Provincia Sur

Tema en 'Lost Future: The Last Chance' iniciado por MrJake, 2 Mayo 2025.

  1.  
    Gigavehl

    Gigavehl Equipo administrativo

    Cáncer
    Miembro desde:
    15 Abril 2019
    Mensajes:
    4,372
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Givan Velren

    Ver la expresión de Quaxly sin duda me pesaba hasta cierto grado, no porque quisiera cortarle los ánimos o porque no me gustara que mantuviera el optimismo, si no porque me recordaba justamente a Génesis... En los días en las que... Bueno, era un Riolu.

    Aún así, le sonreí y empecé a caminar una vez comprobé que me seguía sin mayores preámbulos, a los pocos minutos pude dar con las locaciones que me habían comentado, aunque no tardé en hallar otro sitio, ahí, al dar un vistazo con la poca luz que había, pude darme cuenta que dentro parecía haber lo que se asemejaba a unos juguetes tallados en madera de forma... Bastante pulcra tenía que decir, y viendo de mejor modo el sitio parecía un colegio, considerando lo que veía... Podría decir que era un sitio bastante próspero, aún si tenían todo el asunto de Chance encima. ¿Lo habían conseguido todo por mérito propio? ¿O más bien era lo que les permitía tener? ¿Cómo lo habrían conseguido?

    Estaba intrigado, sin dudas, y cuando caminé otro poco, pude divisar a un hombre, barriendo el acceso al instituto, o lo que pensaba que era un colegio, alumbrado por esos Pokémon tan singulares.
    Me quedé reflexivo, tenía a la vista las dos ubicaciones que ya le tenía interés, pero algo en ese sujeto me llamaba la atención. ¿Pero qué podría decirle? Tampoco sabía qué tanto aprovechar.

    Miré a Quaxly, y el mismo parecía interesado por todo lo que había, así que no creí que se opusiera a nada. Reflexioné a dónde ir y... Decidí que sería más importante reponer un poco de fuerzas, si era posible, por lo que me dirigí a la taberna, si no... Bueno, aún tenía la barra de proteínas en el peor de los casos.
     
  2.  
    Rider

    Rider One of a Kind

    Cáncer
    Miembro desde:
    12 Mayo 2015
    Mensajes:
    1,405
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    [​IMG]

    No lograba percibir nada anormal a simple vista en la criatura, pero su actitud no solo demostraba que estaba molesto sino también...¿asustado? ¿sufriendo? Estuve tan cerca de lograr mi objetivo, quizás demasiado cerca. Apenas levanté un poco de su pelaje para corroborar si era quizás algo en su piel el Tauros arremetió con rapidez, no lo suficientemente fuerte para romperme algo, pero sí lo suficiente para mandarme a volar hasta el lago cercano. Emergí del agua algo agitado, solo para ver como el Tauros se alejaba rápidamente con rumbo desconocido.

    — ¡No, espera! —exclamé a la criatura extendiendo mi brazo—. Bah, no tiene caso. Solo espero que a donde vaya no haya más Pokémon o persona en medio. Aun así, ¿que rayos era lo que le ocurría?

    Mientras estaba en el agua comprobé que no tuviese ninguna costilla rota, el impacto no había sido muy fuerte, pero no estaba de más cerciorarse. Al comprobar mi estado noté que el agua a mi alrededor se tiño un poco de rojo, sí que tenía un corte algo profundo a un costado de mi pecho. Suspiré algo resignado, aquello podría haber salido mejor, pero hey, al menos no aterricé sobre una roca o algo. Gracias a Arceus que no le temo al agua. ¡Y el Cetoddle con la canasta se encontraba bien!

    Hablando del pequeño cetáceo terrestre; este una vez pasado el peligro se apresuró a tenderme una aleta para ayudarme, con algo de dificultad por el dolor logré salir de aquel cuerpo de agua y sentarme en su orilla. Solté un suspiro aliviado pensando que al menos la mitad de trabajo estaba hecho, ahora solo había que regresar al pequeño a la aldea, claro, tomando en cuenta que no ocurriese otra de estas peripecias. Él parecía estar bastante más despreocupado y hasta contento de verme, bailaba y se me abalanzaba con ahínco abrazándome.

    —¡Hey, hey, con calma pequeño! Supongo que estas contento de no tener que lidiar con más criaturas así, ¿eh? —me limité a acariciar la cabeza de la criatura, mientras con mi otra mano hacía algo de presión sobre mi corte—. Oye, que curioso, tienes un ligera fractura dental del mismo lado que otro enano que conozco. De hecho te mueves y actúas mucho cómo él.


    No será que...

    Negué rápido con la cabeza ante aquella posibilidad. No tenía mucho tiempo para darle vueltas a ese asunto y me puse de pie con ayuda del Cetoddle. Los suministros de la canasta parecían estar en buen estado y más allá de la cornada habíamos salido más o menos ilesos. Parecía que por fin podríamos volver, aun teníamos pendientes en la región, como ayudar al resto de personas que iban en los demás aviones y descubrir que rayos fue eso que nos atacó.

    —Bueno, hora de regresar a la villa, pequeño. Me ofrecería a cargarte hasta allá, pero la verdad no creo estar en condiciones para hacerlo —reí algo apenado mientras trataba de secarme un poco—. Andando, seguro Niko debe estar pasándolo peor que nosotros. Quizás le estén haciendo tener una conversación adulta o algo así de brutal.

    Sin más por hacer, nos pusimos rumbo a la villa, tratando de mantenerle el ritmo a la criatura.
     
    Última edición: 20 Octubre 2025
    • Fangirl Fangirl x 1
  3.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado showgirl ★ nineteen k. gakkouer

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    16,964
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Emily (AU).png

    Alcé apenas las cejas al ver la reacción del muchacho ante mi nombre, sorprendida por ello, y no fue hasta que pasaron unos pocos segundos que pude volver a relajarla, pues el muchacho aclaró que había sido el enfermero jefe quien me había mencionado. Sentí algo extraño en el pecho ante aquella revelación, una especie de ínfima alegría entremezclada con un considerable sentimiento de ansiedad; me preocupaba que la cantidad de botiquines que había conseguido fuera decepcionante, y ni hablar del hecho de que había dejado a Amy atrás. Sea como fuere, el chico me halagó por no haber confiado en él y me permití sonreírle un poco a modo de agradecimiento; también me aliviaba que no se hubiera molestado por mi desconfianza.

    Mientras nos dirigíamos a nuestro objetivo, Damián me habló sobre los... ¿ferropokémon? El Volcarona que había visto era uno de ellos, aunque pronto pude confirmar que no era precisamente un pokémon a pesar de poder parecerlo. La Ferropolilla, que era como llamaban a aquel pseudo Volcarona, formaba parte de una de las cinco divisiones, y aquellas divisiones... Arceus, cada cual parecía peor que la anterior. Reprimí un escalofrío que quiso recorrerme la espalda y procuré memorizar toda aquella información para el futuro, pues temía que fuera a necesitarla.

    —¿Existe alguna forma de protegerse de los Ferroespectros? —cuestioné en un murmullo, como si una parte de mí no quisiera conocer la respuesta a ello—. Si, por ejemplo, alguien está escondido dentro de un avión estrellado o algo similar...

    ¿Sería Amy capaz de sobrevivir?

    >>Por cierto... —retomé, aceptando su oferta al adentrarme en la cueva delante de él—. Encontré un enfermero herido en el lugar donde aterrizamos y me dijo que habían sido atacados por unas máquinas. También mencionó a un hombre vestido de negro con un pokémon perro... ¿supongo que hablaba de ti?
     
  4.  
    MrJake

    MrJake Game Master

    Capricornio
    Miembro desde:
    12 Julio 2012
    Mensajes:
    22,192
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Gigavehl

    La leve luz de algún candil que venía del interior de la taberna ya revelaba que estaba abierta; pero era el olor delicioso a caldo que salía por la ventana lo que más indicaba que, por fortuna para ti, el lugar seguía abierto y activo, aunque fuese por poco tiempo.

    Caminaste entonces hasta su interior, moviendo la puerta con cuidado, empujándola hacia atrás. Nada más hacerlo, fuiste recibido por un pokémon pequeño que sobresaltó un poco a Quaxly, apuntándote con un bracito con severidad. Era un pequeño Charcadet, un pokémon con mirada decidida (quizá demasiado decidida para lo que le era conveniente, viendo su tamaño). Tras el pokémon, dos personas más alzaron la cabeza: una mujer con gafas detrás de la barra, de unos cuarenta y con vívidos pero cansados ojos azules... y un hombre corpulento, muy alto y con aspecto algo desgastado, señal de que llevaba un tiempo sin cambiarse de ropa, como poco.

    Y entonces...


    ***


    Reual Nathan Onyrian

    ... viste a aquel chico de pelos largos y oscuros, seguido de un pequeño Quaxly, entrar al bar. Tancy, claro, también lo vio, y suspiró, no sin cierta gracia natural.

