Historia larga Los Viajeros VII: Un nuevo orden

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Manuvalk, 23 Enero 2022.

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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

    Sagitario
    Miembro desde:
    14 Diciembre 2013
    Mensajes:
    688
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Los Viajeros VII: Un nuevo orden
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    20
     
    Palabras:
    5743
    Hola a todos y bienvenidos al inicio de la séptima parte del universo de Los Viajeros que comencé allá por el 2017. Tenéis acceso a las partes anteriores, capítulos especiales e historias secundarias en el blog de mi perfil, junto a información sobre la historia y personajes, para así refrescar vuestra memoria de ser necesario. Como siempre, agradecer a mi gran amigo Reydelaperdicion por su entusiasmo por la historia, sin su apoyo, sería mucho más difícil seguir haciendo esto. Disfrutad de la lectura.


    Sinopsis:
    Año 2142. La expedición de los Viajeros, tras ser el primer grupo de humanos en viajar más allá del sistema solar, confirmó que la especie humana no estaba sola en el universo, lo que les llevó a descubrir nuevos y peligrosos horizontes. Tras sobreponerse a cada dificultad y enfrentar a sus propios demonios, la humanidad halla un hueco entre las civilizaciones neoniana y syleriana, formando así la Alianza Interestelar de Especies. Con el pasado perdonado pero no olvidado, damos un salto al futuro de nueve años y varios meses en los que todo ha cambiado. Atrás quedaron las divisiones y las culpas con la clara intención de comenzar un nuevo orden que guie a estas especies hacia el progreso pero, ¿podrán forjar una nueva era sin cometer los errores del pasado?




    Una década después








    Lill abrió los ojos una vez notó los rayos de sol en su cara, teniendo que usar su antebrazo como escudo para evitar ser golpeado directamente por la luz. El hombre se giró primero hacia su derecha para comprobar que, efectivamente y de nuevo, su despertador no había hecho la función que le correspondía. Tras soltar un breve suspiro de resignación, el hombre se volvió hacia su izquierda para observar de cerca el rostro de Snow, quién yacía aún durmiendo plácidamente.

    Crane no pudo evitar esbozar una sonrisa que mezclaba ternura por ver a su mujer descansar y felicidad por verla a su lado una mañana más. Con toda la delicadeza posible, Lill acarició parte del rostro de Snow hasta finalmente colocarle un mechón de pelo tras la oreja, gesto que hizo moverse por un instante a la mujer, pero que no la despertó.

    El ex cartógrafo y ex comandante se quitó la sábana que tenía encima con cuidado de no hacerlo bruscamente y permaneció sentado en el borde del lado de su cama durante unos segundos, tiempo en el que cogió su despertador y le echó un vistazo rápido. No lo hizo la vez anterior que este no sonó, por lo que decidió hacerlo en ese momento. Lill se llevó una gran sorpresa cuando comprobó que el lugar donde se suponía que debía haber una batería de recarga solar que hacía funcionar el aparato, estaba vacío.

    Inicialmente estaba extrañado de esto, pero muy pronto llegó a una deducción. El hombre tomó unas botas que tenía al lado de la mesita de noche junto a la ropa que se iba a poner ese mismo día y tras vestirse en silencio y con calma, se incorporó para salir de la habitación, dejando a su mujer durmiendo.

    Nada más salir de su dormitorio —el más amplio de la casa— un pequeño pasillo se abría paso ante sus ojos, el cuál daba a una habitación al final de este y dos puertas a su derecha; un baño y un trastero. A la izquierda había unas escaleras que bajaban a la primera planta del hogar. Por la cabeza de Lill aún retumbaban los pensamientos de la deducción que había tenido previamente respecto a la ausencia de una batería en su despertador.

    El hombre se dirigió directamente a la habitación que estaba al final del pasillo, la cuál tenía la puerta entornada al menos medio metro, y la comenzó a abrir lentamente para evitar hacer el mínimo ruido posible.

    Dicha habitación era un tanto más pequeña que la de matrimonio en la que dormían Lill y Snow, y estaba adornada en su mitad con flores dibujadas y un estampado de color azul claro. Había una mesita de noche justo en el centro, pegada a la pared y teniendo a cada lado una cama, donde yacían supuestamente dormidos los pequeños Gina y Owen.

    Su padre mantuvo el sigilo en todo momento, se aproximó a la mesita y abrió lentamente su primer cajón, encontrando al instante dicha batería solar que requería su despertador. Lill negó con la cabeza, visiblemente molesto, pero tras unos segundos, no pudo evitar sonreír tímidamente. El hombre dejó atrás el sigilo en sus movimientos y se dispuso a salir por la puerta, no sin antes decirle algo a los jóvenes Crane Carver.

    — Tenéis diez minutos para vestiros, os espero en el salón.

    Una vez Lill salió de la habitación y sus pasos comenzaron a oírse por las escaleras en dirección hacia abajo, los dos hermanos se destaparon al mismo tiempo y se miraron fijamente a los ojos con una expresión de sorpresa. Era evidente que estaban fingiendo dormir pero su padre no había caído en la trampa.

    — ¿Cómo ha sabido que hemos sido nosotros?

    La pregunta provino del pequeño Owen —obtuvo su nombre en honor a su abuelo, padre de Lill— quién tenía el pelo idéntico al de su padre y unas facciones muy reconocibles también a él. El niño, de tan solo ocho años de edad, vestía un pijama de lana azulado e incluso llevaba un gorro de invierno del mismo color en la cabeza. El joven se frotó brevemente los ojos mientras su hermana negaba con un dedo.

    — No has escondido bien la batería — Le recriminó Gina, algo frustrada por la operación fallida — Me dijiste que estaba super bien escondida. ¡Ya lo veo!

    La niña, actualmente de doce años, llevaba un pijama verde de flores estampadas y una diadema que le sujetaba el flequillo de su pelo, ahora liso, el cuál no pasaba de su cuello. Sus facciones estaban entremezcladas debido al crecimiento que había experimentado y era difícil discernir de que rasgos eran más de la familia de su padre y cuáles de la familia de su madre.

    No obstante, había algo que era inconfundible: su actual color de ojos; el mismo verde fuerte de su madre. También el mismo color de ojos que tuvo su fallecida abuela Regina, de la cuál obtuvo su nombre al nacer.

    — ¡¿Y por qué me mandaste a mí a quitársela?! — Replicó Owen, entendiendo que no tenía culpa de nada — ¡Si tú lo hubieras escondido en otro sitio mejor, haber cogido tú la batería!

    — Eso haré la próxima vez — Musitó Regina, resignada a tener que vestirse con ropa de salir.

    — Gina, deja de coaccionar a tu hermano — La voz provenía de detrás de la puerta, tratándose de Snow — Owen, no le grites a tu hermana.

    — ¡Es tonta!

    — ¡No! ¡Tú eres tonto!

    — ¡Basta! — Exclamó su madre, abriendo repentinamente la puerta y con el rostro serio — Vestiros ahora e id con vuestro padre al invernadero. Vamos.

    Sin ganas de hacerlo pero con la obligación impuesta de sus padres, los dos hermanos Crane Carver se vistieron con parsimonia y bajaron al salón, donde éste les esperaba ya preparado y con unas bolsas de desayuno listas para llevar.

    El invernadero no estaba nada lejos pero a ambos niños no les gustaba levantarse temprano para recoger las verduras y frutas cosechadas, por ello le quitaron la batería de recarga solar al despertador de su padre, para que éste no les despertara pronto cómo solía hacer desde siempre. Lill quería que sus hijos aprovecharan todas las horas del día que había luz para así ponerse a dormir nada más cayese la noche, pero no era fácil disciplinar a dos rebeldes cómo ellos.

    Durante el trayecto, el cuál era andando, los dos niños comenzaron a correr por la zona, siendo esta boscosa. Tras haber logrado reunirse en Neonia durante el apagón tecnológico que provocó el arma Regresión, Lill y Snow esperaron allí hasta que el pequeño Owen nació para irse a vivir a Paraíso. Querían un comienzo total de cero y tras abandonar sus trabajos cómo gobernadora y comandante se decantaron por abandonar también el planeta en el que habían vivido cinco años.

    Pese a saber que el mundo de origen Anixis era un planeta artificial y que sus habitantes habían sido hasta hace poco enemigos suyos, creyeron que era la mejor decisión, por lo que se hicieron construir una acogedora casa de campo alejada de Ciudad Anixis que incluía un invernadero propio para subsistir.

    De todas las ciudades conocidas, Ciudad Anixis era probablemente la más concurrida. Antaño el hogar del enemigo, actualmente era un centro cultural y urbanístico que en su momento llamó la atención de aquellos que jamás la habían visto, al margen de los que la tenían demasiado vista y se marcharon a otros lugares.

    Paraíso se había convertido en el principal mundo para la humanidad, pese a que a día de hoy, las tres especies de la Alianza Interestelar de Especies convivían entre sí y en los distintos puntos del territorio conocido. La principal —y relativamente única— capital del mundo artificial Anixis había dejado atrás sus calles desiertas, casas vacías y escenarios de guerra para convertirse en una bulliciosa ciudad donde apenas había espacio para vivir. Más allá de sus muros, la famosa arca número cuatro de La Unión —al menos, lo que quedaba de ella— se había convertido en una segunda ciudad, aunque nada comparable a la principal.

    La ciudadanía se concentraba principalmente en el núcleo urbano de la ciudad, pero a medida que el radio de amplitud se expandía, el agobio incesante de tropezar a cada rato con otros viandantes era menos presente. Cuanto más lejos del centro, más tranquilos eran los barrios o urbanizaciones. Aunque aún se mantenían los muros de varios metros que rodeaban Ciudad Anixis, sus dos principales y únicas entradas permanecían abiertas, pues se sabía que no había peligro alguno en los exteriores de la colonia. Es más, algunas familias incluso se trasladaron a vivir en los alrededores.

    Sin embargo, al ser Paraíso un mundo artificial, su tierra no aportaba ningún tipo de nutrientes a las semillas que se plantaran y por ende, era imposible cultivar en el suelo. Era por eso que con la ayuda de la única y compartida tecnología Anixis, se construyeron distintas granjas hidropónicas e invernaderos particulares con tierra importada principalmente de Neonia y de los polos de Vulkano, para así poder ser autosostenibles en Paraíso, que tenía semejante problema cómo una desventaja para vivir en el.

    No obstante, eso no fue un problema para mucha gente que estaba cansada de sus estancias en Syleria o Neonia, cómo fue el caso de la familia Crane Carver. Contra todo pronóstico, Paraíso era el planeta más poblado de los tres principales, aunque no por mucha diferencia respecto a Neonia o Syleria, que concentraba menos población debido a su toxicidad en el aire fuera de Sovaam.

    Así, las familias que se instalaron en los alrededores de Ciudad Anixis, un tanto alejados de la civilización, podían aprovechar la tranquilidad que los bosques que les rodeaban atesoraban. Cada una de estas casas particulares tenía su invernadero o pequeña granja hidropónica, por lo que se mantenía por sus propios medios y solo en contadas ocasiones se debía ir a la ciudad a por suministros.

    Tras tantos años, todo comenzaba a funcionar cómo una auténtica sociedad espacial, algo que en el pasado sonaba utópico. No obstante, para los más pequeños o los nacidos tras el fin de la guerra de las Dos Humanidades, solo existía el armonioso presente y un futuro más esperanzador aún.

    — Antes de entrar, desayunemos — Indicó Lill, dando a sus hijos la correspondiente bolsa con comida que él mismo había preparado para cada uno — Os quiero con energía hoy, al parecer, tenemos mucha comida que recoger.

    — ¿Han crecido patatas? — Preguntó con evidente entusiasmo el joven Owen.

    — Así es, cuando vine ayer, comprobé que hay algunas — Respondió sonriente el padre de los niños.

    — ¿Por qué no ha venido mamá también, si hay mucho que recoger? — Gina intervino en la conversación entre padre e hijo, y siendo la más adulta de los dos niños, se hacía más preguntas lógicas.

    — Hoy es su día de descanso, cielo — Contestó Lill, tratando de hacerle entender eso a su hija — Cuando tú tienes tu día de descanso, u Owen lo tiene, no hacéis tareas. ¿Verdad?

    Ambos niños asintieron al mismo tiempo; Owen con efusividad y Gina con resignación. Lill sabía que ambos jóvenes tenían personalidades diferentes y que ambos estaban en etapas distintas de su crecimiento. Mientras ella estaba entrando en la etapa de la adolescencia, él aún se comportaba como el niño que debía ser, aunque no por ello era menos inteligente que su hermana. Tras veinte minutos de almuerzo, padre e hijos entraron en su invernadero particular para recoger la cosecha obtenida.

    Mientras Lill, Gina y Owen se encargaban de ello, Snow se encontraba en la vivienda familiar, ya habiendo desayunado. Era su día libre en cuanto a quehaceres diarios, por lo que se sentía libre y muy contenta de no tener obligaciones en el día de hoy. La ex gobernadora de la humanidad decidió terminarse su té verde mientras usaba el ordenador.

    Sentada en el sofá del salón, con el aparato sobre la mesita de estar y lo que quedaba de su bebida caliente a un lado, la mujer comenzó a navegar por su correo. Sus contactos eran escasos, siendo únicamente Cinthia, Lio y Arva con los que mantenía contacto tras el fin de la guerra de las Dos Humanidades.

    Precisamente ésta última había enviado un mensaje al chat grupal que los mencionados compartían, pues a Snow le resaltaba una notificación en su bandeja de mensajes recibidos. La mujer se dispuso a abrirlo para leerlo, visiblemente emocionada de haber obtenido respuesta de parte de la ex piloto, pues hacía unas semanas que la propia Snow le escribió para conocer cómo se encontraba y que tal le iba todo, debido a su ausencia los últimos meses en las conversaciones grupales.

    Una vez abrió el chat, Carver sonrió de ver que efectivamente, había un mensaje de su querida amiga Arva Tidder. Dio un largo sorbo para terminarse su té verde y se dispuso a leerlo.

    "Queridos amigos, es una alegría inmensa el volver a saber de vosotros. Hacía tanto tiempo desde la última vez que nos escribimos, que casi pensé que mis mensajes no os llegaban. Por suerte, parece que no ha sido así. Recibir varias respuestas por parte de vosotros es esperanzador y me alegra, repito, el volver a saber de vuestras vidas.

    Aquí en casa todo está bien, aunque por momentos me invada la nostalgia... Esto se siente muy diferente a cómo era antes. Neonia ha crecido exponencialmente y me recuerda cada vez más a la Tierra, a la Luna... a un hogar. Mis hijos han nacido aquí, precedidos por una historia que a día de hoy aún me cuesta rememorar debido al inmenso sufrimiento que hemos vivido.

    Es inevitable el recuerdo de Axlor cuando miro a los ojos de Jackon, el recuerdo de Juice cuando veo a Karla, cuando salgo al porche de casa y veo la orilla del mar justo delante, o simplemente cuando me acuerdo de vosotros, familia.

    Tampoco puedo evitar recordar a aquellos que dieron sus vidas para que ahora vivamos en paz; Naylon, Kyllian, Alexander, Hillary, Vanth, Zyon, Reeda, Etyah... Eron y Ashley. Sé que me dejo a muchos otros más, todos ellos personas magníficas y que aportaron su granito de arena para construir la montaña que ahora nos ampara.

    Ha pasado tanto tiempo pero su recuerdo sigue tan presente... ojalá en el futuro, entiendan el sacrificio que se hizo para llegar hasta donde estamos.

    Os quiero, a todos y cada uno, ya sabéis que en Neonia tenéis una casa a la que acudir.
    Con cariño, la familia Vaalot Tidder."


    Visiblemente emocionada, Snow se dispuso a contestar el mensaje de forma breve pero cariñosa, deseando volver a tener otra charla grupal de los últimos Viajeros cómo antaño hicieron. Sin embargo, justo antes de ponerse a ello, una alerta saltó en la pestaña de notificaciones. Aquello frenó por completo las intenciones de la mujer, que optó por ver ese nuevo mensaje antes de contestar al de Arva.

    El motivo de ese cambio repentino no fue otro que el hecho de ver el nombre del remitente: Consejo líder de la Alianza Interestelar de Especies.

    [...]

    La ciudad de Sovaam, antaño un lugar poco atractivo para vivir y principal bastión de la sociedad syleriana, era ahora una de las urbes más concurridas del territorio conocido junto a Promesa y Ciudad Anixis. No había variado considerablemente su imagen, siendo un núcleo urbano que aún dependía de su famosa cúpula de energía —mejor preparada y protegida gracias a la tecnología Anixis— para evitar que los gases tóxicos en el aire de Syleria pudiesen afectar a la salud de sus ciudadanos, los cuáles ya no eran solo sylerianos. Varios miles de humanos y neonianos decidieron instalarse en la colonia syleriana, algunos huyendo de sus malos recuerdos en otras ciudades y otros buscando nuevas experiencias de las que aprender.

    Uno de esos tantos números de población humana que decidieron cambiar drásticamente de escenario en el que vivir, era nada más y nada menos que la doctora Cinthia Marlow. La famosa médico de los Viajeros tenía una gran reputación entre todas las especies, principalmente porque era pionera en haber aprendido tanto la fisionomía neoniana cómo la syleriana, al margen de conocer profundamente la propia, la humana.

    No es que ambas especies alienígenas no confiaran en sus principales médicos, pero el currículum de la doctora Marlow era intachable y la convertía en alguien muy codiciada, pues sabía cómo tratar distintas dolencias y además se las arreglaba para encontrar rápidas soluciones a nuevas enfermedades que iban surgiendo por la convivencia de las tres especies actuales que conformaban la Alianza Interestelar de Especies.

    Tras lo ocurrido con Regresión y los diez meses que tardaron en recuperar la tecnología —desgraciadamente para las tres especies, ninguna tecnología que no fuera Anixis sobrevivió al pulso electromagnético, por lo que actualmente todo era de origen Anixis— Cinthia comprendió que necesitaba un cambio de aires tras haber pasado gran parte de sus últimos años en Neonia.

    Cuando Paraíso recibió en masa —y en su mayoría— humanos, la médico optó por Syleria, debido a que el planeta artificial de los Anixis le resultaba muy parecido tanto a Neonia cómo a la extinta Tierra y ella simplemente quería un cambio real de aires. Fue así cómo se instaló en la ciudad de Sovaam, concretamente, en el edificio más alto, el cuál habitaban los aún líderes de la sociedad syleriana.

    La doctora Marlow recibía así a los pacientes más afectados por cualquier patología, siendo la principal la inhalación de gases tóxicos de Syleria por parte de humanos y neonianos, quiénes tenían más difícil acostumbrarse al aire pesado y condensado del planeta syleriano. Quizá para otra persona, tratar de nuevo a humanos y neonianos cuando su intención era aprender más aún sobre los sylerianos podía ser absurdo, pero para Cinthia, era la señal de que el sueño de una alianza total entre las tres especies era real y estaba sucediendo.

    Tratar pacientes extraterrestres para un mundo que no era el suyo natal, siendo ella parte de ellos, le resultaba reconfortante y esperanzador. No le importaba estar sola y por su cuenta en un mundo aún peligroso como Syleria, pues el hecho de estar allí, significaba que todo había cambiado para bien, que no se trataba nunca más únicamente de la humanidad sino de la Alianza Interestelar de Especies.

    Cinthia se encontraba en su descanso, tras haber pasado las últimas cinco horas atendiendo a enfermos. El hecho de que hubiese guardias sylerianos fuera de su apartamento en el famoso edificio de la Elegida no era casualidad, pues ésta valoraba el trabajo de la médico humana y la consideraba muy importante, por lo que quería mantenerla a salvo de cualquiera.

    Pese a que la AIE era una realidad, los índices de criminalidad no bajaron considerablemente, pues aún quedaban resquicios de los humanizados Anixis, de la Resistencia o incluso de rebeldes neonianos y sylerianos que no compartían la idea de unir fuerzas con otros. No era algo para preocuparse, pero sí había que mantenerse vigilante por si acaso.

    La doctora Marlow aprovechó su pausa de una hora en el trabajo para comprobar su correo, encontrándose con el mensaje de su amiga Arva y uno que le seguía de Snow, el cuál había sido publicado hacía menos de dos horas.

    "Me alegra tanto saber de ti tras estas semanas, Arva... También espero que el resto digáis cómo os va todo. Estoy deseando volver a hacer una charla grupal como la de hace unos meses. Lill también quiere.

    Y nosotros también estamos bien, Owen y Gina chocan mucho pero bueno, han nacido en momentos diferentes, así que no me sorprende.

    Por cierto, ¿vosotros también habéis recibido un mensaje del consejo de la AIE?
    Con cariño, la familia Crane Carver."


    Cinthia se alegró de ver movimiento en el chat grupal que crearon entre sus compañeros hacía ya muchos años, tras haber recuperado cierta normalidad tras Regresión. Decidida, la médico contestó a los mensajes de ambas amigas con una sonrisa en el rostro.

    "Hola a todos. También estoy feliz por volver a saber de vosotros. Siento que haya estado tan desaparecida últimamente, ya sabéis que esto del chat grupal fue idea mía, pero el trabajo aquí en Syleria es más del que pensaba.

    Me tiene muy ocupada. Pero eso no significa que no me acuerde de vosotros... Os aprecio mucho, sois mi familia.

    Respecto a tu pregunta, Snow, no he recibido nada de la AIE. ¿Qué te han dicho?
    Un abrazo, Cinthia Marlow."


    La médico humana terminó de enviar su mensaje y se incorporó para prepararse algo rápido de comer, pues en cuarenta y cinco minutos debía regresar a la clínica médica. No obstante, antes de poder siquiera comenzar con la preparación, una alerta de notificación la paró.

    Pensando que se trataría de alguno de sus antiguos compañeros que había contestado a los mensajes, la mujer se dirigió de nuevo a su asiento para leerlo, llevándose una desagradable sorpresa cuando vio que se trataba de un mensaje del Consejo líder de la Alianza Interestelar de Especies.

    Marlow sintió una punzada en el pecho, pues ella siempre se temió un mensaje de ellos, tal y cómo hizo La Unión tras la guerra Rhajik. Cinthia supuso que se trataría de algo serio y por ende un regreso a la acción, cosa que no quería.

    "Acabo de recibir un mensaje de la AIE. Aún no lo he abierto, pero sea lo que sea, quiero que sepáis que no voy a aceptar ninguna propuesta que implique volver a viajar.

    Simplemente no puedo.
    Cinthia Marlow."


    [...]

    "Yo no he recibido nada de la AIE, pero lo entiendo, Cinthia.

    De hecho, yo tampoco aceptaría algo así.

    Mis hijos solo me tienen a mí.
    Arva Tidder."


    Tras terminar de escribir su mensaje en el ordenador, Arva apretó la tecla que correspondía al envío de esta. Una vez fue confirmado el envío, la famosa piloto de la nave Arcadia se levantó de su asiento y se dirigió a una de las ventanas del salón que daba acceso al exterior de la vivienda. Fuera se hallaban, con arena hasta en la cabeza, los pequeños Jackon y Karla de solo nueve años.

    Ambos hermanos mellizos estaban construyendo con tierra mojada una especie de castillo, ese que su madre les narraba gracias a algunos cuentos que sobrevivieron a la extinción del sistema solar al ser transportados en las arcas que actualmente conforman Promesa.

    Mientras Jackon tenía el mismo pelo alborotado y largo que tuvo su padre en su día, Karla lo tenía ondulado y largo hasta el punto en el que le cubría toda la espalda. Ambos eran muy parecidos entre sí y con sus padres, pero el chico era quién destacaba más en cuanto a facciones del fallecido Axlor. Karla parecía otra copia idéntica de Arva y de Juice, exceptuando el carácter impulsivo de ésta última, el cuál sí obtuvo el rebelde Jackon.

    Los dos vestían normalmente los mismos conjuntos, pues al ser mellizos, Arva les compraba la misma ropa solo para que fueran iguales y se recalcara más aún que nacieron al mismo tiempo. Quizá era una tontería, pero para la mujer nacida en la Luna, era hermoso ver a ambos hermanos compartirlo todo.

    — Tenemos que hacerlo más grande que ayer — Murmuró Jackon, cogiendo un puñado de arena mojada y moldeándola con sus manos.

    — Esta vez no nos pasará cómo ayer — Contestó Karla mientras daba forma a una de las torres del castillo — La marea no llega hasta aquí.

    — Pero lo hará — El pequeño Vaalot era consciente de que la marea subía y bajaba a lo largo del día.

    Los dos hermanos se pasaban la mayor parte del día jugando en la playa, pues su vivienda estaba a escasos metros de esta. Pese a que Cuna —al igual que Unión— no fueron reconstruidas, la ex piloto Tidder si hizo lo propio con la casa que ella y Axlor tuvieron en dicha colonia cuando aún existía. Actualmente, eso significaba vivir apartada de los principales focos de concentración ciudadana, Promesa e Isharay.

    Todos los neonianos que estaban repartidos en distintas bases alrededor de Neonia, cumplieron su palabra y se unieron en la reconstruida colonia que destruyó la Resistencia, convirtiéndola en capital del planeta y bastión de recuerdo para los caídos, de cualquier especie, en aquel mundo.

    Isharay concentraba más población al haber crecido exponencialmente y además estar al aire libre, requisito que no cumplía Promesa. La colonia humana que se conformaba por las tres arcas de La Unión que llegaron al planeta tenía su afluencia, pero no mucho espacio en comparación a otras ciudades conocidas.

    Esta seguía siendo habitada principalmente por humanos, apenas algunas familias de neonianos pero sí una cantidad de sylerianos considerables. Estos hicieron historia al convertirse en los primeros sylerianos en establecerse en Neonia, antaño el planeta enemigo por excelencia, siendo la misma situación con aquellos neonianos que se fueron a vivir a Syleria.

    — ¡Mamá! ¡Mamá, mira! — Exclamaba una entusiasmada Karla desde su posición — ¡Está terminado!

    Desde el interior de la casa, Arva sonrió al ver a su hija llamarla con tanta energía, por lo que salió para acudir al encuentro de sus dos niños. Karla y Jackon celebraban haber terminado el castillo de arena, hazaña que no habían conseguido en los días anteriores debido a las subidas de marea de la playa.

    — ¡Excelente! ¡Ha quedado magnífico! — Tidder puso algo de efusividad en sus palabras para motivar más a sus hijos.

    — ¿Está igual que el castillo del cuento? — Preguntó Jackon, el cuál era algo perfeccionista.

    — Igual no; está mejor — Sonrió tiernamente la mujer nacida en la Luna, recibiendo el abrazo de sus dos hijos.

    — Te queremos, mamá — Musitó Karla, hablando también en nombre de su hermano.

    — Y yo a vosotros, no sabéis cuanto — Contestó, emocionada, la madre de los niños — Bueno, ¿quién quiere comer algo?

    — ¡Yo! — Gritaron los hermanos al unísono, saltando de alegría.

    — Vayamos dentro, pues.

    Adelantándose a su madre, los mellizos Vaalot Tidder corrieron en dirección al interior del hogar mientras Arva lo hacia con mucha más calma y una felicidad inmensa que le recorría el interior. Sin embargo, al voltearse para ver cómo las olas del mar morían en la orilla, la imagen de Axlor se le apareció cómo un espejismo tan real que podría jurar que lo vio en aquel instante, practicando cómo cada mañana hacía con su palo metálico de combate cuerpo a cuerpo.

    Fue solo un instante, pero lo vio con tanta nitidez, que sintió cómo si de verdad estuviese allí. Los ojos de la mujer nacida en la Luna no pudieron contener las lágrimas, cómo nunca pudieron cada vez que el recuerdo de su fallecida pareja y padre de sus hijos se le aparecía en sus recuerdos, tan vivos y tan efímeros.

    — ¡Mamá! ¡Mamá! — Exclamaba Karla, saliendo junto a Jackon de la vivienda — ¡Hora de comer!

    — ¡Mamá, el ordenador ha hecho un sonido! — Indicó el chico, que pese a tener nueve años, ya sabía manejarse medianamente con los ordenadores.

    — ¡Voy, hijos! — Contestó Arva, secándose las lágrimas de sus ojos y aliviada de estar a una distancia considerable de sus niños para que estos no la vieran llorar.

    [...]

    Una chica joven de pelo largo, ondulado y color marrón claro se encontraba en lo que parecía ser una oficina un tanto pequeña, donde solo había un escritorio, un par de sillas y dos muebles con cajones para almacenar archivos. Encima del escritorio se podían apreciar distintos papeles, una taza para tomar té pegada a la madera y un ordenador tecnológicamente avanzado que contrastaba un poco con el resto de cosas del habitáculo.

    La chica, con un aspecto jovial que indicaba que tenía al menos la mayoría de edad, cogió la taza para darle un sorbo al líquido que había dentro y acto seguido prosiguió toqueteando la pantalla del computador, en la cuál se pudo ver una notificación de mensaje, mientras ella seguía realizando su trabajo pertinente.

    Mientras ella se encargaba de lo que era básicamente el trabajo de una secretaria, un hombre de complexión fuerte y pelo largo que le llegaba hasta los hombros se hallaba en un amplio hangar donde había varias lanzaderas.

    El tipo, con un tono de piel moreno en general que tenía manchas negras en los antebrazos por el engrasante de los vehículos, realizaba unas reparaciones bajo una de las tantas lanzaderas que habían, la cuál estaba sujeta en el aire por dos grandes gatos para que así el hombre pudiese reparar la zona baja de dicha lanzadera.

    En ese momento, varios pasos se aproximaron a él hasta pararse a escasos metros de su posición.

    — Iris, ¿podrías echarme una mano? — Preguntó el tipo, reconociendo las pisadas que acababa de oír — Tráeme la pieza que verás sobre la mesa a mi izquierda.

    — Voy.

    La joven, quién se trataba de una ya adulta Iris Hennessey Burns, tomó una pequeña pieza grasosa de la mesa más cercana y se agachó para entregársela al hombre.

    — Gracias, cielo.

    — No es nada — Musitó ella, que parecía querer decir algo — Ya he respondido por mensaje al tipo de la lanzadera que vino ayer, dice que no tiene prisa en que sea arreglada.

    — Entendido, me lo podré tomar con calma — Murmuró él, continuando con su trabajo sin prestar mayor atención a la chica.

    — Hay algo más.

    El hombre de Ceres salió de debajo de aquella lanzadera, se quitó la máscara que le cubría el rostro —cómo protección para que nada le cayera a los ojos— y se quedó en el suelo, sentado y mirando fijamente a su ahijada.

    — ¿Pasa algo, Iris?

    — Tienes mensajes en el correo.

    — Los veré luego, cuando termine con esto.

    — Hay uno de esos mensajes que no deberías dejar para luego.

    Iris supo que se trataba de algo serio cuando vio que en el mensaje enviado al correo de Lio se podía apreciar que el remitente era la Alianza Interestelar de Especies. Contrariado por el misterio con el que la joven envolvía dicho mensaje, el hombre de Ceres se incorporó y se limpió de grasa las manos y los brazos para seguir los pasos de Hennessey.

    Mientras se dirigían a la oficina del hangar, Santos recordó lo mucho que había cuidado de la chica, comprobando que conforme pasaban los años, más la quería cómo si se tratase de una hija propia. Una vez llegaron, ella se sentó frente al escritorio y apretó la notificación de la AIE, abriendo el mensaje. El hombre se posicionó detrás de ella, apoyando sus musculosos brazos en la silla de ésta.

    "Lio, cuanto tiempo... Sé que te sorprenderás de recibir éste mensaje, y más de que sea yo quién te lo envíe, pero considero que debo hacerlo.

    La Alianza Interestelar de Especies cumple diez años desde que se fundó y aunque yo no estuve presente en ese momento, entiendo que ahora, cómo gobernadora, debería invitarte a ti y a tus amigos los Viajeros al evento especial que se celebrará en Puerto Arcadia. Vosotros fuisteis parte activa en esto, merecéis el reconocimiento.

    Por favor, acude. Te dejaré más abajo un archivo con todos los detalles que debes saber. Espero verte.

    Un beso, gobernadora Bárbara Mason
    (Miembro humano del Consejo líder de la Alianza Interestelar de Especies)."


    El hombre de Ceres conocía del pasado a la actual gobernadora de la humanidad y una de las líderes de la AIE, pero hacía bastante tiempo que no tenían contacto, por lo que recibir un mensaje por parte de ella le intrigaba muchísimo.

    Desde su última estancia en Paraíso, el hombre había vivido todo este tiempo en Neonia, con el propósito de cumplir el sueño de la pequeña Iris de vivir en Neonia, tal y cómo pretendían sus padres cuando subieron a bordo del arca número cuatro de La Unión.

    Lo único que Santos esperaba era no tener que irse de Promesa, donde se ganaba la vida, para regresar a Paraíso, un mundo que ahora era mayoritariamente habitado por humanos, pero que el consideraba un baúl de malos recuerdos. Por suerte, el viaje debía ser a Vulkano, concretamente al polo norte donde se ubicaba Puerto Arcadia.

    — ¿Irás? — Le preguntó Iris, intrigada respecto a la decisión de su padre adoptivo.

    — No lo sé — Musitó Lio, pensativo — Hace tantos años que no me veo con mis antiguos compañeros...

    — Estará bien volver a verlos, seguro — Indicó la joven, tratando de convencerle — Yo me ocuparé de esto, tú ve a ese evento.

    — Ni en broma, tú vendrás conmigo — Añadió el hombre de Ceres, sorprendiéndola — Ese día cerraremos el negocio, no te preocupes. Pero esto necesito hacerlo contigo, Iris. Ya me conoces, volver a reencontrarme con mis ex compañeros es cómo volver a conocerlos... es difícil para mí.

    — Descuida, iré contigo si es lo que quieres — Murmuró Iris, esbozando una sonrisa de oreja a oreja — Te ayudaré a vencer esos nervios.

    — Gracias, cielo — Musitó Santos, apoyando sus manos en su cadera y con la cabeza gacha — Me has salvado la vida desde que estás conmigo. Me has ayudado. De no ser por ti, nada de lo que tenemos sería posible. Quizá yo ni estaría aquí.

    — Pero lo estás — Iris se incorporó de su silla y abrazó a Lio con ternura — Y de no ser por ti, yo tampoco estaría aquí. Así que gracias, papá.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Saludos, amigo. Paso a comentar el capítulo inicial de la parte 7 y de este segundo ciclo de LV.

    Cómo vuela el tiempo :D Pensar que en el año 2017 estábamos empezando con la guerra Rhajik y el primer ciclo y ahora, cinco años después casi, estamos viendo lo que es el primer capítulo de este segundo ciclo.

    Tengo que decir que este capítulo me ha lastimado mucho. Me entristece mucho saber que los viajeros, pese a sus grandes años de amistad, se hayan separado tanto. Lill y Snow están con sus hijos en Paraíso, mientras que Arva eligió quedarse en Neonia con sus dos gemelos. Lio por su parte vive junto a Iris en Neonia también, y Cinthia está en Syleria. Es un golpe duro. Ni siquiera me mostraste como fue esa separación, ya directamente arrancó la parte y ya se encuentran separados :piplup: . Pero bueno, son los protagonistas, y estos, tarde o temprano, tienden a unirse con el correr de la historia. Así que, tendré que ser fuerte para resistir hasta que se de esa reunión en el Puerto Arcadia.

    Veo que Lill y Snow se han retirado sin problemas de sus oficios, y guardan un invernadero para poder subsistir en el planeta artificial junto a sus dos hijitos. Me gustó mucho su introducción, luego de 4 partes donde Gina ha sido una bebé, finalmente la pude escuchar hablar y conocer esa personalidad suya. Parece ser que está justo a punto de entrar a la etapa de rebeldía adolescente, y que le dará serios dolores de cabeza a sus padres cuando empiecen los cambios en su cuerpo y empiece a fijarse en los chicos y chicas de su edad de diferente manera. Owen me da la impresión de ser un chico muy tierno y tranquilo, aunque también travieso. Increíble que sean tan vagos, pero lo entiendo, yo de niño tampoco quería hacer nada en casa. Aunque si yo hubiera escondido los teléfonos de mis viejos, me habría ido peor XD.

    Pero en fin, me alegra mucho haberlos podido ver felices. Tú sabes que a mí me encantan tanto individualmente como siendo pareja, y te has aprovechado de eso y me los has estado torturando por años y años. Ya era hora de que tuvieran un poco de felicidad y una familia feliz y unida. Estoy muy feliz por lo que ellos han podido formar, y espero que vivan mucho para ver crecer a esos angelitos. Y por espero, me refiero a "no te voy a tolerar que no sea así" XD

    Arva, por su parte, lleva una vida tranquila en Neonia, justo en la casa que mantenía junto con Axlor. Alegra mucho (pero también duele, maldito >:( ) ver que Axlor está presente en ellos. Al igual que como pasó con Gina, Arva ha quedado embarazada en la parte III, y recién ha dado a luz ahora en la VII. La parte III es del año 2019, por lo que Arva ha pasado 4 partes y un tiempo total de 3 años embarazada. Sí que me impacienté un poco, pero por fin han nacido esos bebés. Me alegra verlos de pequeños, y ver que son sanos y felices con su madre es bonito. Pero sigo sintiendome algo mal por el hecho de que Lill y Snow la hayan dejado (no sola, porque Lio quedó allí) y ella haya tenido que cuidar y educar sola a sus hijos. Claro que no los juzgo, pero sí que es un golpe que cayó muy doloroso y sin ningún tipo de anestesia de tu parte XD. Has ido a herirme. Tanto que esperaba que Arva y Snow pudieran criar a sus hijos juntas, y resulta que están separados XD.

    Veo que Cinthia se las arregla de lo más bien en Syleria. No debe ser fácil vivir en un mundo así, pero imagino que si no se ha mudado, es algo a lo que está acostumbrada. Bien por ella, tú sabes que sigo teniéndole algo de manía desde aquel momento que le coqueteó a Lill frente a West y en ausencia de Snow, pero no por eso quiero que ella sufra XD. Me pregunto si tendrá a alguien que le haga compañía.

    Por otro lado, Lio e Iris mantienen un negocio de reparación de lanzaderas, que aparentemente les va muy bien. Sorprende el hecho de que él y Bárbara no mantengan una relación ya que creí que ellos se estaban acercando tras las partes V y VI. Supongo que no funcionó, y que Bar no pudo quitarse de la cabeza el mal trago que vivió con Deon, y que Lio no podría haberse olvidado de Hillary. Pero al menos Bar ha progresado y se ha convertido en gobernadora de la humanidad, tal y como debió haber sido en la parte V si es que Deon no hubiera manipulado los votos para coronarse él con él poder.

    Joder, como me lastima saber que todavía hay algunos locos entre Anixis, miembros de la Resistencia, neonianos y sylerianos en contra de una alianza que ha traído prosperidad. Pero no se puede mantener felices a todos. Al menos ellos viven una vida tranquila, que es más de lo que puedo decir sobre... algo que no diré XD.

    Al parecer, los Viajeros se reunirán en un evento para conmemorar los diez años del nacimiento de la AIE, y muero por ver ese reencuentro con muchas ganas. Ojalá los hijos de Lill y Snow conozcan a los de Arva y que también puedan conocer a Iris, que ya es mayor de edad, pero bueno XD.

    Tengo una gran curiosidad para ver qué habrá sucedido con Hylda, Uriow, Om, Caellum de parte de los sylerianos; Erie, Yak y Khael de parte de los neonianos y por la humanidad una enorme curiosidad para ver qué fue de las vidas de Ender, Cia, West y también Sun y el hijo que ella esperaba. Sé que este es el inicio, pero estoy con ganas de saber mucho más.

    Bueno amigo, esperaré pacientemente a la semana que viene, más que nada porque quiero ese reencuentro entre los viajeros, y sabes que lo quiero XD. Ha sido una introducción tranquila, no tengo idea de a dónde irá la trama de esta parte ni del segundo ciclo, pero parece ser que solo con tecnología Anixis, sé que girará en torno a ellos en algún punto. Me ha encantado este capítulo y lo sabes, así que eso será todo lo que tengo que decir por ahora.

    Ah, espera, una última cosa. Como le hagas daño a mis personajes favoritos o a sus bebés, te juro que lo vas a lamentar. Con esa amenaza ya dicha, ahora sí me despido. Hasta la semana siguiente :cynda:
     
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    Manuvalk

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    Saludos a todos los presentes para la lectura de la continuación de este inicio de la séptima parte de Los Viajeros. Quiero deciros a todos que las cosas se van a ir poniendo cada vez más interesantes, pero también veréis como todo va cogiendo forma y velocidad conforme avance. Sin prisa pero sin pausa (o así espero que lo sintáis XD). Agradecer como siempre a mi amigo Reydelaperdicion por su presencia aquí y sin más que añadir, os dejo con la lectura.




    Puerto Arcadia







    Vulkano era el único planeta de los habitados en el que convergían los intereses comunes de las tres especies que conformaban la Alianza Interestelar de Especies. Era tierra de nadie y de todos. Aunque conviviesen entre sí, Neonia era el hogar de los neonianos, Syleria el de los sylerianos y Paraíso se convirtió rápidamente en el de los humanos, huérfanos de la nostálgica y erradicada Tierra.

    Además, Vulkano servía como puente entre los tres planetas capitales, pues se encontraba prácticamente en el centro de todos. Fue por ello que se decidió usar como aduana, construyéndose en el famoso polo norte —más famoso aún tras el choque de la nave Arcadia allí— lo que fue llamado Puerto Arcadia.

    Puerto Arcadia era todo lo que podías imaginar: tenía una amplia zona donde lanzaderas privadas, naves de transporte, naves de mercancía y demás podían aterrizar, pagando una pequeña cuota para reservar su sitio allí. Era un resort, hotel y museo del pasado, el cuál contaba con la principal atracción de tener una reconstruida pero inutilizable Arcadia para que los más curiosos la conociesen por dentro. En la nueva sociedad actual tras Regresión, también se empleó el uso de una moneda digital y oficial de la AIE, la cuál era llamada Alianza. Con ella, se pagaban la mayoría de cosas. Aunque no por ello su uso era obligatorio, pues aún existían los trueques entre particulares.

    No obstante, en Puerto Arcadia solo se veían Alianzas a la hora de pagar, con solo poner tu huella dactilar sobre una máquina que automáticamente daba acceso a tu cuenta bancaria y de ahí, solo quedaba poner el importe a pagar y este era retirado. Quizá para muchos, el polo norte de Vulkano era solo exclusivo para la gente más rica, pero eso no era del todo cierto.

    Cualquiera podía acudir a Puerto Arcadia aunque solo fuese para disfrutar del amplio museo que tenía, el cuál relataba la historia que precedía a la actualidad. Icónicos objetos del pasado, testimonios y demás eran accesibles para cualquier curioso. Sin embargo, en el día de hoy eso no era posible, pues el museo sería el principal lugar en el que se celebraría la década de vida que tenía el gobierno de las tres especies de la Alianza Interestelar de Especies.

    La distribución de edificios estaba hecha de forma que cada lugar fuese único. Por un lado estaba la aduana y la zona de aterrizaje, que iban juntas, mientras que el hotel y resort se separaban un poco de la primera zona y más cerca sí tenían al museo, un edificio de hasta tres plantas y extenso, rodeado por los árboles del único bosque del planeta volcánico. El lugar estaba protegido por varios soldados de la AIE, pues se iba a dar un evento conmemorativo y acudirían todos los líderes y miembros del Consejo. Aunque nadie había intentado atentar contra estos, todo era posible. La aglomeración de gente en Puerto Arcadia era superior a la habitual, debido a lo especial del evento y a la cantidad de invitados que llegaron con sus familias para disfrutar de una noche única y que se daba desde hacía diez años, cada año.

    Uno de los primeros en llegar al lugar fue la famosa doctora Marlow. La mujer enseñó la acreditación que le dieron al llegar a la aduana y fue dejada pasar sin problema por los guardias.

    Una vez dentro del gran museo, Cinthia comenzó a observar a su alrededor, vislumbrando muchos momentos de historia que apenas hacía diez años que habían ocurrido, pero que parecían haber sido cuarenta. La médico humana se aproximó a uno de los icónicos objetos, una máquina Rhajik estándar que no tenía circuitos por dentro pero conservaba la forma por fuera. Cuando la vio, Cinthia sintió un breve escalofrío, recordando las diversas muertes que se sucedieron a manos de aquellos robots liderados por el chip de IA syleriano llamado Supremo. Al aproximarse al aparato, abajo suya se mostraba una pantalla donde contaba resumidamente su historia.

    "Robot de creación neoniana, llamado Rhajik. Éste fue uno de los pocos que se pudo rescatar tras la guerra de las Dos Humanidades, cuando peleaban por la AIE bajo el mando del Rhajik especial Zyon. Enemigos y amigos, estos seres artificiales forman parte para bien y mal, de nuestro pasado."

    Tras leerlo, Cinthia miró a su izquierda, viendo que el siguiente objeto icónico era un Super Rhajik. La mujer recordó en ese instante a Zyon, con quién compartió muchos momentos tanto en su forma normal cómo en la superior. Aunque para la mayoría era un robot cualquiera, para ella fue un ser especial, un amigo en quién confiar. Su destrucción fue un duro golpe, especialmente para West, que trataba a Zyon cómo si fuese alguien más de la familia.

    De repente, casi cómo si sus pensamientos lo hubieran hecho manifestarse, apareció el ingeniero entre la multitud que observaba al Super Rhajik.

    Westley estaba leyendo la información ubicada en la pantalla, con las manos metidas en los bolsillos de su gabardina. Portaba un sombrero ya antiguo pero que nunca pasaba de moda, un pantalón vaquero oscuro como la gabardina y unos mocasines negros que conjuntaban. El verlo allí hizo que Cinthia permaneciera quieta durante unos instantes, sorprendida y sin saber qué hacer. No obstante, aunque las cosas entre ambos no acabaran bien, el aprecio que se tenían —o al menos eso pensaba ella— era mutuo. La médico se aproximó y se posicionó a su lado, observando junto a él al imponente Super Rhajik.

    — Donde menos esperaba verte era aquí — Murmuró Cinthia, que tras sus palabras, giró su rostro hacia el hombre — Pero me alegra verte, West.

    El ingeniero Finn se giró para observarla, lo cuál hizo detenidamente durante unos segundos, para después bajar la mirada hacia la pantalla. Se fijó en que la doctora Marlow apenas había cambiado tras todos estos años, manteniéndose en buena forma física, pelo largo y liso, un poco más alta que él y vestida con un pantalón vaquero azul, un suéter verde y unos zapatos negros con rayas blancas.

    — No has cambiado nada — Musitó él, con una seriedad que antes no tenía — Pero también me alegro de verte, Cinthia.

    La médico no lo sentía así, pero no quería entrar de primeras en una discusión con su antigua pareja y menos tras todo el tiempo que llevaban sin verse.

    — ¿Cómo estás? — Preguntó ella, que volvió a fijarse en el aspecto del ingeniero — Estás mucho más delgado que antes.

    — Estoy bien — Respondió Westley, aún con la mirada fija en dicha pantalla informativa — Los años pasan.

    — Así es — Marlow sentía que Finn tenía pocas ganas de relacionarse con ella, pero tenía la sensación de que éste no estaba del todo bien — ¿Seguro que estás bien?

    — ¿Vas a hacerme un maldito diagnóstico médico tras años sin verme, Cinthia? — El hombre la miró con el ceño fruncido — Sí, estoy perfectamente.

    — Tienes razón, perdona — Asintió ella — Últimamente tengo mucho trabajo, supongo que sin darme cuenta, voy haciendo de médico incluso en mis ratos libres.

    — No pasa nada — Dijo el ingeniero, que por primera vez en toda la conversación, tomó la iniciativa — ¿Sigues trabajando en la clínica de Promesa?

    — No, hace años que la dejé — Contestó Cinthia — Ahora vivo y trabajo en Syleria.

    — Vaya, eso no me lo esperaba.

    — Ni tú ni yo — La mujer soltó una risa breve — ¿Y tú? ¿Dónde vives?

    — Aquí, desde hace seis años al menos — Indicó el tipo, que ahora sí la miraba a los ojos, mostrando arrugas pronunciadas y ojeras considerables — El trabajo de ingeniería tampoco para.

    — Lo sé, las cosas están cambiando a una velocidad asombrosa.

    — Y menos mal — Sentenció él, para rápidamente cambiar de tema — ¿Tú también fuiste invitada por la gobernadora Mason?

    — Exactamente — La doctora Marlow levantó los hombros en señal de no saber qué hacía allí — Entiendo que llame a todos aquellos que fuisteis parte importante en la reconstrucción del futuro, pero ese no es mí caso.

    — Salvaste vidas y gracias a eso, siguen aquí a día de hoy — El ingeniero Finn trató de hacerle ver que su trabajo tenía todo el reconocimiento también — También fuiste importante.

    Mientras West y Cinthia se ponían al día con sus cosas, la familia Vaalot Tidder llegaba al lugar donde sucedería la celebración. Tras pasar los pertinentes trámites, Arva y sus dos hijos entraron en el museo de Puerto Arcadia, siendo estos dos últimos invadidos por la ilusión y la curiosidad mientras que su madre comenzaba, inevitablemente, a rememorar buenos y malos recuerdos conforme veía objetos de las guerras ocurridas y demás.

    Dieron un largo paseo por todas las plantas del edificio, parándose una vez regresaron a la primera y fueron al final, donde una idéntica Arcadia a la que Tidder pilotó, se mostraba imponente e impoluta. Lugar de muchos recuerdos para la mujer nacida en la Luna, que sintió un nudo en el estómago al recordar todos los sucesos en la segunda nave humana en salir del sistema solar.

    — ¡Mamá! ¡¿Tú manejaste esa nave?! — Karla estaba realmente emocionada con eso.

    — ¡Sí, mamá! ¡¿Iba muy rápido?! — Jackon se unió al entusiasmo de su hermana.

    — Así es — Contestó Arva, sintiendo ese nudo en el estómago que le incomodaba — Era la más rápida.

    — ¡Wow, increíble! — Exclamó la niña, sorprendida.

    — ¡Sí, brutal! — Añadió el niño, observando la grandaria de la réplica de la Arcadia — ¡¿Podemos entrar a verla?!

    Realmente sí se podía entrar por dentro y darse un paseo por ella, con el aforo controlado por varias personas que trabajaban en el museo, pero la mujer nacida en la Luna no tenía la mayor intención de hacerlo. Ella no era consciente del todo, pero el pasado la había dejado traumada.

    — No, no podemos — Dijo Arva a sus hijos, tajante — Vamos a...

    — ¿Arva Tidder?

    La mujer se volteó tras oír una voz masculina a escasos metros de ella a su espalda. Cuando lo hizo, vio a un hombre de al menos cuarenta años, con una barba de varios días y un corte de pelo degradado por los lados y un poco largo por arriba, el cuál caía por los lados y por la frente. Vestía bastante elegante, de esmoquin, algo que contrastaba con el vestido blanco simplón pero sencillo de Arva. El tipo sonrió al verla e hizo amago de darle un abrazo, pero se fijó en que tenía la mirada de los dos mellizos clavadas en él.

    — Son tus hijos, ¿cierto? — El hombre se arrodilló ante ellos — ¿Qué tal estáis?

    — Bien — Contestaron ambos al unísono sin mayor expresión.

    — Perdona, pero no recuerdo quién eres — Dijo la ex piloto con toda la sinceridad del mundo — Lo siento.

    — Descuida, apenas interactuamos en su momento y han pasado diez años desde entonces — El hombre fue comprensible y amable — Ender Xom, quizá me recuerdes ahora.

    Efectivamente, Arva le recordó entonces al instante. Era evidente el cambio en su aspecto, pues se veía más maduro que antaño y además el look que llevaba era completamente distinto al que tenía en el pasado. Una media sonrisa se puso en el rostro de Arva, la cuál fue correspondida por Ender, quién ahora sí, fue a darle un abrazo que la mujer no rechazó.

    — Siento de verdad no haberte recordado, Ender — Murmuró Tidder, realmente avergonzada — Estás completamente diferente.

    — Lo sé, pero, ¿acaso no lo estamos todos? — Xom sonrió brevemente para después centrarse, de nuevo, en los mellizos Vaalot — Tienes unos hijos preciosos.

    — Muchas gracias, él es Jackon y ella es Karla.

    Ender les saludó tendiéndoles la mano, cosa que Karla aceptó y devolvió, pero que Jackon rechazó despreciativamente.

    — Jackon, saluda al hombre, por favor — Arva no comprendía porqué su hijo rechazaba saludarle.

    Tras unos segundos en silencio y a regañadientes, Jackon aceptó la mano de Ender y la estrechó. El que fuera menor de los Xom comprendía la actitud del joven, que solo quería proteger a su madre y desconfiaba de todo aquel que no le entrara por los ojos. Arva se dispuso a ofrecerle a Ender que fuera con ellos, pues al verlo solo, pensó que había venido así.

    Sin embargo, justo cuando estaba por hacerle dicha propuesta, una mujer y un niño de la edad similar de sus mellizos aparecieron ante ellos. Ender se aproximó a la mujer y le dio un tierno beso para después rodearla con su brazo.

    — ¿Te acuerdas de Arva? — Le preguntó Ender a su pareja mientras señalaba a la mujer nacida en la Luna.

    — ¡Por supuesto que sí! — Exclamó ella, aproximándose a Arva — ¡Soy Cia Jenner!

    Cia, que a pesar de mantener su aspecto físico y facial se sentía diferente en cuanto a personalidad, no lo dudó y abrazo a Tidder con alegría, gesto que fue abrumador para ésta última pero que aceptó gustosamente. Por su parte, Jackon y Karla miraban, intrigados, al niño que estaba junto a Ender y que tampoco les quitaba la vista de encima.

    — Que alegría verte, Arva, de verdad — Sonreía Cia, quién también se fijó en los mellizos — ¡Hola, peques!

    Jenner colocó su mano para que los pequeños Vaalot la chocaran, siendo así por parte de una entusiasmada Karla a la que sí le caía bien Cia desde el inicio. Jackon, por su parte, lo hizo más por obligación que por haberle caído bien la mujer. Tras esto, la pareja formada por Ender y Cia dieron paso al niño que iba con ellos.

    — Él es Kendall, nuestro hijo — Dijo Cia, acariciando el cabello revuelto de éste — ¡Saluda a nuestros amigos, Ken!

    — Hola — Musitó él, serio.

    — Es un poco tímido — Indicó Ender, diciéndolo casi en voz baja.

    Arva no era tonta en absoluto y aunque Cia mencionó que Kendall era hijo de ambos, era más que evidente que se trataba del hijo forzado que tuvieron Deon y Sun. Al haber muerto el padre hacía ya diez años y la madre estar presa en algún lugar, su custodia pasó a manos de su tío Ender, quién comenzó una relación con Cia tras Regresión y con quién cuidó del niño durante todo este tiempo.

    — Cuando inicie el evento, si os aburrís, podéis ir a jugar los tres — Indicó Cia, quién acto seguido miró a Arva — Si te parece bien.

    Arva observó a sus niños y vio en ambos dispares opiniones. Karla estaba de acuerdo, mostrando ser una chica obediente y educada que no juzgaba las primeras apariencias; mientras que Jackon no parecía muy por la labor de querer conocer a Kendall, demostrando una vez más su rebeldía y su dificultad para confiar en otras personas. Aunque no por ello se quedaría al margen, pues si Karla iba a jugar con Kendall, Jackon sentía la obligación de estar con ella para protegerla de cualquier cosa.

    — Claro, no hay problema — Contestó Arva, sonriente.

    Por otro lado, la llegada de la familia Crane Carver al evento fue realmente apurada, pues apenas quedaban diez minutos para que diera comienzo. Tras mostrar sus credenciales, los cuatro miembros que conformaban la familia entraron en el famoso museo del pasado, sorprendiéndose de la cantidad de cosas que hacían mención a todo lo vivido hasta ese momento. Incluso había varias guías cronológicas de los eventos ocurridos, cada una hecha por cada especie de la AIE y en la cuál contaban sus sucesos, que enlazaban en ciertos puntos generales. Pero lo que más llamó la atención de la familia, especialmente de Lill y Snow, fue ver la Arcadia justo al fondo del lugar. Dicha nave fue donde comenzó todo, tanto para ellos cómo para las aventuras vividas.

    Mientras Gina iba junto a su padre con los brazos cruzados y la mirada puesta en cada objeto icónico que veía, Owen cogía a su madre de la mano y parecía estar asombrado con todo lo que veía. Cuando él nació, la situación respecto a Regresión estaba llegando a su fin, por lo que apenas vivió ninguna dificultad. Gina no podía decir lo mismo, pues al nacer tras Colapso, sí tuvo que vivir la guerra civil contra la Resistencia, la aparición de los humanizados Anixis, el viaje a Syleria y todo lo que vino después. Con tres años apenas se percató de lo que sucedía a su alrededor, pero pese a ello, llevaba consigo toda esa memoria histórica.

    La familia Crane Carver estuvo observando pausadamente cada objeto familiar, buenos y malos, hasta llegar finalmente a la famosa Arcadia que un día habitaron.

    — La han recreado bastante bien, la verdad — Murmuró Lill, asombrado con el parecido con la original — Qué recuerdos...

    — Me quedo sin duda con los buenos — Sonrió Snow, recostando su cabeza sobre el pecho de Lill.

    El hombre sonrió también mientras veía a su mujer apoyada sobre él, con un vestido largo rojo y a sus dos hijos observando la nave con detenimiento. Le invadió un sentimiento de felicidad, como cada poco tiempo le sucedía cuando iba a algún sitio junto a su familia. La mujer se sentía igual, recordando en aquel instante la primera conversación que mantuvieron en la cocina de la propia Arcadia. No obstante, una voz tras ellos rompió, sin esa intención, el momento feliz que estaban teniendo.

    — No la recrearon, la volvieron a construir con los restos que quedaron.

    La pareja se volteó al mismo tiempo, al igual que los pequeños Crane Carver, solo para ver a un Yak Quetaryan al que los años le habían dado un aspecto más adulto que antaño. El neoniano vestía con un traje de guardia de seguridad, lo que hizo suponer a los humanos que se trataba de su actual trabajo desde que Regresión terminó.

    — ¡Yak! — Lill se alegró bastante de verle, por lo que se aproximó a él y le abrazó, acto que imitó también Snow — ¿Cómo te encuentras? ¿Qué es de ti?

    — Estoy bien, coordinando la seguridad en Puerto Arcadia y en el observatorio científico Vanth Dheer — Contestó el neoniano con seriedad — Erie me pidió que me quedara en el evento, pero no lo haré. Mi prioridad es la seguridad del OCVD.

    — Lo entiendo — Asintió el ex comandante humano, que sabía que la relación con el antiguo discípulo de Vanth se enfrió considerablemente debido a la decisión que tomó respecto a Regresión — ¿Conoces a mis hijos?

    — No tengo el placer, al menos no personalmente — Yak se fijó entonces en Gina y Owen, viendo que realmente tenían parecido a sus padres — ¿Todo bien, chicos?

    Gina y Owen asintieron sin articular ningún tipo de palabra, pues aunque los niños no sabían nada del neoniano, notaban cierta tensión en el ambiente y la seriedad de éste no ayudaba tampoco.

    — Debo irme, cuidaos — Musitó repentinamente Quetaryan, observando una última vez la Arcadia — Entiendo que os traiga buenos recuerdos. No es mí caso.

    Yak, que portaba en una funda en la espalda un Flasher, volvió tras sus pasos y se perdió entre la muchedumbre. Lill no pudo evitar sentirse mal por él, principalmente porque su última frase hacía mención a que Reeda murió en el interior de la Arcadia junto a otros trabajadores, siendo comprensible que la nave no le trajera buenos recuerdos. Probablemente lo veía cómo un monumento al pasado que no debería estar ahí, sin embargo, no era solo eso. Estaba claro que cuando Lill tomó la decisión de activar el arma Regresión en plena batalla en Paraíso contra los humanizados Anixis, Yak fue el que más se opuso. A día de hoy, no parecía haberle perdonado aquello, solo lo toleraba.

    — Cariño, no pienses en él — Snow hacía referencia al neoniano, pues sabía en qué estaba pensando su marido — Disfrutemos del evento, está a punto de empezar.

    El que fuera comandante del ejército humano en su día, decidió hacer caso a su mujer y aparcar de su mente el reencuentro tenso con Quetaryan. Algunos de los empleados del museo y en general de Puerto Arcadia se encontraban realizando los últimos preparativos para que el evento estuviera listo para comenzar. Allí mismo, en el interior del museo y justo delante de la Arcadia, se construyó un pequeño escenario en el que aparecerían los miembros del Consejo líder de la Alianza Interestelar de Especies.

    Las puertas se estaban cerrando a los invitados, llegando muy apurados Lio e Iris. Fue la joven Hennessey la que tuvo que insistir para que les dejaran pasar, pues la lanzadera que les llevaba hasta allí se había retrasado. Finalmente, ambos pudieron entrar al museo y presenciar el evento.

    Mientras la hija de Lina estaba entusiasmada por estar allí, viendo todo tipo de memorias del pasado en forma de objetos, hologramas, gráficos y demás, el hombre de Ceres se encontraba realmente incómodo. Nunca había sido de eventos públicos ni de celebraciones, y el estar allí viendo toda esa historia reciente comenzaba a ponerle nervioso.

    Su corazón comenzó a palpitar con más fuerza, su respiración a agitarse y las manos se volvieron temblorosas. Iris se percató de esto y le tomó fuerte de las manos, mirándolo a los ojos con esa inocencia que tenía desde que él la conoció. Lio se sintió muy aliviado de tenerla allí consigo, pues de no estar, probablemente el momento sería mucho peor para el hombre.

    Él sabía que no estaría a gusto, pero quiso hacer el esfuerzo de ir por el reencuentro con sus ex compañeros de expedición y por salir de ese aislamiento en el que se había metido desde hacía años.

    — Relájate, Lio — Musitó Iris, consciente de que el hombre no estaba pasando un buen rato — Todo lo que te rodea es pasado. Y tú no eres ese hombre. Ya pasó.

    Santos comenzó a asentir levemente a las palabras de Hennessey, convenciéndose a sí mismo de que debía disfrutar semejante evento en lugar de sufrirlo. En ese momento, le resultó familiar escuchar una voz femenina que se encontraba a su lado. Iris también la reconoció al instante. Se trataba de Maya Vega, una de las doctoras que conocieron tras la caída de Deon y el breve resurgir de una célula rebelde de los humanizados Anixis.

    La médico vestía bastante elegante para la ocasión, llevando tacones oscuros, una falda verde y una blusa de botones color beis. Tenía el pelo suelto y tanto Lio como Iris nunca la vieron así, pues en el tiempo en el que convivieron con ella, portaba siempre el pelo recogido en un moño. La joven Hennessey no se lo pensó y acudió a su encuentro, llevando a Santos a la fuerza con ella.

    — ¡Maya! — Exclamó Iris, llamando la atención de la médico.

    — ¡Iris! ¡Dios, tú... estás preciosa!

    La doctora Vega no lo dudó ni un instante y abrazó con ternura a la niña con la que pasó el comienzo del efecto Regresión en Paraíso. Iris vestía un vestido largo negro y unos zapatos blancos de suela cómoda, además de tener su pelo ondulado recogido y algunos pendientes en su oreja izquierda. Lio, por su parte, llevaba puesto un traje elegante y clásico, acompañado de una pajarita y unos mocasines, con el pelo largo engominado hacía atrás. Tras el abrazo entre ambas mujeres, Maya se fijó en Lio y le sonrió.

    — Está usted muy elegante, señor Santos — La médico lo decía con picardía pero en serio.

    — Lo mismo digo — Contestó él, que decidió tener la iniciativa y abrazarla — Me alegra verte, Maya.

    — Igualmente, Lio — Dijo ella — Que bello debe haber sido ver crecer a Iris.

    — De niña a mujer, así es — Por primera vez desde que estaba en el evento, el hombre de Ceres sonrió — Es un ángel.

    Iris sonrió también, sonrojada. Maya soltó una carcajada mientras Lio asentía con alegría, siendo repentinamente intervenidos por otro viejo conocido.

    — El gran Lio Santos ha venido — Dijo Uriow, que conocía el saludo humano y le tendió la mano — Que alegría verte, amigo.

    — Lo mismo digo — Asintió Lio — No sé si te acuerdas de ellas. Son Iris y Maya.

    — Las recuerdo, por supuesto — Murmuró el syleriano, los cuáles tenían bastante capacidad de memoria — Me alegra encontrarme con vosotras también.

    — Igualmente — Sin darse cuenta, Iris y Maya hablaron al unísono.

    — ¿Qué es de ti, Uriow? — Conforme avanzaba el tiempo, el hombre de Ceres se sentía más cómodo.

    Emmon vestía un extravagante y exótico traje elegante syleriano, el cuál constaba de básicamente unos pantalones blancos y una americana sin mangas del mismo color.

    — Bueno, la verdad es que no estoy en Syleria. Controlo las bases del cinturón de asteroides que rodea a Paraíso.

    — ¿Trabajas para la gobernadora humana entonces? — Preguntó Lio, sorprendido e intrigado a la vez.

    — Se podría decir que sí — Contestó Uriow con normalidad — Necesitaba hacer algo nuevo y aunque Hylda me ofreció un puesto en el ejército syleriano, quería algo que no fuera tan estricto.

    — ¿Y qué es lo que haces ahora? — Iris intervino en la conversación pese a no tener apenas relación con el syleriano.

    — En esas bases solo hay trabajo de minas, criminales, almacenes y zonas de aterrizaje — Maya decidió no quedarse fuera de la conversación.

    — Así es — Musitó el syleriano Emmon — Tengo a la base Oberón bajo mi mando, controlo y suministro lo necesario a los criminales que cumplen condena allí.

    Maya, Iris y Lio se sorprendieron bastante de lo que acababan de oír. El syleriano era una especie de alcaide en la base Oberón, ubicada en uno de tantos asteroides del cinturón que rodeaba a Paraíso.

    Para Santos, eso sonaba a la nueva Ceres en el sistema Faro de la Esperanza. Él vivía en Neonia y sabía que tanto Promesa como Isharay tenían celdas para retener criminales, pero no sabía que en Paraíso se enviaban a una de las varias bases del exterior.

    — ¿Sun Brume está allí? — La pregunta se le ocurrió a Lio, que recordó que desde la última vez que la vio, jamás supo donde se encontraba.

    Maya se volteó para ver la respuesta de Uriow, mostrando tener también cierto interés en conocer el paradero de la antigua líder de la Resistencia, a la cuál le confirmó hacía diez años justos que iba a tener un hijo de Deon, el cuál resultó ser Kendall, ahora bajo la tutela de su tío Ender y de Cia.

    — Sí, esa humana está allí — Indicó Emmon con seriedad — Y sorprendentemente, ha tenido muy buena conducta. Su condena está por terminar.

    Justo cuando la conversación se estaba poniendo interesante para Lio y Maya, quiénes eran los más interesados en saber que había sido de Sun, el evento conmemorativo dio comienzo.

    Los más de trescientos invitados a la celebración —por la década cumplida de la AIE— comenzaron a bajar el tono de su voz conforme uno de los organizadores clamaba silencio sobre el escenario. En cuestión de dos minutos, las conversaciones ajenas que rodeaban a Lio, Iris, Maya e Uriow fueron bajando de volumen hasta no escucharse nada en todo el museo.

    — Sean bienvenidos a la primera celebración oficial de la Alianza Interestelar de Especies por su décimo cumpleaños desde su fundación — El coordinador del evento tragó saliva y se probó la garganta para continuar — Con todos ustedes... ¡el Consejo líder de la AIE!

    El tipo, desde encima del escenario, comenzó a aplaudir entusiasta mientras dichos líderes aparecían por un lateral, saliendo por una puerta que daba al exterior. La primera en subir fue la actual gobernadora de la humanidad y una de las líderes de la AIE, Bárbara Mason. La mujer dejó atrás su pasado de ex científica y ex general del ejército Anixis para obtener el cargo de líder humana, del cuál Snow abandonó tras Regresión. Se convocaron unas elecciones en las que Bar obtuvo la victoria dada su propuesta electoral, además de que el karma le debía una oportunidad de liderar tras ver cómo Deon manipulaba las elecciones entre su pueblo para que ella no les liderara, evento que ocurrió hacía ya diez años y en plena guerra de las Dos Humanidades.

    La gobernadora Mason vestía con un traje bastante moderno de color negro y bordes blancos, conjuntando con los zapatos del mismo color. Tenía el pelo largo por detrás de los hombros y se veía menos fuerte físicamente que antaño, pues al dejar el ejército y dedicarse por completo a temas políticos, el deporte perdió importancia. Sin embargo, eso no impedía que se mantuviese en un buen estado de forma y tan atractiva como antes. Además de semejante elegancia, algo que llamaba la atención era el logo AIE de platino que tenía colocado en la parte izquierda del torso, en la vestimenta. La mujer saludó con las dos manos y una preciosa sonrisa que Lio no perdió de vista, para que acto seguido irrumpiese sobre el escenario un segundo líder.

    Erie Tovam se echó la mano derecha al corazón mientras asentía sobre la plataforma, agradeciendo las muestras de cariño de algunos presentes. La neoniana vestía un precioso vestido púrpura que por su aspecto, era de origen humano, quizá recomendado por alguien de dicha especie. Nada resaltaba de ella, ni siquiera su aspecto, el cuál era el mismo de hacía diez años.

    Si en algo podían presumir neonianos y sylerianos, era en que la longevidad de la edad tardaba más en aparecer en ellos que en humanos. Tras ella, entraron la Elegida Admir y el protector Paokt, acompañados de un pequeño syleriano que apenas tendría ocho años de edad.

    Hylda portaba un vestido largo de color rojo, similar al que vestía cuando tuvo su primer encuentro con la expedición liderada por Lill que acudió a Syleria por error, mientras que Om llevaba el mismo traje que Uriow pero en color negro. El niño syleriano, quién era hijo de ambos y tenía el nombre de Omnius Paokt Admir —Om es la abreviatura— se mostraba bastante avispado y saludaba con sus pequeñas manos a toda la multitud invitada. Sus pequeños ojos negros y circulares se centraron en uno de los pocos niños que se encontraba en primera fila, quién era Jackon. Ambos niños se miraban con incertidumbre e intriga, pero solo fue un breve momento.

    Después subió el ingeniero humano Sith Regan, quién formaba parte del Consejo de la AIE debido a su reputación y trabajo más que contrastado. Bárbara no lo pensó a la hora de contar con él para la toma de decisiones una vez inició su mandato, y para el resto de líderes era considerado un especialista en su campo como pocos había. Precisamente, Om le debía el poder volver a caminar desde su accidente de lanzadera, pues fue Regan quién construyó una prótesis interna que fue implantada al syleriano mediante una operación y que le permitió retirar los nervios dañados por la prótesis, la cuál obedecía los pulsos del cerebro y le hacía recuperar la movilidad con normalidad. Vestía con un simple traje elegante y una pajarita roja, viéndose más mayor que antaño y con el pelo engominado hacia los lados.

    Tras él, llegó Khael Yannick, quién era el encargado de aconsejar respecto decisiones militares y además fue designado oficialmente cómo líder del ejército conjunto de la AIE. Era la voz autorizada por excelencia y experiencia, al menos en dicho ámbito. El neoniano no se vistió de gala para la ocasión, llevando su clásico traje militar, el de todos los soldados en la actualidad. Este era todo gris oscuro y parecía de neopreno, pues la intención era que hubiese flexibilidad en el movimiento. Aunque parecía relativamente frágil, el material con el que estaba hecho era similar al metal, pero en forma moldeable y exclusivo de los extintos Anixis originales.

    Por último, Caelum Pallow apareció en calidad de máximo referente científico. Tenía un cerebro prodigioso y su capacidad para mantener a raya la sociedad syleriana tras lo ocurrido con Regresión y la incertidumbre que reinaba en Syleria, le otorgaron los galones para dar un paso al frente. Muchos lo consideraban un maleducado por su forma de hablar despectiva, aunque otros decían que se debía a que era un genio. Sin embargo, el contacto con otros no era lo suyo y siempre prefería el aislamiento, trabajando cómo líder en el observatorio científico Vanth Dheer del polo sur de Vulkano. De hecho, llevaba su ropa de científico puesta; un pantalón blanco ajustado y una camiseta del mismo color y botones.

    Los aplausos de todos los presentes no se demoraron y los líderes en sus campos y en general recibían una cálida bienvenida. El trabajo de todos ellos llevó a la Alianza Interestelar de Especies a lo que era a día de hoy; un gobierno intergaláctico formado por tres especies inteligentes y diferentes que compartían el mismo deseo: prosperar.

    Aunque parecía difícil, en los diez años transcurridos desde el último conflicto, las cosas habían cambiado de forma considerable hasta el punto en el que el pasado parecía simplemente una mala pesadilla.

    Y ahora solo quedaba mirar de cara al futuro.

    [...]

    Tras una hora de discursos por parte de los miembros del Consejo, la fiesta comenzó. Los más de trescientos invitados fueron trasladados del museo hasta el complejo hotelero donde continuaría la celebración con comida, bebida y demás. Incluso había una zona donde los niños podían permanecer bajo la tutela de varios monitores mientras realizaban juegos organizados por estos, con el fin de que sus padres pudiesen desconectar. Si alguien bebía demasiado alcohol tendría una habitación en la que quedarse y dichos monitores se harían cargo de sus hijos en esa noche.

    En medio de toda la aglomeración de gente disfrutando de la fiesta, los antiguos compañeros de la Arcadia y llamados Viajeros se reencontraron. Con aquellos que tenían hijos en la zona anteriormente mencionada, los padres cómo Lill, Snow y Arva se aliviaron, mientras que Lio y Cinthia tenían más libertad en ese aspecto. Los cinco amigos se sentaron en una misma mesa, cercana al resort con piscina y a su vez próxima al área infantil donde los niños jugaban bajo la mirada de los monitores. Cada uno de ellos estaban tomándose algo y riéndose, disfrutando del reencuentro y del hecho de que nunca antes habían tenido una reunión así. No obstante, en uno de esos momentos de silencio, Lio propuso un brindis.

    — Por Ashley — Musitó, visiblemente afectado — Ella debería estar aquí, es una de los Viajeros.

    — Sé que Eron no formó parte de nuestra expedición, pero él también debería estar — Indicó Lill, reflexivo — Por ellos.

    — Y por todos los que perdimos en el camino desde que nos conocimos — Arva intervino, conteniendo las lágrimas — Sin ellos, no estaríamos aquí.

    — Tienes toda la razón — Murmuró Cinthia, cabizbaja.

    — Por todos los que murieron en la Tierra, y por ella — Añadió Snow, siendo la primera en dar un sorbo de su vaso.

    Los cuatro restantes bebieron de su vaso y lo dejaron sobre la mesa, sintiéndose afortunados y a la vez deprimidos por aquellos que no pudieron llegar hasta ahí y disfrutar de la paz que ahora vivían. Mientras proseguían la conversación por otro lado para no sentirse más nostálgicos y tristes, los pequeños Jackon, Karla, Owen, Gina, Kendall y Omnius se encontraban jugando en el área asignada junto a muchos otros niños más. Había humanos, neonianos y sylerianos, algo nunca visto ni siquiera en el pasado cuando estas especies convivían a duras penas. Los hermanos Vaalot estaban por su cuenta, aunque se encontraban junto al pequeño Xom por petición de Arva de que estos jugaran con él.

    Mientras Karla se mostraba más amigable con Kendall, Jackon era más reacio a interactuar con él. Estaba claro que el joven Vaalot desconfiaba de aquellos a los que no conocía y que su hermana era todo lo contrario. El pequeño Xom siempre había estado falto de amigos, pues la fama de sus padres biológicos y el pasado de estos hacía que muchos padres prohibieran totalmente a sus hijos jugar con él. Esto hizo que Kendall fuese alguien tímido, algo cerrado en sí mismo y muy serio. Los tres se encontraban sentados en un pequeño muro, observando al resto de niños jugar y divertirse. Tras muchos minutos así, la joven Vaalot decidió tomar la iniciativa.

    — ¿Jugamos a algo?

    — ¿A qué? — Jackon contestó con seriedad.

    — No sé, hay columpios, más niños... — En el rostro de Karla se podía apreciar el aburrimiento que tenía en ese momento — ¿Alguna idea, Kendall?

    Xom, que se hallaba cabizbajo, levantó la vista y miró a la niña a los ojos. Jamás había visto tanta pureza en otros. Automáticamente, Kendall sonrió y Karla correspondió, gesto visto por Jackon, el cuál tenía el ceño fruncido.

    — Los columpios — Musitó Ken, que parecía haber recuperado algo el ánimo — Juguemos en los columpios.

    — Vale — Dijo Jackon sin darle importancia.

    Así, los tres jóvenes se incorporaron y se dirigieron a la zona de los columpios, donde había al menos una veintena de niños jugando. Entre ellos se encontraban Gina y Owen, deslizándose por uno de los varios toboganes que había. El pequeño Crane fue el último en tirarse, pero lo hizo con tal fuerza que empujó al niño que se encontraba delante suya y lo lanzó varios metros hacia delante, provocando que éste se hiciera daño.

    Instantáneamente, todos los niños presentes frenaron sus juegos y se centraron en aquel que se había caído, el cuál se estaba incorporando del suelo con cara de pocos amigos. El chico tendría una edad aproximada de once años pero una constitución corporal muy grande para su edad. Owen se sentía mal por lo que había sucedido, sin intención de hacerle ningún daño a nadie, por lo que tal y cómo fue educado, se aproximó al otro niño para disculparse.

    — Siento que te hayas caído por mi culpa — El pequeño Crane Carver se veía realmente afectado — No quería...

    — ¡Eres un niño estúpido! — Exclamó aquel chico, tres años más mayor que Owen — ¡No te perdono!

    — ¡Pero...! — Dijo Owen quedándose a medias, mientras su hermana y el resto observaban la escena.

    — ¡Ahora serás mi sirviente! — Indicó el niño, cruzándose de brazos — ¡Límpiame el pantalón, se me ensució por tu empujón!

    Owen había sido educado pero entendía que eso era pasarse de la raya, por lo que sin decir nada y cabizbajo, negó con la cabeza. Aquel niño escuchó las risas de todos, quiénes veían que su pantalón efectivamente estaba sucio de arena blanca del suelo, por lo que enfureció al instante y sin esperarlo nadie le propinó un puñetazo en el rostro al pequeño Crane. Éste cayó al suelo y se echó a llorar, provocando que Gina se acercara a ver cómo se encontraba. El niño mayor vio dicha escena y se aproximó con intención de provocar también a la hija de los Crane Carver.

    — ¡Tu novio es un bebé! — Gritó el joven de once años, haciendo las risas de todos.

    Gina lo miró enfurecida, pero decidió centrarse en su hermano antes que en provocar una disputa. No obstante, hubo un niño que sí plantó cara al ególatra.

    — El bebé eres tú, que no sabes limpiarte el pantalón por ti mismo.

    El niño grandullón se volteó para observar, realmente enfadado por lo que acababa de oír, a Jackon. El pequeño Vaalot Tidder se encontraba frente a él en una posición realmente ofensiva, pues se hallaba de pie con los brazos estirados hacia el suelo y los puños apretados. Además, su expresión denotaba rabia, pues si algo no podía tolerar Jackon, eran los abusos hacia otros.

    — ¿Ah, sí?

    El grandullón se colocó de frente ante Jackon, viéndose claramente la diferencia en el físico. Vaalot era de un tamaño medio pero adecuado para su edad mientras que el otro niño le superaba en grandaria y altura, lo que le convertía en alguien a quién temer. Karla y Kendall miraban la escena muy impactados por el impulso de Jackon para plantar cara al chico, estando especialmente preocupada su hermana, que no quería ver cómo hacían daño a su siempre protector hermano.

    — Ese chico se ha disculpado contigo, no te ha hecho daño con intención — Jackon le miraba fijamente — Tú le has hecho daño a propósito; ahora discúlpate con él.

    Owen había dejado de llorar y tenía el pómulo rojo mientras Gina le sujetaba en sus brazos y observaba al valiente Vaalot defender a su hermano. La niña estaba realmente sorprendida, pero no quería que alguien fuese herido por simplemente haberse metido con la intención de defender al afectado.

    — Por favor, dejemos el asunto tal y cómo está — La joven Crane miraba al joven Vaalot.

    — Sí, chico, ¿has oído? — El niño grande sonrió satisfecho, sintiendo haber ganado la disputa — Lárgate con papá y mamá a que te cuenten cuentos.

    De pronto, algo en Jackon hizo 'clic'. Un sentimiento profundo de ira comenzó a emerger de su interior, expandiéndose por su cuerpo cómo si de un virus se tratase, mientras sus ojos se humedecían y sus puños se hacían más compactos. El recuerdo de un padre al que nunca conoció y que solo pudo ver en imágenes, siendo algo que a día de hoy aún afectaba a su madre y que inevitablemente había influido en el comportamiento de los mellizos. Que alguien cualquiera hablase de sus padres como si fueran nada, propició en Jackon el despertar de un instinto rabioso.

    Nadie se esperó que el pequeño Vaalot arrancara en carrera, en dirección al niño, para hacerle un placaje que sorprendentemente lo tumbó en el suelo. Todos miraron atónitos la escena, especialmente Gina, Owen, Karla y Kendall. Jackon se colocó sobre aquel chico maleducado y comenzó a propinarle fuertes golpes en el rostro, provocando que tras varios, la sangre comenzara a emerger de las fosas nasales del grandullón. Éste apenas pudo reaccionar a tiempo y se vio rápidamente vapuleado, salvándose de una peor cuando un niño syleriano le sacó de encima a aquel chico impulsivo.

    Jackon estaba tan cegado por la ira, que trató de zafarse del syleriano mediante un codazo que éste esquivó con facilidad. El niño alienigena sujetaba al humano por su cintura, impidiéndole regresar al otro niño para golpearle. Tras varias pataletas e intentos de liberarse, el pequeño Vaalot vio cómo su índice de furia disminuía considerablemente hasta que finalmente desistió. Aquel joven syleriano le soltó entonces y le dejó caer de rodillas al suelo, haciendo que Jackon apreciase algo de sangre en sus manchadas manos. Algunos observaban la escena más horrorizados que otros, sin saber si alabar o temer al hijo de la ex piloto Tidder.

    — ¿Estás más tranquilo? — Le preguntó el syleriano mientras le tendía la mano al humano para incorporarse.

    Jackon asintió y aceptó la ayuda del alienigena para levantarse del suelo, mientras otros niños hacían lo propio con el grandullón. Éste estaba tan impactado que se levantó con ayuda y se fue rápidamente de la escena del conflicto, la cuál se dispersó rápidamente de niños, quedando solo Gina, Owen, Karla, Kendall, Jackon y el misterioso niño syleriano que había intervenido.

    — ¡¿Estás bien, Jackon?! — Karla corrió a abrazar a su hermano, casi sollozando.

    Jackon volvió a asentir, clavando su mirada en la del syleriano. Kendall no se había impactado por la escena sino más bien se había asombrado de la reacción de Jackon, mientras que Gina aún estaba con la boca abierta y Owen se limitaba a tocarse el dolorido pómulo izquierdo.

    — Has sido muy valiente...

    Owen quería agradecerle la ayuda a Jackon, cuando fue interrumpido por su hermana.

    — No deberías haber intervenido.

    Regina estaba seria, pues siendo la más adulta de todos ahí, se sentía responsable de que ante sus ojos hubiese habido una pelea a la cuál no quería intervenir con violencia.

    — Ha sido increíble, Jackon — Por primera vez, Kendall hablaba más de dos palabras — Eres muy fuerte.

    — También eres impulsivo — El niño syleriano volvió a intervenir — Podrías haberle causado daños mayores a ese niño humano.

    — Te agradezco que me pararas — Murmuró el joven Vaalot, consciente de que la situación se le había escapado de control — ¿Cómo te llamas?

    — Omnius — Musitó el joven syleriano — Tú eres Jackon, por lo que he oído.

    — Tus padres son los líderes sylerianos, ¿no? — Karla se sorprendió mucho de que eso fuese cierto.

    Omnius asintió ante todos.

    Mientras Karla se fascinaba por tener con ellos al hijo de una de las líderes de la AIE, Jackon se sorprendía de la calma del syleriano mientras que Kendall pensaba en aprender a pelear para defenderse de todos aquellos que le menospreciaron alguna vez por el pasado del que provenía.

    Por otro lado estaba Gina, quién estaba frustrada por ver cómo la situación se había desarrollado de esa manera mientras que Owen estaba alegre de que un desconocido le hubiese ayudado —aunque la mayoría de ellos se habían conocido de muy pequeños, ya no se acordaban de esos momentos—.

    Tras esto, el grupo de niños se vio sorprendido, repentinamente, por un apagón general en las luces del complejo hotelero. Todo se quedó a oscuras y la música dio paso al silencio absoluto.

    [...]

    Cuando en plena fiesta todo dejó de funcionar, la gente se temió lo peor. El recuerdo de Regresión, el arma de origen Anixis que inutilizó todas las tecnologías conocidas para siempre excepto la propia, regresó de forma instantánea tras el apagón generalizado en Puerto Arcadia. La mayoría de padres se dirigieron directamente hacia la ubicación de sus hijos, desesperados por encontrarlos entre una multitud que se abarrotaba y abarcaba allá donde la vista pudiese alcanzar pese a la nula visibilidad que había.

    Trescientas personas aterradas por lo sucedido mientras sus líderes, reunidos privadamente en el edificio que hacía de hotel, se vieron atrapados en el cuando las compuertas de seguridad se bloquearon ante el más mínimo atisbo de alerta.

    Automáticamente, toda la seguridad del complejo —liderada por Yak Quetaryan— se preparó ante un posible ataque terrorista. No sería la primera vez que ocurría un intento de atentado, pues tras diez años aún quedaban antiguos miembros de la Resistencia e incluso de los humanizados Anixis que actuaban por su cuenta, los cuáles eran perseguidos por la justicia.

    Mientras el caos se sucedía fuera, en el interior del hotel ocurría algo totalmente inédito en la historia del nuevo orden que se estaba forjando. Los miembros del Consejo de la AIE se encontraban en la sala de reuniones, ahora bloqueada por el apagón general en la zona. Ni siquiera los intentos de comunicación con el exterior funcionaban, lo que indicaba que todo aparato electrónico estaba inutilizable.

    — ¡Maldición! — Exclamaba Khael mientras golpeaba la compuerta de acero presurizada.

    — Déjalo, Khael — Le ordenó su principal líder, la neoniana Tovam — No hay manera de abrirse paso a través de esa puerta.

    — Y mucho menos haciéndolo de esa forma — Añadió Sith, que conocía el funcionamiento exacto de esas compuertas debido a que él había formado parte de su diseño — Estamos atrapados hasta que vuelva la energía.

    — ¿Y si no vuelve? — Caelum intervino en la conversación con la teoría más alocada pero a su vez más acertada — Esto podría ser obra de Regresión.

    — Es imposible, el arma está absolutamente protegida y escondida secretamente — Bárbara no consideraba que dicho objeto que afectó tanto en el pasado fuera la causa de lo que sucedía en el presente — Se debe tratar de otra cosa.

    — Quizá aquí estemos a salvo de lo que esté sucediendo ahí fuera, no nos precipitemos — El científico syleriano abogaba por esperar — No sab...

    — ¡Mi hijo se encuentra ahí fuera, lo primero es salir de aquí! — Exclamó una furiosa Hylda ante el resto de miembros mientras era abrazada por Om — ¡¿Y si ocurre un ataque ahí fuera?! ¡Podrían morir muchos!

    — Hylda, tranquilízate — Su protector hablaba con absoluta relajación, cosa que sorprendía pero a su vez contagiaba — Pensad un poco, ¿por qué provocar un apagón justo hoy?

    El resto de líderes en sus respectivos campos se miraron entre sí y luego se centraron en Paokt. Solo unas luces de emergencia encendidas por un generador de soporte hacían que la sala estuviese pobremente iluminada. Tras unos largos segundos de silencio en el que estaban pensando cuál podría ser la respuesta a la pregunta del syleriano, una especie de gas comenzó a irrumpir en dicha sala mediante los conductos de ventilación. Debido a la penumbra, nadie detectó el gas hasta que fue demasiado tarde. Hylda fue la primera en caer en brazos de Om, el cuál la sujetó y la miró aterrado, mientras caían a su vez el ingeniero Regan, el científico Pallow y la líder Tovam.

    Khael sintió que el aire se estaba haciendo pesado, por lo que supuso inmediatamente que se trataba de un gas durmiente idéntico al que usaron los humanizados Anixis cuando llegaron por primera vez a Neonia. Bárbara entonces creyó tener la respuesta a la pregunta de Om respecto al porqué querrían provocar miedo mediante un apagón generalizado en todo el polo norte de Vulkano. En sus manos contenía la respuesta, el motivo por el que se reunieron tras la ceremonia en el museo y por el que el complejo estaba siendo "atacado": un pen drive con información sobre los verdaderos Anixis.

    Información recopilada de los últimos años, en los que el Consejo de la AIE había estado investigando en secreto todo lo relacionado con estos desconocidos seres, descubriendo algunos detalles más que sorprendentes y encontrando pistas que les habían llevado a seguir investigando. Om sentó a la Elegida en una silla con la suficiente rapidez para que tras este acto, él también cayera al suelo totalmente inconsciente. El aire en la habitación se estaba haciendo cada vez más y más pesado, lo que propició que el líder militar Yannick fuera la siguiente víctima del gas somnífero. La gobernadora Mason supo que era cuestión de tiempo de que cayera al igual que sus compañeros, por lo que tomó dicho pen drive y lo trató de esconder sin éxito, pues antes de hacerlo, su cuerpo dijo basta y sucumbió.

    Los seis líderes y miembros del Consejo de la AIE se encontraban profundamente dormidos. Dos minutos pasaron para que la compuerta presurizada se activara y diera paso a alguien vestido con prendas oscuras y una máscara especial antigas. Dicha persona, de la cuál se desconocía su género pero se veía que era humana, encendió una linterna que portaba consigo y comenzó a observar la escena que tenía ante sus ojos. La búsqueda de lo que quería obtener habría tardado mucho más de no ser porque Bárbara lo dejó caer al suelo justo antes de desmayarse. El ladrón o ladrona no dudó en tomar dicho pen drive y salir rápidamente de la sala, donde yacían hasta seis miembros de seguridad en el suelo que probablemente él o ella eliminó antes de entrar.

    — Lo tengo — Murmuró el ladrón por una especie de auricular diminuto en su oído izquierdo, confirmando por su voz que era un chico joven — Solicito una extracción inminente.

    Déjate de tecnicismos militares, amigo, no te quedan bien — Respondió un hombre del otro lado de la comunicación — Tyra, ¿cómo vas?

    La aduana y la pista de aterrizaje en Puerto Arcadia están completamente vigiladas por la seguridad del complejo — Explicó la chica, que se escuchaba algo apresurada — Tendré que recogerte en el tejado del hotel, Lynx, ¿podrás subir ahí?

    — ¿Pero con quién te crees que estás hablando? — El ladrón, que se llamaba Lynx, sonrió bajo la máscara mientras observaba el pen en sus manos — Te veo en cinco minutos.

    Date prisa, Lynx — Insistió el tipo de antes — Estoy viendo movimiento en los alrededores del hotel. Van a entrar soldados del ejército.

    — Debes estar muy cómodo desde tu posición privilegiada, ¿verdad, Norman? — Mientras hablaba, Lynx avanzaba por el interior de los túneles que usaban los ascensores para subir rápidamente al tejado del hotel — Ven a asegurar la extracción, Mr. Relax.

    ¿Privilegiada? Yo no lo llamaría así. Estoy casi en la cima de un puto volcán durmiente a más de cuatrocientos kilómetros de tu posición, observando Puerto Arcadia con una mira de visión nocturna y de alcance lejano — Norman, que era cómo se llamaba el otro hombre, respondió con una mezcla de seriedad y sarcasmo — Además, dijiste que querías hacer esto por tu cuenta, ¿no? Pues ahí lo tienes.

    — La infiltración es trabajo de solo una persona — Indicó Lynx, que había sido el artífice del plan — ¿Estás oyendo a éste tipo, Tyra?

    Lo único que oigo es a dos idiotas discutiendo en mitad de un golpe maestro a la Alianza Interestelar de Especies — Tyra, la mujer que pilotaba la lanzadera que iría a extraer a su compañero del hotel, se mostró algo molesta — Lynx, estoy llegando.

    — Te estoy esperando.

    El ladronzuelo de nombre Lynx pateó una pequeña reja y salió por ella para encontrarse en el tejado del gran hotel de Puerto Arcadia. El chico se quitó la máscara antigas para respirar aire fresco y se asomó al borde para apreciar que efectivamente, su amigo y compañero Norman tenía razón. Decenas de escuadrones estaban irrumpiendo en el interior del edificio y sería cuestión de tiempo que dieran con él. No obstante, ese margen de tiempo estaba calculado y era más que suficiente para el maestro de dicha planificación. También observó que los más de trescientos invitados estaban siendo evacuados de la zona hacia la aduana, con la intención de hacerles regresar a sus respectivos hogares con sus lanzaderas.

    Hola, ladrón.

    Lynx sonrió tras oír eso por parte de su amiga y gran piloto Tyra. La lanzadera que le sacaría de allí se encontraba descendiendo en el tejado del hotel hasta colocarse a una distancia de al menos un metro. El tipo dio un salto y se agarró del borde del vehículo hasta subirse en el, para que acto seguido se cerrase la compuerta y la mujer manejara en dirección al volcán más próximo a Puerto Arcadia donde recogerían a Norman. La mayoría de gente presente en la zona estaba demasiado centrada en salir de allí debido al pánico generado, por lo que no apreciaron la lanzadera surcando el cielo nocturno.

    Sin embargo, la joven Iris sí lo hizo, mirando fijamente ese punto apenas luminoso que se hacía cada vez más y más pequeño en el horizonte.
     
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    Saludos, amigo :) Paso a comentar el capítulo.

    Se me hace increíble que sea tan solo el segundo y ya hayamos llegado a las 9000 palabras. Damn, la que nos espera para el resto de la parte. Por supuesto que no me quejo. Adoro leer esta historia, y cada capítulo que pasa es un recordatorio de que llegará su final en algún momento :( Pero bueno, sin centrarme más en eso, comentaré.

    He descubierto muchas cosas con este capítulo. Siempre tuve la duda de saber qué pasaría con el hijo de Sun y Deon, y me alegra saber que fueron Ender y Cia quienes le adoptaron. cReo que para el niño eso fue lo mejor que pudo ocurrir. Si ya lo estigmatizaron demasiado por el hecho de que sus padres fueron los principales enemigos de la alianza en el pasado, no imagino que pasaría si Sun fuera quien tuviera su custodia. Es una pena que el pobre sufra por lo que hicieron sus padres, pero al menos con Ender y Cia está con una familia feliz. Toda una sorpresa que ellos dos hayan terminado juntos, ya que creo que nada más tuvimos una escena entre ambos en la parte VI. Creo que nos faltó un poco más, quiero decir Cia casi no interactuó con mucha gente en todo esto de la guerra, y Ender parecía que tenía algo encaminado con Cinthia. Pero bueno, el destino los ha llevado a estar juntos .

    El reencuentro con Cinthia y West me hace pensar que el ingeniero realmente ha cogido un cáncer de pulmón tal y como pensé. Se ve flaco y con ojeras, realmente, me da pena que haya querido dejarse vencer por un vicio para morir asesinado por una enfermedad. Aunque bueno, quizá él no sepa que tiene cáncer y sigue fumando a sus anchas. Pero bueno, nunca es que haya sido un tipo con el que fuera fácil empatizar. West fue difícil tanto para mí como para los demás personajes.

    Realmente no recuerdo interacciones entre Ender y Cia con Arva, como para que se acercaran de forma tan amistosa. Pero mejor para mí, digo, quien soy yo para negarme si se llevan bien. Digo, mejor eso a que sean enemigos, ¿no? XD. Parece que Karla ha tomado el carácter gentil de Arva, mientras que Jackon es más explosivo. Claramente, su actitud sobreprotectora resulta algo problemática. Quiero decir, esa personalidad no la tomó de Axlor, porque él era alguien leal. Pero bueno, es cierto que ser el único hombre de la casa lleva otorga esa responsabilidad. Me pregunto que tipo de amistad surgirá entre ellos dos y el pequeño Xom.

    Hasta donde se ve, Yak sigue bastante trastocado por todo. Quiero decir, sé que no es fácil olvidar una guerra provocada por humanos y que en esa guerra murieron Vanth y Reeda. Además de que la activación de Regresión fue totalmente en su contra, pero parece ser que es el único que no logra despegarse de ese pasado. No lo culpo, pero esa clase de cosas son más para uno mismo que para andar escupiéndolas a los demás. El tipo ni siquiera habló con nadie, únicamente fue ahí para molestar a Lill y ya. Eso me ha caído mal. Digo, nadie la saca gratis de atacar así a un personaje que me gusta, mucho menos si es mi número 1 de la vida XDDD.

    Al parecer, en el consejo de líderes se sumó Caellum. Tengo que decir que no estoy demasiado tranquilo, porque es un tipo muy antipático. Quiero decir, esa conducta de mamador que tuvo en el final de la parte VI me encendió las alarmas para con él de cara al futuro. Lo que me alegra es que no esté solo y que Om y Hylda estén ahí para pararle los pies por si alguna vez se quiere ir a por su cuenta.

    Otra sorpresa es que Hylda y Om hayan tenido un bebé. Bueno, no es tanta la sorpresa porque tú me lo contaste, pero sí que sorprende que al fin Om haya despertado y notara que Hylda lo que quería era que no se despegara de su lado. Ahora, la creatividad en los nombres realmente me asusta. Om padre tuvo a Om hijo, Om hijo tuvo a Omnius. Espero que Omnius, si consigue llegar a tener descendencia, rompa el ciclo de los Om, y sino está dispuesto, que tengan una niña. A ver si así dejan esa racha XD.

    Ahora tengo que alejarme de la trama para centrarme en el aspecto técnico. La verdad es que te aplaudo por la forma en que introdujiste el museo, porque ha sido fantástico. De hecho, casi que me dan ganas de sacarme un pasaje hacia el propio Puerto Arcadia. La forma en que mostraste algunas exhibiciones fue excelente, y siento que a mí también me dieron un recorrido turístico a lo largo de este paseo. En fin, cuando hay que felicitar, hay que hacerlo. Así que, felicitaciones por cómo lo introdujiste. Estuvo a la altura para un evento a gran escala y tan esperado que reunió a los miembros de tres especies diferentes, y de hecho, ojalá que si esta historia se vuelve famosa, hagan un museo real en algún lugar del mundo donde se exhiban esta clase de cosas.

    Me quedó pendiente que alguien entre los líderes diera un discurso o algo. Quiero decir, son el consejo que representa la unión de tres especies enemistadas por diversas razones y ahora reconciliadas. Al menos esperaba que Barbara dijera algo. Digo, habría sido apropiado que todos dijeran algo pequeño, aunque entiendo que eso no es algo posible. Pero sí me hubiera gustado algún reconocimiento público para los Viajeros. Digo, Snow y Lill fueron gobernadora y comandante. Lio fue un infiltrado. Cinthia fue doctora y Arva fue piloto. Al menos merecían algo como una ovación. O quizá soy yo adorando demasiado a esos personajes... no, ellos lo merecen y punto :v

    Sun me llama la atención siendo que su condena está por terminar y que tiene buena conducta. ¿Será que llegará un momento en el que la veremos compartiendo protagonismo pero del lado de los buenos? De mi parte digo que ella tiene un largo camino por recorrer si quiere que yo la perdone. Pero bueno, a ver qué hace, y cómo reacciona a la clase de educación que le han dado a Kendall su tío Ender y Cia. Imagino que ella estará feliz por eso, y que es más vida de la que ella podría haberle dado.

    Fue un poco triste ver al grupo haciendo un brindis por Ashley y Eron sabiendo que ellos están ahí y que no han podido encontrarse con ellos. Lo peor de todo es que yo sé que están vivos, están ahí pero no pueden encontrarse. Duele, y mucho XD. Pero bueno, es lo que hay. Al menos Lill podrá reencontrarse con ellos en el futuro.

    Mientras tanto, los niños están jugando. Parece que entre Karla y Kendall habrá una cierta amistad cercana, puesto a que el niño es algo tímido y marginado, pero ella parece tener un buen corazón para esta clase de cosas. Casi que me recuerda a los principios de LV cuando veía a Hillary tratando de acercarse a Lio. Pero bueno, mejor no pienso en eso, porque recuerdo bien cómo fue que terminó Hillary :'(

    Creo que el niño que le pegó a Owen es el que más odio. Sinceramente, me gustaría meterme en la historia y matarlo a patadas XD. No es broma >:( . Owen es el segundo y más pequeño hijo entre Lill y Snow, y ese maldito bully va y lo agrede por un accidente. Casi que tengo flashbacks de mi historia, creo que sabrás cuál es el capítulo del que hablo. Pero bueno, Jackon ha mostrado su verdadera cara. Parece ser que no se aguanta las injusticias, y bien por él, pero es muy imprudente en su actuar. Podría haber lastimado a ese niño, pero se lo merecía. Aun así, por Arva no quería que pasara. Si Jackon se mete en problemas, ella también lo estaría. Pero bueno, me alegra que inspire algo de valor en el pequeño Kendall.

    Y en la parte final, parece ser que hay tres nuevas amenazas con nombre en esta historia. Lynx, Tyra y Norman. Y yo nomás puedo decir "joder, pero qué pesados". Me da coraje ver que sigue habiendo gente de los Anixis y la Resistencia queriendo perjudicar a la Alianza. Quiero decir, la Alianza ha llevado a la prosperidad. Los líderes de los Anixis y la Resistencia acabaron mal, con Deon asesinado y con Sun teniendo un hijo al que no puede ver y terminando en prisión. Deberían entregarse antes que seguir luchando, no creo que haya gente que se oponga más a los neonianos ni que deseen una nueva humanidad. La caída de ambos líderes muestra que la Alianza es más fuerte, y que meterse con ellos podría ser peligroso. Pero bueno, allá ellos. Han robado información, y estoy seguro de que se sabrá más de ellos.

    Me pregunto si ellos serán los líderes de un movimiento, si tendrán más gente, o si bien son meros sirvientes de un líder. También tengo ganas de ver qué demonios quieren ellos. Pero bueno, el que no hayan matado a los líderes indica que no quieren lastimar innecesariamente. En tanto no lastimen a nadie, pues que así sea. Sigo teniéndoles asco, pero todavía no tengo razones de peso para odiarlos a profundidad.

    El hecho de que Iris haya sido la única en percatarse de su escape me da a que ella estará furentemente conectada con esos tres. Espero no salga herida.

    En fin, creo que con eso he cubierto todo, excepto algunas cosas como lo de Uriow y Maya que realmente no me son tan importantes. Nuevamente, te felicito por la descripción del museo, y también por detenerte un momento a detallar las ropas con las que cada viajero acudió al evento, que también me gustó porque muestra un poco de la personalidad de cada uno. Agradezco que mis personajes favoritos se hayan reunido tan pronto, y que no me hayas hecho esperar media parte por eso. Yo ya estaba por sufrir de un ataque pensando que iban a pasar los capítulos y no los iba a ver reunidos :anicry:

    Como dije antes, me alegra haberlos tenido reunidos de vuelta tan pronto. Eso ha calmado mi corazón. Y viendo lo que ha pasado, parece ser que quizá estarán juntos por un tiempo.

    Sigo sin poder descifrar a donde irá la trama, pero parece que tenemos una subtrama de tres criminales. Veremos a donde llega.

    Ahora sí, amigo. Tras haber leído me despido. Agradecido por tener salud para seguir leyendo y disfrutando de esta historia. Cuídate mucho a la semana siguiente. Esperaré el siguiente capítulo con emoción. Pero poco a poco irá llegando. Hasta la semana siguiente. Chao :cynda:
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Los Viajeros VII: Un nuevo orden
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    Ciencia Ficción
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    20
     
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    Hola a todos, ya está aquí el tercer capítulo de esta séptima parte de Los Viajeros. Este capítulo se centrará en Lynx, Norman y Tyra, tres nuevos personajes que aparecieron en el acto final del anterior capítulo y de los que tenéis cierta información en la "guía de personajes" de mi blog. Además, este capítulo contiene información relevante sobr Como siempre, agradecer a Reydelaperdicion por su presencia y sin más que añadir, les dejo con la lectura.




    Buscando la gloria







    La aduana de Puerto Arcadia estaba abarrotada de gente recién llegada, pues en menos de dos horas daría comienzo el evento de la Alianza Interestelar de Especies. Docenas de lanzaderas aterrizaban en su correspondiente lugar y sus pasajeros se dirigían a los mostradores cercanos para registrar sus lanzaderas y mostrar que estaban invitados al evento o eran residentes en el lugar. Entre toda esa multitud, Tyra y Lynx se tomaban de las manos para mirarse fijamente a los ojos, rodeados de personas pasando de un lado a otro.

    — Llevaré a Norman al punto marcado para que observe los exteriores del hotel — La chica hablaba en voz baja pese a que el ruido a su alrededor era alto — Estaremos en contacto permanente por radio.

    — ¿Y por qué debemos cogernos de las manos? — Lynx miraba extrañado a su compañera y amiga.

    — Nunca se sabe quién puede estar observando, parte del plan es aparentar — Tyra sonrió y le dio un beso en la mejilla, aprovechando este instante para decirle algo al oído — Buena suerte, capullo.

    — Los capullos no necesitamos buena suerte — El chico respondió besándole la mano — Avisadme cuando estéis en posición. Cuando tenga lo que buscamos, vendré aquí para que me recojas.

    Tyra asintió con una sonrisa y comenzó a retroceder en sus pasos mientras le mandaba un beso al aire a su compañero. En cuestión de segundos, su figura se esfumó frente a Lynx, el cuál solo observaba un tránsito considerable de personas yendo arriba y abajo.

    El ladrón de información vestía un elegante esmoquin que contrastaba los colores blanco y negro, teniendo bajo dicha capa de ropa, otro traje flexible y oscuro para moverse con velocidad cuando tuviese que ir en modo sigilo.

    Unos segundos después de acomodarse la pajarita en el cuello, Lynx emprendió el camino hacia uno de los mostradores, donde había una fila en la que tuvo que colocarse. Tras al menos diez minutos interminables, le llegó el turno al chico.

    — Bienvenido a Puerto Arcadia — Dijo un hombre de complexión delgada y pelo corto que se hallaba tras el mostrador — ¿En calidad de qué está usted aquí?

    — He sido invitado a la ceremonia de la AIE — Indicó Lynx, mostrándole una invitación falsificada pero idéntica a las originales.

    — Entiendo, ¿me da su nombre?

    — Lynx Herswood.

    — Un segundo... — El recepcionista buscó su identidad en el ordenador, concretamente en una base de datos central de todos los residentes en territorio de la AIE — Ajá, aquí está. Tome su tarjeta de registro, tendrá acceso al museo y a todo lo que necesite del hotel. Disfrute del evento, señor Herswood.

    — Muchísimas gracias — Sonrió Lynx con picardía.

    El joven ladrón logró así tener acceso al gran evento en el que se celebrarían los diez años desde que la AIE se fundó en una sala de la nave neoniana Valkshire.

    Una vez las puertas del museo fueron abiertas y los invitados iban entrando, Lynx hizo lo propio. El ambiente era acogedor y exclusivo para invitados, lo que hizo recorrer un escalofrío de placer por la columna vertebral de Lynx al saber que estaba allí ilegalmente. El tipo comenzó a observar la cantidad de objetos y piezas de arte del pasado no tan lejano, encontrándose con una réplica de la famosa arma Regresión, la cuál casi propicia un absoluto comienzo de cero para las tres especies.

    Lynx tuvo que esperar pacientemente a que el evento diera comienzo, se hiciera y luego se pasara a la fiesta cercana al resort hotelero.

    El joven Herswood supo que era su momento en el instante en el que vio a los miembros del Consejo de la AIE escoltados hasta el interior del hotel para así mantener una reunión presencial. Con la picardía que le caracterizaba y el sigilo de un ninja, el chico dio la vuelta al complejo para irrumpir por la entrada trasera. Viendo que la vigilaban varios soldados, Lynx tuvo la idea de usar la escalera de emergencias, que estaba ubicada a un lado del edifico y por el que la patrulla de soldados que daba vueltas no se encontraba.

    Una vez dentro del hotel, identificar la habitación donde estaban reunidos los líderes no fue difícil.

    Fue disimuladamente planta por planta hasta encontrarse con que la segunda tenía una protección considerable. Seis miembros de seguridad se encontraban custodiando la puerta que daba acceso a la reunión, mientras dos patrullas de dos soldados iban de un lado al otro del largo pasillo. Lynx supo que debía ponerse manos a la obra y desenvolverse, por lo que se cubrió tras una esquina y sacó de debajo de su esmoquin una máscara antigas y dos pequeños botes con somnífero de los que usaron los Anixis en Neonia.

    Herswood entró en una de las habitaciones, que afortunadamente estaba vacía, y se metió por los amplios conductos de ventilación.

    Haciendo el mínimo ruido posible y recreando en su mente los planos del edificio, aquellos que estudió desde hacia meses para llegar a ese momento, logró encontrarse en la parte exacta donde dichos conductos daban a la habitación donde se sucedía la reunión. Mientras se quitaba el esmoquin para que no le estorbara y mostraba lo que llevaba debajo, trató de contactar con sus dos compañeros. Rápidamente, estos respondieron.

    — ¿Lynx? ¿Qué tal vas? — La voz era de Tyra.

    — A punto de echar el gas somnífero, pero antes necesito que cortéis la energía en todo Puerto Arcadia.

    — Estaba deseando hacerlo — Intervino Norman, quién se encargaba de ello — Dame un minuto.

    Ubicado en la parte alta de uno de los volcanes durmientes más cercano al complejo hotelero, Norman tenía todo lo necesario.

    Un pequeño aparato de pulso electromagnético modificado lo suficiente como para ampliar su señal por todo el polo norte de Vulkano —con una duración de un par de horas— y una mira telescópica de larga distancia. El tipo realizó los comandos correspondientes en dicho aparato y éste desprendió una onda que fue expandiéndose. Conscientes de que ello apagaría toda tecnología, las radios de estos fueron puestas en una frecuencia especial para que esta no se viera alterada, por lo que podrían seguir hablando.

    — Está hecho.

    Cuando Lynx escuchó eso, no tuvo que esperar demasiado hasta poder ver que la poca luz que tenía dentro de los conductos desaparecía. Rápidamente, abrió ambos botes de somnífero y los dejó caer sobre la rejilla de ventilación que daba a la habitación de los líderes. Tras esto, retrocedió por el camino que había hecho y salió de los conductos, apareciendo en la habitación que había usado para ello. Activó la visión nocturna en su máscara y salió, comprobando que ambas patrullas de soldados no estaban y que solo permanecían esos seis en la puerta, sin poder ver nada e incomunicados.

    El joven Herswood aprovechó su clara ventaja y se aproximó al más cercano para asestarle un empujón contra el resto, lo que propició que cuatro fueran derribados. Los otros dos intentaron desenfundar sus armas pero Lynx actuó rápido y les propinó una patada a cada uno en el mentón, dejándolos completamente inconscientes.

    Mientras los otros cuatro se levantaban, el ladrón se lanzó con su codo para así golpear el torso de uno y acto seguido patear el rostro de otro. Sin esperar a nada, Lynx realizó varios movimientos rápidos con sus puños para derribar a los soldados rápidamente, los cuáles no tuvieron opción alguna de pelear al verse totalmente sorprendidos.

    Cuando se hizo el silencio, Lynx sacó de uno de sus bolsillos un diminuto aparato con pinzas, con el cuál jugueteó con el aparato de identificación de la puerta para que esta se abriera para él. Una vez hecho, entró en la sala y vio a todos los líderes dormidos, encontrándose sorpresivamente con el pen drive de información en el suelo. Herswood sonrió y lo tomó.

    — Lo tengo.


    [...]

    ¡¿Por qué has hecho eso, hijo?! ¡¿Por qué?!

    Norman sintió como si alguien estuviese zarandeándole, por lo que abrió los ojos instantáneamente. Estuvo a punto de apartar a dicha persona que estaba despertándole mediante un empujón, cuando vio el rostro de Tyra. Su compañera le miraba extrañada debido a la expresión que éste tenía, pues parecía haber sido despertado en mitad de algún sueño.

    — Norman, ¿estás bien?

    El hombre se incorporó para sentarse en el borde de aquella hamaca en la que había estado durmiendo. Ella hizo lo propio, mostrándose algo preocupada por el estado de su compañero y amigo.

    — No es nada — Musitó él, seriamente — Llevo unos días soñando seguido con lo mismo.

    — ¿Puedo saber de qué trata eso con lo que sueñas? — Tyra le veía muy agotado mentalmente.

    — Mí infancia — Contestó Norman sin mayor misterio — Concretamente, el peor momento.

    Tyra rodeó el cuello del tipo con su brazo, mostrándole su apoyo. Norman asintió, agradecido, mientras aquel recuerdo volvía a pasar por delante suya.

    — ¡¿Por qué has hecho eso, hijo?! ¡¿Por qué?!

    El padre de Norman comenzó a zarandearlo por los hombros hasta empujarlo contra la pared, mientras éste se encontraba en shock y su madre lloraba a varios metros de la escena en el interior de su casa.

    — ¡¿Cómo has podido hacer algo así, Norman?! ¡No hemos educado a ningún niño agresivo!

    El evento al que el padre de Norman se refería era a uno muy reciente para dicho momento. El joven Williams nunca había sido nadie conflictivo, pero no toleraba el abuso y los aires de superioridad de nadie.

    En el barrio en el que vivía, los niños callejeros se creían los dueños del lugar y siempre provocaban altercados, o bien robaban a otros niños con una vida más afortunada. Norman sufrió uno de esos intentos de robo, no sin ser el primero por parte de estos niños hacia él, y se cansó de que siempre ganaran. Norman tomó una tubería de metal que se hallaba por allí cerca y golpeó a los cinco jóvenes asaltantes que le rodearon, provocándoles heridas muy graves a todos ellos.

    Aquel suceso colmó la paciencia de sus padres, quiénes veían que su hijo comenzaba a tener un comportamiento diferente desde que salía con otro niño al cuál vieron en contadas ocasiones. Todo ello desembocó en que el señor Williams maltratara, fruto de la rabia, a su propio hijo.

    Norman estaba cansado de siempre hacer lo políticamente correcto, obedecer a sus padres en todo, y decidió irse aquella noche de su casa mientras sus padres dormían. Para él, fue la última vez que vio a sus padres y de ese momento hacía ya quince años.


    Los ojos de Norman se humedecieron hasta el punto en el que una lágrima comenzaba a salirle, pero rápidamente se la quitó y se levantó, ante la mirada de su amiga.

    — ¿Dónde está Lynx? — Fue lo primero que preguntó Williams, mostrando una actitud realmente dura.

    — Fuera de la lanzadera, tomándose un tiempo — Indicó la piloto del aparato, apellidada Maxwell, mientras permanecía sentada en aquella hamaca.

    El hombre no dijo nada más y salió de la lanzadera en la que vivían, la cuál tenía la compuerta abierta. El trío de amigos no tenía vivienda fija en ninguna de las colonias de la AIE, vagando por todas ellas y huyendo de la policía que les perseguía por sus delitos —ninguno de ellos con sangre de por medio— y especialmente por el último realizado: el robo de información sensible de la Alianza.

    Actualmente se encontraban muy alejados de Puerto Arcadia, pero aún en el polo norte de Vulkano. Consideraban que las autoridades creerían que se fueron del planeta tras el robo, por lo que no pensarían en que aún siguieran allí.

    Williams asomó la cabeza por la compuerta de la lanzadera para apreciar la vegetación exótica del polo norte de Vulkano.

    La hierba pintaba el suelo de verde y se alzaba hasta el metro de altura, pero había un pequeño sendero hecho a raíz de usar el cuchillo de energía —el cuál podía reconvertirse en una especie de espada— para cortar la hierba alta. Norman lo siguió, dando con el paradero de su otro amigo y compañero.

    Lynx se hallaba encendiendo un pequeño fuego, lo suficientemente pequeño como para que su humo no se divisase a más de dos kilómetros pero para calentarse un poco las manos. Era curioso que en un planeta como Vulkano, repleto de volcanes, en sus polos habitables hiciera cierto frío.

    El hombre no dijo nada, simplemente se sentó enfrente de Lynx para calentarse también las manos. Ni siquiera el anfitrión de la fogata murmuró algo. Ambos compañeros se mantuvieron en silencio durante al menos tres largos minutos, hasta que uno de ellos rompió la armonía.

    — Se está descodificando la información del aparato que tomé de nuestros líderes — Herswood hizo hincapié en la última palabra, realizando el gesto de 'entre comillas' con ambas manos — Esta noche deberíamos saber que contiene.

    — Genial — Musitó Williams, observando fijamente la poca luz que emitía dicha fogata.

    — ¿Estás bien, hermano? — El ladrón informático del grupo notó en su amigo cierta incomodidad.

    — Sí, solo es la misma mierda de siempre.

    — No hay forma de olvidarlo, ¿verdad?

    — No.

    — Te dije que si quieres, podría buscar las identidades de tus padres y comprobar si están...

    — ¡No! — Exclamó Norman, levantándose bruscamente — ¡Ellos habrán muerto con la destrucción del sistema solar!

    — Eso no lo sabes.

    — ¡Lynx! — Norman gritó con rabia el nombre de su amigo mientras se arrodillaba ante él — Llevamos desde los trece años juntos y en ningún momento te he puesto la mano encima. No hagas que hoy sea el primer día.

    Ambos cruzaron miradas desafiantes durante unos segundos hasta que Williams decidió abandonar la zona, regresando al interior de la lanzadera.

    Maxwell se hallaba también fuera, apoyada a un lado de la compuerta y habiendo escuchado la breve pero intensa discusión entre sus dos compañeros. Herswood se incorporó, echando varias ramas al fuego con evidente enfado y avivando por un instante la llamarada de la fogata.

    La piloto lo vio desde su posición, mientras Norman pasaba por su lado hacia el interior de la pequeña nave con una expresión de seriedad notable en su rostro.

    [...]

    La noche había caído sobre el cielo del polo norte de Vulkano, siendo únicamente iluminado por la pobre luz que emitían sus ocho lunas. Ubicadas de forma aleatoria en el cielo estrellado, estos satélites naturales daban un paisaje hermoso para aquellos noctámbulos que apreciasen el firmamento a esas horas.

    Tyra se encontraba, de nuevo, fuera de la lanzadera en la que convivía junto a sus otros dos compañeros. Pese a haber obtenido aquello por lo que fueron a Puerto Arcadia, el ambiente entre el trío estaba especialmente enrarecido.

    Se elaboró un plan durante meses, conscientes del momento en el que tendrían la oportunidad de arrebatar información valiosa a la AIE, para finalmente lograrlo de forma magistral. No obstante, eso no parecía haber sido suficiente para ninguno de ellos.

    — Deberías abrigarte — Murmuró Norman, aproximándose por detrás a la mujer y cubriéndola con una manta — Es curioso como un planeta tan caliente, sea tan frío de noche.

    — Vulkano es un mundo realmente especial — Dijo Tyra, observando cómo su amigo se sentaba al lado.

    — Lo es — Musitó el hombre, para luego añadir — ¿Sabías que sus ocho lunas colisionarán contra la superficie en varios millones de años?

    — Así es, pero para ese entonces no estaremos aquí — La mujer y piloto de la lanzadera permaneció mirando el firmamento — El sistema Boor'dehm tenía cinco planetas más aparte de Vulkano, pero Xhander se los tragó todos excepto a éste. Ellos estuvieron, pero ya no. Pasará lo mismo con todos nosotros.

    — Quizá tengas razón... — Williams asintió repetidas veces y agachó la mirada.

    De pronto, Lynx salió corriendo por la puerta de la lanzadera y miró a ambos lados en busca de sus dos compañeros, encontrándolos a su izquierda. El tipo se veía sobreexcitado y realmente alegre, cosa que desconcertó al dúo sentado fuera de la pequeña nave.

    — ¡Chicos! — Exclamó el ladrón informático, haciendo aspavientos con las manos — ¡Descarga completada! ¡Tenemos la info!

    Maxwell y Williams se miraron instantáneamente y se levantaron para seguir los apresurados pasos de Herswood. El interior de la lanzadera era muy distinto a la de una convencional, pues contaba con una hamaca para dormir, dos colchones en el suelo que se podían plegar, una cantidad considerable de aparatos electrónicos y demás objetos básicos para la nave.

    Justo antes del puente de mando, había un super ordenador en el que Lynx había estado descifrando la información del pen drive que le robaron a los líderes de la Alianza. El chico se sentó en su silla y sus dos amigos se pusieron tras él para ver juntos aquello por lo que habían trabajado.

    El ordenador mostró el cien por cien en la descarga de datos y Lynx los abrió inmediatamente, mostrándose una serie de archivos clasificados con un nombre en todos ellos como denominante común: Anixis. El trío enmudeció al completo mientras el ladrón informático tecleaba una serie de comandos para abrir dichos archivos. Tras casi un minuto de espera, el primero de los archivos fue abierto.

    Este —como el resto— requería de la elección de un idioma específico, pudiendo escoger entre el humano, neoniano y syleriano. Herswood ni siquiera se lo planteó, escogiendo el humano para así poder entender perfectamente lo que hubiese en los archivos. Los tres prestaron mucha atención al texto que se puso en pantalla, el cuál iba acompañado de una supuesta carta astral con distintas rutas posibles, siendo todo una suposición.

    ArchivoUno/AIE/Anixis:

    "A lo largo de estos últimos años, hemos continuado secretamente con la investigación que comenzaron los llegados a Paraíso en el arca número cuatro de La Unión. Paraíso es un planeta artificial, creado por la desaparecida especie Anixis, en el que hay muchas ruinas, algunas con información muy interesante. En una de ellas, logramos encontrar, aún activo, un mapa estelar cartografiado que nos muestra el territorio conocido y más allá.

    Data de hace miles de años por lo que no está actualizado, pero al margen de eso, nos reveló un curioso detalle: los Anixis efectuaban sus viajes espaciales a otros sistemas mediante agujeros de gusano. Lo más sorprendente, era que ellos los camuflaron como agujeros negros. No hay una explicación a ello, salvo la suposición de que intentaban esconder a otros seres ese método de viaje rápido por la galaxia.

    Construyeron estructuras al lado de dichos agujeros, usando su característica tecnología y su comprensión del cosmos para asegurarse de que reconvertían agujeros de gusano en agujeros negros para otros viajeros espaciales. Esto nos llevó rápidamente a la teoría —creemos que inequívoca— de que la estructura que El Supremo usaba como base secreta para él y sus controlados Rhajik, era una de las que los Anixis construyeron.

    Por años, la humanidad creyó que Xhander era un simple agujero negro, pero no tenía sentido ser engullido por éste y caer en un desierto cualquiera. Ahora, con la prueba de que la especie Anixis quiso encubrir el verdadero funcionamiento del agujero —el cuál fue descubierto cinco años después de la guerra Rhajik, durante la huida de los tripulantes de la Arcadia de Neonia, durante la irrupción de los humanizados 'Anixis', y el cuál llevaba directamente al cúmulo Syler— todo cobra sentido.

    Los seres llamados Anixis no dejan de sorprendernos, y teniendo semejante tecnología y conocimientos, ¿cómo desaparecieron/se extinguieron? Además, si El Supremo estuvo en dicha estructura durante mucho tiempo, sabiendo que no era de fabricación conocida, cobra especial relevancia el hecho de que mantuviera el control en Neonia con patrullas de sus máquinas, al igual que intentó apoderarse del sistema solar —subestimando las defensas de la humanidad— poco después.

    Es otra teoría, quizá más arriesgada que la anterior mencionada, pero que refleja que El Supremo quiso descubrir más acerca de los Anixis. Una inteligencia artificial syleriana, usando un instrumento neoniano como eran los Rhajik, buscando respuestas en el hogar humano... todo parece relacionado.

    El mapa que se aprecia más abajo de estas líneas muestra las posibles rutas a tomar por el territorio conocido y más allá de las fronteras. Posibles caminos para estudiar. Posibles mundos por visitar. Posibles respuestas a nuestras preguntas."


    Lynx abrió el resto de archivos, siendo un total de cuatro, pero de los cuáles solo el primero revelaba una información asombrosa. El resto solo eran indicaciones de ruinas avistadas en distintas zonas de Paraíso, en el cinturón de asteroides y poco más. Dichos archivos estaban firmados por el ingeniero humano Sith Regan, el cuál formaba parte del Consejo de la AIE, que al parecer tenía como tarea secreta en descubrir todo lo posible sobre los Anixis.

    La Alianza Interestelar de Especies mostró años atrás, cara al público, que lo prioritario era recuperarse de lo sucedido en el pasado, pero actuando en la sombra, estaba comenzando a destapar un misterio que podría terminar salpicando a todo el mundo.

    Lynx, Norman y Tyra apenas podían decir nada, quedando boquiabiertos y sorprendidos con lo que acababan de leer en dichos archivos. El objetivo del trío siempre fue la transparencia de aquellos que les gobiernan, por ello hicieron lo que hicieron, pero el descubrir algo sobre los Anixis era lo máximo.

    Estaban buscando la gloria, y por la información que tenían en su poder, la habían encontrado. Si semejante información salía a la luz, obtendrían la fama.

    [...]

    Ciudad Anixis contaba con una comisaría de policía justo en el centro, en el núcleo urbano.

    El oficio de policía, como tal, ya no era tan aburrido como antaño. Su principal cometido era el de exclusivamente, investigar; asesinatos, posibles delincuentes en potencia —aún quedaban miembros de la antigua Resistencia o de los famosos 'humanizados Anixis' que intentaban frustrar la paz conseguida por cualquier medio posible— y hurtos, entre muchas otras cosas.

    Precisamente, el ajetreo en la comisaría se debía a lo ocurrido en Puerto Arcadia recientemente. Solo habían pasado doce horas de ese suceso y el Consejo de la AIE ordenó a toda la policía de cada planeta y especies que se pusiesen manos a la obra para encontrar a quiénes robaron aquel pen con semejante información.

    La persona al mando de dicha comisaría de Paraíso era nada más y nada menos que una de las ex generales del ejército Anixis: Cia Jenner. La mujer había sido militar —durante el tiempo que duró la famosa guerra de las dos humanidades— y poseía unas habilidades que la convertían en una persona realmente cualificada para el puesto. Bárbara no lo pensó dos veces a la hora de nombrarla jefa de policía, y lo poco que le quedaba por aprender se lo enseñó un experto en el oficio como lo fue Ender.

    Éste decidió centrarse exclusivamente en la atención y educación de su sobrino Kendall, sin embargo, ella quería continuar activa y realizar cualquier trabajo en el que se sintiera válida. Fue así como llegó al cargo que actualmente ostentaba y que acababa de cobrar, repentinamente, mayor relevancia.

    Un grupo de siete policías, uniformados con ropa azul oscuro, evidentemente armados y portando serigrafiado en el lateral izquierdo del pecho el logo de la AIE —al cuál se le añadían las palabras 'departamento de policía de Paraíso'—, se encontraban observando en directo el principal y único noticiero que todos podían ver, en el que salían imágenes de la noche anterior en Puerto Arcadia, cuando su complejo hotelero, la aduana y el resto de lugares del polo norte de Vulkano sufrieron un apagón eléctrico repentino. El titular, más abajo en la pantalla, rezaba:

    "LA CEREMONIA DE CELEBRACIÓN DE LA AIE,
    QUE CUMPLE UNA DÉCADA COMO GOBIERNO GENERAL,
    FUE BOICOTEADA POR UN SUPUESTO GRUPO RADICAL".


    Un neoniano apareció en pantalla, siendo al parecer él quién daba la noticia frente a la cámara, mientras relataba todo tipo de detalles de la investigación.

    Mientras este grupo de policías se mantenía atento a las noticias, en el despacho de la jefa Jenner todo era mucho más diferente. Cia se hallaba cerrando una conversación por videoconferencia con otros jefes de comisaría, pues entre ellos debían coordinar sus movimientos en la búsqueda por averiguar quién había realizado dicho apagón y con qué propósito.

    Iris también se encontraba allí, al otro lado del escritorio y frente a la mujer policía, quién se centró en la joven tras colgar la videollamada.

    — Bueno Iris, como te iba diciendo... — Cia retomó la conversación previa que estaba teniendo con Iris, justo antes de haber sido interrumpida por la llamada — Ser policía no es nada fácil. Sí, es cierto que las cosas hasta ahora han sido calmadas, pero a la hora de actuar...

    — Por favor, Cia — Iris juntó sus dos manos, mostrando una súplica — Lio se niega rotundamente a que ingrese en la academia para poder ser exploradora o policía...

    — Te quiere fuera de peligro, es lógico — Jenner habló en un tono conciliador — Tienes dieciocho años, aún es pront...

    — ¡Solo serán unos días! — Exclamó Iris, desesperada por hacer algo que no fuese estar tras la pantalla de un ordenador, cogiendo citas para reparaciones de lanzadera — Además, con lo que pasó ayer del apagón en Puerto Arcadia, ¿no crees que tener una compañera te podría ser útil? El beneficio es mutuo; yo te ayudo y tú me enseñas sobre la marcha.

    — Jovencita, yo no soy quién para decidir algo así. Si Lio no quiere que...

    La jefa de policía se vio sorprendida por una nueva videollamada, aunque al ver el nombre de la gobernadora Mason, su expresión se puso seria. Iris se percató de esto y guardó silencio. Cia contestó.

    — Gobernadora Mason, es un...

    No te llamo en calidad de gobernadora, Cia, deja los formalismos — Dijo Bárbara con absoluta seriedad — Te llamo como amiga en problemas.

    Mientras la joven Hennessey se mantenía callada como una tumba, la comisaria Jenner dejaba a un lado los meros formalismos y se aproximaba a la pantalla con preocupación, pues Bar evidenciaba estar bastante nerviosa.

    — ¿Qué pasa? ¿Te encuentras bien, Bar?

    Sí, te agradezco la preocupación — Mason quiso tranquilizar a su amiga antes que nada, aunque ella precisamente no estuviese tranquila — Esta llamada es extraoficial y absolutamente secreta, ¿entendido?

    — Sí... — Cia no despegaba los ojos de la pantalla, donde veía a la gobernadora humana en su vivienda en la torre de Ciudad Anixis, donde vivieron Gar y Deon Xom.

    Iris era consciente de que no debía estar ahí, pero Cia tampoco quería que se fuera. Ambas escucharon las palabras de Bárbara con total atención.

    Anoche en Puerto Arcadia... no fue un simple apagón eléctrico hecho por radicales... — Murmuró la gobernadora Mason entre varios silencios — Nos robaron información confidencial, esencial para un proyecto de absoluto secretismo. Y te necesito para que investigues esto por tu cuenta, sola. Acudirás a mí cuando tengas alguna pista.

    — ¿Ni siquiera puede saberlo Ender? Ya sabes que él pue...

    ¡Nadie! — Gritó Bárbara, molesta por esa pregunta — ¡Esto es totalmente secreto! ¡Toda la AIE está involucrada!

    Cia asintió mientras tragaba saliva, avergonzada por haber recibido semejante reproche, mientras Iris se hallaba boquiabierta y sin mover un músculo para evitar hacer ruido.

    Ahora que te voy a hacer partícipe de esto, deberás saber algo más — Bárbara se tomó una pausa para darle un sorbo a un vaso de agua que tenía delante en una pequeña mesita — La Alianza Interestelar de Especies, lleva varios años investigando las ruinas próximas a Ciudad Anixis, las minas... En ellas hemos encontrado información vulgar durante todo este tiempo... hasta ahora.

    — ¿Las ruinas Anixis? ¿Las minas? — Cia se sorprendió de oír aquello — ¿Para qué?

    Para saber que ocurrió con los auténticos Anixis. Lo que tenemos ahora es gracias a ellos.

    — Pero, ¿por qué molestarse en los Anixis? — Cia lo consideraba una absurdez.

    Los esfuerzos que estamos haciendo por saber que ocurrió con los Anixis, no los hacemos porque queramos — Bar decidió ser tajante para que su amiga lo entendiera — Esto lo hacemos para evitar acabar como ellos.
     
    Última edición: 7 Febrero 2022
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Saludos, amigo. Ha sido bueno que publicaras el día de hoy. Ya he leído este capítulo y voy a comentar.

    Veo que este capítulo es corto (comparado al anterior XD) y encima está centrado en los tres personajes que tendrán un rol antagónico (es muy pronto para llamarlos villanos porque no han matado a nadie, ni en su primer atentado ni en crímenes pasados) de la historia.

    Vemos que tenemos la oportunidad de conocer un poco de ellos. Tyra parece ser una mujer conciliadora, y parece llevarse bien con Norman y con Lynx, que, por lo que se ve tienen una relación muy cercana por el hecho de que son amigos desde tiempo, incluso han vivido juntos la destrucción del sistema solar. Antes pensé en por qué no los había visto antes en la Resistencia o los humanos Anixis, pero se me hace que para cuando se llevó a cabo ese evento ellos todavía eran menores de edad. De ser así, es una buena justificación. Creí que simplemente serían rescoldos de ambos grupos que querían joder a los líderes, pero veo que no fue así.

    El que narraras un poco el pasado de Norman me hace pensar que él será el personaje principal que salga de estos tres, pero me alegra, porque creo que nunca hemos visto una profundización en personajes como Sun, Jacob, Guy o Marlo. Y Deon, pese a que tuvimos un spin off para ver cómo descendía a la locura, llegó a confesar que en sus años de academia le puso una mano encima a una compañera. Por lo tanto, estos personajes serían los primeros que reciben un trasfondo antes de ser mostrados totalmente como los villanos potenciales de la parte (sí, dije que todavía es pronto para llamarlos villanos, pero creo que escalarán a eso con el tiempo). En fin, me parece una idea acertada. Por el momento no estoy empatizando mucho con ninguno, quizá un poquito con Norman. Pero cierto es que tampoco los odio por lo que han hecho.

    Parecen ser gente con intenciones nobles, pero creí que su objetivo era algo más grande que simplemente ser famosos. Si revelan esa información como si nada o si los encuentran antes, serán aprisionados y no recibirán absolutamente nada de fama, o peor, recibirán solamente una fama negativa. Pero bueno, ellos ya tienen la información que querían. Tocará ver qué hacen con eso y cómo reaccionará la AIE ante esto.

    Veo que Barbara confía demasiado en Cia como para pedirle a ella que se encargue sola. El problema está en que la gobernadora de la humanidad no sabía que Iris estaba allí. Está claro que la niña, que aparentemente tiene ganas de ser policía, ha escuchado y claramente está la posibilidad de que se lo diga a su padre adoptivo. Creo que Lio es demasiado sobreprotector con ella, pero es entendible. Quiero decir, él ha perdido a Hillary, Dyrian, Axlor, Ashley (ella sigue viva, pero él no lo sabe tristemente :'( ) y seguro no quiere que nada malo le pase a ella. Además, no es divertido el oficio de ser un oficial de la ley cuando hay tres especies diferentes conviviendo.

    Pero bueno, Iris ya es mayor, y él no la podrá proteger para siempre. En tanto ella tenga cuidado con lo que hace, no debería pasarle nada malo. Espero que no le pase nada, porque ella parece ser atraída mucho por las aventuras, pero dudo que con el recuerdo de la muerte de su madre quiera adentrarse tanto. Está por verse.

    Me intriga mucho saber qué harán los Viajeros, si es que hacen algo, cuando se enteren de lo ocurrido. Digo, dudo mucho que les quites el protagonismo en su propia historia XD. Seguro, tarde o temprano, se estarán enterando de lo sucedido y tendrán que hacer algo al respecto.

    En fin, aquí termina mi comentario. Es algo más corto que el anterior, pero eso es porque este capítulo además de ser más corto está centrado en un solo grupo y no tengo mucho más que comentar. Como dije antes, me gusta la idea de que los antagonistas tengan algo más de trasfondo antes de que escalen al rol de villano. Es fresco en la historia.

    Tengo mucha curiosidad por ver a dónde irá la trama, ya que dudo que se trate solo de la cacería contra los tres criminales. Estoy seguro de que en esta parte, al menos en algunos capítulos, tendremos que descubrir algo más sobre los Anixis originales. Que ya estamos viendo que Barbara y la AIE quieren averiguar lo más que puedan para que no terminen desaparecidos.

    Bueno, me extendí un poquito más, pero ahora sí me despido. Hasta la otra semana, donde espero poder ver de nuevo a mis favoritos para ver qué tal la llevan ante este evento :cynda: Hasta la semana siguiente, amigo ;)
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Los Viajeros VII: Un nuevo orden
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    Hola a todos y bienvenidos a un nuevo capítulo. Debo informar de que éste capítulo es el más corto de esta séptima parte de la historia, pero por mucho que vi como prolongarlo, sentí que debía dejarlo tal cuál una vez lo terminé. Puede que no sea largo, pero creo que gustará bastante. Además, es específico de un personaje al que no le he dado gran protagonismo pero que tiene cierto peso en la historia, o lo tuvo. Sin más que añadir, pero como siempre agradeciendo a Reydelaperdicion por su presencia, os dejo con la lectura.

    PD: Siento publicar en días tan dispares y no tener un día fijado para ello, pero ando con ciertas cosas entre manos que me cambian los planes. Espero me entendáis, solo quería avisar XD.




    Hasta el día que muera







    La cafetería estaba llena de gente.

    Los camareros iban de un lado hacia otro sin descanso alguno, sirviendo decenas de tazas de café, té, e incluso infusiones. El local se hallaba en uno de los barrios más transitados y variopintos de toda Ciudad Anixis. La metrópolis más grande del territorio habitado por las especies de la Alianza Interestelar de Especies congregaba a miles de seres en la propia ciudad.

    La vida en ciudad era estresante, o al menos eso pensaba West desde su perspectiva. El ingeniero se encontraba sentado al lado de la cristalera que separaba el interior de la cafetería del bullicio del exterior. En la mesa, una taza llena de café humeante impregnaba de vaho parte del cristal.

    Finn veía pasar tal cantidad de gente por la calle —en su mayoría humanos— que por un instante creyó encontrarse en algún lugar de la extinta Tierra. Un sentimiento de pertenencia, mezclado con la nostalgia, invadió al hombre. Es imposible no recordar a nuestra madre Tierra, pensó.

    Le dio un sorbo a su bebida y cruzó los dedos de ambas manos, centrando la vista ahora en el interior del local.

    West se preguntó si no había más ruido allí dentro que fuera, pues el lugar estaba abarrotado. Todas las mesas estaban ocupadas por uno o varios, se escuchaban diversas conversaciones que se fusionaban en el oído del ingeniero y le hacían llegar un entresijo de palabras entremezcladas y sin sentido alguno. Miró el reloj, viendo que la hora pasaba de la una del mediodía.

    El tipo volvió a darle un sorbo a su café, relamiéndose los labios acto seguido. Su mirada se fijó en la camarera syleriana que se hallaba tras la barra limpiando vasos y platos pequeños. Portaba una vestimenta roja y negra —siendo el traje estándar de cualquier camarero— además de un delantal atado por la cintura que le cubría gran parte del torso y las piernas.

    West se quedó perplejo al ver la velocidad y precisión con la que dicha camarera alienígena limpiaba los utensilios. La syleriana manejaba sus dos manos de forma prodigiosa, aproximándose y mucho a la efectividad de un verdadero robot. El ingeniero estaba tan anonadado con ello, que no se percató de que un hombre se sentaba en la misma mesa, frente a él.

    — Perdón por el retraso, estaba en una reunión de urgencia.

    Finn volvió en sí tras oír aquellas palabras y fijó la vista en aquel con el que había quedado en la cafetería. Se trataba de Sith, quién estaba acomodando su chaqueta sobre la silla para acto seguido aproximarla a la mesa.

    La mirada de Regan estaba clavada en la taza de café de su compañero de profesión y amigo, la cuál ya no desprendía ese vapor caliente de hacía varios minutos.

    — Veo que ya has pedido — Musitó Sith, mostrando una media sonrisa mientras se volteaba para buscar a algún camarero.

    — No me has dejado elección — Contestó West, sin cambiar la expresión indiferente de su rostro — Habíamos quedado a las doce.

    — Como te acabo de decir, he tenido una reunión de urgencia con los otros miembros de la AIE — Sith vio que un camarero neoniano se aproximaba a la mesa — Hola, ¿me podría servir una infusión de menta?

    El camarero originario de Neonia asintió sin decir nada, volviendo tras sus pasos mientras apuntaba el pedido en una especie de móvil táctil.

    El ingeniero Finn arqueó una ceja en señal de incomprensión y tomó su taza para beber nuevamente. Regan le vio dar un sorbo a su café mientras se arremangaba el jersey verde oscuro que lucía.

    — No es mi intención llegar tarde, Westley, suelo ser puntual y lo sabes.

    — Lo sé — West asintió levemente — Pero no es fácil concretar una quedada contigo desde que trabajas en el gobierno de la AIE, como para perder el poco tiempo del que ambos disponemos.

    — En la vida surgen imprevistos — Sith vio como llegaba su infusión de menta — ¿Cuánto tiempo te queda?

    — ¿De vida o antes de irme a trabajar?

    — ¿Qué tonterías dices, West? — Al ingeniero Regan no le hizo gracia esa respuesta — Antes de que te vayas.

    — Hoy es mi día libre — Musitó el ingeniero Finn, dejando su taza en la mesa tras el quinto sorbo — Ahora tengo todo el tiempo del mundo.

    — Te conozco, amigo, y sé que te ocurre algo — Murmuró con seriedad el propio Sith — Siempre has tenido una actitud de cierta indiferencia, pero pocas veces te he visto ser tan sarcástico.

    — Yo te cuento lo mío y tú me cuentas lo tuyo.

    — Me parece un trato justo — Asintió Sith, bebiendo de su infusión — Es más, iba a contártelo de todos modos.

    — ¿Y eso por qué? — West sintió una punzada de curiosidad al oír aquello.

    — Porque necesito tu ayuda.

    [...]

    Seis meses antes

    West salió del tomógrafo tras quince minutos dentro, siendo escaneado por el aparato.

    Tras esto, permaneció en la sala de espera hasta que fue llamado a la consulta, donde le esperaba precisamente la doctora Vega. El ingeniero entró una vez fue llamado y tomó asiento mientras Maya observaba los resultados instantáneos del TAC realizado al hombre.

    Mientras él permanecía impasible y dando la sensación de saber que no eran buenas noticias, la médico le miró y volvió a mirar la pantalla de su ordenador para finalmente volver a centrarse en su paciente.

    — Westley, siento comunicarte esto, pero... — La doctora se tomó una pausa — Tienes un cáncer agresivo, desarrollado en uno de los pulmones y el cuál se está expandiendo al otro.

    Finn no respondió. Su instinto le decía que esos mareos que tenía desde hacía dos años no eran nada bueno, pero escuchar de boca de un especialista que tenías una enfermedad bastante seria, no era plato de buen gusto.

    Comenzó a pensar en como una cosa tan inverosímil como una bacteria o un virus, podía destruirte la existencia en cuestión de un instante.

    Pensó entonces en su abuelo y su padre, los cuáles fallecieron a causa de lo mismo, aunque sus vicios no fueran precisamente sanos al igual que en su propio caso. El maldito cáncer, algo que llevaba tantos años en el día a día de la humanidad y que aún a día de hoy, podía acabar contigo.

    Eran ya contados cánceres los que sufrían los humanos pues la mayoría se lograron erradicar, sin embargo, aunque su amenaza parecía lejana aún se mantenía ahí.

    — Sé que es duro de oír, pero ahora es cuando debes afrontar la situación con fuerzas — Indicó Maya, observando el rostro desencajado del ingeniero — Aún podemos tratar de salvar el otro pulmón...

    — No sé si quiera hacer eso — Dijo West, tajante.

    El comentario del hombre dejó fría a la médico, que no supo reaccionar rápidamente. Tuvieron que pasar diez segundos de completo silencio para que Vega retomara la conversación.

    — Podemos intentarlo — Prosiguió Maya — Y en caso extremo, te podemos ofrecer la criogenia. Hace un año que se ha puesto en práctica de forma oficial, con las cápsulas somníferas Anixis, y el éxito ha sido rotundo. Podrías permanecer años dormido hasta que se hallase una forma de salvarte la vida. Pero al fin y al cabo, eres tú quién decide. De no hacer nada, le queda un año de vida aproximadamente, según el análisis.

    West permaneció pensativo durante varios segundos. Por su mente rondaban varias ideas, las cuáles no terminaban de convencerle.

    ¿Dormir durante meses o años para quizá despertar sin haber ningún remedio a su mal? ¿Permanecer en un largo letargo mientras la humanidad y el resto de especies avanzaban inexorablemente en todos sus campos? ¿O no despertar nunca? ¿Perderse todo lo que se había logrado construir hasta el momento?

    Esas y muchas preguntas más, con sus respectivos pros y contras, bombardeaban la mente del ingeniero como si se tratase de un ataque aéreo sobre sus neuronas.

    Finalmente, el hombre alzó la vista y la clavó en la de la doctora Vega.

    — Quiero estar despierto hasta el día que muera.


    [...]

    — ¿Mí ayuda? — West se sorprendió de escuchar eso.

    — Sí, tu ayuda — Insistió Sith — Aunque no sé si éste sea el sitio adecuado para hablarlo...

    — Mira a tu alrededor, Sith. A nadie le importa nuestra conversación, cada uno está en la suya propia. Además, el ruido amortigua las palabras, así que difícilmente alguien podrá sacar una idea concluyente de lo que hablemos.

    Regan observó a su alrededor, tal y como su compañero le había pedido. Efectivamente, pese a que la cafetería seguía hasta arriba de gente, todo el mundo se hallaba centrado en lo suyo, sin prestar la más mínima atención a su mesa.

    — Está bien — Musitó Sith, aproximándose más aún a West — Necesito que te involucres en un proyecto secreto, financiado por el propio gobierno de la AIE; o sea, yo y el resto de miembros.

    — ¿De qué trata ese proyecto?

    — Te lo podría mostrar, tenemos varios informes explicativos, pero lamentablemente la información fue robada en Puerto Arcadia, el día de la celebración del décimo aniversario de la AIE.

    — ¿Lo del apagón...?

    — Exactamente, no fue un apagón intencionado al uso — Dijo Regan con una expresión de rabia contenida — Quiénes lo hicieron, sabían a por lo que iban y aprovecharon el momento perfecto.

    — ¿Crees que fuera alguna nueva célula de la Resistencia? ¿Los devotos de Deon, tal vez? — Finn teorizó casi instantáneamente.

    — Ni idea, puede ser ninguna o las dos, aunque eso da igual — Sith apretó los puños sobre la mesa — Sea quién sea, tiene en su poder una información sensible que de salir a la luz, podría provocar tensiones en la población o quizá una carrera contra los intereses de la AIE.

    — ¿Una carr...? Sith, ¿qué diablos contiene esa información? — West no podía esperar más a saberlo.

    — Una ruta espacial más allá del territorio explorado — Indicó el que era uno de los miembros del gobierno de la AIE — La posibilidad de descubrir que pasó con los Anixis.

    El rostro de Westley evidenció un cambio repentino.

    Su expresión paso de la intriga al shock en cuestión de segundos, tras oír la revelación de Sith. El silencio entre ambos se hizo pesado, pero no había tiempo para asimilar nada en ese momento.

    — La gobernadora Mason está al tanto de esto, ella misma me pidió que te convenciera para participar.

    — Pero, ¿qué se supone que debo hacer?

    — Por el momento, esperar a que recuperemos la información. La policía se encuentra investigando lo sucedido; para la ciudadanía fue simplemente un apagón hecho por radicales para boicotear la ceremonia, pero de cara a la galería, somos conscientes de que alguien o algunos quieren saber más sobre los Anixis. Una vez recuperemos lo que nos pertenece, tu ayuda consistirá en descifrar esa ruta. Juntos lo haremos.

    — Sith, yo tengo trabajo en el observatorio científico Vanth Dheer...

    — ¡Otro ingeniero ocupará tu lugar! — Exclamó Sith, molesto por ese comentario — West, por favor, eres de los mejores en el campo de ingeniería. Tú y yo lideraríamos un equipo de varios especialistas para desentrañar los misterios que hem...

    — Está bien, Sith, lo entiendo — Finn dejó con la palabra en la boca a su compañero — Cuenta conmigo.

    Regan se reclinó en la silla y respiró aliviado al oír aquello.

    Por su parte, Finn estaba excitado con la idea de saber más sobre los Anixis, pero sabía que el tiempo corría en su contra debido a la enfermedad que padecía. Desde el día en el que recibió la noticia, dejó el tabaco, pero eso no era suficiente para salvarse. Aunque realmente, él creía no tener intenciones de hacerlo.

    Le dio un gran sorbo a su café hasta dejarlo completamente vacío, mientras Sith hacía lo propio pero sin terminarse su infusión de menta.

    — ¿Y tú? ¿Qué era lo que te ocurría? — Regan recordó que su amigo también aseguró tener algo que decir.

    — Vi a Cinthia en el museo, el día de la ceremonia — West decidió seguir sin revelar la noticia de que le quedaban meses de vida, pues desde que lo supo, nunca lo contó a nadie — Desde ese momento, no dejo de pensar en qué habría pasado si no hubiese roto la relación hace años.

    — ¿En serio? ¿Por eso tienes esa actitud tan indiferente y sarcástica? — Sith se decepcionó con dicha revelación de su amigo — En fin, eres como un anciano en su última etapa de la vida; solo piensas en el pasado.

    — Quizá tengas razón, querido amigo — Musitó Westley, sintiendo que de alguna forma, el comentario de Sith era bastante metafórico para su situación — Y probablemente lo haga hasta el día que muera.

    [...]

    Soplaba un viento frío que sin lugar a dudas disminuía más aún la sensación térmica en la zona. West salió del hospital, el cuál estaba ubicado en el área donde aterrizó el arca cuatro de La Unión, hacía ya trece años. Ahora el lugar era una nueva colonia en Paraíso, al margen de Ciudad Anixis y las cuatro bases del cinturón de asteroides que rodeaba al planeta artificial. Tenía bastantes menos habitantes que la capital, siendo en su mayoría humanos que antaño apoyaban el régimen dictatorial de los Xom. No obstante, pese a atenerse a sus ideas antiguas, no eran gente de conflicto y participaban cordialmente en el apoyo de suministros entre colonias que organizaba la AIE.

    El ingeniero Finn se hallaba en una burbuja tras la noticia que acababa de recibir por parte de la doctora Maya Vega. Algo que, pese a que se temía desde hacia tiempo, le había sentado igual que un duro golpe en la parte baja del estómago. Notó que este estaba vacío y que murmuraba; señal de que debía comer algo. Como su vivienda se encontraba en el observatorio científico Vanth Dheer (OCVD) debido a que aquellos que trabajaban en el tenían su propia casa en el mismo lugar, decidió dirigirse al hangar más próximo para tomar una lanzadera y viajar hasta Ciudad Anixis, para almorzar en uno de sus tantos locales para ello.

    Una vez se subió en una de las varias lanzaderas dispuestas para el traslado de colonia, Westley comenzó a sumirse más aún y más profundamente en sus pensamientos. Recordó sus inicios en el negocio ilegal de las armas, en la Tierra, donde pronto se hizo uno de los mejores fabricantes de réplicas perfectas de Strikers, Busters y otras armas reglamentarias del ejército de La Unión. Era reconocido por ello en distintas zonas que manejaban el negocio, hasta que un día la policía del gobierno humano lo detuvo. Eso le llevó a su estancia en Ceres, la prisión espacial del sistema solar, donde no tuvo alternativa, debiendo someterse a las órdenes del líder criminal y representante Jim Baker.

    Rememoró el instante en el que se encontró con Dyrian, quién era una de las pocas personas de toda la colonia que aún actuaban por su cuenta, evitando bastante bien los encontronazos con la gente de Jim. Tiempo después apareció Lio, en el cuál vio una posibilidad seria de derrocar a Baker... hasta que le traicionó abandonándolo allí mientras él y Clyne huían con una lanzadera prefabricada por ellos. West, aún sumido en esto, comenzó a preguntarse porqué hizo aquello. Nunca se lo había preguntado. Ni él ni Dyrian hablaron de aquello hasta tiempo después en el que Lio apareció en la colonia Reinicio de Marte y fue tras él. En aquel momento, West temía que Lio fuese a matarle, pero se dio cuenta de que 'el hombre de Ceres' no era ni mucho menos un asesino al uso.

    El tiempo que West pasó solo en Reinicio le sirvió para recolectar chatarra de la batalla Rhajik ocurrida en el sistema solar y en la superficie marciana, construyendo un arma que se convertiría en una de las mejores armas de la humanidad: la Rhajead. Esa obra de ingeniería y el hecho de que Lio le diese una segunda oportunidad, hicieron que West se viera de pronto envuelto en algo mucho más grande que él. Formó parte de la famosa expedición de los Viajeros, que se reunió tiempo después a aquella hazaña en Xhander por motivos burocráticos respecto a las cinco arcas que irían a Neonia y a la investigación de la misteriosa nave Bataller en un cráter del planeta neoniano. West sintió una punzada en el centro de la caja torácica cuando recordó el instante en el que se supo que el sistema solar había sido destruido, y con el, millones de humanos.

    Aunque si algo podía salvar de lo que vino después de Colapso, era el haber estado con Cinthia. West se sintió terriblemente estúpido porque, pese a ser lo mejor que le pasó desde semejante catástrofe humanitaria, todo fue mentira en cierto modo. El ingeniero, inconscientemente, apretó los puños mientras recordaba que la médico lo utilizó en cierta manera. Se dio cuenta de que le guardaba rencor, algo que ya de por sí era interpretable en el reencuentro que tuvieron en el museo de Puerto Arcadia durante la ceremonia de la AIE. Entonces supo que no merecía la pena seguir enfadado con ella tras tantos años, comprendió que no quería que llegase el día de su muerte y albergase en su interior odio, rencor o rabia.

    La guerra contra la Resistencia ocurrió en un abrir y cerrar de ojos para el ingeniero Finn, el cuál recordó que estuvo más que participativo con el Sector 0. Siguió así con la llegada de los humanizados Anixis, intentando reactivar la poca flota de Super Rhajik que les quedaba. Zyon se convirtió en un apoyo total para él, un hijo al que querer y un proyecto al que dedicar mucho tiempo. Su muerte en plena guerra de las dos humanidades (tal y como es recordada) sacrificándose para salvar a varios de sus compañeros, golpeó con absoluta fuerza a West. Rememorando al Super Rhajik, el hombre sintió como las lágrimas brotaban de sus ojos. Por suerte para él, pensó, el piloto de la lanzadera que le estaba llevando a Ciudad Anixis no se percató de eso.

    Finalmente vino la famosa —y por suerte— etapa breve de Regresión. Humanos, neonianos y sylerianos perdieron la tecnología propia que les hizo llegar hasta allí, pero cuando el efecto del arma pasó, las tres especies que ahora conformaban un único frente se unieron bajo el brazo de la tecnología superior Anixis. Tecnología que les había llevado hasta el día de hoy, donde el pasado era doloroso de recordar pero importante, el presente algo de lo que disfrutar y el futuro más esperanzador de lo que cualquiera podía imaginar. Westley sonrió tímidamente mientras veía por el parabrisas de la lanzadera la Ciudad Anixis en el horizonte.


    [...]

    — Yo invito.

    Sith puso varias alianzas —la moneda que usaban las tres especies— en una pequeña bandeja que el camarero neoniano les colocó sobre la mesa.

    Con la cuenta pagada, el café de West y la infusión de Sith terminados, ambos ingenieros se incorporaron para colocarse el primero su clásica gabardina y el segundo la chaqueta que tenía.

    West se puso el sombrero del que nunca se separaba, clásico ochentero en la Tierra, y observó a su alrededor. La cafetería se estaba vaciando poco a poco pues ya solo quedaban la mitad de las mesas ocupadas en comparación al principio. Un camarero humano les abrió la puerta a ambos amigos y con un gesto amable se despidió de ellos.

    — ¿Cuándo empezamos? — Preguntó repentinamente Finn, metiendo ambas manos en los bolsillos de su gabardina.

    — Te enviaré un mensaje por correo, mientras tanto, haz tus cosas — Respondió Regan tras una pausa — Tengo una lanzadera esperándome, ¿quieres que te deje en el observatorio?

    — No te preocupes, quiero dar una vuelta por la ciudad — Murmuró West, mostrando por primera vez en toda la conversación, una sonrisa de verdad.

    — Lo que quieras, amigo — Sith asintió, contagiado por la sonrisa de su compañero — Quiero verte así. Más alegre.

    — Entonces tendrás que reunirte más conmigo — Dijo Westley, abriéndose de brazos.

    — Tendré que hacerlo, entonces.

    Sith se aproximó a West y le dio un abrazo.

    Por alrededor de ambos no dejaban de fluir las filas incesantes de gente que iban de un lado a otro en el que era probablemente el barrio más concurrido de todo el territorio conocido de la Alianza Interestelar de Especies.

    Tras el cariñoso gesto, Regan se despidió de su compañero y emprendió el camino hacia el lugar donde le esperaba su lanzadera privada. Finn se despidió haciendo un gesto con el sombrero, mientras tomaba el camino contrario.

    Miró el reloj con la intención de ver qué hora era y cuánto tiempo habían pasado ambos ingenieros hablando.

    Su sorpresa fue enorme cuando se percató de que las manecillas del reloj de muñeca que portaba, estaban paradas en la una y diez minutos.

    Westley sonrió descaradamente, soltando una carcajada que desconcertó a más de uno que pasaba por su lado. Era como si el tiempo se hubiese detenido solo para él.
     
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    Saludos, amigo. Paso a comentar el capítulo de esta semana. Igual que el anterior, este es un capítulo centrado en pocos personajes, y al ser más breve que el anterior, mi comentario no será muy largo.

    Tal parece que todo lo que yo llegué a creer sobre West era real después de todo. Siguió fumando a lo loco hasta que finalmente contrajo un cáncer de pulmón que ya no es posible de curar. Lo veía venir. Él no dejaba de fumar casi nunca desde la batalla inicial contra los Anixis en la parte IV. A saber cuánto le duró el vicio, pero fueron unos casi diez años en los que se quedó sumergido en el vicio, así que eso explica el motivo por el que pudo sucumbir a esa enfermedad. También habría que tener en cuenta el aire que se respira en los planetas donde estuvo. Quizá en Neonia y Paraíso sea algo diferente al aire de la Tierra, y eso llevó a que su enfermedad se propagara más pronto que cómo haría en la Tierra.

    Pero bueno, lo hecho hecho está. No le queda demasiado tiempo de vida, ya que incluso un año es demasiado para él. Pero él así lo ha querido. Claro que entiendo que no quiera ser criogenizado y tener que lidiar con el peso de que todos sus conocidos lo perderían y que al despertar incluso los hijos de quienes son sus amigos tengan casi la misma edad que él. Debe ser duro un golpe así, y entiendo que no quiera eso para él. Pero sigue siendo una lástima porque, como se nos ha mostrado en la historia, era un hombre brillante, si incluso logró fabricar un arma con tecnología Rhajik que rescató de Marte.

    Lo importante es que quizá, si las cosas van bien, sea capaz de hacer algo productivo en sus últimos momentos de vida, tal y cómo lo menciona el capítulo. Y por esas mismas razones, él podría quedar para siempre en la historia de la Alianza. No digo que él no lo esté, pero estoy seguro que los miembros del consejo de la AIE y que los integrantes de los Viajeros seguro serán más reconocidos, recordados y queridos de lo que podría ser él. Sobre todo por el hecho de que no ha sido una cara visible, dado a que por su condición se ha tenido que esconder siempre que ocurrían guerras. Quizá esto lo lleve a él a la gloria.

    Sith, por lo que se ve, lo respeta e incluso lo considera una persona competente, caso contrario, no lo estaría llamando sabiendo de su condición para este proyecto. No sé porqué, pero tengo el presentimiento de que Sith sabe de los planes secretos que tiene el gobierno para recuperar el pendrive con la info, porque si le dice a West que no puede hacer nada hasta que esté recuperado, me da que ellos tienen una pista. O también puede que se lo haya pedido por el hecho de que quizá cuando se recupere ya sea tarde tanto porque él no quiera participar o porque no tenga tiempo. Ya con West, él e Iris son dos personas que saben lo que está pasando. Aunque a West se le pidió de forma oficial, mientras que Iris solamente se enteró convenientemente.

    Por último, quiero decir que me han gustado esos dos flashbacks que has mostrado sobre West en esta parte. La forma en que se entera del cáncer, la manera en la que reflexiona sobre lo vivido en su vida, y lo que va a hacer en el tiempo que le queda ha estado muy bien. Creo que te has centrado en los detalles correctos, como los gestos que él ha hecho y sus pequeñas acciones mientras tomaba su café y miraba la hora. Me está gustando mucho todo eso. Desde la parte IV que estoy notando como cada vez más de estos recursos son añadidos a la historia, lo cual la hacen verdaderamente disfrutable más allá de que la trama sea muy interesante junto a los personajes. Pero no por eso voy a dejar de felicitarte por el buen trabajo que estás haciendo en estos momentos. Se nota el buen uso que le das a los personajes que han quedado con vida tras todo lo acontecido en el ciclo I.

    Viendo que los primeros dos capítulos han sido para mostrar las vidas de todos tras el salto temporal, y que el tercero y cuarto han sido para centrarse en personajes que serán importantes puesto a que están ligados a la información de los Anixis, no puedo esperar para ver en quienes se centrará el capítulo 5 y de qué se tratará.

    Con esto me despido, amigo. Como dije, al ser centrado en pocos personajes y corto, no puedo sacar mucho para comentar, pero creo que lo que tenía que decir se ha dicho. Será hasta la siguiente semana. Y no te preocupes por no tener un día fijo para la publicación de la historia. Se publica cuando se puede, y se lee cuando se puede. Nadie aquí puede obligarte a publicar en ningún momento. Con leer el capítulo ya me basta para estar contento porque sé que a esta historia le sigue quedando trayectoria y que sigue avanzando muy bien. Cuídate mucho y nos vemos cuando nos veamos :cynda:
     
    Última edición: 15 Febrero 2022
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    Manuvalk

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    Ya estamos en el quinto capítulo de esta séptima parte. El capítulo de hoy sigue la tónica de los anteriores, especialmente de los dos últimos, especificados en ciertos personajes únicamente. La idea es dar a conocer que ha sido de cada personaje durante ese salto temporal de diez años entre la sexta parte y ésta, mostrando que tan importantes van a ser algunos personajes nuevos y otros ya más viejos pero con poco peso. Antes de despedirme, agradecer como siempre a Reydelaperdicion por su entusiasmo al leer esta historia. Hasta la próxima.




    Ya no soy quién era







    Celda 2133. Prisionera, Sun Brume — El mensaje provenía de un pequeño megáfono ubicado en la esquina del habitáculo — Incorpórate. Tienes visita.

    Sun se hallaba recostada en su cama con los brazos tras la cabeza y los ojos cerrados.

    Aquel cabello alisado que antaño no pasaba del cuello había dado paso a un pelo extremadamente corto para lo que se suele ver en una mujer. Tenía un tatuaje en la parte trasera del hombro izquierdo en el que se podía apreciar un puño elevándose sobre otras manos alzadas. Los tirantes de su camiseta blanca formaban una equis en su espalda y hacían visible dicho tatuaje. Portaba unos pantalones largos y anchos de color azul oscuro y unos simples zapatos negros.

    La asiática se tomó su tiempo para levantarse tras el mensaje recibido. Mientras lo hacía, se escuchaban gritos en las celdas de enfrente y las anexas, de presas golpeando sus puertas de hierro macizo mientras maldecían a los guardias conforme escuchaban sus pasos por el estrecho pasillo.

    La puerta metálica de su celda se abrió, dando paso a un dúo de guardias que ya portaban unos táser en sus manos por si la famosa líder de la Resistencia se resistía —nunca mejor dicho—.

    Brume levantó las manos con parsimonia, consciente de que el procedimiento era rutina siempre que tenía visita, y se dejó cachear por uno de ellos, quién era mujer.

    — Limpia — Confirmó la vigilante con seriedad, qué buscaba cualquier arma fabricada que la asiática pudiese esconder bajo su ropa.

    Su compañero, un hombre, asintió e indicó con un gesto que la sacara fuera de la celda.

    La tipa no tomó a Sun del brazo ni la empujó a salir, pues esa no era forma de proceder a menos que el criminal al que iban a liberar fuese extremadamente agresivo o peligroso. La que fue fundadora de la Resistencia salió con un guardia delante y otro detrás.

    El pasillo era bastante estrecho, pero era uno de varios que conformaban el pabellón femenino de la cárcel de máxima seguridad, ubicada en la base Oberón del cinturón de asteroides del sistema Faro de la Esperanza.

    A cada lado que mirases había una cantidad considerable de puertas de hierro, las cuáles se abrían mediante códigos que se les eran entregados a los guardias cuando debían salir los prisioneros. Pese a las condiciones un tanto frías de la prisión, la violencia en ella era mínima, en parte gracias al trabajo del alcaide, el syleriano Uriow Emmon.

    Uriow quedó fascinado con la especie humana cuando la conoció, cogiendo algunas de sus costumbres y decidiendo tras la guerra de las dos humanidades que se encargaría de llevar a aquellos criminales por el buen camino. El espíritu del syleriano pacifista estaba muy presente en la sociedad conformada por las especies de la AIE, las cuáles ya no vivían exclusivamente bajo sus más estrictas costumbres.

    El guardia que guiaba a la prisionera en el frente dobló varias esquinas y cruzó varios pasillos con celdas hasta llegar a una puerta de gran tamaño, al fondo de uno de esos pasillos. Se colocó frente a una cámara identificativa que rápidamente le reconoció y abrió las puertas. Tras él, Sun y la otra guardia entraron.

    La sala en la que se encontraban contrastaba por completo con la zona de prisioneros, pues había mucha más luz y un ambiente más cálido. Había varios escritorios con trabajadores de la prisión, y uno de los guardias se dirigió al más cercano.

    Mientras estos estaban hablando de algo, la asiática observó la diversidad que había allí. Trabajaban humanos, pero también había neonianos y sylerianos. Igual que los prisioneros, que eran de las tres especies sin predominar una más que otra.

    Habían pasado muchos años desde la fundación de la Resistencia por parte de Sun, pero ella ya hacía unos pocos años que se había dado cuenta de que ahora las tres especies convivían felizmente y ese sentimiento de odio arraigado hacia los alienígenas se había difuminado casi por completo.

    — Sígueme.

    Una vez el guardia masculino terminó de hablar con uno de los trabajadores de la sala, se dirigió a la salida de esta. Brume se percató de que la guardia femenina ya no estaba detrás suya.

    El hombre se puso al lado de la puerta y se apartó para dejar pasar a Sun. La prisionera abrió la puerta, que no tenía código de seguridad, y entró a una nueva sala. Esta era nada más y nada menos que la sala de visitas. Un lugar muy extenso y repleto de mesas con sillas donde aquellos que visitaban a algún familiar o amigo preso podían tener una conversación. También había al menos una docena de guardias, ubicados en distintas posiciones y listos para la acción.

    Sun observó detenidamente la sala hasta encontrarse con un hombre. Éste vestía con una chaqueta negra, una camiseta blanca de botones abiertos por el cuello, un pantalón vaquero al uso y unas zapatillas informales blancas. Se había hecho un degradado en su cabello y pese a ser un hombre maduro, parecía más juvenil. Sus manos estaban entrecruzadas y sobre la mesa, mientras sus ojos se clavaban en los de la asiática, que tomaba asiento delante suya. La mujer comenzó entonces a mirar a todos lados, empezando a impacientarse.

    — ¡¿Dónde?! — Sun se estaba desesperando — ¡¿Dónde está?!

    — Tranquilízate, Sun — Musitó el tipo, manteniendo la compostura mientras observaba a los guardias — Si actúas así, no tendremos tiempo para hablar.

    Brume miró al hombre con bastante rabia para después comprender que éste tenía razón. La mujer decidió respirar hondo, cerrar los ojos y volver a abrirlos, esta vez con absoluta calma.

    — Ender... — El tono de voz era totalmente otro — ¿Dónde está mí hijo?

    — En casa, con Cia.

    — Dijiste en la anterior visita que a la próxima lo traerías...

    — Lo he pensado mejor — Ender mantenía en todo momento una seriedad pasmosa — No quiero traer a un niño a una prisión para que conozca a su madre biológica.

    Los ojos de Sun comenzaron a cristalizarse, estando al borde de las lágrimas. Ender se sentía mal por ella, pues Kendall era hijo suyo al fin y al cabo, pero él lo quería como si fuera propio y no consideraba coherente llevarlo a una prisión con casi nueve años de edad.

    — Te he traído esto...

    Xom sacó, de uno de los bolsillos internos de su chaqueta, una foto. El hombre se la entregó a Brume, colocándola justo delante de ella, sobre la mesa. La asiática la tomó cuidadosamente, vislumbrándola como si se tratase de la imagen más bonita que pudiese existir. Comenzó a idolatrar en sus pensamientos cada uno de los rasgos de su hijo, aunque era consciente de que algunos eran también de su padre Deon. La mujer se emocionó bastante, siendo un mar de lágrimas que hicieron que el hombre la tomara de las manos.

    — La última vez me dijeron que pronto te darían la libertad condicional, llevas casi diez años aquí — Ender sabía lo que Sun había hecho en el pasado, pero la mujer que tenía enfrente ahora era absolutamente diferente en cuanto a personalidad y pensamientos — Ahora iré a hablar con el alcaide para que me dé una fecha. Te doy mi palabra de que podrás salir de aquí para ver a Kendall.

    Sun comenzó a asentir, muy agradecida a todo lo que Ender estaba haciendo por ella. Kendall era familia de ambos y por el bien de él, debían confiar el uno en el otro. El hombre no quería quitarle a la madre del niño la posibilidad de tenerlo algún día, mientras que la mujer no quería renunciar en absoluto a esa posibilidad.

    — Te agradezco todo esto, Ender, de veras — Murmuró la asiática, sintiéndose algo aliviada — Llevo todos estos años haciendo tareas comunitarias en la prisión, en las minas de los asteroides... es una auténtica mierda estar aquí, pero si debo estar diez años más para después recuperar a mí hijo, créeme que lo haré.

    — Cia también sabe lo que es trabajar en las minas, lo hizo hace muchos años — Indicó Xom — Confía en mí, yo también quiero verte fuera de aquí y siendo una madre normal.

    La conversación no se prolongó mucho más de ahí, Ender quiso visitarla para ponerla al día de sus intenciones y entregarle una imagen actual del pequeño Kendall para que no perdiera la esperanza. Sun fue devuelta de regreso a su celda mientras el hombre era guiado hasta la oficina del alcaide, quién era el syleriano Emmon.

    Uriow se hallaba sentado en su silla de escritorio, observando en la pantalla de su computador varios informes de criminales recientemente encerrados. Había recibido la orden de los miembros del Consejo de la AIE para que comprobara todos los perfiles de criminales capaces de poder provocar un apagón semejante al sucedido en Puerto Arcadia. No solo por eso, sino también por si había algún habilidoso que pudiese haber trabajado desde la prisión en el robo de información.

    Varios golpes resonaron en la puerta.

    — Puede pasar.

    — Gracias.

    Ender tomó asiento frente a Uriow, preguntándose por un instante si lo conocía de algo. Su instinto le decía que sí, pero no lograba recordar si habían interactuado en algún momento del pasado. Para el syleriano, la sensación era la misma. No obstante, fueron solo unos segundos de silencio que se vieron rotos por las primeras palabras de Uriow.

    — Bienvenido a la prisión de máxima seguridad de la base Oberón, soy el alcaide Uriow Emmon. ¿En qué puedo ayudarle, ciudadano?

    — Ender Xom. Vengo para conocer la situación de condena de la prisionera Sun Brume.

    Emmon asintió varias veces, buscando su informe por el registro del ordenador. Le resultaba curioso que Lio, Iris y Maya le preguntaran por la asiática y un par de días después llegara alguien haciendo lo propio. No obstante, era totalmente lícito dar cierta información a los visitantes que llegaban a la cárcel de la base Oberón, por lo que el ex soldado syleriano lo hizo sin complicaciones.

    — Fue condenada a veinte años por la entonces gobernadora Carver, pero apenas ha cumplido diez y la actual gobernadora Mason considera que ha cumplido el tiempo suficiente como para tener una libertad parcial.

    — ¿A qué se refiere?

    — Básicamente, que en menos de dos semanas, probablemente días... será liberada en las colonias de Paraíso, sin derecho a salir del planeta — Indicó Uriow con total normalidad — ¿Por qué pregunta por ella? ¿Son familia o algo?

    — Se podría decir que sí — Contestó Ender — Soy el tío de su hijo.

    — Entiendo — El alcaide syleriano volvió a asentir varias veces mientras echaba un segundo vistazo al informe de la ex líder de la Resistencia — Déjeme sus datos para contactarle directamente cuando la presa obtenga la libertad parcial. Podrá venir a recogerla.

    — Un momento — Xom no pasó un detalle por alto — ¿No le entregan una vivienda personal?

    — Efectivamente, lo hacemos si no tiene familia — Uriow no pudo evitar esbozar una media sonrisa — Y ella le tiene a usted.

    — ¿Insinúa que debe vivir conmigo? — Ender no concebía esa idea.

    — Así es. Salvo que un psiquiatra diga lo contrario.

    Mientras el syleriano comenzaba a preparar el papeleo para tener a Ender como principal familiar de Sun, éste comenzaba a pensar en como decírselo a su novia Cia, pues no creía que ella estuviese de acuerdo en tener a la asiática conviviendo con ellos y con Kendall.

    Casi sin darse cuenta, el ruido del bolígrafo que usaba Uriow en los papeles le llevó a un recuerdo de hacia varios años atrás.

    [...]

    — ¿Qué haremos cuando pregunte por sus padres?

    Cia se volteó para observar a un Kendall de tres años que estaba dibujando con lápices de colores en una hoja en blanco, sentado en el suelo y a pocos metros de la chimenea. Ender tomó de las manos a su pareja y la miró a los ojos.

    — Sus padres somos nosotros.

    — Él lo cree, pero eventualmente, cuando crezca, descubrirá la verdad — La mujer se sentía mal engañando a un niño — Y le he cogido demasiado cariño como para decirle que le he mentido durante años.

    — Ahora tiene tres años, aún no es consciente de casi nada — Indicó el hombre, tratando de quitar hierro al asunto — Si de verdad te preocupa tanto, yo mismo le revelaré la verdad. Pero cuando crezca más.

    Kendall continuaba dibujando en su hoja de papel, coloreando y demás, hasta que finalmente terminó su trabajo. En medio de la conversación que estaban teniendo los dos adultos, el joven Xom se incorporó y se dirigió hacia ellos con pasos tambaleantes para entregarles el dibujo.

    — Mila — El niño intentó decir 'mira' — Papá... y mamá.

    Ender tomó el dibujo y lo observó detenidamente.

    En el se veían a dos adultos con un niño, todos cogidos de la mano. La mujer se parecía bastante a Cia pero el hombre tenía algunos rasgos que chocaron en Ender. Para él, ese tipo dibujado en el papel se parecía más a su hermano mayor fallecido que a él mismo.

    El tipo estaba sonriendo, en cierta manera de forma maquiavélica, cosa que hizo estremecerse al propio Ender, el cuál soltó el dibujo casi instantáneamente. El imborrable, perturbador y odioso recuerdo de Deon Xom le volvió a la mente como esa mancha en la sábana que nunca desaparece.


    [...]

    Habían pasado tres días desde la visita de Ender a la prisión.

    El horario indicaba que era la hora del patio y aquel día siempre aparecía un pequeño escuadrón del ejército de la AIE por la cárcel para reclutar presos conflictivos y disciplinarlos más aún. Era una medida promovida por el máximo líder de la milicia, el neoniano Khael Yannick, quién también se personaba en el lugar para comentar en qué consistía el unirse a dicha milicia.

    Aunque para algunos presos era una posibilidad de escapar, para otros era la oportunidad de reinsertarse en otro lugar que no fuese una cárcel en la que pasar la mayor parte del tiempo en una celda pequeña.

    Si por algo se caracterizaba el ejército actual de la Alianza Interestelar de Especies, era que estaba conformado por exclusivamente guerreros.

    Khael fue puesto en su posición porque con el tiempo logró formar una milicia de gran tamaño, fuerte en todos los sentidos y dispuestos a arriesgar la vida por la paz que tanto había costado traer.

    Él y su escuadrón solían aparecer una vez al mes, aunque no conseguían convencer a más de dos o tres presos. La asiática estuvo varios meses en dicha milicia, pero para sorpresa de todos allí, decidió regresar a la cárcel tiempo después.

    Pese a los años transcurridos, el odio de algunos soldados neonianos hacia la conocida líder de la Resistencia era evidente, y Sun no quería arriesgarse a ser asesinada en mitad de la noche.

    Fue por ello que abandonó el regimiento al que fue asignada por el comandante Yannick, regresando a los quehaceres diarios y aburridos de la prisión instalada en la base Oberón. Todo con la mente puesta en volver lo más pronto posible con su hijo, al que le quitaron de los brazos una vez nació en la base militar de Ciudad Anixis.

    Aquella fue la última vez que vio a Kendall —por suerte para ella, sí respetaron su deseo de ponerle el nombre— y de ese momento habían pasado ya casi nueve años.

    Todos los reclusos salieron al amplio patio, el cuál en realidad no era más que una sala de enorme dimensión con paredes y techo, debido a que la base Oberón —como las otras bases— estaba ubicada en un asteroide. La luz artificial era bastante similar a la solar, por lo que cumplía su función. No obstante, para algunos era difícil de asimilar que muy probablemente nunca volverían a ver un sol.

    En la cárcel controlada por Uriow, había presos con condenas totalmente diferentes, aunque para ser enviado allí se requería que el criminal fuese peligroso y hubiese cometido más de una atrocidad, siendo un potencial peligro para la ciudadanía.

    En un día normal, cada recluso haría lo que desease en su tiempo libre, pero el día de hoy debían compartirlo con la visita mensual de la milicia de la AIE.

    Sun se encontraba entre la multitud —su pabellón femenino albergaba más de trescientas reclusas, aunque hacían varios grupos y distintos horarios para no juntar semejante número en el mismo lugar— esperando a que el comandante Yannick tomase la palabra.

    El neoniano vestía con un traje gris oscuro que portaba el logo de la AIE y además compartía prácticamente todas las similitudes con los famosos trajes de los humanizados Anixis. Exceptuando el casco, el resto de la vestimenta del ejército era básicamente la que antaño fue del último enemigo conocido.

    — ¡Formen! ¡Ya! — Ordenó repentinamente el comandante neoniano.

    Todas las presas obedecieron en el lapso de un minuto, algunas con lentitud y otras con cierto descaro. Brume estaba posicionada por el centro de la muchedumbre, ahora puesta en varias filas ordenadas. Los murmullos eran constantes.

    Sin embargo, la asiática tuvo la extraña suerte de tener a escasos metros la conversación más interesante de las que se estaba sucediendo justo antes de que Khael ordenara esta vez, silencio. Eran un grupo de varias reclusas, la ex líder de la Resistencia no pudo identificar cuantas hablaban de lo mismo, pero sí escuchó lo qué pretendían.

    — ...y son doce en total.

    — Fijaos, están ubicados en rombo, rodeándonos.

    — Si tomamos al comandante, los soldados cederán.

    Desde que la milicia visitara la prisión de máxima seguridad de la base Oberón —la más dura de todas las que había— por voluntad propia como plan de su programa de reinserción, solo una vez hubo un intento de motín. Fue al comienzo de empezar con la idea, el pabellón masculino estaba repleto de ex soldados Anixis y ex miembros de la Resistencia que tras Regresión, fueron identificados como tal y llevados hasta la prisión.

    Intentaron, sin éxito, tomar las armas de los soldados de la AIE y volverse en su contra, pero el motín fue aplacado con tal dureza que el pabellón masculino perdió al menos al treinta por ciento de su "población".

    — Como ya sabéis, soy el comandante Khael Yannick, del ejército de la Alianza Interestelar de Especies — Dijo el líder neoniano con seriedad y por mero formalismo — Mi misión aquí es simple: reclutar. Así que empezaré por preguntar... ¿quién quiere dejar esta ridícula prisión y convertirse en un miembro útil para la sociedad que hemos fundado?

    Tras las palabras del comandante, el silencio fue sepulcral. Sus soldados miraban a los presos a varios metros y armados con unas armas idénticas al Striker, pero que Brume identificó como nuevo armamento del ejército. La pausa no se hizo derogar mucho, pues una criminal syleriana alzó la voz por encima del resto para captar la atención.

    — ¡¿Por qué tener un ejército si no hay guerra que combatir?!

    Algunas reclusas apoyaron las palabras de su compañera e insistieron con ello. La verdad era que Sun también tenía curiosidad, pues en teoría, se quería acabar con la división, los bandos y las guerras. Entonces, ¿por qué seguir fomentando el reclutamiento para el ejército?

    Khael asintió, visiblemente calmado y con la palma de su mano derecha en alto, dando a entender que pedía calma y silencio a partes iguales. Para sorpresa de Sun, lo logró rápidamente sin la necesidad de gritar o disparar una bala al aire.

    — ¿Qué sociedad no tiene un grupo de individuos dispuestos y capaces para defender sus ideas? — Yannick contraatacó con otra pregunta — Fuera del territorio conocido, pueden haber amenazas. Puede haber otra especie inteligente y hostil a la que no le interese colaborar... Puede suceder cualquier cosa.

    Sun se percató de que las compañeras que tenía a escasos metros y hablaban de rebelarse, se encontraban ahora moviéndose lentamente hacia las primeras filas. La asiática vio también que una de ellas, más precisamente una neoniana, sujetaba un intento de cuchillo hecho a base de un trozo de hierro afilado. Por la mente de la ex líder de la Resistencia comenzaron a pasar una serie de pensamientos que la dejaban en una situación comprometida.

    ¿Quería ella evitar ese motín? ¿Le podría beneficiar que sucediese? ¿La decisión que tomase podría alejarla de Kendall? Brume respiró hondo y cerró los ojos, descubriendo en su interior que lo correcto sería evitar un posible motín que sin duda le traería consecuencias para regresar al lado de su hijo.

    — Tiene razón, comandante Yannick — Murmuró la neoniana que sujetaba a escondidas un arma afilada — Puede suceder cualquier cosa.

    Instantáneamente, como si esas palabras hubiesen sido un toque de cornetas llamando a la guerra, una treintena de reclusas salieron de sus respectivas filas y se abalanzaron contra la docena de soldados. Estos se vieron tan sorprendidos, que descargaron fuego contra las presas, matando a las primeras que corrían hacían ellos pero sucumbiendo ante las que llegaban de detrás. Eran al menos sesenta presas en el patio, y las que no formaban parte del plan original del motín, vieron en el la oportunidad perfecta de escapar de aquella cárcel.

    Khael salió corriendo junto a dos soldados mientras sus compañeros de escuadrón perdían la vida a base de golpes. Sun se encontró la daga de energía de uno de los soldados caídos y la tomó. Para su sorpresa, el arma blanca tenía un pequeño botón que al ser apretado, desenfundaba una hoja de energía más larga, convirtiéndose en una especie de espada.

    La asiática se dispuso a ir tras el comandante neoniano, decidida a ayudarle a recuperar el control y así ganar puntos de cara una pronta y total liberación. Sin embargo, justo cuando estaba por seguirle, se interpusieron en su camino tres reclusas neonianas.

    — ¿Vas a algún sitio, Brume? — Preguntó una de las neonianas, sonriendo sarcásticamente.

    — Acabáis de firmar vuestra sentencia de muerte con este motín — Respondió la asiática con seriedad, sujetando con ambas manos la daga reconvertida en espada — Y no pienso formar parte de ello.

    — Estoy segura de que hay gente que pagará por ver tu cabeza en una bolsa — Dijo la neoniana que habló anteriormente, mostrándose bastante agresiva — ¡Matadla!

    Dos de las tres neonianas fueron corriendo hacia la humana, quién tenía una ligera ventaja al no contar sus enemigas con algún tipo de arma. La primera neoniana trató de encajarle un fuerte puñetazo, el cuál fue fácilmente esquivado por Sun para que después ésta realizara un ágil movimiento con la espada de energía y le provocase un corte en el brazo a su enemiga.

    No obstante, la segunda neoniana se le echó encima, cayendo ambas al suelo y forcejeando por obtener dicha espada. Aquella que ordenó el ataque se iba a aproximando, mientras Brume lograba quitarse a su atacante de encima mediante un rodillazo en el abdomen. Sun se incorporó rápidamente y se volvió a colocar en posición de defensa.

    — No quiero mataros — Musitó la asiática, sorprendiendo al trío de atacantes — Ya no soy quién era.

    — Eso ya no importa — Contestó una de las neonianas — El pasado no se entierra, Brume.

    Justo cuando las tres neonianas iban en carrera para asaltarla, una lluvia de balas las derribó, tanto a ellas como a todo aquel que estuviese de pie.

    Sun se lanzó al suelo, quedándose quieta y con las manos en alto, suplicando en voz baja para no recibir un disparo definitivo. Desde su perspectiva, solo pudo observar que había varios tiradores en el tercer piso del edificio del alcaide Emmon, ubicados en las ventanas.

    Se trataba de los guardias de seguridad del complejo, usando los rifles Winlock y evitando que el motín fuese a peor mediante el crudo asesinato de la gran mayoría de seres que había en el patio en aquel momento.

    — Bien hecho — Dijo Uriow, posicionado detrás del grupo de guardias que habían realizado la masacre — Siento haberos tenido que ordenar esto, pero he optado por la solución fácil.

    — Alcaide Emmon... — Uno de los guardias, syleriano, se sentía horrorizado por formar parte de ello.

    — Tranquilo, joven — Musitó Uriow, posando su mano sobre el hombro de este y ante la mirada del resto — Me aseguraré de que todo el peso de esta decisión caiga sobre mí.

    En ese preciso momento, Khael y los dos soldados que habían sobrevivido llegaron al pasillo desde donde se efectuó el tiroteo decisivo. Los soldados de la AIE iban con sus armas levantadas y el propio comandante la bajó, aproximándose al alcaide con gesto serio.

    — Sabes que esto te costará el puesto y probablemente una condena, ¿verdad?

    Todos los guardias de seguridad, incluidos los dos soldados restantes de la AIE, miraban la escena con tensión.

    Uriow asintió ante Khael, mientras éste sacaba unas esposas de la parte trasera de su traje para detener al syleriano por ordenar semejante acto de salvajismo, que en absoluto parecía ser idea suya, pero que lo había sido simplemente para frenar una situación que se habría alargado días hasta que se hubiese logrado intervenir en la prisión.

    Khael entendía el porqué de dicha decisión, pero su deber era ser más diplomático, cosa que no ocurrió en el primer motín durante la recuperación de las consecuencias de Regresión.

    Él fue quién aplacó ese primer motín con fuerza bruta, y de ser por él, no detendría a Uriow para llevarlo a ser juzgado pues creía que había hecho lo correcto.

    Uriow pensaba en que había hecho lo que debía, su instinto de soldado había brotado en aquel instante y se dio cuenta de que había cometido un error de esos que deben cometerse.

    Finalmente, rodeada de cuerpos sin vida y unos pocos vivos en su misma tesitura, Sun solo podía pensar en su hijo Kendall.
     
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    Saludos, amigo. Aproveché que no he llegado tan tarde de mi día en la universidad y he venido a leer y comentar el capítulo.

    Vale, ya veo que estos capítulos son más para conocer lo ocurrido con los personajes durante el tiempo que ha transcurrido gracias al time skip. En el tercer capítulo vemos a la banda de criminales de esta parte, en el 4 vimos a West y ahora nos toca ver a la tan controversial Sun Brume.

    Nuevamente, mi comentario no será muy largo porque otra vez estamos ante un capítulo muy centrado en pocos personajes. Vemos que ha sido Uriow el que se ha ganado el título de alcalde de la prisión. Yo pensé que él simplemente era un administrador que pasaba carcel por cárcel a preguntar qué tal iba todo, no pensé que gestionaba una para él. Creí que sería un superintendente y no más bien un director, pero bueno, supongo que no habré prestado atención.

    Al igual que West, Sun también es un personaje difícil para mí, pero todavía más por un plus de que fue una villana en la historia. Quiero decir, desde su primera aparición ella es una criminal, justamente debutó en la parte III en una celda. Es curioso ver cómo es que ella ha estado encerrada en todas las partes donde salió. En la parte III debutó encarcelada por el gobierno humano. En la parte V fue encarcelada por Gar. En la parte VI fue encarcelada por la Alianza Interestelar de Especies, y continúa allí en la VII. Creo que la parte IV fue la única donde tuvo el privilegio de no estar presa, e incluso siempre es encarcelada por un grupo distinto XD. Me pregunto si eso será alguna especie de planteamiento para el futuro del personaje de Sun. Casi siempre está en celdas en el desarrollo de la historia. Quizá su destino sea morir trayendole la libertad a algún personaje o grupo de personajes. Pero no me quiero adelantar.

    Parece ser que la noticia de su embarazo la ha hecho reflexionar demasiado. Sorprende bastante que Sun haya decidido no abortar a su hijo siendo que Deon era un bastardo. No entiendo bien el motivo por el cual tenerlo. Sun nada más quería aliarse con Deon por poder, y creo que nunca podría llegar a amarlo. Incluso si eso fuera cierto, Deon la drogó para posteriormente violarla. Una chica como ella tiene la pinta de que querría elegir a un hombre mejor para tener descendencia, e incluso si realmente hubiera elegido a Deon, dudo mucho que le guste la idea de llevar dentro de sí misma al fruto de una violación. Pero bueno, no es que lo vea como algo negativo, aunque tampoco me termina de cerrar. Sun siempre pareció ser esa mujer rebelde y que es un espíritu libre (solo en espíritu, porque siempre la acaban encerrando XD, bueno malísimo :v ). No imaginé que querría tener a un hijo, pero bueno, quizá llegó a pensar que nadie la llegaría a querer o respetar como persona por su pasado criminal. Pero en fin, eso queda para el futuro, imagino que con el desarrollo que le das a tus personajes tendremos un poco de trasfondo para ver por qué Sun eligió lo que eligió.

    Ciertamente, noto en Sun a una persona diferente, pero es que eso no es nada fácil. Sun era rebelde, maquiavélica e incluso una total perra. Ahora es una mujer tranquila e incluso parecería ser recta. Se ve que su hijo la ha cambiado, y el encierro le ha sentado bien. Pero bueno, sus crímenes no son fáciles de perdonar. Cuando Uriow mencionó en el capítulo 2 que solo tenía diez años, me pareció muy poco por el hecho de que ella es una criminal con un largo historial. Ver que en realidad eran 20 años y que se los bajaron a 10 por conducta es más esclarecedor, y más por el hecho de que fue pedido por la gobernadora Mason, que fue rescatada por ella. Pero bueno, veremos a donde lleva eso.

    Por lo que se ve, Ender ha formado un pacto con ella, quizá entendiendo su sufrimiento al estar en esa cárcel. Pero bueno, creo que él hizo bien en mantener al pequeño Kendall lejos de una prisión como esa, que no es un sitio alegre tampoco. Tal parece que pronto ella sería liberada y tendríamos un encuentro entre madre e hijo que claramente me parecerá interesante. Me ha hecho un poco de gracia el hecho de que Uriow le soltara a Sun en manos de Ender por el hecho de que es su cuñada. Digo, sería algo muy gracioso ver como Cia encaja la noticia de que siendo jefa de policía tendrá que tener a una prisionera en su propia casa. Pero bueno, eso queda a la espera.

    Me ha dado un poco de lástima por Ender el hecho de que él ha visto en el dibujo a su hermano Deon y no a él mismo. Claramente, tendría que entender que un niño de tres años no sería un Picasso capaz de entregar un retrato perfecto de él. Está claro que se equivocó porque no tenía una concepción fuerte de la realidad. Creería que la reacción del Xom ha sido algo exagerada. Seguro que si me piden a mí hacer un dibujo, lo hago mal y ya tengo 25 cumpliditos hoy XD.

    Estuvo excelente tu descripción de la prisión tanto en ambiente como en el modus operandi de los trabajadores, aunque creería que esta está muy llena. Quiero decir, luego de que se frenó la guerra contra los Anixis y la Resistencia, creería que solamente estarían en las prisiones aquellos que integraron a los dos grupos. No veo qué clase de motivaciones tendrían neonianos y sylerianos para cometer crímenes que les hagan quedar encerrados allí. Es decir, quizá un mal manejo de la economía en los planetas pueda generar oleadas de crímenes y delitos, pero aun así veo muy altos los números en prisiones siendo que no hay casi ningún conflicto entre las especies pasada la guerra.

    El motín, pues la verdad ha sido interesante de ver. Pero no entiendo la razón por la cual la neoniana disconforme creyera que era buena idea realizarlo. Digo, si los propios soldados de la AIE están allí armados, un ataque contra ellos sería casi suicida. Incluso no debieron haber subestimado las defensas internas de las prisiones. Uriow ha actuado como tenía que haber actuado, y así logró evitar una masacre a mayores y otro conflicto cuando la AIE ya está lidiando con los criminales que les robaron la información. Me parece mal que lo hayan arrestado, aunque viendo que es por protocolo, quizá no la pase tan mal.

    Sin más que decir, parece ser que Sun ha tenido a su hijo presente en todo momento en ella en cada acción ocurrida. Si bien, nunca imaginaría a Sun colaborando con neonianas para un intento de fuga, cierto es que la Sun del pasado habría aprovechado el caos para reclutar a compañeras humanas. Por lo que vemos que efectivamente, como el título dice, ya no es quien era.

    En fin, dije que quizá no sería un comentario tan largo y parece que al final sí lo fue XD. Debería dejar de hablar antes de tiempo. Me despido diciendo algo que ya vengo notando desde el inicio de la parte. La narración está en su punto más alto a nivel de detalle y atmósfera desde que empezó esta historia. La forma en que has descrito las vidas de todos en el capítulo 1, el museo en el capítulo 2, la convivencia de los criminales en el 3, el aviso de muerte de West en el capítulo 4 y la prisión en este capítulo han sido espectaculares, amigo. Ciertamente, llevas 5 partidos seguidos marcando golazos desde afuera del área :char:. Si así estamos en la parte VII, ni quiero imaginarme las que le seguirán a esta. Todavía no veo bien el rumbo que tomará la trama de esta parte, y si bien, ha sido bueno el capítulo 2, está faltando un conflicto detonante que genere intriga capítulo a capítulo. Pero entiendo que este es el inicio del segundo ciclo, y que, además, no veníamos teniendo ningún conflicto porque tanto Anixis como Resistencia fueron vencidos la parte pasada. Si bien, no deja de ser cierto que falta algo que le ponga picante al asunto, la parte viene muy bien. El potencial para superar a la V y a la I (que son mis favoritas hasta ahora) lo tiene. Muero por adentrarme más y ver hacia dónde nos lleva esto.

    Con eso será todo por ahora, amigo. Nos vemos la semana siguiente :cynda:
     
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    Manuvalk

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    Hola a todos, ya vamos por el sexto capítulo de esta parte, la cuál espero que os esté gustando. Simplemente quiero mencionar a Reydelaperdicion y darle las gracias, como siempre, por sus ganas de leer esta historia. No me explayaré más, un saludo y hasta la próxima.




    Las vidas que elegimos







    Paraíso, a las afueras de Ciudad Anixis

    — Nos alegra tenerte en casa, aunque sea una visita.

    — No es nada, Iris ha ido a hablar con el proveedor y pensé en venir a veros.

    Lio dio un sorbo a su bol relleno de caldo de verdura, recién hecho por Lill.

    Las temperaturas en la zona eran algo bajas, por lo que sentaba bien tomar algo de caliente. Snow estaba sentada al lado, con las manos apoyadas en sus rodillas y viendo a través de la ventana como Owen y Gina jugaban entre ellos.

    — Tenéis una casa increíble — Murmuró el hombre de Ceres, valorando el hogar de sus amigos — Me gusta que esté apartada de la ciudad.

    — Pensamos lo mismo — Indicó Lill, de pie frente a su mujer y su amigo — Aquí hay mucha calma.

    Los gritos de los pequeños Crane Carver se escuchaban de vez en cuando, estando totalmente centrados en su juego. No obstante, Snow estaba incómoda con no tener a sus dos hijos cerca y totalmente a la vista para controlarlos, por lo que se dispuso a salir fuera, siendo interrumpida por su marido.

    — Snow, ¿qué ocurre?

    — Voy a ver que hacen los niños.

    — Deja, iré yo — Lill asintió decidido y se dirigió a la puerta, no sin antes tomar un cálido abrigo para prevenirse del frío del exterior — Ya va siendo hora de que entren a casa.

    La señora Carver agradeció la iniciativa de su pareja ante la mirada taciturna de Santos, que se terminaba el poco caldo de verduras que le quedaba en el bol. La mujer se sentó de nuevo y centró su mirada en el hombre mientras su marido salía a ver a los niños.

    — ¿En qué piensas? — Preguntó Snow, que a los pocos segundos se percató de que había sido muy abrupta — Perdona Lio, no tienes porqué contármelo.

    — No tengo problema en contártelo, Snow — Respondió Lio con un tono cariñoso — Estaba pensando en Iris.

    — ¿Por qué? — La mujer se extrañó un poco — ¿No confías en que cierre el trato con el proveedor?

    — No es eso, claro que confío en ella — El hombre de Ceres contestó seriamente para después apaciguar el tono — Es sobre lo que ocurrió ayer en Puerto Arcadia.

    — Tú también dudas de que fuera un simple apagón hecho por radicales, ¿verdad?

    Santos asintió, dando una respuesta afirmativa a su amiga.

    En ese instante la puerta se abrió, dando paso a los jóvenes Owen y Gina, seguidos de su padre. Mientras Lill dejaba de nuevo la chaqueta colgada a un lado de la entrada, los niños miraban sonrientes al invitado.

    — ¡Tío Lio! ¡Tío Lio! — Exclamaba efusivamente el pequeño Owen — ¡Mira lo que he encontrado fuera!

    — ¿A ver? — Lio fingía mostrar una atención desmesurada.

    Owen abrió ambas manos y mostró unas pequeñas semillas repletas de tierra seca.

    — ¿Qué se supone que es eso, Owen? — A Snow no le hacía gracia que su hijo pequeño se hubiese ensuciado las manos de tierra.

    — Creo que son las primeras semillas que intentamos plantar cerca de casa — Intervino Gina, recordando aquel momento — Papá pensaba que se podía cultivar aquí.

    — Aún no entendía que Paraíso era un mundo artificial — Añadió Lill, con el rostro serio mientras tomaba asiento — Venga, hijos, subid arriba y preparad la bañera. Yo iré en un momento.

    — Gina, asegúrate de que tu hermano se lava las manos — Le ordenó Snow a su hija.

    La joven Crane Carver asintió sin decir palabra, mientras era seguida por su hermano pequeño escaleras arriba.

    El trio de antiguos compañeros de expedición se quedó solo en el salón de la casa, aunque no sería por mucho tiempo. Tras beber un poco de agua, Lill informó a su mujer y su amigo que iría a asegurarse de que sus hijos se bañaban. Estaba anocheciendo, por lo que las luces de la vivienda se prendieron automáticamente, programadas para que lo hicieran a una hora determinada.

    Snow quiso aprovechar ese rato a solas con Lio para continuar con la conversación que hacía un momento habían iniciado.

    — Lill no me ha dicho qué piensa respecto a ese apagón en Puerto Arcadia — Murmuró Carver, sin levantar mucho la voz — Creo que simplemente no quiere pensar en eso.

    — Y probablemente haga bien, suficiente tiempo hemos estado preocupándonos por los grandes eventos — Dijo Santos, usando un tono irónico en sus últimas palabras para hacer referencia a todo lo que habían vivido — Tenéis dos niños de los que cuidar.

    — Lo sé, es simplemente que...

    — Sabes que hay algo más detrás de lo sucedido, ¿verdad?

    Snow asintió, tal y como hizo antes Lio. Ambos concordaban en que el apagón fortuito en Puerto Arcadia, durante la celebración del décimo aniversario de la AIE y tras la ceremonia de presentación, tenía un motivo oculto que las autoridades —los miembros del Consejo de la Alianza Interestelar de Especies— no habían querido revelar.

    Ambos ex compañeros de equipo se quedaron unos segundos pensativos en el sofá, mientras escuchaban de fondo los murmullos en el cuarto de aseo de la segunda planta, donde Lill se encargaba de prepararles un buen baño a sus dos hijos.

    — Voy a ponerme un poco de ese caldo de verduras — Dijo repentinamente Snow, levantándose y yendo hacia la cocina, la cuál estaba prácticamente en el propio salón — Quizá la nueva vocación de Lill sea la cocina.

    Tanto ella como él echaron una carcajada tras ese comentario. Sin embargo, la risa fue breve e interrumpida por una serie de golpes a la puerta de la vivienda.

    Carver y Santos se miraron extrañados, pues Iris debía tardar al menos una hora más en regresar según lo estimado, por lo que se trataba de una nueva visita. La mujer hizo amago de ir a abrir la puerta, pero el hombre de Ceres se interpuso en su camino.

    — Descuida, yo abriré la puerta — Indicó Lio, en un tono sosegado pero con una evidente expresión de estar alerta, quizá producto de todo lo sufrido — Tu ponte de ese caldo de verduras, sinceramente, está realmente bueno.

    Snow se extrañó con el comportamiento defensivo de Lio, pero a su vez comprendía el porqué.

    Una segunda tanda de golpes llamaron la atención del dúo, siendo el hombre el que se aproximó a la puerta y la abrió lentamente, hasta abrirla de par en par y quedarse impactado con la persona que se hallaba al otro lado.

    — ¿Quién es? — Le preguntó Carver a su amigo mientras se ponía caldo de verduras en un bol.

    — Es... Bárbara — Musitó Santos, sin quitarle la vista de encima a la actual gobernadora de la humanidad.

    — Lio... — Ella también estaba igual de atónita que él, pero fue más rápida en cuanto a recuperar la compostura — Hola, ¿puedo pasar?

    [...]

    Vulkano, observatorio científico 'Vanth Dheer'

    El polo sur del planeta volcánico albergó un pequeño laboratorio neoniano antiguo, el cuál tenía como medida de seguridad a los famosos y clásicos Rhajik, que fueron eliminados por la llegada de la tripulación de la Arcadia en aquel entonces. Desde que el efecto Regresión se diluyó y el gobierno de la AIE comenzó a liderar una próspera recuperación en todos los sentidos, ese lugar quedó marcado para ser importante en el futuro. Debido a la caída y destrucción de la nave Arcadia en el polo norte de Vulkano, se decidió que se formaría una colonia capaz de unir a las tres especies en un punto intermedio de los caminos que separaban los planetas Paraíso, Syleria y Neonia, la cuál terminó siendo llamada Puerto Arcadia.

    Quedaba libre un extenso polo sur del planeta que apenas había sido visitado por estas especies, por lo que la AIE optó por darle un uso útil. Considerando que el territorio era más neoniano que del resto, se les dio a estos el poder de decidir que construir en dicha tierra rodeada de volcanes durmientes, decidiendo así por votación que el lugar albergara un puesto exclusivamente científico. Dicho y hecho, la propia líder Erie Tovam inauguró el lugar, el cuál recibió el simple nombre de 'observatorio científico'. Sin embargo, por petición expresa de muchos neonianos, inclusive humanos, se añadió el nombre de aquel que estableció el primer contacto entre neonianos y humanos: el gran Vanth Dheer.

    El puesto Vanth Dheer recibió a los mejores especialistas en distintos campos que deberían avanzar rápido y bien para que las tres especies inteligentes bajo el brazo de la AIE lograran crecer en todos los ámbitos, estableciendo así una gran brecha entre el traumático pasado y el esperanzador futuro. Westley Finn era el ingeniero jefe del lugar y tenía a su disposición a muchos más expertos en su profesión, el propio Caelum Pallow —científico reputado en Syleria y uno de los miembros del Consejo de la AIE— sería el científico jefe y a su vez el mayor alto cargo en el lugar, y finalmente Yak Quetaryan quiso abstenerse de pertenecer más tiempo al ejército de la AIE para ser el jefe de seguridad. Todos ellos optaron por elegir esas vidas tras momentos difíciles, y así seguían hasta la actualidad.

    El edificio era grande, extenso y estaba rodeado por una cúpula de plasma —material Anixis— para impedir posibles ataques que afortunadamente nunca llegaron a ocurrir. El acceso consistía en pasar un control de seguridad en el que hasta diez guardias te observaban mientras pasabas bajo el detector de armas, el aparato identificativo y finalmente el análisis de las pertenencias. El OCVD era casi inexpugnable para cualquiera que intentase atacarlo, aunque motivos muy extraños debería tener aquel que quisiera irrumpir en un lugar en el que solo se estudiaban la tecnología, la ciencia y demás. Tras el control de acceso, llegabas al salón principal; una sala abierta en la que un mostrador con su respectivo trabajador te recibía e indicaba lo necesario.

    Tras esto, solo había unos pocos caminos posibles. El lugar contaba con hasta tres plantas, siendo la primera para las viviendas de los trabajadores del observatorio científico, quiénes debían convivir allí hasta tener sus vacaciones. La segunda planta ya era para la ingeniería, siendo finalmente la tercera para la ciencia. El cuerpo de seguridad liderado por Yak tenía un espacio en la primera planta en el que había galería de tiro, gimnasio, comedor y almacenes con equipamiento. Precisamente en el comedor se hallaba el ya no tan joven Quetaryan. El neoniano, con setenta y siete años —estos podían vivir hasta los doscientos— se encontraba en su máxima madurez.

    Atrás habían quedado los malos recuerdos —aunque Reeda, Narisha y Vanth seguían siempre presentes en sus pensamientos— y solo miraba al futuro con seriedad, decidido a proteger el edificio con las mentes más brillantes de las tres especies que conforman la Alianza Interestelar de Especies. Yak estaba comiendo, como hacía cada día a la misma hora, la clásica pasta nutritiva de la que vivían la mayoría de neonianos. Vestido con un traje de miembro de seguridad —el cuál era todo negro y de aspecto ligero— y portando anclada en la espalda el nuevo prototipo de Striker, Yak se metía en la boca los últimos trozos de la pasta que estaba comiendo, cuando alguien se sentó repentinamente a su lado en la mesa. Al mirar a un lado, se percató de la presencia de una neoniana no mayor que él, vestida con la clásica bata blanca de científico, unas gafas de visión y un plato con la misma comida que él.

    — Siempre siendo el primero en comer sin esperar al resto — La neoniana le miraba con una tierna sonrisa — Quetaryan, me molestaré a la próxima si no me avisas.

    — Este es el comedor de los miembros de seguridad, Halisha — Respondió Yak, quién tras sus palabras, no pudo evitar sonreír al ver el rostro de la neoniana — ¿Por qué me miras así?

    — Deja de interpretar a un idiota y sé Yak Quetaryan, por favor — Dijo Halisha, el cuál era su nombre, mientras daba un bocado a su pasta — ¿Por qué no me has esperado?

    — El jefe me quiere en su despacho en breve — Murmuró Yak, poniéndose serio — Al parecer quiere hablarme de un proyecto.

    — ¿Y quiere hablar de un proyecto con el jefe de seguridad? — Halisha miró extrañado a Yak y se volvió a centrar en la comida — Búscate una excusa mejor...

    — No es una excusa, es verdad — Quetaryan mantuvo su seriedad — Pero en cuanto termine de hablar con Caelum, me quedarán unas cuatro horas hasta que mi turno termine.

    — ¿Y...?

    — Y... quiero que nos veamos en mi apartamento. Tengo una sorpresa para ti.

    — ¡Oh! ¡¿En serio?! — Los ojos se le iluminaron a Halisha repentinamente — ¡No me puedes dejar con esta intriga!

    — Aguanta un poco, cielo — Musitó Yak, aproximándose hasta darle un tierno beso a la que era su actual pareja desde hacía solo unos meses — Te veo luego.

    El jefe de seguridad se incorporó de su asiento y se marchó del comedor, dejando a la científica neoniana con su comida. Mientras avanzaba por un pasillo amplio y de paredes blancas —bastante brillantes también gracias a la potencia disimulada de las luces— observaba el tráfico de personas en la planta principal del observatorio científico Vanth Dheer, siendo ingenieros, científicos y miembros de la seguridad entre otros trabajadores con tareas más sencillas los que iban de un lado para otro. Era muy común ver esa afluencia de trabajadores por los pasillos, pero lo extraño era que Caelum exigiera tu presencia en su despacho.

    Yak no sabía que pensar acerca de ese supuesto proyecto del que su jefe —y el de todos los trabajadores del OCVD— quería hablarle. Apenas habían interactuado a lo largo de los años, siendo aquella vez en Syleria durante el regreso a dicho planeta desde Regresión la vez en la que lo conoció. Iba en aquel entonces acompañado de Lill y Lio, mientras Om y otros sylerianos se quedaban en la ahora disuelta arca Anixis que les sacó de Paraíso antes de que siquiera el efecto de Regresión pasara. Un golpe de suerte para algunos y un milagro para otros que quizá podría nunca más suceder.

    Quetaryan llegó al final del pasillo, donde hasta cuatro miembros de seguridad bajo su propio mando se hallaban custodiando la entrada al despacho del científico y experto syleriano Pallow. Al ver a quién era su jefe, estos se apartaron sin siquiera preguntar el porqué de su presencia allí, siendo dos sylerianos, un neoniano y un humano. Yak aún trataba de asimilar que finalmente se había logrado unir a las tres especies tras todo lo acontecido. Pero en ese instante no estaba pensando en ello, sino en qué querría el jefe del OCVD y miembro del gobierno de la AIE. No tuvo que tocar a la puerta, pues una cámara le reconoció y esta se abrió automáticamente, accionada desde un control que el propio Caelum tenía en su escritorio.

    El despacho era bastante amplio, de hecho, incluso tenía un dormitorio para Pallow y básicamente era su vivienda. Nada más entrar, Quetaryan miró que a su izquierda había un baño, seguido de dicho dormitorio. A la derecha había varios asientos que rodeaban una mesita de cristal, siendo para reuniones informales y con la intención de que sus invitados estuviesen cómodos. En el centro, un alargado escritorio con hasta tres pantallas y varias máquinas que mantenían en funcionamiento al probablemente ordenador más potente de todos los que existían. El experto syleriano estaba leyendo algo en sus pantallas y alzó la vista para ver llegar a su trabajador, indicándole con un gesto rápido que tomara asiento justo enfrente de él. Yak obedeció, viéndose abrumado por la cantidad de tecnología que había sobre la mesa.

    — Me mandaste un mensaje privado — Dijo Quetaryan de pronto, estando realmente intrigado acerca de lo que su jefe quería hablarle — ¿De qué trata ese proyecto?

    — ¿Se lo has contado a alguien? — Preguntó el syleriano casi al instante.

    — No — Respondió el neoniano, mintiendo — Supuse que sería algo importante.

    — Lo es — Musitó Pallow, dando la vuelta a una pantalla para que su jefe de seguridad viera algo — Dime que ves.

    Yak permaneció en silencio durante varios segundos. El neoniano observaba una cantidad sorprendente de números y letras que aparentemente no parecían tener sentido entre sí. Caelum le miraba seriamente.

    — Números y letras — Afirmó Yak, sin entender que significaba — No soy científico ni ingeniero. Dime que ocurre, Caelum.

    — Pasaré por alto tu indisciplina instantánea porque esto es muy importante — Dijo Caelum en referencia a cómo Yak le había hablado — Son miles de posibles coordenadas, rutas y demás.

    — ¿Y en qué requiere esto mi presencia? — El neoniano comenzaba a impacientarse — Soy el jefe de seguridad, no un experto matemático.

    — Lo sé, tu inteligencia no da para más — Murmuró el syleriano en tono despectivo para acto seguido enfocarse en la pantalla — Esto no tendría porqué incumbirte, de no ser porque los miembros que conformamos el gobierno estamos de acuerdo en que lo haga.

    — Si escogí este trabajo era para no tener que involucrarme más en decisiones políticas y trascendentales — Contestó Quetaryan de manera desafiante — Ya sabemos cómo termina todo eso.

    — Estás bajo mi mando y harás lo que se te ordene, Yak.

    — Entonces renuncio a mi puesto.

    El neoniano se incorporó repentinamente, dejando plantado a su propio jefe. Yak tenía claro que no quería formar parte de nada relevante nunca más, no desde lo sucedido con los humanizados Anixis y el arma Regresión. Justo cuando estaba por dirigirse a la salida, Caelum llamó su atención.

    — ¿No quieres descubrir por qué los humanos que cayeron en Paraíso se encontraron con la tecnología que ahora todos poseemos?

    Quetaryan se paró a medio camino. Pallow sonrió desde su acomodada silla.

    — Piénsalo, Yak — Murmuraba Caelum, tratando de convencerle — Los Anixis, los verdaderos, dejaron todo esto aquí y no hay rastro de ellos. Los miembros del arca cuatro del gobierno humano llegaron accidentalmente aquí y obtuvieron el control de la tecnología que más adelante sufriríamos en nuestra contra y que por poco nos hunde más aún.

    — ¿Hay alguna pista respecto a esos seres? — Yak se volteó, realmente interesado e intrigado.

    — Creemos que sí, de hecho, estábamos trabajando en ello hasta que unos ladrones provocaron el apagón en Puerto Arcadia y robaron la información — Caelum estaba frustrado al recordar el momento, el cuál sucedió hacía pocos días — Es por eso que quizá se acelere el plan.

    — ¿Qué plan?

    — Puede que haya que salir ahí fuera muy pronto, amigo neoniano — El científico syleriano asentía mientras sonreía tímidamente — Y queremos que formes parte de eso.

    [...]

    Syleria, en la ciudad de Sovaam

    Paokt se observaba en un espejo alargado la extensa cicatriz que le recorría toda la columna vertebral. Una marca en su azulada piel que era imposible de borrar, básicamente porque cuando fue operado, apenas tenían conocimiento de los utensilios tecnológicos Anixis, por lo que tuvieron que hacerlo un poco a la antigua usanza. Una prótesis interna que ahora sustituía a parte de su esqueleto fue fabricada por Sith Regan, quién era el ingeniero con más conocimientos respecto a la tecnología Anixis. Operado por una docena de médicos sylerianos, el aún protector de la Elegida logró recuperar la movilidad de sus piernas gracias a dicha prótesis y a un trabajo excelente de sus símiles.

    Aún tenía pesadillas con la operación, en las que de pronto no podía volver a andar y se convertía en alguien postrado en una cama para el resto de su vida. Pesadillas con el accidente que tuvieron él y Uriow en la lanzadera, cuando Regresión comenzó a expandir su pulso electromagnético. Pesadillas en las que veía morir a Hylda, embarazada de su hijo o con él en brazos, mientras humanizados Anixis o neonianos conquistadores les intentaban matar. Pocas noches podía dormir plácidamente y en pocos momentos se sentía realmente seguro. Solo la presencia de su hijo llamado con el mismo nombre le lograba centrar.

    — Padre...

    Om se volteó, saliendo de esos pensamientos mientras tenía la vista clavada en el espejo. El joven Omnius, de ocho años de edad —a diferencia de en neonianos o humanos, los niños sylerianos maduraban muy pronto para su edad— se hallaba ante su padre con la mirada evidente de preocupación. Paokt se arrodilló ante su hijo, encontrándose ambos en el cuarto de baño de la planta más alta del edificio en el que vivían, lugar que ya fue visitado por Lill y su expedición cuando estos huían de los humanizados Anixis y se toparon por casualidad con el sistema Syler. Omnius observaba a su padre, permaneciendo ambos unidos por la mirada durante unos instantes.

    — No te preocupes, hijo — Musitó el protector de la Elegida, tratando de no preocupar a su descendencia — Tu padre no sufre.

    — Vivir con ello se asemeja al sufrimiento, padre — El joven Paokt Admir tomó de las manos a su progenitor — Déjalo ir.

    — Los recuerdos no se van, Omnius.

    — Las pesadillas sí, padre.

    El pequeño Omnius decidió marcharse a su habitación mientras Om permanecía inerte, de pie en medio del baño y con el espejo ante él, mirándolo fijamente. El protector nunca tuvo a su padre al lado para enseñarle la vida, pero ahora que tenía un hijo, era precisamente él quién le estaba enseñando a vivir después de lo sucedido. Desde la puerta de su habitación, Hylda había observado y escuchado toda la breve conversación entre su pareja e hijo. Si bien ella estaba volcada con sus traumas y ayudándole con ellos, su función de líder syleriana la mantenía ocupada lo suficiente como para que no tuviera toda la influencia posible en él. Omnius hacía la parte restante para que su padre Om pudiese recuperar su identidad y para que su madre Hylda pudiese ocuparse de sus obligaciones, ahora muy presentes.

    La Elegida Admir aún no le había dicho a su protector Paokt lo sucedido realmente en Puerto Arcadia, con todo lo que ello conllevaba. No quería añadirle más preocupaciones. Sin embargo, eventualmente le contaría todos los avances habidos con la posibilidad de saber más acerca de los verdaderos Anixis. Pero por el momento, era importante que primero Om lograse recuperar su estado anímico y mental, el cuál había ido mejorando muy poco a poco a lo largo de los casi diez años que habían pasado desde aquel fatídico accidente.

    Hylda recordó unas palabras que decía su padre y que ella conoció de boca de su madre:

    "El tiempo no perdona, ni sana heridas, ni te salva. Debes hacer todo eso tú mismo, porque de lo contrario, es cuestión de tiempo que el acabe contigo"
    .

    [...]

    Neonia, en la colonia de Isharay

    A pocos kilómetros de la colonia humana formada por tres arcas, se hallaba la que antaño era una aldea neoniana, ahora convertida en algo más. Isharay albergó en el pasado a poco más de cien neonianos, siendo ahora esa cifra de al menos cien mil. Estando al borde de la extinción desde hacía bastante tiempo, el pueblo neoniano logró reponerse en parte gracias a la aparición de la humanidad, logrando así aumentar su natalidad de manera exponencial. No obstante, seguían siendo un pueblo joven, concretamente el más joven de las tres especies que conformaban la Alianza Interestelar de Especies. Obtuvieron experiencia a través de la llegada de aquellos que vivieron en las cien bases secretas repartidas por toda Neonia, siendo estos seres muy adultos, quiénes vivieron incluso el comienzo de la rebelión Rhajik.

    Con la mayor concentración de neonianos en Isharay —otros se habían mudado a Promesa, ido a Syleria, Paraíso o Vulkano— se comenzó con su reconstrucción definitiva, la cuál comenzó en plena guerra de las dos humanidades. Actualmente la colonia estaba en expansión, alcanzando más terreno del que nunca tuvo. Fue por eso que el famoso árbol de los caídos —que quedó reducido a cenizas durante el enfrentamiento contra la Resistencia— pasó a ser llamado la tierra de los caídos, siendo actualmente un cementerio en el que había enterrados humanos —los neonianos incineraban a los suyos y esparcían sus cenizas mientras que los sylerianos enviaban sus cuerpos al sol para que estos se reuniesen con la estrella que les vio morir— pero en el que se podía venerar a cualquiera mediante una placa identificativa.

    Dada la controversia que hubo, se decidió omitir el nombre de Naylon Karless en dicho lugar, debido a que provocaba sentimientos encontrados. Quién quisiera venerarle, debía ir al mural de los fallecidos ubicado en Promesa, donde yacían los nombres de los caídos entre los que se encontraban Hillary, Cleo y Chloe entre otros. Pero solo fue en su caso, pues las placas identificativas de Turak Klamp, Narisha Taaliv, Vanth Dheer, Reeda Klamp y Axlor Vaalot estaban allí. Arva dio permiso para que tomaran la flor que creció en el lugar donde murió el padre de sus hijos y la trasplantaran en una maceta al lado de su placa. La mujer nacida en la Luna iba a visitar la lápida cada semana, ahora acompañada de sus dos hijos mellizos Jackon y Karla.

    — Riega la flor, cariño — Le indicó Arva a su hijo — Ahí tienes la regadera.

    Jackon se limitó a obedecer mientras Karla observaba enmudecida. Los dos pequeños no llegaron a conocer a su padre pues fueron engendrados poco después de su muerte, y por ello, los sentimientos que tenían hacia su padre no eran los mismos que los que podrían tener si éste hubiese estado al menos un tiempo con ellos. Su madre no les culpaba pues comprendía la situación, pero pese a ello, no dejaba de contarles historias de Axlor y vivencias que tuvieron. Nunca les contó cómo murió, pues consideraba que con nueve años de edad, no era adecuado hacerles pensar en eso. Lo único que Jackon y Karla tenían presente en su mente cuando pensaban en su padre, era que fue un héroe. Arva siempre lo decía.

    El joven Vaalot regó dicha flor con delicadeza, hidratando la tierra de su maceta para que esta pudiese beber. Su hermana leía por décima vez la descripción de la placa identificativa de su padre, en la cuál ponía:

    "Axlor Vaalot,
    tus compañeros de expedición y familia no te olvidan.
    Gracias por tu entrega para conseguir una vida mejor."


    Karla se percató de que su madre estaba haciendo un esfuerzo enorme por contener las lágrimas, por lo que se acercó a ella por detrás y la abrazó por la cintura. Arva cerró los ojos y sonrió mientras varias lágrimas recorrían sus mejillas. Jackon dejó la regadera y se unió a ese abrazo, estando la familia Vaalot Tidder reunida al completo.

    Tras un largo rato así, la familia Vaalot Tidder salió del cementerio con la intención de regresar a su alejada casa en la antigua colonia de Cuna. Les esperaba una lanzadera taxi, sin embargo, a la salida del lugar les estaba esperando también la líder neoniana.

    Erie iba acompañada de dos guardaespaldas neonianos y probablemente más encubiertos entre la muchedumbre, pues la seguridad que portaban los miembros del gobierno de la AIE era más que evidente. Al ver salir a la ex piloto Tidder junto a sus hijos, la líder Tovam se dirigió a ella hasta interponerse en su camino. La mujer nacida en la Luna se vio sorprendida al igual que sus hijos, pero la neoniana parecía estar ya esperándola desde hacía rato.

    — He ido a tu casa pero no estabas, por lo que supuse que estarías aquí — La líder neoniana indicó a sus guardaespaldas que se alejaran unos metros — Entonces te vi venerando a alguien junto a tus hijos y decidí esperarte, no quería interrumpir.

    — Te lo agradezco — Asintió Arva — ¿Ocurre algo?

    — En absoluto, simplemente tengo una propuesta para ti — Dijo Erie, con las manos cruzadas en señal de súplica — Hay un asunto importante entre manos, es probable que pronto haya algún anuncio y... ¿es Neonia tu hogar, Arva?

    Tidder se quedó bloqueada por un instante, sin saber cómo reaccionar a dicha pregunta. Tampoco sabía como interpretarla ni mucho menos que pretendía la neoniana, por lo que decidió responder con total sinceridad.

    — Nunca me moveré de aquí — Dijo la mujer de la Luna, tajante y ante la mirada de sus hijos — Ahora es mi hogar.

    — No tienes porqué hacerlo — Erie iba a soltar su propuesta — Pronto necesitaré a alguien aquí, ayudándome con las tareas que requieren hacerse para mejorar cada vez más.

    — ¿Qué quieres decirme con todo eso, Erie?

    — Con total probabilidad, perderé a mi principal apoyo — La líder neoniana hacía referencia a Khael, líder militar y segundo al mando de la sociedad neoniana — Y me gustaría que ocuparas su lugar.

    Desde que Arva dejase su profesión cómo piloto de la Arcadia y en general, nunca había recibido una oferta para regresar a primera línea. Ella tenía claro que nunca volvería a irse de expedición ni pretendía empuñar un arma pues debía cuidar de sus hijos, aún pequeños, pero colocarse en una posición de privilegio como lo era ser la segunda al mando en Neonia jamás se lo había planteado.

    El silencio fue tal, que por un momento, Erie pensó que aquello era una negativa absoluta. No obstante, Arva reaccionó poco después.

    — ¿Cómo sabes que vas a perder a tu apoyo? — Tidder quería saber ciertas cosas antes de decir nada a la propuesta.

    — Ahora mismo, en medio de la calle, no te puedo decir nada — Tovam estaba siendo sincera — De hecho, solo puedo darte la respuesta si te decides a formar parte del gobierno de la AIE. Tengo el consenso del resto de miembros para que ocupes el lugar de Khael llegado el caso.

    — ¿Por qué yo? — La mujer nacida en la Luna no podía creerse que fuese considerada para un cargo así — Hay candidatos mucho mejores para ese puesto.

    — Ninguno de ellos vive aquí ni demuestra su amor incondicional por Neonia como tú — Dijo Erie con seriedad — Además, sé que tienes experiencia con la diplomacia y que hasta el embarazo, eras una soldado más. Tus cualidades me encajan, aunque la decisión es tuya.

    — No pienso empuñar un arma de nuevo — Tidder fue absolutamente tajante con esa afirmación.

    — No tendrás que hacerlo, esos tiempos han pasado — Contestó Tovam con total serenidad — Aunque sí tendrás que tomar decisiones que afecten a toda la población. No voy a mentirte, es un puesto sensible debido a la exposición mediática, pero no concibo a otra persona a mi lado. Me inspiras confianza, Arva, creo que puedes contribuir para hacer de Neonia un mundo mejor. Así que, ¿cuál es tu decisión?

    La ex piloto de la Arcadia no sabía que hacer. Era una oferta importante, en la cuál tendría un sueldo superior para inscribir a Jackon y Karla en la mejor academia —pues Arva quería que sus hijos aprendiesen de todo para estar preparados para cualquier cosa en el futuro— y además sentirse útil de nuevo, después de tantos años alejada de la acción y de la toma de decisiones.

    Sería una nueva responsabilidad, sumada a la que ya tenía con sus hijos, pero también una oportunidad para comenzar una nueva etapa en su vida. Sabía que debía dejar definitivamente el pasado atrás, aunque eso significase asumir que Axlor se iría con el pese a que su recuerdo jamás se iría.

    — Me lo tengo que pensar, Erie.

    — Lo entiendo, contactaré contigo en unos días.

    La líder neoniana le agradeció el tiempo que le había dedicado a oír su propuesta y acompañada de sus guardaespaldas se marchó en su lanzadera privada. Jackon y Karla apenas habían entendido nada de lo que los adultos habían estado hablando, pero por la expresión seria de su madre, sabían que se trataba de algo sumamente importante.

    [...]

    Paraíso, a las afueras de Ciudad Anixis

    Bárbara tomó asiento. Su aparición en la vivienda de los Crane Carver no podía ser casualidad o una simple visita amistosa.

    Lio lo sabía, al igual que Snow. Lill aún permanecía en la planta de arriba, terminando de bañar a los niños. Snow le ofreció algo de comer o de beber a la actual gobernadora de la humanidad, pero ésta lo rechazó respetuosamente. Tras al menos dos minutos de completo silencio incómodo, se escuchó a Lill bajar las escaleras. Éste, al ver a la gobernadora Mason allí, puso una expresión de seriedad que solo ponía cuando se temía algo.

    — ¿Bárbara? — Crane se aproximó a la zona del salón donde estaban su mujer, su amigo y la gobernadora.

    — Hola, Lill — Musitó la líder humana, con una expresión de lamento — ¿Te importaría sentarte? A todos, ¿os importaría?

    Lill, Snow y Lio se miraron entre sí, dudando un instante de si disponerse a escuchar a la gobernadora Mason. El hombre de Ceres optó por tomar asiento, más por respeto a Bárbara que por querer oír lo que ésta tenía que decirles. El matrimonio de los Crane Carver hizo lo propio acto seguido, sentándose juntos en el sofá mientras sus dos invitados yacían en cómodos sillones anexos.

    — Primero que nada, me gustaría deciros que me alegra muchísimo veros — Indicó Bárbara, mostrando por primera vez, una tímida sonrisa — Apenas pudimos hablar en la ceremonia.

    — No creas que no nos alegramos de verte, Bárbara — Intervino Snow, queriendo dejar clara una cosa — Es simplemente que tu aparición aquí, con todo lo que está ocurriendo, no inspira tranquilidad.

    — Es comprensible, pero esta vida que todos tenemos ahora no seria posible de no haber sido por vosotros — Dijo la gobernadora humana con un tono conciliador — Es por esto que he decidido venir, aunque no contaba con que Lio estaría aquí.

    — Si no debo saber lo que sea que vayas a decir, puedo marcharme — Contestó Santos sin mayor preocupación — En serio, me es indiferente.

    — No, me viene bien que estés aquí.

    El trío que antaño trabajaba unido en la famosa expedición de Los Viajeros, se volvió a mirar entre sí. Cada uno de ellos con pensamientos un tanto distintos pero con una idea clara del porqué la gobernadora humana había acudido allí.

    — Has venido aquí por lo ocurrido en Puerto Arcadia, ¿verdad? — Lill decidió ser directo.

    Bar asintió, sin decir palabra. Lio soltó un breve suspiro al temerse lo que pretendía la mujer recién llegada. Snow miró a su compañero y supo que ambos estaban en la misma onda, pensando lo mismo. Lill quería escuchar lo que fuese que Bárbara quería decirles antes de decir él nada. Mientras los adultos se tomaban una pequeña pausa, los pequeños Owen y Gina salían del baño, yéndose el primero a su habitación y la segunda frenándose en seco cuando comenzó a oír el retomar de la conversación.

    — Los miembros que conformamos el gobierno de la AIE decidimos que el día de la celebración del décimo aniversario de nuestra nueva sociedad iba a ser un buen momento para reunirnos y discutir algo — Comenzó explicando la gobernadora Mason — Sin embargo, durante el apagón, fuimos saboteados por agentes externos y perdimos una información muy valiosa que obraba en nuestro poder.

    — Entonces, el apagón no fue hecho por fanáticos de la Resistencia o de Deon, sino por otros — El hombre de Ceres lo supuso — ¿Es eso?

    — Exactamente — Musitó Bar, cabizbaja.

    — ¿Por qué esto que nos cuentas difiere completamente de las noticias en televisión? — Snow sabía que había algo más por descubrir.

    — Decidimos mantenerlo en secreto porque implica revelar información sobre un proyecto en el que llevamos años trabajando.

    — ¿Y qué proyecto es ese? — Lill mantenía su postura de seriedad.

    — Durante todos estos años, una vez el efecto de Regresión era historia pasada, decidimos abrir un proyecto para la investigación exclusiva de las ruinas Anixis repartidas por Paraíso, en busca de posibles armas potencialmente peligrosas como la que ha estado a punto de hundirnos a todos como sociedad — La gobernadora quería que el trío entendiera totalmente lo que estaba ocurriendo — No encontramos nada relevante, ni siquiera información sobre que fue de los verdaderos Anixis... hasta que hallamos algo.

    Lill, Snow y Lio prestaron atención a Bar, la cuál sacó de su bolsillo un papel en el que se veían coordenadas y cartas astrales, entre otros detalles irrelevantes. Gina se encontraba sentada en los últimos escalones, observando a los adultos desde la oscuridad y escuchando su conversación con auténtica intriga. Siendo la niña algo mayor, podía entender más cosas.

    — Como podéis ver, son coordenadas — Indicó Bárbara — Hay cinco rutas establecidas a través de estas cartas astrales que llegan hasta estas coordenadas marcadas.

    — Esas cinco rutas están unidas — Lill, que tenía conocimientos de cartógrafo, notó eso — Forman una especie de ruta completa, dividida en cinco paradas.

    — Así es — Confirmó la gobernadora humana y miembro del gobierno de la AIE — Planetas.

    Lill, Snow y Lio enmudecieron instantáneamente. Bárbara asintió, reafirmado así sus últimas palabras.

    — ¿Cómo sabes que son planetas? — Snow tenía sus dudas — Podrían ser simples zonas del espacio exterior.

    — ¿Tanta molestia con hacer una ruta por distintas 'zonas' para dejarla justo antes de desaparecer? — Mason hacía referencia a los Anixis — Lo dudo mucho.

    — Bar, ¿por qué nos enseñas esto? — Santos quería ir al grano y saber definitivamente porqué ella estaba allí.

    — Esta es la información que ha sido robada por unos ladrones, a los cuáles estamos intentando dar caza sin llamar la atención — Contó la mujer, guardando ese trozo de papel de nuevo en su bolsillo — El tiempo está en nuestra contra, pues podrían revelar esa información a todos y entonces esa transparencia que decimos tener con el pueblo se convertiría en traición, en el peor de los casos.

    — ¿Y quieres que vayamos nosotros tras esos... ladrones? — El hombre de Ceres estaba muy sorprendido de que esa pudiese ser una posibilidad, pues la consideraba absurda.

    — No, como ya he dicho, tenemos gente ocupándose de eso — Insistió Bar, pues después mirar al trío con seriedad — Una vez ese tema esté solucionado, queremos formar una expedición para realizar dicho viaje y descubrir que les pasó a los Anixis.

    Las palabras de la gobernadora humana fueron como un dejà vú para el trío, sintiendo que estaban reviviendo de alguna forma el comienzo de todo. Era como si el círculo se cerrase y se volviese a abrir.

    La primera expedición que hicieron desembocó en el encuentro con los neonianos, la guerra Rhajik, el Supremo y la destrucción del sistema solar, la guerra civil contra la Resistencia, la irrupción de los humanizados Anixis y finalmente el arma Regresión. Pensar siquiera que una nueva expedición podría propiciar en desastres absolutos para la paz actual, les hizo decantarse por una negativa ante esta propuesta.

    — No cuentes con nosotros — Lill estaba tan seguro de que sus compañeros pensaban lo mismo, que también habló por ellos — Lo siento Bárbara, pero dejamos esa vida atrás.

    — Ahora tenemos cosas más importantes — Indicó Snow, haciendo referencia a sus hijos.

    — Quizá lo que les pasó a los Anixis nos pueda ocurrir a nosotros — La gobernadora humana quería que el trío se lo replanteara — Pensadlo, ¿y si estamos en peligro sin saberlo?

    — Ellos desaparecieron sin más, si eso nos pasa a nosotros, bienvenido sea — Contestó Lio con cierto enfado en su tono de voz.

    Bárbara asintió, consciente de que era muy difícil convencerles de que aceptaran formar parte de esa futura expedición. La gobernadora humana se incorporó de su asiento, dispuesta a marcharse.

    — No puede haber una expedición sin vosotros — Dijo la mujer con cierta resignación — Sois los mejores para ello.

    — Nosotros salimos de la academia de formación de exploradores en su momento — Dijo Lill, rememorando aquellos tiempos — Seguro que podrás convencer a un grupo de jóvenes talentosos para la misión.

    — Quizá tengas razón, Lill — Contestó Bárbara con indiferencia — Pero esto no será un viaje de colonización como el que hicisteis vosotros, sino un viaje por el futuro. Y para asegurar nuestro futuro, necesitamos a los mejores. Estas pueden ser las vidas que elegimos, pero el destino puede tener otros planes para nosotros.

    La gobernadora Mason abrió la puerta y salió de la vivienda ante el silencio sepulcral entre Crane, Carver y Santos.

    Precisamente la hija de estos primeros continuaba en los últimos peldaños de la escalera que daba acceso a la segunda planta, sumida en la información que acababa de recabar de la conversación adulta.

    Intentando no hacer ningún ruido, Gina se incorporó y se dirigió de regreso a la habitación que compartía con su hermano Owen. Éste estaba jugando con una linterna bajo sus sábanas, escuchando la entrada de su hermana y destapándose para verla sentarse, muy seria, en el borde de su cama.

    — ¿Qué ha pasado? — Owen notó que su hermana mayor estaba demasiado seria.

    — Quizá papá y mamá tengan que irse al espacio — Contestó Regina a su hermano menor — Como en las historias que nos contaban de pequeños.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Saludos, amigo. Paso a comentar el capítulo de hoy.

    Al fin, luego de 3 capítulos sin verlos, al fin he vuelto a ver a los personajes que más me gustan en esta historia y a sus familias. Sabes que yo tengo predilección por ciertos personajes, y que no verlos me pone un poco... nervioso XD. Por decirlo de una manera. Pero bueno, paso a comentar la trama del capítulo.

    Me alegra mucho ver que Lio ha visitado a Lill y a Snow. Se sentía muy doloroso leer como los que en su momento fueron compañeros de misión en situaciones de vida o muerte eligieron separar caminos y solamente interactuar por correo electrónico o chat. Digo, no es que eso no pase en vida real, pero es doloroso verlo en la ficción, más cuando esos personajes te gustan. Vemos que los niños realmente conocen a Lio, e incluso el pequeño Owen lo ha llamado tío. No creí que fuera a ser una situación así, pero me alegra ver que los niños conocen al resto de los adultos en la trama. Es bueno para el alma leerlo. Se ve que tanto Lio como Snow han estado mucho tiempo cerca de políticos como para saber que algo raro pasa con lo ocurrido en Puerto Arcadia, ya que Snow misma fue política, mientras que Lio estuvo a las órdenes de Jim hace años. Ellos dos justamente saben que puede haber algo más de lo que se dice, cuando justamente llega Bárbara a con todos ellos.

    Luego pasamos a Vulkano donde vemos a Yak que tiene un trabajo fijo como segurata en el observatorio científico que lleva el nombre en honor al que una vez fue su maestro. Me siento un poco mal por él, puesto a que de todos los neonianos que vimos en el comienzo (Tarisha, Vanth, Reeda, Turak) él fue el último sobreviviente. Pero bueno, parece ser que mientras se concentra en su trabajo puede tener distracciones. Se ve que él ha conseguido pareja nueva, una neoniana llamada Halisha. Y aquí hago un punto a parte. Quiero decir, incluso ahora que han pasado años, Yak parece que sigue teniendo un carácter pesado. Me pregunto si el tipo será el Brad Pitt neoniano, o si simplemente las féminas neonianas se ven atraídas hacia los que tengan esa posibilidad. Digo, no creo que haya alguien capaz de tener a las mujeres locas con tan poco esfuerzo. Pero bueno, bien por él si eso le ayuda.

    Entonces Yak recibe una invitación del propio Caellum para hablar con él en privado. Y por lo que parece, este tipo sigue siendo muy antipático en la forma en que habla. Pero eso no es lo importante, lo que importa es que, a raíz del robo de información sucedido por mano del grupo de Tyra, Lynx y Norman, todo parece que se irá precipitando. Estoy seguro que a Yak le gustará la idea de viajar y estar de apoyo en la tripulación que viaje a través del espacio en dirección a los planetas que los Anixis marcaron en esa ruta.

    La escena de Om, pese a que me gustó, la he sentido un poco para rellenar en este capítulo. Esto debido a que es la única en la cuál no se habla sobre todo este proyecto de los Anixis. Vemos que Hylda tiene esa intención para con su protector, lo cual es lógico, ya que le confió la tarea de sumarse a una expedición con humanos, neonianos y Rhajik para comprobar que las cosas en Neonia estuvieran realmente tan mal como lo anunciaban los demás. Supongo que es por esas cualidades que lo ve como alguien apto para el trabajo. Pero bueno, primero como lo dice el capítulo, él debe sanar de sus cicatrices tanto físicas como mentales. Lo bueno es que tiene un hijo muy maduro para su edad, algo propio de su especie, y una pareja que lo ama. Estoy seguro de que él se recuperará y estará en esa expedición.

    El cuarto y último escenario es en el cementerio (un poco cruel llamarlo así, pero bueno) donde Arva lleva a sus pequeños. Recuerdo que en el primer capítulo de la parte V enfocado en ella, Arva dijo que llevaría a los hijos hacia la flor que empezó a crecer en el lugar donde Axlor murió. Fue un detalle muy bonito que lo hayas incluido en la historia, tanto por el cariño que le tengo al personaje de Axlor por como enlaza los eventos de las partes, tanto narrativos como de los personajes. Es una lástima que los pequeños mellizos no hayan podido conocer a su padre, que seguro habría estado encantado con ellos. Y lo peor es que Axlor sabía que ella estaba embarazada y que intentó regresar a ella. Pero mejor me alejo de esto antes de que me invada la nostalgia :(

    Cuando la familia está saliendo de allí, vemos que Erie va de visita y quiere pedirle a Arva que se involucre en asuntos políticos por el amor que tiene al planeta en el que vivió tras la destrucción de la Tierra. Está claro que ella querrá lo mejor para sus hijos y aceptará si eso permite dárselos, solo espero que pese a lo que requiera ese trabajo, ella pueda estar para cuidarlos. Me haría ilusión que Arva pase a ese escenario si no fuera porque cada vez que una mujer pasa a cargos como esos, su vida corre peligro (el ejemplo de Cleo, Hillary y Snow; donde dos murieron y una sufrió un intento de asesinato). Espero comprendas que no me deja del todo tranquilo, pero si es una oportunidad para elevar al personaje de Arva, bienvenido sea.

    Por lo que dice Erie, parece que Khael irá. Es decir, las líderes neonianas y sylerianas dispondrán a sus hombres de confianza para el trabajo; e incluso Caellum optó por Yak como un elegido.

    Por último, regresamos al primer escenario, donde Bar parece que intenta convencer a Lill, Snow y Lio de que serán necesarios para esa clase de expediciones. Y aquí es donde yo digo "qué pesado". Ellos ya han explorado, luchado, ganado y formado familia. ¿Acaso no hay nadie mejor en las academias para tomar sus lugares? Vamos, que esto es como si los quisieran hacer trabajar hasta la muerte. Sería distinto si tuvieran hijos mayores de edad, pero los pequeños Owen y Gina tienen 9 y 13 años respectivamente. Y hablando de la pequeña Crane Carver, parece ser que ella lo ha entendido todo , o la mayoría al menos. Espero que eso no la desanime, porque estoy segurísimo que Lill viajará al espacio (lo anunciaste en el final del spin off de viajeros de otro mundo) y seguro se llevaría un mal trago.

    Hablando de eso... Lill y Yak no parecían llevarse bien, y está claro que el neoniano todavía no le perdonó lo que hizo en Paraíso. Si Caellum y Bar piensan en enviarlos, es posible que se encuentren en una nave en el espacio exterior. No sé si me gustaría estar allí cuando eso pase, pero viendo que Lill es un comandante retirado y que Yak se alejó de la toma de decisiones, puede ser que no estén tan enfrentados puesto a que no están al mando por más tiempo.

    Pero bueno, aquí acaba mi comentario. Parece ser que todavía no hay pistas nuevas sobre el rastro de ladrones que tienen la información, pero se sigue investigando. Me pregunto que sucederá si la AIE anuncia todo antes de que puedan liberar algo de esa info. Ya veo por dónde irá la trama de esta parte. Por un lado mientras vemos las vidas nuevas de los personajes que sobrevivieron a todo lo anterior, se va preparando todo para que las especies viajen de nuevo. No sé si será en la mitad de la parte o en el final, pero creo que todavía quedan un par de capítulos de preparación para que de comienzo todo esto. Aunque eso lo tendré que ver.

    Bueno, amigo. Me despido hasta la semana siguiente, si todo va bien :) Estaré esperando ansioso como nunca el próximo capítulo, puesto a que ahora sé que dirección tomará la trama, ya se multiplicaron mis ganas por continuar inmediatamente con este viaje (nótese el sentido de la palabra) que tendrán los personajes aquí. Nos vemos. Cuídate mucho :cynda:
     
    Última edición: 1 Marzo 2022
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  13. Threadmarks: Nueva generación (Parte 1)
     
    Manuvalk

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    Hola a todos, ya vamos por el séptimo capítulo de esta séptima parte de Los Viajeros y las cosas comienzan a avanzar. Este capítulo se encarga de acelerar una de las tramas de esta parte, la cuál llevará a otra. Poco a poco veréis como todo está conectado y se va entrelazando hasta alcanzar una resolución y a su vez el inicio de una trama principal para este segundo ciclo de la historia. Antes de dejarles con la lectura, dar las gracias a Reydelaperdicion por su puesta al día con la historia y por su entusiasmo por esta.



    Nueva generación (Parte 1)







    — Fui a ver a Sun — Murmuró Ender, sentado al borde del sofá y con los dedos de sus manos entrelazados.

    Cia se hallaba de pie frente a él, observándole con seriedad.

    La vivienda de la pareja era relativamente pequeña, y el salón en el que se encontraban no era una excepción. La policía estaba de brazos cruzados y sin decir nada, como si esperase que el tipo dijese algo más.

    — Pronto obtendrá la condicional... — El hombre alzó la vista por primera vez en la conversación, para mirarla a ella — Y quiere ver a su hijo.

    — Lo entiendo — Musitó Jenner, con absoluto pasotismo en su tono de voz — Puede ver a Kendall, pero para nada va a quedárselo.

    — Por supuesto que no — Dijo rápidamente Xom, viendo que su novia estaba a la defensiva — Y ella sabe eso, lo único que quiere es poder verlo cuando salga.

    — No hay problema en eso — Indicó la mujer, mostrándose un tanto arisca pero empática con la situación de la asiática.

    Ender se incorporó, cansado de estar sentado en el sofá.

    Una mesita de treinta centímetros de alto les separaba a ambos. El hombre abrió una puerta que tenía a escasos metros y que daba acceso a un diminuto balcón en el que apreciar una concurrida calle de Ciudad Anixis.

    Ella le siguió, apoyándose ambos en la barandilla que evitaba que se precipitasen al vacío.

    — Hay algo más, ¿cierto? — Cia lo intuía.

    Xom asintió, afirmando lo que para ella era un secreto a voces en el momento en el que vio la expresión de su pareja.

    Por suerte para ellos, Kendall no estaba presente, pues Iris lo estaba vigilando y permaneciendo con él en la habitación de éste para evitar que pudiese interceder en la conversación u escuchar algo que no debía.

    — El alcaide de la prisión, ese syleriano llamado Uriow Emmon...

    — Sí, le recuerdo — Musitó ella, mirando fijamente a su novio — ¿Qué pasa con él?

    — Me dijo que nosotros somos, básicamente, familia de Sun — Dijo Ender con cierta preocupación, como si se temiese el enfado de su pareja — Y que por eso, cuando ella sea liberada será asignada a esta vivienda.

    La expresión de Jenner se ensombreció repentinamente.

    Se le frunció el ceño, la seriedad era más que evidente y apretó los puños contra la barandilla, gesto que Xom apreció al instante.

    — Tranquilízate, cariño — El hombre habló con parsimonia para buscar contagiarle esa calma a ella — Haremos que sea un tiempo breve el que ella esté aquí.

    — ¿Cómo planeas hacer eso?

    — Le buscaremos un alquiler cerca, aquí en la ciudad.

    — Sabes que Ciudad Anixis es la ciudad más cara de todas, Ender — Dijo Cia, algo molesta con la idea del hombre — Cuesta muchas 'alianzas' mensuales vivir aquí.

    — Bueno, entonces le buscaremos algo en la colonia del arca cuatro — Contestó Ender, manteniendo ese tono pausado — Tiene que vivir en Paraíso, la libertad condicional no le permite salir del planeta.

    — Y aunque se lo permitiera, nadie la querría en Sovaam, por ejemplo — Murmuró Cia, quién pese a no tener casi contacto con Sun en el pasado, sabía de sus crímenes y como policía la repudiaba ferozmente — Mucho menos en Promesa.

    Ender lanzó un suspiro de agotamiento mental, el cuál identificó Cia, percatándose de que su pareja no quería discutir algo que a fin de cuentas era inevitable que llegara.

    — Bueno, tendremos que hacer eso, entonces — Añadió ella, seguido de un abrazo por la cintura para él — ¿Kendall lo sabe?

    — He estado pensando y creo que lo mejor será que entre su madre y yo se lo contemos todo, juntos. Tú eres su madre, en cierto modo, así que podrías estar si quieres.

    — No se si estaré...

    — ¿A qué te refieres, Cia?

    La comisaria Jenner recordó que la gobernadora Mason le indicó claramente que no debía revelar ningún tipo de información a nadie, y con Iris como cómplice, no quería involucrar a nadie más en la investigación del robo de información sobre los Anixis ocurrido hacia varios días en Puerto Arcadia.

    Fue entonces cuando recordó lo sucedido justo el día anterior: el motín en la prisión de la base Oberón. Era la excusa perfecta.

    — Estoy involucrada en la investigación de lo sucedido, precisamente, en la prisión — Indicó, mintiendo — Se ha solicitado agentes de todas las colonias para que investiguen el caso, siendo así imparcial.

    — Pensaba que el ejército de Khael se encargaba de eso — Contestó Ender, extrañado — El motín fue justo con ellos dando una de sus charlas para voluntarios.

    — Así es, pero al parecer requieren de la ayuda policial — Murmuró Cia, esperando que su novio la creyera y sintiéndose algo mal por tener que engañarle — ¿Acaso cuando hubo el motín en el arca cuatro no trabajasteis juntos la policía y el ejército de La Unión presentes?

    — Así es, pero fue un caso de asesinato en medio de una tensión evidente por haber variado el rumbo — Explicó Xom — Precisamente, el asesinato del padre de Iris.

    — Hablando de ella, iré a avisarla de que nos vamos — Cia cambió de tema completamente para no dar posibles motivos a su pareja para dudar — Debo dejarla en casa de los Crane Carver, donde la espera Lio.

    Ender asintió, sin darle demasiada importancia y creyéndose lo que Cia le acababa de contar.

    La mujer se dirigió entonces a la habitación del pequeño Xom Brume, donde la no tan joven Hennessey se encontraba. Tras tocar la puerta, esta fue abierta por el propio niño.

    — Hola mamá — Musitó Kendall con total normalidad.

    — ¿Qué tal, peque? ¿Dónde está Iris?

    Kendall señaló a un lado de su habitación, donde Iris se encontraba usando su computador para algo. Al ésta percatarse de que Cia se encontraba allí, terminó rápido lo que estaba haciendo y se dispuso a salir, no sin antes mostrarle la palma de la mano derecha al niño.

    — ¡Choca esa mano! — Indicó Iris, recibiendo dicho choque por parte del pequeño Kendall — Gracias por dejarme usar tu ordenador, Ken.

    — No pasa nada — Dijo el joven, mostrándose realmente amable — ¡Hasta pronto!

    La joven Hennessey y la policía Jenner se despidieron del niño con la mano, en señal de adiós, dirigiéndose acto seguido al salón para encontrarse con Ender.

    — Iris, cuídate — Dijo Xom con mucho aprecio mientras le daba un abrazo — Eres bienvenida cuando quieras, que lo sepas. Me ha alegrado verte.

    — Igualmente, gracias Ender — Respondió una cariñosa Iris — Nos veremos pronto.

    El que antaño fuera un soldado de alto rango en el ejército —humanizado— Anixis, se encargó de abrir la puerta para que ambas chicas salieran del apartamento, despidiéndose de ellas justo antes de cerrar la puerta.

    Cia e Iris tomaron un ascensor, encontrándose en el tercer piso de un edificio de cinco plantas y bajando hasta la primera, para salir finalmente a la calle.

    — Bueno, ¿y ahora qué? — La joven Hennessey estaba entusiasmada con ayudar en la investigación.

    — Te llevaría de vuelta con Lio, pero sé que me chantajearás con contar lo que Bárbara me ha dicho...

    — Quizá lo haría, pero no creo que merezca la pena y tampoco quiero poner en problemas a una amiga — Explicó la chica — Además, le acabo de enviar un mensaje por ordenador respecto a que voy a tardar unos días. Así que, por favor Cia, déjame ayudar.

    Tras varios segundos dubitativa —realmente no podía decirle que no— Jenner accedió, asintiendo para confirmar que la dejaba participar en dicha investigación, para alegría de Hennessey.

    Comenzarían ya mismo, poniendo rumbo directamente hacia la escena del robo: Puerto Arcadia.

    [...]
    Habían pasado tres días desde lo ocurrido en la ceremonia de la década cumplida por la Alianza Interestelar de Especies y el trío artífice de lo sucedido permaneció el día de después en algún lugar del polo norte de Vulkano, para rápidamente al día siguiente, poner rumbo a Paraíso. Gracias a la tecnología Anixis hallada antaño, actualmente el tiempo de viaje entre planetas se había acortado, siendo inicialmente de entre diez y cinco días hasta variar a los dos o tres días aproximadamente. La lanzadera en la que Lynx, Tyra y Norman se encontraban, estaba por llegar a las fronteras del sistema Faro de la Esperanza, por lo que deberían buscar una forma de aterrizar en el único planeta que había sin ser detectados por los cuerpos de seguridad.

    Gracias a que Lynx construyó un inhibidor de frecuencias, la lanzadera que pilotaba Tyra pasó a ser indetectable para los radares estándar de la AIE. El trío sabía que probablemente eran los humanos más buscados de todo el territorio conocido, por lo que toda precaución era poca. Manteniendo una velocidad estable, el pequeño grupo puso rumbo a la colonia del arca número cuatro de La Unión, la cuál nunca obtuvo un nombre oficial pues inicialmente no iba a ser habitada. Aunque sus habitantes la llamaban Colonia A4, se quería que recibiera el nombre de La Unión —curiosamente, una de las colonias humanas que hubo inicialmente en Neonia se llamaba Unión en su honor, antes de ser destruida en la guerra civil contra la Resistencia— haciendo referencia al antiguo gobierno humano y honrándolos.

    Mientras la joven Maxwell pilotaba la lanzadera y Herswood preparaba varios archivos copiados para distribuir la información recabada, Williams se hallaba pensativo acerca de lo que estaban por hacer. Si bien el plan inicial era este, el hombre tenía dudas respecto si actualmente era lo correcto. Evidentemente, compartía el deseo de sus compañeros de que la AIE fuera totalmente transparente con la ciudadanía, pero se resistía a simplemente publicar la información y perjudicar al actual gobierno. Si bien tenían sus diferencias, era mucho más preferible que gobernara la AIE a que lo hicieran los fanáticos de Deon Xom o los miembros restantes de la Resistencia.

    Sumido en sus pensamientos, Norman no se percató de que su compañero y amigo Lynx se sentó a su lado en la famosa hamaca que tenían para descansar allí.

    — Ya está todo listo — Murmuró el joven Herswood con cierto entusiasmo — En cuanto obtengamos el potenciador de señal del arca, podremos enviar la información a todos los rincones del territorio conocido.

    Norman asintió, pero en su expresión se podía apreciar que estaba dubitativo. Lynx frunció el ceño y se aproximó más a su compañero.

    — ¿Ocurre algo, Norman? Sé cuando estás pensando algo que no debes.

    — Quizá lo que no debemos hacer es esto — Contestó el joven Williams con recelo — Piénsalo por un segundo. ¿De que nos sirve publicar toda esta información cuando podemos, simplemente, pedir algo a cambio por ella?

    Desde el asiento de piloto, Tyra escuchaba la conversación que se estaba llevando a cabo. Sin dejar de prestar atención a los controles de la pequeña nave, la chica aguardaba en silencio ante lo que estaba oyendo.

    — ¡Lo hacemos por la gente, maldita sea, Norman! — Exclamó Lynx, visiblemente enfadado y haciendo aspamientos con los brazos — Me sorprende que a estas alturas estés cambiando de ideales.

    — No estoy cambiando de ideales, estoy siendo realista — Williams se puso serio — Publicamos la información, la gente descubre lo del proyecto secreto Anixis... ¿y después qué? ¿a seguir escondiéndonos como ratas mientras las autoridades nos persiguen constantemente?

    — ¡Eso es lo de menos! ¡Seremos héroes, hermano!

    — ¡Héroes encarcelados, idiota!

    — ¡Si no te gusta el plan, eres bienvenido a abandonarnos!

    — ¡Sois mi familia, no os abandonaré! ¡Pero desde luego sí os diré que estamos cometiendo un error!

    — ¡Callad los dos, maldición! — Exclamó Maxwell desde el asiento de piloto, cortando la conversación — Voy a hacer contacto con la atmósfera del planeta, sujetaos. Y dejad de decir tonterías, hemos venido a lo que hemos venido. Ya es tarde para echarse atrás.

    Con sus palabras, Tyra acababa de mostrar su apoyo a la idea principal, la cuál era propiedad de Lynx, dejando a Norman solo en su pensamiento.

    El silencio se hizo presente en la lanzadera hasta que esta aterrizó en la zona destinada a ello, concretamente en la cima del arca cuatro, habilitada para el aterrizaje de lanzaderas forasteras. Una vez el aparato terminó su maniobra y se apagó, Tyra se levantó de su asiento, dirigiéndose seriamente a sus dos compañeros y amigos.

    — Norman, creo que deberías quedarte aquí mientras Lynx y yo hacemos el reconocimiento — Dijo la chica con una seriedad pasmosa.

    — Tyra tiene razón, ya que estás tan disconforme con el plan después de muchos meses de acuerdo, quédate aquí esta vez — Añadió Lynx con un tono borde.

    Norman no dijo nada, limitándose simplemente a asentir con la mirada fija en algún punto de la pared metálica de la lanzadera.

    El dúo formado por los jóvenes Herswood y Maxwell salieron del aparato para dirigirse al check in, algo obligatorio si llegabas con vehículo propio. Mientras ambos se dirigían al mostrador de un pequeño habitáculo para registrar su llegada en lanzadera, comentaban lo sucedido con su compañero Williams.

    — No entiendo porqué ahora opina que esto es un error — Murmuró Lynx en voz baja — ¿Negociar con la AIE? ¿En serio?

    — Sinceramente, yo tampoco comprendo su cambio de idea — Tyra se sentía decepcionada — Ha sido en cuestión de días.

    — Soy consciente de los riesgos que tenemos al hacer esto, pero estoy dispuesto a asumirlos — Indicó el joven Herswood — Esconder secretos a la población es engañarla, y en eso la AIE no es tan diferente de los Anixis que llegaron a Neonia fingiendo ser otros seres.

    Tyra asintió, pues no le daba tiempo a decir nada más sin que la tipa en el mostrador pudiera escucharla.

    — Hola, bienvenidos a la arca número cuatro de La Unión o Colonia A4, como prefieran llamarla — Dijo cordialmente la chica recepcionista — ¿Vienen para registrar el aterrizaje?

    — Así es — Musitó Tyra — Me llamo Helen Mittwall y él es mi hermano Ronald.

    — Estamos pensando en mudarnos a esta colonia, venimos a ver viviendas — Añadió Lynx a la mentira.

    La recepcionista registró el modelo de la lanzadera e inscribió sus nombres en la lista de visitantes de la colonia, además de corraborar en la base de datos sus identidades —Lynx había logrado colar dichas identidades falsas en la base de datos, por lo que sus falsos nombres aparecían—.

    Tras dos minutos realizando todo eso, la chica les indicó que podían acceder al interior de la gran arca. Llevaban consigo una tarjeta identificativa que les acreditaba como visitantes. Tyra fue la primera en tomar el ascensor, acompañada de Lynx.

    — Debí haber puesto que éramos pareja, no hermanos — Dijo repentinamente el joven Herswood — Es una tapadera más creíble.

    — Sí, claro... Déjate de tonterías y concéntrate — Contestó la joven Maxwell con una media sonrisa inicial que se tornó en una expresión de seriedad — El reconocimiento empieza ahora.

    [...]

    La lanzadera que debía llevar a Cia e Iris ya había llegado a la zona de aterrizaje de Puerto Arcadia.

    El lugar estaba igual de transitado que siempre, pues tratándose del único punto de encuentro entre los tres planetas colonizados, la afluencia de gente era máxima. Aunque la policía estaba trabajando de encubierto —pues esa investigación era extraoficial— no dudaba en mostrar su identificación a los trabajadores del lugar, exigiendo tener acceso a la base de datos.

    Debido a su insistencia y secretismo, los empleados del complejo llevaron al dúo hasta la sala principal del edificio hotelero. Allí, en el mostrador central, una mujer las atendió con una sonrisa forzada.

    — Bienvenidas al hotel de Puerto Arcadia, ¿en qué puedo ayudarlas?

    Jenner sacó de su bolsillo una especie de móvil en el que se podía apreciar su identificación policial, lo que hizo cambiar el rostro de la recepcionista. Hennessey se hallaba detrás de su amiga, mirando seriamente a la trabajadora.

    — Vienen por lo ocurrido hace unos días, ¿verdad?

    — Así es — Contestó Cia con normalidad — Queremos analizar la base de datos con los registros de todos aquellos que tenían invitación a la ceremonia.

    — Claro, será solo un momento.

    La chica comenzó a maniobrar en la pantalla del ordenador hasta finalmente dar acceso al dúo. Esto le tomó al menos dos minutos, por lo que tras hacerlo, Cia le indicó que las dejara a solas. La policía, ayudada por Iris, comenzó a indagar en los datos. Nombres, fechas de las invitaciones emitidas, registros para pasar la noche... Aquello parecía un pozo sin fondo del que era imposible sacar conclusiones, aunque no por ello debiesen haberlo dejado pasar. Tras un rato con ello, decidieron dirigirse a la habitación donde los líderes fueron asaltados.

    Allí tampoco había pistas que indicasen nada. Jenner sabía que se trataba de gente con un plan, porque de lo contrario, no se habrían esfumado sin más. Tenían que haber estudiado los turnos de vigilancia, la arquitectura del hotel, la sala de reuniones donde los líderes estarían, el momento en el que actuar... Y si la policía no encontraba pistas, menos lo hacía Iris. La joven se esforzaba por ayudar a su amiga, pero no había prácticamente nada relevante en la habitación. Al no saber como actuar en esos casos, Iris se puso a pensar y eso le llevó a recordar algo que consideraba indiferente en un principio.

    La mayoría de gente presente en la zona estaba demasiado centrada en salir de allí debido al pánico generado, por lo que no apreciaron la lanzadera surcando el cielo nocturno. Sin embargo, la joven Iris sí lo hizo, mirando fijamente ese punto apenas luminoso que se hacía cada vez más y más pequeño en el horizonte.

    — ¡Claro! — Exclamó Iris, sobresaltando incluso a la propia Cia — ¡Vayamos a la azotea!

    — Iris, ¿pero qué...?

    — ¡Vamos, sígueme!

    A trompicones y casi como si fuese una revelación total, Iris y Cia corrieron escaleras arriba hasta alcanzar la azotea del hotel. Al llegar arriba, ambas mujeres tuvieron que tomarse un tiempo para recuperar el aliento y una vez lo hicieron, fue la comisaria quién tomó la palabra.

    — Iris, ¿me puedes decir que pasa? — Cia no entendía la situación tan abrupta.

    En ese instante, la joven Hennessey señaló a una distancia de varios metros, lo que parecía ser negrura en el suelo. Jenner se aproximó lentamente al igual que su cómplice, observando detenidamente aquella extraña mancha oscura en el suelo de la azotea.

    — Es suelo quemado — Indicó Cia, que sabía que podía significar algo pero no tenía cabos con que atarlo — ¿Y qué? No hay manera de saber que tiene que ver esto.

    — Trabajo con lanzaderas, bueno, Lio trabaja con ellas y yo le he ayudado múltiples veces — Dijo Iris con convicción absoluta — Sé que algunas lanzaderas no filtran los gases de combustión bien, y a veces, al despegar o aterrizar, provocan esas quemaduras en el suelo.

    — Vale, supongamos que esto lo ha hecho una lanzadera. ¿Qué tiene que ver con la investigación? — Cia suponía que la chica tenía algo que decir.

    — Durante el caos del apagón vi algo alejarse en el horizonte y por su trayectoria, había salido de la azotea — Murmuró Hennessey, señalando hacia donde vio irse a la lanzadera — No puede ser una coincidencia.

    Efectivamente, para Jenner eso tenía todo el sentido del mundo. Aquella deducción de su cómplice en la investigación la había dejado muy sorprendida, no por la revelación en sí, sino por las capacidades de ésta para averiguarlo. Aunque inicialmente tenía dudas, en ese instante Cia supo que llevarse consigo a Iris había sido todo un acierto.

    — Serás una gran policía — Sonrió Jenner — Vayamos hacia allí, en algún momento debió aterrizar esa lanzadera.

    Hennessey asintió, contenta de haber contribuido para bien en la investigación. Escuchar de la propia Cia esas palabras, le hacía sentir válida. Iris estaba cansada de ser secretaria en el taller de lanzaderas de Lio, y quería convertirse en aquello que la salvó de quedar desamparada el día del embarque en el arca número cuatro de La Unión: una policía. Ender tenía una parte de culpa en eso pues fue él quién encontró a la pequeña Iris sola y desamparada, pero después ha sido Cia quién la ha llevado a lucirse. Iris pensaba y suponía, que si su madre Lina estuviese viva y Lio aceptase su deseo, ambos estarían orgullosos de ella. No obstante, no era momento para sumirse en recuerdos.

    Iris y Cia salieron del complejo hotelero y se aventuraron por el bosque extenso que lo rodeaba, cruzándolo sin mayor dificultad —no tenía una gran extensión y en Vulkano no había animales que pudiesen atacarlas, solo insectos— hasta llegar a una explanada repleta de hierbas altas. Estas podían superar fácilmente el metro y medio de altura, siendo realmente molestas al querer cruzar la zona. El dúo decidió continuar un poco más, pero con la idea de que si no encontraban nada pronto, deberían dejarlo. Quedaban pocas horas para el anochecer y en la oscuridad sería imposible peinar la zona, mucho menos pedir refuerzos dado al secretismo de la investigación.

    Ambas mujeres fueron apartando las altas hierbas con sus propias manos hasta encontrarse con un espacio libre de estas. Se trataba de un círculo casi perfecto, hecho probablemente por una segadora. Parecía el sitio perfecto donde dicha lanzadera habría aterrizado, por lo que se pusieron a inspeccionar el área. No pasó mucho tiempo hasta que la propia Cia se percatase de los restos de una fogata, producida al menos hacía un par de días. Iris descubrió un pequeño sendero, siguiéndolo hasta dar con otra nueva zona, esta mucho más diferente que la primera. La joven Hennessey volvió a reconocer las clásicas quemaduras que producían algunas lanzaderas, en este caso sobre la hierba seca.

    — ¡Cia! — Iris llamó la atención de la policía, la cuál acudió al aviso rápidamente — Esa lanzadera ha estado aquí.

    — Sí, pero se fueron hace días, aún se ven los restos de una hoguera — Murmuró Cia, un tanto frustrada por volver a un callejón sin salida — Aunque esto nos vuelve a colocar en el principio. Ni siquiera podemos suponer que quién haya estado aquí sea el culpable de lo ocurrido en Puerto Arcadia.

    — Tanto tú como yo sabemos que es muy probable que estemos en lo correcto... — La chica confiaba en su intuición mientras la mujer dudaba — ¿Ves las marcas de quemaduras en la hierba? — Iris señaló un pequeño rastro que desaparecía a escasos metros — Despegaron en aquella dirección.

    Jenner se inclinó ante dichas pruebas, acariciando la hierba quemada y comprobando que esta se deshacía en sus manos. Alzó la vista y miró el vasto horizonte, más allá de los volcanes durmientes próximos a la biodiversidad del lugar en el que se hallaban, para después voltearse hacia su amiga y joven compañera.

    — Paraíso — Musitó la policía.

    Iris asintió, confirmando sus palabras.

    — Diría que has nacido para esto, Iris — Dijo Cia mientras esbozaba una sonrisa orgullosa — Buen trabajo.

    — Gracias... — La chica asintió, visiblemente emocionada.

    — Ahora contactaré con mis agentes para que chequeen todas las aduanas de lanzaderas que hay en Paraíso. Sea donde sea que hayan aterrizado, lo sabremos pronto.

    [...]

    Lynx y Tyra habían llevado todo el reconocimiento del lugar a cabo, descubriendo que la colonia poseía una seguridad sorprendente para estar alejada del foco de Ciudad Anixis.

    Y no era para menos, pues en dicha arca aún se conservaban pedazos importantes de la historia vivida por sus integrantes, cuando antes de salir del sistema solar, una onda expansiva de energía les propulsó al espacio exterior.

    Tenía incluso una zona museo, aunque era bastante pequeño en comparación con aquel que residía en Puerto Arcadia. Allí vivía una ínfima cantidad de gente en comparación a otras ciudades conocidas, pero en su mayoría allí eran humanos.

    El dúo se disponía a regresar de nuevo a la lanzadera, para irse y así evaluar desde un lugar seguro la dificultad de robar el potenciador de señal.

    No obstante, cuando el ascensor que les llevaba a la pista de aterrizaje ubicada sobre la propia arca se abría, estos comprobaron que en el mostrador para registrar la visita no había nadie.

    La trabajadora que se hallaba allí debía estar siempre en su puesto, pues igual que registraba la llegada, también debía hacer lo propio con la salida de los visitantes. Herswood y Maxwell se extrañaron lo suficiente como para preocuparse, por lo que decidieron no esperar más tiempo y regresar a su lanzadera rápidamente.

    — ¡Norman, abre! — Exclamó Lynx mientras golpeaba repetidas veces la compuerta de la lanzadera.

    Casi al instante, la compuerta se abrió, revelando a Norman con una expresión de resignación mientras hasta cuatro agentes de la ley le apuntaban a la cabeza con sus modificados Striker.

    Tyra se quedó paralizada mientras Lynx fruncía el ceño y la tomaba de la mano para huir, siendo sorprendido por una docena de policías más que, apuntándoles con sus armas, les acababan de tender una emboscada y por ende, los tenían rodeados.

    — ¡De rodillas, vamos! — Ordenó uno de los policías, mostrándose realmente incisivo.

    Tyra tenía la mirada perdida en algún lugar sin reaccionar a la colocación de unas esposas en sus manos, mientras Lynx miraba muy seriamente a Norman, ya detenido.

    El rostro de éste último denotaba cierta tristeza y abatimiento, pero nada podía cambiar la ira que Herswood sentía correr por sus venas mientras estaba siendo retenido.

    — Lo siento — Murmuró un cabizbajo Williams, mientras Lynx y Tyra le miraban con distintos sentimientos.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Saludos, amigo, voy a comentar el capítulo de esta semana. Diría que de momento este ha sido el capítulo más tranquilo de todos, pues poco ha pasado aquí. Eso no quiere decir que sea malo ni nada, pero se siente el cambio con los anteriores.

    Vemos que Ender y Cia han discutido sobre la situación por la que deberán atravesar cuando Sun sea liberada. Tal y como pensé, a Cia no le gusta nada la idea de que alguien como Sun esté en su casa, y no es para menos. Puede que ella haya cambiado, pero eso no quita el hecho de que en el pasado intentara asesinar a varias personas. Me sentiría igual si fuera yo y una persona así tuviera que venir a mi casa, sin dudas. Es lógica la forma en que reacciona, y se siente muy natural esa reacción. Vemos que Ender tampoco la quiere tener en su casa mucho tiempo y que tampoco quiere perder la custodia del pequeño. Realmente, es mejor así. Ambos parecen ser una pareja sana y estable (por eso me duele un poco que no se haya explorado su enamoramiento en la parte VI, pues solo se nos mostró una escena entre ellos y ya está). El pequeño Kendall está bajo el cuidado de ambos, y es un niño bastante bueno por lo que hemos visto de él hasta ahora. Creo que Sun entenderá que ellos dos son mejor para él, pero al menos podrá sacarse la espina de poder verlo.

    Al final, resulta que Iris no fue a ver a nadie por tema de lanzaderas y se metió a la casa de Cia para trabajar con ella XD. Creo que ella realmente tiene metido en la cabeza querer hacer algo más importante. Imagino que quizá sea algo aburrida la vida como una simple secretaria en un lugar de reparación de lanzaderas, pero seguro Lio (tras haber perdido a Hillary, Dyrian y Lina) será muy protector con la pequeña. Pero ella ya es una mujer y no podrá retenerla o protegerla para siempre.

    Luego vemos, finalmente tras un tiempo, a los criminales de esta parte. Norma, Tyra y Lynx, vaya al fin me aprendí sus nombres XD. Sus apellidos son otra cosa, pero déjame celebrar esta victoria parcial. Parece que Norman no está muy seguro de querer hacer lo que hace. Me alegra que ellos vean al gobierno como una buena entidad, y que nada más estén disconformes con su falta de transparencia para lo que está relacionado a los Anixis. Es bueno ver que no quieren nada más que hacer conocida la verdad, y mucho menos que regresen los regímenes como la Resistencia o los Anixis humanizados. Pero entiendo también el rechazo de sus dos compañeros a su idea. Es decir, han planeado el movimiento por meses y tenían decidido lo que querían hacer. El hecho de que Norman quiera cambiar de un momento a otro seguro jode bastante, de hecho, yo me he enfadado más por pequeñeces. Y lo suyo es un acto criminal. Pero bueno, él sabe que hace. No me gustó el hecho de que Norman parecería querer cambiar de opinión muy pronto. Quiero decir, no recuerdo haber visto muy a profundidad a Norman deseando querer hacer las cosas mediante negociaciones y no por su cuenta. Siento que es un poco forzado en él, por lo menos no siento que ningún momento previo me diera la chance de creer que eso es lo que él haría. Quizá si se nos hubiera mostrado en el pasado a él proponer el plan o más escenas de él reflexionando no caería tan forzado, pero bueno, lo hecho hecho está.

    Vemos que Cia e Iris investigan y que gracias a la joven Hennesey, que tuvo los ojos puestos en todo lo que ha pasado a su alrededor, ellas dos han logrado descifrar una buena parte del misterio. Debo decir que veo como un acierto que Iris quiera sumarse a la policía. Ella, tras la muerte de su padre, fue salvada por Ender que en ese momento era un oficial. Seguro ella le sigue admirando, y tras ver que Cia es parte del cuerpo de policía, seguro que tiene mucha curiosidad en esa profesión. Creo que esa mentalidad en Iris (en contraste con la de Norman) sí está bien justificada y se siente natural, sobre todo porque hemos visto más escenas de Iris que del criminal. Ella es ciertamente muy atenta a los alrededores, lo cual es un punto a favor en este universo lleno de peligros. Eso dará muchas mas chances de que pueda sobrevivir si algo malo llega a ocurrir.

    Y luego, el final. Lynx y Tyra van a trazar un plan para robar un potenciador de señal para poder revelar los secretos de la AIE a todo el mundo. Cuando, de pronto, son arrestados por la policía. Me pregunto si Norman se habrá entregado solo o al ver que estaba incrementándose la presencia policial por la orden dada por Cia, habrá temido por sus compañeros y habrá ido a entregarse para protegerlos. El caso es que ellos han fracasado en su objetivo y han sido atrapados con la información antes de ser distribuida. Hubiera preferido que este pequeño versus entre los ladrones y la policía hubiera durado un poco más, pues siento que los tres capítulos anteriores solamente estuvieron en el medio para dar la sensación de que duraba más tiempo. En el capítulo 2 robaron la info, en el 3 la obtuvieron y en el siguiente capítulo dedicado a ellos, fueron arrestados. Quiere decir que este versus duró un total de 3 capítulos. No digo que no me guste, pero creería que debió haber durado más tiempo, aunque sea un poquitito más. Habría sido interesante ver qué acciones tomaban los tres ladrones teniendo a alguien dubitativo al mando y qué otras hazañas habría podido conseguir Iris colaborando con Cia.

    Pero por el contrario, una parte de mí se alegra al saber que el conflicto acabó sin pasar a mayores, y que nadie salió lastimado (un milagro contigo, que no te cortas al lastimar a los personajes que me gustan XD). Ahora bien, creo que viendo el título de este capítulo y lo que aconteció en el anterior, ya veo a dónde nos llevará el siguiente.

    El gobierno tiene pensado hacer público todo el conocimiento que tengan, y también quieren un equipo que pueda partir al espacio para explorar el universo en busca de respuestas sobre los Anixis originales. Veo que en el siguiente capítulo, la parte 2 de este, podríamos ya tener a una nueva generación de viajeros. Siendo que Lill irá (por lo visto en el spin off previo), Snow quedará en casa con los niños. Quizá Lio, siendo que Iris ya es mayor y querría irse a la academia de policía también vaya. Pero como Cinthia dijo que no viajaría, Arva tiene la propuesta de Erie... creería que solo dos de la primera generación de Viajeros permanecerán. Si se dice que habrá una nueva, es lógico pensar que así será.

    Me pregunto qué personajes podrían integrar a la segunda generación. Lill, Lio, Yak, Khael, Om... diría que ellos son grandes candidatos. Sun, Ender, Halisha.. podrían estar también. Y quizá el gobierno decida no ser tan duro con los tres criminales dándoles la chance de redención participando también en la misión. Dudo que los hayas introducido y les dedicaras un capítulo entero para que acabaran encerrados, así que vería con lógica que se unieran al equipo. Quizá por la rendición de Norman decidan ser más blandos y les den esa oportunidad. Después de todo, ellos quieren quedar en la historia. ¿Qué mejor forma de hacerlo que formando parte de la segunda generación de Los Viajeros? Esa es su chance de oro.

    En fin, amigo, me despido aquí. Me ha gustado el capítulo. No falta nada para que se revele finalmente el objetivo de la trama de esta parte de la historia, aunque yo lo vaya intuyendo. Y muero por ver cómo conformas al nuevo equipo que partirá al espacio exterior y desconocido una vez más. Será hasta la semana siguiente. Un saludo, y cuídate mucho :cynda:
     
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  15. Threadmarks: Nueva generación (Parte 2)
     
    Manuvalk

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    Saludos a todos los presentes, gracias por leer esta historia día tras día. Como siempre, mención especial a mi gran amigo Reydelaperdicion por su compromiso con Los Viajeros y su entusiasmo. Este capítulo ahondará un poco más en el pasado de tres nuevos personajes que han aparecido en esta séptima parte mientras se juega con el pasado y presente, con el fin de que les conozcáis más a fondo y entendáis sus propósitos y preocupaciones, sueños y objetivos. No me explayaré más, os dejo con la lectura.







    Nueva generación (Parte 2)




    Una polvareda rojiza no dejaba ver más allá de los primeros metros, hallándose Tyra envuelta en una especie de cortina de humo, la cuál se había formado tras un disparo láser próximo que derribó parte de una edificación. Los gritos de los civiles se entremezclaban con las indicaciones de los soldados de La Unión y los sonidos que los Rhajik emitían previo a cada disparo. Con tan solo diecinueve años de edad, la joven Maxwell se encontraba en la situación más crítica de su vida. Unas máquinas inteligentes habían caído en la superficie marciana y estaban asolando la colonia Reinicio, hecho que se sumaba al haber perdido de vista a sus padres durante el comienzo del ataque.

    [...]

    Tyra comenzó a escuchar el sonido de unos pasos aproximándose a la que, suponía, era la habitación en la que estaba encerrada.

    Aquello era lo único que podía suponer, pues tras ser detenida junto a sus compañeros Lynx y Norman, se le colocó un casco para que no pudiese identificar el lugar al que la estaban llevando. Recordó el clásico y leve ruido de la lanzadera que la llevaba a bordo, pero no sabía si sus amigos estaban en la misma o los llevaron a otro sitio en otras lanzaderas.

    Al no ver nada desde dentro del casco y encontrarse en estado de shock, perdió la noción del tiempo durante el trayecto.

    Rememoró vagamente la cantidad de pasos que había dado al salir de la lanzadera —cuando esta aterrizó en su destino— porque los había querido contar en busca de obtener así una ligera idea del lugar en el que se hallaba, sin embargo, esos cincuenta y siete pasos solo le indicaron que, por los distintos sonidos al pisar, había entrado en algún tipo de recinto.

    Su breve camino terminó cuando fue encerrada en la habitación, suceso ocurrido hacía al menos ocho horas.

    La chica escuchó como dichos pasos cesaban en la entrada a la sala, abriéndose la puerta acto seguido.

    Se aseguraron de que pudiese respirar sin mayor complicación con el casco puesto, pero no se lo habían quitado en todo ese lapso de tiempo que había pasado y del que Tyra apenas identificaba cuanto era.

    El silencio se hizo en el habitáculo hasta que la persona que entró en el decidió ponerse tras la delincuente, sorprendiéndola al quitarle el casco y por ende la oscuridad en la que había vivido en las últimas horas.

    Una luz potente emergía de una placa de cristal ubicada en el techo, iluminando de un tono blanquecino toda la sala y provocando que los ojos de la joven Maxwell tardasen bastantes segundos en acostumbrarse a tanto brillo. Cuando lo hicieron, vio como una mujer de aspecto imponente, físicamente fuerte y con el pelo recogido se sentaba justo enfrente de ella.

    Vestía un uniforme muy distintivo y el cuál llevaba la insignia de la Alianza Interestelar de Especies, por lo que no se trataba de un simple policía o soldado. La mujer retenida la reconoció al instante.

    — Tyra Maxwell — Murmuró la gobernadora de la humanidad en persona, sujetando una tableta con toda la información de la criminal — Nacida en Marte en el año 2117, piloto licenciada en la AFE meses antes de subirse al arca número tres de La Unión... Tienes un expediente interesante, pero no veo antecedentes penales.

    La joven Maxwell no dijo nada, manteniendo la expresión facial sin dejar de mirar fijamente a la gobernadora Mason mientras ésta volvía a corraborar la información en su aparato digital.

    — Estás ante tu primera condena por hurto de información privada, alteración del orden público, por prófuga y además por reincidente — Bárbara no escatimó en detalles — ¿Por qué manchar tu expediente?

    — Bárbara Mason, antigua científica de La Unión a bordo del arca número cuatro, reconvertida a soldado con el rango de general en la milicia liderada por Gar Xom y actualmente gobernadora de la humanidad, siendo una de las líderes de la asociación de especies que antaño trataba de destruir — Tyra fue muy contundente en sus primeras palabras — ¿Acaso tu expediente está limpio?

    Esa ligera sonrisa que se dibujaba en el rostro de Bárbara, pasó al de Tyra en cuestión de segundos. La actual líder humana permaneció en silencio durante varios segundos, consciente de que la detenida también tenía bastante información personal sobre ella.

    — Responde a mi pregunta — Insistió Bárbara.

    — Por lealtad y transparencia — Contestó Tyra.

    — ¿Lealtad y transparencia a quién? — La gobernadora miraba incrédula a la retenida — Porque desde luego, no es a la AIE.

    — A la población — Murmuró la joven Maxwell con convicción — Aquellos a los que te debes como representante y que no conocen donde se están destinando la mayoría de fondos.

    — Desde que la Guerra de las Dos Humanidades acabó, en diez años, hemos reconstruido todo de tal manera que apenas queda un atisbo de lo ocurrido — Dijo Bar, sintiéndose de alguna manera, increpada — Los fondos restantes han ido destinados al proyecto Anixis por una sola razón: supervivencia.

    — ¿Supervivencia? — Tyra soltó una carcajada.

    — Creemos que los Anixis desaparecieron de Paraíso porque algo malo les ocurrió — Contó la gobernadora, sin querer revelar mayor información — Seguro que has leído el informe del pen drive, sabes bien de lo que hablo.

    — Claro, tú y los otros líderes pensáis que eso que les pasó a los Anixis nos pasará a nosotros... — La piloto hizo una pausa — Sin tener pruebas de que pueda ser así y escondiéndolo a la ciudadanía.

    — Si lo escondemos es por precaución, no queremos alertar a la población porque tú misma lo has dicho; no hay pruebas.

    — ¿Y entonces por qué enfrascarse en un proyecto absurdo cuando sus fondos podrían destinarse a ayudar aún más a las personas?

    — Porque las respuestas a lo que les ocurrió a los Anixis están ahí fuera y son la clave para nuestro futuro.

    — No hay futuro para un gobierno que miente a su pueblo.

    La sala en la que se hallaba la gobernadora Mason interrogando a la piloto Maxwell tenía una cristalera por la cuál se podía observar al interior, encontrándose Cia e Iris observando y escuchando la conversación entre ambas mujeres.

    La presencia de la joven Hennessey allí no sería posible de no ser porque Jenner convenció a la líder humana de que había sido de ayuda en la investigación, aunque siendo una civil no debía saber nada del proyecto Anixis y por ende la jefa de policía recibiría un castigo, siendo notificada por la propia Bárbara de ello.

    [...]
    Habían pasado tan solo dos meses desde que se dibujó en el cielo una luz llamada Colapso, fruto de la famosa destrucción del sistema solar provocada por Naylon Karless aka El Supremo. Instaurado un régimen militar por uno de los capitanes de las tres arcas que llegaron a Neonia, la ciudadanía vivía con la incertidumbre, el temor y la tristeza. Norman se sentía así, como muchos otros seres humanos que habían asimilado que su hogar ya no existía. El joven Williams había llegado en la tercer arca junto a dos amigos suyos, Lynx y Tyra, con la idea de empezar una nueva vida en el planeta neoniano. Norman se hallaba en lo alto de la colonia de Promesa, en una noche estrellada y marcada por la presencia de Colapso. Mientras la observaba, se preguntaba si sus padres habrían sufrido, o si estaban vivos entre la gente que llegó a Neonia. La incertidumbre respecto a su familia, el temor al futuro y la tristeza por lo sucedido le invadían por completo. Jamás se había sentido tan vacío.

    [...]

    La gobernadora de la humanidad y una de las líderes del Consejo de la Alianza Interestelar de Especies se encontraba sentada frente al hombre.

    Éste la miraba detenidamente, pero no de forma desafiante sino apenada. Bárbara portaba su tableta con la información del criminal, la cuál observó pausadamente hasta volver a centrar su vista en él. Norman estaba esposado de manos, con los hombros caídos hacia delante y una expresión de derrota en su rostro. Ambos estuvieron al menos dos minutos en silencio.

    — Norman Williams — Comenzó diciendo la gobernadora humana — Nacido en el año 2114 en la Tierra, abandonaste el hogar familiar muy joven y desapareciste sin más. ¿Cómo lograste evitar que la policía no te encontrara?

    — En la Tierra había barrios en los que la policía no se atrevía a entrar — Contestó Williams con un tono bajo y sosegado — Desaparecer fue fácil.

    — Tus padres acudieron a la policía según veo aquí, lo sabías, ¿no?

    — Lo supuse — Norman agachó la cabeza, visiblemente dolido — Fue un error el irme.

    — También veo que te alistaste en la AFE para ser explorador espacial — Bárbara observaba toda esa información en su tableta — ¿Por qué no terminaste la formación?

    — Decidí dar un giro radical a mi vida y marcharme a Neonia para comenzar de cero — Dijo Norman, recordando todo aquello — Parece que esa decisión me salvó la vida.

    — Eso parece — Musitó Bar, que dejó el aparato a un lado de la mesa y cruzó las manos — Dime Norman, ¿por qué has formado parte de esto?

    — Al principio, consideraba que era lo correcto. Revelar información secreta a la población... sentía que tenía un propósito con eso — Explicaba un apagado Williams — Luego vi que mis compañeros lo hacían con el propósito de ser recordados en la historia, o al menos así lo veía yo, por lo que entendí que estábamos cometiendo un error. Traté de disuadirles al último momento, pero fue en vano.

    — Entonces... ¿te arrepientes?

    — Me arrepiento, sí, de esto como de otras cosas que he hecho a lo largo de mí vida.

    — Tus dos amigos creen que has sido tú quién les ha delatado.

    — Lo sé — Asintió Norman, lanzando un suspiro al aire — Probablemente sigan pensándolo durante mucho tiempo.

    La gobernadora Mason coincidía con la comisaria Jenner en que el joven Williams era, de los tres retenidos, el más dispuesto a reconducir su situación actual.

    Norman sabía que habían cometido un error y prefería sacar provecho de ello —negociar con la AIE por la información robada en lugar de revelarla a la ciudadanía— a simplemente ser recordado como un Robin Hood. No obstante, aquella situación le había hecho recordar de nuevo y plantearse toda su vida.

    Si le daban la oportunidad de comenzar de cero, otra vez, no dudaría en tomarla.

    [...]

    Cuando Lynx despertó en el interior de una cápsula comenzó a hiperventilar de forma extrema. La compuerta de esta se abrió rápidamente, haciéndolo caer al suelo mientras jadeaba. A cada lado habían humanos y neonianos que estaban pasando por la misma situación. Con todas las cápsulas abiertas, soldados Anixis comenzaron a entrar para llevárselos a todos en dirección a la nave que los dejaría en nuevo en Neonia. El joven Herswood no sabía que se hallaban en una base en órbita y que habían sido dormidos por los humanizados Anixis con sus cápsulas somníferas, en plena guerra contra la Resistencia. El hombre solo recordaba estar buscando a sus amigos Tyra y Norman cuando cayó inconsciente. Un soldado totalmente cubierto por su metálica armadura lo arrastró hasta la entrada de una sala circular donde se hallaban decenas de personas más. La confusión era total en los presentes. Lynx tragó saliva, consciente de que estaban retenidos por una supuesta nueva especie inteligente.

    [...]

    Cuando Bárbara entró en la sala de interrogatorios, Lynx frunció el ceño y se incorporó de su silla.

    Esposado de manos y pies, el joven Herswood se veía realmente furioso y dispuesto a intentar algo para escapar. La gobernadora Mason así lo interpretó, por lo que se volteó a mirar la cristalera desde la que Cia e Iris observaban la escena.

    Si intentas algo, será peor para ti — La advertencia vino de parte de Cia por megafonía.

    Lynx tardó unos segundos en ser consciente de que sus posibilidades de escapar era ínfimas, prácticamente inexistentes.

    No sabía donde se hallaba exactamente, hacía apenas unos minutos que le retiraron el casco y estaba maniatado completamente por sus extremidades. El ladrón informático optó por no tomar asiento, pero decidió no realizar ninguna maniobra que empeorara las cosas.

    — Soy la gobernad...

    — Ya sé quién eres — Contestó repentinamente el hombre, con un tono bastante irascible — Ahórrate el discurso.

    — Vaya, Lynx Herswood, tengo la sensación de que eres el más idiota de los tres — Murmuró Bárbara con seriedad, mientras tomaba asiento y analizaba la información del criminal en su tableta — Naciste en la Tierra, el año 2117. Estudiaste ingeniería informática en la AFE pero nunca la has puesto en práctica de manera oficial.

    — Aproveché lo que me brindaba el sistema para ir contra el — Dijo Lynx, tajante — Solo basta un error para que todos los engranajes fallen. Yo siempre he buscado esos errores.

    — Y mira que bien te ha ido — Musitó la gobernadora humana sin reservarse nada — ¿Querías ser un héroe para el pueblo, Lynx? ¿Qué tal servir a la AIE realizando trabajos forzados en las minas del cinturón?

    — Veo que aún conservas algunas costumbres de tu novio Deon — Herswood sonrió sarcásticamente — Si no me equivoco, tu sirvienta Cia Jenner hizo trabajos forzados. Quizá ella me pueda dar unos consejos para sobrellevar la esclavitud.

    Las palabras del detenido no sentaron nada bien a Bárbara, mucho menos a Cia, quién abrió la compuerta y se dirigió sin pensárselo hacia Lynx.

    Éste no pudo hacer nada, viendo solo como la policía lo tomaba de la cabeza y se la estampaba contra la mesa metálica, rompiéndole la nariz. El grito que soltó Lynx fue breve pero intenso, mientras Cia mantenía su cabeza pegada a la superficie metálica de la mesa. Iris se asomó con una expresión de perplejidad en su rostro mientras Bárbara apenas reaccionó, sorprendida.

    — ¡Mierda! ¡Puta loca, me has roto el tabique!

    — Vuelve a mencionar mi nombre y te juro que no será lo único que te rompa — Contestó una furiosa Cia.

    — ¡Joder! ¡Estáis mal de la cabeza! — Exclamaba Lynx, realmente furioso — ¡Esto no es un interrogatorio, es una tortura! ¡Tengo mis derechos!

    — Aquí dentro, nadie tiene derechos — El tono en el que Bárbara dijo eso provocó que Lynx comenzara a temer por su integridad — No voy a andarme con rodeos, Herswood, vas a tener que tomar una decisión. ¿Estás dispuesto a trabajar para la AIE en calidad de miembro oficial o siendo parte de aquellos criminales que contribuyen en las minas?

    Lynx se sorprendió mucho al recibir semejante propuesta, más que nada porque nunca se había planteado tener que tomar una decisión así.

    Al igual que él, Tyra y Norman recibieron la misma pregunta, tomando una decisión que les involucraba, de aceptar, en aquello por lo que tantos meses habían estado suspirando: descubrir toda la verdad sobre el proyecto Anixis.

    — Vuestras habilidades son extraordinarias y necesitamos personal con vuestro potencial, formáis parte de una nueva generación — Les dijo Bárbara a los tres retenidos — Pero no os equivoquéis; esto es una condena a pagar, no unas vacaciones. Serviréis a la AIE, cumpliréis con los objetivos que se os pongan y después seréis libres. Vosotros decidís si trabajar usando vuestras habilidades o perdiéndolas.

    — Está bien — Musitó la joven Maxwell tras pensarlo detenidamente — Tú ganas, Mason.

    — Cuenta conmigo — Afirmó Williams, decidido a tomar esa oportunidad — Trabajaré para la AIE.


    — Vale, vale... serviré a la causa — Indicó el joven Herswood, consciente de que no tenía muchas alternativas donde elegir — Solo te diré una cosa, Bárbara; sed transparentes con todos y revelad el proyecto Anixis. La gente merece saberlo todo. Si de verdad la AIE quiere ser distinta a todos los que han intentado gobernar anteriormente, debe ser transparente con los suyos. Puede que seáis los líderes, pero sin el resto, vuestra palabra no vale nada. Piénsalo, por favor.

    La gobernadora humana le indicó con un gesto a Jenner que se llevara a Lynx de allí.

    Mientras ésta ayudaba al retenido a incorporarse y se lo llevaba acompañada de Hennessey, Mason permanecía quieta en la sala de interrogatorios. La mujer entendió entonces que, de haber sido transparente con la población desde el principio, quizá Lynx, Tyra y Norman no hubiesen hecho lo que hicieron.

    Comprendió que si no quería que algo así volviese a suceder próximamente, el Consejo de la Alianza Interestelar de Especies debía ir de frente con sus ciudadanos.

    El proyecto Anixis llevaba muchos años en activo y finalmente se pondría en marcha una expedición para viajar a todos esos planetas en los que ésta especie inteligente había estado.

    Su legado en forma de tecnología había salvado a humanos, neonianos y sylerianos de una pronta extinción. La AIE le debía el presente a los Anixis y el pasado de estos puede ser clave para el futuro de todos.

    Bárbara salió de la sala de interrogatorios y se dirigió a la sala de comunicaciones de la base Ío en la que se encontraba, decidida a convocar una reunión de urgencia con el resto de líderes del Consejo.

    [...]

    La Tierra, hace más de quince años...


    Un niño de apenas trece años de edad caminaba por una calle desierta en plena noche, bajo el amparo de las farolas, que parpadeaban fruto de su deterioro.

    Vestía con una camiseta verde de botones arremangada hasta los codos, unos pantalones vaqueros de color marrón y unos zapatos informales que combinaban el contraste entre el blanco y el negro. Sujetaba una mochila negra que portaba en su hombro izquierdo, además de un libro en su mano derecha con una nave espacial en portada y con el título 'Los Viajeros: los primeros exploradores espaciales'.

    Su rostro estaba bañado en lágrimas, pero de sus ojos no brotaban más. El silencio en el barrio era sepulcral, pero en la mente del adolescente todo era ruido.

    La amalgama de sentimientos en su interior parecía una bomba a punto de estallar, pero su aspecto facial denotaba seriedad y control absoluto. En ese instante sopló una brisa fresca que le heló el vello; olía a quemado.

    Unos pasos más adelante se abría un callejón a la derecha, estrecho y oscuro, en el que las figuras de varios parecían jugar al son del fuego. El chico se asomó lentamente desde la esquina, apreciando a cuatro jóvenes de su edad que bailaban rodeando una hoguera improvisada.

    Eran dos chicos y dos chicas, riéndose y disfrutando de algo tan simple como lo era bailar alrededor del fuego.

    El aspecto de todos ellos era bastante pobre, pues al parecer eran niños que vivían en la calle. Muchachos que por circunstancias de la vida habían terminado allí. Uno de ellos logró percatarse de que estaban siendo observados, por lo que cesó en su improvisado baile y señaló a la esquina, enmudecido.

    El resto le siguieron con la mirada hasta dar con aquel que les miraba a escondidas. Asustado por haber sido detectado, el joven solitario echó a correr, sin embargo, no vio que una baldosa de la calle estaba suelta y tropezó, cayendo de bruces contra el suelo.

    — ¡Oh! ¡Se ha caído! — Exclamó una niña, echándose las manos a la boca.

    — ¡Ayudémosle! — Indicó uno de los chicos, corriendo hacia el lugar de los hechos.

    — ¡Vamos! — Añadió la otra chica, siguiendo a sus compañeros.

    El niño restante de los cuatro que danzaban alrededor de la fogata, permaneció inmóvil. Sus tres amigos acudieron en ayuda del joven solitario, el cuál se incorporó con el apoyo de estos, quiénes le devolvieron su mochila.

    — ¡Eh! ¡¿Y mí libro?! ¡¿Dónde está mí libro?!

    Todos se dispusieron a buscarlo, exceptuando al único que no se había movido del lugar. No obstante, el libro no aparecía por ningún sitio y la noche dificultaba seriamente la visibilidad como para verlo a simple vista.

    Sin embargo, cuando el niño solitario se resignó a perderlo y los tres que le ayudaron cesaron en su búsqueda, aquel que no hizo nada en todo momento se aproximó a unas bolsas de basura que había juntas, hallando el libro entre ellas.

    Cuando lo tomó, vio la imagen de su portada y el título, justo antes de que el propietario del libro se lo arrebatara rápidamente de sus manos.

    — Gracias — Musitó el dueño del libro, que acto seguido le hizo espacio en su mochila para guardarlo.

    — De nada — Contestó el otro, que permaneció en silencio varios segundos — ¿Cómo te llamas?

    El joven solitario no habló. Se equipó de nuevo la mochila y se dispuso a irse, cuando una de las niñas le paró.

    — Yo soy Amanda, pero mis amigos me llaman Mandy.

    El tipo la miró a los ojos y después miró al resto. Dudó unos segundos, pero finalmente contestó.

    — Norman Williams.

    — Nosotros no tenemos apellidos — Musitó uno de los chicos con seriedad — Yo soy Taylor.

    — Hannah.

    — Pero pronto los tendremos — Dijo el único joven que quedaba por presentarse — Me llamo Lynx.

    El jovencísimo Norman asintió educadamente. Inicialmente iba a irse de allí y a seguir su camino, pero no tenía a donde ir y aquellos niños parecían querer entablar un comienzo de amistad con él.

    — ¿Dónde vivís? — Preguntó Williams, aunque internamente suponía que no tenían hogar.

    — No tenemos casa, dormimos aquí — Respondió Lynx, con el pelo tan largo que casi le tapaba los ojos — El fuego nos mantiene calientes y el restaurante de la otra calle tira sus sobras aquí. Es el mejor sitio de la zona.

    — Menos mal que esos niños malos de la otra calle ya no nos molestarán — Añadió Taylor, mostrándose efusivo — ¡Alguien les dio una buena paliza!

    Norman recordó el instante en el que dichos niños le asaltaron para robarle una vez más y, cansado de sufrir el mismo abuso siempre, decidió tomarse la justicia por su mano. No tenía porqué, pero el joven Williams decidió revelar quién fue el que les dio una paliza.

    — Fui yo — Murmuró Norman, serio — Los odio por intimidar a todos los niños de la zona. No me arrepiento de haberles golpeado.

    — ¡¿Fuiste tú?! — Amanda se sorprendió tanto que se echó varios pasos atrás, temerosa.

    — ¡Por favor, no nos hagas nada a nosotros! — Hannah estaba al borde de las lágrimas, casi como si diese por sentado que el chico nuevo iba a golpearles.

    — ¿Por eso estás aquí? — Lynx dudaba de si confiar en el muchacho.

    — Sí, acabo de irme de mí casa porque mis padres creen que estoy loco — La voz de Norman se resquebrajaba conforme iba contándolo — Lo hice para defenderme.

    — ¿Crees que podrías volver a hacerlo en el futuro si estamos en peligro? — Lynx parecía ver algo más que el resto no.

    — Jamás permitiré que se aprovechen de mí — Norman sonó tan decidido, que alivio al resto de jóvenes — ¿Por qué lo preguntas?

    — Ayúdanos a encontrar nuestros apellidos como nosotros te hemos ayudado a levantarte y a buscar tu libro — Lynx, pese a tener tan solo diez años, tenía una inteligencia superior a la media — Protégenos de los que nos quieren hacer daño y te podrás quedar con nosotros.

    — No he dicho que vaya a quedarme con vosotros — El joven Williams aún no tenía nada decidido.

    — ¿Acaso tienes a donde ir? — Lynx se aproximó a Norman hasta colocarse cara a cara — Juntos somos más fuertes en territorio desconocido.

    Norman reconoció esa cita como una de las de su libro titulado 'Los Viajeros: los primeros exploradores espaciales'.

    Dichas palabras eran autoría del primer ser humano en viajar más allá de la Luna y pisar una nueva superficie, siendo el antiguo comandante del ejército de La Unión, llamado Jefferson Stagger.

    — ¿Te has leído este libro? — Williams estaba gratamente sorprendido.

    — Sí, es mi favorito — Sonrió Lynx — 'Explorar no es simplemente reconocer un territorio; es descubrir lo que influye en nosotros, es buscar la respuesta a la pregunta que toda la humanidad se lleva haciendo desde que tiene uso de razón: ¿qué hacemos aquí?'.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Saludos, amigo.

    He leído y paso a comentar el capítulo de esta semana. Tengo que decir que, detrás del segundo capítulo, este es mi favorito hasta ahora. Ha sido genial, aunque creo que hubiera sido mucho mejor que las cosas que vimos en este capítulo hubieran estado presentes en algún punto antes que el anterior, ya que creo que eso habría hecho que el capítulo previo no se sintiera tan apresurado en el tema que comenté antes con la entrega de Norman a las autoridades. Pero bueno, eso es agua pasada.

    Me gustó mucho cada interrogatorio de Bárbara junto a Cia como compañera e Iris de testigo. Ver cómo cada uno de los jóvenes era interrogado luego de mostrar una escena de su trágico pasado fue una buena jugada. Y no las mostraste al azar, sino que fuiste primero en la invasión Rhajik, luego por Colapso y luego por el conflicto Anixis, tal y como las hemos ido viendo en la historia. Te ha quedado muy bien, y ha servido mucho para ver el pasado de estos tres personajes que han aparecido en la historia, los cuales se enlazan mucho con los otros eventos de la historia. Eso es algo que, independientemente del universo ficticio que sea, me alegra mucho. Ver que los personajes se involucran en las cosas que suceden y que no llegaron a dónde llegaron porque sí. Me recuerda mucho a los capítulos antológicos de USR en LGC. Así lo he sentido aquí, integrando el presente con el pasado, tal y como lo has descrito.

    Me alegra ver que los tres ladronzuelos (me gusta llamarlos así XD) son inteligentes y han aceptado la oferta de trabajar para la AIE usando sus habilidades en su favor y no en su contra. Claramente, yo lo presentía, que no ibas a lanzar a los personajes para que simplemente terminaran tras una celda y ya está. Pero pese a esperarlo, el resultado me ha dejado satisfecho por lo que he visto. Vemos que cada integrante del equipo afrontó la entrevista de forma diferente, siendo Lynx el que a vistas se ve como el más problemático de los tres. Eso ha estado bien, nos ha permitido diferenciar un poco más las personalidades de esos personajes y sirve para poder identificarlos mejor de cada al futuro. Todavía no tengo del todo claro sus apellidos, pero bueno, conforme pase el tiempo lo iré sabiendo.

    Ya con ellos en el equipo, estoy seguro de que pronto tiene que llegar la formación oficial de una segunda generación de viajeros para explorar el territorio Anixis. Aunque creo que gente como Yak, Khael, Om, Lill ya son claros candidatos para embarcarse en misiones así.

    Si recuerdas lo que puse en el capítulo anterior, yo quería que en este capítulo ya estuviera formado el nuevo equipo, pero fíjate que este capítulo, pese a no haber tenido eso, no me ha desagradado para nada. Siento que fue un capítulo muy a la altura de lo que muestra esta historia, incluso como dije antes, lo considero el segundo mejor por detrás del segundo, que tiene la corona por obvias razones.

    El gobierno, o por lo menos, la parte de la humanidad, tiene pensado ser más transparente con la población cara al futuro. Y me alegra que vaya a ser así. Si algo llega a salir mal, la población no guardará un rencor irracional contra ellos puesto a que lo habrían dicho todo. A ver las posturas que tomarán los demás representantes, pero veo que seguro se irán a favor.

    La escena final ha sido de lo más interesante del capítulo. Y lo único que lamento es que tuviera muy poca narración en comparación con la cantidad de diálogo que vimos allí. Creo que estuvo algo apresurada, y que tenía lo necesario para ser una escena más relajada que mostrara mejor el inicio de la amistad entre Lynx y Norman, que es un punto clave en el personaje, o al menos así lo veo yo. Pero al menos cumple muy bien el objetivo de generar interés en ellos. No me venían importando demasiado esos tres, y tras esta escena ahora sí he podido empatizar realmente con ellos (otro motivo por el que creo que esas escenas se debieron ver antes del arresto) y ahora tengo mucha curiosidad para conocer mejor su pasado... Hannah, Taylor y Mandy son gente que no está ahora mismo presente, y se siembra la duda de qué pudo haber pasado con ellos. ¿Habrán muerto con la invasión Rhajik? ¿Se quedaron en la Tierra y sufrieron en Colapso? Creo que para personajes nuevos que tienen un largo camino por recorrer contra otros que han estado más partes presentes, ha sido una buena forma para darles algo de trasfondo.

    En fin, hasta aquí llega mi comentario de esta semana, amigo. Sabes que la siguiente yo me iré de vacaciones, así que no sé cuando leeré. Pero lo haré, de eso no tengas ninguna duda. Justo ahora que acabo de salir de un gran capítulo y que parece que pronto se hará oficial la formación de un nuevo equipo de Los Viajeros, lo que más quiero yo es seguir explorando más este universo ficticio. Pero bueno, será hasta la siguiente ocasión. Nos vemos. Cuídate mucho, amigo :cynda:
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Título:
    Los Viajeros VII: Un nuevo orden
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    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    20
     
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    5555
    Bienvenidos un día más a la continuación de esta historia, espero que os esté gustando la séptima parte hasta el momento y os aseguro que se vienen capítulos muy interesantes. Como siempre, hago mención especial a mi gran amigo Reydelaperdicion y os deseo una plácida lectura.




    Desenterrando el pasado







    La gobernadora Mason avanzaba por los pasillos de la base Titán, ubicada en el cinturón de asteroides que rodeaba Paraíso como si de un muro se tratase.

    Hacía tan solo unos minutos que acababa de interrogar a Lynx Herswood, el último de los tres delincuentes que robaron la información del 'proyecto Anixis' —realmente el proyecto no tenía un título como tal pero se le fue atribuido por los mencionados criminales—, y se dirigía rápidamente hacia la sala de comunicaciones del complejo. Los empleados del lugar debían apartarse a un lado mientras Bárbara caminaba velozmente y con la mirada decidida, hasta llegar finalmente a dicha habitación.

    En el lugar se hallaba una extensa mesa que ocupaba un gran espacio, en la que había diversos aparatos tecnológicos que mezclaban tecnología humana, neoniana o syleriana —concretamente piezas, pues la tecnología de las tres especies como tal había dejado de funcionar debido a Regresión— con la tecnología Anixis. Gracias al rápido y sencillo desarrollo tecnológico, además del sobreesfuerzo de los ingenieros de las tres especies, se logró confeccionar una tecnología mixta, la cuál era eficiente y mejorada. Con las ventajas de la tecnología Anixis, muchos campos habían dado un salto de calidad, con las comunicaciones sin ser una excepción.

    La líder actual de la humanidad se paró frente a los aparatos, alzando la vista y viendo una gran pantalla anclada en la pared que la ocupaba literalmente toda. Tecleó rápidamente unos comandos y pronto se vio que estaba intentando entablar comunicación con otros lugares. Efectivamente, a los pocos segundos apareció en pantalla la imagen de la líder neoniana, Erie Tovam, a la cuál se unió instantáneamente la Elegida Admir.

    Las principales responsables de la Alianza Interestelar de Especies se veían cara a cara por una videoconferencia inesperada y que pese a ser atendida, no debía suceder hasta dentro de varias semanas.

    Gobernadora Mason, ¿se trata de algo importante? — La primera en hablar fue Hylda, tan sorprendida como preocupada al recibir la llamada de la humana.

    ¿Es sobre el ataque en Puerto Arcadia? — Preguntó Erie, suponiendo que aquello era lo único por lo que Bar habría llamado repentinamente.

    — Realmente no — Dijo Bárbara con un aura de misterio en su rostro y su voz — Pero es algo que deberíamos hablar entre todos.

    Automáticamente y como si hubiesen recibido la indicación, las líderes neoniana y syleriana incluyeron en la videollamada a sus segundos al mando.

    Bárbara hizo lo propio, por lo que Sith, Caelum y Khael se incorporaron en menos de un minuto al encuentro virtual. Los seis cargos más relevantes que conformaban el Consejo de la AIE se veían por primera vez desde el día posterior al suceso de Puerto Arcadia, en el que acordaron realizar una secreta investigación para hallar a los culpables.

    La gobernadora humana aún no les había comentado que ya habían sido hallados los criminales causantes del robo de la información, ni muchos menos que les había interrogado por su cuenta y que había llegado a un acuerdo con ellos para que se unieran a una expedición aún inexistente para el resto de líderes. Sin embargo, la llamada era para eso mismo, además de para acordar unos nuevos términos respecto al proyecto Anixis en el que tantos años llevaban trabajando.

    Quiero aprovechar para informar acerca del motín en la prisión de máxima seguridad de la base Ío — Intervino el neoniano Yannick justo antes de que la humana comenzara a explicar el porqué de reunir a todos — Han habido doscientas setenta y cuatro muertes, la gran mayoría seres femeninos. El alcaide Emmon ordenó a sus guardias que abatieran a algunas prisioneras que promovían el conflicto, sin acatar las normas estipuladas de comportamiento, por lo que ha sido detenido y se encuentra bajo jurisdicción neoniana.

    ¿El alcaide de mí prisión de seguridad ha sido detenido y no se me ha notificado? — Mason se sintió ofendida por no haber sido avisada la primera, aunque al recordar que ella había hecho algo similar, prefirió no seguir hablando.

    Uriow Emmon trabaja para los intereses humanos pero es ciudadano syleriano — Añadió la Elegida con cierta seriedad en su tono de voz — Si ha cometido un delito, debería cumplirlo en Syleria.

    Khael lo ha mantenido en privado hasta este momento por orden mía — Dijo Tovam, sincerándose — Esperábamos el momento oportuno para revelar los datos de lo sucedido en la base Ío, momento que iba a ser dentro de unas semanas hasta que Bárbara nos ha llamado. ¿Por qué lo has hecho?

    Las miradas de todos los líderes en sus respectivos campos se centraron en la gobernadora humana, la cuál debía dar explicaciones por algo que el resto desconocía pero que como máximos responsables de la sociedad, debían saber. Tras unos segundos de pausa, Bárbara comenzó a hablar con sus compañeros de equipo.

    — Hace tan solo doce horas que hemos encontrado a los causantes de lo que nos sucedió en Puerto Arcadia, el día de la ceremonia por los diez años cumplidos de la AIE — Empezó contando la gobernadora Mason — Tenemos la información personal de todos ellos, les he interrogado personalmente y les he propuesto trabajar para nosotros.

    Espera, ¿qué has hecho, Bar? — El ingeniero jefe Regan se quedó sorprendido — ¿Has actuado por tu cuenta sin decírnoslo?

    Eso mismo ha hecho, así es — Comentó el ingeniero y científico Pallow, máximo responsable del OCVD.

    No deberías haber hecho algo así, gobernadora Mason — Hylda se veía molesta — Se supone que las decisiones que nos conciernen a todos, las tomamos todos.

    Exiges transparencia respecto a lo sucedido en la prisión de la base Ío pero luego no la tienes tú con nosotros respecto al acto terrorista en Puerto Arcadia — Erie sonaba muy dura y tajante — ¿Qué se supone que debemos pensar o hacer con esto?

    Las leyes estipulan que lo que ha hecho, gobernadora Mason, es delito penal — Añadió Khael sin inmutarse.

    — Lo sé y una vez termine esta conversación podrán decidir que hacer con mi cargo — Murmuró Bárbara, consciente de lo que había hecho pero sin querer entretenerse mucho más — Antes me gustaría continuar explicándoos lo que quiero hacer.

    Los cinco miembros del Consejo de la AIE permanecieron en silencio, pacientes y serios a la espera de ver que era lo que la gobernadora de la humanidad quería proponer.

    — La intención de estos delincuentes era la de revelar a todos la información que llevamos recopilando sobre los Anixis a lo largo de estos años — Mason tragó saliva al ver los rostros serios de los otros líderes — Podrían habernos hecho daño pero no lo hicieron, solo querían realizar un acto bondadoso con la ciudadanía. No les defiendo ni estoy de acuerdo con su causa, pero en algo sí les doy la razón, a ellos y a vosotros: debo y debemos ser transparentes con la sociedad que tenemos.

    El tema de los Anixis es bastante sensible para todos, especialmente para un sector de los humanos — Indicó Caelum, extrañado — Revelar que estamos investigando a esta supuesta especie y destinando recursos a ello, ¿en qué nos beneficia?

    — En no parecernos a la dictadura de los Xom, que escondió la existencia de parte de la humanidad y del resto de especies a sus ciudadanos y estos se tornaron en su contra — Contestó Bar, concisa y directa — Yo estuve ahí, Sith también, y os puedo asegurar que esconderle información a la población es un error que nos puede salir caro. Me he dado cuenta tarde y ha tenido que ocurrir esto para que despierte, pero es la realidad que hay y la que debemos afrontar. Seamos transparentes.

    Algunos líderes como Hylda o Sith asentían en señal de favor, mientras que Erie, Khael y Caelum parecían estar en contra de revelar algo tan serio como el proyecto Anixis. No obstante, hacer lo correcto era hacer eso, por lo que finalmente los líderes confirmaron su aprobación a revelar dicha investigación tras asentir todos y cada uno a las palabras de la gobernadora humana.

    Tras este breve acto de sensatez, Bárbara retomó la conversación.

    — Hay algo más. Como dije anteriormente, les interrogué y acordé con ellos que trabajaran para nosotros.

    ¿Trabajar en qué? ¿La investigación? — El syleriano Pallow no entendía el porqué del acto de la humana.

    — No, en una futura expedición hacia los planetas indicados en la información que íbamos a discutir en Puerto Arcadia antes de que se nos fuera robada — Continuaba la líder humana — Es algo que ya hablamos todos en su momento. Creo que ya tenemos suficiente información como para enviar a un grupo cualificado hacia dichos destinos, para que prosigan la investigación en el terreno.

    Todavía es pronto, apenas tenemos detalles sobre los planetas mencionados...

    Sith no quería precipitarse, pero su argumentación se vio interrumpida de nuevo por Bárbara.

    — El reconocimiento se debe hacer sobre el terreno — Dijo la gobernadora humana — No hallaremos lo ocurrido con los Anixis desde nuestros telescopios y las sondas tardarán mucho más que la mejor de nuestras naves.

    Ese es otro dato a tener en cuenta; no tenemos una nave adecuada para un viaje así — Intervino el comandante militar Yannick, conocedor de todo — Y aunque la tuviéramos, se trata de un viaje muy largo.

    Creemos que la distancia entre dichos planetas no es excesivamente grande y contamos con las cápsulas Anixis para producir la criogenia, pero aún así, comprendo la postura del comandante Yannick — El científico e ingeniero syleriano opinó al respecto — ¿Quién en su sano juicio querría unirse a una expedición en la que visitarán mundos desconocidos y probablemente hostiles e investigarán acerca de una especie inteligente extinta de la cuál quizá no saquen conclusiones?

    Tras las palabras de Caelum —quién no había revelado que Yak estaba al tanto de la posibilidad de una expedición— el resto de miembros del Consejo presentes en la videollamada se miraron entre sí, sin saber realmente como responder a eso. Incluso Bárbara se sintió estúpida al plantear la posibilidad de la expedición en ese momento, consciente de que aquellos a los que quería en dicha misión se habían negado inicialmente dado a que tenían personas y asuntos de los que ocuparse.

    El silencio se hizo en la videoconferencia de líderes durante un largo minuto, hasta que la líder neoniana retomó el habla.

    Creo que hablo en nombre del resto cuando afirmo que la idea de formar una expedición es temprana — Dijo Erie con absoluta seriedad — Lo siento Bárbara, pero respecto a eso, los neonianos consideramos que no es el momento.

    Siento decirlo yo también, gobernadora Mason, pero la líder neoniana Tovam habla desde el raciocinio — Hylda se sumó a la negativa — Queda mucho por hacer en nuestra sociedad conjunta.

    Quizá dentro de unos años más, estemos listos para esa misión, Bar — Regan asintió, visiblemente apenado por su superior y amiga — Pero ahora no es el momento.

    Haría falta destinar muchos de los recursos actuales en el desarrollo de una nave similar a la Arcadia de la humanidad, equipamiento, suministros y un numeroso grupo de expertos en distintos campos, siendo un número igual para las tres especies las cuáles cargaremos equitativamente con el peso de la misión — Pallow expuso detalladamente como sería organizar dicha expedición, mostrando que sería muy costosa.

    Lo siento, gobernadora humana, pero mi líder ha dejado la postura de los neonianos muy en claro — Añadió Khael.

    Cinco de seis miembros del Consejo de la AIE habían dado la negativa a la posibilidad de iniciar una expedición que ahondara en los descubrimientos recientes del proyecto Anixis, siendo para la única persona dispuesta, un golpe muy difícil de digerir. Tanto, que Bárbara pensó por un instante en la posibilidad de actuar por su cuenta de nuevo. En ese entonces, los hilos neuronales de su cerebro se conectaron entre sí para dar luz a una interesante idea que la humana decidió exponer casi instantáneamente.

    — ¿Y si la humanidad carga con la mayor parte del peso de la misión? — Propuso la gobernadora de la humanidad, ante el asombro del resto de miembros del Consejo — ¿Y si la humanidad lleva más personal y material mientras que neonianos y sylerianos contribuyen con el resto de necesidades?

    Justo cuando parecía que la idea de una expedición hacia mundos que habían visto Anixis en sus superficies parecía esfumarse, la repentina idea de Bárbara frenó en seco las intenciones del resto de líderes, quiénes tenían decidido no acceder a semejante misión en esos momentos.

    El silencio volvió a la videoconferencia, esta vez con un ambiente que se sentía más liviano que anteriormente. La gobernadora Mason sonrió, como si de alguna manera, supiese lo que iba a ocurrir a continuación.

    — En ese caso, por mi parte y creo que por la del resto, estaríamos dispuestos a ayudar a la humanidad en su periplo por desentrañar el pasado de los Anixis — Informó la Elegida Admir, a la cuál nadie contrarió, dando así validez a sus palabras — Está en tus manos, gobernadora Mason. Que la humanidad hable.

    [...]

    Dos semanas después


    Era el decimoquinto día consecutivo desde el famoso anuncio para que la ciudadanía humana votara a favor o en contra de enviar una expedición en busca de respuestas respecto a los Anixis. Quince días desde que la gobernadora Mason declarara en la televisión por satélite que la Alianza Interestelar de Especies llevaba años investigando a los misteriosos Anixis, además de exponer el referéndum a sus conciudadanos para que fuese la propia humanidad —quién aportaría la gran mayoría de recursos— la que decidiese aceptar o rechazar el deseo de su actual líder. Quince días algo convulsos en los que Bárbara puso en marcha, aún sin saber cuál sería el resultado de las elecciones, todo el plan de la expedición.

    El jefe del Observatorio Científico Vanth Dheer, el syleriano Caelum Pallow, se puso manos a la obra junto a Sith Regan en la construcción de una nave de exploración capaz de soportar largos viajes en el espacio, albergar a un equipo de expertos con total comodidad y con todo lo necesario para la investigación. Recibieron toda la ayuda por parte de los especialistas en su campo, incluido el propio Westley Finn. En materia armamentística, el comandante del ejército de la AIE, Khael Yannick, fue requerido para escoger que tipo de defensas serían las adecuadas para la futura nave. Además de ello, el neoniano se encargó personalmente en preparar un cargamento de armas, munición y demás suministros que se hallaba a la espera de ser subido a bordo de una nave de exploración.

    Con todo en marcha y en duda a la vez, la gobernadora de la humanidad decidió emplear sus fuerzas en el último esfuerzo que necesitaba para que la expedición, sino ahora, fuese una realidad eventualmente. Bárbara convocó a varios viejos conocidos en la base militar de Ciudad Anixis, con la intención de exponer su idea ante ellos y de convencer a la mayoría posible. Por el momento, solo Lynx Herswood, Tyra Maxwell y Norman Williams formaban parte de la misión, siendo obligados a ello si no querían pasar muchos años de su vida en las minas del cinturón de asteroides. Los primeros en llegar al lugar y tener que esperarse en la entrada a la vivienda en la que vivía la gobernadora Mason —que un día fue hogar de los Xom— fue, precisamente, uno de ellos.

    Acompañado de su pareja, Cia Jenner, el hermano menor del fallecido Deon Xom y hijo del Emperador Gar Xom se reencontró con el lugar que antaño fue su hogar. Unas instalaciones militares en las que había vivido por cinco años, en las que había visto como su padre ejercía control sobre la población del arca cuatro de La Unión y en las que su hermano mayor terminó de enloquecer. Aquel lugar se sentía más como una prisión que como una casa, y los nefastos eventos sucedidos allí solo hacían más que avivar esa sensación en Ender. Cia notó en él cierto nerviosismo, por lo que le invitó a sentarse en un lado del pasillo donde había diversas sillas.

    — ¿Estás bien? — Preguntó la mujer nada más sentarse ambos — ¿Quieres un poco de agua o algo?

    — Te lo agradezco, cariño — Contestó él, recuperándose del golpe recibido por los recuerdos — Hace muchos años que no entro aquí. Conozco cada pasillo, cada habitación...

    — Lo sé y te entiendo — Jenner acarició el pelo de su chico — Tómatelo con calma, Ender.

    — Lo haré.

    El pasillo en el que la pareja se encontraba, daba acceso a un ascensor al fondo que subía a la última planta de la base militar la cuál era la vivienda de la gobernadora Mason. Sin embargo, recibieron la orden de permanecer en espera hasta que se les dijera que podían tomar el ascensor para el encuentro con Bárbara, por ello se sentaron y se limitaron a permanecer pacientes.

    No pasaron más de cinco minutos y el dúo vio llegar a Maya Vega, la que fue una de las doctoras del Emperador Gar Xom. La mujer se aproximó a ambos y les saludó con dos besos, sentándose acto seguido.

    — Tú también estás nerviosa, ¿verdad? — Cia inició la conversación al ver que Maya movía incansablemente sus pies, haciendo ruido.

    — Oh, sí, claro — Contestó la médico, sonriendo forzadamente — No sé que va a pasar, pero nunca he formado parte de una exploración espacial...

    — Es comprensible, pero piensa que si estás aquí es porque Bárbara considera que tus habilidades cómo médico son excepcionales — Ender intervino en la conversación para no quedarse al margen — Y para qué mentir: te conocemos y sabemos que contigo estamos en buenas manos.

    La doctora Vega no pudo evitar esbozar una sonrisa de satisfacción y alegría al oír las palabras de Xom, algo que incluso Jenner también agradeció oír, pues de alguna manera parecía que Ender estaba encontrándose mejor y no quería que Maya estuviese mucho más nerviosa. Tras un momento de silencio, la médico retomó la conversación cambiando de tema.

    — Me imagino que el pequeño Kendall está en la escuela — Murmuró la mujer, mostrándose algo más alegre y menos nerviosa que al llegar.

    — Así es, Ken está aún en la escuela — Confirmó Cia — Por eso mismo hemos podido venir los dos.

    — Aún recuerdo cuando lo tuve en mis manos, tras el parto de su madre — Maya sonreía, recordando con ternura el momento en el que ayudó a Sun a dar a luz, sosteniendo al bebé en sus brazos — Sé que es fruto de dos personas muy odiadas, pero ese muchacho no se les parece en nada.

    — En absoluto — Musitó Ender — Además, Cia y yo nos encargamos de educarle. Jamás actuará como Deon o Sun.

    Cia se sentía algo incómoda hablando de ese tema por lo que agradeció internamente la aparición de Lio, quién acababa de llegar de Neonia, su lugar de residencia. El hombre de Ceres asintió con la cabeza como saludo y se sentó junto a ellos.

    — ¿Cómo estás, Lio? — Jenner se alegró de verle, pero al ver que el hombre se sentó directamente, decidió no darle un abrazo.

    — No me puedo quejar, la verdad — Dijo Santos con normalidad — ¿Y vosotros qué?

    — Aquí estamos, esperando — Contestó Ender, quién acto seguido añadió — ¿Qué tal está Iris?

    — Muy bien, ayudándome con el negocio — Lio sonrió al hablar de ella — Le hubiera gustado venir, pero necesito que se quede para atender los pedidos de reparación y además Bárbara no le notificó que debiese venir.

    — Me sorprende que no lo haya hecho, Iris es una chica muy capaz y ha sido de vital ayuda en encontrar a los criminales que hicieron lo de Puerto Arcadia — Cia expresaba su opinión — Sé que no te gustó eso, Lio, pero ella de verdad quiere valerse por sí misma.

    — Tiene dieciocho años y sabe valerse por sí misma porque yo la he enseñado a hacerlo — Dijo Lio con contundencia — Quizá tu creas que ella podría manejarse sola o en una expedición, pero no quiero que forme parte de nada así porque no se merece más dolor del que ya ha tenido.

    — Creo que ella debe tomar sus propias decisiones — La mujer contestó con más seriedad — No puedes protegerla para siempre, Lio, y ella no siempre estará bajo tu protección.

    — Cia, por favor... — Ender notaba ya cierta tensión en el ambiente.

    — Mientras yo esté vivo, no dejaré que Iris se involucre en nada de esto — Santos estaba muy molesto por las palabras de su antigua amiga — Lina querría una vida normal para ella.

    — Tú no sabes lo que Lina querría para ella — Dijo Cia, molestándose también — Y si Iris está contigo es porque quiso hacerlo. Si con ocho años pudo tomar esa decisión por su cuenta, ¿por qué no puede tomar más?

    — Me da igual lo que pienses de mí, Cia, pero prefiero que termine odiándome y esté con vida, a que forme parte de algo que la termine matando — El hombre de Ceres fue tajante — Preocúpate de tus asuntos, que los tienes, porque ese niño vuestro crecerá y comenzará a hacer preguntas, hasta el punto en el que averigüe de donde proviene y entonces veremos si le dejas tomar sus propias decisiones.

    — ¡¿Qué mierda insinúas, idiota?! — Ender no toleró que Lio metiera en la conversación a su sobrino — ¡Kendall nunca será Deon o Sun! ¡Nunca!

    — Está en vuestras manos el que lo sea o no — Murmuró Lio, viendo que había hurgado en una herida sensible para la pareja — Siento haberlo dicho, pero es la verdad. Espero que podáis educarlo bien.

    — Lo estamos haciendo, pero le daremos la libertad que tú no le has dado a Iris — Le recriminó Jenner con cierta rabia contenida.

    — Espero que en esa educación que le estáis dando, meterse en los asuntos de los demás no forme parte — Contestó el hombre de Ceres, devolviendo el golpe verbal.

    La discusión parecía continuar, pero la irrupción de Cinthia en el pasillo logró pararla de alguna manera. La médico llegaba con una sonrisa que pronto se vio apagada al ver los rostros serios de la mayoría de los presentes. Sin decir nada, la mujer se sentó al lado de la otra doctora, a la cuál se aproximó para preguntarle.

    — ¿Qué se supone que ha pasado aquí? — Le preguntó en voz baja a su compañera — He escuchado voces en alto y cuando he doblado la esquina todos se han callado.

    — Estaban discutiendo — Respondió Maya sin dar más detalles — Al parecer, tenían cosas que decirse.

    Casi como si hubiesen llegado juntos, West doblaba la esquina y emprendía el camino recto del pasillo hasta llegar al grupo, sentándose justamente al lado del hombre de Ceres. Ambos se saludaron con un apretón de manos y el ingeniero simplemente se limitó a alzar la otra mano para saludar al resto, pues sus caras serias denotaban pocas ganas de hablar en aquel momento.

    — West, ¿estás bien? — De pronto, Santos interactuó con el ingeniero — Estás bastante más delgado que antes.

    — Estoy bien — Contestó Finn con dejadez — Simplemente ahora no tengo tanta hambre.

    — Pues come más, idiota — Le recriminó su viejo amigo, dándole un pequeño empujón — No me gusta verte tan delgado, parece que estés enfermo.

    Westley levantó la cabeza un solo instante y vio la mirada fija de la doctora Vega clavada en él. Fue ella precisamente la que le diagnosticó el cáncer que el ingeniero estaba padeciendo desde hacía meses, el cuál se había callado a todos sus amigos y conocidos. Solo ella conocía la realidad en la que el hombre vivía, ajena a lo que el resto pensaban.

    Por otro lado, Cinthia lo veía aún más delgado que aquella vez que se reencontraron en la ceremonia de la AIE en Puerto Arcadia. Su aspecto parecía ir en detrimento y la doctora Marlow, que no era tonta, comenzó a sospechar por su estado de salud. Sin embargo, aquellos pensamientos por parte de la médico se esfumaron al ver llegar a Lill y Snow.

    La pareja venía con seriedad, pues no les gustaba mucho la idea de que la actual gobernadora humana les citara para hablar sobre algo 'importante'. Al menos, a quién menos le gustaba era a Crane, pues ahora tenían dos niños de los que cuidar y lo que menos le interesaba era meterse de nuevo en los embrollos gubernamentales.

    No obstante, por parte de Carver, echaba algo de menos el tener responsabilidades y aunque no lo quería mostrar inicialmente, era inevitable no sonreír por ver a sus amigos reunidos de nuevo mientras un hormigueo le recorría la zona del vientre y la espalda.

    La pareja tomó asiento, pues el ambiente se sentía algo cargado y parecía que todos los presentes no estaban muy animados por estar allí.

    — Me alegro de veros — Dijo Snow, repentinamente — A todos, de verdad.

    — Yo también, a todos — Musitó Cinthia, que terminó con su mirada en la de West.

    — Nosotros también — Ender parecía hablar también en nombre de Cia, la cuál no dijo nada.

    — Veo que no soy la única — Musitó Bárbara, apareciendo ante el grupo tras bajar en el ascensor y esbozando una gran sonrisa — Bienvenidos de nuevo. Los demás nos esperan arriba.

    Sin decir nada más, la gobernadora Mason entró de nuevo al interior del ascensor y esperó a que todos los presentes hicieran lo mismo, para acto seguido pulsar el botón que les llevaba directamente a la tercera y última planta del complejo militar, donde se llevaría a cabo la reunión.

    [...]

    Sith, el único del resto de miembros del Consejo que se hallaba presente, miraba seriamente a Lynx, Tyra y Norman.

    El trío estaba sentado en fila frente una alargada mesa metálica, la cuál contaba en el centro con un aparato holográfico. El ingeniero Regan estaba de pie frente a ellos, teniendo justo detrás una gran pantalla digital que monitoreaba todos los informes de las autoridades, entre otras cosas. Era la red de comunicaciones que antiguamente pertenecía a Gar y Deon Xom, siendo ahora de Bar en su periplo como gobernadora humana.

    El silencio en la vivienda de la gobernadora Mason era relativamente incómodo, tanto, que incluso los dos soldados que vigilaban a los tres criminales se pusieron a conversar entre ellos.

    — Pues Paraíso será un mundo artificial y todo lo que tu quieras, pero realiza el curso de las estaciones como si fuese la mismísima Tierra.

    — Y que lo digas, es como si hubiese un mecanismo climatológico que emulase la primavera, el verano, el otoño y el invierno con sus franjas temporales.

    — Tal cuál, al pie de la letra.

    — Ya, pero si aún no hemos encontrado ninguna sala de control planetaria, dudo que lo sepamos.

    — Aún nos queda mundo por explorar, aunque lo primero es reconstruir.

    — Eso es cierto.

    De pronto, el ascensor hizo un breve sonido que alertó a los demás, quiénes se pusieron firmes para recibir a la gobernadora de la humanidad.

    Cuando las puertas se abrieron, Bárbara entró seguida de Ender, Cia, Maya, Lio, Cinthia, Snow y Lill. Todos se quedaron mirando por unos instantes a Lynx, Tyra y Norman, pues desconocían quiénes eran ya que aún no se revelaron los rostros de los detenidos a la población, debido a que la investigación fue secreta.

    Con un gesto elegante y cordial, Bárbara indicó a sus invitados que tomasen asiento, mientras ordenaba con la mirada a sus soldados que se fueran.

    En los rostros de los presentes se podía descubrir que era lo que pensaban en esos momentos.

    Mientras Ender no dejaba de observar lo cambiada que estaba la vivienda y Cia se limitaba a cruzarse de brazos, Maya y Cinthia conversaban entre ellas respecto su profesión y Snow veía de reojo la expresión de seriedad en Lill.

    Los tres jóvenes delincuentes no dejaban de observar a todos los presentes, reconociendo en todos ellos a los famosos Viajeros de la guerra Rhajik. Ya que Bárbara y Sith estaban murmurando algo entre ellos, fue Lio el encargado de romper la dinámica con la que había comenzado la reunión.

    — ¿Y bien, Bar? — La irrupción del hombre de Ceres con un tono de voz que se sobreponía al resto hizo que las conversaciones ajenas cesaran — ¿Qué se supone que hacemos aquí?

    La gobernadora humana indicó a su compañero del Consejo que tomara asiento, quedándose ella como la única persona en pie. Tras un breve suspiro, la mujer se dispuso a explicar el porqué de ese encuentro.

    — Algunos ya habéis sido notificados en otro momento, pero volveré a repetirlo — Bárbara se tomó una pausa y prosiguió — Tras conversarlo con el resto de miembros del Consejo de la AIE y a falta de que la humanidad decida, estoy formando una expedición para que se dirija a los planetas indicados en la información Anixis. Y he pensando en todos vosotros para que estéis a bordo.

    — Te estás equivocando, Bárbara, ya te dijimos que no contaras con nosotros — Lill se mostró realmente molesto, llegando a incorporarse y señalar inquisitivamente a la gobernadora — Una expedición solo trae desgracias.

    — Entonces, ¿por qué has venido? — Replicó la gobernadora Mason con incredulidad — Veréis, sé que os he insistido a algunos de vosotros, pero os aseguro que si salís de aquí convencidos del no, nadie os volverá a molestar respecto al tema.

    — Es un alivio, porque yo ya pasé por esto antes y vi muchos amigos caer — Cinthia intervino en la conversación — Ninguna expedición al espacio exterior es realmente importante. Ahora vivimos en paz con neonianos y sylerianos, se acabaron los conflictos... ¿por qué salir ahí fuera a buscarlos?

    — Nadie ha dicho que vayamos a buscar conflictos, doctora Marlow — Sith se interpuso con la intención de no dejar sola a Bárbara en sus argumentos — Solo buscamos respuestas.

    — Quizá esas respuestas estén aquí, en Paraíso, que aún no ha sido totalmente explorado — Maya compartió su punto de vista — Si debo formar parte de una expedición, mi respuesta es un sí. Pero si se puede evitar, no me opondré.

    — La realidad es que los Anixis se esfumaron de éste mundo y nos dejaron su tecnología — Dijo Snow, compartiendo su opinión — Cuando encontramos a los neonianos, casi parecían no existir por culpa de la masacre de los Rhajik. Lo mismo con los sylerianos, recluidos en un punto remoto de su propio planeta porque los neonianos les atacaron. No conocimos la existencia de ambas especies hasta que fuimos a sus respectivos mundos — Mientras Snow proseguía en sus palabras, todos la miraban con atención — Paraíso no es el planeta natal de los Anixis, es más que evidente dado que fue construido artificialmente. Quizá este mundo sea para ellos una base, un puesto de observación hacia otras partes de la galaxia. Pero, ¿por qué abandonarlo sin llevarse la tecnología como Regresión, capaz de inutilizar a cualquier especie inteligente? Yo también era escéptica y no veía que esta expedición tuviese mucho sentido, pero mi instinto me dice que es incluso más relevante que la que hicimos desde la Tierra a Neonia. Y recordad lo que conllevó ésta última.

    Todos los presentes enmudecieron al mismo tiempo. Los más impactados con las palabras de Snow fueron la propia Bárbara y Lill, quiénes no esperaban un discurso así y mucho menos que fuese a favor de la expedición. Éste último estaba realmente enfadado con su mujer pues consideraba que no pensaba en Gina y Owen, pero aquel no era lugar para discutir, por lo que permaneció en silencio a la espera del desarrollo de los acontecimientos. Con la doctora Vega y los delincuentes Lynx, Tyra y Norman como únicos confirmados a bordo de la expedición, la gobernadora humana decidió dar una última oportunidad al resto.

    — Entiendo que no es fácil tomar una decisión así, dejar atrás a tus seres queridos y emprender un viaje que tiene más contras que pros a su favor — Decía Mason con un tono conciliador — Pero como ha dicho Snow, mi instinto me dice que esto es muy importante para nuestro futuro. Y el futuro son vuestros niños, los niños de otros y en definitiva el porvenir de todas las especies.

    — Como dijo el gran Jefferson Stagger: 'Explorar no es simplemente reconocer un territorio; es descubrir lo que influye en nosotros, es buscar la respuesta a la pregunta que toda la humanidad se lleva haciendo desde que tiene uso de razón: ¿qué hacemos aquí? Para eso, debemos desenterrar el pasado del universo'.

    Las palabras de Norman fueron totalmente inesperadas para todos los presentes en la sala.

    Lynx, que al igual que Tyra consideraban que era un traidor y que les había delatado por haber cambiado de idea a última hora respecto al plan de revelar la información, reconoció esa cita del fallecido comandante marciano al instante. El recuerdo de aquella vez que la recitó ante el propio Williams le vino rápidamente a la mente.

    También se quedaron atónitos Lill, Snow, Lio y Cinthia, quiénes tuvieron trato con el que fuera el padre de su primer comandante de expedición, el fallecido Kyllian Stagger.

    — Informadme dentro de tres días si queréis formar parte de la expedición que desvelará los secretos de los Anixis desenterrando el pasado — Añadió la gobernadora de la humanidad, Bárbara Mason, mientras disolvía la reunión breve pero intensa que acababa de suceder — Volvamos a hacer historia, Viajeros.
     
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  18.  
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Saludos, amigo. Paso a comentar el capítulo. Como bien sabes, he estado de vacaciones, y por eso mismo no he podido comentar inmediatamente, aunque gracias a que me suscribí para que me lleguen las notis por correo, pude leer tan pronto tú publicaste XD.

    Ya sin más, me pongo a comentar. Debo decir que ha sido una gran sorpresa ver que Bar haya comunicado de esa manera a los otros líderes sobre la captura de los criminales y sobre el armado de una nueva expedición de viajeros para que vayan a explorar el territorio desconocido de los Anixis. Me ha sorprendido también que los líderes hayan rechazado dicha propuesta, alegando que necesitarían años para preparar una expedición para algo así. Lo veo con mucho sentido, ya que yo había estado esperando que todos acordaran y enviaran a gente para que realicen este trabajo.

    Sin embargo, debido a la propuesta de Bar, será la humanidad la que cubrirá la mayor cantidad de costos y gastos. Ante algo así, los demás miembros parecen estar de acuerdo, lo cual me parece bien, pero a la vez lo veo riesgoso. Digo, si esto termina atrayendo a los Anixis o a alguna otra especie peor al territorio de la AIE, será un caos total y entonces la humanidad será el principal responsable. Lo cuál podría terminar mal, ya sea con una disolución de la AIE (cosa que no debería puesto a que Syleria y Neonia no se opusieron, pero bueno XD) o con la quita de autoridad humana a las jurisdicciones.

    Creo que esto de haber hecho que la humanidad aportara más personal será una justificación para que los seres humanos sean las estrellas de la obra, tal y como ha venido ocurriendo antes. Quiero decir, de Neonia solo están los personajes de Erie, Yak, Khael y Halisha. Mientras que de los sylerianos están Hylda, Om, Uriow y Caellum. Cuatro de cada especie, y está más que claro que no todos ellos viajarán. Mientras que en la humanidad ya con Lynx, Tyra y Norman confirmados a la misión por obligación, ya están a nada de alcanzar los números del resto de las especies.

