Baño privado

Tema en 'Planta Alta' iniciado por Zireael, 22 Febrero 2021.

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    Zireael

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    Es el baño perteneciente a la habitación principal, a diferencia de los de los pasillos este parece algo más elegante y es mayoritariamente blanco, con acentos bronce en el espejo. Los muebles de caoba y el mármol blanco resaltan a la vista.

    Cuenta con ducha y bañera, como el baño del pasillo.

    Baño privado.png

    Conecta con: Habitación principal
     
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    Amane

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    ¿Me daba alguna clase de reparo entrar así en una habitación ajena? La verdad es que bastante poco me importaba, si ya había dicho que era toda una maleducada cuando quería.

    Si es que encima me puse a cotillear y todo el aspecto del cuarto, sin ninguna pizca de vergüenza. La habitación estaba casi tan recargada de decoración como el resto de la casa y se intuía con bastante facilidad que aquella era el cuarto matrimonial. No tenía yo muchas quejas al respecto de la decoración, a decir verdad, porque mi casa pecaba de lo mismo. Un estilo algo más moderno, pero bastante sobrecargado también; como si la gente con dinero no tuviese nada mejor en lo que invertirlo que en decorar sus hogares.

    No fue muy difícil dar con el baño tampoco, si era la única otra puerta, y no tardé mucho en acercarme hasta quedarme en la entrada del mismo. Me eché sobre el marco de la puerta, con los brazos cruzados, y recorrí la figura del chico con la vista antes de dignarme a hablar finalmente.

    —¿Y con qué necesitas ayuda exactamente, cariño~?

    Insane ho-holi u///u
     
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    Insane

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    Luego de entrar en la habitación me encaminé al baño, percatándome del sonar de los tacones tras de mí, encendiendo la luz para después desajustar por completo el nudo de la corbata carmín, dejando la tela sobre mármol blanco sin fijarme nisiquiera en la decoración del sitio al importarme poco en realidad pese a sacarme una risa floja al escucharla cotillear sobre la decoración, porque bastante razón tenía al respecto. Me quité el saco dejandolo en la misma superficie para quedarme con la camiseta blanca, procediendo entonces a deslizar la tela de los antebrazos hasta los codos, arremangándolo apenas, dejando desnuda la tinta en mis muñecas.

    Solté el segundo y tercer botón de la camiseta blanca, mirando en el espejo la marca del pintalabios en mi clavícula a través de mi reflejo. Sujeté entonces un pedazo de algodón que encontré luego de abrir uno de los cajones, humedeciéndolo con agua para disponerme a retirar la marca del pintalabios, aunque no lo pasé sobre la dermis, al menos no aún.

    —Te iba a pedir ayuda a sacarme este labial del cuerpo, pero no me molestaría si lo reemplazas con el tuyo —le eché la vista atravéz del reflejo, divertido.

    Yáahl HolaErisatanás
     
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    Zireael

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    La verdad era que la gente que se había aparecido en la fiesta esa dejaba mucho que desear, lo que en sí no era ninguna sorpresa. Los niños pijos eran niños pijos, incluso los que llegaban becados o la mierda que fuese terminaban cayendo en una categoría de comportamiento similar al revolverse con los estirados, que eran naturalmente aburridos. La cosa se ponía más o menos interesante cuando aparecían los hijos de las sombras que, aunque muchos jugaban a serlo, no era un título que todos alcanzaran.

    Algunos nacían directamente de la oscuridad, otros se forzaban hasta que las sombras los abrazaban y el resto, bueno, les daba puntos por esfuerzo por seguir allí en ese remedo de mansión victoriana.

    Los Akaisa extrañaban la tierra asquerosa que los había visto nacer, ¿no? Se veía que esa casa era la copia de otra, al menos eso había intuido cuando al salir del salón porque el par de castaños divertidos se habían largado con pelo de chicle terminé recorriendo la casa. Arriba, en el estudio del mandamás, había una pintura de la versión original de la mansión.

    Estados Unidos.

    Mira que echar en falta semejante montón de mierda.

    Como fuese estaba saliendo del estudio cuando noté a la gente del pasillo y una satisfacción de lo más jodida me cayó encima cuando me di cuenta que el castaño del salón, el que no apestaba precisamente a azufre como el niño pijo del traje color sangre, tenía nada más y nada menos que un gemelo. De verdad, ¿cuáles eran las putas probabilidades?

    Me mantuve pegada a la pared, hasta saqué el móvil para hacer lámpara de que ni siquiera les prestaba atención, pero cacé al vuelo las diferencias evidentes en personalidad, también la posible debilidad el otro: la rubia aquella. La satisfacción no hizo más que crecer y crecer, porque estaba dando con una maldita mina de oro y como siempre no me requería esfuerzo alguno. Me tiraba todos los espectáculos de lejos, había sido así con el niño pijo y Hiradaira, también con Wickham y Vólkov y podía seguir contando la de mierdas que me enteraba solo por puta voyeur.