    —Vaya, hombre. Otro visitante nuevo, ahora que yo iba a cerrar. ¿Y de dónde sales tú, cariño?

    El hombre tenía un aspecto que te era algo familiar, la verdad. La seriedad en su gesto, los rasgos algo alargados... habrías jurado conocerlo de algo, seguro. En todo caso, Charcadet no parecía muy contento, encarando a Quaxly agitando sus brazos. El pokémon de agua, al principio algo abrumado, pronto empezó a mosquearse un poco, y ahora teníais a dos pokémon pequeños que parecían estar mirándose como dos niños chicos que se pelean por un juguete.

    Constance, sin embargo, se rio.

    —Bueno, bueno, Charcadet, no te me pongas territorial.... discúlpalo —le dijo la dueña al hombre de cabellos largos—, no está acostumbrado a que entren pokémon aquí dentro, es muy territorial, él. Pero no podría hacerle daño ni a un Magikarp, tranquilo.

    Charcadet la miró de reojo, ofendido por el comentario, como si lo hubiese entendido. Pero Tancy no le hizo mucho caso.

    —Dime en qué puedo ayudarte, cliente número dos. ¿Tú también vienes por caldo gratis?



    ***


    Rider

    El Cetoddle te dio algún cabezazo cariñoso, saltó de un lado a otro y dio saltitos alegres a tu alrededor. D-Desde luego, parecía especialmente contento de estar a tu lado. Fuese o no una casualidad lo del diente, no tardó en corretear e ir esperándote conforme se alejaba un poquito más de la cuenta, emocionado de que le siguieses, como un niño que quería enseñarte algo. Pronto acabasteis llegando a la puerta de la aldea, y los guardias sonrieron al ver al Cetoddle.

    —¡Di que sí, campeón! —saludó uno, y Cetoddle dio saltitos a su alrededor—. Has tardado, pero veo que vienes cargado, ¿eh?

    El otro guardia te saludó a ti.

    —Gracias por traerlo de vuelta, compañero. ¿Hubo alguna incidencia? Este pequeño es muy amigable... vino con uno de esos compañeros tuyos, no sé si te lo hemos dicho. Uno de los que venían en esos aviones, creo que de Teselia. El pobre está bastante herido en la enfermería, pero el pequeñín no ha parado quieto desde que llegaron. Y está siendo de bastante utilidad, la verdad.

    —Las noches, con todo —dijo el otro, más serio—, no son lo más seguro para nadie. Mucho menos para un pequeñajo como él. Anda, vuelve dentro, y ve cuanto antes a la casa de curas. Allí te darán alguna cama, ¿sí?



    Aviso: el día va a avanzar en breve para todo el mundo, con todos los eventos que eso implique. Recomiendo que encaminéis a vuestros personajes a dormir cuanto antes.


    ***


    Amane

    Damián se cruzó de brazos y apretó los labios al escuchar tus preguntas, reflexivo.

    —Una pregunta muy específica, esa. Bueno... Aún no sabemos ni siquiera nosotros los detalles exactos de cómo funcionan los distintos ferropokémon, pero... estoy bastante seguro de que esos Ferroespectros no tienen rayos x, ni nada similar. Por eso la gente se refugia donde puede en las provincias: sea una cueva, una casa cochamborsa de una aldea, una fábrica abandonada, da igual. Lo importante es estar refugiado al caer la noche. Que sus luces verdosas no te alcancem.

    Luego Damián escuchó sobre aquel otro enfermero, y agachó la cabeza.

    —... sí, seguramente hablase de mí. No pude hacer mucho por la mayoría, un Ferropolilla estaba pululando la zona y solo pude salvar a los que encontré más enteros. Los heridos, muchos... tuvieron que quedarse atrás.

    Decía aquello con una evidente congoja, pero, también, había en su gesto una ira curiosa. Un enfado que casi parecía infantil, adolescente. La forma de apretar puños y dientes no se sentía como una rabia visceral, más bien como una pataleta. Y no porque no tuviese seriedad el asunto, sino porque Damián parecía... bueno, tener ciertas actitudes infantiles aún, aunque las disimulase bien.

    —¡Me pone enfermo que tengamos que vivir así! Maldita sea. Ojalá ella llegue pronto y le rompa los circuitos a todos esos-

    Se contuvo, tomando aire, cuando entrasteis en la cueva. Poco a poco, caminasteis hacia el interior de aquella colina, y Damián habló en un tono más bajo.

    —E-En fin, no quiero encenderme mucho. Voy a dejarte aquí, Emily. Tus compañeros están justo ahí. Asegúrate de descansar bien, ¿sí? Mañana podremos hablar con más calma... cuando la luz del sol regrese.

    Así, te dejó que siguieses caminando sola hacia delante, y la luz de las hogueras en aquel hueco entre colinas te hizo guiarte. Viste al menos doce o trece de los tuyos... bastantes enfermeros, a decir verdad. Pero aun así, demasiado pocos.

    El jefe se levantó, cojeando, nada más verte.

    —¡Emily! E-Estás sana y salva... cuánto me alegro. Este joven, Damián, nos encontró y nos ayudó a librarnos de uno de esos robots, y... acabamos aquí. ¿L-Lograste conseguir los recursos que te pedimos? Pese a que pueda ser tarde para algunos compañeros... aún podrían venirnos bien.

    Miró hacia atrás, y... lo cierto es que era desolador ver la situación. Tirados en aquella zona, a la luz de las hogueras, veías caras magulladas, vendajes improvisados, raspones, heridas. Tristeza, sufrimiento, dolor y angustia en sus rostros. Heridas que curar, sí, pero no solo físicas, por desgracia.



    Aviso para Emily, Givan, Aleck y Nikolah: el día va a avanzar en breve, con los posibles eventos relevantes de trama que vengan acompañándolo. Recomiendo que cerréis lo que estéis haciendo y que encaminéis a vuestros personajes a dormir cuanto antes.
     
    Última edición: 11 Noviembre 2025
    • Fangirl Fangirl x 3
  5.  
    Reual Nathan Onyrian

    Reual Nathan Onyrian Adicto

    Capricornio
    Miembro desde:
    31 Julio 2017
    Mensajes:
    2,125
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    [​IMG]

    Tancy me alimentó no solo con caldo, si no también con un flujo de información constante que no frenó hasta que no terminé mi segundo plato. Se notaba bastante que no hacía mucho que no hablaba con alguien, o al menos, alguien nuevo. Así que esa cosa que casi nos atrapa con Alex era una "ferropolilla". Y había "ferroespectros", también. No sonaban muy amigables, la verdad. En especial ante la mención de que si nos hubieran escaneado, no estaríamos vivos.

    Entre cucharada y cucharada, me iba nutriendo tanto el estómago como la mente, si bien lo segundo estaba bastante cansado del día, y sobrecargarlo más con información iba a terminar haciendo que me diera jaqueca. Y a decir verdad, la retención de información nunca había sido mi fuerte, tampoco. Sin embargo, hice el máximo esfuerzo para intentar memorizar todo lo que me estaba diciendo.

    Cuatro divisiones, ok, eso era fácil. No, espera, cinco. Ya la estaba liando. División Militar. Bueno, esa era sencilla. El mismo nombre te lo decía todo. División de Control. Era control estilo vigilancia y supervisión de la gente, más que, no sé, control de calidad de productos. Aunque no tendría mucho sentido una división de esos "ferropokémon" para algo como asegurarse de que la leche Moo Moo del supermercado no estuviera vencida. Bueno, quizás sí, la verdad, ese era un tema importante. O que las pokéball no vinieran falladas. No querías estar a punto de atrapar a un pokémon salvaje y que de la nada falle un resorte o algo así. ¿Las pokéball tenían resorte, ahora que lo pensaba? Tal vez tendría que abrir una para fijarme. No lo recordaba, pero algún mecanismo tenían que tener para abrirse solas. Quizás...

    Ah, mierda, ya me había perdido. Tancy estaba hablando ahora de una Divisón que era de servicios. Bueno, pero tampoco le había errado tanto, ¿eh? Que está bien que no era la División de Control la que hacía esas tareas, pero había una que más o menos se ocupaba de eso. O relacionado.

    Y luego siguió la División de Energía. Esa parecía la más importante. Recordaba vagamente algo mencionado en las instrucciones que nos dieron para la misión. Tal vez aquella extraña forma que vimos al caer tenía algo que ver con eso. Bien podría haber sido que el avión fue derrumbado debido a que esa criatura le extrajo toda la energía. O sea, el combustible. Que era un tipo de energía. Ya me estaba enredando solo de vuelta.

    Tancy terminó de lavar, y me informó que estaba por cerrar ya. Lancé un vistazo hacia la ventana. Afuera el día ya se había oscurecido. Vaya, se me habían pasado rápido las horas. Oh, carajo, ¡Aleck! ¿Y cómo que vuelto? ¿Se había ido? Ah, sí, a ayudar al encargado del "hospital". Bueno, sería mejor si iba a chequear que hubiera vuelto sano y salvo. La verdad que no la había pasado muy bien desde nuestro forzoso aterrizaje.

