Historia larga R.A. Revolución Artificial [Libro #2] (Pausada indefinidamente)

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Sonia de Arnau, 28 Enero 2016.

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    Andy Lightkiller

    Andy Lightkiller Un sucio soñador

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    Bueno, prometí comentario y aquí está. Antes que nada quiero tranquilizarte porque te ganaste un seguidor más que comentará capítulo por capítulo de aquí en adelante. Se nota el esfuerzo y cariño que le pones a tu historia. He leído por ahí ¿líneas alternas? Wow. Creo que tendría que marcharme y leer las otras dos fracciones de la historia para saber si mi suposición de la chica es cierta. ¿Pertenece ella a una de esas líneas y de ahí parté la historia? ¿O es solo un experimento alternando el curso? De verdad no sé porque te lo pregunto si luego me contestaré yo solito, a webo :'v

    En fin... la historia comienza de una manera: okey. Al principio pensaba decirte que era muy flojo para abrir las puertas y no sé qué divague. Cuando lo cierto es que funciona. Estableces al personaje principal y su difícil relación con su padre que es algo primordial a posterior. Estableces su personalidad y... de hecho, me gusta. Muy a pesar de todo. Sí, podrá ser un embole de defectos y lo que sea pero eso lo vuelve... no sé si decir genial es mucho pero me gusta, sí. Quizás le juegue la edad pues quedaría mejor con un chiquillo de 12 a 15 años. No sé, quizás una idea mía...
    Los demás personajes, lo siento, pero aunque con sus personalidades básicas se sienten bien establecidos y diferenciados uno del otro siento que me falta demasiado de ellos. Es decir; no sé nada de ellos. Sus convicciones, metas... Sólo sé que están ahí moviendo la historia y pronunciando diálogos. Necesito que hagan algo relevante. Bel y Rina son los únicos cuyas cabezas he conocido de manera adecuado. Lo que me lleva a otro punto.
    Las perspectivas. He de decir que hiciste un trabajo genial abriendo la historia. Empezando con el prota, su día a día y una reflexión que libera un mundo de posibilidades; luego vas por el concurso al que mencionaron que no quería ir y en el que se luce Klaus; luego Bel es amenazado por una mujer; luego hay un taller con Riz y su padre que están familiarizados con Klaus... Saltar de perspectivas de esa manera ayuda a mover la historia de maneras que no se mueven con una sola: la del protagonista. Pero tienes un punto negro en esto aunque... sólo lo he visto una vez así que... pero igual es necesario señalartelo para que así no lo cometas de nuevo.
    En un capítulo saltas de perspectivas de manera un tanto alarmente en una secuencia lineal. Primero Bel habla de su desconcierto (creo que era así ), luego Fucus y su desconfianza y luego saltamos a la pelirroja y su sentimiento de adrenalina. En una secuencia LINEAL y es demasiado confuso. Puedo entender perfectamente la narracion pero no puedo evitar sentirme sacado de lugar. Luego lograste apartar las perspectivas bastante bien y se entiende. Sólo te digo y redigo para que no lo cometas de nuevo.

    En general puedes tener otros puntos negros, see... Obvio, eres una aficionada como yo a esto de la escritura pero te aseguro que vas muy por encima de varios emboles que he leído y mereces mi atención.
    Mira que no haya monstruos debajo de la cama antes de acostarte y cuida de tus familiares. Un abrazo ; -)
     
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  2.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Hola, lamento no haber respondido antes, ya lo había leido solo que no tuve tiempo.

    Bueno, me ha gustado, aunque aun sigo con el clavo, esto de los viajes en el tiempo es un ruyo, de una alteración pueden haber miles de epocas similares, aun quiero saber en que concluye todo.

    Por cierto, esta historia tiene una precuela o algo asi?, es que he notado que hablan de algunos personajes como si hubiese una historia antes de esta, en fin, gran capi, espero el siguiente.

    Saludos.
     
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  3. Threadmarks: Capítulo 11.- Todo Tiene un Origen
     
    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

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    Título:
    R.A. Revolución Artificial [Libro #2] (Pausada indefinidamente)
    Clasificación:
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    Género:
    Ciencia Ficción
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    Agradezco a los lectores y comentaristas. Les dedico este capítulo a ustedes.
    @Marina Hola Marina, muchas gracias por tus hermosos comentarios, me encanta leerte. Teniendo en cuenta que Andro fue derrotado y que el único que queda es Ruber por lo que Ruber es quien lidera la rebelión. Y sobre quien es quien ahora lidera a los robots, pues es alguien más, alguien que se nombrara en el próximo capítulo, ósea después de este. Aunque si recordamos, la trama de EloP no era evitar una rebelión de robot, lo principal era detener a Andro de que asesinara A Issac Fierre, para evitar que creara esa ley. Aunque como vimos, después de todo esa ley fue abolida. Sí, es súper complicado todo ese rollo del tiempo pero lo explicare mejor en este capítulo y todo avanzando la historia. Es que quiero evitar dar un capítulo completo describiendo tecnicismos, mejor me voy al pasito.
    Muchas gracias por leer.
    @Andy Lightkiller Muchas gracias por ese comentario, Andy, en verdad me ha fascinado y ha hecho que vea mis errores, sobre todo el capítulo 10, que es donde salto de perspectivas, si bien se comprendió, no fue la manera correcta de redactar. Notando mejor ese detalle, pude darme cuenta que cometo mucho ese error; los corregiré y veré de que otra manera más estética describir las perspectivas de los personajes, pues bien, aunque Belirio es el protagonista, los otros personajes será muy, pero muy importantes y cada uno tiene su papel fundamental en la trama de la historia. Y no te preocupes, que de a poquito describiré más sobre ellos, su pasado, convicciones, metas, etc. Y comprendo que por unos momentos veas a Belirio como un chiquillo de 12 a 15 años, fue un poco inevitable pero a al vez lo que deseaba. Este personaje esta un poquito inspirado en mi, y con ello no quiero decir que tenga esa edad :XD: Creo que se me salió la personalidad de mi yo de esa edad.
    @Darth Revan Hey! Hola, :) Muchas gracias por los comentarios que has dejado en esta historia, los aprecio mucho. No puedo estar más de acuerdo contigo en que el tema de los viajes en el tiempo es todo un rollo y dificil tanto para escribir (para mi sí) y leer (igual, para mi también :P) Y sobre si la historia tiene "precuela", sí, la tiene. Lo aclaré en el primer capítulo, en un spoiler con el título "Nota Importante" Sin embrago, no es necesario haber leído la anterior para comprender esta, eso sí, en la otra se conoce más a fondo las personalidades de algunos personajes como Riz, Klaus y demás. (Aunque, como esta historia tiene spoilers importantes, más este nuevo capítulo, así que ya no será la misma emoción si comienzas a leer Esbozando lo Prohibido, todo se arruino con ésta T.T)

    Por cierto, antes de continuar quiero agregar que la historia esta contada en un futuro del año 2160.



    Capítulo 11
    Todo Tiene un Origen


    Era muy cierto que no sentía la sensación de cansancio ni el deseo de dormir, pero de vez en cuando se recostaba en cualquier lugar para poder cerrar los ojos. Cosa que decidió comenzar a hacer para meditar, recordar, porque todavía tenía en su memoria los recuerdos de cuando era un “humano”.

    Solía disfrazar aquellas memorias como sueños. Solo así se podía decir que soñaba.

    Escuchó una risilla, aquellas burlonas que le sacaban de quicio, que lo hacían ceñir el rostro deseoso de poder borrarlas de su memoria, pero no podía hacerlo, no podía ignorarlas porque esa voz siempre la escuchaba cada vez que él mismo hablaba. Una voz que reconocía tan bien.

    ¿No has visto lo patético que te has vuelto en el transcurso de estos años? ¡Mírate! Intentando parecerte a esos humanos cuando sabemos que no lo somos. Te has teñido el cabello completamente negro, ¡que asco me das! Tus ojos tan bellos que lo eran ahora son color azul.”

    Y también escuchaba otra voz. Y una voz que se añadía en sus más insólitos recuerdos pero que le era completamente desconocida para él, o por lo menos no recordaba al dueño que pertenencia.

    Búscame...”

    Palabra que solo le hacían recordar que algo le hacía falta. Aquella palabra que le hacían cuestionarse su propósito, por qué nació, por qué existía, qué debía hacer en ese mundo. Eso algo siempre que había deseado encontrar. Buscar a esa persona importante para que pudiera ser completado. Y palabras que hasta el día de hoy, no había podido olvidar. Palabras dichas de su creador.

    Y otra voz más. Una que sí que recordaba y sí que disfrutaba escuchar. Y escenas que disfrutaba ver como sueños, rememorando esos días en que creyó que fue feliz. ¿Felicidad? ¿Podía siquiera poder hablar de la felicidad? Si es que él puedo llegar a experimentar aquel sentimiento, sin duda esos días debieron haberlo hecho sentirlo.

    Cuando cometió ese error terrible que lo desubicó de tal manera que se perdiera en él mismo y sabiendo además, que era diferente a los que estaban a su alrededor. Decidió permanecer escondido. Y aunque lo hizo así por mucho tiempo, un día decidió salir de nuevo para poder observar ante sus ojos cómo la ciudad había crecido en gran manera. Observó atentamente la actitud de los seres humanos, aquellas criaturas a la que comenzaba a admirar poco a poco mientras las iba conociendo. Sus piernas lo llevaron hasta una universidad, en donde varios alumnos se movían de aquí a allá, saludándose como los buenos compañeros y amigos que eran.

    ¿Estás perdido?” escuchó la voz de una fémina, se giró para prestarle atención. La primera vez que la conoció. Su sonrisa que tanto la caracterizaba permanecía en su rostro. Sus ojos azules grisáceos lo miraban esperando respuesta, y él por supuesto, se la dio.

    Hola, ¿cómo has estado? ¿Qué tal tus vacaciones?” Había escuchado a varios jóvenes preguntar eso a otro, por lo que supuso así se debía reaccionar ante una situación similar.

    Ella soltó una carcajada, que más que molestarlo, lo extrañó, ¿es que no había dicho lo qué se debía decir?

    Lo siento, no me estoy burlando de ti, lo siento.” Intentó detener su risa, apenada de que aquellas preguntas le hicieran ese efecto. Una vez que se en sereno se disculpó, “Lo lamento, de verdad. Discúlpame. Es solo que me parecieron extrañas tus preguntas. Pero sí, estoy muy bien y también disfrute las vacaciones. No pude evitar notar que has estado dando vueltas y me preguntaba si tal vez estabas perdido. No quise ser inoportuna.”

    No, para nada, porque sí estoy perdido.” Y aunque él lo dijo por otra cosa, ella lo interpretó a que no encontraba el piso en donde se encontraba la clase que debía tomar.

    ¿Qué clase vas a tomar? Yo puedo ayudarte.”

    ¿Cuál clase? ¿Qué clase?”

    Sí, la clase que tienes que tomar. Ah, ya, has venido a inscribirte.”Ella pensó que debía ser eso y él pensó que eso se debía hacer, por lo que asintió dándole la oportunidad de que ella continuara, “Muy bien, yo puedo guiarte hasta las oficinas, sígueme.” comenzó a caminar provocando que él la siguiera, “Por cierto, me llamo Evarista Mohs, ¿cómo te llamas?”

    Era verdad, debía tener un nombre. Todos lo tenían. Él también debía tenerlo, aunque no sabía cuál era. Pensó en uno y simplemente se le vino a la mente:

    Me llamo Ruber... Ruber Corindo.”

    Evarista se detuvo para mirar a Ruber y sonriéndole le estrechó la mano en modo de saludo.

    Es un placer Ruber.”

    Y de esa forma fue que conoció a su primera amiga. Abrió lentamente los ojos para pasarlos a su lado izquierdo, escuchó las pisadas de alguien más, por ahora debía lidiar con un problemas mucho mayor. Se levantó y bajando de un salto de la roca en la que había descansado y sin mirar hacia arriba sabiendo que aquella sombra se encontraba allí, cuestionó:

    —¿Por qué me estas siguiendo?



    ***​


    ¿Evarista Mohs?” con ojos tan grandes como platos, y por extraño que pareciera Bel recordó ese nombre. Ese había sido el nombre con el que se presentó aquella mujer que fue a verlo. Volviendo a aquel recuerdo en dónde esa mujer fue a verlo:

    Espere, ¿puede decirme por lo menos su nombre?

    Mi nombre es Evarista Mohs, aunque ahora mismo nadie me conoce así, en ente tiempo.

    Una vez que ella le dijo eso, sin más se subió al auto en el que iba y despidiéndose se alejo manejando de allí. Bel se quedó mirando el horizonte hasta que el vehículo desapareció de su vista. Regresó a lo que estaba haciendo y nunca más volvió a saber de ella, no hasta ese mismo momento.

    —Usted un día me visitó en Lago Azul, ¿verdad?

    —Oh, sí, es verdad... ahora que lo recuerdo me presenté con mi nombre real. Lo hice suponiendo que nunca nos volveríamos a ver, ¿cómo es la vida, verdad?

    —Evel, ¿puede explicarse sobre eso de que también es una viajera en el tiempo? —preguntó el que estaba más absorto en todo el tema; Val.

    —Claro, al tema. A decir verdad conocí al autómata en persona; a Ruber. Hasta podría decirse que era su amiga y compañera de estudios en mi juventud. Lo conocí en los año 2172, yo tenía 19 años, Riz tendría 30, y Bel y Klaus 35 si no me equivoco. Antes de proseguir, realmente me intriga saber quién fue la persona que detuvo a Ruber; a ese robot súper poderoso.

    —Fue Klaus Val —Al pronunciar el nombre, Rina se escuchó alegre y hasta su tono de voz lo demostró—. No estoy segura al cien por ciento como lo logró, pero él pudo adentrarse a ese Robot, hackeandolo y de esa manera pudo detenerlo. Fue nuestro salvador. Y aunque ahora es R.A. quien está al mando de ellos, es quien planea venir aquí para volver encontrarse con su líder (Ruber). Pero en el futuro, el androide murió, desapareció.