    Ahora tenía interés en ambos chicos, ciertamente, pero en gran parte solo me interesaba terminar de averiguar si las coincidencias seguían aumentando. Si el imbécil enfocado en la rubia era parecido a Ceres me iba a puto descojonar. Intuía solo por encima que era una posibilidad, pero también que allí se acabarían las coincidencias porque no veía al otro en la capacidad de reventarle la frente a su hermano contra un espejo.

    Al final el que evidentemente era el divertido de los gemelos se encaminó hacia la habitación principal, con pelo de chicle siguiéndole los pasos y saqué la atención del móvil por fin, para básicamente hacer lo mismo. ¿Por qué? Pues porque me salía del coño y punto, tan sencillo como eso.

    Entré a la habitación principal como si fuese mi puta casa, los tacones hicieron eco al chocar contra el suelo y caminé sin prisa alguna hasta apoyar el peso en el marco de la puerta del baño. Observé el espacio por encima, no había mucho que resaltarle, y al final detuve los ojos en el reflejo del chico. La sonrisa que me decoró el rostro debía ser la humanización de las risotadas de una hiena.

    —¿Tan rápido vas a deshacerte de mi recuerdo? —pregunté sin necesidad de alzar demasiado la voz, en sí me daba absolutamente igual, pero por la gracia nada más—. Tienes piel de sobra donde poner más labial, incluso si estuvieras lleno de tinta.

    Me retiré el cabello del hombro con un movimiento de cabeza, descubriendo el tatuaje de la serpiente de nuevas cuentas.


    Yo: la verdad ni sé si me va a salir el post con esta loca de mierda
    También yo: *este tocho*


    also ola gabi-chan te estoy persiguiendo sowwy pero a Insane le gusta ver el mundo arder y siempre elige la más jodida de mis opciones (?????
     
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    Amane

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    Solté una risa floja por la nariz al escucharlo, recibiendo su mirada a través del reflejo, y negué un par de veces con la cabeza antes de adentrarme por completo al baño. Eh, qué directo~. Me acerqué hasta su posición con paso tranquilo, de todas formas muchos metros tampoco nos separaban, y pasé los brazos alrededor de su cintura mientras apoyaba la barbilla sobre su hombro, observando la marca de pintalabios a través del espejo.

    —¿Sí? Yo creo que este color te pega más que el que llevo yo~

    Tampoco me pasó desapercibido el resonar de otro par de tacones, así que no reaccioné mucho cuando la voz femenina se hizo presente en el baño. Si acaso solté otra risa al escuchar sus palabras y solté el agarre del chico, girándome hasta quedarme apoyada con las caderas a un lado del lavabo. Recorrí a la chica con la vista, en un movimiento casi vago, y no me fue muy difícil reconocerla como la castaña del salón.

    >>Ah, tienes razón~ —canturreé, sin despegar la vista de ella, y después de unos segundos giré la cabeza para mirar al chico—. Mira que si quieres, hasta te dejo elegir donde dejarlo, ¿qué te parece?

    Y solo por la gracia, como siempre, estiré una mano para alcanzarle la clavícula con el dedo índice y lo deslicé a lo largo de su piel descubierta, hasta donde había decidido desabrocharse la camisa y ya no pudiese avanzar más.

    honestly, ya estoy curada de espanto con eris (? okno
     
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    Insane

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    El verla acercarse me hizo mantener la sonrisa floja, sintiendo la gracilidad de sus dedos en mi cintura en conjunto a su mentón sobre mi hombro. Le mantuve los ojos encima dejándola hacer con parsimonia, como sino estuviera caliente desde lo del jardín. Y ella lo sabía, claro, ¿cómo no? Sin embargo me mantuve calmo, como sino tuviese ganas de ser el maleducado de mierda que solía ser.

    —¿Será? —murmuré en respuesta deslizando la mirada en el espejo hasta sus labios, ensanchando mi sonrisa.

    Fue en ese momento que el resonar de los tacones contra la madera de la habitación me hizo mantener las pupilas en el reflejo de Riamu casi como instando en que teníamos visitas, hasta que la otra figura apareció, escaneándola de forma superficial a través del reflejo mientras sentía el tacto de la chica alejarse, manteniéndome fijo en aquella sonrisa viciosa que se echó encima, denotando en el mover de su cabello para ver la tinta en su piel, provocando que mi sonrisa casi se asemejara a la suya al apreciar el tatuaje de la serpiente, siendo una especie venenosa como tal.

