Sangre Mafiosa.

─Nombre completo. Lee Siwon


─Apodo. Ayeah

─Sexo. Masculino

─Nacionalidad. Coreano

─Edad. 26

─Ocupación. Guardaespaldas.



─Descripción psicológica. Lee es un joven extremadamente introvertido hasta el punto de resultar un borde de cuidado en na primera impresión ya que, aunque cuida sus modales de forma impecable, es parco en palabras y le cuesta interactuar con otros… Hasta el segundo o tercer día.

Es rápido en tomar confianza y, una vez logrado, lo hace “in extremis”. No calla ni debajo del agua lo que hace que su profesionalidad como guardaespaldas deje bastante que desear. Adora hablar de cualquier cosa superficial, ya sea del tiempo, de moda, o de los últimos cotilleos de la prensa rosa.

No es un tipo demasiado inteligente, pero compensa sus carencias con una gran dosis de carisma y sinceridad. Es curioso y tiene sus inquietudes, le encantaría haber podido estudiar, pero no fue el caso, por lo que su cultura general es algo pobre.

Es bueno con el protocolo y bastante ágil, además se le da extremadamente bien escuchar a otros y guardar secretos, aunque rara vez comparte los suyos propios.

Le gustan los animales, aunque de lejos, ya que odia ensuciarse si no es con finalidad... ejem... bueno, con alguna finalidad.

Cuida enormemente su aspecto físico y se considera bastante apuesto pero, a pesar de su gran éxito entre las jóvenes, no se le ha conocido ninguna pareja formal y es porque Lee es más de amores secretos y de moralidad dudosa.

Es bastante cobarde a no ser que se encuentre armado, confía en sus habilidades lo bastante para sentirse seguro con una o más pistolas hasta el punto de saber que es capaz no solo de protegerse a sí mismo, sino de hacer lo propio por otras personas.

A Lee le encantan los clichés, y es por eso que decidió aprender artes marciales hasta el punto de llegar a ser todo un experto en las mismas. Adora bromear y hacerse el ofendido cuando confunden su nacionalidad con cualquier otra de origen asiático.

También dramatiza mucho ante el menor problema, a veces lo hace de forma humorística pero la mayor parte del tiempo es porque realmente se siente ofendido ante cualquier tontería… Aunque se le pasará a los pocos minutos.


─Descripción física. Lee es un joven bastante popular entre las jóvenes debido a su notable parecido físico con uno de los más famosos cantantes de k-pop conocido a nivel internacional. Lo cual no es de extrañar, ya que no son pocos los coreanos que se parecen entre sí, pero esa es sólo una opinión personal.

Su cabello, naturalmente lacio y color carbón, está muy cuidado y adornado con unos bonitos reflejos caoba que le dan un aspecto de anuncio de champoo, lo lleva relativamente largo, con una suave cortina que oculta sus finas cejas hasta casi introducirse en sus rasgados ojos oscuros.

Los labios gruesos, normalmente están estirados en una sonrisa amable que hace que cierre sus ojos aún más si cabe para mostrar una hilera de dientes varias veces blanqueados casi hasta la perfección.

Viste a la moda, con un estilo impecable aunque algo llamativo, adora las prendas en tonos oscuros para el trabajo, aunque cuando sale por ahí adopta un estilo mucho más colorido, acorde con su personalidad.

Lee adora los adornos de todo tipo, en especial las pulseras y collares. Y confiesa que, en más de una ocasión, utiliza maquillaje para mejorar su aspecto de idol coreano.

Contenido oculto: Lee

─Historia del personaje. A pesar de sus raíces Coreanas, Lee no conoce absolutamente nada sobre su país natal ya que abandonó el mismo con apenas 1 año de edad para ser adoptado por una adinerada familia. Nunca se ha interesado mucho por sus origines pero, desde niño, adoraba las películas de artes marciales y se empeñó en que lo apuntaran a clase donde imaginaba que debía despuntar dado su origen asiático.

No fue así, de hecho, Lee era (y es) bastante torpe por lo que le costó mucho hacerse con los movimientos, aunque al ser una persona tenaz y, como se le había metido entre ceja y ceja, finalmente llegó a ser todo un luchador.

