Phineas y Ferb Awkward! 30 días de Doof y Perry

Tema en 'Fanfics sobre TV, Cine y Comics' iniciado por Plushy, 19 Diciembre 2014.

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    The Condesce

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    I knew this was going to be weird (?? ahahah

    Well xD me gustó mucho hah por como narrabas el ambiente.. sí se sentía como Phineas y Ferb... y de todas maneras fue bastante raro ahahahah ahhaha es que gosh.. este párrafo me mató:


    Btw.... me etiquetaste DDD: nunca me di cuenta, no vi la alerta... creo que era por el tiempo que desaparecí


    Igual, entiendo... algo más que esto sería .. demasiado xD
     
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    Fabian

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    Andaba curioseando, y este fue el primer fanfic que encontré. Raro, pues no me gusta Phineas y Ferb; genial, pues se trataba de una historia en torno a Perry [Único personaje rescatable para mí, debería tener su propia serie]; raro, porque bueno... No me esperaba todo lo que leí.

    Vi en los comentarios algo acerca de "fluff" no tengo idea de que se trate, pero bueno, quizás excuse lo excéntrico de este relato e.e

    Lo bueno de leer esto tipo de cosas, es que los ambientes y demás están predeterminados -si has visto la serie, claro- me gustó como narraste, sencillo y fresco (:
    Me pareció tierno al principio ya que luego la cosa se puso creepy, no haré comentario sobre eso :B

    Bonito, y me hizo pasar el buen rato, ¡un fanfic fuera de lo común!

    Saludos~
     
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    Plushy

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    Pero cuál excéntrico si dentro de la serie como bromance es canon xD
    A mi me gusta pensar que lo de Doof y Perry no es una relación de boca-pico, sino la de dos amigos que a pesar de estar en bandos opuestos y estarse peleando todo el tiempo disfrutan lo que hacen porque esa es su manera particular de estar juntos y que dentro de todo. se apoyan y se quieren mucho.

    Si uno juega con todos los traumas de Doof y se los toma mínimamente en serio entonces la relación se torna mucho más interesante porque cae en el terreno del hurt-confort pero sin perder su toque cómico, así es como me gusta escribir esta clase de historias... como tragicomedias con un toque de ternura que sí, hasta cierto punto se podía clasificar como shonen-ai.

    Pero igual casi todos mis fics pasan puras cosas tontitas poco románticas y cuando pretenden ser románticas son tontitas XD
     
    Última edición: 4 Enero 2016
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    J.Nathan Spears

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    ¿Cómo es que nunca llegué a notar esto antes? xD

    Me encanta este pequeño relato n__n. Con tan poco expresas mucho, aunque sean fangirlerías xD

    Ahora solo queda esperar a que haya más episodios del spin-off llamado "Doof & Puss" OwO
     
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  5. Threadmarks: Un mal día se hizo mejor
     
    Plushy

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    Awkward! 30 días de Doof y Perry
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    Un mal día se hizo mejor

    ¿El peor día de su vida? Quizás, es que toda se componía de días malos; así que realmente no era que fuese el peor, simplemente uno digno de una futura historia.

    Ya podía vislumbrarse dentro de un par de meses frente a su némesis contando su relato:

    “Verás, Perry el ornitorrinco, todo comenzó por la mañana...”


    En realidad, no me desperté por voluntad propia, me entró una mosca en la boca y casi me ahogo. Me paré de golpe sin darme cuenta que había un tornillo suelto bajo la cama, justamente con la punta expuesta y nuevamente di un brinco hasta el techo.

    Tuve que llegar a la cocina cojeando, pensando que el desayuno me pondría de mejor humor. Mientras preparaba los huevos estrellados sonó el teléfono, pero por tener el pie lastimado, tuve que arrastrarme lentamente a la sala.

    "Aló... ¡Hola Vanessa! ¿A qué hora vendrás?... ¿Qué? ¿De viaje con Charlenne?.. ¡¿Tanto tiempo?!... Ajá, ajá... ¿De verdad es necesario que vaya-? Ok, entiendo... sí... cómprame un regalito, ¿de acuerdo? Cuídate mucho, te quie... ¡Diablos se cortó!"

    Una vez que colgué me llegó un singular aroma... ¡El desayuno! Marché lo más aprisa que pude, pero el sartén se encontraba en llamas... ¡Hasta el agua del café estaba flameando! Y cuando tu comida se pone a desafiar a todas las leyes de la física es cuando debes caer en cuenta de que ese no será tu día de suerte.

    Decidí relajarme un poco viendo televisión, me tumbé plácidamente sobre el sofá y tomé el control remoto. En las noticias locales estaban entrevistando a mi hermano; al parecer, había ganado el premio al mejor alcalde del mundo... ¡Urgh! Le cambio de canal. En este también están televisando una ceremonia. ¡¿Cómo que Rodney ganó el premio al mejor científico malvado?! Veo la hora, ya casi empieza mi novela del fin de semana... ¿Que la han cancelado antes de dar el episodio final? Estrello el control contra la tv.

    Pienso que construir algo malvado mejore mi día, improviso un poco pues no me sentía con motivación. Varias horas después terminé el “maldiainador”, con eso haría que el resto de la ciudad también tuviese un mal día y estaba a punto de dispararlo cuando alguien tocó la puerta.

    "Ah, debe ser Perry; me pregunto si habrá vuelto a perder las llaves".

    Abrí y ¡qué sorpresa tan inesperada! Por inesperada era verdaderamente inesperada ya que no era Perry el ornitorrinco.

    "¿Sergel el caracol? Pff, supongo que hoy es día de descanso para Perry. De todos modos, ¡no podrás arruinar mi malvado plan!"

    Estaba dispuesto a un enfrentamiento directo, necesitaba sacar toda la frustración del día. El agente hizo el primer movimiento... lentamente... MUY lentamente.

    "¿No puedes apurarte un poco más?"

    Y seguía deslizándose hacia el inador, dejando un pequeño trasto de baba. Asqueroso.

    "¿Sabes qué? Olvídalo, iré a pasear un rato, necesito aire fresco."

    Azoté la puerta, toqué el botón del elevador, pero estaba descompuesto. Bajé por las escaleras; sin embargo, nuevamente comenzó a dolerme el pie lastimado, dándome un calambre y haciéndome rodar hasta la planta baja en tiempo record.

    Mareado y adolorido, continué mi camino. Salí a la calle y mi andar por la ciudad no fue más placentero: en el trayecto un auto a toda velocidad me empapó al pasar sobre un charco, recibí un pelotazo de unos niños que jugaban en la calle y una paloma defecó sobre mí. ¿Podía ser peor mi día? Algo me dijo que sí tras ser asaltado por un ladrón que usaba una resortera.

    Terminé llegando al parque de la ciudad, afortunadamente estaba vacío. Me subí a uno de los columpios y empecé a mecerme. Comenzaba a atardecer y una suave brisa soplaba meciendo las copas de los árboles; siempre he pensado que el sonido que emiten se parece al de las olas del mar. Las aves regresaban a sus nidos cantando una melodía que les permitiría tener un lindo sueño. A cualquier persona le hubiese parecido un paisaje perfecto, romántico...

    Me detuve de golpe. Lloré. Sentía que la vida me jugaba una cruel broma. ¿De qué me servía estar ahí contemplando un cursi atardecer si estaba tan solo, tan derrotado y lleno de sueños rotos? Mis manos se aferraron fuertemente a las cadenas y dejé que el viento se llevara mis lágrimas.

    Si al menos tuviese a alguien quien me hiciera compañía en mis momentos más tristes...

    Sentí un empujón. ¿Sería algún odioso niño intentando jugarme una broma?

    "¡Perry el ornitorrinco!" —¡Oh, había olvidado que sí apareciste ese día! ¿Aún valdrá la pena contarte este relato?—. "¿Qué haces aquí?"

    A lo lejos pude ver a una familia paseando: Los padres, dos chicos y una adolescente. La verdad no le di mucha importancia.

    Él volvió a empujarme, al parecer me indicaba continuar meciéndome.

    "Ah, qué caso tiene..." No quise enseñarle mi rostro, pero parece que mi voz reflejaba bastante bien mi tristeza. Se subió al columpio adyacente y comenzó a mecerse.

    "¿Crees que llegarás más alto que yo?" Tomé impulso y comenzamos una vez más nuestra eterna batalla campal. Alto, más alto; estábamos casi a la par, pero no me rendí. Todo indicaba que perdería, todo el cosmos estaba en mi contra ese día, pero no me importó, haría que al menos eso me saliese bien. Fuerte, más fuerte; casi tocábamos el cielo, volábamos tan alto que podíamos llegar a las estrellas que ya eran visibles en el firmamento.

    Finalmente, gané. En el último impulso salí volando, él no llegaría más lejos que yo. La victoria me supo a tierra y pasto seco. Fue bastante dolorosa.

    Perry corrió hasta mí y gruñó, preguntando si me encontraba bien.

    "Sí, al menos esto hizo que mi mal día fuera un poco mejor."