    Iba a abrir la boca para agradecer a mi anfitriona, cuando lo último que dijo hizo que la cerrara. Mis ojos se apagaron y mi rostro se ensombreció. Me bajé del asiento en un gesto automático, y sin mirarla, dije en un tono monótono:

    — Tampoco iba a pedírtelo, Tancy. Gracias por la cena. Y la charla.

    Era extraño, pero aún se sentía... demasiado pronto. ¿Acaso iba a llegar el momento en el cual se sintiera... que ya pasó? ¿Que no doliera como si hubiera ocurrido ayer? ¿Qué pudiera volver a sentir calor en mi rostro y no quisiera romper en llanto ante la sensación? ¿ Y por qué, por qué Giratinas Tancy tenía que tener esos ojos? ¿Por qué ese cabello? ¿Por qué...?

    ¿Por qué la había perdido?

    Me detuve ante la puerta. Alguien más había entrado. Un hombre de rostro serio, alargado. Una pequeña sensación en la parte de atrás de la nuca me indicaba que lo conocía. Sin embargo, mi mente estaba demasiada entumecida para intentar recordar. Charcadet y el pokémon que el hombre traía ya habían comenzado a armar barullo, pero el ruido me llegaba como lejano.

    — Disculpa, necesito salir —dije, y sin esperar respuesta, pasé por la puerta.

    Al salir del lugar miré hacia el cielo, hacia arriba. Las lágrimas peleaban por acumularse en mis ojos. Que sensación de mierda. ¿Por qué simplemente una frase me alteraba tanto? Me sorbí los mocos, y con paso ausente, me dirigí hacia la sala de curas.
     
    • Sad Sad x 3
  6.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado showgirl ★ nineteen k. gakkouer

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    16,964
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Emily (AU).png

    Sentí como gran parte de la preocupación que había sentido se desvanecía al escuchar la respuesta de Damián, haciéndome sentir bastante más liviana durante el resto del trayecto. Si había cualquier mínima esperanza de que Amy sobreviviera dentro del avión, me iba a aferrar a ella. El muchacho también me confirmó que seguramente el enfermero se habría referido a él y, tras presenciar su reacción ante ello, apoyé con cuidado una mano sobre su espalda, dedicándole un par de caricias a modo de consuelo. Entendía mejor que nadie cómo debía sentirse, pero, en una situación así, era mejor no martirizarse por lo que no habíamos podido hacer; yo misma había tenido dificultades para aprender aquella lección.

    —Haber salvado a unas cuantas personas ya es un gran acto, deberías centrarte en eso —murmuré, intentando animarlo aunque fuera un poco, y a los segundos volví a mirarlo con el ceño ligeramente fruncido—. ¿Ella? ¿A quién te refieres...?

    Sin embargo, no tardamos mucho más en adentrarnos por completo en la cueva, lo que hizo que el joven se despidiera de mí. Asentí apenas con la cabeza, deseándole una noche tranquila a pesar de todo, y le dediqué un último "hasta mañana" antes de ver cómo se alejaba en otra dirección. Avancé en soledad los metros que me quedaban y pronto me encontré con el refugio que los enfermeros habían tenido que improvisar, distinguiendo poco más de una decena de ellos a la luz de la hoguera. El enfermero jefe se me acercó cojeando, lo que provocó que estirase un brazo para proporcionarle algo de apoyo, y me obligué a dedicarle una pequeña sonrisa mientras volvía a asentir con la cabeza.

    >>Quizás tengamos que racionar algunas cosas, pero al menos tenemos algunos suministros —expliqué, manteniendo el tono de voz bajo, y llevé la mirada hacia los botiquines que había sido capaz de traer—. Deberíamos descansar después de hacer las curas. He oído que hay una aldea por aquí cerca, podríamos buscarla mañana...

    Así pues, no dudé en ponerme manos a la obra con los tratamientos de mis compañeros, aprovechando que era la que probablemente mejor parada había salido de toda aquella situación. Después, sabiéndome refugiada y con el cuerpo pesado por culpa de todo el cansancio del día acumulado, no tuve demasiado problema en quedarme dormida cerca de una de las hogueras.
     
    • Fangirl Fangirl x 1
  7.  
    Rider

    Rider One of a Kind

    Cáncer
    Miembro desde:
    12 Mayo 2015
    Mensajes:
    1,405
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    [​IMG]

    El Cetoddle correteaba contento por la pradera, muy de vez en cuando se adelantaba y se quedaba expectante a que lo alcanzara y otras veces regresaba apresurado a darme un par de cabezazos esperando que apresurara el paso. Realmente tenía prisa por volver a la aldea o simplemente era un bicho hiperactivo que esta muy feliz de que lo acompañara. Aun con todo, la intriga seguía persiguiéndome un poco, sabía que tenía un poco de suerte para que los Pokémon me tuviesen confianza—a veces—, pero, había algo más con este pequeñín, ¿realmente podía ser todo una coincidencia?

    Entre preguntas y golpecitos acabamos llegando nuevamente a la entrada, con mucha suerte, ya que en mi estado probablemente correr o pelear hubiese sido un problema.

    —"Incidencias" es mi segundo nombre, pero regresamos intactos...parcialmente —Mis bromas se interrumpieron al escuchar a uno de los guardias hablar sobre el origen del pequeño cetáceo gélido. Mi sonrisa se desvaneció por un instante—. Disculpe, ¿acaba de decir que este pequeñín vino desde Teselia en uno de los aviones junto con alguien más?

    Me giré con cierta seriedad hacía mi "nuevo" compañero, antes de soltar un risa nasal y frotarme la cara.

    —Los chicos tenían razón: A veces soy una mala influencia en los pequeños ¿eh? —me acerqué nuevamente a la criatura y acaricié con cuidado su cabeza antes de dedicarle unas palabras—, tú y yo tenemos mucho de que discutir, pero por ahora supongo que bastara por hoy marcar esto como una misión cumplida.

    Entregamos la canasta a los guardias para que estos las llevaran a quien correspondiese, creo que el enano y yo ya habíamos hecho suficiente cargando cosas por un día. Nuevamente en los interiores de la aldea me cuestioné pasar por el bar y pedir un trago para aliviar las penas y revisar como estaba Niko, pero el cansancio y el dolor comenzaron a caer sobre mí, después de todo, habían sido unas 12 horas muy agitadas. Seguro que el rubio estaba bien, ya habría tiempo de ponerse al día con él.

    Lo único que me intranquilizaba era pensar en todas las personas que seguían ahí afuera, pero en estas condiciones sería un suicidio salir de noche, más un estorbo que una ayuda. Lo mejor que podía hacer era tratar de descansar y prepararme mentalmente para mañana. Sabía lo que implicaba unirme a todo este conflicto, solo quedaba esperar que fuese capaz de sobrellevarlo.

    Justo antes de localizar la sala de curas pude ver a Niko salir del bar, pensé en saludarlo pues parecía estar junto con otra persona, pero a esta apenas le dirijo la palabra, parecía...afligido. Quería acercarme, preguntar que le pasaba, pero no encontraba el valor, después de todo habían sido años los que habían pasado desde la ultima vez que nos sentamos a hablar de nuestras vidas, aunque ahora sentía que ya no tenía las preguntas adecuadas para hacer, mucho menos estaba listo para escuchar las respuestas.

    Por el momento, sería mejor dejarlo descansar y dirigirme a la sala de curas a dormir. Mañana será otro día.
     
  8.  
    Gigavehl

    Gigavehl Equipo administrativo

    Cáncer
    Miembro desde:
    15 Abril 2019
    Mensajes:
    4,372
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Givan Velren

    Tal vez había tomado la mejor decisión, aquél sitio parecía que seguía abierto y atendiendo, el olor lo delataba y de inmediato el estómago me crujió, esto en verdad iba a ponerse muy feo, no tanto por lo que pudiera suceder adentro, si no por los días venideros...

    De cualquier modo, no iba a desaprovechar este momento, y decidí ingresar, sin embargo, nadamas hacerlo un Charcadet nos echó bronca, en un inicio Quaxly parecía aturdido, pero luego pareció molestarse por la actitud del contrario, a lo que yo más que preocupado me quedé confundido.
    —Eh, Quaxly, calma amigo—. Dije hacia el pequeño, sonriendo un poco nervioso, a lo que ahora miré hacia los dos presentes, ninguno de los dos lo reconocía, al menos... No hasta que el otro volteó, y le pude ver el rostro...

    Espera... Lo conocía de algo, ¿no? Juraría que algo en él se me hacía familiar, pero era tan difícil decirlo con certeza, tanta fué mi concentración en esos momentos que expresé cierta seriedad de forma inconsciente, sin embargo, sin siquiera dejar espacio a decir nada, el procedió a retirarse con una prisa... Inusual.
    —E-Eh... ¿Okay?—. Dije más por reflejo que otra cosa, apartandome de su camino, aunque igualmente no evité sentirme incómodo por ello y... Con el peso que llevaba encima no me sentía motivado a indagar nada.