Pasó su infancia a caballo entre la casa de sus adoptivos padres, la escuela, y el gimnasio donde entrenaba sin mayores incidencias hasta llegar a los 14 años.

Fue en ese entonces donde Lee comenzó a darse cuenta de que él no era como los demás niños. No tenía el menor interés en admirar a sus jóvenes y florecientes compañeras de clase si no era para admirar lo cuidado del cabello de Melissa o lo bien que le sentaba ese vestido nuevo a Carla. Aunque no fue plenamente consciente de su sexualidad hasta que tuvo su primer flechazo a los 18 años.

Un tal Facto que apenas comenzaba a hacer sus pinitos en el mundillo del crimen organizado. Dramático como sólo Lee podría ser, lo dejó todo por aquel misterioso hombre que, en seguida, le ofreció un trabajo a tiempo completo y un nuevo hogar.

A Lee le hubiera gustado un trabajo más frívolo como modelo o actor, pero no pudo rechazar la oferta de mantenerse 24 horas diarias pegado a la sombra de su último capricho y, desde entonces, trabaja como guardaespaldas del mismo la mayor parte del tiempo… siempre y cuando éste no tenga otros “trabajillos” para él.



─Gustos/Disgustos.


GUSTOS:

- FACTO
- Los hombres sexis y bien machos.
- La moda y la prensa rosa.
- Se fija mucho en el cabello de las mujeres.
- Le encanta hacer de confidente.
- Los libros de romance para adolescentes.
- La comida italiana.
- La cerveza.


DISGUSTOS:

- Odia las “locas”.
- Los animales le gustan, pero de lejos.
- Las películas de terror.
- Las verduras.
- Los baños públicos.
- Los insectos.
- La gente gorda.


─Habilidades.

- Es experto en artes marciales.

- Tiene buena puntería.

- Es capaz de recitar de memoria el atuendo de una persona con verla una sola vez, en especial sus zapatos y complementos.

- Sabe guardar un secreto.

- Tiene unos modales excelentes.

─Extras.

- Está públicamente enamorado de Facto, aunque no hace ascos a ningún tipo de romance secreto.

- Mantiene muy buena relación con sus padres, que piensan que es modelo de pasarela.

- Le paran constantemente por la calle debido a su parecido con una estrella del K-pop internacional. Le gusta fingir que no se equivocan para “no romper la ilusión de sus fans”.

 

›Nombre Completo: Deimos Achilles
›Apodo: Stavros
›Nacionalidad: Problablemente Griego.
›Edad: 24 años.
›Ocupación: Secuestrador, ¿alguien no quiere pagar? Deimos es el chico que lo llevará para que lo haga, o todos los rescates necesarios que ello conlleve. En la empresa es repartidor a toda la ciudad y aledaños, incluso a veces le toca carga pesada. Nada mejor que siempre estar atento en las calles.

›Descripción Física: Mide 1,85, de contextura amplia, musculoso. Con una tez más clara que oscura. Su abdomen, firme, está lacerado desde los costados hasta la espalda, por constantes castigos a base de latigazos (Roma. Véase Historia). Tiene varios tatuajes, recuerdos que prefiere guardar, busca siempre que no tapen sus cicatrices.

Su rostro, perfilado finamente, mantiene siempre una expresión firme, inescrutable, tiene una cicatriz debajo del ojo derecho, en forma de cruz (se a tapa con algo de maquillaje de vez en cuando), no sabe quién se la hizo. Se deja crecer una barba de tres días, no más.

Sus ojos, de color verdoso, a veces siendo casi oliva por la luz del sol, casi nunca son expresivos. Lleva la cabeza rapada, y muy poco se deja crecer el cabello. Usa camisas de vestir manga corta, chamarras de tela suave y ligera cuando es verano u otoño, del resto chaquetas de cuero, jeans a su medida y zapatos pulidos. Usa una cadena metálica con una cruz del mismo material.

Contenido oculto: Asfgh.

Mil gracias a Rhys por la manita. Sí, Rhys, es más sencillo; ^;

›Descripción Psicológica: Deimos es alguien callado, quizás osco en su forma de expresarse. Socializa lo gusto, tiene un sentido ligero del humor; cuando alguien le interesa puede ser hasta coqueto, muy levemente, si no le das bola, no insistirá. Cuando consigues su simpatía te tolerará muchas cosas, inmadureces y demás, pero no juegues con su paciencia, no es alguien que guarde precisamente rencor, solo te dejará con la palabra en la boca, o te mandará a que des una vuelta y se irá; posiblemente te quite la palabra unos días, pocos saben cómo contentarlo.