    Inmediatamente una voz comenzó a gritar su nombre.

    “Perry, ya es tarde, Perry nos vamos a casa”.

    El agente parecía consternado, dio unos cuantos pasos atrás, le dije que yo estaría bien. Para mi sorpresa, decidió ignorar a quien lo llamaba y me tomó como pudo para ponerme de pie y acompañarme hasta el apartamento. Nada malo pasó en el camino. Paramos un par de veces debido a mi herida, cada vez que daba un pequeño gemido de dolor, Perry ponía su mano sobre la mía.

    Llegamos hasta mi cuarto. Él, rápidamente corrió hasta la ventana sacando una máquina voladora de su fedora.

    "Espera, Perry ¿Mañana nos veremos, como siempre?" Él sólo asintió la cabeza y se fue. Corrí a la ventana para gritarle: "Gracias".

    Al final, caí completamente exhausto en la cama. Pensé que resultaba irónico que de no haber pasado por cosas tan malas no habría tenido ese pequeño momento tan lindo con Perry el ornitorrinco.

    De hecho, si mi vida no fuera tan miserable, tal vez nunca lo hubiese conocido.

    Qué cosas...

    Y la noche también hubiese sido perfecta... de no ser porque Sergel el caracol había llegado por fin al botón de autodestrucción, volando la mitad del edificio y a mi cama por los cielos.
     
    Última edición: 27 Septiembre 2018
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  6. Threadmarks: ¿¡Qué!? ¡Vamos, no me mires así! ¡Es romántico!
     
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    Awkward! 30 días de Doof y Perry
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    ¿¡Qué!? ¡Vamos, no me mires así! ¡Es romántico!

    ¡Todo mundo lo está viendo! ¿Y tú te lo vas a perder?

    ¡Sí, sí, el show número uno de la televisión, ese que ya es noticia en las redes sociales y que todos comentan en el desayuno! ¡Doof n' Puss llega a su final! ¡No te pierdas la épica conclusión la próxima semana! ¡Habrá explosiones! ¡Mucho drama! ¡Criaturas sobrenaturales! ¡Más explosiones! ¡Sentimientos encontrados! ¡Animales salvajes sobre hielo...EXPLOTANDO! ¡Y más!





    El productor mandó llamar a sus estrellas principales a aquella pequeña oficina que distaba mucho de lo que uno podría esperar de una gran productora.

    —Señores, el final está a la vuelta de la esquina y los guionistas ya han terminado el libreto, les entrego sus copias y los espero en dos horas en el set de filmación —dijo el hombre de pelo cano, lentes y traje azul.

    Sin decir palabra alguna, Doofenshmirtz y Perry tomaron sus respectivos libretos y salieron para dirigirse a su camerino (que debía compartir… la crisis, según) no sin antes hacer una parada en la máquina de café. Dentro, Doof no dejaba de quejarse de lo poco que había durado el show: ¡Quince temporadas! ¡Pff, como si series más mediocres no hubiesen alcanzado más! Por su lado, Perry estaba concentrado en la lectura del guion y justo al leer la última hoja... ¡Escupió por completo el café!

    —¡Ay, no me digas que te quemaste la lengua de nuevo! ¡Qué sensible eres!

    El ornitorrinco le estrelló el libreto en la cara, señalándole un párrafo.

    —¿Qué? ¿Quieres que lea? Veamos que dice... Bla, bla, bla... ¿Tú eres el amor de mi vida? Bla, bla, nunca pude confesarte mis sentimientos, bla bla... Entonces, Doof besa al ornitorrinco...

    El hamster de su cabeza tardó unos segundos en procesarlo.

    Del otro lado de la ciudad, Phineas creyó escuchar un grito de consternación.

    —¿Oíste eso, Ferb?

    Pero el hermanastro llevaba puesto unos audífonos.

    —Bueno, de todos modos esta no es nuestra historia.

    Nuevamente en la productora, un científico malvado y un ornitorrinco muy confundidos entraron a la oficina principal pegando el grito en el cielo.

    —¡Este guion tiene un error garrafal!

    —Ah, ¿sí? ¿Y cuál es?

    —Que debo besar a Perry en su lecho de muerte después de la batalla final.

    —Sí... ¿Y?

    —Por todos los... ¡¿Quién escribe esto?!

    El productor señaló al fondo donde podían verse una serie de chicas de no más de trece años riendo y cuchicheando entre sí.

    —Vaya, pensé que serían monos —dijo Doofenshmirtz rascándose la cabeza—. Aun así, ¡eso está mal!

    —¿Qué? Vamos, no me mires así ¡es romántico! Eso es lo que a la gente le gusta. Además, esto es el siglo XXI, sólo un retrograda lo vería con malos ojos esto.

    Perry esperaba que su compañero, pero aún némesis, dijera algo inteligente en su defensa.

    —Ah, no, yo no tengo inconveniente por eso, mi problema es que la escena es demasiado cliché. “¡Ay sí! ¡Perry te amo, no me dejes!” Por favor...

    El ornitorrinco se había quedado en blanco oyendo esa respuesta.

    —Sabía que debíamos ponerle novia al ornitorrinco.

    —Olvídelo. ¿A qué hora dijo que comenzábamos a grabar? —preguntó intrigado el doctor.

    Perry se cruzó de brazos dándose la medie vuelta; estaba muy en claro que él no iba a hacer esa escena. Doof sonrió con cierto aire de malicia.

    —Me sorprendes, Perry el ornitorrinco, yo creí que eras todo un profesional, quién diría que le tendrías miedo a una simple escenita de mentira.

    Enojado y con el orgullo herido, tomó violentamente el guion y regresó al camerino para cambiarse y rodar la escena.

    Durante las grabaciones la situación no mejoró demasiado, Perry se estaba tomando las escenas de acción demasiado en serio y cada patada y puñetazo a las botargas de animales mutantes sobre hielo resultaban en ojos morados para los actores. La escena con el monstruo de espagueti volador tampoco salió bien.

    —Perry el ornitorrinco, ¿qué rayos te pasa? No se supone que debas ponerte as...

    Una patada no lo dejó terminar.

    —¡Cálmate, Perry! Sólo es ficción, no es como si yo... o tú... ¡Sólo apégate al libreto!

    Pero el agente-actor decidió que si él era co-estrella estaba en todo su derecho de decidir qué hacer. Puso una pose desafiante a la que le respondió Doof, quien con su traje de karateca lucía más amenazador. Los dos comenzaron a pelear con un paisaje postapocalíptico en el fondo.

    —Señor, ¿no deberíamos detenerlos? —preguntó el camarógrafo al productor.

    —¡No, tú sigue filmando, esas secuencias de acción son buenísimas!

    ¡Pum! Una patada directa al estómago y Doofenshmirtz fue despedido contra la pared donde se encontraban las cuerdas que sostenían las luces y parte del escenario. El impacto fue lo suficientemente fuerte como para soltar la que mantenía colgada una de las naves extraterrestres y esta cayó justo encima de Perry sin darle tiempo a esquivar el golpe.

    —¡Perry! —gritó con desesperación y corrió a su auxilio—. Perry, ¿estás bien? ¡Por favor respóndeme! —El artefacto pesaba una tonelada y aplastaba la mitad inferior del ornitorrinco—. ¡Oigan ustedes, no se queden ahí mirando y hagan algo! —Pero el staff hacía oídos sordos a su petición—. ¡Perry! —Cada grito era más desgarrador que el anterior.

    No reaccionaba y sus esfuerzos por sacarlo eran en vano. Examinó sus pupilas, pero solo encontró unas marcas en forma de equis donde deberían estar sus orbes color avellana.

    —Perry, no te mue... ¡Perry! —comenzó a derramar auténticas lágrimas de preocupación—. Si hice todo este show no fue con la intención de apoderarme del rating del área limítrofe... aunque sí lo pensé, era para pasar más tiempo contigo y pretender que, al menos en un mundo de ficción, tú y yo podíamos ser aliados y no enemigos.

    El director estaba asombrado, aquel discurso era mejor que la basura del libreto, ordeno al camarógrafo no perder ni un sólo segundo de la grabación.

    —¡Perry, levántate! Yo sé que tú puedes aguantar esto y más... ¿De verdad piensas abandonarme y dejarme ganar? ¡No, no lo permitiré tan fácilmente!

    Perry lentamente comenzó a recuperar la consciencia, lo primero que notó era que estaba siendo aplastado y que el enorme peso le había sacado todo el aire, lo segundo que notó es que ese aire estaba regresando de algún modo.

    Abrió los ojos.

    Doof también perdió el aliento unos segundos…

    —¿Qué? ¿Piensas que fue romántico?

    El ornitorrinco, más rojo que azul, sacó fuerza sobre-animal como para darle una buena patada a aquellos montones de hierro viejo y hacer que cayeran encima de Doof y el segundo impacto de algún modo causó una enorme explosión.





    —¡Ese fue el mejor final de la historia! Tuvo un poco de todo, sobre todo romance —gritó Candace emocionadamente mientras veía la televisión.