    Miré a la encargada, pidiendo calma con respecto al Charcadet, volteé a ver al mismo y hasta parecía ofendido por sus palabras, o esa impresión me dió, por lo que volví la vista a la mujer, a lo que pronto sonreí con pena y no precisamente con gracia.
    —Si apenas soy el cliente dos... Menos ganas tengo para pedir nada, me muero de hambre sí, y seguramente no solo yo... Vengo de, bueno. De lo que ocurrió hace horas con los aviones—. Respondí por fin, mirando a Quaxly, no sabía si tenía hambre, aún tenía la barra energética, debería servir para compensar esta noche.

    >>Ah, ¡No no! Agh, si bien no tengo dinero yo... Puedo buscar pagarlo de alguna manera jeje, quiero decir. Puedo ayudarle a lavar lo que haga falta o cerrar, no tenía motivos de solo venir y pedir, después de todo—. Añadí con respecto al plato gratis, esto iba a ser muy difícil, especialmente considerando que ya no tenía muchas ganas de lidiar con las personas.

    —Bueno, todos han insistido en que es mejor irse a dormir ya... Si no mejor me retiro, yo... No quisiera poner a prueba las advertencias que tanto me han dicho—. Finalicé con pena, a lo que miré a Quaxly y esta vez opté por cargarlo si quería, llevaba botiquines de sobra, tal vez era mejor ir a la Enfermería y ver si ahí podía dejarlos, si era necesario, y preguntar donde podría dormir, aún me quedaba un trecho antes de aquello, supuse.
     
  9.  
    MrJake

    MrJake Game Master

    Capricornio
    Miembro desde:
    12 Julio 2012
    Mensajes:
    22,192
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Zireael

    Caminaste en dirección al río. El amanecer aún no acababa, pero había suficiente luz en la provincia como para que pudieses ver bien tu camino. Era curioso ver el paisaje despejado... libre de aquellas luces verdes, desprovisto casi de pokémon, y bañado por la luz anaranjada. La calma del lugar era inmensa. Pero esa calma, a la vez, era algo tétrica, porque ya habías aprendido que podía verse interrumpida de repente por una de aquellas máquinas asesinas que acechaban de un lado a otro.

    Con todo, pudiste continuar sin mayores incidencias, siguiendo un camino entre la hierba. Hasta que lo viste a lo lejos.

    Encina era un hombre alto y de espalda ancha, así que fue fácil ubicarlo a los pies del río, en la distancia, descendiendo una leve pendiente. Estaba mirando hacia el agua, de pie, inmóvil. Sí que te costó un poco más ubicar la pequeña mota blancuzca a sus pies, el pequeño Mankey que estaba junto a él. Faltaba...

    Ah. Miraste hacia abajo, y lo viste a tus pies, acercándose correteando. Pawniard estaba allí, contento, sonriente (bueno, no tenía "boca" como para detectar su sonrisa, pero... sabías que sonreía). Señaló luego con su cuchilla hacia el río, animado. En su otra cuchilla, al alzarla, viste que llevaba ensartada una manzana que parecía estar ofreciéndote.

    Vaya... Encina, Pawniard y Mankey parecían haber estado trabajando duro, ¿eh? Ya habían localizado comida y agua.

    En fin, pronto caminaste hacia abajo, en dirección al río. Cuando te acercaste a Encina y a Mankey, el segundo fue el que primero se dio cuenta de tu presencia, te miró, pero luego volvió a encaramarse junto a Encina. El hombre, aunque empezó a hablar, no se giró a mirarte. Simplemente debió notar tu presencia, y empezó a hablar. Los ojos verdosos estaban enfocados fijamente hacia el horizonte.

    —Estamos lejos de casa, ¿no? Perdidos aquí. Y yo ni siquiera me acuerdo de nada. Pensaba que al descansar, dormir un poco y despejar la mente, los recuerdos volverían, pero no. No han vuelto. Aunque he soñado: he soñado con una chica, una chica preciosa. Y con un pueblo, o algo parecido, un lugar que en mi pecho sentía como hogar. Soñé todo eso, y cuando he despertado, tenía lágrimas en mi rostro, pero...

    >> Pese a todo, al abrir los ojos, esas imágenes se quedaron en eso. En imágenes. Es como si mi mente fuese una cadena a la que le falta el eslabón más importante. Siento quién soy, pero no quién soy. Y empiezo a pensar que nunca... recuperaré esos recuerdos.

    Como si notase su malestar, el Mankey se agarró a la pierna y empezó a trepar por la espalda de Encina, subiendo hasta su hombro. Con todo, el soldado seguía con la mirada completamente perdida en el horizonte, sin variar su expresión un ápice. Parecía estar teniendo un momento de depresión puntual bastante fuerte... encontrar palabras adecuadas parecía difícil. Quizá no tenía siquiera sentido intentarlo. Quizá era mejor guardar silencio, beber un poco de agua y... planear luego el próximo movimiento.

    O quizá sí deberías intentarlo. Era difícil saber cómo actuar en una situación tan compleja como esa.


    Si decides decirle algo a Encina, puedes tirar 1d20 para cualquiera de las stats mentales, la que indiques previamente (Carisma, Percepción y Empatía). Según cuál escojas y cuánto saques, el resultado podrá variar.


    ***

    Amane


    Con cuidado, comenzaste, con la ayuda del jefe y de otros pocos enfermeros, a curar las heridas de los que estaban allí. No pudisteis hacer mucho más que desinfectar cortes y moratones, poner vendas y tiritas e incluso hacer un amago de sutura de alguna herida más fea de la cuenta, pero eso era todo cuanto los botiquines que habías conseguido os permitían. Lo que era más preocupante, sin embargo, era ver los pocos pokémon que había allí. Cierto que la mayoría de enfermeros que habían acudido a la zona no tenían compañeros, reservados a la unidad de entrenadores, pero algunos Chansey, Audino y otros pokémon con buenas dotes de enfermería estaban en el equipo; otro ejemplo, claro, era el pequeño Flittle.


    Gastas dos de tus tres botiquines. El jefe parece algo complacido con tu esfuerzo; llegaste un poco tarde, pero gracias a ti, muchos compañeros podrán seguir adelante.

    Entre vosotros, colaborando en las curaciones, solo había, sin embargo, un Audino y un Comfey. El segundo era el pokémon que el jefe trajo consigo... y ambos pokémon estaban bastante desgastados. Poco después de terminar las curas, cuando os sentasteis en la hoguera principal para discutir sobre la situación, comer y beber algo (te hacía falta...) y actualizaros con más calma sobre lo que había pasado, entendiste un poco más lo que sucedió con los pokémon, y...

    —... la pobre Amy, espero que esté bien —dijo una de las compañeras, sentada junto a ti—. A ella también le debemos la ayuda, ¿eh?

    —Igual que a los pokémon —susurró otra chica—. E-Ellos, pese a que estaban aquí para curar, nos... ayudaron a pelear. Y muchos acabaron perdiendo sus vidas en el intento.

    —Se sacrificaron por nosotros. Como otros compañeros. Ahora, solo aquel Audino y mi Comfey quedan —murmuró, abatido, el jefe. Luego miró a Flittle, aún flotando a tu alrededor—. Y, bueno, también el pequeño Flittle de Amy.

    —Menudo desastre de situación...

    —Sí...

    V-Vaya, la moral estaba por los suelos, pero... era normal, ¿no? Era un desastre de situación. Mantenerse positivo en ese escenario era complicado, por no decir imposible.

    —No nos rindamos del todo —aseguró el jefe, tratando de alzar la cabeza con determinación—. Hoy descansaremos, pero mañana tocará seguir dándolo todo, ¿sí? Somos los encargados de mantener con vida al resto, no olvidéis vuestro propósito en esta operación. Ahí fuera no solo se ha estrellado nuestro avión, también los otros dos. No solo nuestros compañeros y compañeras corren peligro, también muchos otros soldados y guerreros pueden necesitarnos. No podemos hacer mucho en la noche, Damián nos ha advertido de lo peligroso que es todo, pero... mañana iniciaremos la búsqueda de más recursos, y la búsqueda de gente a la que salvar. Esa es nuestra labor, después de todo.

    Sí. Había gente a la que salvar y encontrar, ¿no? Gente como Amy. Y como Ethan.

    Poco después, con el estómago ya lleno y la sed aplacada, el cansancio te venció, y el calor de la hoguera te permitió conciliar el sueño. Quizá no estabas en las mejores circunstancias como para dormir en paz, ni por comodidad en aquella cueva, ni por lo mucho que debía pasar por tu cabeza; pero, sin duda, estabas tan cansada que el cuerpo se dio por vencido y caíste bien, bien dormida.


    Día 2.