    Quedo a saber quién aparecerá para sumarse al equipo. Maya, por lo que se ve, quiere asistir, y siendo que Cinthia dijo que no quería moverse de allí, quizá ella sea la nueva doctora de la expedición. Arva no ha sido invitada, pero eso está claro puesto a que el rol de piloto ya está cubierto.

    Solo queda por saber quienes entre West, Lill, Snow, Lio, Ender y Cia tomarán el cargo para ir al espacio. No creo que Cia vaya siendo que tiene que trabajar como la jefa de policía, y Ender se ha tomado muy en serio la educación de Kendall como para irse ahora. Creería que si alguno de ellos dos va a ir, sería la mujer. Lill está confirmadísimo por el spin off de los viajeros de otro mundo, así que está claro que Snow queda atrás.

    Sorprende que hayan pensado en West para ir, puesto a que él está enfermo y solo pocos saben. Quizá él quiera ir y dar un último viaje antes de que la vida se lo lleve, pero eso está por verse. A Lio no sé si irá o no. Si bien, Iris ya es mayor de edad, lo que ocurrió con ella y Cia creo que sería lógico que se quedara atrás. Pero ya veremos. Quizá tenga una charla con ella y se dé cuenta de que, tal y como le dijeron en esa reunión tensa que tuvieron, ella es una adulta y no podrá cuidarla por siempre.

    Sé que esto ya lo hablé, pero me sigue sorprendiendo que no hayan ido a buscar a nuevos talentos a las academias. Quiero decir… 10 años desde que el conflicto con los Anixis y la Resistencia terminaran, y cuando hay que ir a un viaje, lo primero que hacen es ir a buscar a las antiguas leyendas. Entiendo que quizá quieran usarlos a ellos para promocionar la expedición diciendo a los prodigios de las academias “mira que puedes ir a una misión con los Viajeros”, pero el tener que recurrir a todos ellos me hace pensar que realmente las academias no han podido formar gente muy eficiente para las exploraciones... Da que pensar. Incluso Bar eligió llamar a los ladronzuelos que, si no recuerdo mal, no se formaron en las academias de la AIE porque ellos estudiaron mientras estaba todavía vigente la Unión.

    Pero bueno, ya veremos quienes forman esta expedición. Sí diré que muero de ganas por ver al nuevo equipo. Sé que Lill, Lynx, Tyra y Norman estarán allí. Maya es muy probable, y sé que alguien entre Yak, Om y Khael va a acudir sí o sí.

    Será hasta la siguiente ocasión, amigo. En la cual estaré disponible tan pronto como publiques siempre que a mi persona no le ocurra nada XD. Cuídate mucho :cynda:
     
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  19. Threadmarks: Los elegidos (Parte 1)
     
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Los Viajeros VII: Un nuevo orden
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    Saludos, finalmente hemos llegado al ecuador de la séptima parte de Los Viajeros, pues estamos en el décimo capítulo y el último será el número veinte. Espero que hasta ahora, la parte VII de esta historia os esté gustando y solo puedo aseguraros que lo que está por venir, en lo que queda de esta parte y más adelante, será mucho mejor. Como siempre, hago mención especial a mi amigo Reydelaperdicion que incluso en sus vacaciones estuvo pendiente de la notificación del anterior capítulo, algo que merece ser reconocido con todo mi aprecio. Sin más que decir, os dejo con la lectura.




    Los elegidos (Parte 1)







    En una mañana normal en la Tierra, probablemente se oirían cantar a los pájaros.

    Sin embargo, el nacimiento de un nuevo día en Paraíso venía acompañado del silencio, solo quebrantado por los ruidos artificiales que generaba la población de Ciudad Anixis y del arca cuatro. La familia Crane Carver disfrutaba de la ventaja de no oír nada, pues su vivienda se hallaba bien entrado el bosque y alejada de los principales focos de concentración ciudadana. El clima podía variar según los patrones que estableciera el propio mundo, pero la temperatura media se mantenía muy estable —en su respectiva estación—.

    Aprovechando esto, el famoso ex comandante Lill Crane se encontraba sentado en las escaleras que daban acceso al porche de su casa, apreciando el calor natural del sol de Faro de la Esperanza, el cuál no era artificial en absoluto. Se incorporó de la cama mucho antes de que el despertador sonara siquiera, dejando a su mujer dormir plácidamente. Ella podía hacerlo al parecer, pues él llevaba una serie de noches en las que le era difícil conciliar el sueño, algo que parecía haberse producido fruto de la última reunión con la gobernadora Mason, acontecida hacía un par de días.

    La sola idea de pensar en formar parte de una nueva expedición le revolvía el estómago, más si cabe al recordar en todo lo que desembocó la última vez que formó parte de una. No tenía miedo a retomar la responsabilidad, ni siquiera a lo que pudiesen encontrar ahí fuera en el basto espacio exterior; eran sus hijos. Tenía miedo de dejarles y quizá nunca regresar, de no verlos crecer, de que no lo aceptaran. Le carcomía la posibilidad de que Regina y Owen jamás le perdonaran el haberse ido, con todos los riesgos que conlleva. Incluso se dio cuenta de que añoraba, por momentos, la exploración espacial; eso que le quitó cosas pero le dio otras.

    Se hizo cartógrafo por un motivo y ese era el de viajar por el universo, aunque las circunstancias le obligasen a dejar esa función de lado. Su lado racional le impedía acceder a esa expedición que Bárbara ofrecía, no obstante, su lado emocional le gritaba que era hora de regresar. Habían pasado diez años de absoluta paz y serenidad tras tanto sufrimiento. Y ahora se presentaba la oportunidad de volver al ruedo, ese que nunca pudo abandonar antes y que caló tan profundo en él, que le incitaba a unir sus caminos de nuevo. Pero creía que no podía aceptar, simplemente porque sus hijos no merecían que su padre les dejara siendo tan jóvenes. Supuso que no lo entenderían.

    — ¿Lill? — El hombre se volteó un tanto sobresaltado, al oír la voz de su mujer — ¿Qué haces aquí? ¿Has desayunado ya?

    — Sí, claro — Lill mostró una taza de café vacía que tenía a su lado — ¿Qué haces despierta tan pronto?

    — No eres el único que se levanta temprano, cielo — Snow se sentó a su lado y le dio un leve empujón con su cuerpo, mientras sujetaba una taza en sus manos — Ahora, ¿me puedes decir que haces aquí? No es momento de recolecta.

    — Tan solo me limito a pensar, Snow — Contestó el hombre con total sinceridad — Eso es todo.

    — Es por Bárbara y la expedición, ¿verdad?

    Crane miró a su mujer, pensativo, mientras ésta daba un sorbo al líquido que había en el interior de su taza, el cuál parecía té verde. Casi al mismo instante que Carver se volvía para mirarle, él apuntaba la vista al frente. Su respuesta era el silencio y para ella era una afirmación.

    — Siento no habértelo dicho antes, Lill... — Murmuró la que fuera antaño gobernadora de la humanidad — Pero echo de menos la responsabilidad de antes.

    — Lo sé — Musitó él rápidamente — Lo supe cuando diste ese breve discurso en la reunión.

    — Por eso llevas unos días comportándote de lo más extraño, ¿verdad?

    — No es por ti, cariño, es que...

    Mientras la pareja hablaba sosegadamente, desde el interior de la vivienda, la hija mayor de los Crane Carver escuchaba la conversación. Observando entre las cortinas de la ventana que daba al porche, la joven Gina oía todo lo que su padre y su madre se decían mientras el pequeño Owen yacía aún durmiendo en su cuarto.

    — ¿Qué es, Lill? — Snow se aproximó a su marido y lo abrazó — Sabes que puedes hablarlo conmigo.

    — ¿Tú quieres ir en esa expedición?

    La pregunta del hombre fue tan directa que descolocó a la mujer durante unos instantes. No fue hasta pasados diez segundos que Snow respondió.

    — Estudié para científica y por ello entré en la expedición II. Descubrir qué ocurrió con los Anixis... me intriga.

    — ¿Eso es un sí? — Lill insistía en lo suyo.

    — Lo es — Confirmó Snow — Sé que no te gusta la idea y yo tampoco estoy cien por cien segura, pero...

    — Yo también quiero ir.

    Una vez más, las palabras de Lill parecían golpear repentinamente a Snow en su intento por llevar la conversación. El hombre no dejaba de sorprenderla hasta el punto que ésta se olvidó de su taza de té verde. Gina proseguía espiando a sus padres.

    — ¿En serio? — Carver se echó levemente hacia atrás — ¿Me lo estás diciendo en serio, Lill Crane?

    Él asintió, mirándola. En su rostro se podía apreciar cierta preocupación e indecisión mientras que en el de ella se veía una expresión de relativo enfado.

    — Parecía justo lo contrario — La mujer retomó la conversación tras una breve pausa.

    — Lo siento — Contestó Lill — Si actué así, era para que no fuéramos ninguno de los dos.

    — ¿Y eso por qué?

    — Porque antes no teníamos dos hijos.

    — Teníamos padres, Lill.

    — ¿Qué me quieres decir, Snow?

    — No me malinterpretes — Indicó ella, tratando de que la conversación no se pusiera tensa — Entiendo tu postura, de verdad. Y la comparto, no me gustaría dejar a Gina y Owen solos.

    — Exacto.

    — Entonces, ¿qué se supone que debemos hacer?

    Crane permaneció dubitativo durante un momento, como preguntándose a sí mismo si era adecuado decir lo que había pensado y reflexionado durante esos días. Finalmente y por la insistencia de Carver en su mirada, el hombre se dignó a hablar.

    — Uno de los dos debería quedarse aquí con Gina y Owen — Dijo Lill, mostrando su idea — Sería mucho menos traumático para ellos.

    — ¿Lo dices en serio? — Snow parecía oponerse a esa idea — ¡Ni pienses por un segundo que me quedaría tranquila sabiendo que has cogido un billete de ida sin saber si tendrás el de vuelta!

    — ¿Se te ocurre algo mejor?

    — No — Contestó rápidamente ella — Y la conversación termina aquí.

    Visiblemente molesta, Snow se incorporó y entró en el interior de la vivienda, dejando a solas a Lill en el porche de su casa. Justo cuando la mujer regresó dentro, los pasos apresurados de su hija resonaban por las escaleras y el piso de arriba hasta llegar a su habitación.

    [...]

    Una lanzadera que se dedicaba al transporte de personas de un lugar a otro de Paraíso, aterrizaba suavemente en una calle de Ciudad Anixis.

    El tráfico aéreo apenas comenzaba a incrementarse pues eran las ocho de la mañana, por lo que el trayecto desde la aduana en el arca cuatro hasta la ciudad fue relativamente tranquilo y rápido. Previo a dicho viaje, Sun Brume tuvo que trasladarse la noche anterior desde la penitenciaria de la base Ío hasta la propia colonia del arca cuatro.

    Había pasado al menos una semana desde la rebelión acontecida en la prisión, disuelta por los mismos guardias que la patrullaban y por orden de su alcaide syleriano, Uriow Emmon. Éste fue detenido por el comandante del ejército de la AIE, el neoniano Khael Yannick, quién lo llevó a Neonia donde actualmente permanecía bajo custodia.

    La asiática salió del vehículo, agradeciendo al piloto, para después encaminarse hacia la entrada de una vivienda. La ex líder de la Resistencia apreció la pequeña capa de neblina que flotaba en el ambiente, rememorando aquel día en el que las cápsulas lanzadas por los humanizados Anixis en Neonia frenaron la guerra civil que ella misma promovió.

    Mientras se aproximaba a la puerta de la casa, Brume se decía a sí misma que no estaba orgullosa de aquello. La formación de la Resistencia, el ataque a Isharay y al gobierno humano, después la unión con Deon y finalmente el nacimiento de Kendall... Todas esas decisiones la llevaron al día de hoy, habiendo pasado antes diez años en una cárcel de máxima seguridad donde tuvo mucho tiempo para reflexionar por ello. Ahora, tras todo ese tiempo, la mujer comenzaba a ver la luz al final del túnel.

    Sun se acomodó la chaqueta de cuero roja que portaba y sonrió, para acto seguido golpear la puerta.

    Mientras esperaba pacientemente a que se la abrieran desde el interior, la asiática continuó recordando todo lo que la había llevado hasta ese momento. De no ser por la inestimable ayuda de Ender y Bárbara, la ex líder de la Resistencia jamás habría salido de la prisión. Su condena era para más de veinte años, pero la gobernadora Mason optó por rebajarla a diez y en ese entonces evaluar su conducta para así obtener la libertad condicional. Aquello y la insistencia de Xom en hacerle ver que tenía que estar con su hijo, la hicieron recapacitar completamente.

    Su vida había cambiado y se le presentaba una segunda oportunidad.

    — ¿...Sun? — La actual jefa de comisaría de policía en la Ciudad Anixis le abrió la puerta, mostrándose muy sorprendida — No te esperábamos hoy y Ender no me dijo nada.

    — Yo tampoco esperaba salir hoy — Contestó la asiática, algo molesta porque Cia no parecía dejarla entrar — ¿Me dejas pasar?

    — Adelante.

    Sun entró en la vivienda mientras Cia cerraba la puerta tras ella.

    La ex convicta comenzó a observar el interior de la casa, la distribución de los muebles y el ambiente familiar que se respiraba. Encima de una mesita en la entrada había varias fotos en las que aparecía Ender sujetando en brazos a un bebé Kendall, a Cia jugando con el niño cuando tan solo tenía tres años y hasta al propio Kendall con la edad actual, posando con el uniforme del colegio.

    Las lágrimas en el rostro de la asiática no tardaron en aparecer, sintiendo que se había perdido la gran parte de la infancia de su hijo. Pensaba que si pudiera, borraría los últimos quince años de su vida, exceptuando el haber tenido a Kendall. Evidentemente no de la manera en la que lo concibió, siendo forzada sexualmente por el psicópata de Deon mientras ella había sido drogada.

    Aquel niño era lo único bueno que había salido de una etapa que solo había traído sufrimiento para la ex líder de la Resistencia.

    — Lo... lo siento... — Murmuraba Sun, quitándose las lágrimas que recorrían sus mejillas con el antebrazo.

    — No te disculpes — Respondió Cia, quién no confiaba en ella, pero empatizaba con la gente — Por favor, ve al salón y toma asiento. Ender estará terminando de lavar a Ken.

    — Vale, gracias.

    Brume accedió y se dirigió al salón de casa, el cuál tenía al lado. Mientras se sentaba en el sofá, escuchaba murmullos de la planta de arriba, siendo estos Ender y Kendall.

    Tío y sobrino se encontraban en el cuarto de baño, siendo el último quién salía de la bañera mientras era secado por una toalla que utilizaba el primero. Mientras el hombre le ayudaba con los pantalones, el niño le hablaba.

    — Hoy en el colegio me han llamado Emperador Xom.

    Casi como si fuese una palabra prohibida, Ender alzó la vista y miró fijamente a los ojos del joven.

    — No dejes que te llamen así, Kendall — Dijo el adulto con un tono muy serio — Si lo vuelven a hacer, díselo a algún profesor. Y si ellos no hacen nada, iré yo a hablar.

    — Pero, ¿por qué? — El niño no entendía porque era malo que le llamaran así — ¿Significa algo malo?

    — Significa lo peor, hijo — Musitó Ender, insistiendo de nuevo — No dejes que te llamen así, ¿entendido?

    — Vale, papá.

    En ese momento, Cia golpeó la puerta del baño para llamar la atención de su pareja, quién dejó al pequeño vestirse solo mientras asomaba la cabeza por la puerta entrecerrada.

    — Tranquila, si quieres usar el baño nosotros ya hemos terminado.

    — No es eso — Dijo Jenner, visiblemente seria — Ha venido.

    — ¿Qué? — Xom no lo comprendía — ¿Quién ha venido?

    — Sun, ha venido y está en el salón — Respondió la mujer, haciendo saltar las armas en Ender.

    — ¡¿Pero cómo...?! — El hombre quiso disimular la preocupación con su sobrino — Ken, termina de vestirte y ve a tu habitación, ¿me oyes?

    — ¿Por? Yo quería ir al salón a ver la tele...

    — Hazme caso, Kendall, por favor — Ender trató de ser condescendiente — Luego te lo explico.

    El hombre salió del cuarto de baño y cerró la puerta para dar más intimidad al joven Xom, mientras la pareja se iba a la habitación contigua para discutir que hacer.

    — ¡Me dijo que me avisaría cuando viniese! — Exclamó Ender, molesto y preocupado — ¡Ni siquiera he tenido la conversación con Kendall!

    — Lo sé, estamos jodidos — Murmuró Cia, más calmada.

    — Iré ahora mismo a decirle que se vaya y venga mañana — Dijo el tipo, decidido — Hoy no es el momento.

    Totalmente en serio, Ender salió de la habitación y bajó las escaleras del segundo piso para presentarse en el salón ante Sun.

    La asiática no dejaba de recorrer con la mirada el espacio en el que estaba cuando vio al hombre bajar los últimos escalones y dirigirse hacia ella con decisión. Cia le acompañaba a escasos metros.

    — Lo siento, Sun, pero hoy no puede ser — Dijo Xom, tajante — Aún no le hemos contado a Ken quién eres y necesito tiempo.

    — ¿Más? — Brume se incorporó, expresando su malestar con el tipo — He estado diez años en una porquería de prisión, ¿me estás diciendo que no has tenido tiempo para decirle a mí hijo quién soy?

    Cia observaba atentamente a ambos parientes genéticos del niño, quiénes se miraban de manera fija y desafiante. Las palabras de Sun tenían toda la lógica del mundo, pero no para Ender, quién consideraba que era un tema frágil dado la fama de los verdaderos padres de Kendall.

    — Sabes perfectamente que no es sencillo — Indicó el hombre, quién optó por rebajar la tensión — Si no le dije nada antes sobre ti y Deon, es porque considero que aún es pronto.

    — ¡¿En serio, Ender?! ¡¿Pronto?! — Sun se sentía cada vez más burlada — ¡¿Y cuándo dejará de ser pronto?! ¡¿Cuándo?!

    Ender se volteó para observar a su pareja, la cuál estaba seria y algo apenada con la situación.

    Mientras la ex líder de la Resistencia se encontraba al borde de las lágrimas debido a la frustración, la jefa de comisaría escuchaba el crujir de unos pasos en la escalera que daba acceso al salón. Al girarse rápidamente, pudo ver al niño, quién estaba bajando lentamente hasta que su madre no biológica le pilló.

    — Kendall...

    Al decir Jenner aquello, tanto Xom como Brume se giraron sin dudarlo para ver como el pequeño de nueve años descendía uno a uno los escalones, mirándolos fijamente a todos.

    Si ya había tensión en el ambiente, la aparición inesperada del joven la aumentó drásticamente. El silencio se hizo para los tres adultos, quiénes no sabían cómo reaccionar, mientras Kendall accedía al salón y permanecía inmóvil ante todos. Justo cuando nadie se atrevía a hablar, fue el propio niño quién lo hizo.

    — Papá, mamá... ¿quién es ella?

    Sun tenía sentimientos encontrados en aquel instante.

    Por un lado, se sentía plenamente feliz al ver en persona al hijo que dio a luz hacía casi diez años, tras solo poder apreciar sus significativos rasgos en fotos que el propio Ender le iba proporcionando.

    Sin embargo, las palabras del niño refiriéndose a éste y a Cia como sus padres, le sentaron como uno de esos golpes en el abdomen que te desgarran por completo. La asiática tenía la necesidad de romper en llanto, pero no le quedaban más lágrimas que derramar.

    — Ken... — Cia miró al niño y luego miró a ambos adultos — Siéntate, tenemos que contarte algo.

    Obediente a quién había sido su madre prácticamente desde el inicio, Kendall se sentó en uno de los sillones que adornaban el salón junto al sofá que ocupaba Sun.

    Cia observó a Ender y asintió, dándole a entender que ese era el momento para contarle la verdad al niño. A su vez, Ender se dirigió a Sun con la mirada, cabizbajo, indicándole que tomara asiento al mismo tiempo que él lo hacía.

    Con todos los presentes acomodados, se dio inició a la revelación que había sido escondida a Kendall por casi diez años.

    — ¿He hecho algo malo? — Preguntó repentinamente el joven Xom, al ver los rostros serios de los adultos.

    — En absoluto, Ken — Respondió Ender, quién se sentía el responsable de revelar la identidad de la asiática — Debo contarte algo, ahora que ya eres mayor.

    — ¿De qué trata, papá?

    Sun y Cia observaron instantáneamente al hombre, quién mantenía la mirada fija en el pequeño. Hubo una pequeña pausa que incrementó el nerviosismo en todos ellos.

    — Yo no soy tu padre, Ken, soy tu tío — Murmuró Ender, sin saber cómo reaccionaría el joven — Tu padre, quién era mi hermano, murió antes de que nacieras.

    Los tres adultos presentes se centraron en Kendall para ver cuál iba a ser su reacción. No obstante y para sorpresa de todos ellos, el niño ni se inmutó. Simplemente permaneció con los ojos abiertos como platos al igual que la boca, sin decir absolutamente nada.

    — ¿Estás bien? — Le preguntó Cia, preocupada.

    El joven Xom asintió sin decir palabra. Su mirada se centró de nuevo en la ex líder de la Resistencia.

    — ¿Quién es ella?

    Ender y Cia miraron a Sun, indicándole que debía revelar cuál era su rol en la vida del niño.

    — Kendall, yo... — La asiática tenía dificultades para encontrar las palabras exactas — Yo, eh... yo soy tu... bueno, soy tu mamá.

    Tras la afirmación, el rostro de Brume se inundó de lágrimas mientras que Kendall la miraba fijamente, como si intentase corraborar esa información a través de sus ojos. Pasó al menos un minuto entero hasta que el niño se levantó de su asiento y se dirigió hasta la mujer para darle un abrazo bastante estático y falto de emoción.

    Cia y Ender no entendían realmente la reacción del pequeño, aunque comprendían que era un trago difícil para él. Sun lo agarró con todas sus fuerzas y comenzó a llorar en su hombro, mientras el joven permanecía inerte. Decididos a dejar a madre e hijo a solas, la pareja que había estado tutelando al joven por casi diez años abandonó el salón.

    — Llevo soñando con este momento durante tantos años... — Brume no soltaba a su hijo — Mí niño...

    — Lo siento — Musitó de pronto el joven Xom — Me siento muy raro ahora mismo.

    La asiática se apartó un poco de su hijo y le acarició el rostro, el cuál tenía una expresión de seriedad y desasosiego.

    Sun era consciente de que tendría que ganarse su confianza y cariño, pues no podían tener ese vínculo afectivo de la noche a la mañana.

    Sin embargo, ahora tendrían mucho tiempo para ponerse al día, cosa que tenía decidida a la ex líder de la Resistencia en cuanto a contarle todo lo relacionado a ella y Deon, pues la mujer no quería que su hijo se perdiese detalle alguno de su procedencia por muy desagradable que fuese.

    — Tranquilo, lo entiendo — Contestó Sun, que mostró una tierna sonrisa al joven Xom mientras lo sujetaba por los hombros — Supongo que tendrás muchas preguntas que hacerme, así que tendrás todas las respuestas que quieras.

    [...]

    Lill se encontraba en el invernadero que poseía, próximo a su hogar, con la intención de recolectar las hortalizas más maduras.

    Habían pasado tan solo unas horas desde la tensa conversación con su mujer, la cuál no parecía estar de acuerdo en que él marchara dejando atrás al resto de su familia.

    Aquella conversación aún resonaba en su mente cuando para su sorpresa, la aparición casi repentina de su hija Regina le descentró de su trabajo, podando por error un tomate aún verde. Algo frustrado pero sin darle importancia al suceso, el hombre se aproximó a la puerta del invernadero, abriéndola para que la joven entrara.

    La niña de casi trece años de edad permaneció en silencio mientras ayudaba a su padre a terminar el trabajo. No fue hasta acabada la jornada, que la propia Gina optó por romper ese silencio algo incómodo.

    Ella sabía que su padre no dejaba de pensar en la conversación que había tenido con su madre respecto a la expedición, esa misma que ella había estado escuchando en secreto. Sin embargo, se sentía algo molesta porque ni ella ni Owen fuesen advertidos de la posibilidad de que alguno de sus padres fuese reclutado para tan largo viaje.

    Fue por eso que decidió preguntarle a Lill por esa causa.

    — Papá — La joven Crane miró a su padre, el cuál le devolvió una cálida mirada — ¿Puedo preguntarte algo?

    — Ya lo has hecho — Respondió él, sonriendo tras la broma — Cuéntame, ¿qué es eso que quieres preguntarme?

    — Vas a irte a las estrellas, ¿verdad? — Gina fue directa al grano — Os he escuchado a ti y a mamá hablar de la expedición que la gobernadora Mason os contó. También la escuché a ella cuando vino a casa, estando el tío Lio.

    Lill no pudo evitar sorprenderse de las revelaciones repentinas que su hija le había dado. Aquello le hizo enfadar en primera instancia, pero rápidamente pensó en que era una niña que entraba en la etapa adolescente y que era propio de su edad hacer semejante acto de rebeldía.

    — Serías una buena espía, Gina — Contestó el hombre, volviendo a esbozar nuevamente una sonrisa — La gobernadora Mason necesita que yo o mamá estemos en esa expedición, porque somos los más experimentados. Recuerda que antes de que tú nacieras, tu madre y yo estábamos en una expedición.

    — Lo sé, mamá me contaba la historia de cómo os conocisteis, durante la etapa de Regresión — Pese a haber vivido dicha etapa a una corta edad, Gina demostraba tener una gran memoria y una gran inteligencia al comprender el periodo en el que vivió — Todas las noches.

    — Yo también os echaba mortalmente de menos estando aquí — Lill se sinceró — Fueron los diez meses más duros que he vivido.

    — Sé que no viniste porque no podías, pero aquello fue como lo que sería ahora que te fueras — Gina demostraba una vez más su capacidad de raciocinio — No sabes cuándo volverás. ¿Cierto?

    El ex comandante miró a los ojos de su hija, negando con la cabeza. Aquel gesto propició en la joven una expresión de evidente enfado que terminó por hacerla estallar de ira.

    — ¡No sabes cuándo volverás! ¡No sabes cuándo volverás! — Exclamaba la joven Crane, furiosa — ¡Podrías no volver! ¡Nos dejas otra vez, papá! ¡Otra vez!

    — Cielo, cálmate... — Lill intentaba apaciguar el enfado de su hija — Si no voy yo, tendrá que ir tu madre.

    — ¡Mentira! ¡La gobernadora Mason dijo que no os obligaría! — Gina insistía en su idea — ¡Os queréis ir! ¡Queréis dejarnos a mí y a Owen! ¡Os odio!

    — ¡Gina...!

    El hombre solo pudo observar como la joven salía del invernadero terriblemente enfadada, enfrascada en lágrimas y con los puños apretados en dirección a su casa.

    Lill se sentía realmente mal, pues no negaba que su propia hija tuviese razón en lo que decía, sin embargo, la joven no comprendía el hecho de que hay personas que no están hechas para tener una vida tranquila. Lill y Snow lo intentaron, habiendo pasado diez años así hasta el momento presente.

    Nuevamente se sumió en sus pensamientos cuando de nuevo se vio interrumpido. Esta vez era su mujer, quién venía acompañada del conocido ingeniero Sith Regan. El hecho de ver al hombre allí le hizo deducir inmediatamente de qué se trataba.

    — ¿Ha ocurrido algo con Gina? — Preguntó Snow a su marido — Nos la hemos cruzado y estaba llorando.

    — Nos ha escuchado hablar esta mañana y la otra vez con Bárbara — Respondió Lill, siendo sincero — Sith, ¿a qué debo tu presencia?

    Lill le tendió la mano a Sith, el cuál la aceptó gustosamente.

    Ambos se miraron las manos, recordando que, tras el periodo de inactividad tecnológica, el propio ingeniero le modificó la mano artificial al ex comandante, siendo ahora una simple prótesis que ya no disparaba láser sino que solo respondía a las señales de movimiento que el cerebro le emitía.

    El ingeniero había acudido a la vivienda de los Crane Carver como un mandado de la gobernadora humana, algo que la propia pareja suponía.

    — Bárbara me envió aquí como último recurso para intentar convenceros de que os unáis a la expedición — Explicó el ingeniero sin mayor problema — Bueno, teniendo dos hijos, he venido a convencer a uno de vosotros.

    Snow observó a Lill, quién notó en la expresión de su mujer que le estaba recordando la anterior conversación. Sith creía que su labor iba a ser complicada, cosa de la que se sorprendería cuando viera que ambos estaban dispuestos pero que no estaban de acuerdo en quién de los dos se quedaría.

    — ¿Y por qué te envía Bárbara? ¿Acaso no puede venir ella? — Crane optó por desmarcarse un poco del tema.

    — Ella tiene otro asunto entre manos, al parecer va a convencer a alguien más para unirse a la expedición.

    — ¿Se sabe quién? — Preguntó Snow, intrigada.

    — No me lo ha dicho — Contestó Sith, centrándose de nuevo en el tema principal — Bien, como dije, estoy aquí para ver si uno de vosotros dos me confirma su participación en la expedición. Hoy será de palabra, pero en unos días se deberá firmar un acuerdo con el que os comprometeréis a formar excepcionalmente parte de la Alianza Interestelar de Especies.

    — La cosa va en serio entonces — Musitó Crane.

    — Así es — Regan se dispuso a proseguir — ¿Quién de ambos será? ¿Lo habéis hablado siquiera?

    — Sí — Dijo Carver, tajante — Ambos estamos dispuestos a ir, pero ninguno de los dos pretende quedarse atrás.

    — Vaya, esto es... extraño.

    — Sith, cuenta conmigo — Dijo Lill de forma repentina, sorprendiendo al ingeniero y a su propia mujer — Lo siento Snow, pero esto va más allá de quién de los dos debe ir. No pienso arriesgarte, ni a ti ni a nuestros hijos. Si alguien debe partir y quizá no volver, soy yo. Tal y cómo fue con Regresión.

    — No te tenía por alguien tan egoísta, Lill Crane — Murmuró la ex gobernadora, visiblemente enfadada y con los brazos cruzados — Si es lo que quieres, está bien, no te detendré. Pero no intentes justificarte absurdamente.

    Sith no sabía qué decir ni como reaccionar a lo sucedido, por lo que se limitó a asentir y a dar por sentado que sería Lill quién formaría parte de la expedición del proyecto Anixis.

    Snow consideraba que ya no merecía la pena seguir allí de pie, por lo que se dispuso a salir del invernadero solo para ver desde la distancia que Lio se aproximaba al lugar acompañado de su ahijada Iris. La mujer permaneció quieta durante unos instantes, observando al dúo aproximarse mientras su pareja y el ingeniero hablaban de fondo sobre lo que iba a ser la expedición.

    Entonces, Snow se volteó con algo más que decir.

    — Solo dejaré que subas a bordo de una nave si Lio está contigo.

    Casi como si lo que hubiese dicho fuera una calamidad, Lill y Sith se giraron a mirarla con gran asombro. Justo en ese momento, vieron llegar al mencionado y a la joven que le acompañaba.

    Snow les abrió la puerta, recibiéndoles con un tierno abrazo a cada uno.

    — Acabamos de llegar, Gina nos dijo que estabais aquí — Murmuró Iris con una media sonrisa.

    — Sí, parecía enfadada — Musitó Lio, quién se sorprendió al ver a Sith allí — ¿Ingeniero Regan? ¿Qué hace alguien cómo tú por aquí?

    — También es un placer verte, Santos — Contestó Sith con cierto sarcasmo pero con aprecio — Esto parece más que una casualidad del destino.

    — ¿De qué hablas? — Lio no entendía nada al acabar de llegar al lugar.

    Snow observó a Lill, acto seguido a Sith y finalmente al propio hombre de Ceres. Iris estaba atenta a todo lo que fuese a salir de la boca de la ex gobernadora, pues el silencio parecía previo a una revelación importante.

    — Lill ha decidido formar parte de la expedición, aunque suene a mentira — Las palabras de Snow sorprendieron y bastante a Lio, quién no iba a esperarse lo siguiente — Yo no le dejaré ir si no vas tú con él.

    — ¿Perdona? — Casi como si se tratara de su representante, Iris saltó — ¿Qué mierda tiene que ver Lio en todo eso? Él ya dijo que no participaría.

    — Cierto, lo dijo — Añadió Lill, quién no quería que por su decisión alguien fuese forzado a unirse a la expedición.

    — A mí me parecería increíble, no lo voy a negar — Sith añadió más leña al fuego — Habéis sido piezas clave para que tengamos la sociedad que tenemos hoy en día. Creo que todos los que os conocemos estaríamos muy felices de veros juntos de nuevo en una expedición.

    — Lill, ¿esto va verdaderamente en serio? — Lio se sentía un poco ninguneado — ¿Hace varios días de la reunión con Bárbara en la que expongo mis motivos y ahora me volvéis con esta mierda?

    — Yo no he sido, ha sido Snow — Casi sin poder evitar la risa, Lill señaló a su mujer — Quiere que seas mí niñera.

    — Te equivocas, amor mío, quiero que vaya contigo porque confío plenamente en su juicio y en sus capacidades para que regreséis todos con vida de una expedición con muchos interrogantes — Carver sacó a relucir su espléndida labia, esa que la llevó a ser una reconocida gobernadora de la humanidad — Lio, sé que lo que te estoy pidiendo es algo que no tengo el derecho de pedirte y puedes negarte igualmente, pero me quedaría mucho más tranquila sabiendo que tú protegerás su espalda.

    Si alguien podía convencer al hombre de Ceres de que formase parte de la expedición, era Snow.

    La forma que tenía de hablar, siempre tan diplomática y a la vez emocional, hacía que sus palabras calaran en propios y extraños casi como si de una verdad absoluta se tratase. Aunque por mucho discurso adornado, fuese sincero o no, el hombre no tenía porqué acceder a dicha petición.

    Sin embargo, la oportunidad se le estaba presentando en muchas ocasiones tras ser rechazada por él mismo otras cuantas veces, algo que no podía ser casualidad.

    — Creo que podría soportar la idea de estar en esa expedición, siempre y cuando, obtenga unas ganancias importantes por dicha aventura — Dijo Lio ante todos los presentes — Lo siento Sith, pero esto no es una expedición por la humanidad tal y como lo fue la primera, esto es por pura curiosidad humana. Y mi negocio de reparación de lanzaderas no es que vaya especialmente bien, así que me vendrían genial unas cuantas miles de Alianzas.

    — Por supuesto, los miembros de la expedición seréis recompensados con Alianzas — Indicó el ingeniero Regan, revelando que obtendrían ganancias — Si estáis en un apuro económico o queréis pagaros unas buenas vacaciones después del viaje, podréis contar con una legítima cantidad de nuestra moneda actual.

    — Pero, ¿y yo me quedaré con el negocio hasta que vuelvas? — A la joven Hennessey no le hacía nada de gracia tener que hacerse cargo de todo el trabajo.

    — Si te parece bien... — Murmuró Lio, consciente de que su ahijada no se había tomado bien su repentina decisión — Lo harás genial, Iris, has aprendido muchísimo.

    — Te ayudaré en lo que haga falta, ¿vale? — Snow intervino en esa conversación, apoyando a la chica.

    — Cierto, ya que me has metido en este marrón, al menos devuélveme el favor — Dijo Santos, provocando las carcajadas de Lill y Sith — Es broma. Tanto Iris como yo te lo agradeceremos.

    — Bueno, es un honor tenerte conmigo a bordo — Crane le tendió la mano a su antiguo amigo y compañero de aventuras, el cuál la aceptó con gusto.

    — Vaya, vine sin esperanzas y me voy cargado de positivismo respecto a esto de la expedición — Sith se veía entusiasmado — Con vosotros al mando, pocas cosas pueden fallar. De hecho, le propondré algo a Bar.

    — ¿El qué? — Iris y Snow preguntaron al unísono, sorprendentemente compenetradas.

    — Comandante Lill Crane y subcomandante Lio Santos — El ingeniero lo dijo con voz épica y los brazos alzados — Joder, hasta tengo ganas de ir yo en esa expedición también solo con teneros a vosotros de líderes.

    [...]

    Kendall estaba procesando, tras unas largas e intensas horas a solas con su madre, toda la información que nunca tuvo y que se le debía dar eventualmente.

    El niño tenía tal mezcla de sentimientos y tanta confusión que hizo del silencio su respuesta principal para todo lo que Sun le narraba sobre su vida y la de su fallecido padre —aunque la asiática no conoció durante mucho tiempo al que fuera Emperador Xom y tendría que ser Ender quién le contara más sobre su padre al joven—.

    Mientras madre e hijo se habían estado poniendo al día sobre su pasado, la pareja que estuvo durante diez años criando al joven Xom permaneció en la habitación de su vivienda, sentados el uno enfrente del otro.

    — Espero que no nos odie por no haberle contado nada antes — Murmuró repentinamente el hombre — Lo quiero como si fuese mío, Cia, y aunque comprendo que ella es su madre biológica, no quiero perderle de vista.

    — Y no lo harás; no lo haremos — Contestó inmediatamente la mujer, convencida — Estoy segura de que Sun no nos apartará de la vida de Kendall. Ella merece tener su espacio en la vida de él, pero no quitarnos el nuestro.

    — Espero que tengas razón, cariño — Musitó un Ender que se mordía las uñas por momentos — Llevan más de dos horas hablando, ¿crees que ya hayan terminado?

    — Sun nos dijo que nos avisaría — Cia recordó ese detalle — Tranquilo, seguro que acaban pronto.

    Casi como si las palabras de la comisaria Jenner hubiesen sido obedecidas por un genio, varios golpes sonaron a la puerta de la habitación.

    Esperando que fuera la ex líder de la Resistencia la que se encontrase tras la puerta, Ender se incorporó decidido y abrió, solo para comprobar que el joven Xom se hallaba allí con una expresión algo indiferente.

    — ¿Ocurre algo, Kendall? — Preguntó Cia, incorporándose tras su pareja.

    — Esa mujer... mi mamá, dice que os avise — Respondió el niño, quién aún asimilaba el cambio de madre — La gobernadora Mason ha venido.

    Completamente extrañados por la visita de Bárbara a su domicilio, la pareja se miró dubitativa y optó por bajar rápidamente de la segunda planta del hogar para presentarse en el salón, donde la gobernadora humana y la ex líder de la Resistencia ya se hallaban presentes.

    Al verse, ambas mujeres se saludaron con un abrazo, pues juntas acabaron con la vida de Deon Xom y aquel momento se convirtió en un pequeño vínculo entre ellas. Tras este gesto cariñoso, Sun la invitó a sentarse no sin antes indicarle a su hijo que advirtiera a Ender y Cia de la llegada de Bárbara.

    Apenas intercambiaron unas pocas palabras y la pareja dueña de la casa ya se encontraba en el salón, recibiendo a la repentina invitada.

    — ¿Bar? — Ender se extrañó al verla en su propia casa — Nos vimos hace prácticamente nada de tiempo, ¿a qué se debe tu visita?

    — Yo también me alegro de veros — Bárbara mostró cierto enfado por ser recibida como una desconocida — Descuida, la visita no era a vosotros, sino a Sun.

    — ¿Y eso por qué? — Cia intervino también algo molesta con la actitud chulesca de la gobernadora.

    — He sido notificada de que se hallaba aquí, por eso he venido.

    — No te hemos preguntado eso, Bar — Ender se cruzó de brazos y se mostró serio — Estás en nuestra casa, y eres bienvenida a venir, pero avisando. Cuando es repentino, nunca es algo bueno.

    — Es algo que vosotros ya sabéis, por ello he venido a hablar únicamente con Sun.

    — ¿Conmigo? — La asiática era la más sorprendida del salón.

    — Así es, en cuanto me enteré de que tu libertad condicional, a la cuál yo apoyé y por ello se ha hecho, se efectuó hoy... — La gobernadora Mason tomó una pausa — Supe que era el momento.

    — ¿El momento de qué? — La pregunta la formuló Sun, pero tanto Ender como Cia la pensaban también.

    — ¿Quieres que tu libertad condicional se convierta simplemente en total libertad? — Bárbara observaba los rostros de los tres presentes y se centró en el de Sun, para acto seguido sonreírle — Únete a mí expedición y cuando regreses, serás una ciudadana libre y sin cargos.

    Ender estaba tan sorprendido de oír aquello que su mirada aún seguía clavada en la gobernadora humana, mientras que Cia miraba fijamente a Sun para ver su reacción, la cuál era de asombro absoluto. Unos segundos que se hicieron eternos para todos ellos, hasta que nuevamente Bárbara retomó la conversación.

    — ¿Qué me dices, Sun?

    — ¿Seré completamente libre? — A Brume le costaba mucho asimilar aquello — ¿Se me perdonarán todos los cargos y los próximos diez años que me quedan de condena?

    — Así será, solo si trabajas para la AIE en esta expedición que estoy preparando — La gobernadora Mason asintió, asegurándole a la asiática que todo era cierto — Siempre te he tenido en mente para esto, ¿por qué crees que aceleré los papeles de tu condicional? Eres una de los elegidos.

    La ex líder de la Resistencia sentía como si su corazón diera un vuelco.

    Aquel día sería inolvidable para ella pues se encontraba por primera vez con su hijo desde el paritorio, revelaba su identidad a éste, le contaba todo sobre ella y además le llegaba la posibilidad de ser totalmente libre. Una libertad que, ahora que podía estar con su hijo, le costaría abandonar al menos durante un tiempo para después regresar y entonces sí, poder estar para siempre a su lado.

    Un último esfuerzo para tener la vida con la que soñó durante esos diez años en la prisión.

    — Acepto — Confirmó Sun, completamente decidida — No me interesan los detalles. Cuenta conmigo.

    Mientras la pareja se miraba entre sí con absoluta sorpresa y sin saber como reaccionar a la noticia, la gobernadora humana sonreía realmente satisfecha con su nueva adquisición para el grupo que formaría parte de la expedición Anixis.

    El único que se sentía extraño con todo lo acontecido el día de hoy era el propio Kendall, quién escuchando la conversación desde los últimos escalones de la escalera, temía que toda su familia fuese a dejarle solo para embarcarse en una misión espacial.

    Una lágrima comenzó a recorrerle la mejilla izquierda mientras se imaginaba a solas, sin alguien en su vida.

    — ¿Tú también me dejarías solo, papá?

    Kendall lo murmuró en voz baja mientras lloraba por primera vez la muerte de su padre, sin conocer el único detalle que Sun había querido pasar por alto: que ella y Bárbara eran las asesinas de Deon.
     
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    Agus estresado

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    Saludos, amigo. Paso a comentar el capítulo de hoy, en el mismo día XD.

    Tengo que decir que ha sido un capítulo cargado tanto de positividad como de negatividad, lo cual es bueno, ya que creo que es el primero que tiene tanto balance en esta historia.

    Toma por sorpresa el hecho de que Lill y Snow quieran irse ambos al espacio exterior a explorar. Entiendo que debe ser hermoso ver el universo, ver las estrellas, planetas y demás cosas que desde la Tierra o con un telescopio uno no puede apreciar, pero eso me hace sentir mal por los pequeños Gina y Owen. La pequeña Gina tiene todo el derecho del mundo en enojarse con sus padres. Cuando escuchó la charla entre sus padres y Bar, creí que las cosas se darían de forma en que malinterpretaría todo lo que sucediera, pero todo fue claro para ella. Me dio algo de pena, y también entristece un poco que los odia, pero la entiendo. Ella está en la edad de la rebeldía. Se supone que es la edad en el que ella empieza a desarrollarse y a querer salir con amigos y amigas ante la negativa de sus padres. Pero es al revés. Son ellos quienes quieren dejarla a ella y a Owen. Ha dolido un poco ese momento, porque creí que Lill y Snow querrían quedarse junto a sus hijos. Supongo que alguien que fue llevado al espacio siempre tiene el deseo de volver. Rarísimo, porque Lill y Snow han estado a punto de morir varias veces en exploraciones, Lill más que nadie. y aun así quieren salir.

    Pero bueno, espero que al comandante le vaya bien, que incluso recupera el rango que tenía antes de comandante por pedido de Sith, pero ya llego a eso.

    Por otro lado, Sun ha quedado libre y ha ido de imprevisto a la casa de Ender, Cia y Kendall. Tengo que decir que no sé que pensar. Ender y Cia fueron gente buena, y el que les haya llegado Sun tan de repente a cambiarlo todo me da pena por ellos. También me da algo de lástima por Sun, pero solo por el hecho de que ella realmente anhelaba estar junto a su hijo. Pero no puedo olvidar las cosas que hizo. Básicamente, al fundar la Resistencia ella corrompió a gente como Ashley, Lio, Dyrian y Amina a su favor. A Guy y Marlo no los menciono porque ellos dos ya eran unos retorcidos desde antes XD. Luego de eso ocasionó una guerra civil y luego de eso prestó apoyo a los invasores de Neonia, llegando incluso a querer involucrarse con Deon por poder. Me gustaría decir que merece lo que le pasó, pero quien no lo merecía es Kendall, que incluso no la tiene fácil porque en el colegio le ponen el peor apodo posible. Realmente entiendo que la mente de Ender debe estar hecha un desastre. Siempre pensé en él como una persona firme, y lo ha demostrado casi siempre. Creo que este es un buen momento para que su vida tenga un quiebre. Me daría lástima por él, pero no niego que sería interesante.

    Luego de todo, Bar llega y le ofrece a Sun la libertad total a cambio de formar parte de la expedición. Joder, imagino que todos los delincuentes van a votar por Bárbara en las siguientes elecciones, si Sun, Lynx, Tyra y Norman tienen trabajo asegurado con ella XD. A ver, creo que ella es alguien que sabe lo que hace, pero yo tengo tolerancia cero por gente que hace daño a otros. Y me choca un poco que ella esté yendo ofreciendo trabajo a gente que comete crímenes XD. Al final, se ve que las academias de la AIE (al menos las humanas) son ineficientes si la propia gobernadora ofrece trabajo a gente que no sale de ahí. Es cierto que ella los está chantajeando, pero no cambia que sea verdad. Imagina ser un graduado con honores de la academia y ver que gente que robó información y una mujer que instigó una guerra civil esté recibiendo ofertas de trabajo. Creo que Bar no debería seguir al mando de la humanidad. No se me ocurre alguien más que Snow para tomar el puesto, pero si Lill se va al espacio, no será posible que haga esa clase de cosas. Así que supongo que nos quedaremos con Bar por ahora.

    Por último, me ha hecho gracia la charla entre Snow, Lill y Sith. Que el ingeniero vaya ahí con la idea de tener que convencer a uno de los dos y resulta que están peleando por ver quien va y quien queda XD. Si hubiera sido yo habría quedado con cara de póker mientras me destornillo de risa por dentro. Luego de eso, vemos que Lio e Iris llegan al sitio. Y ahí es donde Lio es chantajeado para ir. Imagina llegar a un sitio y que te digan que tienes que ir al espacio profundo a cuidar de alguien. Realmente, buenas escenas que sirven para balancear el tono del capítulo, que con la parte de Sun y Kendall se puso algo serio. No sé si fue intencional o si lo improvisaste y te gustó tanto que lo dejaste, pero por eso te felicito porque ha salido bien XDDDD.

    Tal parece ser que Lill comandará la expedición y que Lio será su segundo al mando. Me agrada porque ambos son de mis favoritos, y yo soy partidario de que merezcan el reconocimiento que se merecen. También me alegra que les vayan a pagar por eso. El comentario de Sith diciendo que quisiera ir a la expedición para verlos mandar me ha hecho gracia, pero también pensar que yo haría lo mismo si los jugadores de mi equipo de futbol anunciaran que van a jugar un partido de despedida y que aceptan a cualquiera XD. Así que sí, la reacción de Sith se siente bien justificada pese a ser cómica.

    Lo que más me intriga de cara a futuro es ver quienes más van a ir a parte de Lill, Lio, Sun, Tyra, Lynx y Norman. Viendo que a Sun se le ha ofrecido la oportunidad de quedar limpia por ir, creería que a Uriow le corresponde el mismo trato. No es que sea un favorito mío, pero al cesar lo que es del cesar, como dice el refrán.

    También quiero ver qué es lo que Iris hace con el negocio de lanzaderas y ver bien cómo será el resto del desarrollo de Gina y de Kendall, pues ambos creen que sus padres serían capaces de dejarlos atrás para irse al espacio. Sería interesante otro reencuentro entre esos angelitos (todos los angelitos, no solo ellos, ya me entiendes XD). Pero bueno, supongo que en algún momento habrá tiempo para eso.

    Con eso será todo por ahora. Ha sido un gran capítulo, sin duda. Estaré esperando con ansias la segunda parte para ver quienes serán el resto de los elegidos, aunque ya comenté de eso en comentarios anteriores y no quiero ser repetitivo. Será hasta la siguiente semana, amigo. Cuídate mucho :cynda:
     
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