    Me giré entonces aún con el algodón entre los dedos de la izquierda. Recosté la cadera el mueble del baño al lado de Riamu y apoyé las palmas de mis manos en la orilla de la superficie con la camiseta maltrecha.

    Si solo había que verla, tenía un aire animal encima de esos que no eran comunes de encontrar. Ladeé ligeramente la cabeza al clavarle la mirada en sus pupilas, cruzándoseme por la cabeza el peridoto al compararlo con sus ojos. Un verde intenso de sobra, confundido con las esmeraldas desde la antigüedad. Sus palabras no fueron más que otra chispa en mi cerebro, de las mil que tenía paseando desde el jardín ante la apuesta propuesta con el tipejo y la chica rosa. Estuve por articular palabra pero la voz atrajo mi atención al comentar eso de dejarme elegir.

    La miré entonces, más que entretenido.

    —Si ese es el caso, que sea en los labios —le respondí entonces con mofa impregnada al saber que teníamos una espectadora apoyada en el marco de la puerta, sintiendo la yema de su dedo deslizarse hasta la mitad del pectoral al continuar el resto de botones abrochados.
     
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    Amane

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    Dejé caer la mano a un lado de mi cuerpo en cuanto alcancé el límite que me permití, suavizando la sonrisa al escuchar su respuesta. Después de prácticamente haberle propuesto un trío a un par de desconocidos, la verdad es que me había esperado muchas otras opciones por su parte, pero entendía que quizás se estuviese controlando por aquello de que tuviésemos compañía.

    Que igual si tuviese un poco de decencia, ni siquiera me plantearía cumplir su petición por eso mismo, porque no sabía nada de la castaña aquí presente y vete tú a saber si la íbamos a incomodar o algo. Pero después del espectáculo que nos habíamos montado en los jardines, potencialmente a ojos de todo el mundo, había quedado bastante claro que decente no era algo que lograse describirme del todo bien.

    Miré a la chica de nuevo, con una sonrisa plasmada en los labios que pretendía pedirle que me perdonase un segundo, y estiré de nuevo el brazo para alcanzar el chico. En aquella ocasión, sin embargo, enredé los dedos en su cabello y tironeé sin mucha fuerza, lo suficiente para obligarlo a que me encarase y permitirme así buscar sus labios de manera más fácil.

    Diría que pretendía que fuese un beso superficial, pero vamos, ni yo podía mentirme de manera tan descarada. Qué va, estuve ahí un buen rato, ladeando la cabeza para poder profundizarlo según me apeteciese y colando la lengua en su boca con insistencia, recorriéndola cómo me venía en gana. Cuando me digné a separarme, con la respiración ligeramente entrecortada, le guiñé el ojo y le solté el pelo sin preocuparme mucho de si lo había despeinado o no.

    Si encima la cosa era que llevaba un labial de un color rosáceo muy sutil. Apenas se me notaba en mis propios labios, ni de coña se le iba a quedar en los suyos, y aunque lo sabía mejor que nadie, pues lo hecho estaba hecho, ¿no~?

    —Supongo que estamos en paz, linda~

    Volví a mirarla, claro, buscando descubrir alguna posible reacción después de comerse el show. Y es que aún con todo encima, no podía dejar pasar la oportunidad de intentar esbozarle una personalidad en mi cabeza y, no sé, intentar asegurarme de que había tomado la decisión correcta en todo momento. Solo con lo del salón lograba hacerme una idea, sí, pero era tan vago que bien podía ser nada.

    Sea como fuere, también fue una mirada de "todo tuyo~", pues acabé alejándome del chico después del beso y me senté en el borde de la bañera, con una chispa de expectación en los ojos. ¿Eh? Tenía curiosidad por saber si al final se lo iba a quitar o no, nada más~
     
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    Insane

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    Intuía de lleno el que la otra chica se fuese a comer el show por completo, porque venga, el tatuaje, su forma de hablar, el mimetismo animal impregnado en los poros y otros detalles más... Sentí los dedos de la jovencita rosa en mi cabello y devolví mi mirada hasta ella al sentirla atraparme los labios entre los suyos. Mi mano libre sin embargo se deslizó esta vez por el largo de su espalda, deparando en el inicio de sus glúteos en dónde ajusté el agarre levemente, entornando la mirada que regresaba a la espectadora, casi pendiente de que nos siguiese cada mínimo movimiento.

    Recibí su lengua y jugueteé con ella dentro de mi boca, pegándola más a mi cuerpo hasta sentir la presión de sus senos sobre mi pecho, y en cuanto la percibí separarse deslicé la mano por el contorno de su cintura de aposta, regresándola sobre el mármol para mirarla entre las pestañas al escucharla algo agitada.