    Despertaste cuando un rayo de sol entró de tal forma entre las aperturas de aquel recoveco que te dio directo en los ojos. El ruido empezó a oírse a tu alrededor como si empezase a sonar justo ahora, pero algo te decía que llevaba un tiempo sucediendo, solo que tu cuerpo no lo registró. Viste movimiento a tu alrededor: gente levantada, de un lado a otro, los distintos enfermeros movilizándose.

    Flittle se puso entonces delante de tu cara, mirándote con cierta ansiedad, nerviosismo, o algo por el estilo. Y solo entonces empezaste a incorporarte.

    —Ah, al fin te despiertas —te dijo Damián, que se acercaba junto a su Mabosstiff—. Debías estar cansadísima, así que todos acordamos dejarte dormir más. Está amaneciendo ya, por lo que los Ferroespectros se habrán ido. Y es hora de movilizarnos.

    Damián te tendió la mano para ayudarte a incorporarte. Luego miró a su alrededor, brazos cruzados.

    —Hay que buscaros un lugar seguro a todos, este recoveco no va a pasar desapercibido todo el tiempo por los ferropokémon. Así que estamos empezando a decidir el curso de acción más oportuno. He sugerido que acudamos a las inmediaciones de Nueva Alforno al oeste de aquí, pero está bastante lejos a pie; no llegaremos nunca en un día. Por eso, quizá, debamos parar en alguna aldea en el camino.

    >> Pero antes, tus compañeros quieren otear la zona de los aviones para rescatar a toda la gente posible. Así que vamos a crear un par de escuadrones de exploración: dos pokémon en uno, dos en otro, sería lo ideal. Solo tenemos a Mabosstiff, a Flittle, a Audino y a Comfey... por lo que no podemos permitirnos mucho más. No quiero tener que depender todo el tiempo de ellos, pero... la realidad es que si vamos sin pokémon y un ferropokémon nos asalta, no tendremos nada que hacer.

    >> Así pues, dime, ¿qué quieres hacer, Emily? Necesitamos a Flittle, pero estamos determinando aún cómo organizarnos. Cualquier pregunta, propuesta, o lo que sea... ahora es el momento de hacerla.


    ***


    Después de entrar en la aldea y entregar los víveres y traer al Cetoddle sano y salvo, te dirigiste hacia la sala de curas para descansar. Por suerte, alguna de las frutas que recogió el pokémon te pudo servir como alimento para saciar el hambre (la sed no era un problema, habías tenido bastantes dosis de agua ya en el día), así que lo único que quedaba era descansar, claro. Podría decirse que cumpliste la misión, sí. ¿De forma algo cuestionable en algunos puntos? Podía ser. Pero la cumpliste, y eso era lo importante.

    La aldea agradece tu esfuerzo. Llegaron todos los víveres y no consumiste ningún recurso; te han permitido quedarte con la red adhesiva.

    Entraste por fin en la casa de curas, en fin, y viste a Cetoddle salir disparado en una dirección concreta. No hubo... mucho tiempo para pararte a ver dónde iba, sin embargo. Aquel lugar te impactó cuando entraste dentro.

    —Gracias por recuperar al pequeñín —te dijo el Doctor, caminando hacia ti—. Las hierbas medicinales que ha traído serán muy útiles... quizá podamos salvar alguna que otra vida.

    El lugar era grande, sí, pero... se sentía muy pequeño. Porque estaba lleno hasta arriba de mantas tiradas en el suelo a modo de "camas improvisadas", que, junto a las camas de verdad, inundaban el lugar. Decenas de personas se apiñaban allí, llenando el espacio, muchas heridas, otras simplemente exhaustas. Compañeros que te eran o no familiares, pero todos parte de aquellos aviones que cayeron estrepitosamente en vuestro intento de infiltración.

    —... no creo poder decir lo mismo del tipo que vino con aquel pokémon, sin embargo —siguió el doctor, mirando al fondo de la sala. Tras un par de biombos blancos—. Voy ahora a atenderle, está apartado, junto a los demás críticos. Creo que no sobrevivirá. Sus heridas son muy graves... solo llegó aquí porque el pequeñín lo cargó a su espalda. Pobrecito, su compañero...

    Esas palabras te generaron un escalofrío, de algún modo. Pero el cansancio, los pequeños cortes y golpes que te habías dado y lo poco que habías comido eran superiores a ti. Por eso, en cuanto el médico te indicó un pequeño recoveco en el que resguardarte, sobre una almohada barata y con apenas un par de sábanas sobre el suelo... quedaste completamente rendido.


    Día 2


    Despertaste entre un jaleo bastante intenso. No era de extrañar: había demasiada gente allí. Lo que te hizo levantarte, sin embargo, fue el extraño frío que recorrió tu cuerpo. Y que es que descubriste que Cetoddle se había acurrucado a tu vera, y estaba ya despierto, algo encogido. Su siempre jovial actitud estaba algo apagada, y cuando abriste los ojos, te miró de cerca, gruñendo en voz muy baja, como si sollozase.

    Sabías que algo había pasado. No era difícil imaginar el qué. El médico ya lo dio a entender el día anterior, ¿no? Justo antes de dormir.

    Buscaste a tu alrededor, pero no fuiste capaz de dar con Nikolah cerca. También era complicado, con tanta gente allí aglomerada. Y, probablemente, solo otras dos cosas pasaban por tu cabeza: la primera era quién era aquel hombre que vino con Cetoddle y qué le había pasado; la segunda era... lo que los guardias dijeron muy vehementemente.

    Solo podrías pasar la noche allí. Tú y todos los demás.

    Ver a tanta gente magullada allí te hacía cuestionarte cómo se supone que esos tipos iban a salir. Tú estabas bien, después de todo, con todo y accidentes... pero no todos los presentes en la casa de curas podían decir lo mismo. Aun así, aquello era Valthyria. Probablemente, los aldeanos ya se la estaban jugando demasiado.

    Así que era hora de cerrar lo que te quedase por hacer, y estudiar los próximos movimientos, ¿no?


    ***


    Tu salida fue algo abrupta, pero no era de extrañar, claro. Constance hacía que se te evocasen demasiados recuerdos. Lo más probable es que su aspecto, sus ojos, su pelo, y todas aquellas pequeñas cosas que te hacían recordar fuesen solo casualidad: al fin y al cabo, incluso con tantas similitudes, no dejaba de ser una mujer de unos cuarenta años, como poco. Cuarenta y algo, probablemente. Era clara la separación, la brecha entre tus recuerdos y lo que viste en ella, pero... que se parecía era innegable.

    Y que dolía, más innegable aún.

    El comentario de la dueña del bar fue, quizá, inocente para ella, un comentario sarcástico y juguetón que iba a juego con su personalidad. Pero removió lo suficiente los recuerdos como para hacer que salieses de allí tan rápido como pudiste. Pasaste de largo de la persona que acababa de entrar, y te dirigiste a la sala de curas. No preguntaste por Aleck, no te detuviste mucho más que pare contemplar el cielo. El doctor te guio a un rincón en el que poder acurrucarte entre la muchedumbre de gente que se aglomeraba allí, y en ese mismo rincón te tumbaste, tratando de conciliar el sueño.

    Quizá fue difícil, pero lo lograste, tal vez por el cansancio acumulado y por tener, afortunadamente, el estómago lleno. Como sea, dormiste, pero...

    No tardaste mucho en despertar.

    Día 2.

    Cuando te levantaste, te percataste de que no muchos de los "pacientes" estaban despiertos aún. Descubriste por la luz que entraba en la sala que el amanecer apenas estaba comenzando. Debía ser muy temprano... quizá habrías dormido cinco horas, aproximadamente; tal vez poco, en general, especialmente para el día que pasaste, pero quizá mucho, viéndolo desde otra perspectiva.

    Sin mucho más que hacer, quedaste allí por un momento, rodeado de gente que estaba en peor condición que tú. Rodeado de heridos en tu misma operación suicida, aquella idea de infiltrarse en Valthyria que terminó saliendo mucho, mucho peor de lo que esperabas.

    Podrías, quizá, buscar a Aleck, de quien no sabías nada desde el día anterior. O tal vez podrías salir fuera. O quedarte allí, solo con tus pensamientos. Sabías, en todo caso, que era cuestión de tiempo que os hiciesen marcharos de aquella aldea que había acogido a tanta gente sin tener realmente ninguna razón más allá de la mera solidaridad para ayudar a gente que, al fin y al cabo, había venido a causar problemas y podrían involucrarnos. Quizá podrías devolverles el favor, de algún modo. O no.

    Era difícil saber qué hacer. Mucho más decidir cómo actuar de ahí en adelante, cómo salir de Valthyria, qué hacer por sobrevivir, si es que había algo que a la larga os serviría.

    Probablemente, nadie en esa sala lo sabía.


    ***



    La mujer Constance, vio al hombre rubio marcharse rápidamente de allí, y lo miró con gesto sorprendido. Cuando luego tú hablaste, ella hizo un gesto con las manos, apurada. Salió desde detrás de la barra y cargó al Charcadet en los hombros conforme hacías lo mismo con Quaxly. Los dos pataleaban levemente entre los brazos de cada uno; podrías haber jurado que, de haber podido hablar, habrían dicho: "¡eh, suéltame, esto es entre él y yo!".