    —Al menos tenía ornitorrincos —dijo Phineas mientras cargaba a su mascota no pensante.

    —Y no te olvides de la violencia innecesaria —coreó acertadamente Ferb.

    —Oye, ¿te imaginas que Perry protagonizara su propio show de televisión? Ferb, creo que ya sé qué vamos a hacer hoy.
     
    Última edición: 27 Septiembre 2018
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  7. Threadmarks: Días de enfermedad
     
    Plushy

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    Días de enfermedad

    Perry tenía un buen motivo para acudir lo más rápido posible donde su enemigo. Era cierto que en ocasiones sus inventos llegaban a representar una verdadera amenaza para el Área Limítrofe, pero lo que en verdad le preocupaba era lo peligrosos que podían tornarse para él ( pese a haber demostrado una cualidad de supervivencia que hasta el mismísimo Wile E. Coyote envidiaría, la próxima explosión podría convertirse en la última).

    Aquella visión terrorífica lo confirmaba: Su cabello, más desarreglado que de costumbre, se había convertido en una maraña de hilos rojos; su cara era de color azul dando la impresión de quien ha caído en agua helada; su nariz ahora era un pico, no muy diferente al suyo; sus brazos hasta la altura del codo tenían unas franjas negras cual víbora y la otra mitad se alternaban en el blanco y el azul; del obligo hasta llegar a los calzoncillos (justo ahora acababa de caer en la cuenta de la ropa interior, esa noche no iba a dormir) de un chillón amarillo con manchas verdes mientras que los pies eran multicolor.

    Eso que está frente a sus ojos parecía sacado de una caricatura de los cincuentas, ¿qué clase de artefacto tan raro habrá construido esta vez? Se preguntó.

    —Perry el ornitorrinco, llegas justo a tiempo, seguramente te estarás preguntando por qué me veo así si Halloween está tan lejano, verás, se trata de una extraña enfermedad de Gimmelshtump… tuve que ir por unos papeles pero no quiero aburrirte con una aventura legal que duro ocho horas y… en fin… se llama Karikaturitis y es bastante contagiosa.

    Perry retrocedió lentamente.

    —Descuida, por alguna razón la enfermedad no afecta a los ornitorrincos.

    Esta vez lanzó un gran suspiro de alivio.

    —También debe alegrarte que justamente la cura implica a esta clase de animales.

    Definitivamente no le gustaba cómo sonaba.

    —Específicamente un beso de un ornitorrinco.

    Dudó de la afirmación de Doofenshmirtz.

    —¡Vamos, adelante! ¡Hazlo por tu peor enemigo!

    La expresión de Perry estaba entre disgusto y el asco, definitivamente no se rebajaría a hacer algo como eso y mucho menos teniendo esa pinta tan… extraña (no podía pensar en lo feo porque Doof siempre había sido feo).

    —Sabía que te negarías, por eso he construido esto… ¡Admira el beso-inador! Una vez que te dispare con esto te convertirás en toda una máquina de besar, podrías besar a más bebes que mi hermano Roger en todo un día de campaña y, una vez que esté mejor, estarás tan ocupado besando sapos que no habrá quien me detenga para conquistar ¡el Área Limítrofe!

    Por una vez en su vida a Perry le importó poco la ciudad, en verdad le desagradaba la idea y no se dejaría vencer por nada; para su desgracia, en ese momento se percató que sus pies se encontraban atados con una agujeta gigante, ¿sería este el fin de su dignidad?

    —Por cierto, ¿sabías que las puntas de las agujetas se llaman acetatos? Curioso, ¿no?

    El doctor disparó el rayo, pero la ágil criatura logró saltar lo suficiente como para que este se impactara justo en la agujeta haciendo que cobrara vida y poco a poco comenzó a desatarse para que los acetatos pudiesen besarse como si fuesen serpientes. Con completa movilidad, pudo esquivar cada uno de los disparos fácilmente, uno terminó reflejándose en el espejo y le pareció que se redirigió en dirección a su hogar. Para su suerte, el último rayo cayó en una planta carnívora gigante que Heinz compró por internet (¿cómo es que no la había notado antes si era enorme?), esta mutó de alguna forma como para que las raíces salieran de la maceta y le permitirán andar, dirigiéndose al inador que en un intento de beso terminó por comerse el aparato entero y a su creador.

    Con una misión más y un disgusto menos, Perry salió a toda prisa mientras oía el tradicional: “¡Te odio, Perry el ornitorrinco!”

    Al día siguiente, Perry se preparaba para cualquier… casi cualquier eventualidad, pero el transmisor no sonó en un buen rato, pasaron las horas y nada. Era extraño que a esas horas no hubiese recibido el llamado de Monograma, tal vez Carl había confundido sus reportes con los de Pinky por accidente como hacía un mes, así que llamó para estar seguro.

    —Oh, hola Agente P, hoy estas de suerte —se sorprendió mucho oír esto ¿a qué se refería?—. Ya debes saber que Doofenshmirtz es presa de una extraña enfermedad desde ayer. Según nuestro informe, hoy se sintió lo suficientemente mal como para no planear nada, suponemos que en cuanto mejore regresará a sus actividades normales, hasta que eso pase tienes el día libre, yo que tú aprovecharía considerando que no te damos vacaciones.

    Con eso terminó la llamada y comenzó la preocupación del ornitorrinco, ¿en verdad esa enfermedad era tan terrible? Porque salvo la extraña apariencia, no notó ningún otro cambio. Decidió aguardar más tiempo, pero los minutos se volvieron horas y cuando recuperó la noción del tiempo ya estaba atardeciendo. Tal vez si hubiese aceptado su petición… ¡En qué estaba pensando! No, para nada, seguro ya mañana estaría mejor.

    Amaneció nuevamente, los chicos ya habían desayunado y se encontraban en el patio construyendo otro invento; de nueva cuenta el transmisor no sonaba. Otro agente lo hubiese visto con buena cara y se diría a sí mismo que un breve respiro de la rutina a nadie hacía mal… ¡Pero no a expensas de la enfermedad de su némesis! Corrió a su guarida para poder hacer una consulta rápida sobre el padecimiento…

    Karikaturitis… extraña enfermedad descubierta en blablabla…. Síntomas… la primera manifestación de la enfermedad empezaba con la coloración del cuerpo y apariciones de manchas y rayas, si no se trataba a tiempo entonces la enfermedad empeoraba terriblemente con fiebre, alucinaciones con cabezas de bebé gigantes, mal olor de pies (ese no le preocupaba, Heinz ya padecía de eso de todos modos), gusto por el reggaetón y… ¡¿La muerte?!

    Eso último lo aterró mucho más que el síntoma anterior… ¿Sería ya muy tarde para él? Siguió leyendo. Cura…

    El beso de un ornitorrinco.

    Inhaló bastante aíre, tomó su fedora y se dirigió a donde todos los días; después de todo, la vida de su enemigo era más importante que su orgullo.

    Esta vez entró por la ventana abierta y escuchó un ruido cacofónico que se hacía pasar por música, venía de una pequeña radio sobre una cómoda al lado de su cama. Postrado, yacía su némesis cubierto totalmente por manchitas verdes y balbuceando cosas inentendibles…. Safdsadfsg perrea mami fsagsas… ¡Estaba hablando en lenguas! Apagó rápidamente la radio.

    —Perry el ornitorrinco… ¿Has venido a visitarme? Coff, coff, me siento muy mal, la fiebre y las visiones no me dejan dormir y hasta creo que el mal olor de los pies empeoró… Coff, coff.

    Eran todos los síntomas antes de que él…

    —Vanessa se ofreció a cuidarme desde antier en la noche pero me negué, la enfermedad es muy contagiosa y no he dejado que nadie más me vea. Fue extraño, ayer me sentí demasiado mal como para levantarme de la cama pero lo peor del día fue quedarme con las ganas de construir algo y combatir contigo… ¿Al menos tú pasaste bien tu día libre?

    La pregunta hizo sentir a Perry aún más incómodo que el día anterior.

    —Perry, ¿podrías cerrar la ventana? Tengo frío, mucho frío…

    Tenía que hacer algo y ya. Se trepó a la cama para quedar justo frente a él.

    —¿Perry?

    Un movimiento rápido y antes de que se diera cuenta qué estaba pasando, el ornitorrinco besó su nariz, con eso todas las manchas desaparecieron mas no los extraños colores, al parecer la enfermedad había avanzado lo suficiente como para ceder ante un beso dado de mala gana.

    —Si te sirve de algo, las madres suelen dar un beso en a frente a sus hijos enfermos, o al menos eso era lo que mamá hacía con Roger, a mí solo me lanzaban el tenedor y me sentía bien cuando no me daba en el ojo.

    Intento hacerlo mejor que a vez anterior, pasó suavemente su mano sobre la frente de Heinz y le dio un cálido beso. Con ello la fiebre y resto de los síntomas se fueron… salvo por los colores.

