Ciudad Rococó

Tema en 'Región de Gérie' iniciado por MrJake, 17 Junio 2020.

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    MrJake

    MrJake Game Master

    Capricornio
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    Uf, tan pronto como Thwackey comenzó a regresar a su tamaño habitual, Ulumel se desplomó, cayendo al suelo con un estruendoso temblor. El público reaccionó desanimado: tenues aplausos se escuchaban por aquí y por allá, procedentes de todos lados pero de ninguno a la vez. Desde luego, no estaban muy animados con la victoria de Aleck, ¿eh? Arthur se acercó al entrenador, para luego volverse al público. Había sido una batalla excepcional, ¿cómo es que estaba tan apagado? ¿Qué había podido hacer este chico? Arthur, con orgullo, comenzó a aplaudir entonces. Si ellos no lo hacían, lo haría él. Aleck se lo merecía, ¿no?

    Y junto a Arthur, poco a poco, el público se fue uniendo. Finalmente, una oleada de palmadas ovacionaron a Aleck.

    —Felicidades, chico. Ha sido una batalla estupenda, lo has hecho muy bien. Has sabido ser firme pese a las adversidades, y has conseguido sobreponerte a todas y salir airoso. Tanto tú como tus pokémon os merecéis esta medalla. —Y así, el líder le hizo entrega de la Medalla Firmeza.

    Acto seguido, Aleck fue acompañado fuera del estadio por los azafatos. ¡Qué gran noticia, seguro que Sonia se ponía muy contenta! Sería bueno avisarla, ¿no?
     
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    Rider

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    Aleck Graham

    Prime volvió poco a poco a su tamaño habitual, a la par que aquel Ulumel caía al piso sin fuerzas, creando un pequeño temblor en el proceso. El macaco corrió alegre hasta mí, dando un salto potente y subiéndose a mi cabeza con entusiasmo, era algo que no le veía hacer desde hacía tiempo, realmente se veía muy contento. Lo tomé entre mis brazos, mientras le dedicaba una sonrisa aliviada y acariciaba su cabeza de forma juguetona.

    — Gracias por no dejarme rendirme...— Musité para el macaco, quien me devolvió una mirada optimista y decidida. Poco después lo regresé a su esférico, el estadio se escuchaba silencioso, apenas se distinguían un par de aplausos descoordinados. Parece que no me los pude ganar hoy ¿Eh?

    Pero repentinamente comencé a escuchar unos aplausos, mucho más cercanos y sinceros, era el mismo Arthur, quien me felicitaba por tan buen combate y haber logrado mantenerme firme aun ante la adversidad.

    Ser firme...Por mi sueño.

    —Sé lo agradezco mucho, aunque he tenido algo de suerte en algunas parte Je.je. Pero también agradezco que haya luchado con todas sus fuerzas. —Estreché la mano del líder, para recibir finalmente mi segunda medalla; La Medalla firmeza. Ya van dos, vamos bien.

    Seguidamente fui escoltado por algunos encargados del gimnasio para poder salir del lugar. No sabía si era idea mía, pero ahora el sol en Ciudad Rococó se veía más brillante, no seguro era idea mía, quizás solo era mi ánimo. Tras estirar un poco mis brazos al cielo para aliviar la tensión en mis músculos, corrí a toda velocidad hacía el centro Pokémon de ciudad. Mientras dejaba que atendieran a mi equipo, ocupé uno de los teléfonos del lugar, sería prudente llamar a la profesora para contarle la novedad ¿No?

    — ¡Profesora! — Pronuncié alegre. — ¿Cómo le va? ¡Hay buenas noticias!...¡Ta-chan! — Mostré frente al monitor la medalla Firmeza, cómo prueba de mi victoria contra Arthur.

    >>Parece que las cosas van bien ¿Eh? ¡Oh! Por cierto, aprovechando la llamada, quisiera preguntarle sobre los Togepi. Tengo un pequeñín en mi equipo y quisiera saber cómo ayudarlo a evolucionar.

    Suzaku-kun Por mi parte creo que sería todo en Rococó, pero quería aprovechar para resolver esa duda con el Togepi uwu
     
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    Zireael

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    Cayden Dunn

    Al final había terminado dejando ese tramo de la ruta 15 sin que se me cruzara por el camino ningún pokémon salvaje y en sí no me sorprendía, había pasado ya un par de veces. Claro que se hubiese agradecido como entrenamiento luego de tremenda paliza, pero era lo que había. Llegué a Rococó y medio me quedé ciego, había colores por todas partes; digamos que cuando uno venía de un paraje blanco a veces lo tomaban por sorpresa, aún así no tardé en acostumbrarme al asunto.

    Pensé en pasar directamente al estadio, calculando que quizás Aleck ya había terminado, pero recordé que no me había caído muy bien eso de ver a Gen afuera cuando ni había salido así que deseché la idea. Además, hubiese ganado o perdido, lo más probable era que hubiese salido pitando al Centro Pokémon ya fuese a contarle a Sonia o a encargarse de su equipo nada más, y aunque podía decirse que tenía prisa lo cierto es que luego de que Shea me hiciera comer hielo poco o nada importaban los desvíos que tomara. Ya luego me encargaría de entrenar y de la prueba del estadio de Rococó.

    Y para qué mentir, quizás tenía ganas de ver a Aleck y ya. Tan sencillo como eso.

    La puerta del Centro Pokémon no había ni terminado de abrirse cuando Cinis se liberó de su ball otra vez, como hacía siempre que le venía en gana en realidad, pasó entre la gente como un torpedo y temí por la vida de varios seriamente, pero al final no se llevó a nadie en banda hasta que llegó hacia su claro objetivo: el castaño. Antes de que el perro de fuego se le fuese encima lo había notado, el destello de la medalla en la mano de Aleck y sentí un alivio inmenso al saber que lo había logrado.

    Cinis le olió el cabello como si no lo hubiera visto en meses y se quedó a su lado agitando la cola como desquiciado pero consciente de que no debía interrumpirlo porque estaba hablando por teléfono.

    Vaya, era bueno ver que tenía consideración de vez en cuando.

    Me quedé algunos pasos por detrás por el mismo motivo, no quería interrumpirlo demasiado y en parte no quería darle la cara a Sonia incluso si no tenía que decirle nada. Me saqué un paquete de galletas de uno de los bolsillos de la chaqueta que me había atado a la cintura, lo abrí y desaparecí las cuatro que venían en él en cosa de un minuto, lo que en sí no era nuevo. No había caído hasta entonces que tenía hambre, bastante en realidad, pero bueno ya luego me encargaría de eso porque total daba igual que comiera como un cosaco o no, no subía un jodido kilo.

    Me sacudí las migajas con el dorso de la mano y hasta después de eso fue que hablé por fin.

    —Felicidades, Aleckandro —dije junto a una ligera sonrisa.


    *rompe la puerta* aLGUIEN DIJO SOFTNESS?
     
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    Rider

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    Aleck Graham

    Repentinamente mientras hablaba con la profesora, sentí que tenía una mirada clavada sobre mí, dos en realidad, pero una estaba tremendamente cerca, casi que podía palpar una respiración encima de mí, o bueno, se sentía casi cómo un olfateo.

    Despegue la mirada del monitor, sólo para ver ante mí a un enorme Arcanine, alegre, expectante, podía verlo mover su colita con entusiasmo. Esta vez no iba a caer en la misma confusión, yo no tenía un Arcanine, y a juzgar por su energía, sabía perfectamente a quien pertenecía aquel canino gigante.

    — ¡Que gusto volver a verte Cinis~! Aun no puedo creer cuanto has crecido desde que te conocí. — Me acerqué al Arcanine, acariciándolo con ahínco por debajo de su barbilla, y por como movía la patita, podía deducir que lo estaba disfrutando. — ¿Quién es un chico grande? ¿Quién es un chico grande~? ¡Pues tú~! ¡Claro que sí, pequeño gigante! — Dirigí mis cariños al canino, quien después de un par de carisias se me dejó ir encima lamiendo parte de mi rostro.

    — ¡Eh,eh! Tranquilo grandulón, ya no eres tan ligero, ya no puedo cargarte ¿Recuerdas? Ahora eres tú quien me debe cargar ¿No? —Continué acariciando a la criatura, a la par que hacía mi mejor esfuerzo para separarlo un poco de mí, a modo que me pudiese levantar.

    Cuando finalmente me puse de pie, separé la mirada del Arcanine, para posarla sobre su dueño, dedicándole una amplia sonrisa. —¡Y también me da gusto verte a ti, Fueguin!

    Le agradecí por la felicitación mientras le extendí mi puño a manera que lo chocáramos a manera de saludo. Los apodos se volvían algo ya tan común entre nosotros que era raro no usarlos después de cierto tiempo. Hacía cuanto podía para contener mi entusiasmo, quería sencillamente gritar de alegría, ya no sólo porqué quería compartirle mi emoción por mi reciente (Y milagroso) triunfo en el gimnasio de Arthur, sino porqué genuinamente estaba feliz de verlo ahí, después de todo lo que habíamos pasado tanto en Entrerríos y el pánico y rechazo que había sufrido en el gimnasio; realmente estaba agradecido de ver un rostro amigable.

    —¡Oh, y trajiste galletas! ¡Qué bien, muero de hambre! — Intenté tomar de sus manos la bolsa, sólo para ver con decepción que ya se encontraba vacía. — Ow, hombre, veo que no soy el único con hambre ¿Eh?

    >> Mmmm…— Me quedé dubitativo sobre mi lugar, colocando mi mano sobre mi mentón, tratando de pensar en algo que comer. Aun teníamos gimnasios que enfrentar, así que no era prudente comer mucho, además de que no nos daría tiempo suficiente a acabar con esta zona de la región antes de que cayera la noche. En ese instante miré de reojo una de las máquinas expendedoras del centro Pokémon.

    — ¡Ya lo tengo! Sígueme. — Comenté alegre mientras le pedía al pelirrojo que me acompañara un par de pasos hasta la máquina, al lado había la típica dispensadora de aguas frescas, refrescos y limonadas, pero enfrente teníamos una máquina que daba sándwiches pre-hechos, no era la opción más apetitosa después de llevar medio día sin comer, pero eran baratos y eran buenos ¿Qué más se podía pedir?

    Coloqué un billete en la ranura y seleccione la primera opción que vi. — Espero que te guste el jamón y el queso. — Comenté algo sarcástico al pelirrojo, tratando de obviar el hecho de que en realidad, me estaba quedando sin cambio. Pero estaba confiado en que no lo notaría.

    Tras que cayera el emparedado por el dispensador, lo tomé y lo abrí con cierto entusiasmo, eran simples sándwiches fríos, pero por Arceus que me moría de hambre, y eso ayudaba a darle más puntos al emparedado.

    Siendo que el bocadillo estaba partido por la mitad en diagonal, tomé con una de las servilletas un triángulo y se la acerqué a Cay.

    — ¡Aquí tienes! No es un manjar, pero alivia el hambre. — Aunque extendía el brazo al pelirrojo con el sándwich, este parecía un poco renuente a tomarlo. —¡Oh, vamos, Cay! — Mencioné al pelirrojo —, es sólo un sándwich, puedes aceptar un sándwich de tu hermano ¿No?

    El Pelo de Fuego finalmente tomó el emparedado, a lo cual yo reaccioné con una sonrisa y propiciándole un leve golpe en el hombro con mi mano libre.

    — Ahora sí, cuéntame ¿Cómo te ha ido en el gimnasio? ¿Viste a Gen al salir? — Le cuestioné al chico mientras le daba una mordida amplia a mi sándwich, esperando que me pudiese contar un poco de su experiencia, porqué después de sólo haber aguantado con un Pokémon contra Arthur, era justo decir que me sentía un poco inseguro de ir directo al gimnasio de Sereno.

    Todo esto nomás pa' preguntarle a Cay: ¿Cómo te fue? ¿Mantuviste la mente en el juego? Perdón, but I need softness ùnú
     
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    MrJake

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    Sonia cogió el teléfono en cuanto pasaron algunos segundos, y, con una sonrisa, recibió a Aleck. Era siempre una alegría verla desprender esa energía positiva, especialmente después de la... medio frialdad con la que le había tratado el público. ¿Acaso se iba a empezar a extender esa "mala fama" entre la gente? Esperemos que no vaya a más...

    —¡Lo vi todo, Aleck! ¡Estuviste genial! Fue un combate intenso, ¿eh? ¡Sigue así! Supongo que ya sabes que el Gimnasio de Pueblo Sereno te aguarda también, ¡así que a por él en cuanto te sientas preparado! Si has podido con Arthur, creo que tendrás lo que hay que tener para derrotar a Shea. Y yo te estaré animando, aunque sea a distancia: ten eso presente siempre.

    Sonó con más seriedad de lo habitual al decir eso último. Sonia... sin duda había notado que a Aleck el público no parecía apoyarle especialmente. Y esa era su manera de tranquilizarle sin mencionar directamente el asunto.

    —Ah, en cualquier caso, sobre Togepi... ¡bueno, es sencillo! ¡Solo mímalo un poco y ya verás como evoluciona! ¿Por qué no pruebas a darle algunas comidas o comprarle cosas en los servicios de artesanía?

    Togepi evoluciona a Togetic tras subir de nivel después de haber sido equipado o haber tomado al menos 5 productos de los servicios de Artesanía.

    Tienes acceso ahora a más productos en los servicios.
     
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    Zireael

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    Cayden Dunn

    De nuevo Cinis estaba en su puta salsa con Aleck, apenas el castaño se percató de su presencia y volcó su atención en él pareció derretirse de amor o algo, el muy cabrón no conocía el descaro realmente. Al final sí se lo llevó en banda y yo, bueno, me tiré el espectáculo mientras prácticamente me atragantaba con las galletas todavía. Si intentaba sacárselo de encima era posible que Cinis solo se pusiera todavía más pesado, así que era mejor que él se encargara.

    Cuando por fin se levantó y puso la vista en mí me sonrió, porque si ya de por sí no era que esperara nada diferente de Aleck imagínate ahora que acababa de salir victorioso del gimnasio. Reflejé parte del gesto y contuve una risa al escucharlo decirme fueguín, ya se estaba haciendo costumbre así que me iba a tener que cambiar el nombre si seguía así. Choqué el puño con el suyo cuando me lo extendió y cuando me sacó la bolsa de galletas vacía de las manos se llevó el fiasco de que no había nada.

    —Lo siento, como muy rápido incluso cuando no tengo demasiada hambre.

    Aproveché cuando me dijo que lo siguiera luego de pensar un rato para regresar a Cinis a su esfera en el camino a la máquina expendedora, había atajado sus intenciones al vuelo pero en sí el imbécil no me dio ni tiempo de pagar lo mío, solo metió el billete. Encima parecía que no era que estuviera así como que forrado, pero allí iba el tonto comprando uno y dividiéndolo entre los dos.

    Fruncí el ceño cuando me acercó la mitad y negué con la cabeza, estuve por empujarle la mano de regreso a su espacio pero insistió y tampoco podía rechazarlo más de una vez porque también era maleducado. Suspiré con pesadez, extendí la mano para tomar el sándwich y le di un par de mordiscos, esforzándome por no desaparecerlo en un minuto.

    Ahora sí, cuéntame ¿Cómo te ha ido en el gimnasio?

    Hombre, empezamos mal.

    ¿Viste a Gen al salir?

    Y seguimos mal.


    Eso bastó para distraerme lo suficiente como para que comenzara a comer a velocidad de nuevo, el sándwich se me desapareció de las manos y terminé limpiándome con el dorso de la mano izquierda en caso de que me hubiese quedado cualquier cosa en la boca.

    —Perdí —respondí con simpleza y le sonreí como si nada, tampoco hubo en mi voz algo que hiciera notar cómo me sentía al respecto realmente—. Gen estaba entrando cuando yo salí. Seguro gana, tiene a Génesis después de todo.

    La verdad era que así como a veces se me notaba a leguas lo que sentía otras veces simplemente lo encerraba, se perdía, rebotaba, me dolía solo a mí y terminaba por fundirse con el resto de mis desastres internos. En sí se me notara o no lo cierto es que nunca decía cómo me sentía de forma directa, no lo había dicho en el laboratorio, mucho menos lo iba a decir luego de solo haber perdido un combate. No sentía la necesidad o la ignoraba cuando sí.

    Había sido siempre así, ¿no?

    Un retraído de cuidado.

    Quizás hasta ese momento entendí a Neil, que sonreía con aquella facilidad, no podía comparar ni de cerca lo suyo con lo de perder en un gimnasio pero la naturaleza del gesto debía tener un núcleo común. Encima es que había perdido justamente en Sereno, le hubiese dolido menos a mi orgullo que el líder de Rococó me partiera la cabeza con una piedra, porque al final todo se reducía a eso: orgullo.

    Lo cierto es que no me había parado a pensar en el aspecto que debía tener, pero no había dormido prácticamente nada y que ni se dijera de comer, las galletas y el sándwich era todo lo que le había echado al estómago desde ya no recordaba ni qué horas o si había sido el día anterior, horas antes de que el mundo casi se fuese al traste. Debía verme jodidamente agotado, aunque en sí más raro debía ser que pareciera no interesarme.

    —Quisiera hacer la prueba del gimnasio aquí para llevarme los caramelos o los combates —comenté todavía como si me diera bastante igual todo el asunto—. O ir a las ruinas a probar suerte, si vamos allí podrías acompañarme y me cuentas mejor cómo ganaste, ya que me lo perdí, ¿qué dices, enano? También podríamos ver el combate de Gen.


    todo estaba bien en el post hasta que youtube tuvo la gran idea de aventarme una canción japonesa que sonaba sad y por eso salió tremendo tocho, que de por sí yo hago sufrir a Cay por deporte ya

    lo dejé en borradores para no dejar más relleno en lo que le respondían a Rider, sí (?
     
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    Rider

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    Aleck Graham

    Disfruté el Sándwich con mucha devoción, mis mordidas eran lentas pero constantes, que tampoco quería parecer un atrabancado en frente del Pelo de Fuego. Pero entonces, el pelirrojo mencionó unas palabras que me sorprendieron, tanto, que lograron hacer que me ahogara con un bocado del emparedado.

    — ¿P-Perdiste? — Cuestioné, algo perplejo y ciertamente mortificado. No hacía falta ser un genio para entender cuanto podía afectar una derrota a un entrenador, más si se trataba de nosotros, después de haber vivido toda esa basura en los laboratorios, lo que había significado para nosotros rechazar esa visión, la marcas que eso nos dejaba.

    No fue hasta que escuché las palabras de Cay que me percaté de una obviedad que tal vez nosotros ignorábamos, tiempo sin dormir, sin comer, sin descansar cómo es debido. Tal vez por eso sentía este repentino miedo a los gimnasios, tal vez por eso no me sentía capaz de afrontar la prueba en Sereno. Me sentía débil.

    — Mmmm…Vaya. — Solté mientras devoraba el último bocado del sándwich. Tiré el envoltorio a la basura mientras sacudía mis manos para deshacerme de las pocas boronas de pan que quedaban en mis manos. — Sí el más fuerte de los hermanos no ha logrado salir airoso de Sereno, que esperanzas tengo yo. — Musité algo mortificado, para seguidamente colocar mi mano sobre el hombro, mientras lo agitaba un poco para tratar de animarlo.

    Ninguno de los tres seríamos capaces de admitirlo, pero éramos orgullosos en cuanto a combates se trataba, y podía notar lo mal que se sentía el chico tras su combate. De verdad que tanto ajetreo nos iba a acabar pasando factura cuando fuéramos mayores… Sí es que llegábamos tan lejos en la vida, claro. Estaba preocupado por todo, por el ánimo de Cay, por el combate de Gen, quien aparentemente justo había entrado al gimnasio después del Pelo de Fuego, estaba preocupado por no estar a la altura del reto, preocupado porqué al perder, escucharía la voz de mis padres en mi cabeza.

    Te lo dijimos...

    Solté un suspiro, tratando de meditar toda la situación, en un vago intento de calmarme a mí mismo. Todo sin soltar el hombro de Cay, sin aparatar mi mano, era un momento extraño. Me sentía genuinamente angustiado y sabía que el pelirrojo estaba mortificado, pero, quería al menos intentar, que por ese breve instante, transmitir la sensación de que no estaba sólo en esto, y a su vez, para que yo no me sintiera abandonado con este miedo que sentía.

    No estábamos sólo en este, éramos hermanos, saldríamos adelante, todos juntos. Seguir adelante, por nuestros sueños ¿No?

    "No podemos rendirnos aun, no podemos dejar el sueño."

    "Has sabido ser firme pese a las adversidades."

    "Te estaré animando, aunque sea a distancia: ten eso presente siempre."

    Esas palabras…La medalla firmeza seguía en mi mano, resplandeciente, brillante, pero en su reflejo, sólo se veía un chico bobo y dudoso que huyó de casa ¿Eso era todo lo que podía verse?

    No…Claro que no.

    Apreté mi medalla con fuerza, mientras mi mirada poco a poco se iba llenando de decisión. No nos íbamos a rendir, no iba a dejar que nadie en mi guardia se rindiera, y eso me incluía a mí.

    — ¡Bien, que remedio! Habrá que volvernos más fuertes entonces ¿No? — Le dediqué una sonrisa amplia al chico, sólo para seguidamente darle un golpe en el hombro, cómo era ya costumbre. — ¡Eh, venga! Una derrota no va frenar al gran Cayden Dunn ¿O sí? ¡Arriba ese ánimo, hermano! Además, sé que a Gen le irá bien, Génesis es realmente algo especial y seguro que le ayuda a pasar el gimnasio sin mayores problemas.

    Me separé un segundo, del pelirrojo para ahora poder concluir debidamente mi llamada con la profesora, le agradecía por sus amables palabras y por la información sobre Togepi, era especialmente reconfortante saber que sin importar que, los tres teníamos a alguien apoyándonos de desde la distancia, éramos sus patrocinados después de todo ¿No?

    Tras colgar la llamada, dirigí nuevamente mi atención al pelirrojo, sin perder esa amplia sonrisa y mi mirada llena de determinación, ¿De dónde me había llegado tanto animo? No estaba del todo seguro, tal vez del hecho de recordar que no estaba solo en este viaje, que teníamos a mis amigos y a la profesora. Teníamos la voluntad para luchar por nuestros sueños, ahora sólo teníamos que buscar los medios.

    — Has dicho que quieres ir a las Ruinas ¿No? Bueno, vayamos, nos vendrá bien pasar algo de tiempo de calidad sin que el mundo se esté distorsionando. — Le comenté algo sarcástico, mientras me colocaba a sus espaldas y le daba pequeños empujoncitos para hacerlo avanzar. A no ser que cambiara de opinión, ahora los dos teníamos un nuevo destino: Las Ruinas Rococó.

    >> Oh, y no creas que hay mucho que contar respecto a mi combate, todo se resume a: Lochie dando un concierto y varias malas decisiones que de milagro acabaron bien. — Comenté por último, mientras colocaba mis manos y mi nuca y los dos salíamos del centro Pokémon.
     
    Última edición: 10 Abril 2021
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    Gigavehl

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    Givan Velren

    Al final, pese que Aleck en momentos se veía preocupado por el tema de los gimnasios, parece que mis intenciones por reanimarlos funcionó, pues el castaño sonrió ampliamente y no tardó en decirme que siempre era alguien muy optimista, no podía engañarme, lo sabía, era una de mis especialidades de por sí, o al menos eso consideraba. Parecía fijarse cómo mi Meltan era bastante distinto al suyo, y no le culpaba, la diferencia era visible no solo en lo físico.

    Poco después, Cayden negó la propuesta del combate, me dejé estar ante su gesto y le escuché, asintiendo con calma, me daba gracia cómo se veía con esa combianción de naranja con azúl, el estílo de Cayden simplemente no entonaba con el gorro, por eso lo hice.

    Al final, Aleck recordó nuestra cita para con el tema de ganar las medallas de Sereno y Rococó y afirmé, sin soltar esa paciente sonrisa, me despedí cuando empezó a retirarse, pero de pronto se arrepintió y regresó hacia nosotros, abrazándonos con fuerza, yo correspondí con fuerza pese a tener al Meltan en el pecho, dedicandole un par de palmadas en la espalda.
    —¿No te lo dije Aleck? Sabes luchar, te lo dije allá adentro—. Dije con calma, refiriendome a cuando estábamos en aquél sótano en los laboratorios. Al final se separó y me despedí, ya se veía quién sería el primero en ganarse su club de fans... si es que los tendríamos.

    Cayden me puso el gorro de vuelta y yo me acomodé el mismo con calma, mientras veía cómo el pelirrojo empezó a caminar, miré a Seren y a Sherlock, y les sonreí, para guardarlos en sus esferas y después empecé a ir tras Cayden, aún con el Meltan en mis brazos, parecía que de momento solo quería estar ahí, y lo agradecía.
    —No pasa nada... me gusta caminar—. Dije con mi característica calma, caminando a su lado hacia Rococó. Bueno, si había caminado media Región de un momento a otro por lo de Zach creo que eso era evidente.


    Minutos más tarde, llegamos a Rococó, para mí era la primera vez que estaba aquí, así que no tardé en impresionarme por la variopinta vista de la ciudad, tenía que admitir que era llamativo y no era lo mismo verlo en un libro o en la televisión a admirarlo ahí mismo, sonreí ante la vista, empezando a caminar junto a Cayden.
    —¿Alguna vez llegaste a admirar alguna leyenda, Cay?—. Pregunté, bueno, ya sabían que estaba tras un Legendario, creo que no sería ninguna sorpresa que sacara temas así. —La verdad es que yo sí, creo que es evidente, pero tampoco hablo solo de los famosos Pokémon Legendarios, tal vez alguna historia sobre algún sitio también. La verdad es que creo que todo pasa por una razón, a veces lo místico es... extraño

    Chigaramare con este Aspirurio...

    -200 Arlines
    (Hay dados extra por la Pesca gracias a Zen, mi Shinx (?))
    x2 Pulpo
    x1 Gamba
    x4 Pez común (Por Zigzagoon)
    x1 Piedra Agua
    x1 Piedra Lunar

    x3 Lechuga
    x1 Piedra Solar
    x1 Trigo
    x1 Tomate

    +2 Mercurio

    Punto de recolección (Pesca) (Tres tiradas)
    1- Pez común
    2- Pez común
    3- Pulpo
    4- Piedra lunar
    5- Piedra Agua
    6- Pulpo
    7- Gamba
    8- Pulpo
    9- Pez común
    10- Pez común

    Punto de recolección (Agricultura) (Tres tiradas)
    1- Tomate
    2- Tomate
    3- Tomate
    4- Lechuga
    5- Lechuga
    6- Lechuga
    7- Piedra solar
    8- Piedra hoja
    9- Trigo
    10- Trigo
     
    Gigavehl ha tirado dados de 10 caras para Pesca 2 rondas Total: 37 $dice $dice $dice $dice $dice $dice $dice $dice
    Gigavehl ha tirado dados de 10 caras para Agricultura 2 rondas Total: 33 $dice $dice $dice $dice $dice $dice
    Gigavehl ha tirado dados de 50 caras para Aspirurio Total: 2 $dice
    Última edición: 4 Mayo 2021
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    Zireael

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    En sí éramos una mezcla de lo más rara pero allí estábamos, haciendo todo por empujar a los otros para que nunca dejaran nada tirado. Si uno necesitaba un empujón se lo dábamos, si necesita un golpe pues también, la cosa era no quedarnos estáticos porque aunque era un poco autodestructivo sabíamos que si nos quedábamos quietos un segundo íbamos a perder el impulso o algo así.

    Ya cuando había dado unos pasos en dirección a Rococó agité un poco la cabeza, regresando el cabello a su posición dado que había quedado algo aplastado por el sombrero y escuché la respuesta de Gen, a la que no vi necesidad de añadir nada más. Ya en la ciudad observé sus reacciones de reojo, un poco por manía a decir verdad, y comencé a caminar algo más despacio dándole tiempo de que viera la ciudad si quería.

    No era un secreto la búsqueda de Gen, no luego de la gracia con la energía dinamax, así que no me sorprendió del todo su pregunta aunque sí me obligó a poner el cerebro a funcionar cosa que era toda una misión, sentía la cabeza hecha papilla la verdad. Seguí caminando, haciendo el esfuerzo por recordar alguna cosa y hundí las manos en los bolsillos del pantalón mientras alzaba la vista al cielo.

    —Creo que todos admiramos las leyendas incluso sin ser conscientes de ello, son parte de lo que somos —comencé a decir cuando regresé la vista al frente—. Son las que el dan forma al mundo que conocemos y explican cosas que en otras circunstancias no lograríamos entender. Digamos que las leyendas son un ancla para que no terminemos perdidos tratando de darle sentido a todo de forma individual, si todos creemos o dudamos de lo mismo podemos encontrar un lugar en el mundo incluso si en algún momento sentimos que no lo teníamos. Aún así como dices lo místico es extraño, porque sigue sin explicarnos todo.

    No tenía la pinta, pero mi forma de entender el mundo era muy esquemática y fría de alguna manera. Incluso lo místico lograba encajarlo a una función lógica, social y que tal vez le quitaba su encanto, a mí me ayudaba a sentirme más tranquilo de todas formas, no era que no creyera en los mitos ni nada, solo trataba de encasillarlos para no sentir que eran algo tan fuera de nuestro control.

    —De lo que quedó de mi padre en casa hay un montón de cosas de investigación, documentos, libros y tal. Hay algunas de los mitos de otras regiones, de Hoenn más que nada y me llamaron la atención. ¿Te imaginas un enfrentamiento entre dos bestias naturalmente dicotómicas de la tierra y el agua? Quiero decir, necesitamos de ambas cosas para vivir así que el escenario en sí ya es jodido de pensar —seguí hablando un poco al aire, luego solté una risa floja algo sin gracia—. Me llaman la atención los lugares que se han convertido en sitio de descanso para los pokémon cuando mueren, ya que dijiste lugares, no los entiendo igual que los cementerios por alguna razón. Después de todo es dónde dejamos descansar a las criaturas que en vez de matarnos como fácilmente podrían hacer decidieron ser nuestros compañeros.


    -200 arlines (3 tiradas de agricultura + 1 de pesca con shock de Luxio)

    Cuando tire dados me edito mis cosas:
    Tomate x4
    Trigo x2
    Piedra hoja x1
    Lechuga x2

    Pulpo x1
    Pez común x3
     
    Zireael ha tirado dados de 10 caras para agricultura x3 Total: 45 $dice $dice $dice $dice $dice $dice $dice $dice $dice
    Zireael ha tirado dados de 10 caras para pesca x1 + shock Total: 30 $dice $dice $dice $dice
    Zireael ha tirado dados de 50 caras para Aspirurio ashuda Total: 19 $dice
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    Gigavehl

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    Cayden comenzó a responder mi breve pregunta, la verdad es que me sorprendía cómo parecía bastante centrado en ello, no es que creyera en ellos ciegamente pero tampoco era como que rechazar todo lo que aún no se explicaba, era mas bien una respuesta lógica y realista si se le puede decir, tal vez sí, le quitaba un poco de encanto, pero al menos yo no lo veía así, lamentablemente la vida no solo está llena de momentos tristes si no también decepcionantes, yo por ejemplo, fácilmente puedo pensar que tengo algo especial y puede que a la hora de la verdad, todo haya sido un simple accidente y cúmulo de cosas que me pasó a traer... no más.

    La verdad es que no lo sabía, eran respuestas que no llegarían hasta mucho después, y tenía que admitir que me daba cierto temor descubrir la verdad, si sería una bastante simple.

    Luego dijo que su padre tenía bastante información acerca de las leyendas de la región de Hoenn. De hecho reconocí a quiénes se refería, los propios Groudon y Kyogre. Los creadores de los mares y de los continentes, imaginarme solo un combate entre ambos si que le daba la razón, sería un escenario completamente caótico, siendo enemigos por su naturaleza... imaginarme después que Rayquaza interfiriese, señor de los cielos, ugh...
    La verdad es que todos los Pokémon Legendarios siempre tienen lo suyo, no solo el poder si no la sola aura mística que los rodea, siempre me pongo a pensar, ¿qué diferencia de un Pokémon normal de uno Legendario? En teoría, un Pokémon bien entrenado podría llegar a ser temible, ciertamente invencible, como aquellos seres. ¿Pero porqué no llegan aún así a ese nivel? Siempre lo atribuía a Arceus, debía tener algo, algo que hasta torna a un Pokémon normal en uno Legendario como llegué a leer en algún lado. ¿Qué clase de energía se usa para todo eso? Son todos esos detalles los que siempre me tenían fascinado.
    —El espacio y el tiempo ya son conceptos muy complicados de entender, y aún así seguimos sin entenderlos del todo... Sinnoh tiene lo suyo y saber que hay un par de bestias que controlan estos elementos es realmente abrumador. Yo siempre me he hecho una pregunta, Cayden... ¿Qué es lo que hace que ellos mismos decidan acompañar a una sola persona? Deja rasgos como que sea un héroe o hizo hazañas grandes o lo que sea, es que en esencia es dejarle la oportunidad de ocupar parte de su tiempo y hasta obligaciones por quedarse con uno... ¿Porqué hacerlo? ¿Porqué decidir algo así? Al final, quedarse con un Legendario no deja de ser ciertamente, ¿egoísta?—. Pregunté ensimismado en ese pensamiento, imaginarme que al que busco me deje la opción de que se quede conmigo me incomodaría, siempre les acompañan historias, leyendas, poder. No lo dije pero la verdad es que sentía que un Legendario, cuando decidía viajar con una persona, era ciertamente dejarse someter por esa persona, ya que no dejaba de comportarse como un Pokémon cualquiera cuando luchan, obedeciendo las órdenes de su entrenador con el añadido que usan su poder divino como si el rival tuviese posibilidades de defenderse de tremendos ataques apoteosicos.

    —Sé que sonaré extraño y tal vez hasta desvaríe... pero bueno, en parte, es un tema que ha entrado a mi vida desde que tengo memorias y nunca me atreví a tocar el tema con nadie, me tomaban por loco, cosa que tampcoo niego del todo
     
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    Cayden Dunn

    Asentí con la cabeza mientras escuchaba su respuesta con atención incluso si me funcionaba menos de un tercio del cerebro, a cualquiera sus palabras le sonarían como divagaciones, a mí mismo me lo parecían, pero no por ello valían menos de ser escuchadas. Que se preguntara por qué un legendario decidía quedarse junto a un cualquiera me hizo gracia y, cansado como estaba, no pude contener la risa aunque en sí no fue burlona ni nada. Era una risa extraña, de esas que le escapan a la gente con los niños de pura incredulidad o ternura.

    —Ya incluso para un pokémon "normal" o para las personas poner su vida en las manos de otro ser es una cosa casi suicida si me lo preguntas y lo hacemos de todas formas. Someterse, regalar tu tiempo, tu seguridad y aumentar o poner en riesgo tus responsabilidades. —Hice una pausa breve, tratando de hilar las ideas de alguna manera que sonaran más o menos coherentes—. Los pokémon no dejan de ser pokémon y la gente no deja de ser gente, hasta los más retraídos acabamos por acercarnos a los demás. Aunque claro, ya me entraría el puto pánico a mí si anduviese por la vida con un legendario metido en una esfera... Hay un principio de confianza que es capaz de mover el mundo, los grandes grupos y las bestias legendarias, quizás al final todo se reduzca a eso. ¿Has visto que Aleck siempre tiene respuestas estúpidamente sencillas para algunas cosas o para todo? A veces esas son las correctas y no por ello pierden su magia.

    Estiré la mano para alcanzar a darle un golpe suave en la coronilla.

    —Tú y yo pensamos demasiado, es un arma de doble filo y aunque cueste admitirlo la mayoría de las veces nos encajamos el metal directo en el pecho sin siquiera tener que abrir la boca. —Lo miré con el rabillo del ojo, dudé un segundo pero continué—. Hablar y dejar salir los desvaríos es bueno de vez en cuando, por irónico que sea que yo lo diga, así que siéntete libre de hablarme de cualquier cosa cuando creas que lo necesites. Conmigo no eres ningún loco y ya lo sabes.

    Seguí andando sin demasiada prisa hasta que distinguí la fachada del estadio no muy lejos, ni siquiera fui consciente de que tomé aire con algo de fuerza. Me detuve un instante solo para liberar a Meowth de su esfera y darle los caramelos que nos había entregado Sonia, que obviamente se zampó de un bocado.

    not me aprovechando el vacío legal de que sé que todo mundo anda ocupado y aquí son las 4 am so no tiene sentido iniciar nada (?) para aventarme unos rellenos bien sabrosos
     
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    Gigavehl

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    Mira, la vida me tiene tan distraído que juro pensé ya hasta te había respondido y resulta que no, me odio...
    Seguí caminando con calma a lado de Cayden cuando al pasar cerca de un punto de recolección, decidí sacar mi Pokédex para empezar a elegir a los que pudiesen ayudar en la labor... huh, ¿Honedge puede pescar y minar? eso es nuevo.
    Aún así, escuché a Cayden con atención y hasta con cuidado si se quiere, no porque fuese a dañar mis ilusiones o algo, estaba ya tan arraigado al tema que me sería ya casi imposible que me sacaran de ahí, pero me interesaba escuchar una opinión, una distinta a la mía por fin, una en que al fin prefiriese responder antes que alejarse, burlarse o simplemente generar un silencio incómodo.

    La confianza... la base de todo... bueno, tenía sus puntos válidos. Y eso sin dudas me hizo empezarlo a ver de otra manera del que nunca se me había ocurrido.
    Sentí su toque y volteé a verlo con calma.

    "Hablar y dejar salir los desvaríos es bueno de vez en cuando, por irónico que sea que yo lo diga, así que siéntete libre de hablarme de cualquier cosa cuando creas que lo necesites. Conmigo no eres ningún loco y ya lo sabes."

    No evité sonreír conmovido, para volver a mirar al frente, Meltan estaba extrañamente tranquilo en mis brazos, mirando de forma severa a las personas que pasaban de lejos, a brazos cruzados.
    —Bueno... debo admitir que desde Villa Cruce entendí muchas cosas contigo, y aún ahora lo sigo haciendo. Gracias Cayden, jamás me había sincerado tanto con alguien, y creo que jamás había sido comprendido, aunque fuese un poco. No tienes idea de la clase de alivio que me das—. Dije, realmente agradecido, una de las razones por las que no me perdonaba mi actitud en los laboratorios, por las que de verdad me había lastimado ver el susto y comentario de Cayden justo cuando todo había terminado, por un momento el miedo de quedarme solo fue lo que me hizo romperme de nuevo.

    Vaya... pero qué débil era...

    Me detuve cuando Cayden lo hizo, sacó los caramelos de Sonia y yo aproveché para sacar a mis Pokémon a qué se pusieran a recoger cosas, Zigzagoon no tardó en aparecer corriendo con un pez común alrededor mío, enérgico, jadeando y gruñendo de puro gusto por instantes mientras corría, adoraba eso, era tan estúpidamente sencillo que me daba gracia, nuevamente cuando intenté quitarle el pez, el pequeño empezó a correr lejos con intención de que lo persiguiera, fue Meltan el que parecía que lo ponía de los nervios y decidió bajar de un brinco para empezar a ir tras el punketo, pero pronto inició una persecución, en el que Meltan atacaba a derribar pero el otro era hábil en esquivar, yo no evité reír por esa escena, hasta que noté un brillo azul de nuevo, y es que Cayden estaba evolucionando a su Meowth.

    Me quedé viendo la transformación, mientras volvía a reír un instante, dejando que el Meltan y el Zigzagoon se pusieran a correr.
    —¿Cómo interpretas el tema de la piedra evolutiva y la posterior evolución compartida en la ruta previa, Cay? Yo estoy bastante impresionado al respecto...
     
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    Zireael

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    Me escuchó y esta vez genuinamente sentí que era yo el que estaba desvariando en voz alta, porque eran raras las ocasiones en que externalizaba algo de lo que pensaba, mucho menos sobre las cosas que creía que eran la base de esencialmente todo. Era cerrado ya no porque me diera miedo abrirme a la gente ni nada, lo era porque así me lo habían impreso en los genes o quién sabe qué. No sentía la necesidad de hablar de mis cosas casi nunca, solo me las guardaba y ya, nada del otro mundo pero sabía que no todo el mundo era así, por lo que si alguien necesitaba soltar la lengua lo escuchaba.

    Dejé salir una risa nasal cuando dijo que lo aliviaba, yo de entre toda la maldita gente lo aliviaba y aunque no abrí la boca le agradecí porque eran esas cosas pequeñas, casi confidenciales, las que me hacían sentir parte del mundo del que me aislaba a voluntad. En los laboratorios, en general luego de que su deseo se rompiera en Sereno, había sentido genuino terror de que el enano no volviese nunca. Creí que algo se había roto de forma irremediable, pero allí estaba y me podía quedar más o menos tranquilo. Podía ser un ancla si hacía falta.

    Ya lo tenía calculado, a Argent no debía faltarle demasiado para evolucionar y precisamente por eso le di todos los caramelos a él, esperando que fuese suficiente. El brillo azul me distrajo un poco de la escena que el Zigzagoon y el Meltan de Gen se estaban montando, aunque igual me hizo reír un poco verlos así. Meowth pronto dobló de tamaño, que ni se dijera de peso si la cantidad de metal que tenía en el cuerpo también había aumentado, y cuando tuvo su nueva forma me lanzó un maullido áspero encima para luego desplegar una de sus dagas.

    —¿Qué, ya quieres agarrarte a palos con alguien? —pregunté con cierta diversión en la voz, a lo que Argent volvió a maullar.

    Había escuchado la pregunta de Gen aunque no atendí a ella en el momento, así que luego de dedicarle una caricia al Perrserker lo regresé a su ball y le di algunas vueltas al asunto.

    —¿Algo así como todos los caminos llevan a Villa Cruce? —dije por fin—. Somos diferentes, hacemos las cosas a nuestra propia manera y ritmo, pero al final del día... Bueno, acabamos por regresar al otro incluso sin intención. Tal vez seamos más parecidos incluso de lo que ya hemos notado.


    dw uwu que aquí todos nos andamos muriendo (?
     
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    Mientras Cayden reflexionaba su respuesta y ahora veía al evolucionado Pokémon, volteé hacia donde estaban Meltan y Zigzagoon, correteando alrededor, me había quedado un poco ensimismado con eso cuando el pelirrojo habló poco después de escucharse un curioso maullido, parecía que su felino de acero estaba ansioso por pelear, y yo reí por lo bajo, no me extrañaba.

    Los dejé estar, viendo como al final Meltan conseguía derribar al Zigzagoon y con sus brazos lo abrazó para intentar amordazarlo, cosa que consiguió, aparentemente, pues poco después de que el punketo se había quedado quieto, empezó a sacudirse con la intención de liberarse, cosa que parecía comenzar a conseguir pues hasta el Meltan le estaba costando horrores mantenerlo quieto, ver eso no evitó que riera de ternura.

    Volteé a ver a Cay cuando respondió, y me quedé reflexivo, asintiendo, parecía ser así...
    —Entonces... sea quien sea el que nos patrocine en realidad, agradezco profundamente que haya sido a nosotros tres. ¿No lo crees? De alguna manera, creo que hemos sido un constante apoyo pese que éramos personas cerradas a los demás, yo agradezco mucho el cambio—. Dije, sonriéndole de nuevo con esa misma calma, para empezar a avanzar hacia el par de traviesos que estaban forcejeando, se detuvieron tan pronto me vieron, y yo solo reí.
    —Vamos, ya fue suficiente por hoy pequeño, luego te dejo salir, ¿de acuerdo?—. Dije un poco entre risas para guardar al Zigzagoon y al Meltan le dediqué un breve piquete en ese engrane púrpura.
    —Gracias por contenerlo, pero no hacía falta, tenemos mucho que entrenar—. Dije, para está vez guardarlo en su esférico.

    Suspiré para estirarme un momento y me giré hacia Cayden.
    —Bueno, si vas al gimnasio te acompaño, así ambos resolvemos los puzzles y una vez estemos por entrar, podemos hablar un poco y ya es como ahora sí podré verte combatir, estoy seguro que este gimnasio al menos no cuenta con tanta pantalla... así que confío en que tendrás una oportunidad—. Dije, sonriéndole decidido, sabía que su equipo no era el mejor preparado para los tipo roca.
     
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    Zireael

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    Lucas Diamond Para la prueba unu sin prisas obviamente, solo para que sepas <3
    Cayden Dunn

    Al final el Meltan de Gen acabó por derribar al Zigzagoon, me sorprendía que el enano pareciera tan empeñado en tirar cuanta cosa que hiciera sombra que se le pusiera delante, había empezado por el mismo Gen, siguió con el Zigzagoon y de repente pensé que cualquier buen día nos iba a taclear contra el piso a mí o a Aleck.

    La respuesta del menor me hizo sonreír, supongo que era algo que podía hacerse, agradecerle al famoso patrocinador misterioso por habernos elegido a nosotros tres. Quien fuese lo cierto es que también por su existencia habíamos podidos conocer a Sonia, que le hacía de suplente, y hasta a Neil, habíamos acabado metidos en una cosa de lo más rara pero habíamos salido adelante también.

    —Ya sabes lo que dicen algunos, las mejores cosas vienen de a tres —bromeé mientras lo veía separar al par de revoltosos.

    Maldije por lo bajo cuando me recordó las pantallas de Shea y levanté los brazos para entrelazar los dedos detrás de mi nuca decidiéndome a avanzar hacia el gimnasio por fin.

    —Una sola oportunidad no sirve. —Eso ya estaba visto en Sereno—. Hay que forzar más.


    ojo el shitty post con el que tardé cOMO TRES HORAS SOS
     
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    Lucas Diamond

    Lucas Diamond Dios de FFL

    Aries
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    Dos azafatos dirigieron a los dos entrenadores a lo largo de aquel estadio, por las afueras, hacia dos pasadizos distintos. Era hora de elegir comenzar el puzle: ambos entrenadores debían elegir su camino: ¿izquierda o derecha?
     
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    Zireael

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    Cayden Dunn

    Al entrar al gimnasio nos recibieron dos azafatos, así que me despedí de Gen antes de que nos separáramos y le deseé suerte para luego seguir por el pasadizo que me correspondía. Solo esperaba que la neurona todavía me funcionara la suficiente para solucionar los puzzles.

    Tomé aire con algo de fuerza, observé ambos caminos y acabé por tomar el de la derecha.
     
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  19.  
    Lucas Diamond

    Lucas Diamond Dios de FFL

    Aries
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    Hala, nada más empezar ya un puzle. Estos nuevos quieren matarme, yo lo sé.

    —Sabes las reglas del gimnasio, ¿verdad? ¡Es igual que el de Pueblo Sereno! Tienes cuatro intentos para adivinar el patrón, así que mucha suerte.
     
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  20.  
    Gigavehl

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    Givan Velren

    Cayden respondió poco después y yo solo asenti, riendo por lo bajo por su pequeño comentario.

    —Si... siempre—. Dije mientras avanzamos hacia el estadio, poco después de que arribamos al edificio, todo el proceso de cambiarse y demás se repitió, nos despedimos y comenzó mi prueba...

    —¡Elijo esta!—. Exclamé de la nada y me fui a la Derecha.
     
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  1. MrJake
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