Historia corta Supremacía Universal

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Arec, 25 Agosto 2016.

  1.  
    Arec

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    Supremacía Universal
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    Ciencia Ficción
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    7
     
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    LA ORDEN
    Prólogo


    —Tienes que hacerlo, Ick. Sabes que el Ethereal Beam es muy importante. Tenemos que tener el control de ese poder, ¡no aceptaré un "no" por respuesta! —Explicó el hombre con un tono ansioso, aunque su mirada no titubeaba—. Prepara todo.

    —Como usted lo ordene, su majestad —replicó el joven con la diestra en el pecho, haciendo una ligera reverencia de respeto al estar frente al rey.

    —¡Padre! ¡No puedes hacer eso! ¡Tú bien conoces el pasado de Ick, no lo hagas ir a ese lugar! —Una señorita de muy fino porte y una belleza sinigual había saltado preocupada, pero fue rápidamente callada por un simple ademán del hombre en el trono.

    —Haz silencio, Vixia. El capitán Ick tiene que hacer su trabajo, cuando yo muera, tú portes la corona y estés sentada en este asiento, entonces podrás opinar —Le reprochó el rey, haciendo que la chica pelirroja simplemente asintiese en silencio—.


    El capitán observaba en silencio. Sus ojos mostraban un repentino vacío y su cara no mostraba más que una mortificante melancolía. Apretaba con fuerza sus manos en su espalda, queriendo evitar el temblor de estas, pues sabía que si la princesa Vixia lo miraba así, se preocuparía; y peor aún, si el rey Kreumer XVI lo hacía, probablemente lo echaría a la calle de buenas a primeras. Tras un largo suspiro, el pelinegro volvió a hacer una reverencia, esta vez para ambos superiores y salió enseguida del lugar. No tenía tiempo que perder.


    El suelo metálico resonaba bajo sus botas, mientras rápidamente se desplazaba por los lugares más solitarios de la ciudad en dirección al centro de comando espacial. Con maestría en sus movimientos, se adentraba en las entrañas de la urbe sin dejar que los obstáculos alentasen sus pasos; y cuando menos lo esperó, se encontraba dentro del centro espacial.


    —¡Capitán! —Exclamó uno de los trabajadores, quien enseguida se puso de pie para saludarlo como a todo militar.

    —Descansa —Ordenó sin ánimos siquiera de verlo—. ¿En dónde está Ucran? Necesito mi nave.

    —Capitán, el señor Ucran salió a una expedición a Gluk, llevó a los soldados con él, yo quedé aquí como soldado de emergencia.

    —Ya veo. Prepara mi nave, debo partir antes de que me arrepienta.


    Pasaron alrededor de cinco minutos antes de que la nave estuviese lista. La forma de ésta era triangular, aerodinámica, probablemente cabrían a lo sumo tres personas, pero el capitán Ick era tan especial que gustaba de viajar solo, sin distracciones. El color del vehículo era negro con pequeños puntos blancos que bien podían hacerlo camuflarse en la nada del universo. Buscando no arrepentirse en algún momento, el hombre se encerró en su nave y se preparó para el despegue, comenzando así su travesía.


    Planeta de Salida: Kreum X.
    Planeta de Destino: La Tierra.
    Asunto: Compra/Cambio/Aniquilación de Ethereal Beam.



    —La Tierra... ¿por qué el rey me envió a ese lugar, teniendo en cuenta mi pasado? —Se preguntó, antes de suspirar dos veces, agobiado.


    Continuará...


    [Si hay algún error, por favor, háganmelo saber. Gracias.]
     
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  2.  
    Kotaro

    Kotaro #TodosConBugsBunny

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    Interesante, ahora me da curiosidad saber el pasado del capitán Ick, qué le habrá pasado para que no quiera volver a ese lugar.

    Me gusta la narración y no noté errores.

    Espero la continuación. :)
     
    Última edición: 25 Agosto 2016
  3.  
    Lly

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    Me gusto ♥ (empezamos con lo simple)

    Ya le agarre cariño a Vixia, sera por la pena que me dio que le respondieran de esa forma
    Y la sinceridad del protagonista al decir que se iba a arrepentir si pasaba el tiempo fue curisoso, me reí

    Espero que sigas ~
     
  4.  
    Arec

    Arec Iniciado

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    [Muchas gracias por sus comentarios. Espero la historia sea de su agrado; sé que hay muchos puntos que se deben explicar, pero eso se irá haciendo poco a poco conforme la historia avance.]

    ———————————————————————————————————————————————————


    GAIA

    Capítulo I

    La vista exterior era magnífica. La irónica viveza apagada del espacio exterior brillaba en todo su esplendor; la mitad del gran vidrio frontal mostraba una cara de la Tierra, dejando que los tripulantes de la nave apreciasen la belleza de su planeta, que se encontraba a varios miles de kilómetros de distancia. Por otra parte, la segunda mitad se llenaba con una tonalidad negra con puntos blancos y brillantes: ciertamente era un deleite para los ojos.


    Como si se tratase de un satélite, la gran nave permanecía sobrevolando el planeta como si su única tarea fuese custodiar los alrededores. A cargo de la nave se encontraba el capitán Frederick Beckett, un hombre ya mayor, cuya cabeza estaba poblada por una enorme cantidad de finas hebras de color blanco, así como la parte inferior del rostro; su barba y cabello blancos realmente podían intimidar a cualquier novato. La experiencia del hombre como militar lo había convertido en un ser de sangre fría, de pensamiento lógico y bastante racional, pues la responsabilidad del bienestar, tanto de la nave como de cada uno de los tripulantes, caía sobre sus expertos hombros.


    —Capitán, el radar está detectando un objeto aproximándose a enorme velocidad. Podría ser una nave o un proyectil. El tiempo de llegada está siendo estimado ahora mismo, pero no sería suficiente siquiera para cargar el Ethereal Beam —dijo un hombre flacucho que movía sus dedos con experticia sobre un teclado—.


    —¿Uh? Dame las coordenadas. Acérquense lo más posible a la Tierra, debemos prepararnos para cualquier cosa. ¡Rápido! —Ordenó el capitán, mientras todos comenzaban a moverse como si se tratase de un grupo de pequeñas hormigas perturbadas por la presencia de un dedo cerca de su hormiguero.


    —Señor, las coordenadas son... —No terminó de hablar, cuando fue interrumpido de una forma repentina.


    Una pantalla de grandes proporciones se encendió como si se tratase de un holograma. La vista del espacio fue anulada por la presencia de dicho monitor, que tras un par de segundos de estática, mostró la cara del capitán Ick, quien sonreía de oreja a oreja con total seguridad tras ver al capitán Beckett. Los segundos corrieron y ambos se mantuvieron en silencio, observándose; Frederick, por su parte, no mostraba una mirada amigable, sus labios estaban ligeramente curvados mostrando una mueca de desagrado ante la presencia de ese sujeto en su monitor.


    —¿En dónde está tu sonrisa? ¿Es que acaso no estás feliz de verme, viejo Frederick? —Preguntó el azabache con una sonrisa de oreja a oreja, mirando con atención al capitán Beckett, sin intenciones de ser respetuoso con el mayor.


    —El irrespetuoso y malhablado Ick. Así que Kreum X está haciendo un movimiento, ¿debería temer por ello? —Replicó el hombre mayor, sin intenciones de tener una alegre convivencia como parecía tenerla Ick.


    —¿Temer? ¡Claro que no! Yo vengo en son de paz. Mi rey, el gran señor Kreumer XVI, me ha ordenado venir hasta aquí con la intención de ofrecerles un trato.


    —Olvídalo, tú y tu rey pueden olvidarse del trato. ¿Nos crees idiotas? El único idiota aquí eres tú, por venir tan a la ligera, pensando que aceptaremos comerciar con ustedes.


    La expresión de agrado se borró lentamente del rostro de Ick. Una ráfaga de sentimientos encontrados pasaron por su cabeza mientras tomaba un porte más serio y una mirada de malhumor; expresión que fue respondida con una sagaz sonrisa por parte del capitán de la nave terrícola.


    —Creo que empezamos mal, capitán Beckett —dijo el contrario con voz baja, como si le molestara aquello—. Soy el capitán Ick, encargado del ejército real de Kreum X y de los comercios interestelares del mismo. He venido aquí con la intención de ofrecer un buen pago, o en su defecto, trueque, por el Ark primordial de su planeta.


    —Te he dicho que lo olvides, muchacho. Lárgate de aquí, no estamos dispuestos a negociar nuestro Ethereal Beam —Replicó agrandado el hombre de barba, mirándolo ahora de forma despectiva—. Corre y dile a tu rey que piense mejor las cosas antes de realizar este tipo de encargos estúpidos.


    No hubo más respuesta por el habitante de Kreum X. Cerró sus ojos cuando la transmisión terminó. Sin levantarse de su asiento, suspiró profundamente, sobrevolando la Tierra cerca de la nave de dicho planeta, la cual se mantenía vigilándolo.


    —Cuánta estupidez... yo no quería recurrir a esto... —Murmuró el joven, hablando para sí mismo, mientras la nave se ponía de frente al planeta.


    Un haz de luz amarilla se formó en la parte superior y en los costados de la nave, formando una perfecta triangulación que brillaba con un magnífico esplendor. La cara de Ick estaba seria, podía sentir el trago amargo de su propia saliva por lo que estaba haciendo, mientras una lágrima rodaba desprevenida por su mejilla izquierda.