    ¡¿Pero qué rayos?! El agente estaba molesto consigo mismo, hizo lo mejor que pudo y, aun así, la enfermedad se negaba a abandonar ese cuerpo, iba a necesitar un arma de mayor calibre.

    Pero eso implicaba que…

    Le tapó los ojos…

    Se tapó los ojos…

    Pensó en todos los momentos lindos que habían tenido juntos…

    Y procedió a darle la cura.


    Al ver la luz de nuevo, Doof notó que su fealdad era la misma de siempre, estaba curado o tal vez no del todo porque sentía el corazón latiendo muy rápido, aunque no recordaba que las taquicardias fueran parte del padecimiento.

    —Muchas gracias, Perry el… ¿Perry?

    El agente había abandonado el edificio a toda velocidad.



    Otro día y otro plan para conquistar el área limítrofe si no era que Perry se lo impedía. Como todas las mañanas, se quebraba la cabeza recordando un suceso trágico que contar y cuando todo estaba listo, su enemigo no llegaba. Espero otro rato y nada. Para asegurarse que no fuese nada malo, prendió la computadora, entró fácilmente a los registros de la O.S.B.A. y encontró lo siguiente:


    Agente P

    Nombre: Perry

    Animal: Ornitorrinco

    Status: Enfermo. Calartitis.​


    Buscó más datos sobre aquella enfermedad y encontró que era un padecimiento que hacía que los ornitorrincos activos no hicieran gran cosa y eso de salvar la ciudad sí que era una cosa importante.

    ¿La cura? Oh…

    Buscó entre los archivos la posible ubicación del agente, tomó sus cosas y salió a toda marcha a buscarlo.
     
    Última edición: 27 Septiembre 2018
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  8. Threadmarks: Cenando con el enemigo
     
    Plushy

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    Awkward! 30 días de Doof y Perry
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    Quedarse a cenar

    ¡Pero qué tarde se había hecho! Si cuando llegó apenas eran las once de la mañana, sólo a él debían tocarle enemigos cuyos planes malvados incluyeran construir un Monopoly a escala en el que el ganador de verdad pudiese quedarse con las propiedades; aunque ahora que se lo pensaba mejor, el verdadero genio malvado debía ser el creador del dichoso juego, ¡cómo se notaba que antes no había mucho en qué desperdiciar el tiempo!

    Afortunadamente, tras ganarle en la partida que duró horas, todas las propiedades regresaron a su lugar, incluyendo la casa de sus dueños. No estaba seguro si se trataba de una coincidencia o si se habría dado cuenta que… no, su enemigo era lo suficientemente distraído como para no notar esa clase de detalles.

    Momento… ¡¿Por qué ahora no estaban en el edificio?! La última propiedad era su casa, es posible que al destruir el inador los hubiese teletransportado a ellos también.

    —¡Te odio Perry el ornitorrinco, a ti y a todos los juegos de mesa! Espera, ¿dónde estamos? Bueno no importa, se ha hecho de noche, tengo hambre y necesito ir al baño, tocaré en esa puerta, con suerte también me puedan dar un buen plato.

    Al ver que señalaba su casa, Perry respondió con una fuerte patada en la cara, que por desgracia hizo volar al pobre científico hasta estrellarse en la puerta. Al momento, una cara muy familiar fue quien abrió.

    —Buenas noch… Oiga, ¿está usted bien?

    —No realmente, un ornitorrinco me ha ganado en un juego de mesa y encima me ha golpeado… Eh… ¿No la conozco de algún lado?

    —Heinz… ¿Heinz Doofenshmirtz?

    Su pequeño hámster mental siguió dando vueltitas hasta desfallecer, lo habitual cuando era incapaz de recordar una cara seguida de un nombre.

    —¡Soy yo, Linda!

    —¡Oh, si, ya recuerdo! Salimos una vez y luego me dejaste y te volviste famosa, siempre pasa eso con mis ex, ahora que lo pienso.

    —¿Y ya dominaste el Área Limítrofe? —preguntó sin poder evitar reír.

    —Todavía ando trabajando en eso y hoy estuve a punto de conseguirlo hasta que P…

    —Oh, ahí estás Perry, lo estábamos buscando desde la tarde. ¿Lo has encontrado?

    Para su asombro, lo que ella levantaba no era a un ornitorrinco-agente-secreto, era un ornitorrinco horrible con cara de bobo que de seguro no hacía gran cosa.

    —¡Pero… pero! ¿A dónde se ha…?

    —Chicos, vengan acá, un viejo conocido ha encontrado a Perry.

    Antes de que pudiera murmurar otra cosa, unos chicos de aparentemente diez años aparecieron bajo su mirada. Uno era pelirrojo; el más alto tenía el cabello verde y unos ojos peculiares.

    —Perry, nos tenías muy preocupados, siempre regresas a la hora de comer —exclamó el niño de cabeza triangular—. ¿Usted lo trajo a casa, señor?

    En ese momento, el pequeño mamífero se moría por dentro, no había podido huir y ahora sentía tan desprotegido, había encontrado su hogar, su punto débil… ¡Era su fin!

    —No me digas señor, niño, yo he terminado aquí de pura casualidad... aunque podía jurar que venía con otro Perry.

    —¿Otro Perry?

    —Sí, no sabía que todos los ornitorrincos se llamaban Perry.

    Hace un momento había pensado que era distraído, ahora agradecía que fuese estúpido.

    —¿Por qué no te quedas a cenar? Sería muy lindo platicar un poco después de tanto tiempo.

    ¡No! Perry no podía permitir que algo tan atroz sucediese, pero como mascota torpe no podía hacer más que gruñir.

    —Pobre Perry, seguro que se muere de hambre, ven conmigo amigo —aun retorciéndose, tuvo que ceder ante su dueño.

    La escena era surreal, Heinz en su casa, compartiendo la mesa con su familia y él sentado en una silla para bebes pensando en el peor escenario posible: ¡¿Qué diría Monograma si viera eso?! Su trabajo, su integridad y su familia estaban en máximo peligro, ante todo lo estaba matando la impotencia; aunque pudiese escabullirse, simplemente no podía aparecer con su fedora para mandarlo al otro lado del mundo si era necesario. De todos modos, no le quitaría los ojos de encima y ante la más mínima provocación… él… él… ya vería que hacer.

    Heinz alzó las manos…

    "¡Oh no, oh no, oh no!"

    …y bostezó.

    El próximo movimiento podía ser el definitivo… tal vez.

    —¿Te volviste médico? —preguntó Linda.

    —¿Lo dices por la bata? No, soy científico… pero no un científico loco.

    —Vaya, veo que sigues conservando tu buen humor.

    —Soy un científico malvado.

    —Siempre has tenido mucha imaginación, deberías ser escritor.

    —¿Y usted inventa cosas? —Phineas no pudo evitar hacer la pregunta, después de todo en la televisión los científicos se la pasaban creando de todo.

    Perry sabía que la conversación había pasado de chismes de los ex a algo peligroso, si Heinz le decía sobre sus inadores, muy posiblemente sus dueños deducirían cómo era que la mayoría de sus inventos desaparecían y posteriormente encontrarían que su mascota era un agente secreto. Después de todo, Phineas y Ferb eran unos genios, sobre Candance no estaba tan seguro.

    —Algo así, yo…

    —¡Perry, bájate de la mesa! —gritó la pelirroja en quien justamente estaba pensando.

    —Cariño, seguro Perry no se ha podido aguantar las ganas de probar el asado —dijo Laurance en defensa del animal.

    —Claro, nadie cocina como mamá —afirmó Phineas con una gran sonrisa.

    —No es necesario que me adulen cuando hay visitas.

    —El amor de una madre es el mejor aderezo que existe —Ferb siempre sabía qué decir en las escasas ocasiones que hablaba.

    —Pues si en verdad está tan sabroso no me sentiré mal por ver el fondo de la cazuela —Y ante los ojos de todos, Doof se abalanzó sobre la olla. Perry no sabía si sentir pena ajena o asco.

    Hubo un momento en que Perry se sintió más tranquilo, tal vez era porque tenía el estómago lleno de la mejor cena de su vida o tal vez… Curioso, si hace tan sólo un instante se moría de pánico viendo a su no-tan-malvado enemigo compartiendo la misma mesa, pero ahora tenía la sensación de que se encontraba pasando una linda velada con su familia.

    Familia, esa la palabra clave.

    Su chillona voz lo sacó de sus pensamientos.

    —Saben, yo… no quisiera hablar mucho de mi familia pero tengo un amigo, un buen amigo; curiosamente también se llama Perry…

    A Heinz se le daba bien lo de contar historias y durante un buen rato tuvo a toda la familia Flinn-Fletcher con la boca abierta. Parecía un niño pequeño que regresaba del colegio tras las vacaciones navideñas para presumirles a sus compañeros todos los regalos que Santa le había traído. No podía evitar hacer ademanes cuando hablaba sobre las explosiones y de lo emocionado que se sentía cada que sus planes estaban a punto de dar resultado. Pero quienes más hacían volar su imaginación con aquellas palabras eran Phineas y Ferb, ese Perry del que les hablaba el hombre con pinta de farmacéutico debía ser la persona más genial del mundo.