    —Oh, por favor, no te preocupes... ten. —Te ofreció un vaso lleno de caldo y unas sobras de un poco de pan—. Es poco, pero es lo que te puedo dar, porque tengo que cerrar. Y no me debes nada, hombre; no voy a salir de pobre por no cobrar por las sobras de la comida del día, ¿no crees?

    La mujer sonreía y se expresaba con gestos algo altivos, quizá sarcásticos... pero emanaba una innegable amabilidad, de algún modo extraño. Te acompañó luego, una vez saciaste tu hambre con aquel ofrecimiento, y cerró la puerta del local detrás de ti.

    —Hoy ha venido mucha gente aquí hoy, a nuestra aldea —murmuró, con Charcadet aún revolviéndose entre sus brazos—. Tremendo espectáculo han causado los tuyos, ¿eh? Aviones cayendo sobre nuestras cabezas... increíble. Nunca lo habría esperado, a decir verdad.

    Te miró de cerca, esbozando una sonrisa confiada. Pero pronto el gesto se esbozó en algo más... entristecido.

    —Parece que mi Charcadet no ha terminado de llevarse con tu Quaxly, eso sí. Es así de beligerante, hijo, perdónamelo. —Desvió luego la mirada—. Bueno, ve a la sala de curas, si buscas donde dormir; no apuesto porque tengan el mejor lugar del mundo para tumbarte, pero al menos será un techo.

    >> Y... si ves a ese chico de antes, al tipo rubio, dile que me venga a ver mañana, antes de irse, ¿sí? Y también puedes venir tú, si quieres, claro.

    Lo dijo de manera casual, sí, pero tras su voz parecía enmascarar una cierta preocupación. Tal vez había percibido que dijo algo inapropiado, y quedó preocupada. O tal vez tenía otro tipo de cosas en su cabeza, quién sabía.

    En todo caso (y pese a las protestas iniciales de Quaxly), caminaste hacia la enfermería, y tras hablar con el médico, tú también conseguiste un rincón en el que descansar. No... era lo mejor, desde luego, pero, junto al pokémon de agua, que se acurrucó a tus pies, pudiste llegar a conciliar siquiera un poco el sueño.

    Día 2.

    También era temprano cuando tú despertaste. El amanecer estaba ya algo empezado, pero no mucho; calculabas que podrías haber dormido unas seis horas, aproximadamente... y ahora que despertabas con algo más de luz en aquel lugar, te percataste un poco más de en qué situación exacta estabas.

    Heridos te rodeaban por todas partes. Los más graves parecían estar al otro lado de unos biombos al fondo de la abarrotada sala, sí, pero eso no excluía que vieses vendas, heridas, magulladuras... el pulso se te aceleró ligeramente, ante la tétrica escena; no solo por lo que implicaba que tantos de los que viajaron en el avión contigo hubiesen acabado así o peor, sino porque tus miedos y fobias se activaban nuevamente. Permanecer en aquel lugar rodeado de gente herida, quizá... no era lo más sano para tu mente. Era difícil pensar en algo más.

    Quizá por eso ni siquiera te percataste, en un inicio, de que Quaxly no estaba. ¿Dónde se había metido ese pequeñín, ahora?





    Emily y Aleck han completado, sin saberlo, una quest. Aún considero que estáis en las primeras fases del spin-of (aunque os queda muy, muy poco a los de este grupo, tbh), y no será hasta que ya estéis 100% libres y con una quest principal compartida, digamos que un "objetivo claro" y definido, cuando publique cómo funciona esto de las quests y demás... pero de momento, sí diré que lo que os he puesto en negrita a ambos determina cómo de bien ha resultado vuestra misión; ambos la habéis completado, eso sí, de un modo u otro, y al margen de otras recompensas que no se discutirán hasta que publique su guía, ello tendrá efecto en los npcs y su percepción de vosotros, como mínimo. En el caso de Aleck, la percepción de la gente de la aldea, y en el caso de Emily, la de su jefe y compañeros enfermeros.

    Como a partir de aquí ya todos estáis en la misma franja temporal aproximada de nuevo, libres sois de ir avanzando que yo os podré responder sin problema. Sorry Pau por dejarte en visto tanto tiempo unu (?
     
    • Fangirl Fangirl x 3
  10.  
    Zireael

    Zireael kingslayer Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    11,285
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Cay LF.png

    Mente: 27/30

    No podía ponerme demasiado cómodo en esta calma y esta aparente soledad porque anoche había descubierto que no era tal, que las máquinas o la mierda que fueran nos podían alcanzar y sería patético que no hubiésemos logrado nada más que averiguar que estábamos vivos y a los dos nos faltaban cachos de memoria en menor o mayor medida. Mientras seguía el camino iba pensando en eso, procurando estar atento al espacio para dar con el ranger, pero a Encina no fue que encontrarlo fuese muy difícil. La altura y el ancho de espalda hacían que ubicarlo fuese sencillo, aunque notarlo ahora hizo que las ideas se me resbalaran en direcciones un poco extrañas.

    No es que yo fuese bajo en sí, pero era casi demasiado delgado y comparado con otros rozaba lo vergonzoso. En sí no tenía grandes cualidades, ¿cierto? No era fuerte, resistente o rápido, tenía mal carácter y si había logrado avanzar en otras áreas había sido por puro y llano resentimiento, lo que tampoco era algo que aplaudir... Sacudí la cabeza con la intención de barrer esos pensamientos y me distrajo notar a Mankey y luego a Pawniard que, digamos, sonreía espiritualmente.

    Se acercó, me señaló el río y con la otra cuchilla me ofreció una manzana qué acepté sin mucho problema. Le dediqué una sonrisa suave y me acuclillé para hacerle un par de caricias en el casco.

    —Gracias a los tres por solucionar el tema del agua y la comida —le dije al enano—. ¿Puedes despertarme a la próxima? Me angustia abrir los ojos y no ver a nadie.

    Me angustiaban los espacios negativos.

    Incluso si había aprendido a vivir con ellos.

    Al acercarme a Encina y Mankey el pokémon me notó primero, mientras que el ranger empezó a hablar sin mirarme y lo escuché. No dije nada, lo dejé hablar y traté de balancear la culpa, la empatía y la preocupación, pero cuando me dijo que había soñado con una chica preciosa una sonrisa amarga me alcanzó el rostro. Ojalá él no la notara, pero si había soñado con una chica quizás... tal vez fuesen fragmentos de su memoria, ¿no? Más si había despertado llorando.

    Tenía alguien con quien regresar, ¿verdad?

    Detuve la mirada en el agua y pateé mentalmente el pinchazo de envidia sin sentido que me había alcanzado el pecho, pues algunas cosas no habían cambiado para mí, puede que nunca cambiaran. Una parte de mí se había resignado a dejar de buscar algo que parecía no poder alcanzar, pero en el fondo lo anhelaba, ¿no? Negarlo era imposible. Era la verdad detrás del Cayden adolescente que había llenado el vacío buscando admiración de cualquier alma y el que había llegado al torneo.

    No había amor suficiente para llenarme el pecho.

    Me callé, por algunos segundos no hice más que seguir mirando el agua, recordando las personas que conocía y de las que me separaba tarde o temprano, incapaz de aferrarme a nada o de ceder lo suficiente para tener alguna conexión real, mientras este pobre seguro no podía recordar a la chica bonita con la que debía volver. De todas formas no era tan insensible ni tan egoísta para solo ignorar el claro malestar de este hombre que de hecho estaba justificado. No quería darle falsas esperanzas porque yo tampoco sabía si podíamos recuperar su memoria, pero no quería que se sintiera solo. Era lo único que podía hacer por él.

    Tomé aire, respiré con algo de pesadez y estiré la mano libre para posarla en su espalda y hacerle un mimo, nada más que eso.

    —No sé lo que se siente perder recuerdos tan importantes —empecé apenas al volumen suficiente para que me oyera por encima de la corriente del río. No era igual no saber cómo había despertado en la cabaña que olvidar todo de mí mismo—, pero debe dar miedo, ¿no? La posibilidad de no recuperar eso que perdiste, debe ser aterrador, frustrante y muchas cosas más.

    Continué con la caricia a falta de nada más.

    —Y está bien que sientas todo eso, lo que sea, cuando sea. No es mucho, pero Mankey y yo estamos aquí —retomé luego de un instante de duda—. Cuando necesites compañía o si quieres hablar conmigo si sueñas algo más... Para eso son los equipos, ¿o no? Ahora podemos tomarnos un respiro y luego seguiremos buscando el eslabón de tu cadena.

