enoja por muchas cosas, pero es porque tiene muchas responsabilidades con sus colonias… ─el joven canadiense se apresuró a defender al inglés debido a que, con todo y todo, le tiene una gran estima.


    ─ Pues debería dejar que todas esas pobres colonias sean países libres, así ya no cargaría con todo… ─razonó Estados Unidos abiertamente dándoselas de hombre juicioso─. O mejor aún, debería entregarme algunas cuantas, creo que yo podría manejarlas mejor que él ─añadió a continuación con total descaro mostrando su verdadero carácter (obviamente y aunque no quiera admitirlo su afán de dominar al mundo lo heredó del británico… ☺).


    ─… Amerika… qué malo eres… ─Canadá no hizo más que poner un cómico mohín de desazón sin atreverse a contradecir a su pariente. Nunca le había gustado discutir con él porque generalmente llevaba las de perder.


    ─ Por cierto, Kanada, ¿qué esa de allá no es la bandera de Roshia? ─le interrogó el gringo a continuación tras observar por sus binoculares a la lejanía.


    ─ Sip… ─respondió el nombrado en voz baja y resignada encogiéndose de hombros─. Al parecer Roshia y sus hombres han declarado las tierras al otro lado como parte de su imperio ─explicó.


    ─ Ya veo… tal vez tenga que hablar con el grandulón en otra ocasión ─murmuró el estadounidense con interés, lo cual no le dio buena espina al canadiense─. Te veo después, Kanada, cuando ya no haga tanto frío ─y se despidió en tono jovial comenzando a tiritar pues la nieve había empezado a caer otra vez.


    ─ Que te vaya bien, Amerika ─el joven correspondió el gesto especulando en lo que su hermano mayor era capaz de hacer.



    Si Estados Unidos se unía a Rusia era seguro que a Inglaterra le daba el patatús.





    Notas:

    1. En 1784 fue autorizado el primer asentamiento ruso permanente en Alaska de lo que posteriormente fue reconocido con el nombre de Compañía Ruso - americana; como bien he mencionado Catalina II la Grande era la zarina en ese tiempo y se convenció de que era importante dominar el área ─si bien ya hemos mencionado que no conquistaron todo el estado de Alaska y sólo mantuvieron fuertes en las costas y en las islas cercanas a Siberia─ en un claro desafío al imperio británico, quienes en 1783 tuvieron que reconocer la independencia de las Trece colonias que serían la base del desarrollo de Estados Unidos.

    2. Los ingleses habían realizado varias expediciones a Alaska, tanto por mar como por tierra a través del territorio de la denominada Columbia Británica y lo que es el área denominada Territorio del Yukón, por el río que lleva su nombre y atraviesa la zona. La más exitosa fue la de James Cook en 1778 y a partir de ahí fueron más constantes, instalándose con relativo éxito a través de la Compañía de la Bahía de Hudson para hacerle la competencia al imperio Ruso en lo que respecta a la venta de pieles. De hecho ya habían peleado el negocio peletero a los franceses y ya sabemos quién ganó… ☺.

    ¹Por cierto que la Columbia Británica es el nombre de una de las provincias de Canadá nombrada así por los ingleses, la cual primero había sido ocupada por los españoles.

    ² Y también cabe recordar que los pancakes se derivan de las crêpes francesas, y el jarabe de arce, que es muy popular en Canadá, se extrae de la savia del arce azucarero o el arce negro, el árbol cuya hoja es el emblema de la bandera canadiense.

    3. Los norteamericanos no se quedaron atrás en su afán de “resguardar” los intereses americanos para los americanos… ☺; muy pronto empezaron a tener contacto con los rusos e incluso llegaron a hacer negocios con ellos antes de la compra de Alaska.

    ³La llamada “Doctrina Monroe” sintetizada en la frase «América para los americanos», fue elaborada por John Quincy Adams y atribuida al presidente norteamericano James Monroe en el año 1823 ─estoy adelantándola un poco para la fecha que estoy tocando pero suena hilarante en el contexto de la trama─. Establecía que cualquier intervención de los Estados europeos en cualquier país del continente americano sería vista como un acto de agresión que requeriría la intervención de Estados Unidos. Claro que de eso a la realidad es y ha sido a su propia conveniencia e intereses de ese momento en específico (Otro tema que da para escribir).


    Rusia como siempre de chico malo, y Estados Unidos que no deja en paz a Inglaterra… ☺.

    He admitido que Inglaterra tuvo una historia tan estresante si bien llegaron a dominar casi la totalidad del mundo, y de allí su carácter tsundere tan simpático; Estados Unidos me cae de variedad cuando tiene sus arranques delirantes, pero no es de mis favoritos; y Rusia tiene su lado sensible pero no deja de ser sádico burlándose de la desgracia de los demás… sólo Canadá es un amor… ♥.

    Algunos datos tal vez sean erróneos pero es sólo para darle forma a la trama. Sigan divirtiéndose que yo voy terminando este argumento entretenido por momentos, saludos.
     
    Última edición: 5 Mayo 2017
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    ¡Hola!, al fin llegué. Y sí que han sucedido cosas...

    Sobre el tercer capítulo:
    Me divirtió muchísimo la llegada de España. Ahí iba él en el barco, cuidándose de los ingleses y tratando de no morir congelado, para luego toparse con Rusia y huir de Inglaterra. La verdad que me resultó hilarante lo que pasó xD
    Leer la carta que le dejó América fue algo feo porque, más allá de los intereses personales de cada país y de la política a la que deben atenerse, siempre resultó obvio que Inglaterra sufrió con la historia de la independencia. Y había mejores formas de decirlo, pero en este punto estamos frente a un América adolescente y ya se conoce su grado de rebeldía (aunque tampoco siento que haya cambiado mucho después).
    Mi pobre corazón se estrujó con la imagen de Canadá intentando confortar a Inglaterra :'(

    Sobre el cuarto capítulo:
    Y, una vez más, Rusia importunando con sus apariciones, acciones y comentarios. Aún así, justo en el momento que Inglaterra no pudo más con el dolor de lo ocurrido con su hermanito, el que este frío grandullón dejara sus burlas... Me conmovió. Nunca podría incluir a Rusia entre mis favoritos, me es demasiado aterrador con su perpetua atmósfera de alegría y me molestan sus comentarios tan oportunos, aún cuando sé el pasado casi traumático en el que creció. Y es aquí cuando me cuestiono, ¿por qué no darle una oportunidad para ver más de esta faceta?
    Bueno, ya viendo la aparición de América y sus intenciones para hablar con el ruso, recupero la razón xD

    Me imagino que el próximo capítulo estará lleno de emoción y de caos, así que espero que Inglaterra pueda ser fuerte para afrontarlo y que ¡note de una maldita vez que todavía tiene a Canadá consigo! En serio que dan ganas de cachetearlos a todos quienes no lo notan de buenas a primera >:c

    Estaré esperando por la continuación. Bye~
     
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    Gracias amiga, niña Elric una vez más, por tomarte el tiempo de comentar.

    La verdad que el representar a los países como personas hace que muchos sucesos se vean más dolorosos de lo que pudieron ser si comparamos la historia verdadera, e Inglaterra tuvo altibajos en su vida que le han hecho desarrollar su personalidad tan particular; Rusia, por su parte, también tiene una historia traumante y la mejor manera de atacar y defenderse aún a pesar de estar encaminándose a ser la potencia que actualmente es ha sido con su sadismo oculto en un aire de inocencia... concuerdo contigo, no me cae la mar de bien por ser demasiado brutal aunque tampoco deja de ser ocurrente con sus comentarios (pero bueno, al final en esta historia lleva las de perder con la venta de Alaska... no digo más). Estados Unidos... la vida de las Trece Colonias no fue de lo mejor, hay que reconocerlo, y de ahí su comportamiento tan cínico con Inglaterra ─pensé mucho para redactar la carta porque hasta a mí me pareció una burla bastante fuerte, pero así es Amerika─, mismo que conservó con los años mostrándose con un modo de ser bastante inmaduro, la razón de todos sus conflictos futuros con el mismo Inglaterra; y Canadá... bueno, a Canadá le falta crecer pero al menos es bastante sensible con el británico, tanto así que no se independizó por medio de una guerra sino a través de múltiples negociaciones y convenios ya que también les horrorizaron los resultados de la lucha armada revolucionaria de sus vecinos y hermanos (la Guerra de Secesión, un negro capítulo en la historia americana, tuvo mucho que ver en esa visión de los canadienses). Tienes razón, yo también quiero golpear a todos los que no lo notan a pesar de ser tan adorable, pero esta es una de las fuentes del humor de este manga/anime tan especial.

    Un saludo y seguimos en contacto mientras voy puliendo lo demás... más de cuatro partes, no pude hacerlo menos con tanta historia!
    P.D. Ciertamente España salió muy mal parado y todavía le queda algo más con el británico, me reservo lo que sigue pero al menos verás a Romanito... ♥.
     
    Última edición: 3 Mayo 2017
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  8. Threadmarks: Parte 4: Por el dominio de Pacífico Norte
     
    InunoTaisho

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    Hechos históricos no comprobados (5).



    Previamente, en la parte anterior:

    Canadá pensaba que si Estados Unidos se unía a Rusia era seguro que a Inglaterra le daba el patatús.


    [​IMG]


    Parte IV: Alaska, 1789, aproximadamente a 54° 40’ latitud norte.



    La corona española se sentía temerosa del dominio anglosajón sobre la región norte del continente americano aun y a pesar de la independencia de las antes llamadas Trece Colonias, reconocidas desde 1776 como Estados Unidos de América; por lo tanto y con carácter de urgencia había que actuar de manera inmediata ganando espacios todavía sin reclamar. Por el otro lado ciertamente el imperio británico continuaba empecinado en controlar todo el norte del hemisferio para demostrarle a los norteamericanos quiénes eran los que mandaban en el mundo por derecho de antigüedad, y para ello tenía que correr a la competencia dígase Rusia y España…



    ─ Muy bien, Kanada, te dejo a cargo del fuerte mientras voy a decirle sus verdades a ese cretino de Roshia ─le dijo enérgicamente Inglaterra al tímido Canadá al tiempo que se equipaba para salir. El clima no era tan frío en ese momento pero aun así más valía ir abrigado.


    ─ Como tú digas, Igirisu… ─le respondió el señalado un tanto resignado mientras Kumajiro, su oso polar mascota, observaba hacia la lejanía a través de unos binoculares.


    ─ No tardaré… ─indicó el inglés y se fue caminando con algo de dificultad a través de la delgada capa de nieve.



    Por esos días se había tomado su tiempo para descansar un poco de Francia y los conflictos en Europa, y por ello nada mejor que vigilar de cerca las actividades rusas en la costa noroccidental del continente en su empeño de tomar el control del mercado de pieles que ellos, los rusos, habían acaparado por esas fechas. Años atrás Rusia llegó con varios hombres y apostó muchos asentamientos en aquella región cercana, y no parecía tener la intención de irse.



    ─ Que te vaya bien… ─se expresó Canadá despidiéndose con un ademán de la mano.


    ─ Por cierto, ¿tú quién eres? ─Kumajiro se volvió a mirarlo con duda, casi como si no le conociera.


    ─… Soy Kanada, tu dueño… ¿ya se te olvidó otra vez?... ─respondió el pobre canadiense con entonación lastimera ya que eso se le había vuelto una costumbre al oso.



    Pasados unos minutos…



    ─ ¡Qué hay, Kanada! ─le saludó un sonriente Estados Unidos apareciéndose por ahí “de pura casualidad”, tan fresco como una lechuga─. ¿Acaso Igirisu está jugando otra vez a la guerra? ─preguntó entre curioso y burlón mirando también por sus binoculares en dirección hacia donde había caminado el sajón.


    ─ Hola, Amerika… ─contestó el joven aludido un tanto atribulado pues su hermano mayor era bastante insistente con él sobre el tema del porqué le sería conveniente independizarse de la corona; así ellos podrían reemplazar a Inglaterra en su dominio del mundo─… ya sabes que Igirisu no puede ver a Roshia ni en pintura y viceversa ─agregó a modo de explicación con algo de melancolía.


    ─ Roshia es un buen tipo que sabe hacer negocios… ─mencionó el estadounidense más que convencido puesto que ya había iniciado tratos con los rusos en lo referente al comercio de las pieles.


    ─ Si tú lo dices… ─Canadá se encogió de hombros sin ánimo de contradecir a su pariente.



    Pero vayamos un momento con Inglaterra.



    ─ ¡Oye, tú, bastardo sin corona!, ¿por qué no sales y me das la cara, eh? ─el inglés llegó muy cerca del fuerte del ruso y se puso a gritar en tono retador apuntando a la puerta con el más moderno fusil de ese tiempo.


    ─ ¿Decías algo, Igirisu?... desde aquí no pude oírte bien ─súbitamente atrás de él escuchó la infantil y espeluznante voz de Rusia mientras el cañón de un arma se le clavaba en la espalda, lo que le ocasionó un escalofrío momentáneo.


    ─… este… ─en un principio pensó que iba a morir, y no estaba preparado para ello puesto que aún no terminaba de sojuzgar al mundo. Más se repuso de inmediato y contestó sin titubear empleando su mejor tono áspero─. ¿Qué estás esperando para disparar, eh? No crea que me asustas.


    ─ Eres tan simpático cuando te pones así… ─respondió el eslavo soltando una risita baja y burlona dando unos pasos atrás para permitirle darse la vuelta. Sin embargo no dejó de apuntarle─. Por eso me gusta jugar contigo ─agregó cínicamente sonriendo de oreja a oreja.


    ─ Vas a arrepentirte tarde o temprano por esto… Roshia ─Inglaterra le miró más que enfadado rechinando los dientes de rabia manteniendo también el fusil en alto.


    ─ Tal vez… ─afirmó su interlocutor sin mostrarse atormentado por la culpa─. Pero ahora vas a deberme un favor… ¿sabías que Supein ya ha tomado la isla Nootka* para sí? ─añadió a continuación con voz inocente y gesto de ternura dándoselas de niño bueno que no le hace mal a nadie.


    ─ ¡¿Pero qué cosa estás diciendo!? ─obviamente que la noticia no le cayó nada bien al sajón. Encima de todo también tenía que lidiar con el papanatas español y sus intentos de hacerle frente en el mar.


    ─ Eso me lo contaron los nativos que trabajan para mí ─afirmó el ruso muy contento y quitado de la pena.


    ─ ¡¡Ahora mismo me las va a pagar ese… damn Spanish son of his fucking mother!! ─ya sin poner en duda el dicho de Rusia Inglaterra volvió sobre sus pasos echando humo por las orejas y soltando maldiciones en su idioma.


    ─ Te deseo buena suerte… ─por lo que éste se despidió alegremente de él agitando la mano.



    Salgamos unos años de Alaska y vayámonos a Europa, centro de varios conflictos mundiales de gran renombre, en dónde se buscará la solución a uno de ellos fuertemente relacionado con el dominio del norte de América.



    Madrid, octubre de 1790…


    ─ Su majestad el rey le pide guarde esto después de leerlo, señor ─un criado vestido de forma elegante le entregó al buen España una carta sellada con el escudo de la Asamblea Nacional Constituyente que ahora representaba al nuevo gobierno francés.


    ─ No fueron buenas noticias, ¿verdad? ─le preguntó al hombre sintiéndose un tanto atribulado… la inminente guerra contra Inglaterra por el control del Pacífico Norte allá en el continente americano era lo último que podía esperar a ganar sin el apoyo de Francia, especialmente porque el rencoroso de Holanda se había aliado con el británico en su afán de hacerle quedar mal ante el resto del mundo.


    ─ Lo desconozco totalmente, señor, yo sólo cumplo las órdenes de su majestad ─respondió el mensajero dedicándole una reverencia para despedirse, retirándose de inmediato.


    ─ Muchas gracias ─España le agradeció el gesto en tono amable y se encaminó hacia su estudio privado en donde se dejó caer pesadamente en su silla frente al escritorio para abrir la misiva en cuestión, viendo sus temores confirmados─. Era de esperarse… ─suspiró más que abatido.



    La carta decía lo siguiente:



    “Et bien-aimé Espagne très cher... parce que si vous connaissez Je t'aime, non?


    Lamento en la más profundo de mi corazón el no poder estar a tu lado para ayudarte cuando sé que me necesitas pero, como bien comprenderás y has de saber, mi pueblo requiere de todo mi apoyo y no puedo abandonarles ni obligarles a ir en contra de los ideales que nos llevan a dejar atrás el pasado y marchar juntos hacia un glorioso futuro en aras de conquistar lo que por derecho y gloria nos corresponde… Vive la liberté!


    Reçoit baisers votre super grand frère en France, le plus beau de tous.


    P.D. Si vous pouvez me donner un coup de pied dans l'idiot du cul de l'Angleterre...”



    Doblándola cuidadosamente la guardó en un cajón.



    ─ Pues ni hablar… tendremos que negociar con ese pesado… ─se dijo en tono resignado levantándose del asiento, y salió encaminándose con rumbo a la cocina.



    Al llegar allí…



    ─ Supein, pareces bastante triste ─le dijo la dulce Bélgica nada más verlo en ese estado. Ella se encontraba en ese momento preparando unos bocadillos para compartir, así que no dudó en darle uno con la esperanza de alegrarle un poco.


    ─ Ya sabes cómo es esto, Berugī linda… Oranda se unió finalmente con Igirisu y Furansu no va a ayudarnos ─respondió éste dejándose caer una vez más en una silla manteniendo aun el gesto compungido─. No podemos ir a la guerra es esas condiciones ─añadió soltando un nuevo suspiro.


    ─ Me disculpo por lo que el tonto de Oranda nii - chan está haciendo ─la joven le dedicó una reverencia mostrándose avergonzada por la conducta impropia de su hermano mayor. Después de todo le debían muchas cosas a España como para pagarle de esa forma.


    ─ No te sientas mal, Berugī linda, ya que no es tu culpa que Oranda sea un convenenciero… ─le dijo el español tranquilamente en un tono más amable─. De hecho yo debo darte las gracias por lo que has hecho por mí hasta ahora… ─agregó con una sonrisa tímida llevándose el bocadillo a la boca─. ¡Está delicioso! ─exclamó con complacencia.