    El ornitorrinco, que a esas alturas debía estar infartado por toda la información que el boquiflojo de su némesis estaba soltando, se sentía orgulloso; no sólo porque tenía la certeza de que sus dueños estaban convencidos que hablaba sobre un humano, sino que de no haber sido por el infortunio de tenerlo cenando en casa, jamás se hubiese percatado de la gran estima y cariño que dejaban entrever sus palabras.

    —¡Ese Perry debe ser un gran sujeto! ¿Cree que podamos conocerlo? —preguntó Phineas sumamente emocionado.

    —Juraría que venía conmigo pero siempre le da por desaparecer.

    —Veo que es algo común entre los Perry —comentó el padre de famila y todos echaron a reír, menos Heinz porque no captó la referencia.

    —Aunque el Perry que yo conozco es también un orni…

    En ese instante el reloj comenzó a sonar, en total fueron doce campanadas.

    —¡Cielo santo! Ya es muy tarde y yo tan lejos de casa, si me desvelo no me dará tiempo de trabajar en el próximo proyecto y si no lo hago no podré verle.

    Doofenshmirtz tomó lo que quedaba del postre en una servilleta y corrió hasta la puerta, después de todo no estaba acostumbrado a eso de las cortesías.

    —Ha sido un placer volver a verte —gritó Linda desde la ventana.

    —Adiós señor, espero que venga otro día y nos cuente más historias —Aunque los dos hermanos se asomaron sólo el pelirrojo se despidió con palabras.

    Ya estaba fuera del patio cuando escuchó las despedidas, pero lo que más le impactó fue la mirada de aquel animalito, le pareció ver los ojos de su Perry mientras tímidamente alzaba su patita. Se despidió. Seguro que a Perry el ornitorrinco le daría gusto saber que en barrio había otro ornitorrinco que también se llamaba Perry… aunque no fuese ni la mitad de animal de acción que él.

    —Tenías razón cariño, tu amigo sí que tiene una gran imaginación.

    —Igual que mis muchachos.

    —¡Pero mamá, lo de mis hermanos no es imaginación, en verdad construyen esas cosas, sólo que desaparecen!

    —Claro, cielo, y Heinz en verdad es un científico malvado que día a día combate contra un agente secreto que quiere salvar la ciudad. Y es más, es nuestro Perry quien lo combate.

    Una fría gota de sudor se deslizó por el cuello del monotrema.

    —¿No sería genial que Perry fuese un agente secreto? —preguntó Phineas.

    Ferb no contestó nada, pero sonrió.

    La velada había sido interesante, pero ya era hora de que la gente buena y decente estuviera en cama. Perry yacía en su edredón con algo más que el estómago lleno y contento y estaba seguro que su enemigo también se sentía igual.
     
    Última edición: 27 Septiembre 2018
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    ¡Me ha encantado! Como una friki amante ha esta serie y sus cosas extrañas me encantó el Fic, pues también encontré un pequeño error pero no es para nada, ya que es una palabra común y corriente:

    Doof es todo un sweetheart<3 Realmente no se por qué es antagonista, de todas maneras la historia me pareció muy buena, y aunque tampoco me recuerde cada simple capitulo de la serie, estoy segura que algo parecido pasó, ¿cierto? No se qué más decir sobre el fic<3
     
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    Owww :3
    Ha sido ... Guau... Primer fic que he visto de Phineas y Ferb... y Ufff :3...
    Doofenshmirtz enfermo... jsjjsjsj eso no me lo esperaba.
    Haz reflejado muy bien el carácter del Agente P, frío a veces, lucha por lo que cree, pero siempre está para ayudar a su némesis :3
    Un detallito: Creo que Área Limítrofe va con mayúscula porque hablamos de un lugar.

    Quiero otro fic así ... me has sacado una sonrisa /u\

    Meow :3
     
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    Plushy

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    Corrección hecha.
    Para tu fortuna tengo varios más de donde ha salido este... kukuku.

    Doof y Perry son mi adoración y de mis personajes favoritos ever <3 casi tanto como el Equipo Rocket, sólo que ellos sí me dan motivos para escribir xD
    OMG! tu primer fic del fandom y justo que vas venido a topar con mis loqueras, viviré con la conciencia de que he pervertido mentes e inocencias (?) Nah, dentro de todo me gusta escribir cosas muy tiernitas entre estos dos, principalmente amistosas aunque a ratos se me sale lo loca shippeadora y pos...

    Está a tu disposición todas las historias que tengo aquí en el subforo de cartoons.
    Y también te recomiendo lo que ha escrito @Doof Fan :D

    Sí, Doof es un rol de canela... demasiado puro... hay que protegerlo <3
    A pesar de que la serie siempre manejó formato de sitcom con una estructura muy marcada, la verdad es que jamás he escrito algo que siga la línea de un episodio regular porque para ser franca, soy fan sólo del lado B de la serie y no me sentiría bien del todo creando toda una historia para los Flinn-Fletcher más allá de lo que puse en este escrito, aunque quién sabe... tengo muchos pendientes en este fandom y a ver qué sale para más adelante.

    De momento mi prioridad es terminar el compendio de fics perrsyshmirtz y hacer trabajos basados en el último spin off que salió así como trabajar sobre la segunda dimensión.
     
    Última edición: 23 Marzo 2017
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    J.Nathan Spears

    J.Nathan Spears Adicto Comentarista Top

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    ¿Me creerías si te digo que esto me parece más adorable que risible? o_o

    En serio, no es que ya no me parezca divertido, sino que quizás, por lo menos en el caso de Doofenshmirtz, ya no me imagino cochambre n__nU. Y en cierto modo, Doof sí me parece adorable en cierto modo. Y Vanessa tiene razón en algo: la vida de su papaíto cambió cuando Perry entró en su vida xP. ¿Para mejor? Quizás...

    Al menos Vanessa es una adolescente relativamente normal y mantiene contacto con ambos padres, puesto que el divorcio fue extrañamente amigable. Su madre lo dice: "Hija, tu padre no es malvado, solo no congeniamos n__nU". Qué distante de la realidad, o más bien, de los otros programas de TV donde se ve un divorcio.

    A ver, en cuanto a la ortografía no hallé errores... y la narrativa está bien hecha, pero no me sorprende viniendo de ti y sabiendo que escribiste esto entre Diciembre de 2014 y Enero de 2015 (supongo)

    Pero aun así, te pediré que sigas escribiendo así de bonito y espero cumplas el reto de Pokémon que tú iniciaste. ¡Manda ese desinterés y el estrés al bote de basura, nena!
     
  13.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    Con solo decirte que con la primera frase ya me habías conquistado te lo digo todo.

    Me ha gustado muchísimo este escrito, es de lo más tierno que he leído del fandom. El sutil mencionado al Pery x Doof al final estuvo bien, exactamente por eso, por su sutileza. Y bueno, la actitud de Vanessa, del doctor y hasta de Perry, me han parecido geniales. Si esta situación se llegara a dar en la serie [bueno, aunque eso ya es imposible (?], no creo que se diese de otra manera. Porque todos sabemos ya que Vanessa en verdad quiere mucho a su padre y al final, se ha acabado acostumbrando a su vida, podría aventurarme a decir que hasta le gusta.

    En fin, muy bien hecho porque fácilmente me lo he podido imaginar en la serie. Al fin y al cabo, es como si Perry tuviese dos familias: la de mascota y la de agente secreto~
     
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    Plushy

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    Lo gracioso es que... AL FINAL SI PASÓ! O_O
    Escribí esto muchos meses antes del final de la serie y cuando por fin lo emitieron, fangirlee durísimo porque en la última canción hubo una escena que es muy pero muy similar a lo que escribí:

    La mirada que pone Perry al final me lo deja todo claro... hay cariño entre esos dos, quizá no del modo que algunas fujoshis quisieran pero el vínculo que los une es mucho más fuerte que algo meramente carnal... morí.
     
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  15. Threadmarks: Lucha con todas tus fuerzas
     
    Plushy

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    Lucha con todas tus fuerzas

    ¡Típico! Vas un lunes por la noche a ver una película al cine pensando que eso podría quitarte el mal humor de la semana (y eso que apenas va empezando) para toparte con un discursito de esos de: "¡Sigue tus sueños! ¡Lucha con todas sus fuerzas y alcanzarás todas tus metas!" Claro que, entre toda esa palabrería bonita, olvidaron mencionar que sólo aplica a los chicos buenos: no importa cuánto te esfuerces en construir el mejor inador para apoderarte del área limítrofe, siempre llegará un ornitorrinco para arruinarlo todo.

    Así es como funciona el mundo, mi mundo al menos.

    Y luego me pregunto: ¿Para qué seguir? ¿Qué voy a lograr? Despertaré, haré el desayuno, recordaré una historia trágica mientras bebo mi café, construiré algo, llegará Perry el ornitorrinco, le dará una patada y explotará, estaré hasta tarde limpiando los escombros, tomaré una ducha e iré a dormir.