    Me sonreí apenas ante el guiño, volviendo mi atención de lleno a la otra mujer, ensanchando mi sonrisa como un puto vicioso, casi esperando que se acercara.

    —Parece que ahora soy tu lienzo —murmuré con el miel opaco de mis ojos sobre el tono del labial en sus labios, casi invitándola a caminar en mi dirección.

    Por ahora, esto no era más que un juego de niños.
     
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    Zireael

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    Al menos el par de idiotas no decepcionaban, sabían montarse el espectáculo y eso, realmente, era lo único que me importaba siendo que esa fiesta se había mantenido bastante aburrida. La del cabello rosa se subió al tren en cosa de segundos como era de esperarse, diciéndole al chico que hasta lo dejaba elegir dónde dejar la marca de pintalabios y solté una risa nasal al ver el resto del numerito.

    Alcé la mano y enfoqué la vista en mis uñas con cierto desinterés en lo que la cosa se ponía interesante, aproveché hasta para acomodarme alguno que otro mechón de cabello que se hubiese salido de su lugar usando el reflejo del espejo incluso si los otros estaban atravesados. Cuando el castaño, que había reflejado mi sonrisa de forma bastante convincente al verme llega, habló por fin tuve que contener la risa.

    ¿Les iba el exhibicionismo a los hijos de puta?

    Por mí bien.

    La chica le comió la boca que dio gusto obviamente, como si la estúpida se fuese a negar o algo, y me comí toda la escena pues porque obviamente se estaban poniendo en bandeja para ello. El jodido cerdo hasta me miró, asegurándose que me tirara todo el show, y ensanché la sonrisa por la pura gracia mientras observaba todo. Cada movimiento, cada reacción ajena, y finalmente cuando se separaron levanté las manos para dedicarles un par de aplausos.

    —Muy bonito~

    Despegué el cuerpo del marco de la puerta unos segundos después de que soltara lo de que ahora era mi lienzo y caminé hasta él. Los tacones volvieron a hacer eco al chocar contra el suelo del baño y cuando estuve frente a él estiré la mano para correr un poco más la camisa abierta, aproveché para deslizar las uñas por su clavícula, también subí a su cuello y alcancé su mentón, alzándolo apenas para que su cuello quedara más accesible.

    —¿Lienzo? —pregunté mientras acercaba los labios a su piel, echándole el aliento encima—. Para el desastre que pareces ser usas palabras demasiado bonitas.

    Somos pedazos de carne.

    Repartí varios besos en su cuello, fueron castos, ni siquiera dejaron marca del labial y luego deslicé la lengua despacio por su piel, subí hasta su mandíbula y finalmente alcancé sus labios. Empezó como un beso de nada, un mero roce, antes de que finalmente me colara dentro de su boca sin pista alguna de pudor. Empujé su lengua con maña, mis manos viajaron a la camisa a medio abrir, rozaron su piel y subieron a sus hombros. Lo usé de apoyo para echarle parte de mi peso encima, pegando mi pecho al suyo, y cuando corté el beso me quedé allí con la sonrisa de hiena pegada al rostro de nuevo.


    esto de juntar dos eight y una seven no es buena idea *lo hacen de todas formas*
     
    • Zukulemtho Zukulemtho x 3
  10.  
    Insane

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    Los aplausos no fueron más que un detalle agregado que no removió nada en mi al tener interés más en su boca que sobre cómo movía las manos para aplaudir, si tenía que ser sincero, claro. Fue entonces que la mujer se dignó a caminar, deslizando su tacto sobre la camiseta abierta como le vino en gana. ¿Y cómo no? Si por mi que me tocara completo si tanto le apetecía.

    Fue entonces que sus palabras me hicieron provocar una risa ronca, mirándola desde arriba al hacerme elevar el mentón ligeramente.

    Y es que pese a los tacones un par de centímetros le sacaba.

    —Siéntete libre de hacerme hablar sucio entonces —. Susurré en mofa, casi retándola.

    Su lengua llegó hasta mi mandíbula y por pura sagacidad deslicé la derecha por su nuca, debajo del cabello hasta llegar al nacimiento de sus hebras y enredar mis dedos ligeramente al sentirla deslizar la lengua dentro, entornando la mirada al dejarla dominar de forma inicial hasta sentirla alejarse apenas. Dejé caer entonces el pedazo de algodón húmedo al suelo y colé la mano contraria en su cintura, capturando sus labios de lleno.

    Colé mi lengua dentro como el puto mal educado que era, mordiendo su labio inferior con algo más de dureza a diferencia de cuando le comí la boca a la chica rosa al ladear la cabeza. Con una facilidad risible y hasta mañosa la sujeté de las caderas para sentarla sobre el mármol, abriéndome espacio entre sus piernas, denotando de soslayo la abertura en una de ellas. Y entonces me separé apenas, relamiéndome la boca.