Sus compañeros de trabajo y pocos allegados simplemente dirán que es un amargado y odioso, todo por el difícil acceso a él pero, solo tienes que ser de su interés y no lo será más…al menos no todo el tiempo.

Se considera una persona en constante crecimiento, donde la seriedad en varios asuntos es importante. ¿Cómo sino podrían coexistir tantos individuos diferentes en un lugar cómo ese?

A Stavros…Le pueden calificar como un maldito. Simplemente es una persona indiferente, sea el tema que sea, incluso una injusticia que parezca inhumana, él no hará nada por evitarlo, no socorrerá a nadie que no considere que lo merezca, “todo lo que haces tiene consecuencias, asume las tuyas” Podría considerarse su filosofía de vida. Cuando una situación no le afecte directamente, no intervendrá. Si lo hace será de forma muda, hará lo que deba y luego se recostará en alguna pared con los ojos cerrados y las manos en los bolsillos (forma continua de estar, demuestra su seguridad y superioridad), si le fastidias te lanzará una mirada gélida.
A pesar de ser así, el conflicto no le atrae, no es violento, es sereno realmente, por ello le agrada hacerse a un lado. No es su problema, así de sencillo. Trasmite respeto y miedo a la vez. Posee una energía nata para ser líder en tiempos apremiantes, como cuando todo el mundo se queda en shock, él no, puede hacerse con el control en situaciones así, dará órdenes de ser necesario y los demás obedecerán por instinto de supervivencia.

No le gusta aceptar órdenes de nadie, mucho menos si siente que son estúpidas, se quejará, insultará por lo bajo y luego se marchará chasqueando la lengua. Lo mismo hará si hay persona en un sitio y estas no le agradan. Detesta cuando, sabiendo que tiene la razón, le buscan la lengua.
Es de un carácter rudo, y difícil tratar con él, porque sus miradas dicen la mayoría de las veces su descontento, pero, es obediente. Sabe que al control se llega mediante ello, la disciplina puede ser clave en muchas situaciones.
Le gusta hacerse respetar, y sabe que sí dice algo es porque lleva la razón, simplemente si opinas lo mismo o juegas en su contra, tendrás, no un enemigo, pero si alguien que no quieres hacer enojar. Su paciencia varía de la persona con la que esté: si es alguien un tanto infantil, coqueto, que le guste seguirle el rollo, lo hará, siempre y cuando sepa cuando enseriarse. De lo contrario quizás llegue sentir lástima más que otra cosa por ti. Y no valdrás su atención.
Cuando va a regañar a alguien o recriminarle su conducta lo hará con una queda advertencia, rápida y fría; sin embargo, si eres de los que le gusta tocarle diariamente las narices, puede que te grite con exasperación.

Puede balancearse tranquilamente entre una actitud más siendo Deimos o Stavros, tiene constantemente un equilibrio entre sus vida, y actuará según lo amerite.

›Historia del Personaje: Al tener ocho años unos guías turísticos lo hallaron en unas antiguas ruinas de la vieja Atenas. No sabe su nombre, si alguna vez tuvo alguno o de algún familiar. El dueño de la compañía (Caíl), se apiadó de él y lo tomó a su cuidado, nunca hubo necesidad de papeles, por lo que tampoco de ponerle algún nombre durante un tiempo.

Mientras estuvo con él le decía simplemente “chico”, nunca de forma despectiva. Con el afán de ganarse la comida y el alojo trabajaba para Caíl, le ayudaba en lo que fuese, desde hacer los mandados hasta la comida, entre muchos otros. Adoraba seguir los tours, aprenderse las calles, las palabras, quizás en un año, dominando completamente lo que Caíl estaba dispuesto a enseñarle; lenguas, arte, historia, toda su vida. El hombre no tenía hijos, y vio en el chico una oportunidad de transmitir su conocimiento. Al cumplir los once años su cuidador decide expandirse, empezando con un pequeño bote, haciendo viajes en los mismos por las costas para hacerse publicidad asistieron a un crucero, el clima no fue nada favorable, luego de una tormenta pasaron días a la deriva, esperando los rescatistas que estaban en camino, finalmente otra tormenta arrasó con ellos, no hubo suerte aquella vez, el barco se hundió.