    ¿Qué sentido tiene todo eso?

    Tal vez… debería rendirme y dejar todo esto de lado.

    Estoy cansado de luchar.

    ¡Sí, eso haré! Mañana no haré nada... ¡Nada! ¡Cero construcciones y cero Perry el ornitorrinco! No habrá historia que contar, no habrá batalla, no habrá un “¡te odio Perry el ornitorrinco!” Así es, nada de Perry el... ¿Por qué estoy pensando tanto en él? Bueno, es cierto que esos enfrentamientos han hecho un poco más interesante mi vida y que me da algo de gusto de verlo o que me siento más relajado cuando le narro mi vida… o cuando le pido que me ayude a hacer algunos quehaceres porque me hace feliz verlo...

    ¡No, no, no! Nada de eso. Se terminó.

    ...

    Pero mañana, podría ser el día que finalmente lo derrote...

    Tal vez… y sólo tal vez, mañana sí pueda lograr mi cometido.

    ¿Por qué no?
     
    Última edición: 27 Septiembre 2018
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  16. Threadmarks: El calor del verano
     
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    El calor del verano
    ¿Quién no sueña con vivir en eterna primavera? Rodeado de bellas flores, brisa suave y sol radiante sobre un cielo infinitamente azul y cristalino, como en un cuento de hadas. Pero la realidad es cruda y cortante como cual gélido invierno; el frío se extiende y mata toda esperanza naciente de la tierra. De aquel paisaje sólo queda un valle muerto, sucio y pardo como la hojarasca de otoño.

    Pero dentro de aquella tempestad, brilla un sol cuando sonríes, cuando me apoyas, cuando pese a todas las adversidades estás ahí conmigo; no por trabajo ni por obligación, sino que así lo deseas, porque lo quieres... porque me quieres.

    Y yo también te quiero. Tal vez, más...

    Porque lo que existe en mi corazón al pensar en tí, es el calor del verano.
     
    Última edición: 27 Septiembre 2018
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  17. Threadmarks: Sentimientos heridos
     
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    Sentimientos heridos



    Dicen que el silencio es veneno en cualquier clase de relación, que no hablar puede llegar a causar enfrentamientos indeseables y que, incluso sin una buena comunicación, hasta los peores enemigos pueden convertirse en simples enemigos.

    Pero tú y yo nunca necesitamos de cruzar palabras. Aunque yo pudiese hablar, siento que no sería bueno en ello, decir las cosas tal cual son es lo mío. No importaba, no necesitábamos de ello porque nosotros teníamos nuestra forma de comunicarnos; no requeríamos de palabras para expresar lo que sentíamos.

    Tal vez, por esa razón, aquel día sencillamente no pude soportarlo.

    Todo empezó como cualquier otro día...


    Una mañana de verano en Danville —es extraño, juraría que este verano duró de 100 días— en la que Monograma llamó y me dio las instrucciones, me dirijí al D.E.I. en lo que supuse sería otro día de trabajo…

    Suponer se me da mal.

    Llegué con la notoriedad de que todo el edificio se encontraba en absoluta oscuridad, me adentré y pisé lo que sospecho es una trampa, es una silla con ataduras y lo único que pensé en ese momento es que te estabas quedando sin ideas. La silla se movió y se detuvo hasta llegar a algo que imagino es una mesa. Aún sin poder ver nada escuché claramente tu voz.

    “Perry el ornitorrinco, te estarás preguntando por qué está todo tan oscuros y seguramente cuál es el plan malvado del día de hoy: es más, seguro te preguntas si este día habrá una de esas crueles historias sobre mi triste infancia y siento decepcionarte con eso porque hoy no me ha sucedido nada que sea lo suficientemente desagradable como para recordar alguna, salvo que Norm me tiró la harina, me entró en los pantalones y fue una sensación muy molesta, pero no lo suficiente como para evocarme el recuerdo…”

    Heinz es de los que habla mucho para no decir nada, nunca he sabido si me gusta más de lo que odio eso en él.

    “En fin, espero que estés preparado para esto, admira…”

    Para esas alturas ya me había zafado de la trampa y ¡oh sí! Pude estar seguro que me encontraba más que preparado para lanzarle una patada directa a la cara.

    “EL PASTEL DE ANIVERSARIO…¡INADOR!”

    Me detuve en seco… ¿Qué? Las luces se encendieron y frente a mi estaba Heinz con un pastel en forma de algo que, con mucha imaginación, era un ornitorrinco.

    “¿Sorprendido? No te culpo, yo tampoco me acordaba de mi aniversario de casado, pero por alguna razón siempre me acuerdo de la fecha en la que nos conocimos. Así es Perry el ornitorrinco, hace un año que tuvimos nuestro primer enfrentamiento y lo estuve pensando mucho, pasé todo el día de ayer después de nuestra batalla planeado qué podría hacer, descarté muchos, pero muchos planes malvados y a final opté por el más malvado de todos… ¡hacer un pastel de cumpleaños y festejar como personas —o en nuestro caso, persona y mamífero semi-acuático— normales!”

    Eso sí que había sido inesperado. ¿Era acaso la muestra fehaciente de que había visto la luz? Para mi fortuna, su palabra no duró mucho tiempo y lanzó el pastel directo a mi rostro… ¿Qué se suponía que era eso, una rutina cómica de los veintes?

    “Espero que no me moleste el exceso de betún.”

    Lamí alrededor de mi pico. Pastel tres leches. No estaba nada mal.

    Acto seguido me lancé a darle un buen golpe con la cola y así empezó nuestro enfrentamiento de todos los días. No, éste no era como el resto, era especial, era nuestro enfrentamiento de aniversario. Un año atrás, era un simple agente secreto cuya misión era detener a cualquier amenaza de la paz y la prosperidad de la ciudad, hasta que te conocí y mi vida cobró un nuevo significado, porque mi misión era detenerte. Sí, parecía que el objetivo seguía siendo el mismo, pero había algo más, ya no sólo se trataba de la eterna lucha del bien y el mal…

    Es difícil de explicar, tal como he comentado, eso de decir las cosas con palabras no se me da bien.

    La batalla se prolongó por un buen rato, en el fondo deseaba que esa batalla durara para siempre porque, con cada bofetada, con cada tirón de cabello y hasta con los mordiscos, sentía que podía decirle algo especial. Me hacía sentir vivo. Terminamos agotados y completamente embarrados de pastel, seguramente si alguien hubiese entrado en ese momento… realmente no tengo ni idea de qué clase de cosas podrían pasarle por la mente, pero no importa, yo me sentía feliz en ese momento, me hacía feliz pelear, me hacía feliz que Heinz fuese mi enemigo, me hacía feliz estar con él… me hacía feliz ser incapaz de decírselo.

    Porque no había nada que decir con palabras.

    Sólo con hechos.

    Fui feliz hasta que abrió la boca.

    “Perry el ornitorrinco, si es nuestro aniversario entonces, yo también puedo formular un deseo, ¿no es así?”

    Ni siquiera había soplado la vela, me lo lanzó tal cual, pero no creo que los tecnicismos le importasen en ese momento.

    “Pues bien, lo único que deseo es…”

    Me tomó por el costado, suavemente, y me pegó contra su cuerpo. No estoy seguro de que el agotamiento fuese lo único que me impidiese negarme.

    “Lo que deseo es…”

    Me miró directamente. Había algo misterioso… mágico… en el azul de sus ojos.

    “Deseo que siempre estés a mi lado, porque contigo hasta los momentos más amargos se vuelven dulces, porque contigo nunca tengo miedo de estar solo de nuevo.”

    Algo dentro de mí comienza a romperse.

    “Quiero estar contigo, Perry el ornitorrinco, porque yo…”

    ¿Por qué comienzo a sentirme lastimado? Por favor, Heinz, para.

    “Te quiero Perry, sí, eso. Te quiero mucho. Tú y Vanessa son lo único bonito que tengo, pero el cariño que te tengo es completamente diferente al que siento por mi hija. ¿Nunca te ha pasado que sientes algo que no puedes explicar con palabras? Pues eso me pasa contigo, pero ya no tengo miedo de intentar expresarlo… Te quiero y te quiero siempre a mi lado.”

    Recuerdo a Candace soñar y suspirar pensando en que Jeremy le susurra esa palabra; luego, se imagina que le dice otra en la que me aterra pensar. Toma su peluche de Pato Momo y dice que no hay palabras más fantásticas que aquellas… Te quero, te am…

    Y me aterro. No se supone que esto deba estar pasando, aquellas palabras que caen como balde de agua helada. Recuerdo quién soy, recuerdo quién es él y cuál es nuestro papel. No se supone que entre los némesis se deban querer… y me lo ha dicho tal cual. Te quiero. Y yo… ¿Qué sentía? Tal vez en otras circunstancias, en otra dimensión, yo podría abrazarlo para poderle decir “yo también te quiero.” Pero aquí, ahora, no debería ser, no así.