    —¿Y bien? ¿Eso es todo?
     
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    Zireael

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    Su respuesta casi consigue arrancarme una carcajada, aunque claro que la contuve porque no estábamos en un momento en que descojonarse fuese lo que más encajaba. Había cosas más importantes que hacer.

    Sentí al cabrón llevar la mano a mi cabello, luego enredarla y sonreí contra su boca por la pura gracia. Cuando lo dejé ir el idiota no tardó en volver a ponerse en marcha, me enredó la mano en la cintura y atajó mis labios, colándose de inmediato como era de esperarse; para terminar de hacerla el imbécil me había subido a la superficie de mármol.

    Lo recibí entre mis piernas con una naturalidad hasta estúpida, aproveché para deslizar los dedos por su nuca hasta subir a su cabello y enredarlos con cierta fuerza. Ladeé apenas la cabeza para darle más acceso, aunque no tardé mucho en pretender recuperar el control del beso pues porque sí. De cualquier forma el chico se separó, se relamió los labios e hice lo mismo mientras le dejaba ir el cabello.

    ¿Y bien? ¿Eso es todo?

    Solté una risa nasal, balanceando la pierna que se asomaba por la abertura del vestido, y terminé por levantarla un poco para enredarla en sus caderas sin una puta pizca de pudor. Deslicé la mano de su cabello a su nuca, de su nuca al cuello y seguí hasta regresar a su clavícula, rozando apenas la piel con las uñas antes de seguir bajando. Me detuve unos segundos allí donde terminaban los botones abiertos, busqué sus ojos y desabotoné otro par sin quitarme la sonrisa de mierda de la cara.

    —Dame un nombre, el que sea —dije en un murmuro, poco me interesaba si se quería poner un nombre cualquiera. Desvié la vista a la chica del cabello teñido—. ¿Qué tal va ese voyeurismo, linda?
     
    • Zukulemtho Zukulemtho x 3
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    Amane

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    Vaya que tampoco necesitaron mucho para ponerse con todo el asunto, ¿eh? Qué cosa más curiosa~. Fue cuestión de acomodarme sobre la bañera durante un par de segundos y, al volver a alzar la cabeza, ya se estaban comiendo las bocas con unas ganas que daban hasta gusto. ¿Había realmente necesidad de comerme el espectáculo? Pues no, a decir verdad; nada me ataba ahí, contrario a cómo había sido en los jardines. La cosa era que me apetecía quedarme, y si ellos no tenían ningún reparo en exhibirse, ¿por qué tendría que tener yo en mirarlo?

    Lo estaba disfrutando con ganas, eso sí, y no tuve problema en dejar que todas las reacciones saliesen sin más. Abrí bastante los ojos cuando el chico volvió a lanzarse sobre ella después del primer beso, y hasta me llevé la mano a los labios cuando la subió sobre el mármol. Ah, se veía bien eso, qué envidia~. Ella tampoco se quedaba atrás, subiendo la pierna y desabrochándole la camisa después... ¡uy! ¡Se venía lo bueno!

    Enarqué una ceja cuando recibí la mirada de la chica así tan de repente, haciéndome soltar una risa floja cuando terminé de procesar sus palabras. Eché un brazo sobre el mármol también, apoyando la mejilla sobre el puño cerrado, y comencé a jugar con un mechón de pelo entre los dedos de la otra mano.

    —Nada mal. Tiene mejor premisa que algunas pelis porno, eso seguro~ —respondí, con la sonrisa felina haciendo amago por aparecer y un tono que pretendía ser bastante más indiferente de lo que realmente estaba—. Sigo prefiriendo participar, pero supongo que esto también tiene su punto~

    ¿Conversando con esa normalidad teniendo en cuenta la situación? Pues obvio.

    Que pare todo lo que estoy haciendo para responderle a Eris-satanás me están disiendo por el pinganillo
     
    • Zukulemtho Zukulemtho x 3
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    Insane

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    La presión de su pierna en mi cintura me ensanchó la sonrisa, enterrando mis labios en la curvatura de su cuello, respirándole encima sin llegar al contacto en su piel, sintiendo su caricia para después sentir como la camiseta se abría un poco más.

    Percibí su mirada buscar la mía pero no le correspondí más que con una sonrisa filosa, como un maldito animal que no se dignaba a dar un paso fuera de la jaula pese a tenerla ligeramente abierta.

    Dame un nombre.

    El que sea.

    —Kasun —murmuré mi apellido contra su dermis, jugando distraídamente con la yema de los dedos sobre la pierna descubierta, subiendo y bajando como una caricia apenas hasta el límite de la tela; mordí ligeramente su cuello hasta llegar a su oreja y respirar en ella, pasando la punta de la lengua por el hélix, corriéndole el cabello para enmarañarlo en mis dedos con toda la intención marcada.

    En el momento que la chica rosa respondió sus palabras fueron como música en mis tímpanos, jalando las hebras castañas para hacerla elevar el mentón, encontrándome con sus pupilas verdes al mirarla ahora desde arriba con perversidad, absteniéndome de volver a comerle la boca, girando mi rostro para capturar los cuarzos rosados sin soltar el agarre.

    —Ven aquí —murmuré de lo más malicioso, invitándola a acercarse.
     
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    Zireael

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    Para tener pelo de chicle la jodida esa estaba hecha una cerda justo como el idiota aquí presente, en sí eso no era nada nuevo bajo el sol tampoco. Era de esperarse teniendo en cuenta que había seguido al cabrón este hasta el baño, en realidad partiendo de eso podría hasta haberme sorprendido más si se levantaba y se iba, porque era todavía menos esperable que cualquier cosa que hiciera en tanto siguiera compartiendo espacio con nosotros.

    La indiferencia impostada me traía bastante sin cuidado, claro, me bastaba su respuesta en sí y el hecho de que siguiera sin mover el culo del baño.

    El chico se había quedado en el hueco de mi hombro, cosa que me hacía algo de gracia si era muy honesta. Podía sentir su respiración, cualquier pequeño movimiento que hiciera, así como podía sacármelo de encima de un golpe si me salía del coño. Por otra parte, sus sonrisas me estaban transmitiendo unas vibras animales que hasta que daban gusto, solo terminaban de confirmar que el cabrón estaba medio salido y bueno eso le añadía algo de diversión al asunto.

    Kasun.

    Sentí el tacto de sus dedos en la pierna, ensanché la sonrisa y lo dejé hacer cuando me mordí el cuello, con todo el resto del teatro. Solo para variar abrí apenas los labios, soltando un suspiro en reacción a sus movidas, que invitara a la otra a acercarse me arrancó una risa bastante baja, vibró en mi pecho y debió proyectarse al chico, como el sonido de un instrumento de cuerda.

    Antes de decir nada regresé la vista a la chica.

    —Tomas la oferta o la dejas, bubblegum.


    perdón, pasé todo el día haciendo weas de la uni y al final se me secó la neurona pERO AQUÍ ESTÁ DISCORDIA
     
    • Zukulemtho Zukulemtho x 3
  15.  
    Amane

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    Claramente no había dicho nada por decir y, aunque esperé con cierta precaución sus reacciones, no podía decir que no había salido todo exactamente cómo había esperado. Recibí la mirada del chico ya sin poder reprimir la sonrisa felina y paré el movimiento de los dedos, soltando el mechón con suavidad.

    Así y todo, no hice el amago de moverme en ningún momento. No hasta que me asegurase de que la chica también estaba bien con todo el asunto, porque la ansiedad de antes había vuelto a aparecer y sabía que no tenía sentido hacer nada hasta que no desapareciese. Así que deslicé la vista hacia ella y me sonreí, satisfecha, al escucharla. La angustia desapareció de un plumazo y, en su lugar, sentí un ligero ronroneo apoderándose de mi cuerpo.

    Me levanté con tranquilidad y me acerqué a la posición de ambos con movimientos ligeros, como si fuese aquello lo más normal del mundo. Pasé una mano por los hombros del chico y la otra se deslizó sobre la pierna de ella, de manera distraída.

    —¿Y bien~? —murmuré, buscando los ojos de color miel con una sonrisa expectante.
     
    • Zukulemtho Zukulemtho x 3
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    Insane

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    Dejé ir las hebras castañas al escuchar los tacones de la contraria acercarse, escuchando su murmuro sin perder sus pupilas de vista. Me alejé ligeramente de la chica del vestido verde al deslizar la derecha por el contorno de la cintura de Riamu, atrayéndola para posicionarla en la mitad con ligereza de espaldas a mí, pegándomele desde atrás al tenerla ahora a ella entre las piernas de la otra, ascendiendo los dedos en su cadera hasta su corto cabello rosa, acomodándolo sobre el hombro contrario para enterrarme en la curvatura, respirándole encima con parsimonía como sino estuviese duro de sobra.

    —A ver linda, ¿qué tan sensible eres? —murmuré contra su oreja descendiendo el tacto a medida que besaba la dermis de su cuello, pasando la lengua a medida que acariciaba con la yema de los pulgares el costado de sus senos sobre la tela.

    Terminé aumentando la presión de los besos sobre su piel, dejando de aposta un par de marcas mientras la fricción de mis dedos en sus costados seguían acariciando el perímetro de sus senos, rozando apenas con los dientes la parte de tirantes del nudo del vestido en su nuca, buscando sus cuarzos através del reflejo del espejo.