El “chico” fue uno de los pocos sobrevivientes, pero no hallaron el cuerpo de Caíl. No lloró su pérdida. Cuando los rescatistas y el gobierno de Roma se empezaron a hacer cargo de él, colocándolo en un orfanato de mala muerte no duró mucho en el sitio, no era lo suyo estar encerrado, quería volver a las calles, quería educarse como Caíl le había comentado con tanta emoción, finalmente se escapó.
Vagando por las calles, deseando conocerlas se dio cuenta que aún le faltaba ingenio, y mucha fuerza para pasearse como quería, para poder obtener comida, seguía deambulando y a punto de morir de hambre entró de noche a un local para tomar algo de comida, no debía hacer ruido, lo cual le costaba con sus torpes y largos miembros.

Al salir un hombre lo vio, y por no acusarlo con la policía le dijo que sería su “tutor”, a leguas se veía la maldad en sus ojos. Él no quería regresar a un orfanato, menos aún morir a manos de ese tipo sin poder si quiera saber defenderse aún, respiró hondo y accedió. Aún sin nombre el “chico” terminó siendo la mascotita de aquél tutor y su grupo. Lo maltrataban constantemente, sin piedad. Y él, silencioso como siempre resultó ser, bajaba la cabeza y respondía sólo con monosílabos. No dejaron de decirle “chico”.


Al pasar un año decidieron ganar algo con él, no era suficiente que robara las billeteras de la gente. Empezaron a entrenarle para luchas clandestinas que se llevaban a cabo en el subsuelo, debajo del Coliseo, para hacer honor a aquellas antiguas luchas de gladiadores.

Aquello le sentó de maravilla, se sentía fascinado. Se dio cuenta que no solo siendo astuto podría lograr algo, también su cuerpo requería fuerza, entrenamiento, alimento…poder. Así que cumplió silenciosamente la condena, entrenaba día y noche, el grupo pasó a ser un círculo de pelea para él, cuerpo a cuerpo, todo muy bruto, a los golpes. Él no podía quedarse con eso, aún recordando que podía robar se empeñó en aprender todo lo que pudiera por sí mismo, ya sabía leer y escribir, cosa que los inútiles de aquél grupo no.

Así que leyó, se instruyó en batalla, peleas cuerpo a cuerpo, nunca dejó de nutrirse, esperando. Su capacidad de liderazgo e intimidación afloró rápidamente, eran muchos chicos que entrenaban, gladiadores encontrados en la calle, como él, entrenados todos con miedo, que hacían lo que fuera por comer, él solo estaba esperando, era obediente, disciplinado, más que nadie.

Descubrió su fascinación por el arco y la flecha en una práctica nocturna, donde se encargó de mejorar su puntería como fuese y con lo que fuese. Al cumplir los quince años empezó a entrar en el coliseo, toda lucha allí era a muerte, ante un gran público, donde habían premios, donde les prometían libertad al estos abultarse la billetera con sus pequeños gladiadores. Cuando ganara cincuenta veces tendría libertad. Sí claro, los que la obtenían no sabían qué hacer con ella, y volvían a los reñideros, complacidos de que el dinero podría ser de ellos, nunca despertaban de sus camas luego de eso.

Pero él estaba esperando.

En su batalla por la libertad, luego de haber ganado tomó una flecha, sonrió socarronamente, y mientras su tutor danzaba alegre con el dinero le silbó, llamándolo: «Dime Deimos, basura», y disparó en su frente. Mató a los que le impedían el paso, tomó el dinero y se marchó a Rusia.

Sabiendo que ahora podía hacerse con un nombre, con una identidad, estudió incansablemente, aprendiendo idiomas por su cuenta, siempre en pro a aprender, a ser quien él deseara, después de todo, la decisión siempre estuvo en sus manos.