    La pelirroja dejo de hablar al extrañarse de ver como Evel sonreía de oreja a oreja, aparentaba diversión. Esa actitud imprudente por parte de la anciana les pareció extraña a todos. Evel, sabiendo que todos los pares de ojos la observaban, no pudo evitar sonreír irónicamente par agregar algo que sorprendió a todos:

    —Así que fue él, ¿eh? Lógico porque a decir verdad Klaus es el creador; el creador de Ruber, de ese súper robot.

    La sonrisa de Rina desapareció y dirigiéndose a donde Klaus se mantenía sentado, quien también estaba en un modo de shock, dijo:

    —Imposible. Él... el señor Val es... No puedo creerlo.

    Todas aquella muertes, todo ese sufrimiento que pasaron en esos años en los que Ruber/Andro mató a tantas personas provenían de él, en realidad el héroe que se pensó que era Klaus al ser la única persona que lo detuvo resultaba ser también el creador de tanto desastre.

    —En realidad lamento mucho destrozar tus ilusiones, Rina. En mi línea temporal original, en donde conocí a Ruber, Klaus fue quien rompió la ley de Fierre y lo construyó. Pero no lo mal entiendas, este Klaus, mi ahijado, no es esa persona. Estoy segura que ante su ingenuidad de que es el verdadero creador de Ruber, hizo algo para detenerlo.

    —A ver, a ver —Riz levantó la voz para hacerse escuchar—, ¿están diciendo que Klaus es el creador de un robot autómata que los humanos temen, además de haber hecho una máquina del tiempo? —se llevó la palma a su frente— ¡Que increíble! ¿Pero qué cosas no has hecho, Klaus?

    —No, Riz, no es increíble —dijo Evel con tono serio, cambiando toda expresión de diversión a uno severo—. Es todo lo contrario, ese rompimiento trajo consigo muchas muertes. Tanto de mi futuro como el de Rina.

    —La única manera de evitar que esta línea sufra lo mismo que la mía, es matando a Bel —añadió Rina.

    —¡Espera! ¡Espera! —El susodicho se apresuró sin comprender por qué estaba involucrado en ese asunto—. ¿Qué tengo que ver yo en todo esto? ¿Por qué ese robot me buscaría a mi si su creador fue Klaus, no yo?

    —Yo tampoco lo comprendo —admitió Evel—. En mi linea original, Klaus mató a Bel para poder hacerse pasar como el hijo de Fucus, se operó hasta parecerse a Belirio porque necesitaba la tecnología de la fábrica para poder conseguir su cometido.

    Belirio se sintió abatido al momento que llevaba sus temblorosas manos al rostro y acariciándose este dijo casi sin aliento y deseando sonreír ante la casualidad de la vida; de su vida.

    —¿Me odian, verdad? Me están diciendo que fui asesinado por Val, lo fui por un robot y ahora lo seré por Rina. ¿Es que no me quieren vivo? —“¿Por qué me sucede esto a mi? ¿Por qué solo yo?” se cuestionó a sí mismo deseoso de saber la respuesta cuando en realidad la sabía. Lo único que deseaba era vivir en paz. Nunca se había metido en ningún problema, entonces, ¿cómo se había metido en estos aprietos? Estaba consciente de la respuesta y era solo una palabra.

    Fucus.

    Eso le sucedía porque portaba el apellido Fucus. Por ser el hijo del magnate empresario Natans Fucus.

    —Aun así, sigo sin comprender por qué los demás robots lo quieren a él —se expresó Val—, si bien entendí, los robot quieren de vuelta a su líder, a quien los humanos le tienen miedo y la única manera en la que ellos puedan imperar a los humanos. Ese robot fue creado por alguien más... —No sabía como referirse a sí mismo, o mejor dicho a aquel Val—. El verdadero creador se hizo pasar por el hijo de Fucus, ¿por qué lo buscarían a él y no al creador? Pasara lo que pasara, cambiara su aspecto y se pareciera los más posible a Belirio, seguiría siendo el creador. Creo tener una hipótesis —miró el suelo muy pensativo. A pesar de que los presentes esperaban en silencio para que prosiguiera y hasta Calomela iba a preguntar cuál era esa hipótesis, cuando por fin decidió continuar—. Me parece sospechoso que no se dieran cuenta que ese Belirio era... un impostor, con la tecnología que me imagino existe, es increíble que no se dieran cuanta que no era el verdadero. Es ilógico si se ponen a pensarlo bien.

    —Creo que tienes razón, pero —Evel intentó explicarlo, pero su ahijado tenía razón, para cuando ocurrió aquello fue en el 2172—, Bel estuvo viviendo el Lago Azul y nunca salió de allí y prácticamente vivió desapercibido de la sociedad de Ciudad del Comienzo.

    Esa respuesta no le convenció al moreno. Deseaba tener algo solido.

    —¿Qué harías tú, Klaus? —preguntó Riz, al final—, después de todo eres tú.

    —Me parece que la única solución es teniendo algo que perteneciera al Bel original.

    —¿Algo original? —meditó la señora Evelina—, ¿cómo cabello o algo así?

    —Sus ojos —respondió Val como si la respuesta le hubiera venido como inspiración—. ¿Sus ojos eran azules?

    —Sí, pero pudo utilizar lentillas... —Evel quedó muda recordando, dando en el punto cuando comprendiendo una de las escenas que vivió—. ¡Eso es! Los ojos que el impostor tenía eran en realidad de Belirio. Cuando Andro despertó y se acercó a su creador, lo asesinó una vez lo vio a los ojos.

    —La verdadera naturaleza del androide se activa una vez que ve los ojos de Bel —aclaró Klaus—. Por lo que el robot trabaja con biométricos. Disponiendo de un mecanismo automático que lee y escanea la retina. ¡Impresionante! De esa manera con solo capturar la retina de Belirio, los archivos y programación del androide se activan.

    —Y la verdadera razón por la que los androides planean venir aquí es para encontrarse con su jefe, Ruber, y a Belirio —comprendió mejor Rina—. Así que la clave en realidad son los ojos de Bel.

    Todas las miradas se posaron hacia el rubio, quien sintiendo la presión tanto del ambiente como de su mismo cuerpo, simplemente engulló saliva sintiendo como un enorme nudo se formaba en su garganta. ¿Qué sería de él desde ahora?


    *Bueno, como veo que hay un poquito de confusión en esta parte, y se que es mi culpa por no poder explicarme correctamente, aclaro dos cosas, primero, llamaré al líder de la rebelión de los robots del futuro de Rina; Ruber. Segundo, al robot que quedó como líder después de la muerte de Ruber, lo nombraré; Robot Aprendiz (R.A.)*

    Sí tienen dudas, no duden en decírmelas (no muerdo :XD:), de esa manera me daré cuenta en que puedo mejorar. Ya que es mi historia y yo la he pensado, para mi todo queda claro, sin embargo, es bueno saber la perspectiva del lector; para poder explicarme mucho mejor.
     
    Última edición: 25 Marzo 2017
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    Marina

    Marina Usuario VIP Comentarista Top

    Tauro
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    Auch, qué recuerdos me trajo Ruber. Así que de esa manera curiosa, graciosa e ingenua conoció Ruber a Eva =) Bueno, creo que en este capítulo me ha quedado un poco más claro el asunto. Que el jefe de los robots rebeldes es otro y no Andro y mucho menos Ruber, sino que a Ruber lo detuvo ese jefe, ese súper Robot que a su vez detuvo Val, el que sin saberlo en este tiempo, es inocente de todo lo que se le acusa. Awww, qué cosas. Todavía no me queda muy claro esto de las líneas del tiempo. En este presente Val no ha hecho nada malo. En ese futuro que menciona Eva, al que les falta unos 12 años para llegar, si es que estoy bien y si no corrígeme (2160 en el presente- 2172 el futuro) Klaus era Belirio, o sea, se hizo pasar por él, y de acuerdo a este descubrimiento, conservó los verdaderos ojos de Bel, o sea que se implantó los ojos de Bel... o así lo he entendido yo ¿no? y por eso todo mundo lo quiere muerto. Ja, eso me dio risa por parte de Belirio. Pobrecito n-n No es que lo odien, es sólo que por culpa de Val (el otro Val), quedó marcado para la muerte, okey, no, sólo espero que ya nadie lo mate.

    Buen capítulo y sabes que esta historia me fascina, así que espero la conti y por fis, tenme paciencia porque soy algo torpe para comprender a la primera este tipo de historias xD Por cierto, gracias por recordarme que en EloP se trataba de evitar que Ferrie proclamara la ley para no fabricar autómatas. Nos vemos. TAM
     
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  5.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Espero que no sea tarde para comentar, ho ho ho.

    Yo veo todo bien, por el momento no tengo ninguna duda, el capi me ha gustado, intrigado y sorprendido.

    Pobre Bel, le tendrán que sacar los ojos para que no lo asesinen, aunque también puede haber algo muy oscuro detrás de esto, o bien una esperanza, estoy que me subo por las persianas de tantas ideas que me tengo en la cabeza.

    Espero el siguiente capi, ojalá me invoques así estaré pendiente, saludos.
     
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  6.  
    Andy Lightkiller

    Andy Lightkiller Un sucio soñador

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    Esto de las líneas alternas puede plantearse como algo confuso, y de hecho lo es, tomando de buenas mi posición como lector reciente y desconocedor del material que precede a la obra en cuestión. En capítulos anteriores tengo que confesar que me tenía un poco descolocado porque no sabía si esas líneas alternas coexistían y tenían su función dentro de la historia actual y de antemano te pido disculpas por no haber leído las dos anteriores precuelas cuando prometí hacerlo en anterioridad pero no tuve ni tiempo ni disponibilidad para hacerlo pero intento ser de igual manera un lector constante. Creo que esas líneas alternas son las historias que se cuentan en las precuelas y es aquí donde se conectan. Siendo de esa manera, quiero decirte que me gustó, mucho este capítulo. Me descoloqué un poco con la repentina aparición de... ¿Ruber, Andro? Creo que lo irás explicando mejor luego...
    De cualquier manera el escrito funciona perfecto de manera independiente y... se entiende. Sólo te pido que trates de ser un poquito más clara con el asunto del androide porque no llego a tragarlo del todo pero sí me intriga bastante. Por ahí releo los capítulos donde se explica la situación de la historia.
    Por cierto, tal cual va la historia. Creo que, en un futuro, cuando tengas la historia mejor elaborada y hayas dominado tu técnica de narración podrías sacar una buena serie de libros de esto. Tengo esperanzas en ti, que no te defrauden las posibilidades del idioma. Sé que ni tú ni yo nos pondríamos a escribir en inglés por algo tan banal xD

    Un abrazo muy grande.
     
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  7. Threadmarks: Capítulo 12.- Del Futuro al Pasado
     
    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

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    Hola, ¿Cuánto tiempo, verdad? Estoy consciente que, está pequeña pausa se alargó más de lo que hubiera deseado, pero miren, ha vuelto de nuevo el deseo de continuarla, algo así como la inspiración. Así que no deseé desaprovecharla. ¿Conocen el manga de Hunter x Hunter o Berserk? Espero no ser igual al autor :D

    Espero tener el apoyo, desde ahora lo digo, mi intención es volver a publicarla, no obstante, no será tan constante como solía hacerlo puesto que ahora estoy y deseo centrarme en mi otra historia O.N.E, la que es por ahora, mi proyecto a terminar sí o sí.

    Y, por supuesto, no me gustaría continuar sin antes agradecer a Darth, Marina y Andy por el apoyo y los comentarios que me dieron. Espero poder contar con su apoyo en las próximas actualizaciones.




    Capítulo 12
    Del Futuro al Pasado


    Entre las personas de la localidad Lago Azul, la figura de una joven mujer de tan solo diecinueve años resaltaba de sobre las otras. Su ropaje extravagante e inusual le delataban que era extranjera. Su color de piel moreno resaltaba aún más su belleza juvenil. Era dueña de unos brillantes, grandes y vivaces ojos color café, poseedora de una mirada salvaje que reflejaban ímpetu. Su cabello largo y negro caía sobre su espalda amarrado en una enorme trenza. Ella se encontraba parada en medio de una calle, siendo testigo de la tranquilidad que emanaban tanto los pueblerinos como la misma localidad.

    Sus pensamientos eran un caos, no obstante, su mirada reflejaba serenidad. Y por unos momentos sintió algo de envidia al observar cómo algunas personas la miraban, le sonreían y le saldaban con expresiones de «Buenos días» o «Bienvenida» mientras asentían en son de saludo. Frente a ella se levantaba su mundo perfecto. Y comprendió que la frase que había escuchado hacía mucho tiempo era verdad: «La ignorancia es felicidad.»

    Y aun a pesar de que sus ojos reflejaban un brillo de asombro ante el bello panorama, su rostro dibujó un gesto de lástima. Compasión al saber que dentro de unos días aquella paz iba a ser interrumpida por seres que no tenían vida ni raciocino. Ese lugar iba a ser sin duda el primer ataque. Debía evitar a toda costa que muchos de aquellos gentiles humanos perdieran la vida ante la inminente masacre que vendría. Era su deseo, ayudarlos, salvarlos a como diera lugar y para ello, lo único que se le ocurrió fue gritar con potente y desgarradora voz:

    —¡Largo de aquí! ¡Corran! ¡Corran! ¡Están en peligro!

    Algunos de los presentes simplemente la miraron de reojo, extrañados, no obstante, ignorándola prosiguieron con su labor. Por el contrario, otros se limitaron a ver la escena, aunque por obvias razones no hicieron caso a sus palabras —no comprendían el significado de las mismas—. Tal actitud, provocó que el rostro de ella se tornara a uno de enojado, apretó su mandíbula mientras fruncía el ceño y volvió a gritar:

    —¡¿Qué hacen idiotas?! ¡Si no se largan de aquí morirán! ¡Este lugar se transformará en una masacre! ¡¿Quieren morir?!

    Nadie hizo nada. Nadie prestó atención a la mujer loca que gritaba, pues hasta los que al principio se dispusieron a observarla decidieron alejarse de ella para evitar tener un problema. El rostro de la joven dibujó una mueca de disgusto, molestándose de la actitud nada sensata de la gente. Y al ver que su advertencia no significaba nada para ellos, se vio en la obligación de levantar el arma que tenía en su poder hacia el cielo y disparar. Disparó y fue entonces que ante el primer disparo, los hombres por fin hicieron algo; corrieron despavoridos, huyendo miedosos de ser atacados por aquella mujer desequilibrada. Ella volvió a disparar atemorizando a todos hasta el punto de hacerlos gritar, y por si no fuera poco, comenzó a disparar a las cosas que estaban a su alrededor; carros, casas, no sin antes percatarse que nadie corría verdadero peligro. No se iba a detener hasta que todos estuvieran fuera de ese rango, sin embargo, detuvo sus disparos al sentir como alguien la tomó de la cintura y agarraba su arma para que dejara de disparar.

    —Ya deja de asustar a los demás en vano —escuchó la voz aguda de un hombre.

    Ella levantó la vista para ver al dueño de la voz de quien se atrevió a detenerla y a agarrarla de esa forma.

    —¡Suéltame, entrometido! —dijo entre dientes sin la intención de soltar el arma, al momento que le lanzaba una mirada afilada al hombre que la sostenía—. ¡Que me sueltes te digo, estúpido! Enserio, suéltame o juro que te daré la paliza de tu vida.

    —Bien, bien, bien, te soltaré —contestó él ante la amenaza de la morena—. Pero antes tranquilízate, Zaffee. —La soltó al momento que levantaba las manos como si fuera un polizonte atrapado por la policía cuando ella se giró y lo encaró—. Ya no dispares y tranquilízate un poco, Zaffee. Te encuentro muy exaltada y cuando lo estás no piensas bien…

    El hombre levantó el brazo como escudo para detener la patada que la joven le lanzó.

    —¿Qué quieres decir con que no pienso bien? ¿No ves que estoy tratando de salvar a esta gente? —dijo mientras lanzaba golpes a diestra y siniestra al recién llegado y este simplemente se limitaba a defenderse, deteniendo sus patadas y puños.

    —Vale, vale, lo entiendo, pero sabes que esa forma no es la correcta. Llamarán a la policía, de seguro ahora están en camino, ¿eso quieres? ¿Llamar la atención de esa forma?

    —Mejor aún, así mantendrán vigilado este perímetro. Y podrán defenderse con los RV de los ataques de los esbirros de R.A.

    —Te recuerdo que en este año los RV que poseen la policía son los modelo 3 y 4.

    La morena detuvo los ataques hacia el hombre para suspirar con desilusión.

    —Tienes razón —chistó sin gracia—, que obsoletos están.

    El hombre esbozó media sonrisa, más sin ganas que con ganas. Su compañera era por demás honesta a niveles elevados que a veces se cuestionaba como podía tenerle tanta paciencia. En ocasiones parecía que hablaba con una adolescente, ¡no!, con una niña. No obstante, en otras muchas su actitud era digna de alguien muy maduro.

    —No es su culpa, les faltan un par de años más para tener los mejores modelos…

    —Sabes que no tenemos «un par de años» —interrumpió ella.

    —Aun así —Él levantó la vista para ver la pura soledad y dirigir su vista a las cosas que había destruido—, lo que acabas de hacer fue muy apresurado, debemos pasar desapercibidos, recuérdalo. Lo último que deseamos es que la policía nos atrape y nos interroguen, ¿qué les diremos si eso llegará a pasar? ¿Que venimos del futuro para advertirles de una amenaza por robot inteligentes? Solo ganaremos que nos envíen a un manicomio.

    —Deja solo de hablar, Doto. ¿Qué propones que hagamos? ¡Suéltalo!

    —A lo que venimos, ¿no? —La miró a los ojos—. Vamos a buscar a Rina y ver si hizo su cometido de matar a Belirio Fucus.

    —Espero que lo haya hecho porque si no...

    —«Tú te encargarás» ya lo has dicho miles de veces. Me ha quedado claro. Me ha quedado más que claro. ¿Cuántas veces tengo que decirte que me ha quedado claro para que a ti te quede claro que me quedó claro?

    El nombrado Doto, al ver la mueca que intentó disimular Zaffee, se dio cuenta que algo le pasaba, escaneó a la joven deteniéndose y se dio cuenta que la ropa de ella estaba manchada de sangre en su costado. Ese color escarlata solo significaba que estaba herida.

    —Zaffee, no me digas que te han...

    —Eso no es nada —dijo ella mostrándose molesta ante la mirada compasiva de su compañero—. Deja de mirarme con esa cara.

    —¿Cómo que no es nada? Mírate, estas pálida, has perdido mucha sangre, debemos ir al hospital ahora.

    —¿Estás loco? ¿Perder el tiempo al ir al hospital? Ni de broma...

    —Lo siento mucho —le interrumpió, con voz dura y es que cuando Doto se ponía serio ni las amenazas de Zaffee le hacían cambiar de parecer—. Te guste o no, iremos al...

    —Shh —Ella levantó su mano en señal de que guardara silencio y Doto abrió los ojos, molesto, al pensar que lo había cayado para que no hablara, e iba a seguir con la insistencia de ir al hospital, no obstante, a los segundos comprendió su chistar y también escuchó lo mismo que ella—. Están aquí—susurró y miró a Doto—. Maldita sea, nos han seguido.

    Doto inmediatamente agarró el rifle que colgaba de su espalda y se puso a la defensiva, preparándose mentalmente al ataque sorpresa que se venía. Miró a sus lados, atento a cualquier posible emboscada y ataque sorpresa. A su vez, Zaffee, con el oído al cien por cierto, volvió a escuchar aquellas pisadas metálicas. No sabía cuántas de esas máquinas habían enviado, y lo verdaderamente preocupante era que desconocía cuál modelo habían enviado. Zaffee sonrió al escuchar el gruñido característico que emitían los RV, aquel era pan comido.

    —Después de todo no fue mala idea correr a los pueblerinos, ¿eh?

    —Hablaremos de eso más tarde —expresó Doto al momento que apuntaba el rifle hacia donde creía el gruñido provenía.

    Efectivamente, un RV que tenía forma de canino apareció, corriendo a una preocupante velocidad. Él estaba dispuesto a disparar, sin embargo, para su sorpresa Zaffee se le adelantó, provocando que él mismo abriera la boca al ver la velocidad de su compañera; era bien sabido que ella era impulsiva, pero lo que más le asombró fue que seguía siéndolo a pesar de tener una herida en su cuerpo.

    —¡Hagamos el movimiento treinta y dos! —vociferó ella en tanto sacaba dos cuchillos del cinturón que colgaba en su cadera.

    Doto asintió al comprender la estrategia que realizarían, se movió hacia un lado sin dejar de apuntar al robot, manteniéndolo en la mira para disparar cuando Zaffee se le aproximara lo más cerca. Lo que vendría a continuación debía ser muy rápido y preciso, por ello, el hombre estaba más atento a los movimientos de su compañera que al propio canino metálico. Al verla disminuir distancia entre ella y el robot, observó como Zaffee juntó los dos cuchillos por el filo, formando uno solo y posteriormente deslizarse por el suelo para quedar abajo del RV, y mientras se deslizaba, el RV que estaba a punto de morderla, Zaffee utilizó el ahora cuchillo como escudo por lo que la mordida fue hacia el cuchillo.

    —¡Ahora! —gritó ella.

    De esa forma, ella levantó un poco la cabeza del robot, el trabajo de Doto era disparar exactamente en el cuello del mismo para deshabilitarlo, y así les sería más fácil derrotarlo. Ese era el tan famoso movimiento treinta y dos.

    Doto Peri era el mejor de los mejores francotiradores que La Sublevación podía tener. Cuando apuntaba a algo, casi no fallaba. Apuntó al punto vital, ya dispuesto a disparar cuando algo lo sorprendió de gran manera. De reojo alcanzó a ver a un segundo RV que se lanzó a atacarlo. Sorprendido y con el corazón en la mano, su reacción fue rápida al girarse y disparar antes de que la máquina lo alcanzara. Las balas chocaron, obligando a que la máquina se desviara un poco de él y Doto, como reflejo, saltó hacia el suelo, rodando sobre el mismo.

    —Demonios. —se quejó levantándose ágilmente y volvió a maldecir al notar que había desperdiciado una bala y eso era lo último que deseaba porque sabía que aquel disparo no le había hecho nada al robot. Se giró al escuchar los quejidos de su compañera—. ¡Zafee, cuidado! ¡Nos han mandado a dos!

    El varón guardó silencio al ver que su joven compañera, indispuesta, forcejeaba para impedir que el robot la atacara a quema ropa. Aquel modelo tenía una cola, parecida a la de un alacrán, teniendo una punta afilada que podía matar a cualquiera con solo una clavada y al ver como estaba a punto de atacar a su compañera con la misma, él rápidamente volvió a apuntar con el rifle y disparó a la cola y poco después colgaba el rifle de nuevo a su espalda para sacar un par de pistolas que se encontraban guardadas en fundas especiales que colgaban de su vestimenta, las levantó y accionándolas disparando en el preciso momento en que el RV con el que lidiaba se había vuelto a arrojar hacia él, le disparó en la mandíbula, destrozándola con el impacto de ambas balas. Y todo aquello, al mismo tiempo en que Zaffee se levantaba y con los cuchillos que tenía, los clavaba en el cuello del RV y se alejaba dando un par de saltos hacia atrás, mientras sacaba un pequeño control que al accionar el botón provocó que los cuchillos que seguían clavados en el cuello del mecánico generaron una carga eléctrica que electrocutó al robot, deshabilitándolo.

    —Debemos tener más cuidado, no sabemos cuántos más hay —mencionó Doto mientras se hacía hacia atrás al sentir que la cola del robot con el que luchaba lo iba a golpear. Exhaló un «Uff, por poco» al sentir la cuchilla pasar a escasos centímetros de su cuerpo.

    —Mientras no sean RMV cualquier otra basura será fácil de lidiar —le hizo saber a su compañero en lo que lanzaba otro cuchillo al cuello del robot, el punto más débil de estos, y volviendo a accionar la sobre-carga eléctrica, dejó a otro RV sin funcionar.

    Esos cuchillos tenían un mecanismo que ellos mismos habían modificado para poder generar la electricidad apropiada para sobrecargar el sistema los RV y MV y hacerles explotar la batería que les permitían moverse libremente. Era tanta la potencia que generaba que, si a un humano llegara a alcanzarle esa carga eléctrica, quedaría completamente chamuscado.

    —Gracias, compañera —agradeció él, sonriéndole—, mi especialidad son las distancias largas, no distancias cortas. —La facción de alegría en su rostro se tornó seria al echarle un ojo a la joven, quien agarrándose la parte herida dibujaba muecas de dolor. Sin previo aviso, y para sorpresa de la morena, la cargó con total facilidad sobre su hombro—. Iremos sí o sí al hospital —informó él mientras sentía como ella forcejeaba para soltarse, avergonzándose de estar en esa posición, ella podía caminar sola.

    —¿Qué haces? Bájame, idiota, no estoy inválida. Puedo andar sola, no me trates como lisiada.

    Él volvió a esbozar una sonrisa ante el enojo de ella. Y no la bajó hasta que llegaron al automóvil más próximo, abrió la puerta y dejándola exactamente frente al asiento, hizo un ademán con la mano, invitándola a subir. Mal encarada, ella observó cómo su compañero rodeaba el coche para subir a su respectivo lugar.

    —Amm, ¿cómo funcionaban estos autos? —se cuestionó Doto en voz alta, observando el tablero del carro con rostro de fascinado.

    —Son eléctricos... —dijo ella viendo como él apretaba el botón de encendido sin tener resultados favorables—... y sólo funcionan por huella digital. No lo encenderás a menos que... —Parpadeó al sentir que el vehículo se movía, indicándole que lo había hecho funcionar—. ¿Cómo lo encendiste?

    Doto no dijo nada, se limitó a enseñarle una Pantalla que había encontrado reposado en el tablero. Las Pantallas también podían configurarse para funcionar como llaves, no solo las IV, aunque era más seguro utilizar una IV como llave, que un móvil.

    —Al parecer a alguien se le olvido su llave aquí —soltó al final el hombre, con tono divertido mientras movía el vehículo.

    —Primitivos —bufó Zaffee en modo de susurro y recargando su codo en la ventanilla comenzó a mirar con rostro cansado el panorama.

    Unos minutos después, dirigiéndose hacia la ciudad Del Comienzo, específicamente hacia un hospital, Zaffee recordó algo y dirigiendo su rostro hacia el conductor, le hizo saber con voz enojada, pero a la vez cansada.

    —Por cierto, ¿por qué me seguiste? —Doto no contestó, se limitó a echarle un vistazo, esperando a que ella terminara de decir lo que iba a decir—. Debiste quedarte con ellos, necesitarán a un francotirador. Fue estúpido que hayas venido por mí. ¿Por qué te les fuiste?

    —Ellos estarán bien.

    —¡Cómo te atreves a decir que estarán bien! No estás tú, ni Rina ni yo para ayudarlos…

    —En primer lugar, tú fuiste quien los abandonó, ¿por qué has venido si ellos necesitarán a la mejor guerrera? Sabes que los de La Sublimación no son tan débiles, sobrevivirán sin ninguno de los tres. —Doto se tranquilizó un poco para continuar—. Saliste disparada como loca. Cuando te vi entrar al museo, literalmente pensé que estabas efectuando un suicidio. Y no es para menos, todavía me es increíble ver que estás, —volvió a mirarla y raídamente paso su vista a la calle—, relativamente bien. Por lo menos completa.

    Zaffee, pese al dolor generado por la herida, rio divertida recordando su ida al museo. Era cierto, era bien sabido que nadie podía entrar al museo y sobrevivir, y meditándolo mejor, era increíble que todavía respirara. No obstante, también se alegraba de ver que Doto estuviera bien. Cualquier expresión de contento en el rostro de la morena se esfumó al recordar lo que había descubierto y la razón por la que se encontraba es ese lugar, en ese año. Debía advertirle a Rina que el robot que habían nombrado como R.A (El Robot Aprendiz), quien además era actualmente el que lideraba la revolución de los robots después de la muerte de su líder, Ruber, iba a atacar en un par de días. Y para ese entonces, Belirio debía estar muerto sí o sí.


    ***​



    —No tiene caso, la única solución es matarlo —sentenció Rina con convicción y total seriedad mientras sacaba su arma, la que la policía al determinar y pensar que no funcionaba o no era peligrosa se la regresaron.

    Rina apuntó a Belirio y como si aquello fuera en cámara rápida, todos los presentes con la boca abierta vieron lo sucedido, asustados al imaginarse lo peor. Por lo mismo, intentaron detenerla, no obstante, cuando ella estaba a punto de accionar el arma y cuando todos creyeron que había sido demasiado tarde, Rina observó como una mano tomaba el arma, y con un movimiento brusco se la arrebataba de las manos.Ella, por demás impresionada, levantó la vista para encarar a Val, quien miraba el arma. Toda alma presente posó su mirada al último que, para el asombro de todos, dijo muy casual:

    —¿Es tuya? Se parece mucho a un proyecto que estoy empezando.

    Un silencio sepulcral rodeó la sala de estar. Mientras Belirio se recargaba en el asiento sacando aire y pensando que se había salvado por nada y había sentido que su corazón iba a detenérsele; se relajó en el sillón. Riz y Evel, a su vez, quienes estaban a nada de gritarle a la pelirroja que se detuviera, también exhalaron y se aplastaron en sus respectivos asientos.

    El moreno observa cada una de las miras que se posaban hacia su persona y sin darles importancia, volvió su oscura mirada hacía la mirada esmeralda de la pelirroja, esperó repuesta a su pregunta, porque en realidad quería una respuesta; ésta no tardó demasiado, Rina, todavía impactada y sin dejar de mirar a Klaus, con un movimiento de cabeza, prosiguió:

    —Sí, es mía. Y si se te hace familiar es porque fue el primer proyecto que llevaste a cabo, aunque no tardaron en quedar obsoletas. Pero con las ganancias adquiridas, comenzaste con tu propia empresa. Estas se pueden modificar para que solamente puedan atacar a un usuario especifico, al que se desea disparar. Al principio eran una buena idea, aunque al final terminaron en el olvido.

    —Ah, ya veo. —Más simple no pudo haber sido su repuesta, Klaus observó el arma con recelo—. Creo entender por qué fueron desechadas. Son horribles.

    —¿Me la puedes devolver?

    —Quisiera analizarla antes.

    Rina torció la boca con disgusto. No sabía si lo decía para evitar que le disparara a Belirio o porque en verdad quería investigarla más a fondo, sin embargo, sabía por su expresión que no se la devolvería aunque insistiera. Mas no estaba dispuesta a abandonar la lucha, por lo que iba a reclamarle, pero el varón se interpuso con toda la intención de cambiar de tema al preguntarle.

    —Por cierto, no evite notar que cada vez que explicabas algo utilizabas la palabra «nosotros», me hace entender que existe un grupo.

    Rina cerró los ojos al momento que suspiraba, no era tonta y sabía muy bien que el hombre quería cambiar de conversación para no devolverle su arma. Volvió a exhalar aire dándose por vencida con lo último. Tampoco estaba mal, aprovechar y contarles todo lo que deseaban saber de su lucha y organización.

    —Efectivamente, —contestó—, somos un grupo que nos hacemos llamar «La Sublevación». Todos sus miembros luchamos contra los robots para protegemos a los demás.

    —¿Es fácil o difícil combatir con esas máquinas?

    La pregunta de Val le pareció bastante extraña y por un momento no supo qué responder exactamente.

    —Pues... define difícil.

    —Me refiero a si combaten cuerpo a cuerpo. ¿Utilizan armas?, ¿cuantas balas o disparos o lo que utilizan necesitan para acabarlos? —El moreno echó un ojo al arma que minutos antes le había quitado, y añadió—: ¿Qué clase de armas utilizan? No creo que éstas funcionen con máquinas, si están fabricadas como creo lo están, después de todo solo se puede utilizar con seres humanos.

    —Solíamos utilizar cualquier arma de plasma, aunque es muy difícil encontrarlas porque ya no se suelen fabricar, se descontinuaron. Aunque tienen desventaja a la hora de cargarlas. Conozco a un par que utilizan armas con municiones; dicen que son mucho más efectivas a la hora de apuntar, y cargar. Rara vez combatimos con ellos cuerpo a cuerpo, solo cuando estamos en verdaderos aprietos ya sea porque nos atacan de improvisto, el arma ya no tiene municiones, o se nos cae al suelo. Respecto a tu primera duda, técnicamente son fáciles acabar con ellos, a veces con solo un disparo en su punto vital; o sea dispararles en la cabeza sería suficiente; pero para ello se necesita de una bala muy dura. También tenemos ventaja si destruimos sus articulaciones.

    —Pues al parecer se la llevan bien —comentó Riz—, no se escucha que batallen tanto para exterminarlos.

    —Se escucha fácil, sin embargo, no deben subestimarlos —levantó la voz, molesta, y por un momento el joven castaño se sintió regañado por su padre—, ni tampoco olviden que ellos suelen moverse mucho más rápido que un ser humano, añadiendo que son más precisos en su movimientos y ataques. Sin contar que en su poder tienen al mando total de RV, MV y RMV.

    —¿RMV? No me suenan —interrumpió Calomela intentando recordar ese modelo, mas no pudo recordar uno con ese nombre y eso que se sabía de pies a cabeza cada uno de los que salen y saldrían al mercado. Pensó que probablemente trataría de un modelo que llegaría más adelante.

    —Son peores que los RV o MV —respondió Rina—. Son algo así como una combinación de los otros dos. Son enormes y aun a pesar de su aspecto pesado y monstruoso son veloces y muy difíciles de derribar. Se asemejan a los tanques de guerra porque suelen tener una coraza de metal resistente. Lo más tétrico es que son los robots quienes los fabrican.

    —Mmm, robots que fabrican robots... sí, muy tétrico —expresó Riz sintiendo un estremecimiento ante tal verdad; que máquinas con una inteligencia igual o superior a los de un ser humano promedio pudieran fabricar máquinas, no solo ensamblarlas, sino crear algo, significaba el Apocalipsis y algo que lo veía muy, pero muy adelantado. Aunque igualmente le parecía increíble, preguntándose cuál sería su funcionamiento para que pudieran hacer tales cosas—. Entonces los de «La Sublevación» deben componerla personas que saben luchar.

    —Así es. La mayoría entrenamos para eso. Yo, por ejemplo, tuve que entrenar bien para poder enfrentarme a ellos. Las personas que están ahí son voluntarios, a nadie se le obliga a enfrentarse con máquinas asesinas, aunque no es un trabajo nada fácil. —Su rostro se tornó melancólico—. El ser humano es frágil. Han existido muchos sacrificios.

    —Eran de esperarse esos resultados —expresó Klaus, serio—, después de todo, ¿contra quienes están luchan?

    —Oye, no seas tan así —interpuso Riz, intentando que su sonrisa no desapareciera de su rostro. Pero el comentario tan frío por parte de su amigo no le agradó mucho—. Lo que me preocupa ahora es, ¿cuál es el siguiente paso? —deseó saber Calomela cruzando los brazos—. Me refiero, ahora que sabemos todos estos datos, ¿qué sigue?

    Esa era una muy buena pregunta. Rina no tenía ni idea, su misión original era matar a Belirio. Nunca se le cruzó por la mente que hablaría con ellos de ese tema y mucho menos que le ayudarían a detenerlos.

    —Definitivamente, ante todo, el primer paso debe ser destruir la máquina del tiempo —tomó la palabra Klaus—. Si queremos evitar que los robots viajen hasta aquí, es necesario deshacernos de esa máquina.

    —Es imposible. —informó la pelirroja, mostrándose desalentada ante el plan.

    —Nada es imposible

    Rina negó a las palabras de Klaus.

    —Es que no lo comprenden. Ese era nuestro principal propósito. Ellos la tienen bien protegida, no tienen ningún punto ciego en el edificio. Es un museo. Y precisamente ahí es donde está R.A. Para poder venir aquí, entré a la fuerza y gracias a la ayuda de amigos —guardó silencio para pedir en silencio que aquellos valientes hombres que dejó atrás estuvieran bien y hayan huido de ese peligroso lugar sanos y salvos.

    —Me lo imagino —continuó Val al ver que la pelirroja no continuaría con la explicación—. Aunque yo me refería a destruirla desde aquí, no desde allá.

    —¿A qué te refieres? —Los oyentes se vieron súper interesados.

    —A utilizar algo desde aquí que se dirija hacia allá, algo que pueda explotar con tanta potencia que pueda destruirla. Pensaba en utilizar a Arr como mediador del detonante.

    —¿Sacrificarás a Arr? —expresó con asombro Riz rápidamente, en su voz se halló decepción—: Qué tristeza, yo quería examinarlo antes. Sé que es para algo bueno, pero… ¿en verdad? ¿Estás seguro? Diste todo de ti para construirlo.

    —¿Por qué? —preguntó con gran interés Rina, mirando a Klaus por unos segundos—. ¿Por qué me… nos vas a ayudar? Soy una desconocida, no sabes nada de mí o de mi gente y, estás dispuesto a sacrificar una de tus productos.

    —Como tú lo has dicho, —contestó el moreno—, no estoy en la obligación de ayudar. Sin embargo, no me gustaría perder la oportunidad de intentar algo si lo que has contado es real; para ello, evidentemente, necesitaría tener las coordenadas de donde se encuentra la dichosa máquina del tiempo.

    —Ah, como lo ha dicho él —se interpuso Riz dibujando una sonrisa en su rostro, sin duda estaba dispuesto a ayudar en lo que fuera, más que nada porque su personalidad curiosa hervía en su sangre, por lo que pudo comprender el comentario dado por Val—. Ansió hacer algo para detener el apocalipsis robótico.

    —Muchas gracias, chicos. No sé cómo agradecérselos. —Le estaban quitando un gran peso de encima.

    Aunque ellos no creyeran, ella los conocía más de lo que podían pensar. Por lo menos sabía de antemano que Klaus era un genio en lo que se proponía. Escuchó por lenguas externas de que era un tipo serio y hasta donde llego a saber, él nunca se casó pues dedicó casi toda su vida a lo que le apasionaba. Riz, por su parte, también era alguien muy importante. Fue precisamente por ellos dos que La Sublevación nació y siguió manteniéndose en pie hasta la actualidad. Ellos podían impedir que el inhumano futuro en el que ella estaba viviendo desapareciera, y de esa forma reinaran más momentos como los que extrañaba tanto. Sus ojos reflejaron esperanza.

    A su vez, guardando silencio desde su posición, la anciana Evel miró con gratitud a los jóvenes, admirando su jovialidad. Estaba más que contenta de que podía confiar el futuro en las manos de ellos. De entre las personas que estaban reunidas, ella no dudaba de las palabras expresadas por la pelirroja porque precisamente vivió algo similar; además, conocía hasta cierto punto el poder de Andro. Al contrario que Belirio, quien mientras los escuchaba hablar, mostraba su incuestionable incredulidad, a pesar de eso, no pudo evitar sentirse como un intruso, hablaban de cosas que él no comprendía. De temas que además de parecerle fantasiosos, no comprendía hasta qué punto aquellas personas creían en las palabras de la forastera y eso le molestó. Se enojó de él mismo por no serles de ayuda, de no poder seguir el hilo de la conversación y por supuesto, de no creer un cien por ciento de la historia. Ni siquiera se sentía con el derecho de expresar o cuestionar algo.

    —Entonces, querida —inquirió la anciana—, ¿dónde se encuentra ese museo? Existen por lo menos cuatro museos en Del Comienzo.

    —No es ninguno de ellos —rectificó en seguida Rina—. En realidad, ni siquiera está en la ciudad. Ese museo se inaugurará más adelante. Se encuentra en la localidad Lago Azul.

    Tras escuchar eso, Bel se sorprendió de gran manera, sin evitar sentir miedo al venírsele la figura de su madre. Fue en ese punto en que interfirió en la plática para hacer saber su angustia.

    —Eso quiere decir que atacarán primero al pueblo.

    —Sí. —contestó lo obvio Rina, dirigiendo su vista a él y sintiendo la preocupación que reflejaban aquellos ojos azules—. Klaus fundará ahí su empresa y después el museo. Comprará un terreno con el dinero que juntó de su primer invento.

    El terreno que el señor Fucus deseaba comprar. Bel recordó que su padre le había hablado de este. Así que al final no fue la corporación Fucus la que se adueñaría de él. Bel se recargó en el respaldo sintiendo como una fuerza invisible comprimía su pecho. En verdad le preocupaba el bienestar de su madre sin importar si creía o no lo que se decía. Mas pensar en aquello hizo que recordara otra cosa que en su momento le pareció no solo extraño, también preocupante; desasosiego que fue incrementando con aquella conversación.

    —Por cierto, pienso que debo informarles sobre una extraña llamada que recibí esta madrugada. Bueno, más que ser una simple llamada, fue una amenaza. No reconocí la voz de la persona, estaba protegida, eso quiero creer, por una voz robótica. Ésta mencionó que vendría por mí. Mi padre se ofreció a localizar al usuario que me llamó, pero me negué porque pensé que debía tratarse de una trampa o una broma, así que no sé si hice bien o no.

    —Creo que fue lo mejor. —Se adelantó Evel, recordando con un sabor amargo la emboscada que ella sufrió al lado de Neón cuando joven—. Es mejor meditar las cosas antes de actuar precipitadamente, no sabemos si esa llamada tenía un objetivo además de la amenaza.

    —Yo opino lo contrario, Evel —intervino Klaus—, se debió rastrear la llamada, simplemente para localizar al individuo. Sería mejor tener un punto de partida…

    —No, Klaus, aunque digas eso no estoy de acuerdo.

    —Lo veo absurdo, —sentenció Klaus—, ¿qué ganarían en que policías vayan si a quien quieren es a los Fucus?

    —¿Que qué ganarían? —Evel miró a su ahijado con disgusto y sin poder creer lo que escuchaba—. Precisamente eso, que la policía fuera y dejaran a los Fucus solos.

    —No creo que la policía fuera tan estúpida como para dejar a los Fucus sin vigilancia.

    —¿Que no crees que…?

    «¡Hasta dónde puede llegar la estupidez humana!» recordó esas palabras. Una oración que el mismo Klaus había recitado. Precisamente él era quien se había burlado del actuar humano. Aspiró con fuerza para calmarse. Aquello que vivió ya no debía atormentarla en este tiempo porque ahora vivía en paz. No obstante, hasta ahora que se hablaba de un tema tan delicado como robots y máquinas del tiempo, fue que Evel se dio cuenta que a pesar de haber olvidado algunas escenas del pasado por muchos años, todavía su corazón guardaba esos miedos de su juventud. Miedos que no deseaba volver a recordar. Decidió perdonarlo hace mucho tiempo. Su ahijado era diferente a aquel Klaus Val.

    —Pero si vienen por él —habló Riz para calmar un poco la tensión que la anciana y el moreno estaban atrayendo—, seguro que la llamada venía desde el futuro. Aunque no estoy seguro si eso es técnicamente posible. A fin de cuentas, no creo que rastrear la llamada fuera algo tan relevante, después de todo sabemos que el único lugar posible es en Lago Azul, e hipotéticamente hablando, si la hubieran podido rastreado, los llevarían a un terreno vacío. Les parecería extraño y tomarían esa llamada como una broma. Tal vez solo lo llamaron para asustarlo y amenazarlo.

    —O rastrearlo —dijo Rina después de reflexionar en la discusión.

    —Pe-pero, —Riz intentó contrarrestar la hipótesis de ella—, si ellos vienen del futuro es obvio que saben dónde vive. Saben su número de teléfono, ¿por qué no su residencia? —desvió su vista a Klaus y luego a Evel—. ¿Verdad?

    —No tiene por qué ser así —expuso Klaus—. No había pensado en lo que acaba de decir Rina, puede que tenga razón y con la llamada, además de verificar que era su teléfono actual, lo tengan monitoreado y así dar con él cuándo y dónde sea.

    Tras escuchar aquello, Belirio sacó su Pantalla y la observó con gran desconfianza. Tampoco había pensado en ese detalle. Probablemente ellos sabían dónde vivía, aun así no se mantendría siempre en ese lugar, por lo que solo quedaba pensar que mediante el utensilio lo podían rastrear para saber dónde encontrarlo cuando fueran por él. No solo lo tiraría, lo desmantelaría para después asegurarse de tirarlo una vez estuviera hecho pedazos.

    A continuación, Klaus sugirió que por el momento se fueran al taller Calomela para analizar más a fondo los planes que tenía sobre destruir el único utensilio que podía evitar la amenaza próxima.

    Miles de gracias por llegar hasta aquí :)
     
    Última edición: 25 Marzo 2017
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  8.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Bienvenida sea la inspiración, sí señor.

    No te preocupes, es natural que cada uno de nosotros deseemos continuar más con una historia en particular que con otras en proceso, por ese lado te entiendo perfectamente.

    Pero igual, se debe hacer el intento por terminarlas todas, aunque de eso no pudo decir mucho, ya sabes... a la mía aún no le tengo un final establecido...

    En fin. Por el momento no puedo decir mucho, pero al menos ya tienen un pequeño plan para evitar el apocalipsis robótico, al menos por un lado. Aun falta el asunto de los robots, y no sé porqué me da la impresión de que todo esto, es tan sólo la punta de un gigantesco iceberg.

    No me había dado cuenta antes, pero ahora veo que todo se vuelve más complejo. Hay muchos detrás del gran apocalipsis y las acciones de algunos tienen mucha influencia del mismo. Por ejemplo: El lote baldío que el señor Focus compró, donde estará el presunto museo que esconderá la máquina del tiempo.

    Pienso que si tales acciones nunca se hubieran tomado, no tendrían que lidiar con algo cómo una máquina de esas, algo que bien pueden usar los humanos y las mismas máquinas.

    Jo, jo, jo, no sé porque pero me recuerda mucho a la peli de Terminator. Aunque dejémonos de tontas comparaciones, aquí lo que importa es la historia y nada más.

    Te mando buenas vibras para que te inspires aún más, recuerda que apoyaré tus historias hasta que lleguen al final. n.n

    Un saludo y un gran abrazo. Nos leemos.
     
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  9. Threadmarks: Capítulo 13.- Doto Peri y Zaffee Amatista
     
    Sonia de Arnau

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    R.A. Revolución Artificial [Libro #2] (Pausada indefinidamente)
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    Capítulo nuevo de R.A. Espero lo disfruten tanto como yo al escribirlo, que en verdad, me fascinó el resultad final, sí, soy conciente que tengo cosas en que mejorar, pero en general, el trabajo me gustó. En fin.

    Darth Revan
    Muchas gracias por el apoyo a esta historia. En verdad me alegró leerte por aquí. Y sí, tienes razón, esto mostrado apenas es la punta del iceberg, tengo muchas sorpresas guardadas. Aunque eso si, debo decir y recalcar lo equivocado que estuve cuando al principio había mencionado que, no era necesario haber leído la anterior entrega para comprender en su totalidad esta historia (ya corregí ese error y aclaré en el capítulo 0. Meditando y agregando más cosas al asunto, tomé la decisión de que si era necesario . Por lo que si deseas y esta en tu posibilidad, Darth, te invito a que leas Esbozando lo Prohibido que es el primer libro. Lo digo solo porque, esas “sorpresas” solo las entenderán (dejará mayor impacto) aquellos quienes leyeron el primer libro.
    Ah, y una pequeña aclaración, el señor Fucus nunca compró el lote valdio, como se explicó en el capítulo anterior, quien se hizo con él fue Klaus y fue él mismo quien fundó el museo. No coorporación Fucus. En anteriores capítulos, el señor Fucus solo le hizo mención a Belirio que tenía pensado comprarlo, para hacer una fábrica ahí, pero como vimos, no llego a comprarlo, le ganó Val :D


    Capítulo 13
    Doto Peri y Zaffee Amatista

    Doto ingresó a La Sublevación cuando Zaffee tan solo tenía 16 años, no obstante, fue rápido el respeto que ella se ganó por él. Doto, un hombre alto y fornido, de piel blanca y de casi treinta años de edad contrastaba mucho con su compañera Zaffee Amatista. Sin embargo, aquellas diferencias que no solo eran físicas sino incluso mentales, no evitaron que ambos se transformaran en el mejor dúo. Cada uno podía derribar a varios robots, RV y MV individualmente, pero cuando los dos trabajaban unidos se convertían en unas máquinas de matar. A tal punto unieron su fuerza como para tener movimientos especiales a la hora de contraatacar a los enemigos. Doto la consideraba como a su hermana menor, le tenía un gran cariño, porque en cierta forma le recordaba a su verdadera hermana y por eso la cuidaba como si fuera la viva reencarnación de ella. Y ha de decirse que no la cuidaba por la complexión menuda de ella, que cualquiera ajeno a la personalidad de la joven, a simple vista podrían pensar que no tenía fuerza física. No obstante, no podían estar más equivocados.

    Zaffee no solo tenía fuerza física, era muy flexible y eso ayudaba a que sus movimientos fueran más certeros a la hora de luchar cuerpo a cuerpo con máquinas sin vida. Tenía una velocidad asombrosa, añadiendo que era buena a la hora de luchar cuerpo a cuerpo mientras que Doto, que no era precisamente el más adecuado para combatir, era un maestro en la puntería.

    Ahora ambos habían ido a ese lugar, precisamente 23 años atrás, para encontrarse con Rina y advertirle que R.A había cambiado la fecha en la que supuestamente iría para buscar a Belirio y luego a Ruber. Una vez que se enteraron de eso, el pánico evidente de la joven Amatista ante el pensamiento de que la gente del pasado viviera el mismo futuro que su presente, le obligó a marcharse a ese lugar para avisarles o hacer algo al respecto; a veces su imprudencia era más grande que su raciocinio. Por esa misma razón, ahora el automóvil manejado por Doto se desviaría hacia el hospital antes que ir a buscar a la pelirroja.

    —Doto, ¿no tienes algo que cicatrice la herida? —cuestionó mientras esculcaba la mochila de medicamentos que Peri siempre cargaba consigo junto con otra mochila en la que cargaba con municiones. Se notaba a leguas que deseaba evitar ir al hospital a perder tiempo. Mas lo único que había en la mochila eran sueros, antibióticos y analgésicos que estaban dentro de cápsulas ovaladas que funcionaba como inyección.

    —No, no tengo. Además, con la carrera que pegaste ni me dio tiempo de revisar si tenía suficiente medicamento...

    —Aquí tienes un VRD.

    —Pero no será suficiente —respondió el hombre en un largo suspiro—. La herida que tienes es muy profunda y no bastará para que el suero VRD haga su función. Necesitas un Co-I.

    —¿Cómo lo sabes?

    El hombre ladeó la cabeza a un lado para mirarla por fugaces segundos. El suero Co-I hacía que el tejido de la piel como el colágeno trabajará a doble velocidad de lo que normalmente lo haría el cuerpo, haciendo que una herida se cerrara y se curara en solo unos minutos. Por el contrario, El VRD, que en realidad era la predecesora del Co-I, a pesar de tener la misma función cuando se aplicaba a una herida muy profunda, se necesitaba que primero fuera tratada para que su desempeño fuera efectivo.

    —Es obvio que necesitas puntos para cerrarla, la pérdida de sangre lo delata, después, quizá el VRD te ayude a sanar la piel más rápido, pero lo reitero y lo volveré a reiterar cuantas veces sean necesarias hasta que te penetre en tu dura cabeza que, vamos a parar al hospital.

    Zaffee arrojó la bolsa de medicamentos a la parte de atrás del vehículo, molesta, chistando dirigió su vista al frente. Sí, sabía muy bien que debía pasar al hospital, estaba luchando no solo con el dolor, el que poco a poco estaba disminuyendo gracias al analgésico que se había aplicado, también estaba luchando con las ganas de dormir que tenía. El sueño se apoderaba lentamente de ella y era lo último que deseaba.

    —¿Y no has pensado lo que pasará cuando vean que no tenemos IV? —preguntó—. ¿Cómo nos dejarán ingresar sin identificación? ¡Somos prácticamente ilegales aquí!

    —No le des tantas vueltas a eso, Zaffee, no pueden negar la entrada a alguien que está malherida y menos a tal punto de morir. Nos dejarán pasar y cuando estemos dentro pensaremos en cómo salir.

    —Has pensado en todo —informó admirada.

    —No —carcajeó animado—. Eso es de sentido común.

    Minutos después arribaron al hospital, Doto cargó a Zaffee y aprovechando la sangre en el ropaje entraron a las instalaciones alarmados. El hombre aparentó estar demasiado alarmado, histérico a puntos en que casi se derrumbaba; los encargados al verlo en ese estado y ver a la joven en sus brazos se apresuraron a atenderla pronto. Trajeron una camilla y acostándola ahí se la llevaron, las enfermeras desaparecieron con la camilla por un pasillo. A Doto como lo vieron todavía exasperado lo guiaron hasta la sala de espera para que se calmara un poco, diciéndole que todo iba a estar bien. Ante su condición no le interrogaron lo que había sucedido, tampoco le pidieron información, lo dejarían descansar un rato y posteriormente se encargarían de la documentación. Para calmar sus nervios, una joven recepcionista le llevó una bebida caliente y despidiéndose con una frase optimista, se fue de ahí.

    Una vez que se encontró solo, levantó la vista disimuladamente para ver la hora. La herida que sufrió Zaffee no era tan grave, no tardarían en darle el tratamiento necesario, unas cuantas puntadas. Esperaría unos cuantos minutos para después preguntar a qué habitación la habían mandado. Mientras tanto, probó la bebida que le llevaron, dibujó una mueca, no sabía que era, pero era un sabor muy amargo. No le gustó. Ya había probado aquella bebida hacía mucho tiempo. Nunca le gustó. A pesar de eso, volvió a darle otro sorbo, obteniendo el mismo resultado. Echó un vistazo a su alrededor; le disgustaban los hospitales, tenía recuerdos de ellos nada agradables. A su mente vinieron escenas de cuando era más joven, sentado en una misma habitación, teniendo entre sus manos una bebida amarga que poco a poco iba enfriándose, escuchando los gemidos y clamores de los familiares y amigos que estaban ingresados. El eco de las pisadas de los doctores y enfermeras dirigiéndose de un pasillo a otro. Recordó por medio auditivo sus mismos llantos. Posó la vista al suelo blanco para parpadear varias veces como quien deseando apartar el agua de sus ojos, aquel frío lugar le recordaba a su hermana.

    Suspiró e intentó retirar aquellas escenas que solo le traían amargura. Los trabajadores habían sido muy amables con ellos. Qué recuerdos tan bellos le traían esa actitud de las personas. Ya no quedaba nada de eso en el infierno en el que estaba rodeado. Volvió a dirigir sus ojos al reloj y al pensar que había sido suficiente, se levantó y dándole por última vez un sorbo a la bebida se dio cuenta que no era tan mala. Su paladar podría acostumbrarse de nuevo a la verdadera comida.

    Se encaminó a la recepción y mostrándose un poco más tranquilo, interrogó a la recepcionista para sacarle el número de la habitación a que su compañera fue asignada; al recibirla, ni tardo ni perezoso se dirigió a la misma. Subió al elevador y al llegar se percató de que estuviera sola, lo último que deseaba era que le hicieran preguntas a las que no estaba dispuesto a responder. Al asomarse con cautela y verificar que estaba sola, recostada, entró en su totalidad.

    —Tardaste. —Fue la respuesta de Zaffee, exigente, mientras se ponía de pie. Ante eso, Doto se apresuró a llegar a su lado para tenderle ayuda, mas ella no le dio la oportunidad de preguntarle si estaba en condiciones de andar sola cuando estiró el brazo para detenerlo e indicarle que no se preocupara—. Déjalo. Estaré bien.