    —Perdón, Franz... —dijo mientras miraba cómo el haz de luz descendía a gran velocidad hacia el planeta, mordiéndose el labio para soportar el profundo dolor que eso le ocasionaba.


    —¡Eso es Gaia! —Exclamó exaltado el capitán Frederick al mirar lo que la oscura nave frente a ellos estaba haciendo; no había tiempo si quiera para atacarlo, la prioridad era evitarla a toda costa.


    El hombre llamó rápidamente a la base terrestre más próxima, anunciando lo que estaba sucediendo, aunque su total genialidad se vio afectada por los acontecimientos, tartamudeaba al tratar de decir aquello.



    En cierto remoto lugar lejano y oculto de la Tierra.


    —Señor, hemos captado un mensaje del capitán Beckett; se trata de Gaia. ¡Alguien está usando Gaia!.


    —Rápido, preparen todo, tenemos que evitar a toda costa un enfrentamiento contra Gaia. Activen el Time Tracer —manteniendo por completo la calma, un hombre de postura fornida y erguida ordenaba a un grupo de personas, quienes rápidamente siguieron sus órdenes tratando de mantener la calma.


    Era inevitable que la Tierra no sufriese estragos por Gaia, los ataques eran continuos y no cesaban, el capitán Frederick trataba de hacer todo lo posible por mantener la calma, mientras que Ick seguía atacando.


    —¡Señor, está listo!


    —¡Actívenlo ahora!


    El campo electromagnético que yacía en medio del desierto comenzó a generar una gran cantidad de luces y rayos, haciendo que inclusive se distorsionara un poco el suelo bajo el cual se encontraba la plataforma, pero no tardó más de diez segundos en desaparecer por completo a la Tierra, como si nunca hubiese existido. La posición que ocupaba fue vaciada y los planetas se acercaron más a la órbita del Sol, cuya simple existencia se vio perturbada por la falta del tercer planeta.


    Ick abrió los ojos como platos y sonrió levemente antes de soltar una sonora carcajada. Lo habían hecho, se burlaron de él en su cara y por alguna extraña razón, se sentía muy bien de que eso haya pasado. Suspiró tranquilo y se regresó a su asiento, virando la nave hacia la derecha para emprender su vuelo de regreso al planeta Kreum X.


    Frederick, por otra parte, suspiró de alivio cuando vio que el joven pelinegro no buscaría atacarlo de vuelta, aunque claro, su orgullo no le dejaba admitir que la tecnología de la Tierra estaba muy atrasada en comparación a la de otros planetas.


    Algunos días más tarde...


    —¡¿Time Tracer?! ¡¿Estás seguro que usaron Time Tracer?! Eso es un problema. Significa que alguien más tiene el Ethereal Beam, maldición, nos han ganado esta vez. Pero juro por mi trono que encontraré al que tiene ese Ark, así sea lo último que haga; todo por el bien de Kreum X.


    Ick permanecía en silencio frente al rey después de contarle los sucesos ocurridos en la Tierra. Vixia estaba allí, sujetándole el brazo como si se tratase de una pareja, aunque ella sólo quería asegurarse de que el capitán supiese que ella estaba allí para apoyarlo.



    Algún lugar remoto de la Tierra.


    —¡Despierta ya, maldito vago!


    —Ahh... ¡Ahhh! ¡¿Por qué me mojaste?! ¡¿Es que eres idiota?!


    —Idiota eres tú, ¿cómo puedes estar durmiendo en un momento así?


    —Déjame en paz. La Tierra no tiene futuro, sucumbiremos ante el poder de los grandes planetas. Ya lo viste, alguien tiene Gaia, no hay forma de que un ark común lo venza.


    —Franz, pero tú...


    —Déjalo, es un hecho, la Tierra está perdida.​
     
    Última edición: 30 Agosto 2016
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  5.  
    Estrella Solitaria

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    Acuario
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    Hola, me ha gustado la historia, está entretenida, y tiene un toque de misterio, sobre todo con el pasado de Ick, eso me hace querer saber más sobre los personajes, su pasado, qué les apasiona, qué piensan, aunque a veces tanto cambio de escenario me hace perderme un poco >w<. Me gusta tu redacción, no noté errores que me hicieran detenerme de leer, y es fluida y bien caracterizada.

    Saludos :3
     
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  6.  
    SacriDH

    SacriDH Quieres que lo haga? Está bien pero... lo romperé

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    La verdad la verdad que no noté errores, escribes magníficamente y la historia es muy interesante, te felicito. Me hubiera gustado una descripción un poco más detallada de los personajes pero sólo es el prólogo, quizá lo hagas más adelante.

    Yo me siento igual que Ick D: No sé qué hago en la tierra teniendo en cuenta mi pasado.

    ¡Oau! El segundo capítulo estuvo genial! Acción, mucha ciencia, muy bien narrado todo e incluso vi algunas descripciones muy acertadas (aunque sigo sin saber mucho sobre Ick, sólo sé que tiene pelo negro D: ) En el próximo capítulo espero una buena descripción de Franz...

    La historia tiene mucho futuro, amigo, no dejes de escribir porque tenes talento y esto divierte pero en serio.

    Saludos!
     
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  7.  
    Arec

    Arec Iniciado

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    FRANZ
    Capítulo II


    Es difícil. La percepción del mundo que yo tengo, es completamente distinta a la que tienes tú, a la que tiene él, a la que tienen todos esos que piensan que poseer un ark es simple. ¿Quién no quiere tener un poder sobrehumano? Al principio suena muy bien, ¿no? Pero, ¿te parecería divertido si te dijera que nuestro planeta está siendo obligado a esto? Probablemente no tendría mucho sentido si te lo dijera simplemente con palabras, así que déjame ser más claro.


    Cuentan los historiadores de mi tiempo, que hace un milenio hubo una intervención "divina" que cambió por completo lo que el hombre conocía del universo. Algunos piensan que esto fue algo grandioso, ¿por qué? Porque a los planetas que estaban atrasados como nosotros, se les otorgó la facilidad y el conocimiento para poder surcar el universo; los científicos estaban fascinados. Pero habían perdido el total sentido de su lógica, pues nunca se preguntaron: ¿qué pasa con los que ya tenían la facilidad de viajar entre los planetas? La respuesta es sencilla: entre más tienes, más quieres.


    Los ark entonces comenzaron a ganar fama. Los planetas cuya tecnología está muy avanzada, según las noticias universales, como lo son GC-818, Crius V, Kreum X, Rhada, entre otros, tienen una población donde el noventa por ciento, por lo menos, tiene un ark. Otros planetas que estamos en el fondo de la cadena alimenticia, como lo somos la Tierra, Tauzet, Ismlex, por mencionar algunos, sólo contamos con un diez por ciento de arks en toda la población.


    En el universo hay dos tipos de ark: Astral Ark e Innate Ark.


    Un Astral Ark puede ser considerado un poder que es movido por la energía de un planeta. Éste no puede ser utilizado por una persona, pero sí puede ser dirigido o activado con artefactos tecnológicos. Por otra parte, un Innate Ark es una habilidad con la que una persona nace, este puede ir de rango C hasta rango S.


    ¿Yo? Mi ark es---




    —¿De nuevo leyendo eso, Franz? ¿No te hartas de tu narcisismo por leer una y otra vez lo que tienes preparado para la presentación de mañana?


    —No habrá ninguna presentación mañana —Replicó Franz, con un gesto entre enojado y melancólico, mientras cerraba de golpe el pequeño libro entre sus manos.


    —¿Se canceló? —Preguntó el otro con genuino interés.


    —No, no asistiré, tengo una cita en el centro militar de la capital, aparentemente quieren hablar conmigo por lo que pasó hace un par de días.


    —¿Sigues pensando que la Tierra está perdida?


    —¿Por qué habría de cambiar de parecer?


    Un silencio se hizo presente por unos largos segundos, finalizando con un suspiro y un par de palmadas provenientes del joven rubio hacia el hombro de Franz, como si buscase animarlo. Y vaya que los ánimos extra le venían de maravilla.



    Centro Militar; Berlín, Alemania.

    —¡Todos! ¡Guarden silencio y rindan el debido respeto a la princesa!


    —¡La princesa Amnia! ¡La princesa Amnia! —Gritaban enérgicos los habitantes de la ciudad, esperando por días la llegada de dicha figura tan elocuente y bella.


    La princesa era una mujer, que tal como la Tierra, fue obligada a dejar su etapa de crecimiento para saltar de golpe a ser una gobernante. Tenía un comportamiento frío y era bastante concisa entre bastidores, a diferencia de su padre, El rey era una persona que desbordaba bondad, que creía firmemente que el universo sólo necesitaba una buena convivencia, sin embargo, llevaba muchos años en una muerte cerebral de la que parecía que jamás iba a despertar, aunque ese era un punto bueno de la tecnología arkniana: la medicina había improvisado mucho, tanto que era posible alargar la vida de una persona por algunos años, inclusive hasta una década o dos, dependiendo la edad del enfermo.


    Todos admiraban a la princesa, porque desde que ella se encontró en el poder, las decisiones se hicieron mucho más asertivas. Ella no titubeaba, tenía una personalidad explosiva y decidida que hacía temblar a muchos otros planetas cuyos estatus estaban por debajo del planeta azul, inclusive había recibido propuestas de matrimonio, las cuales hubo rechazado sin miramientos; digno de una morena salvaje como únicamente ella podía ser.