    Aquello estaba... mal.

    Me solté rápidamente y retrocedí. Sentí pánico y estoy seguro que eso era lo que reflejaba su mirada en aquel momento.

    “¿Qué… que pasa, Perry el ornitorrinco? ¿Acaso he dicho algo malo?”

    Me di la media vuelta y comencé a preparar el jet-pack.

    “Es-espera , ¿es que no te gustó el pastel? Si quedó grumoso te juro que ha sido culpa de Norm.”

    No podía decirle que era culpa del pastel, no podía decirle nada.

    “No… no te vayas, por favor.”

    Sus lágrimas me lastimaban más que sus palabras. El aparato estaba listo y mis pies se separaron del suelo.

    “¡No me dejes, hoy no puedo odiarte!”

    Y me fui, con los sentimientos heridos y el corazón roto. ¿Por qué es que simplemente no puedo aceptar esas palabras de su parte? Tal vez soy demasiado conservador, o demasiado idiota.

    Lo que yo hubiese deseado en ese momento es que no hubieses palabra alguna para que así, nuestro odio fuese la única forma de querernos.
     
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  18. Threadmarks: Oasis Paraiso
     
    Plushy

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    Oasis Paraiso



    ♪Oasis Paraíso, el mejor lugar para olvidar los problemas,


    Oasis Paraíso, donde los fatigados vienen a descansar,

    Oasis Paraíso, ahí donde todos sus sueños se harán realidad♪



    Lo único cierto era que nunca más debía comprar boletos por internet. El afrodisíaco lugar de confort resultó ser un motelucho de quinta en medio del desierto. Al entrar, la señorita (¿o señor? Era tan pero tan fea que hasta los ciegos se quedarían mudos describiendo lo horrible que era) de la recepción le pidió dar sus datos:

    —¿Nombre?

    —Heinz Doofenshmirtz.

    —¿James Rutenmisch?

    —No, no. He-inz Doof-en-shmirtz.

    —¿Janes Cuttenmich?

    —¡Que soy…! Mejor tenga mi credencia.

    —Ah, sí, sí… cómo sea… veamos… su cuarto es el 19, llave y si siente que se muere por favor tenga la decencia de no hacerlo el lunes porque hasta el domingo lavamos las sábanas. Qué tenga buena estancia en el Hotel Oasis Paraíso.

    En vista de que ningún botones vendría por su equipaje, tomó sus maletas y sorteó entre los tablones levantados del piso para llegar a la habitación. Ya veía porque el lema decía “olvidar tus problemas” ya que el lugar estaba tan devastado que el pensar en cómo no pescar una infección era más que suficiente como para acordarte por qué rayos habías ido a parar a semejante sitio en primer lugar.

    Pero la virtud de Doofenshmirtz era la de recordar las cosas malas de la vida, así que al entrar dejó sus pertenencias a un lado, abrió la ventana y se tumbó lastimándose en el proceso sobre una cama de piedra.

    —Al menos aquí no me molestará Perry el ornitorrinco.

    Las rutinas no eran el principal problema, aunque como buen Drusselsteniano el cambio no era algo a lo que se adaptara fácilmente. Necesitaba un cambio y un poco más de intimidad, que ser monitoreado por la O.S.B.A a cada momento y recibir visitas que rompen la puerta lo empezaba a estresar, aunque no más que la idea de que Perry se había vuelto el único motivo de su existencia.

    Y es que siempre era Perry esto y Perry lo otro, hacer los planes para Perry y limpiar el desastre por luchar contra Perry, alegarse porque Perry llegara y enojarse porque Perry echaba todo a perder. No era que no quisiera verlo más, pero quería otros aires…

    Y hablando de aires, tuvo que cerrar la ventana por la gran cantidad de polvo y mosquitos que estaban entrando. Claramente, la medicina iba a hacerle más daño que la enfermedad.

    Al poco rato fue a la dichosa piscina, pero no encontró más que arenas movedizas, por lo menos fue un buen ejercicio ya que tuvo que nadar como loco para no ser tragado por ellas y la sesión gratis de masaje en el spa fue bastante gratificante porque, aunque el barro estaba saturado de pasto seco y bichos muertos, al menos estaba lo bastante fresco como para mitigar el calor. El lugar era infernal, de eso no había duda, pero de cierto era mejor que en lo que se estaba convirtiendo su vida.

    Despertó tras una larga siesta, aunque no se sentía mucho mejor, le faltaba algo más que un buen aire acondicionado, así que decidió salir del hotel. Después de varios intentos por pedir un aventón y fallar por no tener las piernas lo suficientemente lampiñas, emprendió un viaje hasta la tienda más cercana, pero el sol no iba a permitirle avanzar demasiado. Completamente exhausto, sintió que se desplomaba, mas no el duro golpe contra el suelo. Alguien le estaba sosteniendo.

    ¿Perry el ornitorrinco? No, debía ser un espejismo, pero los espejismos no hacían "krrrkrrr", así que tenía que tratarse de él.

    El agente sacó una botella de agua de su sombrero, asombrosamente estaba fresca, decir que le supo a gloria se queda corto.

    —Pero, ¿cómo me encontraste? No le dije a nadie que vendría y fui cuidadoso para abandonar la ciudad.

    El agente le enseño el holograma de la captura de pantalla de la página donde había comprado sus boletos.

    —Rayos, olvidé apagar la computado… Un momento ¿quién te crees que eres para entrar a mi apartamento cuando yo no estoy? ¿Acaso crees que puedes ser tan invasivo con mi privacidad? Fue por eso mismo que decidí tomarme unas vacaciones lejos de ti.

    Aunque su expresión no fue muy clara, la frase había sido bastante hiriente para Perry. Monograma no había ordenado su búsqueda y la decisión de atravesar buena parte del país para buscarlo había sido propia.

    —Es-espera, Perry el ornitorrinco, yo… no estoy diciendo que te odie… bueno sí, pero no en el mal sentido de la palabra, es sólo que… yo…

    El daño ya estaba hecho, Perry avanzó un par de metros sin mirar atrás.

    —Si quieres podemos regresar al hotel y pasar el fin de semana juntos, la verdad es que no la estoy pasando tan bien yo solo.

    Se detuvo, pero el científico no estaba seguro de si estaba considerando la oferta o ya se había cansado. Tras una minúscula pausa el pequeño mamífero siguió avanzando.

    —Bien, entonces si no vienes conmigo por las buenas, será por las malas.

    Y de su bolsillo sacó una pequeña pistola de rayos laser (nunca salgan de casa sin una de ellas) y comenzó a disparar. Perry reaccionó rápido y fácilmente esquivó todos los disparos para meterle una buena patada voladora que lo mandó cuesta abajo por una duna; siguió rodando hasta caer en… ¿una charca de agua?

    —Vaya, un verdadero oasis, ¡Ey, Perry el ornitorrinco! ¿No quieres echarte un chapuzón? Seguro que a ti te hace más falta.

    No hubiese aceptado la invitación de no ser cierta, el salto se convirtió en una zambullida olímpica. Los eternos enemigos retozaban como peces y después de una pequeña competencia de quién aguantaba más tiempo bajo el agua (no es necesario poner quién ganó, ¿verdad?), ambos tomaron un coco de las palmeras para descasar a la sombra.

    En aquel lugar, en medio de la nada, habían encontrado el verdadero Oasis Paraíso, no sólo por el lugar, sino porque estaban juntos gozando de él. Cuando comenzó anochecer, ambos regresaron al hotel a pasar lo que quedaba del fin de semana.
     
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  19. Threadmarks: Era un martes
     
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    Sí, me acuerdo. Era un martes.

    Salía del estudio fotográfico porque todo villano con ansias de conquistar el Área Limítrofe debe tener una buena foto suya para la posteridad, ya saben, presumirle a los viejos envidiosos lo bien que se veía uno de joven. Como sea, poco después de salir sentí una mirada inquisidora a mis espaldas. "Bah, debe ser algún niño burlón" pensé y seguí mi camino. La horrible sensación de ser acosado todavía me invadía, así que miré lo más rápido posible… ¿Aquello había sido un castor? No, no, esa cosa definitivamente tenía un pico y mis conocimientos de biología no eran tan malos.

    Por fin estaba en mi hogar. El calor de la sala era insoportable, cosa que detesto del verano casi tanto como el estruendo de los niños jugando en la calle, pero no quedaba otra opción que abrir la ventana. ¡Ah, mucho mejor! Algo de viento para refrescar mis ideas, ¿qué construiré hoy? ¿Será un inador para convertir a los perros salchichas en verdaderas salchichas? ¿O será uno para regresar a la vida a los dodos e intentarlos hacer volar? ¡Rayos, esa maldita sensación de nuevo! Pero esta vez no es mi imaginación la que me hace jugarretas sino mi vista… esa cosa es… es… ¿Qué es?

    Su cuerpo asemeja al de un topo pese a ser azul turquesa, posee cola de castor, pico de pato y no conforme a su exótica apariencia, una fedora adorna su cabeza.

