Mini-rol Arcadia Nova | Pokémon Rol Championship

Tema en 'Salas de rol' iniciado por Andysaster, 4 Septiembre 2025.

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    Andysaster

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    "No. Ni se te ocurra, Liz"

    —¡Ese hijo de perra intentó abusar de ti! —exclamé, furiosa, y fue entonces cuando me sostuvo la mirada con firmeza. El fuego de la ira retrocedió ante la severidad que vislumbré en sus ojos y la miré con contrariedad, incapaz de comprender por qué me detenía. Apreté los dientes ante sus siguientes palabras—. Tal vez haya una forma de no manchar mi reputación, solo tengo que jugar bien mis cartas. Encontraré la manera de incriminarlo, y entonces...

    Entonces... ¿qué?

    ¿Me jactaría el resto de mi vida de haberme aprovechado del sistema y de mi posición para enviar a alguien a prisión injustificadamente? ¿Apelaría a la estúpida frase de que el fin justificaba los medios para embellecer mis actos? La realidad apuntaba a que estaría actuando igual que ellos. Que me convertiría en aquello que deseaba destruir con tanto fervor, nublada por emociones tan corrosivas y autodestructivas como lo eran el rencor, el resentimiento y la venganza.

    Mimi apartó la mirada de mis ojos y posé los míos sobre mi regazo, allí donde mis manos se cerraban en dos puños prietos. Mis nudillos, para ese entonces, se habían tornado blancos. La escuché hablar con una calma que realmente ninguna de las dos sentía y volví a sentirme inútil e impotente, pues en el fondo sabía que no había nada que pudiésemos hacer contra él. En un mundo donde el poder primaba por sobre la humanidad y el buen hacer, entrar en un enfrentamiento directo contra las grandes élites solo desembocaría en profundas pérdidas para nosotras mismas.

    Solo bastaría un chasquido de sus dedos para hundir nuestra carrera y nuestra imagen para siempre; de convertir nuestros sueños y esperanzas, nuestro tiempo y nuestro esfuerzo, en cenizas.

    Volvió a apretar mi mano, a buscar mis ojos, y aunque mis movimientos fueron rígidos y casi automáticos, encontré en los suyos algo más. Algo en lo que no había reparado hasta entonces. Era temor, pero no el mismo que había brillado en sus ojos con anterioridad.

    Era temor por mí misma.

    Porque no deseaba que nada malo me sucediese. Que no actuase con imprudencia.


    >>...Tsk.

    Chasqueé la lengua con disgusto, apartando la mirada de sus ojos. Ahora yo era la que parecía ser incapaz de sostenérselos durante mucho más tiempo. Comprender su miedo fue suficiente para apelar a la razón y relajé los músculos, si bien la frustración aún me bullía en las venas. Tal vez no me importaban las repercusiones que inmiscuirme en algo tan grande tuviese en mí misma, pero no podía ignorar los deseos de Mimi. Esa era la raíz de todo cuanto sentía en ese instante, ¿cierto?

    En no querer verla sufrir más.

    —Algún día caerá —murmuré. Apreté su mano, recordándome que seguía allí, que ya estaba a salvo. Que ese pasado distante quedaba ya lejos... Que ya no estaba sola—. Y si no lo hace, haré todo lo que esté en mi mano para que no vuelva a aparecer en tu vida. Aunque nos separen miles de kilómetros, los Rangers tienen sede en todos los rincones del mundo.

    >>Sé que puedes defenderte por ti misma, no se trata de eso. Lo único que quiero es que tengas la certeza de que ya no tienes por qué hacerlo sola.
     
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    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    La entendía, joder si la entendía. La situación era tan frustrante que tenía ganas de gritar. Pero era peligroso y absurdamente idealista pensar que podíamos hacer algo en nuestras circunstancias actuales. Y tomar represalias y tratar de hundirlo no solo sería contraproducente, si no que arrastraría a Liza a las ponzoñosas aguas de un asunto que no le concernía. Matt ya me había jodido demasiado, no iba a permitir que la perjudicara también a ella.

    Encontraría la manera... alguna forma. Hasta el momento mi prioridad era liberarme de las cadenas de ese pasado y del miedo que aún persistía en mí como una mancha imborrable. Era imperante hacerlo.

    No necesitaba una venganza inmediata, ni se lo había contado pensando que saltaría en mi defensa como un caballero de brillante armadura—no era ninguna princesa en apuros. ¿Princesa? Por supuesto. ¿Desvalida? Jamás—, pero su reacción, su frustración, sus intentos por protegerme me resultaron absurdamente cálidos. Aun si no podía permitirle actuar en consecuencia.

    Quería decirle que los Ranger no eran exactamente policías y que tal vez ese asunto estaba fuera de su jurisdicción, pero encontré tal determinación y voluntad en sus ojos y sus palabras que no pude decir nada. En lugar de eso la miré cuando me aseguró que ya no estaba sola, que esta lucha era algo de ambas. La miré como si la viera por primera vez, como si acabara de decir algo profundamente transcendental o capaz de cambiarlo todo.