    —¿Qué es toda esa conmoción, general? —Preguntó con tranquilidad Franz, dándole una calada al puro que compartía con el general por invitación del mismo, tratando de mantenerse a la talla de él, buscando asemejarse a la rudeza y virilidad del militar. Sin embargo, el joven tenía un tipo de encanto muy distinto, un encanto que no reflejaba en su porte.


    —La princesa Amnia llegará en un par de minutos, es natural que se le aclame tan vigorosamente.


    Dos, tres, cuatro veces tosió, echando el humo por la boca y la nariz, completamente sorprendido al escuchar el nombre de la princesa.


    —¡P-Pero, p-pero usted nunca dijo...!


    —¡Jajajaja! Vaya, muchacho, quién diría que te pondrías así sólo por escuchar el nombre de la princesa. ¿Qué harás cuando te hable?


    Un silencio se hizo presente, ornamentado por las risas del general, quien se burlaba del joven de una forma bastante directa, pero a Franz eso no le importaba, él estaba aterrado porque vería a la princesa. Era increíble cómo su imitación del militar y su intento de aires de grandeza se vieron desmoronados con tan sólo un par de palabras, colocándolo en una posición bastante incómoda y embarazosa. El encanto de Franz.


    —Lo lamento, ¿los hice esperar mucho? —Una voz femenina resonó en la oficina del general, haciendo que ambos hombres se pusieran de pie de forma inmediata y le reverenciaran el digno saludo que se le da a la realeza. Por su parte, la princesa, orgullosa caminó hasta que el general le invitó a tomar asiento.


    —Por supuesto que no, princesa, usted puede tomarse el tiempo que quiera.


    La respuesta de la princesa fue un incómodo silencio, mientras ojeaba al chico que estaba sentado en la silla contigua a la de ella. Lo miraba con extrañeza pero a la vez trataba de analizarlo por completo.


    —¿Tú eres quien puede derrotar a Gaia? —Preguntó sin más, haciendo que el tembloroso cuerpo de Franz, nervioso y asustado, se controlara de golpe.


    —Disculpe, princesa Amnia. Yo soy un simple siervo a disposición de su majestad, puede usarme como un simple títere y puede probar conmigo lo que quiera, pero sinceramente, es bastante obvio que yo no puedo hacer nada contra Gaia, justamente le decía a un amigo hace unos días, que no podía- —Un fuerte golpe en el escritorio interrumpió la desagradable respuesta del pelinegro.


    —¡Esas son tonterías, señor Kreiner!


    —Llámeme Franz —lo interrumpió maleducadamente.


    —¡Claro que usted puede hacer algo contra Gaia, por Dios!


    —No, yo no puedo contra Gaia. Si voy hacia el espacio probablemente moriré de hambre —rio nervioso—, soy muy idiota.


    La princesa y el general se voltearon a ver por un instante, afirmando con las miradas que el joven Franz no mentía al confesar aquello.


    —Señor Kreiner, yo tengo confianza en que usted puede hacerlo. Recibirá entrenamiento por parte del general; yo desconozco todo sobre usted, pero creo en lo que este hombre decida —habló la princesa, mirándolo con franqueza, directamente a los ojos.


    El general carraspeó en descontento, mientras Franz evitaba la mirada de la princesa para no sonrojarse: era débil ante la belleza y la actitud de ella.


    —Franz Kreiner. Veinticuatro años. Nacido en Alemania... o eso dice en mis documentos. Sólo tengo recuerdos de los siete años en adelante. Soy muy guapo, ¿no cree, general? -evitó a toda costa mirar a la princesa al preguntar esto- Mi tipo de sangre es O positiva y mi ark es---.


    —Ya basta, créame que la princesa tiene cosas más importantes qué hacer ahora mismo. ¿Qué le parece si mejor sale a dar una vuelta para aclimatarse con la base militar? Pasará varios meses aquí, señor Kreiner.


    —Dígame Franz —replicó.


    —Pues buena suerte, Franz. Confío en usted —Finalizó la princesa, guiñándole un ojo al joven, quien enseguida se puso nervioso nuevamente. Sonrió y se despidió de ambos, antes de retomar el camino de su ocupada vida.


    ————————————————

    [Muchas gracias por sus comentarios e interés por el fic.
    Como pudieron observar, traté de darle una dinámica un poquito distinta a la redacción, pero espero que siga siendo de su agrado.]
     
    Última edición: 22 Junio 2017
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  8.  
    SacriDH

    SacriDH Quieres que lo haga? Está bien pero... lo romperé

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    OAU que buen inicio. Me encantó la descripción de los ark, dios, me derrito ante la información de cosas que no existe y fueron creadas para X historia. De hecho, creo que a veces muchas historias no ponen la suficiente información sobre algo que va a ser el centro de la trama en general. En este caso diste información muy sabrosa pero escasa, espero que no seas como aquellos libros que dicen lo justo y necesario, quiero saber más de ark, ejemplos, clases, como fue que empezaron a aparecer, TODO. Soy paciente y voy a esperar pero no olvides ponerlo D:

    Oh, genial también la descripción de esa princesa, quiero que me haga su súbdito ya mismo *-*

    Jajajaja, Franz cae bien por suerte. Me agradan los protagonistas que caen bien.

    Al diablo, dejen decir el maldito ark de Franz! Dios, estúpido suspenso D:

    Yo debo ser un idiota también porque no me di cuenta a qué te refieres con "dinámica distinta en la redacción". A mi este capítulo me pareció bastante igual a los demás en lo que respecta a la estructura.

    Saludos!
     
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  9.  
    The Makoto

    The Makoto Wireless

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    Me gusta bastante el entorno que le estás dando y tu forma de escribir.
    Se nota que en tu mente tienes un mundo bastante bien creado y firmemente construido y fundamentado dentro de su propio universo. Eso está genial. Y también me encanta que hay cosas como los arks o el time tracer que no te detienes a explicárnoslo como si fuese una enciclopedia; sino que las explicas lo justo y necesario dentro del conocimiento que tienen los habitantes de tu historia y esto hace que todo se sienta muy natural.

    Sin embargo hay una cosa que si me gustaría sugerirte.
    Estamos comenzando a comprender como funciona tu universo, como se establecen las jerarquías y como funciona el avance tecnológico. Pero aún así no somos capaces de imaginárnoslo visualmente, puesto que en todo lo que he leído hay muy pocas descripciones de escenarios lo que hace que por lo general ubique a los personajes en medio de un vacío (que para las escenas en el espacio puede estar bien).
    Te doy por ejemplo el prólogo. Todo lo que sabemos es que hay un rey, una princesa, un capitán y un trono. Vale, que para un prologo quizá no es necesario nada más, pero como ejemplo creo que funciona bien, pues nunca supe si la sala real es amplia o pequeña, ornamentada en metal o con telas tradicionales, por decir algo.

    Creo que es lo único que le falta a tu universo para imaginarlo completo, para que esté lleno de color y no solo de personajes.
    Pero como te digo de todas maneras. Todo lo demás está genialmente construido y de hecho que seguiré por aquí leyendo la historia.
     
  10.  
    Kotaro

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    Primero decirte que esta frase me hizo bastante gracia, ya que lo he hecho varias veces.

    Con respecto a la historia, tengo unas cuantas dudas, pero creo se irán resolviendo solas a lo largo de los capítulos.

    Mis ojos inexpertos no pudieron notar el cambio del que hablas en la redacción, pero aun así me sigue gustando.

    Espero el siguiente capítulo. :)
     
  11.  
    Arec

    Arec Iniciado

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    [¡Hola! Gracias por interesarse en mi fic. Ahora mismo traté de cambiar un poco la redacción (en el capítulo anterior me había referido a ese poco de primera persona que metí al inicio). Espero que esta vez no parezca pesada la lectura. Decidí no hablar sobre poderes ni entrenamientos ahora mismo, pero eso está muy próximo.

    ¡Muchas gracias por su apoyo, sin más, espero que este capítulo sea de su agrado!]


    —————————————————————————————————————————

    PARTIDA
    Capítulo III


    La habitación no estaba del todo iluminada, era pequeña pero, en ese momento, la gran cantidad de asientos vacíos la hacía parecer muy espaciosa. Las paredes eran poco llamativas, el neutro gris apagado era lo único que adornaba el inmueble, desde el cielo falso que cubría el techo, hasta el piso metálico sobre el que pisaban.


    —Kreum X es un planeta que da esa sensación de inquietud a quienquiera que lo mire a través de un telescopio —Narró un hombre de cabello castaño, delgado y de estatura media, mientras permanecía de pie sobre un escenario, muy concentrado en su público «que consistía de un único oyente»—. Empezando por la poco común tonalidad de su superficie.


    —¿Qué tiene de inquietante el color ese, profesor Schwarz?


    —Señor Franz, le he dicho que no me interrumpa a menos que sea totalmente necesario.


    —¡Pero es que es necesario! ¡Me intriga saber por qué su color es inquietante!


    El castaño suspiró, acomodando sus gafas mientras ignoraba el comentario del oyente, quien parecía solamente querer fastidiarlo.