Nunca perdió su afán por las calles, por las historia, las estructuras. De alguna manera sabía que su mundo estaba ligado a lo oculto, tan y cómo su propio origen, de alguna manera terminó dirigiéndose a Kovpak, como un trabajador más, en ambos rubros.

›Habilidades: Jiu Jitsu, nada mejor para someter a alguien. Lo domina con maestría, y para nada hay que olvidar su aficción al arco y flecha, por lo que, modernizandose, las armas de fuego de bajo calibre también se adecuán bien a él. Es una persona realmente sigilosa y metódica, si llegas a oírlo, es solo por que el deseaba que lo hicieras.

›Gustos/ Disgustos:
• Gustos:

-Las estructuras arquitectónicas de Grecia, evocándolo a lo más cercano que tuvo de una infancia normal, con Caíl.

-Los bosques rusos, amplios y vastos para recorrerlos, podría vivir en ellos sin problema.
-Tiene un extraño interés por las cruces, más que todo por su cicatriz y su apodo.
-Los libros.
-El cigarro, ocasionalmente, una caja le puede durar un mes sin ser tocada.
-El dulce, quizás sea como contraparte a su personalidad.
• Disgustos:
-La música moderna, y quien la escuche.
-El picante.
-Vivir mucho tiempo en un mismo sitio.
-Estar encerrado.
-La gente cobarde.

›Extras:
-Es ordenado, en exceso.
-Sabe varios idiomas. Todo gracias a que Caíl le motivó a ello, domina bien: griego, inglés, italiano y ruso.
-Sabe de venenos, sedantes y demás.
-Diseña las propias puntas de las flechas y los arcos, usa madera ligera para el armazón.

 

─Nombre completo: Annabeth Carson.
─Apodo: Tarsis.
─Sexo: Femenino.
─Nacionalidad: Americana. (EEUU)
─Edad: 21.

─Ocupación: Político/Relaciones públicas.─Es la mano derecha del padrino. La imagen de la empresa. Es quien da ruedas de prensa y concede entrevistas.


─Descripción psicológica: Con un nombre tan largo como su cabello, Annabeth es la personificación de la elegancia; siempre con cada cabello en su lugar, pero sólo en su apariencia. Pese a reflejarse como una muñeca perfecta, si la ves de cerca podrás ver las grietas en su piel pálida. Unos cuantos minutos en su compañía bastarán para romper la idea de chica dulce y delicada que puede darte su exterior. Con una cantidad intolerable de malhumor encima y muchos sinónimos de odiosa, Anna es una chica difícil de filtrar, siempre tendrá una mirada profunda y ceñuda para cualquiera que quiera acercársele de imprevisto. Infunde respeto y terror a la vez con su presencia, aunque esté en tacones y en falda nadie es capaz de subestimarla, algo realmente impresionable dada su estatura y adorable rostro con carnosos labios que no dudaran en escupirte.

Es desordenada, impuntual, bastante impetuosa en sus actos. Si continuamos la lista podemos agregar también irrespetuosa, irreverente y bastante soez e irónica. Se ha ganado su puesto en la empresa escalando escalón por escalón. Pero descubrió que no sólo le va muy bien frente a las cámaras, sino que le encanta. Todos ven lo que ella quiere que vean, burlarse, una sonrisa una mirada y tiene a todos en el punto que ella quiere. Extremadamente inteligente y versátil, puede estar vistiendo bóxers y franelilla en la comodidad de su casa y montarse en segundos en unos tacones de 15 cm si es necesario para una entrevista. No pone peros al momento de cumplir con sus obligaciones, lo hace y ya. Lo que sea necesario, no dudaría en vender su cuerpo si con eso llega a su meta.

Es una chica realista y centrada, hace siglos que las bombas rosas y los corazones en su cabeza se explotaron. Se mantiene con los pies firmes en la tierra, conociendo la realidad humana, ya cansada de haber visto tantas cosas que se supone no deberían ser. Es precavida, cautelosa, nunca demasiado confiada; siempre evalúa a todos en su alrededor determinando quién merece su confianza y quién no y ni aún así les daría la espalda. La mafia le ha enseñado que nunca se es demasiado cuidadoso, que hoy estamos y mañana no sabemos. Aunque no le tiene paciencia a la gente, mucho menos para repetir las cosas, es bastante paciente y perfeccionista con su trabajo y sus responsabilidades, sabe lo importante que es dar la cara al público y se toma en serio lo que hace.