    Puedes hacerlo sola. Pero no tienes por qué hacerlo.

    Llevaba quién sabe cuanto tiempo queriendo escuchar algo así.

    Sentí las lágrimas arderme en los ojos, picando con insistencia mientras el nudo se apretaba en mi garganta, y parpadeé rápidamente al desviar la mirada.

    La sombra de Matt empezó a diluirse a lo lejos como tinta negra disolviéndose en el agua. Era una sombra aún presente, pero no podía alcanzarme en el espacio seguro que era su presencia.

    —Ugh—bufé en medio de una risa franca, con la voz teñida por la calidez que me transmitía—. ¿Puedes dejar de ser irresistible por solo cinco segundos?

    En lo absoluto sonó como una queja. Estaba cargada de simpatía y emoción. Y cuando encontré nuevamente sus ojos estaba sonriendo.

    Y así me senté sobre ella flexionando mis rodillas a ambos lados de sus caderas para que pudiéramos acomodarnos ambas sobre el asiento acolchado de la cabina. Fue un impulso, quizás. Uno de esos atolondrados que a veces era incapaz de contener, como si ni siquiera tuviera voluntad sobre mis propias acciones o sentimientos.

    En un movimiento fluido llevé mis manos a mi cabello soltándolo completamente y permitiendo que nos cubriera como una cortina de sol cuando me incliné para murmurar sobre sus labios:

    >>No es justo, ¿sabes? Me hace querer hacer cosas que no debería.
     
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    Andysaster

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    Sabía que el oficio de los Rangers consistía principalmente en ser guardabosques más que policías, pero también sabía que tenían la capacidad de imponer la ley siempre y cuando fuese parte de su competencia. Usando mi jurisdicción de manera retorcida tal vez pudiese aprovecharme de algún vacío legal e imponerle una sanción de la que no fuese capaz de reponerse; tal vez el daño a un area protegida o a una especie en peligro de extinción.

    Pero no era solo idealista y tremendamente ilusa por creer que eso sería capaz de detenerlo, si no que ese modo de actuar iba en contra de todo lo que creía y consideraba ético.

    Yo no era así, maldita sea.

    Saber que pudo haberle puesto un dedo encima de esa forma desató en mí un miedo visceral e incontenible. Supe en ese entonces que si alguien se atrevía a hacerle algo a esta niña no me haría responsable de mis actos. Esas emociones, intensas y capaces de nublar mi razón, respondían en realidad a un profundo y genuino sentimiento de protección. Al inmenso cariño que le tenía.

    Aún mantenía mi ceño fruncido, incapaz de sacudirme la frustración del todo cuando Mimi comenzó a reír. Fue una risa cristalina y vibrante, que me hizo buscar su mirada sin comprender del todo lo que sucedía. Cuando nuestros ojos se encontraron me sonrió, genuina, y atisbé en el brillo de los suyos una emoción difícil de describir con palabras.

    De repente el calor que sentía no se correspondía con la llama de la ira, la cual había controlado mis acciones hasta ese entonces, si no con algo más. Algo confuso, atolondrado y tremendamente reconfortante en esencia.

    Mis facciones se suavizaron sin siquiera ser consciente.

    —¿Mimi...?

    Ruborizada por su repentino comentario parpadeé, sintiendo que mi mente embotada iba un poco a pedales. Motivada por uno de esos impulsos que regían constantemente mi vida se deslizó hasta acomodarse sobre mí, su cascada de sol cosquilleándome las mejillas. La miré a los ojos desde abajo, conteniendo apenas el aliento; las luces de neon recortaron su figura y un pensamiento repentino me cruzó la mente de lado a lado.

    Que no era yo si no ella la que resultaba completamente irresistible.

    >>Mims —solté una risa nasal, tratando de procesar lo que hacía—, seguimos en la noria, ¿recuerdas? —Eso decía, pero en lugar de apartarla mis brazos rodearon su cintura, atrayéndola más hacia mí. Ser o no vistas no era algo que me preocupase especialmente, pero alguien tenía que interpretar al menos el papel de voz de la razón, aunque fuera una farsa.

    De repente la existencia de Matt y las emociones que me suscitaba dejaron de ocupar espacio en mi mente. En su lugar lo único en lo que podía pensar ahora era en las estúpidas ganas que tenía de besarla.

    Incapaces de resistir mucho más tiempo la escasa cercanía y la tensión incipiente entre ambas la besé con necesidad. Ella hizo lo mismo y pronto la cabina se llenó del chasquido de nuestros labios, insonorizando el murmullo de la ciudad al otro lado del cristal. Fue como si la intensidad de todo cuanto se había gestado en mi pecho hasta entonces, el temor, la confusión y el cariño entremezclados se transformasen en un deseo sin precedentes.