    Tiré con suavidad de la tela para desprenderlo, buscando ahora los orbes verdes para sonreírle como un mal nacido.
     
    • Zukulemtho Zukulemtho x 3
  17.  
    Amane

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    Lo vi separarse de la chica sin perder la chispa de expectación en ningún momento y, para cuando me quise dar cuenta, el castaño ya me había arrastrado hasta encontrarme en medio de ambos. No me sorprendió del todo, claro, pero digamos que tampoco me había esperado que ese fuese su primera movida, así que tampoco pude disimular la risa ronca que me vibró en el pecho.

    Ladeé la cabeza a la vez que me echaba el pelo hacia un lado, dándole mejor acceso a la curvatura del cuello, y tuve que soltar el aire por la nariz de a poco cuando comenzó con los besos. Logré mover un poco las caderas, así atrapada como estaba, para rozar su entrepierna que, claramente, había notado endurecida.

    Luego su pregunta se respondió prácticamente sola cuando dejé salir un gemido contenido al sentir el roce en la zona de los pechos. Fue casi misión imposible seguir conteniéndome mucho más y al final, aun teniendo un chispazo de lucidez que me recordó que habíamos dejado las puertas abiertas de par en par, no pude controlar demasiado mi voz. En mi defensa, tenía que decir que llevaba jodidamente caliente desde lo de la habitación de huéspedes, así que tampoco podía culpar mucho a mi cuerpo.

    Sea como fuere, entreabrí los ojos para recibir su mirada a través del espejo y sentí después un escalofrío recorrerme la espalda cuando la tela del vestido cayó, dejándome el torso completamente expuesto. Oh, vaya~

    Enganché una mano en la nuca de la chica y me impulsé para buscar su boca, justo en el momento perfecto para extinguir otro gemido contra sus labios, ya que la otra mano había buscado la del chico para guiarla hasta hacerse con uno de mis pechos por completo.

    Estoy agotada pero tenía que responder a la horniness esta idk idk
     
    • Zukulemtho Zukulemtho x 3
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    Insane

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    El gemido que provino de sus cuerdas vocales solo causaron que me removiera ligeramente tras ella con malicia ante el roce de sus glúteos, dejando que guiara mi mano hasta atrapar uno de sus senos, masajeando primero a medida que mi lengua delineaba el contorno de su hélix hasta hundir apenas un poco la lengua en su oído, jugando con el índice al acercarse al pezón, causando apenas un roce, repitiéndolo una, dos, tres veces hasta capturarlo entre mis nudillos, pellizcando apenas a medida que mordía el lóbulo de su oreja.

    Con mi otra mano halé el vestido hacia abajo con parsimonia, dándome mi tiempo para observar su cuerpo sin dejar de acariciarlo, sintiendo un pequeño suspiro placentero en mi pecho al centrarme en el cuadro frente a mis ojos.

    Vaya bienvenida a Japón.

    Deslicé la izquierda por lo largo de su columna vertebral, acentuando el agarre en la parte baja de su glúteo, apretando con algo de fuerza la piel expuesta. De seguro al día siguiente tendría una marca y todo; bueno, no era la única que pensaba dejarle. Estiré la mano para ajustar apenas la puerta a mis espaldas, y entonces la sujeté de las caderas con facilidad para subirla sobre el mármol, con las rodillas entre las piernas de la otra chica sin irrumpir su beso. Quién fuese el dueño de esa casa debía agradecerle por el amplio lavamanos, eso seguro. Una sonrisa de lo más torcida se me dibujó en la boca, pasando el dedo corazón sobre las bragas húmedas.

    —Mira nada más que buena vista.

    Acomodé las palmas de mis manos abiertas sobre sus caderas, ajustando el agarre al inclinarme y pasar la lengua sobre la tela que no tenía pensado ni por el putas quitar del todo, porque bueno, no tenía dos desconocidas con tacones y antifaz todos los días. Succioné a medida que palpaba aquel botón hinchado con la punta de la lengua, dentro de mi boca, deleitándome como un maldito enfermo al estarle comiendo el coño sin pudor alguno. Tenía una mierda de circuitos activados en mi cabeza, manteniendo aún interruptores encendidos para no dejarme ir de lleno como el animal que podía ser. Deslicé mis dientes con suavidad por el borde de la tela para apartarla solo un poco, abriéndome espacio entre sus labios a medida que llegaba de forma directa a su clítoris, lamiendo y chupando como me venía en gana mientras mis manos estrujaban sus nalgas.
     