Manipuladora y política, hace lo que debe hacer cuando debe hacerlo. Siempre tendrá sus motivos y sus razones y no le importa para nada las opiniones ajenas, mucho menos de su persona. Las quejas no van con ella, ni para escucharlas ni para darlas. Tilda de negligente a la gente quejosa y usualmente, simplemente se aleja o los patea. Es una chica muy activa, con mucha energía, siempre está de aquí para allá incansable. Es una coqueta sin remedio que haría a cualquiera caer a sus pies sólo por la diversión de saber que puede hacerlo.

─Descripción física: Lo primero que ves en ella, es sus ojos. Azules verdosos y penetrantes, usualmente enmarcados en delineador negro, lo cual los hace resaltar aún más en su cara. Tiene un bonito rostro redondo, con mejillas que se sonrojan con facilidad y carnosos labios que siempre lleva de rojo o algún color fuerte. Su pelo es castaño y liso, largo, que cae un poco más debajo de la mitad de su espalda, aunque usualmente lo lleva recogido en una cola alta.

Annabeth es relativamente baja con sus 1,65 cm de altura, cuerpo bien definido y tonificado y piel de un hermoso tono crema muy claro. Está muy cómoda con su cuerpo y no le da vergüenza mostrarlo. Su vestimenta varía de acuerdo a lo que vaya a hacer aunque es un factor predeterminado que la mayoría de su ropa es oscura. Se viste bastante elegante, pero sensual para sus responsabilidades frente a la empresa. Y bastante práctica para estar en su casa o para realizar misiones. Usualmente en casa anda en cacheteros y franela.

(Jemina West)

Contenido oculto

─Historia del personaje: Annabeth creció en las calles, entregada a servicio social desde niña, huyó del orfanato en busca de sus padres los cuáles nunca encontró, al menos no a esa edad. Prefirió la frialdad y mugre de las calles que el maltrato en esas cuatro paredes. Se fue para no volver. Acostumbrada a la soledad, aprendió las artes de las peligrosas calles para sobrevivir.

Su comienzo en la mafia fue bastante precoz, teniendo sólo diez años su camino se cruzó con un misterioso hombre de traje que a sus ojos infantiles era claramente alguien con efectivo encima. Después de media hora siguiéndolo y pensando cómo llegar a él, en un arriesgado plan lo alcanzó. Con una botella rota como arma en una mano y sus dedos escurriéndose sobre su maletín planeaba escapar de ahí. El hombre le ofreció una sonrisa y en el intermedio de ese gesto las manos de los guardaespaldas estaban encima de ella que pataleó hasta el último segundo.

“Suéltenla”. Con esas palabras comenzó su vida. Con una persona viendo su potencial, ¿cómo una niña de diez años había conseguido burlar a los guardaespaldas del Líder de la mafia de la ciudad y jefe de las empresas Kovpak? Nadie lo sabe, sólo ella. Tomó bajo su brazo a Anna cuando sólo era una niña, tomándola como su pequeña apendiz, ofreciéndole casa, comida, un propósito, una vida. No tardó mucho en pulir sus propias habilidades, su inteligencia, probando cada puesto en la empresa y entrenando con el mismísimo líder. Criada a su alrededor, Annabeth a sus veintiún años es la mano derecha del jefe, ya acostumbrada a él y a su forma de ver las cosas y de actuar, es quien da la cara por la empresa ante el público. Quien da las declaraciones y quién miente frente a las cámaras.

Siempre estará en deuda con él, por haberle dado un sentido para vivir. La mafia es su hogar y sus miembros su familia. Su lealtad está allí erigida en acero.