    —La superficie de éste planeta se percibe de un color negro, un poco más opaco que la negrura total del universo, además de que está adornado con anillos de tonalidades blancas y grises; a la distancia puede verse como si brillase, como si algo similar a una niebla que lo rodea por completo. Muchos lo llaman "El Planeta de la Muerte".


    —¡Bravo! ¡Bravo! —Se puso de pie y aplaudió con energía, realmente quería salir de ese lugar.


    —Señor Franz, ¿es que usted no tiene educación?


    —No es que no tenga educación, es que simplemente no me interesa.


    —¿No le interesa? Debería interesarle, después de todo, pasará unas buenas vacaciones allí —aprovechándose de la situación, el profesor rio un tanto divertido— aunque no serán buenas y tampoco serán vacaciones.


    —¿Yo? ¿Qué haría yo en el planeta de la muerte ese? —replicó el joven riendo aún más fuerte.


    —En efecto, Franz Kreiner. Su misión final se encuentra en ese planeta. Pero no se preocupe, puede evadir por completo esta misión —hacía su monumental entrada el general, mirando a los dos hombres desde lo alto de la entrada.


    —¿Sí? ¿En serio? ¿Hay una forma de evitar Kreum X? Dígame general, ¿cuál es esa forma? —Toda la ilusión y alegría se escuchaba en las preguntas del joven novato mientras trataba profundamente de no ponerse a llorar del miedo, pues sabía que no podía negarse a las órdenes de los militares, pero tampoco quería ir a morir como si nada a un planeta como lo era el sitio en cuestión.


    —Muriendo en alguna de las misiones anteriores a Kreum X —sonrió—, usted decide.


    Una gota de frío sudor recorrió lentamente la espalda del hombre sintiéndose repentinamente inquieto, aunque esa inquietud no era siquiera por haber visto el planeta aún, como lo había dicho el profesor Schwarz.


    —Con su permiso, general, permítame seguir con mi clase.


    —Disculpe la intromisión, profesor, puede continuar.


    —Muchas gracias —carraspeó—. El tamaño de Kreum X es de veinticinco mil kilómetros de radio, puede equipararse con Neptuno. Actualmente no hay mucha información, pero podemos rescatar que está dividido en cinco distritos... ¿señor Franz? ¿señor Franz? Creo que se murió...


    No estaba muerto aún. La mente de Franz se encontraba perdida en sus pensamientos sobre lo bonita que era la vida algunos años atrás, aunque no sabía quiénes eran sus padres biológicos debido a la amnesia de su vida de infante, sabía muy en el fondo que no la había pasado mal.


    —¿Estará bien el joven, general?


    —No se preocupe, parece algo cobarde pero tiene un corazón valiente.


    —Ya veo, menos mal.


    —O eso creo —murmuró.


    —¿Disculpe?


    —Descuide, no dije nada, profesor —dijo finalmente dando una media vuelta para retirarse del lugar.


    Kreum X, Distrito Central.


    —La situación no es buena, Vixia. Tú mejor que nadie sabes lo que está pasando aquí, ¿cómo resolverá las cosas tu padre?


    —No lo sé, Ick; mi padre es una persona que toma decisiones muy impulsivas, por eso tengo miedo de que haga algo que te lastime...


    La mano del muchacho se posó sobre el dorso de la ajena, acariciándola con suavidad, aprovechando que ésta descansaba en la pequeña mesa. El cuarto de Vixia era el único sitio en el que realmente podían tener privacidad, donde dejaban de lado los títulos y eran simplemente Ick y Vixia.


    —Sabes que no debes preocuparte por mí, Vixia —lentamente soltó su mano al realizar lo que estaba a punto de decir—. Tú sabes que mis manos están teñidas por la sangre de miles, no, millones de vidas.


    La expresión de él era serena, pero su mirada firme y penetrante como siempre. La chica lo miraba con ojos tristes y un leve rubor que sólo convertía su dulce piel blanca en una suave tonalidad rosada. La luz ámbar del oscuro cuarto y la hermosa vista hacia la metálica ciudad detrás de ellos, hacían de esos momentos recuerdos muy preciados para Vixia, pues cerca de Ick podía ser ella misma.


    —Yo soy una herramienta. Vine aquí con un propósito y moriré realizándolo si es necesario —se puso de pie, caminó en silencio hasta la puerta y tomó su arma antes de girar la cabeza apenas para mirarla—. Esta misión será complicada incluso para mí, Vixia. Si no te vuelvo a ver, asegúrate de convertirte en una reina cuyos ciudadanos amen de verdad.


    Sonrió de medio lado como despedida, volteando su rostro hacia la salida, pues no mostraría debilidad ante nadie, aunque tuviese que morder su labio hasta sangrar para que ninguna gota cristalina se derramase de sus ojos.


    Por su parte, la princesa se derrumbó, dejando que su rostro se inundara de lágrimas que no cesarían, gracias a las palabras de Ick. Ella conocía muy bien el pasado del hombre, sabía más que nadie las razones que tenía éste para ser un simple esclavo de ser necesario, sin embargo, en el corazón no podía mandar, ni siquiera se había dado cuenta de cuándo se había enamorado de él, pero no había nada que pudiese hacer al respecto. Se había limitado a añorarlo de lejos, a ver su pose erguida y sus músculos tan bien formados, a esa blanca piel y cabellos negros, largos y rebeldes. Pocas veces lo había visto sonreír, ¿por qué tenía que sonreírle ahora?


    Se odió en ese momento. Odió ser una princesa que tiene que ocultar las apariencias, odió su falta de valentía para saltar por él y decirle lo que siente, odió incluso el hecho de no poder haberse despedido de él. Y mientras más lo pensaba, mientras más se odiaba, las ganas de llorarle crecían más y más. Entonces se puso de pie, molesta consigo misma, limpió sus lágrimas con fuerza y salió de su habitación corriendo, las cosas no podían terminar así, no se sentiría bien si aquello terminaba de una forma tan simple y vana.


    Horas Antes

    Alrededor de una mesa se encontraban cuatro personas, entre ellas el capitán Ick y la princesa Vixia, todos parecían bastante tensos; el cuarto era claro y bastante grande, la mesa descansaba en el centro del lugar, logrando que Ick no pudiera sentirse más que incómodo.


    —¡No puedes decirme eso! —rompió el silencio que se había hecho.


    —Tranquilo, capitán, las cosas no están yendo bien en Kreum X... usted lo sabe —dijo el soldado.


    —¿Crees que a mí me importa? El rey quiere que haga trabajos para él, quiere tener poder en todo el universo, ¿pero no puede controlar a su gente? ¡Eso no es ser un rey!


    —Capitán Ick, tranquilo, las cosas no son así por mi padre, son así por mi abuelo, él fue quien ocasionó que Kreumer X se dividiera de esa forma —con un tono suave y claro, la princesa trataba de calmar a la bestia, quien se encontraba furioso.


    —Fue hace algunas décadas. El gobierno del antiguo rey estaba segmentado por la opinión de aquellos quienes querían vivir en paz y aquellos que querían que su nombre ocasionara temor en sus enemigos. Y básicamente, el rey hizo que los dos bandos tuviesen lo que quisieran, aunque no lo hizo de la forma más correcta... —el hombre empuñó el brazo con fuerza, como si guardase mucho odio. Ick permanecía observándolo, atento, al igual que la princesa y el otro soldado.


    —Continúe por favor —pidió Vixia.


    —El planeta se dividió en tres distritos. El distrito central es donde estamos ahora, donde quedaron aquellos que querían hacer temer a los demás, los que buscaban poder. En el distrito dos están aquellos que buscaban la paz, personas que tienen que trabajar casi todo el día para poder sobrevivir, porque el rey nunca los quiso, esos seres débiles y pasivos, según él, no merecen ser parte de Kreum X —suspiró, mirando de reojo a la princesa, quien simplemente bajó la cabeza un tanto apenada, asintiendo en silencio—. El tercer distrito lo hizo la gente, los que quieren derrocar al reinado actual. Ellos son rebeldes que tratan de conspirar contra el rey; no tienen ley alguna en su poca porción de tierra, pero se les busca tener bajo vigilancia.


    —¿Y el rey, qué hace?


    —Con el permiso de la princesa, al rey no le interesa lo que pasa afuera del castillo si no le va a beneficiar de alguna forma. Nosotros somos los que nos encargamos de todo. Usted debería saberlo muy bien, capitán Ick, es quien más ciegamente ha trabajado para el rey.


    —Tsk... —chasqueó la lengua, tenían razón. El rey no tenía interés en lo que pasaba en ese planeta, siempre buscaba poderío en el universo.


    Sin embargo, ahora todo estaba claro. La misión que se le había encargado era la de ir en son de paz a Ismlex, reconocer el sitio y tener conocimiento de algún posible comercio con la Tierra. El trabajo era pesado para una sola persona, pero todos los soldados estaban ocupados con la guerra civil que parecía avecinarse en el planeta, así que no había más elección que ir solo. El verdadero problema era que la cara del capitán Ick era conocida en muchos planetas, lo consideraban un ser despiadado, el perro faldero de Kreumer XVI, seguramente sería imposible hacer algo por la paz sin que buscasen cortarle la cabeza.




    Centro de Comando Espacial


    ¿Esa era la última mirada que le daría al planeta? El cielo naranja y oscuro que cubría la metrópolis estaba tan pasivo como antes. Suspiró con algo de nostalgia sin poder borrarse de la cabeza la imagen del rostro triste de Vixia, refunfuñando entre dientes mientras subía las escaleras metálicas hacia la nave.