    Mis brazos se enroscaron aún más en torno a su cintura. Fue un impulso repentino y rebelde, uno que me recordaba constantemente que estaba allí, conmigo y con nadie más. Que el mundo no podía alcanzarla en la seguridad que nos confería aquella cabina; que tampoco podrían encontrarme a mí misma aunque quisiesen.

    Mi teléfono emitía mensajes de tanto en tanto, pero tenía cosas más importantes que atender en ese preciso instante. De modo que suspiré contra sus labios y profundicé el beso, ajena al resto del mundo.
     
    Última edición: 1 Diciembre 2025 a las 7:49 AM
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    Yugen

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    Llevaba todo el día queriendo hacer eso. No precisamente eso, pero sí eso. Ugh, ni siquiera estoy haciendo sentido para narrar lo que pasó.

    Era absurdamente irresistible para mí, aún más ahora, que acababa de ponerme en las manos un pedacito de algo que llevaba años queriendo: La absoluta y completa seguridad de que no estaba sola. Lo necesitaba casi tanto como respirar y quizás no fui plenamente consciente de ello hasta ese momento.

    —Cállate antes de que logre racionalizar que estamos en público y me baje, idiota—mascullé contra sus labios en una suerte de mohín petulante antes de deslizar una de mis manos por su mejilla. Sentí sus brazos enroscarse como un Ekans alrededor de mi cintura y contuve apenas el aliento cuando me acercó más hacia así—. La exhibicionista aquí eres tú.

    Acuné su rostro antes de acercarla a mí con una necesidad que no pensaba ocultar y ella hizo lo mismo conmigo hundiendo sus dedos en los mechones dorados de mi cabello suelto.

    ¿Pensar? Perdón, ¿qué era eso? No estaba suscrita a su programa.

    De repente el mundo no era tal. Se había reducido a la cabina cerrada de la noria de un parque de atracciones, al calor de labios y de piel y al choque de respiraciones ardientes mientras nos devorábamos la una a la otra. Y Matt no existía, ni el ascensor, ni aquel pasado tormentoso que ambas habíamos guardado celosamente como quien oculta una caja con recuerdos debajo de la cama.

    Nada más tenía sentido ni importancia en en el instante mismo en que todo se desbordaba y el único lenguaje que conocíamos era el roce de la piel. Era convenientemente útil para transmitir emociones sin necesidad de palabras, cuando estás no alcanzaban la magnitud de todo cuanto queríamos expresar.

    Respirando pesadamente, jadeando por conseguir el oxígeno necesario para mis pulmones me separé de sus labios y apoyé mi frente contra la suya. El corazón me latía con tal fuerza que resultaba doloroso y tomé una bocanada de aire temblorosa luchando por serenar la turbulencia de mis emociones.

    >>Gracias... por todo lo que has hecho hoy.
     
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    ˙✦『Liza White』✦˙

    Sabía que volverme adicta a sus besos era un detalle peligroso a cinco días de marcharme de Galeia, pero no era algo que pudiese controlar. Había empezado como un juego, casi como una suerte de desahogo físico y con el transcurrir de los días y el extraño acercamiento emocional entre ambas en paralelo, hacer esa clase de cosas se había vuelto algo así como una necesidad.

    Llevábamos tan solo un día de abstinencia, y sin embargo parecía que a ambas nos había resultado toda una eternidad.

    Enredé mi mano entre sus hebras doradas, permitiéndole hundirse en mi boca todo lo que quisiese. Un chispazo de lucidez acudió a mi mente entonces, y comprendí qué era lo que Mimi tenía de diferente a los demás. Si había una regla no escrita en las relaciones casuales, esa era la elusión de cualquier clase de emoción que no respondiese al deseo físico. No era prudente involucrar sentimientos en algo que buscaba ser temporal y pasajero. Tampoco repetir demasiadas veces con la misma persona.

    Con Mimi rompía ambas reglas... Pero podía atreverme a decir que me importaba entre poco y nada hacerlo en realidad. ¿Peligroso? Me hacía sentir absurdamente feliz. Nada que me hiciese sentir tan bien podía ser perjudicial, ¿verdad?

    "Gracias... por todo lo que has hecho hoy."

    —Gracias a ti —murmuré. Apoyó su frente sobre la mía y cerré los ojos, acalorada y agitada, pero con una sensación de plenitud revoloteando incansable en mi pecho—. No sé qué hubiese hecho sin ti ahí dentro.

    >>Aún no he podido cumplir mi promesa y enfrentar esa... versión de mí que no quiero aceptar. Pero confío en que encontraré las palabras —Enterré mi rostro en su cuello, sonriendo allí contra su piel—. Aunque ese momento no sea ahora, porque alguien está haciendo un gran trabajo distrayéndome.
     
    Última edición: 1 Diciembre 2025 a las 3:21 PM
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  1. Naiki
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