Tristeza

Tristeza

Tristeza lloraba mucho, pero no podía evitarlo,
porque no podía ser como su amiga Felicidad.
Eran muy diferentes y vivían en polos opuestos,
en uno brillaba la alegría y en el otro la ansiedad.

En medio de sus lágrimas Tristeza se preguntaba,
qué propósito tenía, para qué o por qué existía.
Ella se daba cuenta de qué manera su existencia,
producía amargura y llanto a aquellos que la sentían.

Tristeza quería comprender por qué era tan compleja,
pues realmente admiraba mucho a Felicidad,
mas no podía evitar de sus risas tener siempre quejas,
sintiendo de ella envidia y gran contrariedad.

Felicidad podía hacer que sus huéspedes lloraran,
pero eran lágrimas diferentes a las que ella provocaba,
también se daba cuenta que cuando por ella se derramaban,
conseguían mucho alivio y de su pena descansaban.

Así comprendió un día que sus víctimas la necesitaban,
porque de sus almas atormentadas era una liberación,
además abría el camino para que su amiga llegara,
Felicidad que de inmediato se ponía en acción.

Tristeza era pues un balance, la nivelación
que ponía el límite al júbilo que su amiga producía,
no habría entonces nada que cambiara su visión,
de mucha más nostalgia y lágrimas se colmaría.​