    Sale 1d20 de empatía
     
    Zireael ha tirado dados de 20 caras para Empatía (7) Total: 8 $dice
    • Fangirl Fangirl x 1
  11.  
    Reual Nathan Onyrian

    Reual Nathan Onyrian Adicto

    Capricornio
    Miembro desde:
    31 Julio 2017
    Mensajes:
    2,125
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    [​IMG]

    Me desperté al alba, como era de costumbre. No importaba cuan cansado podía estar, mi reloj interno se había configurado de tal manera que me era imposible dormir más que el amanecer. Y los sueños recurrentes no ayudaban. Sueños en llamas, bosques oscuros, nieve, y cenizas. Me restregué el rostro y miré alrededor. Yo era de los primeros en levantarme, lo cual no me sorprendía para nada. Suspiré, y me incorporé, quitándome el polvo de la ropa. Había mucho que hacer. Y más valía comenzar ahora. No teníamos mucho tiempo.

    Volví a pasear la mirada por los alrededores. Había muchos heridos, varios de ellos en condiciones bastante pobres. Transportarlos iba a ser una pesadilla logística. Ni hablar de todos los suministros con los que habría que cargar. Tal vez podrían alquilarnos o vendernos algún carro o vehículo similar en el pueblo, eso podría alivianar la carga. También había que preveer el camino a seguir. No podíamos ir vaganbundeando por la campiña, en especial si había más de esos... fierropokémon por ahí. Y por lo que había visto, de entre todo el avión, solo Aleck y yo estábamos en condiciones de pelear.

    Hablando del chico, ¿dónde se había metido? No lo veía desde ayer. Esperaba que hubiera llegado a resguardarse en la noche. Pensé en buscarlo, pero para eso seguro tenía que serpentear entre los heridos, y lo que menos quería era incomodar a toda esta gente, y también a los que los estaban cuidando. Tal vez podía ocupar mi tiempo con otra cosa.

    Decidí salir del edificio, eso sí, para poder respirar un poco del frío aire de la madrugada. Eso siempre me levantaba un poco los ánimos, y me aclaraba la cabeza. Y también servía para quitarme los resquicios de sueños de la mente. Salí casi en puntitas de pie, lo más sigiloso que pude, y una vez afuera, estiré los brazos al cielo e inhalé de manera profunda, llenándome los pulmones. El aire de aquí era raro, la verdad. Sabía casi como... artificial. Tal vez todas las historias que Constance me había contado la otra noche se me habían enraizado demasiado en la cabeza. Estaba en otra región, y en otro ambiente, obviamente el aire iba a ser distinto.

    Realicé unos ejercicios de estiramiento para desentumecerme luego de haber dormido en una posición incómoda, y también para que la sangre comenzara a circular por el suelo. El estómago me rugió, y miré de manera inconsciente en dirección a la taberna de Constance, pero hice una mueca y giré la cabeza. No solo seguro seguiría dormida, en especial si había tenido que atender al otro tipo que había entrado tan tarde, si no que no me apetecía ahora hablar con ella. Quería disculparme por haberme ido de manera tan abrupta, no era su culpa el hecho de que incluso después de tanto años mis emociones siguieran tan a flor de piel. Pero no sabía como encararlo, la verdad. Nunca había sido bueno en estas cosas.

    No, mejor me dedicaba a algo más productivo. Tal vez salir a caminar fuera peligroso, pero al menos podría explorar desde los límites del pueblo, intentando dilucidar el terreno. Teníamos que seguir viajando, y quizás pudiera vislumbrar alguna ruta o camino que fuera fácil de transitar, o tal vez algún lugar lejano que pudiéramos usar de escondite. Paldea era más plana que una pizza y la verdad no tenía idea de su geografía, pero algo debería haber.

    Podría estar fuera de mi elemento, pero tal vez podría vislumbrar algo en el horizonte que nos indicara cual podría ser el mejor camino a seguir.

    Supongo que tiro Percepción, pero espero confirmación del GM :D
     
    Reual Nathan Onyrian ha tirado dados de 20 caras para Percepción (3) Total: 2 $dice
    • De acuerdo De acuerdo x 1
    • Fangirl Fangirl x 1
  12.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado showgirl ★ nineteen k. gakkouer

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    16,964
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Emily (AU).png

    La situación de los enfermeros era francamente deprimente, no había manera alguna de disimularlo. Sabía que los botiquines que había traído no iban a hacer milagros, pero al menos sirvieron para desinfectar y tapar las heridas más superficiales que los demás habían sufrido; con un poco de maña, también fuimos capaces de suturar alguna que otra brecha de peor aspecto. La conversación que mantuvimos después no ayudó para nada a la moral del grupo, aunque debía admitir que la situación dejaba muy poco espacio a ser optimista; yo ni siquiera lo intenté, a decir verdad.

    A pesar de todo lo sucedido aquel día, el cansancio no tardó en apoderarse de mi cuerpo tras haber comido un poco y bebido algo de agua, por lo que apenas pasaron unos segundos hasta que caí rendida ante la calidez de la hoguera. A la mañana siguiente, me desperté gracias a un rayo de sol que coló por las rendijas de la caverna, lo que me hizo fruncir un poco el rostro antes de abrir los ojos, y poco a poco, empecé a ser consciente de todos los ruidos que había a mi alrededor.

    —Buenos días, pequeñín... —murmuré, estirando el dedo índice para dedicarle una caricia suave—. ¿Has podido descansar algo?

    Poco después, Damián y Mabosstiff también aparecieron en mi campo visual, y a los segundos estaba aceptando la ayuda del muchacho para levantarme. Murmuré un "gracias" cuando me informó de que me habían permitido dormir más de la cuenta y estiré los brazos, desperezándome. Pude así prestarle toda mi atención a Damián, por lo que fui asintiendo un par de veces con la cabeza a medida que hablaba, y cuando finalmente me preguntó por mi opinión, le eché un vistazo al tipo psíquico con evidente preocupación.

    >>Ayer me encontré con un superviviente de los otros aviones, Givan, y me dijo que había visto una aldea por los alrededores... es posible que otros hayan buscado refugio ahí. De todos modos... —seguí hablando, jugueteando de manera algo nerviosa con los dedos—. ¿Alguno de los grupos planea ir al avión de los enfermeros? Entiendo que los otros aviones puedan tener prioridad, pero Flittle y yo deberíamos volver a por Amy...
     
  13.  
    MrJake

    MrJake Game Master

    Capricornio
    Miembro desde:
    12 Julio 2012
    Mensajes:
    22,192
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Damián se cruzó de brazos, reflexivo.

    —Si no me equivoco, por lo que he hablado con tus compañeros, ese avión es el que está más cerca de una de las aldeas... así que es buena idea pasar por allí. La teoría más probable es que muchos otros supervivientes se hayan refugiado en aldeas de la zona. Si conseguimos llegar a ese avión y rescatar más recursos médicos, podríamos incluso contribuir a salvar a vuestros camaradas heridos.

    Se llevó una mano al mentón, mirando hacia arriba, muy pensativo.

    —Creo que lo mejor es hacer entonces dos rutas: una que vaya bordeando el este de la provincia, pasando por los dos aviones restantes y terminando en el río, en busca de supervivientes y recursos; y otra que vaya en línea recta al norte, hasta el avión de enfermeros. Aventuro que la primera travesía será más peligrosa, simplemente por ser más larga, así que... yo iré en ese grupo. Si lo deseas, Emily, puedes ir tú en el otro grupo. La idea será reunirnos ambos grupos a una hora determinada, al lado oeste del río. Y de ahí, con los supervivientes y otros víveres que consigamos, plantearíamos qué hacer hasta llegar la noche. ¿Te parece?

    Luego suspiró, dando golpecitos con su pie en el suelo.

    —... en todo caso, hay que ser rápidos con el tema de los aviones e ir a por ellos cuanto antes. Creo que será cuestión de tiempo, como mucho un día más, hasta que la División de Limpieza venga y se lleve todo lo que haya ahí.

    Ah, una de esas divisiones... de Ferropokémon, en esencia.

    —En fin. Lo siguiente a decidir es saber con quién iría cada uno. Tenemos a tu jefe, con su Comfey, y a la chica que va con un Audino. ¿Qué preferirías tú?


    ***



    Le hablaste a Encina con calma y serenidad, intentando expresarte con la mayor empatía que pudiste. El tipo te miró de reojo al inicio, logrando tus palabras sacarlo del extraño trance melancólico en el que se encerró a sí mismo por un instante. Y luego, cuando terminaste de hablar, suspiró.

    Era difícil intuir qué tanto habían funcionado tus palabras en él. Lo que podías ver era que su expresión cambió, con un suspiro entrecortado, y forzó una débil sonrisa.

    —Gracias... supongo que es un alivio poder contar con alguien, al menos. Te... lo agradezco mucho, Cayden.

    La sonrisa, poco a poco, se hizo más sincera. Lo pudiste hasta notar en su gesto, cómo este iba relajándose un poco más al mirarte. Pareció que sirvió de algo, siquiera para levantarle un poco los ánimos; aunque en el proceso tú hubieses bajado los tuyos.