    ¿Una fedora? Mi memoria viaja más atrás. Hace tiempo, unos camaradas del mal me comentaron sobre una organización secreta, bueno, no tan secreta... dedicada a combatir a todo científico malvado que emplea animales como agentes. ¡Vaya, quien organice eso debe ser todo un genio!

    Pero nuevamente mi mente regresa a la figura quimérica. Procedo a las formalidades pese a que no soy muy amante de ellas.

    "Oh… hola, mi nombre es Heinz Doofenshmirtz, supongo que tú debes ser agente que intentará frustrar mis malévolos planes."

    Aquello me mira atentamente.

    "Sin embargo; debo decir que llegas en un mal momento. Verás, estoy construyendo un prototipo, pero aún no decido cuál será mi plan malvado."

    Ahora me mira extrañado.

    "Y, bueno, no tiene mucho sentido comenzar con… eh… tu sabes, aún soy nuevo en esto de tener un enemigo, aunque sin un verdadero objetivo no creo que sea conveniente hacer pues… aquello que se supone debemos hacer… ¡Lo tengo! ¡Tú decidirás cuál será mi plan! Estoy entre la opción de transformar perros salchichas en embutidos para vender verdaderos perros salchichas y volverme rico para conquistar el Área Limítrofe o crear dodos voladores para también conquistar el Área Limítrofe ¿Cuál te gusta más?"

    Se quedó absorto unos instantes, poco después con sus ¿peludos? dedos realizó el gesto de número dos.

    "¡Perfecto! Ahora solo dame unos instantes y ajusto unas cosas ahí… y otras acá… ¿Podrías pasarme la llave que está bajo el sofá? ¡Oh, muchas gracias! Bien, un par de ajustes más, pasó este cable para acá y… ¡Listo! ¡Admira el DODO-INADOR!"

    Apenas termino mi discurso y sonríe. Está listo para el ataque.

    ¡Ouch, eso duele! Vaya, pega bastante duro para su tamaño. ¡Auch! Otro bien acomodado y ¡Oh no, ese va directo al inador! La alegría de por fin tener un enemigo me hizo olvidar por completo la planeación de una trampa ineludible que lo pusiera en mis garras.

    La patada es certera. ¡Boom!

    Y ahí, en sus ojos, veo el reflejo de la explosión; sí, en esa mirada desafiante que de alguna manera me grita "¡Nunca podrás ganarme!". ¿Qué te has creído? ¿Tú, vencer al doctor Heinz Doofenshmirtz? ¡Sólo una pequeña victoria de una guerra perdida!

    La criatura se retira nuevamente por la ventana desplegando un deslizador aéreo y corro pronto a gritarle "¡Te odio….! ¡¿Quién eres?!"

    La respuesta me cae del cielo en forma de tarjeta de presentación.

    Agente P. Ornitorrinco.

    "Humm, vaya informalidad; sabes, yo al menos tuve la decencia de decirte mi nombre."

    Nuevamente cae otra tarjeta.

    Perry.

    "Así que Perry, el ornitorrinco, ¿eh? ¡Pues vete sabiendo que te odio!"

    No tardé mucho tiempo en volver a repetir esa frase ya que día a día llega Perry a arruinarlo todo…

    Y no hay nada más en esta vida que disfrute tanto.

    —¿Te imaginaste que íbamos a terminar de este modo, Perry?

    Niegas moviendo la cabeza mientras en el fondo estalla mi último invento.

    —¿Qué día es hoy?

    Te acercas a mí para mostrarte tu agenda reloj. Esta vez, los dos sonreímos.

    —Martes.
     
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  20. Threadmarks: Aprender del enemigo
     
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    Nota: Tiene varios dedazos y errores ortográficos a posta.

    Aprender del enemigo



    Definitivamente su trabajo era el mejor del mundo, ¿a quién no le gustaría ser un agente secreto? Luchar contra el mal, usar artefactos geniales, salvar a una chica linda de vez en cuando y todo sin que el vecino sospeche que no eres el afable vendedor de seguros que dices ser. Sí, definitivamente no hay nada mejor que eso, era el trabajo perfecto…

    Al menos hasta que llegaba el momento de redactar el informa anual.

    ¿Quién fue el simpático que creyó que los ornitorrincos eran buenos escribiendo informes? Si los animales realmente supiesen escribir serían burócratas y no agentes secretos.

    El tan odiado día llegó y a Perry no le quedaba más opción más que sentarse frente a su computador consultando páginas sobre cómo escribir correctamente. Lamentaba que el lenguaje humano no se resumiera a un simple "krkkrrkrk" y ya.

    —Buenos días, Agente P —Saluda Monograma como casi todos los días—. Te recuerdo que hoy debe quedar tu informe… no me mires así, sabes que es un requisito administrativo que tiene el objetivo de analizar tu desempeño; además, es una oportunidad perfecta para aprender del enemigo.

    ¿Aprender del enemigo? ¿Qué había que aprender de Doofenshmirtz? Si ya todos saben que es un cuarentón con muchos traumas y planes ridículos para intentar conquistar el Área Limítrofe; además, la mejor manera de aprender algo nuevo era con puños y patadas, no con un informe que muy seguramente se habían inventado para torturar a Carl, quien era el encargado de leerlos.

    Tras terminar la videoconferencia, el ornitorrinco meneó la cabeza, tronó los dedos y los puso sobre el teclado. La larga letanía de la burocracia empezaba.


    Informe de verano

    Agente P
    Danville

    Enemigo asechado: HEINZ DOOFENSHMIRTZ

    Ocupación actual: Mantenido por su ex

    El objetivo de mi enemigo es la conquista del área limítrofe pero sus intentos terminan en fracasos algunos gracias a mi otros por su torpeza. El doctor es terco como una mula (sin insultar al agente mula) y casi nunca logra nada relevante. habla mucho aveces sus historias son interesantes otras aburridas pero es parte de la rutina. Como observasión ay que estar al pendiente de sus inventos que pueden ser en verdad peligrosos.

    Seguramente los ensayos escolares de sus dueños superaban con creces su intento de documento, pero tenía cierto mérito que un monotrema pudiese siquiera agarrar una computadora. Releyó un par de veces lo escrito pero no estaba muy convencido de enviarlo, no por la cuestión de la dudosa ortografía sino porque dejaba parado a Heinz como un incompetente de lo peor.

    Aunque... ¿Acaso no era verdad lo que las líneas decían? Vaya que era torpe pero, ¿no es la constancia una de esas cosas que llaman virtud? Y si sus derrotas eran cosas de todos los días, ¿no era por el esfuerzo que él tenía que poner de su parte para que sus planes no tuviesen éxito? Debía reconocer que no siempre era tan fácil acceder al botón de autodestrucción.

    Abrió otro documento y de nuevo comenzó a escribir.


    Mi enemigo es un caso cerio: todos los días planea algo malvado para conquistar la ciudad y todos los días debo acudir a impedirlo. El doctor Doofenshmirtz no es alguien del que uno podria temer pero algunos de sus inventos si que lo son y eso es lo que yo debo impedir.

    Vaya, nada mal para el primer párrafo, se notaba a leguas que estaba inspirado.


    Nos enfrascamos en una lucha en la que he salido victorioso y sin embargo mi enemigo no se rinde y busca mejorar creando trampas más complejas. A la vista de muchos el doctor podria parecer alguien torpe pero hay que admitir que es una persona de gran intelecto cuyo punto debil es que se deja llevar muy rapido, saber eso es una gran ventaja.

    Era extraño, hasta no haber escrito eso no se había percatado de ello; Heinz era sumamente inteligente y creativo, por momentos hasta le recordaba a sus dueños y… quien sabe, tal vez llegaría muy lejos si decidiese usar sus conocimientos para el bien, pero ¡ah! Ese maldito pasado que tanto le aquejaba y que tan amargamente le contaba en sus letanías. Pobre Heinz.

    No… pobre no, no era lástima lo que sentía sino una verdadera admiración. Cualquier persona que se pueda considerar "normal" hace años se hubiese hundido en una horrenda depresión y viviría inmerso en la autocompasión y la futilidad, pero no él, no sus sueños y delirios de grandeza.


    La variedad de sus inventos es tan grande como la de sus historias, puede no ser importante pero el doctor no ha tenido una vida fácil, no es algo para bajar la guardia pero es algo que debe tomarse en cuenta ya que conocer su historia me ha ayudado a entenderlo mejor y en ocasiones a saber como manejarlo sin usar la violencia (muy rara vez).

    No quería confesarlo pero hace tiempo que le había cogido cariño, que de no ser por cuestiones de trabajo y personales, más de una vez se hubiese acercado a él a confortarlo. No era lo correcto, pero era la realidad.


    Para concluir me gustaría decir que disfruto mucho mi trabajo y que con todos los inconvenientes que trae el perseguir a alguien como él estoy feliz de hacer mi labor.

    Tras un breve descanso, suspiró y… envió el primer documento. Al fin y al cabo, él se llevaba el aprendizaje y Carl tendría menos que leer.
     
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