    Una vez se encontró sentado en el asiento principal frente al mando, presionó una secuencia de botones para retraer las escaleras y cerrar la compuerta de entrada. Encendió la nave y dejó que se calentaran los motores antes de comenzar su nuevo viaje con destino fijo, pero resultado desconocido.


    —Espero regresar a salvo, hay cosas que me gustaría atender aquí.


    —Regresará a salvo, capitán Ick, confío en su buen juicio y en sus habilidades de combate.


    —Muchas gracias, necesitab- ¡¿Vixia?! —Gritó alarmado, abriendo los ojos como platos al ver quién se ocultaba detrás de uno de los módulos dentro de la nave—. ¡¿Qué estás haciendo aquí?!


    Una risita culposa y traviesa salió de la boca de Vixia, aunque bien podían notarse lo hinchado de sus ojos después de tanto llorar.


    —No sé qué te parece tan divertido, sabes que no deberías estar aquí. Haremos una parada en Tauzet, donde te conseguiremos una nave de vuelta a Rhada, desde ahí pueden recogerte fácil, ya me encargaré de contactar a Ucran para que lo haga —Dijo Ick regañándola, aunque en el fondo estaba profundamente feliz de estar con ella.


    Estación Espacial Terrestre, Alemania.


    —¡Es un gusto señor Franz! ¡Estoy muy conmovida de que podamos tener una misión juntos y de ser quien le va a enseñar a hacer todo lo que cualquier simple soldado idiota debería saber no sabe lo emocionada que estoy por tener esta oportunidad de ser una guía para un novato espero que nos llevemos bien y que nos divirtamos mucho además de hacer la misión que se tiene que hacer!


    —... ¿no tienes un botón de apagado?


    —¡Ay! ¡No seas así yo soy una chica amable que se preocupa por tener una buena convivencia entre los dos no veo por qué buscas herir mis sentimientos con esas palabras tan feas pero es mi culpa porque yo quise venir a ayudarte a pesar de todo aunque mi madre me lo dijo que siempre los hombres buscan lastimar a las mujeres que los hombres son malos y ahora veo que ella no mentía!


    —En serio, ¿no puedes callarte? Ya me duele la cabeza y todavía no entramos a la nave.


    —Basta, ambos. Franz Kreiner, Annaliese Werner; su misión es sencilla. Deben ir a Tauzet y buscar a Zariah. Él es un herrero, cuando lo conozcan sabrán que hacer. Annaliese, protege a Franz. Franz, soporta a Annaliese. A partir de este momento queda a cargo, soldado Werner —el general dio sus últimas instrucciones, que parecían no tener muy contentos ni al chico ni a la chica.


    Annaliese hizo su saludo militar y puso su cara seria, bastante tensa. Era una chica de baja estatura y algo cachetona, bastante adorable en apariencia pero su boca no conocía un alto. Por otra parte, Franz parecía bastante desganado, no tenía ánimos y el nerviosismo le invadía hasta la médula. Jamás había pisado una nave y estaba rotundamente aterrado por la idea.


    —Por favor, Dios, protégeme y haz que Werner se muerda la lengua.
     
    Última edición: 9 Octubre 2016
  12.  
    The Makoto

    The Makoto Wireless

    Aries
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    No temas a que tu lectura se haga pesada con las descripciones, pues has conseguido que siga fluida y a la vez tu universo ha ganado mucho más color.
    Es más adoro la imagen que has puesto en mi cabeza acerca de la apariencia de Kreum X. Muy concisa e impresionante, debo decir.

    Por lo demás la historia sigue siendo un tanto misteriosa. Espero que conforme avance se nos vaya desvelando más sobre como funciona este universo y que rol realmente cumplen los personajes en él. Personajes que por cierto me gustan mucho.

    Yo estaré por aquí cada que subas un capítulo nuevo, tenlo por seguro.
     
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  13.  
    SacriDH

    SacriDH Quieres que lo haga? Está bien pero... lo romperé

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    El capítulo en sí fue muy cuidado y tuviste el acierto de ir dando información de a poco para que no abrume. Creo que me faltaron un poco más de descripciones de la princesa, me gustaría conocerla un poco más físicamente. En sí creo que pones poco énfasis en las descripciones físicas de la gente. No está mal, cada quien tiene su forma de narrar y lo que estás haciendo es dejarlo más a imaginación del lector, pero me gustaría que por lo menos los protagonistas tuvieran una pequeña descripción de algo de sus cuerpos cada vez que hablan.

    La compañera de Franz es genial, muy divertida xDD Sin dudas Werner le va a poner mucho entretenimiento al fic en un futuro.

    Estuvo muy bueno el capítulo, no aburre tu escritura, se entiende bien, creo que abusas un poco mucho de los diálogos y quizá deberías narrar más, te lo digo para que lo analices, no para que lo cambies, no pierdas tu personalidad como escritor, simplemente tómalo en cuenta para ver si te parece que eso la mejora o no.

    Nos vemos el próximo!
     
  14.  
    Arec

    Arec Iniciado

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    [Muchas gracias por sus comentarios. Esta vez escribí sin tomar en cuenta nada de lo que dijeron(?), jajaja, me había estancado un poco por pensar mucho y por eso me tardé tanto, al final decidí que simplemente seguiría mi estilo y ya; pero aún así sus comentarios son muy importantes para mí, pues me han hecho ver algunos detalles, muchas gracias nuevamente.

    ¡Espero que disfruten este capítulo!]



    ——————————


    Arkanium. Ese fue el nombre que recibió la roca de la cual nacieron todos los arks que actualmente hay en el universo. Todo comenzó hace aproximadamente mil cuatrocientos años. La victoria de los arkans en el universo donde nacieron, les había otorgado la impensable habilidad de viajar a un universo distinto. El único objetivo de esto era buscar a una raza que fuese superior a ellos, algún planeta cuyo poder, tecnología e inteligencia les ganara en todos los aspectos, pero sabían que no encontrarían uno tan rápidamente, por lo menos no en el primer universo que eligieron.


    Sabían que la espera sería muy larga, y fue por esa razón que decidieron otorgarles un poco de su poder: el Ark. Con esto, cualquier habitante de cualquier planeta tendría el poder suficiente para sobrepasar a un habitante común y corriente, sin embargo, había unas condiciones las cuales se debían cumplir, así como unos puntos que también tenían que tomarse en cuenta.


    Los rangos de los arks estarían separados en categorías, categorías bastante simples a decir verdad. Un Astral Ark es una habilidad otorgada a un planeta, por medio de un proceso similar a la caída de un meteoro al planeta en cuestión, dicho meteoro no es más que una parte de la gran piedra Arkanium; a partir de entonces, los habitantes de ese sitio deben conocer el poder del ark y construir un sistema que sea suficiente para poder echar a trabajar la habilidad que les fue regalada. Estos ark tienen una clasificación especial de S+, pues su poder no puede compararse al de un Innate, va mucho más allá de lo que cualquier cuerpo puede resistir; no obstante, este ark puede ser comerciado o robado inclusive, pero no hay planeta actual que pueda soportar dos astral arks en acción a la vez.


    Después se encuentran los Innate Ark, estos tienen dos tipos de categorías distintas. Una categoría para los rangos C hasta A++, que puede mejorarse en base al entrenamiento, y una categoría para los rango S, cuyo poder es muy superior al de un ark rango A++. Estos arks son un fenómeno que se da gracias al fragmento de Arkanium que hay en cada planeta, es algo similar a la radiación, aunque la gente no nace con deformidades físicas, sino que con habilidades que en la mayoría de los casos, pueden ser entrenadas.


    Muchos científicos hicieron clasificaciones diferentes, tales como ark de utilidad, ark ofensivo, ark defensivo, ark de control, etc. Mas estas categorías no son siempre tomadas en cuenta por la simple razón de que, los apenas cinco ark rango S que hay en todo el universo, pueden ser utilizados de forma defensiva, ofensiva, de control y de utilidad; la gente no suele tomarse en serio estas clasificaciones, pues desde el inicio se conocieron por medio de rangos, incluso hay gente que se hizo una vida de ello, por más inútiles que parezcan sus arks.


    Tauzet
    Capítulo IV


    —Capitán Ick, este es un planeta cuyo ark es de utilidad, ¿no?

    —¿Sigues leyendo ese libro de Tauzet? Ellos tienen un ark que no nos interesa. Y debes recordar que no puedes utilizar mi nombre para referirte a mí una vez que estemos allí.

    —Lo siento...


    Tauzet, también conocido como el planeta de las bestias. Es un sitio rocoso y que a la vista parece sin vida; el color de su superficie y de los mismos edificios es café, como si estuviesen hechos completamente de rocas. La apariencia de su gente es completamente distinta a la de los humanos. El tamaño promedio para una persona de allí, es de dos metros con diez centímetros; visten ropa bastante sencilla; en el transcurso del día es común verles usando prendas que dejen libres sus grotescas pieles cafés, ásperas y con algunas escamas remarcadas por aquí y por allá. Sus cabezas parecen hechas de un hueso animal y de su mentón salen tres huesos puntiagudos que asimilan ser parte de su asquerosa, pútrida y filosa dentadura de tiburón. Ninguno de ellos tiene señal alguna de pelaje, la parte de atrás de su cráneo sale desprendida como si se tratase de una pequeña cola flexible, igual de escamosa que su piel. Ellos no visten calzado, las negras garras adornan sus únicos tres dedos por pie. No son los seres más guapos del universo en definitiva, pero sus corpulentos cuerpos robustos y bien marcados de músculos intimidarían a cualquiera.