    —Y, bueno —terminó diciendo, tras unos segundos de silencio, agachándose y pasando la mano por la orilla del río, distraído y aún reflexivo—. ¿Cuál es el plan ahora? No podemos quedarnos aquí sin más. Hemos tentado ya mucho a la suerte, creo yo. Debe haber algún sitio en el que refugiarnos, ¿no? Uno más... seguro.

    Con la mano a modo de visera, miró a su alrededor. Aquella explanada, plana en su mayoría, permitía ver el horizonte sin problemas. Y a Encina, claramente, le llamaron la atención varios puntos que vio a lo lejos, al oeste.

    —Allí al fondo se ve una especie de montaña muy alta. Algo lejos... y de camino parece que veo una aldea, no demasiado lejos de aquí. ¿Quizá sea buena idea pasarnos y preguntar, o... estando en este territorio, quizá no tanto? No sé cómo puedan reaccionar los locales de Valthyria frente a extranjeros, después de todo...
     
    • Fangirl Fangirl x 2
  14.  
    Zireael

    Zireael kingslayer Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    11,285
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Cay LF.png

    Mente: 27/30

    Dudé si mis palabras servirían de algo en realidad, no porque fueran falsas, si no porque sabía que en ciertos escenarios lo que salía de la boca de los demás podía sonar protocolario incluso cuando no lo era. A pesar de ello y aunque tenía bastante tiempo sin tener que dedicar palabras de consuelo, tuve la esperanza de que al menos la sinceridad de mi intención llegara a él.

    Su suspiró me puso un poco nervioso, pues no lo conocía lo suficiente para saber cómo interpretarlo, y que pareciera haber forzado la sonrisa tampoco me ayudó con la tarea. Sin embargo, luego de que me agradeciera su sonrisa cambió y al menos a mis ojos lució genuina y, sobre todo, algo más tranquila. Darme cuenta me hizo reflejar el gesto y lo zarandeé anclando la mano en su hombro un momento. Bueno, todo lo que se podía zarandear a esta criatura que era más grande que yo.

    —No es nada —le dije todavía con la sonrisa en el rostro.

    Lo vi agacharse para pasar la mano en la orilla del río y le presté atención unos segundos antes de mirar la manzana que Pawniard me había entregado, serviría para más tarde, suponía. La pregunta de Encina sobre cuál era el plan me hizo soltar una risa por la nariz y me encogí de hombros; no era como que hubiese pensado en uno como tal, pues para empezar teníamos que ver si llegábamos a hoy.

    —No me gusta esto de estar en exteriores, no en estas condiciones al menos —reflexioné al aire mientras el analizaba el espacio con la vista. Cuando formuló la posibilidad de ir a la aldea me enjuagué los ojos con la mano libre, pensando—. Nada nos asegura que nos recibirán con hospitalidad, pero me sigue pareciendo que quedarnos a la vista de esta forma es más inseguro, si me lo preguntas. Sobre todo porque no tenemos cómo defendernos... las armas siguen sin funcionar y Mankey y Pawniard son, bueno, algo pequeños. No deberíamos ponerlos en riesgo tampoco.

    >>La búsqueda de mi amigo sigue pendiente también, pero antes que nada debemos de asegurar nuestra supervivencia. Bebamos algo, si nos has comido nada, hazlo y vamos hacia la aldea.
     
  15.  
    Rider

    Rider One of a Kind

    Cáncer
    Miembro desde:
    12 Mayo 2015
    Mensajes:
    1,405
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    [​IMG]

    Los vivieres habían llegado completos, con excepción de una manzana que tomé de la cesta del pequeño para matar el hambre, él no parecía molesto, de hecho parecía invitarme a recibirla como una especie de premio, pero podía ver en sus ojos que a él también le gustaría darle un bocado. Pobrecito, a saber hacía cuantas horas no comía nada. Me limité a darle un par de mordidas a la manzana y darle el resto a mi compañero, el cual la consumió gustoso, era lo menos que podía hacer por el pequeño luego de todo el trabajo que tuvo que hacer.

    Los aldeanos me permitieron quedarme con la red que me había proporcionado. ¡Hey! quizá sirva para algo más adelante, yo me conformaba que haber ayudado algo, pero no era suficiente. Nunca era suficiente. En cuanto entramos a la casa de curas el enano salió disparado hacía la zona interior, una que estaba cubierta por mamparas, no era necesario ser un genio para intuir que era lo que había ahí detrás. Un doctor se acercó a agradecerme por traer los suministros y al Cetoddle, parecía bastante sereno aun para la enorme carga de trabajo que tenían. Aquel sitio estaba a reventar, gente retorciéndose del dolor en sus camas y otros apenas tratando de conciliar el sueño en el piso. Reconocí un par de caras del vuelo en el que Niko y yo viajábamos, pero los números eran lo que más me preocupaba: No eran ni la mitad del total de gente que iba en esos aviones. Había muchos ahí afuera que podían estar perdidos o peor...

    Si esto era malo, la situación se iba a poner mucho peor a la mañana siguiente. Heridos o no, la aldea no esta en la labor de seguirse jugando el pellejo por nosotros, estamos drenando sus recursos y los volvemos un blanco fácil para esas cosas metálicas ahí afuera. No había tiempo que perder, teníamos que pensar en una solución y rápido.

    Mientras trataba de maquinar algún plan milagroso para enmendar todo esto, las palabras frías pero sinceras del doctor me regresaron a la realidad. La persona con la que había llegado el cetáceo estaba tras esos biombos en estado grave y muy probablemente no pasaría de esta noche. Repentinamente el dolor en mis costillas y cabeza volvió con algo de fuerza, probablemente era que la adrenalina en mi cuerpo ya estaba dejando de hacer su función.

    De nada les servirá otro herido imprudente perdido en la noche.

    Acabe optando por dormitar un poco. Me colocaron una sabanas y una almohada en el piso junto a una de las paredes del recinto; recargué mi espalda contra esta mientras le daba la almohada a la persona a lado mío que parecía tener problemas para dormir. Desde ahí podía ver a todas las personas recostadas en el lugar, Niko no estaba entre ellas, probablemente le habría tocado las misma suerte que a mí. Poco a poco mis ojos se fueron cerrando y pude descansar un poco. El sitio era frío y los quejidos de dolor eran lo suficiente audibles como para despertar a un par de nosotros, pero bueno, era mejor que dormir en el campo. Lo sabía bien.

    El frío comenzó acentuarse en cuanto salieron los primeros rayos de sol, lo cual era bastante contraintuitivo, me desperté de golpe pensando lo peor, hasta que noté que era el pequeño Cetoddle que se había acurrucado junto a mí; su semblante cambiado, mucho más alicaído y su voz quebrada. Los doctores era aterradoramente precisos para estas cosas.

    Abracé al pequeñito con fuerza tratando de consolarlo. No sabía cual era la relación entre el Pokémon y esta persona, pero sí sabía lo duro que era ver partir a alguien. Ya habría tiempo de obrar algún plan descabellado para mejorar la situación o valorar las posibilidades. Había algo que tenía que hacer primero.

    Me puse de pie, me coloqué el calzado y me dirigí con el doctor de lugar, quien parecía que tampoco había descansado mucho, naturalmente.

    —Disculpe, doc —me tomé la libertad de tocar su hombro mientras hablaba con otro paciente—, se que ahora tiene mil cosas en la cabeza, pero me gustaría ver a la persona que con la que vino ese Cetoddle.

    Sabía que había muerto, que no podría darme ninguna respuesta, pero lo menos que podía hacer era despedirme, y solo el doctor podría indicarme quien era aquel hombre. Algo en mí me decía que quizás no había sido el único ahí atrás que no despertó.
     
  16.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado showgirl ★ nineteen k. gakkouer

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    16,964
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Emily (AU).png

    No fui consciente de lo tensa que me había quedado esperando la respuesta de Damián hasta que la recibí, ya que la misma me hizo soltar un suspiro aliviado al mismo tiempo que me permitía relajar el cuerpo. No había planeado ir en contra de lo que decidiera el grupo, así que me había preocupado un poco la posibilidad de que rechazaran mi propuesta; no sabía que habría hecho de haber sido el caso.

    Sintiéndome más tranquila, pues, seguí prestándole toda mi atención a las palabras de Damián. Si tenía que ser sincera, me sentí un poco estúpida, pues en ningún momento se me ocurrió que podríamos conseguir más recursos médicos si volvíamos a los restos de aquel avión; afortunadamente, nadie tendría que enterarse de ello. Así pues, Damián propuso dividirnos en dos grupos y reunirnos a determinada hora en el lado oeste del río, pues ese sería el único día que tendríamos para inspeccionar los restos del accidente. Asentí con la cabeza, dando mi visto bueno al plan, y poco después compartí una breve mirada con Flittle.

    —Ya que vuestra ruta es más larga y complicada, creo que es mejor que os acompañe el jefe. Entonces... si la chica del Audino está de acuerdo, me gustaría ir con ella.
     

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso