Este relato que voy a contar ocurrió hace muchos años, fue poco antes del cambio de milenio, en el año 2000. Me gusta contar algunas de las experiencias que he vivido, me considero un tipo con suerte, y estoy seguro de que muy pocos jóvenes han vivido lo que yo viví. Este relato lo vivieron en persona al menos 35 personas de la generación de mi colegio, lo que les voy a contar ocurrió en la fiesta de graduación de mi colegio de la generación 1999. Pero por supuesto no diré los nombres reales, ni siquiera diré el nombre de mi colegio. Como suele ocurrir en estos relatos, primero los detalles introductorios, pero créanme que estos detalles son importantes para entender los sentimientos que se vivieron en esta historia. Como les dije, era mi fiesta de graduación de la generación 1999 y por dicha éramos un grupo de dos secciones muy unidas. Bueno, era la fiesta no oficial, la que hicimos en un salón privado solo nosotros, con mucho alcohol y sin padres. Era un gran edificio y lo teníamos solo para nosotros. Los más jóvenes seguro no estarán familiarizados, pero en diciembre de 1999, había una gran expectación por el cambio de milenio. Algunos hablaban de “problemas con las computadoras” y hasta del “fin del mundo”; pero en el fondo todo eso era joda, y muchos lo tomábamos como excusa para hacer fiestas enormes. A mí me quedó de perlas, porque todo eso coincidió con mi año de graduación lo que duplicó el ánimo de la fiesta. El día de la fiesta llegó y las mujeres se pusieron guapas como nunca. Algunas con vestido algo corto o con buen escote. Creo que éramos cerca de 35 personas, con un poco más de hombres que de mujeres. Y no había nadie más. La noche era nuestra y el cambio de milenio estaba a días, la euforia de mis 18 años era insuperable. Eran tiempos diferentes, no habían smarthphones ni redes sociales. Ahora la gente se mide más porque las fotos pueden acabar en redes sociales, pero por dicha en aquel tiempo no. Lo primero que pasó fue que alguien tuvo la genial idea de batir una botella de sidra y regarla sobre los demás, al estilo de Schumacher en el podio de la formula 1. A muchos nos pareció genial la idea, y fue más la sidra que derramamos que la que tomamos, pero no importa, había más para tomar. Quedamos empapados, unos más que otros. Entonces Karla y Verónica se fueron a los vestidores y no las vi por un rato. Karla era la más atrevida de las mujeres, y la que más se apuntaba a la fiesta, pero no era la única. Es una mujer morena y se teñía el pelo de macha. Verónica estaba gordita pero es bonita y muy alegre. Poco después lo que vi me sorprendió, Karla y Verónica habían decidido quitarse la parte de encima del vestido, quedando solo con el brasier, porque su ropa estaba muy mojada por la sidra. Me sorprendió mucho ver a Karla en brasier. El gesto nadie lo reprendió, todos lo agradecimos mucho, en especial por Karla, quién tiene un buen par. Rato después, quizás por el calor o por el alcohol, otros chicas andaban en medio de la fiesta en brasier. Después de Karla y Verónica, se sumaron Kristaly, Fernanda, Diana y Maria. María y Fernanda también tienen un buen par, y yo me estaba dando un gran gusto con solo ver. Especialmente a Fernanda, porque su brasier tapaba muy poco, y dejaba ver esa cambio de tono en la piel de sus senos, donde la piel es más clara porque reciben poco sol; eso me gustó mucho. Aquello era alegría, música, baile, alcohol y chicas en bra; era lo mejor que me había pasado en la vida. Estábamos bailando y saltando con la música, y un compañero hacia las de “Dj”. Karla saltaba apropósito, para que los hombres viéramos sus tetas rebotar, le gustaba la atención que recibía. Y Fernanda hacía lo mismo, y sus tetas parecía que se iban a salir de su delgado brasier. Había baile, chicas con vestidos hermosos, algunas chicas en brasier, aquello era inmejorable. Por dicha alquilamos un salón privado y no invitamos a ningún profe, porque de otra manera talvez no se hubiera dado igual. Pero eso no es lo único que pasaría, faltaba más. Rato después la mayoría de las chicas andaban en bra. Y algunos chicos, me incluyo, tratamos de convencer a las chicas de que se quitaran el bra y anduvieran en topless. Le decíamos que solo estamos nosotros y que iba a ser nuestro secreto, y algunas cosas sobre el cambio de milenio, suplicábamos que queríamos verlas en topless, y no se que, seguro el alcohol nos ayudó más. Entonces Karla fue la primera que se animó, cuando me di cuenta ya estaba en topless. Luego una a una muchas de las chicas que andaban en brasier se quedaron en topless. Cada vez que una chica se quitaba el bra todos festejábamos y aplaudíamos. Lo hambres también no quitamos la camisa, pero aquello no era igualdad, seguro que los hombres lo disfrutamos mucho más. Lo recuerdo todo muy bien, las chicas que se animaron a hacer topless fueron Kristaly, Karla, Fernanda, Gaby, Rosaura, Lucia y Aby. Otras chicas estuvieron en Brasier pero no se lo quitaron, como Meilen, Ana y María Estuvimos bailando y tomando, y las chicas estuvieron topless quizás solo 10 o 15 minutos, luego se taparon con más ropa. Aquella noche de diciembre de 1999 nunca la olvidaré.
No me quedó claro si es una anécdota real o un relato de estos que imita la forma de narrar una anécdota real, pero en cualquier caso me gustó mucho. La introducción fue un acierto de tu parte, fue bueno poner al lector en situación de todo ese contexto de la emoción por el cambio de milenio, por la graduación, como se juntaron ambos, y, más adelante, el como la gente se dejaba llevar más al no tener que preocuparse de fotos y videos de sus actos en redes sociales. Y la narración en si, en primera persona, y como lo cuentas con tanta añoranza, se sintió bien personal. Casi como tener el narrador hablándole a uno de frente en persona. Y todo esto sin hablar de la situación en si, definitivamente digna de ser recordada~ Un saludo!