    —¡Jajajaja! ¡¿Son unos idiotas, en serio?! —exclamaba, sujetándose el estómago por el dolor que le provocaba tanta risa.

    —¡Fraaaaaaanz! ¡Esto es algo serio! ¡No tienes que burlarte de los demás! Los habitantes de Tauzet pueden ser tontos, ¡pero si vas de bocón no dudes que te maten con un simple golpe! Son muy brutos, lo que les falta de cerebro, les sobra de músculos.

    —No te preocupes, Annaliese, soy muy guapo para morir en manos de una bestia —se jactó de aquello, riendo triunfante mientras dejaba que sus piernas descansaran en una pequeña mesa de la nave.


    Annaliese respiró, cansada de tener que soportar la poca seriedad de Franz, quien parecía sólo quería divertirse como si de unas vacaciones se tratase aquello.


    Tauzet, día del aniversario del nacimiento de la inteligencia.


    Logical Manner, mucha gente considera este ark de utilidad, aunque realmente lo ven como algo inútil. Tauzet era un país que soportaba vida, pero ellos estaban rezagados en cuanto a todo. Eran seres que no tenían inteligencia, bestias primitivas que conocieron la comunicación y la vida común de cualquier otro planeta con vida, gracias al astral ark que les regalaron. Un ark capaz de darle un pensamiento lógico e inteligencia moderada a aquellos que ni siquiera tienen cerebro.


    Los habitantes del planeta festejan como aniversario el día que tuvieron consciencia de lo que hacían, las calles rocosas se llenan de puestos con diferentes comidas que para cualquier persona parecerían grotescas: desde platos de ojos de algún otro animal no predominante del astro, hasta insectos enteros que todavía no mueren del todo. Gunohai, la ciudad principal, cambia su típico modo silencioso y reservado a uno fiestero y lleno de gritos y música típica del lugar. Las puertas del planeta se abren a cualquier turista que quiera ir, ni siquiera son necesarias más de un par de horas terrestres para que miles de turistas lleguen causando alboroto, bebiendo alcohol y saltando de un lado a otro entre garras, colmillos y tentáculos de mucha diversión.


    —¿En serio debemos matar a sangre fría a ese tal Franz? —Preguntó un soldado de la armada de Tauzet, quien junto a su compañero custodiaban y recibían la enorme cantidad de invitados.

    —Son las reglas, Tsweviha. Los muy bastardos nos tendieron una trampa, enviaron a Gaia para destruirnos, poniéndole otro nombre.

    —Pero estamos bajo la alianza de Devan, ¿cómo pudieron hacernos eso?

    —Tranquilo, Tsweviha. No te quiebres la cabeza, sólo hagamos nuestra misión.


    El otro asintió, poniéndose más alerta de lo que ya estaba.


    La nave de color negro hacía su llegada. Los propulsores lentamente cedían, bajando con lentitud sobre la superficie metálica «que era lo único metálico del planeta», antes de que se abrieran las compuertas. Ick y Vixia llevaban capuchas de color negro lo suficientemente largas como para que les taparan el rostro por completo. El plan estaba en proceso; ya se habían comunicado con Rhada para que enviaran a una nave, aunque por la distancia tendrían que pasar la noche allí.


    Para infortunio del par de adolescentes, la no tan idiota cabeza de Tsweviha notó el perfil de éste y se aproximó de prisa, deteniéndole el paso con las enormes y largas garras, que eran el arma principal de la armada de Tauzet. Ick frenó su paso enseguida, manteniendo su distancia con las garras, podía oler ese potente veneno que había hecho tan famosas a esas bestias.


    —¿Qué sucede, oficial? —preguntó tranquilo, sin voltear su rostro hacia el hombre para que no lo descubriera.

    —Tú eres ese "Franz Kreiner", ¿no? Los bastardos terrícolas te enviaron aquí, ignorando la alianza de Devan, ¡¿y todavía tienes el valor de preguntar qué sucede?!


    Un manotazo fue dirigido hacia la cara de Ick, quien rápidamente lo evitó con suprema destreza, quedando de pie frente a ese hombre. Su cara parecía a la vez seria, pero también preocupada. Vixia le tomó el brazo con fuerza para que no cometiera ninguna tontería, pero la postura del azabache era tan firme que difícilmente era movido por la fuerza de la pelirroja.


    —¡¿Por qué te dice eso, Ick?! ¡Vámonos de aquí! —exclamó la princesa, casi llorando de preocupación.

    —¡¿Ves?! ¡Es el maldito de Kreum! ¡La Tierra lo envió para aniquilarnos! ¡¿Creían que caeríamos en su truco?!


    El capitán Ick, sujetó con firmeza a la princesa y retrocedió rápidamente con un par de saltos hacia atrás. El soldado de Tauzet saltó enseguida, intentando clavar las garras en el pecho del supuesto Franz Kreiner, pero una capa de tierra detuvo la embestida, dejando las garras de Tsweviha atrapadas.


    —¡Cómo te atreves a hacerme esto, maldito Franz Kreiner! ¡Me las pagarás! —Gritó con energía, llamando la atención de mucha gente alrededor y haciendo que su compañero se pusiera en guardia ante cualquier movimiento de Gaia.

    —¿Alguien dijo mi nombre? —se escuchó desde la multitud, y abriéndose paso entre los cuerpos, apareció un hombre de cabellos negros, seguido de una pequeña chica rubia que sujetaba su camisa como intentando que no avanzara más.


    Ick abrió los ojos como platos, al igual que lo hizo Vixia al ver a Franz, pero ella llevó las manos a su boca y sus ojos se llenaron de lágrimas.


    —¡¿De qué se trata esto?! —preguntó Tsweviha, mirando a los dos hombres frente a él.


    Ick guardó silencio, sin soltar el «agarre» que tenía sobre las garras del soldado Tauzetiano. Pasó saliva con dificultad y miró con firmeza a Franz. ¿Qué hacía él allí? ¿Por qué los habían confundido? ¿Qué estaban pensando los idiotas de la Tierra?


    —Tú... Tú eres muy guapo... —dijo Franz, sin dejar de ver a Ick. Fue lo primero que le vino a la cabeza, antes de mirar lo que pasaba—. Yo soy Franz Kreiner, ¿quién eres tú?

    —Yo sé muy bien que tu nombre es Franz Kreiner. Yo sé... muchas cosas. Pero no es momento, tengo algunos asuntos que tratar, primero con este individuo y después con la Tierra... —replicó Ick, quien volvió la mirada hacia el soldado que parecía más confundido que nunca. La tierra poco a poco lo envolvía, pero repentinamente el cuerpo del soldado salió disparado de allí y la tierra cayó al suelo.


    Franz tenía la mano levantada, justo como Ick la tenía, pero apuntaba directamente hacia el ser de misma apariencia que él.


    —Mi ark es un simple rango C, pero no dejaré que mates a alguien frente a mis ojos —le amenazó con completa seguridad, como si fuese un hombre completamente distinto.


    La gente comenzó a retroceder, Annaliese temblaba levemente al igual que Vixia, mirando las dos a unos cuántos metros.


    —F-Franz... e-esa es Gaia... —dijo Annaliese tartamudeando, aterrada.

    —No me importa. Puede ser Gaia o puede ser un puto trozo de roca, no dejaré que alguien muera frente a mí, por más idiota y feo que sea el pobre.


    Ick sonrió de medio lado, bajando su mano, suspirando con cierta satisfacción. Ignoró del todo a Franz, caminó hasta tomar el brazo de Vixia y entonces se giró, caminando de vuelta hacia la nave, no tenían nada que hacer allí.


    Todos miraron la partida de Ick, parecían tenerle miedo, pero frente a ellos estaba un hombre con la apariencia completamente igual a la del temido capitán de Kreum X, sólo que este bajaba la mano temblando, con la piel más pálida de lo normal porque no creía lo que había pasado.


    —¿Por qué es igual a mí...? ¿Quién es ese sujeto que posee Gaia, Annaliese?

    —Y-Yo... yo quisiera saber quién eres tú... Franz Kreiner...


    El ambiente siguió tenso por los siguientes minutos, hasta que Tsweviha agradeció al verdadero Franz Kreiner por la acción que hizo para salvarlo y lo invitó a hablar con el presidente de Gunohai, donde se tenía la gran fiesta. Los dos terrícolas fueron tratados muy bien, pues no se trataba de una trampa como decían. Todos miraban a Franz con unos ojos de interés, aunque él no tenía idea alguna de la razón. No hubo novedades, la misión era un sencillo recado y fue cumplida con bastante facilidad, dejando de lado lo que había pasado cuando llegaron, pero ya habían recibido órdenes de regresar cuanto antes; la princesa Amnia se había enterado del encuentro con Ick, tenía muchas cosas que explicar inclusive a Annaliese, quien sentía cierto temor y respeto a Franz.


    —¡Ey, ey! ¡Deja de comportante así, maldición! —exclamó, golpeando a la chica en la espalda, quien parecía una persona bastante diferente a la que conoció antes. No podía negar que eso le molestaba, se sentía juzgado por algo que ni siquiera él sabía, la situación era bastante idiota.


    En cierto lugar perdido del universo.

    Ick estaba sentado, callado. Su diestra temblaba, le dolía, ¿cuánto había entrenado Franz? ¿Qué le habían hecho en la Tierra? Vixia observaba a la distancia, preocupada aunque un poco feliz, ya que el capitán le había dicho que la misión de regresarla a Kreum X había sido anulada. Ahora ella terminaría con él la misión; de alguna forma sintió compasión y no causó un desastre allí porque además de Franz, Vixia lo estaba viendo. Muy en el fondo de su corazón se preocupaba por la pelirroja y no dejaría que su ya sucia imagen quedase manchada bajo litros de sangre por una situación que no valía la pena sinceramente.


    Ella era la única que podía mantenerlo tranquilo, aunque le pesara; era su mejor compañía.
     
    Última edición: 22 Junio 2017
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  15.  
    Arec

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    [¡Hola! Lamento la demora, pero estaba completamente falto de inspiración para continuar, incluso este capítulo siento que está un poco forzado en algunas partes (desde mi punto de vista).
    Gracias por esperar y agradezco también a todos aquellos que siguen atentos al fic!

    Sin más, espero que disfruten este capítulo.]


    ————————————————————————————————

    Verdades
    Capítulo V

    La vista hacia el espacio era magnífica, los pequeños puntos blancos que adornaban todo ese firmamento negro que se sentía como si pudiese palparse con la mano, la escasa variedad de planetas que se alcanzaban a apreciar desde ese solo, frío y rocoso asteroide en el que la nave de Kreum X se encontraba; todo eso eran el conjunto perfecto de melancolía y nostalgia que una persona tan analítica y pensativa como Ick podía pedir. Permanecía sentado con tranquilidad, de no ser porque pegada a su costado izquierdo se encontraba la princesa Vixia, acurrucada en su brazo y cobijada con su abrigo, probablemente estaría tiritando sin remedio. La cabeza del capitán estaba hecha un desastre, ya que su mente estaba atiborrada de pensamientos y teorías que finalizaban en la destrucción total de sí mismo.


    "¿No lo has entendido ya, Eckart? Tú y tu padre decidieron que tu vida ya no sería tuya, tú mismo aceptaste llevar esa carga, sabiendo que probablemente morirías en poco tiempo, ¿por qué ahora tienes miedo?"


    Se preguntaba a sí mismo dentro de su cabeza, mordiéndose el labio con la suficiente fuerza como para que le sangrara un poco, pudo sentir ese sabor metálico en la boca, antes de ajustar un poco más el agarre de su brazo, bajando la mirada para ver esa cabellera tan roja que parecía arder. Ella parecía un ángel, respirando tan tranquila y serena que le daba envidia, ¿por qué no podía él confiar en alguien tanto como para dormirse tan cerca «por no decir que en sus brazos»?


    "Estás enamorado, Eckart. ¿Cuánto tiempo ha pasado ya desde que te ha gustado? Sabes que no puedes mentirle a tu propia consciencia, sabes que te flechó desde el primer momento en que la viste." Hizo entonces una mueca de disgusto, no podía engañarse, pero tampoco tenía el valor para decirle nada a la joven, pues la quería demasiado como para hacerla sufrir cuando él partiera de esa vida.


    Sin duda alguna, eran momentos difíciles para Ick. Todo lo que había construido a lo largo de su vida se desmoronaba en cuestión de horas. Ya había perdido la confianza del rey, se había enamorado de la princesa y se había encontrado con Franz; esas eran las cosas que, según su ideología de vida, no debían pasar nunca, y simplemente pasaron. No pudo pelear en contra de ninguna, fue un débil, un simple ser más con las mismas debilidades que todos aquellos que sufren por cosas que en algún momento el mismo capitán habría considerado banales. Sintió un profundo asco hacia sí mismo, poniéndose de pie para tomar con cuidado a Vixia en sus brazos, como si se tratase de una frágil muñeca. La cargó hacia adentro de la nave y la llevó al pequeño cuarto que allí había.


    La recostó en la cama con cuidado y acomodó su abrigo sobre ella para buscar que no se resfriara, y entonces salió de allí para dirigirse al centro de control. Por primera vez comenzó a surcar el espacio sin tener destino alguno, el piloto automático era bastante útil en ese momento, pues estaba muy ocupado odiándose a sí mismo como para siquiera llevar el control del vehículo.


    ¿De qué le servía el poder de su ark? Era inútil, había sido completamente tragado por la situación y ahora no sabía cómo levantarse de eso. Su cuerpo temblaba de coraje interno, sus ojos estaban llorosos pero apretaba muy fuerte sus mandíbulas, buscando que no se derramara ninguna lágrima. Detestaba ser tan débil, detestaba la vida que tenía en ese mismo instante, pero desgraciadamente para él, no había marcha atrás. Él era un simple peón en el tablero de ajedrez de alguien.



    Horas más tarde...


    Sus ojos se abrieron con lentitud, desvelando una profunda y silenciosa oscuridad. Podía sentir la ligera vibración de la cama, su cuerpo estaba cubierto por un abrigo impregnado del aroma de Ick. Bostezó, poniéndose de pie con delicadeza y caminando con cuidado, a tientas, hasta encontrar el interruptor que iluminaría el grisáceo cuarto. Talló entonces sus ojos, los cuales se acostumbraban lentamente a la luz.


    Pisó suavemente, caminando con un poco de prisa hasta entrar a un pequeño cuarto que cumplía con la función de baño; no era muy espacioso, pero sí lo suficiente para poder tomar una ducha. Se desvistió rápidamente una vez que estuvo dentro, adentrándose a la regadera para entregarse por completo al líquido cristalino. Este se deslizaba amigable por su piel, sintiéndose energizada por el delicioso contacto del agua caliente. Limpió con entusiasmo el sudor y todas esas partículas que quedaron en su cuerpo después de haber estado en Tauzet, ya que desgraciadamente, su piel era muy delicada.


    Su cuerpo se sentía agradable, aun así, en su cabeza no dejaba de dar vueltas lo que había sucedido en aquel planeta, ¿quién se suponía que era Franz? ¿Por qué era idéntico a Ick? Le intrigaba demasiado saber el verdadero pasado del capitán, pues en ese momento ni siquiera ella lo sabía. Ese hombre era sumamente reservado y serio, sin embargo, pudo ver el deje de tristeza en sus ojos antes de quedar dormida sobre el hombro del capitán, lo cual le preocupaba aún más.

    Una vez terminó, volvió a ponerse su vestimenta negra que usaba en Kreum X, dejando de lado los harapos que habían utilizado para intentar mezclarse entre la multitud de Tauzet. Se desplazó con delicadeza hasta llegar a la sala de control, donde podía ver los brazos del capitán descansando en los costados de la silla principal.


    —¿Ick? ¿Capitán Ick?.


    La pregunta no fue respondida, frunciendo el ceño con levedad, se aproximó a la silla para ver cómo el capitán tenía los ojos cerrados, siendo víctima del sueño; aun así podían notarse levemente hinchados, cosa que a Vixia le pareció lógico después de estar tanto tiempo sin descansar. Sonrió con cierta dulzura y acercó su rostro al de él; por un par de escasos segundos sintió el calor de la respiración ajena contra sus propios labios, pero le faltó valor y le ganó totalmente la pena, ganando un color tan rojo en el rostro como su mismo cabello. Agobiada y un poco temblorosa subió la cabeza para darle un pequeño beso en la frente; agradecía que él estuviese dormido, pues en otra situación, hacer algo así era meramente imposible.


    —Gracias... —susurró antes de apartarse. Consiguió el abrigo que él le había proporcionado antes y se lo puso encima para abrigarlo de vuelta, sentándose en una de las cómodas sillas contiguas a la del capitán. Suspiró, tratando de no pensar en nada en ese momento, dejar de lado todos los problemas que tenía, o mejor dicho, que tenían ambos.



    Hospital militar, Alemania, planeta Tierra.


    Habían pasado dos días desde la llegada de Franz y Annaliese al planeta, pero el viaje de vuelta no había resultado tan cómodo y animado como el de ida había sido. Por un lado, estaba una mujer que se encontraba moralmente destruida gracias a lo que había presenciado en Tauzet, y por el otro, había un hombre que llevaba casi dos días enteros con una fiebre alta y varias convulsiones. Los doctores ya habían dicho que estaría bien, consideraban que únicamente estaba cansado, aun así, dentro de aquel cuarto completamente blanco, desde las paredes hasta los aparatos y sábanas, se encontraban tres personas con un aura bastante oscura. Empezando por Annaliese, que aguardaba sentada en un rincón del cuarto con una mirada triste y perdida, pues no podía hacer otra cosa que sentirse culpable de todo aquello. El general del ejército espacial alemán también se encontraba allí, aquel que había designado la misión a ellos dos, Adalhard Hoch, con un semblante bastante sereno y tranquilo, o por lo menos eso aparentaba. Finalmente se encontraba la princesa Amnia, quien martillaba el suelo con la punta de su pie, cansada de esperar; sus brazos permanecían cruzados mientras miraba con impaciencia al hombre tendido sobre la cama.