    Doto bajó los brazos y se limitó a verla. No discutiría con ella. Lo mejor era irse antes de que alguien los mirara y detuviera. Con sigilo se escabulleron de la instalación sanatoria. Lograron escaparse porque sabían muy bien la estructura del edificio; conociendo sus salidas, entradas, y pasadizos secretos; no solo la de esa edificación, sino la de todas de la ciudad pues para poder huir o luchar con los robots, los de La Sublevación tenían que conocer muy bien cada ruta posible de escape a la hora de enfrentarse a los robots, por esa misma razón, salieron con éxito hacia afuera. Al ver el cielo, Doto no evitó suspirar con alivio al sentirse seguro, seguido de un codazo en la costilla por parte de la morena.

    —No era para tanto —le dijo—. Actúas como si estuviéramos escapando de los esbirros de R.A.

    —No sé cómo puedes estar tan tranquila. —Comenzaron a dirigirse hacia el vehículo al mismo tiempo que Doto expresaba su inquietud—. ¿No tienes miedo de que nos atrapen y nos descubran?

    —¿Y qué más da si lo hacen? No es como si hiciéramos algo ilegal.

    —Somos del futuro…

    —No decimos nada.

    Doto no evitó sonreír. Seguía pareciéndole increíble la superficial mentalidad que Zaffee demostraba en algunos momentos, aun más sabiendo el genio que era a la hora de las luchas. Sin embrago, no le dio importancia al caso. Por ahora, el próximo destino era encontrarse con Rina e informarle lo que habían descubierto.

    —¿Qué haces, Zaffee? —preguntó Doto una vez en el automóvil, al ver a su compañera jugar con un vídeo juego que habían encontrado en la parte trasera del automóvil. Se le veía muy feliz de jugarlo a pesar de estar perdiendo a cada minuto.

    —Esto es divertido, muy divertido. ¿Lo has intentado alguna vez? No sé qué se debe hacer, pero me supongo que debo evitar tocar estas aberraciones, ah, y estas también —decía con voz de niña, privilegiado de poder ser testigo de esa faceta.

    —Sí, cuando niño llegué a tener un videojuego de esos. Me pasaba horas y horas jugándolo. —Zaffee era joven, quizá nunca tuvo la oportunidad de tener es su poder alguno de esos juegos—. ¿Dónde crees que pueda estar Rina? La ciudad es muy grande, puede estar en cualquier lugar y creo que no estamos en las condiciones para estar buscándola de un lugar a otro.

    —Tal vez haya ido al taller Calomela —informó sin despegar su vista al juego—. Tengo entendido que el taller por estos años sigue en pie. La buscaremos primero allí, si no está, entonces pasaremos a ver a… a esa señora de la que tanto hablaba ella.

    —Creo que su apellido era Knoop. —Esperaba que la pelirroja estuviera en el taller porque desconocía por completo dónde vivía la señora Knoop—. A pesar de eso, no sabemos si ya asesinó a Belirio.

    —Yo creo que sí. —Apartó su vista un momento del juego para ver a su compañero, pensativo—. No debe ser difícil hacerlo, después de todo se trata de Belirio.

    —Precisamente por eso, como se trata de Belirio, el hijo de un empresario...

    —Pero es un debilucho —terminó concluyendo ella.

    —Sí, creo que tienes razón. —Doto encendió la radio que tenía instalado el carro y la sintonizó en las noticias de ciudad Del Comienzo, para verificar si éstas hablaban algo sobre lo sucedido—. Si lo ha matado, su muerte debe escucharse en las noticias, después de todo hablamos del hijo de Fucus.

    Los locutores de las noticias hablaban de varios temas; espectáculos de celebridades, una que otra noticia sobre lo nuevo de corporación Fucus, algo de la exposición de días pasados y una que otra clase de noticieros relacionado a la ciudad, no obstante, ninguna relacionada a que el hijo del empresario más exitoso hubiese desaparecido o muerto. Aunque tampoco estaban en posición para que rápido se dieran cuenta de eso, así que apagando la radio, pensaron que quizás aún no se enteraban porque daban por hecho de que Bel, a esas alturas estaba sin vida, sin saber realmente que casi en ese momento el grupo se movía desde la residencia Knoop hacia el taller Calomela al mismo tiempo en que Amatista y Peri iban acercándose.

    Y como si fueran dirigidos por el mismo destino, cuando Doto giró en una calle, Zaffee alcanzó a ver al grupo a lo lejos, mas sus orbes se centraron en el de la cabellera dorada, sorprendida, se acercó al vidrio de la puerta, sin despegar su vista de él. Sentimientos encontrados se apoderaron de ella; rabia, sorpresa, desilusión y sobre todo asombro de verlo tan campante cuando se suponía que en esos instantes él debería encontrarse a metros bajo tierra. Dibujó una mueca de desasosiego.

    —Es Bel… —susurró al momento que abrió la puerta y sin previo aviso, saltó del auto en movimiento.

    Doto, quien mantenía su vista a la vía y dispuesto a preguntarle lo que había dicho porque no alcanzó a escucharla, se giró para ver como su compañera había saltado y con la boca abierta frenó el vehículo al observar lo que su compañera había visto; a Belirio Fucus. Sí, era él, no obstante, la reacción de Doto fue muy diferente a la joven, sus ojos se abrieron con gran espanto y su boca con asombro, dirigió la vista hacia su compañera y no pudo maldecir por lo bajo al saber de antemano la locura que estaba a punto de cometer ella.

    Zaffee, a su vez y como si nada se levantó del piso una vez terminó de rodar en el pavimento para correr como gacela e irse contra el hijo de Fucus. Al llegar y sin previo aviso lo derribó al hacerle una rápida llave, ni siquiera le dio tiempo de reaccionar por lo que ni los espectadores ni el propio Belirio supieron lo que ocurrió en esa fracción de segundos, tan solo supieron que alguien estaba arriba del rubio. Era un Deja vu, sintió él, pues ya había vivido esa experiencia. Y con la misma velocidad con la que lo tumbó, la morena sacó un puñal para después colocarlo debajo del su cuello, exactamente en la yugular y en esa posición, sonrió al decirle con una voz tétrica:

    —Hasta aquí llegaste.

    Y estaba a punto de cortarle la vena pero la punta del cuchillo solo lo rozó, haciéndolo sangrar muy poco. Rina detuvo el ataque de Zaffee agarrándola de la muñeca con fuerza para evitar que el cuchillo terminara con su labor, mas la última no se dejaría vencer tan fácil e hizo presión, con que solo lo hiriera un poco su lamentable y agonizante muerte sería inminente. Sin embrago, no contó con que la pelirroja se colocó detrás de ella, tomó la otra mano y empujándola hacia atrás obligó a que la morena terminara por soltar el cuchillo.

    —Espera, Zaffee…

    La nombrada levantó la vista para ver como Rina la sujetaba con gran fuerza. Le lanzó una mirada filosa entre quejidos de fuerza para soltarse, una de las cosas que más detestaba Amatista era que las personas la agarraran como si fuera una simple muñeca de trapo.

    —Suéltame, traidora —advirtió la morena, arrastrando las palabras.

    Rina no evitó sentirse ofendida ante las duras palabras, añadiendo que el tono que utilizó su compañera de batalla fue muy severo e hiriente, no obstante, mantuvo su rostro firme. Entre esfuerzos para ver quién de ambas era la primera en dimitir, la pelirroja hacia un excelente trabajo al retenerla ahí.

    —Váyanse de aquí —dijo Rina a los demás. Sería un verdadero peligro si Zaffee lograba zafarse de su agarre, lo que ocurría tarde o temprano pues sabía que ella no se rendiría tan fácil.

    Bel se levantó velozmente del suelo y respiró con desesperación mientras se agarraba el cuello, todavía sintiendo el cuchillo allí e incrédulo de que por casi nada iba a perder la vida, pasmado porque a diferencia de Rina, la morena tenía un aura peligrosa y sin dudarlo ni un segundo ella iba a por él, iba a rebanar su cuello y al percatarse de tal verdad, tragó saliva ante solo imaginarse eso. Y por primera vez agradeció que la pelirroja estuviera de su parte. Uniéndose al resto, observó como ambas seguían luchando, una para liberarse del agarré de la otra y la otra para no soltarla por nada del mundo.

    —Escucha, Zaffee, no lo hagas. Existe una explicación lógica.

    —¿Qué quieres que escuche, señorita Judas? —declaró e ideando un plan para escaparse de sus garras. Al verse erguida, le proporcionó una patada en la pierna de su contrincante y aprovechando que se inclinó ante el golpe, por fin se soltó para girarse y encarar a su adversario—. Yo terminaré lo que tú ni siquiera empezaste.

    Dio media vuelta para volver a acercarse al rubio, pero de nuevo Rina la detuvo al irse contra ella y volver a detenerla, no obstante, Zaffee volvió a patearla y cuando la pelirroja volvió a retroceder, Zaffee aprovechó para sacar una pequeña arma que le había quitado a Doto antes de bajarse del carro, y con ésta apuntó a Rina al rostro y Rina, asustada por eso, quedó estática en su lugar, su corazón latió y se puso nerviosa, desconocía que tenía un arma. Zaffee con arma era en verdad un peligro. Miró la sofocante mirada de Amatista y es que no dudaba que ella iba a disparar, independientemente de que hubiese sido su compañera de lucha por años. Ahora, ante los frívolos ojos de Zaffee, ella era una traidora.

    —¡Que nadie se le acerque! —advirtió Rina a Riz y a Klaus al ver que estaban dispuestos a ayudarla cuando vieron que había sacado un arma. Los dos se detuvieron, porque recibieron una fugaz mirada de parte de la morena y con esta les indicó que hicieran caso a la advertencia de la pelirroja.

    La pelirroja conocía perfectamente la fuerza y destreza de Amatista, ninguno de ellos podía ser rival, ni aunque intentaran detenerla entre los dos. Y aunque sus intenciones eran ayudarla, probablemente deteniéndola entre los dos, no iban a poder siquiera acercarse a ella cuando sus cuerpos recibieran un par de balas. Se debía tener mucho cuidado al tratar con ella. Rina tampoco era débil, pero no quería lastimarla porque si lo hiciese entonces sí se convertiría en una traidora. Aunque debía admitir que con un arma bajo su poder, ahora estaba en total desventaja.

    —¡Esperen, esperen! —Doto hizo presencia, apurado, había visto toda la escena desde lejos. Se detuvo intentando leer la atmósfera—. ¿Qué es lo que está sucediendo aquí?

    —¿Do-Doto? ¿Tú también? —cuestionó sorprendida la pelirroja, ganándose una fría mirada por parte de la morena.

    —Esta loca dice perdonar la vida de Belirio —bramó Zaffee, todavía apuntándola con el arma.

    —¿Es eso cierto? —Se atrevió a cuestionar el hombre, sorprendido. «¿Por qué?» iba a ser su próxima pregunta, mas Rina se defendió al decir:

    —No es que lo haya perdonado, solo que es posible haber encontrado una mejor solución. Necesito que me escuchen, que los escuchen a ellos y sus ideas.

    —Necesitas explicarnos varias cosas. ¡Y tú! —Doto dirigió su vista a Belirio, quien nada tonto se había estado apartando del grupo a paso lento—. No sé cómo diantres ha pasado esto, pero te has salvado por nada. No dudaremos en aniquilarte si es necesario. —Apuntó su rifle hacia él—. Aunque intentes correr para alejarte de nosotros, no escaparas de mí. ¡Estás advertido, así que no te muevas!

    —Creo que lo mejor es que todos lo discutamos en el taller —propuso Evel, asustada que todo aquello se saliera de control y hubiera víctimas. También deseaba evitar que aquella escena se convirtiera en el centro de atención e igual, evitar que alguien al ver la escena llamase a las autoridades. No tenían tiempo para lidiar con ellas de nuevo—. No podemos seguir aquí, en la calle. Discutamos en el taller. Todos bajen el arma y tengamos una discusión razonable —animó con voz muy apacible y que no se notara su preocupación.

    —Vamos, Zaffee…

    —¡Ni de broma! —interrumpió la nombrada a la pelirroja, ahora apuntando el arma hacia Bel, decidida a disparar y terminar todo allí mismo—. No acompañaría a un puñado de ratas sucias como ustedes.

    Una mano se posó sobre el arma, bajándola exactamente al momento que ella disparó por lo que la acera sufrió el daño, escuchándose el suspiro de gratitud de todos. Quien la interrumpió fue Doto.

    —¿Qué diantres haces? —preguntó ella, mirando primero con recelo y luego con severidad a su compañero.

    —Baja el arma. Escuchemos primero lo que tiene que decir Rina, por favor.

    —¡No hables! —declaró, decidida a no escuchar nada, mirándolo desde la altura, con frialdad, decepción e ira—. ¿Quieres ser igualmente un traidor? ¡No puedo creer que digas esas sandeces! ¿Quieres ver a todos muertos; verlos caer uno a uno? ¿Eso quieres? —Sus palabras se quebraban. Sin saber si era por el triste recuerdo de cada compañero que ella vio caer ante sus ojos, o el que Doto se prestara para estar de acuerdo.

    Para Zaffee, la única manera de evitar una guerra contra los robots era matando a Belirio, quien se convertiría en la llave para que Andro tomara la iniciativa de exterminar a la raza humana. Para su mente, ¡no! Frente a su propia experiencia personal e ilusiones que fueron cruelmente pisoteadas, no existía otra solución. Cualquier intento que pensaron había sido un rotundo fracaso. No había otro camino; solo uno.

    —Por supuesto que no, Zaffee —contestó él a las preguntas, con voz calmada he intentado transmitirle esa tranquilidad—. Zaffee, creo que deberíamos escucharlos...


    —¡Cierra la boca, no sabes lo que dices, traidor! —Intentó retirar el arma del agarre de él, pero era en vano porque ahora su propia mano temblaba, estaba flaqueando, tal vez porque muy en el fondo deseaba que esas hermosas palabras se convirtieran en realidad, pero ordenó con voz fuerte—: ¡Ahora suéltala!

    Pero él se rehusó. A cambio le dijo:

    —¿No crees que ellos tienen el derecho de ser escuchados, Zaffee?

    —¿Estás seguro? —Se le dificultó vocalizar aquella pregunta, dudando.

    —No tienes por qué seguir haciendo esto, Zaffee —dijo él, en voz baja—. Y tú no lo quieres hacer, ¿cierto? Estás cansada. Estás harta y no debes hacerlo más, no tienes por qué hacerlo más. Así que escúchalos.

    Para ese punto, ella titubeó, quería hablar, regañarlo por sacar a cuenta eso, pero no pudo, su boca tembló porque sabía bien de lo que hablaba él. Asesinar. Si bien, estaba capacitada para asesinar robots huecos y sin vida porque luchaba contra ellos, eso no le impidió ser la persona que apagaba la vida de otros. Cuando alguien agonizaba ya fuera por alguna enfermedad llena de dolencia, por una infección que no podía ser tratar con los medicamentos que se tenían a la mano y que, estas exigían ser tratadas en un hospital, bajo la guía de un verdadero experto, no bajo las alcantarillas olorosas y putrefactas en las que se obligaban a vivir para esconderse de esas infernales máquinas.

    Los moribundos gritos de las personas que pedían que terminaran con sus dolencias la perseguían hasta en sus sueños, pero no más que el retumbar del arma al ser disparada y el metal de la bala ser atravesada en aquellos cuerpos. Contra su voluntad, Zaffee se había convertido en la persona que terminaba con la vida de aquellos que lo pedían a voz en cuello. Y sí, estaba harta de ser eso. Por esa misma razón, por unos segundos, se perdió en los amigables ojos de Doto y deseó en lo más profundo que él no se equivocara en la decisión que estaba tomando, y que ella no se arrepintiera de lo que estaba a punto de decir:

    —Bien. ¡Está bien! ¡Los escucho! ¡Los escucharé! —Miró a todos—. Ya lo dije, ¿contentos?

    Ella estiró el arma para que Doto la soltara, aun así, la mano de él continuó en ésta.

    —¿Ahora qué? —indagó, irritada.

    —La quiero.

    —¿Qué? —Ninguno de los dos parecía ceder la pistola—. La necesito para defenderme. No salgas con que «la quieres». Tú ya tienes muchas.

    —Puedes defenderte bien sin una y lo sabes. Y dudo que aquí necesites utilizarla. Ya no estamos allá, Zaffee, recuérdalo. —La miró, aguantando, como bien había aprendido, su firme mirada. Al final, desviando la vista, soltó el arma.

    —Te arrepentirás de esto si no resulta bien —le advirtió ella en tono amenazante.

    Doto asintió levemente, dispuesto a tomar la responsabilidad de lo que pudiera ocurrir. Al ver que, por el momento, Zaffee estaba dispuesta a escucharlos, se giró para ver a los presentes, pasmados, dibujó una media sonrisa —algo forzada— para transmitirles que la situación estaba bajo control y que ya no se preocuparan. Nadie dijo palabra alguna. No había nada que decir. Un silencio se apoderó del ambiente, el que fue roto por Evel.

    —Jóvenes, —volvió a llamar la atención aprovechando que se habían calmado y notar que una patrulla se acercaba al distinguir las peculiares sirenas emitidas por ellos—, es el momento de irnos. El taller está a la vuelta de la esquina. Me quedaré a hablar con los oficiales, no se preocupen por eso, estaré con ustedes en un minuto.

    Al parecer alguien asustado había hablado a la policía porque escucharon las sirenas acercarse.

    —Te los encargo —susurró la mayor cuando Doto se acercó a ella para seguir a los demás.

    A su vez, el hombre detuvo sus pasos para mirar a la serena anciana, quien tenía la vista hacia las patrullas y después dirigir sus grises ojos hacia él. Aquella mirada le indico que confiaba en él para que tranquilizara al grupo si es que este volvía a tornarse rígido como minutos antes. Él asintió para hacerle saber que comprendió sus palabras. Después, retomó su andar. Después de todo había sido él quien tranquilizo el ambiente y quien razonó con facilidad con la morena, así que mientras Doto estuviera ahí, Zaffee podía mantenerse tranquila pues era Doto quien la conocía muy bien y sabía cómo lidiar con ella.

    Todos comenzaron a caminar hacia el taller Calomela. Los pocos pasos que quedaban para llegar, todos se mantuvieron en silencio, en especial Belirio, quien suspiró al sentirse por el momento a salvo, pues en realidad no podía estar tan relajado porque Zaffee sí que olía a peligro. Se llevó la mano al cuello que le ardía y palpó la sangre que salía de allí por el corte anterior dado. No era necesario que hubiera alguna especie de letrero que rezara, «cuidado, peligro» para darse cuenta que debía mantenerse alejado de ella y eso haría.
     
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    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

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    Escritor
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    R.A. Revolución Artificial [Libro #2] (Pausada indefinidamente)
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    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    15
     
    Palabras:
    3411
    Muchas gracias Borealis Spiral por tu apoyo y los like a la historia :D
    He aquí, el siguiente capítulo, espero que lo disfruten.

    Capítulo 14
    El Acuerdo


    El taller se encontraba vacío, tan solo el dueño que se mantenía ocupado, acuclillado frente a una máquina de la policía. Caleb desvió su vista al notar la silueta de su hijo plantarse a su lado;el hombre se alegró de verlo pues en verdad necesitaba de su ayuda, y se levantó dispuesto a decirle algo, sin embrago, su boca quedó abierta sin pronunciar palabra alguna al ver el grupo tan numeroso que se encontraba detrás de Riz. El padre arqueó la ceja, más que nada extrañado ante lo que veía. ¿Por qué? Excelente pregunta. ¿Por qué había tanta gente en ese lugar? Y era evidente que no se trataba de clientela, ¡eso sería demasiado maravilloso para el negocio! Pero bien sabía que eso sería demasiado bueno para ser cierto. Por el contrario, escuchó a Riz decirle:

    —Traje compañía.

    —Es lo que veo. ¿Alguna reunión secreta? —bromeó el mayor.

    —Algo así —respondió el hijo de igual forma que su padre—. Iremos al despacho. Si me necesitas estaré allí.

    —Ah... en realidad… —La verdad era que necesitaba de su ayuda, pero lo dejó pasar—. Está bien, ve.

    Caleb, aun extrañado porque era muy raro que Riz invitara a gente —mejor dicho, nunca lo hacía— porque sabía perfectamente que Riz no era de esa clase de chicos que entablara amistades por su cuenta. Para despejar su mente del trabajo se estiró, a la vez que se encaminaba a la entrada y seasomaba por ella; ahí vio a Evelina acercarse al lugar e inmediatamente la abordó:

    —¿Se supone que me estoy perdiendo de algo?

    Evel se detuvo cuando llegó a su lado para dirigirle una mirada confusa al no comprender su pregunta.

    —Ahora hay cinco personas reunidas en el despacho —continuó él apuntando el lugar—. Evel, dime, ¿qué es lo que está sucediendo? ¿Quiénes son ellos? ¿El rubio era Belirio Fucus? —En la última pregunta su voz sonó incrédula.

    —Lamento las molestias causadas, Caleb. Son amigos y conocidos míos que llegaron de improvisto. —La anciana se encamino a la oficina no sin antes decirle a Calomela—: Es una larga historia. Después te cuento todo.

    El hombre levantó la ceja por segunda vez a causa de las últimas palabras de la mayor; le habían parecidofalsas, ya que aquella última expresión solo se ledecíaal espectadorpara no hacerlo preocupar. No le contaría nada. De cualquier manera, haciendo un ademán con la mano indicando que lo dejaría pasar,volvió a su trabajo.

    Mientras tanto en la oficina, Riz movía algunas cajas llenas de cableado, algunas piezas de metal, un par de motores que estaban encima de un par de sillas viejas de metal y que más que parecer cómodas parecían una silla de tortura.

    —Pasen, pasen —decía Riz mientras miraba dónde debía dejar lo que poseía en sus manos, y al darse cuenta que no había espacio, las arrojó al suelo sin cuidado alguno—. Siento el desorden, no solemos utilizar esto como lo que es, una oficina, diría que se utiliza más como un almacén. —Levantó la vista para ver el desorden, no terminaría de poner el lugar en condiciones para una reunión, colocó sus manos detrás de su cabeza al descubrir que no avanzaría para concluir—. Tomen asiento en... donde puedan.

    —Habla —ordenó con tono impaciente Zaffee a Rina mientras se lanzaba sobre uno de los pocos asientos que Riz pudo limpiar. Cruzó las piernas, lista para escuchar.

    La morena estaba ansiosa de poder escuchar el supuesto «razonamiento lógico» que ocasionó que Rina cambiara de opinión. A pesar de mostrarse en contra de cualquier comentario, debía admitir que tenía curiosidad por saber qué fue lo que le dijeron a la pelirroja para que cambiara radicalmente su pensamiento, pues era increíble, ¡impensable!, que sabiendo cómo era el lugar donde vivían debido a las máquinas del demonio, pudiera perder el objetivo de su misión. Todos debían esconderse. Vivían temerosos de encontrarse con algún robot que los asesinaran.Zaffee, junto a «La Sublevación», dejó de vivir una tranquila y normal vida para ahora defenderse para poder mantenerse con vida. Rina, Doto y ella fueron testigos de cómo sus colegas morían poco a poco, y todo gracias a aquel tipo de ojos azules; ante los ojos de la morena, a Rina le habían lavado el cerebro.

    —Rina, ahora es momento de convencernos o nosotros tomaremos cartas sobre el asunto, ¿comprendes en la postura en la que ahora te encuentras? —habló Doto con voz más calmada que como lo hizo Zaffee pero igual de seria. Tomó asiento a un lado de la morena, sobre un par de cajas. Esperaba que la explicación de su compañera fuera tan buena como para que el arma que se mantenía guardada, descansando sobre su espalda, continuara en ese lugar.

    La joven estaba a punto de hablar, meditando muy bien cómo manejar las oraciones para poder explicar de la mejor manera toda la situación, con un fuerte dolor en el estómago, se encontraba muy nerviosa y es que nunca imaginó que Doto y especialmente Zaffee se presentaran en ese lugar. Ella era la tercera mejor en la Sublevación, por debajo de Amatista y Peri.

    —Yo se los explico.

    Rina dirigió su asombrada vista hacia Klaus, y él le devolvió la mirada para después dirigirla de nuevo a los recién llegados y aclarar:

    —Ante todo, quiero que sepan que en realidad a mí no me importa si asesinan o no a Belirio. Pueden hacerlo, si así lo desean.

    La incredulidad de todos fue evidente en sus rostros al dibujar una mueca de sorpresa.

    —Oye, oye. No puedes decir eso, es un ser humano y tiene el derecho a vivir —se apresuró a decir Riz más que sorprendido, desilusionada, ante las duras palabras de su amigo.

    —A decir verdad, ni me va ni me viene —se sinceró el moreno—. Ante su comportamiento deduzco que son conocidos de Rina, por lo que vienes del futuro.

    —¿Le has contado eso? —expresó Zaffee mirando a Rina. La última se quedó callada para seguir escuchando la explicación de Val.

    —El hecho de que estén aquí es porque vienen a avisar sobre algo. Así que están de acuerdo con el pensamiento de ella en que desean impedir una revelación de robots autónomas asesinos. No obstante, si llegasen a matar a este señor presente, —Lo apuntó sin más—, ¿han siquiera meditado en lo que ocurriría con aquellos robots que quieren venir a buscarlo y se den cuenta que la persona que buscan está muerta?

    —No van a lograr que su líder despierte —respondió Zaffee.

    —Incorrecto, lo más sensato de pensar es que se enojarían. ¿Cómo descargarán esa ira o «venganza»? Aquí no existe una Sublevación que pueda detenerlos.

    —¡Nosotros haremos algo! ¡Los detendremos! —gritó Zaffee, disconforme por las palabras del moreno.

    —No dudo de su facultad a la hora de pelear contra los enemigos, ya tienen experiencia por lo visto, pero me supongo que no solo ustedes tres componen la Sublevación. Existen más miembros. Indicando que con solo ustedes no se puede detener a un ejército de robots.

    Las bocas de ambos, tanto Zaffee como Doto se abrieron al caer en cuenta de las palabras dichas. Zaffee intentaba refutar aquella explicación, pese a ello, no encontró qué responder.

    —Matarán a todas las personas que puedan —respondió Zaffee en susurro, llegando al punto al que deseaba llegar Klaus.

    —Mantener con vida a Belirio nos garantiza que los robots que vengan por él se mantendrán en un perfil bajo. Me imagino que no desean ser descubiertos.

    —Ya, comprendo un poco esa razón, la contaré como válida —tomó la palabra Doto—, sin embrago, eso tampoco nos garantiza que al mantenerlo con vida no lo encuentren. ¿Y luego qué? ¿Estás diciendo que debemos protegerlo, trabajando como sus guardaespaldas?

    —Yo nunca dije nada de eso —aclaró Val—. Tampoco he dicho eso para que se lo tomen de esa forma. Como les dije, la muerte de Belirio me es irrelevante. Pero creo que tomar la ventaja de tenerlo con vida podemos usarlo a nuestra balanza, obteniendo algo de tiempo.

    —Interesante —expresó Doto, se acomodó en el asiento, relajándose un poco. Quería seguir escuchándolo.

    El hombre estaba interesado en lo que vendría a continuación, a su vez, ganándose una mirada de reproche por parte de Zafffee que al darse cuenta tan solo se encogió de hombros. A Zaffee le molestaba que se hubiese perdido algo importante puesto que todavía no comprendía a donde quería llegar el moreno.

    —Vayan directo al grano —exigió la morena al final.

    —El plan es destruir la máquina del tiempo —terminó Rina, también sintiéndose increíblemente fascinada por la explicación del moreno. Era fascinante que llegara a pensar hasta en ese ínfimo detalle que ella y sus compañeros habían pasado por alto.

    —Dicen, ¿destruirla? —Doto salió de su estupefacción, y sentándose derecho volvió a su estado tenso, eso sí que no se lo esperaba. Era cierto que sospechaba que Klaus había tramado algo más, no algo tan descabellado—. Eso es imposible, se ha intentado antes. Es imposible, Rina, ¿se lo has explicado? ¿Le has contado lo realmente difícil que es hacer eso?

    —Sí, lo hice. Es lo mismo que pensé, que sería un caso perdido —respondió.

    —¡Es ridículo! —expresó Zaffee mientras se levantaba de golpe del asiento y con ello ganarse la atención de todos, con los cinco sentidos bien puestos.A pesar de comenzar a pensar en lo que acababa de escuchar, parecía no estar del todo confiada—. Doto, no te dejes engañar por ilusiones, sabes muy bien lo que se intentó para descomponerla o destruirla, lo único que logramos fue cavar más tumbas.

    —No lo haré —advirtió él—, pero relajate un poco que todavía no terminan, ¿verdad? —Dirigió su vista hacia la mirada oscura de Val.

    —Lo admito, suena descabellado —dijo Rina, no se daría por vencida y haría razonar a sus colegas—. Escúchenlo, Klaus tiene un buen plan.

    —¿Ah? —El rostro severo de la morena cambió completamente a uno de admiración tras escuchar el nombre de Klaus, sus ojos se dirigieron al nombrado—. Tú… ¿Tú eres Klaus Val? Ese mismo Val. —Desvió su vista hacia Doto para repetir como si fuera una niña después de recibir su regalo esperado—. ¿Lo has escuchado? Es Klaus Val.

    —Es mucho más joven, pero lo es —aclaró el hombre puesto que lo había reconocido inmediatamente, ¿como no reconocer a tal figura?

    —Entonces... —La joven buscó con la mirada a alguien y al verlo apuntó su dedo hacia él—. Entonces tú debes ser Riz Calomela.

    Riz miró a sus lados como si buscara a la persona a quien estaban apuntado, enseguida respondió un simple:

    —Sí. ¿Me conoces?, ¿soy famoso? —Se ilusionó el joven Riz ante la última idea.

    —¿Cómo no reconocerte? Eres quien ha hecho funcionar las armas para poder combatir con ellos y sus mascotas. Algunas que no funcionaban rápidamente tú las reparabas. He escuchado que eres buenísimo para memorizar las cosas, por lo que es muy fácil para ti hacer una réplica exacta de algo que ya has visto. Escuché hablar de ustedes, pero nunca los conocí en persona.

    La mirada de Zaffee para ese punto ya se había suavizado. En realidad se sintió bastante aliviada de saber que estaban con las versiones jóvenes de quienes crearon y mantuvieron por muchos años la esperanza en la «La Sublevación». Sin embrago, existía algo, algo que le impedía a Zaffee estar en total de acuerdo.

    —Pero —Bajó la mirada—, aunque seas el mismo Val, no creo que podamos hacer algo para destruir la máquina del tiempo o si quiera detener a R.A. o a sus subordinados. Ni siquiera tu yo viejo lo consiguió, ¿porque tú sí?

    —Existe una forma. Estoy en ventaja con mi yo más viejo —contestó él, ganándose más que la debida atención de los presentes—, yo estoy de este lado. No en aquel. Desde acá podemos destruirla. Ya tengo el medio, solo me hace falta el detonante.

    —Crear una bomba desde cero —mencionó Riz en voz baja, temeroso de que alguien lo estuviera escuchando y cortando distancia entre él y Klaus, continuó—: Estás hablando de crear una bomba altamente potente. —El moreno asintió y a Riz se le vio excitado a pesar del riesgo que eso conllevaba—. ¿Sabes el problema en que nos meteremos si las autoridades se dan cuenta de eso? No solos nos meterán a la cárcel por un par de horas. ¡Estamos hablando de años o hasta décadas! Nos acusarían de terroristas y nos odiarán.

    —Ese sería el principal problema, por lo que, ¿alguien se opone? Si no poseen el valor necesario, pueden retirarse de aquí.

    —Aunque nos acusen de lo que sea, el riego lo vale para evitar el terrible futuro —dijo decidida Rina.

    —Estoy de acuerdo, si es que funciona, claro que estaré en él —declaró Zaffee y ante el entusiasmo de ella, Doto suspiró al decir:

    —Me parece todavía algo imposible, pero me gustará ver la evolución del plan. Por lo que cuenten conmigo.

    —¡Yo me apunto, definitivamente! —Levantó la mano Riz.

    —¿Sucedió algo? —Fueron las primeras palabras al ver el ambiente un poco animado, por supuesto, a excepción de Belio quien solo levantó la vista al ver que alguien había entrado y luego la volvió a bajar al percatarse de que era ella.

    —Sí, Klaus nos ha dicho sus planes.

    —Oh, ¿de verdad? Y ¿se puede saber cuál es?

    La mayor pareció meditarlo una vez escuchó lo que tenían que contarle. Era arriesgado hacer ese plan. Sin embrago, aunque se opusiera estaba consciente que los jóvenes no le harían caso. Aunque claro, eso no quería decir que no lo estaba. Al contrario, era le mejor opción, no pareciera haber otro mejor método.

    —Me parece lo más sensato —dijo al final—. Aunque lo que todavía no me convence del todo es dónde y cómo. No es como si esos datos se encuentren disponibles por la red. La seguridad es alta y aunque se pueda hackear algunas páginas, es seguro que los localicen. Y no dudo que no puedan, pero minimizar el riesgo sería lo más prudente, tampoco es para que se lancen a la boca del león.

    —Yo recuerdo haber leído un manual de fabricación de ellas —mencionó Riz, pensativo—. Lo hice en una tarde de ocio, hace años, seguro el plano debe estar en el almacén. Mi padre colecciona mucha basura.

    —Si te escuchara, te regañaría —expresó Evel en son divertido.

    Caleb era un acumulador compulsivo, una vez algo llenaba su pupila, era muy difícil que se deshiciera de esa cosa aun a pesar de que su valor fuera nulo ante su trabajo. Le dolía tener que tirar algo porque según sus palabras, no sabía cuándo lo ocuparía, y que además no dañaba a nadie. Se rumoreaba que si no encontrabas algo, podías encontrarlo entre los tiliches del taller y llegaban a contar las lenguas exageradas que si perdías algo y no lo encontrabas, seguro que lo encontrarías en ese taller.

    —Aun así, —prosiguió la mayor con severidad—, el que planeen eso aquí en el taller es peligroso. Meteríamos en problemas legales a Caleb.

    Concordando con Evel, comenzaron a nombrar algunos lugares; un sitio perfecto que no fuera tan llamativo, y cada uno de los nombrados iban descartándose poco a poco debido al riego que corrían. No podía ser en una casa, llamaría mucho la atención. En los edificios abandonados era aun más peligroso porque esos lugares solían ser los más patrullados para evitar que algún maleante hiciera de las suyas allí. Habían mencionado un lugar en las afueras, no obstante el viaje iba a ser un gran impedimento y extraño. Irse a una villa cercana, mas además de ser igual que la opción anterior, se le añadía el hecho de mudarse ahí, lo que sería una gran pérdida de tiempo y recursos de los que no contaban.

    Era difícil.La mejor opción era el taller.

    Entre discusión y discusión, Evel desviaba la vista hacia Belirio, quien en todo aquel rato se mantuvo en silencio, le echaba el ojo de vez en cuando para notar cómo la mirada de él reflejaba indecisión sobre algo, la desviaba de aquí para allá, sus labios se movían como deseando expresar aquellas palabras que tenía en la mente. Y Evel, ante aquella escena, no pudo evitar sentir ternura por aquel chico puesto que de entre todos los presentes, él, Belirio, era el más confundido e irónicamente el que más estaba involucrado. Nunca lo conoció; a diferencia de a su ahijado y a Riz, a Bel nunca tuvo la oportunidad de tratarlo en persona. Lo visitó un día y había sido solo por mera curiosidad para conocer al verdadero él. Llevándose la sorpresa de ver a un chico normal, ¿pero qué más podía ser sino eso? Quizá creyendo que nunca lo volvería a ver más, le dijo su verdadero nombre, pero ahí estaba él, sentado, solitario y alejado de los demás probablemente con la cabeza echa un lío. No obstante, ¿qué podía hacer ella por él? Aunque lo quisiera, no estaba en sus mano hacer nada por aquel muchacho. De aquí en adelante él debía aprender a defenderse solo. Volvió a dirigir su vista hacia los demás.

    Y entonces ocurrió, Evel se llevó la mano al pecho al sentir una pequeña contracción en ese zona. No le gustó aquel sentimiento. Su respiración comenzó a agitarse. Definitivamente no le gustaba esa sensación. Tenía un mal presentimiento, algo no estaba bien, algo iba a ocurrir. Se sintió mareada. Necesitaba sentarse por un momento, se giró intentando buscar un asiento donde reposar, no obstante, aquella ligera vuelta hizo que el mareo incrementara vertiginosamente y perdiera el equilibrio casi cayendo al suelo si no fuera porque las manos de alguien, agarrándola, evitaron que tuviera una terrible caída.

    —No se ve nada bien, debería ir a descansar.

    Evel, sorprendida pero un poco más tranquila, levantó la vista para impactar sus ojos grises con los ojos azules de Belirio; no mencionó nada, más sus ojos dijeron todo.

    —¡Evel, estás toda pálida! —se escandalizó Riz saltando de su lugar hacia donde ella y el rubio.

    —Ya estoy mejor —se apresuró ella a decir tanto a Bel como a Riz para después ver como su ahijado acercaba una silla que había rescatado del montón e invitaba a sentarse y ella lo hizo así.

    —Es mejor que vayas a descansar —susurró él y Evel sonrió para tocarlo del hombro y concluir.

    —Estoy mejor ahora.

    —Es obvio que, al tratarse de un tema tan delicado debe ser mucho para una persona de la edad de ella —mencionó Doto desde su posición—, me temo que lo más sensato es descansar un poco, hemos tenido un día agotador, desde nosotros —Miró fugazmente a Zaffee al anticipar la mirada que le lanzaría—, como de ustedes. Me supongo que no la han tenido nada fácil. Propongo descansar. —Y ante esa ultima frase dibujó una mueca, preparado para a lo que venía.

    —¿Cómo te atreves a decir que descansemos? —No se hizo esperar la morena—. ¿No comprendes lo primordial que es planear todo? Ni siquiera hemos decidido un lugar...

    —Hay una instalación cerca de la casa Fucus —habló el rubio frunciendo el ceño—, si tanto quieren un lugar, tomen ese. Me parece que no está en buenas condiciones pues sirve como cochera, la primera planta está repleta de automóviles pero la segunda está libre.

    Zaffee dirigió su fulminante vista hacia la apacible mirada de Belirio, los ojos de ella reflejaron desagrado a la opinión de él.

    —¿Nos estás diciendo que vayamos a un lugar cerca de tu casa y que además es tu propiedad? —Su voz revelaba desconfianza.

    —Creo que el mejor lugar para evadir problemas futuros es estar en propiedad Fucus —opinó Klaus—. Tendríamos más privacidad. Así que tomaremos el lugar.

    —Como dije, —continuó Bel—, no está acondicionado y está abandonado, por lo que no tiene cámaras de seguridad ni nada de eso, por si eso les incomoda. —Se llevó los dedos a los ojos y los masajeó, de verdad que deseaba terminar con eso de una buena vez. Se encontraba agotado y sí, era temprano como para dormir, sin embrago sentía la necesidad de hacerlo. Después de todo, la noche pasada no había dormido muy bien, había dado vueltas en su cama una y otra vez con la mente llena de cosas. Todo desde que llego Rina. Cómo daría todo por nunca haberla conocido.
     
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  11.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Hola.

    Me he puesto al día con los dos capis, no olvides que cuentas totalmente con mi apoyo para ésta y tus demás historias.

    Todo va bien, no tengo preguntas ni nada por el estilo. Me gusta Zaffee, es tan linda, me encanta su carácter. Siento lástima por Belirio, pobre, el que menos sabe y es el que está más involucrado de todos los presentes.

    La idea de una bomba es arriesgado, ya imagino lo que provocará cuando la activen. Pero lo importante es que la construyan, que utilicen un lugar que pertenece a focus es una buena idea, pero tambié es mala.

    Los robots podrían llegar a esa epoca, y lo primero que harían sería buscar a Bel en todas las propiedades a su nombre. Eso sería terrible para la construcción de la bomba.

    Claro que, todo esto es una teoría, veremos que pasa en un futuro.

    Para concluir con este mensajito de mí presencia xD, noté algunas palabras pegadas, o bien, esto puede ser cosa del navegador de mi movíl, pero no está mal que revises. También encontré, creo, tres errores ortográficos en los "sin embargo", están como : "sin embrago"

    Con esto y un bizcocho (?) Me despido, nos leemos. Bye bye.
     
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  12.  
    Nianimetal

    Nianimetal Una ermitaña en su cueva

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    Y ya terminé de leer lo que has avanzado de R.A: Revolución Artificial, mejor tarde que nunca.

    Belirio es la pieza faltante de éste rompecabezas. Klaus, en la parte anterior se implantó sus ojos, y los convirtió en la llave para que Andro -mi querido Ruber-, lograra activar su programación primigenia. Ahora tiene sentido que, en el futuro, todos lo quieran muerto, tanto los robots autómatas, liderados por R.A, como la resistencia, la Sublevación.

    Rina Virta, la descendiente de Annti -no escribí sobre él en mi post en ELOP, pero el hombre me agradaba mucho también-, fue quien viajó para asesinar a Bel, es aguerrida la chica, al igual que Doto y Zaffee, tiene que ser así, para vivir en su tiempo, hay que estar preparados, en todo el sentido de la palabra. Sólo quieren acabar con la guerra de manera definitiva.

    Pobre Bel, todo esto ha sido como si una bomba le estallara en la cara. Pasó de vivir una vida normal, a ser la "manzana de la discordia", y no sabe qué hacer, debe ser horrible estar en su situación.

    Klaus y Riz se les han unido, y ya el pelinegro tiene un plan, que ojalá dé resultado, no dudo de sus capacidades. Y Eva fue su hilo conductor, al conocer de primera mano lo sucedido anteriormente. El recordar todo me llenó de nostalgia, pero tu capítulo 0 me hizo saber de Ruber... como lo menciorara antes, su vida debió ser muy solitaria y triste.

    Muero de ganas de ver qué pasará ahora, estoy al pendiente.

    ¡Nos leemos luego!
     
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