─Gustos:

—Le encanta comer, a toda hora y en todo lugar. Es de las personas que no pregunta, sólo come.
—Aunque no lo parezca, le gustan sus momentos de silencio. Donde sólo se encierra en su cuarto, se acurruca en su cuarto y ve tv.
—Leer, siempre está leyendo. En su teléfono, en su tablet, en la laptop. Está trabajando y leyendo, está viajando y leyendo. Le encanta todo tipo de novelas de cualquier género, aunque tiene especial debilidad por las de amor, dada a su falta de creencia en la vida real, le gusta leerlas, porque saben que sólo son fantasías.
—Parece una chica muy activa pero le encanta dormir. Puede pararse tardísimo, porque usualmente se acuesta tarde.
—Los dulces de toda clase, los ama. Especialmente las milhojas y las cosas de chocolate.
—Los lugares altos, naturales y no naturales. Las montañas, riscos, ruedas de la fortuna, toboganes, etc.
—Le matan los deportes de alto riesgo, paracaidismo, escalar, paintball.
—Los masajes, se derrite bajo alguien que sepa dar un buen masaje.
—Jugar League of Legends. Puede pasarse la madrugada en la laptop jugando.


—Disgustos.
—Que la ignoren, lo detesta con toda su alma. De cualquier forma, ya sea vía electrónica o en persona.
—Que no le presten atención mientras habla. Luego no te querrá repetir.
—Odia las apuestas y los juegos del azar. Le parece una estupidez apostar todo a tu destino sólo por capricho.
—Malgastar. En forma general: dinero, comida, ropa, incluso cariño. Usa lo que necesita. Y quiere a quien lo merece. Aunque por supuesto, siempre habrá uno que otro día que pueda ser la excepción.
—Las personas con los dientes amarillos. Le da muchísimo asco. Por ésta razón, ella no fuma. Ni se droga.
—Salirse de control. Sentirse fuera de sí y no poder controlarse, no es algo que ella disfrute. Por eso nunca toma hasta emborracharse, ni se droga o cosas por el estilo.
—Que la manden sin razón. No tiene ningún problema con la autoridad, tiene problema es con las personas que creen que debe hacer las cosas porque sí. Todo tiene un por qué.
—Los accesorios excesivos. Cosas como: collares muy pesados, zarcillos muy enormes, exceso de pulseras. Para ella, en la sencillez está la belleza.
—Los animales. No le gustan y le dan alergia. Ni gatos, ni perros, ni nada. Le gusta verlos de lejos, más no tendría uno. Siempre dice, que si tiene una mascota, será un pececito.
—La gente que se queja en exceso. Cada quién tiene lo que le toca y con eso debe solucionar. Las cosas no caen del cielo.
—La gente dramática.


─Habilidades. Le gusta la lucha libre, como su pequeño cuerpo puede derribar con facilidad a uno que doble su tamaño sólo con técnica y agilidad es algo que le encanta. Aunque también es buena en karate y boxeo, tiene un pequeño pero muy resistente y fuerte cuerpo. Ha pasado muchas horas de su vida entrenando para que cada parte de su cuerpo sea pura fibra. Tiene una puntería envidiable, por lo cual realmente le gustan las armas pequeñas, que pasen desapercibidas, pero que den en el blanco. Tiene una excelente condición física que se esmera en mantener haciendo ejercicio constantemente, odiaría correr tras alguien y quedarse sin aire.

─Extras:

—Algunos la llaman Beth, Anna, An, para ella es indiferente.
—Duerme en bóxers. Sí, de hombre. Tiene un par para dormir. Sin ellos y sin sábana, no duerme.
—Aunque puede darte un buen puñetazo en la cara, siempre, siempre tiene las uñas lindas. Perfectamente pintadas y limadas, aunque no tan largas. Para ella, las manos son la presencia de una mujer.
—Tiene tatuadas runas antiguas por todo su cuerpo, oscuras contra su piel blanca. La que más le gusta, es la que tiene justo entre los senos.
—Siempre deja cosas a su paso. Como buena desordenada, mueve las cosas y no las vuelve a colocar en su sitio.
—Le gusta infiltrarse. Hacerse pasar por otra persona para sacar información, es algo que le gusta y que hace bien. Coquetear con hombres por información es algo que disfruta.
—Es de las personas de: vive y deja vivir. No se mete en la vida ajena y no le gusta que se metan en la suya. Muy poco opina en los problemas de otro a menos que eso le perjudique directamente.
—Vive en un apartamento de soltera que ama, ha decorado ella misma cada área del lugar.
—Es un asco como artista. No dibuja, ni nada que se le parezca.
—Siempre ha querido parar a alguien en la calle y hacerle una escena de celos frente a su novia, sólo para reírse después de la reacción.