    El confuso sueño de Franz llegó a un final, removiéndose un poco sobre la cama para sentarse como pudo, llevando su diestra a su cabeza antes de abrir los ojos, parpadeando con fuerza en un par de ocasiones para aclarar su visión. Entonces los miró, como si fuesen una escolta, como si él se tratase de un experimento simplemente; y ante el disgusto que sentía en dicha situación, permaneció en silencio.


    —Decidimos que era mejor mantenerlo en secreto para ti. Franz, tú eres la única esperanza de la Tierra, no queríamos que te enteraras de esto hasta que fueses más hábil con tu ark, pero la aparición de Gaia nos ha tomado por sorpresa —trataba de excusarse el general, como pocas veces lo había hecho en su vida.


    —Franz, discúlpanos por haber tomado ese tipo de decisiones, pero lo hicimos por tu bien —añadió la princesa, aunque no sonaba del todo sincera, a comparación del general.


    —¿Y yo qué? ¿No les importó ponerme esa responsabilidad? Sabían que era peligroso y ni siquiera se preocuparon por decirme la verdad para tener más cuidado... ¿creen que eso es justo? —replicó Annaliese, molesta por las palabras de ambos altos mandos—. Exijo que por lo menos me digan la verdad.


    El hombre en la cama empuñó su diestra, sujetando con fuerza la sábana que cubría sus piernas. Bajó su mirada, con coraje, estaba realmente enojado. ¿Quién era él y por qué ellos sí lo sabían? Nadie les daba el derecho para ocultarle cosas, aunque por otra parte, también tenía miedo de ello.


    —Franz es hermano del capitán de Ick, hermano gemelo, supongo lo habrás notado —replicó el general Hoch en respuesta a la joven, quien abrió la boca casi tanto como Franz abrió los ojos al escuchar eso.


    —Pero, eso significa que el ark que posee el señor Kreiner —dijo Annaliese con respeto— es tan fuerte como Gaia...


    —Ese es el problema. No conocemos aún el ark de Franz, porque no lo ha desarrollado lo suficiente —añadió la princesa, caminando con firmeza hasta ponerse al lado del hombre en cuestión, tomándolo del mentón para levantarle la cabeza hacia ella—. Por eso su vida es muy importante para nosotros, señor Franz.


    El joven la miró desafiante, con cierto deje de desdén en los ojos. Frunció el ceño y la tomó por la muñeca, apartándole el brazo. La soltó y se apartó de ella, sentándose en el borde de la camilla para levantarse con dificultad, tocando su cabeza como si aún le doliera. Sus pies flaquearon por un momento y sintió un mareo ligero, pero su orgullo en ese momento era tan fuerte que ignoró su condición física para mirar aún más desafiante a la princesa Amnia.


    —¿Y eres tú quien quiere llevar a la Tierra por el buen camino? Tú, con una personalidad tan podrida, con una mente tan cochambrosa y unos métodos tan inmorales... —suspiró— ¡Y una mierda! ¡Yo no voy a ser títere de nadie, mucho menos de alguien como tú!


    Enojado, caminó hacia afuera del cuarto. La princesa y el general se miraron a los ojos el uno al otro, un tanto incrédulos por la muestra de valor e interés que había ganado Franz en el asunto. Corriendo detrás de él fue la pequeña rubia, pues se sentía indignada con la situación, con las decisiones de los altos mandos.


    —¡Franz! ¡Franz! ¿A dónde vas?


    —No sé. Probablemente iré a buscar a mi... —pasó saliva con dificultad— a mi hermano.


    —¡Pero no puedes ir sin haber desarrollado tu poder! Yo miré cómo le hiciste frente a Gaia... pero te hace falta control, ¿sabes cuál es tu ark?


    Franz guardó silencio sin aligerar su paso, pensando por un momento sobre las cualidades verdaderas de su ark.


    —Tengo ark de viento, rango C.


    —¿Viento? ¡Yo conozco a alguien que puede ayudarte con tu entrenamiento hasta rango A! Pero tendríamos que viajar al planeta comercial de Glashix.


    Se detuvo en seco al escuchar a la rubia. Se giró para mirarla y asintió con seriedad. Sin mucha demora, se hicieron de una nave bastante austera pero suficiente para salir de allí lo más rápido posible. No les extrañaría si todo el planeta los buscase ahora por alta traición, ambos lo sabían, pero también preferían eso a estar siendo utilizados como simples muñecos.


    País de partida: La Tierra.

    País de destino: Glashix.


    —Me las vas a pagar, princesa...

     
    Última edición: 22 Junio 2017
  16.  
    Arec

    Arec Iniciado

    Virgo
    Miembro desde:
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    Pluma de
    Escritor
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    Supremacía Universal
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    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    7
     
    Palabras:
    821

    ¡Hola! Espero se encuentren bien.


    Primero que nada, he de disculparme por poner esta larga pausa en el fic, sin previo aviso de ello, realmente no quería hacerlo, pero distintas situaciones en mi vida me encaminaron a ello. Ahora estoy listo para continuar con mi proyecto, y espero ustedes sean parte de este proyecto también.


    Sin embargo, antes de continuar con el fic, me gustaría dejar en claro algunas cosas que pude notar.




    ACLARACIONES.


    Tras una re-leída a lo ya escrito, me he percatado de que hay varias partes que parecen no encajar entre lo que se dice en un capítulo y otro. Debo admitir que en algunas ocasiones, ha sido error mío el no notarlo o simplemente porque me olvidé de algún punto: estoy improvisando, por llamarlo de alguna forma. Tengo puntos de apoyo marcados como "acontecimientos que deben suceder", pero no tengo un procedimiento de cómo llegar a él; mis procedimientos los pienso en el momento, los cambio mientras los escribo, los hago una y otra vez hasta que salga algo que me guste y que, según yo, encaje de alguna forma. Por eso, tomaré este pequeño espacio para dar algunas aclaraciones a nivel narración, dejando de lado lo que hace cualquier personaje en este momento.


    —Como todos habrán notado, Franz e Ick son hermanos. Ick, por alguna razón, está en Kreum X, pero todos (aparentemente) los miembros importantes de Kreum X saben la procedencia de Ick, sin embargo, no saben la historia. Vixia se llevó una sorpresa al ver a Franz, prácticamente porque está viendo una imagen idéntica del capitán; ella no tenía idea de que Ick tiene un hermano.


    —En la clase que el profesor Shwarz le da a Franz, menciona que Kreum X cuenta con cinco distritos. Más adelante, en la historia que cuenta el soldado a Ick y Vixia, mencionan que son tres. En realidad, Kreum está compuesto, de hecho, por cinco distritos. La Tierra tiene información de Kreum X (no, Ick no les proporcionó esta información) que data de hace más de veinte años, en donde se menciona que el planeta negro se divide en cinco grandes distritos.


    ¿Por qué el soldado menciona que son tres? Cuando Kreumer XVI tomó el poder (hace 20 años), buscó cambiar un poco la imagen que el planeta daba hacia los vecinos, así que mandó a limpiar esos dos distritos (y con limpiar, me refiero a desalojar/matar a cualquier ciudadano de allí). Actualmente, uno de ellos es como un gran basurero de chatarra espacial. El otro está habitado por bestias endémicas del planeta; sin embargo, son animales violentos que no pueden ser domesticados ni mantener una convivencia de ningún tipo con los habitantes de Kreum X, podría decirse que están "encerrados" en el Distrito V. Ambos distritos tienen prohibido el acceso a todos (a excepción de la familia real). Poca gente sabe de la existencia de estos dos distritos, pues quedaron "vacíos", así que nadie los considera como parte del planeta ya.


    —En el primer encuentro que hubo entre Franz y Amnia, él le dijo que podían usarlo como un títere si querían; pero después se molestó por eso mismo. Él no hablaba en broma al inicio, lo que verdaderamente le molestó fue que le ocultaran la existencia de un ser tan importante como lo es Ick para él.


    —Tsweviha (de Tauzet), menciona algo sobre una alianza, la alianza Devan. Sí, esto será desglosado en la siguiente parte del fic.


    —No hay una fecha exacta, pero podría decirse que actualmente, la Tierra está, aproximadamente, en el año 3500 o 3600. Todo comenzó en el año 2200, cuando la Tierra apenas comenzaba con sus descubrimientos sobre desplazarse entre los planetas. En ese momento ya había astros lo suficientemente avanzados como para realizar el viaje interestelar: Kreum X, Rhada, GC-818, Crius V.



    Fueron algunas de las cosas que llegué a preguntarme mientras leía, "errores" que noté y demás. Espero que esto logre aclarar un poco algunos hechos, pero no se preocupen, las explicaciones seguirán dándose gradualmente; estoy en contra de la idea de soltar toda la información de golpe, pues me parece cansado y al final se va perdiendo un poco el misterio de algunas cosas. Sin embargo, si hay algún detalle que se me haya pasado; alguna pregunta sobre algo, algo que no entendieron, no duden en hacérmelo saber; sea por aquí o sea por cualquier otro medio por el que me encuentre disponible para ustedes.


    Asimismo, quiero retomar esto desde un punto de vista un tanto distinto. Quizá suene tonto o cursi, pero quiero que estos meses que han pasado y que me han hecho aprender muchas cosas, haya pasado también para mis personajes; por tal razón, este es el final de la primera parte del fic, nuevamente, disculpen el tiempo que tomé hasta postear esto.


    Muchas gracias.


     
    Última edición: 23 Junio 2017

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