    ─ Que bueno que te gustó… ─la chica correspondió la sonrisa al sonreír de igual manera sintiéndose halagada.



    Alguien entró imprevistamente en la cocina dándoles un pequeño susto al romper el encanto del momento.



    ─ ¡Supein, Supein, haz algo, rápido… Igirisu vino a invadirnos y tengo mucho miedo! ─un Romano de aparentes doce años se presentó gritando de pánico, ocultándose prontamente bajo la mesa sin dejar de temblar.


    ─ Cálmate, cálmate, Rōmano… es cierto que Igirisu está en la ciudad dado que vamos a arreglar unos negocios ─le respondió el pobre España intentando sonar despreocupado al soltar una risita levemente burlona, asomándose debajo del mueble para invitarle a salir. Y es que el pequeño se las daba de valiente comportándose con él como un bravucón, pero siempre terminaba sacándole la vuelta a sus miedos en el último momento antes que enfrentarlos.


    ─… mmm… pues ojalá Igirisu te rompa la cara, Supein idiota… así ya no tendré que verte nunca más… ─claro que al infante no le hizo gracia que el español se mofara un momento de él, y menos delante de Bélgica, su amor platónico.


    ─ ¿De verdad te gustaría más vivir con Igirisu que conmigo? ─le preguntó el ibérico en tono un tanto compungido poniendo mueca de desazón… si algo tenía el chico Romano era la facilidad para hacerle sentir mal la mayor parte del tiempo.


    ─ Mejor me regresaré a mi casa… ─respondió el chiquillo con temblorosa voz ante esa posibilidad taaaan aterradora.


    ─ Vamos, mi pequeño Rōmanito, mejor nos quedamos aquí con Supein… si te vas tú solo alguien más fuerte puede atacarte y hacerte su esclavo ─intervino la muchacha mirando al infante con dulzura, obsequiándole también un bocadillo.


    ─ Bueno, pero que conste que me quedo contigo para no dejarte sola… ─admitió el bribonzuelo tomando prontamente el delicioso bocadillo que le ofrecía, echándoselo a la boca sin más ni más.



    Alguien más no deseado llegó a la cocina como si estuviera en su casa.



    ─ Espero hayas tomado la mejor decisión para no arrepentirte, Supein ─era Holanda quien se presentó ahí vestido para la guerra, luciendo tan alto e imponente que el miedoso Romano volvió a esconderse después de dar un respingo, esta vez detrás de Bélgica.


    ─ No era necesario que vinieras hasta acá, Oranda, y menos con esa actitud… mira que ya asustaste a Rōmano ─le dijo el aludido un tanto enfadado. Él generalmente es bastante calmado pero podía llegar a molestarse cuando algo verdaderamente le desagradaba, y el proceder del pérfido holandés era algo que sí le incomodaba.


    ─ Yo sólo cumplo órdenes… ─admitió el neerlandés sin cambiar ni un ápice el gesto.


    ─ ¿Ahora te hiciste sirviente del anglosajón ese, onii – chan? ─le preguntó la mordaz Bélgica a su hermano mostrándose igual de molesta que el español al cruzarse de brazos.


    ─… ─él se volvió a verla y por un segundo parecía que le ofrecería una disculpa, sin embargo continuó impasible en su semblante ─… Igirisu paga bastante bien ─confesó sin pizca de vergüenza.


    ─… onii – chan… no creí que llegaras a ser tan interesado, en serio ─y ella puso un expresivo rostro de pena. Ante todo no ha dejado de ser su hermano mayor, por eso le dolía bastante esa forma de ser tan suya.


    ─ Zaken zijn zaken… ─respondió éste en su idioma nativo sin más que agregar.


    ─ Déjalo ya, Berugī linda, de todos modos tengo que ir al Escorial porque el rey lo ha pedido… nos vemos luego ─España se levantó del asiento para salir de la cocina siendo seguido por Holanda a una distancia prudente, el cual por cierto no se tomó la molestia de despedirse.


    ─ Voy a rezarle a la Inmaculada virgen por ti, Supein… ─la chica les dijo “adiós” con la mano en tanto murmuraba en voz baja.


    ─ Yo quiero ir a la capilla contigo, Berugī, a pedir también la misericordia de la Inmaculada para Supein idiota… no quiero ir a vivir con Igirisu, en serio que no ─reconoció Romano con aspecto contrito pues, queriendo o no, ya tenía un gran afecto por ella y por el español.


    ─ Claro que sí, mi pequeño Rōmanito ─ella le sonrió agradecida y lo tomó de la mano para irse juntos con rumbo al templo cercano.



    [​IMG]






    Notas:

    * La isla de Nutka (en inglés Nootka Island) es una pequeña isla costera del tramo central de la costa suroccidental de la isla de Vancouver, perteneciente a la provincia de la Columbia Británica (Canadá). El nombre de la isla proviene de un grupo indígena procedente de la Isla de Vancouver, al que se conocía desde esos tiempos como los Nutka. En la actualidad se los conoce como los Nuu-chah-nulth.

    1. El rey de España en aquel tiempo, Carlos IV, fue un rey más bien débil de carácter que tenía miedo de lo que la influencia de la revolución francesa podía ocasionar en su casi desmoronado imperio. A pesar de que solicitaron la ayuda de Francia para enfrentar al Imperio británico al final consideraron que fue mejor no hacerlo y aceptaron la negociación. Las Convenciones de Nutka (conocidas también como Tratados de San Lorenzo el Real) se realizaron en el palacio del Escorial en Madrid, durante los años 1790, 1793 y 1794, dando fin al conflicto por las reclamaciones de derechos sobre territorios costeros del Pacífico norte en América disputados por Gran Bretaña y España, fortaleciendo así el dominio británico en esa la parte.

    2. En ese año, 1790, Bélgica también había alcanzado su independencia del dominio español en general. Si bien desde 1713 la corona española estaba más ligada a la monarquía austriaca de los Habsburgo por las cuestiones familiares, y por ende los territorios belgas fueron denominados como “Países Bajos austriacos” para diferenciarlos de los “Países Bajos del Norte” o “Provincias Unidas” que se habían sublevado e independizado desde el reinado de Felipe II (1556 – 1598) cuando se convirtieron al calvinismo… adivinaron, la que actualmente conocemos como Holanda u oficialmente como “Nederland” (Tanta historia para escribir que se va uno encontrando, y con tantas fechas cruzadas… ☺☺).

    3. Como vemos la Revolución Francesa iniciada en 1789 ocasionaría muchos cambios en la conformación y el pensamiento europeo junto con su continuación, el imperio napoleónico y sus anhelos de conquistar el mundo a partir de 1799… el momento cumbre de Napoleón.




    Son tantos y tantos hechos históricos entrelazados que hacen muy difícil situarse en un solo tema para la interacción de nuestros personajes. Podemos considerar algunos acaparadores como Inglaterra, Francia, España… pero vamos, el mundo fue disputado por ellos en el transcurso de varios siglos, así que es lógico que estén presentes en más de un acontecimiento. Pero ya hemos visto que pronto viene el surgimiento de Estados Unidos como el heredero de las ambiciones británicas, disputándole la supremacía mundial por sobre otros… ☺☺☺☺.
     
    Última edición: 9 Mayo 2017
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    Fushimi Natsu

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    Hola~ Estaba vez he llegado a tiempo :D

    Pese al inicio del capítulo, la disputa de Rusia e Inglaterra (tan cómica me pareció por la corta que fue) y la "charlita" entre América y Canadá, rápidamente todo esto quedó en segundo término con la situación del pobre de España. Ya vemos que la carta de Francia no trajo las noticias que él esperaba y que ahora no le queda de otra que negociar.

    Me encantaron las participaciones de Bélgica y Romanito aquí, de verás que sí. Ella tan dulce y dispuesta a seguir al lado de España en sus peores momentos y nuestro pequeño Italia del Sur haciéndose el malo cuando la idea de quedar al cuidado de alguien más le aterroriza. Fue divertido que llegara corriendo para esconderse bajo la mesa, pero que España se enfadara con Holanda porque su repentina aparición había asustado al menor lo adoré. Porque sí, la personalidad del español es bonachona y simpática, pero tiene un lado oscuro del que hay que cuidarse también. Y resulta lindo que ésta salga a la luz en momentos como este.

    Como voy aprendiendo de estos hechos a medida que actualizas, me pregunto cuánto tiempo durará la alianza entre Inglaterra y Holanda porque el motivo de su apoyo (además del dinero recibido xD) es para incordiar a España. ¿Y para esa época Luxemburgo seguía sin dar participación en el mundo? Es una pena que sean tan pocos los países retratados teniendo en cuenta la cantidad que existen en realidad.

    Por cierto, en esta parte te confundiste de palabras.
    Te lo señalo para que lo puedas corregir, que los deslices son comunes para todos nosotros y no es justo que entorpezcan buenas lecturas :)

    Estaré esperando por el próximo capítulo, amiga. Un beso <3
     
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    Gracias nuevamente, mi buena y queridísima niña Elric por tus comentarios que me animan más, eres en verdad un amor.

    Primeramente tal vez no me queda muy claro lo que me resaltas como error de sintaxis dado que es una forma de hablar en México... pero si se presta a confusiones buscaré las palabras más adecuadas, no problem. Lo segundo, sobre Luxemburgo ─también es una pena para mí el que no se presenten más países en los conflictos─, aunque su historia data desde el 963 siempre vivió a la sombra de la influencia de los países fuertes que le rodean, como Francia, España, los Países Bajos e incluso Austria y Alemania, y sólo empieza a sobresalir como Ducado independiente a través de varios Tratados como el de París en 1815... yo también voy aprendiendo más historia... ☺

    Los hechos se mezclan porque en un mismo año se presentaron acontecimientos varios pero he centrado el argumento del fic en lo relativo a Alaska y la lucha por el dominio del norte de América por los que en ella estuvieron involucrados directamente, como Inglaterra, Rusia, Francia en su momento, España que quiso llegar a ser, y próximamente quien resultó el ganador en esto, el irreverente Estados Unidos de América, sin olvidar que Canadá está en medio de todo. Sigamos divirtiéndonos y conociendo más de sucesos registrados de una forma diferente. Un saludo.

    P.D. Ese Romanito tan tsundere y mono!
     
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  11. Threadmarks: Parte 5: La Compañía Ruso-americana surge
     
    InunoTaisho

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    Título:
    [Long-fic] Hechos históricos no comprobados...
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    11
     
    Palabras:
    3433
    Hechos históricos no comprobados (6).



    Previamente…

    ─ Roshia es un buen tipo que sabe hacer negocios… ─mencionó el estadounidense más que convencido puesto que ya había iniciado tratos con los rusos en lo referente al comercio de las pieles.


    [​IMG]




    Parte V: San Petersburgo, Rusia, 8 de julio de 1799, en la Corte del zar Pablo I de Rusia.




    Muchos sucesos han venido ocurriendo en el mundo en el transcurso del siglo, y ahora, más de una década después de que Rusia ha aspirado tener el control total del mercado de pieles extraídas en la región norte del continente americano por sobre la brutal competencia anglosajona, al fin se había concretado el sueño de crear una Compañía Ruso – americana que integrara a todos los pequeños comerciantes del ramo de una forma semejante a la Hudson's Bay Company ¹ británica y otras similares, siguiendo el modelo de la competencia.



    ─ Ya estoy aquí como me lo pidió, majestad ─Rusia se presentó delante del zar ataviado de forma más que elegante en representación de la moda de época.


    ─ Qué bueno que has llegado a tiempo y no nos has hecho esperar demasiado ─le saludó el zar de forma levemente amable conforme a su investidura. Él se encontraba acompañado por un par de hombres de buena estatura y aspecto noble─. Permíteme presentarte a los señores Nikolái Petróvich Rezánov y Aleksandr Andréyevich Baránov, quienes de ahora en adelante tomaran el control del comercio de pieles allá en las tierras americana ─aclaró con parsimonia y gravedad.


    ─ Es un gusto conocerle en persona, señor ─uno de ellos, el de mayor edad, saludó al joven eslavo sin ocultar su emoción─. Desde que yo era un niño había querido verle de cerca.


    ─ El gusto es mío, señor Baránov ─contestó Rusia sonriendo alegremente, sintiéndose halagado por la deferencia─. Espero podamos mejorar los negocios por aquellas latitudes para arruinar a Igirisu y su imperio ─agregó feliz con aire de niño bueno.


    ─ No tiene que preocuparse por eso, señor, ya le hemos presentado a su majestad el plan de negocios y le ha parecido adecuado ─comentó el otro caballero con aire de conocedor en el tema.


    ─ Contamos con ustedes, señor Baránov, señor Rezánov… ─les dijo el zar en tono grave.


    ─ Así se hará, majestad ─respondieron ambos con una respetuosa reverencia.


    ─ Bien… necesitamos que acompañes a los señores al fuerte más cercano en nuestras tierras americanas para enseñarles el lugar, y lleven lo necesario para lo que se ofrezca ─ahora el zar se dirigió a Rusia hablándole muy formal una vez más, haciéndole las indicaciones correspondientes.


    ─ Como usted ordene, majestad ─respondió éste dedicándole a su vez el correspondiente tratamiento a su nobleza, para retirarse de inmediato siendo seguido por los respetables caballeros.



    Así fue como se dio el inicio formal de la Compañía Ruso – americana ² para monopolizar el comercio de pieles finas; mediante un ukaz (edicto) el zar le concedió el monopolio por un periodo de veinte años en todas las posesiones rusas en América, y un tercio de los beneficios obtenidos serían, por supuesto, para el mismo emperador. Esta zona fue considerada por los rusos como exclusiva para el usufructo comercial… Pero claro, sería ingenuo suponer que el hasta entonces denominado Reino Unido de la Gran Bretaña ³ se quedaría de brazos cruzados ante esto, más aparte estaba por entrar en competencia alguien inesperado que también protestaría por sus derechos siendo que él se llama a sí mismo como original y auténticamente americano, sí señor.



    Y regresemos un poco al norte del continente americano, unos días más adelante en ese mismo año…



    ─ Bien, Kanada, ¿alguna novedad al frente? ─Inglaterra se presentó esa mañana en uno de los fuertes levantados en el territorio de la Columbia Británica después de unos meses de ausencia para ir a pelear contra Francia en territorio europeo (para variar, por enésima ocasión).



    El asunto de la Revolución Francesa y lo que podría ser su influencia en el resto de Europa no era muy bien visto por las monarquías de época, especialmente por la británica, su acérrima enemiga por los siglos de los siglos; así que el inglés pensaba en lo necio que era el francés al sentirse más que invencible ahora que se autodenominaba como una República libre, motivo por el cual había sido absolutamente necesario declararle la guerra para ponerlo nuevamente en su lugar.



    ─… Bueno… ─respondió el joven canadiense en un hilo de voz y le mostró el boletín informativo recibido un poco más temprano─… si pasamos por alto el hecho de que Roshia y sus hombres han bajado un poco más al sur del paralelo 57 norte… creo que no ─agregó soltando un suspiro.


    ─ ¿Pero qué…? ─el sajón enmudeció por un instante y tomó presto el dichoso boletín para leerlo con detenimiento─… ¡Ese sinvergüenza! ─masculló con irritación.



    Por si no fuera suficiente la revuelta en Europa ahora el ruso quería jugarle chueco en la retaguardia aun y a pesar de su alianza en la Segunda Coalición ** junto con Austria para así contener el avance de las peligrosas ideas revolucionarias francesas sobre la igualdad de todas las personas en detrimento de la nobleza monárquica… bueno, de por sí Francia ya estaba mal de la cabeza desde que lo conocía, por eso no podían dejar que su anormalidad se contagiara a otros.



    ─ Muy bien, Kanada, entonces tendrás que hacerte cargo de todo por acá ─el inglés tomó en ese momento la que pensó era la solución más adecuada, dirigiéndose al joven canadiense con aire que no admite reclamación alguna.


    ─ ¿Qué? ─al pobre le pareció que le arrojaban un balde de agua fría encima… no quería ni tantito verse frente a frente con el ruso en algo que podría ser una guerra puesto que no se sentía preparado. Es más, no le gustaban las guerras.


    ─ No tienes que preocuparte demasiado, lo único que vas a hacer es vigilarlo lo más cerca que se pueda… ─comentó Inglaterra haciéndose el desentendido de su malestar─. De todos modos ese malnacido también tiene que volver a Europa para cumplir con la Coalición porque no creo que su zar quiera dejar que el idiota de Furansu invada su territorio con sus tonterías ─añadió convencido.


    ─… creo que tienes razón… ─admitió Canadá soltando un suspiro de alivio.



    Hechos los preparativos sólo quedaba esperar pacientemente por el primer movimiento. De todos modos Inglaterra no se quedó por muchos días debido a que recibió una carta de Austria, llevada amablemente por Prusia, en donde le reprochaba agriamente por su poca seriedad al frente de la Coalición.



    ─… Ese arrogante de Ōsutoria… ¿acaso se va a morir porque no estoy un día en Europa? ─masculló después de leer la misiva, un tanto incómodo por tener al prusiano muy cerca.


    ─ No sé de qué te asombras si tú ya sabes cómo son los aristócratas de su calaña… ─comentó éste último con su acostumbrado aire burlón para después añadir─… Y por cierto, envidioso, ¿por qué no me trajiste a esta linda casa cuando me pediste ayuda por lo de la independencia de Amerika °? ─señaló en tanto aspiraba profundamente el aroma a madera haciendo una momentánea mueca de placer.


    ─ Porque te pagué para que le hicieras frente a Amerika y sus hombres, so bruto… ─le respondió el británico dándose sus aires de superioridad, guardando la correspondencia en un cajón de un escritorio cercano─. No te traje aquí de vacaciones ─agregó en tono seco.


    ─ Qué cruel eres… ─dijo Prusia con aire ofendido.



    Canadá se presentó en esos momentos arrastrando un enorme baúl.



    ─ Todo listo, Igirisu, como me lo pediste ─habló con aire de estar fatigado dado que la maleta era bastante grande para cargarla sobre un hombro.


    ─ Vaya, vaya… ¿entonces este es el muchacho que habla francés? ─Prusia lo miró con interés acercándosele un poco.


    ─… eto… me da gusto verte nuevamente por aquí, Puroisen… ─el canadiense se sintió aturullado y le saludó respetuosamente en voz muy baja.


    ─ Kanada estuvo acompañándonos unos meses en el frente de batalla contra Amerika, Puroisen, ¿ya se te olvidó? ─respondió Inglaterra levemente irritado por la mala memoria del prusiano.


    ─ ¿En serio?... bueno, como todos ustedes usaban casacas rojas tal vez lo confundí con alguien más ─el teutónico pareció sorprendido por la revelación. Después soltó una risotada─. Ese Furansu sí que es idiota… ─comentó socarronamente y le dio un abrazo amistoso al canadiense─… mira que dejarte al cuidado de Igirisu así nada más porque sí es no tener…


    ─… ejem, ejem… ─al sajón le pareció que ya era suficiente y carraspeó muy alto para atraer su atención en tanto le salía humo por las orejas─. ¿Nos vamos de una buena vez o no, Puroisen? ─le inquirió al prusiano más bien en tono de mando mientras un signo de enfado palpitaba en su sien.


    ─ OK., OK… pero no pongas esa cara que das miedo ─a lo que el aludido considero que lo más adecuado era hacerle caso en tanto un escalofrío recorría su espalda… después de todo el imperio británico es quien da el mayor financiamiento a la causa contra las estrafalarias ideas subversivas francesas, así que no había que contradecirle.


    ─ Que les vaya bien… ─se despidió Canadá en cuanto Inglaterra y Prusia salieron de la habitación.


    ─… Bueno, ¿tú quién eres? ─por cierto que Kumajiro había estado durmiendo cerca de la chimenea y se despabiló justo a esa hora, mirando al joven canadiense con duda.


    ─… Ya te lo dije, Komachiro, soy Kanada, tu dueño… ─respondió el muchacho soltando unas lagrimitas de pena.


    ─ Mi nombre es Kumajiro, no Komachiro… ─observó el oso un poco enfadado porque dijeran mal su nombre.


    ─… ¿Qué no te llamas Komachiro? ─preguntó éste visiblemente extrañado.



    Movámonos unos años adelante debido a que las acciones de finales del siglo XVIII y principios del XIX se concentraron en Europa por las guerras napoleónicas a una escala bastante amplia en gran parte del continente, dejando por un momento a Alaska en el olvido puesto que el comercio de pieles también comenzó a decaer afectado por el conflicto de progresión cuasi mundial. Esto fue claramente aprovechado por el nuevo jugador entrado recientemente en escena mundial, el cual desplazaría a muchos en el dominio del mundo aunque le costó algunos años conseguirlo.



    Finales del año 1811, Fort Ross, actual condado de Sonoma, California; aproximadamente a 38.5° latitud Norte…



    ─ Y pensar que fui tan grande hace un siglo… ─suspiraba el pobre España con pesadez en tanto descansaba los brazos apoyados en un murete ubicado en la torre de vigilancia del fuerte instalado en la zona costera de la Alta California Mexicana, un punto estratégico para hacer frente a la guerrilla independentista.



    El hispánico meditaba sobre la forma tan perversa en que había sido tratado por Francia ─aquel con el que había jugado cuando aún eran pequeños en el principio de los tiempos, desarrollando una relación más que familiar─ puesto que éste tuvo la osadía de invadir su casa adjudicándosela como residencia para el insulso hermano del tal Napoleón; e incluso le dio la corona real de los Borbón en 1808, el colmo de las barbaridades.



    Por si no fuera suficiente el francés promovió sus descabelladas y agitadoras ideas a las primorosas y valiosas colonias de España y hasta se tomó el atrevimiento de enviar al miedoso Romano a alistarse para el frente °°; y por eso ahora el pequeño México, al que cariñosamente el español le había dado el título de “Nueva España” por ser el más lindo a sus ojos [soy mexicana, qué quieren que haga con esto… ☺], peleaba por su autonomía del mismo modo en que lo había hecho Estados Unidos en su tiempo cuando se emancipó de Inglaterra. De haber sabido que terminarían así jamás habría apoyado al estadounidense en contra del británico, ya que, además de todo, el gringo le había insistido en varias ocasiones para que le vendiera algunos territorios en aras de poder ampliar sus fronteras hasta el Océano Pacífico, algo que España ya no estaba dispuesto a tolerar de buenas a primeras debido a que había perdido demasiado en la guerra.



    ─ ¡Barco a la vista, señor! ─le dijo el vigía de la torre señalando a la lejanía.


    ─ ¿Quién podrá ser?... ─se cuestionó extrañado mirando a través de su catalejo y pudo distinguir la bandera rusa en el mástil principal del navío─… ¿Roshia?… ¿qué es lo que querrá ahora? ─ exteriorizó con mayor intriga.



    No olvidaba que Rusia también tenía intereses en el continente, pero no pensó que llegaría a bajar tanto de allá del norte. Además ese territorio aún era suyo y no se lo entregaría ni a él ni a nadie, no señor.



    ─ ¿Qué hacemos ahora, señor? ─le preguntó otro de los hombres que le acompañaban cargando un fusil.


    ─ Iremos a investigar que lo trae por aquí… pero de todos modos más vale ir preparados ─señaló el español tomando también una espada para lo que pudiera presentarse.



    En poco tiempo se encontraron en el mar frente a la imponente goleta rusa.



    ─ ¡Hey, Roshia!, ¿se puede saber a qué has venido? ─le gritó España desde la proa de su barco mostrándose no muy amigable al tener la espada en mano. En esas condiciones ya no podía saber quién era amigo o enemigo─. ¡Te recuerdo que estás tierras y sus alrededores sí son mías! ─añadió puntualmente en tono cortante.


    ─ Por ahora… ─murmuró el señalado con una sonrisita traviesa en el rostro, manteniéndose del mismo modo en la parte frontal de su embarcación.


    ─ ¿Acaso dijiste algo? ─le preguntó el hispano mirándole con mayor recelo.


    ─ ¡Vine a hacerte un trato, Supein! ─el eslavo habló más alto sin dejar de sonreír complacido─. ¿Por qué no vienes aquí para que podamos platicar? ─agregó de forma amable haciéndole la invitación.


    ─… ─a lo que España se mostró más que intrigado. En su subconsciente resonaban los dichos de alguien sobre no hacer arreglos de ningún tipo con el malicioso ruso, pero no podía recordar quien se lo había dicho─… ¿y de qué quieres platicar? ─le cuestionó con gravedad.


    ─ Tengo para ti una oferta que no podrás rechazar… ¿qué dices? ─dijo éste mostrando su sonrisa más inocente y angelical.


    ─… pues… está bien, veremos de que se trata ─bueno, si algo tiene el español es el ser bastante curioso. Si el acuerdo no le convencía simplemente le diría al ruso que no y punto.



    Así que, cómodamente instalados en el camarote privado del ruso…



    ─ ¿Vodka?... ─le ofreció su anfitrión educadamente mostrándole una gran botella.


    ─… este… no, gracias; prefiero un poco de ron si no te molesta… ─respondió el ibérico negándose a tomar la bebida.


    ─ Como quieras… ─dijo el eslavo sin contrariarse ni un ápice y le alcanzó una garrafa con el nombrado licor y un vaso para que se sirviera a su gusto. Eso sí, él no desperdiciaría el vodka así que, sin vacilar, se tragó la mitad del contenido en la botella empinándosela de una sola vez.


    ─… Sí que tenías sed… ─observó España un tanto atónito mientras bebía con reserva el vaso de ron que se había servido… lo que era tener una garganta educada para el alcohol.


    ─ El vodka es bueno para muchas cosas aparte de quitar la sed… ─comentó Rusia muy quitado de la pena guardando la botella semivacía en el interior de su grueso abrigo. A pesar de que el clima es bastante agradable en esas latitudes no parecía estar acalorado bajo semejante ropaje.


    ─… Entonces, Roshia… ¿cuál es tu propuesta? ─bueno, el español dejó el vaso medio lleno a un lado y miró a su acompañante con reservado interés.



    Después de todo los rusos también estaban enfrentándose a Francia, a Napoleón y a todo su ejército, por lo que para nadie era conveniente abrir más frentes de batalla, sobre todo en tierras tan lejanas en donde su influencia es más bien nula.



    ─ Bueno, verás, Supein, si no te importa (“… y aunque te importe” pensó es sus adentros) me gustaría establecer un fuerte de aprovisionamiento en estas tierras para cubrir las necesidades de mis hombres allá en el norte ─respondió el ruso tan tranquilo y fresco observando al español con su gesto de niño bueno en espera de recibir un premio por su buen comportamiento.


    ─ ¿Eh? ─a lo que éste parpadeó varias veces poniendo una cómica mueca de incomprensión… ¿había oído bien o el ruso estaba de broma?


    ─ Tómalo como un favor que te pagaré muy pronto ─dijo el eslavo sin dejar de sonreír de forma traviesa─. No sé si tú lo sepas pero tengo la sospecha de que muchos allá en Europa quisieran que Furansu y Napoleón tomen mi casa por la fuerza ─externó con convencimiento expulsando en ese momento una ligera aura oscurecida de molestia si bien continuaba sonriendo, lo que ocasionó que el ibérico temblara ligeramente.


    ─… tal vez son imaginaciones tuyas, Roshia… ─por lo que le hizo la sugerencia a modo de tranquilizarle.


    ─ Como sea… ─respondió el nombrado sin mudar la actitud─. De todos modos mis hombres y yo ya tenemos un plan de ataque sugerido al zar por el General Invierno, así que lo pondremos en marcha en cuanto se presente la oportunidad ***─agregó y su sonrisa se transformó en una mueca que reflejaba una fiereza absoluta, con lo que el hispano tragó en seco intentando ocultar su temor. Menos mal que no eran enemigos en ese tiempo.


    ─… Me da gusto oír eso… ─comentó en un hilo de voz tratando de sonreír despreocupado.


    ─ Entonces no hay ningún problema… nosotros derrotamos a Napoleón y con eso le pateamos el trasero al mentecato de Furansu, así podrás regresar a tu casa en paz para solucionar tus asuntos; ¿no te parece un buen trato? ─Rusia recuperó la normalidad poniendo su mejor cara de ángel, observando a España con aire de ternura.


    ─ Se oye razonable… ─le respondió aún sin estar muy convencido, relajándose un poco. Aunque, pensándolo detenidamente, la idea en sí no sonaba tan descabellada.



    Un poco más tarde Rusia se retiró en su embarcación con rumbo al norte y España volvió al fuerte, y no se percataron que alguien les había estado espiando por entre la maleza de la costa cercana.



    ─ Mmm… me gustaría saber que se trae el grandulón entre manos para venir a hablar con Supein… ─comentó el sujeto en cuestión observándoles a través de unos binoculares de largo alcance, rubio de buena estatura y apariencia bastante confiada─. En fin… por ahora lo importante es rescatar al pobrecito de Kanada de la tiranía de Igirisu para que podamos brillar juntos en el continente sin su desagradable presencia ª; y ya después me haré cargo del tonto de Supein con una oferta que no podrá rechazar ─se dijo a sí mismo con aires de grandeza montando en su caballo para dirigirse tierra adentro, soltando una leve carcajada de diversión y autocomplacencia.





    Nota: ¿Ya adivinaron quién es el espía?... ☺.


    1. Nikolái Petróvich Rezánov y Aleksandr Andréyevich Baránov fueron los fundadores y administradores iniciales de la Compañía Ruso – americana junto con Grigori Shélijov, quien desde 1790 había estado en pláticas con la antecesora y madre del zar Pablo I, la zarina Catalina II ─fallecida en 1796─, para explicarle la conveniencia de fundar una compañía de este tipo.

    2. Las Guerras Napoleónicas (1792 – 1815) fue un periodo de guerra que enfrentó a diversos países contra la Francia imperial de Napoleón I surgida de la Primera República Francesa; sus dimensiones fueron las mayores registradas en la historia antes de la Primera Guerra Mundial dada la totalidad de los contendientes.

    2. Entre 1806 y 1811 Nikolái Rezánov visitó el presidio español de la Yerbabuena (actual San Francisco) y, en vistas de la debilidad del poder colonial de España a causa de las guerras napoleónicas y la insurrección de gran parte de las colonias, recomendó al gobierno ruso la ocupación pacífica de la región norte de la Alta California. En 1811 Ivan Aleksandrovich Kuskov, otro administrador de la Compañía Ruso - americana, exploró las costas del territorio. Así, el 10 de septiembre de 1812 Kuskov fundó la Fortaleza Rusa (Krepost' Ross es su pronunciación en el idioma ruso) ─o Fort Ross como una deformación del inglés hablado por los californianos de origen mexicano─ en la bahía que los rusos llamaban Rumiántsev, zona de acampe estacional de la parcialidad indígena Kashaya Pomo, cerca de la misión franciscana y presidio español de Sonoma. Fue vendida en 1841 a Johann Augustus Sutter, conocido sólo como John Sutter, un empresario suizo nacionalizado mexicano.

    Por cierto que los rusos utilizaron algunas veces los servicios de barcos estadounidenses para bajar al sur y llevar también aprovisionamiento a sus colonos en Alaska… ☺☺☺.


    No alargó más esto para no salirme del formato que he empleado, así que esperen la siguiente parte con paciencia. La mayoría de las notas explicativas las pongo en el comentario posterior porque ocupaban mucho espacio… ☺. Saludos.
     
    Última edición: 24 Mayo 2017
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    Notas de Wikipedia para aprender más historia como su servidora (es mucha historia para resumir que a veces es imposible):


    ¹ La Compañía de la Bahía de Hudson (en inglés, Hudson's Bay Company, también conocida por sus siglas, HBC) es la compañía más antigua de Canadá y una de las más antiguas del mundo aún en actividad. Fue fundada como compañía privilegiada por el rey Carlos II en 1670 otorgándosele el monopolio del comercio sobre la región bañada por los ríos y arroyos que desembocan en la bahía de Hudson en el norte de América del Norte. Actualmente, la Compañía es una corporación que administra una de las mayores redes comerciales con tiendas por todo el país, que venden una gran variedad de productos. Los ingresos estimados de la Compañía en 2009 fueron de 7 billones de dólares canadienses. La sede de la Compañía se encuentra en Toronto, Ontario (este dato me sorprendió, en serio).


    ² Compañía Ruso – americana bajo la protección de su Majestad Imperial es su largo nombre oficial en nuestro idioma. El título que concedió el monopolio incluía las islas Aleutianas, Alaska y el territorio hasta los 55° de latitud norte. A partir de la década de 1820 los beneficios del comercio de pieles comenzaron a declinar, pero ya en 1818 el gobierno ruso había tomado el control de la Compañía Ruso-americana, apartando a los comerciantes que tenían el privilegio.

    Un ukaz más del zar en 1821 ─firmado ya por Alejandro I, el hijo y sucesor de Pablo─, afirmó su dominio hasta los 43° de latitud norte, pero esto fue rápidamente cuestionado por los británicos y los Estados Unidos y se revisó hasta los 51°N, y, en última instancia, dio lugar al tratado ruso-estadounidense de 1824 y al tratado ruso-británico de 1825 donde establecieron los 54°40'N como el ostensible límite sur de los intereses de Rusia (esa fue su primera pérdida en América, la cual trataré en el siguiente capítulo).


    ³El Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda fue formado por la unión del Reino de Gran Bretaña (ya una unión de los reinos de Escocia con Inglaterra y Gales en 1707) y el Reino de Irlanda en 1800. La unión fue facilitada por la decisión del Parlamento Irlandés en College Green, Dublín, en agosto de 1800, de votar a favor de la unión aprobando el Acta de Unión de 1800 ya que la rebelión irlandesa de 1798, la cual se produjo durante la guerra de Gran Bretaña contra la Francia revolucionaria, ocasionó que el gobierno británico se sintiera temeroso de un levantamiento independiente de Irlanda contra ellos con la ayuda francesa y de ahí la decisión de unir a los dos países. Esto fue impulsado por la legislación en los parlamentos de ambos reinos y entró en vigor el 1 de enero de 1801.

    Irlanda del Norte es sólo una región de lo que era el país de Irlanda en su totalidad, el cual consiguió independizarse una vez más del reino en 1922.


    ** La Segunda Coalición (1798 – 1800) fue una alianza de carácter militar en contra de la Primera República Francesa y sus ideales revolucionarios entre el Archiducado de Austria ─como representante principal del último enlace del Sacro Imperio Romano Germánico conformado, como ya sabemos, por otros pequeños estados alemanes y especialmente Prusia─, el Imperio Ruso y otros reinos en unión con el Reino Unido de Gran Bretaña (ya en guerra con Francia desde 1793), con la finalidad de recuperar el terreno conquistado por el ejército revolucionario francés más allá de las fronteras de su propio territorio. Austria y Rusia movilizaron ejércitos para las campañas en Alemania e Italia en 1799.


    ° Ya mencioné en otra ocasión que el imperio británico contrató los servicios de soldados alemanes para luchar por su causa en la guerra de independencia contra los norteamericanos; ellos eran pertenecientes al pequeño reinado de Hesse – Kassel y fueron conocidos con el nombre de Hessianos. Por lo que tengo entendido, en la historia narrada en el manga de Hetalia se menciona que fue el mismo Prusia quien le enseñó a Amerika como enfrentarse a Igirisu, debido a que muchos de esos soldados fueron capturados y obligados a servir a favor de la independencia (aunado a que tampoco fueron muy bien tratados por los británicos que los despreciaban).


    °° Ya desde la Edad Media (aproximadamente a partir del siglo V) Italia era un reino dividido conformado por ciudades estado que luchaban entre sí para conseguir la hegemonía sobre el resto. Entre los siglos XV y XVI se convirtió en el centro cultural de Europa dando origen al Renacimiento y fue uno de los campos en los que se decidió la supremacía europea del Imperio español con la victoria sobre Francisco I de Francia. Tras el declive de la monarquía hispánica el Imperio austrohúngaro pasaría a controlar la región, así como buena parte de Europa Central. Transformada en un campo de batalla durante las guerras revolucionarias francesas y el Primer Imperio de Napoleón Bonaparte, pasaría a luchar por su independencia (aquí sólo hago mención de Romano, pero no dudemos que Italia también estuvo ahí defendiéndose como pudo aunque fuera agitando la bandera blanca… ☺)


    *** En el marco de las mismas Guerras Napoleónicas cabe destacar la derrota de la Grande Armée o Ejército Imperial Francés de Napoleón I de Francia cuando invadió Rusia de junio a septiembre de 1812. La estrategia rusa fue dejar que el ejército enemigo se internará cada vez más en el territorio y así, al empezar la temporada invernal, atacarles en una guerra de guerrillas dejándolos sin sustento ni abrigo para guarecerse del frío clima, lo que le ocasionó muchas pérdidas y deserciones. Eso es lo que quiso evitar Adolfo Hitler a Alemania durante la Segunda Guerra Mundial pero prácticamente cayó en el mismo error.


    ª Y este dato también fue impactante porque prácticamente lo desconocía… La guerra anglo-estadounidense de 1812, también conocida como la guerra anglo-americana o guerra de 1812 (War of 1812, en inglés), fue un conflicto que enfrentó a los Estados Unidos contra el Reino Unido y sus colonias canadienses, quienes lucharon entre 1812 y 1815 por tierra y mar. En un momento en el que el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda debía soportar un gran esfuerzo de guerra para hacer frente a la Francia napoleónica, el 18 de junio de 1812 los Estados Unidos le declaran la guerra con el fin de invadir los territorios canadienses pertenecientes al Imperio británico. Estos habían sido poblados a lo largo de cuarenta años por angloparlantes y mantenían numerosas relaciones culturales y comerciales con los Estados Unidos. Además no se puede pasar por alto el deseo expansionista de los norteamericanos, algo a lo que se oponían los pueblos indígenas de la región. Después de la derrota de Napoleón el Reino Unido estuvo en mejores condiciones de afrontar esta nueva guerra (otra historia que da para escribir, por ello no voy a hablar más de ella… ☺).
     
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  13. Threadmarks: Parte 6: Firmemos un tratado de lo que sea
     
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    Título:
    [Long-fic] Hechos históricos no comprobados...
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    11
     
    Palabras:
    2988
    Hechos históricos no comprobados (7).



    Previamente…

    ─… Bueno…─respondió Canadá en un hilo de voz y le mostró a Inglaterra el boletín informativo recibido un poco más temprano─… si pasamos por alto el hecho de que Roshia y sus hombres han bajado un poco más al sur del paralelo 57 norte… creo que no ─agregó soltando un suspiro.


    [​IMG]




    Parte VI. San Petersburgo, Rusia, finales de 1824 y principios de 1825…




    ─ Basta ya con eso, Amerika, es suficiente… ─le dijo Inglaterra a Estados Unidos mientras estaban sentados en una gran sala en la casa de Rusia.


    ─ En verdad que deberías hacerme caso, Igirisu, así arreglaríamos esto más rápido ─fue la respuesta del estadounidense después de terminar de “colocar” a su gusto el cuadro del último zar, mirándolo con detenimiento antes de volver la vista hacia el británico para sonreírle con total confianza─. ¿A poco no se ve mejor así? ─preguntó sin pizca de vergüenza.


    ─… Disculpen ustedes… Roshia – san les recibirá en este momento ─un joven delgado de cabellera castaña hasta los hombros y semblante tímido se presentó ante ellos dedicándoles una reverencia breve.


    ─ Ya era hora… ─rezongó el inglés levantándose enseguida del sofá y sacudiéndose un poco el traje para acomodarlo de mejor manera, y se adelantó unos cuantos metros dirigiéndose con paso firme al salón principal del palacio.


    ─ Por cierto, ¿cómo me dijiste que te llamabas? ─por su parte el americano se le acercó al joven hablándole con amabilidad poco usual.


    ─ Ritoania… mi nombre es Ritoania, señor… ─respondió el castaño sonriendo tímidamente.


    ─ Ritoania… me caes bien ─observó Estados Unidos con el ceño un poco pensativo─. Puedes llamarme Amerika, mucho gusto ─añadió recobrando el gesto desfachatado y alegre brindándole un apretón de manos.


    ─ El gusto es mío, Amerika – san ─el lituano correspondió el saludo con una sonrisa más abierta.


    ─ Me gustaría invitarte a mi casa un día de estos… tal vez no sea tan grande ni ostentosa como ésta pero te aseguro que es moderna y bastante iluminada ─externó el gringo con total confianza dándose su aires de ser genial.


    ─… Ritoania… ¿acaso no tienes otras cosas mejores que hacer como ir a alimentar a los ponys? ─Rusia se asomó en esos momentos por el umbral de la puerta del salón principal y le habló al pobre lituano en un tono de voz bastante dulce como si estuviera cantando una canción de cuna, provocándole con ello un sobresalto de miedo.


    ─ ¡Lo siento, lo siento mucho, Roshia – san, ya lo hago! ─por lo que no dudó en salir corriendo sin despedirse del americano.


    ─… Mmm… no me caería nada mal el tener servidumbre a mi disposición… ─murmuró éste levemente encantado ante lo sucedido. En el fondo aspiraba llegar a competir con los que eran o habían sido potencias mundiales para tomar su lugar como conquistador del mundo, una forma de pensar adquirida, quiérase o no, de su convivencia con Inglaterra.


    ─ Es mejor que entres ya, Amerika, porque Igirisu se ha puesto insoportable y así no se pueden firmar los acuerdos comerciales *… ─cumplido su cometido el ruso se dirigió al norteamericano sin dejar de sonreír feliz con su mejor gesto de niño bueno, haciéndole la invitación de forma amable.



    Pero ahora, la pregunta es… ¿cómo acabaron estos dos en casa de Rusia para firmar un tratado? Volvamos unos años atrás en el territorio disputado en la América del Norte



    Zona limítrofe entre Alaska y Canadá, año 1822…



    Posterior al ukaz (edicto) de 1799 firmado por el zar Pablo I, en el cual le concedía el dominio de las posesiones en Alaska a la Compañía Rusa – americana para la explotación comercial de pieles hasta los 55° de latitud norte, definida hasta ese entonces como su frontera sur en las tierras americanas; ahora el nuevo zar, Alejandro I, redactó un ukaz complementario, fechado en 1821, para fijar dicho límite hasta la altura del paralelo 45N.



    ─ That bloody Russia son of… his such by which!! ─bufó Inglaterra contrariado tras enterarse del nuevo edicto por medio de sus fuentes.



    Y pensar que estaba con Canadá para disfrutar de unos días lejos de Europa y sus conflictos tras la firma de la Quíntuple Alianza ** en 1818 encontrándose con eso… era para darle dolor de cabeza.



    ─ Tranquilízate por favor, Igirisu… ¿por qué no hablas personalmente con Roshia para ver exactamente de qué se trata? ─le sugirió el joven canadiense en voz baja y pausada en tanto saboreaban el té de las cinco.


    ─ ¿Qué haré, qué haré?... ─pero el inglés no le hizo el menor caso y se dedicó a pasearse por la sala mientras mascullaba en voz baja hablando consigo mismo.



    El pobre Canadá reconoció que lo adecuado era no decir nada más y sólo se limitó a poner una carita de desazón ante el suceso… ¿es qué acaso nadie le prestaba atención? Súbitamente alguien entró en la sala ocasionando que al melancólico muchacho se le cayera la taza de las manos de la impresión.



    ─ ¡Igirisu, Igirisu, menos mal que te encontré aquí cerca! ─era Estados Unidos el que entraba muy agitado.



    Aunque el último conflicto que los enfrentó fue culminado en 1815 con un razonable empate ─todo quedó casi igual a como estaba antes de la dichosa guerra ¹─, ambos, Inglaterra y Estados Unidos, consideraron que era mejor limar asperezas en beneficio de sus intereses, sobre todo porque al británico le convenía más tener al norteamericano de su lado a dejar que se aliara con Rusia, con España o posiblemente con Francia para intentar socavar su envidiable aunque un poco menguado imperio.



    ─ ¿Y ahora qué diablos te ocurre, Amerika? ─aun así el sajón no podía dejar de sentir cierto malestar al verlo, especialmente si llegaba a importunarle con sus aires de grandeza por haber conseguido independizarse desde 1776. Por ello la mayor parte del tiempo le respondía con mal disimulada irritación.


    ─ ¡Ese abusivo de Roshia se robó uno de mis barcos favoritos, my precious “Pearl” ²! ─lloriqueó el estadounidense como un niño chiquito poniendo su mejor carita de ángel para ganar su compasión. Y consiguió su objetivo puesto que, a pesar de todo, el anglo guarda muy lindos recuerdos de esa lejana época, los cuales también son los causantes de sus pesares.


    ─ Did that despicable rascal do that?... ─así que sin más se le bajó el mal humor y, relajando el semblante por uno de ternura, se acercó al gringo para darle unas palmaditas amistosas y reconfortantes en el hombro (puesto que ya no puede dárselas en la cabeza ahora que éste ya es más alto que él… ☺) a la vez que le hablaba empleando un tono paternal de apoyo y comprensión─… ya, ya pasó…


    ─ ¡Y yo sólo quería cazar nutrias para vender sus pieles… many many skins! ─expresó el norteamericano sin parar de sollozar con gesto compungido.



    Canadá mantuvo su distancia sin saber en realidad que pensar, sobre todo cuando Inglaterra le ofreció a Estados Unidos su impecable pañuelo para que limpiara el fluido nasal que le escurría de la nariz, a lo que éste se sonó sonoramente.



    ─… Thank you… ─dijo el gringo al momento con voz levemente gangosa y, como por arte de magia, dejó de llorar en seco recomponiendo su gesto por uno de mayor confianza, entregándole al inglés el pañuelo humedecido─. Por cierto, Igirisu, tú has de estar de acuerdo conmigo en que el grandulón quiere pasarse de listo con nosotros ─agregó en tono más seguro y profesional de hombre de negocios.


    ─ Eso creo… ─respondió el aludido poniéndose serio a su vez, desechando el pañuelo en el bote de basura más cercano.


    ─ ¡Entonces vamos a su casa para darle su merecido! ─exclamó Estados Unidos perdiendo un poco la propiedad, adoptando una pose extraña como si fuera un jinete montado a caballo.


    ─… ¿aahh?... ─el británico y el canadiense hicieron muecas de asombro ante esa falta de juicio del gringo. Aunque quisieran y pudieran declararle la guerra al ruso eso no era lo más conveniente por el momento. Además ni con mucho sería una tarea fácil el ir a invadir su casa.


    ─… Sólo hay un problema, Igirisu… ─y, al parecer, el estadounidense recobró la cordura mirando a Inglaterra con duda.


    ─ ¿Y cuál es? ─le cuestionó éste nuevamente irritado.


    ─… ¿dónde está la casa de Roshia? ─fue la pregunta del norteamericano en tono simple. El pobre Inglaterra casi azota en el suelo de la impresión.


    ─ Puede estar muy lejos o muy ceca de aquí dependiendo desde donde quieras invadirlo… ─manteniendo el equilibrio el inglés le dio a su interlocutor una breve lección de geografía mostrándole la casa de Rusia en el mapa más actual del siglo. Claro, después de todo Estados Unidos aún no había navegado mucho, así que obviamente no conocía toda Europa.


    ─… Oooohhh… mi caballo no va a aguantar el viaje hasta allá… ─susurró el gringo embelesado por la grandeza del mundo.


    ─ ¿Puedo decir algo? ─en ese momento Canadá hizo su mejor esfuerzo elevando la voz para hacerse oír por sus acompañantes pues tenía una idea que compartirles. Afortunadamente corrió con suerte ya que ambos le miraron como si fuera la primera vez que lo veían.


    ─… Igirisu, ¿quién es él? ─interrogó Estados Unidos parpadeando al tiempo que se quitaba las gafas para limpiarlas porque tal vez estaban sucias.


    ─… eee… ─el pobre canadiense quiso que la tierra se lo tragara. Ahora resulta que su hermano mayor no lo reconocía, eso era el colmo.


    ─ ¡Kanada!, ¿desde cuándo estás aquí? ─por su parte el inglés pareció confundido por verlo en el sofá tomando el té… aunque de hecho ya no tenía té.


    ─… he estado aquí todo el tiempo… ─respondió el aludido con abatimiento, sintiéndose alicaído por su débil presencia.


    ─ ¡Ah, tú eres Kanada! ─exclamó el gringo al recordarle después de colocarse los anteojos, y se le acercó para darle unas palmaditas más que amistosas en el hombro─. ¿Aún quieres ser colonia de Igirisu o necesitas ayuda con tu independencia?... No tienes que preocuparte por los resultados pues para eso soy un experto ─explicó a continuación con total desparpajo sin importarle que el nombrado británico estuviera ahí.



    Pero el canadiense no dijo ni pío y únicamente enrojeció levemente de las mejillas dado que todavía considera al inglés como su ejemplo a seguir. Además le horrorizan las guerras y ya había tenido suficiente con la de 1812 – 1815 que se llevó a cabo en gran parte de su territorio, ocasionando varios daños ecológicos que apenas se iban superando.



    ─ Oye, Amerika… ─y obviamente que el nombrado sajón no dudó en reclamarle al norteamericano por su mala actitud, refrescándole la memoria─… te recuerdo que has venido a pedirme ayuda para exigirle a Roshia el que te devuelva tu barco.


    ─ ¡Es verdad, my precious “Pearl”! ¿Cuál es entonces la mejor ruta para invadir la casa de Roshia? ─rememoró Estados Unidos recobrando una vez más el gesto entre serio y enfadado, con la intención de salir hacia allá en ese mismo instante.


    ─ Espera, espera, Amerika, no seas tan acelerado… no puedes ir a invadir la casa de Roshia sin un buen plan de ataque ─mencionó Inglaterra pidiéndole un poco de cordura al tomarlo del saco; después volvió la vista hacia Canadá hablándole con verdadero afecto. Tal vez no lo tomaba en cuenta la mayor parte del tiempo pero indudablemente sabía apreciarlo cuando se acordaba de él─. Tú querías decirnos algo, Kanada, ¿cierto?


    ─… Bueno… mi sugerencia es ir a hablar con Roshia antes de pensar en declararle la guerra… así tal vez puedan llegar a un acuerdo con él, o al menos eso creo… ─respondió el canadiense en voz sosegada.


    ─… mmm… suena razonable… ─murmuró el británico pensativamente.


    ─ I want my “Pearl” back, now! ─exigió el estadounidense a modo de berrinche infantil, mirando al canadiense con cara de pocos amigos.


    ─ Tranquilízate, Amerika, Kanada tiene razón… por eso se encargará de ir a negociar con el cretino de Roshia ─habló Inglaterra empleando un tono de voz que no admite reproche alguno consiguiendo que el gringo se silenciara un momento, sin embargo continuó murmurando en voz muy baja. A pesar de todo el americano mayor no puede dejar de reconocer por quien es que llegó a ser grande, y por ello es que, en algunas ocasiones, le hace caso a las exhortaciones del sajón.


    ─ Quoi? ─por su parte el pobre americano menor dio un respingo de asombro puesto que no se esperaba ser él quien fuera a darle las quejas al ruso. ¿Por qué tuvo que abrir la boca?


    ─ No me hables en francés que me da nauseas, Kanada… ─observó el británico tras torcer un poco el gesto en una mueca de repulsión. Al instante se recobró para acercársele y darle unas palmaditas de apoyo a modo de transmitirle su confianza plena─. Pero no tienes que preocuparte, desde aquí Amerika y yo estaremos apoyándote porque yo sé que tú puedes hacerlo.


    ─… está bien, Igirisu, cuenta con ello… ─ bueno, Canadá no podía negarse ante esa muestra de fe hacia su persona.



    En menos de una hora podemos ver al pobre Canadá acercarse al más cercano fuerte ruso en tanto Inglaterra y Estados Unidos le espiaban ocultos tras la vegetación que abundaba por esos lugares.



    ─ Oye, Igirisu, ¿de verdad crees que Kanada pueda convencer al grandulón? ─le dijo el gringo al británico con aire de diversión mientras observaba la escena con sus binoculares.


    ─ Pudo contenerte bastante bien en 1812 ¹, claro que podrá con Roshia… ─respondió éste en voz muy baja imitándole al mirar de igual manera a la lejanía.


    ─ Eso fue pura suerte de principiante… ─rezongó el norteamericano en tono levemente infantil y enfurruñado dado que no le gustaba reconocer que su hermano menor podía ser más fuerte que él sí se lo proponía de verdad.


    ─ Como sea… en realidad a nadie de nosotros le conviene otra guerra en estos momentos ─externó el sajón con gravedad sin prestarle atención a su berrinche.


    ─ Yo sí podría enfrentarme a Roshia sin tu ayuda… ─declaró Estados Unidos muy confiado dirigiendo la vista en ese instante a su interlocutor, contemplándole a través de los binoculares.


    ─ Tú también tienes tus propios asuntos en los que ocuparte, así que deja de decir tonterías y actuar como idiota ─le reviró Inglaterra mirándolo con gesto de reprobación, ya sin los binoculares de por medio.


    ─… mmm… tienes razón, todavía no he terminado de convencer a Mekishiko para que me regale Texas y la Alta California… ─meditó el americano mayor con gesto pensativo.



    En tanto Canadá llegó al fuerte y llamó a la puerta con algo de temor.



    ─… ¿Hola, hay alguien en casa?... ─preguntó en voz muy baja y temblorosa.



    La entrada fue abierta de sopetón y el pobre se desmayó del susto.



    ─ ¿Aahh?... ¿quién tocaría? ─preguntó Rusia parpadeando confundido, observando para todos lados sin ver a nadie. Encogiéndose de hombros volvió a cerrar.


    ─ ¡Qué pedazo de imbécil! ─farfulló Inglaterra dirigiéndose presuroso a salvar a su pequeño Canadá en tanto Estados Unidos hacía un esfuerzo para no partirse de la risa─. ¡Arriba, Kanada, esto no tiene que detenerte! ─le dijo al llegar a su lado sacudiéndolo un poco para hacerlo reaccionar.


    ─ ¿Qué me pasó? ─se preguntó el americano menor despabilándose casi al instante.


    ─ ¡Vamos, Kanada, no me falles ahora! ─el británico le dio ánimo levantándolo junto con él, con algo de trabajo puesto que el canadiense es más alto.


    ─ ¿Igirisu? ─el muchacho abrió los ojos un poco más recordando porque estaba ahí.


    ─ ¡Hey, Roshia cretino, Kanada tiene algo muy importante que decirte, así que abre la maldita puerta! ─al comprobar que su pupilo ya estaba despierto el anglo llamó fuertemente al portón al tiempo que vociferaba a todo pulmón.


    ─ ¿Cómo dijiste?... ─ni tardo ni perezoso el eslavo se presentó en una fracción de segundo frente a ellos, luciendo su sonrisa más angelical y su enorme abrigo de piel.


    ─ ¡Qué Kanada quiere hablar contigo! ─inmediatamente y sin decir nada más Inglaterra huyó atropelladamente dejando al canadiense a merced del ruso.


    ─… eto… ─el pobrecillo se quedó inmóvil, congelado del asombro.


    ─ ¿Se te ofrecía algo, Kanada? ─le preguntó Rusia sin dejar de sonreír alegremente a modo de ganarse su confianza.


    ─… Pues… bueno… lo que pasa es que Amerika e Igirisu quieren hacer un trato contigo para que les devuelvas un barco que te robaste y también puedan seguir vendiendo pieles… ─Canadá habló soltando las palabras lo más rápido que pudo para así poder irse de allí del mismo modo que el inglés.


    ─ ¡Aahh, eso! Me lo hubieran dicho antes… Dile al par de bobos que si quieren un tratado vayan a buscarme a mi casa oficial para que hablemos con el zar ─respondió el ruso muy quitado de la pena─. ¿Alguna otra cosa? ─agregó a continuación sin borrar la expresión de gusto.


    ─ Creo que no… ─el joven americano soltó un suspiro de alivio. Menos mal que todo había terminado bien.


    ─ Entonces nos vemos en otra ocasión… ─bueno, terminada la brevísima charla el ruso iba a cerrar la puerta una vez más cuando recordó algo transcendental─. Por cierto, Kanada, también dile a Amerika que se me rompió su barco… ─comentó como si no fuera nada importante y, ahora sí, cerró con algo de brusquedad.


    ─… este… yo se lo digo, no hay problema… ─a lo que el canadiense no pudo ni replicar… en fin, de todos modos Estados Unidos era bastante llorón cuando algo no le salía bien, así que Inglaterra se encargaría de consolarlo.





    Notas: Vamos avanzando en el tiempo, tal vez alguna parte de la narración es algo exagerada o no se apega a la realidad pero es que así son nuestros personajes, tan fuera de serie que por eso les he tomado cariño aunque algunos como Amerika y Roshia no son de mi total agrado, pero las situaciones entre ellos ya se han vuelto tan épicas como las de Igirisu y Furansu o del mismo Igirisu con Amerika… ☺… pero mi Kanada, ese sí es un amor…♥. Sigamos divirtiéndonos y aprendiendo historia de otra forma, sobre todo de un tema poco conocido para mí como lo fue los intentos de colonización rusa en América.

    Notas explicativas en el comentario complementario porque aquí ocupan mucho espacio.
     
    Última edición: 4 Junio 2017
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    Notas explicativas (¡otra vez la mitad de la enciclopedia… ☺!)

    * Como ya mencioné anteriormente, el ukase de 1821 afirmó el dominio ruso en los 45° 50' latitud norte, y hasta los 51° en la revisión de 1822. Esta frontera fue impugnada tanto por el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda como por los Estados Unidos, lo cual finalmente resultó en el Tratado ruso-estadounidense de 1824 y el Tratado ruso-británico de 1825. Estos establecieron la latitud 54° 40' N como el límite sur ostensible de los intereses de Rusia.

    En el Tratado ruso-estadounidense ─también conocido como la Convención entre los Estados Unidos de América y Su Majestad el Emperador de todas las Rusias, relativa a la Navegación, pesca, etc., en el Océano Pacífico─, se firmó en San Petersburgo entre los representantes de Rusia y Estados Unidos el 17 de abril de 1824. Fue ratificado por ambos países el 11 de enero de 1825 y entró en vigor el 12 de enero de 1825. Las reclamaciones eran en la costa noroeste del Pacífico de América del Norte, al sur del paralelo 54° 40’ N, sobre lo que los estadounidenses reconocían como el país de Oregon.

    a) El Territorio de Oregon es el nombre con el que era conocida la región del noroeste de América del Norte situada al oeste de las Montañas Rocosas, hasta el océano Pacífico, y comprendida, aproximadamente, entre las latitudes 42°N y 54°40'N. Actualmente, ese territorio está dividido en la provincia canadiense de Columbia Británica, y los estados estadounidenses de Oregon, Washington e Idaho, así como partes de Montana y Wyoming.

    El inicio del Tratado Ruso – estadounidense dice así… (¿es un poco irónico o eso me pareció?)

    “Convenio entre los Estados Unidos de América y Su Majestad el Emperador de todas las Rusias, relativa a la Navegación, pesca, etc., en el Océano Pacífico.

    En el Nombre de la Santísima e Indivisible Trinidad:

    El Presidente de los Estados Unidos de América, y Su Majestad el Emperador de todas las Rusias, con el deseo de consolidar los lazos de amistad que los unen y fijan entre ellos el mantenimiento invariable de una concordancia perfecta…”

    El Tratado de San Petersburgo de 1825 o la Convención anglo-rusa de 1825 ─oficialmente la Convención sobre los límites de sus posesiones respectivas sobre la costa del noroeste de América y la navegación en el océano Pacífico─, define los límites entre la América rusa y reclamaciones británicas y posesiones en el noroeste del Pacífico de América del Norte en el paralelo 54° 40' N, el mismo que se había señalado el año anterior como el límite de la superposición de las afirmaciones estadounidenses.

    Este Tratado establecía una división vaga de los intereses rusos en la zona costera y los intereses británicos hacia el interior, llevado el significado del texto del tratado a interpretaciones a conveniencia que más tarde se manifestarán en la Disputa de límites de Alaska entre los Estados Unidos, por un lado, y Canadá y el Imperio británico en el otro, como resultado de la venta del territorio de la América rusa a los Estados Unidos en 1867 (esta parte sí será tocada en el fic, esperen con paciencia).

    Principio del Tratado anglo – ruso… (este sí es irónico… digo)

    Convenio entre Gran Bretaña y Rusia

    En el Nombre de la Santísima e indivisible Trinidad:

    Su Majestad el Rey del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, y Su Majestad el Emperador de todas las Rusias, deseosos de definir aún más estrechamente los lazos de buen entendimiento y la amistad que los une, por medio de un acuerdo que pueda establecerse, sobre una base de conveniencia recíproca, los diferentes puntos relacionados con el comercio, la navegación y la pesca de sus temas en el Océano Pacífico, así como los límites de sus respectivas posesiones en la costa oeste del Norte de América…

    ** Austria, Prusia, Rusia e Inglaterra firmaron en 1815 un tratado que fue conocido como la Cuádruple Alianza. Era un tratado de carácter político firmado en principio como un pacto de seguridad contra Francia tras las guerras napoleónicas, aunque en la práctica se amplió para evitar una nueva guerra europea. Lo más novedoso de su contenido fue su sexto artículo que promovía la celebración de conferencias para llegar a acuerdos sobre los asuntos europeos. En 1818, en el Congreso de Aquisgrán, Francia se unió a los acuerdos de la alianza pasando a denominarse como Quíntuple Alianza.

    La aversión del gobierno británico a las políticas reaccionarias del resto de sus aliados supuso que la alianza cayera en la inoperancia después de mediados de la década de 1820. La muerte de la alianza se fija convencionalmente con la muerte del zar Alejandro en 1825.

    ¹ También mencioné sobre la guerra anglo – americana que duró desde junio 1812 a febrero 1815. Los historiadores en los Estados Unidos y Canadá tienden a verlo como una guerra en su propio derecho, pero los británicos a menudo lo ven como un teatro menor de las guerras napoleónicas. Hacia el final de la guerra, a principios de 1815, las cuestiones clave se habían resuelto y la paz devuelto sin cambios de límites.

    He de hacer mención sobre el tema de la resistencia canadiense sin pasar por alto que la mayoría de su ejército es considerado británico por ser en ese tiempo aún reconocido como Norteamérica Británica, mencionando la importante batalla de Queenston Heights, la primera gran batalla en la guerra de 1812 y que dio lugar a una victoria del lado británico. Se realizó el 13 de octubre de 1812, cerca de Queenston, Canadá superior (la actual provincia de Ontario). A pesar de su ventaja numérica y la amplia dispersión de las fuerzas defensivas, los americanos fueron incapaces de obtener la mayor parte de su fuerza de invasión a través del río Niagara debido en parte al trabajo de la artillería británica y a la inexperiencia y desorganización de la milicia estadounidense. Como resultado, los refuerzos británicos llegaron y derrotaron a las fuerzas norteamericanas obligándolas a rendirse. Hasta 1813 aproximadamente las acciones bélicas estuvieron más o menos igualadas antes de que Inglaterra pudiera intervenir en su totalidad después de la derrota de Napoleón en 1814. Pero con todo y todo los Estados Unidos pudo obtener varias ventajas y no ser nuevamente colonizado.

    ² El único intento por parte de los rusos para hacer cumplir la ukase de 1821 fue la toma del bergantín estadounidense “Pearl” por la corbeta rusa “Apollon” en 1822. Cuando el gobierno de Estados Unidos protestó los rusos liberaron el buque y pagaron la indemnización.
     
    Última edición: 24 Mayo 2017
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    Fushimi Natsu

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    Nunca deja de sorprenderme las disputas que se formas aún en día por unos cuantos grados de territorio en el globo...

    Como sea, maravillosos capítulos, en especial el último :D Adoré de principio a fin el desarrollo que hubo desde la llegada de América donde Inglaterra y Canadá, fue tan divertido e hilarante de imaginar. Porque, pese a todos los rencores y penas que se hacen pasar los países entre sí, saben tener sus momentos en donde dejan todo de lado y tratan de confortar a quienes fueron (o son) sus enemigos. Y fue tan tierno ver al inglés confortan a su antigua colonia por su barquito perdido. Claro, todo hasta que ninguno reconoce la presencia del canadiense hasta que este habla xD Resulta exasperante que sea olvidado tan fácilmente, pero tampoco puedo negar que me causó tanta gracia.

    Y no me puede creer que ambos dejaran al pequeño Canadá para hacerle frente a Rusia, ¿¡en qué diablos piensan!? ¡Y en especial Inglaterra! Luego llora porque sus pequeños se le independizan... Pero bueno, ahora vemos cómo es que llegaron al inicio del capítulo y me agradó mucho que el ruso no intimidara a Canadá mientras arreglaba el asunto para hablar con los otros dos cobardes angloparlantes.

    PD: Casi me muero de reír tanto al imaginarme a Italia con su bandera blanca. Hubiera quedado fantástico que aludieras esa parte cuando hablabas del destino del pobre Romanito xD
     
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  16. Threadmarks: Parte 7: Nunca confíes en tu hermana cuando estás en guerra
     
    InunoTaisho

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    Título:
    [Long-fic] Hechos históricos no comprobados...
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Comedia
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    11
     
    Palabras:
    4040
    Hechos históricos no comprobados (8).



    Previamente…

    ─ ¡Aahh, eso! Me lo hubieran dicho antes… Dile al par de bobos que si quieren un tratado vayan a buscarme a mi casa oficial para que hablemos con el zar ─le respondió Rusia a Canadá muy quitado de la pena─. ¿Alguna otra cosa? ─agregó a continuación sin borrar la expresión de gusto.


    [​IMG]




    Parte VII. Una breve explicación antes de entrar en materia…




    Aparentemente todo iba viento en popa para Rusia y la Compañía ruso – americana (RAC por sus siglas en inglés) allá en las tierras de Alaska, pero la realidad distaba mucho de ser genial.



    Para empezar Nikolái Rezánov, visionario fundador y administrador de dicha compañía, murió prematuramente en 1807 sin poder desarrollar plenamente el potencial de la empresa con ideas revolucionarias para su tiempo *. El gobierno imperial tomó el control de la Compañía Ruso-Americana casi en su totalidad imponiendo personal de la Armada Imperial Rusa en varios puestos clave de administración, con lo que limitaron los negocios con otras empresas o compañías tanto para la provisión de suministros como para la contratación de personal mejor calificado puesto que los súbditos del imperio eran en su mayoría campesinos “atados” a la tierra, y no tan fácilmente se adaptaban a trabajar en condiciones marítimas poco favorables. A partir de la década de 1820 la rentabilidad de la compañía se desplomó como consecuencia de la disminución de las poblaciones de animales portadores de pieles, y a la dificultad de colocarlas en los mercados internacionales por la brutal competencia con los británicos y los norteamericanos. Ya había tenido malos rendimientos anuales, por ejemplo, en 1808 un poco menos de la mitad de los 2.300.000 de rublos de los gastos fueron cubiertos por las ventas. Completando el cuadro tenemos que en 1838 se tuvo que arrendar parte de la región sureste de Alaska ─aproximadamente a los 56°30’ latitud N─ a la británica Compañía de la Bahía de Hudson (HBC) debido a algunas violaciones del Tratado anglo – ruso (visto en el capítulo anterior) en 1833 por el gobernador de la empresa de ese entonces, el barón Ferdinand von Wrangel.



    Aun así Rusia no cejaba en sus intentos de aumentar sus áreas de dominio llegando incluso a Hawái, a la Alta California y otras islas del Pacífico. Pero con los años tuvo que replegar sus esfuerzos puesto que las situaciones en territorio europeo no fueron nada favorables a sus intereses dado que nunca ha sido muy bien visto por los demás países del continente, dígase Inglaterra, Francia, Austria, Prusia, Dinamarca, Suecia; e inclusive fuera de Europa tenía ciertos problemas para negociar y comerciar como con la dinastía Quing reinante en China, Japón, Estados Unidos… sumado a los problemas internos propios de su condición como gran imperio multiétnico y multicultural donde no todos se adaptaban por igual a su modo de ver la civilización.



    Así que nuevamente nos movemos de Alaska para estacionarnos unos años más adelante en Europa y presenciar un nuevo enfrentamiento que dará al traste con las ambiciones del zar y el colonialismo ruso.



    Finales de 1854, Guerra de Crimea **, en el frente de batalla de algún lugar de la zona.



    ─ Espero que ahora sí estés listo, Girisha ─le dijo Rusia a Grecia en tanto le daba un fúsil.



    Dado que Inglaterra y Francia se habían unido a Turquía para impedirle su crecimiento ─a Rusia─ al Mediterráneo, el ruso tuvo que “contratar” los servicios del griego para que, por lo menos, hubiera alguien que entretuviera al turco mientras él enfrentaba a los otros dos molestos.



    ─ Oye, Roshia, ¿por qué estamos haciendo esto? ─bostezó el helénico con la flojera brotándole por los poros… ni siquiera se había puesto bien el traje militar.


    ─ Bueno, en tu caso no creo que quieras que Toruko vuelva a tomar tu casa para sí después de todo el trabajo que te costó ser libre, ¿verdad? ─le cuestionó su interlocutor de forma amable colocándole el rifle casi a la fuerza.


    ─… creo que tienes razón… ─respondió el mediterráneo soltando otro bostezo─. Pero sería mejor si en lugar de hacer la guerra hacemos el amor unos a otros… ─meditó al segundo y poco faltó para que se sumiera en uno de sus lapsus filosóficos imaginándose a todos ellos desnudos en medio de un campo florido… ¡qué cuadro tan hermoso el que veían sus ojos!


    ─ Eto ne zvuchit khorosho… ─Rusia le metió un golpe en lo alto de la cabeza para hacerlo reaccionar sin dejar de hablarle con cortesía, pero la energía oscura que suele brotar de él cuando se enfada comenzaba a hacerse presente. Obviamente que eso fue más que suficiente para traer al griego de vuelta a la realidad.


    ─ Eso me dolió, Roshia… ─dijo con quejumbrosa voz sobándose el sitio lastimado.


    ─ Y te aseguro será más doloroso si no das tu mejor esfuerzo… ─recalcó el eslavo con una sonrisa angelical bastante terrorífica.


    ─ ¡Roshia – chan, Roshia – chan!... ─a sus oídos llegó una voz femenina en tono lloroso y acongojado acompañada del sonido como de una pelota que rebota con constancia.


    ─ ¡Ukurainia nee – chan! ─a lo que Rusia la saludó alegremente olvidándose por un momento de Grecia.


    ─ ¡Roshia – chan, ya no quiero que pelees!... ¡todo está tan triste lleno de cadáveres! ─dijo la joven Ucrania al llegar a su lado vistiendo su casaca marcial, enjugándose las lágrimas con un pañuelo.


    ─ No tienes por qué llorar, nee – chan, ya verás que todo va a salir bien y conseguiremos ampliar nuestro terreno hasta el Mar Mediterráneo para que vayamos juntos a veranear a la casa de Girisha, ¿qué dices? ─el ruso le dio una palmaditas cariñosas y reconfortantes en lo alto de la cabeza abrazándola por un momento para convencerla de su dicho.


    ─… eee… ─el griego sólo dejó salir un monosílabo sin saber cómo negarse a eso. Pero pensándolo bien no sería tan malo el poder observar la anatomía de la chica en poca ropa como si fuera la estatua de una diosa en los templos antiguos, así que muy adentro de su ser esperaba hacerlo realidad pronto (quiérase o no Grecia es también un pervertido oculto… ☺)


    ─ Bueno, Roshia – chan, nada más no dejes que te lastimen, ¿sí? ─la muchacha siguió secando su llanto viéndose ya más tranquila.



    Vamos del otro lado del frente con los aliados…



    ─ Sie müssen dies einmal beenden und für alle, aber ya! ─les reclamaba Austria muy agriamente a Inglaterra y Francia en tanto definían la nueva estrategia de ataque.



    Lógicamente que él no pelearía, sólo se encontraba ahí para defender sus intereses ya que afortunadamente el ejército comandado por Hungría, quien recuperó la cordura después de haber pensado alejarse de su lado en 1848 °, había salvaguardado las posesiones de su imperio en los Principados del Danubio ─Moldavia, Valaquia y parte de Transilvania son territorios que hoy forman parte de las actuales Rumania y Bulgaria, estos se encontraban divididos entre el imperio Ruso, el imperio Austriaco y el imperio Otomano─ de una posible invasión rusa. A pesar de que podría decirse que le debía a Rusia ese favor (puesto que el emperador Francisco José I le solicitó ayuda al zar Nicolás I para controlar a los revolucionarios húngaros), en el fondo no estaba de humor para más peleas porque también tenía sus muy propios problemas con Prusia sobre el hecho de establecer un nuevo estado alemán por sobre la dinastía familiar austriaca de los Habsburgo en compensación por lo que fue la pérdida de Sacro Imperio Romano ¹… y lo más seguro era que el prusiano se aprovecharía del resultado de la conflagración para volver a molestarle con eso.



    ─ Votre calme, mon bon ami Autriche… ─observó el francés en tono amable pidiéndole paciencia en tanto el inglés ponía cara de desagrado murmurando algún insulto en su idioma.


    ─ Si de verdad no consiguen poner a ese Roshia en su lugar voy a enfermarme… ─agregó el austriaco recuperando un poco el estilo, dándose aire con un pañuelo.


    ─ Pues tú deberías poner un poco más de tu parte en esto, Ōsutoria, y no sólo venir a exigir ─al fin Inglaterra se animó a expresarle su sentir después de dar un último vistazo al mapa del área en conflicto.


    ─ ¿Y quiénes son los locos que quieren hacerle la guerra a ese bruto, eh?... ─replicó el austriaco elevando un poco más la voz─… Son ustedes dos, par de idiotas ─respondiéndose a sí mismo en tono cortante lanzándole al británico una mirada de pocos amigos, dándose aire una vez más con el pañuelo─. Además no debería parecerte poco el que me haya visto obligado a mandar al joven Itaria a luchar por su causa en el otro frente ─le recordó resoplando su molestia.


    ─ Bueno, bueno, ya no te enfades, Ōsutoria… ─Francia hizo su mejor esfuerzo con tal de mantener contento a Austria ya que no quería verlo perder más la compostura o todo se pondría peor en la alianza─. ¿Por qué no mejor nos tocas una de tus famosas odas marciales para levantarnos la moral? ─le sugirió en tono amigable sonriendo forzada y tontamente en tanto le alcanzaba un violín salido de quien sabe dónde. El austriaco resopló otra vez mas tomó el instrumento para desestresarse, tocando prontamente una melodía ad hoc a la causa con mucho sentimiento.



    Regresemos del lado ruso…



    ─ Entonces, nee – chan, me esperas aquí con Girisha mientras yo voy a darles una lección al par de bobos de Igirisu y Furansu… ─le dijo el sonriente Rusia a su hermana Ucrania con toda la confianza del mundo encaminando sus pasos hacia el área de batalla, seguro de ganar en esta ocasión a pesar de haber perdido algunos sitios tácticos en escaramuzas anteriores.


    ─ Ten cuidado, Roshia – chan… ─la chica le dijo adiós con la mano ya más sosegada.


    ─ Dígame una cosa, Ukurainia – san, ¿no cree que el mundo sería mejor amando a nuestros enemigos y olvidándonos de la guerra? ─en cuanto el joven eslavo se alejó lo suficiente el griego le habló a la ucraniana con ese aire suyo tan característico, levemente cansino y filosófico en tanto le obsequiaba una pequeña flor que se había encontrado por ahí sin pretender dárselas de seductor.


    ─ Eso suena encantador… ─dijo ella muy sonriente aceptando el regalo, imaginándose una vida tranquila y pacífica al lado de sus hermanos en un prado lleno de girasoles mientras saboreaban delicioso pan casero y bebían vodka a la salud del mundo.



    De repente, detrás de ellos, apareció una figura misteriosa.



    ─ Ya sabía que eras un sucio, Girisha, pero no creí que cayeras tan bajo coqueteando con una damisela extranjera en plena guerra ─quien se presentó cubría parte de su rostro con una máscara blanca, y el tono ligeramente oscuro de su piel le daba un aire de fiereza que se hacía más evidente por la cimitarra que cargaba en mano. Prontamente atrapó a la joven amenazándola con el arma cerca del cuello y ella sólo atinó a poner gesto de desconcierto.


    ─ ¡Tú, Toruko, vlasfimía skylí! ─el griego reaccionó tarde y no dudó en mostrar su enfado apuntándole con el fusil sin temblar, aunque no se decidió a disparar sopesando sus posibilidades.


    ─ Cálmate, kedi yavrusu, no querrás que la doncella sufra algún daño… piensa en que el grandulón de Roshia te lo va a cobrar muy caro ─sonrió el turco con visible confianza sin soltar a la ucraniana.


    ─ A quien le va a cobrar es a ti, farsante ─replicó el helénico a su vez sin bajar el arma ni mostrarse amedrentado ante la amenaza.


    ─ Posiblemente tengas razón, pero sin duda primero va a aplastarte a ti… y eso si es que logra sobrevivir al ataque conjunto de Igirisu y Furansu porque esos tíos dementes son el terror estando unidos ─comentó el otomano un tanto complacido. Si no fuera por esa garantía de apoyo jamás le hubiera vuelto a declarar la guerra a Rusia en espera de recuperar un poco de su grandeza anterior.


    ─ ¡Roshia – chan, mi pequeño!... ─ante esas palabras Ucrania volvió a llorar con desconsuelo considerando un desenlace fatal para su hermanito, y se encogió sobre sí misma con impotencia preguntándose donde estaban los demás camaradas.


    ─ Si serás idiota, Toruko… mira que ya hiciste llorar a Ukurainia – san… ─ante eso Grecia le echó en cara a Turquía su falta de tacto, pero relajó un poco el semblante por su gesto natural bajando el mosquete.


    ─ Ukurainia – san… por favor no llore más… ─y de hecho el turco pareció levemente desesperado puesto que esa no era su intención. Liberándola de su apretón se colocó frente a ella para pedirle una disculpa por su torpeza─. ¿Hay algo que pueda hacer por usted? ─le preguntó en tono complaciente.


    ─ ¡Roshia – chan… Roshia – chan!... ─pero la chica no dejaba de gemir en tono lastimero con el rostro entre las manos llamando a voces a su querido hermano.


    ─ Ukurainia – san… ─el griego se le acercó suavemente haciendo a un lado al otomano con un poco de brusquedad, y éste ni se quejó─… Ukurainia – san, ¿le gustaría ver un espectáculo de danza en el anfiteatro de mi casa? ─le preguntó amablemente.


    ─ ¿Y quiénes van a bailar? ─la nombrada descubrió un poco el rostro sin dejar de sollozar.


    ─ Aunque usted no lo crea, Ukurainia – san, yo bailo muy bien ─Turquía vio que era su oportunidad así que, dándole un empellón al helénico, se plantó una vez más ante la doncella sonriéndole de forma amistosa.


    ─ Pues yo bailo mejor que tú, pedazo de imbécil… ─lo que no fue del agrado de Grecia, el cual correspondió el empujón y prontamente ambos se entrelazaron en una especie de lucha cuerpo a cuerpo alabando cada quien sus propias dotes de baile. Sin lugar a dudas parecía una especie de sirtaki ² con variantes aunque sin melodía.


    ─ Será tan divertido verlos bailar ─y Ucrania recuperó la sonrisa encantada, soñando despierta con el gran show a la sombra del Partenón.


    ─ Pues entonces vamos a bailar… ─respondió el turco liberándose con agilidad del abrazo del griego, y ambos tomaron a la chica de los brazos para llevársela con ellos.



    Ahora volvamos al frente de batalla, en donde los soldados ingleses y franceses esperaban la señal de ataque mientras que Francia e Inglaterra vigilaban la posición de Rusia y sus hombres a través de los binoculares.



    ─ ¿Y bien?... ─le preguntó el inglés al francés tras analizar sus posibilidades de acuerdo con lo tramado, un tanto exasperado por su lentitud.


    ─… Hay que esperar un poco más, Igirisu… ─respondió el franco sin dejar de mirar a la lejanía, empleando el tono de voz serio y profesional de comandante de guerra─… ya sabes que a Roshia le encanta jugar sucio y no podemos saber si tiene hombres ocultos fuera de nuestro alcance.



    Por su parte Rusia hacia lo suyo, observando a sus enemigos en tanto una sonrisita cínica iluminaba su rostro.



    ─ Están temblando de miedo… ─se dijo a sí mismo entre dientes regodeándose de ello.


    ─ Cuando usted diga, señor ─le recalcó el general al mando sin romper la formación.


    ─ Bueno, pues no los hagamos esperar más y vamos por ellos ─respondió el ruso con total naturalidad cargando su pesada arma con prontitud, y se lanzó al campo seguido por los demás soldados.


    ─ ¡Ahí vienen, ahí vienen!... ─Francia dio un respingo cuando se percató de la acción y hasta se le cayeron los binoculares de sus temblorosas manos─. Igirisu, ¿qué hacemos ahora? ─le preguntó al inglés con voz bastante chillona en tanto se encogía del susto.


    ─ ¡Pues qué más podemos hacer sino darle su merecido, pedazo de idiota! ─replicó el nombrado dándole a sus tropas la indicación de moverse con una señal, llevando también su rifle en mano─. To the load my brave!! ─les exhortó avanzando con ellos.


    ─ ¡Aaaahhhh! ─todos los anglosajones se lanzaron sin temor a pelear.


    ─ ¡Señor! ─el mariscal de campo francés miró a Francia de forma apremiante.


    ─… ─así que, recuperando la compostura y el ceño serio de hombre de firmes decisiones, el galo hizo su respectivo movimiento echándose a correr para alcanzar al británico─. En avant!! ─exclamó a gran voz, por lo que sus hombres le imitaron.



    De un instante a otro las fuerzas armadas en conflicto chocarían unas con otras cuando el apacible sonido de una pelota rebotando acompañado de una voz dulce y femenina les hizo parar en seco a todos, y se miraron unos a otros preguntándose que estaba sucediendo.



    ─ ♪¡Oh, Roshia – chan!♪ ─Ucrania se presentó allí dando saltitos de gusto, por lo que sus enormes bustos sonaban insistentemente moviéndose al compás de sus pasos.


    ─… ¿Qué ocurre, nee – chan? ─le preguntó éste visiblemente extrañado de verla ahí justo en ese crucial momento, cambiando el gesto hacia una expresión infantil más habitual. De hecho todos los soldados, aliados y contrarios, la contemplaban más que confundidos.


    ─ ¡Ah, una linda señorita ha llegado! ─Francia estuvo por ir a presentarle sus respetos a tan encantadora chica adoptando una expresión de seductor, mas Inglaterra le detuvo metiéndole un buen trancazo en la cabeza con la culata del fusil ocasionándole un doloroso chichón.


    ─ ¡No empieces con tus perversiones, idiota! ─le regañó en voz baja mirándole con desagrado y repulsión.


    ─ ¡Oh, pues, yo sólo quiero ser un caballero! ─rezongó el galo mascullando al tiempo que sobaba su cabeza, lanzándole una mirada de enfado.



    Afortunadamente los eslavos no les prestaron atención enfrascados en su propia charla.



    ─ Roshia – chan, vine a informarte que Girisha y Toruko me invitaron a un espectáculo de baile en la hermosa casa de Girisha ─le decía Ucrania a su hermano muy contenta y quitada de la pena como si estuvieran platicando en la sala de su casa y no en un campo de batalla en plena guerra.


    ─… Oye, nee – chan, ¿sí sabes por qué estamos aquí, verdad? ─a lo que el aludido parpadeó con aturdimiento un par de veces consiguiendo que su gesto infantil se viera más infantil si es que pueden imaginarlo.


    ─ Claro que lo sé, Roshia – chan… por eso te pido que no llegues tarde a casa ni ensucies mucho tu traje o tendré que decirle a Berarūshi – chan que venga a buscarte más tarde, ¿sí? ─fue la respuesta de la dama sin mostrarse preocupada en esta ocasión, suponiendo que su hermanito sólo estaba haciendo travesuras con sus amiguitos. Amorosamente le acomodó un poco el traje militar y acto seguido se alzó sobre la punta de sus pies para darle un beso en la mejilla─. Y pórtate bien, ¿va?


    ─… Nee – chan… ─Rusia pareció hacerse pequeño ante eso, poniendo ahora mohín de niño convencido en su subconsciente que va a ser abandonado.


    ─ Ukurainia – san, ¿ya está lista? ─Turquía se presentó en ese momento abriéndose paso entre las huestes, sonriendo grandemente. Esto les ocasionó a Francia e Inglaterra una especie de tic nervioso abriendo un poco la boca con cara de «¿¡WTF?!»… ¿qué se supone estaba haciendo el turco coqueteando con el enemigo? Por más que se tratara de una damisela de bella anatomía no dejaba de ser el enemigo… bueno, la hermana del enemigo.


    ─ Por supuesto que ya estoy lista, Toruko… ─la chica no lo hizo esperar y se le colgó del brazo sonriendo encantada, dejando ya a su hermano en segundo plano─. ¿De verdad me van a enseñar las danzas griegas? ─le preguntó emocionada en tanto se retiraban juntos.


    ─ Mejor le enseñaremos la danza rakasse ³, seguro lucirá muy bien en el traje tradicional ─respondió el otomano más que sonriente.



    Todos los soldados les dejaron ir sin siquiera decir nada, y por lo menos pasaron un par de minutos concentrados en el rebotar acompasado de los bustos de Ucrania. Después de ese tiempo el ejército ruso exclamó a una voz:



    ─ ¡Ukurainia – san, espérenos por favor! ─y fueron tras ella a tropel dado que nadie quería perderse la presentación de verla bailar en ropa de tela muy fina.



    Acto seguido los demás militares, franceses e ingleses, les siguieron con discreción dado que también quería estar presentes en tan buen show, dejando atrás a Francia e Inglaterra junto con Rusia.



    ─… ¡Nee – chan, eso no es justo, no seas así conmigo!... ¡nee – chan!... ─el pobre Rusia llamó a Ucrania con voz compungida al darse cuenta plenamente que su hermana mayor no se lo estaba tomando en serio… ¿acaso aprender bailes griegos o turcos era más importante que sus conquistas territoriales?


    ─ Rápido, Igirisu, dame toda la comida que traigas en la bolsa… ─Francia tuvo una idea al minuto y apremió a Inglaterra en voz baja pidiéndole sus provisiones.


    ─… ¿eh?... ¿acaso tienes hambre ahora? ─el británico pareció sorprendido por la petición… ya sabía que el galo era algo demente, pero nunca pensó que le pediría de comer cuando siempre ha despreciado su gusto culinario.


    ─… Tú dámela y no preguntes… ─le reviró el francés poniendo una cara de maniaco, por lo que el inglés ya no dijo nada más y le alcanzó la susodicha bolsita.



    Mientras tanto el ruso pareció perder el sentido de la orientación dando algunos pasos.



    ─ ¡Ukurainia nee –chan, no te vayas! ─lagrimeó como un bebé dejándose caer sentado al suelo, cubriéndose el rostro con ambas manos.



    Por una fracción de segundo Francia e Inglaterra se mostraron apenados al verlo así, tan endeble y desamparado, sin embargo esa era una oportunidad que no debían desperdiciar ya que era seguro que, en cuanto se recuperara, Rusia les atacaría con ferocidad.



    ─ Prenez ce, scélérat violent! ─así que, ya sin perder el tiempo, el galo le propinó un golpe en lo alto de la cabeza con la bolsa de provisiones del inglés, ocasionando que llorará más fuerte.

    ─ Eto bol'no! ─se quejó lastimeramente a gran voz sin descubrir el rostro.


    ─ Ya deja de llorar como un mocoso y acepta tu derrota esta vez, Roshia… ─sentenció el británico con irritación apuntándole con el arma en la sien.





    Nota: La Guerra de Crimea fue un conflicto bélico entre el Imperio ruso ─auxiliado exiguamente por el recién estrenado Reino de Grecia─, y la alianza del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, el Segundo Imperio francés de Napoleón III, el Imperio otomano (al que apoyaban solamente para evitar su hundimiento en vista de lo que podría ser un excesivo crecimiento de Rusia) y el pequeño Reino de Piamonte – Cerdeña del norte de Italia (que aún no estaba unida); la cual se desarrolló entre octubre de 1853 y febrero de 1856. La mayor parte del conflicto tuvo lugar en la península de Crimea, Ucrania, en el mar Negro.

    La causa inmediata involucró a los derechos de las minorías cristianas en la Tierra Santa ─actual Israel, Palestina y Jordania─, que era una parte del Imperio Otomano. Los franceses promovían los derechos de los católicos romanos mientras que Rusia impulsaba los de la Iglesia ortodoxa oriental. Las causas a más largo plazo implicaron la caída del Imperio Otomano y el debilitamiento del Imperio Austriaco ante la falta de voluntad de Gran Bretaña y Francia para permitir a Rusia el ganar territorio y poder a expensas de las regiones dominadas por los otomanos ─que era mucho más tierra de lo que actualmente se conoce como Turquía─.

    Como una consecuencia del conflicto comenzó la llamada Revuelta cosaca de Kiev en febrero de 1855, en el condado de Vasylkiv, provincia de Kiev, Ucrania; y se extendió por todo el Kiev y otras gubernaturas en Chernigov. Dirigida por campesinos, la revuelta encontró un gran apoyo entre los propietarios de tierras en Ucrania que se oponían a la guerra. Los eventos fueron contemporáneos con el movimiento popular de Chłopomania (bastante conocido en la región de Polonia que no era parte del imperio Ruso) que sentó las bases del despertar nacional de Ucrania y la creación de la Comunidad de Kiev (Kiev Hromada).



    A Rusia le duele mucho el que su hermana Ucrania se haya separado de él, por ello siempre buscará la manera de tenerla a su lado aunque sea a la fuerza (el reciente conflicto de la península de Crimea lo confirma… ☺).
    Ante los excesivos gastos y nuevos conflictos internos posteriores a esta guerra Rusia se vio en la necesidad de vender sus posesiones fuera de su territorio, dígase Alaska, a aquel competidor que en ese momento no le representaba tanto problema: Estados Unidos... Mejor él que Inglaterra. Eso tocaré en el próximo capítulo, así que paciencia les dé el Señor y mientras espero se hayan divertido un momento.


    Más notas explicativas en el comentario siguiente, algo que se ha hecho costumbre.
     
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    InunoTaisho

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    * Como comentamos Nikolái Rezánov fue todo un visionario en su tiempo al establecer medidas de protección de los animales de los que se extraían las pieles ante las matanzas indiscriminadas que tenían lugar, llegando incluso a castigar a aquellos que habían violado de manera más flagrante las normas de la Compañía, e introduciendo la influencia civilizadora de escuelas y bibliotecas. Inclusive creó varias escuelas de cocina para mejorar las condiciones de la alimentación del personal en las colonias. Si hubiera vivido lo suficiente es seguro que el desarrollo de la colonización rusa hubiera sido otro, así lo reconocen los historiadores expertos en el tema.

    ** Ha sido ampliamente observado que en las causas nunca se han puesto de manifiesto una "mayor confusión de propósitos", sin embargo, condujo a una guerra que destaca por su "carnicería internacional notoriamente incompetente." Mientras que las iglesias arreglaron con el tiempo sus diferencias y llegaron a un acuerdo, el zar Nicolás I y el emperador Napoleón III se negaron a dar marcha atrás. Gran Bretaña intentó mediar y consiguieron un compromiso de ambas partes pero, cuando los otomanos exigieron cambios, el zar no estuvo de acuerdo y se preparó para la guerra. Al tener la promesa de apoyo de Francia y Gran Bretaña, el imperio otomano le declaró la guerra a Rusia en octubre de 1853.

    Durante la guerra de Crimea los funcionarios de la RAC comenzaron a temer una invasión de sus asentamientos de Alaska por las fuerzas británicas. Las conversaciones con la compañía de la HBC se iniciaron en la primavera de 1854, con cada empresa se comprometió a continuar las relaciones pacíficas y para presionar a sus respectivos gobiernos a hacer lo mismo. El Reino Unido de Gran Bretaña y el Imperio ruso aceptaron la oferta por las empresas, pero ambos gobiernos especificaron que los bloqueos navales y la incautación de los barcos eran acciones aceptables. Los británicos y los franceses atacaron un puesto de RAC en las islas Kuriles, ubicadas entre el archipiélago de Japón y la península de Kamchatka, en 1855.

    ° La revolución en el Reino de Hungría, lo mismo que otras revueltas europeas de 1848, se convirtió en una guerra por la independencia del Imperio de Austria, gobernado por la dinastía de los Habsburgo. Después de una serie de graves derrotas el Estado austriaco se acercó al borde del colapso, por lo tanto, en 1849, el nuevo emperador, Franz Joseph I (Francisco José) tuvo que pedir ayuda rusa en el nombre de la Santa Alianza. El zar Nicolás I respondió y envió un fuerte ejército de 200.000 hombres con 80.000 fuerzas auxiliares. Por último, el ejército conjunto de las fuerzas rusas y austriacas derrotó a las fuerzas húngaras. Después de la restauración del poder de los Habsburgo, el reino de Hungría fue puesto bajo brutal estado de sitio (tantísima historia para desarrollar historias… ☺).

    ¹ Ver la Guerra de Sucesión Austriaca de 1740; la Guerra de los Siete años de 1756; sobre la primera Confederación Alemana de 1815 (con el reconocimiento formal de la desaparición del Sacro Imperio Romano Germánico en 1806, para impedirle a Napoleón I de Francia proclamarse emperador en su momento de auge); la Unión de Erfurt y el Acuerdo de Olmütz, en 1850; y la Guerra Austro-Prusiana o Guerra Siete Semanas, en 1866. Todo ello enfrentó agriamente a Prusia contra Austria y sentó las bases de la creación del imperio Alemán, los inicios de la Alemania que conocemos en la actualidad… ☺.

    ² Sirtaki (Sirtáki, o Syrtáki - en griego συρτάκι) es una danza popular de origen griego pero, a pesar de la creencia extensa, no es una danza griega tradicional. Fue creada en 1964 por Giorgos Provias para la película “Zorba el griego”. En ella se mezclan las versiones lentas y rápidas de la danza de Hasapiko, otra danza popular griega adoptada en la Edad media por los carniceros griegos como pantomima de batallas con espada (del griego: χασάπικο, y en turco: Kasap havasi). Los nombres Syrtáki y Hasapiko se usan indistintamente en nuestro continente donde la gente suele llamar al Hasapiko lento "Zorba" debido a la película que la popularizó.

    ³ En Turquía, a la Danza Oriental o danza del vientre se la conoce como gobek dans o rakasse (ritmo turco).
     
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    Fushimi Natsu

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    Hola, hola, lamento mucho la demora :)

    ¿Sabes? Me ha gustado mucho este capítulo porque ha sido tan divertido. Es cierto que pareciera que mucho no avanzó a comparación de los demás, pero las nuevas participaciones sí que supieron cómo imponerse a la trama. Y es que imaginarme a Turquía y Grecia olvidando el conflicto en el que estaban sólo para calmar a Ucrania fue de lo mejor Pero sin duda lo superó la llegada de estos tres a segundos del enfrentamiento, y que luego todos los soldados se fueran tras ellos X'D

    Pobre Rusia, no me imaginaba que tal cosa le sucedería. Mira que tener tan mala suerte como él. Y Francia pidiendo la comida de Inglaterra para usarlo como ataque fue mortal xD Me pregunto si Rusia no lamentaría el haber tenido por ahí cerca a Bielorrusia, sin duda que con ella habría habido más pelea.

    Ya estamos más cerca para el final del conflicto con Alaska y ya me imagino lo hilarante que será la situación. Ojalá pronto lo tengas listo, bye~
     
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    InunoTaisho

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    Sólo te diré, mi querida Fushimi Natsu que Bielorrusa estará ahí para consolar a su Hermanito... Ya pronto venderán Alaska y aun faltan un par de disputas, no digo más.
    Un saludo y gracias por leer, hoy mismo subo el capítulo terminando de pulir detalles
     
    Última edición: 12 Junio 2017
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  20. Threadmarks: Parte 8: Venta al mejor postor para crearle problemas
     
    InunoTaisho

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    Título:
    [Long-fic] Hechos históricos no comprobados...
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    11
     
    Palabras:
    4650
    Hechos históricos no comprobados (9).



    Previamente…

    ─ Ya deja de llorar como un mocoso y acepta tu derrota esta vez, Roshia… ─sentenció Inglaterra con irritación apuntándole con el arma en la sien.


    [​IMG]



    Parte VIII. Breve explicación para entrar en materia…



    Las dificultades financieras del imperio aunado a los bajos beneficios del comercio de pieles con los asentamientos de Alaska contribuyeron a la voluntad de Rusia para vender sus posesiones en América del Norte.



    Posteriormente a la Guerra de Crimea (vista en el capítulo anterior) Rusia quedó en una situación financiera difícil y temía perder la América rusa sin compensación en un futuro conflicto, particularmente contra los británicos. Mientras Alaska gozaba de poco interés en ese momento, la población del cercano territorio de la Columbia Británica comenzó a aumentar rápidamente por el descubrimiento de varios yacimientos de oro ─”La Fiebre del oro” en el río Fraser, a partir de 1857 y durante la década de 1860, puede ser considerada como el inicio y reconocimiento oficial de la Colonia de la Columbia Británica como tal─ que llevó a la creación de más asentamientos ingleses en esa parte del continente además de los ya establecidos en la isla de Vancouver. Por ello los rusos concluyeron que, ante cualquier futura guerra con Gran Bretaña, les sería difícil defender las tierras americanas de una posible invasión, y los ingleses podrían capturarla con facilidad sin que ellos obtuvieran nada a cambio. Por lo tanto el zar de Rusia, Alejandro II, decidió ofrecer el territorio al mejor postor…



    San Petersburgo, finales del año 1857…



    ─ Roshia nii – san, ¿todavía estás triste? ─le preguntó Belarús a Rusia, quien se encontraba sentado en un sillón del estudio, una tarde antes que el sol se pusiera en el horizonte, acercándose a él con cautela. Después del forzoso tratado de París para dar fin a la Guerra de Crimea, firmado en 1856, su hermano mayor había estado muy melancólico y ni siquiera tenía ganas de ir a molestar a alguien.


    ─… ─el aludido la miró con la desesperanza reflejada en sus pupilas y soltó un hondo suspiro─… Me hubiera gustado tanto que Ukurainia nee – chan, tú y yo pudiéramos pasar un verano juntos en las playas del Mediterráneo; me contaron que el clima es muy agradable en esa época del año ─comentó sin más empleando el tono de voz de niño lastimado.


    ─ Roshia nii – san… ─ella lo miró más amorosa, compadecida de su pena, y prontamente fue a sentarse a su lado para abrazarse a él con un abrazo de hermanos, apoyando su cabeza en uno de sus hombros─… podemos ir a veranear a otro lado, solos tú y yo… ─le dijo dulcemente dedicándole una coqueta caída de pestañas.


    ─ No lo creo… ya ni siquiera nos es permitido ir a pasear al Mar Negro por los términos del dichoso tratado de París ª… ─mas el joven no es muy entendido en temas románticos así que no cambió el gesto alicaído y únicamente desvió la mirada soltando un nuevo suspiro.



    Por lo menos permanecieron así, muy juntos, alrededor de diez minutos, y Belarús disfrutaba el momento soñando despierta con su boda de fantasía en tanto Rusia meditaba en lo que le sería conveniente hacer para levantarse una vez más sobre sus enemigos.



    ─ Roshia nii – san… deberíamos casarnos lo más pronto posible, así ya no te sentirías tan solo ─al cabo de ese tiempo las mejillas de la muchacha estaban muy enrojecida sintiéndose acalorada, así que no dudó en querer hacer a su hermano coparticipe de su emoción arrimándose un poco más a él con ganas de darle un gran beso.


    ─ ¿Eh? ─pero lógicamente el aludido estaba tan distraído en su mundo interno que por ese lapso se había olvidado de que ella estaba allí─. Berarūshi, ¿te sientes bien? ─le preguntó en cuanto se percató de que algo raro le pasaba a su hermanita.


    ─ ¿Qué dices, Roshia nii – san, nos casamos esta noche? ─por lo tanto la chica se le fue encima poniendo gesto de enferma mental intentando plantarle el beso a la fuerza, consiguiendo que a él le cambiara la cara por una de espanto. Si no es porque de verdad la quiere como hermana lo más probable es que la hubiera lanzado al suelo.



    Afortunadamente para Rusia alguien llegó a rescatarle justo a tiempo.



    ─ Roshia – san, el zar… ─el joven Lituania se presentó en el estudio y, al mirar la escena, enrojeció intensamente de las orejas al tiempo que se inclinaba en repetidas ocasiones para disculparse por su indiscreción. Ahora estaba seguro que la doncella se enojaría con él─… ¡lo siento, lo siento, no era mi intención molestar!


    ─ ¿Qué pasa, Ritoania? ─sin disimular su alivio por liberarse del acoso de su hermana menor el ruso se enderezó del asiento cuan alto es, dedicándole su atención al lituano.


    ─ Su majestad el zar le pide que vaya a la sala de juntas, por eso he venido a buscarle ─se explicó el referido con timidez dedicándole una nueva reverencia.


    ─ Bien, no es correcto hacer esperar al zar ─así que, sin pretextos de por medio, Rusia salió de ahí sin darle las gracias ni despedirse, dando unas zancadas enormes de acuerdo a como se lo permiten sus largas piernas para perderse de vista lo más pronto posible, dejando a Lituania a merced del enfado de Belarús. Por cierto que ella torció el gesto en un mohín de molestia dado que su oportunidad se había ido al caño.


    ─… eto… Berarūshi – chan, yo… yo… ─el pobre joven trató de disculparse una vez más con la muchacha sonriéndole tontamente. Desgraciadamente el dulce enamoramiento que siente por ella es igual de correspondido al amor enfermizo que ella siente por su hermano.


    ─ Cierra la boca y no me hables, tonto ─pero la bielorrusa le hizo callar lanzándole una mirada atemorizante, apartándolo de un empellón de su camino para retirarse del lugar con paso firme.


    ─ De verdad lo lamento, Berarūshi – chan… ─de todos modos Lituania ni se quejó manteniendo el equilibrio con algo de trabajo, y le ofrendó varias reverencias más aunque no pudo evitar soltar unas cuantas lagrimitas de pena.



    La misión que el zar le encargó a Rusia después de meditarlo largamente con su equipo de asesores * fue negociar la venta de Alaska con aquellos que habían mostrado cierto interés en el pasado; dado que la economía del imperio estaba al borde del colapso por la Guerra y las revueltas independentistas internas no se encontraban en condiciones de sufragar algún nuevo altercado que pudiera presentarse con el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda, su acérrimo y principal enemigo. Con un golpe de suerte seguramente convencería al mismísimo Inglaterra de comprarles la susodicha región.



    1859, Londres, Inglaterra…



    ─… entonces, Roshia, si te entendí bien, ¿me estás diciendo que quieres, de verdad quieres, venderme Alaska? ─Inglaterra miraba a Rusia con total desconfianza haciéndole la pregunta obligada sobre el tema en cuestión por tercera ocasión, repasando nuevamente el comunicado del zar.


    ─ Sip, y acabas de preguntarme lo mismo hace un momento… ─fue la respuesta del sonriente ruso muy quitado de la pena.


    ─… ─el británico miró una vez más el escrito, miró al eslavo, y se preguntó en sus adentros a razón de qué le hacía la oferta a él cuando bien podría vendérsela a otro, como por ejemplo… no, mejor a ese tipo tan pesado no─. Si me das un minuto vuelvo en seguida ─dijo un tanto cortante para retirarse del estudio con paso apurado dado que, antes de tomar una decisión, lo prioritario es consultar con la reina y el primer ministro.


    ─ Acá te espero… ─comentó Rusia sin cambiar el gesto despreocupado sacando prontamente la botella de vodka del fondo de su abrigo, puesto que, en caso que Inglaterra no se decidiera, ya tenían a la vista otro prospecto. Lógicamente que eso era un secreto que no le contaría hasta hacerlo realidad.



    Y, efectivamente, la reina Victoria (monarca del Reino Unido de 1837 a 1901, un largo reinado de 63 años) no consideró conveniente ni relevante el hacer semejante negocio, por lo que Inglaterra echó “educadamente” a Rusia del Palacio Real de Buckingham.



    ─ Qué conste que tú te lo pierdes, Igirisu… ─observó el ruso en tono jocoso guardando prontamente el documento del zar en el interior de su abrigo sin mostrarse alterado en lo más mínimo por la brusquedad del inglés, quien hacía un esfuerzo sobrehumano empujándolo hacia la puerta de salida del personal.


    ─… Anda ya… y vete a beber tu vodka a otra parte que me enfermas… ─resopló el nombrado con el gesto torcido en una mueca de desagrado.


    ─ Bueno, entonces nos vemos otro día… ─liberándolo de su peso el eslavo caminó por sí mismo el último tramo ocasionando que cayera de bruces sobre el alfombrado suelo.


    ─ You fucking bastard! ─fue el grito encolerizado del sajón sobándose la cara al levantarse.


    ─ Dlya menya eto bylo takzhe priyatno imet' delo s vami… ─sin ningún pesar Rusia soltó una risita burlona y le dijo adiós con la mano antes de cerrar la puerta.



    Principios de 1860, en algún lugar limítrofe costero del paralelo 55 N en el continente americano…



    ─ Y bien, Roshia, ¿qué es lo que quieres proponerme? ─el alegre y despreocupado Estados Unidos se topó con Rusia cerca de la costa mientras estaban cazando nutrias, y a invitación de éste último ahora se encontraban sentados en el camarote principal de la nave imperial.


    ─ Verás, Amerika, el zar y yo hemos considerado el vender Alaska porque necesitamos fondos económicos para recuperarnos de la guerra ─respondió el ruso directamente y sin tapujos en tanto sonreía alegremente. Prontamente sacó de sus ropajes la botella de su bebida favorita ofreciéndole a su interlocutor─. ¿Vodka? ─le preguntó con educación.


    ─… este, no, gracias, el vodka me produce dolor de cabeza… ─respondió el americano haciendo un leve mohín de asco para después poner gesto de hombre pensador y metódico─. ¿Así qué quieres vender Alaska por dinero? ─preguntó interesado.


    ─ Las cosas se venden por dinero o si no serían simples regalos ─observó el eslavo sin alterarse tras beberse la mitad del vodka de una sola toma─. ¿O por qué razón tú vendes pieles? ─le cuestionó al instante sin cambiar el gesto de gozo.


    ─ Obviamente que por dinero ─confirmó el gringo como si tal cosa fuera lo más habitual del mundo.


    ─ ¿Ves cómo tengo razón? ─Rusia sonrió más abiertamente volviendo a guardar la botella─. Entonces, Amerika, ¿le entras al negocio?... así agrandarás más tu territorio ─le interrogó a continuación sin pretender sonar exigente, haciéndole también la cuidadosa observación a modo de propuesta.


    ─… bueno, no suena mal pero… por ahora no creo que me sea posible… ─meditó el estadounidense con una expresión de preocupación inusual en él.


    ─ ¿Pasa algo? ─el ruso se mostró levemente intrigado por eso.


    ─… bien, verás… ¿cómo decirlo?... lo que pasa es que… bueno, las cosas en mi casa y con mi gente se han puesto… algo difíciles… No es que no consideremos a los esclavos como personas con derechos pero, ¿qué podríamos hacer sin ellos en las fincas de algodón?... Tendríamos que trabajar como negros ─le comentó el gringo revolviéndose en el asiento, mostrándose atemorizado por lo que podría pasarle en el futuro cercano… pensar que todavía le faltaban poco más de una década para celebrar el primer centenario de vida independiente y ahora le sucedían esas cosas, así como no iba a tener inquietudes en detrimento de su salud.


    ─… tu caso es difícil… ─expresó Rusia un tanto serio y pensativo. Si en Estados Unidos también se desataba una guerra civil ** ello podría significar una ventaja, o desventaja según se dieran las acciones, así que lo más prudente antes de continuar negociando era esperar a que las aguas retomaran su cauce.


    ─… Roshia, ¿tienes algo de ron o whisky?... siento seca la garganta ─Estados Unidos pareció en ese momento muy necesitado de beber algo así que le hizo la petición a su interlocutor con voz de ruego. El hablar de sus males internos no le caía nada bien.


    ─ Claro… sírvete con confianza ─por alguna razón Rusia siempre estaba preparado para algo así, y sin más le alcanzó una garrafa del mencionado ron y un vaso retornando a sonreír despreocupado.



    Al cabo de media hora el estadounidense no podía ni sostenerse en pie tras beberse la mitad de la garrafa en tanto el ruso iba por la tercera botella de vodka manteniendo la calma y el buen humor.



    ─… hic… ese Igirisu es… hic… un idiota… siempre lo he dicho… hic… ¿cómo no… hic… cómo no iba a… hic… aprovechar tan buen negocio?... hic… ─balbuceaba el norteamericano entre hipido e hipido sonriendo tontamente tras enterarse que el inglés había despreciado la oferta de compraventa rusa.


    ─ ¿Verdad que sí lo es? ─y el eslavo sonreía más que complacido porque, por lo menos, ya había asegurado algo. Mientras pudiera seguir explotando los pocos recursos en Alaska para molestar al británico lo haría sin remordimientos.



    Alaska, 18 de octubre de 1867…



    Concluida la Guerra Civil estadounidense sólo fue asunto de definir los términos, plazos y condiciones con los rusos en la negociación para la compraventa de Alaska, misma que fue formalizada el 30 de marzo de 1867 y que se hizo oficial hasta octubre de ese mismo año.



    ─ ¡Qué hay, Kanada! ─Estados Unidos se presentó esa mañana en el fuerte cercano a la zona limítrofe entre Alaska y la Columbia Británica, entrando tan fresco y campante como en su propia casa.


    ─ Hola, Amerika… ─le saludó el canadiense con timidez después de cubrir amorosamente con una sábana a Kumajiro, su oso polar mascota, puesto que éste se había echado a dormir pesadamente en la sala junto a la chimenea y no despertaría hasta que tuviera hambre─… si viniste a buscar a Igirisu te comento que no está por ahora ─añadió a modo de explicarse a sí mismo la presencia de su pariente.


    ─ Bueno, sí, de hecho lo estaba buscando a él… pero tú podrías estar presente en su representación puesto que todavía eres una colonia suya, ¿no? ─comentó el estadounidense con una sonrisita de diversión dibujada en el rostro.


    ─ Tú sabes que eso no es verdad… ─resopló Canadá un poco molesto porque su hermano minimizara sus esfuerzos para ser una nación independiente como tal. Ya había conseguido la aprobación de la reina de Gran Bretaña para iniciar con ello en la Conferencia de Londres ° celebrada a finales de 1866, y eso era un gran paso en su vida.


    ─ OK. OK., pero no te enfades… ─el gringo decidió no importunar más a su hermanito debido a que no quería recibir de lleno toda su furia, algo que había aprendido durante la guerra de 1812, así que recompuso la sonrisa por una un poco más complaciente─. De hecho vine a invitar a Igirisu y a ti a la ceremonia de izamiento de mi bandera allá en Alaska, y les queda muy cerca de aquí ─declaró con desfachatez.


    ─ ¿Allá en… entonces sí le compraste Alaska a Roshia? ─fue la pregunta del canadiense tras parpadear un poco con confusión. Indudablemente que Inglaterra se había enterado de los negocios sucios entre el ruso y el norteamericano después de terminada la dichosa guerra civil, y se lo hizo saber lloriqueando de rabia al tiempo que lanzaba maldiciones.


    ─ Por supuesto que la he comprado ya que mi intuición me dice que hay más de lo que podemos ver en esa linda tierra ─respondió el americano mayor con su habitual confianza en sí mismo─, y así tarde toda una vida estoy seguro de encontrar qué es ─puntualizó.


    ─… mucha suerte con eso… ─suspiró el menor en tono resignado ya que, lo más seguro, era que a Inglaterra le daría el soponcio al confirmar sus temores de una alianza entre Estados Unidos y Rusia.



    Así que, para no disgustar más al británico, el canadiense decidió que lo mejor era no ir a Alaska. Sin embargo, y por alguna extraña coincidencia, Inglaterra se presentó esa tarde en la zona para revisar personalmente con Canadá el cumplimiento de algunos puntos del Tratado de Londres, y a sus oídos llegó la música de banda.



    ─ ¿Y eso qué es? ─le preguntó el sajón al canadiense con extrañeza en tanto aguzaba el oído para determinar la procedencia del sonido.


    ─ Amerika está de fiesta porque va a tomar posesión de Alaska ─respondió el joven americano soltando un suspiro bajo de resignación por lo que se avecinaba a continuación.


    ─… ¿Eh?... ¿¡Me estás diciendo que entonces Amerika y ese maldito de…?! ─y tal como lo venía temiendo el inglés se quedó momentáneamente sin voz, pasmado por tamaña osadía. Claro, ahora estaba más que seguro que el descarado ruso se burlaba de él utilizando al impetuoso gringo para sus fines perversos.


    ─ ¿Igirisu… estás bien? ─Canadá le miró con algo de angustia puesto que éste había enrojecido intensamente del coraje.


    ─ That Russian son of a bitch will listen to me!! ─explotó Inglaterra como una caldera hirviente consiguiendo que el canadiense se ocultara prontamente tras un sillón.


    ─ ¿De verdad quieres verlos ahora?... si ya sabes cómo son de pesados… ─y le hizo la observación en voz muy baja y temblorosa. Afortunadamente el inglés no suele ser demasiado imprudente y exhaló fuertemente para recobrar la calma.


    ─… Tienes razón, Kanada… lo mejor será espiarlos sin que se den cuenta y ya luego veremos qué pasa ─mencionó recobrando el porte empleando un tono sereno de hombre decidido.



    Y así, ocultos bajo sus abrigos y la escasa capa de nieve, los dos se acercaron lo más que pudieron al fuerte fronterizo ruso para observar la escena desde la lejanía.



    La puerta del fuerte estaba abierta como invitando a pasar y disfrutar de la ceremonia al ritmo de bombos y platillos, los cuales eran tocados por la banda de guerra militar estadounidense mientras otros soldados marchaban al ritmo seguidos de un tropel de soldados rusos. Todos presentaron una reverencia y el saludo marcial al pasar frente al sitio donde Rusia, Estados Unidos, los generales al mando y los administradores de la Compañía Ruso – americana se encontraban, dando inicio formal a la ceremonia de cambio de bandera ¹. Primeramente se izó el pendiente estrellado al ritmo de su himno nacional e inmediatamente se procedió a arriar la insignia imperial al compás de su respectiva aria, pero el águila bicéfala pareció cobrar vida aferrándose al mástil cuando un suave viento la hizo moverse un poco con brusquedad, lo que dificultó la tarea a los soldados rusos.



    ─ Es comprensible que ella tampoco se quiera ir dado que le ha gustado mucho estar aquí… ─comentó el joven eslavo en voz muy baja soltando un suspiro de nostalgia. Ojalá hubieran sido cien años de veranear en ese sitio tan agradable.



    Terminada la ceremonia volvieron a sonar los cañones y la música de banda.



    ─ Bien, eso es todo por hoy… ─Rusia se volvió hacia los generales que le hacían compañía─. Ya saben lo que tienen que hacer, señores ─recalcó un poco serio.


    ─ ¡Sí señor, a la orden! ─respondieron éstos cuadrándose y, acompañados por los administradores de la compañía, se dirigieron con rumbo a las oficinas principales. Tal vez aun no terminaban de empacar.


    ─ Oye, Roshia, por cierto déjame decirte que este lugar está bastante desordenado… ─le comentó Estados Unidos ajustándose la chaqueta debido a que empezaba a nevar otra vez─. ¡Ah!, general, tomen nota de los desperfectos para hacer las reparaciones correspondientes ─al siguiente segundo también le dio la orden al hombre al mando para retirarse a cumplir con su deber.


    ─ Así se hará, señor ─fue la respuesta y cada quien se fue a hacer lo suyo.


    ─ Bueno, Amerika, no esperabas encontrar un hotel de cinco estrellas con agua caliente en este lugar tan apartado de la civilización, ¿o sí? ─fue el comentario del eslavo en cuanto se quedaron solos, sonriendo alegre y despreocupado ya que el clima en cuestión no le afecta en absoluto.


    ─ Bueno, no, pero… por lo menos esperaba que lo hubieras adornado adecuadamente para la ceremonia, de hecho estaba pensando en algunas cintas con los colores de mi bandera ─se quejó el estadounidense a modo de berrinche infantil haciendo un puchero.


    ─ Ya le pondrás todas las cintas que quieras ahora que ya es tuya ─expresó el ruso con total desparpajo dándole unas palmaditas amistosas en el hombro.



    Fue entonces que Inglaterra se apersonó intempestivamente frente a ellos siendo seguido a una distancia prudente por Canadá.



    ─ Hear me, you Russian bastard!, ¿cómo te atreviste a venderle Alaska al bobo de Amerika? ─resopló para tomar aire después de haber corrido varios metros desde la entrada.


    ─ ¡Ah, Igirisu, me da gusto que vinieras! ─mas fue el norteamericano quien le saludó alegremente haciéndose el desentendido de la ofensa, metiéndole unas “cariñosas” y fuertes palmadas en la espalda con las que casi lo manda al suelo─. ¿Por qué no mejor me vendes también la Columbia Británica para que pueda tener comunicación con Alaska vía terrestre desde mi casa? ─agregó a continuación como una descarada sugerencia.


    ─ Amerika, en serio no te pases… ─Canadá fue el que le protestó expeliendo una nubecilla de humo por las orejas en muestra de estar enfadándose de verdad. A veces tenía ganas de gritarle todas sus verdades por altanero.


    ─ ¡Chispas, Kanada también está aquí! ─por lo que el gringo se ocultó temeroso detrás del ancho ruso.


    ─ Sí, Amerika, no te pases… ─el sajón recuperó el piso y no dudó en llamarle la atención al americano mayor con irritación, y posteriormente volvió a fijar su vista en el eslavo─. ¿Y bien, Roshia cretino, qué tienes que decir a todo esto, eh? ─le cuestionó.


    ─ ¿Y qué quieres que te diga, Igirisu?... recuerda que tú no quisiste comprarla ─dijo el nombrado en tono mordaz con la gran sonrisa dibujada en su rostro, divirtiéndose de lo lindo con el enfado del británico.


    ─ De todos modos no creo que pensaras vendérmela así hubiera aceptado, ¿o sí? ─fue el nuevo cuestionamiento de Inglaterra en un bufido como de toro de lidia.


    ─ La verdad sí fuiste la primera opción del zar, pero después me pareció mejor vendérsela a Amerika porque me cae mejor que tú… ─reconoció Rusia sin pizca de vergüenza y sin borrar la sonrisa.


    ─… You are a ... fucking cheater… ─masculló el anglo con varios signos de enfado en la frente.


    ─ Tómalo con calma, Igirisu, y piensa que ahora Amerika y tú podrán competir por el comercio de pieles en esta región sin preocuparse más que de cuidarse de sí mismos ─explicó el ruso con la sonrisa más grande.


    ─ Eso me recuerda una cosa… ─intervino Canadá en voz muy baja y tono levemente pensativo consiguiendo que esta vez le prestaran atención sin mucho esfuerzo, haciéndolo enrojecer un poco.


    ─ ¿Y qué es, qué es? ─fue la pregunta de su hermano mayor saliendo de su escondite. Posiblemente podría conseguir que su hermanito sí se animara a venderle algo.


    ─ Habla ya, Kanada, y no nos tengas en ascuas ─le instó Inglaterra a la desesperada.


    ─ ¿Qué no el límite de los tratados firmados por ustedes con Roshia es el mismo en los dos casos? ─respondió el americano menor un poco asustado por la intensa presión familiar─. Y eso significa que hay una porción de terreno que puede ser tanto de Alaska como de la Columbia Británica ² ─explicó.


    ─ ¿Aahh? ─el británico parpadeó con asombro. Si eso era cierto entonces podría significarle nuevos problemas con el atolondrado de Estados Unidos.


    ─ ¿Y eso qué significa? ─por su parte el gringo pareció no comprenderlo del todo.


    ─ A ver… a ver… ─para no quedarse con la duda el ruso sacó un mapa de la región del interior de su abrigo y fijó su atención en un área en particular─… Ciertamente Kanada tiene razón ─declaró sin ocultar su emoción pasándole prontamente el documento al inglés.


    ─… ¡Seguramente lo hiciste a propósito! ─refunfuñó éste mirándole con furia contenida.


    ─ Yo también quiero ver… ─declaró el estadounidense en una breve rabieta arrebatándole el mapa al sajón─. ¡Órale!, ¿tan grande es Alaska? ─preguntó embelesado sin mostrarse preocupado por nada más.


    ─ ¡Ese no es el punto aquí, cabeza de chorlito!... ¡ahora vamos a tener que definir nuestras nuevas fronteras! ─le regañó el británico arrancándole el mapa de las manos con brusquedad.


    ─ Eso es bien fácil, Igirisu… me vendes la Columbia Británica y asunto arreglado ─señaló el norteamericano con simpleza, sin pudor y sin enfadarse.


    ─ Mejor tú me vendes Alaska a mí y nos evitamos de problemas ─le reviró Inglaterra en tono áspero.


    ─ Of course I will not do that… ─contestó Estados Unidos con su gesto de niño berrinchudo que todo se lo merece.



    La carita de Canadá era entre el desconsuelo y la angustia mientras que en el mohín de Rusia brillaba la felicidad por ver arder el mundo.



    ─ Señor, todo está listo como usted lo pidió ─el general ruso se presentó en ese momento inclinándose en pose marcial frente al eslavo dándole los pormenores.


    ─ Menos mal que no es tan tarde… ─respondió éste y se volvió hacia los demás para despedirse educadamente─. Pues ahí se ven… ─les dijo en tono levemente burlón aguantándose una carcajada.


    ─ Espera, Roshia maldito, no puedes irte y dejar todo así como así siendo que tú eres el responsable de esto ─le reclamó el inglés con visible enfado.


    ─ Vy govorite obo mne?... vamos, Igirisu, ahora Alaska y todo lo que tenga que ver con ella es asunto de Amerika, así que arréglate con él ─confesó el aludido con desfachatez y sin más se retiró del lugar siendo seguido por sus hombres, riéndose por lo bajo ante la situación.


    ─ Bueno… nous avons donc signer un nouveau traité? ─preguntó Canadá en voz muy baja y con una gota anime en la frente, poniéndose en medio de Estados Unidos e Inglaterra para evitarles una nueva discusión.





    [​IMG]




    Notas y más notas: ¡Ese Rusia no puede dejar de ser cínico!, y yo también pienso que lo hizo a propósito para que Inglaterra y Estados Unidos volvieran a entrar en conflicto... pero ya le tocará llorar otra vez, y ahora por haber vendido Alaska, no digo más.

    En este capítulo me alargué un poco tocando varias fechas relacionadas, eso para darles acción a los personajes. Espero les haya gustado la intervención de Belarús y Lituania, parte en ese momento del Imperio Ruso. Sobre la relación de Canadá, Estados Unidos e Inglaterra no hay mucho que agregar, sólo mencionar que no puede dejar de ser tirante, cosa que el ruso sabe aprovechar muy bien.


    He buscado mejorar la información en la Wikipedia en inglés dado que en la página de español no viene muy completa, y me he encontrado con que el nombre de "Alaska" deriva de un vocablo aleutiano, un pueblo nativo de la región, y significa “objeto contra el que la acción del mar es dirigida” ─es largo, ¿no lo creen?─. Este nombre también fue usado por los rusos, se atestigua en fuentes antiguas, llamándola "Аляска" (Alyaska).

    La compra de Alaska (en ruso: Продажа Аляски, Prodazha Alyaski) fue la adquisición de Alaska por los Estados Unidos al Imperio ruso el 30 de marzo de 1867. El tratado fue ratificado por el Senado y firmado por el presidente Andrew Johnson. Se pagaron 7.2 millones de dólares por la transacción ─aproximadamente 123 millones a cifra actual en 2016─. La tierra añadió 586,412 millas cuadradas (1.518.800 km²) de un nuevo territorio a los Estados Unidos.

    Las reacciones a la compra en los Estados Unidos fueron en su mayoría positivas; algunos opositores llamaron "locura de Seward" (por el secretario de Estado en ese tiempo, William H. Seward), mientras que muchos otros elogiaron el movimiento para debilitar el Reino Unido y Rusia como rivales a la expansión comercial de Estados Unidos en la región del Pacífico.



    Notas complementarias informativas en el siguiente comentario para no ocupar mucho espacio… la historia se resume pero hay detalles que no pueden pasarse por alto para entender el contexto. Un saludo y sonrían hasta el siguiente capítulo.
     
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