    • Zukulemtho Zukulemtho x 3
  19.  
    Zireael

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    La cabrona obviamente se acercó, echó una mano sobre los hombros del castaño y la otra la posó en mi pierna; solté una risa cuando vi la movida de Kasun, dejó a la chica en medio, le echó la respiración en el cuello y se siguió montando el numerito como le vino en gana básicamente. Aproveché que tenía el espectáculo en la cara para deleitarme la vista un rato, sabía que estábamos con las puertas abiertas de par en par pero me interesaba poco o nada.

    Al final terminó por soltar el vestido del pelo de chicle, la sonrisa de hiena regresó y la idiota terminó por comérsela porque había buscado mi boca, me tragué su gemido y no tardé nada en empujar la lengua dentro con maña e insistencia porque vamos, toda la tontería había terminado por calentarme.

    Escuché el sonido de la puerta, solté una risa baja y para cuando quise darme cuenta el jodido la había subido al lavamanos también. Ajusté apenas la posición para poder seguir comiéndole la boca como me viniera en gana y me di cuenta que el cerdo de Kasun ya había comenzado a comerle el coño, así que la pobrecilla había perdido atención en una parte del cuerpo.

    Mordí su labio inferior con cierta fuerza, no la suficiente para hacerle daño eso sí, y estiré las manos para hacerme con sus pechos. Jugueteé con los pezones, los rocé, los presioné y pellizqué sin dejar de presionarme contra su boca un puto segundo.

    La chiquilla esta debía haberse saco la lotería hoy.
     
    • Zukulemtho Zukulemtho x 3
  20.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    Estaba bastante centrada en el beso, a decir verdad, porque la chica no solo lo aceptó, si no que se presionó dentro de mi boca con insistencia apenas el mismo inicio. Tampoco yo opuse resistencia alguna y la dejé hacer como le viniese en gana, correspondiéndole de vez en cuando con mi propia lengua. Estaba bastante centrada en el beso y aun así noté todos los movimientos del castaño.

    Como para no.

    Noté como se deshacía del vestido, todas las caricias que me iban erizando la piel y el apretón algo más fuerte en el glúteo que me logró arrancarme otro gemido, aunque el mismo volvió a perderse contra la boca de la tipa que en ningún momento se había separado. Escuché también la puerta cerrándose, provocándome una sonrisa en mitad del beso, y la misma se mantuvo un poco más cuando me di cuenta que me estaba subiendo al lavabo también.

    Pero bueno~

    Entreabrí los ojos y me separé apenas de la castaña en lo que se acomodaba, buscando la mirada del chico del reojo con una chispa de lo más jodida encima, como queriendo invitarle a que se deleitase con las vistas lo que quisiese si tanto le gustaban o algo así.

    Y vaya sí se deleitó.

    Sentí el chispazo inicial recorrerme de arriba abajo con la primera pasada de su lengua, seguido de réplicas aquí y allá con cada nuevo movimiento que hacía y que solo lograban intensificarse más con el tacto de la chica en mis pechos. Por un segundo había olvidado que se habían quedado desatendidos, pero joder lo bien que se sintió cuando me recordó que estaban ahí y estaban terriblemente sensibles.

    La verdad era que no me había visto en una situación parecida en mi vida y no sabía si iba a poder superar aquellas sensaciones alguna vez. No era solo el hecho de que los dos cabrones aquí presentes me estuviesen haciendo perder la cabeza, porque lo estaban haciendo jodidamente bien, era también el hecho de que estaban centrando toda su atención en mí. Los dos a la vez, y la simple idea conseguía arrojarme la suficiente satisfacción encima como para sentir que había merecido la pena.

    Pero ahora que tenía eso, sentía que no era suficiente.

    Logré separarme de la boca de Eris después de un rato, aun cuando fui la primera a la que le costó conseguirlo, y aproveché para repetir lo que ella había hecho apenas unos segundos antes, morderle el labio inferior aunque de manera algo más débil. Busqué a tientas el cabello de Zeldryck y tiré de él con algo de fuerza, obligándolo a separarse aun si aquello también lo tuve que hacer un poco a regañadientes.

    Me giré de la manera más rápida posible, logrando hacerlo sin hacer ningún desastre aún no sé muy bien cómo, hasta quedarme sentada de mejor manera sobre el lavamanos. Seguía entre las piernas de la castaña y acomodé la cabeza sobre su hombro, con la mirada entornada y la sonrisa felina. Con los dedos de la mano que tenía libre decidí acariciarle la mandíbula, en un movimiento vago y terriblemente suave, para segundos después volver a presionarlo contra mi entrepierna, enterrando aun más la mano que no había abandonado en ningún momento sus hebras entre las mismas.

    Claro que no era suficiente.

    Quería verlo mientras me comía.
     
    • Zukulemtho Zukulemtho x 3

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