One-shot [Luki]: Doce Campanadas.

Doce Campanadas

Luki Megurine​

Eran las once de la noche cuando me dispuse a salir de mi casa, había pasado toda la tarde limpiando y cocinando, a decir verdad, tenía mucha flojera de ir a aquel lugar pero el evento ya había sido acordado varios días atrás.


— ¿Tú también vas a salir Luki? —pregunta mi hermana, agachándose un poco para poder ver mi rostro recargado totalmente el sofá, como si me estuviera contorsionando en él.


— Para mi fala fortuna, sí —respondo casi muriendo.


— ¿Mala fortuna? —ella me mira unos momento y se suelta a reír— vaya que eres un exagerado —escucho sus pasos y observo como toma una chaqueta rosa del perchero.


— ¿Tú con quien vas a ir? —pregunto mientras observo que llevaba aquellos pantalones ajustado de cuero de color negro, y esa blusa súper escotada con orilla rosa— ¿Acaso vas de cacería con tus amigas? —digo con una sonrisa maliciosa.


— Umm… —ella frunce el ceño mientras infla las mejilla, posteriormente suelta todo ese aire en un suspiro— voy con Miku, Kaiko, Gumi, Kaito, Meiko y Mikuo al gran reloj a recibir el año nuevo.


— ¡Agh! —digo con un gesto de fastidio— ¿¡Tú también estás en ese rollo? —me giro mientras me recuesto en el sofá.


— Si tan pocas ganas tienes de ir, ¿Por qué no te quedas en casa? —me pregunta.


— Eso haría si no fuera que quedé hace una semana en ir con Gakupo y Len —suspiro mientras me reincorporo y me levanto— bueno, ya que vamos al mismo lugar… —le toco el hombro a Luka— ¡Llévame! —y ella se suelta a reír.


— Vale, vale… —gira las llaves del auto— sólo no te aproveches porque yo sí tengo permiso y tú no.


— Si no tengo permiso es porque hacer todo ese trámite me es un lío —digo cerrando los ojos mientras la tomo de los hombros, desde la espalda, y la empujo a la salida.


— Perezoso —ella suspira con una sonrisa.


Mi hermana y yo nos llevamos relativamente bien, no conversamos mucho pero tampoco peleamos. Puede decirse que llevamos una buena relación, nos reímos juntos, ella me aconseja cuando tengo problemas y a veces me lleva en su auto a los lugares a los que quiero ir, todavía tengo conflictos con el hecho de que se come mis latas de atún que dejo en el refrigerador, pero son detalles que no son dignas de recordar en este fin de año.


— ¡Llegas tarde! —dice la femenina voz de Len, con sus mejillas infladas y sonrojadas mientras me ve bajar del auto de mi hermana.


— Ah… —suspiro mientras miro al cielo y con mi mano revuelvo su cabello— ya no te quejes, vine… ¿No es así?


— ¡Ese no es el problema Luki! —responde Len con unos ojos llorosos— ¿¡Por qué eres tan impuntual!?


— Len, deberías calmarte —dice Gakupo mientras me lo quita de encima.


— ¡Hola chicos! —mi hermana baja del auto; Gakupo de pronto se pone totalmente rojo, es obvio que gusta de ella.


— Buenas noches, señorita Megurine —y empieza a ser más formal que de costumbre.


— B-buenas noches, Kamui —ella se pone más roja aún. Es tan triste ver como esos dos se gustan y aún así no formalizan nada.


— Vámonos Len —camino, metiendo mis manos en los bolsillos de mi pantalón de mezclilla negro, mientras mi chaqueta de piel –ya gastada- me cubre un poco la palma de las manos.


— ¿Eh? Espera… —él me sigue con sus pequeños pasos— ¿No vamos a esperar a Gakupo?


— Perdón, pero no me gusta ser mal tercio, aparte ya nos alcanzará —digo suspirando.


— ¿Por qué estás tan molesto? —dice Len y yo me detengo en seco y le miro.


— No estoy molesto —respondo fríamente.


— ¡Mentiroso! —me dice Len— ¿Sigues mal porque Kaiko terminó contigo?


— ¡Cállate! —le digo, dándole un pequeño golpe en el hombro— no seas tan metiche, chico banana.


— ¡Auch! —él hace un quejido mientras me sigue— ¿Por qué te dejó?


— ¡Ah! —suspiro y lo miro con indignación— se desesperó por mi indecisión, o eso dijo —miro al cielo estrellado y parece que la distingo.


— Luki… —susurra Len, mientras siento algo caliente pegarse a mi cabello.


— ¡Ah! —me giro de golpe, con pequeños trozos de pulpo pegados a mi cabello para ver a un chico de pelo verde sosteniendo en una mano un paquete de plátanos cubiertos con lechera y en la otra una brocheta de pulpo.


— ¿¡Qué hay bastardos!? —dice con una sonrisa cínica en su rostro mientras me sonrojo.


— ¡Mikuo! —Len sonríe, pero parece que más que alegre de verlo está contento por los plátanos que lleva en la mano, los cuales antes de darme cuenta ya le había quitado.


— ¡Feliz año nuevo! —suena una leve voz a sus espaldas.


— ¡Ah! Hola Miku —respondo mientras veo a Len devorar esos plátanos— feliz año nuevo, creo.


— ¿Y Luka? —ella mira a los lados, buscando a mi hermana.


— Lamento decirte que está en el estacionamiento con Gakupo, si gustas buscarla —pero antes de que pudiera terminar la frase, ella ya iba a esa dirección.


— Parece que alguien va a hacer mal tercio —dice Mikuo mientras me acerca la brocheta de pulpo— toma, es para ti —dice con una sonrisa mientras su rostro se enrojece por el frío.


— Vaya, el chico cebolla puede ser amable a veces —le regreso la sonrisa mientras tomo la brocheta— aunque me has llenado el pelo de comida.


— No seas nena, la banana no se queja como tú —señala a Len, o por lo menos el lugar donde se encontraba.


— Espera… —me giro de golpe— ¿¡Dónde fue!?


— Probablemente a buscar más plátanos, ¿Viste como devoró los que traje? —responde Mikuo, encogiéndose de hombros con sus manos en su gruesa chamarra verde.


— Entonces, ¿Estamos solos? —suspiro.


— Eso parece, bueno, yo aún tengo que buscar a las demás chicas pero de serte franco estoy sin ganas.


— Entiendo el sentimiento, yo sólo vine por Gakupo y Len —miro al suelo, cansado— pero uno me deja por mi hermana y otro por una banana, vaya amigos.


— ¡Eso rimo! —remarca Mikuo mientras se ríe— hermana y banana… —es algo tan estúpido pero no puedo evitar reír.


Sin darnos cuenta, las campanas empiezan a sonar mientras la gente cuenta hacía atrás en gritos. Nosotros nos unimos a la diversión, mientras me sonrojo, era tan increíble como aquella noche que quería sólo quedarme en casa se podía convertir en un momento divertido en medio de risas tontas cuando estaba con un buen amigo.


— ¡Feliz año nuevo Mikuo! —le grito en medio de los fuegos artificiales que lanzan al finalizar el conteo; él me mira fijamente y suelta una blanca sonrisa, mientras me dice…


— ¡Feliz año nuevo Luki!